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EDUARDO DE GUZMÁN
- Anarquista y periodista palentino que narró el final del reinado de Alfonso XIII,
la Segunda República, la Guerra Civil y su propio encarcelamiento y tortura.
- Director del diario Castilla Libre (último periódico leal a la República).
- Intentó ir al exilio a través de la Comunidad Valenciana, pero, al igual que a
todos los republicanos que intentaban abandonar España en 1939, fue
confinado en el campo de internamiento de Albatera y después trasladado a
Madrid donde podría haber sido condenado a muerte, como la mayoría, pero
finalmente su pena capital desembocó a Eduardo a una prolongada estancia en
la cárcel.
- Memoria de Eduardo de Guzmán: La muerte de la esperanza. En ellas expresa
su frustración de las expectativas modernizadoras de la ciudadanía española.
- Es reconocido hoy como imprescindible presencia en la evocación de la
contienda intestina desde la perspectiva anarquista. también por su capacidad,
periodística e histórica, desde el final de la Monarquía parlamentaria hacia la
República la reconstrucción del Estado de Derecho.
- Los grandes creadores y los más cualificados juristas compartían el mismo ideal
de Estado de Derecho.
Antonio Garrigues Díaz- Cañabate: subdirector general de los registros y
del notario.
Fernando de los Ríos: Ministerio de Justicia el gobierno provisional.
Conoció a importantes dramaturgos de la Generación del 27. Entre ellos
se encuentran Federico García Lorca, José Benjamín, salinas, Dámaso
Alonso, Vicente Aleixandre etc.
- Amigo de Mariano Viñuales: comandante de la 28 división.
- Escritores como Antonio Machado nunca fueron reconocidos por la
institucionalidad democrática.
- La Constitución de 1931 y la cultura política de la Edad de Plata coincidían en su
vocación de construir una democracia al servicio del hombre común (a la
medida del pueblo).
- Una de las novelas más interesantes escritas durante la Segunda República por
Mario Verdaguer: Un intelectual y su carcoma.
- Salomón, amigo de Eduardo, se limitaba a ser cristiano y por otro lado, en los
problemas y necesidades reales de la ciudadanía, quiso aterrizar en el
pensamiento del proyecto democrático y constitucional para levantar a un
Estado de Derecho.
- A Eduardo de Guzmán, se le coloca el mérito de ser una de las primeras figuras
de la España en transición constituyente (1930-1931) que procedió una lectura
integradora de diversas perspectivas que las grandes figuras de la cultura
política de la Edad de Plata ofrecieron sobre acontecimientos y procesos
profundos cuya confluencia, y colisión determinaron el itinerario excepcional
de la Segunda República.
- Arturo Barrea: socialista, criando en Lavapiés (donde también nacería ángel
Ossorio y Gallardo), y vecino de Eduardo, consideraba la Puerta del Sol el
centro de España.
2. ÁNGEL OSSORIO Y GALLARDO
- Procedencia Madrileña, siendo una de las figuras más representativas del
enraizamiento jurídico y su impacto en el proyecto constitucional español de
1931, y su cultura sobre principios de igualdad, mérito y capacidad.
- Trayectoria política (una de las primeras cristianodemócratas españolas) y
estudiantil:
Licenciado en derecho.
Concejal de Madrid con 29 años en 1902.
Diputado por su ciudad natal (Madrid), con 30 años, antes de serlo por
Caspe (llamado grupo de Zaragoza).
Gobernador civil de Barcelona en el bienio entre 1907 y 1909.
Fundador del Partido Social Popular en 1922.
Ministro de Fomento en el gabinete Maura 1919-1920.
Opositor a la dictadura de Primo de Rivera.
Decano del Colegio de Abogados en 1930.
Diputado en las Cortes constituyentes de 1931.
Embajador en Ginebra, Bruselas y Buenos Aires en el exilio porteño
argentino donde habría de fallecer (como Niceto Alcalá-Zamora o Luis
Jiménez de Asúa.
- Inspirado por el maurismo, como embrión de un conservadurismo dotado de
una vocación por la agregación de las clases medias dentro de una opción
central, democrática, popular y de gobierno con identidad cristiana al servicio
de la Monarquía parlamentaria.
- Ángel Herrera Oria fue otra de las figuras que renunció al ejercicio del liderazgo
político, posibilitando la configuración de una fuerza de gobierno durante la
segunda República, como fue Acción Popular y por ende, La Confederación
Española de Derechas Autónomas.
- Ossorio y Gallardo representaba la convicción democrática de profesionales
católicos, muchos de ellos juristas.
- Indalecio Prieto, un gran amigo de la fraternidad democrática y la discrepancia
ideológica, definía a Ángel como “admirador del jurista, del reformador social, y
del líder de la Democracia Cristiana en España, y al mismo tiempo muy crítico
con los católicos españoles".
- Propuesta política de 1930: Ossorio y Gallardo no sería el único líder de esta
propuesta. También el jurista castellones Luis Lucia Lucia que fue:
Diputado en cortes por Valencia desde 1932.
Ministro de Obras Públicas y comunicaciones en 1935.
Leal a la República, pero, también objeto de la persecución de los
sectores republicanos más extremistas durante la Guerra Civil.
Condenado a muerte por ambos bandos, conmutada por treinta años
de reclusión.
Encarcelado en el comienzo de la dictadura.
Fallece en 943 en Valencia.
Interesante por su conciencia histórica y generacional. Trata de ofrecer la
interpretación del momento histórico en el que se encuentra el país, pero
también el conjunto de la humanidad. Una transición entre épocas, de crisis
política, jurídica, institucional y social donde sale a relucir como sostiene el
político Cuevas de Vinromá la grandeza que atesoran los pueblos.
- José Sánchez Guerra:
Diputado liberal y después conservador.
Desde el comienzo del reinado de Alfonso XII, gobernador del Banco de
España y ministro de Gobernación y Fomento.
Presidente del Congreso de los Diputados.
Presidente del Consejo de Ministros en 1922.
Futuro diputado electo a las Cortes constituyentes de 1931.
Exilio parisino.
- Gregorio Marañón escribió El pan de la emigración. Fue inminente diputado en
las Cortes Constituyentes de 1931 por la Asociación al Servicio de la República.
Describe al universo que un hombre de poder en la cumbre ha renunciado por
sentido del decoro político, la dignidad democrática, y la honestidad personal.
Entre 1930 y 1931 José Sánchez guerra decidió ponerse al frente del
denominado grupo “constitucionalista” con el objetivo de dar continuidad a la
monarquía parlamentaria a través de la convocatoria de elecciones a cortes
constituyentes. Quería formar un gobierno provisional que tutelará las
elecciones a cortes y existiese representación de todas las fuerzas en
contienda, pero bajo titularidad de la Corona. Un proyecto tan audaz como
inteligente y lleno de sabiduría política, jurídica e institucional como
irrealizable, por tardío.
Insistía en promover un espíritu cívico y una cultura política basada en el diálogo entre
derechos y deberes, facultades y responsabilidades, como parte del inminente cambio
democrático y constitucional que se avecinaba en España.
El nacionalismo catalán había sido ya formulado en 1906 por Enric Prat, doctor en
Derecho por la Universidad central de Madrid, en su libro La nacionalidad catalana.
En 1930 los intelectuales catalanes invitaron a los madrileños que habían defendido la
lengua y cultura catalanas, durante la dictadura de Primo de Rivera, a Barcelona con el
objetivo de rendirles un tributo de gratitud, amistad y fraternidad. Entre esos
madrileños estaba Ángel Ossorio y Gallardo y uno de los promotores catalanes era
Lluis Companys. De esta “reunión” salió el Pacto de San Sebastián el 17 de agosto de
1930.
La única posibilidad para el sustento político de una monarquía parlamentaria era el
proyecto constitucionalista de José Sánchez Guerra, que pretendía integrar al
catalanismo con la participación de Francesc Cambó.
Publicó una obra titulada Per la concòrdia en plena crisis de 1930, donde pretendía
lanzar un mensaje a la salida de la crisis política e institucional, a la inestabilidad y a la
responsabilidad política. Al final de su libro fórmula dos preguntas: 1. ¿es qué el
tiempo no cuenta para España?; 2. ¿es qué nadie imagina que España puede perder las
luces internas otro siglo?; unas preguntas que conservar una escalofriante vigencia.
Finalmente, elaboró una nueva solución de gobierno para España y en el ámbito del
compromiso catalanista, estaba construyendo una alternativa republicana.
Manuel Carrasco junto con Jaime Ayguadé fue uno de los representantes de las fuerzas
partidarias catalanas que asistieron a la reunión celebrada en el local de la Unión
Republicana en San Sebastián, el 17 de agosto de 1930. Su presencia junto con la de
algunos antiguos monárquicos como por ejemplo Manuel Azaña, Miguel Maura,
Eduardo Ortega y Gasset etc. Permitía que llegaran a un objetivo: adoptar un
programa político constituyente pero también fijar una estrategia para la instalación
en el gobierno evitando cualquier forma de vacío de poder. Este pacto derivó una
terrible e historia polémica.
Dos años después Manuel Carrasco fue el único suscriptor del pacto que elaboró un
libro monográfico sobre la materia, Unió, donde afirmaba que el intervino en defensa
de las expectativas de autogobierno de Cataluña y defendió su plena compatibilidad
con el proyecto republicano para España.
En cambio, Miguel Maura sostuvo que Manuel Carrasco defendió el derecho de
autodeterminación.
La lealtad de Manuel Carrasco i Formiguera y de Unió al proyecto democrático
español, y tanto en 1931 coma en 1978, forman parte de la mejor historia política del
siglo XX español.
Fue tras su trágico asesinato cuando Manuel Carrasco adquirió una dimensión histórica
que ha eclipsado su protagonismo en la génesis y materialización del proceso
constituyente de 1931.
Durante la guerra civil, fue apresado por los sublevados, juzgado, condenado a muerte
y ejecutado en Burgos el 3 de abril de 1938.
5. MIGUEL MAURA
Tres décadas después de la proclamación de la segunda República escribió unas
memorias tituladas Así cayó Alfonso XII.
Era un hombre de carácter y lleno de coraje y tesón, leal tanto a la corona como a la
consolidación política del Estado de Derecho.
Jaime Salinas, único hijo varón de Pedro Salinas, sentenciaría que “nadie quería
defender a la monarquía”.
Los célebres diarios robados de Niceto Alcalá Zamora reconocían sobre Lerraaux:
“No puso sin embargo la menor resistencia a una colaboración subordinada y a ratos
secundaria en la preparación de los trabajos revolucionarios, la fijación de acuerdos
programas y aún en el trazado o noticia de los planes.”
Alejandro Lerroux tenía una hostilidad ideológica también inspirada por la identidad no
autóctona de un político nacido en Andalucía que se encontraba muy presente en las
filas de la Lliga.
Indalecio Prieto fue compañero suyo en las Cortes republicanas y colega en las
responsabilidades ministeriales.
En su célebre discurso con el rey y contra el rey Indalecio pasaría revista a las
oposiciones defendidas por figuras cómo Melquiades Alvarez, Santiago Alba y Francesc
Cambó. En 1930 estaban en disposición de construir una propuesta política central y
constitucional.
Promulgó la alianza entre los plurales sectores partidarios del cambio de régimen
como exigencia de la transformación social. Además, supo interpretar la relación con la
Iglesia Católica tras la temprana adhesión del episcopado español a la nueva forma
republicana.
Indalecio llevó a cabo acuerdos políticos como el Pacto de San Sebastián, sin el que
resultaría inexplicable la materialización cívica y pacífica de la Segunda República y no
digamos en el contexto de la Europa de los autoritarismos, totalitarismos y la terrible
crisis social originada por la crisis de 1929.
En ningún momento el último gobierno de Alfonso XIII, presidido por Manuel Aznar y
donde el General Dámaso Berenguer seguía como ministro de la Guerra a petición del
propio rey, albergó la menor intención de abrir fuego contra la multitud que celebraba
la proclamación de la República. De hecho, el General Berenguer ha facilitado a la
historia el que constituye probablemente el más acabado testimonio del último
Consejo de Ministros celebrado en el Palacio Real bajo la presidencia de Alfonso XIII, y
no únicamente por presentar el parecer de quién sería el último jefe de gobierno de la
Monarquía.
Tenía gran curiosidad por la cultura y la historia. “En España siempre han pesado más
las tertulias de los cafés de Madrid que cualquier interés nacional auténtico”.
Para Pla la cultura política del nuevo sistema republicano incorporaba los modos
propios de todo cambio, comenzando por una nueva clase dirigente, y donde iba a
verse sometido a una profunda evaluación del “unitarismo castellano”.
Muchos de los inspiradores de la república tienen una idea muy nítida sobre la
identidad de España y de sus idiomas. Josep Pla tiene una conversación en el exilio con
Eduardo Ortega y Gasset sobre el catalan y el vasco, “Oigamos todas las voces y
procuremos entenderlas de la lengua castellana”. Pasqual Maragall, Ex presidente de
la Generalidad de Cataluña “España tiene que entender la voz de sus hijos”.