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Este libro pertenece al género literario apocalíptico. Este tipo de literatura posee las
siguientes características:
La importancia del Apocalipsis para el pueblo de Dios no puede medirse con justicia.
Su mensaje ha producido consuelo y esperanza para los creyentes a través de los siglos.
Sin embargo, para muchos creyentes incluso hoy día, este libro que es en sí una revelación
continúa siendo enigmático y recóndito. Todavía hay quienes leen en apocalipsis movidos
más por la curiosidad que por el sincero deseo de conocer y proclamar el mensaje de
dicho libro. Otros se ven confundidos por la diversidad de interpretaciones que hay
tocante al Apocalipsis. Tal vez ese fenómeno haya causado desánimo en algunos que
desearían estudiarlo.
1
No obstante, hay un buen número de creyentes sinceros que desean profundizar en
las Escrituras y anhelan entender el contenido y el propósito fundamental del libro de
Apocalipsis. Esos creyentes entienden que Dios tiene un propósito para el mundo que
creó, y concretamente, para el hombre que es corona de su creación. También
comprenden que Dios ha de consumar su plan original, es decir, manifestar su gloria, su
soberanía y sus atributos entre los hombres.
El Apocalipsis enseña con énfasis que Jesucristo reinará con poder y gloria, pero antes
ha de juzgar a todos sus enemigos. En este libro se ven cumplidas las promesas de Dios de
manera clara, definitiva y total.
No debe pasarse por alto, sin embargo, que un digno enfoque del Apocalipsis debe dar
seria consideración a una exégesis profunda del texto que no escatime esfuerzos por
estudiar las cuestiones pertinentes al mensaje del libro. No menos importante es el uso
del principio de interpretación que se acerca al texto mismo dentro de su ambiente
histórico gramatical, cultural y contextual. Esta hermenéutica toma en cuenta las figuras
de dicción y el género literario que usa el autor original, procurando dar a cada palabra o
frase el significado que pretendió darle cuando escribió su composición. Ha de añadirse
también la necesidad de enfocar el estudio de este libro no como una pieza suelta, si no
como una parte importantísima en la estructura de la revelación dada por Dios a su
pueblo.
Por último, una exégesis ponderada y una interpretación equilibrada deben conducir a
una proclamación clara y al mismo tiempo práctica, del mensaje del Apocalipsis. El estudio
de este precioso libro debe trascender la curiosidad humana y debe alzar sus alas por
encima de cualquier prejuicio teológico para proclamar un mensaje que eleve la vida del
oyente- discípulo hasta las alturas donde pueda contemplar la gloria misma de aquel que
constituye el centro de esta revelación.
2
Sin embargo, fue Justino Mártir (100-165 d.C.) quien por primera vez menciona el
Apocalipsis y lo atribuye al apóstol Juan. En su Diálogo con Trifón dice: “Un hombre
llamado Juan, uno de los apóstoles de Jesucristo, profetizó mediante una revelación que le
fue concedida, que los que han creído en nuestro Cristo morarán por mil años en
Jerusalén (Ap. 20:4-6) y que luego tendrá lugar la resurrección universal y, para decirlo en
una palabra, eterna de todos los hombres y al mismo tiempo el juicio (81:4)”.
Hay que añadir los testimonios de Papías (60-130 d.C) tocante a la credibilidad del
Apocalipsis y de Melitón, obispo de Sardis (161-180 d.C) quien escribió un comentario
sobre dicho libro. El canon Muratorio (siglo II d.C.) atestigua de la existencia
incuestionable del Apocalipsis y de su uso en la iglesia romana a finales del siglo segundo.
1
Véanse Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. II (Grand Rapids: Eerdmans Publishing Co., 1970), pp. 861-864; Henry C.
Thiessen, Introduction to the New Testament, p. 318.
2
Véase Donald Guthrie, New Testament Introduction (Downers Grove: Intervarsity Press, 1979) pp. 934-936.
3
Véase Donald Guthrie, New Testament Introduction (Downers Grove: Intervarsity Press, 1979) pp. 940.
3
gramaticales no deben ignorarse, pero tampoco deben usarse como un argumento
decisivo en contra de la paternidad apostólica del Apocalipsis. Debe observarse que un
número considerable de las irregularidades gramaticales que aparecen en el libro se
encuentran también en los escritos de los griegos clásicos.4
Dionisio mantenía que el Apocalipsis no fue escrito por Juan el apóstol, el hijo de
Zebedeo, sino por otra persona. A veces sugería el nombre de Juan Marcos, pero otras
veces rechazaba dicha idea. También ofrecía la posibilidad de que el autor de Apocalipsis
fuera un tal Juan de Asia, personaje desconocido cuya tumba, según algunos, se halló en
Efeso, donde también sepultaron al apóstol Juan.
Las palabras iniciales del libro reconocen a Juan como el autor del Apocalipsis (1:1,4).
Dos veces más (1:9 y 22:8) se afirma la misma realidad. Es decir, el libro contiene cuatro
declaraciones en cuanto a que el nombre del autor es Juan. El apóstol Juan, hijo de
Zebedeo, era un líder reconocido de la iglesia de Asia y la historia eclesiástica no sabe de
ningún otro con autoridad apostólica reconocida y capaz de escribir un libro como el
Apocalipsis sino sólo el apóstol Juan, autor del evangelio que lleva su nombre junto con
otras tres epístolas.6
La evidencia externa apoya firmemente que el apóstol Juan fue el autor del
Apocalipsis. Justino Mártir (100-165 d.C.) en su Diálogo con Trifón, dice: “Hubo cierto
hombre con nosotros, llamado Juan, uno de los apóstoles de Cristo, quien profetizó
mediante una revelación”.7 De igual modo, Ireneo (120-202 d.C.) dice que el Apocalipsis
fue escrito por “Juan, el discípulo del Señor”, quien no podría ser otro que Juan el
apóstol.8 El gran apologista Tertuliano (160-220 d.C.) escribió tocante al regreso de Juan el
apóstol de su exilio en la isla de Patmos, una posible referencia a Apocalipsis 1:9. De igual
4
Henry C. Thiessen, Introduction to the New Testament, p. 320.
5
Donald Guthrie, op. Cit., p. 936.
6
Véase Donald Guthrie, New Testament Introduction, pp. 935-949, para una excelente discusión del tema.
7
Diálogos, LXXXI.
8
Contra los herejes, IV 20:11; IV 30:4; V 26:1
4
manera Orígenes de Alejandría (185-254 d.C.) en su obra De Principiis se expresa así:
“Escuchad de la manera como Juan habla en el Apocalipsis” y seguidamente cita 1:8.
También cita la frase “el evangelio eterno” (Ap. 14:6) y dice que es “usada por Juan en el
Apocalipsis” (véase Thiessen, p. 317). El gran defensor de la ortodoxia, Atanasio (296-373
d.C.), autor de varias obras importantes y quien se destacó en el Concilio de Nicea (325
d.C.), expresó su convicción de la canonicidad del Apocalipsis y de la paternidad juanina
del mismo.9
RESUMEN
9
Everett Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, p. 453.
5
Pero no debe pasarse por alto que el propósito del evangelio es enseñar que Jesús es
el Mesías, el único Salvador de los hombres (Jn. 20:30,31), mientras que el Apocalipsis
tiene que ver con la culminación del plan de Dios en el establecimiento de su soberanía.
Una hipótesis ofrecida por algunos expertos en los últimos años es la que sugiere que
Juan sufrió el martirio aproximadamente cuando Santiago corrió la misma suerte (véase
Hch. 12). Uno de los problemas de dicha teoría es que hay una fuerte tradición que
favorece la creencia de que Juan murió a una edad muy avanzada en la ciudad de Efeso. Si
como creen algunos, Juan sufrió el martirio en la primavera del año 44 d.C., entonces
tampoco pudo haber escrito el evangelio ni las epístolas. El testimonio de Clemente de
Alejandría al efecto de que Juan regresó a Éfeso después de su exilio en Patmos, al igual
que el de Ireneo y el de Tertuliano, pesan a favor de la fecha tardía de la muerte de Juan y
por lo tanto, aumentan las probabilidades de la postura que atribuye al apóstol Juan la
autoría del Apocalipsis.
En resumen, no es una tarea sencilla ordenar todas las evidencias para llegar a una
conclusión definitiva que despeje todas las dudas respecto a la paternidad juanina del
Apocalipsis. Lo que sí podemos afirmar es que el peso de las evidencias inclina la balanza a
favor de la tradición temprana que afirma que el autor humano del Apocalipsis fue el
apóstol Juan, hijo de Zebedeo, quien también escribió el evangelio que lleva su nombre y
tres epístolas.
6
CANONICIDAD DEL APOCALIPSIS
Hay quienes abogan por una fecha temprana para la escritura del Apocalipsis. 12 Estos
lo sitúan entre la muerte del emperador Nerón (9 de Junio del 68) y la destrucción de
Jerusalén (10 de Agosto del 70). Los argumentos usados por quienes defienden esta fecha
son internos, derivados de ciertas conjeturas interpretativas. Por ejemplo, la
10
Alfred Wikenhauser y Josef Schmid, Introducción al Nuevo Testamento, p. 963.
11
Henry C. Thiessen, op. Cit., p. 317. Véase también Alfred Wikenhauser y Joser Schmid, Introducción al Nuevo Testamento, p. 958.
12
Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. I, pp. 834-837.
7
interpretación de Apocalipsis 17:10. Los que creen en la fecha temprana identifican a
Nerón con el quinto rey mencionado allí. Pero la dificultad surge a la hora de determinar
quienes fueron el sexto y el séptimo de los reyes. Las dificultades históricas para
determinar su identidad reducen mucho la factibilidad de la fecha temprana.
Ese fue el testimonio de Ireneo (Contra las herejías, v. XXX 3), Clemente de
Alejandría (¿Quién es el hombre rico que será salvo?, XLII), Victorino (Apocalipsis, X 11,
XVII, 10), Eusebio (Historia Eclesiástica, III 18:1; III 20:9; III 23:1) y Jerónimo (De Viris
Illustribus, IX). De modo que la tradición más antigua de la iglesia favorece una fecha para
la escritura del Apocalipsis entre los años 90-95 d.C. Por supuesto que se puede abogar
con fuerza a favor de la fecha temprana, pero cuando se toman todos los argumentos en
consideración, la fecha más probable parece ser la de los tiempos del emperador
Domiciano.
8
INSTITUTO TEOLÓGICO INTERNACIONAL
SEGUNDO AÑO DE DOCTORADO
TAREA #1
LECCION 1
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DEL APOCALIPSIS
Instrucciones:
9
LECCIÓN 2: PROPÓSITO, DESTINATARIOS Y SIMBOLISMO
DEL APOCALIPSIS
PROPÓSITO DEL APOCALIPSIS
El libro del Apocalipsis tiene, sin duda, un propósito histórico que se relaciona con
los creyentes que por primera vez leyeron dicho mensaje. Durante la segunda mitad del
siglo primero y en las generaciones siguientes, la Iglesia se vio sacudida por conflictos y
persecuciones. Desde Nerón hasta Diocleciano, los cristianos sufrieron en carne propia el
precio de pertenecer a una religgio ilícita. La lectura y la exposición del Apocalipsis
transmitió a los cristianos de los primeros siglos la confianza y la seguridad de que el Señor
estaba con ellos como lo prometió en Mateo 28:20.
El Apocalipsis es, además, un libro profético. Sus profecías tienen que ver con
acontecimientos que fundamentalmente aún están por ocurrir. Los capítulos 4-22 tratan
de cuestiones relacionadas con las cosas que van a suceder antes, durante y después de la
segunda venida de Cristo a la tierra con poder y gran gloria. En ese sentido, el Apocalipsis
se escribió por mandato expreso del Señor Jesucristo (1:9) para dar a conocer al pueblo de
Dios que el Soberano tiene control de todas las cosas y que ha de consumar su plan y
cumplir todas sus promesas tanto a su Iglesia como a Israel y a las naciones del mundo.
En este libro se ven cumplidas muchas de las profecías pronunciadas por Daniel
(2:7; 9:27; 11:12), por el mismo Señor Jesucristo (Mt. 24) y por el apóstol Pablo ( 2 Ts.2). El
Apocalipsis enseña que Jesucristo ha de reinar, pero antes de hacerlo ha de juzgar a todos
sus enemigos. Los cristianos, tanto los de los primeros siglos como los de hoy, pueden ser
consolados y edificados mediante la exposición del mensaje del Apocalipsis. Este es un
13
José M. Martínez, Hermenéutica bíblica, p. 524
10
libro necesario dentro del Canon Sagrado. Su contenido pone de manifiesto quién de
verdad es el Señor soberano del universo.
Sobre la base de Apocalipsis 1:3 puede decirse que el contenido del libro, en
sentido general, va dirigido a todo cristiano. El creyente en Cristo de manera personal y la
asamblea cristiana de manera colectiva, pueden recibir una gran bendición a través del
estudio tanto doctrinal como práctico del Apocalipsis. Recuerde que el tema central del
libro es la manifestación gloriosa de Jesucristo en su segunda venida y el cristiano debe ser
un fiel amante de este singular acontecimiento. (2 Tim. 4:8).
14
H.B. Swete, Commentary on Revelation, p. LIX.
15
E.W. Bullinger, Figures of Speech Used in the Bible, p. 769
11
el uso de símbolos para expresar su contenido. D.S. Russell, corrector del Northern Baptist
College en Manchester, dice:
16
D.S. Russell, The Method and Message of Jewish Apocalyptic, p. 122.
17
John F. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ, pp. 26-30.
18
Swete, po. Cit.,pp CXXXI-CXXXIX
12
El uso de números es importante en el Apocalipsis. Entre ellos aparecen los
siguientes:2,3,3½,4,5,6,7,10,12,24,42,144,666,1000,1260,1600,7000,12000,100000,1440
00 y 200000000. El número siete sobresale entre todos puesto que aparece 52 veces en el
Apocalipsis.19 Swete observa que:
El libro va dirigido a siete iglesias, representadas por siete candeleros, mientras que
sus “ángeles” son siete estrellas. Hay siete espíritus de Dios simbolizados por siete
lámparas de fuego. El libro en la mano de Dios está sellado con siete sellos; el
cordero delante del trono tiene siete ojos y siete cuernos. Siete ángeles tocan siete
trompetas, otros siete ángeles derraman el contenido de las siete copas llenas de
las siete plagas postreras. Siete truenos expresan voces que al vidente se le ordena
escribir. Siete mil son muertos por el gran terremoto que sigue a la ascensión de los
dos testigos. El dragón tiene siete cabezas y sobre ellas hay siete diademas; la bestia
que surge del mar tiene siete cabezas en las que hay “nombres de blasfemia”. La
bestia escarlata sobre la que Babilonia se sienta también tiene siete cabezas,
interpretadas por el escritor como siete montes o siete reyes.20
Otro ejemplo claro de que los números usados en el Apocalipsis pueden y deben
tomarse literalmente en la mayoría de los casos es el que aparece en apocalipsis 17:12:
“Y los diez cuernos que has visto, son 10 reyes…”. Obsérvese que Juan vio diez cuernos
en una de las cabezas de la bestia. El intérprete celestial le dice a Juan que los diez
cuernos representan diez reyes, no un número indefinido de gobernantes. El
significado simbólico de un número que se usa en la Biblia se deriva de la literalidad de
dicho número. John Walvoord, ex rector del seminario teológico de Dallas dice:
19
Ibid.,p. CXXV.
20
Ibid.
21
Walvoord, po. Cit., p.28
13
No es correcto afirmar que los números del Apocalipsis son puros símbolos y
por lo tanto, no pueden entenderse en su valor numérico real. 22 El significado
simbólico que los números usados en el Apocalipsis pudiera tener ni niega ni
contradice el carácter literal de dichos números. Debe recordarse, además, que
toda interpretación debe realizarse dentro del entorno literario, teológico, histórico
y cultural de lo que se pretende interpretar. El hecho de que el número siete
simboliza algo completo, no contradice la realidad de que Juan escribe las siete
iglesias representadas por siete candeleros y que los juicios del apocalipsis se
revelan como contenidos en siete sellos, siete trompetas y siete copas.
22
José Grau, Estudios sobre Apocalipsis, p.26.
14
INSTITUTO TEOLÓGICO INTERNACIONAL
SEGUNDO AÑO DE DOCTORADO
TAREA #2
LECCIÓN 2
PROPÓSITO, DESTINATARIOS Y SIMBOLISMO DEL APOCALIPSIS
Instrucciones:
15
LECCIÓN 3: INTERPRETACIÓN DEL APOCALIPSIS
LA ESCUELA CRÍTICA
LA ESCUELA ALEGÓRICA
16
Comentando la postura de la escuela alegórica o espiritualizante, Robert H.
Mounce, decano del Potter College of Arts and Humanities en la Universidad de Western
Kentucky dice:
Los misterios del Apocalipsis pueden aprenderse sólo yendo más allá de lo literal o
histórico a lo espiritual. El método espiritualizante fue muy promovido por el
trabajo de Ticonio quien no interpretaba nada a través de la situación histórica o de
los acontecimientos del siglo primero.23
Las ideas de Ticonio fueron adoptadas por San Agustín (354-430 d.C.),
aunque de forma más moderada. San Agustín en su famosa obra La ciudad de Dios,
enseña que el Apocalipsis presenta de manera simbólica el conflicto cósmico entre
el bien y el mal, entre la ciudad de Dios y la ciudad de Satanás. Este conflicto, según
la escuela alegórica, comenzó con la caída del hombre, sigue a través de la historia y
terminará sólo al final de los tiempos. Esta escuela de interpretación confronta
ciertos problemas importantes:
LA ESCUELA PRETERISTA
El precursor de los preteristas fue el jesuita Alcázar, quien por el año 1614
reconoció la historicidad del Apocalipsis, pero afirmó que todo el contenido, exceptuando
los capítulos 21 y 22 y posiblemente el 20, se cumplió en los días en que Juan lo escribió. 24
23
Robert H. Mounce, “The Book of Revelation”: The New International Commentary of the New Testament”, p. 40.
24
Gary Cohen, Understanding Revelation, pp. 24,25.
17
Otro promotor de la escuela preterista fue el famoso jurista, estadista y teólogo
holandés, Hugo Grotius (1583-1645). También el reconocido decano de Canterbury,
Frederic William Farrar (1831-1903), consideraba al Apocalipsis como un bosquejo
inspirado de historia contemporánea. Farrar era de la opinión de que el libro de
Apocalipsis trata primordialmente los acontecimientos contemporáneos con el apóstol
Juan y los que ocurrieron inmediatamente después. La base de su argumento es el uso del
vocablo “pronto” (gr. táchei) en 1:1; 2:5,16; 3:2; 11:14; 22:20. Según Farrar, dicho vocablo
no podía referirse a un periodo prolongado de tiempo. Opinaba, además, que la
destrucción de Jerusalén en el año 70 era una segunda venida de Cristo.
Hendricksen rechaza tanto la interpretación histórica como la futurista del libro del
Apocalipsis y considera que el libro era para el uso de los cristianos del siglo I para quienes
una profecía detallada de la era total de la iglesia no hubiera tenido significado. Al
parecer, Hendricksen sostiene el punto de vista de que el libro es un mensaje simbólico de
aliento para los cristianos primitivos que sufrían persecución y de seguridad general del
triunfo Final de Cristo; de modo que es un preterista sólo parcialmente.27
25
Ray Summers, Digno es el Cordero
26
William Hendriksen, Más que vencedores.
27
Walvoord, op. Cit., p.18.
18
LA ESCUELA HISTÓRICA
En realidad hay varias escuelas que pueden clasificarse como históricas. Quizá
pudiera decirse que la escuela histórica tiene un número de variantes. Pero como
reconoce José Grau, las varias sub-escuelas históricas:
Apocalipsis presenta, en suma, el gran drama del conflicto de los siglos entre Cristo
y su pueblo por un lado, y el Diablo y sus seguidores (conscientes o no) por el otro.
Cubre el desarrollo de toda la historia de la Iglesia, del fluir incesante de la dinámica
del reino desde los inicios de la era cristiana hasta el gran acontecimiento de la
Segunda Venida.30
28
José Grau, iop, cit., p.57.
29
Ibid., p.60
30
Ibid., p.64
31
Walvoord, op. cit., p.57
19
La escuela de interpretación histórica o histórica continua pretende hacer del
Apocalipsis un panorama de historia prescrita. La gran perplejidad ocurre cuando uno
trata de armonizar lo que ha acontecido con lo que se describe en el Apocalipsis y se
encuentra con contradicciones irremediables. A pesar de los respetables estudiosos
que apoyan esta escuela de interpretación, hay que decir que nada de lo que ha
acontecido o acontece en la historia de la iglesia ha cumplido o cumple lo que se
describe en el Apocalipsis. Quizá el error radica precisamente en enseñar que el libro
es “una narración que abarca todo el curso de la historia del reino de Dios en el
mundo.”32 Tal vez el Apocalipsis tenga más que ver con los acontecimientos que
conduce en la inauguración del reino de Dios que con el trazar todo el curso de su
historia.
Aunque hay variaciones dentro de esta escuela, por lo general, explica que
Apocalipsis 4-19 o 20 consiste en visiones paralelas o ciclos, cada una de ellas abarca la
dispensación presente. Cada ciclo representa alguna fase de la historia de la Iglesia.
Hendriksen, por ejemplo, sugiere el siguiente esquema:
Como puede verse, igual que la escuela histórica, la escuela tópica o cíclica,
considera a la mayor parte del Apocalipsis como una descripción de la historia de la
Iglesia. Sin embargo, se diferencia en que en lugar de contemplar una multitud de
detalles predichos, ve solamente un grupo de tendencias paralelas profetizadas. De
manera que posee la ventaja de evitar ser acusada de asignar arbitrariamente
porciones del Apocalipsis a un solo incidente histórico. Además, capta de manera
inteligente el hecho de que al final Dios será el vencedor. Esa verdad aparece
prácticamente en cada capítulo del Apocalipsis de manera que no debe soslayarse.
20
Otro problema que surge con frecuencia en la escuela tópica es que sus
promotores emplean constantemente el método alegórico de interpretación. A esto
hay que añadir el hecho de que los que abogan por la escuela tópica difieren entre
sí a la hora de ubicar ciertos pasajes dentro del marco histórico y de aplicarlo a la
historia de la Iglesia.
LA ESCUELA FUTURISTA
21
Además, la escuela futurista interpreta que el Apocalipsis tiene que ver con
el cumplimiento de las profecías de Daniel 2, 7, y en particular 9:27, y también del
sermón profético de Mateo 24. Concretamente, se destaca el h echo de que en
Mateo 24 Jesucristo relacionó un número considerable de señales con su segunda
venida y con el fin de la edad presente. Las señales mencionadas por el Señor en
Mateo 24 guardan una semejanza con los juicios de los sellos, las trompetas y las
copas mencionados en el Apocalipsis. John Walvoord lo explica así:
Tanto el libro de Daniel como Mateo 24, Zacarías 14 y muchos otros pasajes del
Antiguo Testamento, afirman que habrá una persecución futura, escatológica, de la
nación de Israel. Por ejemplo, Daniel 12:1 declara: “En aquel tiempo se levantará
Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de
angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo
será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.” El Señor
Jesucristo relacionó la aparición de la abominación desoladora (Dn. 9:27; 11:31; 12:11),
con los acontecimientos que tendrán lugar inmediatamente antes de su Segunda
Venida.
No debe negarse que hay una correspondencia manifiesta entre la bestia que
surge del mar (Ap. 13:1) y que domina el escenario mundial, descrito en Apocalipsis
11-19 como dictador de las naciones, y la cuarta bestia de Daniel 7:19-27 de la que
surge el Anticristo. Ningún acontecimiento acaecido hasta el día de hoy puede decirse
que haya cumplido los juicios descritos en el Apocalipsis. Nunca ha ocurrido nada
comparable a los juicios terribles que aparecen en el Apocalipsis ni las resurrecciones
que se mencionan en dicho libro.
35
Walvoord, Revelation, p.21.
36
Leon Morris, op, cit., p.16.
22
Summers,37 José Grau,38 William Hendriksen,39 Robert H. Mounce,40 William Milligan41 y
otros.
La cuestión es que hay porciones del Apocalipsis que pueden ser apreciadas y
entendidas ahora. Otras porciones no serían entendidas hasta que se cumplan.
Sin embargo, el tenor general del libro, incluso en las secciones no cumplidas, es
la seguridad de que a la postre Dios triunfará, los santos serán bendecidos y el
pecado será juzgado. Usar el argumento de qué el libro tiene que ser entendido
completamente por la primera generación de cristianos como una refutación de
la postura futurista no es razonable ni es apoyado por el estudio de la profecía en
la escritura en general.42
37
Ray Summers, op. cit., p.7.
38
José Grau, op. cit., pp. 53-57.
39
William Hendriksen, op. cit, pp. 1-20
40
Robert H. Mounce “The Book of Revelation”, pp. 42,43.
41
William Milligan, Lectures on the Apocalypse, pp. 135-139.
42
Walvoord, op, cit., p.43
23
La escuela futurista, sin tener que apelar a la alegorización ni a la
espiritualización del lenguaje simbólico utilizado en el Apocalipsis, proporciona un
acercamiento a la interpretación de dicho libro que produce una comprensión
armoniosa de las profecías tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento tales como
Daniel 2:31-45; 7:19-29; 8:23-25; 9:24,26,27; Mateo 24-25; 2 Tesalonicenses 2:1-12;
Romanos 11:25-29; y otras.
24
cuando niega la naturaleza profética del Apocalipsis. El cumplimiento de
acontecimientos predichos en el libro, en particular el regreso personal de
Jesucristo a la tierra, no se encuentra en un ciclo repetitivo que caracteriza a
cada generación, sino que será en un punto futuro un hecho histórico en el
sentido más pleno de la palabra.44
RESUMEN
25
Por último, la escuela futurista enseña que el mensaje del Apocalipsis se
centra en la revelación personal, gloriosa, literal y judicial de Cristo. El libro,
además, trata de los acontecimientos que ocurrirán inmediatamente antes, durante
y después de la posición gloriosa de Cristo. De modo que la escuela futurista
entiende que el Apocalipsis es preeminentemente escatológico y, por lo tanto,
considera que los capítulos 4 al 22 aún no se han cumplido, pero que tendrán un
cumplimiento literal.
Debe decirse que, con la excepción de la escuela crítica, hay algo de verdad
en las demás escuelas de interpretación. Sin embargo, la escuela futurista hace
mayor justicia a la enseñanza profética, tanto del Antiguo como del Nuevo
testamento. Por supuesto que en todas las escuelas que consideran que el
Apocalipsis es palabra de Dios, hay expositores serios y piadosos quienes creen y
predican con fidelidad las Escrituras. Es importante respetar a quienes sostienen
una postura diferente que nunca ridiculizar o despreciar a quienes pudieran tener
un punto de vista diferente al nuestro.
26
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TAREA #3
LECCIÓN 3
INTERPRETACIÓN DEL APOCALIPSIS
Instrucciones:
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