Documento de reflexión 2013

CRISIS EN LA PENÍNSULA COREANA

LA ESTRATEGIA DEL CONFLICTO
El presente análisis tiene como propósito acercarse a la comprensión del escenario gatillado en la península coreana, a partir de la escalada de
acciones de amenazas intimidantes desplegadas por Corea del Norte, y las diversas reacciones que ello provocó en el resto de los actores
comprometidos, con un particular protagonismo de Corea del Sur y los EE.UU., principales objetivos del juego intimidante. Para estos efectos se ha
utilizado el modelo que ofrece la “teoría de la intimidación”, como una manera de apreciar la “estrategia del conflicto” desplegada por los diversos
actores. Adicionalmente, se ha incorporado una breve mirada respecto del impacto que ese escenario pudiera tener para nuestra propia realidad,
aunque esto último, no constituye el objetivo principal del análisis.

APRECIACIÓN GENERAL
El conflicto tiene como soporte la divergencia de intereses existentes en orden de los propósitos
estratégicos de Corea del Norte, de convertirse en potencia nuclear con capacidad de desarrollar
potencial balístico nuclear intercontinental, y los intereses opuestos de EE.UU., sus aliados, y China,
respecto de evitar esa condición, dadas las diversas afectaciones de todo orden que ello traería no solo
para la estabilidad de la región; sino, también, para la estabilidad mundial. La sobrevivencia del régimen
de Pyongyang depende en gran medida de esa capacidad, en tanto que, de alcanzarla, se esperaría que
los recursos y esfuerzos tendieran a volcarse sobre el bienestar de su alicaída población. Sin embargo, la
sospecha es que, es esa, justamente, la mejor condición de sustentación del poder de la dinastía Kim, en
tanto, el fracaso, solo traería como resultado la desaparición de Corea del Norte, en esa dimensión, el
poder político y militar de Corea del Norte parece sustentarse. En este juego de interacción estratégica,
los diferentes actores despliegan sus jugadas, cálculos, recursos y compromisos, en orden de alcanzar en
ese despliegue el éxito o fracaso de lo que está en juego. Desde esa perspectiva, las acciones
intimidantes de dichos actores van configurando una compleja red de jugadas que pueden ser testeadas
en orden de describir si ese desplazamiento de los actores, se acerca o no, a un punto crítico de no
retorno. Por ahora, la apreciación existente es que, el desarrollo de las jugadas ha diluido la impresión
inicial que la imagen acústica de la escalada de Corea del Norte parecía asociar. EE.UU y China han
instalado su sombra estratégica, por primera vez, de acuerdo en los propósitos estratégicos respecto de

1 Pá gina
Corea del Norte, o al menos, en consenso respecto de las afectaciones y, por esa vía, en la necesidad de
neutralizar la concreción de las amenazas intimidantes de dicho país. Sin embargo, esto es transitorio, el
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tablero verá despliegues permanentes que se deslizarán en diversos sentidos, sin obviar el riesgo de un
estallido de alta intensidad, que es quizás la amenaza subyacente más intensa de dicho escenario. El
análisis de las acciones intimidantes permite observar de fondo la estrategia del conflicto que los actores
despliegan. Quizás a largo plazo, la estrategia de acudir a los propios norcoreanos a objeto de que sean
los protagonistas del cambio, sea lo único que asegure que esos cambios puedan tener la profundidad y
permanencia suficientes, y eso puede ser iniciado, a partir de la auto-percepción de las condiciones
objetivas de pobreza, atraso y exclusión de sus ciudadanos, lo que solo parece posible si se rompe el
cerrado aislamiento de ese país.
Impacto en nuestra realidad
APRECIACIÓN GENERAL Los (supuestos) análisis al respecto, remiten a percepciones más radicales del conflicto que
pudieran eventualmente ocurrir, asumiendo el punto de no retorno que implica un despliegue y
empleo de fuerzas. La confrontación bélica de baja o media intensidad, como probablemente
pudiera darse (dado que la opción nuclear ciertamente modifica todo el sistema de impactos
posibles), generaría todo tipo de afectaciones, las que, desde nuestro interés, pudieran situarse
de manera preferencial ligadas a la dimensión económica, y muy particularmente, a las
dificultades que un escenario como el supuesto generaría respecto del libre comercio de bienes
y servicios, lo que atendiendo a que esa región es un mercado que para nuestras exportaciones
representa casi un tercio de nuestra capacidad de producción y venta al exterior, ocasionaría un
grave daño a nuestra economía (a nuestras empresas exportadoras y de transporte
internacional). A ello, debería sumarse el impacto que el conflicto generaría en la percepción de
los mercados financieros internacionales, a partir de los resguardos que pudieran tomarse
desde el sistema financiero mundial, ligado a inversiones asociadas a la región. Por cierto,
nuestra moneda podría verse afectada por las variaciones del tipo de cambio, al convertirse el
dólar en refugio de los riesgos asociados al escenario. Del mismo modo, ´la variación del precio
de algunos commodities tendría un efecto singular en nuestra economía, dado que, por un lado,
posiblemente el precio del petróleo vería un importante cambio al aumentar la demanda y las
condiciones de riesgo ligadas al transporte del mismo hacia esa pujante región. El mismo efecto
tendría para nosotros el aumento del precio del cobre. No obstante, como sabemos, lo primero

2
genera un importante efecto negativo al ser importadores netos de petróleo, mientras lo

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segundo nos favorece al ser uno de los principales exportadores de cobre. Posiblemente las
dificultades para llegar con nuestros productos, particularmente hortofrutícolas a los países de
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la región, conduciría a desviar nuestras exportaciones a otros mercados a precios de

oportunidad, a objeto de no hacer la pérdida total, al menos, mientras se logre estabilizar el
escenario. El impacto político pudiera remitirse a la necesidad de vincular acciones
internacionales, desde organismos regionales (APEC, ALIANZA DEL PACIFICO, etc.), a partir de
los cuales se proyecta la importancia del Asia Pacífico, con la finalidad de presionar a los
actores comprometidos, a objeto de alcanzar un espacio de “détente” que haga posible iniciar
negociaciones y volver al estadio anterior de “tensión”, y por esa vía alcanzar un grado de
estabilidad inicial que admita un proceso que aleje la posibilidad de despliegue de acciones
amenazantes y eventualmente empleo de la fuerza. Chile, pudiera tener cierto protagonismo
político, al integrar (próximamente) el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como miembro
no permanente de dicho Consejo, lo que adicionalmente, pudiera abrir ciertas presiones, a
objeto de que ese protagonismo político tenga una expresión real, con participación de fuerzas
en tareas internacionales de control de tráfico de zonas marítimas en los mares de China, opción
que pudiera venir de una petición del propio Consejo de Seguridad, lo que implicaría disponer de
esas capacidades, y asumir por primera vez, un protagonismo de esa envergadura. Esto sin
obviar la posibilidad de que se genere una fuerza multinacional que opere resguardando la
frontera entre ambas coreas, mientras se consolida la “détente”, fuerzas que pudieran incluir
una representación nacional. Esto desde luego, en la hipótesis de un conflicto bélico de baja o
media intensidad. Un conflicto nuclear cambia enteramente los márgenes del análisis al situar un
escenario de conflagración mundial

3 Pá gina

LA TEORÍA DE LA INTIMIDACIÓN COMO MODELO ANALÍTICO
PREGUNTAS A PLANTEARSE COREA DEL NORTE
1 ¿Qué configuración de los Una sociedad altamente cerrada, aislada del
sistemas de valores de ambos mundo exterior, controlada militarmente, sin
expectativas, bajas frustraciones,
participantes dota de
ideológicamente cohesionada, impulsada a
credibilidad a una amenaza defenderse de la idea de un enemigo que
intimidante? amenaza constantemente su sobrevivencia.
2 ¿Cómo podremos calibrar la Necesita posicionarse como potencia nuclear,
mezcla de conflicto e interés como camino a asegurar la sobrevivencia de su
régimen, más allá de las actuales condiciones
común, necesarias para
económicas que la aquejan. Está en una
engendrar una situación de encrucijada envuelta por acomodos de poder
«intimidación»? internos tras la sucesión del poder de la
dinastía Kim. En ese desafío, requiere que sea
percibida desde esa dimensión y pueda
negociar un nuevo trato de convivencia en la
península. En esa dimensión, el cálculo parece
distanciarse de una aventura bélica de alta o
Documento de reflexión
COREA DEL SUR
Una sociedad enteramente abierta, que
adopta la economía de mercado y la
democracia como valores sociales
consensuados, que se instala como país
desarrollado con un alto estándar de vida y
desarrollo tecnológico, que mira con
escepticismo el futuro de su vecina y
hermana Corea del Norte.
Necesita asegurar un nivel de estabilidad
interna en la península que diluya el
horizonte de amenaza permanente, en orden
de intentar imponer su Soft Power sobre una
población vecina empobrecida, para ello
requiere ser percibida como modelo a seguir,
y eso no puede alcanzarse desde un
escenario de tensión permanente. Ese
desafío importa distanciar una conflagración
que involucraría a otras naciones, y pudiera
terminar con el régimen de Pyongyang
2013
ESTADOS UNIDOS
Una sociedad que aspira a conservar su
liderazgo político y económico en el
mundo, que apela a defender los valores
de la libertad y que evitará que emerjan
amenazas significativas, como el poder
nuclear, desde gobiernos sin control
alguno que pongan en riesgo la paz
mundial.
Necesita establecer un referente de
liderazgo en la zona frente al creciente
posicionamiento económico y político de
China, en una disputa soterrada por el
control de los trenes logísticos que
abastecen de petróleo a las economías
más desarrolladas del Asia Pacífico, que
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se verían amenazados por una
Pá gina
conflagración bélica. Requiere, asimismo,
sostener sus compromisos de aliados con
Japón y Corea del Sur, lo que incluye la

3 ¿Qué clase de comunicación se
precisa y cuáles son los medios
de demostrar la autenticidad de
lo comunicado?
4 ¿Qué clase de «racionalidad»
debe poseer la parte que ha de
ser intimidada? ¿Un
conocimiento de su propio
sistema de valores?
baja intensidad, a sabiendas que involucra un
alto riesgo de respuesta. Lo paradójico es que
para ello utiliza la amenaza bélica.
Ha expresado una capacidad importante de
demostración simbólica de su posicionamiento
de poder bélico, pero una muy baja
credibilidad, dada por una actitud recurrente
al respecto; por señales de orientar esa
expresión a cálculos de orden político interno,
y por la escasa proyección pública de
despliegue de fuerzas que acompañen esa
amenaza, estableciendo dudas respecto del
sentido literal de las mismas, a pesar de la
“escala de escaladas” que llevó a cortar el
canal de comunicación directa con Seúl y
declarar la guerra, abriendo espacios para un
análisis colateral de lo que pudiera estar
decidiéndose en la cúpula del poder militar y
político de la dinastía Kim.
Tiene una alta racionalidad marcada por sus
intereses de sobrevivencia que la lleva a
construir esa intimidación sobre lo que define
como sus enemigos. Sin embargo, esta
racionalidad no necesariamente se expresa de
manera eficiente en términos de lo que se
Documento de reflexión
destruido y una población que huya
despavorida hacia China en busca de refugio.
A diferencia de la unificación de Alemania,
no es claro que los ciudadanos de Corea del
Sur estén dispuestos a asumir el costo de
alimentar y desarrollar a toda la península.
Ha proyectado la cotidianeidad de su forma
de vida, sin que esta se haya alterado, aún
cuando las amenazas vecinales han escalado
comunicacional y políticamente a un punto
“sin retorno” al declararles la guerra,
situación que desde la distancia pudiera ser
suficiente para movilizarse. No obstante, ello
refleja el efecto real que dicha escalada logra
en el consciente colectivo de su población.
Hay, como se ha señalado, una preocupación
que no alcanza a modificar la rutina de su
economía, su política y su vida social; y se
proyecta al mundo como señal equívoca de
una estrategia de estabilidad frente al
eventual fracaso de la estrategia
comunicacional del régimen de Pyongyang.
La estrategia de racionalidad de Corea del
Sur, liderada, por primera vez, por una
mujer (Park Geun-hye) parece centrarse en la
fortaleza de su posición relativa que se
expresa en la “prudente” reacción a la
escalada, al no comprometer las rutinas que
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decisión de asistir con la defensa
necesaria frente a las eventuales
amenazas como las proferidas por Corea
del Norte. La sociedad norteamericana
tiene una experiencia histórica en Corea
y, posiblemente, ello opera en los
cálculos que pudieran realizarse en orden
del tipo de respuesta ante un ataque a
bases militares, unidades navales o
territorios aliados.
Ha expresado pública preocupación por la
inestabilidad regional y sus
consecuencias, solicitando un mayor
protagonismo político de China a partir
de su influencia significativa sobre Corea
del Norte; por las amenazas proferidas
contra su país, marcando el acento en su
voluntad política de respuesta frente a
esas amenazas, aún cuando,
simbólicamente, ha desplegado, más
bien, señales de su poder tecnológico
con el envío de dos bombarderos
“invisibles” y un buque con un rayo láser;
pero, en paralelo, no escala el despliegue
más allá de las fuerzas que participan de
los ejercicios anuales aliados en la zona.
En EE.UU. el nivel político de la crisis no
supera las primeras fases que, por ahora,
han llevado al Secretario de Estado a
reunirse con el premier Chino e intentar
desde allí, construir una mesa de
negociaciones que haga volver a Corea
del Norte a su posición inicial.
La racionalidad expresada por los EE.UU.
es quizás, junto con China, la más
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explícita y directa. Los intereses de los
Pá gina
EE.UU., en materia de no proliferación de
armas nucleares, y el impedimento a que
regímenes dictatoriales (fuera del control

quiere (o a quien quiere) intimidar. En parte,
operan en los cálculos de esa conversión de la
amenaza en intimidación, sus propias
valoraciones (de la elite decidora), en tanto,
los cálculos debieran implicar el riesgo de la
autodestrucción como efecto final. El régimen
autoritario impide pensar en que se expresen
en esa racionalidad los sistemas de valores de
la sociedad misma, en tanto, estos han sido
moldeados durante tres generaciones por los
dictamines de la dinastía en el poder. En ese
sentido, debiera pensarse en el despliegue
táctico de sus protagonistas, en sus interés,
cálculos y compromisos, que conforman una
idea de la racionalidad implicada
5 ¿La capacidad para percibir las Sin duda, el juego de la intimidación pasa por Corea del Sur parece incorporar en sus
posibles alternativas y calcular una necesaria capacidad para evaluar cálculos la esperanza de que su hostil vecina,
alternativas y calcular probabilidades. Parece termine por doblegarse ante la crítica
las probabilidades?
explícito que Corea del Norte lleva adelante
una escalada enteramente calculada, en tanto,
es la condición que favorece su aceleramiento
(entendiendo que la opción es la estupidez).
En ese cálculo, Kim Jong-Il, y su cúpula militar,
saben el escenario que se construyó con dicha
escalada, y saben las opciones que se abren,
desde el umbral crítico de la autodestrucción
que es una posibilidad cierta de ocurrencia a
partir de una respuesta definitiva, por parte de
los EE.UU. frente a un ataque de alta
intensidad, hasta un proceso de negociación
que signifique otorgarle al régimen de
Pyongyang la seguridad de su permanencia
bajo ciertas condiciones mínimas, pasando,
Documento de reflexión
exigen su desarrollo económico, político y
social; en tanto, además, de la demostración,
por el contrario, de lo “irracional” de dicha
escalada. Por ahora, la intimidación se ha
jugado en ese nivel, aún cuando, ambas
Coreas saben que ese escenario es frágil y
sensible a jugadas que tienden a modificarlo
y, por lo mismo, a exacerbar o diluir el efecto
de intimidación. Mientras ello acontece, se
busca la intervención de terceros que
consoliden un escenario de “detente” que
haga inviable cualquier “derrape” de dicha
intimidación.
situación de pobreza y hambruna que
envuelve a su población, esto, como
principio de solución definitiva a los intereses
de Seúl amenazados, permanentemente, por
la dinastía Kim. El cálculo de Seúl parece
incorporar la disyuntiva de Pyongyang que
se desenvuelve entre la angustia de su
población por acceder a alimentos, cuya
causa se asocia a la acción de los enemigos
históricos de Corea del Norte, asociación que
legitima la postura intimidatoria hasta el
punto de escalarla a un nivel sin
precedentes, entendiendo que lo que está en
juego es su propia sobrevivencia y la
percepción de que esa condición de angustia,
2013
político de la liga de naciones) accedan al
uso de dichas armas, parece ser el punto
esencial de su posición; y en cierto
sentido, es compartido por China, en
tanto no favorece sus propios intereses
de liderazgo regional, el tener una nación
como Corea con capacidad nuclear, y por
ende, con capacidad de decisión
estratégica en la zona, que llevaría
irremediablemente a dotarse de esa
capacidad similar a países como Japón,
Corea del Sur, Singapur, desarrollándose
allí un teatro de actores nucleares que
pondrían a toda la región en un difícil
equilibrio de sostenibilidad, cuya principal
afectada sería la propia China. Desde
luego, EE.UU. ha impedido ese escenario,
presionando a Seúl respecto del uso de la
tecnología nuclear, por ahora, acotada a
fines no bélicos, pero que bien podría
variar.
EE.UU. parece tener claras las
alternativas. Despojada Corea del Norte
de su posicionamiento nuclear, sería
posible abandonar las medidas de
bloqueo y desarrollar iniciativas de ayuda
a objeto de mejorar las condiciones de su
población. El precio a pagar es
justamente aquello más preciado por
Pyongyang. Estados Unidos sabe que es lo
único que sostiene ese régimen, y aspira
debilitarlo al punto de obligarlo a ceder
en todo, so pena de extender y ahondar
la crisis interna que, por otra vía (interna)
genere procesos de cuestionamientos y
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movilizaciones que terminen por deponer
Pá gina
la dinastía Kim. En eso, desde luego, se
integra el horizonte de tiempo para que
algo por el estilo ocurra, dado que se

desde luego, por el interés de Corea del Norte
de ser considerado como un actor relevante
del concierto mundial y la exigencia de
eliminar el bloqueo y las imposiciones que
Naciones Unidas ha acordado
recurrentemente y que afecta seriamente el
bienestar de su población.
6 ¿La capacidad para demostrar Corea del Norte apuesta a demostrar su
su propia racionalidad, o la capacidad racional respecto de su convicción
en torno de la amenaza que representan sus
incapacidad para disimularla?
enemigos y la respuesta que está dispuesta
(explícitamente) a desarrollar. Sin embargo, en
paralelo, por el sistema de afectaciones
creado (magnitudes e intensidades) en
aquellos países considerados como
“enemigos”, parece incapaz de disimular esa
racionalidad, dado que su acción intimidante,
no alcanza a generar el efecto (lógicamente)
esperado en ellos, a sabiendas, además, que
es esa, justamente, la reacción deseable, como
punto de contención (externo) de la escalada,
en un cálculo que pasa por otros intereses y
no por la expresión de amenazas intimidantes.
Un juego de paradojas que conducen a riesgos
calculados altamente sensibles a impedir que Corea del Sur se transforme en
modificaciones que lo pueden despojar de las
certezas que rodean esos cálculos. Por ello, se
es extremadamente prudente a la hora de
significar y cualificar el accionar de la cúpula
política y militar de Pyongyang, que puede, en
ese tipo de régimen, desplazar el escenario a
un punto (cierto) de no retorno.
Documento de reflexión
siendo real, no es más que la expresión de
una realidad que hunde sus causas en la
profundidad de un régimen enteramente
aislado y empobrecido, que no tiene otra
opción que instalarse como potencia nuclear,
y desde allí, intentar mejorar todos sus
posicionamientos internos, incluido sus
niveles de bienestar. En ambos casos, se
deduce, la posición de Corea del Norte,
parece deslizarse en la débil línea de su
sobrevivencia, lo que ciertamente, incorpora
una variable significativa a la hora de
proyectar el escenario posible en un futuro
mediato.
Corea del Sur, parece demostrar su propia
racionalidad. La crisis pareciera favorecer su
anhelo de poseer capacidad bélica nuclear,
que ha sido su permanente interés, a objeto
no solo de neutralizar la amenaza de su
vecina Corea del Norte; sino, también, de
neutralizar los intereses de China y Japón, y
afianzar, de esa manera, la seguridad que le
exige su condición de país desarrollado. Esa
racionalidad, se ve, en contrario de Corea del
Norte, muy bien disimulada, en un contexto
de normalidad en su comportamiento,
protegida, desde luego, por su condición de
aliada de los EE.UU.; pero, condición que en
paralelo, se constituye en su principal factor
de neutralización, dado que no es China
quien directamente opera en la exigencia de
potencia nuclear, sino que es el propio
EE.UU. quien se opone a ello, esperando que
sea, en este caso China, quien, a su vez,
opere en contra de la ambición de Corea del
Norte de convertirse en potencia nuclear. De
ese modo, China y EE.UU. mantienen el
control y la estabilidad y el liderazgo en la
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trata de una sociedad muy particular,
sobre la cual se desconoce el tipo de
consciente colectivo que impera y cómo
se puede modificar a partir del irrestricto
control social que ejerce el régimen,
particularmente sobre las informaciones.
EE.UU. proyecta su racionalidad,
operando sobre las capacidades
potenciales de ambas Coreas de
convertirse en potencias nucleares. Por
razones de seguridad, su interés es
impedir que Corea del Norte siga
enriqueciendo uranio y desarrolle
tecnología que facilite la construcción de
ojivas nucleares que pueda instalar en
misiles intercontinentales de largo
alcance. No aceptará ese escenario. Para
ello, cuenta con la voluntad política de las
principales potencias de favorecer esa
posición, donde China juega un rol
relevante, aunque, insuficientemente
desplegado, a juicio de Estados Unidos.
En ello, desde luego, está el riesgo que la
disolución de Corea del Norte signifique
la unificación occidentalizada de la
península, bajo el dominio de los EE.UU.
Del mismo modo, EE.UU. opera a objeto
7
de evitar una escalada de países
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comprometidos en esa región por
alcanzar estatura nuclear, partiendo por
Corea del Sur y Japón, que se ven

7 ¿Hasta qué punto es necesario
inspirar confianza o avalar las
promesas? Más concretamente:
¿además de amenazar con
infligir un daño?
El dilema de ser querido o temido en política
internacional es equívoco. Los intereses del
Estado, como lo advirtió Maquiavelo suelen
estar por encima de este dilema. Será tan
necesario persuadir a través de la confianza
como amenazar con infligir daño si es
necesario. Corea del Norte no tiene opción.
Una sociedad aislada internacionalmente, sin
capacidad para instalar una imagen de
victimización, a la manera de Bolivia en su
demanda de salida al mar, no tiene capacidad
para construir una dimensión de confianza. No
tiene cómo proyectar (ni qué proyectar en
términos de modelo) al mundo, que genere
ese factor de confianza. De hecho, su
protector, China, ha comenzado a despertar
sospechas sobre su capacidad para controlar al
régimen de Pyongyang. Su opción de
sobrevivencia es ser temida, y esa opción solo
es posible de sostener en el tiempo, si alcanza
una estatura estratégica sustentada en un
poder nuclear. Esa parece ser la respuesta que
ha construido Corea del Norte hasta ahora y
que no tiene regresión, el camino optado es
Documento de reflexión
región.
Corea del Sur juega, en contrario, a despertar
confianza, particularmente en sus aliados
comerciales asiáticos y occidentales. Corea
del Sur puede apelar a la confianza, su
modelo de desarrollo económico y social es
exportable, particularmente al mundo
asiático, y de manera especial, al mundo
occidental, que en cierta dimensión
interactúa con el modelo de Seúl. La
disyuntiva de esa proyección emerge en
China, que descarta la expresión política que
acompaña el modelo de Seúl. Sin embargo,
Corea del Sur, al contrario de su vecina del
Norte, su mejor opción es la dimensión de
confianza y muy subordinadamente, la
opción de ser temida. De hecho, los
acontecimientos que han rodeado a eventos
críticos con resultado de empleo de la fuerza,
han encontrado respuestas políticamente
prudentes. La percepción es inequívoca. El
mundo parece temerle mucho más a Corea
del Norte (a su cúpula de poder) que a Corea
del Sur, que escasamente proyecta una
dimensión intimidante. Esto último es clave
2013
directamente amenazados por Corea del
Norte. Impedir esa escalada es tarea de
los Estados Unidos. Impedir que Corea del
Norte siga en su intento por tener
capacidad bélica nuclear es tarea de
China, que aspira a tener un aliado más
“atendible” y “domesticable” que la
actual posición del joven e inexperto Kim
Jong-un, por eso avaló la decisión del
Consejo de Seguridad de ONU. Si ambos
fallan, el riesgo de derrapar el conflicto a
un nivel crítico es altísimo. La reunión, y
posteriores declaraciones entre Kerry y
Xi Jinping, parecen contener esa
dimensión.
EE.UU. tiene como operar con ambas
dimensiones y en ello se juega su estatura
estratégica. Cuando los Estados actúan
según sus intereses, operando con un
nivel importante de stocks de recursos
(confianza y temor) pueden liderar las
relaciones internacionales. Desde las
perspectivas de sus aliados, EE.UU. ofrece
esas confianzas y las ofrece no solo por la
posibilidad de extender ayuda económica
o tecnológica, o facilitar el comercio; sino,
también, de manera prioritaria,
protección en caso de ser amenazados. Es
claramente una posición en que se
vinculan ambas dimensiones de modo
transversal, estableciendo el potencial
total que acompaña a un Estado. A sus
aliados Corea de Sur y Japón les ofrece
seguridad, junto con facilitar el libre
comercio que sustentan sus desarrollos. A
8
China le ofrece confianza respecto de su
Pá gina
rol en la estabilidad regional y la apertura
de su comercio a occidente, y si es
necesario, adiciona también el factor de

unidireccional y casi determinante, y eso
constituye el verdadero riesgo que evalúan los
protagonistas de este escenario crítico.
8 ¿Es necesario garantizar, Corea del Norte no parece adelantar la opción
también, que será evitado ese de retroceder en su escalada si se accede
eventualmente a su petición, entre otras cosas
daño si se accede a lo que se
porque lo solicitado está más bien implícito en
pide, o dependerá de la su desplazamiento, y tiene que ver no con su
configuración de los valores en rechazo a los ejercicios combinados de EE.UU.
juego? y Corea del Sur, que de por sí, año tras año,
generan su molestia, o con la resolución del
Consejo de Seguridad de la ONU, avalada por
China, que ahonda su aislamiento y profundiza
su estado de pobreza, sino con el objetivo
estratégico de convertirse en una potencia con
capacidad nuclear, objetivo que no está ligado
de manera directa a una suerte de petitorio
sobre el cual se desarrollará el juego de
desplazamiento táctico, incluida la promesa o
compromiso de evitar el daño que incluye la
intimidación. ¿Es posible que se incluya en
ello, el expresar que, de aceptar EE.UU. que
Corea del Norte desarrolle una bomba nuclear
y capacidad de misilística, evitaría que esa
capacidad fuese dispuesta contra los
norteamericanos? Por cierto que no, dado que
el alcance de la intimidación está
comprendida en ella misma. Desde luego, la
configuración de valores de dicha sociedad
(cerrada, autoritaria, controlada, etc.) ligados
a una permanente percepción de riego de
sobrevivencia, coadyuda a insertar ese sentido
intimidatorio que evita incluir la idea de
retroceder si se accede a su petición, a
sabiendas además, que el juego de
Documento de reflexión
para posicionar los actores y su despliegue
táctico.
Por contrario, Corea del Sur, sí ha deslizado
la idea de que no acentuará las medidas de
restricción a la ayuda económica que presta
a su vecina, y en contrario, reanudará dicha
colaboración con la población, si esta
abandona la escalada seguida hasta ahora.
Corea del Sur sabe que no es posible
presionar a Corea del Norte a que abandone
su posición en el desplazamiento táctico, si
no es por la vía de presionar a su cúpula
militar y política a asumir el riesgo de sus
decisiones, pero esa presión, solo puede
devenir de las potencias mundiales
comprometidas en el escenario,
particularmente China y EE.UU., dado que lo
que se juega Corea del Norte es su eventual y
futuro estatus de potencia nuclear. En ese
sentido, a Corea del Sur solo le resta enviar
un mensaje de voluntad política de mantener
la cooperación y colaboración económica
con los ciudadanos de Corea del Norte, a
partir de que esta abandone las medidas que
ha adoptado, entre las cuales está el cierre
de la frontera, y el impedimento al tránsito
de vehículos con alimentos y personas que
normalmente ayudaban a la población de
Corea del Norte. El sistema valores de la
sociedad de Seúl está enteramente ligado a
su propuesta de colaboración y cooperación.
Desde luego, no se entiende que tras el
acoso de dicha escalada, los ciudadanos de
Corea del Sur no hayan adoptado una
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seguridad, cuando resulta necesario, en
los niveles que el juego de interacción
estratégica admite entre dos potencias
mundiales. EE.UU. no tiene el dilema de
contar o no con uno u otro recurso, su
dilema es, más bien, cuando usar uno u
otro en intensidad y magnitud.
Hasta ahora EE.UU. tampoco ha deslizado
un compromiso de retroceder en su
actual posicionamiento de influencia en la
península (bases militares en Corea del
Sur y Japón), como respuesta a la
eventualidad de que Corea del Norte
regrese a su posición inicial, antes de
iniciar la escalada, y facilitar un proceso
negociador. Por cierto, lo hace desde la
convicción que el objetivo estratégico de
Corea del Norte es su consolidación como
potencia nuclear, objetivo que EE.UU. no
aceptará de ningún modo, por lo que, en
su cálculo anticipado, no puede incluir
acciones de reparo al respecto. En este
sentido, el sistema de valores de la
ciudadanía norteamericana se proyecta
en esa línea de acción. Los contribuyentes
norteamericanos estarán siempre
dispuestos a validar acciones de empleo
de la fuerza si existe riesgo a su
seguridad, y muy particularmente, si ese
riesgo tiene que ver con las posibilidades
de afectar su forma de vida (principios y
valores, y recursos), aspectos que están
enteramente comprometidos en el
escenario aludido.
9
Pá gina

9 ¿Qué «sistema legal», qué
sistema de comunicación, o qué
estructura informativa se
necesita para reforzar las
indispensables promesas?
1 ¿Se puede amenazar que
0 «probablemente» se cumplirá
una amenaza, o se debe
amenazar que cierta e
indudablemente se hará?
negociación incluye ese postulado.
Corea del Norte no requiere de un sistema
legal para reforzar las eventuales promesas
que se generen y eso la convierte en una
amenaza muy particular, en tanto no hay
dispositivos legales ligados al derecho
Internacional que tengan capacidad de
modificar los cálculos del régimen de
Pyongyang. Su propia forma de distribución y
control del poder, da cuenta de una sociedad
dictatorial, en manos de una dinastía familiar
que encabeza el poder político, pero que está
sostenida por un aparataje militar a través del
cual se domina a una población alienada,
empobrecida y aislada del mundo. No
obstante, sí requiere de un aparataje
comunicación relevante, no tanto para
“convencer” a sus ciudadanos de la necesidad
de proteger su sociedad y su gobierno,
amenazado por occidente, tarea que desde
hace 50 años se desarrolla de manera
permanente; sino, también, para legitimar la
llegada al poder del hijo menor del monarca
Kim, que carece de todas las competencias y
habilidades para sucederlo y que requiere
afianzarse antes que nada frente a la cúpula
militar que es el único sostén del poder
político
Norcorea no ha titubeado en su amenaza, ha
sido explícita, aún cuando, como lo
advertimos, tiene más bien, un carácter
intimidante con un propósito estratégico.
Corea ha señalado como objetivo fundamental
ocasionar un daño irreparable a los EE.UU.
Documento de reflexión
posición más radical respecto de su vecina, si
no es porque en ellos prevalece esa mirada
de compasión sobre el estado de cosas en
dicha población.
Corea del Sur requiere de legitimidad
racional-legal. Su inserción internacional la
sujeta a los consensos del derecho
internacional y, por lo mismo, recurrirá a
este a objeto de lograr esa legitimidad. Del
mismo modo, de concretarse la amenaza
intimidante, construirá un sistema de
comunicación que le permita responder en
los niveles, sentidos y oportunidades que la
estrategia del conflicto definida y evaluada le
exija. Corea del Sur sabe que tiene distintos
mercados objetivos que alcanzar, siendo la
propia ciudadanía de Corea del Norte uno de
ellos, y quizás el más importante, sobre todo
si desea reforzar las promesas de
colaboración y ayuda a dicha población.
Corea del Sur, ha evitado comprometer el
cumplimiento de cualquier amenaza, a partir
de no avalar el juego de intimidación, y con
ello, generar un cuadro de acción-reacción.
No obstante, ha dado una señal importante
de seguridad a sus ciudadanos en tanto
2013
Los EE.UU. saben por experiencia que
requieren del apoyo político de sus
aliados, del apoyo ciudadano y político de
su Congreso, y del apoyo del derecho
internacional, sustentado en los
dictamines de Naciones Unidas. En estos
tres frentes avanza de manera paralela,
siendo, este último, quizás, el más
potente en materia de legitimidad, en
tanto, puede ser usado para fortalecer las
otras dos dimensiones requeridas. Del
mismo modo, EE.UU. utiliza el sistema
comunicacional para proyectar su
posición estratégica que incluye ligar en
ella a terceros protagonistas, como lo son
China y Rusia. De igual forma, extiende su
interés estratégico hacia sus aliados
Japón y Corea del Sur. Es vital para los
EE.UU. construir y sostener su legitimidad
que le permita operar en una zona
geográfica tan distante de su territorio.
Sabe, asimismo, que debe ser
suficientemente explícito respecto de su
respuesta intimidatoria, y de hecho, los
canales informativos utilizados para
“demostrar” su voluntad de respuesta, en
términos “bélicos-simbólicos”, dan
cuenta de ello (aviones invisibles,
cañones láser)
EE.UU. ha respondido de manera directa
10
la intimidación, en tanto, se ha
explicitado su protagonismo como
Pá gina
objetivo de la amenaza, y lo ha hecho
sobre la significancia de que hará
(indudablemente) lo que sea necesario

1 ¿Cuál es el significado de una
1 amenaza en que se afirma que
«probablemente» se cumplirá,
cuando está claro que, de
quedar alguna opción, el que
amenaza no tendría ningún
incentivo para consumarla una
vez realizado el acto que se
trata de evitar?
como objetivo prioritario, subordinando
incluso objetivos políticos-militares de Corea
del Sur y Japón. No ha deslizado en ello, una
suerte de “probabilidad” de ocurrencia,
dejando así, un reducido espacio para retornar
a una situación inicial. Si no lleva adelante su
amenaza, significa –en una lectura directa-
que no pudo concretarla, y en una lectura
implícita, que no quiso concretarla
(independiente de sus efectos reales). Si es lo
primero, sugiere que operó un grado de
presión política importante sobre la eventual
decisión (de China, por ejemplo), o bien, la
amenaza carecía de capacidad real
(tecnológica, por ejemplo) para llevarla a cabo.
Si es lo segundo (no quiso) pudiera significar
en ello un cálculo respecto del impacto que
generaría, incluyendo los efectos posteriores
de directa afectación (respuesta militar,
política, económica, jurídica y moral de todas
las naciones). Como sea, Corea del Norte,
comprometió en esta jugada su capital de
credibilidad exterior, lo que conduce a
aseverar la idea, de que pudiera estar también
comprometida una dimensión de credibilidad
“interior”.
Corea del Norte está comprometido en esto.
Su amenaza (intimidante) está ligada a ese
carácter. La opción deja de tener incentivo
para realizarla una vez que desplaza su
escalada, que a todas luces intenta evitar. Por
eso, es paradójico que esa escalada más bien
comunicacional, no haya sido avalada de un
despliegue de fuerzas que la hiciesen creíble
en toda su dimensión. El que tuviera un
propósito más bien “interno” en orden de
legitimar la sucesión de la dinastía Kim,
aunque posible, no permite comprender
enteramente la jugada, si no es, por integrar
Documento de reflexión
responderá a cualquier ataque, una
respuesta esperable, descargada de toda
significación intimidante, por cuanto, la
intimidación transita más bien en el
protagonismo norteamericano en la zona
(ejercicios conjuntos EE.UU.– Corea del Sur).
Con ello, lo que logra es no ocupar el recurso
de credibilidad, dejándolo disponible para
una posterior jugada. No obstante, la
estrategia de Corea del Sur no está ligada a
instalar una dimensión intimidante directa y,
por lo mismo, no necesita ocupar los
conceptos de “probablemente se cumplirá”,
o “indudablemente se hará”. Ese juego es
respondido por EE.UU.
Corea del Sur no parece comprometer un
carácter de esta índole. No hay una
expresión de amenaza que se vea, a la vez,
impedida, dado los bajos incentivos para
llevarla a cabo, incluso, tras la eventual
acción que se intenta evitar. Esto, sin
embargo, en contrario, sí parece operar, si es
analizado desde la perspectiva de los
incentivos existentes para no llevar a cabo
una acción intimidante que gatille acciones
de desplazamiento crítico, cuyos efectos
pudieran alcanzar grados de afectación
mutua irreparables y quizás insostenibles en
2013
para defender sus intereses, su territorio,
y sus aliados. Esa significancia no
contiene la carga semiótica de
“probablemente se hará”. Esto es
importante, dado que es una señal
abierta que podría estar más bien
dirigida a China como principal protector
de Corea del Norte, advirtiéndole que de
efectuarse la amenaza, responderá,
generando con ello un escenario
complejo que involucrará a diversos
países y con seguridad diversos grados de
afectación a la estabilidad y paz mundial.
La respuesta norteamericana a la
intimidación tiene esa dimensión
estratégica, que excede la idea de una
respuesta directa a Corea del Norte.
EE.UU. posiblemente está en una mejor
condición de juegos de incentivos. Por
una parte, las opciones lo llevan a tender
un alto grado de incentivos destinados a
evitar la consumación de amenazas
incentivos que tienen que ver tanto con
su propia dimensión de seguridad (bases
militares, unidades y territorios), como la
11
seguridad, estabilidad y paz regional, que
involucra a dos grandes aliados políticos y
Pá gina
militares (Corea del Sur y Japón), y un
poderoso aliado comercial (China), junto
con involucrar al resto del mundo en una

1 ¿Cuál es la diferencia, si es que
2 existe alguna, entre una
amenaza que disuade de la
acción y la que impulsa a la
acción, o la prevista para
proteger a otro de sus propios
errores?
otro tipo de cálculo ligado a la
desincentivación que genera la modificación
radical del escenario estratégico, del rol de
China y la integración obligada de terceros y
cuartos en el conflicto, y sobre todo, el propio
“test de posicionamiento” que evalúa su
propia capacidad real de alcanzar los
propósitos y sostenerlos en el tiempo. Esto
último, podemos entenderlo desde la
perspectiva de “esperar” hasta alcanzar la
estatura estratégica necesaria (el poder bélico
nuclear).
La amenaza de Corea del Norte claramente
“impulsa” una acción (la propia) con el
propósito de “disuadir” de otra acción (la de
sus “enemigos”), generando una delgada línea
de separación entre la acción desarrollada y el
efecto esperado. No hay en ese cálculo una
idea de prever la protección respecto de
errores de terceros que se deseen proteger,
como pudiera ser el caso de China que pudiera
operar (políticamente) para encauzar
decisiones de su aliado Corea del Norte, que
evalúe como erróneas, en un intento por
protegerla de sus propias acciones. No es claro
que esa diferencia entre impulsar una acción
y/o disuadir de una acción, se diferencie al
punto de mirar la amenaza solo desde la
perspectiva de quien la infiere, dado que el
fenómeno de intimidación implica, a lo menos,
una relación entre un “intimidante” y un
“intimidado”. Por cierto, no es el caso en que
la amenaza tiene una relación lineal de
afectación unívoca que pueda ser analizada
solamente desde la perspectiva de quien la
infiere.
Documento de reflexión
el tiempo (como cargar con el costo de una
Corea unificada). Para Corea del Sur, parece
ser mayor el incentivo de “no hacer nada”,
que el desincentivo de consumar una acción
que se trata de evitar. La dureza de la
respuesta de Seúl en orden de intimidar con
los efectos de autodestrucción de Corea de
Norte, se insertan en esta línea. No se
amenaza con destruir Corea del Norte, se
intimida con causar la autodestrucción, el
matiz es importante porque explicita este
aspecto de la estrategia del conflicto.
Corea de Sur no infiere amenazas que
impulsen una acción (propia o de su
enemigo), pero sí parece entregar respuestas
ligadas a disuadir de una acción (tanto propia
como de su enemigo). Esta línea de acción es
claramente una “estrategia del conflicto” que
tiene como propósito reservar la dimensión
intimidante, gatillantes de acciones, en
tanto, las acciones intimidantes de
persuasión y disuasión (concebida en su
concepción propia). Parecen ser, en esta fase
del juego de interacción estratégica,
políticamente pertinentes. No hay en las
acciones intimidantes de Corea del Sur
propósitos destinados a proteger de errores
a terceros, a no ser que se estime en sus
cálculos la posibilidad de generar “efectos”
internos en la ciudadanía de Corea del Norte,
objetivos escondidos que pueden ser
perfectamente perseguidos.
2013
serie de afectaciones globales (comercio,
transporte, etc.) Paralelamente tiene
todos los desincentivos para no generar
una escalada de respuestas (uso de
recursos de fuerza), intentando hasta
ahora disponer de recursos políticos que
sean lo suficientemente eficientes. Las
opciones existentes permiten espacios de
maniobras que impiden la consumación
de respuestas intimidantes que se están
dispuestas a evitar. Esto resulta clave a la
hora de entender los juegos de
interacción estratégica.
Los EE.UU. sí generan acciones que están
destinadas a disuadir de llevar acabo
otras acciones amenazantes por parte de
quienes explicitan la intimidación en el
juego de interacción estratégica. La
estrategia del conflicto se liga a las
señales que se insertan en el desarrollo
de ejercicios conjuntos entre Corea del
Sur y EE.UU., con el propósito de disuadir
a Corea de sus objetivos de desarrollo de
poder bélico nuclear. La amenaza
disuasiva continúa con el desplazamiento
de tecnología bélica que, por sí misma, es
la expresión de la capacidad
incontestable de respuesta a la amenaza,
sin que ello exceda el riesgo de iniciar una
escalada (eso es lo que se intenta hacer
con la señal de desplazamiento de 2
aviones bombarderos invisibles y un
buque que transporta un cañón láser
capaz de destruir en el aire cualquier
12
misil. EE.UU. no ha desplegado parte de
su flota naval, no ha movido sus
Pá gina
portaviones, asumiendo que ello, sí
implica una amenaza intimidante que
genera acciones (en toda la región).

1 ¿Existe alguna diferencia lógica Esa diferencia se expresa de manera explícita
3 entre amenazas disuasorias, en el carácter de la amenaza “disuasiva”,
“disciplinaria” e “injusta” que intenta instalar
amenazas disciplinarias y
Corea del Norte. “Disuasivas” respecto de sus
amenazas injustas? enemigos declarados (EE.UU., Corea del Sur)
orientada a evitar que se avance en las
acciones que apuntan a neutralizar sus
intereses (alcanzar estatura nuclear).
“Disciplinarias” respecto de cohesionar los
recursos políticos y militares internos para
enfrentar los difíciles momentos (políticos,
económicos y sociales) internos, e “Injustas”,
desde la opción de construirlas a partir de la
posición de aislamiento y bloqueo que las
decisiones del Consejo de Seguridad de ONU
(impulsadas por EE.UU.) que han agravado la
pobreza y la miseria de su pueblo. Esa
diferenciación resulta importante a la hora de
analizar, evaluar y apreciar el complejo juego
de interacción estratégica
1 ¿Cómo se ve afectada la Esto es clave en la comprensión del juego
4 situación por un tercero que interactivo. No se comprende enteramente el
Documento de reflexión
Corea del Sur no expresa amenazas
disciplinarias o injustas, incluso sus jugadas
intimidantes tienen, más bien, un propósito
persuasivo, en orden de alcanzar lo único
posible, la legitimidad social frente a los
ciudadanos vecinos. No para Corea del Sur
un asunto de injusticia desde su posición
propia, pero sí pudiera haberlo, si esa
injusticia se traslada a la percepción
ciudadana (propia) respecto de las
condiciones (injustas) que experimentan los
ciudadanos del régimen de Pyongyang,
convirtiendo de esa forma, a la injusticia, en
el valor significante de su acción persuasiva,
extendiéndola incluso (pretensiosamente) a
la propia auto-percepción de los ciudadanos
norteños. Seúl, asimismo, ha tenido
prudencia en desplazar sus jugadas a
acciones intimidantes que impulsen acciones
(protagónicas) que conduzcan a favorecer
“escalas de escaladas”. En ese sentido, la
percepción que construye respecto de las
jugadas de su declarado enemigo, conduce a
esta estrategia del conflicto.
Corea del Sur enfrenta una situación similar.
Su alianza con los EE.UU. y su distancia más
2013
Los EE.UU. generan amenazas
intimidantes que impulsan acciones
disuasivas en variadas líneas estratégicas.
China es un objetivo político relevante
para lograr el propósito disuasivo. Japón
juega un papel también significativo a
partir de la estatura de su nivel
estratégico, y Corea del Sur, entidad clave
en ese propósito en tanto contención
directa de los intereses estratégicos de
Corea del Norte. En todas esas
direcciones se expanden las acciones
disuasivas. Todas ellas tienen distinto
alcance, diferentes intensidades y
magnitudes, y diversos propósitos
estratégicos, tal como se ha observado
con anterioridad. Estados Unidos tiene un
objetivo estratégico declarado, evitar que
Corea del Norte se convierta en potencia
nuclear, para lo cual se le agota el tiempo
y necesita agudizar la presión sobre el
régimen de Pyongyang, acudiendo a
China. En esa tesitura, pudiera haber sido
un error el desplazamiento de
Pyongyang, al abrir una oportunidad para
que EE.UU. alcance un difícil acuerdo con
China para neutralizar de una vez por
todas, la pretensión de Corea del Norte, a
no ser, claro está, que la jugada de Corea
del Norte haya sido justamente motivada
por empujar el escenario a ese punto, en
tanto implica el reconocimiento de su
estatura estratégica (nuclear) a partir de
sus acciones legitimadoras, logrando,
13
entre otras cosas, una mesa de diálogo
que la instalará como protagonista (esto
Pá gina
en el cálculo de ella).
Los EE.UU. tienen un rol protagónico.
Como se ha reiterado, el propósito es

posee su propio conglomerado
de conflicto e interés común
con los otros, que tiene acceso
al sistema de comunicación, o
lo controla, cuya conducta es
racional o irracional, en un
sentido u otro, o está obligado
por algún pacto con una de las
partes principales?
desplazamiento de Corea del Norte si no se
tiene en consideración el resto del tablero y
actores del juego. Este es un caso donde el
tercero comprometido (EE.UU.) tiene un rol
protagónico por asumir un interés compartido
con “otros” (Corea del Sur, Japón, por lo
menos), tiene acceso al sistema de
comunicaciones y en gran medida puede
controlarlo, y está en disposición de
desarrollar todo tipo de acciones (lógicas,
racionales o irracionales), que, en gran
medida, se desprenden de su pacto de alianza
con esas naciones. El posicionamiento y la
evaluación de este, respecto de los intereses
de Corea del Norte, es lo que, en un sentido
significativo, mueve a acciones intimidantes
por parte de Corea del Norte; en tanto, su
verdadero enemigo es aquel tercero en
conflicto que tiene el verdadero control de las
jugadas relevantes del tablero.
Adicionalmente, se integra la figura de China
también como expresión de aquel “tercero”,
que en este caso, pudo suponer un juego de
equilibrio de poderes, al situarse en la línea de
su apoyo y alianza con Corea del Norte. El
cálculo pudo haber pasado por allí, al menos,
por su eventual veto en decisiones como la
adoptada por el Consejo de Seguridad de
ONU, lo que la convierte ahora en una
expresión latente de riesgo para los propósitos
inmediatos de Corea del Norte. Los “terceros”
(EE.UU. y China) parecen alineados respecto
evitar el paso crítico de no retorno, y, al
parecer, respecto del fondo del asunto, evitar
que prolifere el objetivo de Corea del Norte de
convertirse en potencia nuclear, para lo cual
China podría estar tomando mayor distancia,
aunque, por ahora, no se desprende se du rol
tutelar, lo que es muy eficiente para un
Documento de reflexión
histórica con China, la sitúan en un grado
importante de interdependencia de dichas
naciones. De los EE.UU. obtiene los grados
suficientes de confianza respecto de su
seguridad, mientras que, ahora, de China,
podría obtener los grados suficientes de
estabilidad, un asunto no menor a la hora de
mirar el horizonte de futuro en la región. Los
EE.UU., por su parte, entrelazan los intereses
estratégicos de todos los actores
comprometidos, en tanto, comprende que
en dicha operación es posible obtener parte
importante de su propio interés estratégico.
Corea del Sur, se obliga en ese sentido a
resituarse en su posición respecto de Japón,
que para estos efectos, se ve amenazado de
la misma manera que Seúl, lo cual, para los
EE.UU. pudiera convertirse en una
oportunidad de alcanzar la estabilidad
política, económica y militar en la región, que
incluye iniciar conversaciones más
consolidadas entre China, Japón y Corea del
Sur por la disputa de islotes en el mar
pacífico asiático ribereño a esas naciones. El
control de los medios sigue estando en
manos de las grandes potencias
comprometidas, dejando un espacio más
acotado para Corea del Sur, aún cuando,
pareciera, que es lo más propicio para la
estrategia de conflicto seguida por dicho
país, que privilegia el protagonismo de un
tercero como EE.UU.
2013
evitar que Corea del Norte se convierta
en potencia mundial y que ello afecte
seriamente la estabilidad de la región al
empujar una carrera nuclear del resto de
las naciones que se sentirán intimidadas
(Corea del Sur, Japón, Singapur),
ampliando esa inestabilidad al resto de la
región que incluye la afectación a China y
sus planes de desarrollo que requieren de
asegurar el tren logístico de petróleo y el
libre tránsito del comercio internacional
que sostiene parte importante de su
estrategia de desarrollo. Todo eso puede
convertirse en un escenario de afectación
negativa para todos y es, en definitiva, el
argumento clave del juego de interacción
estratégica de los EE.UU. Controla gran
parte de las jugadas, para lo cual dispone
de medios y estructuras
comunicacionales adecuadas. Su
acercamiento al régimen de Xi Jinping
constituye una señal clara de cierto
control de las jugadas. Aspira a lograr, a
lo menos, un retardo en el proceso de
adquisición de tecnología nuclear por
parte de Corea del Norte que la lleve a un
diagnóstico de reversibilidad de su
propósito, al convertir ese retardo en un
factor de fracaso, dado el nivel y rapidez
del desarrollo científico y la disponibilidad
de recursos para alcanzar dicho
propósito. Estados Unidos tiene aún
confianza en que ganar tiempo le facilita
tener éxito en el control de los recursos
14
necesarios para fabricar misiles nucleares
balísticos. Neutralizando la disponibilidad
Pá gina
de esos recursos, condena a Corea del
Norte a allanarse a cualquier salida
negociada, y finalmente, a sucumbir

1 ¿Cómo se ven afectadas estas
5 cuestiones por la existencia de
un sistema legal que permita y
prohíba ciertas acciones, que
pueda infligir penas por el
incumplimiento de lo pactado, o
que exija a los participantes una
información auténtica y veraz?
contexto de conflictualidad como el analizado.
En un mundo “turbulento”, incierto y
cambiante, donde el conflicto y la crisis se han
convertido en lo común, la disponibilidad de
recursos legales consensuados, parece todavía
el instrumento más eficaz para la regulación
de los conflictos, más allá de los
desplazamientos que expresan las acciones de
amenazas intimidantes. Al no existir esos
constructos legales consensuados y aceptados,
es muy difícil que se pueda regular el conflicto,
si no es por la vía de intimidar desde el
impacto que puede provocar la operación
sobre otras esferas. Este es el caso de Corea
del Norte. La apuesta ha estado ligada hasta
ahora a utilizar de manera preferente la
dimensión económica, intentando por la vía de
resoluciones del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, bloquear su comercio
internacional, impedir que obtenga los bienes
y servicios, y crear un escenario interno de
gran frustración que neutralice al régimen de
la dinastía Kim. Esto que pareció ofrecer
ciertos rasgos de efectividad en el caso de
otros países, pudiera no estar generando los
mismos efectos. Con o sin la ayuda de Irán o
China, Corea del Norte, ha seguido
desarrollando sus planes nucleares a pesar de
la hambruna y pobreza que padece su
población. La moraleja es que el régimen de
Pyongyang, aparentemente, se observa
inmune a esta dimensión (por ahora). El
bloqueo económico tiene un alcance mínimo,
y, por cierto, ha encontrado cierta salida en la
propia Corea del Sur, que, por razones
humanitarias, ha mantenido trenes de apoyo
logístico básicos con la ciudadanía. O es claro
Documento de reflexión
Para Corea del Sur, la situación es inversa. La
existencia de un marco institucional jurídico
le permite no solo acogerse a ese consenso,
sino que apelar al mismo, a la hora de
buscar y encontrar los apoyos y legitimidades
necesarias para llevar adelante sus acciones
intimidatorias. Corea sabe que está en una
posición de ventaja frente a Corea del Norte,
pero sabe también que es finalmente la
captura de legitimidad lo que importa, más
allá de la enmarcación jurídica que sostenga
el desplazamiento de jugadas y acciones
intimidantes. En eso se juega gran parte del
éxito o fracaso de los propósitos delineados
en la estrategia del conflicto seguida hasta
ahora. Corea del Sur, aún no apela al marco
jurídico internacional, pero llegado el
momento, si es atacada por Corea del Norte,
acudirá a los Tribunales y organismos
internacionales para buscar allí esa
legitimidad racional legal y procurar, a la vez,
los recursos necesarios para responder a
dichos ataques, recursos que incluye las
operaciones de sus aliados y que de paso
legitima las acciones de EE.UU. en la zona.
Corea del Norte sabe que eso acontecerá y
sabe que ello es para China un factor
importante a considerar, dado que, allí
donde se entiende que lidera política,
económica y militarmente, se instalará otro
liderazgo que tendrá control legítimo sobre
las acciones intimidantes que se desarrollen.
En ese sentido, probablemente Corea del Sur
no desarrolle acciones que el marco jurídico
establezca como prohibidas.
2013
frente a sus imperativas necesidades
internas. Esa es parte importante del
cálculo y de la apuesta de los EE.UU.
EE.UU., desde luego, conoce por
experiencia la importancia de considerar
la afectación que genera la existencia de
un cuerpo o sistema legal que prohíbe
ciertas acciones. El derecho internacional
se ha desarrollado en orden de lo que se
conoce como reglas de enfrentamiento y,
en general, provocan un importante
factor de legitimidad. Sabemos, no
obstante, que esas reglas tienden a
operar bajo circunstancias determinadas
y, no necesariamente, forman parte del
juego de acciones intimidantes, dado que
no existe marco regulatorio alguno que
prohíba acciones de este tipo. Mientras
no se supere el nivel a un cuadro de
empleo de la fuerza, esos marcos
regulatorios son solo parte del
instrumental con que operan las acciones
intimidantes en el juego de interacción
estratégica. EE.UU sabe que llegado el
momento las reglas de enfrentamiento
serán claves para abordar la respuesta
militar, sobre todo, bajo la percepción de
una población, como la de Corea del
Norte, que padece de una condición
miserable.
15
Pá gina

1 ¿Hasta qué punto podemos
6 racionalizar conceptos como
«reputación», «prestigio» o
«confianza», referidos a un
hipotético sistema legal, a la
modificación de los sistemas de
valores de los participantes, o a
las relaciones que estos
puedan entablar con otros
nuevos participantes, reales o
hipotéticos?
Documento de reflexión 2013
que la existencia de una institucionalidad
jurídica de derecho internacional tenga un
efecto importante en la acción amenazante
intimidatoria de Corea del Norte. Por otra
parte, el uso de la dimensión bélica es
importante, dado que acompaña las acciones
del poder blando, pero, en esa dimensión,
encuentra en Corea del Norte una cierta
fortaleza, al menos interna, dadas las
dimensiones de su organización militar,
convirtiéndose quizás, en uno de los puntos
más complejos de la interacción estratégica en
tanto juegos de acciones intimidantes. Corea
del Norte, en sus acciones intimidantes,
subordina los marcos jurídicos a sus
propósitos intimidatorios, lo cual no
necesariamente puede suponer que no los
evalúa, dado que aún en su aislamiento,
requiere de una cierta sustentación, pero, no
es el marco jurídico y sus obligaciones
derivadas, lo que parece priorizarse. De hecho,
internamente, o ha tenido problemas el
régimen, de instalar en la sucesión política y
militar a un joven que no reúne la experiencia,
trayectoria y conocimiento, saltándose aquello
que desde occidente nos parece el marco de
legitimidad adecuado.
Claramente eso es posible y necesario de Corea del Sur juega gran parte de su EE.UU. tiene claridad que el recurso
realizar si las acciones intimidantes lo posicionamiento en el tablero o escenario de prestigio y reputación es eso, un recurso
aconsejan. La reputación y el prestigio pueden interacción estratégica, a partir de disponer y lo usa de acuerdo a las jugadas que
ponerse en juego en una línea de de recursos asociados a prestigio y despliega. A Corea del Norte le instala
confictualidad en tanto recursos de que reputación. Su despliegue hasta ahora acciones intimidantes asociadas a su nivel
dispongo para el juego, si el cálculo es que esa parece utilizar dosificadamente parte de esos y desarrollo tecnológico, cuya lectura
jugada reportará beneficios, de lo contrario, recursos. Son un país desarrollado, con un directa no tiene equívocos. A China
16
no opero con esos recursos, no porque no alto nivel y estándar de vida, con un proyecta un escenario desfavorable de
sean importantes, sino porque son inútiles impresionante desarrollo tecnológico, desde afectaciones de todo orden, a un costo
Pá gina
para los propósitos que se desean alcanzar en ese posicionamiento surgen sus respuestas a muy alto respecto de la mantención del
esa jugada. Eso los actores internacionales lo las acciones intimidantes, y además, surgen actual estadio de cosas. A Japón proyecta
tienen claro, y muy particularmente, Corea del en un sentido de resultados a lograr por su su reputación como aliado al igual que a

Norte que parece no poseer esos recursos, y
que puede limitar en ese sentido alcanzar
compromisos con terceros que no estén
supeditados a factores de transacciones
colusivas. Corea del Norte sabe que sus
acciones intimidantes no pueden estar sujetas
a factores de prestigio o reputación; pero, sin
embargo, cuando estas se proyectan en un
orden interno (político) alcanzar un sentido
diverso, en tanto la legitimidad del poder
(militar y político de la dinastía Kim) se
convierte en un propósito de primer orden.
¿Cuándo y hasta dónde esto es esencial en las
decisiones y cálculos que acompañan las
jugadas y las acciones intimidantes de Corea
del Norte? Nuestra sospecha es que aún
siéndolo, no es la dimensión estratégica que
está en juego y, por lo mismo, deberían
evaluarse estos recursos como tales, es decir,
a disposición de las jugadas y finalidades que
se deseen alcanzar.
CENTRO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE LA ARMADA
G. Vidal F.
Documento de reflexión
oponente contradictorios para sí mismo (se
autodestruirán, ha dicho su líder político).
Desde luego, Corea del Norte no hace
descansar en su prestigio y reputación todo
el éxito o fracaso de sus desplazamientos
tácticos, pero, por ahora es distinguible
cómo instala parte de esos recursos en la
línea de conflictualidad, con la doble
pretensión de mantener un estado de
coyuntura rutinaria en su población, dando la
señal de que el impacto de las acciones
intimidantes de Corea del Norte no surten
efectos deseados, y de sostener una posición
política que conduzca a una amplia
legitimidad en caso de verse atacada por
empleo de la fuerza, pasando a un contexto
de enfrentamiento bélico, donde, pudiera,
desde la perspectiva del orden mundial, el
prestigio y la reputación, jugar un rol clave.
2013
Corea del Sur. Sin embargo, EE.UU. sabe
que requiere también de legitimidad
interna, y por lo mismo, parte de esos
recursos de prestigio y reputación se
vuelcan sobre los stakeholders políticos
sustantivos. A la hora de enfrentar un
escenario caracterizado por un umbral
crítico de empleo de la fuerza, la
reputación y el prestigio seguirán siendo
recursos profusamente usados,
convenientemente dosificados, y
prudentemente gastados. Los actores
internacionales, en gran parte, basan su
despliegue de interacción estratégica en
la disposición de esos recursos. EE.UU.
conoce los guiones y los utiliza bajo
criterios de eficiencia.
17
Pá gina