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CAP 12 Centroamerica en La Estrategia de EEUU
CAP 12 Centroamerica en La Estrategia de EEUU
CBNrnoeuÉnrce EN LA ESTRATEGTA
oB Esreoos lJNroosl
I Publicado en Cuad¡rnos Sernestrales ¡" 17: "Centroamérica y Estados Unidos', cros, México, l" semestre
de 1985.
'zJack Child, "Issues for U. S. Poliry in the Caribbean Basin in the 80t: Security', en James R. Greene y
Brent Scowcroft (eds.), We*ern Intoests and U. S. Policy Options in the Caribbean Basiz. Report of the Atlantic
Councilt \Torking Group on the Caribbean Basin, OG&H, Boston, 1984, p. 139.
341
ESTAD.S UNID.S, 1981.1991
342 ESTRAIEGIAS Y
PR.CES.S DE P.LfTICA EXTERI.R EN
l
***-;'**#**ruffig**l
de la teoría del "foco"'
;*k*:'ml:';,:Xfl1;ffi ;1.;lil'§'ff
"uandoe,Eiecu,ivoydf
Congreso estadounidenses coincidrer*
t" *;;;itica unificada
l"t::"*XU:
restringidas Por este t1ry de I
rica, algunas op.io"t"tgt'irían estando
hacia la crisis y
.i.*r-*f".r¿r, "o" 1' "át"d de la opinión p'iúi"' política de Esta *1,!"Xta- |
resPecto de la
miento de aliados regionales y globales
b..,,.-.,,.. 1"..l,a*i¿,, de esta política. argumen-
En la tercera sección examino l
una fase inicial marcada por el desencanto y el fracaso, la Adniinistra-
tando que, rras
estrechando así los márge*t d: dt:i:I*
I
ción varió en alguna medida su Postura' contorme I
que la oposiciónse hacía más activa
La escalada q,r" ,ig*áf el hetio de la I
sin embargo' el pleno acuerdo que
seaproximab".,l" tlt""iones de 1984 i-pidiá' i
Administraciónperseguía.Estasecciónconcluyecoflunawaluacióngeneraldelos] pueden
resultados obtenidos durante el primer
p..iodo del presidente Reagan' Ellos
con las expectativas iniciales'
considerarse .r, ft,"*JJp""i't' t'*¿o'" 1"'
"o*p*a la presencia es-
o.r, *r.rar* ,"*urá'"", ampliación de la crisis, un aumento dealgunos cambios
y
tadounidense -y,porlo tanto' áe hs opciones estadounidenses-
de Estados unidos'
favorabres .r, l" de fuerza, d.rde er punto de vista
"orr.tr"ión recienres, en particular la forma
La última ,.."ioriirJ-"g" "lgrrrr*, tendencias
posibles resultados'
como Nicarag,r, ,. h" .orrí..td"o en el foco del conflicto y los
pareTra
unidos y los límites externos hacen que
Aunque el disenso interno en Estados
CENTROAMÉRICA EN IA ESTRATEGIA DE ESThDOS UNIDOS
indeseable una solución puramente militar, esta eventualidad no puede ser excluida.
Sin embargo, se discuten más extensamente las perspectivas de solución política. Ar-
gumentando que un arreglo político solo es posible sobre la base de un nuevo marco,
en el cual algunos de los supuestos básicos de la actual política esadounidense se
dejen de lado, ponemos énfasis en las concesiones que ambas partes deberían hacer
para obtener una solución negociada. Nuestra visión es, a pesar de todo, pesimista; el
escenario mris probable es el de un conflicto prolongado, con pocos cambios en una
u otra dirección, pero con un recrudecimiento en la intensidad de la confrontación
milita¡.
A juzgar por algunas descripciones del debate actual sobre Centroamérica, hay pocos
puntos donde sea posible alcanzar alguna forma de acuerdo: "Existen quienes están
por una solución militar a las inestabilidades al sur de la frontera y quienes están
por una solución económica y social; quienes están por las elecciones como la mejor
forma de crear gobiernos y algunos están por la negociación; quienes están por tratar
con las revoluciones y quienes están por destruirlas".3 Bajo estas discrepancias en las
políticas, se afirma además la presencia de diferencias mris profundas acerca de las
raíces de la crisis y las mejores formas de garantizar la seguridad de Estados Unidos.
Esto es solo parcialmente verdad. Ha existido y existen diferencias importantes
entre el presidente, un sector del Congreso y del establishrnent liberal acerca de las
interpretaciones de la crisis y de las mejores formas de enfrentarla, pero estas dife-
rencias de política se basan en un conjunto de percepciones comunes sobre Centro-
arnérica y su importancia para Estados Unidos. Los argumentos no se centran en
si la región es crucial, si existe o no la "amenaza cubano-soviética" o si es preciso o
no proteger los intereses de Estados Unidos. Más bien, tienen relación con la mejor
forma de alcanzar ciertos fines, los cuales usualmente son los mismos para todos los
participantes. Algunas de las áreas de consenso que se presentan a continuación han
existido en la política exterior estadounidense, al menos, durante todo el siglo u.
Otras pueden ser más recientes, pero todas ellas se consideran hechos irrefutables
que ningún formulador de políticas puede dejar de tener en cuenta, so pena & ser
excluido del debate relevante. Por consiguiente, operan también como límites a las
opciones disponibles.
de Centroaméricay
lJna primera área de acuerdo se refiere a la definición geopolítica
en
t"riU. uis a uisEstados Unidos. Aun antes de que Nicholas Spykman definiera
"t mar y el Golfo de México se
1943 alCaribe como el "Mediterráneo Americano"'4 este
La conclusión con-
,.í"n parte del perímetro de seguridad de Estados Unidos'
"orrro y cualquier intento externo
sensual ., qrr. l" región del Caribe es una zona exclusiva
la situación hegemónica es una amenaza para Estados unidos y
o inrerno po,
"1r..".
sus intereses de seguridad.
Desde el orr""ho punto de vista de los rendimientos geopolíticos, la proximidad
En consecuencia, cuando se
geogrífica es prioritaria a cualquier otra consideración.
á.fi"r.r 1o, interese" de seguridad, la mayoría de los autores refieren al Caribe ¡
se por
amenaza§ de seguridad
exrensión, identifican los-problemas en Centroamérica como
para el escenario más general.
"aislacionistas" e 'io-
Este consenso sobrepasa la bien conocida distinción entre
la definición de las :íreas
ternacionalistas" en la política exterior estadounidense. En
seguridad, el Caribe no
que Estados Unidos dele defender para los fines de su propia
Esto pa-
.. rr. .o-o una región en sí, sino como Parte del territorio estadounidense.
Cenroamérica Y el Caribe.
r4-r7.
6 Donald E. Neuchterlein, "U. S. Intersts in the 80t: Observations and Conclusions", en The N¿tiod
Intera;ts of the (Jnited states,The §Tilson center,'§l'ashington, D.
C., febrero de 1981, p' 185'
CENTROAMÉRICA EN IA ESTRAIEGIA DE ESIhDOS UNIDOS 345
7 En su Mensaje Anual de [904, Roosryelt decla¡ó: "El mal comportamiento crónico, o una impotencia
¡esultante del aflojamiento genqral de los lazos de la sociedad civilizadl [...1 puede forza¡ a Estados-Unidos,
aun sin quererlo [. ..] a ejercer el papel de policía internacional." Citado por Samuel Eliot Morison, 7bc§xfu
History of the American Peopb, vol. 3, p. 148.
ESTMIEGIAS YPROCESOS DE POLÍTICA EXTERIOR EN ESTADOS UNIDOS, 1981'1991
'46
Aún mucho sobre aspectos específicos relacionados con estos intereses:
se discute
ese debate se refierehabitualmente a unas mejores formas de defenderlos -la combi-
nación de recursos militares y económicos- o a la importancia relativa de cada cate-
goría en sí misma o en relación con otras tendencias estadounidenses en el mundo.
Pero, en general, estas discusiones de prioridades o políticas ya suponen la existencia
efeútiva de las inclinaciones mencionadas.
Algunos autores añaden una quinta categoría de intereses, fundamentales en las
posiciones de la actual Administración: el éxito de Estados Unidos en la región es una
prueba necesaria de su determinación de sostenerse firme en contra de la agresión
en otros países. El presidente Reagan ha enfatizado este aspectos y algu-
"o-.rrrist"
nos ofrecen el convincente argumento de que, dado el hecho de que Estados Uni-
dos tiene una superioridad militar abrumadora en el área, podría en efecto defender
adecuadamente los preceptos concretos arriba mencionados con una política menos
intervencionista. Por lo tanto, "no es la seguridad de nuestras rutas marítimas, o la
perspectiva de una inundación de refugiados hacia este país, o el peligro implícito
para Ia seguridad de México, 1o que está en deftnitiva en juego en Centroamérica: es
la credibilidad del poder de Estados lJnidos".e
El asunto del "prestigio" se menciona abiertamente solo Por Parte de los conser-
vadores y til, vez sería rechazado por los liberales, al menos con este formulación. Sin
embargo, puesros ante el dilema de aceptarlo o admitir la carga de una eventual pérdida
de imagen, Ia mayor parte de los críticos de la Administración han sido débiles en
enfaúzx meramente asPectos internos de la crisis y han terminado por acePtaf la com-
binación propuesta por la Administración. El tema ha sido mencionado en el Informe
Kissinger y no fue objeto de desacuerdo, lo cual añadiría a la convicción de que "el pres-
tigio" de Estados Unidos es otro interés respecto del cual existe suficiente consenso.lo
discutibles en forma efectiva entre los formuladores de política. Para ser %dmitido" al
debate, uno debe aceptaf la importancia geopolítica de la región, su definición como
á¡ea unificada (la Cuenca del Caribe), su relevancia para la seguridad de Estados
Unidos, algunas definiciones básicas de intereses de seguridad y la combinación de
problemaslnrernos con un conjunto bien definido de amenazas externas. Las políti-
t.", y üsponibles se evalúan, siempre con relación a los objetivos comunes
"lt".r,"tivas
descritos. Otro marco importante de referencia, el cual examinamos a continuación,
es el proveniente de fuera del círculo de formuladores de política.
z. PnBsroNEs E)cERNAS
r 1
§flilliam lcoGrande, Central Americ¿ and the Polls, Special Repon of the §ü'ashington Oftice oo
America, mayo de 1984, p.2. El estudio de LeoGrande es el resumen más completo de las actitudes dd
estadounidense sobre la crisis centroamericana, usando casi todas las encuestas disponibles.
CENTROAMERICA EN I-A. ESTRAIEGIA DE ESTADOS UNIDOS 349
¡
12
La encuesta del Chicago Council en John E. Reill¡ "American Opinion: Continuiry Not Reaganisrn',
Foreign Policy, no 50, primavera de 1983, p. 88. Encuesta css/NeuYork Tintes,2 dejtnio de 1983, en Gallup
Report, octubre de 1983, pp.14-21. La encuesta de la misma fuente de 1984, en Public Opinion, abril mayo
de f984, p. 37.
13
Para un resumen de encuestas véase §?l LeoGrmde, op. cit., Tabla 21. La encuesta más reciente de
Ha¡ris, informada en el National Journ¿|, 13 de abril de 1 985.
ta Tl¡e Nru York Times,2 de julio de 1983.
15
Los Angeles Times,T de noviembre de 1984. Datos más recientes e¡ The New Yorh Times, de junio de
1985.
3JO ESTRATEGIAS Y PROCESOS DE POLÍTICA E)(TERIOR EN ESTADOS IINIDOS, 198I.1991
parte de las situaciones de intervención desde la Segunda Guerra Mundial. Por lo general, es de breve duración
o, rnás bien, su continuación depende de ot¡os factores. Véase capítulo 4 de este libro: 'Elecciones presidenciales
y política exteriol'.
CENTROAMÉRICA EN I.A ESTRATEGIADE ESIhDOS I,.¡NIDOS
Hay poca información acerca de cu¿íl fue la actitud de algunos aliados de Esmdos
Unidos en los años dé la crisis cubana. Con algunas excepciones (México renía u¡e
visión distinta sobre Cuba y mantuvo sus relaciones diplomáticas y económicas con
ella), la mayor parte de los aliados globales de Estados Unidos veían la región como
vna zona de hegemonía estadounidense y apoyaron su enfoque mixto de contrain-
surgencia y desarrollo. Algunos de los países integrantes del Grupo Contadora, como
venezuela, estuvieron en la primera línea en contra de cuba, mientras que la mayor
parte de los europeos, con la posible excepción de España, acepraron de hecho el
bloqueo. Por otra parte, en el caso de Europa, una actitud distinta no habría tenido
mucha importancia: el interés de Europa por América Latina después de la Segunda
Guerra Mundial estaba en su más bajo nivel histórico.
La situación de hoy es muy diversa: varios países europeos y latinoamericanos per-
siguen vigorosamente sus propias políticas en América Central, a menudo en abierta
contradicción con las posturas estadounidenses, como ha ocurrido, por ejemplo, en
la controversia relativa al Acta dePaz para Centroamérica formulada por el Grupo
Contadora.
El proceso de Contadora y las iniciativas europeas reflejan nuevos desarrollos que
deben tomarse en consideración. En primer lugar, tanto los pafues europeos como las
potencias medias del Caribe han crecido en importancia política y económica en el pla-
no global en las ultimas décadas. Las inversiones y el comercio europeo en relación con
Centroamérica son poco significativos, pero el ser uno de los más imporrantes inversio-
nistas y el principal donante de ayuda (una 'tuperpotencia económica') de la región,
que es el primer exportador e importador del mundo, requiere de una política incluso
para regiones 'tecunda¡ias". Igualmente, la necesidad de afirmar un nuevo papel, como
resultado de una importancia económica creciente, es evidente al menos en los casos de
México y Venezuela, especialmente, en relación con una zona tan cercula a sus propias
fronteras. En segundo lugar, la tendencia a la multipolaridad y la interdependencia eco-
nómica va acompañada por una nueva autoafirmación en política internacional que re-
chazalaaceptación sumisa de las posturas de poderes centrales. En tercer lugar¡existen
consideraciones estratégicas. Europa teme que un involucramiento excesivo de Estados
Unidos en la región pueda llevarlo a desatender otras áreas más cruciales para la seguri-
dad europea o derivar en una nueva demanda de extensión de la solidaridad adántica-
Por su parte, los poderes intermedios del Caribe temen una presencia miliar esudou-
nidense directa en la región, tafito o más que la eventual amenazacubano-soüética
Todos estos factores llevan a una interpretación de la crisis y sus alternativas com-
partida por la mayor parte de estos países y disdnta de las posturas predominantes ea
3S2ESTMIEGIASYPRoCESoSDEPoLÍTICAEXTERIoRENESTADOSUNIDoS,I9SI.I991
del nuevo
le En el caso de Colombia, su cambio se atribuye al cambio de gobierno en 1 983 y a la voluntad
ir,"r.r" po. ,rr.dio d. ,r.iociaciones. En i-uanto a venezuela, se mencionan dos razo-
de tratar con la suuroria,
a Reino unido
las elicciones de 7982 y elapoyo estadounidense
nes: la derrota de los de-ócrata-cristianos en
en las Malvinas'
, CENTROAMÉRICA EN LA ESTRATEGIA
DE ESTADOS LTNIDOS 353
20 kiken, 'Eastern Winds in l,atin Americf , Fareign Policy, n" 42, primavende 1981, p. 94.
Robert S.
2r Ki¡kpat¡ick, "U.S. Security in latin America", en Commentary, enero de 1981, p. 29-
Jeane
22
Jeane Kirkpatrick, Tlte Hobbes Problen: Ordn, Authoity and Le§rtnwry
in Cmtral America, presentado
en el Americ¿n Enterprise Institute, Public Policy §7eek, W'ashington, diciembre de 1980, p. 8, mimm.
CENTROAMERICA EN LA ESTRATEGIA
DE ESIADOS UNIDOS
23
De acuerdo con una oublicación reciente,
el presidente Reagan 'debió ser
disuadido de la fanasía priva-
f i;ffii;l: rodía ser rüerada p., u r,.-,t. í*-*i,'.*i. tui,,*ut, rb,i,-s,;)r;rembre{iciembre
24
Grmada nunca fue considerada realmente
al mismo nivel. En cuanto a Guatemala,
aunque la Mminir
,ffi:1":,[;:."i.r;:::il:1x,3:t, :.,TffI;ffi"{i; extremo v ra oposrción dá ángreso,
debida a
I
356 ESTMIEGIAS Y PROCESOS DE POLÍTICA EXTERIOR EN ESTADOS UNIDOS, 1981'1991
l,a realidad resultó menos simple de lo eiperado. A pesar del esfuerzo mucho
mayor de ayuda económica y militar (calculado en más de 500 millones de dólares
en 1981, de fuentes directas e indirectas), la situación, después de un año, estaba
lejos de justificar el optimismo inicial de la Administración. Las guerrillas no estaban
ganando, pero tampoco estaban perdiendo, y parecían controlar algunas áreas de
,modo más permanente que antes. El gobierno de Duarte niostraba debilidades serias,
principalmente, debidas a la resistencia de la derecha a la reforma agrañay el cambio
social. La frustración, más que las evidencias concretas, llevó a la conclusión de que
el apoyo exrerno a la guerrilla era el principal obstáculo para §u derrota. Al mismo
tiempo, el apoyo internacional a la política de Estados Unidos se había debilitado aún
más. l¿ Declaración Coniunta Franco-Mexicana de octubre de 1981, proponiendo el
reconocimiento del rr"tN-FDR como parte beligerante en la guerra civil, se vio como
una prueba ulrcrior de la injerencia externa. Finalmente, los esfuerzos por recurrir a
las instituciones tradicionales del sistema interamericano Para ampliar el apoyo ha-
bían fracasado por completo. El intento del entonces secretario de Estado, Alexander
Haig, por aplicar el Ti¡atado de Río a El Sdvador -acusando a Nicaragua y Cuba de
agresores externos- nunca despegó, y, muy Pronto, los últimos aliados regionales
su postura inicial: fugentina después de las Malvinas y Venezuela des-
"b*dorr*on
pués de que Napoleón Duarre y la Democracia Cristiana perdieran el poder en las
elecciones de marzo de t982'
Como resultado, la Administración estaba dispuesta a cambiar de política en los
primeros meses de 1982. Un memorando del Consejo Nacional de Seguridad de
marzo de 1982, difundido un año después, trazaba un Panorama mucho más som-
brío de la situación centroamericana señalando que "cualquier perspectiva de victoria
a corto plazo del rurN ha sido eliminada t...] ty] las fuerzas salvadoreñas han mostra-
do mayores capacidades [...] haciendo que el deterioro evidente de nuestra posición
hace seis a ocho meses ha sido detenido".25 Tal deterioro puede haber sido evidente
para el autor del memorando, pero, con cetteza, no era esa la visión de la Adminis-
tración a comienzos de l98l .
El documento del Consejo Nacional de Seguridad añadiaotros Puntos de evalua-
ción francamente negativos, los cuales incluían:
2t Consejo Nacional de Seguridad, Documento sobre Política hacia Centroamérica y Cube, The Neu York
26 l¿ cifra de 1984 incluye el suplemento aprobado junto con la adopción del lnforme
Kisinger.
360 ESTRAIEGIAS Y PROCESOS DE POLITICA EXTERIOR EN ESTADOS UNIDOS, 1981.199I
4. EvaruaclóN y pERSpECTrvAs
2evéase la conferencia de prensa dbl presidente el25 de febrero de 1985, Tbe Neu york rimes, Tbe
W'ashington Poay oüos, 26 de febrero de 1985.
X2 ESTRATEGIAS Y PROCESOS DE POLÍTICA EXTERIOR EN
ESTADOS UNIDOS, 198I.1991
30 Robert
s' lriken' "can the cycle be Broken?", en Robert s. Leiken (comp.),
central America: Anatomy
ofConflict, Pergamon press, Nueva york , 19g4, p. 14.
31
Jmes R' Kurth, "The united states c.rt."l America: Hegemony in Historicai and comparative
"rri
Perspective"' The §Tilson center (Taller sob^re los aspectos internacionJes de ia c¡isis cenrroamericana),
in$on',D' c' Devolución significa la transferencia ie hegemonía §7ash-
por parte de Estados uniáos a las porencias
regionales.
M ESTRATEGIAS Y PROCESOS DE POLÍTICA EXTERIOR EN ESTADOS UNIDOS,
1981-1991
I
Existen formidables obstáculos para una intervención directa, aún en el supuesto I
I
de que la Administración quiera esa opción. Entre ellos, están la oposición interna y {
externa' la falta de cefieza acerca de un resultado favorable en breve tiempo y la ne-
cesidad de utilizar abundantes recursos, los cuales dejarían de estar disponibles para
otras misiones de importanciay la posibilidad de crear un conflicto prolorrg"do ,l
r interior de la sociedad estadounidense.
Sin embargo, la posibilidad de que ,. ll.gr.
a esta inrervención no puede descartarse. Primero, porque la propia Administración
no la ha descartado y existen escena¡ios
-la derrota de las fuerzas gubernamentales en
El Salvador' una ofensiva de Nicaragua en territorio de sus vecinos o la participación
de fuerzas cubanas en donde, con certeza, se la considera. segundo, porque hay en el
gobierno quienes continúan patrocinando esa solución e impulsríndáh por todos los
medios posibles. Las falsas noticias acerca de los rrrc soviéticos en Nicaragua, que el
secreta¡io de Btado Schultz denunció como 'triminales", son una evidencia r..i..rr.
de la existencia de voluntades para provocar una confrontación. Por último, la inter-
vención no puede ser excluida simplemente porque las armas están emplazadas para
llevarla a cabo. Como Barbara Tirchman ha demostrado en su documentado estudio
sobre el esrallido de la Primera Guerra Mundial, la guerra no solo ocurre porque los
estadistas lo deseen, sino porque una vez que las fuerzas están objetivamente
confron-
tadas, nadie está dispuesto a dar los pasos necesarios para desactivarlas.32
Una segunda alternativa es el arreglo por medio de unas negociaciones políticas
serias. En esta línea existe una enorme cantidad de propuestas y las posibilidades
de
arreglo nunca fracasarán por falta de imaginación. El Grupo co.rt"dor" ha presen-
tado la que, sin duda, es la proposición más completa, ra cual esrá en estudio por los
actores regionales y por Estados unidos. Aunque el proyecto mismo del Acta
de paz
se reffere a soluciones duraderas, el esfuerzo del Grupo ha estado más
dirigido a la
distensión que a la eliminación inmediata de las causas de la guerra. sin embargo, in-
cluso este enfoque realista ha enfrentado unas enormes dificultades que lo han
p.r.rao
al borde de la desaparición varias veces en los últimos dos años.
El hecho es que cualquier esfuerzo de negociación, rimitado o no, solo puede
tener éxito si los actores están dispuestos a dejar a un lado algunos de los supuestos
básicos que inspiran sus políticas y a comprometerse en relación a los intereses
fun-
damentales con el objetivo de vivir en paz entre sí. para llegar a una solución
nego-
ciada, Estados unidos debería aceptar al menos dos condiciones, las cuales
a6ctan
profundamente a los consensos b¿ísicos antes mencionados. En primer lugar,
deberh
abandonar la noción de que los intereses de Centroam éricay los de Estados Unidos
son idénticos y pueden expresarse sola-mente en torno a la seguridad. como poder
global, Estados unidos puede tener inrereses de seguridad legítimos.., mu"hr. i.gio-
nes, pero las naciones centroamericanas no tienen ni aspiran a ocupar
un papel global
y sus intere§es están mucho más vinculados al desa¡rollo económico y social. Como
señaló Carlos Fuentes en su carta abierta a la Comisión Kissinger, ¡¡qches veces la
ideología -más precisamente, la ideología marxista- es escogida como urül forma de
rechazo ante el poder hegemónico, el cual se ve como obstáculo a los propios inrere-
ses, y guarda muy poca relación con consideraciones de política global. Nadie puede
aspirar a eliminar la ideología por la fuerza, sobre todo, mientras sigue ejerciendo ese
papel hegemónico.
En segundo lugar, Estados unidos debería aceprar que mientras la democracia
tiene una historia llena de contenido en América del Norte, en Cenrroamérica ella
ha sido asociada con el fraude, la opresión y el gobierno autoritario. Empujados por
Estados Unidos, muchos dictadores centroamericanos han promovido "experimenros
democráticos", que han manipulado para sus ffnes, dando como resultado (muchas
veces) más autoritarismo. La democracia en Cenroamérica no se puede imponer
desde fuera y, más que presentarla como precondición para la paz, debería provenir
de un proceso cuyo énfasis esté en la participación, el desarrollo y la justicia social.
Por su parte, las naciones centroamericanas -y más particularmente los movi-
mientos revolucionarios- deberían aceptar el hecho de que, por vivir cerca del terri-
torio de una potencia como Estados Unidos, determinadas formas de organización
y comportamiento internacional no son posibles, aun cuando teóricamente corres-
ponden a la soberanía de los estados. En términos má simples, para desarrollarse con
independencia, las naciones de Centroamérica y el Caribe deben acomodarse a los
intereses de seguridad de Estados Unidos, en la medida en que ellos tengan una for-
mulación precisa y no sean una simple justificación de la renovación hegemónica. Los
intereses concretos de seguridad tales como el acceso a las materias primas, la libertad
de las rutas marítimas, el flujo normal y restringido de inmigrantes, etc. deberían
garantizarse. El tema del 'prestigio" es un retorno a la presunción hegemónica que
ninguna nación soberana puede verdaderamente aceprar.
A menos de que se puedan satisfacer estas condiciones, la negociación solo puede
ser útil para dilatar o evitar el estallido de la guerra abierta. Esto nos lleva al último
escenario, desafortunadarnente el más probable desde nuesrro punto de vista. La in-
tervención directa y la negociación son aún una posibilidad, pero la situación más
factible en los próximos años es una prolongación de la misma crisis ahora existen-
te. Si la administración Reagan no puede aumenrar sus niveles de acción debidp a
la presión interna y exrerna; si en esros niveles nadie puede vencer, pero sí pueden
todos witar la derrota; y si hay poco espacio parala negociación de Contadora, nos
enfrentamos a una situación que no es ni de paz ni de guerra, en la cual las metas de
desarrollo, concordia, democracia y otros objetivos que habitualmente se mencionan
se pospondrán por largo tiempo. Estados Unidos puede vivir con esre nivel de crisis
en centroamérica, sobre todo, cuando los límites auto impuestos no se superen y
cuando todas las otras soluciones sigan pareciendo menos deseables.