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El chico

del CUADRO
La tienda de antigüedades estaba en el centro de la ciudad, nunca antes
había entrado a este lugar por dos razones: no me interesa y queda algo lejos de
casa.
Pero aquí estaba ahora, y sólo podría salir hasta que la intensa lluvia cesara, y
eso pasaría en un buen rato.
La mujer que atendía el lugar no dejaba de mirarme haciéndome sentir
realmente incómoda, llegué a tocar mi rostro en varias ocasiones para
asegurarme de no temer nada.
Bufé haciendo que el flequillo que tenía cubriéndome el rostro se elevara,
¿cuánto tiempo más estaría aquí? Discretamente me senté en una de las sillas
que son parte de la mercancía, estaba agotada físicamente.
Había venido al centro de la ciudad con la intención de comprar un par de tela
para el vestido que debo hacerle a mi nueva clienta, un diseño algo
extravagante, pero nada que no pudiera hacer. Pero al no tener un automóvil
llegué en autobús pese al clima y bueno, he aquí las tristes consecuencias.
-Niña- llamó la mujer de repente, mirándome con la misma intriga de antes. Me
puse de pie enseguida. ¿Niña? ¡Tengo 22! No soy ninguna niña.
-Lo siento, no era mi intención- me disculpé avergonzada por atreverme a
sentarme de esa manera.
-Niña espera- Movía su mano haciendo énfasis para que me acercara, me
acerqué de nuevo, con evidente confusión en el rostro.
- ¡Pegaré la silla si es necesario! - Hablé apresurada. Estaba cansada de esto, sólo
quería ir a casa y la lluvia no cesaba.
-Nada de eso niña- Movía su mano negando - ¿No te ha interesado nada? -
Preguntó con decepción.
Sinceramente le iba a decir que no, pero la mujer hizo un puchero y sus ojos se
llenaron de lágrimas, ésta señora era manipuladora –este lugar es más grande
de lo que pensé- Dije para sacar un poco de conversación, sin embargo, la mujer
iba tan absorta en sus pensamientos, o eso parecía, así que decidí irme y dejar
todo ahí, pero vi un hermoso cuadro con la foto de un actor y decidí comprarlo,
era la primera vez que le compraba a la señora y ella se emocionó mucho que me
abrazó y me di cuenta que no era como yo creía.

Moraleja:
Nunca juzgues a una persona por su apariencia
si no la conoces bien, no critiques sin saber como es
en realidad.

LECTURA A CARGO DE:

Camila Nicol Chinguel Choquehuanca


Comunicación - Secundaria

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