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Así, la práctica cotidiana de la lengua puede resultar muy diferente a lo que se puede ver
en los libros texto. El habla coloquial es difícil de registrar por escrito, dado que está en
constante cambio, y desde cierto punto de vista es el uso del lenguaje más real y más
concreto, incluso cuando se aleja de las normas y convenciones del idioma. Por esa misma
razón, es inadecuado su uso en situaciones formales, académicas o de prestigio.
• Puede presentar poco respeto por las reglas gramaticales, la lógica del idioma
e incluso la correcta pronunciación de las palabras, siempre y cuando logre
comunicarse de manera eficaz. En ella prima el uso por encima de la norma al 100%.
La diferencia fundamental entre el lenguaje coloquial y el lenguaje formal tiene que ver con
el cuidado de las formas, es decir, con el respeto que se preste a las reglas gramaticales y
a la cuidadosa selección de las palabras. En ello es equivalente a las normas de etiqueta
en el vestir: hay situaciones para usar camisetas y pantalones cortos, y hay situaciones
para usar traje y corbata.
En español, forman parte del lenguaje coloquial expresiones y giros como los siguientes:
• Uso del plural en lugar de la segunda persona: “Hola, Manuel, ¿cómo andamos?”
o “¡Vamos a calmarnos!”.
• Repetición del sujeto: “Ayer me vi con María y también le dije a María que te
llamara”.
• Uso de interjecciones con distintos sentidos, como “¿eh?”, “¿ah?”, “ay”, “oh”,
“¡vaya!”, etc.
• Uso de muletillas, como en: “Entonces llegó el profesor y nos dijo tipo que nos
esforzáramos más”.
LENGUA VULGAR: Con el adjetivo vulgar nos referimos, en un sentido estricto,
a todo aquello que le pertenece o que tiene que ver con el vulgo, es decir, con la
chusma o con la muchedumbre, siendo estas tres palabras distintas formas
despectivas empleadas tradicionalmente para las clases más bajas de la sociedad.
Es decir, que, en un sentido estricto, lo vulgar es aquello que se asocia a la
plebe o al pueblo, en un sentido peyorativo.
De hecho, este término proviene de las voces del latín vulgus (“gente común”)
y vulgare (“difundir”, “propagar entre la gente”). Históricamente está asociado a la falta
de cultura o de educación, es decir, al desprecio por las clases iletradas y populares, tal y
como lo refleja la alocución latina Odi profanum vulgus, et aceo (“odio al vulgo ignorante y
me alejo de él”), atribuida al poeta lírico y satírico romano Horacio (65-8 a. C.).
Lo vulgar, entonces, hoy en día es sinónimo a lo ordinario, pero en dos sentidos posibles
del término:
Así, por ejemplo, cuando decimos que un chiste es vulgar, estamos diciendo que es
posiblemente ofensivo, atrevido o subido de tono. Pero cuando decimos que alguien es un
vulgar ladrón, queremos decir que no sólo es un ladrón, sino que es uno de poca monta,
poco refinado.
Pero cuando decimos que algo pertenece al conocimiento vulgar, en cambio, estamos
diciendo que forma parte de los saberes ordinarios, no académicos, que no requieren
formación y cualquiera maneja con soltura.
Lenguaje vulgar
Se llama lenguaje vulgar, lenguaje soez, lenguaje procaz o lenguaje grosero al conjunto de
palabras, giros y frases que, dentro de una comunidad lingüística (o sea,
una comunidad que habla un mismo idioma) se consideran vulgares, soeces, groseros,
de mal gusto e impropios de gente educada, refinada o culta. Las groserías, dicho
fácilmente, son parte del lenguaje vulgar.
Usualmente se acompañan con gestos soeces o cierto lenguaje icónico, y suelen abordar
temas considerados tabú o tenidos por sagrados tradicionalmente, como el sexo, la
paternidad o maternidad, ciertas partes del cuerpo o la blasfemia. A veces simplemente
intentan ridiculizar y caricaturizar al otro.
Sin embargo, no debemos confundir el lenguaje vulgar, con las lenguas vulgares o
lenguas vernáculas. Este último término se emplea en los contextos académicos para
referirse a las lenguas habladas hoy en día, en contraposición con las lenguas clásicas
de la antigüedad, y a veces para referirse a los dialectos o lenguas locales hablados en
determinadas geografías.
Dicho de otro modo, las lenguas vulgares o vernáculas se corresponden con las lenguas
modernas (como el español, el inglés, el ruso, el mandarín, etc.), mientras que las lenguas
clásicas o muertas son las que ya nadie habla, sino que forman parte de la historia (como
el latín, el griego antiguo, el sánscrito, etc.).
Vulgarismos o vulgaridades
Por ejemplo, conjugaciones verbales como haiga (en lugar de haya), delen (en lugar
de denle), semos (en lugar de somos), satisfació (en lugar de satisfizo), son casos
de vulgarismo en los que se transgrede la norma culta del idioma, pero que son
empleados en el habla cotidiana de muchas personas, especialmente de aquellas con bajo
nivel educativo.
LENGUA CULTA: Se entiende por lenguaje culto, lengua culta, registro culto,
norma culta o nivel culto de la lengua al uso más correcto y solvente
del lenguaje verbal, es decir, es el modo en que se espera que lo utilicen
las personas con mayor nivel educativo y mayor dominio del idioma.
Esto último, claro está, debemos tomarlo no como una realidad absoluta, sino como un
principio de normalización y estandarización de la lengua, dado que pueden existir
distintos registros cultos de una misma lengua, dependiendo de sus
variantes dialectales y geográficas. Dicho de otro modo, la norma culta es el baremo con el
que se distingue el uso culto o correcto del idioma, de sus usos populares o coloquiales.
Las jergas profesionales son un tipo de palabras o tecnicismos que hacen alusión a
terminología específica de una profesión. Para comprender una jerga profesional es
necesario contar con conocimientos de dicha área o profesión.
El lenguaje literario se rige por reglas distintas a las del lenguaje ordinario y cotidiano,
puesto que en este último siempre se privilegia la economía del lenguaje (cómo decir más
diciendo menos) y la claridad del mensaje, mientras que el lenguaje literario persigue, entre
otras cosas, un estándar de belleza artística.
Esto último se puede conseguir mediante diversas técnicas y modificaciones, como pueden
ser la rima y musicalidad, la metáfora, la repetición o incluso formas de la sintaxis que no
son usuales en la lengua cotidiana. En ese sentido, el lenguaje literario es mucho más
libre y creativo en algunas cosas, pero más controlado y tradicional en otras.
Como se dijo, el lenguaje literario es una formulación particular del lenguaje común y
corriente, teniendo en cuenta aspectos de valor artístico, filosófico y estético, en lugar de
simplemente los comunicativos. Se trata de un modo especial de uso, cuyo objetivo es
producir obras artísticas con la palabra, que se conocen como textos literarios.
Un poema, una novela, incluso un discurso pronunciado ante una tribuna o una
oración, son ejemplos de uso del lenguaje con fines distintos a los que persigue una nota
pegada en el refrigerador o una llamada telefónica a la compañía del cable.
En ellos, el lenguaje altera sus reglas usuales y explora los límites de lo que puede
decirse y cómo, encontrando nuevas formas de expresión de los contenidos profundos del
espíritu humano.
Los géneros literarios son las categorías en que se divide la literatura como son la poesía,
la narrativa, la dramaturgia y el ensayo. El lenguaje poético está presente en todos y
cada uno de ellos.
Así, podríamos decir que hay dos vertientes del lenguaje literario:
• Verso. De tendencia más oral y sonora, del que se sirve la música, la oratoria y la
poesía rimada, y que hace énfasis en cómo suenan las palabras.
• Prosa. Centrada en la manera de presentar la información escrita en una cadena
de sentido, como en las novelas y relatos.
La palabra jerga proviene del francés gargun, una onomatopeya del siglo XII para referirse
al canto de las aves, y que figuradamente pasó luego a designar el habla vulgar de los
ladrones o delincuentes. Dicho sentido lo comparte con palabras como argot o germanía,
con las cuales presenta algunas diferencias semánticas: la jerga no sólo se refiere al habla
vulgar o delictiva, sino que también puede referirse al lenguaje técnico profesional o
especializado.
No debe, sin embargo, confundirse la jerga con el dialecto, que es una variante geográfica
de la lengua, compartida por todos sus hablantes en una misma localidad. Las jergas
pertenecen a grupos específicos cuyos modos de habla se alejan de la lengua habitual,
incluso dentro de una misma región geográfica.
Tipos de jergas
Las jergas se pueden clasificar de la siguiente manera: