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LENGUA COLOQUIAL: Se llama lenguaje coloquial, habla coloquial o registro

coloquial al modo de habla que solemos usar en la vida común y cotidiana, en


situaciones en las que no necesitamos prestar una atención particular al lenguaje,
ni hacer un esfuerzo adicional a la hora de comunicarnos, como sí ocurre en el habla
formal o registro formal.
Este modo de habla es el que mayor variedad presenta dentro de un mismo idioma, ya que
no hablamos del mismo modo en las distintas regiones geográficas existentes, ni en los
distintos estratos dentro de una misma ciudad. Dado que se trata del habla coloquial, no
existen regulaciones, ni normas rígidas que lo administren, sino que lo más importante es
que sirva para comunicarnos de manera eficaz en el día a día.

Así, la práctica cotidiana de la lengua puede resultar muy diferente a lo que se puede ver
en los libros texto. El habla coloquial es difícil de registrar por escrito, dado que está en
constante cambio, y desde cierto punto de vista es el uso del lenguaje más real y más
concreto, incluso cuando se aleja de las normas y convenciones del idioma. Por esa misma
razón, es inadecuado su uso en situaciones formales, académicas o de prestigio.

Características del lenguaje coloquial

El lenguaje coloquial se caracteriza por lo siguiente:

• Es una manifestación diaria, informal y poco cuidadosa del idioma, que se da


en situaciones de intercambio social de confianza, o en aquellas en las que priva la
necesidad de comunicarse rápida y efectivamente, en lugar de hacerlo
correctamente y con esmero.

• Es fundamentalmente oral, difícil de transcribir, ya que depende en gran medida


de elementos contextuales y paralingüísticos: la gestualidad, el tono, la situación, el
entorno, etc.

• Puede presentar poco respeto por las reglas gramaticales, la lógica del idioma
e incluso la correcta pronunciación de las palabras, siempre y cuando logre
comunicarse de manera eficaz. En ella prima el uso por encima de la norma al 100%.

• En ella pueden abundar los modismos, barbarismos, neologismos y


vulgarismos (groserías). Sin embargo, no debemos equiparar necesariamente el
lenguaje coloquial o cotidiano con el lenguaje soez o vulgar.

• Es común a todos los estratos sociales, niveles educativos y lugares de


proveniencia, pero en cada caso presenta importantes márgenes de
variedad, creatividad e innovación.
• Es espontáneo, breve y eficaz.

• Se permite desprolijidades como la elipsis (omisión de partes de la oración), la


redundancia, la repetición, la digresión, etc.

Diferencias con el lenguaje formal

La diferencia fundamental entre el lenguaje coloquial y el lenguaje formal tiene que ver con
el cuidado de las formas, es decir, con el respeto que se preste a las reglas gramaticales y
a la cuidadosa selección de las palabras. En ello es equivalente a las normas de etiqueta
en el vestir: hay situaciones para usar camisetas y pantalones cortos, y hay situaciones
para usar traje y corbata.

De esa manera, el lenguaje formal equivale a un uso más cuidadoso, planificado y


correcto del idioma, típico de situaciones en las que se necesita cierta corrección:
actividades académicas, conferencias, exposiciones, etc. Las transgresiones que en el
lenguaje coloquial están permitidas, en el formal no lo están, como los modismos, los
vulgarismos o las expresiones poco cuidadas.

Ejemplos de expresiones y palabras coloquiales

En español, forman parte del lenguaje coloquial expresiones y giros como los siguientes:

• Uso del plural en lugar de la segunda persona: “Hola, Manuel, ¿cómo andamos?”
o “¡Vamos a calmarnos!”.

• Repetición del sujeto: “Ayer me vi con María y también le dije a María que te
llamara”.

• Preguntas retóricas o “frases-eco”: “¿Sabes? Ayer vimos a tu padre”

• Uso especial de ciertas conjunciones: “¡Conque estás de novio y no me dijiste


nada!” o “¡Pero qué grande está Miguelito!”

• Uso de interjecciones con distintos sentidos, como “¿eh?”, “¿ah?”, “ay”, “oh”,
“¡vaya!”, etc.

• Uso de imperativos “fosilizados” o de sentido enfático, como “venga”, “vamos”, “oye”


o “mira”, por ejemplo: “¡Mira, muchacho, a mí no me hables así!” o “¿Vas a volver a
apostar todo? ¡Vamos!”.

• Uso de muletillas, como en: “Entonces llegó el profesor y nos dijo tipo que nos
esforzáramos más”.
LENGUA VULGAR: Con el adjetivo vulgar nos referimos, en un sentido estricto,
a todo aquello que le pertenece o que tiene que ver con el vulgo, es decir, con la
chusma o con la muchedumbre, siendo estas tres palabras distintas formas
despectivas empleadas tradicionalmente para las clases más bajas de la sociedad.
Es decir, que, en un sentido estricto, lo vulgar es aquello que se asocia a la
plebe o al pueblo, en un sentido peyorativo.
De hecho, este término proviene de las voces del latín vulgus (“gente común”)
y vulgare (“difundir”, “propagar entre la gente”). Históricamente está asociado a la falta
de cultura o de educación, es decir, al desprecio por las clases iletradas y populares, tal y
como lo refleja la alocución latina Odi profanum vulgus, et aceo (“odio al vulgo ignorante y
me alejo de él”), atribuida al poeta lírico y satírico romano Horacio (65-8 a. C.).

Lo vulgar, entonces, hoy en día es sinónimo a lo ordinario, pero en dos sentidos posibles
del término:

• Por un lado, lo vulgar entendido como lo grosero, soez, ofensivo y falto de


decoro.
• Por otro lado, lo vulgar entendido como lo popular, cotidiano, coloquial.

Así, por ejemplo, cuando decimos que un chiste es vulgar, estamos diciendo que es
posiblemente ofensivo, atrevido o subido de tono. Pero cuando decimos que alguien es un
vulgar ladrón, queremos decir que no sólo es un ladrón, sino que es uno de poca monta,
poco refinado.

Pero cuando decimos que algo pertenece al conocimiento vulgar, en cambio, estamos
diciendo que forma parte de los saberes ordinarios, no académicos, que no requieren
formación y cualquiera maneja con soltura.

Lenguaje vulgar

Se llama lenguaje vulgar, lenguaje soez, lenguaje procaz o lenguaje grosero al conjunto de
palabras, giros y frases que, dentro de una comunidad lingüística (o sea,
una comunidad que habla un mismo idioma) se consideran vulgares, soeces, groseros,
de mal gusto e impropios de gente educada, refinada o culta. Las groserías, dicho
fácilmente, son parte del lenguaje vulgar.

El lenguaje vulgar es empleado coloquialmente y existe en todas las lenguas humanas.


Sirve para imprimir a lo dicho un timbre afectivo o emocional más intenso, para liberar
tensiones de parte del hablante, o simplemente para ofender a otros y buscar pelea.

Usualmente se acompañan con gestos soeces o cierto lenguaje icónico, y suelen abordar
temas considerados tabú o tenidos por sagrados tradicionalmente, como el sexo, la
paternidad o maternidad, ciertas partes del cuerpo o la blasfemia. A veces simplemente
intentan ridiculizar y caricaturizar al otro.
Sin embargo, no debemos confundir el lenguaje vulgar, con las lenguas vulgares o
lenguas vernáculas. Este último término se emplea en los contextos académicos para
referirse a las lenguas habladas hoy en día, en contraposición con las lenguas clásicas
de la antigüedad, y a veces para referirse a los dialectos o lenguas locales hablados en
determinadas geografías.

Dicho de otro modo, las lenguas vulgares o vernáculas se corresponden con las lenguas
modernas (como el español, el inglés, el ruso, el mandarín, etc.), mientras que las lenguas
clásicas o muertas son las que ya nadie habla, sino que forman parte de la historia (como
el latín, el griego antiguo, el sánscrito, etc.).

Vulgarismos o vulgaridades

En ciertos contextos, se emplean los términos vulgarismo y vulgaridad como sinónimos,


esto es, como una forma de nombrar a las malas palabras que componen el lenguaje soez.
Pero en otros contextos, se suele distinguir entre el uso de ambas palabras:

• Vulgaridad: Incluye las groserías, es decir, el lenguaje soez.

• Vulgarismos: Desde un punto de vista lingüístico, son unidades morfológicas, es


decir, usos y giros de una lengua, que no se rigen por la norma culta del idioma,
esto es, que no son académicamente correctas. Los vulgarismos suelen derivarse
del uso que al idioma se le daba por parte del vulgo, o de ciertos estratos sociales,
y que por razones históricas han sobrevivido, a pesar de estar, digámoslo así, “mal
dichas”.

Por ejemplo, conjugaciones verbales como haiga (en lugar de haya), delen (en lugar
de denle), semos (en lugar de somos), satisfació (en lugar de satisfizo), son casos
de vulgarismo en los que se transgrede la norma culta del idioma, pero que son
empleados en el habla cotidiana de muchas personas, especialmente de aquellas con bajo
nivel educativo.

LENGUA CULTA: Se entiende por lenguaje culto, lengua culta, registro culto,
norma culta o nivel culto de la lengua al uso más correcto y solvente
del lenguaje verbal, es decir, es el modo en que se espera que lo utilicen
las personas con mayor nivel educativo y mayor dominio del idioma.

Esto último, claro está, debemos tomarlo no como una realidad absoluta, sino como un
principio de normalización y estandarización de la lengua, dado que pueden existir
distintos registros cultos de una misma lengua, dependiendo de sus
variantes dialectales y geográficas. Dicho de otro modo, la norma culta es el baremo con el
que se distingue el uso culto o correcto del idioma, de sus usos populares o coloquiales.

El concepto de lengua culta se aplica sobre todo al modo de usar la sintaxis,


la fonética y la gramática, tanto en sus contextos hablados como escritos, dado que la
ortografía se basa en convenciones ajenas al uso de la lengua. Así, una persona puede
usar un registro culto y un registro coloquial o incluso vulgar, a conveniencia del contexto y
la situación.

Por ende, existen:

• Registro culto formal, empleado en ocasiones de mucho cuidado y respeto.


• Registro culto informal, empleado en situaciones de confianza.

En ambos casos, sin embargo, el manejo del idioma tenderá a seguir


las normas lingüísticas y gramaticales, y a utilizar un léxico de alto nivel.

Características del lenguaje culto


En sus aspectos generales, el lenguaje culto se caracteriza por lo siguiente:

• Compone un discurso fluido y continuo, con un léxico complejo que permite


expresiones muy precisas.
• Utiliza de manera precisa y correcta las palabras, evitando barbarismos y
con cierta riqueza estilística.
• Es claro y elegante en su modo de decir las cosas.
• No suele incurrir en vulgarismos, sino que más bien acude a cultismos y giros
originales del idioma.

Ejemplos de lenguaje culto


Un ejemplo de lengua culta es el utilizado por dos intelectuales en un debate sobre la
cultura, o por los políticos de trayectoria y alto nivel en sus discursos oficiales en una
fecha patria, o el discurso de aceptación de un Premio Nobel de Literatura, por citar algunos
casos muy evidentes.

LENGUA PROFESIONAL: jerga de alguna profesión u oficio. Lenguaje de


argot: propio del mundo marginal en que se desenvuelve el individuo.

Llegados a este punto, ¿qué es jerga profesional?

Las jergas profesionales son un tipo de palabras o tecnicismos que hacen alusión a
terminología específica de una profesión. Para comprender una jerga profesional es
necesario contar con conocimientos de dicha área o profesión.

Ahora, ¿qué es el lenguaje jerga y ejemplos?

Aquella que pertenece a un sector de profesionales o de quienes ejercen un oficio


determinado, y que les permite comunicarse entre sí eficientemente a través de términos
técnicos o especializados, o de giros del idioma que son exclusivos de dicha comunidad de
habla. Por ejemplo: la jerga médica, la jerga legal.

Igualmente, ¿cómo tener un lenguaje profesional?

1. Bien 'derechito', pero relajado.


2. Tu cabeza, siempre hacia arriba.
3. Enfócate en los otros.
4. Habla fuerte.
5. Enfatiza lo que dices con gestos apropiados.
6. Posiciona muy bien tu cuerpo.
7. Usa palabras que todo el mundo entienda.
8. Habla a diferentes velocidades.

LENGUA LITERARIO: Se llama lenguaje literario o lenguaje poético al modo


de empleo de la lengua común y cotidiana que se hace en las obras de la
literatura: la poesía, la narrativa y la dramaturgia, así como en otras formas
del discurso como la oratoria. Esta utilización de la lengua se caracteriza por hacer
énfasis en el cómo se dicen las cosas, más que en el qué se dice.

El lenguaje literario se rige por reglas distintas a las del lenguaje ordinario y cotidiano,
puesto que en este último siempre se privilegia la economía del lenguaje (cómo decir más
diciendo menos) y la claridad del mensaje, mientras que el lenguaje literario persigue, entre
otras cosas, un estándar de belleza artística.

Esto último se puede conseguir mediante diversas técnicas y modificaciones, como pueden
ser la rima y musicalidad, la metáfora, la repetición o incluso formas de la sintaxis que no
son usuales en la lengua cotidiana. En ese sentido, el lenguaje literario es mucho más
libre y creativo en algunas cosas, pero más controlado y tradicional en otras.

Definición de lenguaje literario

El lenguaje busca producir obras artísticas con las palabras.

Como se dijo, el lenguaje literario es una formulación particular del lenguaje común y
corriente, teniendo en cuenta aspectos de valor artístico, filosófico y estético, en lugar de
simplemente los comunicativos. Se trata de un modo especial de uso, cuyo objetivo es
producir obras artísticas con la palabra, que se conocen como textos literarios.

Un poema, una novela, incluso un discurso pronunciado ante una tribuna o una
oración, son ejemplos de uso del lenguaje con fines distintos a los que persigue una nota
pegada en el refrigerador o una llamada telefónica a la compañía del cable.

En ellos, el lenguaje altera sus reglas usuales y explora los límites de lo que puede
decirse y cómo, encontrando nuevas formas de expresión de los contenidos profundos del
espíritu humano.

Los géneros literarios

El lenguaje poético está presente en todos los géneros literarios.


No debe confundirse el lenguaje literario, común a todas las artes escritas y orales, con los
géneros literarios. Si bien en estos últimos se encuentra siempre el lenguaje literario en
acción, constituyen cosas distintas.

Los géneros literarios son las categorías en que se divide la literatura como son la poesía,
la narrativa, la dramaturgia y el ensayo. El lenguaje poético está presente en todos y
cada uno de ellos.

Tipos de lenguaje literario

El lenguaje literario es bastante libre y admite modulaciones, cambios, giros personales


del autor. Incluso le permite subvertir reglas sintácticas de la lengua, como es el caso de la
novela El secuestro del escritor francés Georges Pérec, escrita sin usar ni una vez la letra
“e”.

Así, podríamos decir que hay dos vertientes del lenguaje literario:

• Verso. De tendencia más oral y sonora, del que se sirve la música, la oratoria y la
poesía rimada, y que hace énfasis en cómo suenan las palabras.
• Prosa. Centrada en la manera de presentar la información escrita en una cadena
de sentido, como en las novelas y relatos.

Elementos del lenguaje literario

El lenguaje literario puede contradecir las normas del lenguaje común.

A grandes rasgos, el lenguaje literario tiende a:

• Emplear cultismos y palabras poco frecuentes o antiguas.


• Emplear figuras retóricas para embellecer el texto.
• Contradecir las normas del lenguaje común.
• Dar cabida a grandes formas de subjetividad (ficción).
• Emplear la connotación por encima de la denotación (significados secundarios de
las palabras, que aluden no sólo al referente directo y real).

Ejemplos de lenguaje literario

Algunos ejemplos sencillos de lenguaje literario son:

• “Caminante no hay camino / se hace camino al andar” – Poema de Antonio Machado


(España).
• “Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño
intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto” –
Frase de un relato de Franz Kafka (Checoeslovaquia).
• “Ustedes, que fabrican las grandes armas / Ustedes, que construyen los aviones de
la muerte / Ustedes, que construyen todas las bombas / Ustedes, que se esconden
tras los muros / Ustedes, que se esconden detrás de escritorios / Sólo quiero que
sepan / Que puedo verlos a través de sus máscaras” – Versos de una canción de
Bob Dylan (EE.UU).
LENGUA JERGA: Una jerga es el lenguaje especial que utiliza un grupo
humano particular, generalmente de tipo profesional o vinculado con un cierto
oficio, para comunicarse entre sí. Dicho lenguaje a menudo no puede ser
comprendido por quienes no pertenecen al círculo o desconocen la terminología.

La palabra jerga proviene del francés gargun, una onomatopeya del siglo XII para referirse
al canto de las aves, y que figuradamente pasó luego a designar el habla vulgar de los
ladrones o delincuentes. Dicho sentido lo comparte con palabras como argot o germanía,
con las cuales presenta algunas diferencias semánticas: la jerga no sólo se refiere al habla
vulgar o delictiva, sino que también puede referirse al lenguaje técnico profesional o
especializado.

No debe, sin embargo, confundirse la jerga con el dialecto, que es una variante geográfica
de la lengua, compartida por todos sus hablantes en una misma localidad. Las jergas
pertenecen a grupos específicos cuyos modos de habla se alejan de la lengua habitual,
incluso dentro de una misma región geográfica.

Tipos de jergas
Las jergas se pueden clasificar de la siguiente manera:

• Jerga profesional. Aquella que pertenece a un sector de profesionales o de


quienes ejercen un oficio determinado, y que les permite comunicarse entre sí
eficientemente a través de términos técnicos o especializados, o de giros
del idioma que son exclusivos de dicha comunidad de habla. Por ejemplo: la
jerga médica, la jerga legal.
• Jerga social. Aquella que pertenece a un ámbito de la sociedad que desea
comunicarse de manera críptica, o sea, sin ser entendido por los demás,
generalmente con fines de secrecía o de confraternidad. Por ejemplo: la jerga
carcelaria, la jerga delincuencial.
• Jerga regional. Aquella que pertenece a una comunidad regional específica,
como un barrio, o bien ciertas comunidades culturales, como una etnia, que a
través de un vocabulario propio buscan separarse del resto de los hablantes de
la sociedad y poder reconocerse entre sí. Por ejemplo: la jerga del Bronx (un
barrio en Nueva York), la jerga juvenil adolescente.

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