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2. TIPOS DE ATADURAS.
a. Ataduras con mimbres verdes:
Lo primero tuvo que ver con ser atado por siete mimbres verdes, y
con un hechizo de sus propias palabras: no dijo que perdería su
fuerza, sino “si me ataren me debilitaré y seré como cualquier de
los hombres”. En esta instancia había perdido ¼ de su fuerza. Sus
propias palabras comenzaron a tejer el comienzo de su final.
La palabra hebrea original para este tipo de ataduras es “kelub”, y
se refiere a los mimbres utilizados para tenzar arcos y lanzar
flechas.
También se refiere a los mimbres que se utilizaban para fabricar
jaulas. Esto es muy interesante por dos razones:
1 al enredarse con sus propias palabras Sansón estaba entregando
su unción para la guerra y su discernimiento profético.
Recordemos que la palabra “pecado”, no tiene que ver en su
signifciado original tanto con maldad, sino mas bien con “errar al
blanco”. Entonces, al declarar esto con sus propias palabras, el se
estaba atando al error, y a la pérdida de su libertad.
Entendamos esto: nadie pierde la unción de un día para otro, y
nadie cae de la noche a la mañana.
Toda caída, es una serie de errores y malas decisiones, que termina
en un caos, pero se origina con algo pequeño.
Los grandes desastres siempre comienzan con pequeñas mentiras y
pequeñas “cesiones” que a la larga se terminan pagando muy caro.
El hecho de que esta atadura tuviera que ver con su cabeza, nos
habla de la abdicación de su autoridad y su medida de unción. Lo
que él creía que era un engaño a Dalila, era en realidad un engaño
hacia él mismo. Jamás satanás puede operar en una vida, un
territrio o una nación si alguien no le otrogó el derecho legal de
hacerlo. En el caso de la tierra, quien se lo dio fue Adán, pero en el
caso de cada individuo, a lo largo de nuestra vida vamos cediendo
derechos legales. Cada estaca clavada en la tierra, tiene que ver con
la legalidad con la que el infierno está operando. Sansón no se dió
cuenta, de que antes de revelar el gran secreto y de la posterior
gran caída, primero había sido atado por sus propias acciones, por
sus propias mentiras y por sus propios enemigos.
Los límites fueron puestos por Dios para protegernos, pero en este
caso, todos los límites que lo protegían, habían sido violados
sistemáticamente, a tal punto que ya cuando al final Sansón revela
el secreto de su fuerza, su unción había sido drenada por causa de
las ataduras a las que el mismo se había amarrado. La estaca fue el
paso previo a la caída. En el momento en que Dalila ató sus cabellos
a una estaca, usurpó la autoridad y la unción del cielo, clavándolo y
amarrandolo en la tierra llena de maldiciones. Tomó lo que Sansón
tenía del más allá, y lo clavó con una estaca a las limitaciones del
más acá. ¿Cuantas personas existen hoy con poderosos llamados, y
con dones sobresalientes, pero con su propósito clavado a una
estaca por causa de una mala decisión o una mala relación?
3. ATADURAS SECUENCIALES.
En el primer episodio, cuando Sansón mencionó los mimbres
verdes, alertó que debían ser siete. Cuando nuevamente en el
segundo episodio de las cuerdas y en el tercero de las trenzas,
también fue específico en que debían ser siete. Cuando el profeta
Eliseo le dijo a Naamán que se sumergiera en el río, también le dijo
que fueran siete.
Todo comenzó con algo simple y puntual, pero que con el paso del
tiempo fue ganando lugar y territorio hasta convertirse en algo que
no deja de crecer, intoxicar y matar. Así como un cáncer va
destruyendo a las células buenas, y va empoderando las células
malas, una atadura de raíz expansiva hace el mismo proceso.
Lucas 13:10-13 y 16
No escondas el problema.
Aunque sea vergonzoso, y la atadura te obligue a mirar al piso, no
te escondas en tu vergueza. Muchas veces no es sencillo vivir con
ciertas cargas, pero en el secreto y en la oscuridad, es donde el
diablo puede hacer de las suyas. Aislado y escondido, siempre
estarás cautivo. Busca que la luz entre a ese lugar espiritual, y no
tengas miedo de lo que puedan decir o pensar. Muchas veces es en
la vergüenza y en la exposisión, donde Dios más manifiesta su
Gloria y su poder.
Mateo 16