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CINCO

LIBERACIÓN

INTRODUCCIÓN:

La autoridad sobre el poder de Satanás es un legado que Jesús dejó a su iglesia. Esto
rompe con el misticismo de que la liberación es para algunos “ungidos”, todo aquel que
esté en obediencia a Dios y su palabra puede ministrar.

Marcos 16:17 “…en mi nombre echarán fuera demonios…” y al mismo tiempo nos alienta
a saber que Dios quiere usarnos.

Es necesario reconocer los tres niveles de influencia demoníaca:

A- OPRIMIDO: La opresión es externa y el espíritu no está adentro. Reprendiendo al


demonio la atadura se rompe (luego debe ser ministrado).
B- ENDEMONIADO: El espíritu está dentro, ligado en especial a una o varias áreas de
su vida.
C- ENAJENADO: Está totalmente tomado por el espíritu, no manifiesta voluntad, sino
que quién se expresa en todo momento es el demonio. Ej.: el gadareno.

1) Es importante tratar a las personas con amor y cuidado, puede no saber qué pasa, ni
conocer su condición. Debemos evitar los excesos de autoridad al atar al espíritu
(haciéndolo despacio igual debe sujetarse), de lo contrario podemos generar ataduras por
ejemplo temor en la persona. Una sugerencia hasta estar seguros que haya una
manifestación es orarle: en el nombre de Jesús…, hay manifestaciones que nos dan la
pauta de que hay ataduras: ojos en blanco, movimiento circular de la cabeza, expresiones
de odio o angustia en el rostro, puños apretados y gritos al imponerles las manos.

2) Si no está humanamente consciente es imposible que tome una decisión. Diciendo el


nombre de la persona o “espíritu humano toma control de la mente. En el nombre de
Jesús, vuelve en sí”, una vez dada la orden, creer que fue hecho. Lucas 10:17 “…Señor,
aún los demonios se nos sujetan en tu nombre…” No entrar en la ministración sin dialogar
con la persona.
3) Es personal, si desea seguir viviendo como hasta ahora o disfrutar la libertad de Dios.
Comenzar a presentarle a Cristo y explicarle la existencia de dos reinos, el marco espiritual
en el que vive el hombre. El poder que Satanás ha desplegado a causa del pecado.
Hablarle del amor de Dios y el poder de la sangre derramada en la cruz.
Mencionar el poder que hay en el nombre de Jesús y ante el cual, el diablo no tiene
chance.

Colosenses 2:15 “…desponjado a las potestades las exhibió públicamente…” Explicarle el


choque espiritual que se produce al venir bajo la influencia de un espíritu que no es de
Dios. Animarle a decidirse por Cristo.

4) Indagar en su pasado y su forma de vida actual para ver dónde fue abierta la puerta que
generó la atadura, hablar de atadura es hablar de consecuencias del pecado.
Debemos tratar de discernir cual de las tres áreas que componen al hombre está ligada:
cuerpo, alma y espíritu.

ÁREA DEL CUERPO:

Es ligada por contactos sexuales, que al unirse son una sola carne. 1 Corintios 6:16.
Haciéndolos receptor de enfermedades con raíz espiritual como pactos, maldiciones,
incorporaciones, ataduras.

Es común en gente entregada a tener relaciones sexuales con pae o mae umbanda, la
persona participa de sus ataduras. Relaciones con personas del mismo sexo, opuesto o
con animales.

También el aborto trae atadura por homicidio y luego sentimiento de culpa, si el padre ha
consentido el hecho también debe ministrarse.

ÁREA DEL ALMA:

Hay dos bases fuertes “odio” y “miedo”. Como sabemos el área está formada por:

Sentimientos y emociones: Aquí se instala la fortaleza del odio y su corriente espiritual


que da lugar a rencores, resentimientos, orgullo, violencia, venganza, raíz de amargura,
falta de perdón que ligan sentimental y emocionalmente a la persona.

Psiquis: El miedo da lugar a traumas, fijaciones, obsesiones, complejos, convulsiones,


dudas, temores, sentimiento de rechazo y auto-conmiseración, falta de confianza
(Paranoia, persecución, el diablo ha dañado la mente).
ÁREA DEL ESPÍRITU:

Cuando hablamos del área espiritual no hablamos del espíritu del hombre, ya que es el
que entra en contacto con Dios, mientras vivimos en pecado permanece dormido y sólo
puede ser despertado por Él. Hablamos del contacto directo con el ocultismo.

Deuteronomio 29:29, Dios le prohíbe al hombre entrar en las cosas secretas. Quien entra
al conocimiento del mundo espiritual y no lo hace a través de la revelación de Dios entra a
través del ocultismo.
El ocultismo va desde el horóscopo o el simple juego de la copa hasta la magia negra más
fuerte, el vudú o los trabajos de muerte. Deuteronomio 18:9-14.

Consultar al ocultismo es entrar al territorio de Satanás y la hacerlo se establece un pacto


consciente o inconsciente con su poder y se debe renunciar a él.

5) Renunciar a las ataduras no es otra cosa que desatar el camino que llevaron a la
persona a compromisos con el enemigo en cada una de las áreas. La renuncia debe ser
específica y en voz alta, (esto es declarar delante de las tinieblas que deshago mi
compromiso con ellas.)

A. “Renuncio en el nombre de Jesús a toda atadura sexual y espiritual con tal persona
y a la autoridad que le concedí participándole en mi cuerpo”. En el caso de quien
ha sufrido abusos, además de la influencia que puede haber entrado por contacto
sexual es necesario renunciar al odio, rencor y en todos los casos perdonar.
B. “Renuncio al odio, resentimiento, etc., que le tengo a tal persona, por tal causa
específica. Lo perdono en el nombre de Jesús”. Es importante mencionar el perdón
de Dios (Mateo 6:14-15), sin el cual no tendríamos vida. El odio es uno de los
espíritus más fuertes y no siempre se es libre rápidamente, es necesario un
seguimiento y ministrar sanidad interior. En casi todos los casos de
homosexualidad, la raíz es el abuso en la infancia y debe ser tratado a nivel
emocional.
C. “Renuncio en el nombre de Jesús a todo espíritu de miedo que me sobrevino”,
cerrar las puertas abiertas al temor, la desconfianza, si es por causa de alguien, lo
perdono en el nombre de Jesús.
D. Es necesario renunciar a la denominación del ocultismo consultada. Si es posible
romper la ligadura con el nombre del brujo, curandero, etc. 2 Corintios 11:14, el
diablo se disfraza como ángel de luz, a todo poder que opera con él, a todo objeto
trabajado (prendas, velas, fotos, trabajos enterrados en las casas). En el caso de la
umbanda, macumba, utilizan espíritus guías que asignan al practicante: son
“hombres fuertes” a los cuales tendrá que renunciar. Ej.: san la muerte (pacto de
muerte), pompa shira (prostitución, sensualidad, promiscuidad), san Jorge, etc.
Cadenas, pulseras asignadas es necesario explicarle debidamente a la persona que
son motivo de ataduras y debe renunciarse.

6) Luego de la oración de renuncia guiada por nosotros, tomar autoridad y echar fuera los
demonios y romper las ataduras en el nombre de Jesús. Los demonios comenzarán a salir
a través de bostezos, eructos, abundante saliva, vómitos. En caso de que no hubiera
manifestación o que ésta se estancara, hacer volver en sí a la persona y volver a indagar,
es posible que hubiera cosas no confesadas.
7) En el momento que la persona es totalmente libre, el Espíritu Santo nos traerá la
convicción. Debemos entender que la liberación depende de la obra, guía y dirección del
Espíritu Santo en todo momento de la ministración. Por eso debemos guiar a la persona al
agradecimiento a Dios, a Él pertenece la gloria. Esto ayuda a crear una fiel dependencia a
Dios y no a nosotros.

8) Si la persona ha sido libre, su casa está limpia y ordenada (Mateo 12:43-45). El estar
vacía puede ser peligrosa. Aprovechar la sensibilidad espiritual del momento y orar por el
bautismo del Espíritu Santo.

CONCLUSIÓN:

Para tener en cuenta:

1) Al ministrar es aconsejable hacerlo con personas del mismo sexo o de lo contrario


con hermanos que acompañen.
2) Ministrar de a dos, uno lo hace y el otro apoya en oración. Tres en caso de ser un
caso difícil de sujetar, sólo si está manifestado. Al volver en sí, dos personas son
suficientes (es difícil que una persona abra el corazón frente a un grupo de
personas).
Al orar tomando la autoridad hacerlo de a uno por vez y con el entendimiento, siendo
específicos. La oración en lenguas deja sin fruto el entendimiento del ministrado y el
diablo no se sujeta ni entiende. Quien este apoyando en oración, si puede interceder en
lenguas en voz bien baja, no afecta la ministración

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