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Las cuatro Estaciones Porteñas son consideradas como una de

las composiciones fundamentales en la obra de Astor Piazzolla.


No fueron compuestas todas juntas, Verano Porteño fue escrito
en 1964, Otoño Porteño en 1969, Primavera Porteña e Invierno
Porteño en 1970.
Tampoco fueron concebidas como una suite en donde los
movimientos que la componen no pueden ser ejecutados por
separados. En este caso Las Cuatro Estaciones Porteñas pueden
ser ejecutadas individualmente cada una sin ningún problema.
Las cuatro estaciones fueron escritas para el Quinteto
originalmente formado por: Piazzolla, Antonio Agri, Osvaldo
Manzi, Cacho Tirao y Kicho Díaz (bandoneón, violín, piano,
guitarra eléctrica y contrabajo respectivamente). Habría que
resaltar una excepción, en el invierno se cambia el violín por la
viola y así quedó registrado en la primera grabación que se
realizó en vivo en el teatro Regina, con una magnifica
interpretación de Antonio Agri.
En las estaciones se pasa de una furiosa excitación con partes de
carácter virtuoso a momentos de terrible quietud y calma. Son
consideradas como música descriptiva.
En el Invierno Porteño aparece la soledad, el frío y la
pesadumbre. El invierno es día y es también la noche cuando el
tango se hace calle Corrientes. Es tremendamente melancólico,
pero esta sensación de soledad y frio viene interrumpida por
fuertes impulsos rítmicos que parecieran luchar por vencer a
esta tristeza inicial, pero solamente aparece al final de la obra
una bocanada de alegría, aparecen el sol y las sonrisas, el final en
modo mayor parece vencer definitivamente a la aflicción,
dejando un canto de alegría e ilusión.
Comparto mi versión de Invierno Porteño, en un arreglo de
Agustín Carlevaro con una importante revisión de Máximo Pujol.

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