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UNIVERSIDAD DEL ZULIA


FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLOGICAS
CATEDRA DE FARMACOLOGIA

FARMACOS TIROIDEOS Y ANTITIROIDEOS

GENERALIDADES.

La glándula tiroides es la fuente de dos tipos de hormonas que muestran diferencias


fundamentales: Las yodotironinas, producidas por las células epiteliales, que incluyen la tiroxina
o tetrayodotironina (T4) y la triyodotironina (T3), esenciales para el crecimiento y el desarrollo
normal, así como para el metabolismo energético; y la calcitonina, producida por las células
parafoliculares, esencial para el metabolismo del calcio. Las hormonas tiroideas se sintetizan y
almacenan como residuos de aminoácidos de la tiroglobulina, proteína que constituye la mayor
parte del coloide folicular de la tiroides.

Los principales pasos en la síntesis, almacenamiento, liberación e interconversión de las


hormonas tiroideas son:

1. Captación del ión yoduro (I-) por la glándula: El yodo adquirido en la dieta alcanza la
circulación en forma de yoduro. La tiroides transporta con eficacia y de manera activa el ión por
medio de una proteína específica propia de la membrana, llamada importadora de sodio/yoduro
(Na+/I-).

2. Oxidación e yodación: la oxidación del yoduro a su forma activa se logra mediante la


peroxidada tiroidea. Luego se da la yodación de residuos tirosilo presentes en la tiroglobulina
que da por resultado la formación de residuos monoyodotirosilo (MIT) y diyodotirosilo (DIT) en
la tiroglobulina, precisamente antes de su almacenamiento en la luz del folículo tiroideo. Este
último proceso se llama “organificación” y es llevado a cabo por la peroxidada tiroidea.

3. Formación de tiroxina y triyodotironina a partir de yodotirosinas: el paso restante


es el aclopamiento de dos residuos de diyodotirosilo para formar tiroxina, o de un residuo
monoyodotirosilo y un residuo diyodotirosilo para constituir triiodotironina. Estas también son
reacciones oxidativas y parecen estar catalizadas por la misma peroxidada.

4. Resorción; 5. Proteólisis del coloide; 6. Secreción de hormonas tiroideas: Dado que


la tiroxina y triyodotironina se sintetizan y almacenan dentro de la tiroglobulina, la proteólisis es
una parte importante del proceso secretor. Este último se inicia con la endocitosis del coloide
desde la luz folicular, en la superficie apical de la célula, con la participación de un receptor de
tiroglobulina, megalina. La tiroglobulina ingerida se fusiona con lisosomas que contienen
enzimas proteolíticas. Las endopeptidasas desdoblan de manera selectiva a la tiroglobulina lo
cual origina intermediarios que contienen hormonas tiroideas. Se libera T3, T4, MIT y DIT. La
hormonas tiroideas pasan a la sangre. Más del 90% de la hormona liberada es T4. Los
yodotirosilos, MIT y DIT, son descodados y el yodo liberado se recicla para la síntesis de nuevas
hormonas tiroideas.

7. Conversión tiroxina en triyodotironina en tejidos periféricos: Aunque la tiroides


secreta T3, el metabolismo de la tiroxina mediante monodesyodación secuencial en los tejidos
periféricos origina cerca del 80% de la T3 circulante. El principal sitio de conversión fuera de la
tiroides es el hígado. Puede además ocurrir una monodesyodación alternativa que produce T 3
reversa, metabolicamente inactiva
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Las hormonas tiroideas se transportan en la circulación en unión fuerte, pero no


covalente, con algunas proteínas plasmáticas. La globulina unida a tiroxina (TBG) es la principal
proteína acarreadora de hormonas tiroideas. La T 3 se une con menos avidez. La tiroxina, pero
no la T3, también se liga a trastiretina. Únicamente la forma libre, no unida a proteína, es la que
tiene actividad metabólica. En situaciones relacionadas con incremento de la unión a TBG, como
el embarazo, hay retraso en la depuración. El hígado es el principal sitio de desintegración de
las hormonas tiroideas sin que se desyoden; la T 4 y T3 se conjugan con ácidos glucurónido y
sulfúrico y se excretan en la bilis.

Regulación de la función tiroidea: Innumerables estímulos nerviosos de ingreso


influyen en la secreción de hormona liberadora de tirotropina (TRH) por el hipotálamo. Esta
estimula a su vez la liberación de tirotropina u hormona estimulante de la tiroides (TSH) en la
adenohipófisis. La tirotropina, por su parte, estimula la síntesis y liberación de T4 y T3 por la
glándula tiroidea. Estas últimas producen un fenómeno de retroalimentación negativa,
inhibiendo la síntesis y liberación de TRH y TSH.

Mecanismo de acción de las hormonas tiroideas:


En el interior de la célula T4 se convierte en T3. La T3 se liga a receptores de alta afinidad
en el núcleo, que a su vez están unidos a secuencias de ADN específicas llamadas: elementos
de respuesta a hormonas tiroideas, modulando de esta manera la transcripción génica y al final
la síntesis proteica.

Además de estas acciones las hormonas tiroideas ejercen efectos no genómicos en la


membrana plasmática, citoarquitectura celular y mitocondrias.

Acciones de las hormonas tiroideas:


 Crecimiento y desarrollo: Contribuye en el desarrollo de todos los órganos y tejidos. Crítica
en el desarrollo cerebral. La falta de hormona tiroidea durante la neurogénesis activa
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(primeros 6 meses de edad) conduce a retraso mental irreversible (cretinismo) y se
acompaña de múltiples alteraciones morfológicas en el cerebro.
 Estimula de modo notorio a corazón, músculo estriado, hígado y riñón. Del 30 al 40% del
incremento del consumo de oxígeno, dependiente de hormona tiroidea, se atribuye a
estimulación de la contractilidad cardíaca. Produce aumento de la frecuencia y contractilidad
cardíaca, aumento del metabolismo tisular, induce vasodilatación cutánea generalizada para
eliminar calor. Estimula la respiración, la motilidad intestinal, la secreción de jugos
digestivos, la función cerebral y muscular
 Aumentan la actividad metabólica y el consumo de oxígeno en casi todos los tejidos.
Aumenta el número tamaño y actividad de las mitocondrias, con la consiguiente producción
de ATP. Este proceso produce calor, lo que permite regular la temperatura (acción
termogénica).
 Estimula el metabolismo de los hidratos de carbono: absorción en el tubo digestivo,
captación celular de glucosa, glucólisis, gluconeogénesis; y de los lípidos: movilización
desde el tejido adiposo, aumento de los niveles de ácidos grasos en el plasma y mayor
oxidación de estos, estimula el metabolismo del colesterol hacia ácidos biliares, aumentan la
respuesta lipolítica del adipocito a otras hormonas, como las catecolaminas, etc.

HORMONAS TIROIDEAS SINTETICAS

La levotiroxina sódica (tiroxina) es la hormona más adecuada para la restitución


hormonal debido a su potencia constante, acción prolongada (vida media: 7 días), bajo costo
mayor estabilidad, uniformidad de contenido y menor antigenicidad. Su absorción ocurre en el
intestino delgado, siendo variable e incompleta; se absorbe un 50-80% de la dosis. La
absorción aumenta cuando se ingiere en ayunas, y algunos medicamentos, como sucralfato,
complementos de hierro y calcio, hidróxido de alumino, etc, pueden interferir en su absorción.
Durante la administración de fármacos que inducen el sistema microsomal hepático, como
fenitoína, carbamazepina y rifampicina, se incrementa su excreción y tal fenómeno obliga en
dichas ocasiones a aumentar la dosis.

La liotironina (triyodotirosina o T3) puede usarse, en ocasiones, cuando se desea un


inicio de acción más rápido. Es absorbida casi por completo en el tubo digestivo (95%). Es
menos deseable en la terapéutica de restitución a largo plazo, a pesar de ser de 3 a 4 veces
más potente que la levotiroxina, debido a que se requieren de dosis más frecuentes (vida media
más corta, 1-2 días), su costo es más alto y a que puede producir aumentos transitorios de las
concentraciones plasmáticas de T3 por encima de los límites normales. Además existe un mayor
riesgo de cardiotoxicidad con su uso.

Cuando la unión a proteínas de estas hormonas es elevada (embarazo, uso de


estrógenos, etc) la eliminación se retarda, mientras que ocurre lo contrario cuando la unión a
proteínas es menor (nefrosis, cirrosis hepática, etc) o en presencia de fármacos que impiden
esa unión (glucocorticoides, salicilatos, anticonvulsivantes, heparina, etc).

Aplicaciones terapéuticas:
Las principales indicaciones para el empleo de hormonas tiroideas son:
 Restitución hormonal en sujetos con hipotiroidismo o cretinismo.
 Supresión de TSH en personas con carcinoma tiroideo diferenciado de origen folicular
(siendo la cirugía, seguida de la administración de yodo radioactivo, el tratamiento
primario).

Efectos adversos:
Propios de las manifestaciones de hipertiroidismo: sensación de calor, hiperactividad
cardíaca, temblor, sudoración, intranquilidad, nerviosismo, debilidad muscular, insomnio,
pérdida de peso, etc.
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FARMACOS ANTITIROIDEOS

Poseen gran utilidad clínica en el control transitorio y prolongado de estados de


hipertiroidismo.

TIOAMIDAS
Metamizol, Propiltiouracilo y Carbimazol.

Mecanismo de acción: Inhiben la formación de hormonas tiroideas al interferir en la


incorporación de yodo hacia los residuos tirosilo de la tiroglobulina, también bloquean el
acoplamiento de esos residuos yodotirosilo para formar yodotironinas, esto bloqueando la
peroxidada tiroidea. El propiltiouracilo inhibe además en forma parcial la desyodación periférica
de T4 a T3. Cabe destacar que estos fármacos inhiben la síntesis de novo de hormonas tiroideas,
permaneciendo intactas las reservas. De esta manera únicamente cuando la hormona
preformada se agota, y las concentraciones de hormona tiroideas comienzan a declinar, los
efectos clínicos se hacen notables (3 a 4 semanas aproximadamente).

Farmacocinética:
El metimazol (único disponible en nuestro medio) se absorbe rápidamente por vía oral,
tiene una semivida de 4 a 6 horas, no se une a proteínas plasmáticas, se concentra en la
glándula tiroidea. La duración de su acción depende de sus niveles intratiroideos lo que permite
una única dosis diaria a pesar de su corta semivida. Sufre sulfoxidación en la tiroides y en
hígado; excreción renal lenta, tanto es forma activa como en metabolitos. Cruza la barrera
placentaria y se concentra en la leche materna.
Propiltiouracilo es rápidamente absorbido, tiene una biodisponibilidad del 50 al 80%
debido a una incompleta absorción y a que sufre extenso metabolismo hepático de primer paso.
Vida media: 1.5 horas. Se acumula en la glándula tiroides. La mayor parte de la dosis se
excreta por riñón en forma inactiva. Se prefiere en el embarazo porque cruza menos la barrera
placentaria, además no se secreta por la leche materna.
Carbimazol es un profármaco, es convertido en metamizol in vivo. Vida media
Plasmática: 6-15 horas.

Efectos adversos:
La reacción más grave es la agranulocitosis (incidencia inferior al 2%), cuya aparición se
relaciona con la dosis y es más frecuente en personas de edad avanzada; es reversible al
suspender el tratamiento y la recuperación puede acelerarse administrando factor estimulador
de colonias de granulocitos.
La reacción más habitual es un exantema popular urticariano leve, en ocasiones
purpúrico, suele desaparecer solo pero en ocasiones requiere la administración de
antihistamínicos o esteroides.
Otras complicaciones menos comunes: dolor y rigidez en las articulaciones, parestesias,
cefalea, náuseas, pigmentación cutánea, caída del cabello.
Más infrecuentes: fiebre, hepatitis y nefritis.

YODURO

Se emplea por vía oral, como solución fuerte de yodo (solución de Lugol), que contiene
yodo al 5% e yoduro potásico al 10%, o como solución saturada de yoduro de potasio.
También existe una solución de yoduro sódico para administración endovenosa.

Mecanismo de acción: inhibe la captación de yodo por la tiroides; además inhibe la síntesis
de hormonas tiroideas y su liberación, al inhibir la proteólisis de la tiroglobulina. Cabe señalar
que este bloqueo es transitorio, con el tiempo hay “escape” de este bloqueo, que se relaciona
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con decremento adaptativo del transporte de yoduro, y concentración intracelular disminuida
del mismo. Después de 6 a 14 días de tratamiento la glándula tiroidea disminuye su red
vascular, su tamaño, su estructura tiene mayor firmeza y las células se tornan más pequeñas,
lo que facilita su manipulación quirúrgica ya que disminuye la fragilidad de la glándula.

Aplicaciones terapéuticas:

Los usos del yoduro en el tratamiento del hipertiroidismo comprenden:


 El período preoperatorio para tiroidectomia, por su efecto sobre la glándula. Se
administra de 6 a 10 días previos a la cirugía.
 La terapéutica de la crisis tirotóxica, conjuntamente con beta bloqueantes, ya que su
efecto en el bloqueo de la liberación de hormona tiroidea es rápido, en el transcurso de
24 horas.

Efectos adversos:
Puede ocurrir una reacción aguda como angioedema, es posible que haya múltiples
hemorragias cutáneas, asimismo pueden aparecer manisfestaciones de hipersensibilidad tipo
enfermedad del suero como fiebre, artralgia, adenomegalias y eosinofilia. También se ha
descrito púrpura trombocitopénica trombótica.
La gravedad de los síntomas de la intoxicación crónica por yoduro o “YODISMO” se
relaciona con la dosis. Los síntomas comienzan por sabor metálico y ardor en boca y garganta,
así como molestias en dientes y encías. Aparece también: sialorrea, coriza, estornudos,
irritación ocular con inflamación de los párpados, cefalea, tos productiva, agrandamiento e
hipersensibilidad de la glándula parótida y submaxilar, inflamación de la faringe, laringe y
amígalas. Afortunadamente los síntomas del yodismo desaparecen solos en el transcurso de
días luego de suspendido el tratamiento.

YODO RADIOACTIVO

El más utilizado es el 131I. Tiene una semivida de 8 días. La radioactividad decae


lentamente, manteniendo su efecto citotóxico sobre la glándula hasta 2 meses. Las emisiones
radioactivas incluyen tanto rayos γ como partículas β. Se administra como solución de INa por
vía oral donde es rápidamente absorbido.

Mecanismo de acción: El 131I es atrapado con rapidez y eficacia por la tiroides, se incorpora a
los yodoaminoácidos y se deposita en el coloide de los folículos, a partir del cual se libera con
lentitud. La emisión de radiación de partículas β y γ de isótopo ejercen su acción citotóxica
sobre las células foliculares tiroideas. Las partículas destructivas se originan dentro del folículo y
actúan de manera casi exclusivamente sobre las células parenquimatosas de la tiroides, con
poco daño del tejido circunvecino, produciéndose los efectos citotóxicos característicos de la
radiación ionizante: picnosis y necrosis de las células foliculares, seguido de la desaparición del
coloide y fibrosis de la glándula.

Ventajas y desventajas de su uso:


Ventajas: se le evitan al paciente los riesgos y molestias de una cirugía, es de bajo
costo. Desventajas: Alta incidencia de hipotiroidismo tardío inducido. A pesar del temor de
aparición de daños genéticos, leucemia y neoplasia, no se ha demostrado relación causa-efecto
después de más de 30 años de experiencia clínica. Solo se ha determinado aumento en la
incidencia de cáncer colorrectal, por lo que se sugiere el uso de laxantes en los pacientes que lo
reciben para aminorar el riesgo de desarrollar cáncer en el tubo digestivo.

Algunos clínicos limitan su uso a pacientes de edad avanzada y en aquellos con


cardiopatía.
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Contraindicaciones: Embarazo

TRATAMIENTO COADYUDANTE EN CUADROS DE TIROTOXICOSIS:

Varios fármacos que no poseen actividad antitiroidea intrínseca son útiles en la


terapéutica sintomática de la tirotoxicosis:

 Los beta bloqueantes son eficaces para antagonizar los efectos catecolaminérgicos de la
tirotoxicosis al reducir la taquicardia, el temblor, aliviar palpitaciones, ansiedad y
tensión. Asimismo, el propranolol por ejemplo, además de su efecto beta bloqueante
tiene acciones inhibitorias leves sobre la conversión periférica de T 4 en T3.

 Los bloqueadores de canales de calcio (Diltiazem) controlan la taquicardia y disminuyen


la incidencia de taquiarritmias supraventriculares.

 Otros compuestos útiles son aquellos que inhiben la conversión periférica de T 4 en T3


(p.e. dexametasona).

Revisión realizada por: Prof. María Lidia De Freitas Barboza N.


Octubre, 2010.

Bibliografia consultada:
1. Florez J. Farmacología humana. 5ta edición. Elsevier Masson. 2008.
2. Goodman & Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. 11ª edición. McGraw-Hill
Interamericana. 2007.
3. Katzung B. Farmacología Básica y Clínica, 10a. Edición. Manual Moderno.
4. Mendoza N. Farmacología Médica. Editorial Médica Panamericana. 2008.
5. Velázquez: Farmacología básica y clínica. 17ª edición. Editorial Panamericana. 2005.

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