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¿ESTÁ ESTO BIEN?

-Antony- pidió amablemente la atención de su acompañante - ¿Crees que está bien esto?-
pregunto inexpresiva.
- ¿El que estemos haciendo esto, Emma? - cuestionó el castaño mirando a su alrededor, las
sábanas de la cama revueltas y ambos desnudos, él sentado recargado contra la cabecera y
ella recostada boca abajo con los brazos cruzados bajo la barbilla.
Asintió con la cabeza
-Socialmente no- hablo firme - Nos llevamos 9 años de diferencia, eres mi profesora de
historia de la Universidad y sobre todo eres casada-
-En proceso de divorcio- corrigió ella con serenidad y mirada tranquila.
-Pero aún casada- volvió a tomar la palabra haciendo que su voz se volviera en un tono burlón
-Pero todo eso me vale- soltó una risa discreta ante lo último dicho.
- Por cierto, ¿Cómo va eso de tu divorcio? ¿Felipe lo va a firmar?- pregunto
-Sigue negándose- suspiro -Insiste en que le de otra oportunidad. No entiende que la
verdadera razón del divorcio no es que me haya sido infiel-
-Ni que tú le seas infiel a él- comentó Antony, él sabía perfectamente que sus motivos eran
otros.
-Sería absurdo seguir con algo que no funciona, ya no siento nada cuando lo tengo cerca, es
como si ya no tuviera alma y fuera sólo una máquina. -
-Nunca has sido muy expresiva, pero existe una diferencia cuando estás bien o no-
- Que observador Sr. Abogado- sonrió con un tono coqueto casi perceptible.
-Así es- ladeo una sonrisa cómplice a la vez que ella se giraba boca arriba para mirarlo a los
ojos.
- ¿y qué es eso diferente que notas?- masajeo con su mano la mejilla de él dando un toque
tierno al momento.
-Tu mirada- respondió dando cortos besos en la frente descendiendo por su refinada nariz
hasta su boca- Cuando todo está bien tienen cierto brillo y cuando no, están apagados. - se
besaron.
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Emma había pasado seis años de su vida con un hombre guapo pero distante, eran
compañero de universidad, pero de distintas facultades, él en medicina y ella en la de Historia.
Los dos eran demasiado iguales y creyeron que sería buena idea iniciar una relación, una
demasiado fría, pero para Emma eso no estaba mal, más bien lo veía como algo normal para
el tipo de personalidad que tenían.
Paso el tiempo y se casaron, siendo de igual manera, demasiado sería y sin calor.
La pelinegra una vez acabada su carrera comenzó a dar clases dentro de la misma
universidad mientras Felipe impartía su profesión en el hospital de la ciudad siendo muy
reconocido porque parecía que desafiaba a la muerte en el quirófano al realizar alguna
operación aparentemente imposible. Lo malo era que como pasaban los años su relación se
volvía más distantes al punto que apenas si se saludaban dentro de su propia casa.
Esto fue lo que llevo a Emma a plantearse en pedir el divorcio.

Ruth Gisela Vidal sánchez


Hace tres años conoció a un enigmático chico llamado Lucas, que la invito a su curiosos
grupo de amigos, chicos de su edad o menores, un poco más grandes. Samuel el energético
cocinero, Ulises el mentiroso pero sincero amigo, Charlee el super tierno miembro de grupo
y futuro médico, Francis un mecánico capaz de hacer cualquier cosa, Bruce el famoso musico
de otra época, su muy buena amiga y ambiciosa Nataly, y el malhumorado Antony.
Gracias a ellos sus días fueron más alegres y en una de las tantas fiestas que organizaban
en el restaurante de su amigo rubio de la facultad de gastronomía, su vida se volvió aún más
interesante, su relación con el chico de cabello castaño se volvió tan cercana que terminaron
juntos en la habitación de su pequeño apartamento que rentaba.
A la mañana siguiente en esa primera vez ninguno dijo nada, la segunda vez tampoco, ni la
tercera ni la cuarta y ni la quinta. Fue hasta la sexta en la que las pequeñas conversaciones
surgieron exponiendo cosas del otro que hacía que su lazo se volviera más fuerte.
Pasaron dos años y esa ocasión volvía a casa temprano, abriendo la puerta de su casa con
su meta en claro.
No se esperaba del todo lo que encontró al entrar, pero a la vez tampoco le sorprendió y
mucho menos le afectó. Felipe se encontraba en la habitación con alguien más, una chica de
pelo rosa de esbelta figura.
Al darse cuenta de su presencia se separaron y taparon sus partes íntimas con las sábanas.
-Emma- lo calló haciendo un gesto con la mano indicándole guardar silencio.
-Sera rápido- afirmó ella - Felipe, he venido a pedirte el divorcio, ya llamé a mi abogado y ya
está tramitando el papeleo- su expresión no cambio en ningún momento mientras la de Felipe
se torció.
Él había querido terminar su aventura con su compañera hace un tiempo ya que al ver los
cambios positivos de humor que presentaba su esposa en los últimos años lo hacía
replantearse si él había sido capaz de hacerla feliz alguna vez.
Lo difícil era convencer a la chica, ella insistía y el estúpidamente caía de nuevo.
Emma salió de inmediato de la habitación y se dirigió a la salida, pero fue detenida por la
mano de ojeroso.
-Emma, si es por lo que acabas de ver déjame decir...- intento explicarse, pero fue
nuevamente interrumpido por la serena vos de su aún esposa.
-Eso no tiene nada que ver- suspiro y se soltó abriendo la puerta de la salida -Voy a reunirme
con los chicos, llegaré tarde-
De ese día, Emma sintió que un peso se quitaba de sus hombros y que la tranquilidad
abundaba dentro de ella. Pero el pasar mucho tiempo con Antony, llevo a que se esparcieran
rumores de que la maestra de historia tenía una relación con uno de sus estudiantes. Por un
lado, no le importaban a ella, pero le preocupaba Antony, que esto llegará a perjudicarle le
inquietaba.
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-¿Esto está bien, Emma?- pregunto una vez más Felipe que tenía el bolígrafo en la mano sin
intenciones de firmar el documento en la mesa.
- Por supuesto que está bien- volvió a decir, cansada de tener que responder lo mismo cada
vez.

Ruth Gisela Vidal sánchez


El médico vacilo otro par de minutos en firmar, pero finalmente lo hizo, luego le paso la hoja
a ella y sin más lo firmó también. Desde ese momento era una mujer libre y se sentía feliz,
tanto que al salir de las oficinas mostraba una sonrisa, grande y brillante.
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-¿Esto está bien, Nataly?- pregunto nerviosa a su amiga que le regalo una sonrisa sincera.
-Claro que está bien, los dos se aman- dijo con dulzura entregándole en las manos el hermoso
ramo blanco con pequeñas flores rosas intercaladas, mientras su otra amiga Vivi le ayudaba
a colocarse el velo.
- Te vez hermosa Emma- le dijo la peli azul con una gran sonrisa.
La mencionada se miró una vez más en el espejo y se emocionó al verse con aquel precioso
vestido blanco. Esta vez su boda sería también religiosa, cosa que no hizo en su anterior
matrimonio.
Su amiga peli naranja fue quien la acompaño en todo momento hasta la puerta de donde se
realizaría la ceremonia, siendo recibidas por Lucas quien sería el encargado de llevarla al
altar.
-¿Antony no se perdió de camino?- pregunto Nataly en burla.
- Él no se perdería por nada del mundo este momento - respondió el chico.
-Es hora- recordó Vivi
-Promete lanzarme el ramo- le dijo por último Nataly.
Las chicas entraron y tomaron sus posiciones de damas de honor, la melodía nupcial resonó
en la sala de parte de Bruce, a la par que la novia entraba sostenida del brazo de su amigo.
Al llegar al final del recorrido Lucas le extendió la mano de Emma a la de Antony que la
sostuvo con delicadeza aún impresionado por la belleza que desprendía la pelinegra.
Habían pasado otros dos años después del divorcio de ella, años en los que Antony acabo
su carrera de abogado y en los que comenzó a trabajar arduamente.
El sacerdote comenzó la ceremonia y ambos escuchando atentamente. Dijeron sus votos e
intercambiaron argollas. Se dio el permiso para besar a la novia y así lo hicieron.
Al separarse se abrazaron y entre el alboroto de los gritos de celebración de sus invitados
Emma dijo algo al oído de su ahora esposo que sonrió alegre.
- Esto está realmente bien-

FIN

Ruth Gisela Vidal sánchez

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