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Institución educativa Jorge Ardila Duarte


ASIGNATURA: Lengua Castellana GRADO: Décimo DOCENTE: Leonor Ariza

Nombre : ____________________________________________ Fecha: ____________


Tema : Actividades de recuperación tercer periodo Grado: ____________
Indicaciones:

Para que el estudiante realice RECUPERACIÓN de Lengua Castellana, debe entrar a la plataforma
institucional Integra y en el pizarrón de tareas ubicar la fecha 8 de noviembre, luego descargar el
archivo “10 2023 Recuperación III periodo Textos Lengua Castellana”

Luego, IMPRIMA los textos que aparecen en el archivo, el objetivo es que usted estudie los textos y
los prepare para la evaluación de recuperación que debe presentar en la fecha indicada, para esto se le
recomienda que:
 Lea cada texto, subraye el vocabulario desconocido, busque su significado y consígnelo en los
textos.
 Debe entender cada párrafo, para ello identifique las ideas principales.
 Tenga en cuenta la estructura de cada texto para que identifique las partes.
 Parafraseé los textos.

Para presentar la evaluación de recuperación DEBE traer a clase los textos anteriores impresos.

Fechas de evaluación:

10-1: jueves, 16 de noviembre


10-2: viernes, 17 de noviembre
10-3: jueves, 16 de noviembre
10-4: miércoles, 15 de noviembre

Texto 1
Teoría de Dulcinea
En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta.
Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de
esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas
páginas de hazañas, embustes y despropósitos.
En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al
aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.
El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un
pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o
cuatro zapatetas en el aire. Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Solo tuvo tiempo
para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca.
Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.
Juan José Arreola

Texto 2
Dulcinea, ideal amoroso del caballero Don Quijote
Don Quijote es un caballero andante que lucha por y para su amada, la sin par Dulcinea del Toboso. Sin embargo, Dulcinea es una
idealización de la rústica Aldonza Lorenzo, una labradora del Toboso, como se nos explicita en este pasaje:
iOh, y cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su
dama. Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un
tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a
esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que
tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla «Dulcinea del Toboso» porque era natural del Toboso:
nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto. (1, 1, p. 44).
Tomado de: Carlos Mata Indurain

Texto 3
Para una biografía de Dulcinea del Toboso
Dice el Hidalgo que solo sabe que su nombre es Dulcinea y su patria el Toboso: he ahí la magia del nombre que con solo ser
pronunciado basta para una total descripción. Su calidad ha de ser de princesa; no afirma que lo sea, pero debe tener tal rango,
puesto que es su señora. En la hermosura de la dama se hacen realidad los imposibles atributos de la belleza: como en nuestros
sueños son verdad nuestros anhelos y se nos entregan los más lejanos ideales. Viene luego aquella afectadísima descripción de las
partes de la dama en la cual, a fuerza de comparar su belleza con la naturaleza, queda en blanco el diseño de su real presencia.
Pero ahí entrevemos el ideal de belleza femenina del Siglo de Oro: rubio el cabello, arqueadas las cejas, amplia la frente, grandes
los ojos, rosado el color, rojos los labios, blancos y pequeños los dientes y blanquísima la piel como el alabastro o el mármol.
¿Blanquísima la piel de Aldonza?, ¿arqueadas sus cejas como los arcos del cielo? Aunque la lógica responda que no puede ser, así
lo afirman las supremas razones del señor don Quijote, ya que su mirada supo embellecer la realidad y encontrar en ella solo
cuanto quiso hallar.
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Tomado de: Cecilia Hernández de Mendoza, en: Centro Virtual Cervantes

Texto 4

Celebra los ojos de otra dama por extraordinario camino

Ojos, en vosotros veo


un poder que, donde alcanza,
desahucia la esperanza
y resucita el deseo.

Pero a mí, si os voy a ver,


en viendo que veis que os veo,
se me acobarda el deseo,
habiendo allí de creer.

Y me ha venido a espantar
que igual temor me posea;
pues teme lo que desea,
quien no teme el desear.

Ojos, yo no sé qué espero,


viendo cómo me tratáis:
pues si me veis, me matáis;
y si yo os miro, me muero.

Sois amados y temidos,


muy dulces considerados,
y hermosísimos mirados,
y crueles padecidos.

Ellos, pues, en donde Dios


ha abreviado tanta esfera,
si el uno al otro se viera,
fueran dichosos los dos.

Y no se puede negar
que es desdicha de mil modos,
que pueden mirar a todos
y no se pueden mirar.

Pero si pudiera ser


que a sí mismos se miraran,
el uno al otro se amaran
y en sí ocuparan el ver;

si no es que su fin llegara,


si el uno al otro se viera,
y uno por otro muriera,
y uno con otro cegara.

Quedáramos, pues, a escuras,


si ansí se viran los dos;
por ese les egó Dios
tan gran choque de hermosuras.

A mirarse esos dos cielos


uno a otro en vuestra cara
toda la luz batallara:
el fuego anduviera en celos.

Dad muchas gracias a Dios,


que no os veis, divinos fuegos;
pues es mejor hacer ciegos,
que quedar ciegos los dos.

Esténse como se están,


y miren y no se vean,
pues la muerte que en mí emplean,
uno al otro se darán.

Para saber el poder


que tiene los dos en sí,
ver lo que pueden en mí
dice cuánto puede el ver.

Bien sé que podrá el espejo


daros, ojos, un buen día,
aunque tanta valentía
no la traslada el reflejo.
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A saber su fuerza rara
los dioses, el mundo viera
que Marte los esgrimiera
y Jove los fulminara.

Y Amor con dulces enojos,


y para fines traviesos,
porque no le dieron ésos,
quiso quedarse sin ojos.

No fue bobo el dios vendado;


estimóse como dios:
o ningunos, o esos dos:
fue cegar de dios honrado.

Mas si acaso los tuviera


y no acabara en su ardor,
fueran dos dioses de amor,
y el dios mil amantes fuera.

Y Venus, según colijo,


si al hijo viera con ellos,
sacara, para tenellos,
los ojos al dios su hijo.

Con que quedaran absueltos


los vivientes de cuidados,
si ellos los vieran llevados,
si yo los viera vueltos.

Francisco de Quevedo y Villegas.


Poemas de amor, de pasión y de muerte.
Bogotá: El Áncora Editores, 1996.

Texto 5
El realismo
La novela moderna, es decir, la que en los principales pueblos de Europa llega a su forma definitiva en el siglo XIX, no hubiera
sido posible sin los avances del Realismo a lo largo de varios siglos. En ese progreso, la contribución de la literatura española ha
sido enorme.
Pero ¿qué es “Realismo”? El creador realista parte, naturalmente, de la realidad, aunque lo más frecuente es que no siga un
modelo concreto y único de ella. Tomemos el personaje que sin duda es la cumbre del realismo español: Sancho Panza. Para los
hispánicos, Sancho nos es más real que muchas criaturas con las que hablamos todos los días. Es indudable que Cervantes, que
tan ásperamente se rozó toda su vida con la realidad exterior, tomó de ella rasgos de muchos rústicos; tal vez, aunque no tenemos
dato alguno sobre ello, de alguno o algunos de cualquier lugar donde el novelista vivió, o tratados en una venta o en las jornadas
de un camino. Todo eso es posible. Pero el Sancho que conocemos, el que se nos mete por el alma, y aun por los ojos, a los
lectores del Quijote, es mucho más que todo eso, es un inmenso complejo de refranes, sentencias, agudezas, chistes, cuentecillos,
en una palabra, ciencia popular, de carácter tradicional, que en casi todos sus pormenores nos es conocida de otras tierras y de
siglos muy anteriores. Toda esa materia que podemos llamar “folklórica” la juntó genialmente Cervantes, la fundió, para crear esa
criatura, Sancho, más real que las de carne y hueso. Arte realista es aquel en el que su creador logra infundir en el lector una
sensación de realidad que se le mete por el alma y aun por los ojos.
Martín de Riquer, Aproximación al Quijote, Navarra, Salvat Editores S.A., 1970.

Texto 6

DIOS

Siento a Dios que camina


tan en mí, con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos, Orfandad...

Pero yo siento a Dios. Y hasta parece


que él me dicta no sé qué buen color.
Como un hospitalario, es bueno y triste;
mustia un dulce desdén de enamorado:
debe dolerle mucho el corazón.

Oh, Dios mío, recién a ti me llego,


hoy que amo tanto en esta tarde; hoy
que en la falsa balanza de unos senos,
mido y lloro una frágil creación.

Y tú, cuál llorarás... tú, enamorado


de tanto enorme seno girador...
Yo te consagro, Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes; porque siempre
debe dolerte mucho el corazón.

César Vallejo, en Antología poética, revista Señal que cabalgamos, Bogotá, F.C.H.,
4
Universidad Nacional de Colombia, No. 28, 2003.

Texto 7

Romance sonámbulo
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.


Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
[...]
FEDERICO GARCÍA LORCA

Texto 8

Lamentación amorosa y postrero sentimiento de amante


No me aflige morir: no he rehusado
acabar de vivir; ni he pretendido
alargar esta muerte, que ha nacido
a un tiempo con la vida y el cuidado.

Siento haber de dejar deshabitado


cuerpo que amante espíritu ha ceñido;
desierto un corazón siempre encendido,
donde todo el amor reinó hospedado.

Señas me da mi amor de fuego eterno,


y de tan larga y congojosa historia
sólo será escritor mi llanto tierno.

Lisi, estáme diciendo la memoria


que, pues tu gloria la padezco infierno,
que llame al padecer tormentos gloria.

Francisco de Quevedo

Texto 9

El heraldo, Opinión, Turcios, 29 de octubre de 2023

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