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RESUMEN DE LOS CAPÍTULO 7 -16 DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO

CAPÍTULO VII:
En este capítulo Moisés exhorta a los israelitas a guardar y dar cumpliendo a los
mandamientos de Dios, pero sobre todo a erradicar de su vida cualquier comunión con los
idólatras dando a conocer los muchos motivos por los cuales se debe tener tajantemente
dicha separación. Sin más, este capítulo llama al pueblo a “la fidelidad” en donde el pueblo
debe velar por el sostenimiento de la alianza que Dios hizo por amor.
CAPÍTULO VIII:
Moisés enfatizará cuatro principios que el pueblo de Israel había aprendido y asimilado en lo
que los estudiosos denominan “la escuela del desierto”. En primer lugar, hace recordar todos
los hechos realizados por la diestra de Dios, durante su peregrinar en el desierto, en donde
Dios colma de bendiciones incesantes a su pueblo. En segundo lugar, recalca el cuidado que
se debe tener cuando se olvidan de las gracias otorgadas, dejando de lado toda la fidelidad y
comunión con “El Eterno y Trascedente” (Aquino); el versículo 11 nos lo explicita “Tengan
cuidado de no olvidarse del Señor, Dios, dejando de cumplir sus mandamientos, sus juicios
y sus estatutos”. En tercer lugar, hay una recomendación para el pueblo de no enorgullecerse
de las bonanzas recibidas, pues todas ellas, son por gracia y misericordia de Dios y, en cuarto
lugar, está la gratitud que el pueblo escogido debe demostrar por medio de la alabanza y la
obediencia.
CAPITULO IX:
Este capítulo comienza con la frase “Escucha, Oh Israel”, es la quinta vez en que Moisés
refuerza la necesidad de seguir las directrices de Dios y presenta algunas lecciones sobre la
gracia infinita de Dios. Les recuerda que todos los bienes y conquistas frente a los pueblos
mencionados han sido dádivas del Señor, que siendo frágiles y pecadores desde su salida de
Egipto como lo menciona el versículo 24 “Habéis sido rebeldes a Yahveh vuestro Dios desde
el día en que os conoció”. Moisés entonces destaca los dos grandes pecados del pueblo en
contra de Yahvé: la adoración del becerro de oro en el Sinaí y el rechazar entrar en la tierra
de Cadés Barnea, dignos por tanto de la destrucción, pero Moisés intercede por el pueblo
elegido ante Dios, del cual había sacado de Egipto y estaba en boca de todas las naciones
paganas. Sin más, el capítulo 9 nos habla de la acción de recordar las magnificencias que
Yahvé tuvo con su pueblo.
CAPÍTULO X
Aquí, bajo la intercesión de Moisés ante Dios, se escribe nuevamente de forma idéntica los
diez mandamientos y se restablece la alianza, al ofrecer esta oportunidad de alianza reformada
al pueblo, Yahvé, escribe los diez mandamientos y los coloca en un lugar privilegiado, dentro
del arca que había hecho construir, en el lugar santísimo; demostrando que la fidelidad de
Dios no falla para con su pueblo. Dentro de los versículos de este capítulo se denota que el
Señor trae por así decirlo, principios de relacionamiento, los cuales deberán ser establecidos
en la nueva alianza, tales como “teme al Señor”, “Anda en los caminos del Señor”. En el
versículo 17 “Dios no hace acepción de personas”, en el versículo 18 “que hace
justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido” y en el
versículo 19 “Amad al forastero porque forasteros fueron ustedes en el país de
Egipto). En estas tres perícopas podemos dilucidar que Dios ama y acoge como Padre a
todo migrante, pues el migrante personifica al mismo Cristo, que “fue peregrino en la persona
de Jacob” como nos dice san Melitón de Sardes. Es decir, Dios por boca de Moisés llama a
la empatía cristiana que se traduce en el amor. Por ello nos dice “circuncidad el prepucio de
vuestro corazón y no endurezcáis más la cerviz”. Incluso este capítulo tiene un tinte
sacerdotal pues al morir Aarón y tomar su puesto, Eliazán y dar el cuidado del arca a la tribu
de Leví
CAPÍTULO XI
En este capítulo se ve la continuidad de la exhortación de obediencia que Dios, dirigió a su
pueblo en el capítulo precedente. Lo esencial de este capítulo podríamos decir que se
encuentra resumido en el versículo 1 “Amarás al Señor tu Dios y guardarás siempre sus ritos,
preceptos, normas y mandamientos”. Además, de presentar razones por las que el pueblo
debe obedecer y amar de corazón sus mandatos. En sintonía, la parte final del capítulo se
presenta las bendiciones y sanciones para aquellos que escogen o no obedecer al Señor. En
últimas, este capítulo hace un llamado al amor y a la obediencia, como respuesta de ese amor
a Dios y sus preceptos.
CAPÍTULO XII
Uno de los puntos esenciales que estaba conectado con el estilo del pueblo de Israel era la
adoración, en ese sentido el capítulo XII expresa cuatro consejos que Dios manifiesta a su
pueblo remanente de todos los tiempos: la santidad, al haber arribado a la tierra de Canaán,
los israelitas deberían destruir por completo todos los lugares donde las naciones sirvieron a
sus dioses, pues no podría haber una adaptación de modelo latréutico pagano con el modelo
latréutico establecido por el mismo Dios. El temor, los lugares que fuesen destinados a la
adoración debían ser escogidos por Dios, pues es Él quien habla y expresa la forma de adorar;
pidiendo al pueblo la debida obediencia a las prescripciones que el Señor ha de transmitir. La
originalidad, era deber del pueblo de Israel no plagiar las prácticas de adoración pagana. La
exultación, durante las festividades solemnes el pueblo debía ejercer las actividades
doxológicas con un espíritu de alegría, en concordancia el versículo 28 nos dice “Observa y
escucha todas estas cosas que yo te mando, para que seas feliz siempre, tú y tu hijo después
de ti, por haber hecho lo que es bueno y justo a los ojos de Yahveh tu Dios”
CAPÍTULO XIII
En este capítulo se puede denotar el sumo cuidado de Dios con nosotros en los días presentes
y futuros es a través de su amor y su infinita bondad por medio de Moisés y sus leyes para el
pueblo de Israel. Nuestro Padre que habita en lo más alto del cielo deja un llamado de
atención y orientación sobre los falsos profetas que estarían por venir, los cuales usarán de
artimañas para convencer al pueblo de profesas ideas erróneas que lo conducirán a la
apostasía. Por lo tanto, hace un llamamiento a estar atentos y en relación con Dios para no
caer en la prostitución de la fe (Palabra, s.f.)
CAPÍTULO XIV
Aquí se presentan tres partes diferentes: un llamado a la santidad y separación de la idolatría,
las leyes sobre los animales puros e impuros y detalles sobre los diezmos en un contexto de
localización fija y centralización geográfica de los diezmos y ofrendas. Se tiene en cuenta que
Dios creó al pueblo de Israel y por lo tanto, se espera de este ser el pueblo santo de Yahvé,
pues Dios creó su pueblo con propósitos salvíficos. Deben evitar acciones que estén
relacionadas al paganismo. En cuanto a los diezmos informa sobre la existencia de un local
fijo y específico para una devolución, así como para los sacrificios y las ofrendas (Palabra,
s.f.)
CAPÍTULO XV
Aborda el año de la remisión a fin de cada siete años, habla de innumerables leyes que
benefician las clases de la sociedad judía, entre estas, se encuentran las leyes a favor de los
pobres, de los siervos, también en beneficio de los animales; los primogénitos del ganado.
Moisés presenta en primera instancia la remisión o sea de la liberación de la deuda o de la
esclavitud y también el descanso de la tierra. Se habla también de las leyes a favor de los
pobres en donde Moisés enfatiza la necesidad de la liberalidad “…no endurecerás tu corazón
ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre.” Actuando de esta forma Dios bendecirá a aquellos
que ayudan a los desafortunados; del mismo modo, en cuanto a la relación de los siervos, los
cuales Dios llamó a la libertad anhelada desde su creación. (Este capítulo dentro de su
impronta tiene el término misericordia prescrito de manera inferencial, puesto que,
Dios pide al pueblo que sea atento y no deje endurecer el corazón o como bien lo
dice un himno de vísperas, “que el corazón no se quede desentendidamente frío”
(Horas) ante las necesidad y sufrimientos de los más vulnerables a los ojos de Dios)
CAPÍTULO XVI
En este capítulo se puede ver una repetición de las leyes concernientes a las tres fiestas
anuales así como también se manifiesta ciertas disposiciones sobre la administración de la
justicia, la culminación del capítulo termina con una solemne advertencia contra el culto
idolátrico; las fiestas sagradas fueron señaladas para los siguientes fines o propósitos:
distinguir al pueblo de Dios de otras naciones, para recordar los beneficios ya recibidos, para
ser un tipo y figura de bendiciones futuras que obtendrían por medio de Cristo y para unir al
pueblo de Dios en adoración sagrada y preservar la pureza de adoración sagrada prescrita
por Dios. La Pascua y la fiesta de los panes ázimos o sin levadura tienen mucha relación estas
fiestas recordaban al pueblo de Dios, la fiesta redentora y el poder inefable de Yahvé frente
a su pueblo amado. En conclusión, el capítulo 16 establece de cierta manera principios
litúrgicos los cuales responden a la Pascua Judía, así como las directrices que regirían al
pueblo como lo menciona el versículo 18 “Establecerás jueces y escribas para tus tribus en
cada una de las ciudades que Yahveh te da; ellos juzgarán al pueblo con juicios justos”
(Palabra, s.f.)

Referencias
Aquino, S. T. (s.f.). Sermón de Navidad.
Horas, L. d. (s.f.). Viernes, II semana de Cuaresma, Visperas.
Palabra, R. p. (s.f.). Libro del Deuteronomio. Obtenido de
https://www.youtube.com/watch?v=ATO4cKWroE4

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