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Fue en 1993, hace 25 años, cuando se estrenó en la pantalla grande Jurassic Park. En aquel
entonces quizá fueron pocos los que imaginaban lo que realmente iba a suceder con este
megablockbuster pero lo cierto es que el fenómeno generado con esta película es uno que
trastocó diferentes escenas del día a día que, para varios, resultaba inimaginable. La
película pasó rápidamente a ocupar un lugar dentro de la cultura pop que posibilitó incluso
abrirle camino hasta la actualidad. Si la hoy franquicia de Jurassic Park sigue resultando
rentable, no es por el intento de revivir un mito, sino por el espacio que ya ocupa
culturalmente el mito de Jurassic Park. Las nuevas cintas sólo se mantienen por la
existencia de las previas que incluso, me atrevería a decir, son mejores.
La historia de la película ya es bastante conocida. Jurassic Park está basada en una novela
homónima de Michael Crichton cuyo derecho compró Spielberg antes de su publicación.
Fue luego el mismo autor en colaboración con David Koepp quienes adaptaron el guion. El
resultado lo conocemos muchos.
Con el paso del tiempo y aún con todo el avance en efectos especiales, Jurassic Park es una
cinta que ha envejecido tremendamente bien. El logotipo, una adaptación que Sandy
Collora hiciera de la portada de la novela hecha por Chip Kidd se ha vuelto emblemático y
es por sí mismo toda una pieza. El guion sigue siendo interesante, los chistes siguen
funcionando a la distancia y la recreación de los dinosaurios vía clonación (aún cuando en
su momento se escribió que esto era imposible) sigue conectando vía ciencia ficción con
toda la tecnología que nos rodea. El parque temático inicial sigue resultando interesante y
deslumbrante: los Jeeps, los visores nocturnos, los muros electrificados, la forma en que
alimentan a los dinosaurios carnívoros, el vistazo al laboratorio, la mercancía. La labor y el
papel de todos los invitados a ese primer tour siguen siendo justificados y entendibles: los
científicos, el abogado, los nietos. Es difícil que una película incida históricamente de la
forma en que Jurassic Park lo hizo y será complicado salvaguardar a la primera si las
nuevas continúan desarrollándose de forma injustificada, exagerada y principalmente sin el
eje motor de mucho del cine: la fantasía.