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LA TRADICIÓN EN LA
TEOLOGÍA
FUNDAMENTAL
24/11/2023
En este apartado Cesar nos habla de que en el Vaticano l se habla en tres momentos
acerca de la Tradición y no podemos perder de vista que este depósito se debe de
interpretar según el sentir de la Iglesia:
A lo largo de la historia los teólogos han ido comprendiendo la riqueza que representa la
Tradición en la Iglesia y no es algo que haya quedado relegado a segundo plano y bien
lo comprendió J.A. Móhler donde el habla que la Tradición es principio viviente y
dinámico de la revelación y esta se identifica con la vida de la Iglesia en cuanto
comunidad animada por el E. Santo. También este Franzelin habla de la Tradición pero
que esta consiste en un depósito de doctrinas trasmitida por los antiguos y esta tradición
puede ser, según su origen, divina, apostólica y eclesiástica. Pero un punto importante
que podemos encontrar en este autor es que el concibe la Tradición en actos de
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trasmisión. No se nos debe escapar de las manos que la Tradición abarca dos ejes
centrales la primera que es misión de todos los fieles conservar y trasmitir la tradición y
por el otro lado la misión de enseñar es algo que le compete al magisterio.
2. La tradición en el Vaticano ll
En este apartado va señalando poco a poco como Iglesia y Tradición no deben de ser
antípodas sino por el contrario estás se unifican en un mismo principio y es aquí donde
caemos en la cuenta que la Tradición se identifica con la realidad misma de la Iglesia;
podríamos decir que la tradición tiene doble efecto, la Iglesia el mismo tiempo es la
transmisora y el contenido de la Tradición. La tradición existe en la Iglesia y la Iglesia
se entrega en la Tradición.
Es muy interesante ver como estas dos van intrínsecamente unidas y estos lo podemos
constatar de dos maneras, la primera, ya que a través de la Tradición se reciben los
ministerios que constituyen al objeto del la T. fundamental, es decir, la revelación y la
fe. En segundo lugar, se debe a que la hora de fundamentar la credibilidad de la
revelación, debe de tener conocimiento y un argumento basado en la autoridad de una
tradición.
Según el autor en los últimos 15 años se han dado varios puntos de diversos autores,
pero, varios llegan a concordar y uno de ellos es la incorporación del método dogmático
y una disciplina planteada desde el misterio de Dios para que el hombre a partir de esta
pueda crecer. A pesar de las diversas opiniones hay acuerdos que se han mantenido de
los cuales podemos nombrar dos:
En la primera podemos entender que esta forma parte del objeto junto con la Escritura y
el Magisterio ya que a partir de estos se da el conocimiento teológico; en cierto sentido
podríamos decir que la tradición se ve desde un punto de vista formal que hace posible
el conocimiento, con esto adquiere un carácter fundamentalista subjetivo, esto quiere
decir, que el contenido es necesario, pero ocupa un segundo plano.
Sin duda no podemos pasar por desapercibido este punto ya que para el autor la
tradición es condición de humanidad, es decir, que partiendo de ella el hombre adquiere
su condición humana; esta hace posible la integración del espacio-tiempo y en la
integración de esta el hombre entiende su ser de persona.
Podemos decir que la tradición no depende de un individuo o de una colectividad sino
es su elemento fundante lo que va relacionado con el origen de una comunidad y esta
llega a hacer por que hay una realidad que ha sucedido y actuado en el tiempo, la cual es
independiente y anterior incluso a la existencia de la misma comunidad. Con esto
podemos tipificar que cuando una persona se integra a la tradición de una comunidad, se
está incorporando a la tradición misma y hace que viva en él; con esto no estamos
diciendo que la persona al aceptarla este renunciando a su racionalidad sino por el
contrario este debe preguntarse por su razón de ser, es decir, poner la tradición con su
propia racionalidad, pero, debemos tener mucho cuidado en no volvernos
tradicionalistas, es decir, viciar el verdadero sentido de la tradición; ese sentido nos
lleva a peguntarnos el ¿por qué y para qué? De la tradición y esto nos llevará a la
trascendencia. Para ir conjeturando lo antes mencionado, podríamos decir que cuando el
hombre rechaza todo vínculo con la tradición este se va despersonalizando en su ser, es
decir, pierde su identidad y para traer a colación se me hace muy acertada la opinión
que da L. Kolakowski: “si las generaciones jóvenes no se hubieran rebelado contra la
tradición heredada, hoy seguiríamos viviendo en las cavernas; pero si la rebelión
contra la tradición se hiciera universal, volveríamos encontrarnos en cavernas”.
Con esto se pudiera llegar a entender que la historia con la tradición son dos polos
opuestos, pero debemos entender que, en el caso del conocimiento histórico, la tradición
acompaña al método crítico histórico y esto nos permite llegar a un conocimiento más
profundo sobre la realidad histórica de los hechos son solamente una manifestación.
Una vez comprendiendo esto y al centrarnos en el acontecimiento histórico de Jesús
debemos afirmar con seguridad que la tradición es el conocimiento mas pleno que se
puede llegar a dar. Por tal motivo debemos comprender que el método histórico viene a
hacer un conocimiento de comunión con la tradición ya que la teología, la praxis y la
reflexión cristiana se relacionan sobre su fundamento de origen, es decir, el
acontecimiento Jesucristo, pero al hacer esto ninguno pierde su identidad.
3) Tradición y Dogma
Estos dos tampoco se salvaron de la mala interpretación que se les pudiera dar, sobre
todo en el ambiente protestante ya que ellos concebían al dogma como un carácter de
tradición humana que complica la simplicidad original del Evangelio, esto los llevo a
descalificar el dogma. Esto permitió a que se fueran a los extremos como por ejemplo la
exegesis racionalista y el fundamentalismo.
Muchos llegan a mitificar el dogma creyendo que es una imposición sin razón y
justificación, pero, es todo lo contrario no podemos confundir dogma con dogmatismo,
pues el verdadero dogma tiene una autoridad de la verdad y de una verdad garantizada
por la presencia del Absoluto en la historia de los hombres; y esta misma veracidad le
viene de que todo su eje central es cristológico.
Dos factores que van a ser de gran ayuda para el dogma es la memoria y el lenguaje ya
que en el lenguaje podemos encontrar la adaptación a las nuevas experiencias de las
nuevas generaciones y esto lo convierte en una expresión básica de la interpretación
dogmática. Este lenguaje que es entregado por la memoria de la Iglesia en la que
pervive el memorial de cristo, esta orientado a ser expresión fiel de lo recibido.
4) Tradición e Iglesia
Debemos tener muy presente que a partir del Concilio Vaticano ll se ha dejado muy en
claro que en el pueblo de Dios no hay categorías, es decir, no debe de haber
clericalismo. Pues todos al ser bautizados participamos de la misma misión que cristo ha
conferido a toda su Iglesia, por lo tanto, la tradición responde a la comunidad
congregada y animada por el E. Santo y esta esta dotada por la fe en la cual participan
tantos pastores como los fieles. La DV expresa el origen común y la convergencia
mutua en la que están unidos el sensus fidei y el magisterio.
Por lo tanto, la tradición cristiana es una tradición viva ya que esta participa de la
universalidad del Evangelio, ya que esta se halla abierta a todos los hombres y en los
hombres se encuentra rasgos comunes de aquella vocación de incorporarse al mismo
Cristo, ya lo diría San Justino en su tiempo las semillas del Verbo.