Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Laura Luciani
Índice de contenidos
Introducción
Unidad
Unidad
Versión digital de la
Carpeta de trabajo Unidad
Unidad
Unidad
Unidad
Página siguiente
2
Luciani, Laura
Historia latinoamericana / Laura Luciani. - 1a ed . - Bernal :
Universidad Virtual de Quilmes, 2019.
Libro digital, HTML
ISBN: 978-987-774-037-0
Íconos
LL
Leer con atención. Son afirmaciones, conceptos o definiciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.
PP
Para reflexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorreflexión.
Texto aparte. Contiene citas de autor, pasajes que contextualicen el desa-
rrollo temático, estudio de casos, notas periodísticas, comentarios para for-
mular aclaraciones o profundizaciones.
Pastilla. Incorpora informaciones breves, complementarias o aclaratorias de
N algún término o frase del texto principal. El subrayado indica los términos a
propósito de los cuales se incluye esa información asociada en el margen.
CC
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.
Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una definición o una afirmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan fijar mejor los conceptos.
AA
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.
KK
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráficos, resolución de guías de estudio, etcétera.
SS
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.
EE
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.
II
Imagen. Gráficos, esquemas, cuadros, figuras, dibujos, fotografías, etcétera.
WW
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.
OO
Lectura obligatoria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.
RR
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.
Índice
La autora................................................................................................ 9
Introducción.......................................................................................... 11
Objetivos del curso................................................................................ 15
2. De la Colonia a la independencia....................................................... 59
Objetivos ............................................................................................. 59
Introducción.......................................................................................... 59
2.1. Las instituciones coloniales ........................................................... 59
2.1.1. Encomiendas y repartimientos.............................................. 60
2.1.2. La administración colonial: sus instituciones.......................... 65
2.2. La economía y la sociedad coloniales.............................................. 69
2.2.1. La minería de la plata y la fuerza de trabajo........................... 70
2.2.2. El sistema esclavista............................................................ 76
2.2.3. La sociedad colonial............................................................. 81
2.3. Las reformas del siglo XVIII y las independencias............................. 83
2.3.1. Reformas borbónicas y reformas pombalinas ........................ 84
2.3.2. Las insurrecciones indígenas andinas del siglo XVIII............... 87
2.4. Las independencias....................................................................... 93
2.4.1. Las ideas en el proceso de independencia ............................ 93
2.4.2. La independencia de Haití, la revolución de los esclavos......... 95
2.4.3. Las independencias en las colonias hispanoamericanas......... 97
Referencias bibliográficas.................................................................... 101
La autora
Introducción
Objetivo general:
•• Conocer los principales procesos sociales, económicos, políticos y cultura-
les, y las dinámicas de las sociedades latinoamericanas, reconociendo las
problemáticas centrales y definiendo criterios de periodización.
Objetivos específicos:
•• Articular procesos histórico-concretos con las categorías analíticas y los
conceptos utilizados para su estudio.
•• Recurrir a las perspectivas comparadas, la historia conectada y transnacio-
nal para profundizar la comprensión de los casos y procesos analizados.
•• Establecer articulaciones entre el pasado histórico de América Latina y su
presente.
•• Introducir las dimensiones teóricas, metodológicas y políticas en las dis-
cusiones historiográficas.
•• Estimular en los estudiantes el desarrollo de una actitud crítica y reflexiva,
así como la formación de su propio punto de vista.
Introducción
La unidad que inicia nuestro recorrido se propone acercar miradas genera-
les respecto de los pueblos originarios al momento de la conquista y en los
primeros años de la colonización, centrando el análisis en la dislocación que
significó la invasión española, para luego abrevar en la primera etapa de ese
proceso. También se propone pensar en conjunto ambos procesos, enten-
diendo que el derrotero autónomo de los pueblos americanos fue obturado
con la conquista, generando a partir de allí una sociedad nueva que no puede
comprenderse sin ese pasado previo.
Trazaremos los rasgos centrales de algunos de los pueblos hacia la época
de la llegada de los conquistadores. Si bien haremos hincapié en los pueblos
mexicas en la región mesaomericana y en los incas en la región andina, que-
remos señalar que la conquista no solo significó el avance sobre estas regio-
nes y sus habitantes, sino también sobre otros espacios donde los nativos
tenían un desarrollo social menos complejo. Incorporar esta mirada nos permi-
te recordar que mexicas e incas no eran los únicos instalados en el continen-
te, aunque es evidente que su compleja estructura cultural fue preponderante.
Al mismo tiempo, colabora en deconstruir un sentido fuertemente instalado:
que la caída del imperio inca significó el último avance de la conquista y el
establecimiento del orden colonial. Por el contrario, identificar otros pueblos
cuya conquista fue más tardía da cuenta de las construcciones erróneas que
comúnmente concurren a la hora de pensar en un proceso que culminó con la
caída del Tawantinsuyu. Ayuda también a ponderar que la América conquista-
da fue mutando, ampliándose a medida que los expedicionarios se asentaban
y conquistaban pueblos y territorios.
Periodos mesoamericanos
CC
[…] tanto los inmigrantes muy antiguos como los relativamente recientes, se
vieron unidos por una historia común que los enfrentó como un conjunto a
otras tribus del Continente, quedando sus movimientos migratorios confinados
por regla general dentro de sus límites geográficos una vez entrados en la órbi-
ta de Mesoamérica (Kirchhoff, 2009: 5).
Mapa de Mesoamérica
CC
La distinción entre el Clásico y el Posclásico era sumamente precisa hace un
par de décadas. Al concebirse el primero como una época de paz y clímax cul-
tural, y el segundo como de inestabilidad política y guerra, los hombres del
Posclásico contrastaban con los del Clásico como las polillas destructoras de
colmenas contrastaban con las abejas. En este escenario idealizado, los go-
Pueden periodizarse del siguien- bernantes de las sociedades clásicas aparecían como sacerdotes entregados
te modo: la primera etapa, de a las especulaciones filosóficas, al registro del tiempo y a la observación de
subordinación al pueblo tepane- los astros; en contrapartida, los líderes posclásicos eran concebidos como va-
ca (desde 1325 a 1430, aproxi-
lientes guerreros obnubilados por la obligación de entregar a los dioses la san-
madamente), grupo que ejerció
su poderío en la rivera occiden- gre de sus enemigos de guerra. Esta visión, creada fundamentalmente por los
tal del lago Texcoco; la segunda, mayistas, empezó a desvanecerse hace unos cuantos años en beneficio de
con la estructuración del Estado, concepciones que conducen a una imagen más humana de los pueblos del
con tres sedes luego de la derrota
de los tepanecas en Azcapotzalco, Clásico (López Austin y López Luján, 2001: 194).
su capital (1469), gracias a la
alianza realizada con Tetzcoco
(también nominada en diversas Los autores no reniegan de esas caracterizaciones generales; no obstante,
fuentes como Texcoco, Tezcoco y
Tetzcuco) y Tlacopan; la tercera, los estudios más actuales han matizado esa construcción binaria entre los
con la expansión militar hasta mayas pacíficos (periodo clásico) y los mexicas guerreros (periodo posclásico).
1502 y, por último, la consolida- Como ya señalamos, los mexicas se asentaron en el centro del actual terri-
ción del territorio hasta la invasión
torio de México donde fundaron México-Tenochtitlan su capital, construyeron
española en 1521.
una compleja confederación sociopolítica y se expandieron hasta otras regio-
nes. Temporalmente, la presencia mexica y de su capital abarca dos siglos
que se extienden desde el asentamiento poblacional en las cercanías del lago
Tetzcoco hasta la derrota sufrida a manos españolas en 1521. La mirada que
aquí proponemos supone un corte sincrónico que nos permita acercarnos al
estudio de la confederación en las últimas décadas.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Herrera Meza, C., López Austin, A. y Martínez Barac, R. (2013), “El nom-
bre Nahuátl de la Triple Alianza” [en línea]. En: Estudios de cultura nahuatl, vol.
46. Disponible en: <http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid
=S0071-16752013000200002> [Consulta: 03 10 2018].
CC
En el sur, los mexicas lograron imponer sus condiciones de tributo y comercio
a los reinos mixtecos de la sierra y del valle de Oaxaca, así como los zapote-
cos del valle. Pero había varios reinos independientes en la costa agrupados
en torno al liderazgo de Tututepec y en el istmo. En lo que hoy es Guerrero, los
tlapanecos eran tributarios de la Triple Alianza, pero hubo localidades que ofre-
cieron resistencia tenaz. El señorío de Teloloapan, rico productor de cacao, se
negó insistentemente a aceptar el paso de las caravanas comerciales protegi-
das de los mexicas, y fue víctima de la más atroz guerra de aquel tiempo: la
población fue exterminada (el exterminio alcanzó incluso a los perros y los gua-
jalotes de la localidad) y el señorío fue repoblado con colonos nahuas enviados
del valle de México. Las rústicas jefaturas de Yoiptzinco, en cambio, nunca fue-
ron sometidas, y sus habitantes emparentados lingüísticamente con los apa-
ches, llegaron a atacar ocasionalmente a pueblos tributarios e incluso a guar-
niciones mexicas (Escalante Gonzalbo, 2008: 107).
y estaba gobernado por un tlatoani (en nahua, “aquel que tiene el don de la
palabra”, singular de tlatoque). Constituían parte del altépetl el palacio, un
templo (dedicado al dios particular de cada altépetl) y una plaza de múltiples
funciones, entre ellas el mercado. Los tres representaban centros de poder y
en general estaban ubicados en forma conjunta, y no en pocas ocasiones en
el calpolli fundacional. Asimismo, la organización, el trabajo y mantenimiento
de las áreas comunes como el templo eran rotativos entre los calpolli.
PARA AMPLIAR
C
Cada altépetl en formación tenía que competir con sus vecinos por el con-
trol de un territorio que era relativamente escaso, así como de los recursos
naturales de los diferentes ecosistemas que existían en él, lo mismo que
por el control de las redes comerciales, por el dominio militar y por el reco-
nocimiento de su legitimidad política. Esta competencia ponía en juego la
supervivencia misma de cada entidad política y entre todas fueron definiendo
reglas siempre cambiantes de cómo debían organizarse y qué características
debían tener: todas tuvieron que adaptarse a ellas paulatinamente.
Por dar un ejemplo, si el altépetl de Tetzcoco o el de Mexico-Tenochtitlan
intensificó su producción agrícola por medio del uso de técnicas de irriga-
ción, de una organización territorial más concentrada y de formas de regis-
tro geográfico y censal que hacían más eficiente el control del trabajo de
su población y el cobro de tributos –todos ellos bienes culturales toltecas
que son mencionados en las fuentes– su resultante fortalecimiento econó-
mico y político presionaba a otros altépetl como Cuauhtitlan para que adop-
taran reformas similares o se vieran en una situación de debilidad relativa
que podía amenazar su independencia e incluso su supervivencia (Navarrete
Linares, 2012: 517).
PARA AMPLIAR
Chinampa
Fuente: <https://www.youtube.com/watch?v=YRFvtoOlUys>.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Escalante Gonzalbo, P. y Martínez Baracs, R. (2010), “Sacrificios y antropofagia”,
en: Letras Libres, pp. 16-22.
LECTURA OBLIGATORIA
1.
CC
Nadie sabe cuántos cultígenos se sembraban para el 1532; muchos ya se han
perdido y otros tardaron en extinguirse, sufriendo por su baja posición, a pesar
de sus probados valores nutritivos. Cuando se estudia la cantidad de tubércu-
los (de los que la papa es tan sólo el más conocido) o el tarwi (un lupino rico
en grasas) o la kinuwa (un cereal de las grandes altitudes, con fuerte conteni-
do en proteínas) o la hoja de coca que apaga la sed, se advierte lo aborigen y
prístino que era el complejo agrícola andino (Murra, 1990: 51-52).
PARA AMPLIAR
La región andina tenía una historia previa a los incas; sin embargo, esa etapa
es poco conocida y datada. A diferencia de las etnias de Mesoamérica, aquí no
existieron documentos de los nativos que narraran su historia, y todo lo que se
conoce del periodo preincaico tiene fundamentalmente relación con la arqueo-
logía. Mucho más significativa es la producción escrita sobre el Tawantinsuyu a
partir de la conquista, que retrató y documentó a los incas aunque de manera
sesgada. La periodización de las sociedades andinas identifica varias etapas.
Fechas de reinado
1. Manco Cápac
2. Sinchi Roca
3. Lloque Yupanqui
4. Mayta Cápac
5. Cápac Yupanqui
6. Inca Roca
7. Yahuar Huaca
8. Viracocha Inca ( 7-1438)
9. Pachacutec (1438-1471)
10. Túpac Inca (1471-1493)
11. Huayna Cápac (1493-1525)
12. Huáscar (1525-1532)
13. Atahuallpa (1532-1533)
Fuente: Conrad y Demarest (1988: 126).
PARA AMPLIAR
AA su obra Comentarios Reales de los Incas. Allí no solo relata los orígenes
del pueblo sino una mirada sobre el Tawantinsuyu. Su enfoque es
singular porque no procedía de un español sino de un mestizo, hijo
de un militar español y la hija del último inca, educado en Europa
pero conocedor de las leyendas y mitos incas.
<https://www.youtube.com/watch?v=fcQYykf_4f4>
Documental realizado por el Ministerio de Cultura de Cusco a partir de los
Comentarios Reales de los Incas.
PARA AMPLIAR
El Camino del Inca o Qhapac Ñan fue una extensa red vial que unió
la región costera y andina. En la actualidad sobreviven 39.000 km que
conectan comunidades a través de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador
y Perú.
Fuente: Guía de identificación y registro de Qhapac Ñan, Ministerio de Perú (2013:
23). Disponible en <http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/mi/archivo/rcq.
pdf> [Consulta: 12 06 2019].
LECTURA OBLIGATORIA
OO
2.
Los miembros del ayllu heredan en común su territorio, que permanece inalienable en su
totalidad. Pero la tierra se distribuye para su explotación, en parcelas de extensión variable
y proporcional a las familias que de ella se benefician, dicha distribución es periódica y
teóricamente anual (aunque es probable que la costumbre difiriese de una región a otra)
[…] El trabajo de cada terreno resulta asegurado en lo esencial por la familia que de él se
beneficia, pero también es complementado por un sistema de cooperación entre parientes y
amigos. Esta ayuda mutua (que existe todavía hoy bajo el nombre de ayni) toma diferentes
formas; el trabajo provisto por un aliado puede ser retribuido inmediatamente por un ‘don’
de alimento, de ropas u otros bienes; puede también jugar el papel de una ‘deuda’ que se
reembolsará más tarde con un trabajo equivalente (Wachtel, 1975: 101).
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
3.
valle de Cauca (actual Colombia) era posible encontrar ambas formas de orga-
nización de las jefaturas; mientras que la jefatura de Quimbaya tenía hasta 88
caciques, en Anserma se destacaba el poder centralizado en un cacique. En
cualquier caso, en estas sociedades los caciques ostentaban un rango espe-
cífico, ciertos símbolos de prestigio y diversas formas de tributo por parte del
común de la población, destacándose la utilización de la mano de obra para
el cultivo de las tierras en posesión del cacique, así como el trabajo en minas
para la extracción de oro, símbolo de prestigio.
Otra particularidad de estas jefaturas fue la importancia del intercambio
de productos. Si bien no existía un mercado, se ha identificado que el trueque
permitió la vinculación de comunidades lejanas. Ejemplo de ello lo constitu-
yen las piezas de oro del cacicazgo de Dabeiba, que eran intercambiadas con
pueblos asentados en la actual región de Panamá. Pero fundamentalmente el
intercambio generaba vínculos estrechos entre comunidades más simples y
los cacicazgos cercanos, permitiéndoles a aquellas incorporar objetos que no
podían producir en la comunidad.
Si nos trasladamos de región geográfica a Sudamérica, más al sur del
Tawantinsuyu, podemos identificar una diversidad de pueblos que fueron eclip-
sados por la magnificencia de la cultura incaica, al tiempo que constituyeron
sociedades más simples cultural y políticamente. Sin embargo, en esta región
encontramos cierta singularidad: los pueblos resistieron en forma prolongada
el poder español y la conquista de la región meridional fue más lenta. Quizá la
evidencia más significativa fue la de los pueblos mapuches (araucanos, según
la nominación española), que resistieron la conquista, se trasladaron hacia
el sur del actual Chile y no fueron subordinados durante el periodo colonial.
De este pueblo se sabe que alcanzaba el millón de personas, aproximada-
mente, a la llegada de los españoles, lo cual advierte de una población signi-
ficativa para un pueblo constituido por cazadores-recolectores y agricultores.
La agricultura fue desarrollada especialmente en la región central de lo que
actualmente es Chile, mientras que en las zonas montañosas y hacia el sur
primaba la caza y recolección. La organización social de los mapuches la cons-
tituía la familia de descendencia patrilineal, que organizaba la vida económica.
PARA AMPLIAR
<https://www.youtube.com/watch?v=nmQceMMcj2g>
LECTURA OBLIGATORIA
CC
Pero, con todo su tamaño y esplendor, el Tahuantinsuyo no duró más de un si-
glo y el “poderoso ejército” que lo abatió se componía solamente de unos po-
cos cientos de aventureros españoles (Conrad y Demarest, 1988: 109).
PARA REFLEXIONAR
Batalla de Otumba. Óleo del siglo XVII, anónimo. Museo del Ejército,
Madrid.
Algo similar ocurre con la conquista del imperio incaico. Algunos cuadros
como el de Juan Lepiani, La captura de Atahualpa, muestran nuevamente a
los expedicionarios (cruz y espada en mano) derrotando al inca. Lo que allí no
se menciona es el conflicto por la sucesión incaica, que fue central para la
victoria de los 168 españoles.
Este tipo de impresiones, de una conquista rápida y con pocos hombres mili-
tarmente superiores, tiende a oscurecer la complejidad que supuso la conquis-
ta y el rol que los nativos tuvieron en ese proceso. Si bien no desconocemos
la magnitud del sojuzgamiento y la opresión que implicó el genocidio de comu-
nidades completas, el fin de culturas, religiones y cosmovisiones existentes,
es necesario comprenderlo en la complejidad implícita en la conquista, dado
que las propias comunidades no fueron sujetos pasivos.
La opresión tuvo sobre las mujeres indígenas un plus. Suele utilizarse la imagen de Malinche
como la de una mujer traidora, amante de varios españoles incluido Cortés, y que supo
beneficiarse en el contexto de la conquista. Esta referencia, en general la única sobre la con-
dición de las mujeres indias en la conquista, no ayuda a dimensionar el modo en que ellas
fueron sometidas sexualmente por los conquistadores.
LECTURA OBLIGATORIA
4.
CC
Conquistar, por lo tanto, puede significar colonizar, pero también puede signifi-
car invadir, saquear y avanzar. Conquistar en el primer sentido da primicia a la
ocupación y explotación de la tierra. En el segundo sentido, se concibe como
poder y riqueza en una forma mucho menos estática, en términos de posesión
de objetos portables, como el oro, los botines y el ganado, y de señoríos sobre
vasallos más que de propiedad de la tierra. Movilidad significaba aventura, y la
aventura en una sociedad militar aumentaba enormemente las oportunidades
para mejorar la situación de uno mismo a los ojos de los compañeros (Elliot,
1990: 127-128).
PARA AMPLIAR
C Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible ser-
vidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detesta-
bles guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas,
donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consu-
mido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni cura-
llos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais,
incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir
oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan a su
Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?
¿Éstos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales?
CC
La encomienda en las Antillas se diferenció muy poco de la esclavitud. Los in-
dios eran forzados por los españoles a trabajar en las minas, en las obras pú-
blicas y en las tareas agrícolas, así como en oficios domésticos y los trataban
mal. Muy pocos indios lograban salir vivos de las minas después de ocho, diez
o doce meses de trabajos forzados. Para escapar de los maltratos de los espa-
ñoles, los indios cometían suicidios en masa tomando el jugo de la yuca amar-
ga, ahorcándose con sus propias manos y matando a sus propios hijos. Las
madres indias se provocaban abortos para impedir que sus hijos nacieran es-
clavos (Moya Pons, 2008: 27).
AÑO POBLACIÓN
1492.................................................................................................100.000hab
1494...................................................................................................90.000hab
1496...................................................................................................75.000hab
1508...................................................................................................60.000hab
1509...................................................................................................40.000hab
1510...................................................................................................33.528hab
1514...................................................................................................26.189hab
1517...................................................................................................11.000hab
1519.....................................................................................................3.000hab
1529.....................................................................................................2.340hab
1548........................................................................................................500hab
Fuente: <http://www.cervantesvirtual.com/portales/cristobal_colon/imagenes_mapas/
imagen/imagenes_mapas_03-mapa_de_los_cuatro_viajes_de_cristobal_colon/>
Fuente: <https://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad3/
conquistademexico/conquistaexpansion>
<https://www.youtube.com/watch?v=wWBFWXunw3E>
PARA REFLEXIONAR
CC
Todas estas universas y infinitas gentes a todo género crio Dios los más sim-
ples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores na-
turales ya los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pa-
cíficas y quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no querulosos, sin
rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son asimis-
mo las gentes más delicadas, flacas y tiernas y que menos pueden sufrir tra-
bajos y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad […]
En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador
así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como
lobos y tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa
no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, y hoy en este día lo
hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y
destruirlas por las extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leí-
das ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán,
en tanto grado, que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos [millones]
de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella doscientas personas
(De las Casas, introducción).
CC
Estos bárbaros del Nuevo Mundo […] en prudencia, ingenio, virtud y humani-
dad son tan inferiores á los españoles como los niños á los adultos y las muje-
res á los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gen-
tes fieras y crueles á gentes clementísimas, de los prodigiosamente
intemperantes á los continentes y templados, y estoy por decir que de monos
á hombres (citado en Brading, 1991: 99).
LECTURA OBLIGATORIA
5.
Referencias bibliográficas
Lohmann Villena, G. (2000), “La nueva estructura política”, en: Pease, F. y Moya
Pons, F.: Historia General de América Latina, Unesco-Trotta, Madrid, pp.
453-471.
López Austin, A. y López Luján, L. (2001), El pasado indígena, FCE, México.
Meyers, A. y Combès, I. (comp.) (2015), Fuerte de Samaipata, Biblioteca del
Museo de Historia, UAGRM, Santa Cruz.
Ministerio de Perú (2013), Guía de identificación y registro de Qhapac Ñan.
Disponible en: <http://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/mi/
archivo/rcq.pdf> [Consulta: 12 06 2019].
Mira Caballos, E. (2000), El indio antillano: repartimiento, encomienda y
esclavitud (1492-1542), Muñoz Moya Editor, Bogotá.
Moya Pons, F. (2008), Historia del Caribe, Ferilibro, Santo Domingo.
Murra, J. “Las sociedades andinas antes de 1532”, en: Bethell, L. (1990),
Historia de América Latina, Cambridge University Press-Crítica, Madrid, t. 1.
Navarrete Linares, F. (2012), Los orígenes de los pueblos indígenas del valle
de México. Los altépetl y sus historias, [en línea]. UNAM/Instituto de
Investigaciones Históricas, México. Disponible en: <www.historicas.unam.
mx/publicaciones/publicadigital/libros/origenes/origenespueblos.html>
[Consulta: 03 10 2018].
Oudijk, M. y Restall, M. (2013), Conquista de las buenas palabras y de guerra:
una visión indígena de la conquista, UNAM, México.
Quijano, A. (2008), “Don Quijote y los molinos de viento en América Latina”,
[en línea]. En: Ecuador Debate, n° 73. Disponible en: <https://repositorio.
flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/4134/1/RFLACSO-ED73-10-
Quijano.pdf> [Consulta: 12 04 2018].
Restall, M. (2005), “Un puñado de aventureros. El mito de los hombres
excepcionales”, en: Los siete mitos de la conquista española, Paidós,
México, pp. 25-57.
Rodríguez Cuenca, J. (2005), Pueblos, rituales y condiciones d vida prehispánicas
en el valle de Cauca, UNC, Colombia.
Silverblatt, I. (1990), Luna, sol y brujas. Género y clases en los Andes
prehispánicos y coloniales, CBC, Cuzco.
Stern, S. (1986), Los pueblos indígenas del Perú y el desafió de la conquista
española. Huamanga hasta 1640, Alianza, Madrid.
Todorov, T. (2009), “Amar”, en: La conquista de América. El problema del otro,
Siglo XXI, Buenos Aires, pp. 137-194.
Wachtell, N. (1976), Los vencidos. Los indios de Perú frente a la conquista
española (1530-1570), Alianza, Madrid.
Documentos
Las Casas, B. (2006), “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”,
Universidad de Antioquía, Medellín. Disponible en: <http://www.
cervantesvirtual.com/descargaPdf/brevisima-relacion-de-la-destruccion-
de-las-indias/> [Consulta: 03 11 2018].
De la Colonia a la independencia
Objetivos
Introducción
Hacia mediados del siglo XVI se consolidó el dominio colonial español sobre el
territorio americano. Las instituciones tomaron forma y se dotaron de contenido
muy rápidamente, con el objetivo de anudar la vida institucional y económica
a la metrópoli. La movilidad de personas a través del Atlántico, la creación de
una sociedad española residente y nacida en América, nuevas riquezas y nego-
cios, así como el mestizaje, fueron algunos de los procesos que devinieron de
la conquista y dieron sustento a las particularidades de la sociedad colonial.
En esta unidad nos detendremos a describir en sus expresiones más gene-
rales el orden colonial y las modalidades de trabajo forzado que se desplega-
ron, con el objetivo de caracterizar algunas de las tendencias económicas y
sociales que atravesaron los siglos de la Colonia e incluso se adentraron en
el siglo XIX. Por último, abordaremos aspectos fundamentales para reflexio-
nar sobre la crisis del sistema colonial y los procesos de independencia que
se desarrollaron hacia principios de ese mismo siglo.
La unidad no pretende agotar los problemas inherentes a las sociedades
coloniales sino trazar ejes de debate y problemáticas centrales en la historio-
grafía, con el objetivo de reconocer los principales rasgos de América colonial.
CC
[…] con frecuencia una unidad de gran tamaño y mucha complejidad tenía bue-
nas posibilidades de no ser modificada. Varias de las entidades más grandes
eran tan valiosas que nunca fueron conferidas en encomiendas o fueron enco-
miendas sólo durante algunos pocos años después de la conquista (Lockhart,
1999: 49).
En 1567 Garci Diez de San Miguel realizó una visita a la región de Chucuito, encargada
por el gobernador de Perú, Lope García de Castro, con el objetivo de realizar un informe
para la corona. Según sus crónicas estaban sometidos a tributo todos los varones entre
diecisiete y cincuenta años, casados, viudos o solteros; y, excepto 36 curacas, tributaban
cerca de 11.700 indios. Como la gestión estaba bajo administradores reales se tributaba
cada año:
•• 2000 pesos anuales, para lo cual se instituyó el trabajo en las minas de Potosí;
•• productos textiles,
•• producción de maíz,
•• muleros para transportar los productos.
Cabe señalar que, si bien el tributo se define en torno a los varones mayores de edad, la
producción se asumía en la red familiar.
Fuente: Duart, D. “Mapa sobre los corregimientos del bajo y alto Perú a finales del
siglo XVIII: Obispado de Arequipa”, [en línea]. Disponible en: <https://aportesde-
lahistoria.com.ar/mapa-sobre-los-corregimientos-del-bajo-y-alto-peru-a-finales-del-
siglo-xviii-obispado-de-arequipa/> [Consulta: 12 06 2019].
Encomendero 1
“que el encomendero hace llevarse con unas andas como inga, con taquíes y
danzas, cuando llega a sus pueblos y si no les castiga y maltrata en este reino”.
Fuente: Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno, Guamán Poma de Ayala.
Encomendero 2
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Presta, A. (1997), “Encomienda, familia y redes en Charcas colonial: los Almen-
dras 1540-1600”, [en línea]. En: Revista de Indias, vol. LVII, n° 209, 21-53. Dis-
ponible en: <http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/
view/793/863> [Consulta: 02 03 2019].
1.
CC
El Brasil colonial era una realidad ya en 1580. Pernambuco era la Capitanía más
próspera cuya riqueza se basaba en la producción azucarera. En sus campos
“senhores do engenho”, ricos, opulentos con plantaciones algunas de las cuales
parecían ciudades fortificadas, protegidas por una guardia pretoriana de cabo-
clos (mestizos), vivían como viejos señores feudales, desplegando un gran poder
que se extendía a los cabildos urbanos (Garavaglia y Marchena, 2005: 387).
Asimismo entre 1580 y 1640, cuando Portugal pasó a ser gobernada por la
casa de Austria, los territorios de Brasil formaron parte de las dos coronas:
portuguesa y española. Ello no modificó su dinámica interna, que siguió insti-
tucionalmente diferente a la de las colonias españolas. Los cambios más sig-
nificativos se orientaron a la centralización del poder y la expansión territorial
hacia el interior y el norte, ocupado por los franceses.
Fuente: <https://es.wikipedia.org/wiki/Capitan%C3%ADas_del_Brasil#/media/
Archivo:Capitanias.jpg>
Fuente: <https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Blaeu1640.jpg>
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Lohmann, G. (2000), “La nueva estructura política”, en: Pease, F. y Moya Pons, F.,
Historia General de América Latina, Unesco-Trotta, Madrid, pp. 453-471.
CC
región desde milenios atrás. No La importancia relativa de los dos metales aparece indicada en el cálculo se-
solo se desvaneció en los hornos gún el cual entre 1500 y 1650, el comercio registrado transportó 181 tonela-
de fundición parte de la cultura
das de oro y 16000 toneladas de plata hacia la metrópoli proveniente de sus
incaica, sino también de la chimú
y de tantas otras de la región. reinos americanos (Fisher, 1999: 156).
Si bien no podemos negar las mutaciones que tuvo esta economía, es posible
pensar que desde mediados del siglo XVI se consolidaron estrategias de orga-
nización, producción y explotación minera que, con matices, se mantuvieron
por casi un siglo y medio. Podemos decir que la minería se constituyó, de
allí en adelante, en una de las actividades económicas más importantes que
moldeó la sociedad colonial y su relación con la metrópoli, aunque con dife-
rencias en la forma de explotación entre las mina de los virreinatos del Perú
y Nueva España. Las principales regiones de desarrollo de la minería en esos
espacios administrativos fueron Potosí (actual región de Bolivia), Zacatecas y
Guanajuato (en la actual región de México).
Tomaremos el caso andino para ejemplificar una de las modalidades de la
producción minera para luego señalar algunos contrastes con la producción en
Nueva España. El virreinato del Perú evidenció un proceso de consolidación de
la Colonia durante el gobierno del virrey Francisco de Toledo (1569-1581). Este
“Dicen que hasta las herraduras de los caballos eran de plata en la época del auge de la
ciudad de Potosí. De plata eran los altares de las iglesias y las alas de los querubines en las
procesiones: en 1658, para la celebración del Corpus Christi, las calles de la ciudad fue-
ron desempedradas, desde la matriz hasta la iglesia de Recoletos, y totalmente cubiertas
con barras de plata. En Potosí la plata levantó templos y palacios, monasterios y garitos,
ofreció motivo a la tragedia y a la fiesta, derramó la sangre y el vino, encendió la codicia
y desató el despilfarro y la aventura. La espada y la cruz marchaban juntas en la conquis-
ta y en el despojo colonial. Para arrancar la plata de América, se dieron cita en Potosí
los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los apóstoles, los soldados y los frailes.
Convertidas en piñas y lingotes, las vísceras del cerro rico alimentaron sustancialmente
el desarrollo de Europa. «Vale un Perú» fue el elogio máximo a las personas o a las cosas
desde que Pizarro se hizo dueño del Cuzco, pero a partir del descubrimiento del cerro,
Don Quijote de la Mancha habla con otras palabras: «Vale un Potosí», advierte a Sancho”.
CC
[…] los miércoles de cada semana (como queda advertido) salen los indios de
las minas a las canchas donde hacen sus montones, a pallar o dar cuenta de
lo que han trabajado en los dos días martes y miércoles y lo que generalmente
por la mayor parte sucede en esto es que en una labor de cincuenta indios se
suelen azotar ocho, diez, doce de ellos los que han trabajado menos, y si a ve-
ces se excede de este número otras algunas se baja (aunque pocas) y muy ra-
ras se pasan sin que se azote alguno aunque también sucede, y lo mismo se
hace los viernes que en ellos se da cuenta del trabajo de aquel día y del jue-
ves, y luego el sábado de lo que en él se ha hecho y lo que es entre semana
en los demás días y horas que no son de pallar también se suele a veces azo-
tar a los indios sacadores que se ocupan en sacar el metal de las minas y se
dicen comúnmente apiris, a los que de ellos parece se tardan en los viajes que
van haciendo o que no lo sacan tan limpio y bien acondicionado como se les
manda […] siempre el castigo suele ser con igual rigor y crueldad porque así
está introducido en los minerales y principalmente en el cerro de Potosí (citado
en Zagalski, 2017: 28).
De igual modo, en 1605 la Audiencia del Plata señalaba al virrey los maltratos
e injusticias sufridos por indios:
CC
Lo de Potosí es en tanto exceso por estar allí la codicia en su punto y cargar
todo sobre el sudor y la sangre de los indios. […] Las muertes, azotes, malos
tratamientos, malas pagas y otros mil desastres que les suceden en las minas
y con los mineros y mayordomos no se castigan como se debe sino con gran
remisión y flojedad, y todo se solapa y encubre (citado en Zagalski, 2017: 45).
Documental La mina del diablo, (Dirección: Richard Ladkani y Kief Davidson, 2005).
LECTURA OBLIGATORIA
En el Virreinato de Nueva España las minas más importantes del siglo XVI se
descubrieron en Zacatecas hacia 1546 y en Guanajuato dos años después. La
producción de plata en Nueva España tuvo un ritmo de crecimiento diferente
al del Virreinato del Perú. Mientras este había sido el mayor productor en el
siglo XVI, decreciendo y entrando en un proceso de crisis hacia el siglo XVII
CC
Bajo el sistema de repartimiento, el pueblo de indios asumió la función de re-
adelantando dinero a los trabaja-
producir, con sus propios medios, la fuerza laboral requerida por las empresas
dores, con lo que quedan endeu-
españolas y la de suministrar los trabajadores temporeros en las diferentes dados con quien los contrata.
haciendas, minas, obras públicas y las crecientes actividades de las órdenes
religiosas. La transferencia masiva de trabajadores a la economía española re-
dujo la capacidad de autosostenimiento que la comunidad de indios había dis-
frutado anteriormente (Florescano, 1990: 103).
LECTURA OBLIGATORIA
CC
Las mujeres desempeñaban casi todas las mismas labores manuales que los
hombres en las plantaciones americanas, y ellas, en realidad, conformaban la
mayor parte de las cuadrillas de campo en el azúcar, el café y el algodón. El di-
fundido uso de las mujeres en trabajos manuales rurales y urbanos, califica-
dos y semicalificados, desmiente toda preferencia declarada por los varones.
Ellas no solo conformaron la mitad de todas las cuadrillas de sembrado, des-
hierbaje y cosechado en todas las plantaciones de América, sino que además
estuvieron bien representadas en todos los sectores productivos básicos de
estas industrias exportadoras. Las poblaciones esclavas americanas fueron la
población trabajadora de la sociedad occidental que menos constreñida se-
xualmente estuvo hasta el periodo moderno (Klein, 2011: 233).
ron a lo largo de tres siglos en las regiones densamente pobladas por escla-
vos deben ser comprendidas en su magnitud. Joao José Reis y Eduardo Silva
(1989) plantean respecto de los esclavos en Brasil algunas propuestas ilumi-
nadoras al señalar que no eran ni sujetos pasivos ni rebeldes todo el tiempo,
sino que combinaban diversas estrategias de negociación, sumisión y rebe-
lión según los contextos.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
2.
KK A partir de las lecturas obligatorias seleccione alguna de las modalidades
compulsivas del trabajo (la mita en la minería peruana, el repartimiento
en la hacienda o la esclavitud en las plantaciones) y desarróllelo en no
más de tres carillas. Se sugiere la utilización de material complementa-
rio (cuadros, imágenes, lecturas ampliatorias, etc.).
CC
Fundar ciudades donde todos los habitantes fueran iguales no fue un ideal ibéri-
co. De hecho la desigualdad institucional y filosófica era básica para la índole je-
rárquica de la sociedad latinoamericana colonial. Se hacía una distinción entre
vecinos (ciudadanos) y habitantes (residentes) (Hoberman y Socolow, 1992: 12).
LECTURA OBLIGATORIA
CC
El agente decisivo que había detrás del crecimiento de la época borbónica era
una élite empresarial compuesta por comerciantes, plantadores y mineros. Fue
un número relativamente reducido de hombres de negocios coloniales, en par-
te emigrantes de la península, en parte criollos, el que se aprovechó de las
oportunidades que ofrecía la apertura de nuevas rutas comerciales y los bene-
ficios fiscales que proporcionaba la Corona.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Morelli, F. (2008), “La redefinición de las relaciones imperiales: en torno a la relación
reformas dieciochescas/independencia en América”, [en línea]. En: Nuevos Mundos,
Mundos Nuevos. Disponible en: <http://nuevomundo.revues.org/32942> [Consulta:
07 01 2019].
des indígenas. Podemos decir, entonces, que las rebeliones que se sucedie-
ron tuvieron un componente anticolonial que se tradujo de diversos modos en
cada uno de los casos. Aquí nos detendremos en pensar las insurrecciones
del movimiento liderado por Tupac Amaru y aquel que se asoció a la figura de
Tupac Catari para evidenciar los objetivos, las dinámicas de los movimientos
y sus alcances.
Sinclair Thomson (2006) considera que estas insurrecciones tuvieron un proyecto antico-
lonial, entendiéndolo como un modo de desafío explícito y consciente a los fundamentos
del orden político colonial: el poder español y la subordinación indígena. Este desafío podía
considerar el repudio o desplazamiento del rey (y la afirmación de un rey inca) y de los
funcionarios que los representaban, el rechazo a la subordinación indígena a los españoles
y la autonomía indígena.
BREVE HISTORIA DEL POBLAMIENTO DE AMÉRICA HASTA LA CRISIS DEL ORDEN COLONIAL
Virreinato de Seris
Nueva España Pimas
Yaquis Bambaras Capitanía
Comanches (1791) General de Cuba
Apaches
(1782) OCÉANO
Vegueros cubanos
Jacinto Caneck (1730-33) ATLÁNTICO
(1761)
Jamaica
(1760-65-69)
Coro Andresote
Capitanía General (1730-33)
de Guatemala Comuneros del Tocuyo (1744)
Socorro (1781)
S. Felipe del Fuerte (1740)
Juan Francisco León
(1749-52) Capitanía General
de Venezuela
Revuelta de
Estanco Virreinato de
(1765) Nueva Granada
OCÉANO
Virreinato del Perú
Virreinato del Brasil
PACÍFICO Túpac Amaru (1780) Mascates
Juan Santos (1742) (1711)
Túpac Katari (1780)
Sica Sica (1770-71) Bahia
Chayanta (1780-81) (1800)
Pacajes (1771)
Tiradentes (1789-92)
Cochabamba (1730-31)
SOCIALES DEL
Asunción del
Emboabas
Paraguay (1717-35)
(1708-9)
Capitanía
Límites aproximados General de Chile Virreinato del
Río de la Plata
Territorios indígenas
no conquistados
195
Fuente: Jaramillo (2016: 195).
Señalamos además que esta zona estaba densamente poblada por comuni-
dades de habla aymara y quechua, que recuperaban parte de las tradiciones
prehispánicas a través del sostenimiento de las comunidades, del ayllu como
unidad productiva y familiar, y el reconocimiento de los propios caciques como
autoridades. Además, era una región unida por los caminos comerciales y por
los vínculos que a través de ellos se establecían. Tupac Amaru II, cuyo nombre
era Gabriel Condorcanqui y había nacido en un pueblo de la provincia de Tinta,
no solo era cacique desde 1766, sino además comerciante, lo cual le permitía
conocer diversos pueblos y sus demandas.
Hasta aquí hemos señalado un conjunto de problemas socioeconómicos
ineludibles a la hora de identificar elementos comunes en los alzamientos
insurreccionales. Sin embargo, las condiciones de sometimiento y explotación
no eran nuevas, lo cual nos lleva a preguntar qué otros elementos deben resig-
nificarse a la hora de comprender estos levantamientos. En un pionero traba-
jo, Flores Galindo (1994) ha intentado profundizar en los horizontes utópicos
y las referencias al imperio incaico y al rey inca como un elemento cohesio-
nador del descontento indígena, al menos en la región de Cuzco. Para Flores
Galindo el proceso iniciado por Tupac Amaru fue una revolución que pretendió
trastocar el orden social.
En una línea similar, Thomson (2006) y Serulnikov (2006) han reseñado la
importancia de comprender la cultura política de las comunidades y sus formas
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Ari, M. (2016), “Las ‘otras’ mujeres de la rebelión Sisa-katarista 1781-1782”, [en
línea]. En: Historia, n° 38, pp. 67-93. Disponible en: <http://www.revistasbolivianas.
org.bo/pdf/hrch/n38/n38_a04.pdf> [Consulta: 07 03 2019].
CC
El programa de Tupac Amaru consistía en una transformación radical de las
instituciones políticas y económicas coloniales y de una larga lista de exaccio-
nes que afectaban a diferentes sectores de la sociedad peruana. Serían elimi-
nados los funcionarios gubernamentales corruptos y abusivos, especialmente
Sin embargo, el avance hacia Cuzco fue abortado por las autoridades colonia-
les, que reprimieron el movimiento y apresaron y condenaron a Tupac Amaru
en abril de 1781, culminando así la primera fase insurreccional. Su muerte
no significó el fin de la insurrección, sino que esta se desplazó hacia el sur
y articuló dos polos rebeldes, el que mantuvo Micaela Bastidas –esposa de
Tupac Amaru II– y sus parientes al mando de Diego Cristóbal Amaru, y la
insurrección iniciada en la región de La Paz por Julián Apaza –conocido como
Tupac Catari– y Bartolina Sisa. Este se constituyó en un segundo momento
insurreccional (entre marzo y octubre de 1781) más radical que el anterior,
donde confluyeron los levantamientos de comunidades quechuas y aymaras.
Las diferencias más importantes del levantamiento de Tupac Catari en La
Paz son la composición social y las bases de apoyo. El movimiento iniciado por
Tupac Amaru incorporaba inicialmente criollos, mulatos y mestizos, y se articu-
laba en el espacio indígena. Asimismo, el levantamiento indígena se incorpo-
raba a partir de los lazos y vínculos entre caciques. La movilización se definía
dentro de las relaciones verticales en el interior de la comunidad. En cambio,
en el caso del levantamiento de La Paz, al mando de Tupac Catari, la insurrec-
ción indígena fundaba sus bases de apoyo en raíces populares y rurales que
escapaban a las jerarquías. Tupac Catari era un comunero más y estas diferen-
cias se tradujeron en los modos en que los levantamientos se sucedieron en
cada región. Al mismo tiempo, la radicalidad del movimiento no generó apoyo
entre los sectores criollos, como en la región de Cuzco. El levantamiento, que
implicó el sitio de la ciudad de La Paz, fue sofocado en octubre de 1781 con
la condena a muerte de Tupac Catari y su esposa, Bartolina Sisa, aunque algu-
nos focos insurreccionales se mantuvieron hasta 1782.
En su análisis sobre las insurrecciones andinas, Serulnikov (2006) ha insis-
tido en el carácter radical del movimiento andino. Para el autor, la incorpora-
ción de las comunidades norpotosinas en el levantamiento amarista signifi-
có el reconocimiento de fuentes alternativas de soberanía, en un contexto de
descomposición del poder colonial. Pero, fundamentalmente, insiste en que
CC
[la] insurgencia andina, por último, no sólo puso en cuestión el discurso del
Otro, sino también la imagen de los gobernantes europeos acerca de sí mis-
mos y su rol en el nuevo mundo. Ofreció […] una imagen perturbadora de los
‘mensajes de dominación’ subyacentes en las operaciones administrativas,
económicas y políticas que el Estado realizaba y compelía a otros a realizar. La
rebelión campesina hizo visible y público, en un modo en que ya no era posible
ignorar, aspectos fundamentales del régimen colonial en los Andes: las fallas
estructurales del aparato judicial, la flagrante colusión de intereses mercanti-
les privados y funciones burocráticas o la indiferencia de los ministros ecle-
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
3.
porque significó no solo llevar adelante ese proceso sino dotarlo de sentido,
legitimarlo y ponerlo en palabras. Si pensamos el tiempo de la independencia
como un periodo corto, un puñado de décadas apenas que van de 1808 a
1924, entonces podemos comprender que el régimen colonial fue trastocado
sin que las palabras como patria, nación, libertad e igualdad consolidaran sus
sentidos modernos. Por ello es necesario identificar cuáles fueron los soportes
sobre los que se asentaron y definieron las identidades políticas colectivas
que se expresaron en el contexto de las independencias.
En principio suele señalarse la influencia del pensamiento ilustrado francés
en las propuestas emancipadoras. Intelectuales como Voltaire, Montesquieu y
Jean-Jacques Rousseau son recuperados como lecturas de buena parte de los
independentistas. Esta mirada tiende a ser muy esquemática y rígida porque
no se abre a la fluidez de las ideas que se están vertebrando a uno y otro lado
del océano. En ese sentido proponemos deconstruir la imagen de influencia y
repensar la circulación de estas en un contexto de fuerte conflicto. Cabe recor-
dar que las lecturas ilustradas se difundieron desde las propias universidades
americanas y a partir de intelectuales españoles mucho antes de 1810, con
lo cual suponer las independencias como un reflejo de su impacto sería erró-
neo. Para John Lynch (1976) el pensamiento de la ilustración más que causa
fue sustento y fundamento de ideas que tenían ya un recorrido en las últimas
décadas de la Colonia.
Por otra parte, los procesos revolucionarios de otras geografías fueron ana-
lizados por los propios independentistas. La Revolución francesa como aconte-
cimiento recibió una gran atención, aunque Francia era para una buena parte
de criollos la convulsión y las medidas jacobinas. También observaron la inde-
pendencia de Estados Unidos, considerada más ordenada, menos conflictiva
y opuesta a la realidad del resto del continente. En ese esquema la indepen-
dencia haitiana fue otro proceso que los continentales miraron atentamente,
por el colapso que significó esa revolución devenida independencia. También
por el temor que significaban los levantamientos de sectores subalternos, en
ese caso los esclavos.
CC
La Revolución no sólo era impensable en Occidente y, por tanto, inesperada, si-
no que también --en gran medida– no fue expresada entre los propios escla-
vos. Quiero decir con esto que la Revolución no estaba precedida ni siquiera
acompañada de un discurso intelectual explícito. Un motivo para ello es que la
mayoría de los esclavos eran analfabetos y que la palabra escrita no era un
medio realista de propaganda en el contexto de una Colonia de esclavos. Pero
otro motivo es que las reivindicaciones de la revolución eran en realidad dema-
siado radicales para ser formuladas antes de los hechos. Sólo podrían reivindi-
carse al ser impuestas por los hechos. En ese sentido, la revolución estaba
realmente en los límites de lo concebible, incluso en Santo Domingo, incluso
entre los esclavos, incluso entre sus propios líderes (Trouillot, 2017: 74).
Podríamos decir que aun hoy la Revolución haitiana es impensable y quizás por
ello menoscabada. Basta recordar que los bicentenarios de la independencia
en América se conmemoraron hacia el 2010, borrando de los actos oficiales
la existencia de este primer proceso.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
4.
ese proceso fueron los curas Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos
–pertenecientes al clero secular–, quienes encabezaron las insurrecciones.
Para mitad de la década de 1810 el movimiento insurreccional en Nueva
España fue reprimido en forma conjunta por criollos y españoles. Esta movili-
zación, y la mayor moderación de sectores criollos, llevó a que en la primera
etapa no se produjera en Nueva España un pronunciamiento similar a los que
se manifestaron en los virreinatos de Nueva Granada y del Río de la Plata.
En el Virreinato del Perú no ocurrieron procesos similares y los realistas
mantuvieron un férreo control sobre el gobierno. En ello influyó que esta era
una de las estructuras administrativas más antiguas y que aún resonaban los
ecos insurreccionales indígenas de fines del siglo XVIII. Desde Perú se envia-
ron las tropas realistas que iniciaron la reconquista del territorio. Es decir, la
primera fase de la independencia se cerró hacia 1815 con el avance realista,
que logró desarticular a la mayoría de los nuevos gobiernos, a excepción de
aquel instalado en el Río de la Plata.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Moran, D. (2011), “La historiografía de la revolución. La participación plebeya
durante las guerras de independencia en el Perú y el Río de la Plata”, [en línea]. En:
Nuevos mundos. Mundos Nuevos. Disponible en: <http://journals.openedition.org/
nuevomundo/61404> [Consulta: 30 03 2019].
LECTURA OBLIGATORIA
5.
Referencias bibliográficas
De la posindependencia al régimen
oligárquico consolidado
Objetivos
Que los y las estudiantes logren:
•• Comprender los cambios y pervivencias en la posindependencia.
•• Reconocer los ejes de debate entre conservadores y liberales en la confi-
guración del ordenamiento político.
•• Explicar las singularidades del desarrollo capitalista en América Latina.
•• Comprender la configuración del Estado nacional.
•• Indagar sobre las formas de organización y movilización obrera a finales
del siglo XIX.
•• Incorporar conceptos y perspectivas de análisis sobre los procesos histó-
ricos abordados.
Introducción
El periodo que se extiende entre las guerras de independencia y las décadas
del setenta y ochenta del siglo XIX se caracterizó por la inestabilidad y conflic-
tividad política. La organización y construcción de los estados nacionales no
fue un proceso inmediato ni unilineal en América Latina, e implicó diversos
escenarios de disputa que jalonaron gran parte del siglo. La construcción de
un ordenamiento político-jurídico alternativo al de la Colonia supuso entonces
un largo proceso con pervivencias y continuidades, aunque también con inten-
tos de rupturas que desde las mismas independencias se pusieron en juego.
Lo que primó en el periodo de la posindependencia fueron las estructuras de
poder regionales, que tensionaron las pretensiones políticas centralizadoras.
El nuevo orden nacía en un escenario de fragmentación local y regional, con
fronteras inconclusas y en constante modificación. Se trataba de sociedades
movilizadas por la guerra pero que mantenían lógicas corporativas colonia-
les, donde los conceptos modernos invocados (república, contrato social,
soberanía, ciudadanía, división de poderes, constitución, libertad económica)
eran puestos en jaque, obligando a una arquitectura y un diseño de discursos
adaptados a las prácticas.
La guerra de independencia también trastocó la vida cotidiana y la econo-
mía de los nuevos territorios independientes. No obstante, los cambios más
importantes en este último aspecto se produjeron hacia mediados de siglo,
ligados a las transformaciones en el sistema capitalista mundial. Las modifi-
caciones en la tenencia de la tierra, la mano de obra, la disponibilidad de capi-
tales para la inversión y los nuevos patrones de mercado internacional fueron
claves para la consolidación del desarrollo capitalista que puede verificarse
en la región hacia finales del siglo XIX, en estrecha articulación con la cons-
trucción y consolidación de los estados nacionales.
Estos temas interrelacionados entre sí permiten una lectura dinámica del siglo
XIX en términos de debates políticos, en el ámbito de la clase dominante, que
pone énfasis en redefinir periodizaciones y matizar los modelos de análisis a
partir de las prácticas políticas concretas. Asimismo, tal lectura deconstruye
aquellas perspectivas más tradicionales que consideraban a las independen-
cias el momento de ruptura que dio paso al orden nacional, entendiendo que
la organización de los estados nacionales fue un proceso complejo y lento,
tardío, en consonancia y relación con el desarrollo capitalista en la región. Por
último, se intenta incorporar además una mirada que, sin desconocer la impli-
cancia que tiene para la elite política, permita pensar las acciones y prácticas
de los sectores populares en este contexto y cómo los afectó y dinamizó el
proceso de organización política.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Fernández Sebastián, J. (2012), “En busca de los primeros liberalismos latinoamerica-
nos”, en: La aurora de la libertad. Los primeros liberalismos en el mundo iberoamericano,
Marcial Pons, Madrid, pp. 9-35.
CC
La República es el sistema que hay que adoptar pero ¿saben cómo entiendo
yo la república en estos países? Un gobierno fuerte, centralizado cuyos hom-
bres sean modelos de virtud y el patriotismo y así enderezar a los ciudadanos
en el orden y la virtud (Portales, 1822).
tos momentos, entre los que se destacan los años veinte y el debate en el
Congreso para sancionar la constitución. Los sectores liberales reclamaban
mayor control sobre el poder del emperador, mientras que los conservadores
apostaban a otorgarle más autoridad. Promulgada en 1824, la constitución
favoreció las pretensiones del emperador Pedro I (1822-1831) y de los con-
servadores, en tanto determinó el régimen monárquico constitucional, con un
poder legislativo dividido entre el Senado (vitalicio y con injerencia del empe-
rador en su definición) y la Cámara de Diputados elegida por sufragio indirec-
to y restringido.
La existencia de regímenes monárquicos no fue común; sin embargo, los hubo en algunos
casos intermitentes y aislados. En México, se instaló en dos ocasiones un régimen monár-
quico. El primer imperio se gestó luego de declarada la independencia en 1821, siendo
designado emperador Agustín de Iturbide. Este régimen duró dos años hasta su derro-
camiento y la instalación de la república. El segundo imperio se desarrolló entre 1864 y
1867, en el cual gobernó Maximiliano de Habsburgo, convocado por conservadores y
sectores de la Iglesia. Si contamos el Caribe, Haití asumió la forma de imperio luego de
su independencia con Jean Jacques Dessalines (1804-1806), volviendo a tener un sistema
monárquico entre 1811 y 1820 con Henri Christophe.
Sin adquirir la virulencia del caso mexicano, los liberales llevaron adelante pro-
puestas similares en el resto de los territorios. La desamortización de bienes
de las corporaciones y la construcción de un mercado de tierras fue un pilar
En 1826 Bolivia tenía 1.100.000 fundamental en esa concepción del desarrollo económico. En las regiones de
habitantes, de los cuales 800 mil
eran indígenas y vivían en comuni-
mayor densidad de población comunitaria implicó el despojamiento de las
dades (ayllu). El censo de 1846 propiedades comunales. En México, esas políticas instaladas con la guerra de
contabilizaba que el 52 por ciento reformas fueron puestas en marcha fundamentalmente entre 1867 y 1876,
seguía siendo indígena y rural, y y significaron el avance sobre las comunidades, especialmente en la región
en 1900, todavía lo era el 48,42
por ciento, mientras que creció central, donde se hallaba concentrado el mayor número de ellas. Sobre este
significativamente el número de tema volveremos más adelante.
mestizos (29,45 por ciento). La En la región andina, también caracterizada por la fuerte concentración de
población indígena se concen-
comunidades, ese proceso fue lento y se produjo hacia la segunda mitad
traba especialmente en Potosí,
Cochabamba, gran parte del del siglo XIX. Un elemento que explica la moderación de las reformas libera-
departamento de La Paz, y en las les respecto de la propiedad comunal deviene del rol que cumplieron estas
regiones de Chuquisaca y Tarija. como tributarias del Estado, tema sobre el cual luego nos detendremos. En
el caso de Bolivia, por ejemplo, no se evidenció un cambio significativo en la
vida de las comunidades durante la inmediata posindependencia. Las leyes
más importantes que las afectaron se desarrollaron en tres momentos: 1) la
Ley de Enfiteusis de 1842, que declaraba al Estado propietario de las tierras
de “originarios”, siendo estos considerados enfiteutas y no sus dueños; 2) el
decreto de 1866, durante la presidencia de Melgarejo, que reclamó el pago
por la propiedad a indígenas, expulsando a quienes no cumplieran, y 3) la Ley
de Exvinculación de 1874 –la más importante–, que extinguía el ayllu y daba
inicio a la propiedad privada. Las ideas liberales en Bolivia acompañaron las
leyes pero plantearon al menos dos posiciones diferentes: quienes sostenían
que el despojo debía ser a favor de la “raza blanca”, capaz del desarrollo eco-
nómico, y quienes defendían el traspaso de la propiedad comunal al indio
colono. El proceso de expropiación se hizo efectivo hacia la década 1880, en
detrimento de las comunidades y de los indios y a favor de la concentración
de la tierra en manos de hacendados.
En las regiones donde el peso de las comunidades no fue tan significati-
vo, las reformas liberales atacaron especialmente el poder de la Iglesia sobre
la sociedad, tanto en términos económicos como ideológicos. Ello implicó
la creación de leyes que controlaban espacios anteriormente en manos de
las parroquias, como el matrimonio civil, los cementerios y la promulgación
de políticas que orientaran hacia una educación laica. En Uruguay, el primer
impulso se produjo hacia la década de 1860 con las leyes de cementerios e
Instrucción Pública Común, y se afianzó fundamentalmente hacia principios del
siglo XX, a tal punto que se sancionó una ley de divorcio en 1907. En Chile el
debate por la secularización lo dio el liberalismo radical a mediados de siglo
XIX. Francisco Bilbao fue uno de los principales críticos del poder de la Iglesia;
en “La contra pastoral” (1863) planteó su posicionamiento:
CC
El catolicismo, obra de los hombres, debe pues desaparecer ante la libertad,
obra de Dios. La moral del evangelio, el cristianismo, fragmento sublime de la
eterna moral del género humano, debe pues separarse y se separa, y se ha se-
parado ya del catolicismo, doctrina de revelaciones y encarnaciones del
Oriente antiguo, que se quiere superponer á la revelación y encarnación univer-
sal de la razón en todo hombre (Bilbao, 1863: 3 y 4).
LECTURA OBLIGATORIA
CC
Un jefe regional que derivaba su poder del control que ejercía sobre los recur-
sos locales, especialmente de las haciendas, las cuales les daban acceso a
hombres y abastecimiento. El caudillismo clásico tomó la forma de clientelaz-
gos unidos por lazos personales de dominio y sumisión y por un deseo común
de obtener riquezas a través del uso de las armas (Lynch, 1986: 18).
Esta noción de ciudadanía dejaba fuera a varios sujetos. En primer lugar a las
mujeres. En este caso deben considerarse varias cuestiones, ya que incluso
aquellas que formaban parte de las familias tradicionales de la elite no conta-
ban con uno de los atributos imprescindibles para la participación política: el
patrimonio. Aunque no era solo la falta de patrimonio (o, mejor dicho, este era
LECTURA RECOMENDADA
RR
Larson, B. (2002), “Paisajes andinos”, en: Indígenas y estados en la formación de las
repúblicas andinas, IEP, Lima, pp. 21-45.
PARA REFLEXIONAR
última inició su derrotero hacia mediados de ese siglo, sus contornos queda-
ron definidos recién a principios del siglo XX. En líneas generales podemos
sostener que el desarrollo capitalista en América Latina se produjo con cier-
tas peculiaridades:
•• Estuvo mediado por las formas de inserción en el sistema mundo capitalis-
ta. Ello supone reconocer las pervivencias del lazo colonial tanto en térmi-
nos económicos como de relaciones interétnicas, y las transformaciones
producidas en el siglo XIX que dieron forma a relaciones dependientes con
las regiones centrales (industriales) capitalistas.
•• No ocurrió como parte de un proceso de desarrollo de fuerzas sociales
internas. A diferencia de los países industriales, no existió despegue o
salto cualitativo que permitiera la transición al capitalismo. El desarrollo
capitalista admitió una combinación compleja entre inversiones extranjeras,
acciones del Estado y reconfiguración de una parte de los terratenientes y
comerciantes en burguesía a partir de las nuevas modalidades de inserción
de productos exportables.
•• La acumulación originaria de capital –elemento central para comprender
el pasaje a una sociedad capitalista– significó el doble proceso de expro-
piación y redefinición de la propiedad de la tierra, y la separación entre
los medios de producción y la fuerza de trabajo, modificando relaciones
laborales en el espacio rural. Esto no implicó la emergencia directa de
formas de trabajo asalariado, sino la de diferentes modos de trabajo libre
coaccionado.
Por otro lado, ello se combinó con el tipo de economía de exportación que
cada región desarrolló a lo largo del siglo XIX y que hemos señalado en el
apartado 3.2. Desde la segunda mitad del siglo todos los países con mayor
o menor grado generaron una economía de exportación basada principalmente
en un producto, aunque con señaladas diferencias respecto del tipo de bien
exportable, minería y productos agrícolas, tropicales o de regiones templadas.
2. Agricultura tropical
Brasil X
Colombia Y
Cuba Z
República Z
Dominicana
Venezuela Y
Panamá Z
Costa Rica Z
3. Agricultura de clima templado
Argentina Y
Uruguay Z
Chile Y
* Destacan: Sur de Brasil; Norte de México; costas peruanas y ecuatorianas; Caribe colombiano; Pana-
má como enclave logístico; los países centroamericanos tienen agricultura tropical; Costa Rica es eu-
roamericano; 1.A (excepto Chile y Venezuela); Bolivia, Colombia, Ecuador; El Salvador; Guatemala,
Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú.
2. B y C: Brasil, Costa Rica y Cuba, República Dominicana, Venezuela, Panamá.
3. A y C: Argentina, Chile, Uruguay.
A partir de 1930
1 y 2.Z: Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú,
Cuba, República Dominicana, Panamá.
1 y 2. X y Y: Brasil, Colombia, México, Perú, Venezuela.
3.A y C y 2.C: Argentina, Chile, Uruguay.
<https://www.youtube.com/watch?v=azPotFRPvGE>
Producido por el Centro de Memoria de Bahia, unidad de la Fundação
Pedro Calmon / SecultB.
CC
El tráfico interno fue una solución temporal, sin embargo la autorreproducción
del esclavo no podía satisfacer la demanda inmediata. Los hacendados de las
áreas en expansión encontraron la respuesta en la inmigración. Tal vez no ha-
brían buscado sustituir la mano de obra si no estuvieran frente a múltiples pre-
siones […] Como ellos no se organizaron para defender la institución, la escla-
vitud fue abolida por decisión parlamentaria con el aplauso general (Viotti da
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
1.
<https://www.youtube.com/watch?v=iSCmU3gpe94>
LECTURA OBLIGATORIA
2.
CC
[…] hay un rico y complejo proceso de dialécticas internas y externas que rede-
fine la totalidad de las relaciones entre clases a escalas nacionales o de las
sociedades latinoamericanas e internacional. El pacto oligárquico resuelve el
problema en el interior de ellas, convirtiendo a algunas clases (en proceso de
reestructuración) en dominantes, mientras en el plano de las relaciones entre
clases dominantes europeo-occidentales y norteamericana y clases dominan-
tes latinoamericanas, éstas son, en rigor, dominantes dependientes (Ansaldi,
2017: 44-45).
CC
Las mujeres fueron interpeladas para crear una nación viable, moderna, con un
sistema de salud y de educación idóneo para hacer de la población un sector
verdaderamente productivo ligado al progreso, y con un sistema de familia que
procuró preservar el honor para producir mejores madres, civilizadas y miem-
bros responsables de una sociedad en construcción que era propia de los es-
tados nacionales (García Jordan y Dalla Corte, 2006: 566).
LECTURA RECOMENDADA
RR
García Jordán, P. y Dalla Corte Caballero, G. (2006), “Mujeres y sociabilidad
política en la construcción de los estados nacionales (1870-1900)”, en: Historia de las
mujeres en España e Hispanoamérica (vol. 3, siglo XIX), Cátedra, Madrid, pp. 559-583.
LECTURA OBLIGATORIA
PARA AMPLIAR
<https://www.youtube.com/watch?v=P4OYhj7Io0E>
LECTURA RECOMENDADA
RR
Pla, A. (1971), “Prólogo”, en: América Latina y Estados Unidos. De Monroe (1823) a
Johnson (1965), CEAL, Bueno Aires.
que el flujo migratorio se orientó hacia las regiones que tuvieron un despegue
económico más rápido, con menor concentración de mano de obra y condicio-
nes políticas más estables. Para fines del siglo XIX América Latina absorbió
cerca de un 20 por ciento de la población migrante de Europa y Asia. Argentina
y la región sur de Brasil recibieron mayoritariamente mano de obra europea,
mientras que las plantaciones de Cuba y Perú incorporaron mano de obra
asiática (especialmente de China e India) pero con contratos de trabajo prác-
ticamente serviles. Otras regiones tuvieron flujos migratorios interregionales;
es el caso del norte de Chile, a donde afluían trabajadores de la región central
del país pero también de Bolivia y Perú. El crecimiento de las plantaciones
bananeras centroamericanas o la construcción del canal de Panamá atrajeron
trabajadores del Caribe.
Si bien la mayoría de la población siguió concentrándose en el ámbito rural,
no podemos dejar de mencionar que los cambios cualitativos se advirtieron
en las ciudades. El desarrollo de industrias textiles y sobre todo alimenticias,
e incluso con incipientes desarrollos metalúrgicos como el caso de Monterrey
(México), marcan los cambios en la composición de una sociedad que incor-
poraba mano de obra asalariada principalmente. Sin ahondar en esta cues-
tión –sobre la cual volveremos en el subapartado 3.4.2–, no podemos dejar
de señalar que el crecimiento de la población urbana implicó significativos pro-
blemas de vivienda y hacinamiento. Otro de los cambios importantes que se
advierten en las ciudades entre finales del siglo XIX y la década de 1930 se
refiere a las pautas de consumo, que modificaron la vida doméstica a partir
de la introducción de producción fabril.
LECTURA OBLIGATORIA
3.
LECTURA OBLIGATORIA
<https://www.youtube.com/watch?v=KgybSZxb38A>
CC
El resultado de esto fue una reorganización de las diversas categorías de
arrendamiento y una alteración de los acuerdos de aparcería, junto con un cre-
cimiento perceptible de la mano de obra asalariada. De hecho, cada vez hay
más pruebas de que aquí y allá una demanda fuerte de mano de obra, una de-
manda inducida por las exportaciones, se combinaba con la relativa escasez
de trabajadores para mejorar las condiciones de arrendamiento, convirtiendo
las obligaciones laborales y el arrendamiento en especie en pagos en efectivo,
y haciendo subir los salarios reales de la mano de obra contratada al procurar
los patrones rurales atraerse trabajadores y retenerlos a su servicio (Glade,
1991: 34-35).
4.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Hall, M. y Spalding, H. (1991), “Las clases trabajadoras urbanas y los primeros
movimientos obreros de América Latina, 1880-1930”, en: Historia de América Latina,
Crítica, Barcelona, pp. 281-315.
WW <http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-7716.html>
CC
Durante las dos décadas que enmarcaron el tránsito del siglo XIX al XX, el nor-
te salitrero chileno asistió a la constitución definitiva, en los niveles discursivo,
organizacional y político, de una clase obrera. No es que quienes la integraban
no hayan existido antes como actores sociales concretos, pero fue solo en esa
coyuntura que comenzaron a pensar y hablar sobre sí mismos específica y rei-
teradamente como clase, y a hacer de ese referente identitario el punto de
apoyo para su acción colectiva y sus sujetos de futuro. No fue, por cierto, un
fenómeno monolítico o uniformemente repartido (Pinto Vallejos, 2007: 21).
LECTURA OBLIGATORIA
Referencias bibliográficas
Documentos
Introducción
Los países de América Latina celebraban su centenario de independencia
hacia los años 1910-1925, con actividades oficiales que comprendían mues-
tras de arte, festejos públicos, creación de monumentos, bailes, colocación
de luminarias. Las conmemoraciones tenían como referencia las gestas de
independencia pero incluían un escenario político, social, cultural y simbólico
que unía ese pasado al presente de los estados nacionales. Las festividades
se proponían dos objetivos centrales: reforzar rasgos identitarios en torno a la
nacionalidad y mostrar que el país iba en un camino ascendente de progreso.
Las luces de las farolas eran su mejor metáfora.
En ese mismo tempo autocelebratorio se produjeron también las primeras
evidencias de cuestionamiento a los regímenes oligárquicos, las que señala-
ban su carácter excluyente. La construcción de una identidad nacional sobre la
base de una ficticia sociedad homogénea era puesta en cuestión permanente-
mente en la arena social por diversos sujetos sociales: obreros, campesinos
indígenas, las mujeres sufragistas e incluso una ascendente clase media. Sin
embargo, las condiciones para que se derrumbara el régimen oligárquico en
todo el subcontinente no se dieron hasta 1930, cuando crisis política, social
y cultural se combinaron con una crisis económica inédita hasta entonces. La
crisis de 1930 fue clave en el proceso que llevó a modificaciones en el patrón
de acumulación capitalista y en los modos de hacer y definir las políticas públi-
LECTURA RECOMENDADA
RR
Funes, P. (2006), “Antimperialismo, latinoamericanismo y nación”, en: Salvar la
nación. Intelectuales, cultura y política en los años veinte latinoamericanos, Prometeo,
Buenos Aires, pp. 205-258.
Luis Carlos Prestes, nacido en Porto Alegre en 1889, siguió la carrera militar como su padre
obteniendo el grado de teniente de ingeniería en 1920. Desde su labor dentro de las fuerzas
advierte y denuncia la corrupción del gobierno y en 1924 acompaña el levantamiento de
otros tenientes desde su puesto en Río Grande do Sul, iniciando su trayecto como figura
destacada dentro del movimiento tenentista. Su vida política cambia de rumbo cuando se
adhiere al Partido Comunista Brasileño (PCB) en 1930, rompiendo con el movimiento de
tenientes, que en su mayoría acompañó la Alianza Liberal y la candidatura de Getulio Var-
gas. La vida de Prestes luego de 1930 está atravesada por su militancia política y los vaivenes
del partido, y por sus posiciones respecto del gobierno de Vargas.
en el país en 1919, obteniendo los votos necesarios pero sin poder asumir la
banca. En Chile, a las organizaciones de mujeres que iniciaron las demandas
por mayor educación y voto las constituyeron, como en la mayoría de los paí-
ses, mujeres de clase media y alta. En 1922, del Club Social de Señoras sur-
gió el Partido Cívico Femenino y a finales de la década se creó en Valparaíso
la Unión Femenina de Chile, que tuvo una gran importancia en la obtención del
Es interesante consignar que en
voto femenino en las elecciones municipales, logrado en 1934. Chile los partidos conservado-
res fueron impulsores del voto
femenino, ya que consideraban
que las mujeres reforzarían sus
4.1.1. La Revolución mexicana, 1910-1920 bases electorales.
La Revolución mexicana puede inscribirse en este ciclo de cuestionamiento al
régimen oligárquico, especialmente porque se inició como un proceso antirree-
leccionista que cuestionó el gobierno de Porfirio Díaz. Pero el proceso excedió
ese objetivo y conjugó un amplio espectro de demandas que involucraban a
burguesía, sectores medios y también populares, en su mayoría campesinos.
PARA AMPLIAR
CC
La característica singular de la región del norte consistió en que importantes
porciones de todas las clases sociales participaron en la revolución. Fue la úni-
ca parte del país, por ejemplo, que contó con un estrato relativamente numero-
so de hacendados revolucionarios cuyo apoyo a los movimientos políticos con-
trarios a Díaz los llevó a aliarse con las clases medias e incluso las bajas de la
sociedad (Katz, 1983: 37).
PARA REFLEXIONAR
¿Por qué Estados Unidos, cuya política con respecto a los países lati-
“Art. 27.—La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del
territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual, ha tenido y tiene
el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propie-
dad privada. Esta no podrá se expropiada sino por causa de utilidad pública y mediante
indemnización. La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad
privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el aprovecha-
miento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, para hacer una distribu-
ción equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación. Con este objeto se
dictarán las medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desa-
rrollo de la pequeña propiedad; para la creación de nuevos centros de población agrícola
con las tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para
evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir
en perjuicio de la sociedad. Los pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras
y aguas, o no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su población, ten-
drán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respe-
tando siempre la pequeña propiedad. Por tanto, se confirman las dotaciones de terrenos
que se hayan hecho hasta ahora de conformidad con el Decreto de 6 de enero de 1915.
La adquisición de las propiedades particulares necesarias para conseguir los objetos antes
Art. 123.—El Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados deberán expedir
leyes sobre el trabajo, fundadas en las necesidades de cada región, sin contravenir a las
bases siguientes, las cuales regirán el trabajo de los obreros, jornaleros, empleados, domés-
ticos y artesanos, y de una manera general todo contrato de trabajo. I.—La duración de
la jornada máxima será de ocho horas. II.—La jornada máxima de trabajo nocturno será
de siete horas. Quedan prohibidas las labores insalubres o peligrosas para las mujeres en
general y para los jóvenes menores de diez y seis años. Queda también prohibido a unas
y otros el trabajo nocturno industrial; y en los establecimientos comerciales no podrán
trabajar después de las diez de la noche. III.—Los jóvenes mayores de doce años y meno-
res de diez y seis, tendrán como jornada máxima la de seis horas. El trabajo de los niños
menores de doce años no podrá ser objeto de contrato. IV.—Por cada seis días de traba-
jo deberá disfrutar el operario de un día de descanso, cuando menos. V.—Las mujeres,
durante los tres meses anteriores al parto, no desempeñarán trabajos físicos que exijan
esfuerzo material considerable. […] Para trabajo igual debe corresponder salario igual,
sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad. VIII.—El salario mínimo quedará exceptuado
de embargo, compensación o descuento. […] Tanto los obreros como los empresarios
tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses, formando sindi-
catos, asociaciones profesionales, etc. XVII.—Las leyes reconocerán como un derecho de
los obreros y de los patronos, las huelgas y los paros.
Mapa de México
Morelos fue la cuna del Ejército del Sur pero su influencia se extendió hacia
la región de Guerrero, parte del estado de Puebla y el estado de México.
Recordemos que desde las últi- Asimismo, la División del Norte tenía su base política en el estado de
mas décadas del siglo XIX Morelos Chihuahua.
había sufrido cambios significati-
vos en la estructura económica.
Si bien la producción de azúcar
databa de la colonia, la tecnifi- El Ejército del Sur
cación e incorporación de nuevas
maquinarias introducidas unas Emiliano Zapata, presidente de la comuna de Anenecuilco, en 1910 inició
décadas atrás marcaron cam- armas en mano un proceso de restitución de tierras que se encontraban en
bios en la relación entre comu-
poder de la Hacienda El Hospicio. Ese primer acontecimiento marcó el comien-
nidades y empresas económicas
en expansión. zo de rebeliones y ocupaciones por medio de la fuerza en la región. Estas
acciones se nutrieron del descontento de las comunidades que habían perdido
terrenos ante el crecimiento de las haciendas azucareras. En ese proceso de
OO
go, autoras como Gabriela Cano
(2011) señalan que la construc- Katz, F.: Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en el México
ción estereotipada de la Adelita
invisibilizó la heterogeneidad de
del siglo XVI al siglo XX, Era, México, pp. 291-305.
formas de participación de las
mujeres, que incluyeron el espio-
naje, el comercio de armas, su
intervención como mensajeras y
1.
en ocasiones la lucha en la bata-
lla. En el caso del zapatismo, la
autora ha identificado un signi-
ficativo número de mujeres que
participaron del ejército zapatis-
KK Luego de la lectura responda las siguientes consignas en un breve texto:
• ¿Por qué el autor considera que hay un proyecto político en el zapa-
tismo?
ta cumpliendo estas actividades.
• ¿Cuáles serían los elementos centrales de ese proyecto?
• Según la documentación interna analizada por el autor, ¿cómo se
desarrollaron los vínculos entre el Ejército Libertador del Sur y los
civiles?
• ¿Qué hipótesis sostiene el autor respecto de la práctica política del
movimiento?
LECTURA RECOMENDADA
RR
Katz, F. (1998), Capítulos 6 y 7, en: Pancho Villa, t. 1, Era, México.
<https://www.youtube.com/watch?v=4-B9QS_rFYg>
LECTURA RECOMENDADA
RR
Meyer, J. (1992), “México: revolución y reconstrucción en los años 20”, en: Bethell, L.
(ed.), Historia de América Latina, vol. 9, Crítica, Barcelona, pp. 146-180.
PARA REFLEXIONAR
PP zar análisis que, en función del desenlace, suelen ser limitados. Ante
la pregunta sobre quién ganó la Revolución mexicana tendemos a la
respuesta simple: quienes se apoderaron del aparato del Estado; en
este caso los jefes sonorenses, el ala moderada de la Revolución. Pero
dirimir la historia entre ganadores y perdedores supone ocultar, dejar
en la sombra, todos aquellos procesos que por breve tiempo tuvieron
vida, los retoños de la revolución que no prosperaron. Esa mirada
minimiza e invisibiliza no solo la lucha campesina entre 1910 y 1919,
el germen más radical de aquel proceso, sino aquella que reconsti-
tuyendo ese legado no murió con el asesinato de Emiliano Zapata.
LECTURA OBLIGATORIA
2.
Los países más afectados fueron aquellos en que la caída del precio del
producto y del volumen de exportación fue más importante, como Bolivia, Chile
y México. En los tres casos el producto exportable que dominaba la economía
provenía de la minería. En Chile la depresión comercial fue mayor que en otros
casos: en 1932 las exportaciones descendieron una sexta parte del nivel de
1929 y los ingresos estatales por exportación cayeron en un 75 por ciento.
Cuba fue otro país afectado sensiblemente debido a su dependencia de venta
de azúcar a Estados Unidos.
Un segundo grupo de países tuvo una caída menos pronunciada en el volu-
men de exportaciones, que bajó un 25 por ciento. Es el caso de Argentina,
Brasil, Ecuador, Perú y los países de América Central. Un tercer grupo lo
constituyeron Colombia y Venezuela, donde la caída de las exportaciones
fue menor al 10 por ciento. En el caso de Colombia, porque en competencia
con Brasil consiguió mantener y aumentar levemente su exportación de café.
En Venezuela porque el producto exportable, el petróleo, tuvo un descenso
menor en el precio compensando las altas ganancias del periodo 1928-1929.
República Dominicana y Honduras tampoco sintieron importantes efectos en
el volumen de sus exportaciones. En el primer caso porque obtuvo ventajas
en la exportación de azúcar frente a otros países como Cuba y en el segun-
do caso porque la exportación de banana estaba monopolizada por empresas
extranjeras.
Junto a la caída del flujo de exportaciones, la crisis trajo otro problema a los
gobiernos: el descenso del ingreso fiscal y el desajuste interno. Asimismo, el
mantenimiento del pago de la deuda y el sostenimiento del patrón oro –que
se recuperó después de la Primera Guerra Mundial– generaron otro de los
escollos más importantes: la caída de las reservas nacionales. Entre 1929 y
1931 los países latinoamericanos abandonaron el patrón oro y tomaron algu-
nas medidas, como limitar la salida de ese metal y de divisas mediante res-
tricciones bancarias. Sin embargo, la variación en la balanza de pagos no se
equilibró sin la toma de medidas fundamentales, como el control de cambios
y el racionamiento en las importaciones en relación con las exportaciones.
Para 1932 la mayoría de los países latinoamericanos habían sido exitosos en
la recuperación del equilibrio externo.
Una tendencia general en los estudios que interpretan la crisis económica
en América Latina propone entenderla como la fractura que permitió el cambio
en el patrón de acumulación capitalista y la emergencia del modelo de indus-
trialización por sustitución de importaciones, lo cual modificaría las dinámicas
que adquirió el sistema capitalista. Esta lectura esquemática debe ser cues-
tionada y matizada en varios aspectos claves. En primer lugar, porque en la
mayoría de los países latinoamericanos el desarrollo de una incipiente indus-
tria para el consumo interno se verifica desde finales de siglo XIX, en parale-
lo con la inserción en el sistema mundo capitalista a través del modelo pri-
mario exportador. Ese desarrollo fabril fragmentado, articulado con el modelo
extractivista y en pos de un consumo interno –fundamentalmente concentra-
do en los rubros alimentos y textiles–, puede rastrearse tempranamente. Por
CC
Más que una transición súbita a un nuevo modelo de desarrollo, lo que se dio
fue una sucesión de choques macroeconómicos de gran intensidad a la cual
respondieron los distintos países de manera pragmática, en no pocos casos
de manera improvisada o replicando las acciones que estaban llevando a cabo
los países industrializados (Bertola y Ocampo, 2013: 170)
LECTURA RECOMENDADA
RR
Bulmer-Thomas, V. (1997), “Las economías latinoamericanas: 1929-1939”, en:
Bethell, L., Historia de América Latina, vol. 11, Cambridge University Press-Crítica,
Barcelona, pp. 3-46.
No es casual que las profesiones que se ampliaron para este periodo correspondan a enfer-
mería y visitadora social, ambas fuertemente feminizadas desde sus inicios. En países como
Chile, Perú, Argentina y Colombia la asistencia social adquirió un rol importante en estos
años. Para mediados de la década de 1930 se creó en Colombia la primera Asociación
Nacional de Enfermeras y María Vergara de Carulla fundó en 1937 la escuela de Servicio
Social. En Chile la asistencia social del Estado creció en el contexto de la crisis ocupando
un rol central las visitadoras sociales (encargadas de verificar los contextos de higiene y salud
familiar) y las enfermeras. Valdés, Caro y Peña (2001) señalan para el caso chileno una
cuestión que podría considerarse para otros países: la intervención del Estado a partir de la
asistencia social en el contexto de la crisis reforzó patrones de familiarización en la medida
que muchas de las leyes se direccionaban a la protección del núcleo familiar y de los meno-
res. Así crecieron el número de casamientos y nacimientos dentro de las uniones civiles.
CC
[servirá] para que encuentren trabajo los miles de Obreros que ahora son vícti-
mas de la desocupación y que faltos de un salario con que cubrir sus ingentes
necesidades, a diario los vemos en la calle mendigando la caridad pública (do-
cumento de la FOL, citado en Lehm y Rivera Cusicanqui, 1988: 47).
PARA AMPLIAR
LECTURA OBLIGATORIA
3.
CC
El populismo sería una experiencia sociohistórica resultado de dos procesos
combinados: el contexto estructural de la crisis del modelo primario exportador
y la generalización de políticas de industrialización por sustitución de importa-
ciones, por un lado y la doble crisis de la dominación oligárquica y la idea de
democracia liberal (Giletta y Alberto, 2014: 118).
CC
Cárdenas llegó a la Convención provisto de todos los amarres. Avalado por su
carrera militar, por su fuerza en Michoacán, por su relación con el centro, por la
infinidad de cargos públicos que había desempeñado, por su liderazgo entre
los hombres fuertes de los diversos estados de la República, por haber obteni-
do el apoyo de Calles y fundamentalmente por haber logrado el control de la
Confederación Campesina Mexicana y haber impuesto en su dirección a un di-
rigente agrario que actuaba ya como un cardenista (León y González, 2010: 29).
La cita precedente nos permite entender que, más allá de las definiciones de
Calles, Cárdenas tuvo desde el inicio el apoyo de diversos sectores que le
permitieron desprenderse, a poco de iniciado su gobierno, de la incómoda figu-
ra del Jefe Máximo. Sobre la presidencia de Cárdenas señalaremos aquellos
puntos que son relevantes para comprender su gestión: los conflictos a nivel
político y el desplazamiento del callismo, su vínculo con sectores trabajado-
res y campesinos, el reparto de tierras y la nacionalización de transportes y
petróleo.
El primer gabinete de la presidencia de Cárdenas estuvo compuesto por
callistas, agraristas y sectores que no eran considerados ‘cardenistas’, aun-
que se acercaron a él por su oposición a Calles. Sin embargo, las fricciones
entre el Jefe Máximo y el presidente se evidenciaron rápidamente en la puja
por el poder y las diferencias en la concepción del rumbo del país. La reforma
agraria que pretendía impulsar el gobierno, el apoyo a las huelgas y el discur-
so radical eran los puntos criticados por Calles. En junio de 1935 y a raíz de
las declaraciones del Jefe Máximo se produjo la depuración de callistas del
gabinete y Cárdenas afianzó su posición como presidente desplazándolos del
gobierno primero, del partido y las fuerzas armadas después. En ese proceso
un lugar central lo ocuparon los sectores trabajadores que apoyaron la ges-
tión gubernamental y sostuvieron su rumbo político. También colaboró el vira-
je de algunos gobernadores y políticos que en poco tiempo mudaron su apoyo
hacia la gestión cardenista. En 1938 los cambios producidos se consolidaron
en la reformulación del partido revolucionario, que pasó a llamarse Partido
Revolucionario Mexicano.
El gobierno de Cárdenas no reflejó simplemente el recambio político den-
tro de un partido con fuertes tensiones, sino el cambio en las relaciones con
los sectores trabajadores y campesinos que se produjo entre 1934 y 1936, y
evidenció también un proceso de radicalización del régimen que alentó movili-
zaciones y huelgas. Como ya hemos señalado en esta misma unidad, la ges-
tación de derechos laborales en México tenía una larga trayectoria desde la
Constitución de 1917, y la existencia de sindicatos fuertes y asociados al
Estado se remontaba hasta los vínculos de la CROM con Obregón. Sin embar-
go, en el contexto de la década de 1930 se identificaron varios cambios. En
1931 se había promulgado la Ley Federal del Trabajo, cuerpo legislativo que
reglamentó jornadas laborales, salarios mínimos, despidos. Todas estas leyes
cobraron impulso y fueron letra viva durante la gestión de Cárdenas, donde
la ampliación del empleo, la reducción de las horas de trabajo y la elevación
del piso salarial se convirtieron en temas centrales, formando parte integral
de su proyecto político.
El impulso de medidas favorables hacia trabajadores se articuló con los
cambios producidos en el mundo sindical. Para finales de la década de 1920
la CROM se debilitaba gracias a dos factores: su estrecha vinculación con el
poder político, cuestionada a partir del enriquecimiento de dirigentes, y la cri-
sis económica que afectó a los sectores trabajadores, hecho que generó masi-
vas huelgas. Por ello, en 1929 se escindieron con Fidel Velázquez a la cabeza
treinta y siete sindicatos, en su mayoría organizados en la capital del país. En
ese mismo año se formaron las Cámaras de Trabajo con ferroviarios y electri-
cistas, sectores con tradición combativa y radical, y la Confederación Sindical
Unitaria de México, bajo la influencia de comunistas. En 1933 Lombardo
Toledano rompió con Luis Morones conformando la Confederación General
Obrera y Campesina de México. Esta diversidad sindical se fue modificando
durante los primeros años del cardenismo. En 1935 y frente al conflicto entre
Calles y Cárdenas, los grandes sindicatos conformaron el Comité Nacional
de Defensa Proletaria en apoyo al presidente y se propuso como objetivo
la creación de una central sindical única. Así en 1936 surgió la Central de
Trabajadores de México (CTM), cuyo primer dirigente fue Lombardo Toledano
y en donde confluyeron gran parte de los sindicatos existentes, excepto la
CROM y la CGT.
Si bien Cárdenas había alentado su constitución, en tanto era un factor
importante para inclinar la balanza a su favor, también intentó contener algu-
nas de las iniciativas obreras. Las diferencias entre la Central y la gestión de
Cárdenas se evidenciaron en los primeros años en el posicionamiento sobre
algunas huelgas y respecto de la sindicalización campesina y de los trabaja-
dores del Estado. Si bien Cárdenas apoyó diversas huelgas, dando curso a las
demandas exigidas, en mayo de 1936 el gobierno desconoció la de los ferro-
carrileros. Asimismo en la constitución de la CTM, Lombardo Toledano había
contemplado la posibilidad de unificación en una sola sindical de obreros y
campesinos. Este objetivo no se llevó adelante porque el propio Cárdenas
consideraba necesario mantener una central sindical campesina separada.
Otro punto de diferencia se relacionó con las iniciativas de sindicalización de
Recordemos que la Central
Campesina de México (CCM) lo empleados públicos del Estado y bancarios, que el gobierno quería incorporar
había apoyado tempranamente (a en un régimen especial.
diferencia de las centrales sindi- Es importante destacar que, si bien hubo un proceso de unificación sindical
cales obreras) y fue la punta de
que reorganizó al sector obrero y campesino, no estuvo supeditado ni asumió
lanza para la reorganización sindi-
cal en la Confederación Nacional directamente los posicionamientos del gobierno, marcando así momentos de
Campesina (CNC) en 1938, a fricciones y confluencia en diversos periodos. Asimismo, el Estado se convirtió
cargo de Graciano Sánchez, un en un mediador en los conflictos laborales; si bien generalmente fue a favor de
dirigente cardenista.
los trabajadores, su definición dependió del sector en conflicto, las coyunturas
y la situación económica en general. Luego de 1938, en un momento diferen-
te dentro del sexenio cardenista, el gobierno intentó evitar huelgas alegando
el bien de la economía del país y señalando los límites de su política laboral.
La reforma agraria fue la política clave del gobierno y marcó un punto de
inflexión sin precedentes en materia de reparto de tierras. Como ya vimos en
esta unidad, la Constitución de 1917 incorporó el reparto de tierras, aunque
no fue significativo durante los años 1920 y Calles decretó su fin a principios
de la década de 1930. Pero en la gestión de Cárdenas cobró nuevo impulso;
su discurso agrarista fue acompañado de una gestión sensible al reparto de
tierras. Durante todo el periodo otorgó casi 18 millones de hectáreas a cam-
Entre 1917 y 1934 se habían pesinos, es decir, un promedio de casi 3 millones por año. La dotación de tie-
repartido en total unos 10 millo- rras en forma ejidal también se amplió, pasando del 15 por ciento en 1930
nes de hectáreas. a un 47 por ciento en 1940, y la población campesina sin tierra bajó de 2,5
millones a 1,9 millones. Además se desarrollaron créditos agrícolas mediante
el Banco Nacional de Crédito Ejidal creado en 1936.
El reparto de tierra en forma ejidal no supuso el mantenimiento de una eco-
nomía de autosubsistencia como en épocas pasadas, sino que se transformó
en un sector comercial estratégico para la exportación. Ejemplo de ello es el
reparto en la comarca Lagunera (entre los estados de Coahuila y Durango);
allí se encontraba la producción algodonera para la exportación repartida en
haciendas que concentraban cerca de 500 mil hectáreas. En la región diver-
sos conflictos entre trabajadores y hacendados se producían desde la década
anterior, con fuerte influencia de dirigentes comunistas en la organización de
los trabajadores. En 1935 se convocaron diversas huelgas y el Estado inter-
PARA REFLEXIONAR
En Brasil, Getulio Vargas fue la figura central de la política entre el año 1930
y 1954. Esos 24 años en que se sucedieron distintos regímenes políticos
–y en los cuales Vargas gobernó entre 1930 y 1945 y luego entre 1951 y
1954– sentaron las bases para el desarrollo industrial, la gestación de leyes
El Partido Comunista era el único laborales que hasta entonces habían sido esporádicas, la vinculación entre
caso de un partido nacional crea- trabajadores y la figura de Vargas, el desarrollo de un sindicalismo verticalista
do previamente a los años 1930.
e, incluso, la creación de partidos políticos nacionales que prácticamente
no existieron en el periodo anterior.
Como ya mencionamos, en 1930 se produjo un levantamiento que destru-
yó la República Vieja. A partir de entonces Vargas sería designado presiden-
te provisional primero y constitucional desde 1934 y 1937; posteriormente,
mediante un autogolpe presidió el periodo del Estado Novo hasta 1945. El
Estado Novo ha sido sin duda uno de los momentos más importantes en la
historia de Brasil del siglo XX, pero sus implicancias se comprenden en una
periodización que contempla los cambios impuestos desde 1930, así como
los procesos que jalonaron la historia de Brasil después de 1945.
<https://www.youtube.com/watch?v=BDWox0enQTA>
PARA REFLEXIONAR
PARA AMPLIAR
LECTURA OBLIGATORIA
KK
Historia latinoamericana Laura Luciani
190
4.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
5.
<https://www.ahoranoticias.cl/noticias/nacional/226074-cuenta-publi-
ca-discurso-completo-del-presidente-sebastian-pinera.html> [Consulta:
19 04 2019].
Los discursos que aquí presentamos fueron pronunciados por dos pre-
sidentes electos en América Latina de los últimos años. Ambos de signo
político diferente. En Chile, Sebastián Piñera es un político conserva-
dor, mientras que Manuel López Obrador representa a la centro-izquier-
da mexicana. En ambos discursos la noción de desarrollo aparece en
varias ocasiones.
Referencias bibliográficas
Introducción
¿Dónde nacen y mueren los años sesenta latinoamericanos? Aunque la defini-
ción de una década suele imponer números redondos, las memorias definen
selecciones más subjetivas y parciales de aquello que la cronología demanda.
Los años sesenta no son redondos, ni cuadrados: son abigarrados, sinuosos y
curvos, con dobleces y un relieve rugoso que impide narrarlos en una cronolo-
gía clásica. Desandar su complejidad obliga a dar vueltas en círculo alrededor
de algunas problemáticas.
Los llamados años sesenta nacieron con la Revolución cubana, o, más
bien, con las proyecciones y representaciones que reverberaron y se multipli-
caron por toda Latinoamérica. Para Gilman (2003), esos años murieron con la
sangre derramada durante el golpe de Estado del dictador Augusto Pinochet
en el Chile de 1973. Sin embargo, las imágenes y los sentidos de la revolu-
ción tuvieron réplicas, como los terremotos, más allá de ese golpe. Lo cierto
es que entre ambos acontecimientos, la revolución y el golpe, una miríada de
sucesos erosionó las bases de la cultura y la sociedad capitalistas de pos-
guerra. En esta unidad nos centraremos en abordar algunos elementos clave
para comprender los procesos políticos y sociales que abonan las reflexiones
y los debates sobre el periodo más caliente de la historia latinoamericana del
siglo XX, enmarcado en la Guerra Fría.
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
LECTURA OBLIGATORIA
CC
El gabinete reflejaba la ideología moderada suscrita en los principales docu-
mentos programáticos de la Revolución (…). Una ideología nacionalista, demo-
crática, no comunista, que aspiraba a la restauración del orden constitucional
de 1940 y a la implementación de una serie de reformas económicas y socia-
les que reafirmarían la soberanía y la igualdad de la nación (Rojas, 2015: 98).
PARA REFLEXIONAR
La nueva etapa exigía una definición más precisa en términos políticos y eco-
nómicos. Entre 1960 y 1961 se creó un conjunto de organizaciones que daban
cuenta de estos cambios: por ejemplo, la Federación de Mujeres Cubanas
(FMC), los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Asociación Nacional
de Pequeños Agricultores (ANAP). También pueden incluirse la reorganización
centralizada de la clase trabajadora, a partir de la Ley de Organización Sindical,
y la creación de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), impulsada por el
ministro de Trabajo Augusto Martínez Sánchez y el sindicalista comunista
Lázaro Peña.
En 1961, la aparición de las Organizaciones Revolucionarias Integradas
(ORI) configuró la nueva organización partidaria nacida de la fusión de viejas
organizaciones como el Directorio Revolucionario, el Movimiento 26 de Julio y
el Partido Socialista Popular (PSP). La estructura política volvió a modificarse
en 1963, con la creación del Partido Único de la Revolución Socialista (PURS),
y en 1965, con la del Partido Comunista de Cuba, producto de diversas pur-
gas en las ORI y el nuevo partido. Al mismo tiempo se definió un conjunto de
políticas sociales que, sumadas a estas nuevas organizaciones, delimitaron
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
<https://www.youtube.com/watch?v=SbtsPW_D13A>
LECTURA OBLIGATORIA
1.
La Revolución boliviana de 1952 surgió de las fuerzas sociales y partidos políticos que se
organizaron luego de la derrota en la guerra del Chaco (1932-1936), cuando comenzó a
resquebrajarse el régimen oligárquico con bases en la burguesía minera y terrateniente. En
la década de 1940, la organización de los mineros se constituyó en la fuerza social más sig-
nificativa del país a partir de la Central Obrera Boliviana. Estos se tramaron en una realidad
política cambiante, donde se incorporaban tanto partidos de izquierda –como el Partido
Obrero Revolucionario (trotskista) y el Partido de Izquierda Revolucionaria (comunista)–
como nacionalistas –el Movimiento Nacional Revolucionario. Este último logró conciliar
los intereses de la pequeña burguesía con las bases de apoyo popular (inicialmente obreros y
luego campesinos) y un discurso nacionalista revolucionario, liderando el proceso de 1952.
a la par que reforzó las alianzas con el bloque socialista, profundizando los
vínculos económicos y militares.
El otro momento de gran espectacularidad en las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos y la URSS fue la crisis de los misiles. En octubre de 1962,
los servicios de espionaje norteamericano descubrieron la instalación de 42
misiles de alcance medio de origen soviético en la isla y la posibilidad de una
guerra atómica tuvo en vilo al mundo. Sin embargo, las negociaciones entre
las dos potencias –Cuba quedó al margen– lo impidieron. La URSS desmante-
ló los misiles y acordó no utilizar la isla como base de operaciones a cambio
del compromiso norteamericano de no invadir Cuba.
CC
Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde
tras el odio yanqui a la Revolución Cubana? […] Los une y los concita el mie-
do. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la re-
volución latinoamericana. No el miedo a los obreros, campesinos, estudiantes,
intelectuales y sectores progresistas de las capas medias que han tomado re-
volucionariamente el poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesi-
nos, estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias to-
men revolucionariamente el poder en los pueblos oprimidos, hambrientos y
explotados por los monopolios yanquis y la oligarquía reaccionaria de América;
el miedo a que los pueblos saqueados del continente arrebaten las armas a
sus opresores y se declaren, como Cuba, pueblos libres de América (“Segunda
Declaración de la Habana”, 1962).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Guevara, E. (1968), Obras completas, Ediciones del Plata, Buenos Aires.
Ver también: La guerra de guerrillas. Un método y El socialismo y el hombre en Cuba (hay
varias ediciones en línea).
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Vidaurrázaga A ránguiz, T. (2012), “¿El hombre nuevo?: Moral revolucionaria
guevarista y militancia femenina. El caso del MIR” [en línea]. En: Nomadías, nº
15, Disponible en: <https://revistas.uchile.cl/index.php/NO/article/view/21142>
[Consulta: 20 08 2018].
LECTURA OBLIGATORIA
2.
CC
[…] “la izquierda” en América Latina fue más diversa socialmente, más com-
pleja ideológicamente y más comprometida con las políticas de la contracultu-
ra que lo que una historiografía más temprana estaba interesada en demostrar
o era capaz de discernir (Zolov, 2012: 1).
Para Funes (2016), ese elemento distintivo de los años sesenta latinoame-
ricanos era el involucramiento de una generación respecto de los procesos
sociales, políticos y culturales de la región. Ya hemos enfatizado el impacto
de la Revolución cubana en este nuevo paradigma de radicalización política;
sin embargo, otros factores se imbricaron. Entre ellos destacamos cambios
en algunas instituciones de fuerte raigambre como la Iglesia, la universidad,
la familia y en las relaciones parentales y generacionales.
Si bien la teología de la liberación, como conjunto de producción escrita,
es más propia de la década de 1970 (Löwy, 1999), los cambios instituciona-
les que permitieron la emergencia de una Iglesia más cercana a los pobres
CC
América Latina está evidentemente bajo el signo de la trasformación y el desa-
rrollo. Trasformación que, además de producirse con una rapidez extraordina-
ria, llega a tocar y conmover todos los niveles del hombre, desde el económico
hasta el religioso. (Conferencia de Medellín, “Introducción”, 1968).
CC
La primera incongruencia que observamos en el trabajo está expresada en es-
ta frase: “A veces se expresa la idea de que un aumento en el nivel y la diversi-
dad de la actividad económica resulta necesariamente en la mejoría de las
condiciones sanitarias. Sin embargo, el Grupo es de opinión que el mejora-
miento de las condiciones sanitarias no sólo es deseable en sí mismo, sino
que constituye un requisito esencial, previo al crecimiento económico, y debe
<https://www.youtube.com/watch?v=impabbwTVSA>
Eduardo Frei (1964-1970), todos ellos con fuerte vinculación con los organis-
mos internacionales.
Ese tipo de políticas se llevó adelante entendiendo el desarrollo en clave
occidental y desconociendo en muchos casos las realidades concretas de
cada región. Asimismo, los resultados esperados por el Estado y los organis-
mos no siempre se acompasaron con los intereses de la población. Cusicanqui
(2015) recuerda que, en Bolivia, este tipo de políticas se definió en la déca-
da de 1970, cuando el Estado planteó el proyecto de modernización en los
valles y el altiplano, región aymara, a través de la agencia estatal Desarrollo
de Comunidades, que fue rebautizada por la población como Desarrollo de
Calamidades, mostrando las tensiones entre los intereses de la comunidad y
las políticas públicas implementadas.
PARA AMPLIAR
Por otra parte cabe señalar que el dinero que Estados Unidos se había pro-
puesto enviar, cerca de veinte mil millones de dólares nunca llegó a la región y
que, en la mayoría de los casos, las propuestas de la Alianza no prosperaron.
LECTURA OBLIGATORIA
3.
clase media. A criterio de Peter Winn (2013), el programa contenía errores que
impidieron llegar al objetivo propuesto, el socialismo desde las instituciones
democrático-burguesas.
En las elecciones de 1970, la Unidad Popular ganó por poco margen. Las
razones por las cuales Allende logró la cantidad de votos necesarios, después
de varias candidaturas, son múltiples. En primer lugar, los desacuerdos entre
los partidos de centro, como Democracia Cristiana, y los partidos de derecha,
como el Partido Nacional, impidieron una candidatura conjunta (estrategia que
ya había sido utilizada), fragmentando las votaciones. En segundo lugar, el
proceso de radicalización marcó una población políticamente más activa y en
gran parte cercana a la izquierda. Por último, el crecimiento de los partidos
comunista y socialista les otorgó una presencia a nivel nacional y les permitió
vincular su discurso a un conjunto de sectores diversos: trabajadores (sus
bases de apoyo más antiguas); clase media, que había adquirido posicio-
nes más progresistas en los últimos años; intelectuales y peones rurales.
Asimismo, para la campaña se crearon los Comités locales de la Unidad
Popular, que dinamizaron las elecciones desde abajo, proveyendo el aparato
necesario para la propaganda política del frente.
Los tres años de gobierno de Unidad Popular fueron intensos y conflictivos.
Desde el principio, los sectores más conservadores de la sociedad, los medios
de comunicación y los partidos de derecha, a los que se unió Democracia
Cristiana al poco tiempo, fueron obstaculizando y en ocasiones dinamitan-
do el proyecto que el Gobierno de Allende se había propuesto. Las primeras
estrategias combinaron intentos golpistas –como el atentado contra el gene-
ral Schneider, militar garantista que fue asesinado en EE. UU. poco antes de
la asunción de Allende) y trabas institucionales –en Chile, el Congreso debía
ratificar a Allende ya que no había obtenido la mayoría absoluta y el Partido
Nacional tentó sin éxito a la Democracia Cristiana a no ratificarlo–. Ambas
estrategias fracasaron.
Durante los dos primeros años, los proyectos de la Unidad Popular fue-
ron obstaculizados por vía parlamentaria: este partido no tenía mayoría en la
Cámara y dependía de los acuerdos con las otras fuerzas. Los medios más
importantes se sumaron a la oposición. Quizás el caso más conocido sea el
del diario El Mercurio y de su dueño, Agustín Edwards. Asimismo, las Fuerzas
Armadas albergaron un núcleo golpista que, sin embargo, en los primeros
años no cobró protagonismo. Es decir, si bien la oposición al gobierno de la
Unidad Popular existió desde la asunción misma, esta era fragmentaria y no
logró derrocarlo.
<https://www.youtube.com/watch?v=DqKHzYI-ewI>
LECTURA RECOMENDADA
RR
Gaudicheaux, F. (2005), “Construyendo el Poder Popular, el movimiento sindical, la
CUT y las luchas obreras en el periodo de la Unidad Popular”, en: Pinto, J. (coord.),
Cuando hicimos historia: la experiencia de la Unidad Popular, LOM, Santiago, pp.
81-106.
<https://www.youtube.com/watch?v=G4zg1mRUNgU>
LECTURA OBLIGATORIA
4.
KK Winn (2013) sostiene que en Chile hay una revolución desde arriba y
una revolución desde abajo. Explique cada una de ellas, sus vínculos y
tensiones en un breve ensayo de no más de dos páginas. Según su pro-
pia lectura, ¿qué importancia otorga a esta idea en el análisis sobre el
gobierno de la Unidad Popular?
Omar Cabezas, escritor y militante del FSLN, narra en La montaña es más que una este-
pa verde:
CC
[…] subí con la idea de que la montaña era un poder, pues estaba el mito de
los compañeros de la montaña, lo misterioso, lo desconocido, Modesto, por
allá, arriba... Y en la ciudad los clandestinos y los legales hablábamos de la
montaña como algo mítico, donde estaba la fuerza e incluso las armas, los me-
jores hombres, la indestructibilidad, la garantía del futuro, la balsa para no hun-
dirse en lo más profundo de la dominación de la dictadura, la determinación de
no resignarse [...] la certeza de que no podía ser así, que Somoza no podía se-
guir mandando toda la vida, no aceptar la invencibilidad de la Guardia (Cabezas,
1982: 9-10).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Marti Puig, S. (1999), “La crisis del régimen somocista” [en línea]. En: La crisis
del régimen somocista en Nicaragua (1979-1990). La revolución enredada, Cooperación
& libros de la Catarata. Disponible en: <http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/
lucha%20armada%20AL_puig.pdf> [Consulta: 20 04 2018].
Una vez derrocado el régimen, asumió el gobierno una alianza policlasista que
marcó el sentido de este. La Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional
(JGRN) estaba integrada inicialmente por cinco miembros: Daniel Ortega, del
FSLN; Sergio Ramírez, del Grupo de los Doce (militante del FSLN); Moisés
Hassan, del movimiento Pueblo Unido; Alfonso Robelo, empresario prove-
niente del Frente Amplio Opositor; y Violeta Barrios, viuda de Chamorro. Esta
primera Junta, que fue modificada en lo sucesivo a favor del FSLN, ejerció el
gobierno entre 1979 y 1984, fecha en la cual ganó las elecciones la candidatu-
ra propuesta por el Frente (Daniel Ortega y Sergio Ramírez eran sus candidatos
a presidente y vice), con el 67 por ciento de los votos.
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
garantías a los sectores burgueses respecto del rumbo que adquiría el nuevo
gobierno y que no seguía la senda cubana. Esta política también fracasó. Si
bien se logró apoyo crediticio internacional, el dinero obtenido de Estados
Unidos fue menos del esperado y condicionado –no debía utilizarse en salud
ni educación, dos planes en los cuales colaboraba Cuba–, y la URSS fue más
bien renuente a otorgar divisas. El posicionamiento cada vez más duro de
Estados Unidos llevó a buscar más apoyo en los países del bloque socialista,
sin grandes resultados.
Al mismo tiempo, los años ochenta fueron escenario de diversos conflictos
para atender. El mayor fue la organización en la frontera de grupos mercena-
rios conocidos como La Contra que, apoyados por Estados Unidos lograron
jaquear al gobierno. Otro conflicto importante tuvo lugar en la región fronteri-
za con Honduras, zona rural donde se asentaba la etnia de los misquitos. En
esa región, los esfuerzos de organización propuestos por el sandinismo entra-
ron en conflicto con las prácticas y culturas misquitas (el plan de alfabetiza-
ción, la reforma agraria). Esos grupos, además, le reclamaron su autonomía al
Estado. En ese contexto, un grupo de jóvenes de etnia misquita fue entrenado
en 1981 por la Contra para contribuir a acciones de lucha contra las fuerzas
sandinistas. La tensión en la región se mantuvo con altibajos entre 1981 y
1988, cuando se logró un acuerdo de paz que destrabó el conflicto.
A pesar de todo, el conflicto con la etnia misquita fue uno de los mayores
errores del Frente por no contemplar las especificidades de las etnias del país.
La idea de desarrollo y transformación estaba atada a determinadas concep-
ciones, desligadas de los caracteres étnicos particulares.
PARA AMPLIAR
PARA REFLEXIONAR
PARA AMPLIAR
5.
Referencias bibliográficas
Documentos
Introducción
“Pájaros prohibidos”, cuento de Eduardo Galeano
<https://www.youtube.com/watch?v=PxEeQbzQxjg>
CC
Una concepción militar del Estado y del funcionamiento de la sociedad que ex-
plica la importancia de la ‘ocupación’ de las instituciones estatales por parte
de los militares. Por ello sirvió para legitimar el nuevo militarismo surgido en
los años sesenta en América Latina (2003: 75).
En Brasil, que tuvo una de las dictaduras más largas (1964-1985), el gobier-
no militar adopto cierta fachada democrática, por lo cual existió un recambio
de presidentes de facto y se mantuvo durante casi todo el periodo actividad en
el Congreso, con un sistema bipartidista controlado por las Fuerzas Armadas.
En Chile asumió una Junta Militar, pero se concentró el poder en el Ejecutivo
con cierto rasgo personalista, ya que durante toda la dictadura (1973 y 1989)
Augusto Pinochet fue el presidente de facto. En Uruguay los militares no ejer-
cieron directamente el poder y en 1973 el presidente civil elegido en las urnas,
Juan María Bordaberry, llevó adelante un autogolpe, disolviendo el Congreso y
creando el Consejo de Estado, donde intervinieron los militares. En este caso,
desde 1980 hasta 1985 los militares asumieron el Poder Ejecutivo.
Otro elemento común de las dictaduras de nuevo tipo fue su carácter repre-
sivo. Si bien toda dictadura reprime a sus opositores políticos, la diferencia
con las previas radica en la profundidad, intensidad, alcances y configuración
de perfil del enemigo, así como en la organización de nuevos servicios de
inteligencia no existentes hasta entonces. En las dictaduras de nuevo tipo, la
magnitud y el ejercicio de la represión tuvieron diferentes alcances, y la canti-
dad de asesinados, desaparecidos, presos políticos y exiliados también varió.
Para Alfred Stepan:
CC
Si estamos estimando el porcentaje de población asesinada por el Estado en
la etapa inmediatamente siguiente a la toma de poder, el Chile del periodo
1973-1974 se ubica al tope. Si se estima el porcentaje de la población que
desapareció como resultado de la acción de múltiples y descentralizadas fuer-
zas de seguridad, antes y después de la toma de poder, la Argentina del perio-
do 1975-1979 se ubica al tope. Si estuviéramos evaluando el porcentaje de la
población detenida, interrogada e intimidada por las fuerzas de seguridad, el
Uruguay ocupa el primer lugar (y es el que más se acerca a experimentar el cli-
ma de un estado totalitario entre 1975 y 1979). Sin embargo si preguntamos
en qué país la principal organización de inteligencia abrazó el nivel más alto de
una expansión de su rol con base estatutaria e institucionalización no persona-
lística dentro del aparato estatal, no quedan dudas que la respuesta es Brasil
(1988: 32).
Más allá de estas diferencias, en todos los casos la tortura en los interro-
gatorios, la construcción del perfil del denominado “enemigo subversivo” y
la configuración de grupos de tareas de inteligencia fueron elementos cen-
trales de la política represiva comunes a todos. Otra particularidad de estas
dictaduras fue la coordinación trasnacional de la represión. Una de las más
conocidas fue la Operación Cóndor, que permitió construir una zona liberada
para la acción represiva pero incluyó además la recopilación de datos y la coo-
peración de servicios de inteligencia para realizar operativos (el 18 por ciento
de los asesinatos de uruguayos se efectuaron en Argentina). Del operativo
no solo colaboraron las Fuerzas Armadas del Cono Sur sino que tuvieron un
rol significativo los servicios de inteligencia norteamericanos, especialmente
la CIA, mediante el aporte de tecnología, conocimientos y estrechamiento de
vínculos entre militares.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Luciani, L. (2016), “Itinerarios de lo cotidiano. Prácticas, sociabilidades y comporta-
mientos sociales en las dictaduras del cono sur”, [en línea]. En: Revista Páginas, año 8,
n° 17. Disponible en: <http://revistapaginas.unr.edu.ar/index.php/RevPaginas/article/
view/221> [Consulta: 02 11 2018].
LECTURA OBLIGATORIA
1.
KK Realice un breve informe (no más de dos páginas) que explique la utili-
zación de la metáfora de las matriuskas que realiza Ansaldi y señale qué
aspectos considera relevantes y cuáles ha dejado de lado para caracteri-
zar las dictaduras del Cono Sur.
Edu Lobo, Caetano Veloso y Othon Bastos en la Passeata do cem mil. Río
de Janeiro, junio 1968.
SS <http://memorialdademocracia.com.br/card/em-maio-em-paris-
a-imaginacao-quer-o-poder#card-68>
PARA AMPLIAR
(1964 fue del 86,6 por ciento). El programa fue definido por el ministro de
Economía Antônio Delfim Netto y su equipo. El plan implicaba un crecimiento
global a partir del desarrollo industrial y de las inversiones extranjeras, en
un amplio programa propiciado por el Estado (ello eleva la deuda externa de
3.900 millones de dólares en 1968 a más de 12 mil millones en 1973). Este
era un modelo económico productivista, es decir, se proponía desarrollar la
producción de determinadas áreas industriales para obtener el crecimiento
económico. Para ello planteaba la necesidad de estabilidad política y de clima
favorable para las inversiones extranjeras. Las áreas más propicias eran las
de bienes durables (automotriz y electrodomésticos), ya que aseguraban un
crecimiento más rápido a partir de la expansión del mercado interno. Así, las
inversiones extranjeras se orientaron a ese sector y a bienes de capital, mien-
tras que la burguesía nacional invirtió en bienes no durables e intermedios. El
Estado mantuvo inversiones fuertes en la industria de base. Este crecimiento
implicó por su parte una mayor concentración de la renta y la ampliación de la
brecha social. Al mismo tiempo se modificaron las condiciones laborales y los
trabajadores perdieron algunos de los derechos conquistados en las décadas
anteriores.
La apertura política
A partir de 1974 se produjeron un conjunto de cambios que llevaron un lento
retorno a la vida democrática. Cuando asumió Geisel, considerado entre los
militares como un aperturista, ya se evidenciaba el agotamiento del milagro
económico y de la crisis internacional, lo que generó la orientación del dis-
curso militar hacia la posibilidad de apertura democrática. Al tiempo que se
daba una fase de distensión, se producía un crecimiento de la oposición en
Es importante el papel de la
distintos niveles. Por un lado, el Movimiento Democrático Brasileño creció
Iglesia, que en esta coyuntura
denunció las violaciones a dere- numéricamente. Aun cuando era un partido que había aceptado y avalado las
chos humanos, fundamentalmen- reglas del juego político que la dictadura impuso, comenzó a cuestionar el
te a través de la voz del cardenal sistema ficcional de las elecciones mientras ampliaba sus bases de apoyo.
Paulo Evaristo Arns, de San Pablo.
Asimismo, desde diversas instituciones y ámbitos civiles se configuraron espa-
cios de oposición. La Iglesia, la Asociación Brasileña de Prensa, la Orden de
Abogados y nuevos sindicatos, empezaron a señalar sus cuestionamientos a
la dictadura.
Para inicios de 1980 la crisis económica afectó a la gestión, y la econo-
mía entró en un proceso recesivo que generó el aumento de la conflictividad
social y el cuestionamiento a la dictadura. Hacia finales de los años 1970 sur-
gió un nuevo sindicalismo más horizontal y menos burocratizado en las ramas
dinámicas de la economía, aquellas que habían crecido a partir de la política
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Fico, C. (2004), “Versões e controvérsias sobre 1964 e a ditadura militar”, [en línea].
En: Revista Brasileira de Historia, vol. 24, n° 47. Disponible en: <http://historiapolitica.
com/datos/biblioteca/brasil_fico.pdf> [Consulta: 08 12 2018].
Junto con estas políticas y desde el primer momento quedó claro el carácter
represivo del régimen, que tuvo sus efectos más tremendos entre 1973 y
1977-1978. En los primeros días se llevó adelante una fuerte persecución y
represión sobre aquellos partidos vinculados a la UP (el MIR y el PS, luego PC),
pero también incluyó a trabajadores, sindicatos y universitarios. En las prime-
ras semanas de la dictadura se mantuvieron pequeños focos de resistencia
armada por parte de estos grupos, pero fueron prontamente desarticulados,
excepto el MIR; este mantuvo una lucha significativa durante un año más,
cuando la dirigencia fue desbaratada.
PARA AMPLIAR
<https://www.youtube.com/watch?v=i9z2d_1ESto>
PARA AMPLIAR
LECTURA OBLIGATORIA
PARA AMPLIAR
<https://www.youtube.com/watch?v=IFAMpW0hPNY&start_
radio=1&list=RDIFAMpW0hPNY>
<https://www.youtube.com/watch?v=WcB6Xvc9Le0&t=23s>
<https://www.youtube.com/watch?v=5FIHfM2E2PQ&t=28s>
PARA REFLEXIONAR
PP mericanas de los años ochenta y las del Cono Sur iniciadas en la déca-
da anterior permite detectar entre los elementos comunes de análisis
el de las modalidades adquiridas por la acción represiva. Todas eran
fuertemente influidas por la Doctrina de Seguridad Nacional y desa-
rrollaron tácticas contrainsurgentes a través de servicios de inteligen-
cia que articularon la represión entre acciones militar y paramilitar.
La conformación de grupos paramilitares tuvo particular magnitud
en Centroamérica. Estos grupos, conocidos como escuadrones de la
muerte, no solo desarrollaron modalidades de características similares
en su formación, acción represiva y organización, sino que además
establecieron un fluido contacto entre ellos. Honduras, por ejemplo,
fue territorio de asiento y apoyo de los Contras durante la revolu-
ción sandinista. Asimismo Julieta Rostica (2015) sostiene que hubo
vínculos diplomáticos significativos entre las dictaduras guatemalte-
ca y argentina, y que el Manual de Guerra Antisubversiva elaborado a
comienzos de la década de 1980 en Guatemala estuvo influenciado
por la experiencia de Argentina, Perú y Francia.
PARA REFLEXIONAR
CC
No consistía en anticiparse a las crisis y ayudar a los países deudores a evitar
el colapso mediante la adopción de políticas financieras más cautas o con me-
nor endeudamiento. Al contrario, para esta institución era más atractivo operar
como bombero y policía de los gobiernos endeudados una vez que habían caí-
do en bancarrota.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
2.
PARA AMPLIAR
Las medidas gozaron de gran aceptación y se aplicaron en todos los países, lo cual
produjo un efecto positivo en el primer lustro en los dos aspectos más acuciantes:
la estabilización monetaria y el fin de la inflación, temas recurrentes en las agendas
latinoamericanas. Los efectos negativos fueron sin duda mayores y se evidenciaron
en el mediano y largo plazo, no solo en términos económicos –fragilización de las
economías, ampliación de la brecha entre pobres y ricos, freno al crecimiento eco-
nómico, déficit y deuda pública, privatización de empresas estatales, desindustriali-
zación– sino sociales, a partir de la informalización del empleo, del subempleo, del
aumento de la pobreza y de la desocupación, que afectó incluso a la clase media.
País 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996*
Argentina 6.1 5.6 5.9 6.3 7.8 7.5 6.5 7.0 9.6 11.5 17.5 17.1
Bolivia 5.7 7.0 5.7 11.5 9.5 7.3 5.8 5.4 5.8 3.0 3.6 4.0
Brasil 5.3 3.6 3.7 3.8 3.3 4.3 4.8 4.9 5.4 5.1 4.6 5.9
Colombia 13.8 13.5 11.8 11.3 9.9 10.5 10.1 10.2 8.6 8.9 8.8 11.2
Costa Rica 6.7 6.7 5.9 6.3 3.7 5.4 6.0 4.3 4.0 4.3 5.7
Chile 17.0 13.1 11.9 10.0 7.2 6.5 7.3 4.9 4.1 6.3 6.6 6.8
Ecuador 10.4 10.7 7.2 7.4 7.9 6.1 8.5 8.9 8.3 7.1 6.9
El Salvador 9.4 8.4 10.0 7.5 6.8 7.0 8.0
Guatemala 12.0 14.0 11.4 8.8 6.2 6.4 6.7 6.1 8.1 7.2
Honduras 11..7 12.1 11.4 8.7 7.2 6.9 7.1 5.1 5.6 4.0 6.6
México 4.4 4.3 3.9 3.5 2.9 2.7 2.7 2.8 3.4 3.6 6.3 5.8
Panamá 15.7 12.7 14.1 21.1 20.4 20.0 20.0 18.2 15.6 15.8 16.4 16.7
Paraguay 5.1 6.1 5.5 4.7 6.1 6.6 5.1 5.3 5.1 4.1 5.6 5.5
Perú 10.1 5.3 4.8 7.1 7.9 8.3 5.9 9.4 9.9 8.8 7.9 8.7
Uruguay 13.1 10.7 9.3 9.1 8.6 9.3 8.9 9.0 8.4 9.2 10.8 12.7
Venezuela 14.3 12.1 9.9 7.9 9.7 10.1 10.1 8.0 6.9 9.0 10.9 11.9
PARA REFLEXIONAR
¿Qué término utilizar para definir los movimientos sociales que, entre
<https://www.youtube.com/watch?v=NGrClrirBCI>
<https://www.youtube.com/watch?v=xjgHfSrLnpU>
LECTURA OBLIGATORIA
3.
Referencias bibliográficas