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ENFERMERÍA
Durante los años 2020 y 2021, las discusiones en torno a los nuevos escenarios, los
nuevos formatos que impuso la pandemia, la profundización de las problemáticas
concretas y los nuevos cuestionamientos acerca de la formación del recurso humano en
salud en general, y de las prácticas profesionalizantes, en particular, nos colocan ante
el desafío de revisar conceptualizaciones y re dimensionar las variables que intervienen
en la formación de enfermería en Argentina.
Las prácticas profesionalizantes constituyen el campo de formación primordial en
ciencias de la salud, de sus buenas experiencias dependen en gran medida la calidad
de formación y las capacidades profesionales adquiridas por quienes egresan de la
carrera de Enfermería.
Desde PRONAFE impulsamos la idea de formar más y mejores enfermeras y
enfermeros, y promovemos optimizar las herramientas para definir los objetivos, la
implementación, el seguimiento y la evaluación de las Prácticas Profesionalizantes de
la TSE para lograr que este proceso garantice la mejora continua de las Prácticas
Profesionalizantes.
Por eso, definimos propiciar y acompañar este trabajo colaborativo y cooperativo que
generen espacios de consenso para realizar una conversación que componga acuerdos
y consensos.
Teniendo en cuenta que para abonar este espíritu de elaboración colectiva se han
realizado diferentes intervenciones participativas y se ha instituido:
1- La reunión general presencial en el marco del I Encuentro Federal PRONAFE
2022, realizado en el mes de junio de 2022, en el mismo se analizaron cuatro
ejes de discusión cuyas conclusiones dieron origen a las recomendaciones de
este documento.
2- La programación de un cronograma de reuniones provinciales/jurisdiccionales
con el propósito de generar los consensos que requieran la elaboración de un
documento consolidado que responda a los objetivos antes descriptos.
La propuesta es analizar en cada Jurisdicción provincial, los ejes de discusión a partir
de:
1) La lectura de la definición de Prácticas Profesionalizantes (Res. CFE 207/13)
(Anexo I)
2) El marco conceptual INET (anexo II)
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3) Las Recomendaciones que emanan de la Investigación “Caracterización
Diagnóstica de las Prácticas Profesionalizantes de Enfermería en la República
Argentina” (Fonietp 2018) (Anexo III)
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Disponer de un repertorio de Modelos de Convenios que faciliten la regulación
para el desarrollo de las actividades de las PP entre la institución educativa y
los establecimientos de salud o comunitarios que se adecuen a las diferencias
regionales y de campos de acción, y favorezcan intervenciones coordinadas y
complementarias de los actores involucrados de las instituciones de educación
y el campo de práctica.
Se recomienda:
I- Prácticas Simuladas
I.1- Simuladas en formato virtual: que permitan practicar competencias
vinculadas a toma de decisiones
I.2- Simuladas presenciales: en laboratorios, gabinetes de simulación o centros
regionales de simulación clínica
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Eje 2: Definición de los objetivos de las prácticas
profesionalizantes
Se recomienda:
* Construir los objetivos de las PP con la participación de los equipos que participen en
la toma de decisiones y en la implementación del proceso con las y los estudiantes
(directivos, docentes, instructores y tutores).
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capaz de conceptualizar acerca de qué hace, por qué, cómo lo hace y fundamenta las
implicancias de ese accionar. Es decir, cuando estamos frente a un accionar reflexivo.
Por lo tanto,
Se recomienda:
* Elaboración de guías, protocolos o rúbricas que indiquen objetivos o capacidades a a
lograr en la prácticas profesionalizantes y en consecuencia con ello, que aspectos del
desempeño puntualmente debería observar/registrar el docente.
* Utilizar también los instrumentos de evaluación para que docente pueda en base a
este intercambio evaluar también sus propias prácticas pedagógicas
Se recomienda:
* Articular con el personal del Servicio de Salud, presentándoles los objetivos y el plan
para promover que los profesionales se involucren en el proceso de prácticas a
desarrollar y el método de evaluación del desempeño del alumno. Todo esto deberá
estar especificado en los Convenios Marcos Interministeriales entre Salud y Educación.
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* Generar acuerdos con las Direcciones, Subgerencias y jefaturas de Enfermería que
permitan llevar a cabo eficazmente las PP en las Instituciones de salud.
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Anexo I
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Anexo II
Capacidades Profesionales
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Este documento esta realizado en base al documento “Evaluación de Capacidades
profesionales” INET 2015, aprobado por Resolución CFE 266/15.
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El núcleo en torno al cual se define trayecto formativo es la determinación de las
capacidades profesionales que acredita y los criterios que propone para evaluarlas.
Estos criterios identifican un conjunto mínimo de evidencias a partir de las cuales el
docente puede elaborar y fundamentar un juicio evaluativo acerca del desarrollo, por
parte de cada estudiante, de las capacidades definidas en el trayecto formativo.
Identifican, también, formas sugeridas para la obtención de estas evidencias.
La naturaleza de las evidencias propuestas y las estrategias utilizadas para obtenerlas,
deben permitir desarrollar en los estudiantes la conciencia de los logros obtenidos en el
aprendizaje y la identificación de las áreas en donde resulta necesario concentrar los
esfuerzos.
Los criterios de evaluación que se proponen en cada módulo no son exhaustivos ni
deben reemplazar el juicio profesional del docente. Tampoco deben llevar a reducir la
complejidad del proceso de enseñanza/aprendizaje únicamente al desarrollo de las
capacidades identificadas en el trayecto formativo. Ellos definen estándares básicos y
criterios para identificar la relación de los estudiantes con dichos estándares.
• Dan cuenta de una triangulación entre procesos de pensamiento, los contenidos que los
fundamentan y las prácticas que los convocan, respondiendo a un enfoque de integración.
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Es la propia práctica profesional la que convoca, necesariamente, la interacción y
articulación de los diversos tipos de saberes, así como también promueve en los sujetos
procesos de pensamiento nutridos por esos distintos saberes, de modo tal de
comprender reflexivamente la práctica y actuar responsablemente.
La formación para la adquisición de capacidades profesionales implica tener en cuenta
que un estudiante deberá ser capaz de mostrar en acción y reflexivamente, la resolución
de situaciones problemáticas propias de su campo profesional y de demostrar que será
capaz de conceptualizar acerca de qué hace, por qué, cómo lo hace y las implicancias
sociales y profesionales de ese accionar.
Este punto es central para que un técnico pueda desempeñarse en diversos contextos,
ya que alude a un modo de conocer que da cuenta de la importancia que se le tiene que
otorgar a la potencial transferibilidad de las capacidades para las que se los forma.
De acuerdo a la definición de capacidades profesionales mencionada, queda claro que
los métodos “tradicionales” no son suficientes ni adecuados por sí mismos para
evaluarlas. Evaluar una capacidad requiere comprender en qué medida el estudiante ha
aplicado los diversos tipos de conocimiento, acciones, operaciones y actitudes que la
componen, y esa comprensión es mucho más integral y compleja que lo que una
calificación numérica puede expresar.
Las estrategias de evaluación deben orientarse a dar cuenta tanto de los procedimientos
utilizados para la organización, la sistematización y la aplicación de conocimientos
teóricos en contextos diversos, como del desarrollo de actitudes de cooperación y
responsabilidad profesional. Para verificar los resultados que obtienen los estudiantes,
ya no es suficiente constatar si los mismos han adquirido conocimientos teóricos o
procedimentales.
Al evaluar se debe garantizar que un estudiante es capaz de comprender y actuar en
situaciones o problemas específicos de la profesión para la que se forma, poniendo en
juego distintos tipos de conocimientos, habilidades, actitudes, valores y procedimientos.
Las capacidades profesionales están asociadas al concepto de “integralidad” que
constituye a la educación técnica, en cuanto remiten al conjunto de saberes articulados
que se ponen en juego interrelacionadamente en las actividades y situaciones de trabajo
identificadas en el perfil profesional de cada especialidad.
Por lo tanto, es preciso observar al estudiante en acción cuando:
• resuelve problemas;
• realiza tareas complejas;
• decide;
• fundamenta;
• interactúa con los demás.
Como se ha mencionado, los procesos de evaluación de capacidades involucran las
tres dimensiones de “saberes” que se deben tener en cuenta: el saber, el saber hacer y
el saber estar; los saberes conceptuales, los procedimentales, los actitudinales. Por lo
tanto, la evaluación de capacidades profesionales no se puede limitar a la mera
demostración de conocimientos teóricos o a la acumulación de información, ni al
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exclusivo manejo de procedimientos o habilidades. Debe incluir el análisis y reflexión
sobre la práctica.
La evaluación implica valorar los aprendizajes del estudiante en acción cuando resuelve
situaciones problemáticas propias de su campo profesional y además demuestra ser
capaz de conceptualizar acerca de qué hace, por qué, cómo lo hace y fundamenta las
implicancias de ese accionar. Es decir, cuando estamos frente a un accionar reflexivo.
En tanto el aprendizaje implica siempre un proceso interno, la posibilidad de
comprender en qué medida se ha logrado sólo puede darse a partir de lo que el
estudiante manifiesta y muestra. Por ello, la evaluación de capacidades profesionales
se complejiza en tanto debe poder dar cuenta de un accionar reflexivo, de un hacer
fundamentado.
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Anexo III
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