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Mario Aznar
Tema 3
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Índice del tema
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• "La historia nos muestra que la
unión entre periodismo y
literatura está presente incluso
antes de que el periodismo
apareciese como tal. Los
juglares y los mendigos ya
transmitían las noticias
decoradas con un estilo literario
en forma de relato", Félix
Rebollo Sánchez, Literatura y
Periodismo en el Siglo XXI
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3.2. Literatura y periodismo: los géneros
periodísticos
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➢ Porque los medios periodísticos, como
el diario (ya sea impreso o digital), la
radio, o la televisión, son espacios en
los que el escritor puede encontrar un
hueco para llegar al público,
normalmente, como crítico literario,
opinador o columnista. Huecos que,
por cierto, son a veces el único modo
para el escritor de conseguir algún
ingreso económico, aunque la crisis
que viene afectando los medios
periodísticos durante los últimos años
está cerrando también ese estrecho
espacio de trabajo pagado.
Columna publicada en la
contraportada de Heraldo de
Aragón el 19/4/2021.
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Albert Chillón: literatura,
comunicación y periodismo
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Cultura
mediática
Alta
cultura
(high-
brow)
Baja
cultura
(low-brow)
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Periodismo y narratividad
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Lenguaje y finalidad: entre datos, verdades y
opinión
• Problema terminológico
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• El periodismo y la verdad.
• La facción:
• «De entrada, cumple observar que ‘facción’ significa ‘producción’ y ‘comprensión’,
al mismo tiempo. Y añadir que, a diferencia de la ‘ficción’ realista o abiertamente
fantástica —modalidad de la dicción libre de compromisos probatorios—, la
‘facción’ se distingue porque en ella la refiguración es disciplinada por una
imaginación que debe respetar exigencias referenciales, tal como ocurre en el
periodismo informativo o en el documental audiovisual. Tales construcciones
incluyen la verificabilidad cuando esta es asequible […]» (Chillón, 2014, p. 65).
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Cuestiones abiertas a la subjetividad:
fallos de memoria,
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Literatura y hechos reales
• «Al fin y al cabo, no hay que olvidar que muchas novelas escritas
desde el siglo XVII hasta el siglo XX, por no decir hasta nuestros
días, parten de un fait divers, es decir, fueron antes noticia que
novela. Así, Gustave Flaubert escribió su Madame Bovary gracias al
conocimiento suficiente de una historia de adulterio protagonizado
por un matrimonio amigo de su padre, cirujano en Ruán, algo que
pudo haber sido solo una noticia en un periódico de curiosidades o
en la Gazette des Tribunaux. En este sentido, podemos remitirnos a
una narración tan antigua como la que contiene la Ilíada homérica:
se trata de una epopeya, un género literario propiamente dicho y
perfectamente configurado, sin duda, pero que hunde sus raíces en
el conjunto de leyendas (mitos) transmitidos como ‘noticia’, y en
buena medida como ‘verdad’, por muchas generaciones de
habitantes de la Hélade» (Llovet, 2014, p. 16).
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3.3. El articulismo: diferencia entre editorial,
columna y tribuna
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El articulismo
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La tribuna
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El folletín (XIX – XX)
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La “ficción súbita”
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• Manuel Vicent, “Álbum”
Ejem
Ese amigo de la infancia que jugaba contigo en la orilla del mar ha perdido el nombre. Era un niño flaco,
quemado por el sol, hijo de un pescador. Al fondo se ven barcas varadas en la arena y tú en la fotografía estás
con él pescando cangrejos entre las rocas del farallón en una cala deshabitada. Ibais siempre juntos, desnudos
pisando la sal de aquellos días claros de la niñez, pero ese camarada de los primeros veranos, que te servía de
escudero, desapareció muy pronto y hoy ignoras cómo se llamaba aunque él entonces habría dado la vida por
ti. En otra página del álbum de retratos eres un adolescente en una mañana de otoño en el parque con un libro
en la mano, entre dos compañeros de colegio que también sonríen. Uno de ellos se mató con la motocicleta, el
otro ha llegado a subsecretario. Los tres descubristeis el amor en la misma promoción en medio de aquella
bandada de niñas del Loreto que iban con rebeca y falda plisada abrazando el cartapacio escolar contra los
incipientes senos. Después apareces vestido de soldado con un rifle en un barracón de verbena en compañía
de un colega de armas que te pasa el brazo por el hombro soltando una carcajada. ¿Qué habrá sido de él? Le
gustaba mucho Sartre y tal vez ahora es dueño de una serrería. La tarde huele a paja quemada y los
murciélagos bailan dentro de un vapor de oro mientras tú vas pasando las hojas de un álbum cuyas imágenes
son humo de la memoria. En él hay múltiples figuras evanescentes que un día quedaron atrás, si bien esos
seres te regalaron por un momento parte de su alma sin pedirte nada. La marea los ha arrastrado a distintas
playas, ninguno ha cumplido sus sueños, pero cada uno de ellos se cruzó en tu vida por azar y durante un
tiempo te acompañó en la travesía de los placeres y las desdichas. Al cerrar el álbum de fotos piensas que
todos los amigos que has tenido son el mismo. Su rostro está dentro de ti desde la infancia. Es aquel niño sin
nombre que jugaba contigo en la orilla del mar. A través de la existencia no has hecho sino reflejarte en sus
ojos.
El País, 28/08/1988
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3.4. La crítica literaria y el periodismo: tipos de
crítica literaria
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• Orígenes históricos: siglo XVIII,
con un antecedente de finales del
XVII: Madame de Sablé publica
en 1665 una nota en Journal des
Sçavans sobre las Máximas de
Rochefoucauld, según recuerda
Calasso.
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Crítica ensayística
• Su finalidad no es tanto demostrar
argumentos como plantear ideas, hacer
lecturas diferentes, libérrimas y
creativas y establecer horizontes de
sentido respecto a los libros analizados.
• Los resultados suelen ser muy
originales y literarios, hasta constituir
un género propio que cuenta con sus
propios maestros: Samuel Johnson,
Charles Baudelaire, Virginia Woolf,
Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes,
John M. Coetzee, Milan Kundera,
Cinthia Ozick, Juan José Saer, Carmen
Martín Gaite, José Ángel Valente.
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Crítica literaria en prensa (diarios, revistas)
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• «Sin embargo, en esta relación entre los suplementos o revistas, espacio donde se
encuentran la crítica, los críticos y los lectores, posiblemente los críticos sean los
más vulnerables. Para empezar, tienen que soportar la acusación, con frecuencia
injusta, de que son escritores frustrados, lo cual implica una visión degradada del
oficio de crítico. Tienen que someterse a las directrices de la publicación: conviene
recordar que son muy pocos los críticos que pueden permitirse el lujo de elegir los
libros que quieren comentar. Tienen que enfrentarse con los autores, la mayoría
de ellos incapaces de soportar el menor comentario negativo. Tienen que soportar
asimismo las presiones y los comentarios del editor. Tienen que ser polémicos y al
mismo tiempo ecuánimes. Si colaboran regularmente, tienen que comentar libros
de escaso interés, sacrificando lecturas más cercanas a su sensibilidad y no
necesariamente novedades. Pero, sobre todo, tienen que aceptar que hay muchos
tipos de lector y que todos ellos merecen ser respetados. Comprometen así su
supuesto rigor y buen gusto. De este modo, por un lado, tienen que dejar claro
cuáles son sus criterios estéticos y, por el otro, adaptarse a los criterios estéticos y
preferencias del lector» (Masoliver Ródenas, 2003, pp. 28-29).
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• 3. Debe contextualizar mínimamente al autor del libro (origen, época
y literatura, si se trata de un autor fallecido, estilo, etc.) y al libro
reseñado dentro de la producción del autor.
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Estructura de una reseña literaria
Comentario del
libro, Conclusión y
Contextualización
preferentemente valoración
sin sinopsis
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