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PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTINUA

Historia de la Alta Edad Moderna


CURSO 2023/24
1-Definición y características de la Sociedad Estamental en la Edad Moderna

La sociedad en la Edad Moderna estaba dividida en estamentos, procedentes de la que existía en la Edad Media.
Básicamente dividida en 3 funciones: oratores (clero) bellatores (nobleza) y ambas sustentadas por laboratores
que eran el estrato inferior común. Los dos primeros contaban con leyes privadas que les dotaba de privilegios
sobre el resto.

La nobleza: constituían un 1-2% de la población. Dentro de ella existían distintas categorías, desde la alta
nobleza hasta el hidalgo. Contaban con los mismos privilegios, pero había diferencias en cuanto a riqueza,
capacidad política, o estilo de vida. Los privilegios eran muy variados, desde llevar armas, tratamiento, lugar
ocupado en la iglesia… Pero los más elevados se encontraban en la corte, pudiendo estar cubiertos en presencia
del rey, además llevaban aparejadas exenciones fiscales y tribunales específicos.
La alta nobleza, duques, príncipes, marqueses, condes… contaron con extensos feudos, gran prosperidad
económica y poder territorial. Gobernaban y administraban justicia en sus territorios, percibiendo rentas de sus
propiedades. Conforme se fue reforzando el poder real la situación fue cambiando y mayoritariamente residían
en la corte, consiguiendo cargos. Se preparaban para ello y el honor era un valor importante.
Además, existía una nobleza media que mayoritariamente vivían en sus tierras.

El clero: con los mismos privilegios que la nobleza y también con distinciones dentro de él. El alto clero,
cardenales, obispos, abades… con un estilo de vida similar al de los nobles, y el resto diferenciados en clero
secular y regular.

Los burgueses: constituían el conocido como común o pueblo llano. Según su economía se encontraban en
distintos niveles. Algunos se habían enriquecido con el comercio, finanzas o agricultura y también los había con
importantes oficios después de una carrera universitaria. Por ello se distinguía una burguesía de los negocios, que
ascendían por vía económica o una burguesía de los oficios, que ascendían por su preparación universitaria.
Los burgueses urbanos era un grupo muy dinámico, muchos participaban en el gobierno de las ciudades,
conocidos como el patriciado urbano, y llegaban a tener un estilo de vida elevado, imitando al de los nobles y
aspirando a entrar en él. Un grupo muy característico eran los comerciantes, empresarios manufactureros,
banqueros, cambistas, aseguradores…

El campesinado: formado por el resto del estado llano. Lo constituían los campesinos, pero también los
habitantes de las ciudades. El campesinado constituía el 80-90% de la población y se encontraban en múltiples
situaciones según su condición jurídica y su relación con la propiedad de la tierra. Podían trabajar tierras feudales
o señoriales o el realengo que eran dependiente del rey. La mayoría eran libres, pero aún quedaban en algunas
zonas, sobre todo en la Europa oriental, alguna servidumbre.
Podían ser dueños de tierras, incluso podían contratar trabajadores y las daban en arriendo. Fue emergiendo un
grupo de campesinos ricos y arrendatarios, una especie de burgueses del mundo rural. Eran minoritarios.
La mayoría del campesinado estaba en peor situación, siendo medios y pequeños propietarios. En época de malas
cosechas podían perder la propiedad por los créditos que no podían pagar. También podían tener tierras cedidas
temporalmente pagando un canon.
En el último eslabón estaban los jornaleros y trabajadores sin tierra, con un salario y situación muy precaria.

El pueblo urbano y marginados: era el último gran sector. Formado por trabajadores pobres y mendigos. Los
trabajadores se encontraban agrupados en gremios y se especializaban. Contaba cada uno de ellos con funciones
religiosas y de solidaridad. Parte de ellos conseguía participar en el gobierno de las ciudades. También había
muchos trabajadores que no estaban en gremios, los criados que vivía con la familia donde trabajaban. Y también
un grupo de trabajadores eventuales.
En las ciudades había un número elevado de pobres, muchos procedentes de inmigración rural y que, en la Edad
Moderna generó un gran problema el cómo el abordarlos. Otros grupos de marginados los constituían pequeñas
comunidades de judíos, esclavos domésticos, trabajadores de minas y otros trabajos duros.
2. Ascenso social en la primera Edad Moderna y el papel de la nueva nobleza

Los estamentos sociales a principios de la Edad Moderna mantenían en general un orden estático. Sin embargo,
se va desarrollando una cierta movilidad social. Aunque sea difícil ascender o descender en la escala social, la
nobleza ya no se consideraba un estamento fijo e inamovible, sino que cualquier persona podía acceder a ella a
través de la educación, el talento o el dinero. La imitación de los modos de vida noble en grupos con poder
económico, con el tiempo podía llevar al reconocimiento de la condición de nobleza. Se busca introducirse en
los grupos privilegiados.

Al desarrollarse las estructuras administrativas de los nuevos estados los magistrados, letrados, asentistas y
burgueses enriquecidos se van integrando en la nobleza. La burguesía desempeñó un papel crucial en el cambio
de estamento social en la Edad Moderna.

La burguesía se había convertido en una clase social muy influyente y rica, lo que le permitió comprar títulos
nobiliarios, adquirir tierras y poseer grandes empresas. Esto les dio una mayor influencia en la política y la
economía y les permitió tener un mayor control sobre el gobierno. Ejemplo de ello encontramos en la nueva
nobleza francesa de magistrados o noblesse de robe, o su equivalente en España de la nobleza de oficio frente a
la tradicional nobleza de sangre. En Inglaterra, la venta de las propiedades eclesiásticas confiscadas tras el cambio
al anglicanismo permitió el desarrollo de un nuevo grupo social o pequeña nobleza rural, la gentry, cuyos orígenes
podían no ser nobles.

Los burgueses con un nivel económico alto, que tratarán de introducirse en el estamento nobiliario por medio de:
- Compra de bienes o inversiones en préstamos a la Corona: así logran tierras o deuda pública y tratan de
configurar un patrimonio rentista de base agraria, tratando de emparentar con otra familia que sí tenga título
nobiliario o si no comprar el título. En vez de explotar la posición de ventaja económica para romper el orden
social esta burguesía se adhiere al sistema y trata de beneficiarse de él al incluirse en el grupo de los privilegiados.
Esta estrategia fue la más habitual.
- Ejercicio de cargos públicos: en algunos casos lleva la posibilidad de ennoblecimiento.
- Las Universidades: el ingreso en ellas como instituciones permite el ascenso a dos campos relevantes: el jurídico
y el eclesiástico. Este último puede generar privilegios a otros familiares.
- Determinadas profesiones liberales intelectuales: que alcanzarán más adelante gran importancia sobre todo en
la Corte.

Eso explica que en buena parte de Europa el grupo de la nobleza crezca en los siglos XVI y XVII. Ese incremento
de la nobleza fue promovido en gran parte por las monarquías inglesa, francesa y española debido a sus
necesidades económicas. El crecimiento de la Corona se apuntaló sobre el crecimiento de la nobleza, que
normalmente formaba su oposición natural. El incremento de la nobleza supone el incremento de los recursos de
la Corona.

El papel de la nueva nobleza en las nuevas monarquías fue muy importante. En general, estos monarcas se
apoyaban en la nueva nobleza para mantener el orden y el control social. La nueva nobleza también ayudó a
impulsar el capitalismo y el comercio, y muchos de sus miembros ocuparon puestos clave en las administraciones
públicas.
El aumento de la burocracia y el desarrollo de la administración fue un instrumento usado por las nuevas
monarquías para afianzar su poder frente a la tradicional nobleza de sangre. El incremento de las competencias
del rey necesita de un aumento de la administración con un incremento de agentes en los distintos territorios que
gestionen y organicen el estado. Entre ellos sobresalieron los juristas y licenciados en Derecho que a su vez
propiciará el auge de las universidades. Este nuevo grupo social, como hemos comentado, encuentra en la
administración una vía de poder y ennoblecimiento y ocuparan buena parte de los consejos y altos cargos del
gobierno de la corte, desplazando en muchos casos a la vieja nobleza de sangre y miembros del alto clero. En
determinados momentos la lucha entre nobles viejos y nuevos determina un importante debate entre quienes
defienden el mérito y quienes defienden la sangre.
3. Ensayo: ¿La existencia a comienzos de la Edad Moderna era difícil?
La Edad Moderna se caracterizó por ser un período de profundos cambios en la cultura y sociedad occidental,
el primer impulso se dio con el Renacimiento y la Revolución Científica. Poco a poco se rompió con la tradición
medieval y se adoptaron los nuevos valores de la razón y la ciencia.
Durante este período se comenzó la formación de los grandes poderes imperiales europeos, con
el fortalecimiento de sus monarquías. Nacieron los Estados modernos que, además, establecieron colonias en
otros continentes, iniciando una competencia entre ellos por la acumulación de riqueza y recursos que se conoce
como el mercantilismo que posteriormente daría lugar al capitalismo.
Junto a ellos, se consolidó y creció una nueva clase social: la burguesía, en cuyas manos se puso durante la
Edad Moderna el poder económico, pero no el poder político, que siguió ejerciéndolo la aristocracia con las
nuevas monarquías absolutistas.
También durante este periodo se dieron grandes cambios en la ciencia y en la tecnología que influyeron
enormemente en la vida tanto laboral como militar y filosófica de Occidente. Por ello se instaló la confianza
en el progreso, la comunicación y la razón, por lo que los nuevos valores filosóficos dominaron el mundo. Se va
produciendo el desmoronamiento del feudalismo y el desarrollo de la actividad mercantil. Estos procesos no
impidieron que se mantuviera la actividad del mundo rural.
Los aspectos demográficos, económicos y políticos que caracterizaban el período influían directamente en
la calidad de vida de la población. Predominaba la alta natalidad y mortalidad, que se traducen en un crecimiento
vegetativo débil.
Los progresos de la higiene y de la medicina no se harán verdaderamente sensibles hasta el siglo XVIII. Las
tasas “ordinarias” de mortalidad, es decir, en ausencia de crisis, eran altas, teniendo un protagonismo decisivo.
Las causas son variadas, además de la ausencia de higiene y de una medicina poco desarrollada, influían el poco
desarrollo de la economía agraria (dependiente del clima) y el desigual reparto de la riqueza. La mortalidad
infantil era muy elevada debido a la gran cantidad de enfermedades con mayor incidencia sobre la infancia, a la
mala alimentación de las madres o a la prácticamente nula atención sanitaria en el parto. Por lo tanto, no debemos
menospreciar la relevancia de la mortalidad ordinaria, más agresiva en el pueblo llano, debido a la falta de
recursos. No obstante, el crecimiento demográfico del siglo XVI fue posible gracias al excedente de nacimientos
sobre las defunciones.
Las grandes crisis demográficas son consecuencia de factores económicos (carestía) y políticos (conflictos
armados). Debemos también mencionar a las enfermedades infecciosas que amenazaban al hombre moderno
(gripe, sífilis, tuberculosis, viruela, tifus...); pero la más temida era la peste bubónica. Se estima que la población
castellana perdió entre 500.000 y 600.000 personas en la epidemia de 1596 (en torno a la décima parte de la
población).
Los factores económicos se encuentran directamente relacionados con las hambrunas. Aunque el hambre no
era la causa directa de la muerte, impulsaba a la gente a ingerir alimentos en mal estado o directamente nocivos,
aumentando las enfermedades gastrointestinales que, en ocasiones, llevaban a la muerte. La gran mayoría de la
población europea de la Edad Moderna se encuadra en la economía campesina, de base eminentemente
cerealista. La clase trabajadora vivía, mucha de ella, en el umbral de la pobreza, debido a la dependencia
climática para lograr buenas cosechas. Asimismo, el conocimiento de las retrospectivas de mercado resultaba a
menudo insuficiente para garantizar la subsistencia de familias supeditadas a los bruscos giros sociales del
entorno. La situación era realmente crítica cuando hablamos de viudas, ancianos y enfermos, que suponían uno
de los mayores umbrales de pobreza prolongado; por lo tanto, dependiendo del estamento y de la situación dentro
de ese estamento, estos condicionantes afectaban de una forma más o menos importante. Las clases populares
urbanas vivían una vida muy precaria, compensada en parte por diversas formas de solidaridad (no solo las
organizadas por los gremios, sino también las que provenían de las parroquias y de las relaciones de vecindad).
Los vínculos sociales que tenían los individuos en aquella sociedad eran de familia; de parentesco; de
emplazamiento geográfico asociado a una vecindad rústica o urbana, de parroquia, gremio o cofradía religiosa a
la que perteneciera; vinculado a un amo o señor; y de sentimiento de pertenencia a un estado, monarquía o zona
geográfica, vínculo menos habitual que el resto.
Había muchas formas de la familia y modo de convivencia en la casa, desde las nucleares formadas por padres
e hijos, hasta familias donde podían estar viviendo juntas hasta tres generaciones diferentes. Estas modalidades
vienen marcadas tanto por la mortalidad y las necesidades económicas de productividad y de supervivencia como
por la cultura.
Los vínculos de parentesco eran utilizados en la sociedad del siglo XVI con fines distintos como el obtener
puestos de importancia en la corte de Francia o Inglaterra, concertar matrimonios de conveniencia o para impedir
la disgregación de los bienes y recursos para aumentarlos.
La violencia a principios de la Alta Edad Moderna consumió muchas vidas. Durante los siglos XVI y XVII,
las llamadas guerras de religión sacudieron Europa, provocando un trauma colectivo que pervivió en Occidente
durante centurias. Se produjo una elevada mortalidad en gran parte de los conflictos bélicos de este período.
Durante las guerras lo que más mortandad produce son los sitios a las ciudades, que podían tener una duración
de incluso meses, y en ellos se acaba con toda la población que habita la ciudad. De las guerras también son
importantes las consecuencias inmediatas, mucha población se vuelve inválida, por lo que imposibilita el trabajo
en el campo. Además de las batallas y los saqueos, debemos tener en cuenta que las concentraciones humanas
de soldados a menudo eran caldo de cultivo para incubar y propagar enfermedades infecciosas debido a las
lamentables condiciones de higiene que sufrían.
La ubicación geográfica era un factor importante destacar pues el 90% de la población del centro, sur y oeste
de Europa vivía en comunidades rurales, pueblos o aldeas, y no en ciudades más o menos grandes. La mayor
parte de estas comunidades estaban constituidas en aldeas con un fuerte apego a sus derechos y privilegios que
les habíanconcedidos los monarcas o los señores feudales y unían a campesinos, artesanos y profesionales frente
a cualquier amenaza que pudiera venirles del exterior.
Las parroquias ocuparon un papel muy importante en las comunidades de pequeño tamaño y constituyen el
principal foco de atracción no sólo para servicios religiosos sino también para reuniones públicas y actos sociales
diversos. Las asociaciones religiosas seglares como cofradías y hermandades adquieren gran importancia para
congregaciones y reuniones públicas. Los gremios constituían un papel básico en la organización social de las
comunidades urbanas y tenían básicamente un carácter económico (control de condiciones laborales,
aprendizaje, etc.).
La sociedad del siglo XVI era jerárquica. Las jerarquías sociales más simples se podían encontrar en zonas
del este como Polonia, Prusia, Hungría, o en el sur de Italia y en el centro de España donde la sociedad estaba
compuesta por una gran masa de campesinos, nobles con su servidumbre doméstica, hombres cultos dedicados
a la administración de las fincas y una clase media en algunas ciudades.
Bajo la denominación de campesinos se podían incluir numerosos tipos de estatus y de ocupaciones como
labradores sin tierras, siervos, pequeños propietarios y feudatarios de tierras dedicadas a cultivos, pastores o
profesiones diversas como herreros, zapateros, sastres o molineros. Los campesinos podían ser muy pobres o
incluso ser ricos. En la sociedad campesina de Europa central y del este las condiciones empeoraron para la
mayor parte de la población en relación con sus señores. Por el contrario, en la Europa meridional y occidental
los cambios fueron más variados.
La sociedad rural frecuentemente sufría tensiones lo que llevó a algunos campesinos a emigrar a ciudades y
a otros a dedicarse al bandolerismo en las propias zonas rurales. El siglo XVI fue también testigo de graves
motines y sublevaciones rurales.
Tanto villas como ciudades tienen una configuración física muy variada y se dan subdivisiones de todo tipo
a nivel de estatus (ricos-pobres, barrios selectos, etc.) como de agrupación por ocupaciones. Por tanto, las
relaciones en la sociedad urbana son más complejas. En general y a modo simplificado, los habitantes de las
comunidades urbanas se subdividían en labradores, una clase media de pequeños comerciantes, artesanos y
profesionales, y una élite de nobles y grandes mercaderes.
La sociedad urbana del siglo XVI se fue volviendo más profesional, en una ciudad se podían haber hasta
400 ocupaciones diferentes, también más culta ya que la imprenta jugó un papel muy importante y por ende más
consumista, muchas veces con grandes ostentaciones.
Los estratos sociales que vivían en la pobreza fueron aumentando, se atestigua que existía una cantidad de
pobres cada vez mayor, que eran cada vez más peligrosos, sobre todo y especialmente en áreas urbanas, y que
la beneficencia fomentaba la ociosidad y no socorría a los más necesitados.
Fue prohibida la mendicidad y severamente controlada incluyendo licencias para poder mendigar como
ocurrió en Londres en la década de 1520. También se fomentó la fundación de nuevas instituciones para albergar
niños huérfanos y abandonados, las prostitutas arrepentidas o incluso casadas que recibían malos tratos. Y
existían hospitales para mendigos donde se albergaban a los pobres que se dedicaban a la mendicidad con lo que
se incrementó su control.
En la sociedad europea del siglo XVI afectó en primer lugar la distorsión económica que supuso la
destrucción de las explotaciones agrícolas, que generó un aumento de campesinos sin tierras y provocó un
incremento de temores y tensiones en este periodo
Se distingue ya una variedad de élites sociales, desde los nobles con o sin título hasta de tipo político como
los juristas y los funcionarios y los mercaderes. A finales de siglo, la nobleza ya prefería vivir la mayor parte del
año en la ciudad por razones de culturales o motivos relacionados con la política cortesana. Para la élite, en todos
sus estratos, el obtener títulos, feudos y honores se convirtió en una preocupación cada vez mayor a lo largo del
siglo. Los reyes y príncipes concederían con más frecuencia títulos como duque, conde o marqués u otros
parecidos, a veces llevaban consigo feudos territoriales y otras no, de esta forma compraban el favor de los
beneficiarios. Las élites tenían también ciertos privilegios sociales. Algunos ejemplos son la exención en el pago
de determinados impuestos, el derecho a llevar armas en público o a ser juzgados por un tribunal especial.
Las características respecto a la mujer de este siglo son que eran legal y políticamente inferiores a los
hombres, no eran miembros de las asambleas representativas ni de los consejos municipales, necesitaban
permisos de sus maridos para las compras y ventas en detalle y su trabajo solía ser humilde y menos cualificado
que el del hombre. En la alta cultura unas cuantas mujeres se convertirían en destacadas poetisas, pintoras y
músicas.
La condición de la mujer en la Edad Moderna no fue muy distinta de la medieval. Algunos especialistas han
incluido a las mujeres entre los marginados de la sociedad a lo largo de la Edad Moderna, debido a su falta de
derechos en relación con los varones. No obstante, no parece del todo correcto, puesto que no debemos incluir a
todas ellas en el mismo saco, sin tener en consideración los diferentes estatus sociales. Ejemplo de ello es la
relevancia en la historia de mujeres como Isabel I de Castilla o Isabel I de Inglaterra (siglos XV y XVI). Lo que
si es una realidad es que todas ellas compartieron una evidente postergación con respecto a los varones de su
misma familia o grupo social. Su condición de mujeres afectaba a su educación y les impedía actuar libremente,
de hecho, incluso las reinas citadas únicamente lo fueron por ausencia de varón en su misma línea sucesoria
(cuando no estaba en vigor la ley sálica, que impedía directamente gobernar a cualquier mujer). A menudo eran
utilizadas como moneda de cambio en el mercado de la política entre las diversas clases reinantes de Europa,
casadas sin tener en cuenta su voluntad. En este contexto también debemos mencionar la caza de brujas como
un fenómeno femenino. A nivel europeo, los estudios calculan que entre el 70 y 90 por ciento de las personas
acusadas de brujería eran mujeres. A pesar de que nunca conoceremos el número exacto de ejecuciones que
tuvieron lugar bajo acusación de brujería en la Edad Moderna, sí sabemos que esta vasta persecución fue
impulsada por el Estado y la Iglesia durante tres siglos, llevando a la muerte a miles de mujeres. En la actualidad,
esta visión de las mujeres como víctimas se está cuestionando seriamente, deseando mostrarlas como seres
portadores de una rica experiencia histórica que es necesario desentrañar. Su contribución no se limitó a los
papeles de esposas, madres, educadoras, monjas, etc., dado que su participación en la vida económica era
decisiva, tanto en la actividad económica de la familia como en las actividades del campo o incluso en
actividades como la minería. En los períodos de guerras debían desempeñar tareas habitualmente desarrolladas
por los hombres.
Se podría concluir que la vida no resultaba fácil. Es una sociedad que vive inmersa en una serie de conflictos
sociales, políticos y religiosos, con cambios respecto a la época medieval. La vida resultaba compleja para la
mayoría, debido a la relación entre población y recursos, extremas durante las crisis que frecuentemente
devastaban a las sociedades. La esperanza de vida era baja. Dependía de manera clara del posicionamiento
dentro de la sociedad: los privilegiados gozaban de una mejor alimentación y de un estilo de vida más
acomodado y, generalmente, se encontraban menos expuestos a las epidemias. Sigue siendo una sociedad
jerárquica y en ella existen unos vínculos sociales bien establecidos. Existía una gran movilidad tanto social
como geográfica que no ocurría anteriormente. La presencia de élites sociales es muy variada, desde los grandes
de sangre a hidalgos paupérrimos. La pobreza y al estrato social de pobres y mendigos es un problema que se
intenta controlar. Siguen existiendo claras desigualdades entre hombres y mujeres a nivel social. La sociedad
urbana se vuelve más profesional, más culta y con un mayor consumo gracias en parte a la burguesía y hay un
incremento de temores y tensiones sociales en este siglo que no impiden una elevación de los niveles de vida
de la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA

-RIBOT, Luis. LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII) 2016 Marcial Pons Historia

-TENENTI, Alberto. La Edad Moderna Siglos XVI-XVIII 2003 Critica Grijalbo Mondadori

-FLORISTÁN, Alfredo. Historia Moderna Universal. 2005. Ariel Historia

WEBGRAFÍA

-"La Nobleza, La guía de Historia", La guía de Historia, https://www.laguia2000.com/el-mundo/la-


nobleza

- “Una reflexión sobre la Historia de las mujeres en la Edad Moderna”, Margarita Ortega López
Revista de Historia, file:///C:/Users/nerea/Downloads/DialnetUnaReflexionSobreLaHistoriaDeLasM
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