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DOS CULTURAS

EL REINO DE CASTILLA:

La sociedad española estaba organizada a partir de jerarquías y estamentos


fuertemente definidos. A la cabeza del Imperio se encontraba el rey, que llegaba a
serlo por herencia. Su función era impartir justicia a todos sus súbditos, otorgar
beneficios a quienes lo merecieran y cuidar el bienestar cristiano del Imperio.
Debajo, se ubicaba el estamento noble, sus miembros estaban exentos de pagar
contribuciones a la Corona. Este grupo se dividía en dos. Por un lado, estaban los
políticamente importantes miembros de la alta nobleza y por el otro lado estaba la
media y baja nobleza.

En la parte baja de la sociedad se encontrarían los llamados pecheros y los


plebeyos, es decir, todos aquellos que debían trabajar para ganarse su subsistencia
y, además, pagar contribuciones a la Corona, a las autoridades municipales o al
dueño de las tierras donde trabajaran y vivieran (fuera laico o religioso). Aquí se
podrían encontrar a los pequeños comerciantes, artesanos o campesinos. Si bien la
pertenencia a estos estamentos dependía de la familia en la que se naciera, en
ciertos casos era posible, aunque un tanto difícil, que un individuo cambiara de
estamento y llegara a la nobleza.

Para lograrlo había que juntar una gran fortuna (principalmente por las armas o por
el comercio) y conseguir que el rey, o en su defecto, un noble importante, diera
ciertos privilegios. En este contexto, la actividad militar enfocada en la conquista de
nuevos territorios se convirtió en la forma más común de adquirir estatus social y
riquezas.

La economía del Imperio dependía de cada uno de los reinos; sin embargo, en
general la tenencia de tierras y la agricultura seguían teniendo un papel fundamental
como productores de riqueza. Junto a esta actividad, cada vez se volvió más
importante el comercio, actividad principalmente desarrollada en centros urbanos
como Sevilla o Barcelona. Por ambas razones, la conquista de nuevos territorios y el
acceso a nuevos productos era algo fundamental para el Imperio español.

Un elemento central en la vida de la sociedad española de aquel tiempo lo era, sin


duda, la religión cristiana, la cual estaba presente en todos los aspectos de la vida
diaria, la política o el pensamiento, sobre la cual profundizarás en la siguiente
sesión.

EL IMPERIO MEXICA:
La sociedad mexica estaba estructurada a partir de una división central, por un lado,
se encontraban los nobles o pipiltin y, por otro lado, los macehualtin o plebeyos.

A la cabeza se hallaba el Huey Tlatoani, un cihuacoatl o consejero real, y los


tetecutin, que serían los funcionarios nobles. Los hijos de estos últimos eran los
pipiltin, todos ellos estaban integrados en el gobierno, donde cumplían diversas
funciones, ya fuera que tuvieran algún puesto en el palacio real tenochca, se
encontraran adscritos a algún tecpan o palacio de la ciudad como jueces, fungieran
como sacerdotes en los templos principales o estuvieran encargados de recaudar
tributos en las regiones del Imperio. Todos ellos gozaban de privilegios económicos,
políticos y sociales, entre ellos, usar ciertos peinados o determinadas prendas de
vestir.

Por el otro lado, los macehualtin estaban encargados de producir y de entregar una
porción de sus productos en forma de tributo a los nobles, fueran estos nobles de su
propio altépetl o de uno conquistado.

En esta sociedad la comunidad local era la base de la identidad; uno era quien era
por su familia y, por su barrio o calpulli. En este sentido, no existía el individuo libre
como se entiende actualmente, sino que su función era cumplir los roles que por su
origen social y de nacimiento, tenía ya determinados.

En este mundo las diferencias entre estratos estaban muy marcadas y era mal vista
la gente que intentaba salirse del esquema y romper con las tradiciones. El único
medio de ascenso era el servicio a la sociedad y al gobernante mexica, a través de
la guerra, la religión o el comercio.

Para los habitantes del Imperio mexica la vida representaba una constante
repetición de ciclos regidos por las fuerzas sobrenaturales, dentro de los cuales se
insertaba la vida de las personas. Todo estaba mediado por rituales que marcaban
en todo momento el día a día y buscaban influir en los dioses y el destino del
mundo. Debido a esto, en Mesoamérica la religión se encontraba en todos lados e
influía todo, fenómeno que, guardando ciertas salvedades, era similar en el mundo
de los castellanos.

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