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RUBEN BADIN:

“Un principio constitucional impone que las cá rceles tengan como propó sito
fundamental la seguridad y no el castigo de los reos detenidos en ellas,
proscribiendo toda medida "que a pretexto de precaució n conduzca a mortificarlos
mas allá de lo que aquella exija" (Artículo 18, Constitució n Nacional)”

El padre de Dario Badin, Ruben Badin, inicia la demanda por dañ os al estado
provincial por la muerte de su hijo en el incendio de la cá rcel.

“los hechos acaecidos el 5 de mayo de 1990 en la unidad penitenciaria de Olmos


treinta y cinco personas muertas y nueve lesionadas, que se encontraban confiadas
al Estado comprometen la responsabilidad del Estado pues importan la omisió n de
sus deberes primarios y constituyen una irregular prestació n del servicio a cargo
de la autoridad penitenciaria”” se atribuye el incendio a "un problema de
estructura, edificio obsoleto, presupuesto y mantenimiento” “la sentencia de la
Cá mara Tercera de Apelació n de la ciudad de La Plata, aunque sobreseyó
definitivamente al entonces director del establecimiento por los delitos de
homicidio y lesiones culposas que se le imputaron, es demostrativa del estado del
establecimiento penitenciario. Es una de las trá gicas y recurrentes demostraciones
del incumplimiento por todos los administradores responsables del sistema penal
penitenciario" de lo dispuesto en el Artículo 18 de la Constitució n Nacional y del
Artículo 26 de la provincial.”

“Si el Estado no puede garantizar la vida de los internos ni evitar las


irregularidades que surgen de la causa de nada sirven las políticas preventivas del
delito ni menos aun las que persiguen la reinserció n social de los detenidos” “no
encuentran justificativo en las dificultades presupuestarias que se traducen en la
falta de infraestructura edilicia, la carencia de recursos humanos, la insuficiencia
de formació n del personal o las consecuentes excesivas poblaciones penales de las
que pretende hacer mérito en su declaració n quien fue jefe de la Unidad de Olmos.”

“Se hace lugar a las demandas iniciadas por Ruben Badín, contra la provincia de
Buenos Aires, condená ndola a pagar la indemnizació n correspondiente”
Resumen Caso Furlan

C) Plazo razonable

C.1) Marco temporal del proceso

la Corte considera que el objetivo primordial para el cual la presunta víctima


interpuso la demanda en el fuero civil, era obtener la indemnizació n por dañ os y
perjuicios y, por lo tanto, para efectos de un aná lisis del plazo razonable, no puede
considerarse culminado dicho proceso hasta tanto dicho fin no se materializara. En
ese orden de ideas, esta Corte considera que el lapso correspondiente a la etapa de
ejecució n de la sentencia judicial con el fin de realizar efectivamente el cobro de la
indemnizació n, en el presente caso, hace parte del proceso y debe tomarse en
cuenta para analizar el plazo razonable.

Por lo anterior, el período que se analizará en el presente caso inicia el 18 de


diciembre de 1990 y concluye el 12 de marzo de 2003, es decir, 12 añ os y tres
meses, aproximadamente. Una vez determinado el tiempo de duració n del proceso,
la Corte analizará los cuatro elementos que la jurisprudencia ha establecido para
determinar la razonabilidad del plazo: a) complejidad del asunto; b) actividad
procesal del interesado; c) conducta de las autoridades judiciales, y d) afectació n
generada en la situació n jurídica de la persona involucrada en el proceso.

C.2) Complejidad del asunto

El Tribunal considera que el caso no involucraba aspectos o debates jurídicos o


probatorios que permitan inferir una complejidad cuya respuesta requiriera el
transcurso de un lapso de casi 12 añ os.

C.3) Actividad procesal del interesado


El Tribunal no encuentra hechos que permitan inferir que la actuació n del
demandante en el proceso haya sido dilatoria o pueda haber contribuido
sustancialmente a que un proceso de esta naturaleza demorara este tiempo en
resolverse, por lo que no puede atribuirse la dilació n del proceso a la presunta falta
de iniciativa a la parte actora.

C.4) Conducta de las autoridades

De los argumentos presentados por el Estado no se desprenden razones concretas


que justifiquen por qué un proceso civil que no debía durar má s de dos añ os (supra
pá rr. 174), terminó durando má s de doce añ os. El Tribunal concluye que la
autoridad judicial no procuró en forma diligente que los plazos procesales se
cumplieran, no cumplió su deber de “tom[ar] medidas tendientes a evitar la
paralizació n del proceso” y, no obstante tratarse de un asunto relacionado con una
indemnizació n por incapacidad física de un menor de edad, no hizo uso de sus
facultades ordenatorias e instructorias, no le confirió "preferente despacho" y, en
general, no tuvo la diligencia especial requerida para resolver este asunto objeto
de su conocimiento.

Este Tribunal considera que el Estado no ha demostrado que la demora


prolongada por má s de 12 añ os no sea atribuible a la conducta de sus autoridades.

C.6) Conclusión sobre plazo razonable

Una vez analizados los cuatro elementos para determinar la razonabilidad del
plazo (supra pá rr. 152), la Corte Interamericana concluye que las autoridades
judiciales a cargo del proceso civil por dañ os y perjuicios y del cobro de la
indemnizació n no actuaron con la debida diligencia y el deber de celeridad que
exigía la situació n de vulnerabilidad en la que se encontraba Sebastiá n Furlan,
razó n por la cual excedieron el plazo razonable, lo cual vulnera el derecho a las
garantías judiciales establecido en el artículo 8.1, en relació n con los artículos 19 y
1.1, todos de la Convenció n Americana, en perjuicio de Sebastiá n Claus Furlan.

D) Protección judicial
De los hechos anteriormente descritos, la Corte considera que la ejecució n de la
sentencia que concedió la indemnizació n no fue completa ni integral, por cuanto se
encuentra probado que Sebastiá n Furlan debía recibir 130.000 pesos argentinos y
realmente cobró aproximadamente $38.000 pesos argentinos, lo cual es un monto
excesivamente menor al que había sido inicialmente ordenado. Si bien el Estado
alega que la decisió n de vender los bonos fue una decisió n que se enmarcaba en el
á mbito personal, la Corte observa que las condiciones personales y econó micas
apremiantes en las cuales se encontraban Sebastiá n Furlan y su familia (supra
pá rrs. 71, 104 y 214) no les permitía esperar hasta el añ o 2016 para efectuar el
cobro

La Corte considera que en el presente caso la ejecució n de la sentencia que otorgó


la indemnizació n a Sebastiá n Furlan no fue efectiva y generó en la desprotecció n
judicial del mismo, por cuanto no cumplió la finalidad de proteger y resarcir los
derechos que habían sido vulnerados y que fueron reconocidos mediante la
sentencia judicial.

*FALLO ACUÑ A*
En este caso, la actora solicita que se ordene la inmediata ejecució n de los actos
tendientes a generar condiciones de seguridad y habitabilidad mínima para los
pacientes para los pacientes internados en el Hospital Moyano y se establezca un
programa de reparació n total.
La cá mara sostuvo que:
- Las Normas de jerarquía constitucional reconocen que el derecho a la salud sea
preservado por medidas sanitarias y sociales.
- El art 20 de la CCBA garantiza el derecho a la salud integral y establece el gasto en
salud como una inversió n prioritaria.
- Que se trata este de un derecho operativo
- Garantizar el goce de los DDHH exige que los Estados realicen actividades
concretas solo, en cooperació n con otros estados hasta el má ximo de sus recursos
de que dispongan.
- LA FALTA DE RECURSOS NO PUEDE JUSTIFICAR NUNCA EL INCUMPLIMIENTO
DE UN DEBER JURIDICO CONSISTENTE EN CUMPLIR CON LOS ESTANDARES
BASICOS DE LOS D. FUNDAMENTALES.
- PARA QUE UN ESTADO PUEDA ATRIBUIR SU FALTA DE CUMPLIMIENTO A LA
FALTA DE RECURSOS DISPONIBLES, DEBE DEMOSTRAR QUE HA REALIZADO
TODO EL ESFUERZO PARA UTILIZAR LOS RECURSOS QUE ESTAN A SU
DISPOSICION PARA SATISFACERESAS OBLIGACIONES MINIMAS.
- TODOS LOS DERECHOS REQUIEREN DE REGULACIONES DE INSTITUCIONES
GUBERNAMENTALES, DE ESTRUCTURAS BUROCRATICAS Y, POR LO TANTO,
IMPLICAN UN COSTO Y UN CONSIGUIENTE GASTO PUBLICO.
- Gran cantidad de decisiones judiciales tienen mayores impactos presupuestarios
- La ley de presupuesto puede tener efecto similar a la reglamentació n de los
Derechos, su ejercicio nunca puede llevar a desnaturalizarlo, pues significaría un
incumplimiento.
- Los Estados al comprometerse por un tratado deben evaluar los recursos
disponibles.
- Los jueces no son quienes diseñ an la política pú blica, es su competencia fijar
pautas para que los poderes correspondientes adecuen su actuació n a los
mandatos constitucionales y, posteriormente, verificar su cumplimiento.
Condena al GCABA y ordena el diseñ o de plan de reparació n y remodelació n e
impone plazos para su realizació n.

Litigio estructural: resultan precedentes cuando 1- Una institució n pú blica falla


en satisfacer está ndares mínimos de performance adecuada a la luz de una pauta
constitucional. Y dicha institució n es sustancialmente inmune a los mecanismos
políticos correctivo y la decisió n condenatoria típica en este tipo de causas es la
creació n de un nuevo régimen de reglas previsionales que luego son revisadas a la
luz de una evaluació n de resultados que arrojo su implementació n. Ordena
cumplir con un derecho vulnerado sin inmiscuirse en zona de reserva

CHOCOBAR C/CAJA NACIONAL DE PREVISION

HECHOS: El actor reclamó ante la Cá mara Nacional de la Seguridad Social por el


reajuste de sus haberes, obteniendo sentencia, donde la Cá mara fijó pautas de
movilidad segú n las variaciones de los índices del salario bá sico de convenio de la
industria y la construcció n, siempre que el haber resultante de aplicar los arts. 53
y 55 de la ley 18.037 (ley de movilidad de jubilaciones) determinara un perjuicio al
jubilado superior al 10% con respecto al método establecido en la sentencia –caso
en que existiría confiscatoriedad-, y declaró que la ley 23.928 –ley de
convertibilidad- no afectaba la vigencia de las pautas establecidas en la ley 18.037
para la determinació n de los haberes mensuales.
La ANSeS apeló con base en que la ley de convertibilidad 23.928 había derogado el
sistema de la ley 18.037.
QUE DIJO LA CORTE:
La Corte, por mayoría entendió que el sistema de la ley 18.037 fue derogado a
partir de la convertibilidad debido a que el nuevo sistema econó mico prohibía la
indexació n por precios, variaciones de costos o repotenciació n con posterioridad al
1º de abril de 1991 (art. 7º de la ley 23.928), y derogó (art. 10) a partir de esa fecha
todas las normas legales o reglamentarias que establecieran la indexació n por
precios, actualizació n monetaria, variaciones de costos o cualquier otra forma de
repotenciació n de deudas o impuestos, entre otros. Asimismo, entendió que si bien
el art. 160 de la ley 24.241 –sistema integrado de jubilaciones y pensiones-
estableció que las leyes anteriores que tengan una fó rmula diferente de movilidad
continuarían vigentes, de acuerdo al decreto 2433/93, que determinó cuá les eran
expresamente las leyes cuyo sistema de movilidad -diferente del general- seguirían
rigiendo. Entre esa enumeració n no se encontraba la ley 18.037.

Claramente al dictar la ley 23928 el país se encontraba en un periodo de


emergencia econó mica donde la indexació n de precios permitia que al mes
siguiente se aumentaran en base a la depreciació n monetaria, la ley de
convertibilidad viene a terminar con esto y en conjunto el sisema con el cual se
calculaba la suba (o movilidad) de las jubilaciones cambian porque segú n la corte
se debe a una necesidad de reforma y reconstrucció n impuesta por la necesidad de
equilibrar los egresos e ingresos del anses por lo cual se debían reducir beneficios
actuales y futuros dentro de una proporcionalidad justa y razonable para poder
cumplir con el principio de solidaridad al que apuntan instituciones como estas. No
se puede calificar de injusto o arbitrario esto ya que lo justifican como que es en
interés del bien publico. Y para lo que mantenían que este cambio afectaba
derechos adquiridos, la corte mantuvo que no caducó la jubilació n que es lo que se
encuentra protegido por la ley, pero esta misma ley no protege la cuantía de los
haberes.
Boggiano dice “el monto de los haberes debe ser acorde con el cará cter sustitutivo
que deben mantener las prestaciones. Pero esta ultima adecuació n no puede
prescindir de las concretas posibilidades financieras del sistema, de lo contrario
significaría la quiebra”

DISIDENCIA DE BELLUSCIO, PETRACCHI Y BOSSERT


La movilidad de los haberes previsionales prevista por el art. 53 de la ley 18.037,
mediante la utilizació n de un índice oficial que mide las variaciones salariales
producidas efectivamente desde el 1° de abril de 1991, no constituye una forma de
“indexació n” por desvalorizació n monetaria prohibida por la ley 23.928, supuesto
que só lo podría haberse configurado si la pauta de movilidad hubiese estado
vinculada con un índice de precios que, con independencia de la realidad de los
salarios, llevara a un reajuste de haberes de manera automá tica.
La movilidad de los haberes de las prestaciones tiene la jerarquía de una garantía
que el art. 14 bis de la Constitució n Nacional consagra, reconociendo una
protecció n operativa a las jubilaciones y pensiones asegurando a los beneficiarios
un nivel de vida similar, dentro de una proporcionalidad justa y razonable, a las
que le proporcionaba, a él y a su nú cleo familiar, las remuneraciones percibidas en
la actividad. Se trata, por consiguiente, de una técnica o mecanismo que garantiza
la adecuada relació n del haber con el nivel de ingresos de los agentes en actividad”
“la jubilació n constituye una consecuencia de la remuneració n que percibía el
beneficiario como contraprestació n de su actividad laboral una vez cesada ésta y
como débito de la comunidad por dicho servicio, lo que privilegia como principio el
de la necesaria proporcionalidad entre el haber de pasividad y el de actividad.
La ley 23.928 no ha pretendido suprimir la reglamentació n establecida en el art. 53
de la ley 18.037, ni vedar a la clase pasiva de una garantía constitucional
incuestionable que se concreta en una cierta relació n que debe existir entre las
remuneraciones de los activos y pasivos y en el respeto de los derechos adquiridos.
No puede confundirse el cará cter sustitutivo de las prestaciones previsionales con
los mecanismos de actualizació n monetaria, y menos aú n sobre la base de tan
forzada construcció n teó rica, pretender la fulminació n de una garantía
constitucional plenamente vigente, y, por todo lo hasta aquí expuesto, en esencia
diversa a cualquier concepto de indexació n.
El art. 14 bis de la Constitució n Nacional no establece ningú n sistema o técnica
especial de movilidad. Lo que exige la Constitució n es que las jubilaciones y
pensiones sean mó viles, por lo que deben considerarse prematuras las
impugnaciones constitucionales desplegadas contra la validez del art. 7°, inc. 2° de
la ley 24.463, en cuanto establece que a partir de su vigencia “todas las
prestaciones de los sistemas pú blicos de previsió n tendrá n la movilidad que
determine la ley de presupuesto”. La sola incertidumbre acerca del modo en que se
concretará la movilidad en el futuro revela el cará cter conjetural del agravio y la
inexistencia de un gravamen actual, lo cual cancela la competencia de la Corte en
este sentido. Ello, sin perjuicio de los eventuales planteos que ante una
demostració n concreta de lesió n a las garantías constitucionales en juego,
pudieran efectuarse en lo sucesivo
ARTICULOS
ART 53 DE LA LEY 18037:
“Los haberes de los beneficios será n mó viles. La movilidad se efectuará
anualmente mediante un coeficiente que se aplicará sobre el ú ltimo haber, en la
fecha y forma que establezca la reglamentació n. Dicho coeficiente será fijado por el
Poder Ejecutivo en funció n de las variaciones del nivel general de las
remuneraciones”
34) Que con la sanció n de la ley 23.928 en el añ o 1991 y la consiguiente exclusió n
de la actualizació n monetaria como pauta para expresar el valor de todo tipo de
deudas, perdió virtualidad el sistema establecido por las leyes 18.037 y 21.451
para medir la movilidad de las prestaciones previsionales en relació n al aumento
que experimentaran los salarios por causa de la inflació n. En efecto, má s allá de la
expresió n numérica que arrojase al índice contemplado en la ley 21.451, las
retribuciones dejaron de modificarse sistemá ticamente como consecuencia de la
variació n del valor de la moneda, lo cual deja sin sustento el régimen legal que -
bajo otra situació n econó mica- definió la movilidad previsional en orden a tales
pautas.
as relaciones jurídicas provenientes de leyes jubilatorias no son contractuales ni
privadas, sino de derecho pú blico y de manifiesto cará cter asistencial (Fallos:
242:141), de lo cual se deriva, entre otras consecuencias y como lo enfatizó el
precedente invocado, que no es forzoso que exista una estricta proporcionalidad
entre los aportes recibidos y las prestaciones acordadas por las cajas. Ademá s, a
diferencia de las relaciones contractuales de derecho privado,
imprescindiblemente se verifica la intervenció n del legislador para reglamentar los
derechos en juego”.
48) Que en las condiciones expresadas, corresponde declarar la invalidez
constitucional de la norma examinada y a los efectos de preservar
satisfactoriamente la garantía de orden superior vulnerada, ordenar que por el
período transcurrido desde el 1° de abril de 1991 hasta el 31 de marzo de 1994,
deberá ser aplicada, por cada añ o, una movilidad del 3,28%, por ser esta variació n
de igual extensió n cuantitativa que la experimentada por el Aporte Medio
Previsional Obligatorio (AMPO), estimado por las resoluciones de la Secretaría de
Seguridad Social Nros. 9/94, 26/94 y 171/94, hasta que comenzó a regir el nuevo
régimen instituido por el art. 7°, inciso 2°, de la ley 24.463. Con lo cual, al concluir
el aludido período la movilidad acumulada asciende a un 10,17%, que sumado a la
variació n que experimentó el AMPO durante la vigencia de la ley 24.241 arroja un
total para el lapso 1/4/91 al 31/3/95 del 13,78%.
Asimismo, se declara la inconstitucionalidad del art. 7°, apartado 1°, inc. b), de la
ley 24.463, en cuanto a la movilidad que corresponde desde el 1° de abril de 1991
hasta que entró en vigencia el régimen instaurado por la ley 24.241, ordená ndose
que aquélla resulta procedente por el período en cuestió n segú n el alcance fijado
Artículo 14 bis
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá cará cter de
integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá : el seguro social obligatorio,
que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía
financiera y econó mica, administradas por los interesados con participació n del
Estado, sin que pueda existir superposició n de aportes; jubilaciones y pensiones
mó viles; la protecció n integral de la familia; la defensa del bien de familia; la
compensació n econó mica familiar y el acceso a una vivienda digna.
"BADARO, ADOLFO VALENTÍN C/ ANSES S/ REAJUSTES VARIOS" (2006)

Un jubilado que percibía un haber superior a $1000 interpuso una demanda a fin
de obtener un aumento que le permitiera vivir adecuada y dignamente.
La Cá mara Federal de la Seguridad Social confirmó la sentencia de primera
instancia respecto de la nueva determinació n del haber inicial y su ajuste hasta el
31 de marzo de 1991, pero modificó la movilidad posterior de acuerdo con los
precedentes de la Corte "Chocobar" y "Heit Rupp".
El actor y la Administració n Nacional de la Seguridad Social (ANSES) interpusieron
recursos ordinarios de apelació n. sostuvo que la política de otorgar incrementos
só lo a los haberes previsionales má s bajos traía como consecuencia poner en
igualdad de condiciones a los que efectuaron aportes diferentes, quitá ndoles el
derecho a cobrar de acuerdo con su esfuerzo contributivo.
Afirmó que si bien el art. 14 bis garantiza la movilidad de las jubilaciones dejando
librada al poder legislativo la determinació n del método, tal reglamentació n debe
ser razonable. o le correspondía al Poder Judicial fijar la movilidad porque la
trascendencia de la resolució n y las condiciones econó micas imperantes requería
de una evaluació n cuidadosa y medidas de alcance general.
Por este motivo, dispuso revocar la sentencia apelada con el alcance que surge del
fallo dictado en la causa "Sá nchez, María del Carmen" citada y comunicar al Poder
Ejecutivo Nacional y al Congreso de la Nació n el contenido de la sentencia a fin de
que, en un plazo razonable, adopten las medidas que garanticen la movilidad de los
haberes.
Que al expedirse también sobre los agravios referentes a la falta de movilidad del
beneficio en el período que se inició el 31 de marzo de 1995 en adelante, la Corte
consideró que correspondía al Congreso de la Nació n fijar los incrementos
mediante las leyes de presupuesto, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 7, inc. 2,
de la ley 24.463, pero que hasta el añ o 2006 no lo había hecho y esa omisió n había
producido, a partir de la crisis del añ o 2002, un severo deterioro en las condiciones
de vida del apelante.

BADARO, ADOLFO VALENTÍN C/ ANSES S/ REAJUSTES VARIOS (2007)

Luego de mas de un añ o de su pronunciamiento original, la Corte Suprema analizó


nuevamente la situació n del caso para verificar si se había dado cumplimiento a lo
dispuesto en la misma.
El actor denunció que ANSeS no había dado cumplimiento a lo resuelto en lo
relacionado con el ajuste del nivel inicial del beneficio, el có mputo de la movilidad
hasta el 31 de marzo de 1995 y el pago de retroactividades.
La ley 26.198 otorgó un aumento del trece por ciento (13%), a ser percibido por
todos los jubilados a partir del 11 de enero de 2007 sobre los importes
correspondientes al 31 de diciembre de 2006 (art. 45); fijó el haber mínimo en la
suma total de quinientos treinta pesos ($ 530) mensuales (art. 46) y autorizó al
Poder Ejecutivo a conceder en el curso del añ o incrementos adicionales en las
prestaciones, cuando la evolució n de las finanzas pú blicas lo permitiera (art. 47), lo
cual se concretó -después de que la Corte oyera a las partes sobre la ley- a través
del decreto 1346/07, que incrementó las prestaciones en un 12,50% a partir del
11 de setiembre del corriente añ o.
Que la ley 24.463 consagró un régimen de movilidad con un nivel de protecció n
menor que el que tenían los existentes hasta el momento de su entrada en vigencia.
Que el actor plantea la inconstitucionalidad de las disposiciones de la ley 26.198,
pues sostiene que no cumplen con las pautas fijadas por esta Corte en lo
relacionado con la comprensió n y alcance de la garantía de la movilidad.
declarar en el caso la inconstitucionalidad del art. 7, inc. 2, de la ley 24.463 (de
Solidaridad Previsional), disponer que la prestació n del actor se ajuste, a partir del
11 de enero de 2002 y hasta el 31 de diciembre de 2006, segú n las variaciones
anuales del índice de salarios, nivel general, elaborado por el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, y ordenar a la demandada que abone el nuevo haber y las
retroactividades que surjan de la liquidació n, en el plazo previsto por el art. 2 de la
ley 26.153, estas ú ltimas con má s los intereses a la tasa pasiva segú n el precedente
de Fallos: 327:3721 ("Spitale"), autorizá ndose la deducció n de las sumas que
pudieran haberse abonado en cumplimiento de las disposiciones del decreto
764/06.

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