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Generalísimo José María Moremos y Pavón Álamo, Veracruz
Semestre: V
Grupo: “B”
El origen del ser humano se puede buscar hace muchos siglos siendo consecuencia de un lento y largo proceso
de cambios. Se debe tener en cuenta que, igual que todos los seres vivos, los animales y las plantas, por
ejemplo, los seres humanos provenimos de las criaturas más simples de la historia del planeta cuya evolución
ha hecho que evolucionaran hasta llegar a nuestra especie.
Avanzando un poco más en el tiempo, se cree que el ser humano proviene de los antropoides, es decir, de los
grandes monos. Los estudiosos creen que hace 8 millones de años existió un ancestro común entre los
antropoides y nuestra especie debido a que los dos grupos compartimos características muy parecidas.
Un tiempo después, aparecieron los primeros primates homínidos, es decir, un grupo de primates caracterizados
por su posición bípeda y por ir erguidos. Esta clase de primates son considerados como ancestros del ser
humano, siendo las primeras especies que poseyeron una característica tan humana como es la posición
erguida y el andar bípedo.
Por lo tanto podemos decir que el origen del ser humano es, como el de todos los seres vivos, el de las primeras
bacterias de nuestro planeta. Pero los primeros antepasados en los que vemos características comunes, son
en menor medida los antropoides y en mayor medida los homínidos.
La evolución humana es el proceso biológico y cultural compartido por diferentes poblaciones por medio del
cual la especie humana ha ido desarrollándose. El estudio de la evolución está en continua construcción y cada
nuevo hallazgo obliga a reordenar todo lo que hasta ese momento se sabía. La investigación científica de los
diferentes aspectos que afectan a la evolución de los seres humanos es la que ha de ir proporcionando
respuestas a las múltiples incógnitas que los fósiles proporcionan.
Los hominoideos florecieron en el Mioceno, entre 25 y 5 millones de años atrás. Nuestro antepasado más
antiguo, que fue descubierto apenas en 1994, Australopithecus ramidus, apareció entre cinco y siete millones
de años atrás en África, y marca la separación de nuestro linaje del de los chimpancés.
Los individuos de esta especie vivían en las selvas y llevaban un tipo de vida parecido al de los chimpancés, no
es completamente seguro que caminaran erguidos y su estatura era de aproximadamente 1.20 m. Los dientes
de los bebés de esta especie son más parecidos a los dientes de un chimpancé adulto que a los de la especie
humana. Posteriormente, hace 4.4 millones de años aproximadamente, aparecieron los individuos
pertenecientes a la especie conocida como Australopithecus anamensis, descrita en 1995 a partir de restos
fósiles encontrados en Kenia. A. anamensis presenta una mezcla entre un cráneo primitivo y características
avanzadas en el cuerpo. Por ejemplo, los dientes y las mandíbulas son similares a los de otros monos. Sin
embargo, la forma de la tibia sugiere la bipedalidad, y el húmero es muy parecido al del ser humano.
La raíz originaria
De A. anamensis se separa Australopithecus afarensis, que es una especie muy conocida gracias al
descubrimiento de los restos fósiles de una hembra en el desierto de Afar en Etiopía, que vivió entre 3.9 y 3.5
millones de años atrás, a la que bautizaron con el nombre de Lucy en 1978. De los estudios de los restos fósiles
ahora sabemos que estos individuos medían cerca de 1.5 m de estatura, tenían marcha bípeda, brazos largos,
pómulos salientes y grandes mandíbulas debido a su especialización en alimentos duros, cejas bajas y un
cerebro pequeño, aunque mayor que el de sus ancestros, con una capacidad de entre 375 y 550 centímetros
cúbicos (cc). El cráneo es muy similar al de un chimpancé, excepto por los dientes que parecen más humanos.
Los caninos son más pequeños que los de los monos, pero más grandes y puntiagudos que los de los humanos.
Sin embargo, la pelvis y los huesos de las piernas se parecen más a los del hombre moderno, adaptados a la
caminata más que al trote. Este hallazgo causó conmoción en 1978, durante su presentación en el bicentenario
de la muerte de Carolus Linnaeus —gran científico sueco que en 1758 estableció el sistema de clasificación y
denominación sistemática de todos los organismos vivos—. Hasta ese momento se pensaba que los restos
fósiles de Homo habilis, descubiertos por Louis Leakey en 1964 y datados en 2.4 millones de años, eran los
más antiguos en nuestra genealogía, sin embargo, el hallazgo de Lucy hizo pensar en un origen mucho más
remoto y en palabras de Johanson, su descubridor, "Lucy era la antecesora de todos los homínidos posteriores,
la raíz originaria de todos los seres humanos".
A. afarensis, con el tiempo dio lugar a otras dos ramificaciones, por un lado, Australopithecus africanus, que se
extinguió, y por el otro a Homo habilis, que se calcula apareció entre 2.4 y 1.5 millones de años atrás, cuyos
restos sólo han sido encontrados en África y asociados con herramientas de piedra. Éste es el primer
representante del género al que pertenece el Homo sapiens.
Los individuos de H. habilis eran muy similares a los australopitecinos, aunque con una capacidad craneana
mayor, que varía entre 500 y 800 cc. Se presume que su estatura pudiera haber sido de 1.27 m y su peso de
unos 45 kg
La transición
A partir de estos homínidos apareció en África el Homo erectus, el cual rápidamente se extendió hacia otros
continentes. Se han encontrado fósiles en África, Asia y Europa, con los cuales los científicos suponen que H.
erectus vivió entre 1.8 millones y 300 mil años atrás y que probablemente usaba fuego y herramientas más
sofisticadas que H. habilis. Al igual que sus ancestros, H. erectus presenta una cara con mandíbulas
pronunciadas y grandes molares, con una capacidad craneana entre 750 y 1 225 cc. Los esqueletos son más
robustos que el del hombre moderno, lo cual está relacionado con su gran fuerza. Representantes de esta
especies son el Niño de Turkana y el Hombre de Pekín.
La transición entre H. erectus y H. sapiens ocurrió en algún momento hace 400 mil años. Se sabe que algunas
poblaciones de H. erectus coexistieron con H. habilis en Asia, China y Java. También se sabe que algunos
representantes de Homo neanderthalensis aparecieron en Europa hace 200 mil años y vivieron hasta hace 30
mil o 40 mil años. Los neandertales tenían, igual que los humanos modernos, grandes cerebros y hasta hace
poco tiempo los científicos pensaban que eran nuestros ancestros. Sin embargo nuevas evidencias moleculares
indican que los sapiens y los neanderthalensis nunca se cruzaron entre sí.
Además la evidencia fósil indica que los Homo sapiens aparecieron hace cerca de 100 mil años, mucho antes
de la desaparición de los neandertales. H. Erectus y H. neanderthalensis desaparecieron sin dejar rastro hace
aproximadamente 30 mil años.
Entre las mutaciones biológicas principales que atravesó la evolución humana podemos encontrar:
Bipedestación
Se estima que la postura erguida sobre las extremidades traseras surgió para caminar de manera más eficaz
en las sabanas africanas, ya que les permitía a los homínidos correr con mayor velocidad. Al moverse era
posible mantener la vista por encima de los pastizales que predominaban en la región, y que podían esconder
depredadores.
Aquellos individuos que se paraban en dos patas tenían más posibilidades de sobrevivir que aquellos que debían
utilizar sus cuatro extremidades para hacerlo. Como consecuencia, este rasgo se fue imponiendo, y comenzó
a modificarse la conformación del cuerpo para que el cráneo esté firmemente ubicado al tope de la columna.
- Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbácea en busca de árboles o depredadores.
- Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos, liberadas de la función
locomotora
- Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa energéticamente, lo que debería ser
interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en otros hábitats más pobres en recursos
que la selva.
- Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y
ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez de este recurso.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los primeros homínidos bípedos les
permitió elaborar armas de piedra para cazar; lo cual habría sido el principal motor de nuestra evolución. Hoy
está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más de 4 millones de años) no está ligada a la
fabricación de herramientas, que aconteció unos 2 millones de años después, y que los primeros homininos no
eran cazadores y que a lo sumo comían carroña esporádicamente.
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo al
bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto que hacia más
difícil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la cadera de un chimpancé
promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes además presentan un tamaño de cerebro similar.
• El pulgar oponible
• cerebración
Entre los aspectos culturales más importantes de la evolución humana podemos encontrar:
• Representación simbolica
2-Más sangre al cerebro: Humanos, chimpancés y gorilas descienden todos de una especie desconocida de
homínido extinguida. En este ancestro, un gen llamado RNF213 comenzó a evolucionar rápidamente. Esto
puede haber estimulado el flujo de sangre hacia el cerebro al ensanchar la arteria carótida. En humanos, las
mutaciones de RNF213 causan la enfermedad de Moyamoya, en la que la arteria es demasiado estrecha, una
condición que conduce al deterioro de la capacidad cerebral por falla de irrigación.
3-La división de los primates: primeros cambios de genes: Nuestros ancestros se separaron de sus
parientes parecidos a los chimpacés hace unos 7 millones de años. En un principio, tendrían una apariencia
similar. Pero dentro de sus células, el cambio ya estaba en marcha. Después de la división, los genes ASPM y
ARHGAP11B empezaron a mutar, así como un segmento del genoma humano denominado región HAR1. No
está claro que provocó estas modificaciones, pero HAR1 y ARHGAP11B están involucrados en el crecimiento
del córtex cerebral.
4-Subidón de azúcar: energía para el cerebro: Después de que la línea evolutiva humana se separó de la
línea de los chimpancés, dos genes mutaron. SLC2A1 y SLC2A4 forman proteínas que transportan glucosa
dentro y fuera de las células. Las modificaciones pueden haber desviado glucosa de los músculos hacia el
cerebro de aquellos homínidos primitivos, y es posible que esta glucosa los haya estimulado y permitido que
crecieran los cerebros.
5-Las manos más hábiles: Nuestras manos son inusualmente hábiles y nos permiten hacer bellas
herramientas de piedra o escribir palabras. Eso puede deberse en parte a un fragmento de ADN llamado
HACNS1, que ha evolucionado rápidamente desde que nuestros ancestros se dividieron de los ancestros de
los chimpancés.No sabemos qué hace HACNS1, pero se activa cuando se desarrollan nuestros brazos y manos.
6-Mandíbulas débiles: más lugar para el cerebro: En comparación con otros primates, los humanos no
pueden morder con demasiada fuerza porque tienen músculos delgados en la mandíbula. Esto parece deberse
fundamentalmente a una mutación del gen MYH16, que controla producción de tejido muscular. Este cambio
ocurrió hace entre 5,3 y 2,4 millones de años. Las mandíbulas más pequeñas pueden haber liberado espacio
para que crezca el cerebro.
7- Dieta variada: carne en el menú: Nuestros ancestros primates más antiguos comían principalmente fruta,
pero especies posteriores como el Australopithecus ampliaron su gusto. Además de alimentarse con una
variedad más grande de plantas, como las hierbas, parece que comieron mucha más carne e incluso que la
troceaban con herramientas de piedra. Más carne supuso más calorías y menos tiempo de masticación.
8-Pelados: no más vello corporal: Los humanos son primates casi lampiños. Nadie sabe por qué, pero
ocurrió hace entre 3 y 4 millones de años. Fue entonces fue cuando evolucionaron las ladillas, que solo pudieron
infectar el pubis cuando el resto del pelo había desaparecido. Expuesta al sol, la piel se oscureció. A partir de
entonces, todos nuestros ancestros fueron negros, hasta que algunos humanos modernos dejaron los trópicos.
9-Conexiones: un gen de inteligencia: Un gen llamado SRGAP2 fue duplicado tres veces. Como resultado,
nuestros ancestros tuvieron varias copias, algunas de las cuales podrían haber evolucionado libremente. Una
de las copias mutadas resultó ser mejor que la original. Es probable que haya provocado que las células del
cerebro modelaran más prolongaciones, permitiéndoles formar más conexiones.
10- Cerebros más grandes: primates pensantes: Los humanos modernos pertenecen a un grupo o género
de animales conocido como Homo. El fósil de Homo más antiguo conocido fue hallado en Etiopía y tiene 2,8
millones de años. La primera especie fue probablemente Homo habilis, aunque este supuesto ha sido
disputado. En comparación con sus ancestros, estos nuevos homínidos tenían cerebros mucho más grandes.
11-Parto complicado: una cabeza muy grande Para los humanos, el parto es difícil y peligroso. A
diferencia de otros primates, las madres casi siempre necesitan ayuda. Esto es porque caminar en dos piernas
supone un canal pélvico más estrecho para el paso de un bebé humano, cuya cabeza ha crecido en relación a
sus ancestros. Para compensar el parto dificultoso, los bebés nacen más pequeños e indefensos.
12-del fuego: Nadie sabe cuándo nuestros ancestros aprendieron a controlar el fuego. La prueba directa más
antigua proviene de la Cueva Wonderwerk, en Sudáfrica, que contiene cenizas y huesos quemados de hace 1
millón de años. Pero hay evidencias de que los homínidos procesaban los alimentos incluso antes y de que
eso podía incluir cocinar con fuego.
13-El don de la charla: Todos los grandes homínidos tienen sacos de aire en sus tractos vocales que les
permiten lanzar fuertes bramidos. Pero los humanos no, porque esos sacos de aire hacen que sea imposible
producir diferentes sonidos vocales. Nuestros ancestros los perdieron aparentemente antes de que nos
bifurcáramos de nuestros primos Neandertales, lo que sugiere que ellos también podían hablar.
14-Un gen para el lenguaje: Algunas personas tienen una mutación en un gen llamado FOXP2. Como
resultado, les cuesta entender gramática y pronunciar palabras. Eso sugiere que FOXP2 es crucial para
aprender y usar el lenguaje. El gen moderno se desarrolló en el ancestro común de los humanos y los
Neandertales: el FOXP2 neandertal es igual al nuestro.
15-Saliva reforzada para comer carbohidratos: La saliva contiene una enzima llamada amilasa, fabricada
por el gen AMY1, que digiere el almidón. Los humanos modernos cuyos ancestros fueron agricultores tienen
más copias AMY1 que aquellos cuyos ancestros siguieron siendo cazadores recolectores. Este refuerzo
digestivo puede haber ayudado para dar inicio a los cultivos, los poblados y las sociedades modernas.
Las funciones de los rasgos de hominización en las especies del linaje humano recién descritos, deben ser
analizados en el contexto de los cambios ecológicos ocurridos en Africa Central, desde el Mioceno hasta
nuestros días. De esta manera, podremos entender no sólo la historia adaptativa de nuestro linaje, sino también
el significado que esos rasgos tienen en nuestras propias vidas.
El evento geológico principal que modificó los bosques húmedos que existían en África central comenzó hace
unos 30 millones de años, con la paulatina formación del valle del Rift y cordilleras asociadas.
Previamente, allí vivían los ancestros de los homininos actuales. La nueva cordillera interrumpió los vientos
húmedos del océano, reduciendo esos bosques a los sectores del Oeste. Aquí todavía persisten hoy los
descendientes de las especies homininas cuadrúpedas que, con sus nichos herbívoros/granívoros, cuentan
todavía con los recursos estables de bosques permanentes y predecibles. Esta constituye la primera etapa en
la evolución de los homínidos
El homínido más antiguo era Ardipithecus ramidus y tenía 4,4 Ma. (Etiopía), y sobre él planeaba (y todavía lo
hace) la incógnita de si era bípedo o no. Después teníamos a Australopithecus anamensis con 4,2 (Kenya) y la
duda de si era un descendiente de ramidus. Después venía A. afarensis (Lucy) con una antigüedad comprendida
entre 3 y 3,9 Ma. Ignorándose su ascendencia y afirmándose que había dado lugar a los A. africanus por una
parte (y estos a los Paranthropus) y a los Homo por otra.
A su vez Homo contaba unas dos especies de protohumanos: habilis y rudolfensis que habrían dado lugar a
ergaster (el Homo erectus africano) y erectus (la versión asiática deergaster). Heidelbergensis habría surgido de
erectus (o antecessor) y habría sido el ancestro de neanderthalensis, que habrían acabado extinguiéndose sin
descendencia. Nosotros, los Homo sapiens, habríamos surgido de alguna variante africana de erectus (por
ejemploHomo rhodesiensis, del que no hemos hablado aquí, y que está representado por el cráneo de Kabwe,
la antigua Broken Hill, en Zambia).
Este era, grosso modo, el panorama a finales del siglo pasado. Pero a comienzos de éste ha habido cambios
substanciales y descubrimientos realmente asombrosos. Tanto por el número como por su significado y
trascendencia.
En efecto, en tan sólo seis años se han hecho tantos grandes descubrimientos en el terreno de la evolución
humana como en los 146 años anteriores. Y la importancia de los mismos es comparable a la que han tenido
los que hemos descrito en las páginas anteriores.
Hasta ahora hemos venido exponiendo de una forma sucinta los grandes hitos de la evolución humana para
poder tener una idea de cuál es el contexto en el que se enmarcan los grandes descubrimientos que se han
realizado recientemente.
Pero hemos hecho la exposición eludiendo los datos técnicos, pues sólo era cuestión de tener una idea
aproximada de cómo se había ido elaborando en el tiempo el conocimiento de nuestros antepasados. A partir
de ahora sí vamos a prestar un poco más de atención a esos datos técnicos.
La evolución posterior y las migraciones vendrían dadas por las circunstancias climáticas y la consecuente
adaptación al medio. Hace 60 000 años comenzarían estos desplazamientos, cruzándose con los Neandertales
y los Denisovanos en Asia. En los últimos 30 000 años, los únicos humanos que quedan sobre la faz de la Tierra
son los Homo sapiens.
Hace más de 5 m.a.: En Africa, se separaron el linaje del chimpancé y nuestro linaje ancestral.
Hace más de 4 m.a.: El homínido Australopithecus anamensis caminaba sobre sus patas traseras en lo que
ahora es Kenia.
3 m.a.: Australopithecus afarensis («Lucy») vivió en África.
2.5 m.a.: Algunos homínidos fabricaban herramientas desprendiendo esquirlas de piedras para formar un borde
cortante. Había, posiblemente, cuatro o más especies de homínidos viviendo en África.
1.5 m.a.: Se utilizaban las hachas de mano. Además, los homínidos se habían dispersado fuera de África, hacia
gran parte de Asia y Europa. Entre estos homínidos estaba el antepasado de los neandertales (Homo
neanderthalensis) en Europa y el Homo erectus en Asia.
Hace 100 000 años: El cerebro humano alcanzó aproximadamente el rango de tamaños actual. Los primeros
Homo sapiens vivieron en África. Al mismo tiempo, el Homo neanderthalensis y el Homo erectus vivieron en
otras partes del Viejo Mundo.
Hace 50 000 años: Las culturas humanas produjeron las pinturas rupestres y los adornos corporales, y
construyeron enterramientos rituales. Además, algunos grupos de hombres modernos extendieron su territorio
fuera de África.
Hace 25 000 años: Otras especies de Homo se habían extinguido, dejando únicamente a los hombres
modernos, Homo sapiens, dispersos por todo el Viejo Mundo.
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oria&text=Los%20hominoideos%20florecieron%20en%20e l, linaje%2 0de l%
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https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/03/150317_ciencia_15_cambios_humanos_finde_np