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1.

Conceptos de gobernabilidad

Para Mayorga y Córdova, Gobernabilidad (A. Camou): “un estado de equilibrio


dinámico entre el nivel de las demandas societales (en que estás involucradas la
sociedad, sus estructuras, sistemas instituciones y organizaciones) y la capacidad del
sistema político (Estado/gobierno) para responderlas de manera legítima y eficaz”, de
modo que en este concepto están inmersos ciertos acuerdos tácitos en función de los
cuales se configura tanto la cultura política, como las normas e instituciones por medio
de las cuales se rige el juego político y se establece el rol de cada instancia del Estado
junto con lineamientos en función de los cuales han de definirse las políticas públicas.

Así mismo, el autor (A. Camou) establece tres variables que influyen en la misma
como lo son:

a) Gobernabilidad y eficacia: la tradición de la “razón de Estado

b) Gobernabiliaad y legitimidad: la tradición del “buen gobierno

c) Gobernabilidad y estabilidad.

2. Desarrollo del termino y visión de la gobernanza

Si bien desde el siglo XIII tuvo cabida el término “gobernanza” en la lengua francesa,
inicialmente se usó para referirse a la dirección de asuntos vinculados con el ámbito
público, de modo que su vinculación con el poder y con el Estado –en la lengua
francesa- no era directa. Ya para el siglo XVIII en Alemania se empieza a usar el
término para referirse a la manera que tiene un Estado de usar los recursos
apropiadamente de modo que pueda satisfacer los requerimientos de la sociedad y lograr
que la misma pueda surgir económica y socialmente. A principios del siglo XX el
término “gobernanza” se empieza a vincular más con la gestión administrativa que con
el poder.

Para la década de los 70 del siglo XX la “gobernanza” se empieza a utilizar por quienes
proponen modernizar la gestión pública en el ámbito local, de modo que se empieza a
cuestionar el rol del gobierno local en función de fortalecer la democracia aún
atendiendo demandas de descentralización, de modo que los ciudadanos, como
beneficiarios, empezaron a participar a través de asociaciones de vecinos, redes por
medio de las que se vinculaba sector público con sector privado y las políticas públicas
se orientaron a mejorar la calidad de los servicios públicos habilitando canales para
lograr más participación.

De ahí que el término se empieza a vincular directamente con el poder que se despliega
desde el sistema político, esto sobre planteamientos previos en función de los cuales se
entendía la “gobernanza” como una manera de vincular actores cuyo objetivo en común
es lograr una mejor gestión. De ahí que en la década de los 70 -80 del siglo XX se
empezara a plantear la gobernanza por medio de sistemas de dirección y control que
podía aplicarse en el sector público y en el primero mediante los indicadores: gestión de
la información, transparencia y rendición de cuentas basado en delimitación previa de
responsabilidades.

En la misma década se empieza a asociar la “gobernanza” con el “buen gobierno”,


siendo que desde el sector público estos indicadores fueron dirigidos a superar la
pobreza, superar la corrupción, lograr una gestión eficiente y eficaz de los servicios
públicos dentro de una economía de mercado y ajustado a las leyes, manteniendo la
defensa de los Derechos Humanos como eje transversal de la gestión pública, poder
judicial independiente e instituciones que permitieran libertad de opinión y de prensa.

Sobre lo mencionado anteriormente, se comprende que en la década de los 90 se


empezara a asociar “gobernanza” con un gobierno que tendiera a compartir liderazgo y
con esto, responsabilidades y atribuciones, de modo que en todos los niveles
prevaleciera la cooperación entre Estado y actores estratégicos, renunciando así a
estructuras jerárquicas desde instancias centralizadas de decisión y de implementación
de políticas públicas. De modo que era preciso adaptar las estructuras de toma de
decisiones a formas de organización social que respondieran a estos requerimientos
desde el ámbito económico y político.

En este contexto, un “buen gobierno” ha de orientarse a lograr la ejecución de políticas


públicas conciliando intereses particulares de actores varios, intereses que pueden ser
contradictorios, a través de una conveniente administración y ejecución de recursos para
lograr una gestión pública eficiente y eficaz, para lo cual ha de involucrar a diversos
actores y coordinar de manera horizontal políticas públicas con los mismos.

Existen funciones en las que se ha comprobado que el sector privado es más eficiente,
de modo que lo mejor que puede hacer el gobierno en ese caso es permitir a
organizaciones del sector privado asumir las responsabilidades en cuestión, en el
entendido de que el gobierno ha de ser gestor de políticas.

De ahí que se entiende la gobernanza como requisito indispensable para que exista
gobernabilidad. Todo sistema político tiene reglas (escritas y no escritas) mediante las
cuales se orientan, los actores, a resolver conflictos y tomar decisiones. Mientras más se
acerquen esas reglas al logro de instituciones mediante las cuales se pueda responder
eficazmente demandas de los ciudadanos por medio de consensos y logrando inclusión
de diversos sectores sociales, más capacidad tiene un gobierno de ejecutar políticas
públicas de manera efectiva y menos tensiones existen entre demandas de la sociedad y
resultados que puede exhibir el gobierno.

3.- GOBERNABILIDAD Y GOBERNAZA

Según N. Lechner en los últimos años se ha planteado públicamente la importancia de


debatir sobre la manera en que los gobiernos definen sus agendas, cómo llegan al diseño
de las políticas públicas sobre las cuales ejecutan y cómo se establece una
retroalimentación, esto mientras desde la gobernabilidad se evaluaba el “cómo” se
gobierna -es decir cómo se llega a una estabilidad-, de modo que se ha avizorado que lo
neurálgico de la gobernanza está en las instituciones sobre las cuales se sustenta la
democracia

También pueden entenderse Gobernanza y gobernabilidad en función de los siguientes


aspectos (por Jiménez y Carrillo):

Gobernanza: formas y procesos de interacción y cooperación horizontal entre sector


público, sector privado y actores sociales para la construcción de políticas públicas.
Corresponde a la capacidad de autogobierno de una sociedad, prescindiendo de las
jerarquías y favoreciendo la adopción de políticas en redes horizontales de actores
públicos y privados.

Gobernabilidad: capacidad de un sistema político para dar respuesta a las crecientes


demandas sociales sobre la esfera pública. Se orienta a mantener estabilidad y de este
modo evitar riesgo de crisis en el sistema político.

4.- Gobernabilidad y su relación con la gobernanza

Ahora, se entiende que la gobernabilidad no depende única y exclusivamente de la


capacidad de acción que tenga un gobierno (en términos administrativos), requiere de
coordinación con otras instancias por medio de la inclusión que pueda alcanzar tomando
en cuenta actores fuera de su aparato administrativo.

Para que efectivamente las demandas sociales sean abordadas a partir de políticas
públicas, es necesario que primero formen parte del contenido de la agenda pública, de
modo que mientras más acceso tenga la sociedad a una agenda pública, más posibilidad
existe que existan niveles altos de gobernabilidad.

Para que efectivamente los actores de diversos sectores tengan acceso a la agenda
pública, es preciso que existan instituciones, siendo que por medio de éstas tendría
cabida el rol de cada uno de los actores estratégicos en diversos niveles. Dicho lo
anterior, la gobernabilidad es resultado de patrones de interacción social, de maneras de
proceder de los actores ante ciertas oportunidades orientadas a concretar por medio de
políticas, lo que está permitido en función de las instituciones que prevalecen en la
sociedad. El sistema sociopolítico es el que termina por definir las instituciones y en
función de éstas, las interacciones que mantienen los actores, lo cual trasciende al
desempeño del gobierno, de ahí que las demandas de la sociedad y las respuestas del
gobierno se encuentra imbricadas siendo que resultan de una estructura institucional y
de interacción entre actores específicos.

Este texto tiene muchos ejemplos (125-134), no sé si les resulte adecuado añadir algo
del caso, o adaptarlo a Venezuela, ustedes me dicen.
La gobernabilidad y gobernanza son términos que se han venido llenando de significado
después de que en el mundo occidental se ha evidenciado fallas de la mano invisible del
mercado, crisis en el manejo de políticas micro y macroeconómicas, en formas de
gobierno y producto de eso, han surgido demandas orientadas a una manera de gobernar
que responda a dinámicas actuales en que actores sociales bien pueden ser actores
estratégicos y es insuficiente plantear políticas públicas desde una estructura jerárquica
centrada en el Estado o en el mercado, únicamente.

De ahí que en los últimos años la gobernanza está siendo objeto de diversos estudios,
siendo que se le vincula con elecciones políticas acertadas y con la convergencia de
múltiples intereses diversos que pudieran ser contradictorios en una acción mediante la
cual sean satisfechas las expectativas de los actores, para lo que es indispensable la
cooperación de instituciones públicas y no públicas, actores políticos, sociales, públicos
y privados.

Gobernanza entonces se asocia con una manera de gobernar, alejada del control
jerárquico, orientada a la cooperación. En todo caso se trata de un concepto que se
orienta a lograr la eficiencia por medio de una gestión que se adapte a la realidad actual
y de cabida a nuevos actores y nuevas estrategias para abordar las medidas a tomar, para
lo cual es preciso que se centre en cambios estructurales en el gobierno y replantee el rol
del Estado como instancia de articulación de intereses en la toma de decisiones.

4.1 Factores de la gobernabilidad

Dicho lo anterior, Camou establece que la gobernabilidad ha de basarse en “paradigmas


de gobernabilidad”, esto es ideas, valores e instituciones en función de las cuales se
estructura tanto la cultura política como las políticas públicas, a partir de las cuales se
puede describir el ámbito de acción gubernamental en cada ámbito de la sociedad.
Ahora, para que la articulación de cada uno de estos niveles pueda resultar en un
sustento por medio del cual se logre legitimidad en el gobierno, se logre que las
demandas de la sociedad se respondan de manera eficiente y eficaz y para que quienes
le representan efectivamente gocen de representatividad, es preciso que existan
acuerdos entre quienes conforman las élites gobernantes y la mayoría de la sociedad.

La gobernabilidad así se compone de tres factores: legitimidad, representatividad y


eficiencia con eficacia.

En función de estos factores se puede describir qué tanta gobernabilidad puede brindar
un sistema socio-político en función de la articulación que existe entre los actores
(políticos y sociales) que han de orientarse a solventar problemas de la sociedad de
conformidad con normas establecidas (explícitas e implícitas) en una sociedad, de ahí
que la gobernabilidad sea una cualidad del sistema socio-político. De hecho Coppedge
(en Camou 2001) indica que la gobernabilidad es “el grado en que el sistema político se
institucionaliza”, entendiendo que las instituciones son el conjunto de mecanismos a
través de los cuales se regula la conducta humana en sociedad, de modo que los
procedimientos institucionalizados son estables en una sociedad.

Sobre lo mencionado anteriormente, se puede entender que Coppedge haga referencia a


la gobernabilidad como aquellas vinculaciones que existen entre actores (políticos y
sociales) y cuyo sustento se encuentra inmerso en procedimientos institucionalizados.
Los actores bien sean políticos o sociales, entran dentro de la categoría de “actores
estratégicos” según Prats cuando tienen la capacidad de impedir que se tomen
decisiones o se solvente conflictos, lo que consigue limitando que se apliquen
procedimientos o normas, al tiempo que por medio de su acción, establecen un marco
dentro del cual tienen cabida unas decisiones específicas de autoridad, de modo que por
medio de la acción de los actores estratégicos se define el rango de acción del poder
político en el ámbito económico y social.

La estabilidad de ese marco establecido en función de la acción de los “actores


estratégicos”, la institucionalización de una manera de proceder que ha de cumplir el
grupo que ejerce poder político en una sociedad, define la gobernabilidad. Cuando este
grupo en cuestión no logra solventar el conflicto que surge entre los actores del sistema,
se inicia la crisis dentro de dicho sistema, porque justamente la capacidad de dar
respuesta a las demandas de los actores y sobre ello adaptar las instituciones, reglas y
procedimientos, es lo que asegura la gobernabilidad.

De ahí que para Fernando Calderón (en Camou, 2001) la gobernabilidad tiene cabida
dentro de una sociedad democrática en que el orden es abierto, se reconoce que es
conflictivo y dentro del mismo se procura dar lugar una gestión eficiente en que si bien
el poder Ejecutivo tiene autoridad frente al Legislativo y frente a la sociedad, los actores
(que para Prats serían los “actores estratégicos”) han de orientarse a lograr una sinergia
¿cooperacion? ¿Coorelacion? en aras de responder de manera efectiva las demandas de
la sociedad.

4.2 Grados de la gobernabilidad

Camou también hace referencia a “cinco grados de gobernabilidad” mediante los cuales
se puede definir un nivel “ideal” de gobernabilidad, en que no hay conflictos, así como
un escenario de “ingobernabilidad” en que no hay solución a conflictos porque no hay
pautas que sean respetadas por toda una comunidad política. Los tres grados que faltan
los define Camou de la siguiente manera: “gobernabilidad normal”, en que se mantiene
un equilibrio dinámico entre demandas de la sociedad y respuestas del sistema –de
modo que se mantiene una estabilidad y el sistema político y social se reconocen como
legítimos-, “déficit de gobernabilidad”, en que hay desequilibrio entre demandas y
respuestas –en este nivel se empieza a cuestionar la legitimidad del sistema desde
alguna de las esferas, lo económico, político, ciudadano, entre otros, y se pierde la
estabilidad del sistema- y “crisis de gobernabilidad”, en que prevalece el desequilibrio
entre demandas y respuestas del sistema político –desde el gobierno no se llevan a cabo
políticas públicas orientadas a promover el bienestar de la sociedad, con lo que el
sistema político pierde legitimidad, no hay estabilidad en las instituciones que sustentan
la democracia y sus repercusiones en el ámbito económico llevan a que la gestión del
gobierno se considere ineficaz-.

De ahí la vinculación entre gobernabilidad y gobernanza. La gobernabilidad se vincula


necesariamente con la capacidad por parte de quien detenta el poder Ejecutivo ante
otros poderes del Estado y ante la sociedad, de solventar conflictos inherentes al sistema
social y político de manera eficaz y eficiente, lo que se despliega sobre el entendido de
que dicha manera de gobernar tiene lugar dentro de unas normas (explícitas e
implícitas), instituciones y valores que enmarcan las maneras de proceder de quienes
están dirigiendo la acción del Estado, de organizaciones y de empresas, marco que
define la gobernanza y por medio del cual se facilitan o dificultan consensos, a partir de
delimitación de normas que faciliten la estabilidad del sistema, rendición de cuentas,
capacidad de acción, entre otros aspectos.

Es de hacer notar que para la elaboración misma del marco y su adaptación a las
diversas realidades, juegan un rol fundamental diversos actores, dentro de los que caben
Estado, empresas, organizaciones sin fines de lucro, sindicatos, grupos de interés e
individuos.

5. gobernabilidad y gobernanza en termino de regimenes parlamentaristas y


presidencialistas

A lo anterior, se suma el planteamiento de Colomer y Negretto, para quienes la


satisfacción social es máxima cuando las decisiones institucionales cuentan con el
apoyo del legislador mediano en el Congreso y la preferencia de éste corresponde a la
del votante mediano. Quienes defienden el modelo denominado “frenos y contrapesos”
alegan que los controles mutuos entre el poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial
evitan decisiones arbitrarias desde alguno de los tales, se evita una “tiranía de la
mayoría”, se evita caer en políticas populistas, pero puede acarrear “bloqueo”
gubernamental.

A lo anterior se suma que en el caso de regímenes presidencialistas, el poder Ejecutivo


concentra buena parte de las funciones del Estado, con lo que concentra en su figura
mucho poder aún cuando no represente a la mayoría de sus ciudadanos en términos de
intereses.

Sobre este entendido, la gobernanza ha de reposar en dar prioridad al poder Legislativo,


partiendo de que en el mismo han de estar representadas propuestas de cara a las
instituciones, valores y alternativas, de modo que las políticas públicas sean valoradas
de manera positiva en términos de que respondan satisfactoriamente a valores y con ésto
a demandas de la mayoría de los ciudadanos.
El fin último de que las políticas sean valoradas de manera positiva, se orienta a que lo
que estos autores mencionan como “votante mediano”, es decir quien tiene
aproximadamente la misma cantidad de ciudadanos que se ubican a la derecha del
espectro como los que se ubican a la izquierda del mismo, pueda ver satisfechas la
mayoría de sus demandas, con lo que se asegura que las demandas de la mayoría de la
población está siendo satisfecha en sus demandas, esto es las políticas están
produciendo “utilidad social”.

Para lograr una adecuada “Gobernanza” es preciso en primer lugar que mediante el
sistema electoral se garanticen normas y reglamentos por medio de cuya aplicación, se
logre una representación proporcional en los poderes públicos, de las preferencias de los
ciudadanos, al tiempo que han de habilitar los canales para que entre el poder Ejecutivo
y el Legislativo se establezcan los intercambios a los que haya lugar, para actuar de
manera coordinada. Lo anterior se establece como precepto con el fin de que la toma de
decisiones desde las ramas del poder público, sean acertadas de conformidad con las
demandas de los ciudadanos.

Dicho lo anterior, el legislador mediano, esto es quien mejor puede responder ante las
expectativas y preferencias del “votante mediano”, ha de contar con un rango de acción
tal que por medio del mismo le sea posible responder satisfactoriamente ante las
demandas de los votantes. Sumado a lo anterior, el Presidente ha de contar con un apoyo
mayoritario de los votantes, dentro de lo cual ha de estar inmerso el votante mediano.

Para estos autores los sistemas bipartidistas constituyen una barrera para lograr la
gobernanza en el entendido de que en estos sistemas suele presentarse la situación en la
cual el Presidente no logra mayoría en el Congreso y una mayoría relativa puede llegar
a concentrar la mayoría de los votos sin representar por eso los valores y demandas que
el votante medio exige.

Dentro de las reglas electorales: algo que puede favorecer la gobernanza es el


mecanismo electoral mediante el cual los candidatos van a una segunda vuelta en caso
de no alcanzar la mayoría absoluta en la primera vuelta, lo cual si bien es criticado
siendo que pueden presentarse muchos candidatos en la primera vuelta, favorece que se
conformen alianzas de cara a la segunda vuelta y el candidato que resulte ganador así ha
de contar con amplio apoyo o al menos ser considerado “la menos mala” de las
opciones, lo cual ha de servirle de base para llegar a acuerdos en aras de hacer viables
sus propuestas, propuestas éstas que podrían pasar por llegar a acuerdos entre el poder
Ejecutivo con el Legislativo.

Sobre lo mencionado anteriormente, los autores sostienen que en un sistema


multipartidista puede favorecerse la gobernanza en el entendido de que puede
responderse satisfactoriamente a las demandas de la sociedad en caso de que desde
distintas instancias se favorezca la cooperación entre instituciones (se presupone
separación de poderes) y se puedan efectivamente poner en práctica decisiones
orientadas a satisfacer dichas demandas.

Ahora, el énfasis está en que las reglas electorales permitan que la representación que se
ejerce desde ramas del poder público así como la conformación de los partidos
políticos, se correspondan con las preferencias de los votantes, lo cual ha de sumarse a
decisiones institucionales efectivas, de modo que los votantes se sientan satisfechos.

En un sistema de separación de poderes, en que funcionan “frenos y contrapesos”, en el


poder Legislativo puede prevalecer una postura política distinta de aquella que se
defiende desde el poder Ejecutivo (un partido político distinto al del Presidente aglutina
2/3 partes del Legislativo), con lo que el poder Legislativo puede efectivamente vetar
decisiones del Ejecutivo, predomina en el Legislativo el partido en el cual su legislador
tiene derecho al veto. En este escenario el Presidente podría quedar debilitado. Se
contrapone a este escenario, aquel en el cual el Presidente controla al partido que tiene
derecho al veto en el poder Legislativo, ya que en este último caso el Presidente podría
vetar decisiones orientadas a satisfacer demandas que esboza el legislador mediano y
que al mismo tiempo podrían separarse de sus preferencias.

La manera de garantizar una buena gobernanza bajo este esquema es bajo la condición
de que el partido del legislador que puede vetar decisiones del Presidente, esto es el
partido que aglutina 2/3 partes del poder Legislativo se acerque lo más posible al
legislador mediano, de modo que se puedan esbozar políticas que cuenten con el
respaldo mayoritario de los integrantes del poder Legislativo.

Asimismo es conveniente que los integrantes del Gabinete expresen preferencias que se
acerquen lo más posible a las preferencias del legislador mediano, de modo que sean
factibles acuerdos orientados a cooperar y a responder satisfactoriamente demandas de
los votantes, de ahí que en un esquema presidencial multipartidista, sea frecuente la
conformación del Gabinete con presencia de muchos partidos políticos, Gabinete en que
la mayoría ha de ser integrante del mismo partido político que el Presidente.

Ahora, en un modelo parlamentario multipartidista, el actor cuya decisión es


determinante es el legislador mediano.

Sin embargo la importancia de reconocer la gobernabilidad en función de redes, está en


que son un insumo en la elaboración, ejecución y evaluación de las políticas públicas,
siendo que se valen (las redes) de instituciones, normas (escritas y no escritas) y de
información que manejan integrantes de la red, con lo que cada red constituye parte del
cimiento en que ha de arraigarse la confluencia de intereses entre diversos actores.

Dicho lo anterior, la gobernanza presupone interacción y cooperación entre


organizaciones y se entiende que para Aguilar Villanueva la gobernanza, es condición
para que exista gobernabilidad, esto es la gobernanza como “asociación entre actores
gubernamentales y sociales” es base fundamental para que efectivamente el Estado
pueda, mediante el poder Ejecutivo, implementar políticas públicas como instrumento
para conducir una sociedad entera.

5.1 Política pública

Como inciso se puede añadir que para Aguilar Villanueva las políticas públicas pueden
entenderse como medidas y estrategias cuyo objetivo último es solventar problemas de
interés público y que son ejecutadas por una autoridad competente y legítima. Dicho
esto, se entiende que hayan pasado necesariamente por un proceso de planificación y le
hayan sido asignados objetivos debidamente delimitados, se desarrolle por medio de
objetivos acordes con la política por medio de los cuales se aspira que se llegue al
cumplimiento último y requieren de recursos así como de una suficiente reciprocidad
por parte de los beneficiarios y actores estratégicos.

La solución entonces se orienta a tener menos Estado (menos intervención pública) y


más gobierno (mejor conducción política).

La gobernabilidad en América Latina se ha orientado desde la década de los 70 del


siglo XX en función de lo que Jiménez y Carrillo han denominado “Gobernabilidad
democrática”, por lo que se entiende que se funda en participación política de los
ciudadanos, consensos sociales y políticos, legitimidad, fortalecimiento institucional
(administrativo y sistemas de representación) y respuesta efectiva a la construcción de
las demandas sociales.

Gobernanza entonces hunde sus raíces en normas, principios y valores, esto es en


instituciones (cuya existencia reduce la incertidumbre y aportan estabilidad) en función
de las cuales los actores se vinculan sosteniendo una interacción para lograr la política
pública, de ahí sus efectos en la gobernabilidad, cuya calidad depende de la fortaleza de
las instituciones en la sociedad.

En este contexto, “el Estado sigue siendo un actor relevante, y en realidad el actor
dominante para definir los objetivos”, en ese contexto controlan instrumentos de acción
y recursos por medio de los cuales se ejecutan las políticas.

Es así como el concepto de gobernanza está cruzado por otras variables que le llevan a
ser entendido en función de aspectos que se orientan a lograr más participación, con lo
que es preciso hacerse de nuevas reglas, para compartir competencias de manera
adecuada sin negar el principio de representación, que en gobernanza gira en torno de
intereses sociales, con lo que las interacciones del gobierno con actores sociales ha de
dirigirse a las actividades propias de dichos actores. El objetivo es complementar
funciones, no suplantar unos por otros, antes bien se orienta a lograr la participación
popular en la definición de metas y rendición de cuentas.
6. Principios de la gobernabilidad

Se pueden identificar como principios de la gobernabilidad, los siguientes:

- Participación
- Transparencia: aumenta la legitimidad del sistema y ayuda a que los ciudadanos
se conviertan en actores activos en asuntos públicos.
- Rendición de cuentas de los poderes públicos.
- Eficacia y eficiencia: lograr los objetivos con economía y en el menor tiempo
posible.
- Coherencia: que los objetivos sean consistentes y estén coordinados, esto es la
política no está cruzada por medidas que puedan generar resultados contrarios a
los planteados inicialmente. Requiere de un liderazgo político y compromiso de
parte de las instancias que han de garantizar coherencia.
- Redes de actores: convergencia de actores para superar disfuncionalidades en el
diseño de las políticas públicas. Son relaciones de naturaleza no jerárquica,
interdependiente, por medio de la que se vinculan actores que comparten al
menos un interés común e intercambian recursos para lograr dicho interés por
medio de una política pública.

La red es mecanismo de intermediación de intereses, por medio de la cual se vinculan


grupos de interés y Estado, en función de la cual se movilizan recursos políticos. Es más
que un mecanismo de intermediación de intereses, implica cooperación y consenso en el
diseño y ejecución de las políticas, trabajo en conjunto por parte de actores públicos y
privados para lograr el interés general, sobre lo que se sustenta la realidad
político-institucional actual. Las redes son flexibles e informales, siendo que en su
interior cada actor tiene sus propios objetivos y estrategias, donde ninguno puede definir
el espacio estratégico de los otros, pero sí puede influirles, de lo que prevalece la
interdependencia.

- Interacción entre actores: fija normas que guían la interacción en las redes.
- Poderes públicos: en este contexto coordinan redes (gobierno y administración
pública), limitan su poder efectivo e imponen (mediante el ordenamiento
jurídico) actos establecidos de manera coercitiva.
- Gobernar en Gobernanza: haciendo uso de redes auto-organizadas e
inter-organizativas que complementan mercados y jerarquías centradas en el
Estado, de modo que se acerca a las nuevas concepciones de la gestión pública,
con lo que se encuentra inmersa en su concepción, preceptos orientados a lograr
legitimidad del gobierno en un sistema democrático.

6.1 ¿Por qué tanto interés por la gobernanza desde la década de los 90?

Es una respuesta a los cambios en el Estado y en la sociedad, en aras de responder al


interés colectivo por medio de instancias políticas y de acuerdos que trascienden lo
público. Refleja un interés por vincular el Estado contemporáneo con la sociedad
contemporánea.

Paralelamente buena parte de los Estados en el mundo occidental han comprobado que
pueden presentarse ciclos en su economía que les lleven a no disponer permanentemente
de tantos recursos como aquellos de los que dispusieron en la década de los 60, 70, lo
cual ha incidido en el control político que pueden ejercer, de modo que la deuda pública
de cara a los compromisos en cada área, llevó a que se tuviera que re-ajustar los gastos
en servicios públicos, sueldos y salarios de empleados públicos, entre otras
modificaciones que llevaron a que los gobiernos tuvieran que plantear una
re-estructuración del gasto público.

La realidad antes descrita, llevó a que aumentaran las quejas por parte de actores
sociales, las organizaciones con fines políticos e instancias políticas han perdido apoyo
y los gobiernos han tenido que aplicar medidas poco populares.

De ahí que para mantener legitimidad, los Estados se han visto urgidos de implicar a
actores privados e intereses organizados en actividades de prestación de servicios
públicos pese a limitaciones presupuestarias. Sumado a lo anterior, la naturaleza
participativa de la gobernabilidad ha servido de base para gestionar asuntos y retos que
ha de afrontar el Estado ha contribuido a difundir y afianzar concepciones en torno de
las cuales gira la gobernanza, a lo que se añade la legitimidad y calidad en la prestación
de servicios que ha de lograrse en conjunto con actores sociales sin imponerles su
voluntad.

Actualmente el Estado es menos autosuficiente y se orienta a actuar más a través de


redes y formas de acción que conjugan el ámbito público con el privado.

Actualmente se comparten intereses entre sectores públicos y privados, de ahí la


necesidad de cooperar entre actores sociales y gubernamentales.

(Hay una referencia a sistema social como autopoiético, que se encuentra a partir de la
página 65 del texto denominado “La gobernanza hoy”, no sé si les resulta conveniente
añadirlo)

EJEMPLO

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