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El documento describe cómo en el siglo XVIII había poca necesidad de capital debido al bajo número de máquinas en los talleres. Los capitales se destinaban principalmente a la tierra y el comercio marítimo. En el origen de muchas empresas industriales había aportaciones de capital individuales o familiares de bajo valor pero suficientes. Los beneficios anuales se reinvertían regularmente, lo que explica el rápido crecimiento del capital impulsado por los buenos negocios. La industria británica financió en gran medida sus propios cambios.
El documento describe cómo en el siglo XVIII había poca necesidad de capital debido al bajo número de máquinas en los talleres. Los capitales se destinaban principalmente a la tierra y el comercio marítimo. En el origen de muchas empresas industriales había aportaciones de capital individuales o familiares de bajo valor pero suficientes. Los beneficios anuales se reinvertían regularmente, lo que explica el rápido crecimiento del capital impulsado por los buenos negocios. La industria británica financió en gran medida sus propios cambios.
El documento describe cómo en el siglo XVIII había poca necesidad de capital debido al bajo número de máquinas en los talleres. Los capitales se destinaban principalmente a la tierra y el comercio marítimo. En el origen de muchas empresas industriales había aportaciones de capital individuales o familiares de bajo valor pero suficientes. Los beneficios anuales se reinvertían regularmente, lo que explica el rápido crecimiento del capital impulsado por los buenos negocios. La industria británica financió en gran medida sus propios cambios.
“Hasta el siglo XVIII había muy poca necesidad de capitales, debido al
corto número de máquinas empleadas en los talleres. Los capitales
entonces se dirigían o hacia la tierra o hacia el comercio marítimo (…). En el origen de muchas empresas industriales, se encuentra una aportación de capitales, individuales o familiares, de poco valor, pero suficientes (…). Los beneficios anuales fueron regularmente reinvertidos, lo que explica el rápido incremento del capital, estimulado, naturalmente, por los buenos negocios (…). Parece que la industria británica financió ella misma en lo esencial sus cambios (…).” Sin embargo, esta autonomía no es total, y en particular la incidencia del comercio exterior -tanto por la aportación de capitales procedentes del negocio, como por el papel de las exportaciones en el desencadenamiento de las olas inversionistas- se muestra muy importante.” C. Föhlen
“La invención y el uso de la máquina de cardar lana, que tiene
como consecuencia reducir la mano de obra de la forma más inquietante produce (en los artesanos) el temor serio y justificado de convertirse, ellos y sus familias, en una pesada carga para el Estado. Constatan que una sola máquina, manejada por un adulto y mantenida por cinco o seis niños realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando a mano según el método antiguo (…). La introducción de dicha máquina tendrá como efecto casi inmediato privar de sus medios de vida a gran parte de los artesanos. Todos los negocios serán acaparados por unos pocos empresarios poderosos y ricos (…). Las máquinas cuyo uso los peticionarios lamentan se multiplican rápidamente por todo el reino y hacen sentir ya con crueldad sus efectos: muchos de nosotros estamos ya sin trabajo y sin pan.” Extraído del Diario de la Cámara de los Comunes, 1794