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Contextos de Aprendizaje: formales, no formales e informales

Lic. Rocío Belén Martíni


Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de Río Cuarto
rociobelenmartin@hum.unrc.edu.ar

Resumen
El papel de la escuela en los últimos años ha ido cambiando. La emergencia de los espacios no
formales de aprendizaje, como extensión y alternativa a las formas tradicionales de enseñanza, ha
reconfigurado de algún modo las formas de entender el aprendizaje de las personas. Este abordaje
considera que las personas aprenden en múltiples contextos y diversas situaciones, por lo que se
describen los diferentes tipos de contextos de aprendizaje, formal, no formal e informal.
Palabras clave: contexto formal, contexto no formal, contexto informal, aprendizaje.

Laburpena
Eskolako azken urteetan paperean ditu aldatzen ari dira. Ikaskuntza-espazio ez formal azaleratzea
luzapena eta alternatiboak hezkuntza-modu tradizionalak jo du nolabait berregokitua jendea
ulertzen ikasteko erak. Planteamendu honek uste du jendeak testuinguru eta egoera bat baino
gehiago ikasten dela, horrela ikaskuntza inguruneak, formala, ez formala eta informala mota
desberdinak deskribatzen dira.
Keywords: testuinguru formal, testuinguru informaletan, ezarpen informal, ikaskuntza.

Abstract
The role of the school in recent years has been changing. The emergence of non-formal
learning spaces as an extension and alternative to traditional forms of education has
somehow reconfigured forms of learning to understand people. This approach considers
that people learn in multiple contexts and situations, so that different kinds of learning
environments, formal, non-formal and informal are described.
Keywords: formal context, informal context, informal context, learning.
1. Introducción
Actualmente la escuela ha dejado de ser el único lugar donde ocurre el aprendizaje y
tampoco puede pretender asumir por sí sola la función educacional de la sociedad (Aguirre
Pérez y Vázquez Molini, 2004); es aquí donde cobra importancia el aprendizaje que se

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desarrolla en contextos no formales, generando así oportunidades para el aprendizaje
permanente y de calidad para toda la comunidad, haciendo de la educación una necesidad y
una tarea de todos (Torres, 2001).
Por ello, este escrito intenta definir los diferentes tipos de contextos de aprendizaje que
coexisten en los procesos educativos actuales, de acuerdo a lo que algunos autores han
planteado, considerando sus usos y aplicaciones; diferenciando contextos formales, no
formales e informales.
En el terreno de la Psicología Educacional, diferentes significaciones se vienen utilizado,
Aguirre y Vázquez (2004) en uno de sus escritos hablan de ‘situaciones educativas’, y
distinguen tres tipos: formal, no formal e informal, considerando que dichas situaciones
presentan características especiales que las diferencian. Por su parte, en un contexto español
(Sarramona, Vázquez y Colom, 1998; Trilla, Gros, López y Martín, 2003) utilizan el
término ‘educación’ para referirse a estas situaciones. Siendo que en trabajos de origen
anglosajon (Colardyn y Bjornavold, 2004; Sequel Project, 2004) se utiliza el término
‘aprendizaje’ para referir a estos contextos -aprendizaje formal, aprendizaje no formal y
aprendizaje informal-.

2. Formales, no formales e informales

Lázaro (2001 en Smitter 2006) considera que para distinguir entre estos tres tipos de
contextos se consideran dos criterios, por un lado, el criterio de la organización de la
educación en una secuencia de grados y niveles oficialmente reconocidos y por otro, un
criterio vinculado a la programación de las acciones educativas. A través del primer
criterio se pueden diferenciar contextos formales de contextos no formales; el segundo
criterio permite hacer una diferenciación entre los contextos formales y no formales por un
lado, y contextos informales por otro.
Siguiendo esta línea, Trilla et al. (2003) consideran que los contextos formales y no
formales, se diferencian de los contextos informales porque los primeros tienen en sí los
atributos de la organización y la sistematización; y a su vez para distinguir entre los
contextos formales y no formales entre si proponen dos criterios, un criterio estructural y
otro metodológico. Desde el criterio estructural, se considera que los contextos formales y

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no formales se distinguen por su inclusión o no dentro del sistema educativo reglado; es
decir que, la educación formal sería aquella que iría desde los primeros años de educación
hasta los estudios universitarios; y la educación no formal sería aquella que presenta en
forma de propuestas organizadas de educación extraescolar (por ejemplo: talleres de
costura, cursos de baile, etc.)
Desde un criterio metodológico, lo formal sería lo escolar y lo no formal sería lo no escolar.
La forma de lo escolar referiría a estilos que estructuran la experiencia escolar. De este
modo, la forma de lo escolar se caracterizaría a partir de ciertas determinaciones como lo
son: forma presencial de la enseñanza; sistema de distribución y agrupamiento de los
sujetos; espacio propio; organización de tiempos y espacios; roles asimétricos definidos por
las posiciones de saber y no saber, formas de organización del conocimiento a los fines de
su enseñanza, y un conjunto de prácticas que obedecen a reglas sumamente estables (Avila,
2007; Trilla et al. 2003); es decir, que los contextos no formales se desarrollarían mediante
procedimientos o instancias que se apartan en mayor o menor medida de las formas
canónicas o convencionales de la escuela (Trilla et al. 2003). El fragmento que se presenta
a continuación permite imaginar un poco más sobre el modo en que se desarrolla este
criterio metodológico; en el relato se plantea la situación de una escuela que toma una
forma no escolar y se aparta de las formas tradicionales de desarrollar los procesos e
intervenciones educativas en la escuela.

En un barrio populoso de una ciudad del noreste argentino, una escuela atrae la
atención de los chicos. En el tiempo en que la conocimos la llamaban “la escuela de la
granja”. En el barrio, las familias se han ido aglutinando en busca de mejores
condiciones de vida; la mayoría son de origen rural y muchos de los abuelos y padres
se comunican en guaraní sin que existan redes étnicas articuladas comunitariamente
(…) Las horas de clase se combinan con el trabajo en una “granja avícola escolar”. En
el terreno disponible se arman gallineros y grupos de alumnos organizados por sus
docentes se turnan para atenderlos. A los chicos les gusta el trato y el cuidado de
animales, como también poder llevar huevos a sus casas de vez en cuando (…)
Tiempos de recreos ocupados en corrales, encuentro de trabajo los fines de semana,
cruce de saberes entre la crianza caseras y los instructivos de las incubadoras, la
curiosidad por la vida de los pollitos en criadero, tarea de limpieza compartida con los

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maestros después de hora, chicos de diferentes grados conformando grupos y armando
agendas de actividades…(Avila, 2007, pp. 140-141).

Entonces, de acuerdo al criterio estructural, se entiende por contexto formal a un sistema


educativo altamente institucionalizado, cronológicamente graduado y jerárquicamente
estructurado que se extiende desde la Educación Inicial hasta la Educación Superior.
Mientras que los contextos no formales de aprendizaje se definen como actividades
educativas organizadas, sistemáticas, realizadas fuera del marco del sistema oficial. Estos
contextos se consideran importantes para facilitar los aprendizajes en grupos particulares de
la población. Asimismo, los contextos no formales se distinguen por su carácter final, en el
sentido de que no dan salida a niveles o grados educativos –como el sistema formal- sino
más bien al entorno social y productivo; por su potencial flexibilidad y funcionalidad
respecto de los programas y métodos (Smitter, 2006).
Sintetizando, se puede decir que este criterio –estructural- considera a la escuela, con sus
niveles, grados, docentes, y actividades como un contexto formal de aprendizaje; estas
escuelas continúan con sus formas y algunas fueron variando. A continuación, un
fragmento del cuento “Cuánto nos divertíamos” de Isaac Asimov, el mismo trata sobre una
visión futurista de la escuela y en añoranza de la antigua escuela tradicional.

Estaba pensando en las viejas escuelas que había cuando el abuelo del abuelo era un
chiquillo. Asistían todos los chicos del vecindario, se reían y gritaban en el patio, se
sentaban juntos en el aula, regresaban a casa juntos al final del día. Aprendían las
mismas cosas, así que podían ayudarse con los deberes y hablar de ellos…
(Asimov,2007)

En cambio, los contextos informales refieren al proceso educativo que acontece


indiferenciada y subordinadamente a otros procesos sociales; es decir, cuando está inmerso
en otras realidades culturales (Trilla et al. 1993). A partir de esto, puede decirse, que la
educación informal es un proceso que dura toda la vida y en el que las personas adquieren y
acumulan conocimientos, habilidades y actitudes mediante las experiencias cotidianas y su
relación con el medio ambiente. Seria un contexto propio de las actividades de la vida
cotidiana relacionadas con el trabajo, la familia y el ocio. Los acontecimientos que ocurren

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a nivel familiar y del barrio son un ejemplo claro de lo sucede en este tipo de contextos. Un
buen ejemplo, se vislumbra en el libro de Éric Emmanuel Schmitt, “El señor Ibrahim y las
flores del Corán”, en el cual se narra especialmente la relación entre Momo, un niño judío e
Ibrahím un sabio hombre árabe, quienes comparten charlas, encuentros a diario a través de
la calle Azul.

2.1. Características que los diferencian

Existen criterios que permiten delimitar cada tipo de contexto, ya que cada contexto de
aprendizaje posee características que permiten diferenciarlos entre si.
Vázquez (1998) considera que los tres tipos de contextos –formal, no formal e informal-
suponen relaciones, de semejanzas y diferencias, de acuerdo a cuatro criterios: (i)
estructuración, (ii) universalidad, (iii) duración y (iv) institución.
Estructuración: este criterio se vincula a la organización de las prácticas educativas. Los
contextos formales y no formales, poseen esta característica a diferencia de los contextos
informales. Este aspecto se observa especialmente en el caso de los contextos formales, ya
que están jerárquicamente estructurados y se organizan y manifiestan en términos de
niveles, ciclos, etc. Pero también se observa un tipo de estructuración en las acciones que se
generan en contextos no formales a través del desarrollo de programas o cursos.
Universalidad: refiriere a los destinatarios de las acciones educativas. El contexto de
aprendizaje informal incluye a todas las personas, la capacidad de aprender es inherente al
ser humano. A diferencia del contexto de aprendizaje formal que no es siempre universal,
sólo a veces en algunos de sus niveles -Educación Inicial y Primaria- (existen algunos
programas especiales en casos específicos). El contexto no formal incluye a todas las
personas pero cada una de las acciones o propuestas de aprendizaje están concebidas y van
dirigidas a un grupo de personas con características comunes (por ejemplo un taller de
costura, entre su público de afluencia y destinatarios encuentra en su mayoría a mujeres).
Duración: la permanencia y duración va variando de acuerdo al contexto. El contexto
informal se extiende a lo largo de toda la vida, su duración es ilimitada, a diferencia del
contexto formal que mantiene límites bien definidos. Mientras que una acción en un
contexto no formal tiene una extensión definida y limitada en año, días y horas.

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Institución: refiere a la institucionalización de las prácticas educativas en contexto
(existencia de un establecimiento con fines educativos). En relación con este criterio, se
puede decir que el contexto formal es totalmente institucionalizado; ya que es el único que
se da en una institución específica como la escuela o universidades. Por otra parte, el
contexto no formal puede desarrollarse tanto dentro de organizaciones -hospitales,
empresas, etc.- como fuera de ellas. La educación informal es la menos institucional, ya que
difícilmente encontramos un establecimiento destinado a tal fin (Vázquez, 1998).

3. Contexto no formal de aprendizaje

La Belle (1982) considera que la expresión ‘educación no formal’ se acuñó para satisfacer a
la necesidad de las respuestas extraescolares, a nuevas y diferentes demandas a las que
debía atender el sistema educativo. Precisamente, en la década de 1970, este tipo de
contextos cobraron importancia como estrategia de formación dirigida a grupos sociales
que no recibían una enseñanza básica completa (Vázquez, 1998).
El sistema escolar ha dejado de ser el único recurso para atender a las expectativas sociales
de formación y aprendizaje (Colodyn y Bjonorald, 2004; Trilla, et al. 2003). Desde hace
tiempo resulta difícil imaginar la vida cotidiana de los niños y de los adolescentes sin la
presencia de la institución escolar, pero actualmente, y cada vez con más fuerza, cuesta
también imaginarla sin las actividades extraescolares y servicios de asistencia u otros
entornos educativos no formales. Con el propósito de escolarizar a poblaciones con
problemáticas particulares, <<surgen formas escolares que, abiertas al encuentro con otras
lógicas institucionales, logran acoger a los niños adecuándose a sus necesidades y
situaciones particulares>> (Avila, 2007:137-138).
Por otra parte, ante el incremento de los contextos de aprendizaje no formales, se hizo
necesario delimitar los alcances del término e identificar los diferentes tipos y
características que los diferencian entre sí.

[La educación no formal]


Comprende todo proceso educativo diferenciado de otros procesos, organizado,
sistemático, planificado específicamente en función de unos objetivos educativos
determinados, llevado a cabo por grupos, personas o entidades identificables y

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reconocidos, que no forme parte integrante del sistema educativo legalmente
establecido y que aunque esté relacionado con él, no proporcione directamente
ninguno de sus grados y titulaciones (Pastor Homs, 1999, p.184).
Siguiendo esta línea, Smitter (2006) considera que al contexto no formal como:
…un conjunto de actividades de enseñanza-aprendizaje debidamente organizadas,
ofrecidas con el objeto de complementar, actualizar, suplir conocimientos, y formar en
aspectos académicos o laborales (…) Estas actividades se desarrollan por medio de
cursos, talleres, congresos, entre otros, que asumen diversas modalidades, tales como
la presencial, semipresencial y a distancia (Smitter, 2006, p. 253).
Dentro de este panorama, el conceso se expresa en el reconocimiento de los contextos no
formales, como cualquier tipo de actividad educativa organizada y sistemática llevada a
cabo fuera del sistema educativo formal y diseñadas para satisfacer necesidades específicas
de aprendizaje de determinados grupos de la población (Colodyn y Bjonorald, 2004;
Smitter 2006; Trilla et al. 2003).
Los contextos no formales que surgen como una alternativa a la educación formal, por ello,
existen intentos de certificar, acreditar y valorar los aprendizajes de las personas en este
tipo de contextos. Hay acciones que intentan validar los aprendizajes mediante
certificaciones.
Los escritos referidos a la educación permanente que hacen hincapié en la validación de los
contextos no formales, usan la validación como el proceso para identificar, evaluar y
reconocer una amplia gama de habilidades y competencias que las personas desarrollan a
través de sus vidas, mediante la educación, el trabajo y las actividades de ocio. Esta
validación sería del ‘producto final’ que daría certeza de los resultados logrados por una
persona al completar un proceso de aprendizaje pre-definido, sería aquello por lo que se
obtiene un diploma o certificado que sea válido dentro de un área nacional, regional o
sectorial, el cual otorgue credibilidad (Colardyn y Bjornavold, 2004).
El fragmento que sigue permite reflexionar sobre la validación, las características y
métodos que tienen cada contexto –formal y no formal- y los diferencian; esa forma de lo
formal que puede distribuirse a todos los contextos como forma de validación.
Imaginemos una escuela de natación que se dedicara un año a enseñar anatomía y
fisiología de la natación, psicología del nadador, química del agua y formación de los
océanos, costes unitarios de las piscinas por usuario, sociología de la natación,

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antropología de la natación, y desde luego la historia mundial de la natación, desde los
egipcios hasta nuestros días. Todo esto evidentemente, a base de cursos magistrales,
libros y pizarras, pero sin agua. En una segunda etapa se llevaría a los alumnos-
nadadores a observar durante varios meses a nadadores experimentados, y después de
esta sólida preparación, se les lanzaría al mar, en aguas bien profundas, en un día de
temporal de enero (Blanco, en Aguilera et. al 2010, p.37).
Dentro de los contextos no formales, se propone una clasificación que atiende a las
funciones que con más frecuencia asume la educación no formal. Se distinguen cuatro tipos
de funciones vinculadas con: (1) la educación formal, (2) el trabajo, (3) los aspectos de la
vida cotidiana y social y (4) el ocio y formación cultural (Trilla et al. 2003).
Funciones Descripción Ejemplo
Relacionadas con la Serían aquellas ofertas de Programas no formales de
educación formal en actividades diseñadas para alfabetización para adultos,
contextos no formales la escuela pero provenientes grupos de estudio,
de instancias ajenas al olimpiadas sobre alguna
sistema formal. disciplina específica, etc.
Vinculadas con el trabajo Se dirigen a todas aquellas Formación ocupacional,
acciones dirigidas a la programas de inserción
profesionalización de la laboral o reconversión
acción y efecto de trabajar. profesional.
Enlazadas a otros aspectos Refieren a contextos donde Programas de educación
de la vida cotidiana y social se trabajan temas especiales sanitaria, formación de
y se orientan al aprendizaje padres, programas para
de aspectos y cuestiones de educación del consumidor y
la vida cotidiana. similares.
Relacionadas al ocio y a la Refieren a actividades Educación artística,
formación cultural recreativas y relativas al formación físico- deportiva,
tiempo libre de una persona. formación intelectual, y todo
aquello que engloba la
pedagogía del ocio y la
animación sociocultural.

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La animación socio-cultural en su vertiente educativa pertenece al sector no formal, se
proyecta en los contextos en que actúa y por las actividades que promueve en otros sectores
(Trilla, 1988). En términos generales, la animación socio-cultural es entendida como una
tarea socioeducativa; un conjunto de actividades educativas intencionales y diferenciales
que se sitúan fuera del sistema educativo graduado (Pérez Serrano y Pérez de Guzmán
Puya, 2006). Teniendo como objetivo hacer llegar la cultura a mayor número posible de
personas, movilizando a los individuos y grupos con el deseo de ofrecerles acceso al
patrimonio cultural de un pueblo. Se trabaja principalmente en el tiempo de ocio de los
sectores sociales desfavorecidos mediante la realización de actividades que promuevan
nuevos intereses y motivaciones.
El panorama de los contextos no formales es de vasta amplitud. Las características más
comunes que presentan estos contextos refieren a: a) finalidades, objetivos y funciones; b)
educandos; c) educadores; d) contenidos; e) métodos; f) ubicación; g) tiempo, h) gestión, i)
financiación y costos y j) controles, evaluaciones y títulos (Trilla et al. 2003). Estas
características permiten distinguir a los contextos no formales de aquellos que no lo son.
a) Finalidades, objetivos y funciones: desde los contextos no formales se puede atender a
cualquier objetivo educativo, por lo general los objetivos suelen ser más específicos,
sectoriales y delimitados que los contextos formales. Resultan más idóneos para contenidos
relacionados con la satisfacción de necesidades próximas e inmediatas; por lo que
generalmente están orientados a producir efectos a corto plazo.
b) Educandos: en general los contextos no formales no están exclusivamente dirigidos a
determinados sectores de la población de acuerdo a la edad, sexo, clase social, etc. Sin
embargo, existen programas dirigidos a determinados períodos de la vida humana; y en
otras ocasiones los ambientes no formales acogen a grupos variables en cuanto a la edad
(por ejemplo, un taller de tejido esta orientado a mujeres adultas).
c) Educadores: existe en estos ambientes personal pedagógico profesionalizado, semi
profesionalizado o amateur, sin ninguna experiencia. Por lo general son jóvenes con
voluntarismo para prestar un servicio social o personas que han recibido una pequeña
preparación a modo de cursillos o seminarios de corta duración.
d) Contenidos: los contenidos abordados desde estos contextos son diversos y dispares
como los objetivos a alcanzar. Los programas no formales facilitan la selección y uso de

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los contenidos en los lugares donde han de desarrollarse y a los sujetos a los que han de
implicar. Considera las necesidades autóctonas e inmediatas para seleccionar los contenidos
competentes. Los contenidos tienden a ser funcionales y de carácter menos abstractos que
los de los contextos formales.
e) Métodos: no existe una metodología específica, los contenidos, el contexto, los
educandos y el resto de los elementos que conforman el proceso de enseñanza-aprendizaje,
intervienen a su manera para generar nuevas situaciones de aprendizaje. Los métodos
suelen ser más flexibles al abordar contenidos poco teóricos y abstractos (por ejemplo, los
cursos de formación de guardavidas desarrollan campamentos y prácticas en lugares
marítimos para su formación -Martín, Rinaudo y Ordoñez, 2012- ).
f) Ubicación: por lo general las actividades de aprendizaje se realizan en lugares fijos, no
necesariamente son edificios o espacios creados exclusivamente para la función
pedagógica, suelen utilizarse instalaciones ya existentes. Pero también existen casos en que
no son necesarios los lugares fijos para el aprendizaje, como el caso de la educación a
distancia.
g) Tiempo: en su mayoría este tipo de contextos se realizan en un tiempo parcial y duran
menos que los cursos académicos en contextos formales. Los horarios suelen ser más
flexibles para adaptarse a las disponibilidades de los participantes de dichos contextos.
h) Gestión: en general las propuestas de contextos no formales se hallan dispersas y
descoordinadas entre sí, la supervisión de cada contexto proviene de la institución u
organizaciones que lo patrocinan. Su gestión se realiza de manera independiente.
i) Financiación y costos: proviene de entidades públicas o privadas, suelen ser organismos
de gestión local o municipal los que promueven este tipo de actividades o medios no
formales.
j) Controles, evaluación y título: las exigencias para acceder a estos contextos es más
reducida que el sistema educativo formal. Se valora la experiencia práctica de las personas
y sus conocimientos informalmente adquiridos. A su vez los procedimientos para evaluar
son poco académicos, ya que se atiende a la labor realizada y no tanto al desempeño en
exámenes convencionales.
Los contextos de aprendizaje son vastos, tienen sus particularidades, y se van creando a
partir de la interacción que van generando las personas.

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4. Algunas anotaciones finales

A partir de lo expuesto, se puede decir que los contextos de aprendizaje se van


construyendo a lo largo de la vida de las personas; la escuela, la familia, las actividades
extracurriculares son fuentes de variados aprendizajes.
De este modo, los distintos tipos de contextos deben posibilitar la comunicación y el
encuentro con las personas, dando a lugar a materiales y actividades que estimulen la
curiosidad, la capacidad creadora y el diálogo; permitiendo la expresión libre de las ideas,
intereses, necesidades y estados de ánimo de todos y en una relación ecológica con la
cultura y la sociedad en general (Duarte, 2003).

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Rocío Belén Martín es Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Doctoranda en Psicología por la Universidad Nacional de San Luis. Becaria de investigación de
posgrado tipo II del CONICET –Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la
República Argentina-; bajo la dirección de la Dra. María Cristina Rinaudo y la codirección de la Dra.
Paola Verónica Paoloni, en el Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Ciencias
Humanas, Universidad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina.

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