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. Hojas de reclamaciones
La función de las hojas de reclamaciones es poner en conocimiento de las autoridades competentes las
deficiencias apreciadas por los usuarios turísticos en la prestación, utilización o disfrute de los servicios,
bienes o establecimientos turísticos. Se entregan a las empresas turísticas en el momento en que se
autorizan los establecimientos o el ejercicio de la actividad.
Las personas encargadas del establecimiento sean o no su titular, tienen la obligación de entregarlas a los
clientes y explicarlas para su correcto cumplimiento.
El reclamante normalmente se queda un ejemplar de las Hojas de Reclamaciones y remite el original a la
Consejería competente, pudiendo añadir a él pruebas o documentos que sirvan para el mejor enjuiciamiento
de los hechos. Además, en un plazo determinado que fija cada Comunidad autónoma, la empresa o
establecimiento turístico ha de remitir otro ejemplar de las Hojas de Reclamaciones a la Consejería
competente, conservando en su poder una copia.
La Consejería competente en materia turística traslada a la unidad de inspección turística de la Dirección
General correspondiente.
Cuando la reclamación se refiere a precios es obligatoria la presentación de la factura.
Si del contenido de la queja o reclamación se deducen indicios de comisión de alguna infracción tipificada
en la Ley autonómica, el órgano competente debe acordar la iniciación del correspondiente procedimiento
sancionador de acuerdo con la normativa. Puede ordenar previamente la realización de actuaciones de
comprobación. En el caso de que de la reclamación no se desprenda la existencia de hechos constitutivos
de infracción turística, se archiva y se informa al reclamante de las razones concretas que han motivado el
archivo. Igualmente, se prevén supuestos de archivo en los casos en que la queja sea anónima o en las que
se advierta mala fe por parte del denunciante; el desistimiento del reclamante o la conciliación entre las
partes a través de la mediación o la Junta Arbitral de Consumo.
. El arbitraje de consumo
Algunas leyes establecen el arbitraje como mecanismo alternativo de la resolución de conflictos entre el
empresario turístico y el turista. Se trata de un medio de solución de conflictos de carácter voluntario, lo
que no impide que se pueda acudir a la vía judicial. Los órganos de arbitraje están compuestos por
representantes de los sectores interesados, de las organizaciones de consumidores y usuarios y de las
Administraciones Públicas dentro del ámbito de sus competencias. En Madrid está prevista la posibilidad de
constituir por parte de la Consejería competente en materia de turismo de un sistema arbitral de solución
de conflictos.