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EJEMPLOS DE EXPEDIENTES SOBRE LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS

PUEBLOS INDÍGENAS Y LA DEFENSA DEL TERRITORIO DE LOS PUEBLOS


INDÍGENAS

Ángel Joaquín Salazar Villagrán | Carnet: 202031099


Leonza Mishel Sic Barreno | Carnet: 202031235
Beverly Karlily Calderón Cifuentes | Carnet: 201930350
Paola Marleny Ixcamparic Chocoy | Carnet: 201930005
David Roberto Brito Marcos | Carnet: 202030099

Derecho Indígena
Lic. Héctor Leonel González Godínez

Sección “E” | Jornada Vespertina

12 de octubre de 2021
Autodeterminación de los pueblos indígenas

Los pueblos indígenas revisten de un rasgo único que los caracteriza profundamente: su
derecho a la autodeterminación. Este, se refiere al derecho de que los pueblos indígenas puedan
decidir acerca de sus propios asuntos, reconocer la autoridad de sus instituciones y cargos
propios, de ejercer sus propias normas, seguir sus propios procesos y procedimientos legales para
la resolución de conflictos, de sentenciar a través de sus autoridades en base a sus principios
axiológicos y cosmovisión religiosa, etc. Carlos Ronaldo Paiz Xula, en su obra “Derechos de los
pueblos indígenas”, cita al autor Héctor Díaz Polanco, que definen dicha autonomía como: “un
régimen especial que configura un gobierno propio (autogobierno) para ciertas comunidades
integrantes, las cuales escogen asi´a sus autoridades que son parte de la colectividad, ejercen
competencias legalmente atribuidas y tienen facultades mínimas para legislar acerca de su vida
interna y para la administración de sus asuntos 1”. Hay distintas formas de expresión de su
autonomía, pero la más importante, es la autonomía política. Ronaldo Paiz así lo define: “…
constituye una forma de descentralización. Los pueblos indígenas… pretenden gobernarse con
sus propias leyes, autoridades y así obtener una participación directa en la actividad política,
económica y cultural del país…2”.

De ahí, que de origen a un conflicto intelectual: ¿en donde se ubican los límites de la
jurisdicción de la ley oficial con la ley indígena? Lo que se ha argumentado, es que los pueblos
indígenas y las autoridades estatales, deben mantener una relación de cordialidad, coordinación y
cooperación, en el ámbito político, económico y social. De ahí, que aunque se reconozca la
autonomía de los pueblos indígenas, también se señale que todos los ciudadanos,
independientemente de sus rasgos culturales, económicos, políticos, etc., deben contribuir al
fortalecimiento del Estado de Derecho constitucional guatemalteco, así como el respecto a la
preeminencia de los derechos humanos reconocidos por Guatemala, a través de acuerdos y
tratados internacionales ratificados.

El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, en su artículo 8.2,


expresamente señala: “dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e
instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos
fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos
internacionalmente reconocidos (el subrayado es propio)…3”.

Ronaldo Paiz concluye de esta forma: “En las comunidades indígenas surgen
controversias y conflictos y aquí es donde procede preguntarse ¿donde está la jurisdicción
estatal?, y se puede responder “el Estado no ha tenido la capacidad de crear un sistema de justicia
que comprenda todo el territorio nacional, y mucho menos un sistema judicial acorde con la
diversidad cultural existente”, por lo tanto el indígena resuelve sus conflictos con su derecho
consuetudinario o sistema oficial… Osea las comunidades indígenas reclaman el derecho a tener
sus propias autoridades, con esto pretende tener la facultad de resolver los conflictos que
surgen en sus comunidades, crear sus propias autoridades que les permitan defender su
1 Paiz Xula, Carlos Ronaldo, DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS (Guatemala: Impresos Ramírez,
2009), 87.
2 Ibid. 87, 88.
3 Convenio sobre pueblos indígenas y tribales (Suiza: Organización Internacional del Trabajo, 1989), artículo 8.2,
parte I. Política General.
patrimonio y se les de participación en las decisiones que afecten a su comunidad, sus
bienes, intereses… Si los indígenas reivindican este derecho contará con la alternativa de
aplicación de su derecho para resolver los conflictos domésticos, asesorías, consejos, asuntos
voluntarios, problemas agrarios, posesión de tierras, asuntos penales, civiles, familia,
laborales…”.

Caso de ejemplo

Sentencia

De fecha 07 de octubre de 2004. Recurso de casación ante la Cámara Penal de la Corte


Suprema de Justicia, no. 218-2003.

Interpuesto por la parte actora Francisco Velásquez López. Contra la sentencia dictada
por la Sala Novena de la Corte de Apelaciones, de fecha 13 de agosto de 2003.

Se invocó el artículo 441.5 del decreto núm. 51-92.

Se señalaron como infringidos los artículos:


• 46 y 66 de la Constitución Política de la República de Guatemala.
• 8.4 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
• 8, 9 y 10 del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes.

Intervinieron como terceros interesados el Ministerio Público a través del agente fiscal
Casimiro Efraín Hernández Méndez, y el defensor público Reyes Ovidio Girón Velásquez.

Sobre los hechos que rodean la acusación:

“Con fecha dos de marzo de dos mil dos, en compañía de otras personas de quienes pende
persecución penal, bajo amenazas de muerte despojaron al señor Juan Yat Chach del vehículo de
su propiedad tipo pick up, placas de circulación P-sesenta y tres mil ocho cientos cincuenta y
cuatro, automotor que fue en contra do posterior mente en el cantón Pamesebal Primero de esta
jurisdicción municipal totalmente desmantelado, acción en la que él participo directamente pues
se estableció que luego de que otro de los inculpados se apersonaran al lugar del aparecimiento
(sic) del agraviado solicitándole a éste un viaje a la aldea la Estancia a lo que accedió, cuando el
vehículo conducido por el propio agraviado se desplazaba a la altura del mercado ubicado en la
colonia Gumarkaj, zona tres de esta ciudad el imputado Francisco Velásquez, abordó junto a una
tercera persona más el pick up en mención ubicándose el señor Velásquez López en la palangana
del automotor y cuando se aproximaban al supuesto destino del viaje solicitado, exactamente a la
altura del cantón Sualchoj uno de los individuos que acompañaban al piloto en la cabina del
vehículo con un arma blanca (machete) y con amenazas de muerte lo obligó a detener la marcha
siendo éste el momento en el cual el sindicado Velásquez López descendió de la palangana del
automotor y de inmediato colocó en el cuello del agraviado un arma blanca (machete) en
posición clara y amenazante de herirle si hacia algún tipo de oposición en tanto los otros
coparticipes (sic) lo ataron de manos y vendaron los ojos de la víctima e inmediatamente uno de
estos últimos llevando como rehén al agraviado señor Juan Yat Chach y acompañado de otros
sindicados y el propio encartado Velásquez López, condujo el vehículo hacia la entrada del
cantón Tzancaguip, lugar en donde dejaron abandonada a su víctima para posteriormente
dirigirse al cantón Pasamesebal Primero, en donde finalmente Francisco Velásquez López y
compañeros procedieron a desmantelar el vehículo lugar en donde fue encontrado4”.
“De la palangana, donde se encontraba el tercer elemento, portando otro machete, obligaron al
piloto a salir, junto a otro personaje que emergió de la oscuridad con el rostro tapado, quienes lo
golpearon y le cubrieron la cabeza con una sábana, lo transportaron el la pangana [sic] del
vehículo hasta un lugar que resultó ser el sitio San Antonio por la vía a Totonicapán, allí lo
dejaron en el suelo y huyeron con el vehículo y los documentos de propiedad del mismo, además
lo despojaron de su celular y de tres mil quinientos quetzales (Q. 3,500.00) en efectivo que la
víctima cargaba ese día, con el fin de cancelar una deuda personal.

...Ese día, con el apoyo de los elementos del Servicio de Investigaciones Criminológicas
de la Policía Nacional Civil, el Ministerio Público y el Juez de Paz, se movilizaron e
identificaron el vehículo que era, en efecto el robado,… La fuerza pública con la presencia del
Juez de paz, realizó un allanmiento en la residencia de Francisco Velásquez donde encontraron
partes del vehículo…

…En conversaciones telefónicas con Yat y con las autoridades indígenas, Juan Zapeta y
Juan Tipás, estos habían convencido a Velásquez que lo mejor era que enfrentara la situación con
las autoridades tradicionales y buscara un arreglo que le permitiera reparar el daño causado…
Velásquez, quien desde el principio aceptó su participación en el hecho, había ofrecido, por
conducto de sus padres, vender unos terrenos que le correspondían en herencia y entregar el
dinero a Yat, como la suma ofrecida de cinco mil quetzales (Q. 5,000.00) no cubría los costos del
daño, en común acuerdo entre Defensoría K’iché’, las autoridades tradicionales y Juan Yat, estos
le habían sugerido a Velásquez que revelara los nombres de sus cómplices en el hecho y así se
podría llegar a un acuerdo con la suma ofrecida a Yat.

...Una tarde, como había sido acordado previamente, se presentan ante las autoridades
tradiciones y el ofendido, Juan Yat. En esa oportunidad Velásquez confesó su participación en el
hecho, reveló detalles del robo, contó que el arreglo era que le llevarían un vehículo de
Quetzaltenango, de un “amigo” que les había hecho una jugada, para que lo desarmara, que le
darían dos mil quetzales (Q. 2,000.99) por ese trabajo, pero que la noche del 2 de marzo cuando
se aparecieron, el reconoció que el carro venía de Santa Cruz del Quiché, de un “cuate” que él
conocía, dijo que había tratado de retractarse pero que lo había amenazado a él y a su familia.
Por la insistencia de todos los presentes, incluyendo sus padres, decidió decir los nombres de sus
cuatro cómplices…

...Los sospechosos de haber participado en el asalto llegan por sus propios medios, los
hermanos Diego y Juan Velásquez llegan en compañía de sus padres, Félix Morales Rojas llega
manejando su propio vehículo, Francisco Velásquez López llega en compañía de sus padres y
junto con Antonio Rojas. La asamblea, que para su momento más alto llegó a convocar a más de
mil personas, comienza con saludos y explicaciones a los asistentes sobre porque se ha
convocado la reunión…

4 Citado de folleto “EFICACIA DE LA JURISDICCIÓN INDÍGENA A LA LUZ DE LA CONVENCIÓN


AMERICANA”, de la Biblioteca de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Juan Zapeta autoridad indígena, actúa como moderador, y es quien controla el uso del
micrófono del altoparlante, luego de los saludos de las autoridades tradicionales, la víctima del
robo Juan Yat, hace una descripción de lo que sucedió la noche que ocurrieron los hechos.

Pasan el micrófono a los acusados, los primeros en hablar en particular Antonio Rojas y
Juan Velásquez, se muestran desafiantes e incluso increpan a la comunidad con malas palabras…

Diego Velásquez toma la palabra y reconoce haber participado en los hechos, dice que ese
no es su trabajo, que fue mal aconsejado, señala a Antonio de haberse robado los tres mil
quinientos quetzales (Q. 3,500.00) preguntan que pasó con el dinero en efectivo que le quitaron a
Yat? Dice que no lo vieron, Juan Velásquez niega saber nada del dinero, Zapeta dice que luego
de las confesiones que se debe hacer? La madre de Juan y Diego Velásquez toma el micrófono y
regaña a sus hijos, la comunidad aplaude.

La comunidad pide que se les azote, piden 100 azotes, luego bajan a 50, Zapeta toma la
palabra u habla de los antepasados, de la tradición, dice que 9 es un número sagrado, pide que
sean 9 los azotes, otro piden 25, especialmente para Féliz que es el más peligroso, el más
“brincón”…

La comunidad elige a las autoridades que serán los encargados de aplicar los azotes… El
comportamiento de los acusados es deferente en cada caso, mientras algunos los reciben en
actitud desafiante, como Juan Velásquez o Félix, que en varias ocasiones agarran las ramas, otros
como Antonio o Diego los reciben en forma pasiva, Francisco Velásquez después de recibir los
azotes se levanta y abraza a la autoridad que se los ha dado, dándole las gracias por el castigo y
de nuevo pide ser perdonado...5”.

Simultáneamente, al concluir todo el proceso judicial local, se somete el caso al Tribunal


de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente, del departamento de El
Quiché. El Tribunal sentenció:

“I) Que Francisco Velásquez López es autor responsable del delito de robo agravado
cometido en contra del patrimonio del señor Juan Yat Chach. II) Que por la comisión de este
delito se le impone la pena de seis años de prisión inconmutables, la cual deberá cumplir en el
centro penitenciario que designe el juez de ejecución correspondiente. III) Encontrándose el
acusado Francisco Velásquez López en prisión preventiva lo deja en la misma situación hasta que
el presente fallo se encuentre firme. IV) Al acusado Francisco Velásquez López se le suspende en
el goce de sus derechos políticos mientras dure la presente condena. V) No se hace declaración
en cuanto a responsabilidades civiles por no haberse ejercido tal acción. VI) Se condena al
acusado al pago de las costas del presente proceso. VII) Léase la presente sentencia en la sala de
debates, quedando con ello legalmente notificadas las partes y entréguese copia a quienes lo
soliciten6”.
5 Citado de diapositivas presentadas durante clase concertada en el Centro Universitario de Occidente, División
de Ciencias Jurídicas y Sociales, Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario. Derecho
Penal I, 2021. Lic. José Yubini Mérida Argueta.
6 Citado de folleto “EFICACIA DE LA JURISDICCIÓN INDÍGENA A LA LUZ DE LA CONVENCIÓN
AMERICANA”, de la Biblioteca de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La parte pasiva apeló, por lo que se remitió el caso a la Sala Novena de la Corte de
Apelaciones. En sentencia de fecha de 13 de agosto de 2003, la corte resolvió:

“A) Improcedente el recurso de apelación interpuesto por Francisco Velásquez López en


contra de la sentencia dictada el veintiuno de febrero de dos mil tres por el Tribunal de Sentencia
Penal, Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente del departamento de El Quiché. B) Como
consecuencia, confirma la sentencia apelada. C) La lectura de la sentencia es notificación válida
para las partes presentes, debiéndose notificar en la forma legal a los que asistieron; y,
oportunamente con certificación de lo resuelto, vuela el proceso al tribunal de origen7”.

Recurso de Casación

Ante la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia.

En los considerandos de la sentencia de fecha 07 de octubre de 2004:

I. De conformidad con la ley procesal penal vigente, el Tribunal de Casación está limitado a
conocer de los errores jurídicos cometidos en la resolución recurrida, siempre que ésta sea
susceptible de ser impugnada en dicha vía.
II. El procesado Francisco Velásquez López recurrió en casación por motivos de fondo e invocó
el caso de procedencia contenida en el inciso 5 del artículo 441 del Código Procesal Penal,
referente a si “la resolución viola un precepto constitucional o legal por errónea interpretación.
Indebida aplicación o falta de aplicación, cuando dicha violación haya tenido influencia decisiva
en la parte resolutiva de la sentencia o del auto”. Señaló como infringidos los artículo 46 y 66 de
la Constitución Política de la República de Guatemala, 8.4 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, 8o., 9o. Y 10 del Convenio 168 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países
independientes.

El recurrente argumenta que la sala erróneamente interpretó el artículo 46 de la


Constitución… al no darle la preeminencia debida a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos ni al Convenio 169… los cuales obligan al Estado de Guatemala al respeto debido de
los métodos y las costumbres e instituciones propias de los pueblos indígenas, por parte de los
tribunales y autoridades del Estado que deben pronunciarse en materia penal para juzgar los
delitos que cometen sus miembros. Señala el recurrente que el error del tribunal de segundo
grado fue admitir que no había hecho punible a perseguir por la justicia oficial, ya que en la
comunidad de Payajxit del municipio de El Quiché, a las que él pertenece como indígena maya,
de conformidad con las instituciones propias de la misma, que es el caso en cuestión, ya había
sido resuelto en aplicación de su justicia tradicional. Su situación particular, así como la de otros
compañeros implicados en los mismos hechos, fue resuelta en asamblea pública, en el mes de
mayo de dos mil, con la participación masiva de las comunidades de Payajxit y Pamesebal I y II
y en presencia de las autoridades tradicionales, habiendo aceptado su participación en el hecho,
que se arrepintió, que pidió perdón, que se comprometió a no volver a cometer hechos punibles,
que colaboró respondiendo todas las preguntas que se le formularon, con veracidad y dando los

7 Ibid.
nombres de las personas que habían participado con él en el hecho, y acto seguido, recibió nueve
azotes, como parte de la purificación que acompaña la práctica tradicional de su comunidad.

Luego del análisis del caso de procedencia invocado, normas infringidas y fallo
impugnado, esta Corte estima que le asiste la razón al casacionista, por cuanto que del estudio de
los argumentos vertidos por el tribunal de segunda instancia para no recoger el recurso
interpuesto se fundan en normas de carácter ordinario, las cuales a la vista de la interpretación
correcta del artículo 46 constitucional, no pueden ser superiores jerárquicamente a la normativa
internacional aceptada y ratificada por el Estado de Guatemala en materia de derechos humanos,
ya que el procesado Francisco Velásquez López, ya había sido juzgado por las autoridades
tradicionales de su comunidad de Payajxit, en donde le fue impuesta una pena. En el presente
caso, la normativa internacional en materia de derechos humanos, correspondiéndole la prevista
en el artículo 8.4 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, que regula la
prohibición de juzgar dentro del Estado de Guatemala, a una persona dos veces por el mismo
hecho, lo cual ocurrió en el caso bajo examen…
III. En virtud de la situación jurídica en que se encuentra el procesado, se estima ordenar su
inmediata libertad8”.

En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia declaró procedente el recurso de casación


interpuesto por motivos de fondo, por la parte Francisco Velásquez López contra la sentencia
dictada por la Sala Novena de la Corte de Apelaciones, de fecha 13 de agosto de 2003.

Leyes Nacionales Aplicadas

• 1, 2, 3, 4, 5, 17, 18, 44, 46, 203, 204 y 251 de la Constitución Política de la República de
Guatemala
• 1, 10 y 252 del Código Penal
• 3, 9, 11 bis, 14, 16, 20, 24 bis, 37, 43, inciso 7, 50, 160, 437, 438, 439, 440, 441, 442 y
447 del Código Procesal Penal
• 1, 9, 16, 57, 58, 74, 79, inciso a, 141, 142, 143, 149 y 177 de la Ley del Organismo
Judicial

Tratados internacionales aplicados

• 4, 8 y 9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


• 8, 9, 10, 11 y 12 del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales

Casos similares

Casación penal

Expediente número 01004-2012-01848

A través de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia. De fecha 29 de enero de 2013.

8 Ibid.
Promovido por los sindicados Pedro Vicente Ramírez García y Santos Eulalio Tzoc Hernández,
contra la sentencia dictada por la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Quetzaltenango, de fecha 16 de octubre de 2012.

Respecto a los hechos: el 30 de noviembre del año 2010, en la aldea Chipuac, del municipio y
departamento de Totonicapán, los sindicados mencionados anteriormente, el primero siendo el
Presidente de la Junta Directiva y el segundo el Representante Legal de la Asociación de
Desarrollo Integral de la Comunidad y Parcialidad Chipuac, liderando una multitud de vecinos,
en forma intimidatoria obligaron al señor Miguel Inocencio Barreno Menchú a detener la marcha
del vehículo que éste conducía. El sindicado Ramírez García, en el momento, colocó una tabla
con clavos frente al referido microbús para impedir que transitara, y el sindicado Tzoc
Hernández se acercó al agraviado exigiéndole la cantidad de Q. 25,000.00 para poder circular. A
esto, la víctima ofreció únicamente la cantidad de Q. 6,000.00. Por lo que uno de los acusados le
dio un puñetazo en el rostro.

A partir de ello, un Juez Unipersonal condenó a los sindicados (ahora procesados) por la
comisión del delito de extorsión, con una pena de seis años de prisión inconmutables y una multa
por responsabilidad civil de Q. 30,000.00.

Los procesados apelaron, denunciando la vulneración del artículo 358 del Código Procesal Penal,
porque “no se observaron las reglas de la sana crítica razonada”; la aplicación errónea del
artículo 261 del Código Penal e inobservancia de artículo primero; violación a los artículo 5, 8 y
9 del Convenio 169 de la OIT; 66 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 34
de la Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas; y
1 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
Racial.

En la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el
Ambiente no denegó el recurso de apelación. Los procesados interpusieron un recurso de
casación por motivo de fondo, invocando el numeral 5 del artículo 441 del Código Procesal
Penal; inobservancia del artículo 483 numeral 1 del Código Penal; además de reiterar los
artículos violados en el proceso de apelación.

Se remitió el caso a la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia. En los considerandos:

I. Que el agravio principal denunciado por los casacionistas, se fundó en el hecho de que el
tribunal de apelación especial convalidó el error cometido por el tribunal de sentencia al
condenar a los acusados por el delito de extorsión. Que los hechos cometidos se
realizaron por decisiones adoptadas por la comunidad de Chipuac, que los sindicados
actuaron como autoridades indígenas, y que como tal, ejecutaban una decisión comunal:
cobrar una cuota de derecho de paso para la reparación y mantenimiento de un camino
comunal.
II. Que la Constitución Política en su artículo 66, establece que el Estado reconoce, respeta y
promueve las formas de vida, costumbres, tradiciones y formas de organización social de
los diversos grupos étnicos. Que de los instrumentos internacionales ratificados por
Guatemala y citados en el expediente, reconocen el derecho a que los pueblos indígenas
conserven sus costumbres, instituciones propias y métodos internos de resolución de
conflictos incluyendo penales, por los delitos cometidos entre sí siempre que sean
miembros de una comunidad autóctona; el reconocimiento a la pluriculturalidad y
plurijuricidad; la autodeterminación de los pueblos indígenas para resolver sus propios
asuntos; etc. En ese sentido, que la existencia del Derecho Indígena es una realidad
nacional, y que de ahí, en la aplicación de este y el Derecho Estatal, hay evidencia de
vacíos legales que deben ser suplidos a través de las resoluciones judiciales.
III. Que durante la consideración del caso por el juez pluripersonal y por la Sala de
Apelaciones, se acreditó incorrectamente los hechos al tipo penal de extorsión. Que el
delito de extorsión, en su artículo 215 del Código Penal, añade los elementos de “el
anuncio de un mal que constituya o no delito; que ese mal que se anuncia provoque
intimidación, que se trate de un delito circunstancial por lo que deben valorarse la
ocasión en que se profieren las palabras amenazadoras, las personas intervinientes los
actos anteriores, simultáneos y posteriores; y que debe concurrir en el delito un dolo
consistente en el propósito de ejercer presión sobre la víctima, privándola de su
tranquilidad”. Que de lo anterior, se demostró que los sindicados actuaron en calidad de
autoridad y representante legal de la comunidad; autoridad legitimada a través de las
decisiones adoptadas por la comunidad en conjunto, validada a través de sus propias
normas consuestudinarias, y respetada por las leyes nacionales y convenios y tratados
internacionales ratificados por Guatemala. De ahí, que no concurran en su totalidad los
elementos del tipo penal de extorsión. Sin embargo, la Cámara afirma que si concurren
los tipos de amenaza y falta contra las personas contenidos en los artículos 215 y 482
inciso 3 del Código Penal.
IV. En cuanto a la pena, la Cámara cita la recomendación de la Comisión Nacional para el
seguimiento y Apoyo al Fortalecimiento de la Justicia, sobre que la justicia en Guatemala
debe responder “a un concepto y contexto cultural diverso, como es en realidad el país,
pero también debe darse pleno fortalecimiento al derecho indígena y la implementación
adecuada de los mecanismos alternativos de conflictos”. Así, algunos métodos
alternativos de resolución de conflictos, tales como la negociación y conciliación,
encuadran jurídicamente en dicha recomendación. Ya que se tuvo de conocimiento del
acuerdo celebrado el día 31 de octubre de 2012, entre la comunidad de Chipuac y los
procesados, y que ese mismo acuerdo coincide con los requisitos exigidos por el Derecho
estatal relativos al principio de oportunidad que permite la solución alterna de casos
penales así como a las características del Derecho indígena que es la armonía, el
equilibrio, la reconciliación, la restitución, el dinamismo, la oralidad y celeridad; en ese
sentido, cualquier decisión tomada por la autoridad estatal, invade la jurisdicción y
soberanía de la comunidad indígena.

Por tanto, la Corte Suprema de Justicia declaró procedente el recurso de casación por motivo de
fondo interpuesto por los procesados; casa la sentencia emitida por la Sala Quinta de la Corte de
Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Quetzaltenango,
dejándola sin efecto; se modificó la parte declarativa, numerales I, II, III y IV de la sentencia
dictada por el Juzgado Unipersonal de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el
Ambiente, del departamento de Totonicapán; se reconoce la validez del acuerdo alcanzado entre
la comunidad Chipuac y los sindicados y el querellante Miguel Barreno Menchú. En conclusión,
se deja sin efecto el apartado resolutivo del fallo, sobre la pena de seis meses de prisión y veinte
días de arresto conmutables, que correspondería aplicar a los sindicados por el delito de
amenazas y falta contra las personas cometidos contra el señor Miguel Barreno Menchú; en
consecuencia, se dejó sin efecto la pena de prisión y arresto que correspondería a las faltas
mencionadas.

La defensa al derecho de la autonomía de los pueblos indígenas, es una misión que se debe
perseguir en la actualidad. Mientras los pueblos indígenas persistan en el reconocimiento de sus
costumbres, tradiciones, idiomas, rituales ceremoniales e historia, persistirá también el
reconocimiento de sus figuras de autoridad, de su derecho a la autodeterminación ligada a la
autonomía política, económica, cultural y social. Hasta que el sistema político-económico
cambie, seguirán existiendo formas de discriminación hacia los pueblos indígenas mayas, xincas
y garífunas, arraigadas por malas costumbres que se remontan hasta la época de la Colonización.
Por ello, consideramos que la existencia de un control para el resguardo de los derechos de los
pueblos indígenas, como el que se manifestó en esta sentencia, es necesaria.

Casación penal

Expediente número 01004-2012-01524

A través de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia. De fecha 06 de noviembre


de 2012.

Promovido por el sindicado Francisco Rubén Puác Baquiax contra la sentencia dictada
por la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el
Ambiente de Quetzaltenango, de fecha 01 de agosto de 2012.

Respecto a los hechos: que el 30 de octubre de 2007, el sindicado Francisco Rubén Puác
Baquiax llegó a la residencia de Lorenzo José Gutiérrez Barreno, en el municipio y departamento
de Totonicapán, acompañado de varias personas, excavó un azadón en el lugar donde se
encuentra ubicado el tubo que conduce el agua potable y al encontrarle, lo cortó con una sierra y
colocó un tapón, quedando sellado.

Derivado de ese hecho, el Juez Unipersonal de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos


contra el Ambiente del departamento de Totonicapán, en sentencia de fecha 12 de abril de 2012,
declaró que los actos del sindicado correspondían del tipo penal de coacción, imponiendo una
pena de un año y dos meses de prisión conmutables, y una multa de Q. 5,000.00 en concepto de
daños; así como la ejecución de trámites y trabajos conducentes para reinstalar el servicio de
agua.

Como primer agravio: el sindicado apeló, denunciando la vulneración de los artículos 5,


8, 9 y 10 del Convenio 169 de la OIT, la inobservancia de los artículos 66 de la Constitución
Política de la República de Guatemala; 34 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas; 1 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación Racial; y 202 bis del Código Penal. Señaló la violación por
parte del Estado, a las normas internacionales que obligan al respeto y la no restricción a las
formas de vida, organización social, jurídicas y costumbres de los pueblos indígenas;
específicamente, al someter a juicio público penal un hecho que ya estaba siendo ejecutado por el
sindicado en calidad de autoridad comunitaria, condenándolo e imponiendo una sanción.

Como segundo agravio: se señaló la violación al artículo 214 del Código Penal;
inobservancia de los artículos 4, 44 y 66 de la Constitución Política; 8, 9 y 10 del Convenio 169;
34 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas,
“porque se juzgó erróneamente el sistema indígena en relación al derecho de defensa, y se tuvo
por acredita que él cometió el hecho con la conciencia de la ilicitud de la acción y con la
posibilidad de la exigibilidad de una conducta distinta”.

Como tercer agravio: el sindicado alegó la indebida aplicación del artículo 65 del Código
Penal, al momento de imponer injustamente una pena aumentada más allá del mínimo.

Se remitió el caso a la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal,


Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, que declaró improcedente el recurso de apelación
especial. Argumentó que el primer reclamo no podía prosperar, en vista de que las acciones del
sindicado imposibilitó la oportunidad para la persona a quien se cometió la infracción de poder
ejercer su derecho a la defensa. Respecto al segundo agravio, el juez determinó que de de la
acción cometida por el sindicado, se evidenció un dolo privándose el derecho a la vida, libertad,
justicia, seguridad, paz y desarrollo integral del agraviado. Del tercer agravio, argumentó que la
pena se ajustaba a los daños causados.

La magistrada Rita García Ajquijay emitió voto razonado disidente, que llevó a emitirse
recurso de casación.

Ante la Corte Suprema de Justicia, el sindicado reiteró los argumentos vertidos


anteriormente durante los tribunales de apelación y en el juzgado unipersonal. Se menciona el
principio de concordancia práctica, en virtud del cual, “no se puede interpretar una norma
Constitucional sacrificando otra o en desmedro de otra como sucede en el presente caso, respecto
del derecho de defensa y el derecho al reconocimiento y respeto de las formas de vida y de
organización social de los pueblos indígenas, lo cual implica el derecho a sus métodos propios de
resolución de conflictos dentro de su territorio”.

Durante los alegatos, el señor Lorenzo José Gutiérrez Barreno, anunció que existía
violación al principio de “non bis in idem”, al valerse la primacía de la ley oficial. Que no hubo
violación al artículo 66 constitucional, porque mediante la acción del sindicado, se le vulneró su
derecho a la vida reconocida constitucionalmente y en tratados internacionales en materia de
derechos humanos. También se señaló que, con respecto a la calidad de autoridad bajo la que se
presume actuó el sindicado, no es válida. Ya que la sentencia va dirigida a su persona,
directamente, y no a la comunidad, con base a lo preceptuado en el artículo 152 de la Ley del
Organismo Judicial.
El Ministerio Público reiteró los argumentos del señor José Barreno.

En los considerandos: la Corte estimó, que el reclamo central del recurso de casación por
motivo de fondo, se basó en el error cometido por el sentenciador en el tribunal de apelación, a la
hora de condenarlo por el delito de coacción. Se evaluó el contenido del artículo 58
constitucional, sobre el derecho de las personas y comunidades indígenas a su identidad cultural,
costumbres y lenguas (o idiomas). De ese examen, se derivó a que la corte admitiera que desde el
año 1985, e impulsado por los Acuerdos de Paz en años siguientes, Guatemala vivió una era de
transformación en todos los ámbitos. Incluido el jurídico. Que ese cambio es necesario, ya que el
predominio del derecho oficial sobre el consuetudinario, es solo un resultado de la “ideología
liberal tradicional e igualdad formal”, que no admite la existencia del pluralismo jurídico. Que en
ese sentido, a través de los órganos jurisdiccionales, se debía abrir el camino para la aceptación
de las distintas formas de resolución de conflictos propias del derecho indígena consuetudinario.
Así, se deben respetar las distintas formas de organización social de los pueblos indígenas, sus
instituciones, autoridades, tradiciones y otras expresiones de su autoridad ancestral. A sí mismo,
respecto a las acciones del sindicado: el corte de agua, como sanción subsidiaria, fue aplicado de
acuerdo a las costumbres de la comunidad. Y que a su vez, fue hecha por una autoridad
legitimada en el marco legal y tradicional. La corte concluye, que el pronunciamiento del
tribunal de apelación, de procesar penalmente a un alcalde indígena, cuando daba cumplimiento
a una decisión tomada por procedimientos propios del derecho indígena, eran en sí mismos, un
acto de discriminación.

Posteriormente, se analizaron los elementos del delito de coacción. El artículo 214 del
Código Penal señala, “quien amenazare a otro con causar él mismo o a sus parientes…, por
medio de violencias o amenazas impidiere o coartare el ejercicio de cualquier derecho político,
será sancionado con prisión de seis meses a tres años 9”. De dicho análisis, se estimó que el
sindicado actuó en calidad de alcalde comunitario, autoridad, y que el acto de la suspensión del
servicio de agua potable, fue ejecutada cumpliendo con las decisiones adoptadas por la asamblea
comunal y la comunidad en conjunto. En ese sentido, es incorrecto condenar a una autoridad
indígena, cuando en sus acciones, se revelan la ejecución de los procedimientos y normas
establecidas por su derecho consuetudinario, que es reconocido constitucionalmente en
Guatemala y por tratadas y convenios ratificados por el mismo. En tal virtud, señala la Corte
Suprema, se da ha lugar al recurso de casación.

Por tanto, la Corte Suprema de Justicia, a través de la Cámara Penal, declaró procedente
el recurso de casación por motivo de fondo interpuesto por el sindicado Francisco Rubén Puac
Baquiax, contra la sentencia emitida por la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo
Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, de fecha 1 de agosto de 2012. Casa la
sentencia impugnada, así como el del Juez Unipersonal de fecha 12 de abril de 2012. Se absolvió
al acusado del delito de coacción, y se dejó sin lugar la demanda interpuesta por el actor Lorenzo
José Gutiérrez Barreno.

9 Código Penal (Guatemala: Congreso de la República de Guatemala, 1973), artículo 215.


Defensa de territorio de los pueblos indígenas

Numerosas comunidades indígenas y campesinas, comprometidas con la defensa del


territorio y los bienes naturales, están denunciando la intervención de compañías privadas en
diversas áreas geográficas mediante la imposición de proyectos extractivos: mineros,
hidroeléctricos, petroleros, monocultivos, etc, que no han sido consultados o que, habiéndolo
sido, no cuentan con el consentimiento de las comunidades y pueblos indígenas afectados. En el
marco de los procesos de resistencia social y comunitaria que ante ello se articulan en el país,
han sido denunciadas numerosas violaciones de derechos humanos, así como ataques en contra
de quienes los defienden. Las características del contexto reflejan la necesidad de mantener la
atención internacional sobre la situación de los DDHH en Guatemala y de las personas que los
defienden, preocupando especialmente la situación de actores sociales que defienden la tierra, el
territorio y los bienes naturales, y que luchan por los derechos colectivos de los pueblos
indígenas.

Este enfoque es en el que se engloban la mayoría de organizaciones, colectivos y


comunidades acompañadas:

1. La Central Campesina Ch’orti’ Nuevo Día en el departamento de Chiquimula,

2. El Consejo de Comunidades de Cunén en el departamento del Quiché,

3. La Plataforma Urbana Multisectorial Chinautla en el departamento de Guatemala,

4. La Resistencia Pacifica de Cahabón en el departamento de Alta Verapaz,

5. La Resistencia Pacifica de la Laguna en el departamento de Guatemala,

6. La Resistencia Pacifica de la Puya en el departamento de Guatemala, L

7. a TZK'AT Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario desde Ixmulew que

trabaja en todo el país10.

Caso de ejemplo
Sentencia
De fecha 25 de noviembre de 2015. Recurso de apelación de sentencia de amparo ante la
Corte de Constitucionalidad, no. 5955-2013.
Interpuesto por varios postulantes: Pedro Cuz Chub, Héctor Ico Choc, Gilberto Acte Cuz,
Santiago Choc, Santiago Coc Xol, Vicente Xo Ico, Augstín Jo Chiac, Juan Cucul Rax y por las
comunidades indígenas ancestrales q'eqchí's K'ix ha' (Caserío Quixcan), Se' Y'abal (Caserío La
Llorona), Roqi ha' (Caserío Las Quebradas), Se' Tzuul (Santa María La Llorona), Chipunit'

10 Guatemala, PBI. PBI Guatemala. s.f. https://pbi-guatemala.org/es/themes/defensa-delterritorio (último acceso: 6


de octubre de 2021).
(Caserío Chipunit), Raxruha' (Caserío San Marcos Raxruhá), Jalaute' (Caserío Jalauté) y Saltul’
(Caserío El Zapotal), por medio de sus representantes legales, que son los identificados al inicio,
quienes unificaron personería en Héctor Ico Choc. En contra del Registro General de la
Proepidad.
Se invocó el artículo 10 inciso a de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad.
Se señalaron como infringidos los artículos:
• 2, 12, 39, 44, 46, 67, 153 y 154 de la Constitución Política de la República de Guatemala;
• 13, 14 y 17 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes;
• 17 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos;
• 23 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre;
• 26 y 27 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos
Indígenas.

Se denunciaron la violación a los derechos de propiedad privada, de propiedad ancestral


de tierras comunales indígenas; así como de los principios de legalidad, de debido proceso y de la
persona humana como fin y deber del Estado.

Sobre los hechos que rodearon la sentencia:

En este caso se impugna como primer caso reclamado la anomalía en una inscripción que
data de 1925 en base a un documento que fue supuestamente emitido en 1892 argumentando las
accionantes que entre otros la inexistencia de otros datos de soporte. En dicha finca se derivan
muchas otras solicitando las postulantes que se declara la cancelación definitiva de todas las
fincas a efecto de que puedan tramitar en las oficinas respectivas el reconocimiento a su derecho
de propiedad ancestral a través de un titulo oponible a terceros, respecto al primer acto
reclamado respecto al primer acto reclamado, las pruebas diligenciadas provocan la existencia de
sospechas graves sobre la existencia de posibles anomalías en los documentos que motivaron la
primera inscripción de dominio de la finca tantas veces relacionada. Sin embargo, la falsedad
aludida no fue probada en forma indubitable, requisito necesario para poder otorgar el amparo de
forma plena.

Este caso es complejo dado que se probó la falsedad de documentos que motivaron
ciertas inscripciones de dominio, pero no del primer acto reclamado, que sería en todo caso, el
que podría habilitar a que los postulantes pudieran adquirir la titularidad de dichas tierras al
cumplir con los requisitos establecidos en la ley. En este caso, no es procedente cancelar las
inscripciones registrales a partir de la inscripción motivada por la presentación del testimonio de
la escritura pública número cuarenta, dado en dicho caso, se le restablecería el derecho de
propiedad al señor Carlos Enrique Estrada García. Los efectos del amparo deben ser restituir el
derecho violado al amparista, situación que no se vería cumplida en este caso, provocando
efectos no procedentes a través de la acción promovida. La acción de amparo, en el caso de ser
otorgada debe beneficiar al quejoso, y no a terceras personas que no han sido parte en el proceso
por tales razones es preciso otorgar el amparo reducido a preservar el derecho de los postulantes
a acudir a la vía jurisdiccional debidamente asegurada, en cuanto a que las fincas a que se ha
hecho relación no sufran alteraciones registrales durante un tiempo prudencial para que puedan
preparar su demanda, recabar las pruebas, y en general, toda actividad que les garantice acudir a
los tribunales en solicitud de reconocimiento a sus derechos como consecuencia se dicta el fallo
pendiente. El Banco G & T Continental, Sociedad Anónima, y Financiera G & T Continental,
Sociedad Anónima, argumentan que la parte actora carece de legitimación para promover esta
acción esta acción ya que carece de interés legítimo y en este caso los hechos aducidos por los
postulantes devienen sobre un derecho de propiedad de tierras ancestrales con fin de materia de
derechos humanos señala también que le amparo es extemporáneo ya que ha transcurrido en
exceso el plazo para interponer el amparo desde que tuvieron conocimiento del acto que les
causa agravio.

El artículo 39 de la Constitución reconoce el derecho a la propiedad privada como un


derecho inherente a la persona humana. Sin embargo, al integrar dicha norma con el artículo 67
del mismo cuerpo legal se determina que el Estado también reconoce el derecho a las tierras de
las comunidades indígenas o a cualesquiera otras formas de tenencia comunal o colectiva de
propiedad agraria. Es por ello que el Banco G & T Continental, Sociedad Anónima, y Financiera
G & T Continental, Sociedad Anónima, no pueden argumentar en este caso que los amparistas
carecen de legitimación ya que como se ha expuesto a la Corte Interamericana el otorgamiento
de la personería jurídica esta sirve únicamente para hacer efectivos los derechos ya existentes de
dichas comunidades. En cuanto a la temporalidad, este Tribunal estima que en el presente caso
no puede argumentarse la extemporaneidad como en casos anteriores pues en el presente caso los
hechos indicados vinculados sobre los medios de prueba aportados inducen a presumir que puede
haber concurrido falsedad que origino tales instrucciones de dominio inscritas en las fincas
relacionadas en la sentencia lo cual amerita su protección pero reducida según valoración de este
tribunal al limite de tiempo adecuado para preservar su derecho de accionar a la tutela judicial en
la vía correspondiente evitando que puedan operarse otras instrucciones en tanto no haya una
decisión sobre el caso al resolver otorga amparo en forma parcial solicitado por las comunidades
indígenas ancestrales postulantes las restablece en la situación jurídica afectada y deja en
suspenso en cuanto a las amparistas con un plazo de dos años contados a partir de la firma de
este fallo los efectos que se deriven de la primera inscripción de dominio de la finca inscrita 1371
folio 206 del libro 2 de Izabal la primera inscripción de dominio de la finca inscrita con el
número 1291, folio 163 del libro 43 de Izabal; la primera inscripción de dominio de la finca
1293, folio 165 del libro 43 de Izabal, y todas las demás operaciones registrales derivadas de las
anteriores que dieron origen a las fincas que en la parte resolutiva se señalan. Se conmina a la
autoridad impugnada a dar exacto cumplimiento a lo decidido en esta sentencia dentro del plazo
de cinco días, bajo apercibimiento de que, en caso de incumplimiento, se le impondrá la multa de
dos mil quetzales, sin perjuicio de las demás responsabilidades que la ley establece. III) No se
hace especial condena en costas…

El Zapotal. Los postulantes, apelaron, reiterando algunos argumentos expuestos


en primera instancia y puntualizando: a) pese a realizar consideraciones importantes como el
reconocimiento de su calidad de sujetos de derechos y establecer la nulidad de las
desmembraciones realizadas de la finca matriz, el Tribunal de Amparo de primera instancia
omitió valorar determinados medios probatorios aportados al proceso y aplicar normativas
nacionales e internacionales que regulan derechos de los pueblos indígenas, así como la doctrina
asentada por la Corte de Constitucionalidad, en cuanto a la modalidad de protección plena o total
frente a planteamientos de esta naturaleza; b) las pruebas aportadas al proceso demuestran que el
presunto beneficiario de la adjudicación mediante pública subasta de la propiedad objeto de litis,
no existe, lo que a su vez evidencia la falsedad del origen de la finca 1371, folio 206, del libro 2
de Izabal; c) la falta de constancia de que el Acuerdo gubernativo sin fecha en el que se basó la
primera inscripción de dominio de la referida finca fuera realmente emitido por el Presidente
Manuel Lisandro Barillas, así como la antítesis de que se tratara de una “subasta gratuita” de
doscientas cuarenta y siete caballerías, evidencian la falsedad del supuesto título que sustenta esa
inscripción; d) la violación a normas prohibitivas expresas evidencia la falta de calificación del
presunto título inscribible por parte del Registro General de la Propiedad de la Zona Central; y e)
parte del derecho a la certeza jurídica de la propiedad territorial que asiste a los pueblos
indígenas consiste en que sus reclamos y reivindicaciones reciban solución definitiva dentro de
plazo razonable y sin demoras injustificadas; sin embargo, el otorgamiento parcial del amparo
contribuye a su indefensión en el presente caso, porque en el medio guatemalteco no hay
legislación aplicable para el derecho de posesión uso, ocupación y habitación de territorios
ancestrales, protegido en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos ni tampoco existen
tribunales agrarios; de hecho, el Estado de Guatemala ha sido confeso en admitir ante la
Comisión Americana de Derechos Humanos que no ha emitido la Ley específica sobre pueblos
indígenas ordenada en el artículo 70 constitucional; ello aunado a que, como lo ha reconocido la
Corte de Constitucionalidad, la vía ordinaria puede resultar onerosa y engorrosa, y es evidente
que sobre este asunto existen intereses de terceros en despojarles de su propiedad comunal. B) La
Registradora General de la Propiedad de la Zona Central –autoridad cuestionada– apeló,
aduciendo: a) no se puede justificar la latencia del agravio constitucional, pues para ello debió
demostrarse que este acarrea para los amparistas daño irreparable; Martín Guzmán en su obra “El
amparo fallido” refiere que las excepciones al principio de temporalidad sólo pueden derivarse
de la falta de notificación del acto reclamado o que la protección constitucional la solicite un
tercero ajeno, pero afectado, por el proceso judicial en el cual se produjo el acto reclamado, así
como en el caso de una violación continuada, que se da cuando la autoridad incumplió una
obligación de hacer que la ley le impone y alude a la circunstancia de que la vulneración a
derechos no se da en un solo momento, sino que permanece latente; b) debe tomarse en cuenta
que en Guatemala no se reconoce la acción popular en amparo, salvo la que ostenta el Procurador
de los Derechos Humanos y el Ministerio Público; pese a ello, en la sentencia impugnada se
afirma que los postulantes tienen derecho a promover esa acción constitucional debido al derecho
colectivo de “propiedad ancestral sobre la tierra y el territorio del pueblo indígena maya
q'eqchí'”, lo cual es sumamente grave y podría dar lugar a una serie de ilegalidades que
menoscabarían el principio de seguridad jurídica, porque no está claro si los amparistas integran
en su conglomerado a todos aquellos que pudieren haber sido perjudicados y, si acaso no se están
beneficiando con el resultado de esta acción constitucional, aquellos que ningún derecho tienen o
bien que se aprovechan de las circunstancias del que sí lo tiene, debido a que no se logra
determinar quiénes integran esas comunidades y en qué momento empezaron a formar parte de
las mismas; se estaría vulnerando el principio de relatividad, en todo caso; c) dentro del
expediente formado por el Instituto Nacional de Transformación Agraria que obra en autos, se
precisa que es la Procuraduría General de la Nación la que debía interponer las acciones legales
que correspondieran a fin de dejar sin efecto la inscripción registral de la finca un 1371, folio
206, del libro 2 de Izabal, precisamente porque lo lógico es que, de ser declarada su nulidad,
volvería a ser propiedad del Estado de Guatemala, para que así los legítimos poseedores pudieran
tener acceso a la propiedad mediante los mecanismos previstos para regularizar su derecho, tales
como el Fondo de Tierras; lo anteriormente expuesto denota la falta de legitimación activa de los
amparistas; d) no obstante la importancia de ese presupuesto procesal, la definitividad no fue
objeto de consideraciones relevantes en el fallo apelado; es necesario recordar que contra
cualquier inscripción en el Registro General de la Propiedad está previsto el ocurso que se
tramita en la vía incidental, según lo dispuesto en el artículo 1164 del Código Civil, acción que
no caduca; por otro lado, también se encontraba disponible el juicio ordinario de nulidad; y e) la
sentencia impugnada vulneró el principio de estricto derecho o de congruencia, porque los
amparistas no lograron esclarecer cómo es que los actos reclamados causan vulneración al
derecho de propiedad, si ni siquiera tienen en su poder título que lo acredite; la simple
concatenación del contenido del artículo 39 con lo dispuesto en el artículo 67, ambos de la
Constitución Política de la República, no es suficiente, ya que aun tratándose de pueblos
indígenas la propiedad está cimentada en una serie de características que la diferencian de la
simple posesión o tenencia. C) Banco G & T Continental, Sociedad Anónima, y Financiera G &
T Continental, Sociedad Anónima – terceras interesadas–, apelaron, aduciendo: a) de lo expuesto
por los postulantes se desprende que se enteraron del acto que supuestamente les causa agravio
en mil novecientos noventa y seis; dado que el único punto de partida para el cómputo del plazo
previsto en el artículo 20 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad es la
fecha en la que los agraviados tuvieron conocimiento del acto que les perjudica, se evidencia que
la acción de amparo bajo estudio fue planteada extemporáneamente; para que opere la excepción
a la regla de temporalidad la conducta lesiva debe ser actual, cierta, inminente y apta para
modificar la situación de quien invoca el agravio, lo cual no ocurrió en el presente caso; b) de la
revisión exhaustiva de la acción constitucional promovida no se aprecia conducta o acto
manifiestamente contrario a Derecho que implique agravio personal y directo para los
postulantes; c) la procedencia de la tutela constitucional se encuentra sujeta a la condición
ineludible de que el acto señalado como violatorio de derechos constitucionales guarde estricta
relación con el supuesto agravio que se considera causado; es dudoso que el amparo puede
proceder tratándose de agravio conjetural denunciado por solicitantes que no acreditaron una
situación calificada; d) el Registro General de la Propiedad es por definición la institución
pública que tiene por propósito la inscripción, anotación y cancelación de actos y contratos
relativos al dominio y demás derechos reales sobre bienes inmuebles y muebles identificables;
por ende, le corresponde realizar las inscripciones que se le soliciten, sin más exigencias que la
calificación del título; e) la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil,
constituida en Tribunal de Amparo, en el considerando tercero de su fallo se fundamentó en el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes y la responsabilidad que deriva de su contenido para cada Estado en
cuanto a garantizar la identidad social y cultural de esos pueblos, así como su derecho a las
tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o adquirido; sin
embargo, en el artículo 204 de la Constitución Política de la República está previsto que
obligadamente debe observarse el principio de que esa ley fundamental prevalece sobre cualquier
ley o tratado; además, en el artículo 1 del Decreto 996 del Congreso de la República, por el que
se aprobó el referido instrumento internacional, se precisó que este no afectaría derechos
adquiridos; f) no se desacredita el carácter de comunidades representativas de pueblos indígenas
de los postulantes, no obstante, el derecho de propiedad comunal que pretenden hacer valer está
sujeto a la protección, forma de titulación y posesión que el Estado debe reconocer eles y no
puede esgrimirse como causal para la promoción de acciones constitucionales; g) del análisis de
la expresión de argumentos plasmados en el escrito inicial de amparo se establece que los
postulantes basan su reclamación en hechos que, de ser ciertos, implicarían contravención que
tendría que someterse a la jurisdicción ordinaria, y así agotar los procedimientos idóneos
previstos en la ley por parte de los titulares de los derechos subjetivos afectados; y h) por virtud
del principio de relatividad se ha reconocido que la sentencia de amparo no puede tener efectos
erga omnes que podrían generar situaciones desiguales; sin embargo, el Tribunal de Amparo de
primer grado resolvió en términos de un pronunciamiento de carácter general, con el cual
pretendió subsanar mediante la integración de normas la omisión legislativa de dar cumplimiento
al mandato constitucional de que sea emitida ley específica para garantizar el uso y disfrute del
territorio que los postulantes reclaman; es decir, se trata de una regla abstracta y permanente que
vincularía, no sólo a los peticionarios, sin a cualquier persona o autoridad cuya actuación tuviera
relación con la misma, lo cual es improcedente. D) Tableros de Aglomerado, Sociedad Anónima
–tercera interesada–, apeló, aduciendo: a) los postulantes no acreditan con medios probatorios
idóneos el derecho que aseguran que les asiste para reclamar en la vía constitucional; la sola
enunciación de la expresión “derechos ancestrales de propiedad” no consigue ese cometido; b)
los postulantes no comprobaron ser propietarios, tenedores o poseedores comunales de propiedad
agraria alguna, pues la discusión no estriba en si son o no propietarios de las tierras o si se
respetó su identidad indígena, sino que versa sobre un procedimiento administrativo anómalo que
dio lugar a una inscripción registral; c) en el artículo 459, numeral 5º. del Código Civil está
preceptuado que los bienes nacionales de uso no común son, entre otros, los terrenos baldíos y
las tierras que no sean de propiedad privada, por lo que en todo caso correspondería a quien
ejerce poder público reclamar el supuesto agravio que se denuncia; d) los comparecientes
señalaron que actúan tanto a título personal como en representación de una serie de
comunidades; ello impide identificar con claridad quién o quiénes son titulares de cada una de las
cosas objeto del proceso constitucional; de hecho, el a quo, al dictar sentencia, no pudo
establecer los sujetos a los que va dirigida la tutela, pues ni siquiera hizo alusión a individuos
actuando a título personal; e) la operación registral es el conjunto de procedimientos
administrativos que tienen como resultado un acto administrativo, que es la inscripción registral,
siendo esta última la que produce efectos jurídicos; sin embargo, en el presente caso, de la lectura
del planteamiento de amparo no es posible identificar claramente qué acción es la que a juicio de
los postulantes causa agravio a sus derechos constitucionales, si la “anómala operación registral”
o la “primera inscripción de dominio”; inclusive, como petición de fondo, piden que se suspenda
la “anómala operación registral”, que es un hecho administrativo carente de consecuencias
jurídicas; pese a ello, en la sentencia de primera instancia se dispuso dejar en suspenso por dos
años “la primera inscripción de dominio de la finca inscrita bajo el número…”, con lo cual se
extralimitó, en contravención de lo ordenado en la jurisprudencia de la Corte de
Constitucionalidad, en cuanto al principio de intangibilidad de los actos reclamados, según la
cual los tribunales de amparo se encuentran impedidos de sustituir los actos reclamados por
otros; f) de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 469 del Código Civil el proceso establecido
en el ordenamiento jurídico guatemalteco para discutir, alegar y probar sobre la propiedad de un
bien es el juicio ordinario; asimismo, si el propósito es obtener la invalidación de la operación
registral, el procedimiento idóneo es el ocurso contra el Registrador General de la Propiedad; al
no haberse planteado tales acciones en el presente caso, el amparo debió suspenderse por falta de
definitividad; y g) en el artículo 20 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad está dispuesto que el plazo para pedir amparo es de treinta días; según aducen
los postulantes, las inscripciones que califican de anómalas devienen de mil novecientos
veinticinco, es decir hace más de ochenta años; cabe destacar que no se trata de una inscripción
de la cual no pudieran tener conocimiento los postulantes, para motivar así que se dispensara el
indicado presupuesto; tampoco se trata de una nulidad absoluta contra la cual no sea relevante el
plazo, además de que sería otra la vía para ventilar esa pretensión; los amparistas aducen
perturbación a su derecho ancestral de propiedad como comunidades indígenas del pueblo maya
q'eqchí', que aseguran se remonta a dos mil años antes de Cristo, por lo que incluso podría
decirse que el proceder reclamado es mucho más antiguo, prácticamente consistiría en el despojo
que padecieron por la conquista española y en la instauración del Registro de la Propiedad en mil
ochocientos setenta y siete; pero no puede aducirse que exista violación continuada, porque no
hay titularidad de derecho de propiedad debidamente acreditada; por lo tanto, el amparo es
extemporáneo y el Tribunal de Amparo de primer grado debió advertirlo, por ser de su obligado
conocimiento.

En conclusión, independientemente de que sea o no acogida la pretensión de las


postulantes, no se aprecia la existencia de causa justificada para desconocerles legitimación
activa para acceder a la justicia constitucional a obtener pronunciamiento de fondo sobre su
reclamo. En tal virtud, proceder en contrario implicaría contravenir lo preceptuado en el artículo
66 de la Constitución Política de la República [“… los grupos indígenas de ascendencia maya. El
Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de
organización social…”]; así como en los artículos 8 [“… Al aplicar la legislación nacional de los
pueblos interesados deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o su derecho
consuetudinario…”] y 12 [“Los pueblos interesados deberán tener protección contra la violación
de sus derechos, y poder iniciar procedimientos legales, sea personalmente o bien por conducto
de sus organismos representativos, para asegurar el respeto efectivo de tales derechos…”] del
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes. En atención a lo anteriormente relacionado, no es dable atender las
alegaciones formuladas por la autoridad cuestionada y la tercera interesada, respecto al
incumplimiento del aludido presupuesto de viabilidad.

Por tanto, la Corte de Constitucionalidad, con fundamento en lo considerado y leyes


citadas, resuelve: I. Con lugar el recurso de apelación interpuesto por las comunidades indígenas
ancestrales q'eqchí's K'ix ha'(Caserío Quixcan), Se' Y'abal (Caserío La Llorona), Roqi
ha'(Caserío Las Quebradas), Se'Tzuul (Santa María La Llorona), Chipunit'(Caserío Chipunit),
Raxruha'(Caserío San Marcos Raxruhá), Jalaute'(Caserío Jalauté) y Saltul’ (Caserío El Zapotal) –
postulantes–; y, consecuentemente, revoca la sentencia venida en grado y, resolviendo conforme
a Derecho, se modifican los efectos de la protección constitucional otorgada en primer grado,
concediéndose esta en forma definitiva o plena dejando, como consecuencia, sin efecto las
primeras inscripciones de dominio operadas por el Registro General de la Propiedad respecto a
las fincas un mil trescientos setenta y uno (1371), folio doscientos seis (206) del libro dos (2) de
Izabal; un mil doscientos noventa y uno (1291), folio ciento sesenta y tres (163) del libro
cuarenta y tres (43) de Izabal; y un mil doscientos noventa y tres (1293), folio ciento sesenta y
cinco (165) del libro cuarenta y tres (43) de Izabal; así como todas las inscripciones registrales
derivadas de las anteriores; con lo cual el territorio que abarcan las referidas fincas retornará al
dominio del Estado y, por ende, las amparistas tendrán expedita la posibilidad de reanudar el
trámite de su regularización iniciado ante el Instituto Nacional de Transformación Agraria, cuyas
funciones fueron asumidas posteriormente por el Fondo de Tierras. Para efectos positivos de este
fallo, deberá remitirse a esta última institución certificación de lo resuelto. II. Sin lugar el recurso
de apelación interpuesto por Financiera G & T Continental, Sociedad Anónima; Banco G & T
Continental, Sociedad Anónima; Tableros de Aglomerado, Sociedad Anónima; y la Registradora
General de la Propiedad. III. Notifíquese y, con certificación de lo resuelto, devuélvase la pieza
de amparo de primer grado11.

Leyes nacionales aplicadas

• Constitución de la Republica de Guatemala


• Decreto número 176, Código Civil vigente el veintinueve de abril de mil novecientos
veinticinco
• Decreto-Ley 106, Código Civil vigente el tres de octubre de mil novecientos ochenta y
cinco
• Decreto número 416, de veinte de noviembre de mil ochocientos ochenta y ocho
• Ley de Amparo, Exhibición Personal
• Acuerdo 1-2013 de la Corte de Constitucionalidad

Leyes internacionales aplicadas (convenios, tratados u otros instrumentos)

• Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y


Tribunales en Países Independientes
• Declaración Universal de los Derechos Humanos
• Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
• La Convención Americana sobre Derechos Humanos
• Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

Casos similares

Apelación de Sentencia de Amparo

Sentencia No,. 411-2014 de la Corte Suprema de Justicia en la Corte de


Constitucionalidad. Guatemala, doce de enero de dos mil dieciséis.

En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de veintidós de octubre de


dos mil trece, dictada por la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil,
constituida en Tribunal de Amparo, en la acción constitucional de amparo promovida por el
Consejo de Pueblos K'iche's y la Aldea Belejú del municipio de Chicamán, departamento de
Quiché, por medio de sus representantes, Francisco Osmundo Oxlaj Ordóñez y Leonardo Suc
Jom, respectivamente, contra la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas
de Guatemala. Los postulantes actuaron con el patrocinio de los abogados Lucía Inés Xiloj Cuin
y Benito Morales Laynez. Es ponente en el presente caso la Magistrada Presidenta, Gloria
Patricia Porras Escobar, quien expresa el parecer de este Tribunal. resolución número catorce de
treinta de enero de dos mil ocho, dictada dentro del expediente LEXR-cero cuarenta y siete-dos
mil seis (LEXR-047- 2006), por la que la Dirección General de Minería del Ministerio de

11 Citado del portal de la jurisprudencia expediente No. 5955-2013 con fecha 25/11/2015
Energía y Minas de Guatemala otorgó a Nichromet Guatemala, Sociedad Anónima, la licencia
minera de exploración denominada "Los Cimientos", que implica la facultad exclusiva de
localizar, estudiar, analizar y evaluar cadmio, plomo, zinc, cobalto, cobre, minerales del grupo
del platino, molibdeno, níquel, oro, plata y tierras raras argentífero, en los municipios de
Chicamán y Uspantán del departamento de Quiché y en el municipio de Cubulco del
departamento de Baja Verapaz; b) procedimiento por el cual se está tramitando la solicitud de
prórroga de la licencia aludida en el inciso precedente. C) Violaciones que se denuncian: a los
derechos de consulta y de conservar las formas de vida, costumbres, tradiciones y formas de
organización social, que configuran la existencia de los pueblos indígenas. D) Hechos que
motivan el amparo: 1) Producción del acto reclamado: a) el quince de diciembre de dos mil seis
la entidad Nichromet Guatemala, Sociedad Anónima, solicitó al Ministerio de Energía y Minas
licencia de exploración minera para localizar, estudiar, analizar y evaluar cadmio, plomo, zinc,
cobalto, cobre, minerales del grupo del platino, molibdeno, níquel, oro, plata y tierras raras
argentífero, en los municipios de Chicamán y Uspantán del departamento de Quiché y en el
municipio de Cubulco del departamento de Baja Verapaz.

Por lo tanto, la Corte de Constitucionalidad, con fundamento en lo considerado y leyes


citadas, resuelve: I. Sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la Dirección General de
Minería del Ministerio de Energía y Minas de Guatemala –autoridad cuestionada– y,
consecuentemente, confirma la sentencia apelada, precisando que el otorgamiento del amparo se
constriñe a dejar en suspenso definitivo el segundo de los actos reclamados; asimismo, con la
modificación de especificar los alcances de lo dispuesto en el numeral II, en los siguientes
términos: a) se ordena a la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas que,
en un plazo de quince días –contados a partir de la fecha en la que el presente fallo cause
ejecutoria–, eleve el expediente administrativo de la solicitud de prórroga de la licencia de
exploración minera denominada “Los Cimientos” al despacho superior, a fin de que este, que
aglutina a las autoridades máximas de la cartera en referencia [Artículos 2 y 3 del Reglamento
Orgánico Interno del Ministerio de Energía y Minas], a la brevedad posible, asuma las medidas y
gire las instrucciones pertinentes para que las comunidades indígenas asentadas en los
municipios de Chicamán y Uspantán del departamento de Quiché y en el municipio de Cubulco
del departamento de Baja Verapaz, sean consultadas al respecto, conforme los parámetros
relacionados en el apartado considerativo décimo de este pronunciamiento y, de estimarlo
adecuado, tomando como referencia, en lo aplicable, los lineamientos procedimentales que
fueron propuestos por esta Corte en pronunciamientos anteriores

[Sentencias dictadas dentro de los expedientes acumulados 156-2013 y 159-2013, 5712-


2013 y 406- 2014]; b) se conmina a la autoridad cuestionada a que, previo a decidir sobre futuras
solicitudes de autorización de operaciones, proyectos o actividades que propendan a la
exploración, prospección, explotación o aprovechamiento de recursos naturales no renovables en
la misma localidad, o bien, de prórroga de licencias previamente autorizadas, atienda
escrupulosamente lo asentado en los apartados considerativos octavo, noveno, undécimo y
duodécimo del presente fallo; y c) lo ordenado en los incisos a y b es bajo apercibimiento de que,
en caso de incumplimiento, se incurrirá en multa de cuatro mil quetzales, sin perjuicio de las
responsabilidades civiles y penales consiguientes. II. Remítase certificación de la sentencia de
mérito al Congreso de la República, la Corte Suprema de Justicia y Expediente 411-2014 49 la
Universidad de San Carlos de Guatemala. III. Notifíquese y, con certificación de lo resuelto,
devuélvase la pieza de amparo de primer grado.

Comentarios

Es conveniente, en esta época, recordar la verdadera naturaleza social y cultural de Guatemala.


Más allá de sus rasgos más prominentes, como lo son algunos símbolos patrios como el quetzal,
la bandera nacional, la flor blanca y la marimba, también debemos recordar otros elementos que
componen su belleza, única e irrepetible. Su rasgo pluricultural, multilingüe, multiétnico y
plurijurídico. Todos y cada uno de ellos que ensalza la gran variedad cultural de nuestro país,
repleta de costumbres y tradiciones ancestrales. Las etnias maya, xinca y garífuna, forman parte
de esa naturaleza socio-cultural de Guatemala, y sin ellas, la nación pierde su razón de ser.
Porque en la misma Constitución y otras leyes nacionales, se reconoce que el fin supremo del
Estado es el bien común, no solo de la mayoría, sino también, para aquellos grupos marginados o
separados históricamente por razones de raza, color, sexo, idioma, situación económica, política,
etc. Pero, esta misión universal del Estado, no se puede lograr con sencillas proclamaciones
morales ni con la ratificación de tratados y convenios. Los fines del Estado se logran a través de
un aparato procesal-adjetivo, a través de la coercibilidad y la ejecución de las políticas
redactadas por el Congreso y ratificados por el Ejecutivo, para ser finalmente, hechas valer por el
Judicial. El control de legalidad que se ejercen sobre las leyes nacionales y convenios en materia
de derechos humanos de los pueblos indígenas, es una exigibilidad que el Estado se debe
imponer, si se trata de mantener la validez y hegemonía de las distintas instituciones indígenas.
Considera este equipo, que más que necesario, es exigible.

Considero que los pueblos indígenas son una parte fundamental para nuestro país. Además, ellos
consideran la tierra sagrada; y, por esta razón, a lo largo de los años se han ido formando grupos
e instituciones a través de las cuales ejercen justicia y autoridad, más allá de las instituciones
tradicionales del Estado que protegen no solo su territorio, sino que también la naturaleza, el
respeto por la tierra, los valores de la igualdad, el acompañamiento y la solidaridad. Para ellos su
territorio significa más que el área donde se vive, sino que también, es una parte de sí mismos.

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