Está en la página 1de 12

LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL DEL ESTADO

La jurisdicción

(en latín: iuris dictio, ‘decir o declarar el derecho a su propio gobierno’) ? es la


potestad, derivada de la soberanía del Estado, de aplicar el derecho en el caso
concreto, resolviendo de modo definitivo e irrevocable una controversia, que es
ejercida en forma exclusiva por los tribunales de justicia integrados por jueces
autónomos e independientes.1

Uno de los principales rasgos de la potestad jurisdiccional es su carácter


irrevocable y definitivo, capaz de producir en la actuación del derecho lo que
técnicamente se denomina cosa juzgada.

En sentido coloquial, la palabra "jurisdicción" es utilizada para designar el territorio


(Estado, provincia, municipio, región, país, etc.) sobre el cual esta potestad es
ejercida. Del mismo modo, por extensión, es utilizada para designar el área
geográfica de ejercicio de las atribuciones y facultades de una autoridad o las
materias que se encuentran dentro de su competencia; y, en general, para
designar el territorio sobre el cual un Estado ejerce su soberanía.

En palabras del distinguido profesor Eduardo Couture: "Es la función pública,


realizada por los órganos competentes del Estado, con las formas requeridas por
la ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se determinan los derechos de las
partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica,
mediante decisiones bajo autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de
ejecución".

De manera más simplificada, la jurisdicción, es el poder de administrar justicia en


un territorio, es la potestad pública de conocer y sentenciar los casos judiciales,
dentro de su capacidad territorial.

El Diccionario Jurídico-Rafael de Pina Vara indica que es la "Potestad para


administrar justicia atribuida a los jueces, quienes la ejercen aplicando las normas
jurídicas generales y abstractas a los casos concretos que deben decir"

En Chile es posible definir jurisdicción siguiendo al abogado y profesor Mario


Mosquera como el poder deber del Estado radicado preferentemente en los
tribunales de justicia para que estos como órganos imparciales, resuelvan de
manera definitiva e inalterable con posibilidad de ejecución, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica suscitados entre las partes o que surjan de una
violación del ordenamiento jurídico social
TIPOS DE JURISDICCION

Jurisdicción voluntaria

es la función de los tribunales de justicia de conocer y resolver, sin forma de juicio


contradictorio, ciertas materias de relevancia jurídica que la ley ha colocado dentro
de la esfera de sus atribuciones.1

Para el artículo 3° del Código de Procedimiento Civil ecuatoriano «jurisdicción


voluntaria es la que se ejerce en los asuntos que, por su naturaleza o por razón
del estado de las cosas, se resuelven sin contradicción».2

Para el profesor chileno de derecho procesal Mario Mosquera Ruiz la jurisdicción


voluntaria o actos judiciales no contenciosos son aquellos que consisten en una
actividad del Estado, radicada en los tribunales en virtud de expresa disposición
de la ley, siempre que no surja conflicto por oposición de legítimo contradictor,
para que éstos emitan un dictamen a petición de un interesado para cumplir con
los diversos fines perseguidos por su establecimiento. 3

La ley reglamenta la jurisdicción voluntaria a través del procedimiento voluntario


o procedimiento no contencioso, que es el conjunto de trámites o actuaciones
judiciales no contenciosas.

JURISDICCION INDIGENA

El marco nacional e internacional de la cuestión

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999,


establece en su Capítulo VIII que:

El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su


organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres,
idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras
que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y
garantizar sus formas de vida.

Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y desarrollar su identidad étnica


y cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto
(…) Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y promover sus propias
prácticas económicas basadas en la reciprocidad, la solidaridad y el intercambio;
sus actividades productivas tradicionales, su participación en la economía nacional
y a definir sus prioridades (…) (artículos 119, 121 y 123 respectivamente).

En Venezuela, a partir del proceso constituyente y de la puesta en vigencia de la


Constitución de 1999, se adelantan importantes acciones en defensa de los
derechos de los pueblos indígenas. Muestra de estos avances se aprecian a
través de la ratificación por parte del Estado venezolano del Convenio 169 de la
OIT (2001), y de la promulgación de la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat
y Tierras de los Pueblos Indígenas (2001).

Con la adopción del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo


(OIT) sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes en el año 1989,
se abrió un panorama en donde los conceptos de derechos consuetudinarios,
derecho propio, derecho mayor, ley de origen y jurisdicción especial, como los
elementos que conforman el sistema de justicia indígena, progresivamente se han
venido consolidando en el orden jurídico internacional, y en las legislaciones
internas de los Estados de América Latina (Ávila, 2013, 65).

Los avances en el texto constitucional se expresan en el reconocimiento de la


sociedad venezolana como multiétnica y pluricultural reconociéndose ya no en un
régimen de excepción, sino directamente los derechos de los pueblos indígenas a
mantener su cultura, su idioma y su hábitat, entre otros.

Los idiomas indígenas son considerados oficiales de estos pueblos (art. 9),
garantizándose el derecho de estos pueblos a mantener y desarrollar su cultura,
con un ordenamiento político, social y religioso acorde con su sabiduría ancestral,
sobre la base de un sistema económico, de educación y de salud propios y con
derecho a definir sus propias prioridades de desarrollo (arts. 119, 121, 123
respectivamente). Se garantiza también el derecho a la propiedad colectiva de sus
conocimientos y se prohíbe el registro de patentes sobre sus recursos y
conocimientos (art. 124), reconociéndose el derecho consuetudinario indígena (art.
260), así como la representación política a través de tres diputados indígenas en
la Asamblea Nacional (art. 186).

A nivel internacional, el mandato de la Relatoría Especial de Derechos de los


Pueblos Indígenas se ha referido reiteradamente a la cuestión de los sistemas de
justicia propios de los pueblos indígenas. Las principales preocupaciones
planteadas por los pueblos indígenas son la falta de reconocimiento y apoyo
efectivos a sus sistemas de justicia por parte de las autoridades locales,
regionales y nacionales; la existencia de discriminación y prejuicios contra los
pueblos indígenas y sus sistemas de justicia; y la falta de métodos eficaces de
cooperación y coordinación entre sus sistemas de justicia y las autoridades de la
justicia ordinaria del Estado. El cumplimiento de los estándares internacionales de
derechos humanos por parte de los sistemas de justicia tanto ordinarios como
indígenas, en particular en relación con los derechos de las mujeres, los niños y
las personas con discapacidad, es también un asunto de preocupación de la
Relatoría.

La Relatoría ha venido examinando los estándares internacionales relativos a la


justicia indígena consuetudinaria, el acceso a la justicia y el derecho a un juicio
justo; las lecciones aprendidas de las legislaciones nacionales y sentencias
judiciales sobre justicia indígena; y las observaciones y recomendaciones
realizadas por los organismos internacionales de derechos humanos, entre otros.
Tanto el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
(2007), reconoce el derecho de los pueblos indígenas a conservar y reforzar sus
propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales (artículo
5) y a promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales, incluyendo
sus costumbres o sistemas jurídicos, de conformidad con las normas
internacionales de derechos humanos (artículo 34).

Lo anterior constituyen importantes elementos de su derecho a la libre


determinación (artículo 3). Además, la Declaración afirma el derecho de los
pueblos indígenas “a procedimientos equitativos y  justos para el arreglo de
conflictos y controversias con los Estados u otras partes, y a una pronta decisión
sobre sus controversias, así como a una reparación efectiva de toda lesión de sus
derechos individuales y colectivos” teniendo debidamente en cuenta “las
costumbres, las tradiciones, las normas y los sistemas jurídicos de los pueblos
indígenas interesados y las normas internacionales de derechos humanos”
(artículo 40).

Territorio y justicia: una doble dimensión de la jurisdicción

Sin territorio no hay justicia. La premisa de esta doble dimensión de la jurisdicción


especial indígena está establecida y reconocida en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV). En efecto, es en el contenido de los artículos
119 y 260 de la CRBV donde se encuentra estatuido que la administración de los
territorios Indígenas es consustancial con la administración de justicia. Una
conlleva a la otra aún, cuando la demarcación de los hábitats indígenas en el país
sea un derecho pendiente.

La Jurisdicción Especial Indígena es un espacio de justiciabilidad, es decir, implica


la facultad y la posibilidad de hacer valer derechos propios lo cual es un derecho
colectivo reconocido a los pueblos indígenas tanto por la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, como en el
Convenio 169 de la OIT. De igual manera, el Estado venezolano reconoce el
derecho propio de los pueblos indígenas ya que ellos pueden aplicar sus propias
formas de justicia dentro de sus hábitat y tierras a través de sus autoridades
legítimas, y estas sólo deben involucrar a sus habitantes, siempre que no sean
incompatibles con los derechos humanos establecido en la CRBV (1999), los
tratados, pactos y convenciones internaciones.

La Sala Constitucional, a través de sus controvertidas jurisprudencias no ha


logrado establecer aspectos relevantes de la Jurisdicción Especial Indígena, en la
que se brinden herramientas importantes de interpretación, quedando aún una
serie de interrogantes en cuanto a los conflictos de competencia que se suscitan
entre la jurisdicción ordinaria y la Jurisdicción Especial Indígena.

Por lo tanto, las decisiones que se han tomado no dejan ver con claridad la
solución a ciertas situaciones, ejemplo de esto es el desconocimiento de los
diferentes pueblos y comunidades indígenas que habitan en el país y la distinción
entre sus respectivas culturas y sistemas de justicia propios, la falta de
reconocimiento de algunos actores diferenciados de la sociedad y la ausencia de
coordinación clara entre el sistema jurídico nacional y la Jurisdicción Especial
Indígena, impidiendo el establecimiento de bases  conceptuales que sustenten la
jurisdicción, por lo que es importante señalar que la evolución del conflicto entre
las dos jurisdicciones plantea la necesidad de avanzar en una ley de coordinación
para establecer las competencias de cada una, o en el desarrollo y coordinación
de ambas jurisdicciones desde una perspectiva intercultural y de diálogo de
derechos diferenciados.

La jurisdicción especial indígena y la jurisdicción ordinaria pueden operar como


sistemas independientes pero coordinados y complementados mediante una Ley
de Coordinación y Conexión de Jurisdicciones, para administrar justicia según lo
establecido en el artículo 260 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.

Demarcación, autodemarcación y jurisdicción especial indígena

Ha sido en el marco de los procesos de autodemarcacion en el que se ha venido


erigiendo la importancia de la jurisdicción especial indígena. Esta última como
expresión de la revitalización y fortalecimiento de las instituciones tradicionales
indígenas, viene a ocupar un rol importante en la reconfiguración de las
estrategias de las organizaciones Indígenas ante la ausencia de demarcación.

En este sentido, las organizaciones indígenas en Venezuela junto a las


jurisdicciones especiales indígenas que ya vienen administrando justicia en sus
territorios, tienen el compromiso de seguir articulando iniciativas de defensa de los
territorios indígenas desde su cosmovisión y cultura. Para ello, las jurisdicciones
especiales indígenas se convierten en un instrumento clave para el desarrollo de
estrategias de diálogo intercultural de derecho propio.

Entre los aspectos más apremiantes para el desarrollo de las jurisdicciones


especiales indígenas en Venezuela, tenemos:

1. Llamar la atención a la forma como, a través de distintas sentencias, la Sala


Constitucional desconoce a las Jurisdicciones Especiales Indígenas
constituidas en sus comunidades.
2. Debe entenderse que, al haber contextos culturales y territoriales
diferenciados, la gobernanza, gestión territorial y el desarrollo económico
entre otros, son también de carácter diferenciados.
3. Se destaca la importancia de cómo las Jurisdicciones Especiales Indígenas
han logrado incluir, dentro de su competencia territorial, a casi toda la
totalidad de los pueblos originarios.
4. Producir y provocar un dialogo intercultural judicial para que los Circuitos
Judiciales de los estados con población indígena publiquen todas las
sentencias que le envíen los tribunales de la Jurisdicciones Especiales
Indígenas, sin discriminar ninguna.
5. En el marco de un diálogo pluricultural y de reconocimiento mutuo, solicitar
que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la creación de una instancia de
coordinación que permita el diálogo intercultural judicial entre la Jurisdicción
Especial Indígena y la jurisdicción ordinaria respectivamente, así como con
los Organismos de Seguridad del Estado, Ministerio Publico, Defensa
Publica y Defensoría del Pueblo, entre otros.
6. Crear las condiciones para el impulso de una Sala Constitucional
Intercultural Especial en materia indígena, con el fin de tratar asuntos
relativos a conflictos de jurisdicción, control concentrado de la constitución
en materia indígena, conflictos territoriales, control intercultural difuso, entre
otros.
7. Solicitar a los aliados de los pueblos y comunidades indígenas, así como a
los órganos y entes del Estado en materia indígena, sistema de justicia
ordinaria, TSJ, universidades públicas y privadas, a coadyuvar para que la
Jurisdicción Especial Indígena pueda contar con talleres de formación del
sistema de justicia ordinario y en materia de derechos humanos y
ambientales entre otros, en aras de tener criterios para ser más eficientes
como operadores de justicia indígena en los territorios ancestrales y
tradicionales.
8. Las Jurisdicciones Especiales Indígenas, además de impartir justicia en los
territorios indígenas de acuerdo a sus usos y costumbres, son instancias
que juegan un papel clave y fundamental en la protección del territorio, la
gobernanza y en la reactivación de la economía propia de los pueblos y
comunidades indígenas.

JURISDICCION ESPECIAL

Denominación con la que actualmente se hace referencia a los órganos de la


jurisdicción militar, integrantes del poder judicial del Estado, que basan su
organización y funcionamiento en el principio de unidad jurisdiccional y
administran justicia en el ámbito estrictamente castrense y, en su caso, en las
materias que establezca la declaración del Estado de sitio, de acuerdo con la
constitución y lo dispuestos con las leyes penales procesales y disciplinarias
militares

UN CONFLICTO DE JURISDICCIÓN

es aquel que se da, en Derecho, cuando dos o más jueces o tribunales diferentes
entienden que tienen jurisdicción para dirimir un mismo asunto. Como un mismo
asunto sólo puede ser juzgado una vez, es necesario resolver el conflicto antes de
poder resolver el litigio.
Clasificación

Un conflicto de jurisdicción puede ser nacional o internacional. El nacional es


aquel que afecta al ordenamiento jurídico de un solo estado (denominado más
propiamente conflicto de competencia), mientras que el internacional es aquel en
donde dos o más ordenamientos jurídicos entran en conflicto para dirimir un
mismo litigio.Esto no ayuda en nada En ese caso, la resolución del conflicto
depende del Derecho internacional.

Conflicto de jurisdicción nacional

Normalmente es el conflicto menos preocupante, dado que la propia legislación


nacional debería tener mecanismos para resolverlo (acudiendo al órgano
jurisdiccional jerárquicamente superior, por ejemplo).

Sin embargo, existen países en donde esos mecanismos no existen, o son


insuficientes (por ejemplo, en Estados Unidos no existe normativa para dirimir los
conflictos entre los Estados federados). En esos casos el conflicto se asemeja
mucho más a un conflicto internacional.

Conflicto de jurisdicción internacional


Los Conflictos de jurisdicción son uno de los objetivos del Derecho internacional
privado, estos acaecen en el evento que aparezca un conflicto de relevancia
jurídica que contenga un elemento extranjero relevante, el juez que conoce del
asunto litigioso debe determinar si es o no competente para conocer del mismo,
como además determinar la forma de hacer valer en su Estado resoluciones
extranjeras.
CONCEPTO DE COMPETENCIA

La noción de competencia, referida inicialmente al contexto laboral, ha


enriquecido su significado en el campo educativo en donde es entendida como un
saber hacer en situaciones concretas que requieren la aplicación creativa, flexible
y responsable de conocimientos, habilidades y actitudes.

- COMPETENCIA MERCANTIL, CIVIL Y FAMILIAR. La competencia mercantil,


civil y familiar únicamente se refiere al tipo de materia que está especializado un
órgano jurisdiccional. Es decir, un Juzgado en materia administrativa deberá
limitarse a analizar esa materia y no otra.

La competencia es la atribución jurídica otorgada a ciertos y especiales órganos


del Estado que permiten asesorar bienes y derechos a la empresa para tener
pretensiones procesales con preferencia a los demás órganos de su clase. Ese
órgano especial es llamado tribunal. En España, al existir jurisdicción única, se
entiende el desempeño de la misma jurisdicción por todos los tribunales, en lugar
de por cantidades. En Latinoamérica, específicamente en Chile está definida por
ley en el Código Orgánico de Tribunales en su artículo número 108 que dice que la
competencia es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los
negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.

La competencia tiene como supuesto, el principio de pluralidad de tribunales


dentro de un territorio jurisdiccional. Así, las reglas de competencia tienen como
objetivo determinar cuál va a ser el tribunal que va a conocer, con preferencia o
exclusión de los demás, de una controversia que ha puesto en movimiento la
actividad jurisdiccional. Por ello se ha señalado que, si la jurisdicción es la facultad
de administrar justicia, la competencia fija los límites dentro de los cuales se ejerce
tal facultad. O, dicho de otro modo, los jueces ejercen su jurisdicción en la medida
de su competencia.

Mientras los elementos de la jurisdicción están fijados, en la ley , prescindiendo del


caso concreto, la competencia se determina en relación a cada juicio (a cada caso
concreto).

En la competencia también está inmerso el fuero o fuero de competencia, que no


es más que un privilegio para funcionarios con altos cargos públicos, debido a que
estos no pueden ser juzgado por un juez que tenga una jerarquía menor en
referencia de quien se juzga.

Los jueces con mayor jerarquía en el país son los que integran la Corte Nacional
de Justicia, esta corte tiene su sede en Quito.

Además, no solo la ley coloca un asunto dentro de la esfera de las atribuciones de


un tribunal, sino también es posible que las partes (prórroga de competencia o
competencia prorrogada) u otro tribunal (competencia delegada, vía exhorto).

Factores de competencia

Los factores de competencia son aquellos que la ley toma en consideración, para
distribuir la competencia entre los diversos tribunales de justicia del país.

Entre ellos encontramos:

 La materia: es la naturaleza jurídica del asunto litigioso. Que puede ser


civil, mercantil, laboral, penal, constitucional, etc.
 La cuantía: es decir, el valor jurídico o económico de la relación u objeto
litigioso.
 El grado: que se refiere a la instancia o grado jurisdiccional, atendida la
estructura jerárquica de los sistemas judiciales, en que puede ser conocido
un asunto. Puede ser en única, primera o segunda instancia.
 El territorio: es decir, el lugar físico donde se encuentran los sujetos u
objeto de la controversia o donde se produjo el hecho que motiva el juicio.

Aplicando estos factores a una controversia, es posible determinar qué tribunal es


competente para ella, es decir, le corresponde resolver dicho asunto.

La competencia por conexidad

Aunque no es fácil dar un concepto de la conexidad, pues frecuentemente se la


confunde con la acumulación, se dice que las pretensiones o los procesos son
conexos cuando, no obstante su diversidad, tienen elementos comunes o
interdependientes que los vinculen, sea por su objeto, sea por su causa o por
algún efecto procesal.

La vinculación de las pretensiones o de los procesos produce un desplazamiento


de la competencia, atribuyendo el conocimiento de la causa a un juez que, de no
existir aquélla, habría sido incompetente, sea por razón del territorio, de la materia
o del valor. La vinculación de dos o mas pretensiones o procesos puede obedecer
a distintas circunstancias, sea porque de separárselos se dividiría la continencia
de la causa, o se desarticularía la unidad del proceso, o se lesionarían
conveniencias prácticas establecidas por la ley. Invirtiendo el orden para graduarlo
de acuerdo con la intensidad de los nexos tenemos el siguiente esquema:

A) la conexidad por coordinación obedece a razones empíricas de ordenamiento


instrumental; existe la conveniencia meramente práctica que ambos procesos se
tramiten ante un ídem judex, aunque su separación ni divide la continencia de la
causa ni desarticula la unidad del proceso.

Este tipo de conexidad escapa a una definición precisa que comprenda la variedad
de sus supuestos, y si bien en éstos existen elementos, y si bien en éstos existen
elementos comunes o interdependientes, subjetivas u objetivamente
considerados, el elemento nexal es sumamente débil, tanto que solamente una
disposición legal expresa se requiere para desplazar la competencia.

La característica esencial de los supuestos de conexidad por coordinación es que


las pretensiones o procesos se superponen sirviendo el uno de causa al otro,
como si estuvieran determinados por una precedencia lógica.

B) existe conexidad por subordinación cuando el objeto o la causa de una


pretensión o de un proceso se encuentra en una relación de interdependencia con
el objeto o la causa de otro. Es característico, entre otros, el supuesto de las
demandas incidentales.

C) la continencia de la causa es motivo productor de nexos entre pretensiones o


procesos; sobre todo cuando la sentencia que haya de dictarse en uno de ellos
pudiere producir efectos de cosa juzgada en otro u otros. Así la norma del artículo
188 del código procesal argentino.

JUEZ, SUS DEBERES

CÓDIGO DE ÉTICA DEL JUEZ VENEZOLANO Y JUEZA VENEZOLANA

Capítulo II
De los deberes de los jueces y juezas

Formación profesional y actualización de conocimientos

Artículo 13. La formación profesional y la actualización de los conocimientos,


constituyen un derecho y un deber de los jueces y juezas. La Escuela Nacional de
la Magistratura y demás Instituciones académicas creadas a tal fin, dispondrá las
medidas necesarias para asegurar la capacitación permanente de los jueces y
juezas conforme lo prevé la Constitución de la República y la normativa legal
correspondiente.

Rendimiento

Artículo 14. Los jueces y juezas deben mantener un rendimiento satisfactorio,


garantizando su idoneidad, excelencia, eficacia y eficiencia, de acuerdo con los
parámetros establecidos, publicados y exigidos por el Tribunal Supremo de
Justicia.

Expediente administrativo

Artículo 15. A los fines de disponer y mantener registros actualizados


relacionados con el desempeño de los jueces y juezas, su formación y trayectoria
profesional, el Tribunal Supremo de Justicia mantendrá de manera permanente un
expediente administrativo de cada Juez y jueza con la respectiva información
actualizada.

Discreción profesional

Artículo 16. En protección de los derechos constitucionales de las partes a la


intimidad, vida privada, confidencialidad, honor y reputación, los jueces y juezas
deben guardar la debida confidencialidad en los procesos y casos que sean objeto
de su conocimiento, así como sobre los hechos de que se percaten en los límites
de su competencia, lo cual no podrán comunicarlo a personas distintas a las
partes. En ningún caso, obtendrán provecho alguno de la información proveniente
de las causas que conocen.

Los jueces o juezas se abstendrán de expresar opiniones que comprometan su


sujeción a la Constitución y demás leyes de la República, ni deben emitir juicios de
valor que critiquen o censuren las decisiones del Poder Judicial, salvo que se trate
del ejercicio de recursos consagrados en la ley, fundamentación de votos salvados
o concurrentes, o de corrección de las decisiones.

Actuación decorosa

Artículo 17. Los jueces o juezas deben actuar con decoro, ser respetuosos o
respetuosas y cortés con las partes, con los abogados y abogadas, auxiliares de
justicia, personas bajo su supervisión, así como con todas las demás personas
con quienes deban tratar en el desempeño de sus funciones. Asimismo deben
exigir de manera adecuada, el debido comportamiento y buen trato a todas las
personas que concurran al tribunal por cualquier motivo, debiendo hacer que se
respeten sus derechos e impedir cualquier exceso o abuso en su contra.

Ejercicio debido del poder disciplinario

Artículo 18. Los jueces y juezas deben ordenar de oficio o a petición de parte,


todas las medidas necesarias establecidas en la ley, tendentes a prevenir o a
sancionar las faltas a la lealtad y probidad de todos los y las intervinientes en el
proceso; así como las contrarias a la ética profesional, la colusión, fraude procesal
y la temeridad procesal, o cualquier acto contrario a la justicia y al respeto a dichos
intervinientes.

Uso del idioma

Artículo 19. Los jueces o juezas deben emplear el Idioma oficial en forma clara,
procurando que sus decisiones contengan expresiones precisas, inequívocas e
inteligibles, redactadas de manera sencilla y comprensible para las personas que
garanticen una perfecta comprensión de las mismas. Cuando se trate de
decisiones que recaigan sobre pueblos y comunidades Indígenas o sus
integrantes, los jueces y juezas ordenarán lo conducente para la traducción de
forma oral o escrita de dichas sentencias en el idioma originario del pueblo
indígena de pertenencia, de conformidad con lo establecido en las leyes que rigen
la materia.

Dedicación exclusiva e incompatibilidades

Artículo 20. Los jueces o Juezas ejercerán sus funciones a dedicación exclusiva,


la función judicial es incompatible con el libre ejercicio de la abogada o de
cualquier otra función pública o privada, remunerada o no remunerada, Se
excluyen de esta incompatibilidad los cargos académicos, accidentales,
asistenciales o docentes, siempre que estos cargos no interfieran con sus
funciones judiciales.
Gestión administrativa

Artículo 21. Los Jueces y juezas deben realizar sus funciones con eficiencia,
teniendo en cuenta para ello lo establecido en la Constitución de la República,
leyes, reglamentos, providencias, circulares e instrucciones. Los jueces y juezas
cumplirán con el horario establecido; deberán vigilar, conservar y proteger los
documentos y bienes confiados a su guarda, uso o administración; despacharán
en las sedes del recinto Judicial, salvo las excepciones establecidas en la ley;
Informarán cuando no hubiere despacho, audiencia o secretaria; nombrarán como
depositario de dinero o titules valores a un Instituto bancario público o a personas
autorizadas por la ley, cuando se trate de otros bienes.

También podría gustarte