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SOBRE EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO

1. J. D. Salinger: el autor y su obra.


2. Algunas claves para una lectura correcta de El guardián entre el centeno.
2.1. Proceso de escritura de la obra.
2.2. Estructura externa e interna de la novela.
2.3.Holden Caulfield, narrador y personaje.
2.4. Los principales temas de la novela.
3. Conclusión: significado de El guardián entre el centeno.

1. J. D. Salinger: el autor y su obra.-

Jerome David Salinger nació en Nueva York en 1919 y murió en New Hampshire en 2010, tras
varias décadas retirado de la vida pública y custodiando con gran celo su privacidad. Su padre era de
origen judío y se dedicaba a la importación de carnes y quesos europeos; su madre provenía, en cambio,
de una familia cristiana escocesa y tenía inquietudes artísticas. No fue un gran estudiante y lo
inscribieron en una academia militar en el año 1934. En varias entrevistas habló de su afición por el
teatro y de un viaje al centro de Europa cuando tenía apenas diecinueve años. En 1938 se matriculó en
varios cursos sobre la técnica del relato corto impartidos por el escritor y guionista William Burnett y
poco tiempo después empezó a publicar sus primeros cuentos en diversas revistas.

Salinger se alistó en el ejército norteamericano en 1942 e intervino en varias acciones en el contexto


de la Segunda Guerra Mundial, como el desembarco de Normandía, la liberación de algún campo de
concentración y los ulteriores interrogatorios a los detenidos. Esta experiencia cambió toda su vida:
regresó casado con su primera esposa -una doctora alemana de la que pronto se divorciaría- y en 1951
publicó El guardián entre el centeno, la novela que lo haría mundialmente famoso. Tras este libro, en
1953, verán la luz sus Nueve cuentos, también muy elogiados, y otros volúmenes de relatos como Fanny
y Zooey, en 1961; Levantad, carpinteros, la viga del tejado, en 1963 (a medio camino entre el cuento y
la novela); Seymour: una introducción, en 1963, año en el que interrumpió todo contacto con la prensa.
Su última publicación Hapworth 16, 1924, salió en 1965 en el New Yorker, reeditado como un título
independiente en 1996. Sin que pueda afirmarse con rotundidad, circula la idea de que dejó un gran
número de materiales inéditos; el tiempo dirá cuánto hay de cierto en ella.
Muchos admiradores del estadounidense aprecian de manera especial sus textos breves y resaltan su
originalidad. Salinger se muestra muy hábil para componer escenas de la vida norteamericana envueltas
en una atmósfera extraña, casi irreal, con suicidas y personajes felices cuyas peripecias cotidianas se
narran en un estilo directo y realista que será imitado por autores posteriores.

Como adelantábamos arriba, poco después de su gran éxito mediático, el creador de El guardián
entre el centeno decide abandonar la vida pública, pierde interés por participar en cualquier campaña de
autopromoción y pone límites al uso de su imagen o la divulgación de cualquier detalle personal sobre
él que fuese ajeno a su obra. Escondido en su granja de Cornish desde 1965, en la única entrevista
concedida con posterioridad a esa fecha, en 1974, afirmó que amaba escribir, pero que lo hacía ya solo
para su propio disfrute. Todo ello lo convirtió en un personaje enigmático y legendario y alimentó
diversos bulos en torno a su personalidad. En 1967 se divorció de su segunda esposa y madre de sus dos

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hijos, con quien se había casado en 1955, y comenzó a acercarse al budismo. Poco más trascendió desde
ese momento sobre su existencia aparte del revuelo creado por las declaraciones de algunos allegados
que ofrecieron retratos poco amables de su carácter y manera de vivir. Murió en el año 2010, pero no
han dejado de multiplicarse los trabajos que hurgan tanto en esa vertiente privada que se preocupó por
mantener fuera de los focos como en el valor de su legado literario.
2. Algunas claves para una lectura correcta de El guardián entre el centeno.-

Desde que se publicó por primera vez en 1951, el éxito de ventas de la única novela publicada por
Jerry Salinger se ha mantenido constante y alcanza cifras supersónicas que le permitieron vivir durante
más de cuatro décadas en un retiro acomodado gracias a los cuantiosos beneficios de sus derechos de
autor. Estos son algunos elementos que se deben tener en cuenta para comprender su singularidad y
enmarcarla correctamente en el contexto de la novelística estadounidense contemporánea.
2.1. Proceso de escritura de la obra:

El proceso de escritura de esta novela abarcó casi diez años de la vida de su autor. Como ocurre en
tantos otros casos, el germen de la historia parece que puede encontrarse en dos relatos cortos que publicó
con anterioridad: “Estoy loco”, editado en la revista Collier en 1945 y “La leve rebelión en Madison”,
en el New Yorker un año después, en 1946. En ambos parecen anticiparse algunos rasgos de la
personalidad de Cauldfield, protagonista del segundo, e intervienen algunos personajes que reaparecen
en nuestra obra. Según declaraciones del novelista, cuando fue a la guerra llevó consigo seis capítulos
del libro en el que estaba trabajando y de los que no solía desprenderse porque para él tenían el valor de
un amuleto, le daban fuerza para luchar por sobrevivir y le recordaban la razón que podía justificar su
presencia en el frente: conocer de cerca el dolor humano para poder convertirse en un auténtico escritor.
Salinger regresa convertido en un individuo muy distinto del joven privilegiado que había partido al
combate con la idea de que iba a vivir una gran aventura y, por fin, se ve capaz de culminar un relato
que habla de la pérdida de la inocencia y de la entrada en la edad adulta.

2.2. Estructura externa e interna de la novela:


La novela se divide en veintiséis capítulos, en los que el protagonista, Holden Caulfield, narra la
aventura que vive durante tres días cuando lo expulsan de Pencey, el colegio en donde estaba matriculado
como alumno interno.
Holden es un chico conflictivo, que solo destaca en la materia de Lengua por su dominio de la
escritura y sus abundantes y variadas lecturas, y que no se adapta a su entorno. A lo largo del relato
comenta que no es este el primer centro del que lo echan y ha llegado el momento de cambiar de vida.
Por eso decide huir antes de que el comunicado de su nueva expulsión llegue a manos de sus padres y
vivir nuevas experiencias durante los días que median entre dicha huida y la fecha en que debieran
comenzar las vacaciones navideñas y se reciba en su casa la notificación del colegio. Las dos jornadas
que pasa en Nueva York, solo y sin un plan fijo, van a proporcionárselas y lo acercan al lado sórdido de
la vida adulta, lo cual acaba por decidirlo a marchar al campo, aunque finalmente descarta semejante
idea. Todo esto se cuenta de manera lineal, enmarcando la narración en un contexto apenas sugerido al
comienzo cuando Caulfield anuncia su intención de hacer un esfuerzo retrospectivo para hablar de sí
mismo ante un grupo de receptores presentes mientras dura el proceso de la narración. De manera
reiterada los alude mediante fórmulas en segunda persona, transmitiendo una apariencia de oralidad e

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inmediatez que los lectores perciben enseguida y que se mantiene hasta el final, cuando los guiños a esos
narratarios (receptores) se vuelven más explícitos en el brevísimo capítulo-epílogo.
El argumento que esbozábamos arriba se dispone en tres partes:

a) PLANTEAMIENTO (capítulos 1-7): los sucesos más relevantes que aparecen en este tramo
son:
• Holden justifica su narración y la comienza a partir del momento en que es expulsado de
Pencey (cap. 1)
• Va a visitar al profesor Spencer y tiene una interesante charla con él (caps. 1-2)
• Explica cómo era su relación con sus compañeros de la residencia de estudiantes y decide
marcharse cuanto antes de allí (caps. 3-7).
b) NUDO (capítulos 8-24): los sucesos más importantes que ocurren en esta parte son:
• Holden coge un tren y, una vez en Nueva York, se hospeda en un hotel que considera
lleno de seres perversos y estúpidos (cap. 9)
• Sale del hotel y va primero a un local donde puede bailar, pero fracasa en el intento por
relacionarse con unas chicas, y, más tarde, al bar donde actúa un conocido pianista; se
encuentra allí con una antigua novia de su hermano y opta por marcharse (caps. 10-12)
• Regresa al hotel y contrata a través del ascensorista los servicios de una prostituta. Las
cosas no salen como espera y prefiere abandonar el alojamiento (caps. 13-14).
• Llama a Sally Hayes y tiene una cita con ella que también resulta desastrosa. Queda con
un antiguo compañero aunque no consigue retenerlo demasiado tiempo. Termina por
emborracharse solo y sin saber muy bien qué hacer (caps. 16-19)
• Determina ir hasta su casa para ver a su hermana sin que sus padres se enteren. Contacta
con el que había sido su profesor favorito y este lo invita a pasar la noche en su
apartamento, pero se produce una situación confusa y marcha precipitadamente. Adopta
la decisión de abandonarlo todo e irse al campo, pero quiere despedirse de su hermana
(caps. 20-25)
c) DESENLACE (caps. 25-26):
• Su hermana acude a la cita con la intención de escaparse con él, lo cual modifica sus
planes. Recapacita y vuelve a su casa.
• Unos meses más tarde, Holden deja entrever que su salud se ha visto seriamente dañada
y está en una clínica para reponerse antes de empezar en un nuevo colegio. Ese es el
escenario donde ha relatado los acontecimientos que se suceden en los capítulos
anteriorea

2.3. Holden Caulfield, narrador y protagonista:

Holden Caulfield es el narrador y el protagonista de esta historia que, según se ha visto, contiene la
crónica de unos días muy importantes en su trayectoria vital. Nos encontramos ante un narrador interno
(intradiegético) que habla directamente ante un grupo impreciso de oyentes a quienes alude de manera
reiterada mediante pronombres y verbos en segunda persona. Dado que el principio y el final de la novela
parecen ubicarnos en un centro de salud donde nuestro personaje está reponiéndose unos meses después
de que todo aquello haya ocurrido, hay base para pensar que esos destinatarios (narratarios) son pacientes
o individuos que lo acompañan en dicho lugar.

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El empeño por explicarse ante su auditorio motiva un relato que transcurre en dos tiempos: el del
marco narrativo (el presente desde el que está contando todo), cuando Holden ha cumplido ya diecisiete
años; y el de la historia propiamente dicha, tres días previos a las vacaciones de la Navidad anterior
cuando todavía tenía dieciséis. La narración avanza de manera lineal, pero el narrador conoce de
antemano todos los hechos y eso le permite introducir a veces alguna anticipación o hacer algún flash-
back para añadir detalles del pasado que pueden clarificar mejor alguna situación. A Caulfield le cuesta
trabajo concentrarse en su discurso y con frecuencia se interrumpe para hacer digresiones que traslucen
su visión pesimista y extremadamente crítica de la realidad, pero también para evocar momentos de su
infancia, una época feliz en la que su hermano Allie estaba vivo y él se había hecho amigo de Jane
Gallaher.
La elección de Holden como narrador es uno de los grandes aciertos de Salinger para sus numerosos
admiradores. Suya es la voz que escuchamos continuamente, la voz característica de un adolescente de
la época, con sus muletillas y expresiones muy coloquiales, propias de la lengua oral que está empleando
para hacer su relato. Y suyo es el punto de vista desde el que se focalizan e interpretan los hechos o se
juzgan comportamientos y actitudes. Es el punto de vista de un joven rebelde, precoz en algún sentido,
pero demasiado ingenuo en otros, que comprueba en unos pocos días lo dura y poco humana que puede
ser la vida en una gran ciudad como Nueva York donde se ve obligado a salir de situaciones
comprometidas sin ayuda de nadie, solo e incapaz de adaptarse a un medio que considera sórdido,
hipócrita y hostil. La rebeldía del muchacho proviene del contraste radical entre la realidad y su visión
de las cosas, algo que lo mantiene en una permanente actitud de rechazo. Su ignorancia y falta de
experiencia lo lleva a negar con una absurda prepotencia todo lo que ignora y, en ocasiones, a caer en
evidentes contradicciones. Caulfield se convierte así en un antihéroe prototípico y la breve e intensa
peripecia que recoge la novela constituye por ello un buen ejemplo de lo que se denomina novela de
aprendizaje, pero también de una época en la que se comienza a cobrar conciencia del peligro que
encierra la -por aquel entonces- nueva sociedad de masas y la dificultad de mantener en ella una
sensibilidad individualizada contraria al sistema de valores que se va imponiendo en ella.
2.4.Los principales temas de la novela:
Muchos análisis y reseñas sobre el libro de Salinger coinciden en señalar que cabe leerlo como
crónica de la profunda crisis existencial que padece Holden, su protagonista, a raíz de la pérdida de su
hermano Allie. La muerte del pequeño parece haberlo anestesiado ante cualquier tipo de afecto y solo
Phoebe despierta en un sentimiento similar. No lo encuentra en sus padres ni en su hermano mayor y
cuando aparece a su lado una figura paternal como la del profesor Antolini, ocurre algo que lo decepciona
y le hace apartarse de él.

Sin embargo, Caulfield sigue siendo un ser sensible y vive de manera conflictiva su relación con el
mundo en general y con las chicas de un modo particular, lo cual permite introducir el tema del amor y
el sexo en la novela. Envidia a compañeros como Stradlater, que puede tener sexo o encuentros
románticos casuales. Al saber de su cita con Jane Gallagher se pone celoso porque, sin confesarlo
abiertamente, siente algo especial por ella y tiene la sensación de que todo lo que ama se deteriora.
Cuando abandona Pencey pretende crearse una nueva identidad camuflando su edad para acceder a
experiencias adultas, pero, después de haberla contratado, renuncia a recibir los servicios de una joven
prostituta y solo quiere hablar, algo imposible porque la muchacha no es capaz de escucharlo.

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La pérdida de la inocencia aparece en la experiencia de Holden como contrapartida inevitable de la
madurez y se convierte en eje vertebrador de las tensiones que se producen en su fuero interno. El mundo
se le revela como algo falso y hostil, lleno de adultos que no están a la altura de lo que él puede esperar:
el taxista que lo trata como si fuese tonto, el ascensorista que apoya el reclamo injustificado de más
dinero por los servicios no prestados de la prostituta, el profesor en el que cree ver un comportamiento
inapropiado…. Y la escuela no lo ha preparado para hacer frente a esa realidad que considera irracional
e incomprensible.
A excepción de Phoebe, Allie y él mismo, todo y todos son falsos e hipócritas para el joven Caulfied.
Ser falso significa aceptar las reglas del mundo sin quejarse por lo corta que puede ser la vida, como
demuestra la muerte prematura de su propio hermano, algo que lo llena de rabia y frustración. Para
colmo, se multiplican los ejemplos de individuos mediocres e insustanciales que adquieren un
reconocimiento inmediato. Stradlater, el director de su colegio y sus antiguos compañeros son objeto de
su diatriba: los considera farsantes y artificiosos, el contrapunto de su hermana menor y el desaparecido
Allie.
Precisamente la muerte de su hermano supone un punto de inflexión en la vida de Holden, el
momento en que toma conciencia de que la muerte es una realidad cruel e inevitable en la mayor parte
de los casos, aunque también ha visto cómo hay quienes la abrazan de manera voluntaria, como James
Castle, que se arroja al vacío y cuyo cuerpo ensangrentado deja una huella indeleble en la memoria del
joven. La idea del suicidio puede rondarle por la cabeza porque su deseo más íntimo quizás sea dejar de
sufrir. Sin embargo, cree que la muerte solo representa otra forma de soledad -tal vez la más cruel- y
acarrea un sufrimiento tremendo a los seres queridos de quien muere. Él no soporta imaginar el dolor de
Phoebe en ninguna circunstancia; ni siquiera resiste su negativa a dejarlo partir lejos de la ciudad para
vivir su propia vida, y ese afán por proteger a la hermana interrumpe bruscamente su aventura: termina
por ceder ante ella y superar su contradicción básica: cuanta más ayuda, apoyo y cariño necesita de los
demás, más se aleja de ellos y más exagera su comportamiento antisocial.
De lo dicho hasta aquí se desprende que los temas de la novela se van abordando al hilo de la
peripecia del narrador protagonista y, por ello, su continuo deambular sin compañía ni rumbo fijo
sugiere también una reflexión sobre la soledad. Holden reconoce que está muy solo, pero cuando tiene
la oportunidad de relacionarse con alguien acaba por arruinarla con su actitud, para autoprotegerse frente
al desengaño o el dolor que le produciría la frustración de las expectativas con que se aproxima a esa
nueva relación. Por eso llama a Jane, pero cuelga el teléfono antes de que ella lo coja o dice cualquier
cosa hiriente que aleja a sus amigos cuando podría disfrutar de un rato de camaradería. En esos
momentos parece que prefiere estar solo a sufrir por sentirse abandonado, o, peor aún, notar una
sensación de vacío como la que le dejó la muerte de Allie. A remediar esta carencia de habilidades
sociales del personaje no contribuyen los adultos de su entorno: sus padres no parecen preocuparse más
que por que avance en sus estudios, por gestionar sus reiteradas expulsiones y matricularlo en nuevos
colegios; y sus profesores tampoco parecen conscientes de la envergadura de sus problemas. A Holden
le faltan referentes ya que quienes podrían proporcionárselos, aquellos que podrían ejercer sobre él una
autoridad moral por su experiencia y sabiduría, lo único que le confirman es que la hipocresía es el
principio que rige la vida en sociedad.

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3. Significado de El guardián entre el centeno.-
Salinger encuentra el título para la novela que lo ha hecho célebre entre unos versos de Robert
Burns (1759-1796), poeta escocés que pasa por ser precursor del movimiento romántico y entre
cuyos poemas se conserva una cancioncilla titulada “A través del centeno” que Holden evoca en dos
ocasiones: la primera vez en el capítulo 16, cuando cuenta cómo la entona un niño mientras sus
padres van detrás de él, conversando animadamente después de haber asistido a un oficio dominical.
La segunda, en el 22, en respuesta a la pregunta directa de su hermana sobre qué le gustaría hacer
en la vida. Caulfield adapta y reinterpreta el texto de Burns (su sentido es muy distinto ya que -como
ocurre con frecuencia en la lírica popular- tiene un aire pícaro y sugiere una escena sexual) y dice
que le gustaría ser como aquel guardián entre el centeno que vigila el juego de miles de niños al
borde de un precipicio y evita que caigan por él, cogiéndolos en volandas cuando se acercan
demasiado al peligro.
La metáfora del guardián que quiere evitar a toda costa la pérdida irreparable de la inocencia
infantil sintetiza el conflicto íntimo de Holden y el sentido de un libro que indaga como pocos en
el universo de la adolescencia. Salinger otorga al muchacho el papel de narrador porque es un ser
sensible y dolorosamente consciente de que puede ser tan hipócrita y violento como la mayor parte
de los individuos que se cruzan en su camino; no encaja en el mundo y lo desprecia, pero ese enojo
permanente no lo libera del sufrimiento, más bien al contrario. Tomar conciencia de semejante
realidad supone un avance sin retorno hacia la madurez y justifica el rango de novela de aprendizaje
que también suele adjudicársele a este relato, una categoría que incluye un buen número de títulos
en la narrativa anglosajona, alguno de los cuales salen a relucir entre las variadas referencias
intertextuales que salpican el discurso del narrador, buen lector a pesar de su pésimo historial
académico.

Por último no está de más recordar que El guardián entre el centeno ocupa también un lugar
relevante en la narrativa estadounidense porque, en cierto sentido, puede conectarse con sus dos
generaciones más interesantes de narradores: la generación perdida y la beat. El libro se publicó
cuando todavía se respiraba en el país el ambiente triunfalista derivado del desenlace de la Segunda
Guerra Mundial. Un nuevo modelo social basado en un consumismo sin freno y azuzado por los
medios de comunicación y campañas publicitarias cada vez más agresivas había permitido retomar
el sueño de una América fuerte y poderosa frente al enemigo comunista. Pero la ola de
conservadurismo creciente que envuelve ese proceso genera un descontento también en aumento
entre los jóvenes que estallará cuando la nación se involucre en un nuevo conflicto bélico al otro
lado del mundo. El joven Caulfield no deja de ser un producto típico de ese desconcierto.

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