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Pontificia universidad Javeriana

Autor Antiguo-Ensayo final


Por: Juan Felipe Mejía

El corpus de la obra Aristotélica, a pesar de hoy en día no estar completa, es de gran


complejidad y se encuentra enlazada la una con la otra, aunque tenga un orden
recomendado de lectura o análisis. Hoy nos enfocaremos en el análisis de un apartado
de los tratados lógicos, el cual nos presenta un problema que nace en el lenguaje, pero
trasciende a este, tocando el entendimiento de nuestro mundo y llegando a la esfera
física, sobre el ordenamiento natural.

En ese orden de ideas la pretensión de este ensayo será el análisis a los conceptos de
necesidad y posibilidad presentes en el órganon y el cómo estos permean el aspecto
ético de la elección y la responsabilidad. Nos enfrentamos aquí al dilema ontológico
sobre el determinismo y el azar, tomando en cuenta esos dos aspectos de su obra ¿se
encuentra todo predestinado o existe la libertad de acción?

En la obra aristotélica, la potencia es un elemento clave de la su obra para demostrar la


ausencia de determinismo, sin embargo, antes de defender esta tesis, debemos de
tomar en cuenta que estos conceptos a tratar dan paso a la lógica modal, que se
encarga de los llamados mundos posibles. Por esto es necesario conocer la implicación
de cada uno de ellos en este problema, pues tal y como cada uno se presenta, son el
contrario al otro en perspectiva; analicemos lo expuesto en el siguiente párrafo del
apartado 9 -sobre la oposición de los futuros contingentes- del órganon II sobre la
necesidad y lo que esta conlleva:

“En efecto, si toda afirmación o negación <es> verdadera o falsa, también


necesariamente todo <lo afirmado o negado> ha de darse o no darse; pues, si
uno dijera que algo será y otro dijera que eso mismo no será, es evidente que
uno de los dos dice necesariamente la verdad, si toda afirmación es verdadera o
falsa: pues en las cosas de ese tipo no se darán ambas a la vez. En efecto, si es
verdad decir que es blanco o que no es blanco, necesariamente será blanco o no
será blanco y, si es blanco o no es blanco, será verdad afirmarlo o negarlo; y, si
no se da, se dice una falsedad y, si se dice una falsedad, no se da; así que
necesariamente la afirmación o la negación ha de ser verdadera.
Ahora bien, entonces nada es ni llega a ser por azar, ni llega a ser cualquier cosa
al azar, ni será o no será, sino que todas las cosas son <lo que son> por
necesidad, y no cualquier cosa al azar (en efecto, o bien dice la verdad el que
afirma o bien el que niega); pues <de otro modo> lo mismo podría llegar a ser
cualquier cosa al azar no tiene ni tendrá por qué ser así o no ser así.”
(Aristóteles, 1995, sobre la interpretación,9,33 a 9, P.51)

Tomando en cuenta lo anterior, establecemos el criterio de verdad de las proposiciones


referida a nuestro mundo físico en su componente factico, por lo que, el mundo se ve
de manera determinista; dado el ejemplo anterior, lo que es o no es blanco, esta
condición se establece previo al conocimiento del objeto por un observador. Por lo que
la necesidad, como se nos explicara mas adelante en el mismo apartado, carece de
azar, por esto, se cierra la posibilidad a futuros contingentes; es por lo anterior que, si
una proposición se cumple, es una verdad necesaria, un “deber ser” sin azar, el
esfuerzo resulta inútil y se puede afirmar: <Lo que es> es por necesidad y no posee
otra forma de ser.

De considerar el determinismo como la realidad, representa una “predestinación” de


todo lo existente a un fin último, por lo que cada cosa, cada persona y cada palabra de
este ensayo estaban destinados a ser tal cual se presentan sin ninguna otra alternativa,
a pesar de que se conciba lo contrario. En este escenario, todo razonamiento y todo
curso de acción, es un camino ya establecido y tomado previamente.

Ahora hablemos de la alternativa planteada, la posibilidad; esta es expuesta en el


siguiente fragmento del mismo apartado 9 del del órganon II:

“de modo que también <pasa eso> con todos los demás sucesos que se dicen
según ese tipo de posibilidad; entonces es manifiesto que no todas las cosas son
ni llegan a ser por necesidad, sino que unas <son o llegan a ser> cualquier cosa
al azar y ni la afirmación ni la negación son en nada mas verdaderas, y en otras
es mas <verdadera> y <se da> en la mayoría de los casos una de las dos cosas,
pero cabe desde luego, que suceda también la otra en vez de la primera.”
(Aristóteles,1995, sobre la interpretación,9,16 a 25, P.54) (potencia)

Como podemos evidenciar, se nos plantea lo opuesto a la necesidad. Puesto que la


posibilidad plantea el como las cosas llegan o no a ser, por un azar que no determina
los resultados, esto claramente limitado a la naturaleza de las circunstancias o el objeto,
puesto que una semilla de un roble no germinara como un conejo, sino que esta se ve
condicionada a la posibilidad de germinar y transformarse en un árbol de la misma
especie o no hacerlo.

Es en la posibilidad donde se evidencia la potencia del modelo filosóficos Aristotélico,


ya que las cosas son en si potencia a ser acorde a su naturaleza, la semilla de roble en
potencia es un árbol de roble o en esta lógica modal, la semilla posiblemente será un
árbol de roble. Concepto el cual se puede ver no solo en la condición de ser, sino
también en el actuar.

Como ya hemos visto, Aristóteles, a pesar de no descartar del todo el concepto de


necesidad, no parece ser el determinismo, la visión que adopta como solución a nuestro
problema. Aristóteles en su Física nos habla del movimiento, el cambio como algo
inteligible, usando como uno de sus contraargumentos hacia Parménides que niega la
existencia de este, la potencia, un concepto clave para explicar el movimiento de las
cosas, este se puede definir como: la actualización de la materia, la transición de la
potencia al acto. Aquí la potencia lo podemos entender como un sinónimo de la
posibilidad, la capacidad de poder o no, ser.

Tomando en cuenta lo anterior, este movimiento no solo se puede entender como la


germinación de una semilla, como ya hemos planteado o el desplazamiento locativo de
un individuo o cosa, también se evidencia en la alteración de un ente a otro, causándole
un cambio, moviéndolo. Es por esto por lo que resulta inevitable asociar esto al aspecto
de la toma de decisiones, pues, no podemos olvidar como los hombres son por
naturaleza animales políticos. Cuando se nos habla en La ética a Nicómaco sobre la
elección:

Y como el objeto de la elección es algo que está en nuestro poder y es tema de


deliberación y deseable, la elección será también un deseo deliberado de cosas
a nuestro alcance; porque cuando decidimos después de deliberar deseamos de
acuerdo con la deliberación. Hemos descrito, pues, en líneas generales la
elección y hemos dicho sobre que objetos versa, y que estos son los que
conducen a los fines. (Aritoteles,1949, Ética a Nicómaco, 3, 1113 a 9-14).

Es aquí donde se nos expone como, esta actúa como un “deseo deliberado de aquello
que depende de nosotros”, pues se reflexiona sobre esta y los medios para llevarla de
la potencia al acto y es por esto que sin duda alguna se puede afirmar “Hay hombres
que escogen el mal y los vicios sobre el bien y la virtud”, realidad diferente a lo
planteado por Sócrates y el cómo se escoge el mal por la ignorancia; Pues, estos
pudiendo actuar como aquel que elige bien, que ha educado su carácter para escoger
el bien en lugar del vicio, aquel que se maneja en por el sendero de la recta razón, un
individuo prudente, deciden rechazar este camino.

Es en lo anteriormente expuesto que contemplamos a los hombres viciosos y solo ha


sido responsabilidad de estos mismos el afrontar las ultimas consecuencias que a las
que sus vicios y carácter poco entrenado los puedan llevar. Es aquí donde observamos
la responsabilidad y libertad como una posibilidad de acción, cada hombre será el
responsable de la educación de su carácter y las elecciones a las que este lo guíen,
sean las más adecuadas a la circunstancia (justo medio) o las más desastrosas (pecar
por exceso o por defecto), el afrontar esto, recae únicamente en ese individuo. Por lo
que a pesar de todos los hombres tender hacia el bien, como indica las primeras líneas
de la ética, esto no resulta un camino previamente trazado sino uno que podemos o no
recorrer.

A manera de conclusión, es en este último apartado donde se evidencia plenamente el


sendero tomado por Aristóteles en este problema ontológico, la posibilidad. Ya que no
parece que podamos plantear un mundo donde la necesidad determinista y la
posibilidad sujeta a ese azar, convivan sin dar lugar a una contradicción, ya que, de ser
así, se debe de establecer ese mundo que permita las contradicciones de esta índole o
se reformule el problema desde otro lente, un modelo lógico el cual no contempla eso
como una contradicción, y, por lo tanto, no se viole este principio.

Bibliografía
-Aristóteles. Traducción de Sanmartín. M.C. (1995). Tratados de Lógica (Órganon II).
Madrid, España. Gredos
- Aristóteles. Traducción de Araujo. M. y Marías. J. (1959). Ética a Nicómaco. Madrid,
España. Gredos

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