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LA LITERATURA BARROCA

Lengua castellana y Literatura- 1º Bachillerato

1. Contexto histórico, político y social.

Bajo el reinado de los Austrias menores, Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700) se
consuma la decadencia del imperio español. Es la época en que España pasa de su más alta cumbre a su más honda
decadencia.

En el exterior, nuestros ejércitos van siendo derrotados y tras la Guerra de los Treinta Años, España pierde su
hegemonía en Europa. La política interior está marcada por la ineptitud y corrupción de reyes, validos o
gobernadores, que consumen la hacienda pública en gastos superfluos.

Por su parte, la economía experimenta un agotamiento creciente: las crisis se suceden sin soluciones.

- Menguan los metales preciosos y las mercancías que venían de América.

- La industria vive un progresivo abandono.

- La nobleza y el clero acaparan el 95 por ciento de las tierras, mientras que los campesinos humildes pasan hambre
y, a menudo, abandonan el campo y buscan trabajo en las ciudades, en las que confluye una masa de menesterosos
(personas que viven con mucha escasez).

Así pues, depresión económica, injusticia, hambre…Añádanse los efectos de las pestes, de las guerras, de la
emigración a América. No extrañará que España, entre fines del XVI y mediados del XVII, pierda la cuarta parte de su
población.

2. Características del Barroco

Tras diversas interpretaciones, el Barroco es visto hoy como una concepción de la vida y el arte que responde a las
circunstancias históricas explicadas en el punto anterior. El espíritu barroco está caracterizado por el desengaño.
Esta palabra clave encierra el derrumbamiento del idealismo renacentista, con sus ilusiones, su visión armónica del
mundo y del ser humano, su amor a la vida. El desengaño barroco es, en gran medida, un vitalismo frustrado: unas
ansias de vivir que, en aquel mundo, no hallan cauce fácil para desarrollarse plenamente. Surge así una concepción
negativa del mundo y de la vida. Algunas ideas que se ven reflejadas en los poemas son: el mundo carece de valor y
está dominado por la discordia”; la vida es contradicción y lucha; además, es breve, fugaz, inconsistente; el tiempo lo
destruye todo y nos destruye; vivir es “ir muriendo”…Son temas graves que giran en torno a sentimientos como la
preocupación, la inquietud, el desazón, la angustia…

Pero ante tales temas son posibles otros enfoques: por ejemplo, una actitud ascética. La fe cristiana predicaba el
“desprecio del mundo”; a la brevedad de la vida terrenal, oponía una vida eterna; y si vivir es morir, la muerte
conducirá a una vida plena. Con tal enfoque se hacían coincidir las enseñanzas de la filosofía estoica, que enseñaba a
despegarse de lo mundano y a aceptar serenamente los sufrimientos y la muerte.

Debe advertirse, con todo, que la religión y la filosofía no siempre sirvieron de consuelo: no siempre coincidían las
creencias y los anhelos. De ahí que se haya observado una tensión entre anhelo vitalista del mundo y fuga ascética
de él (Lope y Quevedo la mostrarán en sus poemas).

Y aún caben otras actitudes. Así, la evasión en diversas formas. Una, de especial importancia, fue la esteticista: el
refugiarse en mundos de imperecedera belleza. Otra vía era la de la pura diversión: ciertas manifestaciones como
por ejemplo el teatro, eran formas de olvidar, o de hacer olvidar, pesares e inquietudes.
Esto último linda con otras actitudes, como la conformista, que aceptan y apoyan los valores establecidos (políticos,
sociales y religiosos), y que dejaba poco margen al inconformismo por la censura, solo plasmado en la poesía satírica.

En resumen, el malestar histórico apenas podía encontrar cauces directos de salida; y ante un panorama tan
insatisfactorio, varias fueron las actitudes adoptadas por los escritores: la expresión angustiada del desengaño, a
veces aliviados por vías ascéticas o filosóficas; o la entrega a goces efímeros, o la evasión esteticista, o la diversión, o
la acomodación conformista…Actitudes y talantes que se entremezclarán en la poesía, el teatro y la narrativa.

3. Géneros literarios del Barroco:

LÍRICA

- Conceptismo y culteranismo: características

Frente a la naturalidad, la armonía, la mesura renacentistas, la lengua poética barroca se caracterizaría por el
artificio, la tensión, la intensidad. Se tensan los conceptos y los recursos expresivos, para exprimir las posibilidades
del lenguaje. En este sentido, se suele hacer una distinción entre dos estilos dentro del Barroco:

- El conceptismo se preocuparía esencialmente por el contenido, por el “fondo”. Buscaría la sutileza, la profundidad
o la densidad. Sus recursos más característicos serían los juegos de palabras, los dobles sentidos. Su máximo
representante, Francisco de Quevedo.

- El culteranismo se preocuparía sobre todo por la “forma”; busca la belleza, la riqueza sensorial, la ornamentación
exuberante, la brillante dificultad. Lo caracterizarían especialmente el léxico culto, el retorcimiento sintáctico y las
metáforas audaces. Lo preside Luis de Góngora.

Sin embargo, no debemos considerar estas dos tendencias como opuestas, pues escritores clasificados
tradicionalmente en uno u otro bando utilizarán muchos recursos comunes.

Temas de la lírica barroca

- Poesía filosófica, moral y religiosa. En ella se hallará la concepción desengañada de la vida y las vías de consuelo
expuestas (ascética, estoicismo). Aparece el paso inexorable y destructor del tiempo (tempus fugit) y la amenaza
constante de la muerte (memento mori).

- Poesía amorosa. Es abundante y conviene tener presente la pervivencia de los temas del ·amor cortés” y del
petrarquismo, aunque tratados con más intensidad.

- Poesía satírica y burlesca. Por un lado censura las actitudes y los hábitos d ela época, y por otro, trata temas y
tópicos barrocos de una forma jocosa.

- Otros géneros y temas. Son poemas de circunstancias (elogios, elegías fúnebres…); las fábulas mitológicas; las
poesías descriptivas.

TEATRO

A diferencia del Renacimiento, que no dio especial relevancia al teatro, el Barroco es el período de máximo
desarrollo de este género. La propia época tiene en sí misma un carácter teatral y el viejo tópico del theatrum mundi
se revitalizó en un ambiente en que el ser humano vive en un laberinto hecho de apariencias, engaños y disfraces.

Este género se convierte en el mejor vehículo educativo y toda la sociedad se ve reflejada en él. El público se
identifica con los personajes, sueña con sus fantasías, aprende el valor d ela justicia, del honor social, de la autoridad
monárquica, del dogma católico…Del teatro extrae la sociedad barroca orientaciones para su vida y, a través de él,
aprende que el triunfo solo se alcanza por medio del ingenio, la malicia, la prudencia y el disimulo.

En el Barroco, aparecen para las representaciones escénicas, los corrales de comedias, donde se daba vida a las
obras de marcado carácter popular. A ellos -Corral del Príncipe, Corral de la Pacheca, Corral de la Cruz…- acudía un
público heterogéneo, ávido de espectáculo. Las representaciones tenían lugar a plena luz del día, y de ahí que,
muchas veces, los corrales se cubrieran con un toldo voladizo que protegía a los espectadores del sol y de las
inclemencias del tiempo. Los hombres solían ocupar el patio central, en tanto que las mujeres se aposentaban en un
recinto elevado y situado al fondo del local, denominado “cazuela”.

Otro tipo de teatro distinto era el eclesiástico, realizado las más de las veces en los conventos de las órdenes más
notables. Era un teatro culto, de temática religiosa y generalmente escrito en latín.

Finalmente, merece citarse el teatro cortesano, que se realizaba en la Corte, y consistía en espectáculos con una
escenografía muy compleja que asombraban al espectador con sus efectos inesperados. De este tipo de teatro
surgieron las primeras óperas y zarzuelas españolas.

El Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo.

Lope de Vega es considerado como el innegable creador del teatro nacional a partir de una nueva fórmula dramática
recogida en su poema Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609).

Uno de sus principales objetivos no era otro que el de producir placer al pueblo, para lo que creyó necesario
prescindir de toda normativa y romper con las normas dramáticas tradicionales. Así, se complica la acción para que
sean dos acciones principales las que discurren sobre la escena y además se rompen las unidades clásicas de lugar y
tiempo; se intercalan aspectos trágicos y cómicos, con objeto de producir tensión o relajamiento en el espectador; se
distribuye el drama en tres actos o jornadas que se corresponden con planteamiento, nudo y desenlace; se ajusta la
variedad métrica (polimetría) a la situación dramática; y se respeta por encima de todo el concepto de decoro, es
decir, la adecuación de la conducta y del lenguaje a cada personaje para producir un efecto de verosimilitud. Como
nota curiosa, Lope ya contó con compañías teatrales en las que intervenían mujeres (en el teatro europeo coetáneo
estaba prohibida la participación femenina por razones de “moralidad”) y con la participación de músicos como
parte de la escenografía.

Los personajes son arquetipos (muestran valores de defectos o virtudes) como el galán, la dama, el gracioso, la
criada o el poderoso, caracterizado este último por su egoísmo y crueldad.

En cuanto a los temas, además de lo religioso, lo histórico y lo amoroso, el drama barroco abordó, sobre todo, el
honor, una virtud objetiva que se refería a la herencia o posición social que recibía un ciudadano noble, pero que
Lope hace extensivo a los villanos; y la honra, subjetiva, que depende de la opinión ajena, y se logra con las propias
acciones. La honra podía perderse por infidelidades matrimoniales o cualquier otro asunto y podía recuperarse a
través de la venganza.

TAREAS

- Leer soneto “Suspiros tristes, lágrimas cansadas” de Góngora (pág. 278). El tema es el amor no correspondido y
del sufrimiento inútil: ni siquiera sus lágrimas podrán dar fe de su amor ante la dama.

- Leer el soneto “Vivir es caminar breve jornada” de la página 280 y contestar a los apartados a) c) e).

- Leer soneto “Cerrar podrá mis ojos la postrera” de Quevedo (pág. 292) y realizar las actividades 9, 10, 11, 13, 14,
15 y 16.

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