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Carrera : Nutrición.
Asignatura : Nutrición Básica.
Unidad IV : Sistema Inmunológico Intestinal: Nutrición e Inmunidad
Tema 1 : Sistema Inmunológico Intestinal: Nutrición e Inmunidad
Sub temas 1.1 Introducción.
1.2 Diferencia entre los sistemas inmunológico, sistémico e intestinal.
1.3 Interacción entre nutriente - microbiota y su influencia sobre el sistema
inmunológico intestinal.
1.4 Influencia de nutrientes específicos sobre el sistema inmunológico.
1.5 Prebiótico, probióticos y sistema inmunológico
1.6 Nutrición y repuesta inmunológica en la vejez.
1.7 Inmunonutrición.
Objetivo Conceptual:
Objetivo Procedimental:
Establecer diferencias entre el sistema inmunológico sistémico e intestinal.
Discutir sobre la interacción de los diferentes nutrientes y su influencia en el
sistema inmunológico.
Caracterizar la función de los alimentos prebiótico y probióticos, en el organismo
humano.
Objetivo Actitudinal:
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1.1 INTRODUCCIÓN.
La desnutrición proteico energética y el déficit individual de nutrientes inhiben el desarrollo
del sistema inmunológico. Para que ésta se lleve a cabo con normalidad, se requiere un
nivel adecuado de nutrientes en el organismo y una buena disponibilidad de los mismos,
que se puede explicar por dos motivos:
Los nutrientes no sólo influyen sobre los mecanismos encargados de defender al organismo
de patógenos infecciosos, sino que otras funciones en las que está implicado el sistema
inmunitario pueden alterarse por desequilibrios en los niveles de nutrientes o causas
relacionadas con la nutrición. Entre dichas funciones se incluyen:
Está claro que el primer contacto entre los alimentos y el sistema inmunológico
tiene lugar a nivel del tracto gastrointestinal y, por otro lado, el desarrollo y los mecanismos
funcionales del sistema inmunológico regional en el tracto gastrointestinal son
relativamente independiente de los de la inmunidad sistémica. La interacción de diversos
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factores, tales como la microbiota intestinal y nutrientes a nivel local, pueden influenciar
los mecanismos reguladores íntimos de la función inmunológica intestinal, especialmente
durante las primeras etapas de la vida (Gil, H. Angel 2005).
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El sistema inmunológico intestinal, conocido también como tejido linfoide asociado
a intestino (GALT), se encarga de procesar los antígenos que interaccionan con la
mucosa intestinal y de diseminar la respuesta inmunitaria.
Existen dos compartimentos separados en el GALT: los sitios inductivos, donde se
inicia la respuesta inmunitaria tras la estimulación por parte de un antígeno y los
sitios efectivos, que se ocupan de ejecutar y finalizar la respuesta inmunológica.
Las placas de Peyer serían sitios inductivos, mientras que el epitelio intestinal se
comportaría como un sitio efectivo. Además de los linfocitos de las placas de Peyer
(células B-2) hay otros linfocitos peritoneales (células B-1) que tienen acción
inductiva.
En la mucosa intestinal se distinguen dos tipos de poblaciones linfocitarias: a) los
linfocitos de la lámina propia, y b) los linfocitos intraepiteliales, situados entre los
enterocitos a lo largo de la vellosidad.
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Para evitar el rechazo del feto durante el embarazo, el feto se mantiene en un
contexto Th2 y debe desarrollar Th1 tras el nacimiento. Se desconoce el mecanismo que
desencadena este cambio, aunque las bacterias intestinales pueden ser un factor importante.
Si no se produce este cambio a Th1 en el período neonatal pueden presentarse problemas de
alergia.
Junto con una respuesta celular, la función inmunitaria en el intestino se centra en dos
respuestas específicas importantes:
1.3.1 Microbiota
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serie variable de microorganismos vivos que transitan temporalmente por el tubo digestivo.
Las bacterias nativas se adquieren al nacer y durante el primer año de vida, mientras que las
bacterias en tránsito se ingieren continuamente a través alimentos, bebidas, etc.
Se habla de simbiosis cuando la relación entre dos o más especies vivas conlleva beneficios
para al menos una de ellas sin que exista perjuicio para ninguna de las otras. La relación del
anfitrión con su flora es de simbiosis: el anfitrión proporciona hábitat y nutrición, y la
microbiota contribuye de modo importante a la fisiología del anfitrión.
Funciones de la Microbiota
(c) funciones tróficas sobre la proliferación y diferenciación del epitelio intestinal, y sobre
el desarrollo y modulación del sistema inmune.
Funciones Metabólicas
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importante para la proliferación bacteriana, y además produce ácidos grasos de cadena
corta que el anfitrión puede absorber.
Funciones de Protección
Funciones Tróficas
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En el primer caso, el organismo debe dotarse de elementos de defensa adecuados, mientras
que en el segundo caso, el anfitrión tiene que saber tolerar para obtener el beneficio de la
simbiosis.
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Los tres mecanismos principales que favorecen la translocación bacteriana son: (a)
proliferación bacteriana en el intestino delgado; (b) aumento de la permeabilidad de
la barrera mucosa intestinal, y (c) deficiencias en la defensa inmune del huésped.
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linfocitario, alterando respuestas mutagénicas de esplenocitos o bien inhibiendo la
síntesis de ADN por los timocitos.
La cantidad y calidad de la grasa alimentaria determina distintas respuestas:
- Aumento de la inmunidad celular y humoral en la deficiencia de ácidos grasos
esenciales.
- Depresión de la actividad de macrófagos en la iniciación de la respuesta inmune,
cuando la dieta es deficiente en ácidos grasos esenciales.
- Disminución de respuestas de hipersensibilidad.
Cuando las dietas presentan un alto contenido en AGPI omega-6, muestran una capacidad
inmunosupresora más elevada que las dietas con grasa saturada.
Proteínas y aminoácidos
Una deficiencia proteica origina alteraciones en la génesis de anticuerpos, dando
lugar a una disminución de los niveles séricos de inmunoglobulinas, además de un
deterioro de la función tímica y la formación de linfocitos, así como la disminución
de la respuesta al test de hipersensibilidad retardada.
Los aminoácidos que ejercen una mayor influencia sobre las células
inmunocompetentes y la respuesta inmunitaria son la arginina, glutamina y
cisteína.
Arginina: Es un aminoácido que sólo se considera esencial durante el periodo de
crecimiento acelerado en el niño, por lo que se ha clasificado como un aminoácido
semiesencial. Por otra parte, se ha comprobado que los suplementos de arginina en la dieta
mejoran la función inmune celular, ya que estimulan la actividad de los linfocitos T y
promueven la proliferación linfocítica en respuesta a mitógenos.
Glutamina: La glutamina se considera como el aminoácido más implicado en la
respuesta inmune, por ser la fuente de energía junto a la glucosa de las células del sistema
inmune. Así, la glutamina es el nutriente fundamental de las células inmunocompetentes
para que se produzca una adecuada proliferación de linfocitos, producción de citoquinas y
fagocitosis por parte de los macrófagos.
Cisteína: Es un aminoácido no esencial y uno de los pocos aminoácidos que
contiene azufre. Este aminoácido fortalece la capa protectora del estómago e intestinos, lo
que ayuda a prevenir el daño provocado por determinados fármacos, y es importante en el
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funcionamiento del sistema inmune y en la salud de pelo, uñas y piel. El déficit de cisteína
se ha asociado al predominio de respuesta inmunológica humoral en detrimento de una
respuesta citotóxica.
Otros aminoácidos: La deficiencia de ciertos aminoácidos como triptófano,
fenilalanina o leucina, o incluso de la proteína caseína, afecta a la inmunidad humoral,
disminuyendo en consecuencia la capacidad de los linfocitos B para sintetizar anticuerpos.
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(ver Tabla 1).Tabla 1
deficiencia de piridoxina son: I) atrofia de tejidos linfoides, II)
disminución de la inmunidad celular (respuesta deprimida en la hipersensibilidad
retardada cutánea) y la inmunidad humoral, III) depresión de la respuesta inmune
secundaria (vacunación e inmunización).
Ácido fólico (vitamina B9) y vitamina B12: El déficit conjunto de estas vitaminas
provoca una depresión de la inmunidad mediada por los linfocitos T, así como de la
respuesta de hipersensibilidad retardada frente a diversos antígenos y una menor actividad
fagocítica de los neutrófilos.
Vitamina C: El deterioro en la función inmune también se ve reflejado en una
disminución de la respuesta al test cutáneo de hipersensibilidad retardada.
Vitamina A: Esta vitamina también interviene en los mecanismos de defensa.
Vitamina E: El papel de la vitamina E en el sistema inmune parece relacionarse
directamente con su función antioxidante a nivel de las diversas membranas celulares
(ver Tabla 1). Se ha demostrado que la deficiencia de vitamina E se asocia a una respuesta
inmune deteriorada, produciéndose la afectación de la inmunidad inespecífica, en especial
de la función quimiotáctica y fagocítica de neutrófilos y macrófagos, y asimismo de la
adquirida, tanto humoral como celular.
Vitamina D: la vitamina D incrementa la inmunidad innata y mejora la regulación de la
inmunidad adquirida, lo cual produce un incremento de la tolerancia inmunológica a los
propios tejidos. Además, la vitamina D y su metabolito tienen la capacidad de inhibir la
maduración de las células dendríticas y regular la producción de citoquinas.
Minerales
Cinc: es evidente la linfopenia por déficit de cinc, así como las alteraciones del
sistema inmunitario (atrofia tímica, deterioro de la hipersensibilidad retardada cutánea y
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aumento de la susceptibilidad a infecciones), junto con una deficiente cicatrización de
heridas
Tabla 2
Hierro:
a) Deficiencia de hierro: se produce una depresión de la inmunidad celular y
humoral
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b) Exceso de hierro: El exceso de hierro afecta negativamente al sistema inmune.
De hecho, se ha descrito que una sobrecarga de hierro reduce la capacidad proliferativa de
células T auxiliares y células T citotóxicas, aumentando por el contrario la actividad de
células T supresoras. Asimismo, disminuyen las actividades quimiotácticas y fagocíticas de
los leucocitos. Los niveles libres de hierro en plasma pueden aumentar, lo que favorece, la
proliferación bacteriana.
Magnesio: El desequilibrio de Mg en personas mayores se relaciona con una mayor
susceptibilidad al estrés, una defectuosa función de la membrana, procesos de inflamación,
enfermedades cardiovasculares, diabetes y disfunciones del sistema inmunitario.
Selenio: Tiene efectos adicionales importantes sobre la salud, particularmente en relación
con la respuesta inmune, la enfermedad viral y la prevención del cáncer. En numerosos
estudios se ha sugerido que la deficiencia de selenio se relaciona con una alteración en
varios niveles de la respuesta inmunológica: resistencia a la infección, síntesis de
anticuerpos, citotoxicidad, secreción de citoquinas y proliferación de linfocitos.
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hipocolesterolemiantes o antioxidantes, que son los mismos efectos que cumple la
flora nativa.
Efectos y mecanismos de acción de los probióticos Como los probióticos se usan para
regular el equilibrio de la microbiota intestinal, los efectos que ejercen sobre el organismo
son muy similares a las funciones ejercidas por la propia microbiota: protectores,
nutricionales y metabólicos.
Probióticos en la salud humana
Alergia e inmunidad
Probióticos en infecciones gastrointestinales
Estos efectos tienen que ver con la función de barrera que cumplen los probióticos al ser
ingeridos en gran cantidad y con la producción de ácido láctico, ácido acético y de peróxido
de hidrógeno (H2O2), productos que crean un ambiente desfavorable a la proliferación de
microorganismos. También se les atribuye la formación de numerosas moléculas con
propiedades antibióticas tales como: acidofilina, lactocidina, bulgarican y lactolina.
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Prevención de gastroenteritis aguda infecciosa
La lactancia materna exclusiva ha sido una gran aliada en la protección de las diarreas
infecciosas en pediatría, sin embargo ha sido necesario usar la leche de vaca para alimentar
a los niños como una segunda opción y por lo tanto se ha tratado de adaptar estas fórmulas
imitando el desarrollo inmunológico de los niños amamantados. Es así como se les han
incorporado probióticos y prebióticos a las formulas infantiles.
Diarrea asociada a los antibióticos (DAA)
Es conocido que el uso de antibióticos produce alteración de la flora intestinal,
independiente del motivo por el cual se estén administrando. La incidencia de DAA en
niños es mayor al 10% y aumenta aún más a mayor edad, siendo aproximadamente de 18%
en mayores de 2 años y sube a 23% si se usa la asociación amoxicilina-clavulánico.
Diarrea del viajero
Efectos a nivel gástrico: Helicobacter pylori.
Se ha visto que el crecimiento in vitro de H. pylori podía ser inhibido por cepas exógenas
de Lactobacillus, sugiriendo que algunos probióticos serían capaces de proteger al
estómago de esta infección. disminuyen la densidad de la colonización, contribuyendo a
mantener niveles bajos de este patógeno en el estómago.
Enfermedad Inflamatoria Intestinal.
Las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, están fuertemente asociadas con
alteraciones de la barrera intestinal. En la enfermedad de Crohn, la administración de
lactobacillus favorece la respuesta inmune del intestino y en la colitis ulcerosa, y restablece
el equilibrio de la flora intestinal
Enterocolitis Necrotizante.
La Enterocolitis Necrotizante es una patología severa que ocurre en niños nacidos de
pretérmino. el uso de probióticos muestran una disminución significativa en el desarrollo de
enterocolitis necrotizante.
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Fibra prebiótica o prebióticos
Se conoce como prebiótico un tipo especial de fibra dietética capaz de actuar como sustrato
trófico específico de los probióticos. Se trata de sustancias hidrocarbonadas no digeribles
que estimulan el crecimiento y la actividad de la microflora intestinal.
Los más empleados son los fructanos o fructoligosacáridos (FOS), entre los que destaca la
inulina y los galactoligosacáridos (GOS).
Inulina
Resiste la digestión en la parte superior del tracto intestinal, lo que evita su absorción. Estas
propiedades la convierten en un sustrato energético y metabólico para las bacterias
endógenas del colon. Se ha probado que los fructanos del tipo inulina son fermentados en el
intestino grueso por la microflora bacteriana y generan ácido láctico y ácidos grasos de
cadena corta. Estimulan selectivamente el crecimiento de bifidobacterias (aumento de 5 o
10 veces), al tiempo que reduce la flora perjudicial.
Simbióticos
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Los simbióticos son alimentos que en su composición incluyen probióticos y
prebióticos y potencian, sobre todo, su efecto beneficioso para la salud intestinal. Un
ejemplo serían los preparados lácteos ricos en fibra fermentados por bifidobacterias.
Por otro lado, es bien conocido que el envejecimiento produce cambios en la fisiología del
intestino, la microbiota y la respuesta inmune.
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antimicrobiana y bacterias probióticas como el Lactobacillus gasseri y el
Lactobacillus fermentum.
La actividad del sistema inmunitario y el desarrollo de la respuesta inmune de la
mucosa a antígenos nuevos disminuye con la edad. El número de factores que
afectan al sistema inmunológico aumentan con el paso de los años.
Lactancia e infancia
Por otra parte, los probióticos han proporcionado resultados positivos en la prevención y/o
tratamiento de enfermedades infecciosas, diarrea asociada a antibióticos, enfermedades
alérgicas, enfermedades inflamatorias del intestino y prevención de infecciones de las vías
respiratorias.
En modelos experimentales, los prebióticos como la inulina y la oligofructosa se han
asociado con una reducción de la inflamación de la mucosa y pueden ofrecer una
oportunidad para prevenir la enfermedad inflamatoria intestinal y otros trastornos
inflamatorios de la mucosa.
1.7 INMUNONUTRICIÓN
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Los resultados epidemiológicos y clínicos sugieren que cualquier deficiencia nutricional
altera la inmunocompetencia e incrementa la susceptibilidad a padecer infecciones. De
modo que cualquier alteración en las defensas del individuo, puede hacer sospechar sobre la
existencia de una situación de malnutrición de mayor o menor gravedad o de algún tipo de
deficiencia nutricional. El hecho de que el sistema inmune dependa de la disponibilidad de
nutrientes se puede explicar por dos motivos:
I) la necesidad de sintetizar nuevas moléculas durante el desarrollo de las respuestas
inmunes (por ejemplo, los aminoácidos son necesarios para la síntesis de proteínas de fase
aguda)
II) por su utilización en los fenómenos de división y diferenciación celular que ocurren
durante la expansión clonal, que da lugar al ejército de células que atacan y eliminan el
patógeno invasor.
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