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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE NICARAGUA, MANAGUA

INSTITUTO POLITECNICO DE LA SALUD


DEPARTAMENTO DE NUTRICIÓN

Carrera : Nutrición.
Asignatura : Nutrición Básica.
Unidad IV : Sistema Inmunológico Intestinal: Nutrición e Inmunidad
Tema 1 : Sistema Inmunológico Intestinal: Nutrición e Inmunidad
Sub temas 1.1 Introducción.
1.2 Diferencia entre los sistemas inmunológico, sistémico e intestinal.
1.3 Interacción entre nutriente - microbiota y su influencia sobre el sistema
inmunológico intestinal.
1.4 Influencia de nutrientes específicos sobre el sistema inmunológico.
1.5 Prebiótico, probióticos y sistema inmunológico
1.6 Nutrición y repuesta inmunológica en la vejez.
1.7 Inmunonutrición.

Objetivo Conceptual:

 Conocer la importancia del sistema inmunológico intestinal como órgano central de


la capacidad inmunomoduladora de nutrientes.
 Comprender la influencia de la nutrición sobre el sistema inmunológico

Objetivo Procedimental:
 Establecer diferencias entre el sistema inmunológico sistémico e intestinal.
 Discutir sobre la interacción de los diferentes nutrientes y su influencia en el
sistema inmunológico.
 Caracterizar la función de los alimentos prebiótico y probióticos, en el organismo
humano.
Objetivo Actitudinal:

 Valorar la importancia de la influencia de la nutrición sobre el sistema


inmunológico en ciertas situaciones patológicas.

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1.1 INTRODUCCIÓN.
La desnutrición proteico energética y el déficit individual de nutrientes inhiben el desarrollo
del sistema inmunológico. Para que ésta se lleve a cabo con normalidad, se requiere un
nivel adecuado de nutrientes en el organismo y una buena disponibilidad de los mismos,
que se puede explicar por dos motivos:

a) la necesidad de sintetizar nuevas moléculas durante el desarrollo de las respuestas


inmunes (por ejemplo, los aminoácidos son necesarios para la síntesis de proteínas de fase
aguda)

b) por su utilización en los fenómenos de división y diferenciación celular que se producen


durante la expansión clonal que da lugar al ejército de células que atacan y eliminan el
patógeno invasor.

Los nutrientes no sólo influyen sobre los mecanismos encargados de defender al organismo
de patógenos infecciosos, sino que otras funciones en las que está implicado el sistema
inmunitario pueden alterarse por desequilibrios en los niveles de nutrientes o causas
relacionadas con la nutrición. Entre dichas funciones se incluyen:

1) el mantenimiento de la homeostasis inmunológica o retorno al equilibrio tras las


respuestas disparadas por las células inmunocompetentes

2) la comunicación bidireccional que normalmente se establece con los sistemas nervioso y


endocrino a través de los neurotransmisores y hormonas

3) el fenómeno de la tolerancia hacia lo propio, gracias al cual, el sistema inmunitario no


reacciona frente a las células del propio organismo.

Un desequilibrio en alguna de estas funciones del sistema inmunitario puede ocasionar


situaciones patológicas como las alergias, enfermedades autoinmunes, inflamaciones
crónicas, etc (E. Nova, A. Montero, S. Gómez y A. Marcos).

Está claro que el primer contacto entre los alimentos y el sistema inmunológico
tiene lugar a nivel del tracto gastrointestinal y, por otro lado, el desarrollo y los mecanismos
funcionales del sistema inmunológico regional en el tracto gastrointestinal son
relativamente independiente de los de la inmunidad sistémica. La interacción de diversos

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factores, tales como la microbiota intestinal y nutrientes a nivel local, pueden influenciar
los mecanismos reguladores íntimos de la función inmunológica intestinal, especialmente
durante las primeras etapas de la vida (Gil, H. Angel 2005).

1.2 DIFERENCIA ENTRE LOS SISTEMAS INMUNOLÓGICO, SISTÉMICO E


INTESTINAL.

La función del sistema de inmunidad es eliminar sustancias heterólogas o extrañas


(o antígenos), como virus, bacterias, células hemáticas y tisulares. En circunstancias
normales, cuando los antígenos interactúan con células del sistema de inmunidad son
eliminados del cuerpo sin que surja una reacción adversa. Hay tres tipos de células que
reaccionan a los antígenos: linfocitos B, linfocitos T y macrófagos. Los primeros provienen
de la medula ósea y son el elemento básico para el funcionamiento de los dos componentes
del sistema de inmunidad, que son la vía humoral y la mediada por células.

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 El sistema inmunológico intestinal, conocido también como tejido linfoide asociado
a intestino (GALT), se encarga de procesar los antígenos que interaccionan con la
mucosa intestinal y de diseminar la respuesta inmunitaria.
 Existen dos compartimentos separados en el GALT: los sitios inductivos, donde se
inicia la respuesta inmunitaria tras la estimulación por parte de un antígeno y los
sitios efectivos, que se ocupan de ejecutar y finalizar la respuesta inmunológica.
 Las placas de Peyer serían sitios inductivos, mientras que el epitelio intestinal se
comportaría como un sitio efectivo. Además de los linfocitos de las placas de Peyer
(células B-2) hay otros linfocitos peritoneales (células B-1) que tienen acción
inductiva.
 En la mucosa intestinal se distinguen dos tipos de poblaciones linfocitarias: a) los
linfocitos de la lámina propia, y b) los linfocitos intraepiteliales, situados entre los
enterocitos a lo largo de la vellosidad.

La síntesis de anticuerpos requiere la cooperación de tres estirpes celulares. Las


células presentadoras de antígeno (células dendríticas, células B y macrófagos) son capaces
de capturar el antígeno, digerirlo y presentarlo a las células Th. Las células Th activadas
actúan sobre los linfocitos B por medio de las citocinas excretadas. Dependiendo del tipo
de señal, la célula B produce un tipo de anticuerpo (inmunoglobulina [Ig] G, IgA o IgE).

Hay varios tipos de células Th que se diferencian según el perfil de citocinas


excretado. Las células Th1 producen fundamentalmente interferón alfa (IFN-α) y llevan a
una producción inefectiva de anticuerpos por la célula B (IgG2). Las células Th1 están
involucradas sobre todo en la inmunidad celular. Por el contrario, las células Th2 secretan
un tipo diferente de citocinas que influyen directamente en la producción de anticuerpos
por la célula B (IgG1). Ambas poblaciones son excluyentes.

La diferenciación de linfocitos T a Th1 o Th2 depende de señales específicas. Así,


los macrófagos y las células dendríticas están involucrados en la diferenciación de Th0 a
Th1 mediante la IL-12 y los linfocitos citolíticos realizan su papel produciendo IFN-α.

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Para evitar el rechazo del feto durante el embarazo, el feto se mantiene en un
contexto Th2 y debe desarrollar Th1 tras el nacimiento. Se desconoce el mecanismo que
desencadena este cambio, aunque las bacterias intestinales pueden ser un factor importante.
Si no se produce este cambio a Th1 en el período neonatal pueden presentarse problemas de
alergia.

A diferencia de otras mucosas, el sistema inmunológico intestinal tiene que


distinguir no sólo entre lo propio y lo no propio, sino también entre antígenos extraños
peligrosos y antígenos alimentarios y responder en consecuencia. Se desconoce con
exactitud cómo se desarrolla este mecanismo, pero en parte involucra la selección
cuidadosa de poblaciones linfocitarias apropiadas y la expresión de citocinas. Hay que
considerar además el papel relevante que desempeña la IgA secretora en la exclusión de
antígenos de la luz intestinal. Estas características indican que el desarrollo y la expresión
del sistema inmunológico intestinal difieren en gran medida de la inmunidad sistémica.

Junto con una respuesta celular, la función inmunitaria en el intestino se centra en dos
respuestas específicas importantes:

 Un papel protector, previniendo las respuestas inmunitarias a las proteínas de la


dieta y evitando sensibilizaciones, en especial alergias y enfermedad inflamatoria
intestinal (EII).
 Inducción de respuestas inmunitarias específicas mediante la IgA secretora,
excretada a la luz y con un papel relevante en la protección frente a la colonización
por patógenos.

1.3 INTERACCIÓN ENTRE NUTRIENTES - MICROBIOTA Y SU INFLUENCIA


SOBRE EL SISTEMA INMUNOLÓGICO INTESTINAL.

1.3.1 Microbiota

El término "microflora" o "microbiota" hace referencia a la comunidad de microorganismos


vivos reunidos en un nicho ecológico determinado. El ecosistema microbiano del intestino
incluye especies nativas que colonizan permanentemente el tracto gastrointestinal y una

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serie variable de microorganismos vivos que transitan temporalmente por el tubo digestivo.
Las bacterias nativas se adquieren al nacer y durante el primer año de vida, mientras que las
bacterias en tránsito se ingieren continuamente a través alimentos, bebidas, etc.

Las secreciones ácidas, biliares y pancreáticas destruyen la mayor parte de


microorganismos ingeridos, y la actividad motora propulsiva impide una colonización
estable de la luz. El número de bacterias a lo largo del yeyuno y el íleon aumenta
progresivamente. En comparación, el intestino grueso está densamente poblado de
anaerobios. En el colon el tiempo de tránsito es lento lo que brinda a los microorganismos
la oportunidad de proliferar fermentando los sustratos disponibles derivados de la dieta o de
las secreciones endógenas.

Se habla de simbiosis cuando la relación entre dos o más especies vivas conlleva beneficios
para al menos una de ellas sin que exista perjuicio para ninguna de las otras. La relación del
anfitrión con su flora es de simbiosis: el anfitrión proporciona hábitat y nutrición, y la
microbiota contribuye de modo importante a la fisiología del anfitrión.

Funciones de la Microbiota

(a) funciones de nutrición y metabolismo, como resultado de la actividad bioquímica de la


flora, que incluyen recuperación de energía en forma de ácidos grasos de cadena corta,
producción de vitaminas y efectos favorables sobre la absorción de calcio y hierro en el
colon;

(b) funciones de protección, previniendo la invasión de agentes infecciosos o el


sobrecrecimiento de especies residentes con potencial patógeno

(c) funciones tróficas sobre la proliferación y diferenciación del epitelio intestinal, y sobre
el desarrollo y modulación del sistema inmune.

Funciones Metabólicas

La fermentación de hidratos de carbono no digeribles por el anfitrión tiene lugar


fundamentalmente en el ciego y colon derecho. Constituye una fuente de energía

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importante para la proliferación bacteriana, y además produce ácidos grasos de cadena
corta que el anfitrión puede absorber.

 Esto se traduce en recuperación de energía de la dieta y favorece la absorción de


iones (Ca, Mg, Fe) en el ciego.

 producción de vitaminas (K, B12, biotina, ácido fólico y pantoténico)

 síntesis de aminoácidos a partir del amoníaco o la urea.

Funciones de Protección

 "barrera", por el que las bacterias impiden la implantación de bacterias extrañas al


ecosistema.

 impide el sobrecrecimiento de bacterias oportunistas que están presentes en el


intestino pero con proliferación restringida.

Funciones Tróficas

 controlan la proliferación y diferenciación de las células epiteliales

 Las bacterias también desempeñan un papel esencial en el desarrollo del sistema


inmunitario.

Microbiota Intestinal y Sistema Inmune

Para la perfecta homeostasis, el sistema tiene que distinguir claramente entre:

- patógenos o patógenos potenciales, de un lado,

- y microbios comensales en simbiosis con el anfitrión, de otro.

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En el primer caso, el organismo debe dotarse de elementos de defensa adecuados, mientras
que en el segundo caso, el anfitrión tiene que saber tolerar para obtener el beneficio de la
simbiosis.

 La célula epitelial juega un papel muy importante en la logística del sistema


inmune. Su posición en primera línea y en contacto con la luz intestinal es crucial
para el reconocimiento inicial de moléculas foráneas y para la generación de señales
que se transmiten a las células inmunocompetentes del tejido subyacente.

 Las células T reguladores juegan un papel central en inmunotolerancia


porque segregan citoquinas reguladoras, de carácter antiinflamatorio (IL-10, TGF-beta), en
respuesta a antígenos que se reconocen como "comensales" y no patógenos.

 Algunas anomalías en el desarrollo del sistema inmune podrían deberse a


defectos en la interacción de la microbiota con los compartimientos inmuno-competentes
de la mucosa.

Disfunciones de la Microbiota Intestinal

 La diarrea asociada a los antibióticos se debe a un desequilibrio en la composición


de la flora intestinal con la proliferación de especies patógenas, como algunas cepas
de Clostridium difficile productoras de toxinas que causan colitis
pseudomembranosa.

 Se considera que las bacterias intestinales desempeñan un papel en la patogenia del


síndrome del intestino irritable.

 la putrefacción de las proteínas por bacterias de la luz intestinal se asocia con la


patogenia de la encefalopatía hepática en pacientes con insuficiencia hepática aguda
o crónica.

 La disfunción de la barrera mucosa puede causar una translocación bacteriana.

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 Los tres mecanismos principales que favorecen la translocación bacteriana son: (a)
proliferación bacteriana en el intestino delgado; (b) aumento de la permeabilidad de
la barrera mucosa intestinal, y (c) deficiencias en la defensa inmune del huésped.

1.4 INFLUENCIA DE NUTRIENTES ESPECÍFICOS SOBRE EL SISTEMA


INMUNOLÓGICO.

Efectos de la malnutrición proteico-calórica


 la mayoría de los mecanismos de defensa del individuo están afectados, incluyendo
la respuesta inmune celular, la producción de IgA secretora, la función fagocítica, el
sistema del complemento y la producción de citoquinas.
 se reduce la producción de algunas citoquinas, como IL-1, IL-2 e IFN-γ, afectando a
la capacidad de los linfocitos T para responder a esas citoquinas.
Macronutrientes e inmunidad
Hidratos de carbono
 La suplementación con hidratos de carbono consigue mantener los niveles normales
de glucosa en plasma, atenuando los cambios relativos a determinadas hormonas
relacionadas con el estrés (niveles elevados de cortisol, adrenalina) y el aumento de
citoquinas (proteínas responsables de la comunicación intercelular) plasmáticas,
reduciendo de este modo los posibles efectos perjudiciales sobre el sistema
inmunitario.
Grasas
 Los ácidos grasos son importantes en el funcionamiento del sistema inmunitario, ya
que afectan a la fluidez de las membranas celulares, que disminuye con la longitud
de cadena y aumenta con el grado de insaturación de los ácidos grasos incorporados.
 En general, las dietas ricas en AGPI omega-3 tienden a inhibir las respuestas
inmunitarias excesivas, que se asocian con enfermedades inflamatorias crónicas
tales como la artritis reumatoide.
 La oxidación (autooxidación de ácidos grasos y oxidación por manipulación
culinaria) afectan a la respuesta inmune en distintos niveles, bien provocando daño

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linfocitario, alterando respuestas mutagénicas de esplenocitos o bien inhibiendo la
síntesis de ADN por los timocitos.
 La cantidad y calidad de la grasa alimentaria determina distintas respuestas:
- Aumento de la inmunidad celular y humoral en la deficiencia de ácidos grasos
esenciales.
- Depresión de la actividad de macrófagos en la iniciación de la respuesta inmune,
cuando la dieta es deficiente en ácidos grasos esenciales.
- Disminución de respuestas de hipersensibilidad.
Cuando las dietas presentan un alto contenido en AGPI omega-6, muestran una capacidad
inmunosupresora más elevada que las dietas con grasa saturada.

Proteínas y aminoácidos
 Una deficiencia proteica origina alteraciones en la génesis de anticuerpos, dando
lugar a una disminución de los niveles séricos de inmunoglobulinas, además de un
deterioro de la función tímica y la formación de linfocitos, así como la disminución
de la respuesta al test de hipersensibilidad retardada.
 Los aminoácidos que ejercen una mayor influencia sobre las células
inmunocompetentes y la respuesta inmunitaria son la arginina, glutamina y
cisteína.
Arginina: Es un aminoácido que sólo se considera esencial durante el periodo de
crecimiento acelerado en el niño, por lo que se ha clasificado como un aminoácido
semiesencial. Por otra parte, se ha comprobado que los suplementos de arginina en la dieta
mejoran la función inmune celular, ya que estimulan la actividad de los linfocitos T y
promueven la proliferación linfocítica en respuesta a mitógenos.
Glutamina: La glutamina se considera como el aminoácido más implicado en la
respuesta inmune, por ser la fuente de energía junto a la glucosa de las células del sistema
inmune. Así, la glutamina es el nutriente fundamental de las células inmunocompetentes
para que se produzca una adecuada proliferación de linfocitos, producción de citoquinas y
fagocitosis por parte de los macrófagos.
Cisteína: Es un aminoácido no esencial y uno de los pocos aminoácidos que
contiene azufre. Este aminoácido fortalece la capa protectora del estómago e intestinos, lo
que ayuda a prevenir el daño provocado por determinados fármacos, y es importante en el

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funcionamiento del sistema inmune y en la salud de pelo, uñas y piel. El déficit de cisteína
se ha asociado al predominio de respuesta inmunológica humoral en detrimento de una
respuesta citotóxica.
Otros aminoácidos: La deficiencia de ciertos aminoácidos como triptófano,
fenilalanina o leucina, o incluso de la proteína caseína, afecta a la inmunidad humoral,
disminuyendo en consecuencia la capacidad de los linfocitos B para sintetizar anticuerpos.

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(ver Tabla 1).Tabla 1
 deficiencia de piridoxina son: I) atrofia de tejidos linfoides, II)
disminución de la inmunidad celular (respuesta deprimida en la hipersensibilidad
retardada cutánea) y la inmunidad humoral, III) depresión de la respuesta inmune
secundaria (vacunación e inmunización).

Vitamina B6: Dada la importancia de la piridoxina y otras vitaminas del complejo B en


muchas e importantes rutas metabólicas, su déficit afecta al sistema inmune

Ácido fólico (vitamina B9) y vitamina B12: El déficit conjunto de estas vitaminas
provoca una depresión de la inmunidad mediada por los linfocitos T, así como de la
respuesta de hipersensibilidad retardada frente a diversos antígenos y una menor actividad
fagocítica de los neutrófilos.
Vitamina C: El deterioro en la función inmune también se ve reflejado en una
disminución de la respuesta al test cutáneo de hipersensibilidad retardada.
Vitamina A: Esta vitamina también interviene en los mecanismos de defensa.
Vitamina E: El papel de la vitamina E en el sistema inmune parece relacionarse
directamente con su función antioxidante a nivel de las diversas membranas celulares
(ver Tabla 1). Se ha demostrado que la deficiencia de vitamina E se asocia a una respuesta
inmune deteriorada, produciéndose la afectación de la inmunidad inespecífica, en especial
de la función quimiotáctica y fagocítica de neutrófilos y macrófagos, y asimismo de la
adquirida, tanto humoral como celular.
Vitamina D: la vitamina D incrementa la inmunidad innata y mejora la regulación de la
inmunidad adquirida, lo cual produce un incremento de la tolerancia inmunológica a los
propios tejidos. Además, la vitamina D y su metabolito tienen la capacidad de inhibir la
maduración de las células dendríticas y regular la producción de citoquinas.

Minerales
Cinc: es evidente la linfopenia por déficit de cinc, así como las alteraciones del
sistema inmunitario (atrofia tímica, deterioro de la hipersensibilidad retardada cutánea y

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aumento de la susceptibilidad a infecciones), junto con una deficiente cicatrización de
heridas

Tabla 2

Hierro:
a) Deficiencia de hierro: se produce una depresión de la inmunidad celular y
humoral

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b) Exceso de hierro: El exceso de hierro afecta negativamente al sistema inmune.
De hecho, se ha descrito que una sobrecarga de hierro reduce la capacidad proliferativa de
células T auxiliares y células T citotóxicas, aumentando por el contrario la actividad de
células T supresoras. Asimismo, disminuyen las actividades quimiotácticas y fagocíticas de
los leucocitos. Los niveles libres de hierro en plasma pueden aumentar, lo que favorece, la
proliferación bacteriana.
Magnesio: El desequilibrio de Mg en personas mayores se relaciona con una mayor
susceptibilidad al estrés, una defectuosa función de la membrana, procesos de inflamación,
enfermedades cardiovasculares, diabetes y disfunciones del sistema inmunitario.
Selenio: Tiene efectos adicionales importantes sobre la salud, particularmente en relación
con la respuesta inmune, la enfermedad viral y la prevención del cáncer. En numerosos
estudios se ha sugerido que la deficiencia de selenio se relaciona con una alteración en
varios niveles de la respuesta inmunológica: resistencia a la infección, síntesis de
anticuerpos, citotoxicidad, secreción de citoquinas y proliferación de linfocitos.

1.5 PREBIÓTICO, PROBIÓTICOS Y SISTEMA INMUNOLÓGICO

 la ingestión de lactobacillus mejora la tolerancia a lactosa en individuos


hipolactásicos y disminuye la colonización intestinal por agentes patógenos, lo que
se manifiesta clínicamente por la reducción de la aparición de diarrea.
 efecto de los probióticos en la estimulación del sistema inmune, la reducción de
niveles de colesterol plasmático y la disminución en la colonización por
Helicobacter pylori.
 una gran parte de los probióticos comercializados son bacterias lácticas,
principalmente del género Lactobacillus o Bifidobacterium.
 Para ser considerado probiótico, un microorganismo debe ser capaz de sobrevivir a
su tránsito a lo largo del tubo digestivo, de manera a poder ejercer sus efectos
funcionales y beneficiosos. Esto significa que los microorganismos deben ser
capaces de resistir los efectos del ácido gástrico, de las enzimas digestivas del
lumen intestinal y de las sales biliares.
 deben ser capaces de ejercer efectos fisiológicos específicos que sean beneficiosos
para la salud del huésped, tales como efectos antibacterianos, inmunomoduladores,

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hipocolesterolemiantes o antioxidantes, que son los mismos efectos que cumple la
flora nativa.

Efectos y mecanismos de acción de los probióticos Como los probióticos se usan para
regular el equilibrio de la microbiota intestinal, los efectos que ejercen sobre el organismo
son muy similares a las funciones ejercidas por la propia microbiota: protectores,
nutricionales y metabólicos.
Probióticos en la salud humana
 Alergia e inmunidad
 Probióticos en infecciones gastrointestinales
Estos efectos tienen que ver con la función de barrera que cumplen los probióticos al ser
ingeridos en gran cantidad y con la producción de ácido láctico, ácido acético y de peróxido
de hidrógeno (H2O2), productos que crean un ambiente desfavorable a la proliferación de
microorganismos. También se les atribuye la formación de numerosas moléculas con
propiedades antibióticas tales como: acidofilina, lactocidina, bulgarican y lactolina.

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 Prevención de gastroenteritis aguda infecciosa
La lactancia materna exclusiva ha sido una gran aliada en la protección de las diarreas
infecciosas en pediatría, sin embargo ha sido necesario usar la leche de vaca para alimentar
a los niños como una segunda opción y por lo tanto se ha tratado de adaptar estas fórmulas
imitando el desarrollo inmunológico de los niños amamantados. Es así como se les han
incorporado probióticos y prebióticos a las formulas infantiles.
 Diarrea asociada a los antibióticos (DAA)
Es conocido que el uso de antibióticos produce alteración de la flora intestinal,
independiente del motivo por el cual se estén administrando. La incidencia de DAA en
niños es mayor al 10% y aumenta aún más a mayor edad, siendo aproximadamente de 18%
en mayores de 2 años y sube a 23% si se usa la asociación amoxicilina-clavulánico.
 Diarrea del viajero
 Efectos a nivel gástrico: Helicobacter pylori.
Se ha visto que el crecimiento in vitro de H. pylori podía ser inhibido por cepas exógenas
de Lactobacillus, sugiriendo que algunos probióticos serían capaces de proteger al
estómago de esta infección. disminuyen la densidad de la colonización, contribuyendo a
mantener niveles bajos de este patógeno en el estómago.
 Enfermedad Inflamatoria Intestinal.
Las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, están fuertemente asociadas con
alteraciones de la barrera intestinal. En la enfermedad de Crohn, la administración de
lactobacillus favorece la respuesta inmune del intestino y en la colitis ulcerosa, y restablece
el equilibrio de la flora intestinal
 Enterocolitis Necrotizante.
La Enterocolitis Necrotizante es una patología severa que ocurre en niños nacidos de
pretérmino. el uso de probióticos muestran una disminución significativa en el desarrollo de
enterocolitis necrotizante.

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Fibra prebiótica o prebióticos
Se conoce como prebiótico un tipo especial de fibra dietética capaz de actuar como sustrato
trófico específico de los probióticos. Se trata de sustancias hidrocarbonadas no digeribles
que estimulan el crecimiento y la actividad de la microflora intestinal.

Los más empleados son los fructanos o fructoligosacáridos (FOS), entre los que destaca la
inulina y los galactoligosacáridos (GOS).

Inulina

Resiste la digestión en la parte superior del tracto intestinal, lo que evita su absorción. Estas
propiedades la convierten en un sustrato energético y metabólico para las bacterias
endógenas del colon. Se ha probado que los fructanos del tipo inulina son fermentados en el
intestino grueso por la microflora bacteriana y generan ácido láctico y ácidos grasos de
cadena corta. Estimulan selectivamente el crecimiento de bifidobacterias (aumento de 5 o
10 veces), al tiempo que reduce la flora perjudicial.

 Los ácidos grasos de cadena corta, producto de la fermentación colónica de los


hidratos de carbono no digeribles, promueven la absorción de minerales, en
particular del calcio y el magnesio.
 Respecto al contenido calórico, se puede decir que la única manera de que ésta
pueda crear contribución calórica al metabolismo es a través del valor calórico de
sus productos de fermentación en el colon. El consenso establece que tiene un valor
calórico de 1,5 kcal/g.
 Los fructanos del tipo de la inulina se utilizan en la industria alimentaria como
sustratos del azúcar y de la grasa. Aportan textura, estabilizan la formación de
espuma o mejoran las cualidades organolépticas de una importante gama de
productos: leches fermentadas, mermeladas, helados, galletas, pan, leches para
lactantes, etc.

Simbióticos

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Los simbióticos son alimentos que en su composición incluyen probióticos y
prebióticos y potencian, sobre todo, su efecto beneficioso para la salud intestinal. Un
ejemplo serían los preparados lácteos ricos en fibra fermentados por bifidobacterias.

Por otra parte, los simbióticos son capaces de alterar la composición de la


microflora del colon, reduciendo los procesos inflamatorios en la mucosa del intestino.
Tienen el potencial para inducir la remisión en las enfermedades inflamatorias del intestino.
En pacientes sometidos a cirugía, se ha demostrado que algunos simbióticos son capaces de
prevenir las infecciones bacterianas. En lo referente al envejecimiento, prebióticos,
probióticos y simbióticos podrían mejorar la flora intestinal y la enfermedad inflamatoria en
las personas mayores.

Efecto inmunomodulador de la fibra, los probióticos y los simbióticos en las


diferentes etapas de la vida

Los mecanismos incluyen la modulación de las propiedades funcionales de la microbiota,


células epiteliales, dendríticas e inmunológicas. Se ha estudiado, en profundidad, cómo
afectan los prebióticos a la composición de la microbiota del intestino, estimulando
beneficiosamente a otros comensales además de las bacterias acidolácticas

Por otro lado, es bien conocido que el envejecimiento produce cambios en la fisiología del
intestino, la microbiota y la respuesta inmune.

 la exposición a los primeros factores externos en lactantes como la alimentación con


fórmulas infantiles, el tratamiento con antibióticos, el padecimiento de
enfermedades y estrés en el transcurso de la vida interfieren en el normal desarrollo
y equilibrio de la microbiota intestinal sana.

La utilización de estos alimentos funcionales produce una modulación de la microflora, una


mejora de la función barrera y efectos directos de las bacterias en diferentes tipos de células
inmunes y epiteliales (monocitos/macrófagos, células B, células T y células NK).

Cambios fisiológicos asociados a la edad


 La lactancia materna constituye una de las rutas para la administración oral de los
microbios y los antígenos. La leche materna proporciona moléculas con actividad

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antimicrobiana y bacterias probióticas como el Lactobacillus gasseri y el
Lactobacillus fermentum.
 La actividad del sistema inmunitario y el desarrollo de la respuesta inmune de la
mucosa a antígenos nuevos disminuye con la edad. El número de factores que
afectan al sistema inmunológico aumentan con el paso de los años.
Lactancia e infancia

la adición de oligosacáridos no digeribles y la inulina a la alimentación infantil puede


ejercer un efecto comparable a la leche humana. Por otra parte, los prebióticos pueden
simular los efectos bifidogénicos de oligosacáridos de la leche materna y se ha demostrado
que ejercen efectos a largo plazo (hasta dos años) para proteger contra la infección, reducir
la incidencia de las alergias e influyen positivamente en el desarrollo posnatal del sistema
inmunitario.

 Los probióticos se han estudiado más profundamente en pediatría, en especial en el


ámbito de la prevención de las enfermedades alérgicas y el fortalecimiento de la
defensa del intestino, estimulando una inflamación de bajo grado mediante la
activación del sistema inmuniario innato y una mayor producción de IL-10.

1.6 NUTRICIÓN Y REPUESTA INMUNOLÓGICA EN LA VEJEZ.

Por otra parte, los probióticos han proporcionado resultados positivos en la prevención y/o
tratamiento de enfermedades infecciosas, diarrea asociada a antibióticos, enfermedades
alérgicas, enfermedades inflamatorias del intestino y prevención de infecciones de las vías
respiratorias.
En modelos experimentales, los prebióticos como la inulina y la oligofructosa se han
asociado con una reducción de la inflamación de la mucosa y pueden ofrecer una
oportunidad para prevenir la enfermedad inflamatoria intestinal y otros trastornos
inflamatorios de la mucosa.

1.7 INMUNONUTRICIÓN

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Los resultados epidemiológicos y clínicos sugieren que cualquier deficiencia nutricional
altera la inmunocompetencia e incrementa la susceptibilidad a padecer infecciones. De
modo que cualquier alteración en las defensas del individuo, puede hacer sospechar sobre la
existencia de una situación de malnutrición de mayor o menor gravedad o de algún tipo de
deficiencia nutricional. El hecho de que el sistema inmune dependa de la disponibilidad de
nutrientes se puede explicar por dos motivos:
I) la necesidad de sintetizar nuevas moléculas durante el desarrollo de las respuestas
inmunes (por ejemplo, los aminoácidos son necesarios para la síntesis de proteínas de fase
aguda)
II) por su utilización en los fenómenos de división y diferenciación celular que ocurren
durante la expansión clonal, que da lugar al ejército de células que atacan y eliminan el
patógeno invasor.

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