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TAREA MI PROPIA MUERTE

Realmente esta es una tarea que me cuesta bastante, ya que tengo que confesar que
pensar en la muerte en si es algo que me asusta bastante. Soy hipocondriaca y le temo a la
muerte, en especial a la propia, por lo que se me hace sumamente difícil pensar en ese día. Pero
cumpliendo con la tarea voy a pensar a futuro y a simular mi propia muere o dentro de mis miedos
o de mi visión negativa, pensar en el mejor escenario posible para ese día que se muy en el fondo,
que es inevitable que ocurrirá alguna vez.

Voy a morir de vieja, a una edad muy, muy avanzada donde ya no me va a importar morir.
Ese día voy a sentir que ya viví todo lo que quería vivir, estaré lista para seguir el viaje. No hay
pendientes, no hay culpas, estaré en paz. Me iré rodeada de todos mis seres queridos, mi hija, mis
nietos, mi amor, estarán ahí. Quisiera estar en un lugar que sea tranquilo y que me sea familiar,
preferentemente cerca del mar. Quisiera ver y sentir el mar una vez antes de partir. No me llevara
un accidente y mucho menos lo va a hacer una enfermedad. Mi muerte no será repentina, será
esperada porque mi avanzada edad lo hará posible.

Me dormiré en paz y sabiendo que ya probablemente no despierte. Me voy a despedir de


todos los que amo. No quiero que lloren, quiero que sepan que viví feliz e intensamente toda mi
larga vida. No quiero un velorio triste, amargo y lúgubre. Siempre las casas funerarias de nuestro
país me parecieron tan frías y sombrías. ¿Por qué nunca hay flores alegres o luces y buena
iluminación en esos lugares? Son tan caros los velorios y tan poca la empatía que le ponen al
lugar.

En si no me importa donde me velen, pero si quiero que sea un lugar luminoso, no quiero
coronas de muerto porque me deprimen, prefiero flores frescas y vivas, de colores alegres. Mis
flores favoritas son las margaritas tanto blancas como amarillas, y me gustaría que esas flores
decoraran el lugar. También me gustaría que haya jazmines o lirios. Por favor nadie lleve claveles,
realmente los detesto. Me parecen deprimentes, las flores de muerto más tristes que hay. Siempre
viví pensando que donde hay muerte, hay que poner vida, así que quisiera colores vivos y alegría.

Espero haber para ese entonces resuelto mi debate religioso – espiritual, y ya tener una
idea clara o convincente de que hay después, pero por las dudas, como la energía no resta, sino
que suma, quisiera que recen por mi alma a Dios, quisiera que a su vez me envíen energía de luz y
símbolos que me permitan seguir, y que incluso me dejaran algo de valor puesto – no vaya a ser
que tengan razón los egipcios y para pasar al otro lado, haya que pagar y justo me encuentre con
las manos vacías -. Por las dudas, quiero estar preparada a todas las posibilidades para que el
viaje sea pleno y seguro.

Coman y tomen un buen café en mi honor, como a mí me gusta hacer. Amo el café y su
aroma, creo que me gustaría que ese aroma me acompañara.

No quiero que lloren, pero si quiero que me recuerden. No quiero ser olvidada, temo ser
olvidada o dejar de ser importante. Sé que deben seguir, pero la idea de ver otra mujer con mi
pareja o a alguien más ocupando mi lugar me parece tan dolorosa, por eso deseo morir a una muy
avanzada edad. Quiero que me recuerden con lo bueno. Sé que cometí muchos errores, sé que
falle tanto a los humanos como a Dios, he mentido, me he enojado, he dicho cosas sin pensar, he
lastimado, he fallado. A veces a lo largo de mi vida, me he cuestionado ser una buena persona,
pero aun así me esforcé cada día en ser mejor y en hacer las cosas bien, por lo que quisiera que
siempre recuerden eso.

No me gustan los cementerios, jamás me gustaron, siempre me parecieron tristes,


deprimentes y energéticamente malos, por lo que no van a enterrarme, y menos en un cementerio
público como el de Ezpeleta. Mi punto de energía siempre fue el mar, el lugar mas asombroso con
el que conecte y donde quiero estar eternamente. Me van a cremar y van a arrojar mis cenizas al
mar para que las olas acompañen mi viaje. Además, no quiero que carguen con mis restos, ni
tampoco que carguen con el gasto o la responsabilidad de visitarme por años. Sean libres y
disfruten su vida como yo la mía. No quiero que llenes la casa de fotos mías y que ni se les ocurra
hacerme altares o prenderme velas, saben que detesto esas cosas.

Fui feliz y plena, logré e hice todo lo que deseaba y fui amada. Quiero que me recuerden
asi, y quiero que mi despedida sea lo más alegre posible.

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