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l salmista declaró con todo su corazón “Alegraos, oh justos, en

Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza.” (Sal. 33:1). Qué fácil


es levantar nuestra voz y adorar cuando todo va bien. Ni siquiera nos
cuesta trabajo exaltar a Dios y declarar lo bueno, maravilloso y
todopoderoso que Él es. Pero, ¿has notado lo que cuesta tener esa
misma actitud cuando las cosas no van como quisieras? De eso quiero
hablarte, porque ¡sí es posible!

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Gózate en Dios
Posiblemente en este momento te encuentres en una situación difícil
en la que no ves respuesta. Quizás has sembrado mucho y has
recogido poco. Pero en medio de esta espera, Dios anhela algo más
de ti. Nada es tan importante para Él como tu corazón (ni siquiera la
respuesta a tu petición). “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos
por mis caminos” (Pr. 23:26). Lo que Dios quiere es que aprendas a
alegrarte en medio de la dificultad. Eso se logra con un corazón
íntegro que se desarrolla únicamente en Su Presencia.
La alabanza atrae a la presencia de Dios
¡Ponte a alabar a Dios en medio de las circunstancias! La alabanza
atrae a la Presencia de Dios. La alabanza a Dios cambia nuestra
perspectiva. En medio de Su Presencia todo cambia. Cuando te
enfocas en cuán grande es Dios, tu visión cambia. Te das cuenta que,
aún en medio de esos problemas, Dios está contigo. Él te ayudará a
salir de esa situación.
Tal vez te preguntes ¿cómo podré gozarme en medio de las
dificultades que tengo? Este gozo viene cuando ponemos a Dios
primero en medio de nuestras situaciones difíciles. Es de esa forma
que cualquier problema pierde peso ante un Dios infinitamente
grande.
“ALABAR A DIOS NO ES ALGO QUE SALE
ESPONTÁNEAMENTE; SE TRATA DE UNA DECISIÓN QUE
DEBEMOS TOMAR.”
Alabar a Dios no es algo que sale espontáneamente; se trata de una
decisión que debemos tomar, aún en medio de las pruebas que
atravesemos. Si decides empezar a alabar a Dios en medio de la
batalla, poco a poco se va a caer la carga de tu corazón. Empezarás a
gozarte en el Dios de tu Salvación.
La alabanza no se trata de qué tan
entonado cantas
“Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo” (Sal.
33:3). Dios tiene millones de ángeles y arcángeles que le cantan de día
y de noche, y lo hacen de manera excelente, afinados y entonados.
Sin embargo, cuando nosotros le cantamos a Dios, la afinación no es
lo más importante para Él, sino la pasión con que lo hacemos. Porque
la alabanza es una cuestión del corazón; es el fruto de labios que
confiesan el Nombre del Señor. Cuando adoramos y exaltamos al
Señor, algo sobrenatural comienza a suceder.
“Porque recta es la palabra de Jehová, y toda su obra es hecha con
fidelidad” (Sal. 33:4). La Palabra de Dios es la única arma ofensiva que
tenemos, todo lo demás es para defendernos. En este versículo, el
salmista utiliza la adoración, el clamor, la alabanza y Su Palabra para
poder vencer.
El enemigo siempre va a querer aplastarnos y desanimarnos; pero es
con la Palabra de Dios que podemos echarlo fuera. En realidad, el
enemigo no te tiene miedo ni a ti ni a mí, le tiene miedo a la autoridad
de la Palabra de Dios.

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El carácter de Dios
Otro punto importante es que el salmista reconoce el carácter de Dios
cuando declara que su obra es hecha con fidelidad. Cuando hacemos
eso, reconocemos y adoramos la esencia de Dios.
“El ama justicia y juicio; de la misericordia de Jehová está llena la tierra”
(Sal. 33:5). El salmista está declarando la justicia de Dios, fruto de una
vida de adoración. Si vas a adorar a un Dios justo, tienes que obrar
justamente. No podemos pedirle a Dios justicia cuando actuamos
injustamente.

“POR LA PALABRA DE JEHOVÁ FUERON HECHOS LOS


CIELOS, Y TODO EL EJÉRCITO DE ELLOS POR EL ALIENTO
DE SU BOCA”
Otra característica de Dios es su misericordia; y somos testigos de
eso, de la misericordia de Dios está llena toda la tierra. Muchas veces
no nos hemos dado cuenta de cómo la misericordia de Dios nos ha
guardado y protegido. Si pusiéramos más atención, esa sería un arma
poderosa para alabarle y reconocer cuán bueno y misericordioso ha
sido Dios con nosotros.
Reconocer a nuestro Creador es el inicio
de nuestra alabanza
¿Cómo no exaltar al que lo hizo todo? Llegará ese gran día en el que
estaremos todos delante del Dios Todopoderoso y le veremos cara a
cara; y muchos aquellos que rindieron su adoración a otras cosas que
no eran Dios, sentirán vergüenza y temor. El dejar de reconocer a
Dios tiene consecuencias muy graves. “Pues habiendo conocido a Dios,
no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido” (Ro. 1:21).
La buena noticia es que ¡el velo fue quitado de nuestras vidas! ¡Qué
alegría saber que adoramos al Creador del universo! Solamente
delante de Dios doblaremos nuestras rodillas y nuestros labios
confesarán que Él es el Rey de reyes y Señor de señores.
“Él junta como montón las aguas del mar; Él pone en depósitos los
abismos” (Sal. 33:7). ¡Imagínate la grandeza de Dios! Desde el inicio de
la humanidad, el hombre siempre ha querido gobernarse a sí mismo.
Pero si nos ponemos a pensar en que Él es infinitamente grande, que
todo lo sabe, que todo lo puede, dejaríamos de luchar por eso y
solamente inclinaríamos nuestro corazón a adorar a Dios.

Dios no cambia
“Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes
del mundo” (Sal. 33:8). Temer a Dios es una parte importante de
nuestra adoración a Él. No se trata de tenerle miedo, sino de honrar,
respetar y obedecer al único Dios verdadero.
“Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió” (Sal. 33:9). Dios respalda
Su Palabra. Él creó todas las cosas, Él sustenta el Universo y Su
Palabra tiene poder. Ese mismo Dios sostiene tu vida y mi vida. ¿No te
parece maravilloso?
“Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones
de los pueblos” (Sal. 33:10). ¡El Señor frustra los pensamientos y las
maquinaciones de nuestros enemigos! Qué tranquilidad saber que
nuestros enemigos son los enemigos de Dios. Él ha prometido que
ninguna arma forjada contra Su pueblo prosperará.

“DIOS SIEMPRE HA TENIDO LA MISMA INTENCIÓN:


BENDECIR Y SALVAR AL HOMBRE. ESO NO CAMBIARÁ
NUNCA.”
“El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su
corazón por todas las generaciones” (Sal. 33:11). ¡Qué alegría saber que
Dios no cambia!. Podemos descansar en esa promesa. Dios es
inmutable; a pesar de que los tiempos pueden cambiar, Dios no
cambia. Su Palabra permanece para siempre. Dios siempre ha tenido
la misma intención: bendecir y salvar al hombre. Eso no cambiará
nunca.

No hay dónde esconderse


“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que él escogió
como heredad para sí” (Sal. 33:12). Esa Palabra es para ti y para mí,
somos parte de la nación bienaventurada, en Cristo somos
bendecidos.
Dios es el que hace la diferencia en nuestras vidas. El rey David
cometió errores en su vida pero fue la presencia de Dios el que lo
sacó adelante. Dios estaba con él y lo puso y lo sostuvo en lo alto.
“Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde
el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra” (Sal.
33:13-14). Dios está atento a las necesidades de sus hijos. Nuestro
Padre no parpadea, Él nos ve siempre y está interesado en nuestras
vidas. Lo cierto de esto es que no podemos escaparnos de nada. ¿Qué
crees que esté buscando y viendo Dios? Si tú y yo vemos la escritura,
el corazón de Dios es un corazón de amor. Él desea ayudar a la gente,
a esas familias que están sufriendo, a esa persona herida que están
atados a vicios. Él tiene un corazón compasivo.
“El formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras” (Sal.
13:15).

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A Dios le impresiona tu corazón


Vivimos en un mundo de apariencias, algunos pudieran hasta ganarse
un Óscar con tanto drama y falsedad. Es muy fácil convencer a otros
con apariencia, hasta el profeta Samuel se dejó llevar por eso mismo;
pero Dios ve el corazón. A Dios no lo impresionamos con las
apariencias, a Dios le impresiona tu corazón. Dios escudriña la mente
y el corazón. Está atento a todas las obras que hacemos, sean buenas
o malas.
“El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por
la mucha fuerza” (Sal. 33:16). Para recibir ayuda del cielo, necesitamos
remover nuestro orgullo y autosuficiencia. Hay muchas personas
capaces e inteligentes, pero delante de Dios eso no vale nada. Por eso
Pablo mencionó que de lo más vil y menospreciado lo sacó el Señor,
para que la gloria sea de Dios y no de los hombres.
En realidad, nuestra inteligencia, orgullo y soberbia no nos salvarán
de nada; pero el Señor no desprecia un corazón humilde. Él atiende y
salva a esas personas que reconocen su debilidad.

Confiar Y Esperar
“Vano para salvarse es el caballo; la grandeza de su fuerza a nadie podrá
librar” (Sal. 33:17). Si pretendes confiar en tus fuerzas o recursos;
entonces indirectamente le dices a Dios que no le necesitas. ¡Esa es
una declaración muy fuerte! Dios únicamente está para aquellos que
lo necesitan. Por eso Jesús dijo: No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento (Lc. 5:32). Sobre esas personas los
cielos se abren.
“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en
su misericordia” (Sal. 33:18). El ojo de Dios y Su cuidado especial están
sobre los que confían y esperan en Él. La palabra esperar significa
adherirse. Esto quiere decir que el salmista estaba afianzado de la
misericordia de Dios. Él sabía que sin ella no somos nada.
“Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de
hambre” (Sal.33:19). Tus enemigos son los enemigos de Dios. Esto es
completamente cierto. Dios nos librará de la muerte si primero nos
humillamos delante de Él. Él peleará a nuestro favor. Nos librará del
tiempo de hambre y nos dará vida. También nos conservará,
reanimará, vivificará. Nos llenará de vitalidad.
TODO, ABSOLUTAMENTE TODO, TIENE QUE VER CON TU
CORAZÓN Y LA ACTITUD CON LA QUE TE PRESENTES
DELANTE DE ÉL.
Que nada te detenga
“Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él”
(Sal. 33:20). Estamos acostumbrados a escuchar “ayuda idónea” y
relacionar a la mujer en el matrimonio. Sin embargo, en este
versículo, se refiere a Dios como la ayuda idónea. Dios es la ayuda
perfecta en cualquier tiempo que estés viviendo. Él es nuestro
escudo, refugio, y siempre está listo para librarnos del mal.
“Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo
nombre hemos confiado” (Sal. 33:21). En este versículo, el salmista
comprende que nada de lo que sucede se trata de él, sino de Dios.
Aquí es cuando reconoce que en cualquier circunstancia o situación
que pueda vivir, todo tiene un propósito. Nada hará que la alabanza
hacia Dios se detenga.

“LA ALABANZA Y LA ADORACIÓN LIBERAN EL ALMA.”


Eso es precisamente lo que viene a hacer Dios en nuestras vidas. Él
viene a darle propósito y sentido. Cuando esta revelación cae a
nuestras vidas entonces entendemos que todo gira en torno a Dios.
Es por esa causa que podemos adorarle y alabarle sin importar por lo
que estemos atravesando. La alabanza y la adoración liberan el alma.
“Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”
(Sal. 33:22). Dios quiere derramar su misericordia. Hagamos todo lo
que está de parte nuestra para aferrarnos a la misericordia de Dios.

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