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CON LA COLABORACIÓN DE
SPTF Sociedad Portuguesa
de Terapia Familiar
4 Editorial
6 Desde la presidencia
8 Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención
a la salud mental.
Tremoleda, J., Salvany, M., Mercadal, J.,Ortega, M.C., Aguilera, C., Cabezas, M. V.
27 Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
Laura López Calderón
41 MONOGRÁFICO: “Esto es pa los niños”. Homenajeando a Gloria Fuertes.
Terapia Familiar Sistémica en la infancia y la adolescencia.
42 Introducción al monográfico.
Lorena Blasco Clarós, Emmanuela Tomás Victoria
44 “Entre el Whatsapp y el Fortnite…” Como las nuevas tecnologías generan cambios y
oportunidades en los procesos de comunicación.
Sonia Prieto Sebastiá, Enrique Madrid Tortosa
51 Intervención familiar sistémica en un caso de trastorno traumático del desarrollo.
Olaya Salinas Fernández, Magdalena Cubel Alarcón, Mª Carmen Casas García
62 Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico
a la intervención familiar en el sistema público de salud.
L. Blasco Claros, M. A. Beltran Beltrán, P. Puchades Muñoz, M. Portillo Santamaria, I. Martinez Díaz, S.
Ciscar Pons, A. Rodenes Pérez, M. Garcia Marí, M. Segura Serralta, I. Agulló Garcia, D. Malventi Bellido
75 La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
Carlos Lamas Peris
91 Danzando con tres sistemas.
Dra. Dª Carmen Casas Garcia, Violeta Mendoza Burón, Maria Ferrando Aparicio, Cristina Enrique Vicent,
Alejandra Dominguis Pérez, Emmanuela Tomás Victoria
104 De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
Dra. Dª Carmen Casas García, Dª Irene Aguilar Alagarda
116 Poema de Gloria Fuertes.
117 “Viver de Outra Maneira?” Trajetórias Autodestrutivas na Adolescência:
o Jovem e o Terapeuta Familiar.
Diana Cruz, Daniel Sampaio
Y MÁS...
134 Miradas y aspectos de la supervisión indirecta en grupo en servicios sociales (II).
Ana María Gil
143 Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
Natalia Fernández Álvarez, Yolanda Fontanil Gómez, Esteban Ezama Coto, Yolanda Martín Higarza,
Cristina Diez Fernández, Roxana Fernández Galán
160 Trabajo personal in directo en formación online.
Maria José Duran
175 Entrevista a Esteban Laso. Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
Javier Rodrigo
185 Apu, o cómo se genera una parentalidad.
Joana Alegret
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DIRECTOR
Francisco Javier Ortega Allué
EDICIÓN
Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF)
EQUIPO DE REDACCIÓN
Carlos Merino
Garazi Rivas
Sergio Siurana
Emmanuela Tomás
Maria Filomena Gaspar (coor. Portugal)
REDACCIÓN
C/ Córcega 699 1º 2ª – 08026 Barcelona
e-mail: mosaico@featf.org
CONSEJO EDITORIAL
Norberto Barbagelata (Madrid) Annette Kreuz (Valencia)
Mark Beyeback (Pamplona) Juan Luis Linares (Barcelona)
Javier Bou (Valencia) Raúl Medina (México)
Philippe Caille (Niza) Luigi Onnis (Roma).†
Luigi Cancrini (Roma) Roberto Pereira (Bilbao)
Alberto Carreras (Zaragoza) Manuel Peixoto (Portugal)
Marcelo R. Ceberio (Buenos Aires) Ricardo Ramos (Barcelona)
Jorge Colapinto (USA) Ana Paula Relvas (Coimbra)
Jose Manuel Costa (Lisboa) Elida Romano (París)
Claudio Des Champs (Buenos Aires) Daniel Sampaio (Lisboa)
Valentin Escudero (La Coruña) Matteo Selvini (Milán)
Celia Falicov (USA) Joakko Seikkula (Finlandia)
Regina Giraldo (Bogotá) Carlos Sluzki (USA)
Edith Golbeter (Bruselas) Jorge de Vega (Las Palmas)
Ana Gomes (Lisboa) Arlene Vetere (Surrey)
Jaime Inclán (USA)
DIRECTORES ANTERIORES
Roberto Pereira Tercero
Norberto Barbagelata Churruarín
Alfonsa Rodríguez Rodríguez
Javier Ortega Allué
Olga Díez Puig
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Editorial
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que el barco navegase en este tiempo. Yo me quedo, también, con la amistad
entrañable, el vínculo personal y el aprecio que siento por estos, mis amigos.
Motivo de alegría es, además, que haya personas que se comprometan en que
nuestra organización continúe su marcha y presenten proyectos nuevos para
afrontar los tiempos que se avecinan. Ana Caparrós como Presidenta, Jose So-
riano como Tesorero y Francisco Serrano como Secretario conforman la cabe-
za visible de esta Junta. No sé quién lo dijo, pero me parece oportuno repetirlo
aquí: que la Fuerza os acompañe.
Para terminar, quisiera señalar que los cambios han llegado ya a la propia re-
vista que tienen ustedes ante los ojos. Mosaico también se adapta a los nuevos
retos y, en función de ellos, se reestructura y toma nuevas direcciones. Por de
pronto, hay ahora un comité de redacción que nunca antes existió, y que va a
tratar de que la revista alcance aún más altos estándares de calidad que nos
igualen a otras publicaciones extranjeras que están en la mente de muchos.
Aunque hace varios años que estamos indexados, pretendemos mejorar nues-
tra posición en los índices de impacto y citación. Un reto que hay que afrontar
cuanto antes y que supondrá un plus para la publicación de artículos de calado.
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Desde la
presidencia
Quiero aprovechar este espacio de nuestra revista para contaros algunas cosas
que considero de interés. Aunque todavía llevamos poco tiempo, ya tenemos
perfiladas nuestras líneas de trabajo para los próximos años. Precisamente una
de nuestras prioridades es aumentar el contacto entre la Junta Directiva y los
socios, utilizando para ello todos los canales posibles.
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surgen de las propias asociaciones. Los encuentros son, sin duda, uno de los
pilares básicos de nuestro trabajo, y debemos seguir fortaleciendo esta parcela.
Pero, además, desde la FEATF vamos a apostar fuerte por los contactos con
otras asociaciones, federaciones e instituciones, con el objetivo no solo de seguir
creciendo, sino de contribuir al desarrollo de la figura del terapeuta familiar y del
psicoterapeuta. Ya hemos mantenido contactos fructíferos, que nos dejan claro
que hay mucho por hacer todavía, y que, aunque el camino es largo, estamos
en la línea adecuada. En estos momentos ya son ocho países europeos los que
han regularizado de manera oficial la figura del psicoterapeuta, y desde nuestra
federación vamos a apostar fuerte por conseguirlo en nuestro país.
Quiero finalizar contando una pequeña historia. Dicen que en la edad media un
hombre llegó a una ciudad donde había unos obreros colocando unas piedras.
Preguntó al primero qué hacía, y le contestó: “estoy poniendo piedras unas en-
cima de otras”. Le preguntó al segundo y dijo: “estoy haciendo una pared”. Y al
preguntar al tercero la respuesta que recibió fue: “estoy construyendo una ca-
tedral”. Y eso es lo que sentimos, que piedra a piedra estamos construyendo
algo grande.
Quedo a vuestra disposición para que entre todos y todas sigamos haciéndolo.
Un saludo.
Ana Caparrós.
Presidenta de la FEATF.
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MOSAICO 74
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
1. INTRODUCCIÓN.
La violencia de género (VG) y el suicidio son dos problemas graves de salud pú-
blica por su prevalencia, por sus efectos en la salud, y por su impacto social en
las comunidades (OMS, 2014; ONU, 2015; Pellegrini, 1999; Corsi, 2010). En la
literatura científica se ha establecido una clara relación bidireccional entre es-
tos problemas (Devries et al., 2014; Liu et al., 2017; Ng, Yong, Ho, Lim, y Yeo,
2018; ley 5/2008; Dufort, Stenbacka y Gumpert, 2015; Angst et al., 2014), pe-
ro, cuando desde los servicios sanitarios se atiende a mujeres que hacen un in-
tento de suicidio, muchas veces no se tiene en cuenta la posible importancia de
esta relación, ni tan siquiera es nombrada (Mouzo, 2016; Gonzalez-Navarro et
al., 2012; Villa-Manzano, 2009).
Las violencias de género son frecuentes en nuestro medio (Encuesta, 2016),
especialmente si tienen un diagnóstico de trastorno mental o de discapacidad,
que presentan hasta de 2 a 4 veces más riesgo (García, 2017) (tabla 1). Las VG,
entendidas como “las distintas violencias que se ejercen contra las mujeres por
el hecho de serlo, como una manifestación de su discriminación y situación de
desigualdad en el marco de un sistema de relaciones de poder de los hombres
sobre las mujeres”, se producen por medios físicos, económicos o psicológicos,
provocando un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico (ONU, 1995; Ley
5/2008). Son un problema crónico y repetitivo, que muchas veces se transmite
de forma intergeneracional (Rodríguez et al., 2003). Puede quedar oculto mu-
cho tiempo, enmascarado por otros problemas, apareciendo los síntomas del
daño producido hasta años después del cese de la violencia (Larrion y de Paul,
2000). Han sido claramente relacionadas con los intentos de suicidio (Dufort et
al., 2015; Angst et al., 2014), incluso ajustando otros factores que pueden in-
fluir (edad, acontecimientos estresantes de la vida, impulsividad y trastorno por
consumo de alcohol en el marido) (Indu et al., 2017), planteándose que has-
ta un 26% de mujeres maltratadas pueden llegar a intentarlo (González et al,
2010; Matud et al., 2016).
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MOSAICO 74
En las mujeres que sufren VG, la prevalencia de Trastorno por estrés postrau-
mático es alta (31-85%), y muchas veces crónico (50%) (Garriga et al., 2011).
También se describen otros trastornos metales: trastornos depresivos, disocia-
ción y síntomas psicóticos, diferentes formas de ansiedad y trastornos de la
conducta alimentaria (González et al, 2010; Garriga et al., 2011). Además, se
detectan un mayor número de enfermedades médicas, más consumo de psico-
fármacos (ansiolíticos, antidepresivos y analgésicos), y abuso de alcohol y otras
drogas (Raya et al., 2004). Cuando las violencias vividas no son reconocidas ni
atendidas adecuadamente (tratándose solamente el “trastorno mental” diagnos-
ticado), existe el riesgo de que se perpetúe en el tiempo su situación, facilitando
que los trastornos se hagan crónicos, y, pudiendo existir formas de revictimiza-
ción secundaria en la atención de profesionales y iatrogenias por tratamientos
no específicos del efecto de las violencias (Garriga et al., 2011).
En las mujeres con un diagnóstico de trastorno mental y/o que sufren discapa-
cidad, no solo aumenta el riesgo de sufrir violencia de género (tabla 1), sino que
presentan más dificultades en identificarla y desvelarla (García, 2017), pudien-
do pasar mucho tiempo sin que se detecte esta situación. Así, en mujeres trata-
das por trastorno mental que espontáneamente relatan el maltrato, cuando no
se pregunta específicamente transcurre un intervalo medio de 10 sesiones has-
ta que la paciente lo desvela (Polo, 2001), y el profesional de referencia en de
Salud Mental no conoce la existencia del maltrato ocurrido durante el último año
hasta la mitad de los casos (García, 2017). Si desde los inicios del tratamiento
se pregunta específicamente por las vivencias de maltrato, el índice de detec-
ción pasa del 8% al 28% (Polo, 2001). Además, estas mujeres sufren más si-
tuaciones de mala práctica profesional e institucional, porque es más frecuente
que se ponga en duda la certeza de su discurso, dándole menor credibilidad a
su relato cuando acuden a algún profesional (Indu et al., 2017). Tienen mayores
dificultades de acceso a la información y a los servicios (por miedo y vergüenza),
y, pueden ser objeto de los prejuicios y estereotipos asociados al trastorno men-
tal, afectado su autoestima y autonomía, presentando mayor dependencia de
otras personas (especialmente, de sus parejas). Muchos dispositivos y servicios
no están adaptados a sus necesidades, presentando barreras en las actitudes y
procesos de comunicación que dificultan el acceso (González, 2010; Martínez,
2009; Castaño, 2009), siendo a veces sobre medicadas con psicofármacos que
empeoran su evolución y pronóstico, generando sufrimiento y gasto sanitario in-
útil. Los síntomas de sus trastornos mentales se hacen más crónico, siendo la
duración media del tratamiento significativamente superior con respecto a las
mujeres en que no hay relato de maltrato (González, 2010; Garriga, 2011); y se
invisibiliza la violencia vivida y sus efectos (pudiendo esto ser considerado otra
forma de victimización secundaria) (Garriga, 2011). El hecho de no intervenir
sobre la violencia de género y sus efectos, sea por la dificultad en reconocerlo de
la propia mujer, o por las dificultades del profesional en detectar, evaluar, o to-
mar las decisiones indicadas, facilita que la violencia continúe (y/o sus efectos),
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
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MOSAICO 74
2. HIPOTESIS.
3. METODO.
3.2 Instrumentos.
A través de un cuestionario propio, a partir del informe de alta del hospital y de la
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
historia clínica del centro de salud mental, se recogen variables socio demográfi-
cas, factores de riesgo en el momento del intento, diagnósticos actuales (CIE 9),
existencia de tratamientos previos realizados en salud mental, nivel de riesgo del
intento, registro de experiencias de violencias de género actuales o en su bio-
grafía, y posibles intervenciones o derivaciones especificas relacionadas con los
efectos de la violencia realizadas (ver las variables en las tablas de resultados).
3.3 Procedimiento.
Se describen las características de las mujeres atendidas y se evalúa si exis-
te “invisibilización” de la violencia de género vivida en el proceso de atención:
cuando hay constancia de la experiencia de violencia, y esta no se recoge; o sí
se recoge, pero no es un foco de la atención, ni se hacen indicaciones o deriva-
ciones específicas.
4. RESULTADOS.
Han quedado incluidas 75 de las 79 mujeres que fueron atendidas por servicios
de urgencias hospitalarios por intento de suicidio (según protocolo CRS), y de-
rivadas al centro de salud mental (CSMA) para su seguimiento durante 2016 y
2017. Se han excluido 4 mujeres (5%): 3 mujeres, porque no llegaron a visitarse
en el centro de salud (a pesar de los intentos de vinculación); y, 1 mujer porque
no había suficientes datos para valorarla.
En la tabla 2 se describen las edades y características sociales de las mujeres
atendidas. La mayoría (63%) son adultas, con una edad media de 49 años. Un
25% son jóvenes, con una edad media de 22 años. Un 12% son mujeres mayo-
res (de edad media de 76,6 años). La mayoría han tenido pareja en su biografía
(81%). En el momento del intento de suicidio, solo un poco más la mitad de las
mujeres jóvenes y adultas la tenían (57%, 55%), y solo un 33% de las mayores.
Tabla 2. Edades y características generales de las mujeres atendidas en el CSMA por un intento
de suicidio, derivadas desde las urgencias hospitalarias (CRS).
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La mitad han tenido hijos (54’6%), que son menores en el 100% de las jóvenes,
y en 29% de las adultas.
Las mujeres adultas y mayores disponen de ingresos propios por trabajar o
por recibir prestaciones, y la mayoría dispone de vivienda propia o compartida
con pareja. Las mujeres jóvenes tienen menos ingresos propios que las adultas
y mayores (p=0.004), y parece que un menor acceso al mercado laboral (solo
el 42% trabajan; p=ns), y mayor dificultad para acceder a vivienda propia (solo
el 21%, p=0.021).
En la tabla 3, se describe el nivel de riesgo de las tentativas, y los factores de
riesgo relacionados con el intento. La mayoría de tentativas se han definido co-
mo de bajo o nulo riesgo (53%); el 32% como de riesgo mediano; y un 14,7%
de alto riesgo. Las de alto riesgo parecen predominar en los dos extremos de la
vida: en jóvenes (el 21% de los intentos lo son) y en mujeres mayores (el 22%);
mientras aparecen solo en el 10% de las mujeres adultas).
Tabla 3. Nivel
de riesgo y factores de riesgo en las tentativas de suicidio de las mujeres atendidas
en el CSMA derivadas desde las urgencias hospitalarias (CRS).
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
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Tabla 5. E xperiencias vividas de violencias de género de las mujeres atendidas en el CSMA por un
intento de suicidio, derivadas desde las urgencias hospitalarias (CRS).
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
5. DISCUSIÓN.
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Tabla 6. Dificultades
de profesionales de la salud en detectar la violencia de género (González, 2010;
Martínez, 2009).
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
que invisibilicen aún más sus problemas (cuando ellas mismas no son capaces
de comunicar de forma clara sus necesidades, el sufrimiento psicológico o los
malestares emocionales relacionados con su vida).
El que en ningún registro aparezca el concepto de “violencia de género” o
de “violencia machista” pensamos que refleja lo poco incorporada que está
este problema social y de salud pública en la mirada y análisis de los profe-
sionales.
Las limitaciones más importantes del estudio creemos que están relacionadas
con la fuente no específica para la obtención de datos (los informes e historias
clínica). Estas fuentes, aunque no han tenido como objetivo el análisis del pro-
blema, sí creemos que reflejan la atención recibida por las mujeres que han he-
cho un intento de suicidio. Se descartó realizar las entrevistas individuales pre-
vistas por falta de recursos, tanto para materializarlas como, por motivos éticos,
no poder asegurar una adecuada atención a las mujeres entrevistadas, si se
identificasen situaciones donde se requiriese una intervención continuada. Así,
pensamos que un posible sesgo puede ir más en la dirección de infra detectar
las violencias vividas, que en el validar lo registrado de lo vivido expresado por
las mujeres cuando son atendidas en los diferentes contextos.
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Suicidio y Violencia de género: Relación invisibilizada en los servicios de atención a la salud mental.
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Nuevos modelos de
parentalidad. Funcionalidad
y disfuncionalidad. Laura López Calderón.
Psicóloga.
lauralopezpsicoterapia@gmail.com
Atenea centro de Terapia
Resumen. y formación sistémica.
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MOSAICO 74
Introducción:
Internet ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, facilitando un crecimien-
to exponencial en la accesibilidad del conocimiento.
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Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
1. ¿Por qué los niños y niñas de ahora son tan “blanditos”? Los hiperniños.
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MOSAICO 74
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Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
de exploración. Por lo que los menores aprenden a confiar en las figuras de re-
ferencia pero ven limitado el desarrollo de su propio auto-concepto.
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MOSAICO 74
La literatura divulgativa y científica a la que tienen acceso las personas que ejer-
cen funciones parentales es cada vez mayor.
La fuerza de teorías cada vez más influyentes como las derivadas del modelo
de inteligencias múltiples de Gardner y los grandes desarrollos en torno al con-
cepto de inteligencia emocional, así como los avances de la investigación en
neuropsicología, promueven un cambio de mirada en los modelos educativos.
Promoviendo un enfoque menos conductista y más orientado a la motivación
del alumno como individuo.
Todo esto influye en un aumento de la oferta educativa desde paradigmas
educativos no convencionales basados en metodologías activas (Montessori o
Waldorf, entre otros), así como el desarrollo de métodos de crianza alternativos
tales como la disciplina positiva y la crianza respetuosa.
Modelos que, en general, pretenden promover una crianza sensible, flexible
y más conectada, pero que, al protocolizarse y manualizarse, en muchos casos
terminan convirtiéndose en “recetas” a seguir y, al tiempo, difíciles de llevar a
cabo, ya que requieren de mucha presencia y dedicación por parte de las figu-
ras parentales, la cual es difícilmente compatible con las posibilidades de con-
ciliación familiar de la media de familias españolas.
Para muchos padres y madres es complejo mantener todas estas directrices
con flexibilidad y conciliarlas con sus propios modelos aprendidos.
Por otro lado, se plantea el reto de afrontar todas estas pautas sin caer en la ri-
gidez y la auto-exigencia o en desatender las propias necesidades del cuidador.
Este tipo de modelos de crianza, tan centrados en el niño, parecen adaptarse
a un modelo familiar más bien aglutinado (al menos en este momento del desa-
rrollo), aunque flexible y abierto a la diferenciación. Características que, en este
punto del ciclo vital, parecen adaptativas para el desarrollo del menor y cohe-
rentes con la dinámica familiar esperable en este momento.
Sin embargo, este equilibrio no parece exento de dificultad, puesto que deman-
da una familia muy equilibrada y flexible, casi ideal, con unos subsistemas muy
funcionales, y con, al menos, una figura parental bien sostenida por la red para po-
der ejercer estas funciones parentales con la dedicación que exigen estos modelos.
Todas estas dificultades no dejan de ser los retos propios de esta etapa que,
simplemente, se vuelven explícitos al plasmarlos en una metodología.
Sin embargo, enfocar de forma rígida la respuesta parental a estos retos pue-
de llevarnos a caer en una forma obsesiva, perfeccionista y, tal vez, “disociada”
de educar.
Por otra parte, parece conveniente señalar como, de alguna forma, estos mé-
todos “de libro” pueden usarse como guías que vendrían a sustituir la negocia-
ción del equipo de padres en cuanto a las tareas de crianza.
Por lo que la mejor o peor aplicación de las pautas se puede convertir en un
motivo de conflicto dentro del sistema parental o, por el contrario, “saber la res-
puesta” puede usarse para evitar el conflicto que a veces supone tomar deci-
siones en pareja.
32
Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
Decisiones que, a veces, toman los propios niños, aunque puedan no corres-
ponderles, haciendo que la familia orbite aún más a su alrededor.
De este modo, en un sano intento de transitar hacia un estilo educativo menos
autoritario y más democrático, parece que se tiende a la inconsistencia, y de-
tectar fisuras en los límites marcados no se vuelve muy complejo para un niño o
una niña. De hecho, puede facilitar que las criaturas se encuentren con equipos
divididos que se desautorizan entre sí.
3. Hacia la co-parentalidad.
“Los problemas que experimentan los miembros de las familias no son tanto
imputables a su interacción psicológica individual como a las tensiones de-
rivadas de contradicciones del sistema social (…) o de la articulación de la
familia con otras instituciones”. (Flaquer, 1999).
Según datos del Eurostat, el reparto de tareas entre los miembros de la pareja
sigue siendo diferente atendiendo al género en la UE.
En todos los Estados miembros hay una proporción mucho mayor de mujeres
que de hombres que realiza las tareas relacionadas con el cuidado de los niños,
las tareas domésticas y la cocina. En la UE en 2016, el 92% de las mujeres de
25 a 49 años (con hijos menores de 18 años) cuidaba a sus hijos diariamente,
en comparación con el 68% de los hombres. (INE, 2016).
De un estudio realizado en España, basado en encuestas a 4262 hombres y
mujeres, se desprende que, aunque la mayoría de los padres (88,6 %) conside-
ran que participan igualitaria y corresponsablemente en la crianza de sus hijas
y/o hijos, en la práctica sólo en el 54,3% de los casos ambos progenitores dedi-
can el mismo tiempo a las tareas relacionadas con el cuidado de los menores,
33
MOSAICO 74
En las últimas décadas en las que las mujeres han comenzado a salir del hogar
para dedicarse al “trabajo productivo”, de forma simétrica se ha ido producien-
do un abandono de ese espacio y tiempo con los que poder ejercer la atención,
esfuerzo y observación necesarias que requiere estar al cuidado de otras per-
sonas.
Las mujeres, entonces, se ven abocadas a tener que buscar su espacio en
la vida pública a través del trabajo productivo, en un mundo manejado con
parámetros masculinos, además de encontrar la forma de no dejar desaten-
didas las tareas que tienen que ver con el denominado trabajo reproductivo o
doméstico.
Nos encontramos, pues, en un momento en el que las mujeres comienzan a
tener tres jornadas laborales: la propiamente laboral, la de todo el trabajo que se
encuentran en casa y la del esfuerzo de mantener las relaciones afectivas a las
que están vinculadas. Es entonces cuando las expectativas se multiplican y el
cuidar y cuidarse comienzan a complicarse mutuamente.
El término corresponsabilidad no alude tanto al reparto de tareas como al de
responsabilidades y funciones. Con lo cual señala directamente a la implicación
de cada uno de los miembros de la pareja sobre el proyecto familiar común.
34
Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
35
MOSAICO 74
“Las mamás que practican la crianza intensiva son más infelices cuando
pasan tiempo con sus hijos porque nunca se sienten suficientemente bue-
nas. Esta insatisfacción repercute también en el estrés de los hijos”. (Sevi-
lla, 2015).
Sabemos que la salud mental de los cuidadores principales puede tener un gran
impacto en el bienestar de los niños. Del mismo modo, la insatisfacción puede
poner en peligro la relación conyugal, cuya estabilidad también es importante
para el desarrollo del niño.
En último lugar, es preciso mencionar a la red familiar y el papel que juegan
las abuelas en la crianza de hijas e hijos.
Según el estudio del Instituto de la Mujer (2011) en el 84,2% de los casos,
la ayuda de las abuelas se da en respuesta a las dificultades de conciliación de
madres y padres.
Según este mismo estudio, el 50% de las entrevistadas dedica más de 4 horas
diarias al cuidado de nietas y nietos.
36
Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
37
MOSAICO 74
Nadie concibe ya trabajar sin ayuda del ordenador o relacionarse sin un telé-
fono móvil.
Todos estos avances son enriquecedores, agilizan el trabajo y lo hacen mu-
cho más preciso;
Sin embargo, al mismo tiempo, todos esos objetos están entre nosotros (a ve-
ces literalmente en medio), entorpeciendo la comunicación de tú a tú y ofrecien-
do experiencias gratificantes inmediatas.
No sólo se acude a la red para aprender e informarse. La información sirve
también como entretenimiento y evasión. Esta generación frustrada y empo-
brecida ha crecido consumiendo y los “datos” parecen ser su paraíso artificial.
Estamos todos enganchados. Asumámoslo.
Es muy difícil promover un uso saludable de las nuevas tecnologías entre los
más jóvenes, cuando los propios adultos no se despegan del teléfono ni siquiera
para utilizar el cuarto de baño.
Estos dispositivos han sustituido a los despertadores, las radios y las televisio-
nes. Pero, sobre todo, a las cámaras de fotos. Y esto es especialmente crucial
porque es lo que hace que estén presentes desde los primeros momentos de
vida de cualquier persona nacida en los últimos 10 años.
Forman parte del día a día, por lo que es tremendamente difícil sacarlos de la
cotidianidad de cualquier niño.
Además, cada vez con más frecuencia, los dispositivos electrónicos se utilizan
para calmar a las criaturas desde edades muy tempranas.
38
Nuevos modelos de parentalidad. Funcionalidad y disfuncionalidad.
6. Conclusiones.
39
MOSAICO 74
Para eso se necesita una buena red de apoyo que permita a las figuras paren-
tales cuidarse, crecer, delegar, sentir seguridad.
Precisamente por esto, un Estado y una sociedad preocupados por el bienes-
tar y el desarrollo de sus ciudadanos debería garantizar el sostén y el apoyo su-
ficientes para que, a su vez, estas familias puedan ofrecérselo a sus miembros y
así el equilibrio relacional favorezca nuestro desarrollo como personas, parejas,
familias, comunidades...
Dejemos de buscar pacientes identificados y descubrámonos como parte del
sistema.
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40
MONOGRÁFICO
“Esto es
pa los niños”.
Homenajeando
a Gloria Fuertes.
Terapia familiar
sistémica en
la infancia y
la adolescencia.
MOSAICO 74
INTRODUCCIÓN AL MONOGRÁFICO.
Al ser nuestra gran poetisa infantil y también para adultos, cuyos poemas cons-
tituyen grandes metáforas que contienen elementos que, en ocasiones, pueden
ser grandes herramientas terapéuticas a nivel sistémico-relacional.
42
Introducción al monográfico.
Como terapeutas sistémicos tenemos una gran responsabilidad para con los
niños, los adolescentes y sus familias y mucho trabajo por delante para que El
Mundo que Soñamos, sea al Revés o al Derecho, se aproxime al deseado.
Por último, no queremos cerrar esta introducción sin agradecer la gran acogi-
da que nuestra propuesta tuvo entre quienes invitamos a colaborar con sus ar-
tículos expresándonos su simpatía, cariño e ilusión, así como su generosidad.
43
MOSAICO 74
44
“Entre el Whatsapp y el Fortnite…” Como las nuevas tecnologías generan cambios y oportunidades en los procesos...
45
MOSAICO 74
claro del tiempo invertido. Para esta experta, el problema estriba en que este ti-
po de dispositivos generan “fascinación” en contra de la atención sostenida que
es una cualidad imprescindible para el rendimiento educativo.
En la década de los 50 del pasado siglo, Paul Watzlawick enunciaba los célebres
axiomas de la comunicación humana que tanto han aportado y se han utilizado
desde el enfoque sistémico de las relaciones humanas. En torno a los axiomas
de la comunicación, los axiomas 3 y 4, la interpretación de los mensajes y las
modalidades de comunicación digital y analógica cambian sustancialmente. El
medio digital enriquece el proceso comunicativo y, de esta forma, parece añadir
una nueva modalidad la “tecno-digital”, que es la que se produce cuando nos
expresamos con emoticonos, con GIFs, con audios de voz o con expresiones di-
ferentes a las formas tradicionales analógica y digital. La interpretación de los
mensajes es diferente cuando se recibe por medios digitales porque no existe el
correlato de expresión emocional y esta se cimenta en una construcción perso-
nal de significados que realiza el sujeto que recibe la información. Esta falta de
señales para realizar una completa interpretación de la información está llevan-
do, de forma cada vez más frecuente, a situaciones de confusión y de mala in-
terpretación de los mensajes. Algunos autores refieren la perdida de habilidades
de comunicación al centrar el intercambio de mensajes en medios tecnológicos
en detrimento de la comunicación analógica o digital.
Por otro lado, Watzlawick postula en su segundo axioma la diferencia entre el
nivel de contenido y el nivel de relación en la comunicación. Cuando estamos
hablando con alguien y utilizando el móvil al mismo tiempo caemos en ese ac-
to de ignorar momentáneamente a nuestro interlocutor. Estamos comunican-
do a un nivel de contenido, pero estamos trasmitiendo en el nivel de relación el
mensaje de “espera un momento” o de “no te puedo prestar atención ahora”.
Estamos trasmitiendo “dobles mensajes” al comunicar, pero al mismo tiempo
ignorar. Este tipo de interacciones son cada vez más corrientes y se producen
en entornos tanto laborales como domésticos, públicos o privados. Estamos con
nuestros seres queridos mirando el Ipad, mandando mensajes descalificativos
como “me molestas en estos momentos que estoy con el Ipad” o mintiendo al
decirles que en cinco minutos vamos a prestarles atención. Desde nuestra prác-
tica profesional sabemos que es mejor escuchar un NO que NO ESCUCHAR
NADA. En el ámbito familiar, los niños se alimentan de atención y observamos,
en bastantes ocasiones, cómo los padres se quejan de que están todo el día re-
gañando a sus hijos porque no obedecen, no se están quietos o están todo el día
gritando. Lo que podemos observar en estas familias es cómo el niño ha apren-
dido a procurarse el alimento de la atención a través de la riña o el enfado de los
padres. Con toda esta inmersión tecnológica los adultos han encontrado en las
46
“Entre el Whatsapp y el Fortnite…” Como las nuevas tecnologías generan cambios y oportunidades en los procesos...
pantallas una eficaz “niñera” digital, una solución rápida y eficaz para compartir
el mismo espacio prestando una atención ineficaz sin sentimiento de culpa, ya
que la atención esta pobremente justificada por la presencia del adulto.
Estudios como el de Bishop, 1995; Hoelter y Harper, 1987; Jacob y Seilhamer,
1987 ponen de manifiesto que, en las adicciones con sustancia, la presencia o
ausencia de padres no es tan crucial como la naturaleza de la relación familiar.
El cómo estos padres enseñan habilidades de afrontamiento ante situaciones
conflictivas, novedosas, etc.; el establecimiento y cumplimiento de normas de
conducta tanto intrafamiliar como social; puntuar las consecuencias; el estable-
cimiento de límites, la nutrición relacional, entre otros aspectos, son interioriza-
dos por los hijos.
47
MOSAICO 74
Tal y como estamos viendo, las nuevas tecnologías están trasformando el acto
comunicativo cambiando el medio e introduciendo cambios en los procesos re-
lacionales. A nivel familiar encontramos una mayor incomunicación analógica
generada por la capacidad inmersiva de las pantallas. Al mismo tiempo está ge-
nerando dificultades en la comunicación analógica y un desencuentro comuni-
cativo entre padres e hijos por la ya citada brecha digital.
La terapia estructural de familia, que estudia al hombre en su contexto social,
fue desarrollada en la segunda mitad del siglo XX. Ya se hablaba de que la fa-
milia cambiaría a medida que cambiara la sociedad. Según S. Minuchin, proba-
blemente en forma complementaria, la sociedad desarrollaría estructuras extra
familiares para adaptarse a nuevas realidades sociales. ¿Son Twiter, Instagram,
Facebook... estas nuevas estructuras que también tienen su función facilitadora
de conexión familiar, donde los padres se conectan para alimentar con un “me
gusta” la autoestima de sus hijos, y nutren emocionalmente con amorosos emo-
ticonos? Esta sería una de las vertientes positivas de las nuevas redes sociales:
posibilitar el estar conectados a nuestra familia, estemos donde estemos. Den-
tro de este marco de referencia de la terapia estructural de la familia, ¿podría-
mos estar ante una transformación en la estructura familiar dentro del contexto
de las nuevas redes sociales tecnológicas? La mamá aparece en el apartado de
amigos en el facebook del hijo, en un mismo nivel de accesibilidad que el resto
de miembros. La privacidad e intimidad de lo compartido llega por igual a ami-
gos, familia extensa, familia de origen y nuclear. Las fronteras entre sistemas se
diluyen y se permeabilizan, las jerarquías parecen no existir. En este nuevo lu-
gar creado para la comunicación, ¿se respeta la estructura jerárquica?
La teoría de la terapia de familias se basa en el hecho de que el hombre y mu-
jer no son un ser aislado, sino un miembro activo y reactivo de grupos sociales.
Si el espacio donde se produce la comunicación familiar está al mismo nivel, y
si en ese espacio existen normas difusas, ambiguas o diferentes a las existen-
tes en espacios de relación analógicos, ¿qué efectos puede provocar en la rela-
ción jerárquica intrafamiliar? Un estudio centrado en el desarrollo de problemas
48
“Entre el Whatsapp y el Fortnite…” Como las nuevas tecnologías generan cambios y oportunidades en los procesos...
A MODO DE CONCLUSIÓN.
49
MOSAICO 74
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50
Intervención familiar sistémica
en un caso de trastorno
traumático del desarrollo.
Olaya Salinas Fernández.
Psicóloga General Sanitaria.
Resumen. Psicóloga infanto-juvenil.
El trauma temprano, consecuencia de la exposición a Magdalena Cubel Alarcón.
factores de estrés graves, repetitivos y prolongados en Psicóloga clínica.
Terapeuta Familiar.
el tiempo y especialmente provocado por una falta de Profesora de Postgrado (UCV).
sensibilidad o deficiencia en el cuidado y protección a manos Mª Carmen Casas García.
de los cuidadores, provoca una serie de consecuencias Psicóloga Clínica.
Supervisora Docente familiar.
negativas afectando a todas las áreas de desarrollo social,
Centro de Terapia Familiar
emocional e intelectual en los niños/as. En el presente Fase 2, Valencia.
artículo, se explora, desde una perspectiva sistémica, la Terapeuta de Familia y Pareja
(acreditada por FEATF y FEAP).
conceptualización del trastorno traumático del desarrollo y Docente Universitaria (UCV).
sus consecuencias. Para ello, se expone y se analiza un caso
clínico con una historia de trauma temprano con el que se
Palabras clave.
pretende reflexionar, además, sobre las implicaciones para Trastorno traumático
el tratamiento y los desafíos que se pueden encontrar los del desarrollo,
terapeutas en este tipo de casos, en los que el sufrimiento y intervención sistémica,
apego, estudio de caso.
desamparo del paciente es significativo y duradero.
51
MOSAICO 74
Abstract.
Early childhood trauma resulting from exposure to severe, repetitive and prolonged over time stress
factors, especially caused by a lack of sensitivity or deficiency in the care and protection from
caregivers, causes a series of negative consequences that affect to all areas of social, emotional and
intellectual development in children. In the present article, the conceptualization of the traumatic
developmental disorder and its consequences is explored from a systemic perspective. For this pur-
pose, a clinical case with a history of early trauma is exposed and analysed, with the aim of reflec-
ting, in addition, on the implications for treatment and the challenges that therapists can encounter
in this type of case, in which the suffering and helplessness of the patient is significant and lasting.
Key words.
Traumatic developmental disorder, systemic intervention, attachment, case study.
Introducción.
52
Intervención familiar sistémica en un caso de trastorno traumático del desarrollo.
“El apego es el lazo invisible que une a las personas” (Gonzalo, y Pérez-Muga,
2011). John Bowlby observó cómo los niños, al igual que muchos animales,
también están programados para elegir a un adulto en concreto con el que esta-
blecer un vínculo de apego primario desarrollando un sistema de comunicación
natural (Van der Kolk, 2015). El vínculo de apego se refiere a la relación entre
cuidador e infante que implica la puesta en marcha de la conducta de cuidado
y disponibilidad emocional en momentos de necesidad, así como la búsqueda
de comodidad del niño cuando es necesario (Zeanah, Mammen, y Lieberman,
1993). Bowlby (1973, 1980), propuso que el sistema de apego era un sistema
homeostático de regulación de situaciones de estrés y peligro.
La teoría del apego (Bowlby, 1969, 1973, 1980) cuenta con dos conceptos
principales:
- la base segura y
- el modelo de trabajo interno.
Por una parte, la base segura se refiere a la facilitación de una atmósfera segura
y confortable por parte del cuidador, que permite al niño la exploración y el co-
nocimiento del medio ambiente (Kraemer, 1992). La sola idea de una relación
de base segura implica que alguien proporcione y facilite ésta. Por ello, no pode-
mos obviar los conceptos relacionados con el cuidado y la interacción materna:
(1) sensibilidad a señales, (2) predictibilidad en el comportamiento, (3) acepta-
ción de las necesidades relacionadas con la edad y (4) accesibilidad físico-psi-
cológica (Ainsworth, Blehar, Waters y Wall, 2015).
Por otra parte, el modelo de trabajo interno es la representación cognitiva que
hace el bebé sobre el cuidador. A través de interacciones repetidas, el niño de-
sarrolla una representación de lo que es y lo que debería ser, facilitando así el
desarrollo del sentido de sí mismo (Kraemer, 1992). De esta interacción recípro-
ca entre cuidador-bebé, se determina la forma en que vemos el mundo y cómo
esperamos que este se comporte con nosotros (Hernández, 2017). Este modelo
mental, por tanto, actúa como filtro de procesamiento mediante el cual la perso-
na selecciona, analiza e interpreta las experiencias de naturaleza afectiva y de-
termina las emociones y conductas consecuentes (Gonzalo, 2015).
Específicamente, el grado en que las figuras de apego han podido respon-
der con conductas afectivas claras y contingentes se asocia positivamente con
la capacidad del niño para desarrollar capacidades de mentalización, es decir,
ordenar representaciones de sus propias experiencias subjetivas (Luyten y Fo-
nagy, 2015). Los niños que han tenido cuidadores sensibles y atentos crearán
una visión de sí mismos como válidos; en cambio, los cuidadores caracterizados
por ser poco disponibles, inconsistentes o abusadores favorecen que el infante
crezca con una visión de sí mismo como defectuosa o no válida (Cassidy, 2000).
Por otra parte, la seguridad del vínculo de apego mitiga el terror inducido por las
53
MOSAICO 74
posibles situaciones traumáticas (Van der Kolk, 2015). Bowlby (1983) ya sugi-
rió la relación existente entre el apego y la posible psicopatología y aparición de
trastornos en la edad adulta. Explicaba cómo, ante una situación traumática, si
el niño no percibe control y no es contenido y atendido, desarrollará una sensa-
ción de desesperanza e impotencia sobre cualquier evento traumático posterior.
Cuando los cuidadores están emocionalmente ausentes, inconsistentes, frus-
trantes, violentos, intrusivos o negligentes, es probable que los niños se sientan
intolerablemente angustiados y no tengan la sensación de que el entorno exter-
no les puede brindar alivio (Van der Kolk et al., 2005), lo que termina cristalizan-
do en un apego de tipo inseguro.
54
Intervención familiar sistémica en un caso de trastorno traumático del desarrollo.
Para abordar estos problemas, Van der Kolk (2005) propuso un nuevo diag-
nóstico llamado Trastorno Traumático del Desarrollo (DTD; Developmental Trau-
ma Disorder) (Anexo 3). Este capta la exposición múltiple o continua a violencia
interpersonal y las dificultades en el cuidado sensible y protector dentro de un
período de cambio en el desarrollo y apego interrumpido. Por lo tanto, los com-
portamientos que anteriormente recibirían etiquetas diagnósticas “comórbidas”
por separado, se entenderían como un patrón de síntomas complejos, desorga-
nizados, pero interrelacionados.
La exposición a estas circunstancias da como resultado niños con mecanismos
reguladores disfuncionales, síntomas disociativos, apego inseguro, problemas
conductuales, sentido de identidad comprometido y un funcionamiento cognitivo
y social alterado, entre otros problemas (Gómez, 2012). Además, experimentar
múltiples formas de abuso, a menudo da lugar a niños con retrasos en el desa-
rrollo (cognitivo, lenguaje, motor y habilidades de socialización) que conllevan di-
ficultades muy complejas (Culp, Heide y Richardson, 1987). Cook et al. (2005),
proponen siete áreas principales afectadas asociadas al trauma: alteraciones en
las relaciones afectivas y apego, en las reacciones biológicas (físicas y psicoso-
máticas), en la regulación del afecto y la autorregulación, en la consciencia, sín-
tomas disociativos, control de la conducta, cognición y autoconcepto.
55
MOSAICO 74
Ampliando foco.
56
Intervención familiar sistémica en un caso de trastorno traumático del desarrollo.
Así, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan (2005) afirman que la resiliencia infan-
til es una capacidad que los niños pueden desarrollar cuando sus recursos na-
turales se desarrollan y se potencian gracias a las competencias y habilidades
de adultos significativos, normalmente los padres, que satisfacen sus necesida-
des y los respetan como sujetos de derechos, a través del cuidado, la protec-
ción y la atención.
Por otra parte, estos autores describen lo que denominan resiliencia secunda-
ria como aquella que desarrollan algunos niños a pesar de haberse criado con
padres que no han sabido o no han podido desarrollar las competencias paren-
tales adecuadas, llegando incluso al maltrato y la negligencia. Gracias a otras
personas de su entorno próximo, instituciones o la sociedad en general, estos
niños han conseguido suplir las necesidades básicas y encontrar los recursos
necesarios para salir adelante e integrar sus experiencias invalidantes de mane-
ra adaptativa, convirtiéndolas en un proyecto de vida sano.
A modo de reflexión.
En ocasiones los profesionales nos encontramos con situaciones en las que los
niños quedan desprotegidos y, aunque nuestra primera intención es la de po-
der establecer una red de comunicación con todo lo que rodea al mismo para
poder cubrir sus necesidades, a veces no es fácil. Si esto no es posible, queda
un poso de “angustia” en nuestro interior, al observar que no se realiza lo que
sería mejor para el niño, sino que se “hace” lo que establece la ley o se aplica
el protocolo a seguir.
57
MOSAICO 74
58
Intervención familiar sistémica en un caso de trastorno traumático del desarrollo.
59
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61
MOSAICO 74
62
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
Abstract.
We describe a functional unit of systemic family therapy within a public service of mental health,
with a double assistence and training objective. A team of professionals trained in systemic family
therapy composes it. The procedure is explained, with the assessment protocol and techniques
used. We present preliminary results on the efficacy of therapy family, showing a significant reduc-
tion in the family distress and achieving a great percentage of clinical discharges.
Key words.
Systemic family therapy, mental health, health public service.
Introducción.
La Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS), ubicada en el
Centro de Salud Integral de Sueca, funciona desde 2009 atendiendo a familias
que acuden al Servicio de Salud Mental del Departamento de Salud de la Ri-
bera, que necesiten y estén motivadas para realizar una intervención en el fun-
cionamiento familiar, con el objetivo de mejorar los síntomas clínicos de uno o
varios de sus miembros, que están siendo atendidos en alguna de las Unidades
de Salud Mental del departamento.
El objetivo de la UF-TFS es doble: principalmente es asistencial, por atender a
las familias que presentan alguna disfuncionalidad familiar que repercute en el
origen y/o mantenimiento de la sintomatología de uno o varios de sus miembros;
por otro lado es formativo, ya que realizamos una labor docente dirigida a profe-
sionales del departamento interesados en la terapia familiar, principalmente ha-
cia los residentes de dentro y fuera del departamento, teniendo incluso lista de
espera de varios años para realizar rotatorios externos en las especialidades de
psiquiatría y psicología clínica. También formamos a estudiantes de psicología
que realizan las prácticas en la unidad.
Desde la Unidad de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia (USMIA)
del Departamento de Salud de La Ribera, derivamos con frecuencia a la UF-TFS
a familias que acuden con uno de sus hijos como pacientes identificados y que
su sintomatología no mejora lo suficiente desde un enfoque individual. Desde
ahí, el foco de la intervención se dirige a la dinámica familiar que, según hipo-
tetizamos, interviene en el mantenimiento del síntoma del niño/a o adolescente.
Tras el análisis de varios cuestionarios pre/ post intervención sobre su efectivi-
dad realizadas a las familias, es posible afirmar que en un alto porcentaje re-
portan beneficios considerados significativos tras el paso por la Unidad descrita.
METODOLOGIA.
63
MOSAICO 74
64
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
Protocolo de evaluación:
Está compuesto por varias escalas administradas antes de la primera y de la úl-
tima sesión a todos los miembros de la familia, y son las siguientes:
65
MOSAICO 74
dificultades. Por otro lado, contiene dos preguntas abiertas que tratan sobre
las palabras que describen mejor a la familia y cuál es el problema que les
trae a terapia. Dichos apartados se repiten en las tres aplicaciones del cues-
tionario de manera que, no sólo se puede recoger la percepción de la fami-
lia sobre sus dificultades, sino además, si ésta ha variado y si perciben que
la intervención terapéutica les ha ayudado. Asimismo, se incluye una esca-
la para que los terapeutas valoren la utilidad que la terapia ha tenido para
la familia. Con la “Escala del Terapeuta” se recoge la percepción que tienen
éstos sobre la evolución de la terapia. De esta forma, se pueden comparar
las percepciones de familia y terapeutas, para comprobar si coinciden o hay
divergencias entre ambas, y en qué sentido.
66
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
67
MOSAICO 74
Técnicas de intervención:
Como la mayor parte del equipo de terapia familiar forma parte de la unidad de
salud mental infantil del departamento lo más frecuente es que las familias con-
vocadas sean familias con niños y/o adolescentes, por lo que lo habitual es in-
tegrar a los niños en la terapia. Aunque en determinadas sesiones se excluyan
para trabajar aspectos de la conyugalidad o la parentalidad, en general las sesio-
nes suponen “trabajo con niños”. Por ello, aunque no sólo por ello, las técnicas
empleadas más frecuentemente son aquellas que se consideran más apropia-
das a las características cognitivas y emocionales de los niños.
El niño, en sus primeras etapas, vive desde una acción física; solo más tarde
incluye la simbolización y la palabra. El juego, la vía principal de aprendizaje,
es activo y debe realizarse en un contexto de confianza y seguridad. Para poder
incluir a los niños en la terapia debemos crear un contexto flexible y adecuado,
centrado en la imaginación y al juego.
De ahí que las técnicas de la terapia familiar en las que se pueden incluir a
los niños sean técnicas activas como la escultura, las tareas para casa, el jue-
go, así como intervenciones verbales las historias inventadas, y otras como los
dibujos. Lo único necesario es que el lenguaje y el formato de esas intervencio-
nes se adapten a la realidad cognitiva y emocional de los niños. Los juegos o di-
bujos resultan ser metáforas muy útiles para toda la familia acerca de cómo los
niños se ven a sí mismos y sus relaciones. La perspectiva de los niños puede
ser una manera muy útil de modificar creencias e interacciones disfuncionales
entre padres e hijos.
Otra técnica esencial es el genograma, que presenta gráficamente informa-
ción sobre los componentes del sistema familiar y las relaciones de al menos
tres generaciones (McGoldrick y Gerson, 1985). Se suele utilizar junto al crono-
grama, que recoge información cronológica de los acontecimientos familiares
importantes y permitirá establecer hipótesis sobre posibles coincidencias de he-
chos significativos vinculados a cambios en las relaciones familiares. Se facilita
la auto-observación, de forma que puedan descubrir el lugar que ocupan en el
sistema y reconocer sus pautas relacionales habituales. La elaboración del ge-
nograma trigeneracional y del mapa relacional con las respectivas familias de
origen, que ayudaría a comprender y elaborar la historia de la familia, junto con
la historia de amor de la pareja parental y la creación de la familia nuclear, te-
niendo en cuenta los hitos del ciclo vital familiar, que es otro de los conceptos
básicos a trabajar, ya que muchos de los problemas surgen en las transiciones
de las distintas etapas del ciclo.
Utilizamos también técnicas de la Terapia Breve Centrada en Soluciones
(TBCS) como las preguntas de proyección al futuro, sobre cuyas respuestas se
van concretando los objetivos de cambios realistas y concretos, como la “pre-
gunta milagro” o “la varita mágica”, sobre todo al final de la primera sesión. En
las siguientes sesiones se comienza preguntando qué va mejor, buscando au-
mentar y consolidar las mejorías.
68
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
La externalización es útil con niños que llevan mucho tiempo con el proble-
ma, que han acudido sin éxito a varios terapeutas, o que de forma espontá-
nea describen el problema con “vida propia”.
69
MOSAICO 74
emblemas como son los escudos y sus lemas asociados dentro de las técnicas
simbólicas que permiten que las familias trabajen en los contextos terapéuticos
con los significados, la adaptabilidad, la comunicación, la identidad, el indivi-
dualismo y la cohesión de sus miembros.
Cuentos e historias inventados en los que se reflejan dificultades similares a
las que ellos viven y pueden ser una inspiración para los niños y las familias so-
bre cómo superarlas.
El juego terapéutico familiar (JFT), en que la familia “sale” de la focalización
en el problema, y vive experiencialmente una actividad lúdica y de equipo, re-
forzando las fortalezas no atendidas o desarrolladas de la familia o sus subsis-
temas.
La escultura familiar, (V. Satir), técnica evaluativa y a la vez terapéutica, en
que uno o varios miembros d ella familia “moldean” al resto bajo la óptica de
las reacciones presentes o deseadas, presentes o futuras. Es una técnica es-
pecialmente activadora que permite romper bloqueos persistentes en el proce-
so de trabajo terapéutico de forma sencilla y eficaz porque coloca a la familia y
también a los terapeutas en un juego relacional distinto al que mantenían hasta
entonces. La escultura familiar es un instrumento de diagnóstico y una técni-
ca terapéutica: se visualizan y se experimentan, espacial y concretamente, las
configuraciones relacionales de la familia. En la escultura familiar queda sim-
bolizada la posición emocional de cada miembro de la familia respecto de los
otros. Al estar en territorio valenciano, muchas veces presentamos a la familia
esta técnica como “la falla familiar” adaptándola a nuestro entorno cultural más
cercano, para incrementar la comprensión familiar sobretodo de los más peque-
ños de la familia.
También actuamos otras técnicas de intervención, muchas veces reflejadas
en la devolución final; es habitual del uso de connotación positiva, reformula-
ción positiva del síntoma, prescripción de tareas, prescripciones paradójicas.
Finalmente, y no por ello menos importante, hacemos uso terapéutico en se-
sión familiar de la música: es habitual que la familia acepte bien el lenguaje de
la música como forma de reafirmar experiencias biográficas compartidas, de
transmitir afecto positivo, de lanzar mensajes entre sus miembros, o simplemen-
te, reafirmar su identidad como sistema diferenciado de otros. Por lo que es ha-
bitual la propuesta de vivencia compartida de música sea experimentada en el
contexto de la sesión. La música ha demostrado tener efectos curativos: relaja
el corazón, disminuye la tensión y aumenta las endorfinas, es un sedante natu-
ral. Neurólogos reputados (Anne Blood y Robert Zatorre) han descubierto que
la MUSICA afecta al sistema LIMBICO, lugar donde residen los sentimientos. La
actividad de la amígdala (la glándula que se activa al percibir el Miedo) se re-
ducía de forma considerable con la MUSICA. La música sirve para atenuar las
tensiones personales, sociales y sexuales (Hajime Fukui, investigador japonés).
Como “sedante” en las sesiones de Terapia Sistémica, las Familias siempre se
han mostrado colaboradoras con este instrumento potente que es la MUSICA,
70
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
nos ha sido útil para calmar y para poder aflorar emociones que, de otra mane-
ra, sería muy difícil poder conseguir movilizar esas emociones que, en algunas
ocasiones, producen cambios en la dinámica relacional.
En nuestra Unidad, nos caracterizamos por utilizar mucho este recurso en las
sesiones de terapia, siempre teniendo en cuenta las aportaciones que realiza la
familia (canción que represente a la familia en estos momentos, canción elegida
entre los hermanos para la familia, canción de la pareja, banda sonora familiar,
etc…) por lo que tenemos siempre preparados unos altavoces en las sesiones.
DISCUSION.
71
MOSAICO 74
72
Unidad Funcional de Terapia Familiar Sistémica (UF-TFS): Aplicación del modelo sistémico a la intervención...
CONCLUSIONES.
73
MOSAICO 74
«No pienso en la miseria sino en la belleza que aún permanece». Anna Frank.
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74
La Terapia Familiar
con niños: La fase de consulta.
Resumen. Carlos Lamas Peris.
Terapeuta familiar y psiquiatra.
En este artículo presentamos un protocolo de intervención Co-director del Centre de
que hemos utilizado en los tres últimos años para atender Teràpia Relacional i Familiar
a determinadas demandas cuando el paciente identificado de Tarragona (CTRFT).
ctrft@tinet.org
es un niño. El protocolo consta de tres entrevistas, Acompañado por el equipo
la primera con los padres, la segunda padres e hijos y la de psicólogos del área infantil
del CTRFT:
tercera con los padres a solas. El objetivo es co-construir Ana Alonso, Sergi Andreu,
con los padres un co-diagnóstico que englobe a todos los Inés Ricote y Eleni Yoti.
miembros de la familia.
Para diseñar el protocolo se han seleccionado cuatro Palabras clave.
propuestas de intervención en el campo de la psicoterapia Protocolo, niños,
parentalidad,
infantil, a las que se ha añadido metodología de coparentalidad, consulta,
intervención clásica del modelo sistémico y una técnica co-diagnóstico.
desarrollada por nosotros.
Abstract.
This article aims to present an inter-
vention protocol that we have been
applying for the past three years
in some cases of therapy demand
where the identified patient is a child.
The protocol consists in three inter-
views, the first one with the parents,
the second one with parents and
children and the third one with the
parents alone again. The objective is
to create, with the parent’s coopera-
tion, a diagnosis that includes every
member of the family.
In order to create the protocol we’ve
selected four intervention appro-
aches from the field of children’s
psychotherapy, implemented by
methodology from classic systemic
intervention and a technique develo-
ped by us.
Key words.
Protocol, children, parentality, copa-
rentality, consultation, co-diagnosis.
75
MOSAICO 74
PRESENTACIÓN.
El grupo original del CTRFT, a comienzos de los ochenta, provenía del trabajo en
instituciones públicas dedicadas a la atención a adultos. En los inicios, recibi-
mos demandas en los que el paciente era un niño, pero tratábamos el caso con
una terapia centrada en los padres, nombrándolos co-terapeutas, y haciendo in-
tervenir poco a los niños (como se solía hacer en aquellos tiempos).
En 1990, entramos en contacto con el mundo de la Protección a la Infancia,
al ayudar a profesionalizar un orfelinato. En 1992, M. Rosell y C. Lamas iniciaron
un proyecto para formar un Centro de Acogimiento Familiar para niños tutela-
dos por la Administración. La creación del grupo de familias acogedoras, ajenas
a la familia del menor, nos enfrentó con el reto de trabajar con menores cuyas
familias muchas veces no estaban disponibles para realizar un tratamiento con-
junto con sus hijos. Para superar nuestro déficit en psicopatología evolutiva, nos
apoyamos en la teoría del apego (J. Bolwby. 1988), para después incorporar la
teoría del trauma (A. Lieberman, 2007), el desarrollo traumático de la personali-
dad (G. Liotti, 2011) y las infancias infelices (L. Cancrini, 2012). De ahí surgió la
necesidad de diseñar un protocolo de intervención, con el objetivo de mejorarlo
al poder comparar resultados.
Un cambio importante a nivel teórico y práctico es el paso de modelos centra-
dos en las dificultades a otros que potencian los recursos. Hemos pasado de los
fantasmas en el cuarto de los niños (S. Fraiberg et al., 1974) a los ángeles en su
dormitorio (A. Lieberman et al, 2005), del concepto de carencia y trauma al de
resiliencia (B. Cyrulnik, 2002).
76
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
LA FASE DE CONSULTA.
77
MOSAICO 74
de las relaciones paterno-filiales y el buen desempeño del rol parental, así como
redefinir las relaciones problemáticas de forma amable y prudente. En el inicio
de la tercera entrevista, mostramos a los padres los esquemas gráficos del Cír-
culo de Seguridad para introducir ideas básicas de la teoría del apego.
Estas tres entrevistas siguen una tradición sistémica de intervención que mar-
ca la diferencia entre la escuela estratégica, la estructural y el actual modelo
más colaborativo y dialogante dentro de la tradición narrativista. En la primera
entrevista, los padres nos explican cómo es su familia, o sea es la familia repre-
sentada (el modelo estratégico, Haley (1980)). La segunda entrevista, sigue las
enseñanzas de S. Minuchin, en donde se observan las relaciones familiares en
las interacciones que se dan en la sala, que es la familia actuada. La tercera
entrevista es la familia que reflexiona sobre sí misma con la colaboración de los
profesionales para elaborar un co-diagnóstico y crear un plan de tratamiento. La
base de la reflexión para el equipo terapéutico son las diferencias entre las des-
cripciones que realizan los padres en la primera entrevista y la actuación de la
familia en la segunda. En cambio, para los padres, la base de su reflexión es ver
la grabación de la segunda sesión en donde pueden observar la relación entre
ellos mismos y sus hijos, que les permite acceder a una nueva información que
facilita un cambio. Excepcionalmente, en nuestros casos, planteamos realizar
una entrevista evaluativa del niño, ya que suelen llegar después de pasar múl-
tiples test y son casos derivados a un centro de terapia familiar con lo que las
expectativas de padres y derivantes están alejadas de una evaluación del niño.
En caso de duda, se deja esta decisión para después de la tercera entrevista.
Acabamos señalando que las dos primeras entrevistas las realiza un terapeuta
solo, la revisión de la segunda entrevista (la más exigente en tiempo) la realiza el
equipo al completo; la tercera entrevista (la más complicada en técnica de con-
ducción) la realizan, si es posible, dos terapeutas.
78
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
“The Circle of Security Intervention” de Bert Power, Glen Cooper, Kent Hoff-
man y Bob Marvin.
El Círculo de Seguridad es una intervención diseñada a partir de los conceptos
de la teoría del apego, de los sistemas familiares y de las relaciones objetales.
Es una intervención grupal, aunque puede ser adaptada a una familia en parti-
cular. Los autores han diseñado dos tipos de intervención: una más terapéutica,
de veinte sesiones, y otra más psicopedagógica, de ocho sesiones. Ha sido am-
79
MOSAICO 74
LA INTERVENCIÓN.
Ficha telefónica.
En la conversación telefónica inicial, de una duración de unos diez minutos, un
miembro del equipo recoge la información básica sobre los miembros de la fa-
milia, sobre el motivo de consulta y sobre el derivante. Explicamos a la familia
el protocolo de intervención y preguntamos sobre intervenciones previas. Pedi-
mos a los padres que traigan informes médicos, psicológicos o escolares a la
primera entrevista.
La segunda entrevista.
La segunda entrevista es una entrevista conjunta de padres e hijos que tiene una
hora escasa de duración. Pedimos a los padres que sea en horario de mañana
para que los chicos estén descansados, aunque deban saltarse la escuela y los
padres tengan que solicitar permiso en el trabajo. Esta entrevista está enmarcada
como una sesión de juego entre niños y padres. Suele ser disfrutada por todos los
miembros de la familia y lo habitual es que los chicos deseen volver.
En la segunda entrevista, el terapeuta, para favorecer la participación de los
niños, se dirige, en primer lugar, al primogénito (en la fase social) o al benjamín
(en la varita mágica y en el juego de los peluches). Asimismo, en las instruccio-
nes relativas a los juegos, enfatizamos que sean los niños los que tomen la ini-
ciativa y los padres las secunden.
Para exponer el protocolo, como se verá más adelante, hemos optado por pre-
sentar una familia con dos hijos. Es importante ver en acción a toda la familia, ya
que la presencia de los hermanos permite identificar dinámicas familiares signi-
ficativas, que serían imposibles de observar sin su participación.
80
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
FASE SOCIAL.
La fase social tiene el objetivo de hacer sentirse cómodos a los niños. Empeza-
mos preguntando al niño si le han explicado las razones por las que viene. En
caso afirmativo, nos interesamos quién y qué le ha dicho, acabamos con la pre-
gunta: “¿tienes alguna duda?”, “¿quién te gustaría que te lo explicara?”.
81
MOSAICO 74
suya, puede repetir el peluche, pero debe dar su explicación. Cuando tengamos
los peluches para representar a papá, él deberá elegir si acepta alguno de ellos
o prefiere otro. Sólo se puede escoger uno. Así procederemos para todos: hare-
mos la ronda para que mamá pueda elegir su peluche, después el primogénito
y para acabar el benjamín”.
Es importante que el terapeuta no ponga nombre al peluche, sino que pre-
gunte al que elige: “¿qué animal es?”. A continuación, nos interesamos por las
razones de la elección, que suelen ser más complejas a medida que avanza la
edad. Así los niños pequeños suelen elegir por semejanzas o por afinidades:
“He elegido el perro para el papá porque le gustan los perros” o “El hipopótamo
representa bien a mamá porque es redondito y suave”. Los niños mayores en
cambio suelen dar otro tipo de razones: “Pienso en el lobo para papá porque es
fuerte y nos protege”.
Para nosotros es interesante la elección que debe realizar el progenitor cuan-
do se le ofrecen los tres peluches. Por ejemplo, escoge el lobo que le propone
su hijo, desdeñando el “mono inquieto” que le ofrece la esposa. O en otro caso,
no acepta ninguno de los tres y escoge la jirafa porque lo ve todo y se preocupa
por los demás. En ciertos casos, los padres escogen los peluches que les ofrece
su hijo favorito al que triangulan en el conflicto de pareja. Otras veces, los padres
escogen el peluche que les ofrece el otro progenitor para consolidar la unión pa-
rental frente a los hijos. En otras familias, padres y hermano aceptan el peluche
escogido por el hijo vivido como más frágil.
Los niños suelen elegir con cuidado para no herir a nadie. Hubo un niño de nue-
ve años que se quedó bloqueado entre el peluche que le ofrecía la madre y el
que le ofrecía la abuela, ambas en un conflicto abierto por la custodia del chico.
El terapeuta tuvo que acudir en su ayuda eligiendo un peluche para él.
Una vez tenemos los cuatro peluches, les preguntamos si haría falta introducir
a otros peluches para representar a otros miembros importantes de la familia.
En ciertas familias, hay unanimidad respecto a reclamar la presencia de una
abuela o de otro miembro. En cambio, en otros casos, hay algún progenitor que
propone a la abuela y el otro lo rechaza. Todo ello será motivo de reflexión en la
tercera entrevista.
El terapeuta coge los peluches que representan a los padres y les pregunta a los
niños como los coloca. Para ayudarles, el terapeuta escenifica las posibles rela-
ciones entre los padres: cerca uno del otro o lejos; mirándose entre sí, mirando
hacia otro lugar, uno mirando la espalda del otro; de pie (activo, de buen hu-
mor) o aplastado contra la mesa (triste, sin energía ni ganas); cuidando el uno
del otro o el otro del uno; ... Se intenta que el benjamín decida y después que
82
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
Una vez finalizado, el juego de los peluches pasamos a dar las instrucciones del
Lausanne Trilogue Play:
“Os proponemos jugar juntos para pasároslo bien. El juego consta de cuatro
partes. En la primera parte, uno de los padres juega con los hijos mientras el
otro está simplemente presente. En la segunda parte, los roles se invierten.
En la tercera parte, ambos padres juegan con los hijos. En la última parte,
los padres hablan entre ellos, de lo que acaba de suceder o de otros temas,
y los hijos estarán simplemente presentes. Los padres deciden quién inicia y
cuánto debe durar cada parte. A estas edades, la duración es de tantos mi-
nutos. Por favor, cuando hayáis acabado, avisadme alzando la mano. Yo es-
taré detrás del espejo siguiendo atentamente el juego. Si veo que estáis en
dificultades, entraré para ayudaros”.
A cada edad, la duración del juego varía, desde ocho a quince minutos y el con-
tenido cambia. Existe el juego del té, el juego del picnic (que nosotros hemos
cambiado por el de ir a la playa), el juego de ir a comer a un restaurante para pa-
dres separados, el juego narrativo de construir una historia, indicado para prea-
dolescentes y adolescentes. Seguimos las indicaciones para el Lausanne Trilogue
Play clínico: el terapeuta se coloca detrás del espejo, pero puede hacer incur-
siones en la sala para dar pequeñas indicaciones que desbloqueen el ejercicio.
83
MOSAICO 74
LA VARITA MÁGICA.
La varita mágica es la representación del deseo de cada uno de ellos. Por eso es
un excelente final de la sesión para que todos se vayan con un buen sabor de
boca. Antes les preguntábamos a los padres sobre los problemas que les traían
a terapia y reformulábamos esa pregunta para los chicos dándoles una varita
mágica con tres deseos. Cambiamos esta forma de proceder desde que unos
padres reclamaron utilizar la varita mágica como lo habían hecho sus hijos. Nos
pareció una excelente propuesta que hemos generalizado. El orden vuelve a ser
desde el benjamín hasta el progenitor más periférico. Y le hemos añadido tan-
tos deseos como miembros de la familia haya en la sala: uno para cada uno, y
el último para sí mismo.
Se inicia por el benjamín, con las siguientes instrucciones: “Con la varita má-
gica debes tocarle en la cabeza a cada uno de ellos y expresar un deseo. El de-
seo puede ser que deje de hacer algo que te moleste o que haga más veces algo
que te gusta. Tienes un deseo para papá, otro para mamá, otro para tu hermano
y, finalmente, otro para ti mismo”.
FINAL DE LA ENTREVISTA.
84
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
máticas, pero con una redefinición en positivo, en nuestra mente: “el padre no
se da cuenta de que la madre le ofrece colaboración porque está pendiente de
los hijos” o “para no iniciar una discusión delante de los chicos”. Antes de ofre-
cer nuestra opinión le preguntamos a padre y madre que opinan de la interac-
ción. Asimismo, redefinimos los síntomas y las conductas problemáticas de los
niños como adaptativos y generosos hacia la dinámica familia. La elección de
las secuencias positivas es muy costosa en tiempo ya que suelen haber pocas.
La elección de las secuencias negativas es más sencilla, pero se debe hacer con
mucho tacto para no malograr la alianza terapéutica.
El ambiente emocional del equipo cuando se realiza la revisión de la segunda
sesión es divertido, creativo, positivo… Comprender las actuaciones de los hijos
en función de las conductas de los padres es un enigma que debe ser resuelto
por el equipo. Encajar las relaciones diádicas (teoría del apego) con las triádi-
cas (teoría sistémica) y los síntomas de los chicos (psicopatología evolutiva) es
el desafío.
La tercera entrevista.
La duración de esta entrevista es de noventa minutos, pero en algunos casos no
podemos revisar todo el material y debemos dedicar un segundo encuentro para
acabar el diálogo y llegar a una conclusión. La sala en donde se realiza la tercera
sesión no es la sala de terapia, sino la sala de visionado del CTRFT en donde las
imágenes se proyectan en una pared, mientras los padres y el terapeuta están
sentados alrededor de la mesita en una semipenumbra, alternando el visionado
con el diálogo. El objetivo de esta entrevista es conseguir una co-construcción
en el diagnóstico, un co-diagnóstico entre padres y profesionales, para empezar
a diseñar (de forma muy incipiente) un plan de actuación. La intervención pue-
de finalizar en esta fase de consulta o se puede iniciar un proceso terapéutico
con unos objetivos claros, que se definirán en la siguiente sesión. Por ejemplo:
un espacio de padres, una mejora de la interacción de un progenitor con un hi-
jo, … Es importante no precipitarse en la elaboración de un contrato terapéuti-
co. La tercera sesión debe finalizar con el mensaje de las nuevas gafas con las
que los padres deben observar a sus hijos y a las relaciones familiares. En la fa-
se de consulta no solemos dar pautas ni consejos.
La tercera sesión es muy potente para los padres. No es raro que digan: “Nun-
ca había visto así a mi hijo”, “Es la primera vez que me doy cuenta en cómo
actúo como madre”, “La tensión entre los padres se percibe durante toda la se-
sión”, … La revisión de la segunda sesión, a través del video feedback, coloca
a los progenitores en una situación privilegiada para darse cuenta de su propia
aportación al problema, lo que puede resultar abrumador para ciertos progeni-
tores y explicaría que cuando iniciamos esta experiencia hubiera varios aban-
donos. Por tanto, somos muy cuidadosos en la elección de las palabras, pero
sobre todo en la elección de las secuencias a revisar y en la preparación de la
mente del terapeuta que debe centrar su atención en los recursos, en las ex-
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MOSAICO 74
Foto 2. Gráfico del Círculo de Seguridad. (Cooper, Hoffman, Marvin y Powell, 2000).
EJEMPLO DE UN CASO.
Es un caso de padres separados desde hace tres años, con dos hijos de nueve
y cinco años de edad. La demanda la realiza la madre, a raíz de múltiples pro-
blemas conductuales del primogénito en la escuela, que inician hace dos años.
86
La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
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MOSAICO 74
Foto 3.
Escultura realizada
por los niños.
Foto 4.
Escultura corregida
por los padres y el
primogénito.
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La Terapia Familiar con niños: La fase de consulta.
En el Lausanne Trilogue Play (LTP), les pedimos que escenifiquen una comida
en el restaurante. Inicia el padre que organiza una comida en el que la madre
participa. Pasados unos minutos, la madre intenta pasar a la fase dos (cambio
de progenitor), pero el padre continúa dirigiendo la escena y la concluye con
la despedida del restaurante. En el turno de la madre, repite la escena yendo
a otro restaurante, con lo cual los chicos empiezan a demostrar aburrimiento y
fastidio, mientras el padre no participa. Para concluir, los padres envían a los
hijos solos a otro restaurante, mientras ellos se quedan mirándoles de pie. Los
chicos, ya sin entusiasmo, repiten la dinámica mientras buscan a los padres de
reojo. La historia no avanza, sino que se repite, como si fuese una competición
para ver quién es el mejor padre. En la revisión de las imágenes, los padres co-
mienzan diciendo que no entendieron la consigna del juego. Ante el asombro
del terapeuta, los progenitores reaccionan y se muestran escandalizados de su
propia conducta, concluyendo que es una buena muestra de su falta de comu-
nicación y de confianza mutua.
La segunda sesión finaliza con la varita mágica y ahí vemos la función del benja-
mín que, después del malhumor con el que ha concluido la fase de exploración
de la coparentalidad, consigue que las sonrisas vuelvan a aparecer. Es frecuen-
te, en nuestra casuística, encontrar al primogénito como al paciente identificado
mientras el benjamín es el “payaso” de la casa o el chico que no da problemas.
Al llegarle el turno al primogénito pide un deseo para cada uno de los padres y
para su hermano, pero es incapaz de solicitar un deseo para sí mismo. Pregun-
tados los padres por las razones de esta dificultad, vamos comprendiendo al ni-
ño como un especialista en leer la mente de los padres, para intentar no posi-
cionarse entre ellos, al precio de estar muy alerta y no encontrar su propia voz
ni sus propios deseos.
Los padres concluyen que deben mejorar su relación proponiendo el padre,
como primer paso, respeto; y la madre, comunicación. Después de las con-
clusiones a las que han llegado acordamos vernos otra vez y les pedimos que,
mientras tanto, pongan en práctica “sus gafas nuevas” para observar a sus hijos
y las relaciones familiares.
89
MOSAICO 74
CONCLUSIONES.
Bibliografía
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90
Danzando con tres sistemas.
Dra. Dª Carmen Casas Garcia.
Resumen. Psicóloga Clinica.
Terapeuta Familiar.
En el ámbito de la psicoterapia se considera necesaria Supervisora Docente.
cedip@cop.es
la supervisión para poder realizar un buen quehacer
en nuestras intervenciones. Bien sea ésta individual, Violeta Mendoza Burón.
Psicóloga.
encontrándose en ella dos miradas, supervisor/ Terapeuta Familiar y de Pareja.
supervisando, que se entrecruzan en un doble sentido violetamb@cop.es
91
MOSAICO 74
SUPERVISIÓN-SUPERVISORA.
El supervisando.
92
Danzando con tres sistemas.
riencias afectivas y relacionales con nosotros, con sus clientes y con ellos mis-
mos”. (Prenn y Fosha, 2017).
Es en estas situaciones donde la incertidumbre y el malestar permiten aflorar
nuestra forma de relacionarnos más asentada en nuestro cerebro e historia per-
sonal. Aparece, por arte de birli birloque, nuestro sistema de apego, nuestras
defensas y nuestras técnicas más ancestrales que el cuerpo, en toda su integri-
dad, reconoce como más útiles y protectoras.
Es cuando el supervisando se plantea si lo que recibe del supervisor le cuida
o le amenaza. Lo que supondrá un cierto nivel de desregulación e incomodidad.
Esto mismo le pasará cuando se enfrente a la familia; la inseguridad emergerá.
Y será aquí donde la seguridad recogida del contexto de supervisión le ayuda-
rá a soportar incomodidad, retos e incertidumbre en las sesiones terapéuticas.
Cuando el hemisferio izquierdo pone orden, entiende y recupera su lógica,
uno puede moverse con más facilidad entre las experiencias y emociones que
el hemisferio derecho provee y que ayudará a procesar mejor dichas experien-
cias. Anticipar con más tino y hacer elecciones más eficaces serán parte de los
resultados de esta nueva situación personal e interpersonal.
El supervisor.
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Danzando con tres sistemas.
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Danzando con tres sistemas.
consecuencia. Según sus padres, todo le da igual y, por tanto, se sienten impo-
tentes frente al comportamiento de su hija. La hipótesis es que los padres han
vuelto a dejar de ejercer sus funciones parentales abducidos por sus respectivos
estados apáticos. El síntoma más preocupante para la familia y para el colegio es
el movimiento pélvico que los adultos interpretan como masturbatorio. Lo hace
en todos los contextos: mientras está sentada en clase, con lo que no puede ha-
cer la tarea y siempre va más retrasada que otros compañeros, también realiza
los movimientos en casa y fuera de casa, por ejemplo, en reuniones con amigos
de los padres o en casa de familiares.
Preguntada sobre este movimiento, la niña dice que tiene un “bicho” en la
cabeza que le dice que lo haga. Se han utilizado varias técnicas para ayudarla
a controlar al bicho y que no sea el bicho el que gane, pero no han funcionado,
dice que se olvida y que el bicho siempre le manda.
Una de las sesiones con la niña es grabada y se lleva al equipo de supervisión.
La hipótesis inicial era que la niña pudiera estar sufriendo abuso sexual que se
correspondería con el síntoma más “elocuente y abrumador”, el movimiento
pélvico. En los trabajos que se realizan con la niña (apartograma, dibujos de la
familia y otros, test de pata negra) no revelan signos de abuso, pero sí de un alto
grado de ansiedad, tanto es así que el colegio la remite a Servicios Sociales para
valoración de TDAH, no siendo significativos los resultados. En cualquier caso,
la niña convive con un caos mental importante, lo vemos reflejado en el resulta-
do de una de las cajas de arena con las que trabajamos.
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Danzando con tres sistemas.
SUPERVISANDAS/EQUIPO REFLEXIVO.
La mirada institucional.
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MOSAICO 74
En el caso que hemos expuesto, como parte del equipo reflexivo me ha resul-
tado difícil dejar de ver lo que para mí, y desde mi contexto, era el foco princi-
pal: el bienestar de los menores. La supervisión me ha permitido ampliar este
foco más allá de la paciente identificada, y ser más consciente del para qué del
síntoma.
Por otro lado, desde mi contexto de trabajo, ayudo a mis compañeras a poder
tomar decisiones en la intervención que vayan dirigidas a preservar el bienestar
de los menores por encima del bienestar o de las necesidades de los adultos.
Para mí, también es difícil a veces, como parte del sistema terapéutico, sa-
ber cuándo se debe tomar una difícil pero necesaria decisión; es aquí cuando la
supervisión, desde una posición externa y no tan contaminada por las distintas
alianzas entre el terapeuta y los distintos miembros de la familia. ayuda a dejar
de lado las dudas que, aparecen más a nivel emocional que terapéutico, para
poder tomar las medidas oportunas.
Estas medidas, en ocasiones, son duras decisiones, entre las que pueden en-
contrarse que un menor o menores permanezcan conviviendo con su familia de
origen o, por el contrario, deban salir de la misma para instalarse o bien con fa-
milia extensa, con una familia acogedora o, en último término, en un centro de
protección.
Qué mejor forma de hacerlo que con un grupo de terapeutas que trabajan en
distintos contextos y que a nivel personal están en un momento diferente al mío.
La supervisión me aporta una bocanada de aire fresco, una perspectiva más
amplia y facilitadora a la hora intervenir en casos difíciles y con una gran car-
ga emocional. Me hace sentir acompañada y me aporta una amplitud sistémica
que no puedo llegar a vislumbrar cómo obtenerla de otro modo, a la vez hace
que se me despierta una curiosidad más activa sobre cuánto hay de mí en las
decisiones que debo tomar y cuánto forma parte de las observaciones reales a
lo largo de la exposición del caso.
La mirada asociativa.
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Danzando con tres sistemas.
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Danzando con tres sistemas.
Y, por último, este caso me ha ayudado a ver algunas de mis fortalezas, como
mi intuición y, sobre todo, mi facilidad para conectar con los niños y sus nece-
sidades. Esto me sirve de gran ayuda a la hora de poder traducírselas a los pa-
dres quienes, muchas veces, inmersos en sus propias situaciones personales,
no pueden verlas.
Mi mirada osciló entre los tres planos como en un “juego de espejos Figura-
Fondo”. Durante la mayor parte del tiempo esa mirada se detuvo en el plano de
la familia, observando: las posiciones adoptadas, el lenguaje corporal de cada
uno de sus miembros, las alianzas y coaliciones, el rol asignado de “cuidadores
de Mamá -Migraña” con gran carga sobre Alejandro (9) y Nuria (6). para, final-
mente, dar una devolución a mis compañeras que consiguieron, a través de las
técnicas empleadas y de la devolución a la familia, ésta iniciara un proceso ha-
cia la reestructuración.
Bibliografía
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Watzlawick, P., Beavin, J.B. & Jackson, D. D. T. (1987). Teoría de la Comunicación Humana. Barcelona, Herder.
103
MOSAICO 74
De la infancia a la
adolescencia: Relaciones
de apego y libertad estética.
Resumen.
Con este articulo pretendemos ampliar la visión sistémica en nuestro
trabajo terapéutico con familias, que demandan cuando sus hijos entran
en la adolescencia. Desde las relaciones de apego y las funciones del
Arte, realizamos un análisis creativo de las demandas de dichas familias,
con el fin de visualizar e impulsar la función de libertad como guía para
el trabajo con el cambio familiar.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
Abstract.
In this article we will expand the systemic perspective about our therapeutic work with families,
which ask about their children when they become adolescences. From the relationships of attach-
ment and the functions of the Art, we carry out a creative analysis of the demands of these families,
in order to visualize and promote the function of freedom as a guide to work with family change.
Key words.
Attachment, art, systemic, change, function of freedom.
1. INTRODUCCIÓN.
El apego o vínculo afectivo que experimentamos en nuestra primera infancia,
puede condicionar nuestras relaciones futuras.
La demanda de algunas familias respecto a un hijo adolescente con conflictos
aparentemente normativos, tiene en ocasiones, mucho que ver con la vincula-
ción primaria asociada a la dificultad de manejo de respuestas eficaces, relacio-
nadas con estudios, relaciones interpersonales, dependencias disfuncionales,
etc., y que se manifiestan en el momento del ciclo vital, donde se da una reac-
tivación de los conflictos infantiles no resueltos.
La búsqueda de significado a los cambios que observan en sus hijos, hace
que deleguen en nosotros esta tarea y les ayude a manejar el malestar que les
sobrepasa.
Intentamos ayudar a seguir ejercitando el arte de ver lo que no se ve, en el tra-
bajo terapéutico con familias que tienen hijos adolescentes.
Nos centraremos en cómo actúan las diferentes relaciones de apego en los
distintos momentos del ciclo vital hasta la adolescencia y a partir de ahí como re-
conocer su necesidad de diferenciación y validar sus posibilidades, como facili-
tadores y potenciadores de la emergencia de la función de libertad en la familia.
El encuadre desde el que lo planteamos tiene que ver, por supuesto, con la mi-
rada sistémica, la teoría del apego, los aportes de la neurobiología, las funciones
del arte y la libertad estética.
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3. TRAUMAS DE APEGO.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
el miedo. El miedo más aterrador que pueda existir: no ser. No existir para na-
die. No importarle a nadie. El abandono.
Y, no está generado en el vacío porque ellos ya lo han vivido en muchas situa-
ciones en su vida. Y ahora se sienten abandonados por los padres que no les
pueden ayudar de la forma en que necesitan para abordar los desafíos que tie-
nen que afrontar.
Los adolescentes están sedientos de afecto, pero, al mismo tiempo, también
enfadados y desafiantes. Todos somos criaturas profundamente sociales; nues-
tra vida consiste en encontrar nuestro sitio en la comunidad de seres humanos.
(Van der Kolk, 2014). Siguiendo a este autor: “la necesidad de apego nunca dis-
minuye. Cualquier cosa es preferible a esta maldita sensación de irrelevancia y
aislamiento. Los adolescentes, como los niños hacen casi cualquier cosa para
sentirse vistos y conectados”. (Van der Kolk, 2014).
Ofrecerles un marco de seguridad y de reparo, en ocasiones no evita la expre-
sión de rabia y dolor. Pero sí nos permite ver de qué manera lo utiliza.
Experimentar rabia por el abandono o depresión, que no son más que dos as-
pectos de la misma situación, pueden indicar que el marco que se le está ofre-
ciendo es seguro y puede ser reparador. Conectar con lo que no fue bien, con
la frustración de lo que “debería haber sido” y que no ocurrió. Puede incluso
sentirse lo suficientemente acompañado y conectado que acceda a una reali-
dad compartida. Evidentemente, esta situación provoca las emociones de ira y
depresión pero, a la vez, ayuda al restablecimiento de la unidad de su persona-
lidad (Winnicott, 1962; 2006).
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5. TERAPIA DE EMDR.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
7. ARTE.
En las grandes crisis de todos los tiempos, las respuestas seguras siempre han
sido los caminos del Arte para crear aquello que no está, pero que quiere estar
(Zátonyi, 2011).
El Arte como facilitador de la sensibilidad necesaria para sanar heridas pro-
pias y ajenas, para ayudar en el camino de la sintonización, de la reparación, del
crecimiento y la libertad individual y familiar.
En el contexto terapéutico, el producto del Arte es la identidad del adolescen-
te que va socializándose, inmerso entre un fuerte deseo de libertad autocreati-
va y la seguridad/equilibrio habitual (aunque haya sido disfuncional) que le ha
aportado hasta ese momento la familia o sistema de referencia. Conflicto que en
mayor o menor medida nos acompaña a lo largo de la vida.
El objeto de la Terapia Familiar como Arte, referida a Familias con hijos ado-
lescentes sería llegar a una nueva relación feliz y “ser feliz” en ese contexto sig-
nifica poder percibirse a sí mismo sin el temor de no comprenderse y no ser
comprendido. Poder llegar a pensar que lo que hacen, tanto padres como hijos,
siendo diferente a lo que se hacía anteriormente, es lo que realmente correspon-
de a la nueva etapa de la vida.
Se trata de partir de un buen diagnóstico sistémico, utilizar la creatividad y la
sensibilidad para generar conexiones y revinculaciones familiares que de otra
manera se harían difíciles, sino imposibles. Una expresión gráfica de una emo-
ción, un título de una canción que exprese el momento más aterrador de un
adolescente, una memoria traumática convertida en un objeto, en una caja de
arena, convertir una silla en bote salvavidas para no ahogarse, la regla converti-
da en cetro, símbolo de poder y, a la vez de castigo sobre los padres.. por no lle-
var el mando y segurizarle, serán, entre otros, vehículos privilegiados de acceso
y de cura a la compleja situación que trae la familia.
8. FUNCIÓN DE LIBERTAD.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
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10. CONCLUSIONES.
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De la infancia a la adolescencia: Relaciones de apego y libertad estética.
Damos gracias de corazón a los niños, niñas y adolescentes que han pasa-
do por nuestras consultas y nos han enseñado tanto sobre la naturaleza huma-
na, su propia evolución y el inconsciente de los padres, propiciando en muchas
ocasiones redefinir la demanda, pudiendo ayudar a los padres y a la familia en
su conjunto.
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115
MOSAICO 74
EL DENTISTA EN LA SELVA
Por la mañana
El dentista en la selva
Trabajó intensamente
Con un feroce cliente.
Era el rey de la jungla,
Era un león imponente,
Con colmillos careados
Y que le faltaba un diente.
Por la tarde
Gloria Fuertes.
116
“Viver de Outra Maneira?”
Trajetórias Autodestrutivas
na Adolescência: o Jovem
e o Terapeuta Familiar. Diana Cruz.
Psicóloga clínica e terapeuta
familiar, Hospital Beatriz Ângelo.
Resumo. diana.m.s.cruz@gmail.com
A adolescência é um período desenvolvimentista Daniel Sampaio.
vulnerável ao surgimento de pensamentos/ Professor Catedrático de
Psiquiatria, Faculdade de Medicina
comportamentos autodestrutivos. Este fenómeno é da Universidade de Lisboa.
complexo e multideterminado sendo necessária a
intervenção ao nível individual mas também sistémico e,
Palavras chave.
em particular, familiar. Tendo em conta a dificuldade Adolescência,
de abordagem da temática da morte, pretende-se, comportamentos
autolesivos, terapia familiar,
com o presente manuscrito, sistematizar as principais relação terapêutica.
variáveis de intervenção familiar, bem como as
especifidades da relação terapêutica e das ressonâncias
do terapeuta na intervenção clínica.
117
MOSAICO 74
Abstract.
Adolescence is a developmental period vulnerable to the emergence of self-destructive thoughts
/ behaviors. This phenomenon is complex and multidetermined and requires intervention at the indi-
vidual but also systemic and, in particular, family level. Given the difficulty of approaching the theme
of death, this manuscript intends to systematize the main family intervention variables, as well as the
specifics of the therapeutic relationship and the therapist’s resonances in clinical intervention.
Key words.
Adolescence, self-destructive behaviors, family therapy, therapeutic relationship.
INTRODUÇÃO.
Os comportamentos autodestrutivos na adolescência enquadram-se numa tra-
jetória inadaptativa, um “desvio” ao desenvolvimento positivo, com contornos de
gravidade que não podem ser desvalorizados.
O suicídio representa a segunda causa de morte em adolescentes e jovens
adultos (15 a 24 anos), no mundo (WHO, 2016). A literatura científica, bem co-
mo a experiência clínica, revelam que os comportamentos de automutilação es-
tão a aumentar nesta etapa (Muehlenkamp, 2005; Prinstein, 2008). De facto,
em estudos com adolescentes escolarizados e que não constituem populações
clínicas, cerca de 19% a 34% consideram já ter pensado em suicídio, valores
semelhantes aos revelados em estudos com adolescentes portugueses não-clí-
nicos (Gil, 2006; Oliveira, 2006). Estes dados revelam a vulnerabilidade dos jo-
vens nesta etapa desenvolvimentista para este tipo de trajetórias (Kalafat, 2005;
Sampaio, 2002) e apelam para a necessidade de compreensão aprofundada
destes fenómenos e consequente promoção do bem-estar nos jovens.
Os comportamentos autodestrutivos, nesta etapa de desenvolvimento, têm
especificidades relativamente à adulticía, no que se refere aos fatores com que
estão relacionados e ao seu significado. Este fenómeno parece estar associado
ao aumento da probabilidade de desenvolvimento de sintomas psicopatológicos
que ocorre com a puberdade, ao aumento dos stressores do quotidiano com-
parativamente com os stressores na infância, à evolução cognitiva que permite
pensar sobre conceitos abstratos como a morte e, obviamente, à alteração do
papel do jovem na família e na sociedade (Jurich, 2008a). Os comportamentos
autodestrutivos na adolescência podem, ainda, ser entendidos como uma for-
ma de comunicar dificuldades individuais em lidar com as tarefas de desenvol-
vimento - em relacionar-se com o “Si” em mudança e com os “Outros” e como
uma “comunicação sobre a comunicação familiar” (Sampaio, 2002, p. 217).
118
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“Viver de Outra Maneira?” Trajetórias Autodestrutivas na Adolescência: o Jovem e o Terapeuta Familiar.
dada a sua orientação mais relacional. No caso dos rapazes, a associação entre
rejeição e trajetórias autodestrutivas só acontece através da coesão, sugerindo
a possibilidade de os pensamentos e comportamentos autodestrutivos, nos jo-
vens do sexo masculino, estarem mais associados a uma perceção holística das
relações familiares. Estes resultados demonstram mais uma vez a centralidade
do funcionamento familiar para o risco e a proteção nas trajetórias de desenvol-
vimento na adolescência (Cruz, 2013).
Saliente-se que, no estudo realizado com a amostra clínica (Cruz, et al., 2014),
os resultados sugerem que a rejeição paterna, mas não a rejeição materna, está
associada a um maior risco de transição de pensamentos autodestrutivos para
comportamentos autodestrutivos, contrariamente aos resultados obtidos com os
jovens comunitários com trajetórias autodestrutivas (Cruz, et al., 2014). Contudo,
considerando diferenças de género em que a figura paterna é, regra geral, per-
cebida como mais periférica, mais instrumental e menos afetiva, podemos hipo-
tetizar que a sua hostilidade, incompreensão ou não responsividade face às ne-
cessidades do adolescente num momento de maior vulnerabilidade, poderá ser
sentida como forte rejeição e contribuir para a passagem ao ato autodestrutivo,
representando um “grito de dor”, ou um “grito apelativo” (Scoliers et al., 2009).
Relativamente à vinculação, apenas se destaca a dimensão inibição da explo-
ração e individualidade pela mãe, quer no estudo qualitativo, quer nos estudos
quantitativos. Esta dimensão surge como fator preditor de pertença ao grupo clí-
nico (Cruz, et al., 2013), parecendo assumir significações de práticas parentais
imbuídas de um controlo rígido impeditivo da liberdade e autonomia dos adoles-
centes. No estudo realizado apenas com a amostra clínica (Cruz, et al., 2014),
resultados mais elevados nesta dimensão surgem associados a ideação suicida,
enquanto resultados menos elevados (ainda que elevados) surgem associados
a automutilações.
123
MOSAICO 74
tisfação com essa ligação) está comprometida naqueles que manifestam com-
portamentos autodestrutivos, parecendo estes representar uma forma última
de desconexão interpessoal e uma comunicação de dificuldades e/ou uma per-
ceção de falha a este nível, que culmina em desesperança e num isolamento
radical (Aherne, Coughlan, & Surgenor, 2018), refletido no processo terapêutico
e no estabelecimento da relação terapêutica.
A somar a esta especificidade, pelo facto de estes adolescentes confrontarem
os técnicos com a problemática da morte, e da morte enquanto escolha e agres-
são do próprio corpo, são frequentes os sentimentos de ambivalência, descon-
forto e até ansiedade na abordagem aos conteúdos psicoterapêuticos, de forma
empática. O desenvolvimento de um contexto colaborativo é ainda dificultado
pelo facto de estes comportamentos serem, frequentemente, considerados ma-
nipuladores e apelativos (apesar da sua função intrapsíquica, amplamente veri-
ficada), gerando atitudes negativas nos próprios técnicos de saúde mental (Fleet
& Mintz, 2013). Em conjunto, estas especificidades obstaculizam a avaliação, a
intervenção e o estabelecimento da relação terapêutica, comprometendo tam-
bém a comunicação entre o psicoterapeuta e os jovens (Berman, et al, 2006;
Hoffman & Kress, 2008; Prinstein, 2008).
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MOSAICO 74
nante, já que a avaliação do risco é por natureza qualitativa, limitada e não de-
finitiva (Cruz & Sampaio, 2014).
Na intervenção com população adolescente, a terapia é necessariamente fa-
miliar e contextual (Larner, 2003), pelo que a abordagem narrativa é particular-
mente útil, havendo evidência da eficácia desta abordagem terapêutica em pro-
blemáticas muito associadas à etapa da adolescência (Smith, 1997).
128
“Viver de Outra Maneira?” Trajetórias Autodestrutivas na Adolescência: o Jovem e o Terapeuta Familiar.
CONCLUSÃO.
129
MOSAICO 74
este critério seja limitado, tal como já referido anteriormente, consideramos que
o relatar deste tipo de pensamentos e comportamentos, em si mesmo, e inde-
pendentemente da sua “veracidade”, representa um “sinal de alarme” que não
deve ser descurado. Para além disso, esta percentagem é semelhante e consis-
tente com a encontrada noutros estudos (Cheng et al, 2009; Prinstein, 2008;
Teufel, et al., 2007), e em diferentes culturas, o que nos permite assumi-la com
um razoável grau de confiança. Assim sendo, estes dados remetem-nos para a
necessidade de refletir acerca da intervenção clínica (e preventiva).
Na medida em que o fenómeno dos pensamentos e comportamentos au-
todestrutivos é complexo e multideterminado, estando, a ele, associados fato-
res de risco de diferentes níveis ecossistémicos, consideramos que uma inter-
venção clínica centrada apenas no indivíduo é reducionista, podendo incorrer
no risco de se tornar ineficaz, já que retira aos sintomas as suas significações
relacionais e descura aspetos, sobretudo familiares, que parecem ser nodais pa-
ra a resolução desta crise autodestrutiva e o retorno a uma trajetória de desen-
volvimento adaptativo e bem sucedido. Tal como outros autores têm reiterado,
a multidimensionalidade de transformações associadas à adolescência implica
uma abordagem de tratamento multifacetada que integre as dificuldades dos
jovens em níveis psicológicos e emocionais, mas considere aspetos contextuais
do relacionamento social, com a família, pares e outros significativos (Weisz &
Hawley, 2002).
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132
y más...
Miradas y aspectos de la supervisión
indirecta en grupo en servicios
sociales (II).
Afrontamiento y apego en mujeres
víctimas de Violencia de Género
en la Pareja.
Trabajo personal in directo
en formación online.
Entrevista a Esteban Laso.
Conversando con Esteban Laso
en clave emocional.
Apu, o cómo se genera una parentalidad.
133
MOSAICO 74
Miradas y aspectos de la
supervisión indirecta en
grupo en servicios sociales (II)1.
Introducción.
Los datos, nombres, fechas, lugares etc. han sido modificados para preservar la
confidencialidad, aun respetando lo esencial.
1
Fe de erratas: Publicamos una parte del articulo escrito por Joana Alegret Hernández, Ana María Gil Ibáñez, Susana
Vega Fernández sin cuyos anexos la comprensión del mismo quedaba confuso. Lamentamos el error y pedimos discul-
pas a las autoras (N.E.)
134
Miradas y aspectos de la supervisión indirecta en grupo en servicios sociales (II).
Genograma
La familia hace emigración por separado: hace once años que el padre ha ve-
nido a España, y sólo hace ocho que lo ha hecho la madre con el hijo mayor El
segundo hijo, con una diferencia de diez años, ha nacido en España.
135
MOSAICO 74
Es una familia poliglota. Dados los orígenes el hijo mayor habla diferentes len-
guas (árabe, francés, ruso, inglés, castellano y catalán). Por contrapartida, en
el momento de la intervención, la madre continuaba sin apenas hablar ni cas-
tellano, ni catalán, por lo que los servicios tienen que utilizar traductor de ru-
so en las entrevistas, ya que no quieren tener al padre como único portavoz e
interlocutor.
Describe que las entrevistas iníciales son complicadas por dos motivos: dificul-
tades en la comunicación por los problemas idiomáticos de la madre, y proble-
mas de salud de la misma, que ante sus fuertes dolores de espalda, no tolera
estar mucho tiempo sentada.
Los profesionales que les atienden plantean que los padres se muestran exigen-
tes, y “depositando su destino en nuestras manos”. No obstante parece que no
tienen claras sus prioridades. Vivienda y agua no les preocupan. Piensan mar-
char a otro piso, ya que no tiene ascensor, y la madre no puede continuar allí
por sus problemas de salud. Agua la recogen de la fuente. Por lo que dan prio-
ridad a la comida, y la medicación de la madre. Y piden la posibilidad de co-
brar ayudas económico-sociales (PIRMI). El padre comunica que tiene previs-
to asistir a reuniones donde otras personas se organizan e informan respecto a
ocupación de pisos.
136
Miradas y aspectos de la supervisión indirecta en grupo en servicios sociales (II).
Y desde el centro, donde por ahora sólo se le has facilitado ayudas puntuales
para alimentación y medicinas, no han recibido más demandas urgentes, lo que
les hace dudar de si es tanta la necesidad cómo lo que expresan.
137
MOSAICO 74
Los motivos que le inducen a presentar a supervisión son: “recibir la opinión del
equipo para poder alejarme emocionalmente lo suficiente, y que eso me permi-
ta poder tener una visión más neutral”.
Los objetivos que expresa son: “reflexionar sobre el caso y sobre las familias que
no tienen viabilidad económica”.
Esta reflexión fue la que me llevó a valorar la necesidad de trabajar con el equi-
po precisamente esta cuestión: ¿Cómo mirar este caso desde diferentes pers-
pectivas?
Razón por la que el día de supervisión abordé directamente el trabajo con la
técnica de división en subgrupos con tareas asignadas.
Todo el equipo tuvo 10-15 minutos para hacer la lectura del documento y te-
ner esta información como punto de partida.
Decido dividir a todo el equipo en tres subgrupos, con las misma tarea, pe-
ro diferente consigna:
1. La tarea es la siguiente: ¿Qué hipótesis hacen sobre lo que le sucede a es-
ta familia?
La consigna para cada uno de los tres subgrupos es dar respuesta a este interro-
gante pensando desde tres posiciones reflexivas diferentes: emocionales, ra-
cionales, equilibradas entre emocional-racional. Lo que implicaría “pensar con
el corazón” “pensar con la cabeza fría” “pensar equilibrando corazón y cabeza”.
Desde ahí se acaban configurando tres tipos de hipótesis que, tomando en
cuenta las metáforas y los matices propios de la presentación que había hecho
138
Miradas y aspectos de la supervisión indirecta en grupo en servicios sociales (II).
2. Después de evaluar las hipótesis desde cada una de las posiciones asigna-
das, tienen que valorar y decidir con qué actitud profesional encararán la
situación planteada, y por tanto, ¿qué harían, qué tipo de intervención se
plantearían con esta familia?
Los tres subgrupos integrados por 4-5 profesionales, distribuidos al azar, traba-
jarán durante 20-30 minutos repartidos en espacios físicos separados dentro
del servicio. Por tanto los profesionales que están dentro de cada grupo pue-
den tener perspectivas personales y profesionales diferentes a la hora de mirar
la situación presentada, pero han de trabajar ciñéndose a la consigna dada por
la supervisora.
Utilizo una pizarra, donde dibujo una tabla con tres columnas y dos filas, pa-
ra que después del trabajo en espacios separados se puedan visualizar y com-
partir los resultados obtenidos en los tres subgrupos con sus tareas y objetivos.
Tabla 1
139
MOSAICO 74
Después de haber trabajado por separado nos volvemos a reunir en la sala gran-
de, aportando los resultados de cada subgrupo que se registran en la pizarra.
Al compartir las respuestas se produce un doble efecto: al mismo tiempo que
se pueden ir viendo claramente dibujados y descritos todos los elementos de la
tabla que hemos construido juntos, se va generando un rico debate en el que
se percibe la pluralidad de miradas, y la diversidad de recursos y habilidades
que han de implementar los profesionales para trabajar con éste u otros casos
similares.
Las sesiones de supervisión duran dos horas por lo que no se dió la posibilidad
de entrar en una reflexión individual en profundidad con la profesional que traía
el caso a supervisión. Pero ella sí hizo un comentario final: la construcción de
la tabla había aportado objetividad a su mirada subjetiva.
140
Miradas y aspectos de la supervisión indirecta en grupo en servicios sociales (II).
Y DESPUÉS, ¿QUÉ?
Había elegido éste caso para escribir este artículo, y me pareció oportuno com-
partir el resumen que había hecho con la profesional que trajo el caso a super-
visión, y al mismo tiempo aprovechar para solicitarle información sobre cómo
había evolucionado.
Hola Ana,
En primer lugar gracias por hacerme reflexionar sobre un caso que refleja mi
evolución y también la evolución de mi centro de servicios sociales en la mane-
ra de intervenir.
Mi centro, que siempre ha tenido mucha presión asistencial tenía hasta hace
un tiempo una manera de intervenir “reactiva”. Estábamos como atrincherados.
Después propusimos un cambio metodológico que conllevaba ser más proacti-
vos y acompañar más a las familias. Este modelo estaría alineado en un punto
intermedio entre las “hipótesis ingenuas” y las “hipótesis constructivas-realis-
tas” que explicas en la técnica que utilizastes.
Cuando llegó el día del juicio por divorcio (que se retrasó pues Jamal no daba
señales de vida) acompañé en persona a Iryna a los juzgados. Para mi sorpresa
141
MOSAICO 74
apareció Jamal. Antes de entrar al juicio los dejé hablando solos un buen rato.
Luego entraron al juicio y al salir me dijo Iryna que había retirado la demanda
de divorcio y que continuaban casados, con la intención que Jamal volviera a
convivir con la familia en unos pocos meses (él se había trasladado a Valencia y
estaba pendiente de unos juicios por temas laborales). Y yo, viéndolos a los dos
les dije: “Tomaros el día de hoy como el día de vuestra boda”.
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142
Afrontamiento y apego en
mujeres víctimas de Violencia
de Género en la Pareja. Natalia Fernández Álvarez.
Psicóloga General Sanitaria.
nataliafdezalvzpsicologa@gmail.com
Resumen. Yolanda Fontanil Gómez.
En la literatura científica sobre Violencia de Género Doctora en Psicología y profesora
Titular del Departamento de Psicología
en la Pareja (VGP) se han investigado los estilos de de la Universidad de Oviedo.
afrontamiento y de apego en las víctimas, pero la fontanil@uniovi.es
relación entre ambos constructos apenas ha sido Esteban Ezama Coto.
Doctor en Psicología, Psicólogo
analizada. Partiendo de esta base, los objetivos del Clínico y Psicoterapeuta.
presente estudio fueron determinar la distribución
Yolanda Martín Higarza.
de los estilos de apego y afrontamiento en víctimas Terapeuta Familiar y Docente
de VGP y explorar la relación entre ambos temas. acreditada por la Federación Española
de Terapia Familiar.
Los resultados obtenidos contradicen los hallazgos
Cristina Diez Fernández.
de las investigaciones que señalan que las mujeres Doctora en Psicología y Terapeuta
carecen de afrontamiento funcional y que presentan Familiar acreditada.
mayoritariamente un apego preocupado. Además, la Roxana Fernández Galán.
VGP repercute en el apego en todas las relaciones Doctora en Psicología y Terapeuta
Familiar acreditada.
cercanas. Universidad de Oviedo
(Facultad de Psicología):
Palabras clave. Plaza de Feijoo, CP: 33003, Oviedo,
Violencia de género; pareja; afrontamiento; apego. Asturias, España.
143
MOSAICO 74
Abstract.
The scientific literature contains research about the coping and attachment in women victims of Gen-
der Violence in Couple (GVC) but the relation between them has not yet been analysed in depth. The
aims of this study were to determine the distribution of the attachment and coping styles in victims of
GVC and to explore the association between those themes. The results contradict findings from the
studies which show that women doesn´t have a functional coping and that the most common attach-
ment is the preoccupied. In addition, GVC affects the attachment in all intimate relationships.
Key words.
Gender violence; couple; coping; attachment.
Introducción.
La Violencia de Género en la Pareja (VGP) consiste en un patrón de conductas
abusivas que incluye un amplio rango de maltrato físico, sexual y/o psicológico
y que es ejercido por una persona en contra de otra, en el contexto de una rela-
ción íntima, con el objeto de ganar o mantener el abuso de poder, control y au-
toridad sobre ella (Walker, 1999).
La VGP constituye un problema social que afecta a una cantidad ingente de
mujeres durante largos periodos de sus vidas, deteriorando progresivamente su
salud y dificultando con ello el abandono de la relación (Macroencuesta de la
violencia contra la mujer de 2015).
En este trabajo se exploran las relaciones del estilo de afrontamiento ante los
problemas y el apego afectivo en mujeres que han sido víctimas de VGP. A con-
tinuación, se explica brevemente cada una de dichas variables.
El afrontamiento consiste en el despliegue de un conjunto de esfuerzos cogni-
tivos y conductuales continuamente cambiantes orientados al mejor manejo po-
sible de situaciones específicas externas y/o internas que la persona juzga como
desbordantes, en relación con los recursos de los que dispone. La clasificación
de estilos de afrontamiento más empleada es la que diferencia entre el afronta-
miento centrado en el problema y el centrado en la emoción. En el primero de
ellos, las acciones de la persona se dirigen a la modificación de los elementos
de la situación que configuran el problema; mientras que, en el segundo estilo,
la persona se centra en la regulación de las emociones derivadas de la situación
estresante (Lazarus y Folkman, 1984). El constructo del afrontamiento resulta
interesante en la investigación en VGP por ser una variable que influye en la ter-
minación de la relación y que modera el impacto de la violencia sobre la salud
(Martín-Baena, Montero, Escribà-Agüir y Vives-Cases, 2015; Puente-Martínez,
Ubillos-Landa, Echeburúa y Páez-Rovira, 2016; Waldrop y Resick, 2004). La
mayoría de los estudios han encontrado que las mujeres maltratadas recurren
en mayor medida a estrategias de afrontamiento centradas en la emoción (re-
lacionadas con peores estados de salud y mayor exposición a violencia), pero
otras investigaciones señalan que estas mujeres disponen de diversidad de es-
trategias y de capacidad para adaptar el uso de estas al contexto (Lazarus y Fo-
lkman, 1984; Martín-Baena et al., 2015).
144
Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
Método.
Participantes.
La muestra de este estudio estuvo compuesta por 31 mujeres con una media de
edad de 40,48 años (DT =8,254), que fueron atendidas por distintos dispositi-
vos públicos del Principado de Asturias y los programas para víctimas de VGP
de la asociación A.D.H.O.C. Las entidades solicitaron la colaboración a distin-
tas mujeres víctimas de VGP que estaban siendo atendidas en sus dispositivos
145
MOSAICO 74
y programas. Los criterios de inclusión fueron: (a) ser mujer, (b) ser mayor de
edad y (c) haber sido víctima de VGP. Los criterios de exclusión fueron: (a) ser
menor de edad, (c) presentar dificultades de lectura, comprensión o un conoci-
miento insuficiente del castellano que obstaculizaran la cumplimentación de los
autoinformes y (d) la entrega de protocolos incompletos o que denotaran escasa
colaboración por parte de la evaluada.
146
Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
Variables e instrumentos.
En la investigación se han utilizado diferentes instrumentos para la obtención
de la información. A continuación, se describe cada uno de ellos según su fi-
nalidad.
Los estudios con población española reflejan una buena consistencia interna,
con un alpha de Cronbach que va desde 0,63 en la escala de evitación de pro-
blemas a 0,89 en la escala de autocrítica (Cano et al., 2007). En el presente es-
tudio, la consistencia interna para la escala completa fue de ɑ = 0,86, con valo-
res que van de ɑ = 0,64 en la escala de búsqueda de apoyo social a ɑ = 0,89
en las escalas de expresión emocional y de autocrítica.
147
MOSAICO 74
148
Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
Procedimiento.
149
MOSAICO 74
Análisis de datos.
El programa utilizado para construir la base de datos y hacer los análisis perti-
nentes fue el “SPSS Statistics 22”.
Se calcularon los estadísticos descriptivos de media, desviación típica, media-
na y moda para cada una de las dimensiones medidas por los instrumentos de
evaluación utilizados. Además, se emplearon porcentajes para dar cuenta del
prototipo de apego con el que se identificaron las participantes. Para analizar
las respuestas al EPERIC, se pudieron comparar, además, las puntuaciones pro-
porcionadas por las mujeres de nuestra muestra y las proporcionadas por las
participantes de la muestra de validación del instrumento (sin datos sobre VGP,
N= 411). Se aplicó el procedimiento de Kolmogorov-Smirnov para comprobar la
normalidad de la distribución de todas las variables, tanto en la muestra de mu-
jeres con experiencias de VGP como en la muestra de validación del EPERIC.
El grupo de participantes de VGP y el grupo de mujeres de la muestra de vali-
dación fueron comparados mediante la U de Mann-Whitney (comparando los
rangos de las puntuaciones directas). Por último, se estudió la asociación entre
las puntuaciones obtenidas en las subescalas del CSI y las subescalas del CR,
por una parte, entre las puntuaciones de las subescalas del CSI y del EPERIC,
por otra, y la relación entre las puntuaciones obtenidas en las subescalas del
CR y en el EPERIC. Se utilizaron para ello el coeficiente de correlación de Pear-
son (rxy) en el caso de las variables distribuidas normalmente y la correlación de
Spearman (rs) en caso contrario.
Resultados.
150
Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
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MOSAICO 74
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Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
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MOSAICO 74
Discusión.
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Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
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MOSAICO 74
previos que indican una mayor presencia de inseguridad en el apego en las mu-
jeres víctimas de VGP (Babcock et al., 2008; Loubat et al., 2007; Simpson et al.,
2011; Yárnoz-Yaben, 2008).
Partiendo de la idea de que el estilo desestimador se caracteriza por la pre-
ferencia por la independencia y por el uso de estrategias de desactivación
afectiva, dificultades en la búsqueda de ayuda y un modelo mental negativo
de los demás (Bartholomew y Horowitz, 1991), estos resultados invitan a pen-
sar que la experiencia de VGP influye en el estilo de apego en las relaciones
a las que se refiere el EPERIC: las relaciones cercanas en general. La compa-
ración directa entre las puntuaciones obtenidas con la muestra de VGP y las
obtenidas por las mujeres de la muestra de validación del EPERIC refuerza la
idea de que la experiencia de la VGP repercute en todas las relaciones cerca-
nas de la mujer.
En cuanto a la asociación entre el apego y el afrontamiento en mujeres vícti-
mas de VGP, los estudios muestran una relación entre los apegos inseguros y
una peor habilidad para afrontar el estrés. Las mujeres con apego seguro recu-
rren en menor medida al afrontamiento centrado en la emoción y las mujeres
con apego preocupado son las que más recurren a dicho tipo de afrontamiento
(Cobos-Jiménez, 2016; Craparo, Gori, Petruccelli, Cannella y Simonelli, 2014).
En nuestro caso se encuentra que el apego desestimador tiende a recurrir a un
estilo de manejo inadecuado centrado en la emoción, que la preferencia por la
independencia se asocia a un mayor uso de la autocrítica y estrategias de ma-
nejo inadecuado centrado en la emoción, que la dimensión de temor al rechazo
o al abandono correlaciona negativamente con la búsqueda de apoyo social y
que el deseo de cercanía (vinculado al apego seguro) se relaciona con un mayor
uso de la expresión emocional y el manejo adecuado centrado en la emoción.
Si bien estos resultados son acordes a los de investigaciones previas, encontra-
mos el dato contradictorio de que las mujeres con apego preocupado tienden
a utilizar en menor medida las estrategias que implican un manejo inadecuado
centrado en la emoción, es decir, recurren menos a la autocrítica y a la retira-
da social. Teniendo en cuenta que las mujeres de la muestra en su mayoría no
conviven con el agresor y que los estudios señalan que el estilo de afrontamien-
to centrado en el problema es más común en las situaciones percibidas como
controlables (Mayordomo, 2013), el dato podría explicarse precisamente por la
situación actual de las mujeres. Por otro lado, resulta un apoyo a las investiga-
ciones que encuentran que las víctimas de VGP cuentan con diversidad de es-
trategias de afrontamiento y que son capaces de adaptar el uso de las mismas a
las demandas y características del contexto (Martín-Baena et al., 2015; Puente-
Martínez et al., 2016).
Por último, se encuentran correlaciones negativas entre el concepto del otro
positivo a la pareja y las estrategias de afrontamiento de autocrítica, pensamien-
to desiderativo y retirada social y el manejo inadecuado centrado en la emoción
e inadecuado en general. Dado que el concepto del otro positivo está presente
156
Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
en el apego seguro, los resultados obtenidos son coherentes con los de inves-
tigaciones previas que asocian el apego seguro con el afrontamiento adecua-
do centrado en el problema (Mikulincer y Shaver, 2005; Parrigon et al., 2015).
En cuanto a las limitaciones, se debe mencionar que el presente estudio no
cuenta con una muestra significativa y obtenida al azar de las mujeres víctimas
de VGP, por lo que las conclusiones sobre las diferencias y similitudes no pue-
den generalizarse.
Respecto a la evaluación, debería haberse utilizado un cuestionario de eva-
luación de VGP o una hoja de recogida de datos referentes a la situación de
violencia vivida. En un primer momento, esta evaluación entraba dentro de la
planificación pero no se pudo llevar a cabo para facilitar la adherencia de las
participantes, a las que en los respectivos servicios de atención ya se les había
solicitado información sobre el tema y aplicado instrumentos de cribado de VGP.
Otro problema de la recogida de datos fue la inexistencia de un instrumento de
medida del afrontamiento específico de situaciones de VGP que estuviera vali-
dado. En relación al afrontamiento, hubiera sido enriquecedora la recogida de
información sobre la perspectiva de las mujeres, es decir, sobre qué estrategias
creen que son más funcionales y/o útiles. Algunas investigaciones están empe-
zando a tener en cuenta sus puntos de vista, encontrando que, en términos ge-
nerales, las estrategias de afrontamiento percibidas por las mujeres como más
útiles son las típicamente consideradas como funcionales y ajustadas a un estilo
de afrontamiento centrado en el problema y viceversa (Vatnar y Bjørkly, 2014).
En cuanto a los datos recogidos con el CR, es necesario mencionar que éstos
se refieren a la relación de pareja más reciente, no se ha controlado la presen-
cia o no de VGP en dicha relación. Por último, hubiera sido de utilidad explorar
la red de apoyo de la mujer.
Para concluir, en relación al diseño de la investigación hubiese resultado inte-
resante contar con una muestra amplia y representativa que permitiese dividir a
las participantes en grupos de “convivencia” y “no convivencia” con el agresor
y explorar los cambios en las variables del estudio en función de las fases de la
relación en que se encontrasen las mujeres.
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MOSAICO 74
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Afrontamiento y apego en mujeres víctimas de Violencia de Género en la Pareja.
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Yárnoz-Yaben, S. (2008). La teoría del apego en la clínica I. Madrid: Psimática.
159
MOSAICO 74
160
Trabajo personal in directo en formación online.
1. Introducción.
Cierta curiosidad me lleva a mostraros con este artículo unas pinceladas expe-
rienciales conseguidas a partir de la experiencia docente on-line de la “Forma-
ción en Terapia Familiar e Intervenciones Sistémicas”. Esta formación está
organizada por la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar (EVNTF) y la Es-
cuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau.
Para la creación de este Programa de Formación On-line, la Escuela Vasco
Navarra y la Escuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau cuentan
previamente con programas acreditados de formación presencial de las mismas
características y donde los criterios de acreditación de los Docentes siguen los
mismos criterios que en la formación presencial.
Ambas escuelas tienen la finalidad de ofrecer una formación rigurosa, com-
pleta y continuada a aquellas personas que quieren instruirse en el complejo
campo de la intervención sistémica y la terapia familiar. Además de un recono-
cido y dilatado prestigio en el ámbito de la docencia en terapia familiar sistémi-
ca, con diversas escuelas asociadas y centros colaboradores a nivel europeo y
americano.
Es sabido que la “sistémica” ha nacido en el transcurso de los treinta últimos
años de la fecundación de varias disciplinas. No es una idea nueva. Lo que es
nuevo es la integración de las diferentes disciplinas que alrededor de ellas se
aglutinan. Es un enfoque de conjunto que nos permite comprender y describir
mejor el laberinto de la complejidad. Parafraseando a Juan Luis Linares, es ese
juego de lentes que permite al terapeuta enfocar sistemas, suprasistemas y sub-
sistemas, de acuerdo con la naturaleza del problema, pero también de acuerdo
con su legítima capacidad creadora. Asimismo, nos posibilita desarrollar aptitu-
des para establecer las relaciones, conexiones y lazos, que nos llevarán a com-
prender los disfuncionamientos y a encontrar las herramientas para erradicar-
los de manera eficaz. Hablamos desde un profundo cambio de mentalidad, ya
que se abandona una visión fragmentaria y reduccionista en provecho de una
visión de conjunto.
161
MOSAICO 74
162
Trabajo personal in directo en formación online.
en busca de las gafas sistémicas, un inicio en ese trayecto que muy probable-
mente ya no acabará y perdurará a lo largo de su recorrido profesional y que le
facilitará comprender, contener y ayudar a las familias en el trayecto que supone
el viaje del encuentro terapéutico.
Vayan por delante, antes de entrar en materia, algunas reflexiones aportadas
por los alumnos sobre el balance y valoración de este bloque formativo que nos
introduce en un primer nivel de máster:
“Noto que poco a poco voy observando el mundo desde un punto de vista
más sistémico y relacional, dejando de lado las impresiones más objetivas/
reduccionistas y pasando a analizar los patrones comunicacionales, los mi-
tos y reglas establecidos, los límites y fronteras familiares, la familia de ori-
gen, etc.”.
“Me ha sorprendido gratamente los conceptos de la terapia sistémica, y pese
a que me quedo con la sensación de haber tenido poco tiempo para profun-
dizar más en ellos y utilizar más el material adicional, los conceptos me han
parecido muy prácticos y cotidianos; lo de ponerse las gafas sistémicas ha
sido de lo más interesante”.
“Con este bloque me he podido formar un esquema de qué conceptos hay
que tener en cuenta a la hora de hacer una evaluación familiar (roles, reglas,
mitos...) y he podido por tanto ampliar el foco diagnóstico a las relaciones y
el contexto. Todo un lujo”.
“Los contenidos de este bloque me han parecido esenciales y muy intere-
santes, y creo que voy ampliando mi forma de entender los síntomas, los pa-
cientes y sus conflictos”.
“Ahora mismo me resulta muy complicado no ver cada caso y cada paciente
con una perspectiva más amplia. Me resulta difícil abordar unos síntomas o
un supuesto trastorno sin circunscribirlo en un contexto de interacción don-
de puede tener una funcionalidad o donde puede existe un cierto “baile”
entre los miembros del sistema donde hay una pugna por los roles, por la
satisfacción de necesidades y/o carencias, donde hay unas reglas que pro-
tegen los mitos, etc.”.
“Me han permitido estructurar mejor esa “piezas” que conforman las “ma-
quinarias” familiares, y cómo condicionan su funcionamiento y, sobre todo,
los comportamientos de los distintos miembros que la componen. Poder ser
consciente de lo complejas y complicadas que pueden llegar a ser y a co-
menzar a observarlas en un contexto más amplio”.
Estas pinceladas son un comienzo y primer encuentro del alumnado con el mo-
delo sistémico, una muestra y una nueva manera de mirar el mundo al colo-
carse las lentes sistémicas. Esa mirada, que una servidora realizó hace ya unos
163
MOSAICO 74
164
Trabajo personal in directo en formación online.
Estas reflexiones pretenden analizar las siguientes ideas, que expongo a con-
tinuación, entendiendo y atendiendo que nos movemos en una Realidad Virtual
donde construimos vínculos y construimos conocimiento, donde sentido de per-
tenencia, seguridad y confianza se dan la mano.
El proceso seguiría este esquema: Docente-Coordinación-Alumnos y Conteni-
dos. Ayudándonos y conjugando con los contenidos en diferentes formatos: tex-
to, audio, imágenes y videos construyendo nuevos significados.
• B
ajo el paraguas de la magia online observamos en el alumno un aprendizaje
activo e intenso posibilitado por las evaluaciones continuas, facilitadoras de
nuevos significados teóricos y experienciales. Finalizando la Formación Bási-
ca en Terapia Familiar online, el cambio que se construye en el alumnado pa-
sa por ser objetivo y esencialmente práctico: construimos nuevos significados
con carácter relacionales.
• E
n el Trabajo Personal se comparten las vivencias de cada uno de los alum-
nos, donde estos pueden compartir sin tapujos, azoramiento y ataduras, ex-
presando explícitamente y con tranquilidad, puesto que no se ve cara a cara
con el Docente y/o Supervisor. ¿Puede este canal online ser eficaz para ese
encuentro vivencial? ¿Hasta qué punto la “no presencia en directo” del for-
mador puede ser activa y facilitadora en un proceso de autoconocimiento del
sí mismo?
165
MOSAICO 74
• D
e igual forma, el mismo grupo canalizado a través de los foros y video re-
uniones posibilita el aprendizaje, originando ese gran espejo sinérgico donde
los compañeros se ven envueltos y reflejados, hay un antes y un después en
el alumnado, produciéndose con ello una mayor cohesión grupal.
Desglosamos estos temas que nos ayudan y permiten una apertura a la con-
ciencia del propio alumno, quizás en aspectos en que no ha estado familiariza-
do y no ha sido consciente por hallarse sumergido en su propio sistema familiar.
El alumnado, previamente, ya ha comenzado en un primer Bloque de la for-
mación con el aprendizaje teórico desarrollando el plano histórico y los funda-
166
Trabajo personal in directo en formación online.
167
MOSAICO 74
“Mi vida ha sido en color, pero con muchos momentos en blanco y negro”.
“Sobre la tarea del “libro de la vida”, reconozco que lo había realizado ante-
riormente, pero me ha sorprendido que en este nuevo “libro”, mis visiones
son diferentes, he encontrado sentido a ciertas áreas e incluso he incluido
nuevas variables en esta tarea que han hecho que los capítulos hayan sido
diferentes del que hice hace unos años. Ha sido divertido comparar ambos
y encontrar “las 7 diferencias”.
Los ciclos vitales de cada individuo se engranan con los de otros miembros de
la familia y conforman el Ciclo Vital Familiar. Al igual que el individuo, la familia
pasa por una serie de etapas interconectadas.
Será la conexión de este engranaje, individual y familiar, ese paso del individuo
a la familia y de la familia al individuo, el que resultará significativo y singular
para el alumno, parte clave, dándose, en ocasiones y por primera vez, esa to-
ma de contacto con la propia etapa de Ciclo Vital a nivel familiar y reflexionando
168
Trabajo personal in directo en formación online.
acerca de lo que implica la rueda familiar, ese círculo que rueda interminable y
comienza a cuestionarse y realizar preguntas:
¿En qué etapa me encuentro con respecto al Ciclo Vital Familiar? ¿En qué
fase de desarrollo se ubican los diferentes miembros familiares?
Estoy construyendo un proyecto vital en pareja… ¿Qué papel juegan las
respectivas familias de origen? ¿Cómo nos ponemos de acuerdo en los ro-
les y metas a negociar? ¿Cómo reordenamos las relaciones?
Si he marchado de casa… mis padres se encuentran transitando por “el
llamado nido vacío”, ahora lo entiendo, mi madre está triste y se enfada
más con mi padre…
El esquema de ciclo vital se pone al servicio del alumno como una excelente
herramienta evaluadora y consiguiendo, para mérito y asombro, la desculpabi-
lización familiar.
Con los Roles, Reglas y Mitos familiares, nos adentramos en otro tema sin-
gular donde el formando se familiariza con los conceptos teóricos que darán
función al estudio de los comportamientos de las familias. Son tres conceptos
relacionados con la organización de las interacciones familiares que la persona
del terapeuta pone en práctica en su propia piel, integrándolos con sus propias
familias. De igual modo, puede –y, en la mayoría de las ocasiones, por primera
vez- curiosear y percibir su posicionamiento dentro de sus respectivas organiza-
ciones familiares. Además, este tema le ofrecerá el regalo de familiarizarse con
el reparto familiar de los roles, contra-roles y demás complejidades, reflexionan-
do aspectos como:
Sabemos que, desde el punto de vista formal, las reglas familiares contribuyen a
definir la relación y, a menudo, especifican si ésta es complementaria o simétri-
ca. Es posible observar si el sistema de reglas de la familia sirve para mantener
la estabilidad y la coherencia por medio de la homeostasis, o si la coevolución y
169
MOSAICO 74
170
Trabajo personal in directo en formación online.
“Creo que es muy importante que en este tipo de formaciones den cabida a
espacios de trabajo personal tan intensos y constantes como el que estamos
teniendo, ya que facilita que nos observemos a nosotros mismos como ob-
servadores y nos demos cuenta de aquello que nos puede resonar en nues-
tras intervenciones, facilitando nuestra consciencia sobre nosotros mismos
en la intervención”.
“Las actividades que se han planteado en este bloque me han permitido via-
jar unos años atrás e identificar y reflexionar sobre aspectos en los que no
había pensado antes. En ocasiones damos (o así es en mi caso) por senta-
do aquello que nos ha pasado, sin cuestionar o replantear. Considero que la
infancia y el paso de una etapa a otra del ciclo vital es esencial, de manera
que me gustaría profundizar más en los cambios y tránsitos personales, có-
mo fueron, qué ocurrió, cómo me afectó, si hubo o cambio o no”.
171
MOSAICO 74
reacciones que tienen los que me rodean. Y es que gracias al trabajo que es-
tamos realizando soy capaz de reconocer la importancia que tienen en nues-
tra conducta los roles, mitos y reglas de nuestras familias. Y tener en cuenta
esto ayuda a la hora de comprender tanto al otro como a nosotros mismos”.
Conclusiones:
172
Trabajo personal in directo en formación online.
173
MOSAICO 74
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174
Entrevista a Esteban Laso.
Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
175
MOSAICO 74
E: ¿Cómo ha sido tu experiencia vital para introducir la clave emocional, que es-
taba un poco olvidado en la Terapia Sistémica y ponerla otra vez en la palestra?
176
Entrevista a Esteban Laso.Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
fuerza del deseo, porque cuando deseas algo de verdad, esto ocurre. El pro-
blema es que la gente no sabe lo que realmente desea. Entonces las tres le-
yes dicen: solo puedes desear lo que consideras posible; la segunda es: solo
puedes considerar posible lo que es parte de tu historia, de tu verdadera his-
toria; y la tercera es: solo es parte de tu historia lo que puedes desear. Y don-
de él dice deseo, yo pondría necesidades, en base a las cuales redefinimos
nuestras relaciones,
L: Sin duda, Creo que sin emociones no hay vida. Y antes me habías pregunta-
do por mi experiencia vital.
E: Sí. Yo creo que es importante el poder conocer, para nutrirnos nosotros. Le-
yendo tus artículos, he podido ver un salto cuando empiezas a introducir las
emociones y cómo morfogenéticamente, como Mara Selvini, vas evolucionando
e integrando nuevos conceptos. Y ese Laso que empieza a integrar la emoción
desde la cognición, pero que luego empieza a diluirse y aparece la emoción de
verdad.
L: Sí, todo eso tiene un proceso vital detrás. Tiene que ver con el hecho de que
me formé en psicoanálisis y luego hice psicodrama durante un año. Y después
estudié Teoría Sistémica y empecé a hacer Sistémica. Al principio era muy es-
tratégico. Debo confesar que era un pecador (risas), porque cuando uno es de-
masiado estratégico, considera al otro como un objeto.
177
MOSAICO 74
L: Ahí empecé a darme cuenta de que las tenía. Tengo un amigo que trabaja en
Violencia y que tiene la habilidad de poner… ¿Cómo se dice por aquí? ¿un apo-
do o un mote?
L: Bueno, ahora llevo casi veinte, porque yo ya me busqué una práctica en una
fundación mientras hacía la carrera. Era una fundación que trabajaba sobre to-
do con niños que habían sufrido amputaciones, casos de accidentes. Y el pri-
mer caso que atendí era el de una niña que sufría un retraso mental severo y a
la que le faltaba un brazo y una pierna. Trabajar con ella era un desafío.
L: Claro, claro, porque desarrollamos mucho cariño mutuo. Llegaba y nos po-
níamos a trabajar, que realmente era jugar, porque, además, tampoco podía
hablar.
L: Claro, claro.
E: Por otro lado, hay sistémicos que han utilizado las emociones, como Virginia
Satir a su modo, en terapia familiar, sin darles estatus ni valía con su trabajo.
178
Entrevista a Esteban Laso.Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
L: Correcto, pero ellos tampoco pudieron integrar lo que decían con lo que los
otros decían, porque les faltaba una teoría para hacerlo.
L: Sí, exacto. Tal cual. Excepto Linares, que habla del amor.
E: De hecho, Maturana está diciendo en sus artículos que todo es amor y lo que
no, bueno, algo falla. Es porque hay ausencia de amor.
L: Sí, claro. Pero eso habla más de Maturana que de la realidad. Yo no creo que
sea una revolución, es más una evolución.
L: Para poder hacer eso, tú tienes que tener una visión trascendente de la vi-
da. Y eso el capitalismo no lo tiene, ni lo tendrá jamás. Hay que trascender eso.
E: Ahí planteabas que, en los casos más difíciles… Yo ahora tengo un par de
ellos, que ya no quieren vivir, que se quieren suicidar. Yo, lo primero que hice
con uno de los dos fue darle permiso para que se suicidara. Llámame loco, pero
¿quién le niega ese permiso a una persona cuerda? Yo creo que hay que estar
loco para negarle eso a una persona cuerda, porque, si se lo niegas ¿qué ha-
ces? ¿Retarla?
L: Bueno, lo primero es que tú no eres nadie para darle permiso o no. Y en se-
gundo lugar, los que insisten en que no salgas de una cárcel, son los carceleros.
179
MOSAICO 74
Y si tú vives tu vida con profunda indignidad, la alternativa del suicidio tiene sen-
tido. El problema es que es la última decisión que vas a tomar en ella.
L: Exacto. Sin duda. Eso es lo que le digo a los pacientes que intentan suicidar-
se: “Mira, no se trata de que no te mates, porque yo sé que por más que yo haga
cosas, tú mañana vas y te matas. Eso nadie lo puede evitar. Se trata de que re-
conozcas que matarte va a ser lo último que vas a hacer, y que muchísima gen-
te, cuando intenta hacerlo y, felizmente, no lo consigue, después se da cuenta
de que tenía otras opciones”.
E: A ningún sitio.
L: Hay que entrar en ese “ningún sitio”. No puedes empujar a alguien a un lugar
que no esté en su horizonte. Y en su horizonte, a lo mejor es eso lo que está. Y
eso es en lo que hay que entrar.
L: Sí. Estoy intentando entender...es que ahí yo me preguntaría por qué es im-
portante para la persona convencer a los demás de que no quiere seguir vivien-
do y, sin embargo, ahí está. Porque eso es una jugada relacional. Eso es lo que
nosotros como sistémicos trabajamos.
E: Y una vez explicado tu modelo, ese que al final llega a la necesidad básica
que es el amor, en sus diferentes manifestaciones, desde el reconocimiento,
apego, valoración... Hay que atravesar las emociones secundarias para llegar a
180
Entrevista a Esteban Laso.Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
L: Porque yo reconozco que podría ser uno de ellos. Chesterton, un autor britá-
nico, tiene un personaje que se llama el Padre Brown, que era un detective. En
uno de sus cuentos, le preguntan: “¿Cómo es que usted consigue reconocer o
comprender tan claramente la psicología del criminal?”. Y él dice: “Porque yo
también podría ser un criminal, la única diferencia es que yo lo sé y prefiero no
hacerlo, decido no hacerlo”.
181
MOSAICO 74
L: Bueno, ¿esos objetivos se plantearon junto con la persona o no? Eso es cru-
cial. Si no se plantearon junto con la persona, ya ese hecho es un fracaso. Y si
se plantearon con la persona, ya no es tan fracaso. Porque la persona también
reconoce que algo falta. Por ejemplo, la escuela de Palo Alto clásica se marca-
ba como objetivo la desaparición del síntoma. Eso es fácil. Hacer desparecer
un síntoma generalmente no es tan difícil. Pero si me marco como objetivo la
desaparición del síntoma, desaparece el síntoma y dos días después viene la
familia con otro síntoma. Eso la escuela de Palo Alto lo resolvía diciendo: “Eso
es otro problema distinto, es otra terapia”. Ahora, los objetivos se redefinen en
función del proceso, porque lo que tú ves cuando estás iniciando no es lo que
182
Entrevista a Esteban Laso.Conversando con Esteban Laso en clave emocional.
L: De hecho, es una pregunta que yo utilizaba cuando daba una clase de cons-
tructivismo. Y al final de la clase les pedía: “La tarea que quiero que construyan:
el examen que creen ustedes que les debería tomar”. Era muy divertido porque,
además, se ponían nerviosos.
L: Estoy diciendo: “Tú y yo, en realidad, somos la misma cosa, pero de forma
distinta. Y para poder ayudarte, he de conectar en ese punto”. Bruce Lee decía:
“La razón por la que estudiamos Artes Marciales y entramos en combate es por-
que nos descubrimos en el espejo de la relación y el otro se descubre a él en el
espejo de la relación”. Esto es, tal cual, una profunda vivencia de trasfondo re-
lacional. O sea, el budismo oriental es esto.
E: Y ahora viene lo de los Campos Mórficos, ¿no? ¿Qué pasa con ellos?
L: De alguna manera, la gente que hace constelaciones, plantea, igual que Jung
y otra serie de grandes psicólogos y pensadores, que hay una conexión no sólo
183
MOSAICO 74
E: ¿Y por qué no puede ser eso la emoción, esos campos o esa energía?
L: Claro, ¿pero saben una cosa? Eso es una necesidad del ser humano. O sea,
deberíamos tratar de ser cada vez mejores personas. No es sólo de los terapeu-
tas porque somos terapeutas. Eso es algo que todo el mundo debe hacer (ríe).
L: No más que todo el mundo. Yo es que de verdad lo creo así. Es una obliga-
ción humana. Porque, ¿cuál es el sentido de nacer, si no es llorar todas tus lá-
grimas y reír todas tus risas? ¿Para qué vivir si no vas a hacer eso? Claro, los te-
rapeutas tenemos que hacerlo, porque si no, no podemos trabajar bien. Pero es
una obligación de todo ser humano.
184
Apu, o cómo se genera
una parentalidad1.
Joana Alegret
Terapeuta familiar.
Psiquiatra.
Resumen. joanaalegret@hotmail.com
Abstract.
Trought the story of a film, I will comment the evolution of a father-son relationship.
The storyline includes several situations linked to a child’s birth: strangerhood, coincidence,
predisposition.The article discusses the influence of the relational environment matched
with the new born caracteristiques.
Key words.
Father-son relationship, baby’s evolution, temperaments.
185
MOSAICO 74
1) La extrañeza.
2
Satyajit Ray, (1959) Apur Sansar (El mundo de Apu).
186
Apu, o cómo se genera una parentalidad.
alguien espera parentalidad en Apu (el amigo) y ello es condición para que ésta
aparezca. La distancia entre Apu y Kohol, previamente su encuentro, depende
de sus congéneres y nunca mejor dicho. Ahí nos toca a los profesionales una
responsabilidad nada nimia; acto a acto.
2) La coincidencia.
Los cambios en curso del rol de género a mi juicio pueden ser vistos como una
ampliación para los hijos de las posibilidades de un vínculo satisfactorio. Más
allá de las especializaciones clásicas en nuestra cultura -opino que hombre y
mujer, sin negar las diferencias, si ello es necesario, pueden detentar las funcio-
nes instrumentales y expresivas si cuentan con suficiente red social de apoyo-
la entrada temprana de los varones en la crianza aumenta las probabilidades de
que haya quien cuide “suficientemente bien”. En la película, Apu inaugura su
parentalidad deteniendo un varazo, pues puede pensar en Kohol diferenciada-
mente, evitar el dolor posible de su hijo, que tuvo sus buenas razones emocio-
nales para huirle antes. A pesar de su precedente herida propia, Apu contiene,
187
MOSAICO 74
tolera, digiere para su hijo, ofreciéndole, en términos de hace años, una buena
función materna. Puede hacerlo porque previamente otro hombre, el amigo, le
ha escuchado y tolerado y no condenado su barrera emocional. El amigo como
sistema encuadrante (Fivaz y Kaufmann,1982) permite a su vez a Apu encua-
drar las emociones del hijo. Llámese función alfa (Bion, 1967) o apoyo para la
regulación de la emoción (Fox, 1994), ahí está en juego algo importante para el
futuro, que permite que el modelo operativo interno (Bowlby, 1969) se afiance
hacia la seguridad.
Un problema frecuente en trastornos de comportamiento infantojuveniles es
que ambos progenitores coinciden en tener barreras para el afecto reconocedor
de ese hijo. Es como si en él se superpusieran sombras perturbadoras, lláme-
se proyecciones de aspectos temidos o anhelados procedentes de ambas líneas
de descendencia. Probablemente ahí un enfoque pedagógico con los padres, o
sea, basado en indicaciones hacia el futuro del hijo, vaya a fracasar, y sea pre-
ferible una delicada reconstrucción con ellos de los significados precedentes a
ese hijo y actualizados por él, para propiciar mayor diferenciación de afectos y,
por ello, sintonía. Ahí también es más facilitador contar con dos posibles aper-
turas, en padre y/o madre.
3) La predisposición.
Nunca es el niño una página en blanco. Subrayar su bagaje propio posee in-
teresantes vertientes relacionales y terapéuticas. Los desarrollistas (Steru, Ain-
sworth, etc.) y Vigotsky iluminan un aspecto del proceso interactivo precoz. Los
neurobiólogos holandeses pueden complementarlos. Así, Plooij (1989), etólogo
holandés, parte de una hipótesis interesante sobre los periodos regresivos cícli-
camente esperables en el bebé humano, de reorganización neuronal en los dos
primeros años. En ellos se intensificarían las solicitudes hacia la figura de ape-
go, con mayor llanto, inquietud, reclamo de proximidad física etc. Luego segui-
ría una nueva fase “hacia el afuera”, dónde las adquisiciones de autonomía se
harían más evidentes. Si hay armonía, ajuste y sensibilidad entre el bebé y figura
cuidadora, o sea si ésta puede sostener la regresión, tolerarla,” poner el cuerpo”
por un tiempo, subsigue un relanzamiento del aprendizaje. Si, por otras razo-
nes críticas, depresión, aumento externo de las exigencias emocionales de otro
origen, la figura de apego se halla poco disponible, puede trabarse la siguiente
afectividad y efectividad relacional.
A propósito de tal investigación es tentadora la alusión a los puentes entre lec-
turas. Ahí llegamos a otra derivación del término “género”, o sea la de genera-
dor de pensamiento en forma de modelo. Creo que la atención psicológica al
niño tiende a despertar en sus profesionales desafíos a las estrecheces teóricas,
al ser su objeto especialmente fronterizo y necesitado de conceptualizaciones
múltiples y complementarias.
188
Apu, o cómo se genera una parentalidad.
Bibliografía
Bion , W. R. (1967). Notes on Memory and Desire. The Psychoanalytic Forum. Vol. 2: 271-280.
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss. Attachment. Vol 1 (1997 ed.). Londres: Pimlico.
Fivaz, E., Fivaz, R., Kaufmann, L. (1982). Encadrement du développement, le point de vue systémi-
que, Cahiers critiques de thérapie familiale et de pratiques de réseaux, 4-5, 63-74.
Fox, N. A. (1994). Dynamic Cerebral Proceses Underlying Emotion Regulation. In N.A. Fox (Ed.),
The Development of Emotion Regulation: Biological and Behavioral Considerations, Monographs
of the Society For research in Child Development, 59, 152-166.
Plooij, F. X.; Rijt-Plooij, H.H.C. van de (1989). Vulnerable periods during infancy, Ethology and So-
ciobiology, n.10, 279-296
Winnicott, D. W. (1980). El niño y el mundo externo. Buenos Aires: Ediciones Hormé.
189
Normativa para publicación en revista mosaico
La revista científica MOSAICO es un medio de difusión de dicarán nombre y apellido de el/los autor/es, profesión
actividades científicas y de promoción de la Federación y e-mail.
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Titulo: Deberá expresar en forma sintética y completa el acción...
tema del trabajo. No debe poseer más de 15 palabras, a.1.2. Cuando el apellido y fecha de publicación no for-
incluyendo el subtítulo. man parte de la narrativa del texto, se incluyen entre
190 Datos de los autores: A continuación del título, se in- paréntesis ambos elementos, separados por una coma.
Ejemplo: En un estudio reciente sobre tiempos de reac- B.3 Ejemplar completo de una revista
ción... (Calderón, 1994) Elementos:
a.2. Citas textuales: 1. Editor(es): Apellido e inicial del nombre 2. Año de
El material que es citado directamente [palabra por pa- publicación (entre paréntesis) 3. Título del ejemplar 4.
labra] de otro autor requiere un trato diferente para in- Nombre de la sección 5. Título de la revista (cursiva) 6.
cluirse en el texto. Al citar textualmente, se representa la Volumen 7. Número (entre paréntesis)
cita palabra por palabra y se incluye el apellido del autor, Ejemplo: Barlow, D.H. (Ed.). (1991). Diagnoses, dimen-
año de publicación y la página en donde aparece la cita. sions, and DSM-IV: The science of classification [Ejem-
a.2.1. Cuando las citas directas son cortas [menos de plar especial]. Journal of Abnormal Psychology, 100 (3).
40 palabras], éstas se incorporan a la narrativa del tex- B.4 Artículo de revista
to entre comillas. Artículo de revista científica con un autor
Ejemplo: «En estudios psicométricos realizados por la Elementos:
Universidad de Connecticut, se ha encontrado que los 1. Autor del artículo: Apellido e inicial del nombre; 2.
niños tienen menos habilidades que las niñas» (Ferrer, Año de publicación (entre paréntesis); 3. Título del ar-
1986, p. 454). tículo; 4. Título de la revista (en letra cursiva, seguido
a.2.2. Cuando las citas directas constan de 40 o más de coma); 5. Volumen (seguido de coma); 6. Número; 7.
palabras, éstas se destacan en el texto en forma de blo- Paginación (separadas por un guión).
que sin el uso de comillas. Ejemplo: Prieto, A. (2001). Instrumento de evaluación de
Comienza este bloque en una línea nueva, desplazando campos clínicos para la enseñanza profesional de enfer-
con el tabulador, la misma y subsiguientes líneas, cinco mería (ECCE). Horizonte de Enfermería, 12 (1), 11 - 21.
espacios a la derecha. C. Documentos electrónicos
Ejemplo: Miele (1993) encontró lo siguiente: El «efecto C.1. Artículos de revistas electrónicas
placebo» que había sido verificado en estudio previo, des-
C.1.1.- Artículos de Internet basados en una fuente im-
apareció cuando las nuevas conductas fueron estudiadas
presa:
de esta forma. Las conductas nunca fueron exhibidas de
nuevo aún cuando se administran drogas verdaderas. Es- 1. Autor (es): apellido e inicial del nombre; 2. Año de edi-
tudios anteriores fueron claramente prematuros en atri- ción o publicación (entre paréntesis); 3. Título del artículo;
buir los resultados al efecto placebo. (p.276) 4. Coloque la expresión «versión electrónica» [entre cor-
chetes]; 5. Título de la revista (en letra cursiva); 6. Volu-
B. Referencias (no más de 15 referencias por trabajo men; 7. Número (anotar entre paréntesis y seguido de dos
presentado) puntos); 8. Páginas (separadas por un guión).
B.1 libro Ejemplo: Nazer, J. & Ramírez, R. (2000). Malformaciones
Libro con un autor congénitas en los hijos de madres diabéticas [versión
Elementos: electrónica]. Revista Médica de Chile, 128 (9):1045-1052.
1. Autor: Apellido e inicial del nombre 2. Año de publi- C.1.2.- Artículo de revista científica, sólo disponible en
cación (entre paréntesis) 3. Título del libro (cursiva) 4. Internet:
Edición (entre paréntesis) 5. Lugar de edición (seguido 1. Autor (es): apellido e inicial del nombre; 2. Fecha de
de dos puntos) 6. Editorial. Si no tiene editorial se escri- edición o de publicación: año, día y mes (entre parén-
be [s.n.] del latín sine nomine que significa sin nombre. tesis); 3. Título del artículo; 4. Título de la revista (en
Ejemplo: Flores de Fernández, R. (1965). Historia de la letra cursiva); 5. Volumen; 6. Coloque la expresión «Re-
enfermería en Chile: Síntesis de su evolución educacio- cuperado el»; 7. Fecha de consulta: día, mes y año; 8.
nal. Santiago, Chile: [s.n.] Coloque la expresión «de»; 9. Dirección electrónica
B.2. Parte o capítulo de libro Ejemplo: Fredrickson, B.L. (2000, 7 de marzo). Cultiva-
ting positive to optimize health and wellbeing. Preven-
Elementos:
tion & Treatment, 3, Artículo 0001a. Recuperado el 20 de
1. Autor(es): Apellido e inicial del nombre 2. Año de noviembre de 2003, de http://journals.apa.org/preven-
publicación (entre paréntesis) 3. Título del capítulo del tion/volume3/pre0030001a.html
libro 4. En (seguido del autor del libro) 5. Título del libro
(cursiva) 6. Edición y paginación (entre paréntesis sepa- PRESENTACIÓN: Aquellos interesados en presentar pro-
rados por una coma) 7. Lugar de edición (seguido de dos puestas para su evaluación y publicación deberán remitir
puntos) 8. Editorial. las mismas por medio de e-mail a: mosaico@featf.org
Ejemplo: O’Neil, J.M. & Egan, J. (1992). Men’s and wo- Los miembros del comité de redacción y otros expertos
men’s gender role journeys; Methaphor for healing, tran- de reconocido prestigio en este ámbito valorarán de for-
sition and transformation. En B.R. Wainrib (Ed.), Gender ma individual e independiente cada uno de los artículos,
issues across the life cycle (4a.ed., pp.107-123). Nueva para posteriormente acordar la idoneidad para su publi-
York, EE.UU.: Springer. cación en la revista.
191
En el próximo
número...
MOSAICO 75
Técnicas circulares redefinidoras en terapia individual,
de pareja y familia.
Alejandra González Monzón.
192
193