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Las mujeres y el mundo del trabajo en la Argentina de la primera mitad del Siglo

XX

A lo largo de la historia, las mujeres han hecho aportes extraordinarios a la sociedad.


Algunos son muy conocidos, otros menos, pero todos fueron precursores.

Aristocráticas, campesinas, indígenas, artistas, periodistas, entre tantas otras, dejaron


una huella imborrable en la historia argentina, con ideas y hechos, pero que de forma
deliberada no aparecieron en los relatos de la historiografía oficial. Más tarde que
temprano, sabemos que estas mujeres fueron un pilar en la configuración de la
Argentina naciente, no detrás de los grandes hombres de la época, sino como
protagonistas con propia voz.

Todas ellas mediante diferentes profesiones se ocuparon de dar un giro a la historia


mediante pequeños pasos como luchar por la Revolución, alcanzar el derecho al voto
femenino o luchar por las condiciones laborales y difundir una versión alternativa de la
historia de nuestro país, que ellas mismas escribieron.

Aquellas mujeres participaron en el día a día de la construcción histórica del país;


muchas, desde el lugar privado al que estaban relegadas: el doméstico. Llevaban
adelante, con los pocos recursos que contaban, en un contexto que la región
atravesaba guerras continuas, las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. En
muchos casos, fueron las madres de los futuros dirigentes de la nación. Otras lograron
ocupar un espacio en el ámbito público, aquel que solo estaba reservado para los
hombres.

Con el tiempo, el abordaje de estos documentos echaron por tierra los prejuicios
contra ellas. Eran mujeres que pensaban y reflexionaba sobre el presente y futuro de
su tierra, de la historia, de la política y el poder. Fueron ellas precisamente quienes
apoyaron y lucharon por la educación femenina, su representación y visibilización en la
agenda de la época, entre otras cuestiones fundamentales.

Introducción

Dentro del marco general de la historia de las mujeres, queremos centralizar el objeto
del presente trabajo en la historia de las mujeres trabajadoras argentinas durante un
periodo de tiempo que se corresponde con la primera mitad del Siglo XX. En ese
sentido, nos proponemos explorar los aportes de la teoría feminista y los estudios de
género al campo de la historia de las mujeres trabajadoras en Argentina durante ese
periodo. Las miradas problemáticas sobre el trabajo femenino fueron el resultado tanto
de la visibilidad que este fue adquiriendo en la sociedad argentina, como de las
tensiones que se generaban entre trabajo y función reproductiva, una vez que el
destino maternal de las mujeres fue construido socialmente asignándole como función
social la responsabilidad de conservar, reproducir y mejorar a los habitantes de la
Nación. Trataremos en lo posible de revisar la interpretación tradicional que asevera
que el empleo femenino declinó a medida que avanzaba la industrialización, como así
también con el uso de capital y el avance tecnológico. Y esto lo hacemos pues como
resultado de la investigación, observamos una significativa presencia de mujeres en el
trabajo fabril, en ocupaciones comerciales y de oficina, como en actividades
vinculadas a la educación y la salud. La historia del trabajo femenino asalariado está
relacionada con el desarrollo industrial y comercial del país, y también con el
denominado mundo privado a causa de la persistencia del trabajo a domicilio y al
hecho de que las tareas domesticas remuneradas permanecieron reservadas a las
mujeres. Con respecto a las condiciones de trabajo, no existía diferenciación entre
mujeres y varones, la precarización y el deterioro en materia laboral los afectaba por
igual. Lo que sí era notorio era el contraste en lo concerniente a las compensaciones
salariales. Desde principios del Siglo XX hasta el periodo del peronismo clásico, a
igual trabajo las mujeres percibían salarios más bajos que sus pares varones. La
persistencia de este patrón de desigualdad, que naturalizó la división sexual del
trabajo, se legitimó en una ideología de género que atribuyó a la mujer el cuidado de la
familia como parte de su función teóricamente “natural” y al varón la responsabilidad
de asegurar el bienestar material del hogar. No dejamos de explorar las formas de
organización, modos de acción política y la construcción de una conciencia común que
fortaleció la solidaridad entre las trabajadoras; articulando sus reclamos por la
reducción de la jornada laboral, mejoras en las condiciones laborales, incumplimiento
de la legislación laboral y reclamos salariales.

Asimismo las mujeres se solidarizaron con las huelgas protagonizadas por familiares
varones, tales como la gran huelga ferroviaria de 1917, y las huelgas bancarias
finalizando la primera mitad del Siglo XX, a favor de un salario digno que permitiera
asegurar la supervivencia del hogar trabajador, teniendo en cuenta la dependencia
que el presupuesto familiar tuvo de los ingresos de todos los miembros del hogar, y no
solo del asalariado varón.

¿Por qué se sigue marginando la historia de las mujeres a pesar de que hace tiempo
conquistó su visibilidad y su legitimidad?

¿Cómo explicar tal exclusión de las mujeres de la historiografía?


¿Qué circunstancias han agravado la situación de las mujeres en el mercado laboral?

Justificación

Se plantea una mirada de género, en relación a un período de la historia argentina, de


cuyo análisis se intentará extraer conclusiones respecto de los cambios en la
representación social de las “mujeres en el tiempo”, de las que se desprende que las
significaciones de género nunca aparecen en forma pura, sino articuladas con otros
aspectos determinantes de la subjetividad humana. Lo dicho presume, por un lado,
que los roles, identidades y valores atribuidos a varones y mujeres son construcciones
sociales e históricas; y por otro, que el género es una categoría de análisis pensada en
términos relacionales ya que descubre las normas que determinan las relaciones entre
mujeres y varones como una relación de poder.

Historia social de las mujeres

Hace ya tiempo que las revistas académicas especializadas en historia de los


trabajadores dedican especialmente algunos de sus números a debatir la necesidad
de renovar este campo de estudios que se ha permitido repensar las certidumbres del
poder analítico del concepto de clase y que se ha planteado la urgencia de vincularse
con otras problemáticas de la historia política y cultura.

Clase y género tienen un valor superlativo como categorías que reflejan la realidad de
las relaciones sociales, tanto entre los distintos grupos como dentro de cada uno de
ellos. Por eso la historia de las mujeres se ocupa asimismo de la clase, y hay estudios
importantes sobre las trabajadoras, las mujeres de los trabajadores, las burguesas y
las aristócratas. Refiriéndonos a la historia de las mujeres trabajadoras, podemos
afirmar que, en Argentina tuvieron un rol destacado en la primera mitad del siglo XX,
tuvieron su propia historia en el mundo del trabajo. Para ello debemos reconstruir los
procesos sociales en que tuvo lugar la problematización del trabajo asalariado de las
mujeres, el cual se encuadró en una serie de procesos modernizadores: inmigración,
mercado interno, mercado de trabajo, ascenso social; dentro de los cuales la ideología
de la domesticidad materializada en diversos discursos sociales, definió la identidad
femenina a partir de la maternidad normativizada en el matrimonio heterosexual, y
atribuyó al trabajo asalariado de las mujeres un carácter excepcional. Dentro de esa
problemática podemos referirnos al modelo o modelos de mujer en esa época, por
ejemplo el estereotipo de la “pobre obrerita”, que se convirtió en dominante a principios
del Siglo XX, logró revertirse en el contexto de la incorporación de los trabajadores al
peronismo. Se plantea una sugerente contribución al debate sobre el impacto que
ejerció el peronismo en la transformación de las ideologías de género y las identidades
sociales. Con respecto al poder, los hombres han tenido normalmente mayor poder
que las mujeres y, con ello, mayor poder sobre las mujeres, sin embargo las mujeres
han contado también con sus propias formas de poder, de carácter más informal. En
las convocatorias a los mítines contra la guerra, se apelaba a toda la población,
también a las mujeres, de nuevo en su condición de madres y esposas, conservadoras
de la vida, para que mostrasen su descontento. Es decir, utilizaban aquellos
argumentos que calaban en la subjetividad femenina a la hora de apelar a su
movilización. La sociedad del momento esperaba de las mujeres que se dedicasen por
entero a la labor de engendrar, criar y cuidar de sus hijos y, ellas mismas, en virtud de
esa misión demandaban una serie de derechos para el correcto cumplimiento de sus
obligaciones que, muchas veces, se convertían en el motor de acciones
revolucionarias

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