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2.

EL PERIODO TERRISTA
(1933-1938)

2.1. La dictadura y su organización (1933-1934)

Mientras el gobierno de facto desarrolló una política represiva con la


oposición, se preparó para gobernar adoptando diversas medidas, espe
cialmente en lo referido a rescatar para la presidencia la conducción econó-
mico-financiera del país y a la reorganización del gabinete ministerial, al que
se incorporan como Ministros "sin cartera" César Charlone (Trabajo y Pre-
visión Social), Eduardo Blanco Acevedo (Salud Pública) y Roberto Berro
(Protección a la Infancia).
El 25 de junio de 1933 se realizó la elección de los convencionales con el come-
tido de elaborar la nueva Carta Constitucional. Hubo un 42% de abstención, pues
no participaron los batllistas "netos", los nacionalistas "independientes", los blan-
cos radicales y los socialistas, como protesta por los destieros, clausura de diarios
y locales
partidarios,control policial
ron un total de 246.875 ciudadanos, lo
de los medios de comunicación, etc.
Sufraga
que representó un 58% de los habilitados y
los resultados confirmaron otra victoria colorada, 129.959 votos contra 101.419
blancos. También concurrieron la Unión Cívica y el Partido Comunista, quienes
obtuvieron 9.707 y 4.950 votos respectivamente. Cabe destacar que, amén de las
condiciones iregulares en que se desarrolló la elección, se produjeron numerosa
denuncias de fraude en los padrones y en las urnas.
El 25 de agosto de 1933 se llevóa cabo la sesión inaugural de la Ill Conven-
ción Nacional Constituyente, bajo la presidencia del Dr. Juan Campisteguy. Las
sesiones de este organismo pronto se hicieron populares por los constantes
escándalos, renuncias e incidentes de hecho y de palabra entre sus miembros.
Con total predominio de terristas y riveristas (entre los colorados) y herreristas
Centrelos blancos), la Convención no tuvo mayores dificultades en redactar un
Constitución adecuada a los deseos de los sectores golpistas.

2.2. La Constitución de 1934


La Constitución que entró en vigencia en 1934, tuvo como antecedentes las
bases de Reforma Constitucional presentadas
por el Presidente en 1932 y

23
del Albéniz", propiciado por sector herrerics.
el sector herrerista. Cole
denominado "proyecto en el segundo, ambos
parlamentarismo
en el primero, y
giado integral hibrido de 1919. Además, tuvo la info
terminar con el Ejecutivo
extranjera
ban en del constitucionalismo europeo del período interbélico y de dia
ersas
Mundo en la época
corrientes deopinión que prevalecieron en el Viejo
una forma republicana, democrática y neu-
Esta Constitución dio al Estado
lo de "representativa" en virtud de las
tral en materia religiosa, suprimiendo
facultades de iniciativa popular (plebiscito y referéndum) que tuvo en cuenta
para ciertas materias.
El cuerpo electoral resultó aumentado por la legalización de muchos extran.
jeros que, sin haber obtenido la ciudadanía, adquirieron el derecho a voto. Tam-
bién se incorporó a la Carta los derechos políticos de la mujer, según la ley que
databa de 1932.
Se dedicó una amplia sección a definir los derechos, deberes y garantías de
los ciudadanos y de los habitantes en general. Las constituciones anteriores,
siguiendo la tradición constitucional del liberalismo, se limitaron a proteger los
llamados derechos individuales. Ahora se incluyó un conjunto de
nes que reconocían la
disposicio-
obligación del Estado de proteger y garantir ciertos dere-
chos sociales.
Entre ellos figuraron la familia, la
maternidad, la enseñanza (especialmente
primaria), el trabajo, la vivienda, remuneración justa, agremiación y huelga para
los obreros, propiedad
intelectual, acceso a la administración pública, seguros
sOciales a través de
jubilaciones y pensiones, etc. Aunque muchas de estas
disposiciones tuvieron un evidente propósito
reglamentadas o, como ocurriócon el derecho proclamatorio y luego n0 Tuio
de huelga, fueron limitadas,
nificaron una evidente
continuidad en el camino sig
uruguaya desde comienzos del emprendido por soCICu d
la
En cuant al siglo.
gobierno, la
Constitución
El Poder Ejecutivo que quedó estableció un régimen parlameta
ario
atenuado.
mixto que su
impulsor, el Dr. Alberto reorganizado con una suerte imen

que el Presidente actuase Demicheli llamó "dúplex", pues hacia sible


po>
y materias funcionara un normalmente en forma unipersonal, pero en
sistema pluripersonal o cierto
Jo de Ministros, cuando colegiado bajo la forma de CO
por iniciativa de uno o
tema salía de la varios Secretarios de Estau /
competencia
Por su parte, los del Presidente
Ministros debían ser y entraba en la del Consejo.
pondiendo cinco o seis a nombrados por el
la mayoría y tres ala Preside corres
todos los casos minoría contar en
con mayor, debiei
grupo político. "respaldo parlamentario", esto es, con el
24
apoy
El Poder Legislativo mantuvo el régimen bicameral. La Cámara de Senadores
tendría 30 miembros, correspondiendo 15 a la lista más votada y 15 a la lista más
votada dentro del lema de la minoría mayor.
Las otras minorías carecerían de representación. Este Senado de"15"
y "15",
o "medio" y "medio" haciendo alusión a un popular aperitivo fue una de las
disposiciones más atacadas de la Constitución y se consideró una suerte de
contrapartida del "pacto del chinchulín" del31 y el precio pagado a Herrera (la
minoría mayor) para acompañar el golpe de Estado y la reforma constitucional.
La Cámara de Representantes fue reducida a 99 miembros se
y integraría por
representación proporcional.
A nivel del Poder Judicial se reconoció a la Suprema Corte la facultad de
declarar inaplicables aquellas leyes que, por vicios de forma o contenido, fueran
consideradas en contradicción con la Constitución.
Los gobiernos departamentales quedaron a cargo de los Intendentes
para
las funciones ejecutivas, y de las Juntas
Departamentales, en labor legislativa.
La reforma constitucional restringió las facultades
departamentales, especial-
mente en lo financiero, e incluso alguna iniciativa exótica, como el
propósito
herrerista de municipalizar las policías, no prosperó.
La Constitución determinó o previó la creación de
organismos nuevos para
fortalecer el contralor de la gestión estatal, como el Tribunal de lo Contencioso-
Administrativo, que supervisaba la legalidad de los actos de la Administración,
yel Trbunal de Cuentas, para manejo coherente de la Hacienda Pública; y se
constitucionalizó la existencia de la Corte Electoral, dándole el contralor de to-
dos los actos electorales.
Respecto a los organismos del "dominio del Estado" los dividió en Entes
Autónomos y Servicios Descentralizados, sobre la base de que la descentraliza-
Ción administrativa sería más intensa en los primeros.
Respecto a sus presupuestos, organizó una serie de disposiciones especia-
les que requerían sólo aprobación del Poder Ejecutivo. En cambio, los entes de
enseñanza serían administrados y dirigidos en forma que establecieran las res
pectivas leyes orgánicas, mientras los presupuestos de los Servicios Descen
tralizados necesitarían aprobación legislativa.
Además limitó la constitución de nuevos Entes Autónomos, al exigir 2/3 de
votos en cada Cámara para crearlos. Disminuyó también el número de sus Con-
sejos o Directores (no más de 5 ni menos de 3), reestructuró su número y regla-
mentó la admisión de capitales para hacerlos mixtos.
Reconoció el principio corporativo con la creación facultativa del Consejo
e la Economía
Nacional, con carácter consultivo y honorario, compuesto por
25
intereses
economicos y profesionales del.
lel país. Aun-
representantes de los
los nunca se reunió.
necesario anotar que
que es institucionalizó el pacto terista-ho.
la Constitución de 1934 erista
En resumen,
Pero por obedecer a una circuna
esencial el acuerdo para gobernar. nstan-
v tornó
cia política peculiar, no podía
tener larga vida.

2.3 Las elecciones de 1934

Habiendo culminado el trabajo constitucional de la Convención, el Decreta


Ley del 16 de marzo de 1934 estableció que el proyecto se plebiscitaría el 19de
abril de ese año. También se sometería a la decisión popular una única fórmula
presidencial pues, según una disposición transitoria del proyecto, la Conven-
ciónelegiría al primer magistrado para el período I934-1938, quedando al pueblo
sólo darel "sf"o el "no"ala propuesta. Cumplidamente, el 21 de marzo proclamó
ala fórmula Gabriel Terra-Alfredo Navarro.
El mismo 19 de abril tendrían lugar las elecciones para integrar las Cámaras
de Representantes y Senadores y los organismos electorales.
Cabe señalar que los Intendentes y las Juntas Departamentales serían elegi-
dos excepcionalmente por el Presidente de la República en acuerdo de Ministros
para ese período, según otra disposición transitoria.
Como puede observarse, la pieza clave de todo el andamiaje jurídico estaba
radicada en el plebiscito constitucional. En caso afirmativo la institucionalizacion
de la denominada "Tercera
República" sería un hecho consumado, como eai
mente ocurrió.
Concurrieron más del 50% de los habilitados para votar, obteniéndoSe la
aprobación del proyecto constitucional por 222.145 contra 10.124 votos. En la
elección de representantes el Partido Colorado consiguió una nueva VICtotoria,
129.832 sufragios contra 91.608 del
nacionalismo herrerista. Cívicos, socialn
y comunistas se
votos respectivamente.
presentaron
a la elección
consiguiendo
6.878, 9.8+7 )

El Senado se compuso de 15 colorados pro terristas y 15 herreristas, n r la


Camara Baja quedó integrada con 43 terristas, 39 herreristas, 10riveristas, z lora-
dos tradicionalistas, 2
cívicos, 2 socialistas y l independientes
Los batllistas "netos"y los nacionalistas comunista. se abstuviei coacde
participar, invocando que seguían
vigentes los mismos
coac-

mismos vicios que invalidaron procedimien


CiOn y de fraude los
y
la elección de 19
Cahya
centes, existían otras causas
más
26 profundas.
Dos hechos confirman esta coyuntura electoral: a) Las dificultades notorias
de la oposición para trazar un plan coherente y unificado de acción contra Terra;
b) la necesidad de elecciones y de una Constitución, procedimientos típicamen-
te democráticos (aunque desvirtuados en la práctica), que tuvo el régimen terrista
para legitimarse, lo que demostraría la fuerza, inusual en la América Latina de la
época, del consenso democrático en nuestro país.

2.4. La Segunda Presidencia Constitucional de Gabriel Terra


(1934-1938)

Más allá de los avatares políticos, puede considerarse que los perfiles de un
conservadorismo moderado y pragmático, preocupado por la "administración
de la crisis" y no en buscar soluciones innovadoras, caracterizó al segundo
periodo terrista. En este sentido, serie de factores hizo que el proceso
una em-
prendido por el reformismo batllista en materia económica y social fuera mucho
mas lento, pero que no se detuviera totalmente. Los puntos tratados aquí en
relación al contexto político son ampliados en la parte referida a la evolución
económica y social del período.

1)Lapolítica económicay social tuvo una orientación favorable a lossecto


res ganadero-exportador, las empresas extranjeras y los grupos vinculados al
sistema financiero privado nacional e internacional.
ero debido al escaso dinamismo empresarial del primero (la ganadería con
cluyó,con el predominio de la mestización, su ciclo de mejoras)y sobre todo, a
la crisis del mundo capitalista en cuyo mercado mundial estábamos insertos y a
cuyas consecuencias no podíamos escapar, la intervención estatal requerida
fue mucho más
importante e independiente de lo esperable.
2) Más por la retracción internacional que por la visión de un proyecto
alternativo propio, el gobierno debió recorrer un camino con el acento en el
intervencionismo estatal, el proceso industrial de sustitución de importaciones,
el
proteccionismo y el dirigismo económico, expresado a través del control de
exportaciones e importaciones, contralor del mercado cambiario y de la emisión,
Como forma de transferir recursos económicos.
Estos mecanismos reafirmaron la presencia del Estado en la promoción del
desarrollo agropecuario, del desarrollo industrial y del sector financiero, sirvien-
do de "andador", a la iniciativa privada.
27
adoptó el Estado respecto
a sectores bains de la
los sectores
bajos
Idéntica actitud pobla-
dimensión muy
menor mo, vol.
respecto al batllismo. volviendo a
ción, aunque en una ampararon sus
aparecer las instituciones y disposiciones que más necesidades
alimentación y vivienda.
perentorias: trabajo, mejor
Las palabras del Ministro de Industria, Trabajo y ComunicacionesD A.
fueron elocuente muestra del pensamiento oficial.en
Bado, en octubre de 1933,
podemos presenciar impaVidos Moscú v Roma
la lucha entre
la materia: "No ma,
entre el capital y el trabajo. No somos tampoco partidarios del Estado "Juez
Gendarme" que caracterizó al siglo XVIl. Queremos que el Estado avude v
controle sin absorberla, ni sustituirla, a la iniciativa privada, queremos también
la armonía entre el patrono y el obrero".

3) En este contexto, el Estado terrista no hizo nada para cambiar el centro de


gravedad social determinado en los últimos treinta años por la población urbana
montevideana, con el consiguiente predominio de las clases medias y la expan-
sión de los sectores secundario y terciario de la producción, a los que lentamen
te se fueron incorporando, en carácter subordinado, los últimos contingentes
migratorios y los derivados del constante éxodo rural. Cada sector socio-pro-
ductivo tuvo su papel a desempeñar y el Estado procuró hacerlo efectivo, aun-
gue las recompensas que recibieron por la tarea los diversos estratos sociales
fueron muy diferentes.

4) La coyuntura política
coadyuvó a reafirmar los factores anotauo
heterogeneidad de los intereses conservadores y la capacidad de de
cada sector regac
en pro del favor oficial, sumada a la ya anotada
dario-corporativa de las clases altas, prescindenca poli-
tico de los titulares del impidieron el acceso directo a
arso
poder económico (el tantas veces
intruso

politico" en la crisis que se inicia en men


1969). EI Estado y su administraci iouje
ron en manos de
la clase
política, la
om
bres anteriores a marzo mayoría de cuyos integrantes i
de 1933.
Esta situación de
relativa clase política" permitio
al Estado independencia
continuar con el aumento de ala "clase
polnute en lala
en
comuna de la burocracia, espe
especialmente

capitalina, reforzando las relaciones lientelísticas y el pap


los
partidos.
clientelísticas y

5) Tampoco la
situación política izo de la época un mom
proclive a ensayos ideológicos yinternacional
los
a
hizo de la
epnas.por
ajenas, por otra

parte, tradicional cautela


a la las aventuras politica
28
criolla.
Si bien en la cúpula de gobierno hubo claras simpatías
por el fascismo italia-
no y el falangismo español, la tensión mundial, aumentando día a día, impuso
mucha prudencia para quienes quisieran copiar sus modelos y normas
institucionales, pues estábamos en un área del mundo donde los intereses impe-
riales británicos eran relevantes.
Además, el estallido de la Guerra Civil española (1936)y el eco favorable en
la opinión pública que encontrQ la eficaz propaganda pro republicana alentada
por intelectuales, artistas, políticos, etc. a través del Ateneo de Montevideo, por
ejemplo, demostraron hasta qué punto nuestra sociedad podía ser resistentea
las ideas totalitarias, especialmente en la capital.
A pesar de ello, algunas influencias corporativistas fueron evidentes,
por
ejemplo, en la integración del Directorio honorario de la Administración Nacio-
nal de Puertos con miembros de la Cámara Nacional de Comercio, Cámara Mer-
cantil de Productos del País y del Centro de Navegación Transatlántica; las
sucesivas integraciones del directorio del Frigorífico Nacional con
representan-
tes de los gremios rurales; la Comisión Honoraria de Importación y Cambios
donde tendrían activa participación los delegados de las principales entidades
empresariales, etc..
Todas las características anotadas, oscilando entre estatismo y
privatización,
se reflejaron en las políticas públicas del Estado terrista.
La extensión del área estatal fue limitada por la propia Constitución,
que
estipuló un régimen de mayorías especiales para la creacióón de nuevos entes
autónomos y la promulgación de la llamada "Ley Baltar" de 1936, que derogó las
disposiciones legales que reconocían a ciertos entes del Estado la facultad de
implantar monopolios.
También las empresas privadas encargadas de servicios públicos básicos,
en caso de sustitución de bienes industriales, recibieron exoneraciones

impositivas y ventajas muy importantes.


El ámbito de los organismos ya creados y sus funciones no recibieron modi-
Ticaciones sustanciales aunque hubo contradicciones en su orientación. Por
ejemplo, en 1937 se concluyeron las obras de la refinería de petróleo crudo de la
leja, obteniendo ANCAP el monopolio del proceso, pero no el de la comerciali-
2acion limitada por acuerdos comerciales con compañías privadas en 1938. En
Cambio, un año antes habían comenzado las obras de la represa hidroeléctrica de
del Bonete, sin duda una de las obras más importantes del periodo y de
Kincón
mayor proyección de futuro para el pais.
La creación de Conaprole (Cooperativa Nacional de Productores de Leche),
en 1935, marcó el nacimiento de un establecimiento original con monopolio del

29
de Montevideo, regido por la representación da
Os pro-
abastecimiento lácteo
en forma cooperativa,
con representaciones
fiscaliza
ductores, organizados
y de la
Intendencia capitalina. Esta organización refleid
del Poder Ejecutivo
influencias de las formulaciones corporativistas de cuño socialcristiano en boga

en Europa.
También se los institutos de jubilaciones y pensiones, favorecipe
sanearon
fuerza de trabajo para atenuar la desocupación, creán.
do el temprano retiro de la
dose la Caja de Jubilaciones de la Industria, Comercio y Servicios Públicos: al
mismo tiempo, se incentivó la atención respecto de algunas de las necesidades
de los sectores bajos de la población: salud, vivienda, alimentación y protección
a la mujer y al niño.
A estos requerimientos respondieron el Instituto de Alimentación Científica
del Pueblo, Instituto Nacional de Viviendas Económicas, los "Trabajos de Soco-
mo" (que implicaron un aumento escaso de las Obras Públicas), el Código del
Niño, la reorganización de los servicios de Salud Pública, etc.

2.5 La oposición al terrismo


Tras el
golpe de Estado y su secuela de detenciones, deportaciones, clausu
ras y medidas represivas, fracasados los intentos
zó a gestarse la resistencia
antiterristas iniciales, comen
formal al nuevo orden político.
En una
primera etapa, mucho se esperó de una d los
sectores constitucionalistas del ejército, en los que el"reacción honorable
Gral. Julio César ínez
fue
figura principal, lo que finalmente no se
produjo, más alla ae 1a
ctitud
aislada de un
pequeño grupo castrense
Al mismo tiempo, los sectores reprimido duramente. irse
políticos marginados comenzarola
Tepudiando
esta época
al golpe y
aparecieron numerosas publicaciones de op
corresponde
del Dr. Julio C.
un suceso
que conmovió a la
ete
muerte

Grauert. opinion puo


En
circunstancias en que de
Minas, el auto que regresaban de un acto político la ciudad
conducía al Dr. Grauert, a Pablo políticoa otros dirigente
en
n a

opositores, fue rauert, Minelli yy


interceptado a la
disparó sobre ellos. Tres días altura de Pando por una licial que
olicial que
heridas recibidas y la después, Grauert murió como
paruuacia de la3
Su entierro se falta de atención
médica.
cons
que concurrieron transformó en una formidable
gimen, al

con la policía.
más de 10.000 protesta conua incideni
personas, habiendo ademas
30
Frente al "amansarse para vivir" que la dictadura exigía a la oposición, dos
caminos quedaron abiertos a ésta: la revuelta armada exitosa o la formación de
un frente politico opositor: pero, en ambos casos, reunir en un sólo haz a todo
un vasto movimiento resultó una tarea harto difícil, como los hechos lo demos-
traron. Una serie de circunstancias explica esto:

A) En primer término, el objetivo común de luchar por la recuperación demo-


crática fue percibido de manera diferente por los diversos grupos antiterristas.
Para los sectores liberales, el rescate de la institucionalidad perdida fue un fin en
sí mismo y el objetivo final consistió en restaurar la situación anterior al golpe de
Estado. En cambio, para los sectores más radicales de los partidos tradicionales
y la izquierda en general, la lucha por la democracia debió ser el inicio de ambi-
ciosos y variados planes de reformas económicas y socialese incluso de políti-
ca regional, sobre lo que tampoco hubo consenso unánime.
Restaurar o cambiar radicalmente fue el gran dilema político de la hora para la
oposición e imposible de conciliar, pues respondió a perspectivas contrapues
tas. Un episodio demostró claramente hasta dónde
pudo llegar esto. La oposi-
ción había programado para el 11 de agosto de 1934 un gigantesco mitin "Por la
Libertad'". Simultáneamente una reivindicación salarial de los obreros de "EI
Día" desembocó en un conflicto de inusitadas proporciones, al conseguir el
apoyo del resto de la prensa y decretar la patronal gráfica el lock-out empresa-
rial. En esas circunstancias, el Dr. Ghigliani hizo
público un acuerdo secreto que
solidarizaba en caso de conflicto obrero a la prensa oficialistay opositora, lo que
dividió notoriamente al frente antiterrista. No sólo la manifestación no se realizó,
sino que la posibilidad de futuro entendimiento entre el movimiento sindical la
y
izquierda política con los sectores del Batllismo "neto" y el nacionalismo inde-
pendiente fue difícil. Recién en 1938 pudo programarse un acto similar.

B) Tampoco el movimiento opositor logró nunca apoyos efectivos dentro de


las Fuerzas Armadas. Terra cuidó muy bien de
contemplar las aspiraciones de la
corporación castrense en materia profesional y presupuestal. Renovó armamen-
tos, creó los institutos de enseñanza militar y la Aeronáutica Militar, estableció
nuevas normas sobre ascensos, jerarquía,
antigüedad, tribunales de honor, etc.
Al mismo tiempo, también
contempló los aspectos ideológicos, recordando que
el ejército "había sido maltratado
y despreciado por la ideología disolvente de la
oligarquía depuesta, cuyos postulados lindaban ya en una demagógica carrera
hacia las izquierdas fecundas en votos, con los
preceptos internacionales del
Comunismo, negación del culto a la Patria, adversario del hogar como institución
31
como defensa social, y agresor Armadas que garanten
sistemático de las Fuerzas Armadas a u e
yel orden y la normalidad institucional", como editorializó su vocero "El Pueblo".

de los sectores antiterristas de los partidos trad:


C) Las carencias políticas
evidentes. El abstencionismo electoral oo
cionales fueron, por otra parte, no
forma de erosionar la legitimidad popular del nuevo règimen no concitó la adhe
sión de mayorías realmente significativas y ni siquiera de los pequeños partidos
no tradicionales a partir de 1934.
Los sectores opositores de los partidos tradicionales realizaron una acción
común contra el régimen. pero no crearon ningün tipo de alianza formal y orgá.
nica, manteniendo cada uno su propia estructura e independencia. Además, se
trató de una acción concertada a nivel de los dirigentes, pues ninguna de las
fracciones estuvo preparada para hacerlo sobre la base de una movilización de
cuadros y militantes.

D) También dentro de la izquierda política, el movimiento obrero y las orga-


nizaciones sociales, más allá de sus comunes afanes oposicionistas, fueron
notorias las carencias para servir como centros
aglutinantes del vasto espectro
antidictatorial.
Las desinteligencias de los dos partidos de izquierda fueron notorias. Aun
estaba presente el recuerdo de la autotransformación del Partido Socialista en
Partido Comunista (1921) y la
posterior refundación del primero; pero ademas
entre 1928 y 1933, los comunistas negaron la vigencia política de todo tipo de
acuerdos con los partidos socialistas
Esta situación cambió a
o
socialdemócratas.
Frente Popular
partir de 1935, con la iniciativa de la formacion ae u
propiciado por el Partido Comunista. Por su parte, los sociaia
entendieron que esta
ción de una
propuesta dividiría a la oposicióny propusieron la orga 1za-
"Concertación Democrática" que reuniera a los sectores ráticos,
no sólo de
izquierda, sino también de la demo .De
esta forma se oposición de los
pensó que sería más viable la partidos tradicie
yel nacionalismo integración plena del batlIsn
independiente, lo que finalmente
rOr su parte, el movimiento obrero prosiguiótampoco ocurio
todos los esfuerzos de dividido
en tres cenuaplan-
reunificación fracasaron. Si bien los trabajadoic
tearonsus reivindicaciones, en general, lo hicieron en forma poco
Su-

frieron duros contrastes.

E) Por último,
fueron debemos mencionar las leyes electorales qu
desplegando el terrismo y el oportunasmantener
leyes
hegemon
nonía

32 herrerismo para mantenei su hege


política y prevenir la posibilidad de formación de un frente electoral
tor.
oposi-
políticos del régimen de marzo constataron con preocupación el grado
Los
de fragmentación de los grandes partidos históricos como
consecuencia del
golpe y de la abstención electoral decretada por la oposición. Arbitrar mecanis-
mos legales
para mantener su unidad, así como buscar medios para evitar la
formación de un frente pluripartidario que reuniera a todos los sectores
antigolpistas, fueron considerados objetivos imprescindibles. A ellos respon-
dió la creación de la Ilamada "ley de lemas",
que en realidad implicó la
promulgación de varias leyes.
-

Laprimera ley, del 5 de mayo de 1934, reguló el uso del Lema (denomina-
ción de los Partidos en actos y
procesos electorales). La propiedad del
mismo se concedió a la mayoría de los
Esto supuso, dada la exclusión de los
legisladores de un partido dado.
opositores, que los partidos que-
daban en manos de terristas y herreristas,
quienes podían poner condi-
ciones o negar el uso del Lema.
En diciembre de 1935, se complementó la anterior, reconociendo como
personas jurídicas a los partidos políticos propietarios de "lema", lo
que
implicó la facultad de administrar y disponer de los bienes partidarios.
Finalmente, en 1939 se regularon las normas de utilización de los sublemas
y formas de acumulación al lema partidario, con lo que se impedía el
registro de nuevos partidos con nombres parecidos a los existentes (los
batllistas no podrían disputar el Lema Partido Colorado ni los nacionalis-
tas independientes el de Partido
Nacional).
Con todas ellas, se pusieron trabas a la formación de
lemas "accidentales",
desanimando así escisiones dentro de los Partidos Tradicionales haciendo
y
difíciles coaliciones (o Frentes Populares) de
Las
izquierda o de la liberal. oposición
leyes de 1935 y 1939 se incorporaron a nuestra legislación electoral, hoy
Vigente
***

Los dos intentos más importantes de derrocar al régimen "marzista" fueron:


la revolución de
1935 y el fracaso del Frente Popular en 1938.
Luego de un frustrado intento, en abril de 1934, la posibilidad de un alza-
miento armado culminó en el
movimiento del 28 de enero de 1935. El mismo
C d o Vincular la
conspiración de un pequeño grupo militar con la organiza-
33
en el
que operaríaen el medio rural
rural
insurreccional civil,
ción de un movimiento
del siglo XIX. La Junta de Gu
según
BUn
levantamientos
las clásicas de los
reglas
Nacionalista Independiente confió la organizaci
Directorio del Partido
caudillo Basilio Muñoz, mientras a ca
movimiento civil al viejo y prestigioso argo
el apoyo del ejército.
del Gral. Martínez estuvo el
concretar

conexiones, la ayuda castrense, suministrae.e


Pero todo falló, horarios,
batllistas que particina.
incluso el apoyo político. Los dirigentes politicos
ron, Luis Batlle Berres,
Tomás Berreta, Andrés Martínez Trueba (los tres
del país), Justino Zavala
legaron luego a ocupar la primera magistratura
Muniz, Alfredo Lepro y otros, en muchos casos lo hicieron a titulo perso-
nal, sin respaldo de la fracción o grupo al que pertenecían. Lo mismo ocu-
rió desde las filas del nacionalismo con Carlos Quijano, Ismael Cortinas
Arturo González Vidart, o Mariano Saravia.
Importantes adhesiones faltaron: los hijos de Batlle y el grupo vinculado a
EI Día", los nacionalistas independientes de "El Plata" y "El País", los partidos
Socialista y Comunista. Otro tanto ocurrió con el movimiento sindical.
Después de nueve días y de algunas escaramuzas, la superioridad militar de
los teristas se impuso sin mayores dificultades, obligando al exilio a los dirigen-
tes y a la disolución formal del movimiento revolucionario el 4 de febrero de
1935.
Si la insurrección armada terminó en un fracaso, tampoco se concretó la
idea de formar un Frente Político. Las experiencias europeas de formacion
de Frentes Populares, el estallido de la Guerra Civil española y la adhesion
pro republicana, la necesidad de enfrentar al fascismo en ascenso, dieron
posibilidades de ligar la oposición a través de un Frente que unificara no
sólo la acción de la izquierda las luchas
y sindicales, sino tambien a o
sectores democráticos de los
partidos tradicionales. La mejor posibilldu
para instrumentarlo estuvo en las
vísperas de las elecciones nacionales
1938, pues había que renovar todos los cargos.
Sin
embargo, la iniciativa no prosperó. De ninguna manera los
netos, nacionalistas batuls
independientes
radicales blancos quisieron acepa la
y
pérdida su identificación en tanto colorados y blancos
de
lo que los sectores respectivame
desplazados
nes del 27 de marzo de
en 1933 resolvieron
abstenerse en las ei
1938. La idea del Frente 1se-

cuencias Popular no tuvo mayor


en el Uruguay de la
época: el logro más iativa
fugaz alianza entre el Partido Socialista el significativo la
fue la de esta
n
tación de
la fórmula y Comunista y pi
presidencial común Frugoni-Riestra a los comicios de 1956, aue no
no

tuvo mayor trascendencia.

34
Podría concluirse que la oposición al terrismo sólo consiguió frustraciones y
fracasos; sin embargo no fue así. Más allá de la falta de unidady coherencia,
errores y utopías, su actitud perseverante sirvió para erosionar al régimen
instaurado en marzo de 1933, el que cada día contó con menor apoyo popular y
mayores problemas internos.

2.6. El deterioro del régimen "marzista"

Este régimen fue producto de una serie de circunstancias nacionales e inter-


nacionales concretas y al carecer de un proyecto alternativo propio, una vez que
aquellas desaparecieron o menguaron sus efectos, iba a ser irremediable su
caída. También es correcto afirmar que tampoco el terTismo se había propuesto
mucho más. Este deterioro progresivo fue acompañado por el abandono paula-
tino de muchas figuras significativas. En 1934 se alejó el líder del riverismo, Dr.
Pedro Manini Ríos, desconforme con algunos nombramientos; en 1935 el Dr.
Alberto Demicheli declaró estar decepcionado con la política seguida y se pro-
clamó "independiente"; en 1936 murió Francisco Ghigliani, artífice del golpe de
marzo y los diputados nacionalistas Aniceto Patrón y José Otamendi se distan-
ciaron de Herrera, etc.
Al mismo tiempo, los peores efectos de ia crisis económica y social habían
sido superados y la restauración de un orden político democrático fue conside
rada una necesidad cada vez más imperiosa.
El modelo económico terrista logró salvar el aparato productivo, favorecien
do la concentración del ingreso y la acumulación de capitales.
Como dijo Eduardo Acevedo Alvarez hacia 1937: La situación del país da la
sensación de que estamos en la prosperidad [.] Pero convengamos que la
riqueza está mal repartida. El país estará bien en conjunto, pero nunca ha habido
tanta desocupación y tanta miseria en las clases modestas..". Entre 1930 y 1935
el producto bruto interno tuvo una fuerte caída de más del 10%. A partir de esa
fecha comenzó la recuperación, inducida sobre todo por la actividad económica
del Estado y los aportes iniciales del desarrollo industrial privado
En este contexto los reclamos de mejores salarios y condiciones de trabajo
fueron evidentes de parte de los sectores obreros y también las aspiraciones
económico-sociales de las clases medias en pro de recuperar sus posiciones.
Pero estas circunstancias por sí solas no fueron determinantes en el proceso
de salida del período autoritario. Importó también la distancia de muchos líderes
políticos que apoyaron el golpe en su momento y ahora sintieron la presión de

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en términos de
valores democráticos. Oel que
O
la crítica de sus pares
hubiera
numerosas
instituciones y organizaciones
sociales (la
que Ocuparon el espacio de los
Universidad o el
on os Ateneo
de Montevideo, por ejemplo),
dos y que adquirieron,
hacia fines del terrismo, una capacidadenor margina-
rina.
al restablecimiento institucional.
convo-
Las jornadas del 2onvo
catoria en torno
manifestación callejera donde participaro de
de
julio de 1938, una imponente 200.00 personas, en una ciudad que no llen
algunas estimaciones, más de
millón de habitantes, bajo la consigna de "Nueva Constitución y yes Demo-
cráticas", fueron un reclamo popular ante el cual la restauración democráties
a
debió apresurarse.
Por otra parte, la tensión política internacional fue en aumento constante
Que se hubiera roto relaciones, en su momento, con la Unión Soviética o la
República Española fue bien visto. Pero que la cúpula de gobierno siguiera con
sus coqueteos conelrégimen de Getulio Vargas en Brasily los regímenes fascis-
tas europeos y que proclamara la neutralidad en un mundo que se polarizaba, ya
no sólo fue pasible de críticas a nivel de una opinión pública que unió el conflic-
to interno con la dicotomía totalitarismo-democracia, sino que comenzó a ser
inadmisible a los ojos imperiales de Gran Bretaña y Estados Unidos.

2.7. Las elecciones de 1938

En este panorama, el país llegó a las elecciones generales del 27 de marzo,


donde sólo se debía elegir nuevas
n0
autoridades, sino someter a la decisSIO1
popular una serie de iniciativas tendientes a impedir 1la formación de un
tree
opositor y al mismo tiempo, posibilitar la formación de un frente herrero-terrista.
si fuera imprescindible.
1al conjunto de disposiciones fue decisivo para determinar la abstenclO del
batllismo "neto" y el nacionalismo
a independiente, que no quisieroaraban
perder su identificación como divisas
a formar
tradicionales, lo que ocurriria sie
parte del Frente Popular y
participaban
de los comicos.
Los Partidos Comunista y Socialista resolvieron presentarse Dajodatos
lema
común, "Por las Libertades
Públicas", llevando como
Dr. Emilio
Frugoni y Esc. Ulises Riestra. Pero el acuerdo no formulaaada no
más, no
hubo un programa común implico aesentó
y para el resto de las candidaturas ino
entó

sus
propias listas. Incluso las caaa u fueron

diferentes: para los comunistasperspectivas con


sería el camino aque se vio el
una vinculacio esTucea
ntural. más
lítica más
estrecha;, los socialistas, en cambio, ral.
lo veían como una union coy
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La Unión Cívica, por su parte, presentó candidaturas sólo a diputados y
senadores.
En filas del hererismo se produjo una escisión. El sector mayoritario, orien-
tado por Herrera., postuló la fórmula Ing. Juan J. de Arteaga-Carmelo Cabrera,
mientras el sector minoritario (su principal figura fue José Otamendi) propuso al
Dr. Justo M. Alonso y a Germán Roosen para las dos primeras magistraturas del
país, bajo eBl nuevo lema: "Concertación Patriótica Cándida Díaz deSaravia".
Dentro del terrismo también hubo una división, que constituyó el punto de
atención electoral, pues se presumía un nuevo triunfo del Partido Colorado. El
sublema "Para Servir al País" postuló al Gral. Baldomir y al Dr. César Charlone,
mientras el sublema "Viva Terra'" fue encabezado por los Dres. Eduardo Blanco
Acevedo y Martínez Thedy. Ambos candidatos a Presidente eran parientes de
Terra: Baldomir su cuñado y Blanco Acevedo su consuegro, por lo que la puja
electoral tomó el carácter de un pleito dinástico familiar, frente al que Terra
adoptó una actitud neutral.
Las elecciones de 1938 también presentaron otra novedad, por primera vez
iban a votar las mujeres. El sufragio femenino estuvo previsto por la Constitu-
ción de 1919, fue consagrado por ley de 1932 e incluido en la Constitución de
1934, pero su aplicación efectiva se vio retrasada por las circunstancias políticas
que hicieron imposible la inscripción cívica.
La obtención del sufragio femenino se enmarca en la larga lucha que las
mujeres uruguayas desarrollaron en pro de la igualdad respecto del hombre, que
se continúa en nuestros días. Desde la fundación de la Alianza Uruguaya de
Mujeres, en 1919, el reconocimiento de los derechos políticos había sido una
reivindicación constante. Cuando en la década de 1930 se logró el voto, dirigen-
tes como Paulina Luisi sumaron a la práctica feminista la oposición a la dictadura
terrista y los avances del fascismo en el mundo. Otras intentaron formar un
Partido Demócrata Feminista, con muy escaso apoyo electoral.
Los resultados electorales mostraron una clara victoria del Partido Colorado.
Sobre un total de 636. 171 inscriptos, sufragaron 336.771 personas (57.22% de
abstención), 219.311 votos para el terismo, I14.506 parael nacionalismo herrerista,
6.487 para el "saravismo"' y 16.901 para la fórmula de la izquierda.
El "pleito familiar" se resolvió a favor de las candidaturas Baldomir-Charlone
con 121.259 sufragios contra 97.998 de Blanco Acevedo-Martínez Thedy. Entre
dos figuras "continuistas", una resultó más continuista que otra. Detrás de
Blanco Acevedo estuvieron las expectativas más oficialistasy conservadoras,
por lo que bastó que el triunfador se liberara mejor de las responsabilidades
pasadas (nada menos que Jefe de Policía de Montevideo en el momento de la

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represión más dura) y se desprendiera de los hombres más señalados como
representantes del régimen, para que mucha gente viera la forma de expresar la

oposición a través suyo.


Cabe señalar, como anécdota, que comentarios maliciosos de énocaa
líder habría cone
del baldomirismo a la adhesión que su
yeron el triunfo
del voto femenino, prendado de su figura, lo que en el fondo demostraho l
resistencia masculina a aceptar a la mujer como su igual en el plano politico
Ico.
El herrerismo, sin duda, sufrió un duro contraste, perdiendo fuerza en el
interior (solo ganó dos intendencias); es probable que haya sufrido un
trasiego de votos hacia las candidaturas coloradas, dado que se preveía su
derrota.
Respecto a las enmiendas constitucionales, fueron aprobadas a pesar de ser
contradictorias en lo que tiene que ver con las candidaturas a la presidencia
(una permitia varios candidatos bajo un mismo lema; la otra, uno solo porlema)
Luego de ser largamente debatidas por la Corte Electoral, el 16 de abril de 1941 se
resolvió dejarlas sin efecto.
El sector más reaccionario del terrismo, que había volcado su simpatía a
Blanco Acevedo, no quiso aceptar el triunfo de Baldomir y promovió el s0
de marzo un "motincito", según la prensa de ia época, que fue rápidamente
controlado por Terra, relevando a varias
figuras del ejército y la policia.
Este hecho reforzó aún más la
percepción de la oposición tradicionalisla
respecto a las posibilidades de una apertura democrática a través del nuevu
Presidente.
La necesidad de
establecer un "matiz diferencial entre el gobierno ae may
Baldomir" para el batllismo neto y el nacionalismo independiente, aunquei éste
Tue mucho más renuente, pronto se convirtió en una posibilidad cierta ac
blecer cambios fundamentales en el alineamiento za-
remos. político del pais, CO

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