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Los insectos son los maestros indiscutibles de la cripsis, adaptación que consiste en pasar
inadvertido a los sentidos de otros animales. Son extraordinarias las morfologías que imitan
objetos del entorno, como en los Phasmatodea (insecto palo e insecto hoja) y algunos
ortópteros y lepidópteros que se asemejan también a hojas. Muchos insectos imitan los
colores de su entorno (homocromía), lo que se acompaña con frecuencia de una
inmovilización refleja ante situaciones de peligro.
Importancia de los insectos para el ser humano[editar]
Insectos polinizadores[editar]
Artículo principal: Polinizador
Desde hace millones de años que las plantas con flor y los insectos han iniciado una
asociación sumamente estrecha que ha determinado un mecanismo de coevolución muy
singular. Las plantas, por su condición de organismos sésiles, necesitan que
sus gametos masculinos (los granos de polen) sean transportados de una planta a otra para
que pueda ocurrir la polinización y, por ende, la generación de nuevos descendientes. En
muchísimas especies de plantas (las que se denominan entomófilas, o "amantes de los
insectos") pertenecientes a muy diversas familias este transporte está a cargo de diversas
especies de insectos. La planta necesita atraer a los insectos a sus flores para que estos se
cubran de granos de polen, los que más tarde serán transportados a otras plantas. Para
atraerlos hacen uso de una cantidad de mecanismos, entre ellos la forma de la corola, el color
de los pétalos o tépalos y la fragancia de sus flores, si bien el más importante de todos ellos
es el alimento que pueden proveerles: el néctar, utilizado como "recompensa" por su función.
La extrema diversidad de tipos, colores y aromas de flores que pueden apreciarse en
las angiospermas se debe, justamente, a la necesidad de atraer diferentes especies de
insectos polinizadores. La función de polinización de los insectos se utiliza en agricultura ya
que permite la producción de muchos cultivos, entre ellos el girasol, muchas especies
hortícolas y frutales.
Además, muchas especies (tales como los áfidos) se alimentan de la savia de las plantas (un
perjuicio directo ya que extraen los nutrientes que deberían dirigirse a las hojas y frutos) y
también transmiten un sinnúmero de enfermedades, particularmente virosis que tienden a
deprimir aún más los rendimientos potenciales de los cultivos. Algunas de las plagas más
devastadoras han sido la filoxera (vid) y el escarabajo de la patata, sin olvidar las plagas
de langostas que periódicamente asuelan muchos países africanos21
Los insectos siempre han formado parte de la dieta humana, y actualmente se consumen en
muchas partes del mundo, principalmente en los trópicos, debido a que en esas regiones los
insectos son más abundantes y grandes.27En Europa se sabe que los romanos y los griegos
tenían costumbres entomofágicas, e incluso Aristóteles hace mención del uso culinario de
las cigarras. Se sabe que los romanos comían Lucanus cervus.28No obstante, hoy en
occidente la sola idea de comer insectos causa repugnancia, si bien la degustación de otros
artrópodos, como la langosta de mar, se considera un manjar. Sin embargo, en otras regiones
del globo los insectos sirven como alimento para algunos grupos humanos (costumbre
denominada entomofagia) y para algunos animales domésticos (peces, por ejemplo). Esas
regiones del mundo incluyen a África, Asia, Australia y América Latina.29
Algunos isópteros son ingeridos en Angola, ciertas especies de orugas en Camerún, una
especie de hormiga llamada coloquialmente hormiga culona (Atta laevigata) es asimismo
ingerida en el departamento de Santander (Colombia) y en Congo ciertas especies de insectos
son muy apreciadas por su alto contenido proteico, grasas, niacina y riboflavina.30
Musca domestica.
Desde tiempos inmemoriales los insectos y algunos productos extraídos de ellos se han usado
como medicinas en muchas culturas alrededor del mundo. El papiro Ebers, un tratado médico
egipcio datado del siglo XVI antes de Cristo contienen varios remedios obtenidos de insectos
y arañas. El gusano de seda ha sido usado en medicina tradicional china desde hace por lo
menos 3000 años; las larvas de las moscas de la carne (Calliphoridae) han sido apreciadas
desde hace siglos para la curación de heridas infectadas. Muchas especies se usan vivas,
cocidas, molidas, en infusión, pomadas y ungüentos, tanto en medicina preventiva como
curativa, así como en rituales mágico-religiosos destinados a mantener o mejorar la salud del
paciente.31
Lytta vesicatoria
31
Según Medeiros et. al. estos son algunos ejemplos del uso de insectos como medicinas:
Las hormigas son útiles para aliviar numerosas afecciones, como
el asma, bronquitis, ciática, cefalea, faringitis, tuberculosis escorbuto, gota, parálisis, reumatis
mo, lepra y verrugas. Las moscas comunes (Musca domestica) aplastadas se usan para
eliminar los forúnculos inmaduros y para tratar la calvicie. El aceite obtenido de
las larvas del coleóptero Melolontha vulgaris se ha usado tópicamente en rasguños y heridas y
como tratamiento para el reumatismo, y los adultos embebidos en vino se creen útiles para
tratar la anemia. Las cucarachas cocidas o molidas con aceite se han empleado en el
tratamiento de la epilepsia y el dolor de oído, las tijeretas para curar la otitis y las cigarras fritas
en las dolencias de la vejiga urinaria. La miel de Apis mellifera se usaba durante
las Cruzadas para tratar dolencias del estómago, de la piel y de los ojos. La chinche de
cama Cimex lectularius para tratar la obstrucción de las vías urinarias y la fiebre cuaternaria.
El coleóptero Lytta vesicatoria se ha usado tradicionalmente de forma tópica como vesicante y
para tratar la alopecia y, por vía oral, se ha prescrito como diurético y contra la incontinencia
urinaria; durante la Edad Media fue el afrodisíaco por excelencia por su acción sobre
el aparato urogenital que, entre otros efectos, produce priapismo (erección espontánea
del pene).
Se sabe que los insectos son especialmente hábiles en la síntesis de compuestos químicos
(feromonas, substancias repugnatorias, venenos, toxinas) y en secuestro de tóxicos de las
plantas que son luego acumulados, concentrados o transformados; además, dada su
enorme diversidad genética, cabe suponer que encierran valiosos compuestos
farmacológicamente activos; no obstante la investigación farmacológica moderna ha prestado
poca atención a este inagotable potencial.
Este número relativamente pequeño de especies nocivas resulta, sin embargo, de mucha
importancia económica cuando se considera su gran habilidad para adaptarse, la capacidad
de reproducirse rápidamente en muy corto tiempo y su gran poder de dispersión; factores
todos ellos que influyen para que los insectos desarrollen poblaciones enormes, que afectan a
la salud del hombre y compiten con él para arrebatarle lo que necesita y desea. A título de
ejemplo, se puede citar que una hembra de la mosca doméstica (Musca domestica), eficaz
diseminadora de gérmenes patógenos, en condiciones favorables y en el paso de solo tres
semanas ha completado su ciclo de huevo adulto y, en solo nueve generaciones (más o
menos seis meses), considerando que no haya mortalidad, sus descendientes dan lugar a la
fantástica cifra de 324 billones de individuos.[cita requerida] Asimismo, se ha estimado que la
descendencia de una pareja del picudo del algodonero (Anthonomus grandis) es
aproximadamente de 13 millones de seres en una estación, suficientes para destruir muchos
campos de ese cultivo.
Medios culturales[editar]
La lucha cultural incluye las prácticas rutinarias o esporádicas usadas consciente o
inconscientemente, que destruyen mecánicamente los insectos perjudiciales o evitan su daño.
Conociendo el agricultor las plagas y sus hábitos, puede destruir buen número de ellas, a
través de las prácticas que sigue para la preparación de su terreno. Muchos de los estados de
desarrollo de los insectos nocivos a los diversos cultivos se efectúan en el suelo; de esta
manera el agricultor, a medida que barbecha, rastrea, ara y cultiva su terreno, saca muchas
de esas delicadas especies a la superficie, dejándolas expuestas a la voracidad de los pájaros
y a la acción del sol o de otros agentes desfavorables para su desarrollo. Los riegos por
inundación son también efectivos contra los insectos que viven en el suelo.
Insecticidas[editar]
La lucha contra los insectos por medio de sustancias químicas (insecticidas) data, por lo
menos, desde el 1000 a. C., cuando ya se hablaba de usar el azufre como fumigante para
combatir las plagas. Los romanos llegaron a utilizar el veratro, planta de la familia de las
liliáceas, para destruir ratas o insectos. Hacia el año 900 d. C., los chinos usaban el arsénico
contra las plagas que dañaban sus jardines y fueron ellos quienes descubrieron las
propiedades tóxicas de las raíces de la leguminosa Derris elliptica (Roxb). Antes de 1800, los
persas descubrieron las propiedades tóxicas del piretro. Este insecticida de origen vegetal que
aún tiene mucha importancia, se prepara pulverizando o extrayendo el principio tóxico de las
flores de la planta Crysanthemum cinerariaefolium (Trev) de la familia de las compuestas.