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La teoría de la evolución y su aplicación al ser humano


1.1 Teoría de la evolución
En el siglo XVIII, Lamarck inauguró la idea de evolución, enfrentándose de plano al fijismo, al que contrapuso una
nueva teoría: el transformismo, que explica que unas especies se originan a partir de otras como fruto de
transformaciones anatómicas, pues, según Lamarck, la función crea al órgano. Entre 1831 y 1836, Charles Darwin, en
contra de la mentalidad fijista de la época, concluyó que procedían de una única especie común y presentaron juntos
su teoría.

El origen de las especies, obra publicada por Darwin en 1859, desató una fuerte polémica porque cuestionaba el
origen divino de la creación del mundo. En síntesis, la teoría de la evolución se basa en las siguientes afirmaciones:

• Todos los seres humanos tienen un origen común. Están emparentados entre sí porque descienden de la
primera forma de vida, de la que se generaron lentamente todas las demás.
• Las especies evolucionan. Las especies aparecen, se extinguen y cambian constantemente, pero nosotros no
podemos constatar los cambios que se producen a muy largo plazo.
• Gradualismo. El proceso de cambio es progresivo y no hay saltos repentinos y discontinuos de una especie a
otra.

Las mayores críticas hacia esta teoría llegaron en 1871 con la publicación de El Origen del hombre, aunque se
asumió sin problema dejando claro que las mujeres ostentan rasgos menos evolucionados que los varones.

1.1.1 Selección natural

Se trata del gran descubrimiento de Darwin y Wallace. Es el mecanismo que produce la evolución. En cada
generación nacen individuos con distintas características particulares. Esto proporciona una variedad genética.
Cada individuo lucha por sobrevivir.

La perspectiva que actualmente acepta la ciencia es la teoría sintética, también denominada


“neodarwinismo”. Actualiza las teorías de Darwin a la luz de los últimos avances genéticos. Relaciona los genes
con la selección natural; es el mecanismo que, al seleccionarlos, permite la evolución. Esta teoría surgió en la
década de 1940, cuando se unieron los trabajos de genética de Mendel a la teoría de la evolución de Darwin ya
que el desconocía qué mecanismo permitía la aparición de mutaciones.

1.2 Proceso evolutivo del ser humano: la hominización

La hominización es el proceso que permitió que la especie humana evolucionase desde sus primeros ancestros
hasta el Homo sapiens. Se trata de una prolongación en el tiempo. Comienza con la aparición de los primates,
cuando hace 65 millones de años algunos mamíferos evolucionaron dando lugar a los primates primitivos.

Los chimpancés son los antecesores más cercanos a los homínidos. La separación de ambas especies dio lugar a
los primeros Australopithecus, de los que surgirán posteriormente varias especies de Homo, de las que solo
sobrevive el homo sapiens.

a. Cambios anatómicos

El relato del origen del ser humano comienza con un simio que sufre modificaciones en su cuerpo:

• Bipedestación. La postura bípeda fue el primer cambio. Supuso el desarrollo de la columna vertebral,
que, al erguirse, permitió el desarrollo del cerebro y por tanto, la encefalización. Posibilitó que
estuviesen más erguidos y así viesen mejor a sus depredadores y se desplazasen más rápido con
menos esfuerzo.

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• Encefalización. El cerebro gana cada vez más volumen y más conexiones neurológicas. La fabricación
de utensilios y la complejidad creciente de la vida social son factores clave para este crecimiento. La
dieta también influyó en este cambio: al consumir carne, los homínidos dispusieron de energía
sobrante que permitió que el cerebro trabajase cada vez más y aumentase su tamaño.
• Acortamiento de la mano. La proporción de la palma y de los dedos se acortó. Sin embargo, el pulgar
se alargó, además de adoptar una posición opuesta a los dedos restantes. Al liberarse hicieron posible
una manipulación más fácil.

1. Descubrimiento del fuego. Hay quien sostiene que no inventamos el fuego, sino que aprendimos
a controlarlo. Alumbra y calienta, espanta a los depredadores, permite la cocción de alimentos y
proporciona un lugar de reunión.

2. Fabricación de herramientas. Permitió especializarse en distintas tareas. Utensilios de corte y


armas defensivas.

3. Agricultura y ganadería. Las actividades agrícolas y ganadera supusieron un cambio


revolucionario al asegurar que siempre habría alimento disponible.

4. Organización social. Aparición de un nuevo método social, donde existe una jerarquía y unas
normas sociales que respetar. Las consecuencias de este importante factor son:

- Comercio. Primeros intercambios y acuerdos.

- Guerra. Sentimiento de propiedad sobre los frutos del trabajo propio y la guerra para
defenderlos.

5. Historia. Nacen la política, la economía y la historia.

6. Pensamiento y lenguaje. La diferencia más grande está en nuestro lenguaje articulado. El


lenguaje humano se caracteriza por ser simbólico, lo que significa que elabora y emplea signos
conversacionales.

b. Cambios fisiológicos

• Liberación de las manos. Las manos quedaron libres al no necesitar los brazos para desplazarnos. De
esta forma, las manos se convirtieron en la “herramienta”. Nació la técnica. La oposición del pulgar
hizo posible la pinza de precisión. Hay una relación recíproca entre la mano y el cerebro. La fabricación
de herramientas implicó la realización de tareas cada vez más complejas, lo que promovió la
encefalización.
• Plasticidad biológica. Nuestro cuerpo no está especializado para ninguna función y es muy vulnerable.
Para el ser humano la supervivencia no depende de su cuerpo, sino de su cultura.
• Particularidades de la reproducción. Su capacidad reproductiva es activa en cualquier época del año-
Además, se distingue del resto de los animales por la erotización y la personificación del sexo.

c. Cambios sociales

• Intensificación de la vida social. La cooperación entre los miembros del grupo se hace necesaria para
organizar estrategias y fabricar herramientas de caza.
• Lenguaje. Como resultado de la complejidad creciente de la vida social, se hace imprescindible una
forma de comunicación eficaz. Existe una estrecha relación entre la maduración cerebral y la
capacidad lingüística. Sin embargo, hasta el día de hoy no podemos precisar cuál de las dos apareció
antes.
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1.3 Proceso evolutivo del ser humano. La humanización

La humanización es el proceso que nos conduce de homínidos con cuerpo antropomorfo o de forma humana a
seres humanos. El proceso de humanización se centra en los cambios que experimenta la conducta. Esta deja de ser
instintiva e imitativa para centrarse en el aprendizaje y en la transmisión de información. El resultado final es la
aparición de la cultura.

2. La dialéctica naturaleza – cultura


Somos un producto de la biología y de la cultura: ambas son necesarias y se determinan mutuamente.

2.1 La cultura

El término cultura proviene del latín colere, palabra que hace referencia al cultivo de la tierra, y la palabra
naturaleza nos conduce al verbo nascere, que en latín significa `nacer´.

El comportamiento del animal está programado en su código genético, es algo congénito. Por este motivo, se
dice que el animal vive en un mundo cerrado. A este se contrapone el mundo abierto del ser humano, que debe ser
creado, cultivado.

Los seres humanos debemos inventar estrategias o moriremos desvalidos.

En 1871, el antropólogo E.B. Taylor definió la cultura como un conjunto complejo que incluye conocimientos,
creencias, arte, moral, derecho, costumbres y otras capacidades o hábitos adquiridos por el ser humano como
miembro de la sociedad.

2.2 El proceso de socialización

Se trata del proceso mediante el cual se desarrollan nuestras capacidades neuronales. Estas capacidades nos
permiten adaptarnos a la comunidad y así poder vivir en sociedad, pero solo somos humanos si vivimos dentro de
una comunidad que nos entrena para serlo. Las características de la socialización son las siguientes:

1. Aprendizaje de patrones culturales. Los valores y las conductas aceptables en un determinado grupo social
son algunos de los modelos culturales que el individuo debe aprender para formar parte de la sociedad.

2. Interiorización. Todo lo que ha aprendido el niño cuando es pequeño queda interiorizado.

3. Estabilidad psicológica. Al adoptar los patrones externos que se le imponen, el individuo puede
relacionarse con los demás y entender su mundo. Esto le proporciona una estabilidad mental, fruto de la
integración en la cultura que le rodea. Sin embargo, conviene no olvidar que somos responsables de nuestra
propia identidad: podemos elegir lo que nos gusta y cómo queremos ser, al margen de los valores dominantes.

La socialización es un proceso que dura toda la vida, pero es determinante en la niñez. El ser humano realiza los
aprendizajes más importantes en un contexto familiar y emocional. A medida que va creciendo, le permite ampliar
sus conocimientos y revisar las pautas de conducta asumidas anteriormente de forma involuntaria.

El proceso de socialización se lleva a cabo en grupos o agentes de socialización que transmiten actividades y
valores. Sucede en la escuela, los medios de comunicación de masas y el lenguaje. Este proceso se inicia en la
familia, copiando los roles de los adultos interiorizándolos inconscientemente.

4. La reflexión sobre el cuerpo en la historia de la filosofía

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La antropología filosófica es una rama de la filosofía que intenta explicar qué es el ser humano y estudia los
aspectos clave que nos caracterizan y nos permiten diferenciarnos de otros seres.

El concepto de cuerpo forma parte esencial de esta investigación. Tradicionalmente, el alma, o principio vital que
anima el cuerpo, parece encerrar la verdadera esencia del ser humano. Un dualismo que ha marcado la historia del
pensamiento desde Platón hasta la Edad Media, y que posteriormente volverá a aflorar con el mecanicismo de
Descartes, quien entiende al ser humano como una máquina dotada de vida y pensamiento.

De Platón a Tomás de Aquino se entiende al ser humano como un ser compuesto por dos realidades:

• El soplo divino del alma. Incorpórea e imortal. Salvo para Aristóteles y las filosofías helenísticas, se
considera que es opuesto al cuerpo.
• Cuerpo material. Está o debe estar subordinado al alma.

4.1 El dualismo platónico

Para Platón el cuerpo es algo impuesto al ser humano, quien se identifica solo con su alma. El cuerpo es una
cárcel y una tumba que dificulta su proceso de conocimiento y el ascenso hacia el bien. En la obra Fedro nos describe
esta relación cuerpo-alma haciendo una alegoría con el mito del carro alado.

El mito del carro alado relata cómo un auriga guía a una pareja de caballos alados: uno, blanco, hermoso y
bueno; otro, negro, feo y malo. Por ese motivo, la conducción resulta difícil.
Cuando el auriga es poderoso, el carro vuela por las alturas, pero, si los caballos pierden las alas, el carro es
arrastrado hacia abajo, hacia la tierra. Cuando el alma cae a tierra, queda encerrada en un cuerpo. Solo recuperando
la fuerza de las alas se podrá elevar de nuevo hacia el lugar donde habitan los dioses, en el que todo es bello, sabio y
bueno.

El alma (psyché) es la fuente del conocimiento verdadero, gracias al recuerdo de los modelos o arquetipos de las
cosas sensibles que había contemplado en el mundo de las Ideas antes de su caída en la tierra. Esta teoría,
denominada «teoría de la reminiscencia», exige no tanto la inmortalidad del alma, sino su preexistencia. El alma
existe antes del cuerpo.

4.2 El hilemorfismo aristotélico

Frente a la valoración negativa Aristóteles inicia la explicación del ser humano a partir de sus estudios de física. El
ser humano es también su cuerpo, que es un aspecto positivo e inseparable.
Alma y cuerpo son elementos indisolubles tanto en los seres humanos como en el resto de los seres vivos. Todos
somos seres materiales con una forma o esencia propia que nos caracteriza. Así, el alma es un principio de vida.

Por ello, distingue tres tipos de alma: el alma vegetativa, la sensitiva o animal y la racional o humana.
Todo conocimiento humano comienza a partir de los sentidos. Por tanto, podemos comprender y manipular el
mundo que nos rodea porque nuestro cuerpo nos lo permite.

4.3. La teología medieval

Se erige un sistema de pensamiento teocéntrico. Se introduce la creencia fundamental en un Dios personal,


salvador y resucitado. El ser humano es considerado como un ser crea do por Dios y subordinado a él. De ahí nacerá
la dignidad humana, pero es una dignidad subsidiaria.

En un primer momento se retomaron aspectos procedentes del platonismo, que apuntaban a la supremacía del
alma sobre el cuerpo y a la exigencia ética de que el cuerpo sea dominado por ella. Pero, en un segundo momento,
la escolástica defendió la interpretación de Aristóteles, según la cual somos una única sustancia indivisible, no dos

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realidades separadas. En consecuencia, si el ser humano peca, no se debe a que los instintos de su cuerpo le
traicionen.

5. La reflexión filosófica sobre el ser humano a lo largo de la historia

5.1 El ser humano en la antigüedad

Una constante en todos los periodos de la filosofía griega fue la idea de un ser humano que se diferencia del
resto de los animales por su condición racional, es decir, por su logos. Al mismo tiempo, destaca su carácter social a
través del lenguaje. Emerge, además, una perspectiva que intenta estudiar al ser humano desde la investigación
científica, analizándolo como un objeto más dentro de la realidad total de la naturaleza.

La tradición judeocristiana explica al ser humano como una creación de Dios. El ser humano está subordinado a
la divinidad, pues Dios nos ha creado a su imagen y semejanza. Pero al mismo tiempo establece una relación
personal con la trascendencia. Esta idea, unida a la tradición oriental, generará el marco de referencia del
pensamiento de la Edad Media.

5.2. El ser humano en el Renacimiento

El Renacimiento es la expresión cultural de una serie de profundos cambios económicos. Supone una grandiosa
revolución cultural. Como consecuencia de todas estas transformaciones, se produce una especie de
«ensanchamiento» en todos los aspectos de la vida de los individuos.

El individuo comienza a erigirse plenamente como único dueño de sí mismo. Frente a los códigos morales
supuestamente establecidos por Dios, nace la conciencia de que son los propios individuos los que deben crear sus
propios códigos éticos. El principio de libre y personal interpretación de la Biblia, defendido por la Reforma de
Lutero.

En la mentalidad renacentista se manifiesta una rotunda unanimidad en defensa de la dignidad propia del ser
humano. Se debe a su producción intelectual, técnica y artística. Se abre una visión optimista, abierta y entusiasta
del ser humano.

5.3 El ser humano en la filosofía moderna

En el siglo XVII surge la filosofía moderna. Se resume en dos cuestiones: ¿Cómo podemos estar seguros de
nuestras creencias? ¿cómo podemos llegar a un conocimiento absolutamente verdadero o cierto?

• Descartes. En 1637 Descartes publica Discurso del método. Es una autobiografía intelectual que tiene como
objetivo determinar un método para determinar la validez de nuestras ideas, creencias y opiniones.

Descartes llega a una verdad acerca de la cual no sabe dudar: “pienso”. De esta intuición, que se le presenta
de modo claro y distinto, deduce la propia existencia: cogito, ergo sum (`pienso, luego existo´). Ese yo es res
cogitans (sustancia pensante).

El ser humano se define por un proceso de introspección intelectual. Aunque podamos fingir que no
tenemos cuerpo, no podemos fingir que no pensamos. También reconocemos en nosotros res extensa, en
definitiva, cuerpo. Al igual que el resto de la materia, se mueve mecánicamente.

• Hume. La obra Tratado de la naturaleza humana, asienta una visión definitivamente antropocéntrica. Hume
usará el método introspectivo, es decir, el análisis en primera persona, pero sobre todo intentará “aplicar el
método experimental de razonamientos a los asuntos morales”.

- Tras un examen crítico de los conceptos de sustancia y de identidad personal, no hay razones para
defender la existencia de ese elemento sustancial, simple, indivisible, eterno e inmortal con el que,
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desde la tradición platónica, se intentaba definir al ser humano y, supuestamente, explicar la diferencia
entre este y el resto de los animales.

- El ser humano se explica a partir del estudio de sus operaciones mentales y de sus realizaciones
prácticas, sociales y estéticas. No cabe duda de que existe una naturaleza humana. Para darse cuenta,
basta con observar la uniformidad que se aprecia en las costumbres y en las acciones de los individuos.
Hume sitúa al ser humano como un ser más dentro del conjunto de la naturaleza y rompe la visión
dualista para proponer una visión en la que el ser humano es una realidad natural, alejada de cualquier
atisbo de divinidad.

- En cuanto a la razón, Hume piensa que no se puede considerar dueña o guía de las pasiones, como en la
tradición platónica y racionalista. La función de la razón consiste en descubrir los fines que nos resultan
apetecibles y los medios para alcanzarlos. La razón no es el motor de la acción, sino el motor de la pasión
y el deseo. La razón “tan solo es y debe ser esclava de las pasiones”.

En conclusión, las claves del ser humano están en su condición no esencialmente racional, sino
sentimental y afectiva, junto con su carácter básicamente social.

• Kant. El análisis kantiano del ser humano recupera su tradicional carácter eminentemente racional.
Condición intrínsecamente natural. Después de haber reconocido en la obra crítica de la razón pura que es
imposible demostrar las ideas de Dios, mundo y alma, a partir de esos conceptos en el ámbito de la ética,
como postulados de la razón práctica.

El carácter fundamentalmente racional de la propia condición de los seres humanos no se obliga a actuar no
solo por los impulsos de la naturaleza, sino también por los dictados del deber moral. Este aspecto racional
supone reconocer la igual dignidad de todos los seres humanos, aunque en la práctica la reserva los varones.

5.4 El ser humano en la filosofía del siglo XIX

En el siglo XIX, se promueve una segunda revolución intelectual respecto a la concepción del ser humano. Se van
a analizar tres perspectivas:

A. El ser humano desde la perspectiva biológica. Darwin

Desde este punto de vista, se rompen dos principios básicos de la explicación transcendental lista o religiosa:

• La especie humana es fruto de la evolución de especies animales anteriores


• No cabe la creencia en la separación radical entre los seres humanos y el resto de los seres animales

B. El ser humano desde la perspectiva sociológica. Marx

Marx parte de la indefensión natural del hombre, que necesita vivir en común para transformar la naturaleza
a través del trabajo y así asegurar la supervivencia. El trabajo es el factor constitutivo de la sociedad y de la
naturaleza humana.

El modelo europeo de las sociedades técnicamente desarrolladas del siglo XIX vive bajo el modelo de
producción capitalista.

La alienación es un proceso por el cual un individuo o una colectividad transforma en su modo de ser propio
y característico por otro que es ajeno, extraño e incluso contrario al que se podría esperar. Hay tres tipos de
alienación: religiosa, política y económica. Por ellos los seres humanos se convierten en esclavos de
determinadas creencias, de las leyes y del trabajo, respectivamente.
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Los seres humanos dentro de este sistema capitalista acaban convirtiéndose en meras mercancías de
mercado, quedando cosificada su propia naturaleza y sus relaciones con los demás. La desigualdad social tiene su
expresión en el abismo creciente entre la mayor riqueza de la burguesía y la mayor pobreza del proletariado.
Estas contradicciones internas, según Marx, provocarán cíclicos procesos de crisis.

Nuestra identidad personal está determinada, por tanto, por las creencias sociales, generadas a partir de las
condiciones concretas de nuestras relaciones económicas. en conclusión, nuestra conciencia individual es
consecuencia “de las condiciones materiales de la existencia”.

C. El ser humano desde la perspectiva psicológica: el superhombre de Nietzsche y el psicoanálisis de Freud

Nietzsche rompe de forma drástica con las posiciones teóricas y las implicaciones prácticas sobre el ser
humano de la tradición filosófica anterior y sobre Dios y El Mundo. Su punto de partida supone reconocer la
inexistencia de una realidad objetiva: “no existen hechos, solo interpretaciones”. El Mundo se entiende desde
una perspectiva antropocéntrica. Solo trayendo de nuevo a la escena filosófica la idea de hombre como “ser
intermedio”, con un sentido absolutamente terrenal.

Nietzsche propone una nueva forma de entender al hombre que resulta de la muerte de Dios: el
superhombre, y describe con tres imágenes el proceso que lleva hasta él:

• El camello. Es la persona que está agobiada por el peso del cumplimiento de los deberes y las normas que
se le imponen.
• El León. La persona que se rebela contra las normas impuestas, contra la autoridad pero que no es capaz
de dar una forma concreta a esa libertad.
• El niño. Es la figura que representa esta nueva forma de entender al hombre que es el superhombre.
Nietzsche asocia una actividad completamente libre y creativa a la imagen del niño, que crea formas de
vivir sin quedarse con ninguna de forma fija, porque todas son válidas en la medida en que el las crea con
total libertad y ninguna es válida de forma absoluta.

Sigmund Freud intentó dar un estatus científico al concepto del inconsciente. Su concepción de la mente,
dividida en capas (inconsciente, preconsciente y consciente) es revolucionaria. El ámbito de la conciencia es solo
la punta del iceberg de nuestra vida mental. Nuestra vida, nuestros actos y nuestras decisiones están marcados
por nuestras pulsiones sexuales, por nuestros deseos reprimidos o por nuestras experiencias infantiles, además
de por nuestros acontecimientos de los que no somos en absoluto conscientes. Solo a través de las técnicas
terapéuticas del psicoanálisis, que analiza nuestro lapsus y nuestros sueños, podemos descubrir las claves
fundamentales de nuestra conducta y nuestra personalidad.

6. Las claves sobre el sentido de la existencia humana

Aún hoy nos inquietan las antiquísimas preocupaciones del ser humano, previa hasta el conocimiento científico,
como la muerte, el sentido de la vida o la libertad.

La filosofía existencialista, gestado durante el horror que vivió Europa con las dos guerras mundiales, intentó
responder a esta cuestión con las alternativas que veremos a continuación.

6.1 La vida carece de sentido

El existencialismo nihilista, representado sobre todo por Albert Camus y Jean Paul Sartre, afirma que la vida es
algo absurdo, sin sentido.

• Camus utiliza el mito de Sísifo. La vida es una secuencia de proyectos que se frustran con la muerte.
• Sartre indica que el hombre es un ser arrojado al mundo. Él da valor a las cosas, pero su valor es gratuito. Los
seres humanos carecen de sentido. La vida es absurda, y el ser humano, una pasión inútil.
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6.2 La vida tiene sentido

Entre las muchas corrientes de pensamiento que tratan de dar un sentido a la vida, distinguimos dos grandes
grupos: los que dan un sentido trascendente y los que le atribuyen un sentido inmanente.

A. Sentido trascendente de la vida

La religión entiende la existencia de modo trascendente. El filósofo Emmanuel Mounier, exponente del
personalismo cristiano, dice que la persona es la suma de vocación, encarnación y comunión. La vocación puede
descubrirse a través de la meditación, buscando a partir de lo que es y de las circunstancias que le han tocado
vivir. No se trata de huir de la vida, sino de transfigurarla. La encarnación se produce cuando la persona se
compromete con alguna obra y está en comunión con los demás, renunciando a ella misma.

B. El sentido inmanente de la vida

Bajo esta perspectiva pueden incluirse corrientes evolucionistas, ecologistas y vitalistas o los humanismos
marxistas. En ella se parte del hecho de que el ser humano es fruto de la evolución y que nada hay trascendente
más allá de la vida sobre la tierra.

• El humanismo marxista. Denuncia la situación de opresión y explotación de una parte de la humanidad la


clase trabajadora) a manos de otra (los capitalistas). El humanismo marxista deja abierta la puerta a la
esperanza: la lucha solidaria humana será capaz de hacer, a través de la revolución, una sociedad sin
clases, al no existir propiedad de los medios de producción.

• La crítica demoledora de Nietzsche a la cultura occidental. Nietzsche defiende un sentido radicalmente


inmanente de la vida. Considera que la religiosidad occidental ha denigrado la vida y el cuerpo y ha
ensalzado la muerte y la culpa. Elogia al cuerpo, la salud, la fuerza, los placeres, las naturalezas fuertes
frente a las sabidurías enclenques, y las minorías aristocráticas frente a las multitudes.

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