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En nuestro artículo anterior hablamos de la oración como testimonio de fe, esta vez
destacamos la importancia de la oración litúrgica. Recordemos que, a luz del Concilio
Vaticano II, la liturgia es concebida como el "ejercicio del sacerdocio de Jesucristo...
Acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y el mismo grado, no la
iguala ninguna otra acción de la Iglesia" (SC, 7). Aunque, como dice el mismo Concilio,
"La sagrada liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia" (SC, 9); sin embargo, "la
liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente
de donde mana toda su fuerza" (SC, 10). Por otra parte, aunque "la participación en la
sagrada liturgia no abarca toda la vida espiritual" (SC, 12), no por ello deja de ser esencial
en la vida cristiana. El cristiano está llamado a una vida intensa de oración, personal y
comunitaria. Es fundamental para el cristiano nutrir su oración personal con la oración
litúrgica.
La oración litúrgica es oración de todo el pueblo de Dios, con la que se expresa la Iglesia
como sacramento de unidad; es ejercicio sacerdotal de Cristo en su Cuerpo Místico. La
oración litúrgica tiene un poderoso poder de impetración pues ella es expresión no sólo de
la voz de la Iglesia sino de la voz de Cristo, las súplicas se hacen "por nuestro Señor
Jesucristo", por tal razón las plegarias poseen una singular eficacia (Cf., OGLH, 17).
LA PLEGARIA EUCARÍSTICA.
Esta hermosa plegaria es la oración central de la Misa, que el sacerdote que preside la
proclama en nombre de toda la comunidad. Cuando el sacerdote reza la Plegaria
Eucarística, no sólo Cristo se hace presente de nuevo en su cuerpo y sangre, alma y
divinidad, bajo las formas de pan y vino, sino también la acción salvadora de Cristo.
pasión, muerte y resurrección y quien la ofrece al Padre es el propio Cristo, en la persona
del sacerdote y de todos los presentes.
Conclusión. La Iglesia nos enseña que en la Santa Misa, durante la Plegaria Eucarística, se
hace presente Cristo, no sólo en su Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad bajo las especies
consagradas del pan y el vino, sino también en su acción salvadora, su pasión, muerte y
resurrección, que el mismo Cristo ofrece al Padre en la persona del sacerdote y de todos los
presentes.
Letanías
Los orígenes de las letanías se remontan a los primeros siglos de la cristiandad. Las letanías
eran súplicas dialogadas entre los sacerdotes y los fieles, y se rezaban sobre todo en las
procesiones. Aunque al principio eran dirigidas sólo a Dios (en súplicas) se añadieron con
el tiempo invocaciones a santos y sobre todo a la Virgen María (en intercesiones) usadas a
partir del siglo vii.
Letanía es una palabra griega que significa oración, especialmente oración hecha en común,
significa también procesión, porque esta manera de orar se usa en las procesiones. El uso de
las Letanías es antiquísimo, se remonta a los primeros siglos de la Iglesia. La más antigua
es la Letanía de los santos, pero hay otras también aprobadas por la Santa Iglesia.
Letanías diaconales. Son oraciones recitadas por el diácono y forman parte de la liturgia de
la Palabra o primera parte de la Misa. Son, incluso, la conclusión de esta primera parte. El
diácono pronuncia una invocación o enuncia una intención y el pueblo responde con una
aclamación (v.) que de ordinario suele ser Kyrie eleison o Amén (v.), aunque existen
numerosos tipos de respuestas. Al fin de esta l., el pontífice o el sacerdote celebrante
pronuncia una oración que resume todas las intenciones expuestas y las ofrece a Dios. De
ahí el nombre de collecta dado a esta oración en los ritos latinos.
La letanía es una forma de oración cristiana que consiste en una serie de peticiones
cantadas o dicho por un diácono, sacerdote, o cantor, a la que la congregación se repite una
respuesta fija. La forma se originó en Antioquía en el siglo cuarto y se extendió desde allí a
través de las iglesias del Este y luego hacia el Oeste.
Se ha mantenido más importante en el Oriente, donde letanías dirigida por un diácono son
la principal forma de participación de la congregación en la Liturgia. En Occidente, las
letanías de los santos es la letanía litúrgica sólo para los católicos romanos, el Libro de
Oración Común contiene una letanía de que las iglesias anglicanas. letanías Nonliturgical
incluyen la Letanía de Loreto (o de la Santísima Virgen María).
Los SIGNO
Dimensión significativa de la liturgia
Liturgia es:
Un diálogo entre Dios y su Pueblo: Dios anuncia y ofrece al hombre su salvación, a la vez
que le invita a aceptarla; el hombre por su parte, escucha ese mensaje y responde
afirmativamente a la oferta salvífica que se le propone.
Acción Dios actúa y el hombre se compromete. Esta acción divina y el correlativo
compromiso humano, se realizan sobre todo en los sacramentos.