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Objetivo: procurar una adecuada educación litúrgica para todos los miembros del pueblo de
Dios, se concreta a través de distintos recursos y metodologías todas importantes y necesarias.
Módulo 1 Módulo 2
Definición de Liturgia Los colores Litúrgicos
Parte de la Misa El año Litúrgico
Los gestos Litúrgicos La Monición
Elementos naturales de la Los libros Litúrgicos
Liturgia
El Altar Manejo del Leccionario
Los Vasos Sagrados La participación de los
Laicos en la Liturgia.
MÓDULO 1
Definición de Liturgia.
Otra definición más formal sería ésta: liturgia es el conjunto de signos y símbolos con los que la
Iglesia rinde culto a Dios y se santifica. Todas las acciones litúrgicas: oración, sacramentos están
dirigidas, por tanto, a dar culto a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo, y a
la santificación de cada uno de los fieles que forman esta Iglesia de Cristo.
En palabras del papa Pío XII en su encíclica “Mediator Dei”: “La liturgia no es solamente la
parte exterior y sensible del culto, ni mucho menos el aparato de ceremonias o conjunto de leyes
y reglas..., es el ejercicio del oficio sacerdotal de Cristo”.
En cada acción litúrgica que realizamos (participación en una misa, en cualquier sacramento, en
la Liturgia de las Horas) Dios nos hace participes de su salvación.
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
7. Para realizar una obra tan grande, Cristo esta siempre presente a su Iglesia, sobre todo en la
acción Litúrgica. Está presente en el Sacrificio de la Misa, sea en la persona de ministro, >>el
que ahora se ofrece por el ministerio de los sacerdotes es el mismo que entonces se ofreció a sí
mismo en la cruz<<, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza
en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente
en su Palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Está
presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta Salmos, el mismo que prometió: Donde
están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt. 18, 20).
Parte de la Misa.
Es muy importante conocer las partes de la Misa para vivirla como Dios quiere. Las indicaciones
que siguen corresponden a la Ordenación del Misal Romano. Las letras indican la posición que
deben asumir los fieles (P: parados; S: sentados; R: arrodillados) (tomado de la página de catholic.net)
1. RITOS INICIALES
Entrada (P): Mientras entra el sacerdote comienza el canto de entrada. El fin de este canto es
abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la
contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta.
Saludo al altar y pueblo congregado(P): Cuando llega, el sacerdote besa el altar. Terminando
el canto de entrada, el sacerdote y la asamblea hacen la señal de la cruz. A continuación, el
sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor.
Terminado el saludo, el sacerdote o el monitor puede hacer a los fieles una brevísima
introducción sobre la misa del día.
Después el sacerdote invita al Acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su
confesión general termina con la conclusión del sacerdote.
Señor, ten piedad (P): Después del acto penitencial, se empieza el “Señor, ten piedad”, a no
ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Si no se canta el “Señor, ten
piedad”, al menos se recita.
Gloria (P): Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el
Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al
menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente, se canta los domingos y fiestas
importantes.
Oración colecta (P): El Sacerdote invita al pueblo a orar; y todos, a una con el Sacerdote,
permanecen un rato en silencio. Luego, el Sacerdote lee la oración que expresa la índole de la
celebración; el pueblo la hace suya diciendo amen.
2. LITURGIA DE LA PALABRA
La Eucaristía es sacramento de toda la vida de Jesús. Mediante las Lecturas bíblicas nos
acercamos a ella:
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La primera lectura. (S): Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de
las cosas que hizo Jesús.
Salmo Responsorial. (S): Formando parte de la misma Liturgia de la Palabra tenemos los
Cantos interleccionales.
Después de la 1º Lectura, sigue un Salmo Responsorial, que se toma del Leccionario. El salmista
o cantor del salmo, desde el ambón o desde otro sitio oportuno, proclama las estrofas del salmo,
mientras toda asamblea escucha è y además participa con su respuesta.
La segunda lectura. (S): Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles
o de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para
conocer cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de
Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda
a entender muchas tradiciones de la Iglesia, se lee en los domingos y fiestas importantes.
Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la
Resurrección u otro canto según las exigencias del tiempo litúrgico.
El Evangelio. (P): Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al ciclo litúrgico y
narra una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer
cómo era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la
hace el sacerdote o el diácono.
Homilía (S): Conviene que sea una explicación de las Lecturas, o de otro texto del Ordinario,
o del Propio de la Misa del día, teniendo siempre el misterio que se celebra y las particulares
necesidades de los oyentes.
Oración universal (P): En la oración universal u oración de los fieles, el Pueblo, ejercitando su
oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres (Papa, Iglesia, Estado, necesidades…). La
asamblea expresa su súplica o con una invocación común, que se pronuncia después de cada
intención, o con una oración en silencio.
3. LITURGIA EUCARÍSTICA
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b) Santo(P): con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
c) Epíclesis (R): con ella la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder
divino para que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se
conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir
en la comunión sea para salvación de quienes la reciban.
d) Narración de la institución y consagración (R): en ella, con las palabras y gestos de Cristo,
se realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Es el momento más solemne de
la Misa; en él ocurre el misterio de la transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre
de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros para que podamos estar muy cerca de Él. Es un
misterio de amor maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción.
Debemos aprovechar ese momento para adorar a Dios en la Eucaristía
e) Anamnesis (R): con ella la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles,
recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
f) Oblación(P): la asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.
g) Intercesiones (P): con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.
h) Doxología final (P): en ella se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con
el amen del pueblo.
Rito de la comunión
Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor,
su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento
espiritual. Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro
de nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor
a) La oración dominical (P): se pide el pan de cada día, con lo que también se alude, para los
cristianos, el pan eucarístico, y se implora el perdón de los pecados. El embolismo, que desarrolla
la última petición, pide para todos los fieles la liberación del poder del mal.
b) El rito de la paz (P): con que los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda
la familia humana y se expresan mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
c) El gesto de la fracción del pan (P): realizado por Cristo en la última Cena, en los tiempos
apostólicos fue él sirvió para denominar la integra acción eucarística. Significa que nosotros, que
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
somos muchos, en la comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo
cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmisión o mezcla (P): el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz
[originariamente era un trozo del pan consagrado en otra comunidad el domingo anterior: signo
de comunión entre las diversas comunidades cristianas]
e) Mientras se hace la fracción del pan y la Inmisión, los cantores o un cantor cantan el
Cordero de Dios: Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para acompañar
la fracción del pan. La última vez se acompañará con las palabras danos la paz.
h) Es muy de desear que los fieles participen del Cuerpo del Señor con pan consagrado en esa
misma Misa. Comulgar es la mejor forma de participar del sacrificio que se celebra.
i) Comunión: Mientras el Sacerdote y los fieles reciben el Sacramento tiene lugar el canto de
comunión, canto que debe expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes
comulgan, demostrar, al mismo tiempo, la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión
de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo. Si no hay canto, se reza la antífona
propuesta por la Misal.
Oración Post Comunión (P): En la oración después de la comunión, el Sacerdote ruega para
que se obtengan los frutos del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la
aclamación “Amén.”
El rito final consta de saludo y bendición Sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la
asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
No podemos vivir sin gestos y actitudes corporales. Ellos expresan, provocan o dan realce a lo
que pensamos y sentimos: el abrazo, el beso, el apretón de manos, las lágrimas, el silencio, y
todos estos gestos surgen "naturalmente", al compás de nuestros pensamientos y emociones.
La Iglesia insiste en la necesidad de renovar, actualizar, "entroncar" los gestos con cada cultura,
para que las palabras y gestos sean más "significativos" para la mentalidad del hombre moderno
e incluso para cada región y comunidad. La liturgia consta de una parte inmutable por ser de
institución divina (la fórmula de la consagración, por ejemplo), y de otras partes sujetas a cambio,
que pueden y aún, deben ir cambiando, como lo ilustra la historia de la Iglesia.
"Por esta razón, los textos y los ritos se han de ordenar de manera que expresen con mayor
claridad las cosas santas que significan y, en lo posible, el pueblo cristiano pueda comprender
fácilmente y participar en ellas por medio de una celebración plena, activa y comunitaria" (SC
21).
Este deseo de la Iglesia es por demás coherente: la repetición constante de los ritos, realizados
generalmente sin conocer su significado, produce un inevitable desgaste y llegan a "no decir
nada". La liturgia no es un teatro. La tarea de renovación litúrgica exige reflexión, creatividad y
participación. Mientras tanto es necesario conocer el significado de los gestos y ejecutarlos con
espontaneidad y convicción, haciendo de ellos auténtica expresión de nuestros sentimientos
religiosos.
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MANOS QUE DAN Y RECIBEN LA PAZ: Las manos extendidas, abiertas y acogedoras
simbolizan la actitud de un corazón pacífico y fraternal, que quiere comunicar algo personal y
está dispuesto a acoger lo que se le ofrece. Cuando unas manos abiertas salen al encuentro de
otras en idéntica actitud, se percibe el sentimiento profundo de un hermano que sale al encuentro
de otro hermano, para ratificar, comunicar o restablecer la paz.
MANOS QUE RECIBEN EL CUERPO DEL SEÑOR: Las manos dispuestas para recibir
la Santa Comunión han de ser signo de humildad, de pobreza, de espera, de disponibilidad y de
confianza. También son signo de veneración, de respeto y de acogida, pues el Pan eucarístico no
se coge, sino que se acoge, se recibe.
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predicar. Cuando uno eleva los ojos hacia arriba está indicando petición a Dios o desagravio por
los pecados propios y de la humanidad.
LOS BESOS: El sacerdote da un beso al altar al comenzar y al terminar la santa misa; es Cristo
quien recibe ese ósculo. Los fieles se dan el beso en el momento de la paz. Son señales de afecto,
de gratitud, de adhesión, de veneración y de reconciliación. Besamos las reliquias, el crucifijo, la
mano del sacerdote que bendice y perdona. Cada uno de estos ósculos imprime un sello religioso
especial en las personas o cosas que los reciben. En muchas partes no es oportuno el beso de la
paz, por motivos culturales; entonces se prefiere el apretón de manos.
GOLPES DE PECHO CON LA MANO: Es una de las señales más expresivas de dolor y
contrición de corazón, en un pecador. Se hace en la confesión, al momento de decir el acto de
contrición. Lo hacemos en el momento del “Yo confieso” de la santa misa. Así, con ese gesto
humilde, aplacamos y agradamos mejor a Dios y expresamos más sentidamente nuestra
compunción ante los demás hermanos. Los golpes deben ser hechos con suavidad.
CANTAR: El que canta ora dos veces, decía San Agustín. El canto es el afecto del corazón
hecho música.
a) El Templo
El templo está consagrado para el culto a Dios. Es verdad que Dios está presente en
todas partes, pero quiere tener un lugar visible de su presencia en este mundo. Y esto es
el templo, la casa de Dios, que más comúnmente llamamos “iglesia”. Por eso, siempre
que vemos una iglesia, nos acordamos de que Dios está presente en el mundo y hacemos
la señal de la cruz. El templo o iglesia es también la casa del pueblo de Dios, reunido para
escuchar la Palabra de Dios, para rezar, para fraternizar como hijos de Dios.
Durante siglos se han ido construyendo diversos tipos de templos dedicados a Dios:
Basílica: las basílicas mayores son siete y están en Roma; las menores, por todo
el mundo, y ha sido el Papa quien ha querido honrarlas con ese título.
Catedral: donde tiene la sede o cátedra el obispo.
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Las capillas laterales: son como otras tantas pequeñas iglesias dentro de la
principal. Responden al deseo de dar culto a santos locales y universales de mayor
devoción.
Torres y campanarios: que indican la presencia de Dios en ese lugar. Las flechas
de los campanarios rematan, las más de las veces, con una cruz, una veleta o un
gallo. La cruz proclama el signo de Cristo; la veleta recuerda los vaivenes de la
fama y lo efímero de la vida; y el gallo es símbolo de la vigilancia.
La cripta: los primeros cristianos la usaban como sepulcro para sus santos
mártires y para sitio de reunión en el día del aniversario de su martirio. Con el
tiempo, cada cripta sepulcral se convirtió en una pequeña capilla sobre la que se
erigieron luego otras iglesias superiores, haciendo coincidir los altares de ambas.
Ahora veamos el mobiliario litúrgico del Templo, es decir, el conjunto de muebles que
adornan o completan el Templo.
Pila bautismal: los antiguos bautisterios han quedado hoy reducidos a una pila
de piedra o de mármol, más o menos grande y artística. Se la coloca en un ángulo
de la Iglesia contigua al cancel, también en una capilla separada por una verja. Hoy
se tiende a emplazarlas en el presbiterio. A todo buen cristiano debe inspirar
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Alcancías: destinadas a recoger las limosnas de los fieles, para el culto, la caridad
de los necesitados, o necesidades de la parroquia, para las vocaciones. Dichas
alcancías sirven para fomentar la caridad y la generosidad de todos.
Las lámparas: las velas se encienden para los actos litúrgicos. Siempre queda
encendida una lámpara, la del sagrario. Ella es fiel centinela que asiste día y noche,
en nombre del pueblo cristiano, al Divino solitario del sagrario, Jesús. Esa
lamparita da fe de la presencia real de Jesús sacramentado. Simboliza también
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El Altar
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MÓDULO 2
Los Vasos e Instrumentos Sagrados Litúrgicos.
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NOMBRE FUNCIÓN
15 Caja de cristal donde se coloca la Hostia para exponerla en la
VIRIL O LUNETA custodia.
16 Pieza generalmente de orfebrería en la que se expone el Santísimo
CUSTODIA Sacramento del Altar para la adoración de los fieles.
17 Lienzo que cubre al Altar en señal de respeto a la mesa en la que
MANTEL BLANCO Cristo nos invita a comulgar.
18 Es una cajilla metálica, de forma redonda, donde el sacerdote, las
PORTA VIATICO religiosas o los ministros extraordinarios de la Eucaristía llevan la
Sagrada forma para darle la comunión a los enfermos.
19 Libro en el que están contenidos los Evangelios según
EVANGELIARIO corresponda al momento del año litúrgico.
20 Libro que contiene las lecturas según el tiempo y año litúrgico A,
LECCIONARIO B o C, ordenadas de forma estratégica según corresponda.
21 Libro que contiene el canon de la Misa y las oraciones específicas
MISAL para cada fiesta.
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Los colores litúrgicos empleados en la celebración de la Misa católica en las vestiduras de los
celebrantes son:
ROJO: Simboliza el martirio y la fuerza del Espíritu Santo. Es usado en las fiestas de
Santos Martirizados, Domingo de Ramos, Viernes Santo y Pentecostés.
AZUL: Simboliza pureza y la virginidad. Se utiliza para las fiestas de la Virgen María,
especialmente para la Inmaculada Concepción.
DORADO: Simboliza triunfo y júbilo, se utiliza en las grandes fiestas en especial en las
misas del Domingo de Resurrección.
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El Año Litúrgico
La celebración del Año Litúrgico es la vivencia de la vida de Cristo, todas sus etapas desde
su nacimiento hasta su muerte.
Adviento: da inicio al Año Litúrgico, la cual dura cuatro semanas, su color es el morado
y dentro de esas cuatro semanas hay una en especial que es la tercera semana que se da
por celebración el domingo de la Alegría con el color rosado y se prepara la corona de
adviento como inicio de espera al nacimiento de nuestro Señor Jesús.
El tiempo de adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las
solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios
a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes
hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estas
razones, el adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre.
Navidad: el tiempo de navidad va desde las primeras Vísperas de la Navidad del Señor
hasta el domingo después de la Epifanía, o después del día 6 de enero inclusive con el
Bautismo del Señor.
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La Pascua: Estos son los días en los que principalmente se canta el Aleluya. Los
domingos de este tiempo son tenidos como domingos de Pascua y, después del domingo
de Resurrección, son denominados domingo II, III, IV, V, VI, VII de Pascua; el domingo
de Pentecostés clausura este sagrado tiempo de cincuenta días.
Los ochos primeros días del tiempo pascual constituyen la octava de Pascua y se celebran
como solemnidades del Señor.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa
dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio
Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el
día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro
vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros
de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida
nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
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San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios
15,14)
Dentro del Tiempo Pascual está la celebración que se llama Pentecostés “La venida del
Espíritu Santo); su color es el rojo por el misterio de: “Pues, para llevar a plenitud el
misterio pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo sobre los que habías adoptado como hijos
por su participación en Cristo. Aquel mismo Espíritu que, desde el comienzo, fue el alma
de la Iglesia naciente; el Espíritu que infundió el conocimiento de Dios a todos los
pueblos; el Espíritu que congregó en la confesión de una misma fe a los que el pecado
había dividido en diversidad de lenguas”.
Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano. Y, además, ocupa la mayor
parte del año: 33 o 34 semanas, de las 52 que hay. nosotros en el Tiempo Ordinario
debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y, sobre
todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos
buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.
Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer
en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en
el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas. Debemos crecer también en medio
de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo
esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a
Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad…y todo
se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para
quien está atento y tiene fe y amor!
Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de
la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde
después de Pentecostés hasta el Adviento.
Monición.
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¿Qué Es La Monición?:
Es lo que va a dar unidad a toda celebración litúrgica. La idea central de la celebración Eucarística
se irá repitiendo a lo largo de la intervención del animador. El guion no es una coma más que se
dice, sino que a través del mismo se trata de centrar la atención de la asamblea en los momentos
más importantes de la Eucaristía, para que vivan con más fuerza, para a serles participar de un
modo más consientes y activos. Si bien hay momentos especiales para sus intervenciones, puede
igualmente hacerlo en momentos que se crea conveniente y no estén prefijados (situación de
murmullo, o que la atención está declinando, o nota que no hay participación).
GUIÓN DE LECTURA: Actitud de escucha, puede hacerse un guion para todas las
lecturas o para cada uno en particular.
Tener en cuenta que hay que acompañar el ritmo de lo que se hace, motivando a la asamblea
para que, con gestos corporales, se inserte dentro de lo que se realiza (con las manos juntas, bien
parados, con los ojos cerrados, mirando hacia el AMBON, ALTAR, entre otros).
Es imprescindible esperar que todos se hayan sentado para leer el guion de la lectura. Igualmente
es necesario invitar a la asamblea a pararse y luego leer el guión del Evangelio.
Oración De Los Fieles U Oración Universal: Jerarquía que se debe seguir para la elaboración
universal.
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
Evitar las peticiones largas, porque cuando terminamos de escucharlas nos olvidamos de lo que
comenzamos a pedir.
La petición debe estar en consonancia con el tema que se está celebrando en la Eucaristía, por
ejemplo, si estamos celebrando a JESUS BUEN PASTOR, la petición no debe estar encarada
por el lado de la penitencia o el ESPIRITU SANTO, porque pierde unidad la celebración y no
se refuerza la idea por la que se reza. Las respuestas deben ser cortas, simples y con cierto ritmo,
de modo que se haga fácil su petición.
Guión De Procesión De Ofrendas: anuncia la preparación de la mesa del altar, pero lo más
importante es la preparación de nuestros corazones. No es simplemente la ofrenda de los
hombres a Dios, ni el ofertorio de sus trabajos, todo está orientado a la ofrenda que hace Cristo,
de sí mismo en la Eucaristía, que permite que tenga sentido nuestra propia ofrenda.
Entre los elementos literarios de la Liturgia se destacan por su importancia y riqueza Los libros
Sagrados, los podemos definir, en sentido estricto, como libros que sirven para las celebraciones
litúrgicas y están expresamente escritos para ese fin, con las debidas y oportunas autorizaciones.
El libro litúrgico es un elemento de la celebración y por tanto se le respeta y venera. No deben
sustituirse por ediciones de bolsillo ni por hojas sueltas, salvo casos excepcionales. Los libros
litúrgicos tras el Vaticano II son los siguientes:
EL MISAL ROMANO (libro de altar): Nos presenta la teología de la misa, la articulación del
rito, la función de cada uno de los ministros y de la asamblea, las normas para una correcta
celebración y las posibilidades de adaptación. Su contenido comienza con Normas universales
sobre el año litúrgico y sobre el calendario (extractadas del Calendarium Romanum), sigue el
texto del Misal, dividido en propio del tiempo, propio de los santos, comunes, misas rituales,
misas y oraciones ad diversa, misas votivas, misas de difuntos.
El rito de la misa está colocado entre el propio del tiempo y el propio de los santos, y a su vez
se distingue en rito para la celebración con el pueblo (misa normativa) y rito para la celebración
sin el pueblo. Abarca el Misal propiamente dicho y el Ordus cantus missae (sobre los cánticos
litúrgicos de las distintas partes de la Misa).
Resumiendo, podemos decir que el Misal es el libro oficial para celebrar la Eucaristía y que
contiene las oraciones y los cantos que dirigimos a Dios (oración colecta, sobre las ofrendas,
prefacios, plegarias eucarísticas y poscomunión) además del llamado “Ordinario de la Misa” o
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
sea, lo que es común a todas las misas (saludos, acto penitencial, Gloria, Credo, bendiciones,
entre otros).
EL LECCIONARIO (OLM): Repartido en varios tomos, contiene las lecturas bíblicas de todo
el año litúrgico, en 3 ciclos anuales (A, B, C). Recoge lo más importante de la Biblia. Son lecturas
muy bien escogidas y concuerdan con el espíritu del ciclo anual temporal y santoral, y
particularmente dominical.
LA LITURGIA DE LAS HORAS (LH 1979): Oración de alabanza de la iglesia, que tiene por
objeto extender a las diversas horas canónicas la glorificación de Dios que alcanza su cumbre en
la oración eucarística. El nombre actual viene a sustituir al más antiguo de Oficio Divino y
sustituye al Breviario. Comprende cuatro volúmenes: I. Tiempo de Adviento y de Navidad; II.
Tiempo de Cuaresma y de Pascua; III. Tiempo ordinario (semanas 1-17); IV. Tiempo ordinario
(semanas 18-34). Tiene su propio Leccionario.
EL ORACIONAL: Es el libro de la oración de los fieles, que se reza después del Credo y donde
elevamos nuestras peticiones por la Iglesia, por el mundo y nuestras necesidades particulares.
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
Actualmente, para la celebración de la Misa sólo son necesarios algunos de estos: el Misal
Romano, que consta del Misal propiamente.
En lo referente a las lecturas de la Misa (OLM) las lecturas de la Biblia que la Iglesia propone a
lo largo de todo el año litúrgico se hallan recogidas en los diversos tomos de que consta el
LECCIONARIO.
Como criterios generales observados al elegir los textos podemos decir que en los domingos y
fiestas se proponen los textos considerados más importantes, a fin de que se cumpla lo que la
SC (No. 51) dispone referente a que, en un ciclo, en este caso de tres años, se lean a los fieles las
partes más relevantes de la Sagrada Escritura. Esto se debe a que la mayoría de los cristianos
practicantes suelen tener contacto con la palabra de Dios fundamentalmente en la misa
dominical.
El resto de la Escritura que no se lee los domingos o fiestas está asignado a los días feriales,
siguiendo otros criterios ya que la serie ferial se desarrolla en dos años (pares e impares) durante
el tiempo ordinario y en un solo ciclo anual durante los tiempos llamados fuertes, o sea,
Adviento-Navidad, Cuaresma y Pascua.
Para las Misas con niños puede existir un Leccionario propio, si así lo acuerda la Conferencia
Episcopal. En España, este leccionario está publicado haciendo el Tomo IX. También han
aparecido para las Misas votivas de la Virgen María un Misal con su correspondiente Leccionario.
También existe uno especial que contiene el Evangelio de las fiestas más solemnes denominado
“Evangeliario”, libro que se porta en alto en la procesión de entrada (cuando la hay) y que recibe
una especial veneración y respeto.
Para los domingos del Tiempo Ordinario hay establecido un ciclo de TRES AÑOS, conocido
por las letras A, B y C. Aquí se procura que la primera lectura tenga relación con los Evangelios,
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que son también los sinópticos. En el año A se lee el evangelio de Mateo, el año B se lee a
Marcos y el año C a Lucas. Dividiendo el año en curso por el número tres si da de resto cero
(división exacta) corresponderá a año C. A partir de ahí se deduce que cuando el resto de la
división sea uno será año A y si el resto es dos será año B. La Misa dominical comprende pues
tres lecturas, que son obligatorias:
La primera, del Antiguo Testamento, excepto en Pascua, que es de los Hechos de los Apóstoles;
La segunda, del apóstol, o sea, de las cartas y del Apocalipsis, y
La tercera evangélica.
En los tiempos fuertes de Adviento, Cuaresma y Pascua, las lecturas son siempre las mismas
todos los años, habiendo sido elegidas de acuerdo con las características propias de cada uno de
estos tiempos litúrgicos. En el tiempo pascual el leccionario ferial toma la primera lectura de los
Hechos de los Apóstoles y el evangelio que se lee es el de San Juan.
Los domingos pascuales se lee como primera lectura los Hechos de los Apóstoles y de segunda
la primera carta de san Pedro (ciclo A), la primera carta de san Juan (ciclo B) y el Apocalipsis
(ciclo C). Los evangelios escogidos nos relatan las apariciones de Cristo Resucitado y pasajes
escogidos del Buen Pastor y oración del Señor tras la última cena. Como se observa no hay
lecturas del Antiguo Testamento para subrayar que estamos en un tiempo nuevo.
ANEXOS
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
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FORMACIÓN LITÚRGICA BÁSICA
Lo que se debe tener presente en el momento de una Celebración con el Sacerdote, Diácono y
Seminarista:
Sacerdote:
Diácono:
Seminarista:
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