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INTRODUCCION:

¿Cuál es el Objetivo de Un Paso Hacia la Libertad?


El plan de estudios de Un Paso Hacia la Libertad es un recurso que Dios usa para traer
victoria sobre nuestra vida, hoy en dia el mundo está lleno de opiniones diferentes
acerca de los que batallan con la adicción. La teoría más popular es que la mayoría de
los adictos tienen una "enfermedad". En cambio, de acuerdo con la Palabra de Dios (la
Biblia), el abuso de drogas alucinógenas, el alcoholismo y otros tipos de
comportamientos adictivos y compulsivos, no son enfermedades, sino pecados de
elección.
Colosenses 2: 8 dice: " No permitan que nadie los atrape con filosofías huecas y
disparates elocuentes, que nacen del pensamiento humano y de los poderes espirituales
de este mundo y no de Cristo." (NTV). Dios también dijo: " Lo hice así para que ustedes
no confiaran en la sabiduría humana sino en el poder de Dios." (1 Corintios 2: 5).
Este es el concepto detrás del plan de estudios de Un Paso Hacia la Libertad. Un Paso,
es un escrutinio de la Palabra de Dios, para estudiar los principios bíblicos que
conducen a la restauración y la plenitud.
Cuando los psicólogos creen la filosofía de que las adicciones son enfermedades, le
dicen a los adictos que ellos no son responsables de sus acciones y que no tienen
esperanza. Esta filosofía afirma que los adictos nunca pueden ser curados de su
enfermedad, y, por lo tanto, deben considerarse a sí mismos como adictos de por vida.
Si esto es lo que crees, toma en cuenta por favor lo siguiente: ¿Que otras enfermedades
son auto infligidas y por elección? ¿No es cierto que un abusador de sustancias siempre
tiene una alternativa? No cabe ninguna duda de que el cuerpo aprende a ansiar
sustancias adictivas, pero esto se puede superar. Incluso con síntomas de abstinencia,
una persona siempre tiene dos opciones: aceptar ese remedio temporal o soportar la
incomodidad de la abstinencia. Sí, hay una verdad respecto a la ciencia en lo que se
refiere a la psicología. De que el cerebro funciona en ciertas formas, pero la mayoría de
nuestros problemas se tratan con enfrentarlos. Esa es la mala noticia. La buena noticia
es que la Palabra de Dios tiene una respuesta para todos nuestros problemas. Incluso
con las cuestiones fisiológicas que tienen que ver con la función neurológica, la Palabra
de Dios ofrece una solución.
Incluso si tu no crees que la adicción es una enfermedad, podrías ser tentado a suponer
que el abuso de las drogas y alcohol, son un tipo de adicción física del que Dios no
puede ayudar a la gente a superar - junto con la pornografía, la homosexualidad, los
juegos de azar, los trastornos de la alimentación, problemas de ira, o algún otro
comportamiento compulsivo. Si has llegado a la conclusión de que los que tienen
comportamientos adictivos o compulsivos quieren desesperadamente parar, pero no
pueden, hay esperanza.
Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les
daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno
de corazón, y encontrarán descanso para el alma." (Mateo 11:28-29 NLT). Cuando las
personas deciden soportar la abstinencia, estarán limitadas confiando en sus propias
fuerzas. Sin embargo, si confían en Jesucristo como su Salvador ‒ para salvarlas de su
adicción ‒ y elegirlo como Señor de su vida ‒ permitiendo que la Palabra de Dios
gobierne sus pensamientos y acciones ‒ tendrán éxito. Jesús hizo esta declaración
increíble. Él dijo: "Por lo tanto, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres"
(Juan 8:36).
Jesús quiere liberar a las personas de la adicción. Cuando una persona recibe a Jesús
como el Señor de su vida, básicamente lo están invitando a gobernar su vida. Ahora
tienen una relación donde Dios viene y mora dentro de ellos y los transforma de adentro
hacia afuera. Reconocen que los hábitos adictivos son malos y pecaminosos. Cuando
ellos leen la Palabra de Dios y la aplican a sus vidas en completa obediencia, se produce
la victoria.
Jesús sana a las personas de manera diferente. Para algunos, hay una transformación
instantánea, para otros, es un proceso. Hay un sinnúmero de historias de cómo Jesús
vino a la vida de las personas y trajo transformación, trajo cambio, y libró a las personas
de patrones destructivos. Como creyentes, tenemos la esperanza de conocer que Dios
está obrando en nosotros, que Dios está en el proceso de producir ese cambio, y Dios
tiene las herramientas necesarias para realizar ese cambio.
¿Qué dice la Biblia acerca de las Adicciones?
Cualquier adicción, ya sea al alcohol, las drogas, los medicamentos recetados, la
pornografía, juegos de azar, cigarrillos, o incluso la comida, es una forma de idolatría.
El primer mandamiento es: "No tendrás dioses ajenos delante de mí." El segundo
mandamiento es: "No te inclinarás a ellas, ni las honrarás" (ver Éxodo 20). Cuando una
persona es adicta, en realidad se están inclinando y sirviendo a esa adicción como su
dios. Es el pecado de idolatría. Se vuelven esclavos de ella y son mantenidos en
esclavitud. Jesús dijo: "Todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado" (Juan
8:34).
Adán tenía libertad perfecta en el jardín. Él tenía la libertad de comer de cualquier árbol
en el jardín que quisiera, pero Dios le advirtió: "¡No comas de ese árbol! Eso te llevara a
esclavitud. Eso te llevará a la muerte. "Dios no lo ató en la esquina del jardín, ni
tampoco construyó Dios un muro alto alrededor de ese árbol. Él tenía la libertad de
comer de él. Pero Adán ejerció esa libertad de tal manera, que trajo muerte y esclavitud
al pecado y a la carne. Como él obedeció a los deseos de la carne en lugar de la Palabra
de Dios y el mandamiento de Dios, él entonces se dio cuenta que había sido víctima de
su carne.
Muchas personas están muriendo una muerte lenta porque su adicción se apodera de
ellos, casi como si fuera demoníaca; y lo único que puede librar a una persona de este
impedimento es el poder de Jesucristo. Jesús vino a abrir los ojos de los que están
ciegos, y "a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a
los presos apertura de la cárcel" (Isaías 61:1). "Así que, si el Hijo os hace libertare,
seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36).

La psicología secular, basada principalmente en las enseñanzas de Sigmund Freud, Carl


Jung y Carl Rogers, no tiene cabida en la consejería bíblica. Tampoco lo hace la
llamada “consejería cristiana,” porque la consejería “cristiana” tiene como sus bases la
psicología secular, no la bíblica. Esto no quiere decir que a veces alguien que se llame a
sí mismo un consejero cristiano no sea también un consejero bíblico, pero la mayoría de
las veces, los consejeros cristianos son solo cristianos que usan la psicología secular
como su “modus operandi.”
La psicología es definida como una disciplina académica que involucra el estudio
científico de los procesos mentales y del comportamiento, y la aplicación de ese
conocimiento sobre las diferentes esferas de la actividad humana. La psicología es por
naturaleza humanística. El humanismo afirma el valor y la dignidad de toda la gente,
basado en la habilidad de determinar lo correcto de lo incorrecto, apelando a las
cualidades humanas universales, particularmente la racionalidad. El humanismo rechaza
la fe que no se basa en la razón, lo sobrenatural, y la Biblia. Por lo tanto, la psicología es
la manera en que el hombre trata de entender y reparar el lado espiritual del hombre sin
referencia a, o reconocimiento de lo espiritual. La Biblia declara que la raza humana
tiene un principio diferente a cualquier otra cosa creada. El hombre fue hecho a la
imagen de Dios, y Dios “…sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente.” (Génesis 1:26; 2:7). En su esencia misma, la Biblia trata con la espiritualidad
del hombre, comenzando con su caída en el pecado en el Jardín del Edén y las
consecuencias que le siguieron, particularmente en lo referente a su relación con Dios.
El resultado de la caída – el pecado- es lo que nos separa de Dios y lo que requiere de
un Redentor que restaure esa relación.
La psicología secular, por otra parte, está basada en la idea de que el hombre es
básicamente bueno y que la respuesta a sus problemas yace dentro de él mismo. Con la
ayuda de un psicoterapeuta – y con frecuencia de un consejero cristiano – el paciente
hurga dentro del laberinto de su propia mente y emociones y “trabaja a través” de ellos
a fin de emerger en el otro lado más sano por haber descubierto la causa de sus
dificultades. La Biblia, sin embargo, nos pinta un cuadro muy diferente de la condición
del hombre. Él está “muerto en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1) y su corazón es
“engañoso más que todas las cosas y perverso” (Jeremías 17:9). Él es la víctima de lo
que es llamado “depravación total.” El hurgar dentro de tal mente, buscando salud
mental, es un ejercicio inútil, muy parecido a tratar de encontrar una rosa creciendo en
el fondo de una cloaca.
El hombre fue creado inocente, pero fue desobediente a Dios; él pecó contra Dios, y
este pecado cambió al primer hombre, Adán, y a todos los que vinieron después de él,
con el resultado de estar física y espiritualmente muertos (Génesis 2:17; 5:5; Romanos
5:12; Efesios 2:1). La respuesta a los problemas espirituales del hombre es que nazca de
nuevo – hacerlo vivir espiritualmente (Juan 3:3, 6-7; 1 Pedro 1:23). El hombre nace de
nuevo al confiar en Jesucristo. Confiar en Jesucristo significa entender que Él es el
único Hijo de Dios, y Dios el Hijo (Juan 3:16; Juan 1:1-3). Significa entender y creer
que Jesús pagó por nuestros pecados cuando Él murió en la cruz, y que Dios demostró
Su aceptación al sacrificio de Cristo por nosotros, resucitando a Jesús de los muertos
(Romanos 4:24-25).
Los consejeros bíblicos, como opuestos a los psicoterapeutas y a muchos “consejeros
cristianos” ven solo a la Biblia como la fuente de un enfoque comprensible y detallado
para entender y aconsejar a la gente (2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:4). El consejero
bíblico está comprometido a dejar que Dios hable por Él mismo a través de Su Palabra,
y a manejar correctamente la Palabra de Verdad (2 Timoteo 2:15). El consejero bíblico
sigue la Biblia y busca ministrar el amor del verdadero Dios viviente, cuyo amor trata
con el pecado y produce obediencia (1 Juan).
Mucho de la psicoterapia y de la consejería cristiana está basado en necesidades. Las
necesidades de autoestima, de amor y aceptación, y de valoración tienden a dominar. Si
estas necesidades son satisfechas, se cree que la gente será feliz, amable y moral; si no
son satisfechas, la gente será miserable, odiosa e inmoral. La Escritura enseña que es
Dios, no nosotros mismos, quien cambia nuestros deseos y que la verdadera felicidad
solo puede encontrarse en el deseo por Dios y la santidad. Si la gente desea la
autoestima, el amor y el reconocimiento, ellos serán felices si lo obtienen y miserables
si no lo logran, pero aún así en cualquier caso seguirán centrados en sí mismos. Por otra
parte, si la gente desea a Dios, el reino de Dios, sabiduría santa y resurrección de gloria,
ellos estarán satisfechos, y gozosos, y serán obedientes y útiles siervos de Dios.
Mientras que los psicoterapeutas seculares intentan ayudar al paciente encontrando el
poder para suplir sus propias necesidades desde adentro, para la mayoría de los
psicoanalistas cristianos, Jesucristo es el sanador accesible para las necesidades y las
heridas de la psiquis. El paciente es instado a considerar lo mucho que es amado por
Dios, y la cruz simplemente retrata cuán valioso es él para Dios, a fin de llenar su auto-
estima y suplir su necesidad de ser amado. Pero en la Biblia, Jesucristo es el Cordero de
Dios, crucificado en lugar de los pecadores. El amor de Dios en realidad derriba la auto-
estima y la incesante búsqueda de ella. En vez de ello, produce una gran y agradecida
estimación por el Hijo de Dios, quien nos amó y entregó Su vida por nosotros – el
Cordero de Dios quien es el único digno de alabanza. El amor de Dios no satisface
nuestra fijación por ser amados como somos. Derrumba aquella engañosa búsqueda, a
fin de amarnos, a pesar de lo que somos y nos enseña a amar a Dios y a nuestro prójimo
(1 Juan 4:7-5:3).
Cuando persona intrínsicamente pecadora contrata a un psicólogo o un consejero
cristiano, a fin de obtener la satisfacción a sus necesidades o para obtener felicidad, la
auto estima y la realización, ésta inevitablemente se alejará de tal consejería irrealizable.
Jesús dijo que debemos morir a nosotros mismos y nacer de nuevo. Cuando venimos a
Él, debe ser con la intención de deshacernos de la antigua naturaleza – no solo arreglarla
– y ponernos la nueva naturaleza, la que vive para Cristo y busca servirle a Él y a otras
personas por amor a lo que Él ha hecho. Los verdaderos consejeros bíblicos buscan
asistir a sus clientes para hacer justamente eso, siguiendo la Biblia y viendo la
consejería como una actividad pastoral, en la cual la meta no es la auto-estima, sino la
santificación – creciendo en santidad y a la semejanza de Cristo.

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