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Qué es la depresión?

“Me he desconcertado, me he inclinado hasta grado extremo; todo el día he


andado triste.” (Salmo 38:6)

LO QUE DICEN LOS EXPERTOS


Todos nos sentimos tristes de vez en cuando, pero la depresión clínica es un
trastorno debilitante y continuo que interfiere con las actividades cotidianas de
la persona. Aunque no todos los expertos concuerdan en lo que es una tristeza
normal y lo que es un trastorno, la verdad es que algunas personas
experimentan emociones extremadamente negativas, acompañadas a veces
de sentimientos de inutilidad y de culpa desmedida.

LO QUE DICE LA BIBLIA


Algunos siervos de Dios tuvieron emociones negativas. Por ejemplo, Ana se
sintió “amargada de alma”, expresión que también se ha traducido por “muy
angustiada” (1 Samuel 1:10). Y en cierta ocasión, el profeta Elías se angustió
tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida (1 Reyes 19:4).

Los cristianos del siglo primero recibieron la exhortación de “habl[ar]


confortadoramente a las almas abatidas” (1 Tesalonicenses 5:14). Según cierto
comentario bíblico, la expresión “almas abatidas” puede referirse a “aquellos
que pasan por períodos de agobio debido a los problemas de la vida”. Está
claro que hasta algunos siervos fieles de Dios llegaron a sentirse deprimidos.

¿Puede decirse que la depresión es culpa de quien la


 

padece?
“Toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente.”
(Romanos 8:22)

LO QUE DICE LA BIBLIA


Las enfermedades son consecuencia de la rebelión de nuestros primeros
padres. Por ejemplo, Salmo 51:5 dice: “Con error fui dado a luz con dolores de
parto, y en pecado me concibió mi madre”. Y Romanos 5:12 explica que “por
medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte
mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque
todos habían pecado”. Como hemos heredado de Adán la imperfección,
enfermamos física y emocionalmente. De ahí que Dios indique que “toda la
creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente” (Romanos
8:22). Pero él también ofrece una esperanza que no nos puede ofrecer ningún
médico: la de vivir en un nuevo mundo pacífico sin depresión ni ningún otro tipo
de trastorno o enfermedad (Revelación [Apocalipsis] 21:4).
¿Qué ayudas hay para sobrellevar la depresión?
“Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los
que están aplastados en espíritu.” (Salmo 34:18)

POR QUÉ ES IMPORTANTE SABERLO


Hay que reconocer que no siempre podemos controlar nuestras circunstancias
y que nos van a pasar cosas malas (Eclesiastés 9:11, 12). Pero sí podemos
tomar medidas para que los pensamientos negativos no nos controlen.

LO QUE DICE LA BIBLIA


Lucas 5:31 indica que los enfermos necesitan ir al médico. Así que si usted
padece un trastorno psicológico debilitante como la depresión, no hay nada de
malo en que busque atención médica. La Biblia también destaca el valor de la
oración. Salmo 55:22 dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te
sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. La oración no es una
simple muleta psicológica. Jehová “está cerca de los que están quebrantados
de corazón”, y cuando una persona le ora, realmente se está comunicando con
él (Salmo 34:18).

Algo que también puede ayudarle es abrir su corazón a un buen amigo


(Proverbios 17:17). Daniela, una testigo de Jehová, cuenta: “Un hermano en la
fe, con mucha paciencia, logró hacerme hablar de mi depresión. Aunque había
evitado ese tema por años, me di cuenta de que tenía que haberme
desahogado desde el principio. Nunca pensé que eso me ayudaría tanto”.

La respuesta que da la Biblia


Claro que sí. De hecho, la mejor ayuda proviene de “Dios, que da aliento a los
 

deprimidos” (2 Corintios 7:6, Nueva Biblia Española).

¿Qué clase de ayuda ofrece Dios a los deprimidos?


 Fortaleza. ¿De qué manera “da aliento” Dios a los deprimidos? Tal vez
no elimine todos sus problemas, pero les da las fuerzas que necesitan
para seguir adelante (Filipenses 4:13). Usted puede tener la certeza de
que él escucha sus oraciones, pues la Biblia asegura: “Jehová está
cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están
aplastados en espíritu” (Salmo 34:18). Lo que es más, Dios puede
escuchar sus ruegos por ayuda aun cuando usted ni siquiera sea capaz
de expresar sus sentimientos con palabras (Romanos 8:26, 27).

 Ejemplos bíblicos animadores. El escritor de uno de los salmos le


expresó su angustia a Dios con estas palabras: “Desde lo profundo de
mi desesperación [...] clamo por tu ayuda”. ¿Qué lo ayudó a combatir su
depresión? Recordar que Dios no desea que vivamos atormentados por
sentimientos de culpa. “Si llevaras un registro de nuestros pecados —
reconoció el salmista—, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir? Pero tú
ofreces perdón, para que aprendamos a temerte.” (Salmo 130:1, 3,
4, Nueva Traducción Viviente.)

 Esperanza. Además de darnos consuelo hoy, Dios promete poner fin a


todas las causas del sufrimiento y la depresión. Cuando cumpla dicha
promesa, “las cosas anteriores [como el dolor de la depresión] no serán
recordadas, ni subirán al corazón” (Isaías 65:17).

Nota: Los testigos de Jehová confiamos en la ayuda que Dios brinda, pero
 

también buscamos atención médica cuando sufrimos de enfermedades como la


depresión (Marcos 2:17). Con todo, no promovemos ningún tratamiento en
particular, pues cada quien debe tomar sus propias decisiones en materia de
salud.

Datos importantes
“Las enfermedades mentales afectan a cientos de millones de personas de todo el
mundo, así como a sus seres queridos. Una de cada cuatro personas sufrirá algún
trastorno mental en algún momento de su vida. La depresión es una de las principales
causas de incapacidad a nivel mundial. La esquizofrenia y el trastorno bipolar están
entre las enfermedades más incapacitantes que existen. [...] Aunque afectan a
muchísimas personas, las enfermedades mentales siguen recibiendo muy poca atención
y generando rechazo.” (Organización Mundial de la Salud [OMS].)

De acuerdo con la OMS, muchos afectados evitan buscar atención profesional por
vergüenza y miedo al rechazo.

Aunque las enfermedades mentales se pueden tratar, mucha gente se queda sin recibir
ayuda. Por ejemplo, el año pasado en Estados Unidos no recibieron atención profesional
el 60% de los adultos y casi el 50% de los niños de entre 8 y 15 años que las padecen.
(Datos de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales.)
¿Qué son?
 

De acuerdo con los expertos, las enfermedades mentales son una alteración importante
de la facultad de pensar y de controlar las emociones y la conducta. Disminuyen la
capacidad de relacionarse con los demás y hacer frente a las situaciones normales de la
vida.
Las enfermedades mentales no son el resultado de alguna debilidad personal o defecto
de carácter

Los síntomas varían en duración e intensidad dependiendo de la persona, de la


enfermedad específica y de las circunstancias. Las enfermedades mentales no distinguen
sexo, edad, cultura, nivel educativo, clase social, raza ni religión. Tampoco son el
resultado de alguna debilidad personal o defecto de carácter. Con la debida atención
médica y un tratamiento adecuado, es posible llevar una vida productiva y plena.

¿Cómo se tratan?
El primer paso es esencial: consultar a un profesional de la salud mental competente
para recibir un diagnóstico detallado.
Por supuesto, para que el paciente pueda sacar provecho de la consulta, tiene que
aceptar el tratamiento que le recomienden, y eso tal vez requiera vencer el temor a
abrirse y hablar. Las sesiones de charla con un especialista tienen el objetivo de
ayudarlo a comprender mejor su enfermedad, encontrar soluciones a los problemas de la
vida diaria y reforzar la importancia de no abandonar el tratamiento. La presencia de un
familiar o amigo en dichas sesiones puede ser un apoyo muy útil.
Una vez que la han entendido mejor y han recibido el tratamiento adecuado, muchas
personas han aprendido a vivir con su enfermedad. “Antes de que diagnosticaran a mi
esposa —recuerda Mark, de quien hablamos antes—, no sabíamos prácticamente nada
sobre las enfermedades mentales. Pero hemos aprendido a adaptarnos a la situación y a
manejarla poco a poco. Nos ayudó mucho contar con el apoyo de buenos profesionales
y de familiares y amigos.”

El primer paso es esencial: acudir a un profesional de la salud mental competente para


recibir un diagnóstico detallado

Claudia opina igual: “Cuando me dijeron lo que tenía, fue como si me hubieran
 

condenado a prisión. Pero aunque es cierto que ahora estamos más limitados, he
aprendido que es posible superar hasta los obstáculos más difíciles. Algo que me ha
ayudado bastante es colaborar con los médicos y especialistas, mantener buenas
relaciones personales y tomarme las cosas con calma”.
La salud espiritual es vital

La Biblia no dice que la espiritualidad sea el remedio para los problemas médicos.
No obstante, muchas familias de todo el mundo han obtenido fuerzas y consuelo de ese
libro. Por ejemplo, la Palabra de Dios nos asegura que nuestro cariñoso Creador desea
consolar a los que están “quebrantados de corazón” y “aplastados en espíritu” (Salmo
34:18).

Aunque la Biblia no es un manual de medicina, ofrece consejos prácticos que pueden
ayudarnos a sobrellevar las emociones negativas y las circunstancias angustiosas.
También nos da esperanza; nos asegura que en un futuro cercano, las enfermedades y el
sufrimiento desaparecerán de la Tierra. “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán
abiertos —promete la Biblia—, y los oídos mismos de los sordos serán destapados.
En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo
clamará con alegría.” (Isaías 35:5, 6.)

VIVIR CON UNA ENFERMEDAD MENTAL


“Hay veces en las que el pánico se apodera de mí y me impide realizar algunas
actividades, y otras en las que no puedo concentrarme ni para leer. Hay días en los que
estoy tan deprimida que no quiero ver a nadie, ni siquiera a mis amigos. Algunos tratan
de ayudarme diciendo que todo mejorará pronto o que las cosas no son tan malas como
pienso. Otros me dicen que vea el lado positivo de la vida. ¡No se imaginan cuántas
veces lo he intentado! Sé que sus comentarios son bienintencionados, pero lo único que
consiguen es aumentar mi frustración y hacerme sentir todavía más inútil y culpable.”
(Claudia, de Sudáfrica)

APRENDER A VIVIR CON UNA ENFERMEDAD


MENTAL
1. Busque la ayuda de un profesional de la salud mental y siga el tratamiento que le
indique.* 

2. Lleve una vida equilibrada.

3. Manténgase activo.

4. Duerma lo suficiente.

5. Aparte tiempo a diario para relajarse.

6. Lleve una dieta nutritiva y balanceada.

7. Limite el consumo de alcohol y no use medicamentos que no le hayan recetado.

8. No se aísle. Pase tiempo con personas de confianza que se preocupen por usted.
9. Cuide su salud espiritual. 

Adolescentes con depresión. Causas y


ayudas
CUANDO estoy deprimida, no tengo ganas de hacer nada, ni siquiera las cosas
que me gustan. Lo único que quiero es dormir. Siento que nadie podría
quererme, que no sirvo para nada y que soy un estorbo” (Anna). *  
“Pensé en el suicidio. No es que quisiera morirme, solo quería dejar de
sentirme tan mal. Por lo general, soy una persona cariñosa, pero cuando me
deprimo, no me importa nada ni nadie” (Julia).

Tanto Anna como Julia estaban entrando en la adolescencia cuando tuvieron


su primer episodio de depresión. Aunque es normal que haya momentos en
que los jóvenes se desanimen un poco, lo que ellas sentían les duraba
semanas o meses. Anna comenta: “Es como caer en un pozo oscuro y
profundo del que no puedes salir. Sientes que te estás volviendo loca, que ya
no sabes ni quién eres”.

Lo que les pasa a Anna y a Julia es muy común. La cantidad de jóvenes a los
que se les diagnostica depresión está creciendo a un ritmo alarmante. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), “la depresión es la principal causa de
enfermedad y discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos de edades
comprendidas entre los 10 y los 19 años”.

 Los síntomas de depresión pueden aparecer en cualquier etapa de la


adolescencia e incluir trastornos del sueño o del apetito y cambios de peso.
También aparecen sentimientos de angustia, desesperanza, tristeza y baja
autoestima. Otras señales son: deseos de estar solo, problemas de
concentración o de memoria, ideas o acciones suicidas y problemas médicos
sin causa aparente. Al hacer su diagnóstico, los profesionales de la salud se
fijan en que varios de estos síntomas se den a la vez, se prolonguen bastante
tiempo y alteren la vida normal del paciente.

POSIBLES CAUSAS
Según la OMS, “la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores
sociales, psicológicos y biológicos”. A continuación veremos algunos.

Factores biológicos. A veces, la depresión viene de familia, como le sucedió a Julia.


Eso indica que puede haber algún elemento genético que afecte el equilibrio químico
del cerebro. Otros factores de riesgo son las enfermedades cardiovasculares y los
cambios en los niveles hormonales. Además, abusar del alcohol o consumir drogas
durante mucho tiempo puede provocar depresión o agravarla. *  

Estrés. Aunque un poco de estrés no es malo, estar sometido siempre a una tensión
excesiva es muy dañino para el cuerpo y la mente, y puede acabar hundiendo en la
depresión a jóvenes más propensos a deprimirse. Claro está, como se ha mencionado,
aún se desconocen las causas específicas de la depresión, que pueden abarcar varios
factores.

Algunas situaciones que generan estrés a los adolescentes son la separación o el


divorcio de los padres, la muerte de un ser querido, el maltrato físico, el abuso sexual,
un accidente grave o una enfermedad. Los  problemas de aprendizaje también provocan
estrés, en especial si el joven se siente rechazado por ello. A esto quizás se le sume que
los padres esperen demasiado de él, por ejemplo, en lo relacionado con logros
académicos. Otras posibles causas de estrés son el bullying, la preocupación por el
futuro, el distanciamiento emocional de un padre deprimido o que el trato de los padres
sea impredecible. Si debido a alguno de estos factores el adolescente cae en depresión,
¿qué puede ayudarlo?

CUIDA TU MENTE Y TU CUERPO


Cuando la depresión es moderada o grave, por lo general se trata con
medicamentos y atención psicológica. * Como dijo Jesucristo: “Los fuertes
 

no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí” (Marcos 2:17). Y es que las
enfermedades pueden afectar cualquier órgano del cuerpo, y el cerebro no es
la excepción. Además, puesto que la salud mental y la física van de la mano,
conviene adoptar un estilo de vida más saludable.

Si sufres depresión, hay cosas que puedes hacer para cuidarte. Por ejemplo,
come sano, duerme lo suficiente y haz ejercicio con frecuencia. Al hacer
ejercicio, tu cuerpo libera sustancias que levantan el ánimo, te dan más energía
y te ayudan a dormir mejor. Por otra parte, trata de identificar en tu caso cuáles
son los desencadenantes y las primeras señales de tristeza, así podrás tener
un plan de acción. Habla con alguien de confianza. Contar con el apoyo de
familiares y amigos te ayudará a combatir la depresión y pudiera aliviar los
síntomas. Algo que ayudó a Julia fue anotar en un diario lo que  pensaba y
sentía. ¿Por qué no lo intentas? Y sobre todo, atiende tus necesidades
espirituales. Verás cómo contribuye a que veas la vida con otros ojos. Jesús
dio esta garantía: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad
espiritual” (Mateo 5:3).

Jehová, nuestro Creador, sabe perfectamente cómo nuestra crianza, vivencias y


composición genética influyen en nuestras emociones y actitud ante la vida. Por lo
tanto, puede darnos la ayuda y el consuelo que necesitamos, y quizás lo haga a través de
personas cariñosas y comprensivas. Pero eso no es todo. Llegará el día en que Dios nos
cure todos nuestros males, sean físicos o mentales. “Ningún residente dirá: ‘Estoy
enfermo’”, promete Isaías 33:24.

Sí, la Biblia asegura: “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más,
ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Revelación [Apocalipsis] 21:4). ¡Qué
animador! ¿No te parece? Si quieres saber más sobre lo que Dios hará por la humanidad
y la Tierra, visita nuestra página de Internet, jw.org. Ahí encontrarás una
excelente Biblia en línea y podrás consultar artículos sobre muchos temas, entre ellos la
depresión.

Consejos para los padres


 Tenga presente que a los adolescentes con depresión les cuesta decir cómo se
sienten o quizás no entiendan qué les está pasando. Incluso es probable que
ni siquiera sepan cuáles son los síntomas de la depresión.

 Por lo general, el adolescente manifiesta su depresión de forma diferente a los


adultos. Así que esté atento a cualquier cambio drástico en su comportamiento,
apetito, humor, patrón de sueño y trato con los demás. En especial, observe si
esos cambios le duran varias semanas seguidas.

 Tome en serio cualquier comentario o indicio que revele pensamientos suicidas.


 Si cree que su hijo tiene depresión —no solo tristeza—, piense en la posibilidad
de consultar a un médico.

 Ayude a su hijo a respetar el tratamiento que se le indique. Y si ve que


no mejora o que le produce efectos secundarios preocupantes, vuelva al médico.

 Tengan un horario estable como familia para las comidas, el ejercicio y el


descanso.

 Mantenga abierta la comunicación con su hijo y ayúdelo a no avergonzarse por


su depresión.

 Demuéstrele con frecuencia cuánto lo quiere, ya que habrá momentos en los


que se sentirá solo, avergonzado o insignificante.
Hazte tu propio “botiquín” emocional
Si padeces depresión, una buena idea para controlar tus pensamientos y emociones es
hacerte una especie de “botiquín” emocional de primeros auxilios. Lo puedes adaptar a
tu gusto e incluir en él cosas como las de esta página.

 Una lista de personas a las que puedes llamar cuando estés deprimido.

 Canciones alegres que te levanten el ánimo.

 Frases y lecturas animadoras.

 Una lista con frases de la Biblia que te animen y consuelen. Por ejemplo, Salmo
34:18; 51:17; 94:19 y Filipenses 4:6, 7.

 Cosas que te hagan recordar a la gente que te quiere.

 Un diario en el que anotes reflexiones positivas y momentos que hayas


disfrutado mucho.

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