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3 LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES


ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON
AMÉRICA. CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.

La situación económica de España en este siglo experimentó una mejora en


general, tanto en agricultura, ganadería y pesca, como en industria y comercio.
El siglo XVIII en España fue un siglo de recuperación demográfica, lo que dio
lugar a un auge en la agricultura, que a pesar de su escaso desarrollo técnico y baja
productividad por unidad de superficie, aumentó la producción global, en especial en la
primera mitad del siglo. Se pusieron nuevas tierras en cultivo a través de la
deforestación, desecación de humedales y la construcción de obras hidráulicas y
acequias, así como mediante la repoblación de las zonas más despobladas de Sierra
Morena y el valle medio del Guadalquivir con inmigrantes centroeuropeos.
Por su parte, la ganadería vivió una etapa relativamente próspera, tanto en la
trashumancia como en la ganadería estante.
El aumento de la demografía y los recursos alimenticios posibilitó también una
mayor demanda de bienes manufacturados, especialmente en la segunda mitad de siglo.
La industria artesanal fue la que caracterizó al sector durante todo el siglo aunque hay
que mencionar el ambicioso plan industrial de Carlos III, en el que destacaron las
industrias textiles, de bienes de lujo y de consumo, favoreciendo la creación de
manufacturas con capital privado con incentivos y apoyo del Estado, modelo que fue
especialmente exitoso en las fábricas de algodón de Cataluña.
En cuanto al comercio, el aumento de población, la agricultura y la industria,
junto a una buena coyuntura económica internacional, provocaron un incremento
considerable de los intercambios, tanto en el ámbito interior como exterior. Se mejoró la
red de comunicaciones para favorecer la producción y las transacciones y en el caso del
comercio americano se experimentaron cambios significativos, siendo los más
importantes, el traslado del monopolio americano de Sevilla a Cádiz en 1717 y el
decreto de libre comercio de 1778, por el que se concedió la libertad de tráfico a trece
puertos españoles y a 22 puertos americanos, lo que dio lugar a un notorio incremento
del tráfico con América en los últimos años del siglo, de lo que se beneficiaron
especialmente algunas regiones peninsulares, especialmente Cataluña.
Cataluña vivió un proceso de industrialización más potente e influyente que
cualquier otra región española. Las causas del despegue se encuentran en un
crecimiento demográfico importante, un aumento considerable de la producción
agrícola y una reactivación comercial, especialmente gracias al comercio con América,
abierto a partir de 1778. Esto es especialmente significativo en la industria algodonera
y textil que, al principio, se benefició de la política proteccionista de Felipe V, que vino
a reforzar la acción de la iniciativa privada y más tarde, de la apertura del puerto de
Barcelona al comercio americano.

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