Está en la página 1de 1

Llegó el 1 de junio, fecha que estaba marcada en rojo en todas las agendas

encomunitarias, y Miraflores de la Sierra nos acogió este año para celebrar el final de
curso. Como uno de los rasgos propios de Encomún es la confianza en el Espíritu, allí
llegamos sin saber muy bien cuántas comunidades asistiríamos, cuántos niños/as habría
y qué margen de retraso sobre el horario previsto tendríamos este año. Pero como entre
nuestras características se encuentra también el optimismo, la alegría y la fraternidad,
l@s que allí nos juntamos vivimos intensamente estos carismas.
Estrenamos casa, ubicada en plena montaña, con espacios al aire libre, un gran salón,
capilla y las atenciones de las religiosas que gestionan el lugar y que compartieron con
nosotros el día.
Tras la toma de contacto con el espacio, nos unimos para orar en la capilla, con la
oración que la comunidad de Pan Bendito preparó. A la salida nos esperaba una
entrañable sorpresa: la lluvia. Nos acompañó el tiempo necesario para que decidiéramos
preparar la “feria de comunidades” en el gran salón, después dejó de llover y nubes y
claros iluminaron el resto del día.
Durante la mañana, la “feria de comunidades” fue el centro de atención. En las visitas a
los distintos chiringuitos pudimos ver la creatividad de todas las comunidades, las
actividades que se van realizando a lo largo del curso, las acciones que marcan los
momentos vitales de cada comunidad, los buenos quehaceres culinarios de los
cocinillas, cómo se van incorporando nuevos miembros a la vida comunitaria y cómo se
va escribiendo la historia de cada comunidad... Además de gozar con el encuentro con
gentes conocidas y queridas la feria fue una oportunidad para conocernos mejor un@s a
otr@s y darnos a conocer a gente que se acercaba a Encomún por vez primera.
La comida compartida, abundante y variada, dio paso a una alegre e imaginativa
sobremesa donde pequeñ@s y mayores disfrutamos con los cuentos que contaron dos
cuentacuentos invitadas.
La celebración de la eucaristía, sencilla, participativa y al aire libre, fue un buen fin de
fiesta donde poder dar gracias a Dios por este curso compartido en comunidad, por la
alegría del encuentro, por los nuevos peques que van haciendo crecer las comunidades,
por los nuevos cauces de expresión que se abren para Encomún (se repartió el ejemplar
de Alandar donde aparece un artículo sobre Encomún, escrito desde la comunidad de
Argüelles), por todo lo vivido...
Por último, despedida (hasta el curso que viene como muy tarde para tod@s), recogida
(la casa la dejamos impecable, las hermanas quedaron encantadas con nuestra presencia)
y cierre (temporal, también Encomún tiene vacaciones de verano).
Echamos de menos a muchas comunidades de las que no supimos por qué no fueron y
de las que nos hubiera gustado saber cómo les va. Esto de Encomún tiene un elevado
porcentaje de confianza en el Espíritu pero también en las personas y en la labor de los
representantes encomunitarios. El boletín, el correo electrónico, las reuniones
mensuales, el encuentro fin de curso... son los momentos de encuentro que tenemos que
cuidar para que este sueño de la vida comunitaria siga siendo una apuesta ilusionante
que merece la pena.
Feliz fin de curso, buen verano y hasta pronto herman@s.

También podría gustarte