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Colección Poesía
VI
*
Santander
2015
© Primera edición, abril de 2015
I.S.B.N.: 978-84-606-7845-8
D.L. SA 296-2015
Impreso en Imprenta Pellón
Bº La Torre 117B. 39012 Monte, Santander.
La poesía se nutre de palabras,
Miles de palabras que trae y lleva el viento.
Es universal y no tiene dueño.
Son palabras ajenas, que no nos pertenecen.
Crecen con nosotros y forman parte de nuestro cuerpo.
ÍNDICE
Salamanca ........................................14
El hambre y el llanto ........................17
A pesar de todo ................................18
Ese viento airado ............................. 22
Melancolía ....................................... 24
Flor de pitiminí ............................... 26
La rosa ............................................. 28
Ríos de miedo.................................. 30
¡Qué más me da! ...............................32
Dulces muchachas ........................... 34
París................................................. 36
El amor.............................................39
Niños del mundo ............................. 42
Salir de mañana ................................45
Silencio ............................................ 50
La noche ...........................................52
Pobreza ............................................ 54
Cuestión de fe...................................56
Te detesto lunes ................................58
Vivir................................................. 60
Repensar el pasado ...........................62
Meditaciones sin sentido ................. 64
Tristes versos ................................... 66
Prólogo
Nos situamos en los años sesenta del siglo pasado. Años de
cambio, años de represión. Las estructuras políticas del régimen
eran rígidas y opresoras. Grupos minoritarios se movían en la
oposición al régimen franquista. Éramos rebeldes, militantes y
clandestinos. Son los años del mayo-68 parisino, del contubernio
de Múnich, de las protestas estudiantiles, del juicio de Burgos,
del Proceso 1001, del crecimiento económico, de la pérdida de las
colonias en África, de la marcha verde y de la muerte del Franco.
Era época de militancia. Éramos pocos pero creíamos en el cambio.
Noches en vela, multicopista vietnamita, siembras de octavillas,
conferencias y recitales subversivos, manifestaciones callejeras, horas
en comisaría. Escribíamos poesía, pero no la leíamos en público. Era
una manifestación personal, para exponer ausencias, inquietudes,
angustias. Era una poesía intimista, con influencias de Machado,
Gabriel Celaya, Blas de Otero y sobre todo Cesar Vallejo, pero
también Neruda, Alberti, León Felipe. En el año 68 viajé a París.
Fue una época de libertad, realizando trabajos para sobrevivir. No
necesitábamos más. De aquellos tiempos de cambio son estos versos.
Versos sencillos, muy personales, tenía veinte años. En mi segundo
regreso a París en 1979-80 escribí los últimos poemas, llenos de
sombras y desamparo. Estaban guardados en cuadernos, dentro de
un cajón y han viajado conmigo. Yo los escribí, Marta los dio a luz y
Elsa los ilustró con mucho encanto. Ahora quiero compartirlos con
vosotros. De corazón.
11
MIENTRAS EL TIEMPO PASA
Poemas escritos en otro tiempo
Torres de mi ciudad,
sombrías callejuelas, doradas
piedras, piedras soñadoras
aire luminoso
-el que Unamuno amó-
aulas sombrías
¡cuánto habéis hecho por mí!
14
El hambre y el llanto
-I-
17
-II-
Ahora es el llanto.
También ayer lo fue.
Llanto, un niño
vomita en el Perú.
Fiebre, un adulto escupe
sangre en Indostán.
Estertor , un negro se asfixia
en el Congo.
Miedo, en Angola fusilan
de nuevo al hombre.
Frío, las vacas sagradas
deambulan por Calcuta.
Egoísmo, nuestros generales
instruyen en Vietnam.
Desprecio, ponemos precio
al subsuelo en Irán.
Amargura, una madre en Nigeria
suprime a su hijo el pecho.
Violencia, en Ibiza los ingleses
compran el sol.
18
A pesar de todo
Ahogado en mi sangre
a cuestas con la vida voy,
pensando,
en cargar la noche a mis espaldas,
empolvar el alma,
tupir los sentidos
y echarme al vivir rutinario
y luminoso.
Echarme- manos en los bolsillos-
con alegría.
20
Ese viento airado
Gime el viento
airado. Colérico
el viento asola.
Viento triste que ronda
entre mis cosas.
Ese viento enloquecido
me empuja
contra lo humano, despavorido.
Ese viento impaciente
sobre mis ansias aulla.
Aterrorizado destroza
mi carne y deja jirones
de eternidad en mi alma.
Alma azul, que no muere.
Gime el viento
airado.
Ese viento
que toma el sendero
de lo divino.
22
Melancolía
Manolita
tu sonrisa dice
el sabor amargo de los días siete
y en los días que se te mueren
palpo un burlón amarillo bilioso
que me conmueve.
Sufres en ti,
ausente la viril tenaza,
de tus pechos céreos,
de tus rojos labios,
de tus caderas blancas…ausente
la roja sombra maciza
de tus marfilínos huesos,
de tus muslos fríos,
Manolita.
24
A todas las adolescentes
Flor de pitiminí
¡Qué bonita!
la flor de pitiminí.
¡Qué coqueta!
sus pechitos blancos, la niña
¡tilín, tilín¡
¡Qué tontuela!
¡que amorosa!
¡qué risueña!
con sus once pétalos
-once sueños azules-
la niña
¡flor de pitiminí!
¡Qué bonita!
la flor de pitiminí.
26
La rosa
Mira
¡qué triste la rosa!
nace con la mañana, tiembla
al atardecer y se va.
Mira la gota.
¡Qué ágil cae!
Ya se hundió, mira
para no volver, en el mar
la gota.
Mira
qué poca cosa la hoja,
la rosa y la gota.
28
A César Vallejo
Ríos de miedo
Un hombre pasa.
Su miedo con el cinturón sujeta.
Eructa.
El bimano rebuzna.
Saca el mechero
y al mapamundi prende fuego.
Sofocan mi fóvea
un cojo con su cojera,
un ciego con su ceguera,
la lotería y la lotera,
un hombre de paisano
un militar
un cura
el farol que no alumbra
la niña que no aumenta…
Un perro, en su prisa,
se cuela en la cloaca.
30
Para jugar mañana,
vende una niña su trenza.
Cunde el pánico en la bolsa
de los desheredados. La vieja
ya perdió la cuenta
de los rosarios.
¡Sobresalto! Un guardia civil camina
con cuatro zapatos,
¡con cuarenta zapatos!
con cuarenta llantos
y una muela.
Matan el pavor.
El gusanillo matan.
Ríos de miedo corren. Mares
corren. Cielos de miedo infernales
buscan el anónimo de los retretes.
Y no sé qué haremos
cuando se llenen las tinajas
cuando se llenen los peroles
cuando se llenen los tinteros,
con los quintales de miedo
en las gargantas,
con las hectáreas de miedo
entre las piernas.
31
¡Qué más me da!
32
¡Qué más me da!
que el niño su primera mentira
diga, que rellene
el adulto otra quiniela,
que la niña de miedo se orine,
que el rosario continúe el cura,
desde la cima.
33
A todas las muchachas
que esperan en
las aceras del mundo
Dulces muchachas
34
La ventana abierta
irrumpen violentamente
a mi corazón,
buenas muchachas,
que se peinan deprisa,
que se pintan las cejas,
con prisa y sin espejo,
solitarias muchachas
que beben de largos vasos
el hondón.
Miran sobre el hombro.
35
París
Louvre
Concorde
La Seine
Nôtre Dame
Louvre
Concorde
La Seine
Nôtre Dame
Louvre
Concorde
La Seine
Nôtre Dame
36
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto….
la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!
G.A. Bécquer
El amor
Voy,
la vista en las estrellas perdida.
Voy -qué remedio- la vista
errante entre las piedras.
Voy
sumido en las sombras
transido por la pena
caminando sin saber,
a cualquier parte.
Para detenerme
no queda tiempo ya.
Voy
en busca de la tierra
que no me sonríe
en pos de los cielos
que no me ansían.
39
Voy sin sombra.
Sin pasos voy. Con desconsuelo
de polvo vivo,
con vacío de pájaro muerto,
con polvo en la solapa,
sin color….
¿La he visto?.
La tierra no me contesta. Los cielos
tampoco. Ella
no conoce mis ojos. Yo no
conozco su nombre.
¿La he visto? Ni hoy ni ayer.
Pasó tal vez de largo. Sin mirar.
Pasó altiva, como ayer, como siempre.
¡Como nunca!
40
Niños del mundo
Niño moribundo
Que al mundo llegas
¡cómo te pesa ya la vida!
¡cómo te pesa ya la muerte!
Triste estafado,
pudiendo ser célula
cómo te pesa el cuerpo,
pudiendo ser nube
adulto infantil…
cómo te duele el babero.
La noche y el zapato
cómo te duelen, óvulo fecundo.
42
A Edith Piaf y George Brassens
que me acompañaron
Salir de mañana
Salir de mañana,
pisar del parque hojas secas,
resonar los tacones en la acera
de la gran ciudad desierta.
Salir de mañana
con la niebla, sentir
la ciudad dormida, callada
morir la ciudad.
45
Salir de mañana para oír
el silencio, antes del ruido,
mucho antes del vértigo.
Salir, para ver les femmes de ménage
bostezar, cuando van al trabajo,
ver legiones de fantasmas
y sonámbulos
al asalto del metropolitano.
Salir de mañana.
Pasar junto al Louvre. Entrar.
Ver llorar a Monna Lisa.
No encontrar su sonrisa.
Al arcángel San Miguel hecho un cuatro,
al turista llegado de lejos
hacer cola en el museo,
los gendarmes de la noche
junto a un árbol ver,
roncando… los borrachos...
Salir de mañana
para ver todo esto.
46
Se le vio caminando entre fusiles por una calle larga,
salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada.
A. Machado.
No salgas a la calle
-I-
No salgas Federico
hoy a la calle. Esperando
está la muerte para llevarte.
Las hordas de la cruz
y de la espada, del tricornio,
vienen para matarte.
En cada esquina una daga.
En Granada, esta noche
ni una estrella luce,
ni las farolas
ni los candiles,
ni la luna blanca.
Un fusil en cada ventana.
No salgas Federico.
Esta noche no salgas.
-II –
Nocturno paseante
solitario, ¿ Por qué nadie te avisó
en aquella noche amarga?
¿por qué amigo mío
hermano, Federico
osaste con tu sonrisa sola?
¡si ellos eran tantos!
48
-III –
¡Ay compañero!
Nos robaron tu canción,
tu alegría asesinaron.
Por nada, compañero nuestro
del alma.
¿Dónde estaban los amigos?
¿Dónde tu gente?
Tú, Federico
completamente solo
muriendo por la causa.
-IV –
Amanecer sangriento.
El sol no quiso calentar
llovía.
Lágrimas de todas las nubes
cayeron aquel día sobre Granada,
para tapar tu sangre
-caliente todavía- para lamer
tu cuerpo ya sin peso,
tus cabellos sueltos al aire,
tu mirada, ya tranquila.
Lluvia fría para tu alma, triste
al abandonarte.
49
Silencio
50
La noche
52
Pobreza
54
Cuestión de fe
Je cherche un icône,
pour prière, en solitaire, chaque jour.
56
Te detesto lunes
Te detesto lunes,
porque te impones sobre mi silencio,
porque eres racional
y necesitas el martes, sanguinario,
el miércoles y todos los días,
la semana toda,
lunes implacable,
lunes sin tregua,
porque me sometes a tus condiciones,
porque eres principio amenazador,
de todo y de nada,
de un ciclo de rutina,
porque me recuerdas, la obligación
de trabajar para vivir,
o simplemente de vivir…
perdido ya el sábado, el descanso,
el olvido,
el no pensar o simplemente
dejarse llevar.
Te detesto lunes,
Te detesto, te detesto.
58
Vivir
60
Repensar el pasado
Si fuera verdad...
62
Meditaciones sin ningún sentido
64
Tristes versos
Es primavera y no lo sé,
hace calor. Pasa una gaviota
delante de mi ventana.
Yo no sé
por qué soy capaz de escribir,
los versos más tristes hoy.
66
Esta primera edición de
«Mientras el tiempo pasa»,
de José Juan Poveda,
se terminó de imprimir en Monte
en el mes de abril
del año 2015