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V E N U S I X C H E L M E J Í A

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A
Venus Ixchel Mejía
Tegucigalpa, Honduras. Poeta, editora y cantautora. Catedrática de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Ganadora del primer
lugar en el certamen de narrativa breve: Julio César Anariba 2017. Su
obra ha sido parcialmente traducida al inglés y al italiano.
 
Algunas de sus publicaciones poesía: Ad Líbitum, Editorial Ixchel,
2012; Venus [in] Victa, Editorial Ixchel, 2016; Manifiesto de la Mujer
Lobo, Goblin, 2018. Antologías poéticas: Soles de Media Noche,
México, 2014; Women’s poems of protest and resistance, Honduras
(2009-2014) Casasola, EU, 2014; Chamote, una amalgama de voces
poéticas de nuestra América, Punto de encuentro, Argentina, 2015;
Voces de América Latina, MediaIsla, EU, 2016, Antología Ladrones
del Tiempo, Colombia, 2019. Narrativa: Antología de narradoras
hondureñas ANDEH, Paradiso, 2016.
V E N U S I X C H E L M E J Í A

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A
Ciclónicas N°5.
(poesía)
 
 
 
CICLÓNICAS:
Encuentro de escritoras hondureñas

Primera edición
septiembre 2020

 
© de los poemas: Venus Ixchel Mejía

© de esta edición: Ediciones MALPASO,


Tegucigalpa, M.D.C., Honduras.

 
Edición bajo el cuidado de Armando Maldonado

 
Corrección de textos: Iveth Vega

© de la fotografía: José Yeco

 
Publicado por Ediciones MALPASO, propiedad
de Inversiones Cultrales Honduras: ICH.
Tegucigalpa, M.D.C. Honduras.
Septiembre de 2020

Esta breve publicación es de libre circulación, no se permite su


comercialización. Se permite citar los textos para fines académicos, de
investigación o de enseñanza, siempre y cuando se den los créditos de
autoría y de la casa editora.
Lobos

Hay lobos afuera, hija, lobos que presienten tu piel y tu sangre; lobos que
pueden saquear los calendarios tan solo para tocarte. Hay lobos
enfurecidos con la frescura de tu vientre, lobos inquietos por el devaneo
de tu pelo y el instinto de tu llanto.
 
Hija, los lobos no tienen descanso, ellos ya no encontrarán la calma
mientras el rocío les recuerde el aroma de las niñas. Hay lobos también en
las casas, hija, lobos que sonríen mientras hacemos la oración de los
alimentos, hija, lobos que salivan cada vez que te sientan en sus piernas
para contarte una historia.

-5-
Yo, Pecadora

Inclino mi rostro,
cierro los ojos,
y con las manos en actitud de plegaria 
me masturbo.
 
Yo, pecadora,
confieso que te he pensado.
He aquí mi cuerpo
maculado por tu ausencia.
 
Ven, falo amado, no tardes.
Recibe de mi boca el bautismo.
Que tus dorados óleos unjan este vientre 
de cítara 
que canta tus alabanzas 
y que la intensidad de tu penetración
sea del amor la medida.

-6-
Praga

A manera de difuminados cronopios en el puente del Malá Strana, sobre el


terciopelo índigo del Moldava, estamos vos y yo, haciendo escala onírica
bajo la estoica vigilancia de San Juan Nepomuceno con su mueca de
angustia.
 
El abrazo polar va disolviéndose entre nuestros abrigos comerciantes de
caricias. El trémulo vitral del Moldava es una batalla de esgrima, una
melodía gótica en el pináculo de la nostalgia.
 
Quizá desde el Callejón del Oro y la Alquimia nos mire Kafka con sus
prismáticos de parábolas, ante el ceño fruncido de Max Brod que trata de
hilvanar en un garabato una madriguera de confidencias.
 
Más tarde iremos al Don Giovanni en el Teatro Estatal, si Smetana no nos
asalta en el camino con la estridencia de un acorde disminuido.
 
Nada entorpece este boceto cerúleo con afilados celajes que nos mira
desde arriba. Es un cardumen detenido a mitad del asombro. Nada de
nuestra mirada sorprende si no nos llenamos el alma con los labios. Así
que, a mitad del vacío, nos decimos los besos a manera de confesiones
medievales, nos tomamos de los ojos y apelamos a la complicidad de las
manos.
 
Hay un vino bajo el sortilegio de la Bohemia que nos espera. De pronto, el
boceto se diluye con una inusitada lluvia. Hay una mano que me sujeta,
hay un pez traslucido que se queda prendido en la mirada. Hay una súplica
de pez y mano en tu boca que me repite hasta perderse en una bocanada
de suspiro: no te despertés todavía, quedate conmigo en Praga.

-7-
Vértigo Paroxístico

Nombre: Venus Ixchel Mejía 


Edad: 34 años  
Sexo: femenino 
Profesión: ...
 
Paciente refiere mareo de dos meses de evolución, de inicio diurno,
permanente, (la permanencia entre estas paredes marítimas que salpican mis
cerrojos) se exacerba al caminar, se atenúa al acostarse. 
 
(De pronto alguien me llama, sacude la inercia de mi nombre, mi nombre sangra
sus años en una habitación dormida). El mareo no imposibilita las actividades
diarias. 
 
Refiere consulta con internista que le recetó B. y otorrinolaringólogo que
indicó C. (Sucede. He perdido las señales de la ruta en la que venía. Sigo en este
viaje sin haber embarcado nunca. Caigo, pero nunca toco el cielo).
 
El paciente refiere mejoría con el uso de los medicamentos...
 
(Me derrumbo como un camino donde el suelo es un caleidoscopio a mitad del
vacío).
 
El paciente refiere mejoría...

-8-
Inconclusa

Así me encontrará la muerte:


sin un epílogo,
sin una cadencia.
 
Apresuraré un desenlace 
a mi impotencia cotidiana,
daré la última mordida al vientre de la esperanza 
por no haberme dado el hijo que esperaba.
 
A punto de revelar todos los misterios contenidos en una lágrima, 
en pleno boceto del pájaro de la risa,
inconclusa,
como todo lo que he recibido de esta vida.
Nada dura un concierto de guitarra,
nada puede ser escrito en dos palmas.
 
Solo podré improvisar dos alas 
para el abismo que me espera,
para ese umbral eterno hacia la
nada.
La vida me infectó de una
intermitencia que nunca quise
y que siempre traté de vestir con palabras.

-9-
Hay un hombre en mi cama

Hay un hombre en mi cama,


hermoso como un secreto.
 
Entra y sale de la penumbra;
por ello, 
lo escondo entre mis piernas 
como a un fugitivo.
 
Mis vecinos 
no sospechan que conspiramos
contra el régimen
de las buenas costumbres
en una mazmorra de espuma.
 
Como un buen pastor 
separa lo profano de lo divino 
aunque en mi cuerpo los junte.
 
Hay un hombre en mi cama 
"y todo esto es incomprensible para el mundo".

-10-
Hoja

Una hoja tiembla


en la esquina de la memoria,
relata mis horas.
 
Veo el horizonte
desde la tramoya:
el maniqueísmo de su aura,
el futuro en la sala de espera.
 
La muerte escucha mis penas
desde su regazo de madre sustituta.
 
El presente es un enemigo
de pasos embotados.
 
Ni las bocinas ni los disparos
han enturbiado
este silencio felino entre mis piernas.
 
Las tardes me han abandonado.
Cogieron la última moneda de luz
de la mesita de noche.
 
Han pasado
a deuda pública
de la melancolía.

-11-
Mano entregada

(deconstrucción del poema


de Vicente Aleixandre)

Pueblo tu mano,
insobornable voz,
cuerpo poseído en la virtud del contacto.
 
Bogo en tu piel,
en tus venas penetra silente
la incandescente estructura del amor.
 
Flamea dulce tu mano entreabierta
en mi zona escondida
y gimo.
Resuena lúcida la carne,
se empapa su forma alada
como si la sangre te besara.
 
Resueno, amor,
poseído hueso es tu mano
y tu sangre en su afán
comprueba
el tibio poblado de mi canto.

-12-
Garabatos

Mi hija destapa el marcador


y hace del futuro un garabato.
Su voz huele a presagio,
a columpio de risa en las comisuras.
 
El sol se somete
a la órbita de sus dedos,
luego pliega el mundo y lo pone en mi mano.

-13-
Noche conjugada

La noche se ha conjugado en tiempo astro-presente en el perímetro de la


cama. Hay restos de sueño en la almohada, justo en el momento en que:
“hay un poema sobre el velo de viuda del cielo, salí a verlo”.
 
Tal vez te has levantado sin buscar las sandalias, aunque estén encendidas
las luces de la conciencia. De pronto estás en el cielo sin haber embarcado
en un verso. Hay anillos calzados en tu cintura que sintetizan la simetría
del infinito. Hay tanto Gouda en esa luna histriónica a tus espaldas que se
te antoja unas copas de gran reserva de La Rioja. Escorpión ha salido a
envenenar un par de estrellas y a danzar con sus pedipalpos sobre los
cadáveres…
 
“Es hora de versos” te dice, mientras se va fragmentando el espacio.
Despacio, los segundos son enormes montículos de acrílico en el punto de
fuga de la imagen. Tus brazos, ahora constelaciones, persiguen inútilmente
su estela en esa borrasca de estrellas que se han ido
consumiendo entre las sábanas magenta de la vigilia.

-14-
Dos extraños

Hace tantos libros se esperan.


 
Dos extraños se extrañan. Dos cuerpos uniformados por la desnudez
buscan la coreografía del verso. Sus dientes desvisten los gemidos, sus
bocas evaporan las palabras – y canta el sur polifónico de las bragas –, sus
lenguas pronuncian las sílabas del silencio.
 
Buscan su centro, luego de vivir por centurias en la periferia – un
cataclismo había sepultado las puertas del camino –. En un asteroide
convergen, lo llaman “poesía”. Reconocen la palabra en sus ojos y tienen la
primicia de mirar a través de la historia, vestidos de nómadas.
 
Todas las edades los llevan hasta sus manos: luces invertidas en el pecho;
vaticinio de un reloj a la medida del instante, a la espera del agotamiento
de las horas. Dos extraños se versan.
 
Hace tantos libros se aman.

-15-
Tarde

“Y me hundo en mí mismo y no me toco”.


Octavio Paz

Vine tarde a mí misma.


 
Las estrellas
habían colisionado
desde el principio del verbo.
 
Llevo a cuestas
demasiadas ventanas
sin lugar para ninguna puerta.
Mi angustia no es el abismo
– agujero negro,
vía láctea de mi pecho –
son los pináculos
atravesados en mis manos.
 
Algún día he de soltarme
de este cilicio,
esta cobardía
que me ata los tobillos.
 
Mientras tanto
veo las horas irrevocables
en el paso del gemido,
mi verdugo camuflado
en las caricias de la dicha,
el flagelo de tu boca
en el frenesí de la poesía.

-16-
Tráfico

Te beso
mientras el tráfico se petrifica,
mientras afuera el murmullo en hileras de colores
se desliza por las aceras.
 
Me acerco a tu boca, a tu mejilla, a tu nariz, 
como si quisiera rozarte pero no me atrevo, 
como si estuviera a punto de rendirme ante este palpitar inquieto 
que quiere romper el dique de todas las palabras que el amor
está construyendo en mi lengua.
 
Te miro 
como si no volviera a verte nunca, 
como si jamás te hubiera visto,
como preguntándome qué hacen esos ojos con mi pecho cada vez que los
miro, qué magia oscura hace que despierten todas las aguas subterráneas que
habitan debajo de mis bragas, qué melodía cantan para que mis pezones
griten por llegar a tu boca. 
 
Me besás
y el tráfico se sumerge en el arrebol de nuestros labios.
Me has inoculado tu fuego,
ni el agua desbordada de mi cuerpo puede apagar
esta fragua que incinera mis caderas.
 
De pronto, un claxon nos rompe los labios.
El tráfico reptil bosteza su letargo y se arrastra sobre el asfalto.
Irremediablemente sobrevivimos al instante, 
en espera de vernos morir nuevamente en un beso.

-17-
De qué muere un poeta

Murió
con su sed de venganza no extinguida”.
Mijaíl Lérmontov

Un poeta no muere
porque los años se acostumbren
a la orilla de su cama
ni por tragos de ron
ni por balas de cristal en París un jueves.
 
No hay mar ni piedras en los bolsillos
que lo aniquilen
ni descarga de luz
que fulmine sus bañeras.
 
No hay gas para el finiquito de su aliento
ni pastilla para abreviar
su sueño.
No hay opio
ni pólvora
que le embarque
al olvido.
 
Son otros los asesinos:
 
esas particularidades
del frío,
esa multiplicación del polvo
en sus panes,
el silencio.

-18-
Diosas

Emulando a Ezra Pound

Como diosas
emergen de la sombra
desmantelan
la realidad
ajenas al olvido
diosas
fuertes como gemidos
absolutas
irreales
con sus cuerpos de cisne
como diosas
sirenas de marineros
circes de cerdos
de odiseos
con sus cuerpos de morsa
en celo
diosas
como ecos de narcisos
en un prisma enmudecido
se revelan ante
nuestros ojos
cómplices de la derrota
diosas
de azafrán y tomillo
de copal y candela
fogón encendido
arena
reloj de trigo
diosas
Ixchel de lunas
canciones de cuna

-19-
mar en pleno
naufragio
presagio
de una herida mortal
dichosas
mientras levantan con sus cuerpos
los altares de las deidades
que las han oprimido
diosas
clítoris temerarios de la razón
de la sinrazón
del dolor
parto perenne
sus vidas
multiplicadas
ocultas en el anonimato
del engaño
sus frentes altas
como diosas
nos están mirando
nos siguen iluminando
el porvenir.

-20-
Al hombre que me llame

Yo también estoy sola 


como si declinara junto al monólogo 
de Eunice Odio,
pero mi libertad en este cementerio salitre
no estriba en la policromía de la luz
de los espejos. 
 
Ayer tuve tres partos 
que me volvieron virgen.
Ayer me tomaron como rehén 
y me susurraron:
"No estés triste, 
después de haberte matado
el dolor será un carnaval sin 
nubes de azúcar".
 
Ahora que despierto 
sin el recuerdo de haber dormido,
después de la caricia suntuosa 
que el destino me pusiera en el pecho,
la soledad se me ha vuelto un escapulario 
cada vez que comulgo con el silencio.

-21-
Índice

Televisión, espacio absurdo para los pájaros. 10

Confesiones de una civilizada sin causa: estoy en la edad de las 14


mamografías.  

Noticia del día: huele a sangre, pero no hay peligro. 21

Tocadisco de aullidos.       29

Endoscopía y otros procesos invasivos para comprender el hambre. 35

Sorteo semanal: otro premio acumulado, germina la esperanza 42


como un embarazo no deseado.

“Chateo, luego existo”. 48

Ediciones Centroamérica: hasta la tierra se escamotea bajo la sal de 50


su historia no leída.

-22-
Índice
5 Lobos

6 Yo, pecadora

7 Praga

8 Vértigo Paroxístico

9 Inconclusa

10 Hay un hombre en mi cama

11 Hoja

12 Mano entregada

13 Garabatos

14 Noche conjugada

15 Dos extraños

16 Tarde

17 Tráfico

18 De qué muere un poeta

19 Diosas

21 Al hombre que me llame

22
Índice
5

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A

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