La Montaña Magnética

de Venezuela
Cuando los conquistadores de la vieja España exploraron la
selva oriental de Venezuela hace cuatro siglos, los indios de la región
contaban leyendas sobre una montaña que atraía las descargas
eléctricas. Mas tarde, los españoles pudieron observar por si
mismos que, cuando el montículo mágico era alcanzado por un rayo,
producía un rocío de chispas. Los españoles bautizaron a la montaña
con el nombre de “El Florero”, debido a que las chispas producidas
por el rayo se asemejan a un ramillete de flores en su cima. Hoy, se
ha descubierto que la montaña posee uno de los depósitos de
mineral de hierro más ricos del mundo.

Este descubrimiento se debe a Eduardo Boccardo, activo

inspector de minas venezolano. En el año 1926, Boccardo decidió
investigar las supersticiones nativas y averiguar por qué la montaña
era uno de los puntos del continente donde más a menudo caen
rayos. El fruto de sus exploraciones fue un yacimiento de mineral de
hierro fabulosamente rico, el cual, por atracción magnético, lleva los
rayos hasta la montaña. Los españoles, interesados solamente en las
minas de oro y plata, pasaron por alto este yacimiento tan valioso,
cuya inmensa riqueza hoy en día es incalculable.

Los levantamientos topográficos de la parte de montaña

concedida a Boccardo, demuestran que el subsuelo contiene
aproximadamente 35 millones de toneladas de mineral rico en
hierro. Los ensayos han probado que este mineral posee entre un 55
y un 68 por ciento de hierro. El mineral de hierro absolutamente puro
está formado por un 72 por ciento de hierro y un 28 por ciento de
oxígeno. El contenido de hierro en el mineral extraído del famoso
yacimiento de Mesabi, en Minnesota, es aproximadamente de un 57
a un 63 por ciento y se consideraba hasta ahora como extraordinario.
Sobre esta base, El Florero representa uno de los descubrimientos
más importantes del siglo en el campo de la metalurgia.

Transcrito de la revista “Mecánica Popular”, paginas 78 a 80, septiembre de 1949