Está en la página 1de 2520

Repertorio de la jurisprudencia civil,

comercial e inmobiliaria de la República


Dominicana
(2001-2014)
Repertorio de la jurisprudencia civil, comercial e inmobiliaria
de la República Dominicana
©
2015, Fabio J. Guzmán Ariza

Gaceta Judicial®
Colección Jurisprudencia

Director: Fabio J. Guzmán Ariza


Asistente Editorial: Ruth J. Ruiz

1.ª edición, noviembre de 2015

©
Editora Judicial, S.R.L.
Pablo Casals 12, ensanche Serrallés
Edificio Guzmán Ariza, 2.º piso
Santo Domingo 10125, República Dominicana
Tel. 809.540.3455
contacto@gacetajudicial.com.do
www.gacetajudicial.com.do
TABLA DE CONTENIDO

PRESENTACIÓN

-A-

ABOGADOS
A nombre de quién actúan
Características especiales del mandato del abogado
Denegación de mandato
Firma
Mandato inexistente
Muerte
Prohibición de sustituir al abogado apoderado sin desinteresarlo
Sociedad
Transacción
ABOGADO DEL ESTADO
ABUSO DE DERECHO
ACCIÓN
ACCIÓN CIVIL Y ACCIÓN PENAL
Competencia del tribunal penal para conocer de la acción civil
Ejercicio de la acción civil ante la jurisdicción civil luego de
declarada inadmisible por la jurisdicción penal
Electa una vía
Lo penal mantiene a lo civil en estado
Nacimiento conjunto de la acción penal y la acción civil
Opción del demandante
Prescripción
ACCIÓN EN DETERMINACIÓN DE PATERNIDAD
ACCIÓN EN NULIDAD
ACCIÓN EN SIMULACIÓN
ACCIÓN IN REM VERSO
ACCIÓN OBLICUA
ACCIÓN PAULIANA
ACCIÓN REDHIBITORIA
ACCIONES EN UNA SOCIEDAD COMERCIAL
ACCIONES POSESORIAS
ACTA DE AUDIENCIA
ACTA DE DEFUNCIÓN
ACTA DE DIVORCIO
ACTA DE NACIMIENTO
ACTA DEL ESTADO CIVIL
ACTO AUTÉNTICO
Fecha cierta
Fuerza probatoria
Original
Poder soberano de los jueces
Registro civil
ACTO BAJO FIRMA PRIVADA
ACTO DE ALGUACIL
Fuerza probatoria
Irregularidades
Registro
Sello pretintado
ACTO DE COMERCIO
ACTO DE DESISTIMIENTO
ACTO DE EMPLAZAMIENTO
ACTO DE NOTORIEDAD
ACTO DE PROCEDIMIENTO
ACTO DE VENTA
ACTO JURÍDICO
ACTO NOTARIAL
ACTO RECORDATORIO
ACUERDO TRANSACCIONAL
ACUMULACIÓN DE INCIDENTES
ADJUDICACIÓN
ADMINISTRADOR JUDICIAL
ADMINISTRADOR PROVISIONAL
ADN
ADOPCIÓN
ADQUIRIENTE A TÍTULO ONEROSO Y DE BUENA FE
Adquiriente protegido por la ley
Buena o mala fe del adquiriente
Inoponibilidad de las operaciones no registradas o posteriores a la
inscripción de la adquisición

Embargo inmobiliario
Error
Fraude inoponible al
adquiriente de buena feFraude oponible al adquiriente de buena
fePedimento de ser un adquiriente de buena fe no es un medio de
inadmisiónPoder soberano de los jueces
Venta de inmuebles de la comunidad matrimonial
AERONAVES
AFFECTIO SOCIETATIS
AGENCIA DE CAMBIO
AGENTE COMERCIAL
AGENTE DE SEGURO
AGENTE DE VIAJE
AGENTE IMPORTADOR
AGRIMENSOR
ALCALDE PEDÁNEO
ALGUACIL
ALIMENTOS
ALQUILERES
Abandono del inmueble alquilado
Alquileres vencidos después de la sentencia que ordena la
resiliación del contrato
Astreinte
Aumento del precio de alquiler
Competencia
Decreto 4807 de 1959
Depósito de alquileres
Definición y objeto del contrato de alquiler
Deterioros en el inmueble alquilado
Embargo inmobiliario
Menores

Muerte del arrendador o del inquilino


Obligaciones del arrendador
Responsabilidad civil
Solidaridad
Tácita reconducción
Término
Venta del inmueble alquilado
AMPARO
ANIMALES
APELACIÓN
Admisibilidad
Agravación de la situación del
apelante
Apelación incidental
Apelación nulidad
Apelación parcial
Avocación
Calidad e interés
Casación con envío
Casación con envío (casación parcial)
Casación con envío (segundo tribunal de envío)
Contredit
Decisiones apelables
Decisiones inapelables
Defecto del apelante
Demandas nuevas
Depósito de la sentencia apelada y del acto de apelación
Documentos nuevos
Desistimiento
Efecto devolutivo
Efecto suspensivo
Emplazamiento
Fusión
Jurisdicción de niños, niñas y
adolescentes
Medios (agravios) contra la sentencia apelada
Medios de inadmisión
Medios nuevos
Motivación de la sentencia en apelación
Notificación a secretaría de la corte
Nulidad del acto introductivo de la demanda en primera instancia
Ordenanzas de referimiento
Plazos para
apelar
Plazos para apelar (punto de
partida)

Procedimiento de casación
Prueba

Transcripción del dispositivo


de la sentencia apelada
APELACIÓN EN MATERIA INMOBILIARIA
Avocación
Calidad para apelar
Apelación dirigida al tribunal y no a la secretaría
Apelación no firmada por el abogado
Depósito de la notificación de la sentencia apelada
Efecto devolutivo
Irregularidades en la interposición del recurso respecto de la parte
intimada
Medios (agravios) contra la sentencia apelada
Plazo para apelar
Plazo para apelar (punto de partida)
Plazo para apelar (sentencia no notificada)
APORTE EN NATURALEZA
Competencia

Embargo inmobiliario
Venta indirecta
AQUIESCENCIA

ARBITRAJE
Concepto

Efectos de la cláusula
arbitral
Incompetencia

Jurisdicción inmobiliaria
Nulidad de la cláusula arbitral
Recursos

Revisión constitucional
ÁREA PROTEGIDA
ÁREA VERDE
ARRENDAMIENTO
ASAMBLEA DE SOCIOS
ASISTENCIA A MENORES
ASOCIACIÓN DE AHORROS Y PRÉSTAMOS
ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN
ASTREINTE
Alquileres

Astreinte provisional y astreinte


definitiva

Concepto
Ejecución voluntaria
El incumplimiento previo no es un requisito para ordenarla
Jurisdicción inmobiliaria
Liquidación
Poder discrecional de los jueces
Producción forzada de documentos
Solicitud en grado de apelación
ATRIBUCIONES CIVILES O COMERCIALES
AUDIENCIA
AUTO DE NO HA LUGAR

AUTOMÓVIL
AUTORIDAD DE LA COSA JUZGADA
Carácter de interés privado
Casación
Concepto y requisitos
Especies en que hay autoridad de la cosa
Especies en que no hay autoridad de la cosa juzgada
Efecto de la autoridad de la cosa juzgada
Jurisdicciones distintas
Referimiento

Sentencias perimidas
AUTORIDAD PARENTAL
AUTORIDAD METROPOLITANA DE TRANSPORTE (AMET)
AUTORIDAD PORTUARIA DOMINICANA
AVENIR
Concepto

Constitución de abogado y
avenir por un mismo acto
Nulidad
Plazo
AVIACIÓN
AVOCACIÓN

-B-

BANCOS
Banco en liquidación
Buró de crédito
Calidad
Cancelación de hipoteca
Cheques
Cuenta corriente
Cuenta de ahorros
Embargo retentivo u oposición
Inembargabilidad de los fondos en el Banco Central
Línea de crédito
Pagaré
Préstamos
Responsabilidad civil
Secreto bancario
BANCO AGRÍCOLA
BANCO CENTRAL
BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO (BID)
BIEN DE FAMILIA
BIGAMIA
BIENES MUEBLES
BIENES INMUEBLES
BIENES DE LA COMUNIDAD
BIENES RESERVADOS
BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD
BUENA FE
BURÓ DE CRÉDITO

-C-
CADUCIDAD
Concepto
Diferencia entre nulidad y caducidad
CALIDAD
Banco
Concepto
Condominio
Cambio de calidad
Embargo inmobiliario
Entidad sin personalidad jurídica
Derecho de defensa
Desalojo
Junta de vecinos
Jurisdicción inmobiliaria
Mandato inexistente
Menores
Nadie puede litigar por procurador
Persona fallecida
Personas morales
Prueba
Responsabilidad civil
Sucesiones
Venta
CALIFICACIÓN DE LA ACCIÓN EN JUSTICIA
CÁMARAS DE COMERCIO Y PRODUCCIÓN
CAPACIDAD
Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET)
Concepto
Mayores de edad
Nombres comerciales
Persona fallecida
Sociedades
Sucesiones
CARGA DE LA PRUEBA
CARTA CONSTANCIA
CASACIÓN
Audiencia
Autoridad de cosa juzgada
Caducidad
Calidad
Capacidad
Casación incidental
Casación parcial
Casación sin envío
Complemento de recurso
Contradicción de motivos
Contradicción de sentencias
Costas
Decisiones recurribles en casación
Decisiones no recurribles en casación
Defecto del recurrido
Depósito de la sentencia recurrida
Desistimiento
Desnaturalización de los hechos
División en cámaras o salas
Documentos
Efecto de la casación
Efecto suspensivo
Emplazamiento en casación
Emplazamiento en casación (falta de depósito después de notificado
el recurso)
Emplazamiento en casación (falta de emplazamiento del recurrido)
Emplazamiento en casación (falta de notificación del auto que
autoriza el recurso)
Emplazamiento en casación (falta de notificación del memorial de
casación)
Emplazamiento en casación (notificación solo a abogado)
Emplazamiento en casación (plazo)
Emplazamiento en casación (pluralidad de recurrentes o
recurridos)
Escrito de ampliación del memorial de casación
Excepciones del procedimiento
Exceso de poder
Falta de base legal
Hechos
Ejercicio simultáneo de la casación y de la revisión civil
Forma de interponer el recurso
Incompetencia (causal del recurso)
Incompetencia de las salas de la Suprema Corte de Justicia
Inconstitucionalidad
Inscripción en falsedad
Interés
Intervención en casación
Jurisprudencia
Jurisdicción inmobiliaria
Medios de casación
Medios de inadmisión
Medios nuevos en casación
Memorial de casación
Motivos de la sentencia recurrida (falta de motivos)
Motivos de la sentencia recurrida (sustitución)
Naturaleza de la casación
Notificación de la sentencia recurrida
Objetivo fundamental del recurso de casación
Omisión de estatuir
Plazo
Plazo (punto de partida)
Prescripción
Querella por falsedad
Restricción y supresión del recurso de casación
Sentencia recurrida cuya condenación no excede 200 salarios
mínimos
Reapertura de debates
Recursos sucesivos
Reenvío
Revisión o reconsideración de la sentencia en casación
Salas Reunidas
Sentencia anulada por el Tribunal Constitucional
Sentencias preparatorias
Sobreseimiento
Sucesiones
Suspensión de ejecución
Tribunal de envío
Tribunal de reenvío
Violación a la ley
CASO FORTUITO
CATASTRO
CAUSA DEL LITIGIO
CAUSALIDAD
Cuestión de derecho
Deber de los jueces
Especies en que no hay vínculo de causalidad
Falta de la víctima
Motivación
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD CIVIL
CÉDULAS HIPOTECARIAS
CÉDULA DE IDENTIDAD
CENTRO MÉDICO
CERTIFICACIÓN DE LA SECRETARÍA DEL TRIBUNAL
CERTIFICADO DE TÍTULO
Fuerza probatoria
Fuerza probatoria (excepciones)
Errores en la expedición
Pérdida
Preferencia ante carta constancia
CESIÓN DE CRÉDITO
CESIÓN DE DEUDA
CHEQUES
Acuerdo de pago
Banco
Carácter
Cheque aceptado por el beneficiario
Cheque certificado
Cheque extranjero
Cheque prescrito
Emisión de cheque sin fondos
Limitación de responsabilidad
Microfilme
Oposición al pago
Pago de deuda
Papel en que se emite el cheque
Pérdida
Presunción de existencia de obligación de pago
Protesto
Querella contra librador desconocido
Solidaridad de titulares
CITACIÓN
CLÁUSULAS DE LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD
Ámbito de aplicación
Apreciación de los jueces
Contratos bancarios
Contratos de remesa
Contratos de servicios eléctricos
Contratos de servicios telefónicos
Contratos de transporte
CLÁUSULA DE NO RESPONSABILIDAD
CLÁUSULA PENAL
CLIENTELA
COBRO DE PESOS
COMERCIANTES
COMISIÓN DE ALQUILERES Y DESAHUCIOS
COMISIÓN
COMISIONISTA
COMITENCIA
COMPAÑÍA COMERCIAL
COMPAÑÍA DE SEGUROS
COMPARECENCIA DE LAS PARTES
COMPENSACIÓN
COMPETENCIA
Acción personal
Aporte en naturaleza
Alquileres
Arbitraje
Competencia de atribución
Competencia territorial
Condominios
Confiscaciones
Conflicto de competencia
Contrato de concesión
Deber de los jueces de examinar con carácter prioritario su
competencia
Demanda contra el Estado dominicano
Demanda que involucra extranjeros
Desalojo
Divorcio
Embargo inmobiliario
Expropiación
Jurisdicción de derecho común
Juzgado de paz
Materia comercial
Materia laboral
Partición
Rendición de cuentas
Referimiento
Resoluciones administrativas
Secuestro judicial
Seguridad social
Sociedades comerciales
Suprema Corte de Justicia
Suspensión de ejecución de sentencia
Tercería
Tribunal de envío
COMPETENCIA DE LA JURISDICCIÓN INMOBILIARIA
Ámbito de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria
Asuntos que no son de la competencia de la jurisdicción
inmobiliaria
COMPRAVENTA
COMUNICACIÓN DE DOCUMENTOS
Carácter de la comunicación
Carácter de la sentencia que ordena la comunicación
Concepto
Condiciones de la comunicación
Depósito tardío de documentos
Descarte de documentos
Documentos conocidos por las partes
Especies en que la comunicación es facultativa
Especies en que la comunicación no procede
Obligación de depositar
Prórroga de la comunicación
Referimiento
Toma de comunicación
COMUNICACIÓN AL MINISTERIO PÚBLICO
COMUNIDAD LEGAL DE BIENES
Aceptación de la mujer divorciada
Bienes inmuebles
Bienes reservados
Concepto
Deudas comunes
Disolución
Embargo de un bien de la comunidad
Exclusión de un bien
Inicio
Prescripción
Provisión ad litem
Referimiento provisión
Renuncia
Venta
Vivienda familiar
CONCESIÓN
CONCILIACIÓN
CONCLUSIONES
Abandono
Apoderamiento del tribunal
Conclusiones al fondo después de conclusiones sobre una excepción
Conclusiones no presentadas en audiencia
Conclusiones subsidiarias
Deber de los jueces
Deber de los jueces (atenuaciones)
Falta de transcripción y ponderación de las conclusiones
Forma en que las partes deben concluir
Juez comisionado de tribunal colegiado
Puesta en mora a las partes para concluir
Variación de las conclusiones
CONCUBINATO
Comunidad de bienes
Concepto y requisitos
Derecho a indemnización por accidentes
Derecho constitucional
Expulsión del hogar
CONDICIÓN
CONDICIÓN RESOLUTORIA
CONDICIÓN SUSPENSIVA
CONDOMINIOS
Administrador judicial
Calidad para demandar
Casación
Cobro de mantenimiento
Competencia
Constitución del condominio
Construcción de obras o instalaciones nuevas
Construcción en áreas comunes
Fachada de unidad privada
Hipoteca
Limitación al derecho de propiedad
CONDUCE
CONEXIDAD
CONFESIÓN
CONFISCACIONES
CONFLICTO DE LEYES
CONSEJO DE FAMILIA
CONSENTIMIENTO
CONSIGNACIÓN
CONSTANCIA ANOTADA
CONSTITUCIÓN DE ABOGADO
CONSTRUCCIÓN
CONTADORES PÚBLICOS AUTORIZADOS
CONTRADICCIÓN DE MOTIVOS
CONTRADICCIÓN DE SENTENCIAS
CONTRAESCRITO
CONTRAINFORMATIVO
CONTRATISTAS
Embargo retentivo
Obligación de resultado
Responsabilidad civil
CONTRATOS
Calificación
Condiciones de validez
Contrato de adhesión
Contrato entre dos sociedades representadas por la misma persona
Contrato unilateral
Cláusula penal
Inaplicabilidad del principio de razonabilidad a los contratos
Indexación
Interpretación
Legalización de firmas
Naturaleza
Nemo auditur propriam turpitudinem allegans
Non adimpleti contractus
Obligación de medios
Obligación de resultado
Obligación de seguridad
Relatividad de los contratos
Renovación
Resolución
Término
CONTRATO DE ADHESIÓN
CONTRATO DE AGENCIA
CONTRATO DE ALQUILER
CONTRATO DE COMPRAVENTA
CONTRATO DE CESIÓN DE CRÉDITO
CONTRATO DE COMISIÓN
CONTRATO DE CONCESIÓN
Carácter de la Ley 173 de 1966
Competencia
Contrato sin exclusividad
Constitucionalidad de la Ley 173 de 1966
Demanda en referimiento contra el tercero que distribuye
mercancías bajo licencia
Efectos respecto de los terceros
Fase de conciliación
Indemnización
Medidas conservatorias
Nulidades
Propósito de la Ley 173
Registro del contrato de concesión
Resolución del contrato
Suspensión de envío de mercancías
CONTRATO DE CORRETAJE
CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN
CONTRATO DE CUENTA CORRIENTE COMERCIAL
CONTRATO DE CUOTA LITIS
CONTRATO DE DEPÓSITO
CONTRATO DE DISTRIBUCIÓN
CONTRATO DE DONACIÓN
CONTRATO DE EMPRESA
CONTRATO DE ESTACIONAMIENTO (PARQUEO)
CONTRATO DE ESTUDIOS SUPERIORES
CONTRATO DE HOSPEDAJE
CONTRATO DE IGUALA
CONTRATO DE LOCACIÓN
CONTRATO DE MANDATO
CONTRATO DE PRENDA
CONTRATO DE PRÉSTAMO
CONTRATO DE REMESA
CONTRATO DE SEGURO
CONTRATO DE SERVICIOS FÚNEBRES
CONTRATO DE SERVICIOS TELEFÓNICOS
Concepto
Derecho del usuario de no pagar servicio mientras se tramita
reclamación
Naturaleza del contrato de concesión de servicios telefónicos
Referimiento
Responsabilidad civil
CONTRATO DE SOCIEDAD
CONTRATO DE TRANSACCIÓN
CONTRATO DE TRANSPORTE AÉREO
CONTRATO DE TRANSPORTE MARÍTIMO
CONTRATO DE TRANSPORTE TERRESTRE
CONTRATO DE VENTA
CONTRATO DE VENTA A CONSIGNACIÓN
CONTRATO DE VENTA CONDICIONAL DE MUEBLES
CONTRATO DE VENTA CONDICIONAL DE INMUEBLES
CONTREDIT
CONVENCIÓN
CONVENCIONES MATRIMONIALES
COPROPIEDAD
CORPORACIÓN DEL ACUEDUCTO Y ALCANTARILLADO DE
SANTO DOMINGO
CORRETAJE
CORTE DE APELACIÓN
COSA INANIMADA
COSA JUZGADA
COSTAS
Carácter de orden privado
Concepto
Contenido de la solicitud al tribunal
Compensación
Distracción
Exclusividad de los abogados
Impugnación del auto que aprueba un estado de costas
Instancia en apelación
Litis sobre derechos registrados
Monto
Motivación de la sentencia sobre las costas
Notificación de las liquidaciones
Partición
Poder discrecional de los jueces
CORTE DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
CUASICONTRATO
CUASIDELITO
CUESTIÓN PREJUDICIAL
CULPA
CUOTA LITIS
Cláusula penal
Concepto
Deudor de la cuota litis
Diferencias con el estado de costas
Efecto de la cuota litis respecto de los terceros
Homologación
Jurisdicción inmobiliaria
Ley que rige los contratos de cuota Litis
Porcentaje estipulado en la cuota litis
Prueba de su existencia
Servicios prestados al cliente sin un contrato de cuota litis

-D-

DACIÓN EN PAGO
DAÑOS
Agencia de cambio
Cobro de pesos
Concurrencia de faltas de la víctima y del demandado
Daño material y daño moral
Embargo retentivo
No hay responsabilidad sin daño
Prueba
Responsabilidad civil contractual
DAÑOS MATERIALES
DAÑOS MORALES
Concepto
Derechos no cesibles
Especies en que hay daño moral
Especies en que no hay daño moral
Prueba
DAÑOS (VALORACIÓN)
Concurrencia de faltas de la víctima y del autor del daño
Daños materiales
Daños morales
Deber y poder de los jueces
Evaluación conjunta de daños materiales y morales
Evaluación del daño causado a un profesional
Evaluación imposible
Fecha de evaluación de los daños
Incumplimiento contractual
Indemnizaciones razonables
Indemnizaciones irrazonables
Instancia en apelación
Liquidación por estado
Motivación de la sentencia que otorga una indemnización
Reparación integral (interés compensatorio)
DAÑOS Y PERJUICIOS
DEBATES
DEBIDO PROCESO
DECLINATORIA
DEFECTO
Comprobación del tribunal
Concepto
Constitución de abogado
Defecto del demandado o recurrido
Defecto del demandante o apelante
Defecto por falta de concluir
Medidas de instrucción
Ponderación de la prueba
Pronunciación del defecto
Referimiento
DELITO CIVIL
DEMANDA
DEMANDA EN INTERPRETACIÓN DE SENTENCIA
DEMANDA NUEVA
DEMANDA RECONVENCIONAL
DENEGACIÓN
DENTISTA
DEPÓSITO
DERECHO DE AUTOR
DERECHO DE DEFENSA
Concepto
Control de casación
Defecto
Especies en que hay violación al derecho de defensa
Especies en que no hay violación al derecho de defensa
Imposibilidad de defensa
Notificación
Prueba
DERECHO DE PROPIEDAD
Abuso
Amparo
Armas de fuego
Concepto
Copropiedad
Determinación del propietario
Garantía del Estado y de los jueces
Patrimonio cultural de la nación
Permisos de los ayuntamientos
Reserva hereditaria
Usufructo
DERECHO DE RETENCIÓN
DERECHO DE VISITA
DESALOJO
Agente de retención
Amparo
Citación
Competencia
Comisión de Apelación de Alquileres y Desahucios
Condiciones de admisibilidad de la demanda en desalojo
Copropiedad
Decreto 4807 de 1959
Desahucio de arrendamiento verbal
Desalojo basado en que el propietario o sus familiares desean
ocupar el inmueble alquilado
Desalojo basado en la reparación o remodelación del inmueble
alquilado
Efecto suspensivo de los recursos en materia de desahucio
Fuerza pública
Lanzamiento de lugares
Muerte del inquilino
Nuevo propietario
Ocupante por simple tolerancia
Ofrecimientos reales y consignación
Plazos
Recibo de la declaración ante Catastro
Sentencia que ordena la partición
Sobreseimiento
Zona marítima
DESCENSO DE LUGARES
DESEMBARGO
DESISTIMIENTO
Aceptación
Casación
Costas
Defecto
Desistimiento de instancia y desistimiento de acción
Efectos
Formas
Instancia en apelación
Interés
Momento en que debe proponerse
Poder soberano de los jueces
Prescripción
DESLINDE
Autoridad de la cosa juzgada
Calidad
Carácter del procedimiento
Concepto
Copropietario con plano y ocupación
Depuración de las constancias anotadas
Deslindes administrativos
Formalidades
Fraude
Inspección
Impugnación
Nuevo propietario en la parcela matriz después de realizados los
trabajos de campo
Nulidad
Ocupantes
Parcela indivisa
Recursos
DESNATURALIZACIÓN DE LOS HECHOS
DETERMINACIÓN DE HEREDEROS
DIRECCIÓN GENERAL DE MENSURAS CATASTRALES
DISTRACCIÓN DE BIENES
DISTRACCIÓN DE OBJETO EMBARGADO
DIVORCIO
Acta de divorcio
Apelación de la sentencia de divorcio
Bigamia
Cesión de crédito
Comunicación al fiscal
Carácter del procedimiento
Competencia y ley aplicable
Emplazamiento
Incompatibilidad de caracteres
Medidas de instrucción
Provisión ad litem
Mutuo consentimiento
Notificación de la demanda de divorcio a la mujer
Pronunciamiento
Recursos
Sobreseimiento
DOCUMENTOS
Conflicto sobre el documento entre la sentencia y la certificación de
la secretaría
Poder de apreciación de los jueces del fondo
Producción de documentos
DOLO
DOMICILIO
DONACIÓN
-E-

EDICTO
EFECTO DEVOLUTIVO
EJECUCIÓN DE SENTENCIA
EJECUCIÓN PROVISIONAL DE SENTENCIA
EJERCICIO DE UN DERECHO
ELECCIÓN DE DOMICILIO
ELECTA UNA VÍA
EMBARGO
EMBARGO (BIENES INEMBARGABLES)
EMBARGO
CONSERVATORIO
EMBARGO EJECUTIVO
EMBARGO INMOBILIARIO
Adjudicación
(aplazamiento)

Bien de la comunidad disuelta


por
divorcio
Bien
indiviso

Cancelación irregular de
hipoteca
Carácter del
procedimiento

Compensación

Competencia

Demanda en
distracción
Demanda en
resolución
Desistimiento

Enajenación del inmueble


embargado después de inscrito el
embargo
Existencia del
crédito

Falsa subasta

Impugnación (contredit)

Incidentes (comunicación
de
documentos)
Incidentes
(concepto)
Incidentes
(constitucionalidad de los artículos 728 y 729 del C. de Pr. Civil)

Incidentes
(inquilino)
Incidentes (mandamiento
de pago)

Incidentes (nulidades en general)

Incidentes (nulidades de
fondo)

Incidentes (nulidades de
forma)
Incidentes
(plazos)
Incidentes (pliego de
condiciones)

Incidentes (recursos)
Ley 189-11 sobre el
Fideicomiso
Litis inscrita en el inmueble embargado antes
del embargo

Mandamiento de pago

Monto del crédito contra el


deudor
embargado
Ofrecimientos
reales

Pacto comisorio
expreso
Poder al alguacil para
embargar
Publicidad

Precio de
venta
Puja ulterior

Riesgos del
licitador

Segundo
embargo
Sentencia de adjudicación
(acción en
nulidad)

Sentencia de adjudicación
(efectos)
Sentencia de adjudicación
(ejecutoriedad)

Sentencia de adjudicación (error del Registro de


Títulos)
Sentencia de
adjudicación que decide sobre incidentes (susceptible de recursos)

Sobreseimiento
Título para embargar

Venta anterior al embargo

Venta no
registrada
Vivienda familiar
EMBARGO INMOBILIARIO ABREVIADO (LEY 6186 DE 1963)
Ámbito de aplicación

Constitucionalidad del embargo


abreviado

Pliego de condiciones

Poder al alguacil para


embargar

Procedimiento

Procedimiento
(incidentes)

Recursos
EMBARGO RETENTIVO
Banco
Contratistas

Declaración
afirmativa

Demanda en cobro de
pesos
Demanda en validez o al
fondo

Efectos respecto del


tercero
embargado

Embargo retentivo y
oposición
(terminología)
Levantamiento y suspensión
del
embargo

Título para
embargar

Responsabilidad civil
EMPLAZAMIENTO
EMPRESAS CONSTRUCTORAS
EMPRESAS ELÉCTRICAS
EMPRESAS
FINANCIERAS
ENRIQUECIMIENTO SIN
CAUSA

ERROR
ERROR MATERIAL
ESCRITOS
Casación

Depósito
tardío

Escrito descartado
erróneamente por
tardío
Error en la fecha de recepción

Firma del
abogado
Jurisdicción inmobiliaria

Obligación de los jueces de


ponderarlos
Variación de las conclusiones

ESTADO CIVIL
ESTADO
DOMINICANO
EVICCIÓN
EVIDENCIA
EXCEPCIÓN DE CONEXIDAD
Concepto

Especies en que no hay


conexidad

Recursos
EXCEPCIÓN DE INCOMPETENCIA
Abandono

Apelación
Carácter
prioritario

Casos en que la
incompetencia puede ser pronunciada de
oficio
Cómo y cuándo debe
proponerse

Corte de
reenvío
Incompetencia e
inadmisión
Incompetencia
territorial
Jurisdicción
Inmobiliaria

Puesta en mora
EXCEPCIÓN DE INEJECUCIÓN
EXCEPCIÓN DE LA AUTORIDAD DE LA COSA JUZGADA
EXCEPCIÓN DE LITISPENDENCIA
Concepto
Especies en que no hay litispendencia
Recursos
EXCEPCIÓN DE NULIDAD
EXCEPCIÓN NON ADIMPLETI CONTRACTUS
EXCEPCIONES DEL PROCEDIMIENTO
EXCESO DE PODER
EXPERTICIA
EXPROPIACIÓN
Declaratoria de área
protegida
Competencia
Prescripción
Recursos
Requisitos
Tasaciones
EXPULSIÓN DE
LUGARES
EXTRA PETITA

-F-

FACTURAS

FALLO
FALSA SUBASTA
FALTA
Auto de no ha lugar

Banco

Concepto
Concubinos
Embargo retentivo
Obligación de los
jueces
Responsabilidad civil contractual
FALTA DE BASE LEGAL
FALTA DE LA VÍCTIMA
FAMILIA
FALTA DE MOTIVOS
FARMACIA
FECHA CIERTA
FIANZA
FIANZA JUDICATUM SOLVI

FIJACIÓN DE
AUDIENCIA
FIJACIÓN DE SELLOS
FILIACIÓN
Concepto
Demanda en reconocimiento o desconocimiento
de paternidad

Derecho
fundamental
Filiación
materna

Filiación paterna

Ley
aplicable a la acción en investigación de
paternidad

Legitimación
Poder activo de los
jueces
Posesión de
estado

Prescripción
Presunción del artículo 312 del Código Civil y el
ADN

Prueba
Reconocimiento
FINANCIERAS
FLUIDO ELÉCTRICO
FONDO DE COMERCIO

FONDO DE GARANTÍA DE INMUEBLES


REGISTRADOS
FONDO DE PENSIONES Y JUBILACIONES
FOTOCOPIAS
Casación

Fotocopias de documentos
esenciales

Fotocopias no
objetadas
Poder discrecional de los jueces

Principio de prueba por


escrito

Secretaría
FOTOGRAFÍAS
FRAUDE
FUERZA MAYOR
FUERZA PÚBLICA
FUNERARIA

FUSIÓN
FUSIÓN DE
SOCIEDADES

-G-

GARANTÍA
GRATUIDAD DE JUSTICIA
GUARDA DE LAS COSAS INANIMADAS
GUARDA DE MENORES

-H-

HECHOS DE LA
CAUSA

HEREDEROS
HIJOS LEGÍTIMOS
HIJOS MENORES
HIJOS NATURALES
HIPOTECA
Bien indiviso

Cancelación
Condominio

Demanda en nulidad

Elección de domicilio en la secretaría del


tribunal

Inmueble adquirido con


fraude
Inmueble adquirido después de
hipotecado
Inoponibilidad de hipotecas o ventas no
inscritas

Vivienda familiar
HIPOTECA JUDICIAL

HIPOTECA JUDICIAL PROVISIONAL


Auto que la ordena

Cancelación
Conversión en
definitiva

Demanda al fondo

Renovación
HONORARIOS
HOTELES
-I-

IDIOMA
ESPAÑOL

IGUALA
IMPUESTO SOBRE LA VIVIENDA SUNTUARIA
IMPUGNACIÓN (CONTREDIT)
Avocación

Carácter del
procedimiento
Concepto

Consignación de los gastos

Contredit y apelación
Embargo inmobiliario

Jurisdicción
inmobiliaria
Jurisdicción de niños, niñas y
adolescentes

Plazo para interponer el recurso

Notificación del recurso y de la fecha de la


audiencia
Referimiento

Sentencia sobre
el recurso
INADMISIBILIDAD
INCIDENTES PROCESALES
INCLUSIÓN DE
HEREDEROS
INCAPACIDAD
INCOMPETENCIA
INDEMNIZACIÓN
INDEXACIÓN
INDIVISIBILIDAD
INFORMATIVO
Acto de
alguacil
Carácter de la sentencia que ordena o rechaza el
informativo

Informativo ordenado de oficio

Juramento de los
testigos
Poder soberano de los jueces
para ordenar o desestimar la solicitud
Poder soberano de los jueces respecto de los
testimonios

Reproducción de los
testimonios

Solicitud de reenvío de la
audiencia
INHIBICIÓN
INMUTABILIDAD DEL PROCESO
Concepto

Especies en que hay violación al


principio de la inmutabilidad del
proceso

Especies en que no hay violación al principio de la inmutabilidad


del proceso

Limitaciones al poder de los jueces en esta materia


INMUEBLES
INSCRIPCIÓN EN FALSEDAD
Competencia
Comunicación al
fiscal

Concepto

Especies en que es necesario inscribirse en


falsedad
Especies en que no es necesario inscribirse en
falsedad
Etapas del
procedimiento

Intimación al demandado en
falsedad

Jurisdicción
inmobiliaria

No es posible la inscripción en falsedad contra una


sentencia
Poder discrecional de los
jueces
Renuncia

Sentencia que decide sobre la inscripción en


falsedad
INSPECCIÓN DE LUGARES
INSTITUTO AGRARIO DOMINICANO
INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS FORENSES (INACIF)

INTERDICCIÓN

INTERÉS JURÍDICO
Concepto

Derecho propio de la persona que sufre el


agravio Especies
en que hay interés
Especies
en que no hay interés

Evaluación
Mandato inexistente
INTERÉS
CONVENCIONAL
INTERÉS
LEGAL
INTERÉS JUDICIAL

INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS


JURÍDICAS

INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS


INTERRUPCIÓN DE INSTANCIA
INTERVENCIÓN

INTERVENCIÓN
FORZOSA

INTERVENCIÓN VOLUNTARIA
Concepto
Jurisdicción inmobiliaria

Tipos de intervención voluntaria


INVESTIGACIÓN DE LA PATERNIDAD
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY
Concepto
Especies a las que se aplica el
principio

Excepciones

Filiación

Normas procesales y reformas


constitucionales

-J-

JUECES
Corte de
envío
Instrucción y fallo del
expediente
Jurisdicción inmobiliaria
JUECES (PAPEL ACTIVO O
PASIVO)

JUECES (PODER SOBERANO


DE APRECIACIÓN)
JUEZ DE LOS REFERIMIENTOS
JUNTA DE
VECINOS
JURAMENTO
DECISORIO
JURISDICCIÓN DE NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES
JURISDICCIÓN INMOBILIARIA
Arbitraje
Astreinte

Carácter de la Ley 108-


05
Decisiones
administrativas
Objetivo de la jurisdicción
inmobiliaria

Procedimiento

Vigencia de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario
JURISPRUDENCIA
JUZGADO DE PAZ
Competencia

Recursos contra las sentencias del juzgado de


paz
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA

-L-

LANZAMIENTO DE LUGARES
LAUDO ARBITRAL
LEASING

LEGADO
LEGALIZACIÓN DE FIRMAS
Contrato sin legalización

Fuerza
probatoria
Legalización hecha por suplente de juez de
paz
Legalización sin
fecha
Oponibilidad de actos sobre terrenos
registrados
LEGALIZACIÓN
CONSULAR

LEGÍTIMA HEREDITARIA
LEGITIMACIÓN
LESIÓN
LEY 6-86 SOBRE FONDO DE PENSIONES DE LOS
TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN
LEY 173 DE 1966
LEY DE CUOTA
PARTE

LEY EXTRANJERA
LIBROS DE
COMERCIO

LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD
LIQUIDACIÓN POR ESTADO
LITIS SOBRE DERECHOS REGISTRADOS
Concepto
Costas

Diferencia respecto del saneamiento

Fase de
prueba

Inmutabilidad del
proceso
Notificación de la
demanda
Operación posterior al asentamiento de una
litis

Prueba

Saneamiento
LITISPENDENCIA
LOCALIZACIÓN DE POSESIONES
LO PENAL MANTIENE LO CIVIL EN ESTADO
-M-

MALA FE
MANDATO
Mandato aparente
Muerte del mandante
Naturaleza

Poder soberano de los


jueces

Prueba
Ratificación

Renuncia o
revocación
Venta
MATERIA COMERCIAL
MARCAS COMERCIALES
MATRIMONIO
MÉDICOS
MEDIDAS CONSERVATORIAS
MEDIDAS DE INSTRUCCIÓN
Defecto
Jurisdicción
inmobiliaria
Papel activo o
pasivo

Poder soberano de los


jueces

Revocación

Transcripción de las declaraciones de las partes


y
testigos
Tribunal colegiado
MEDIOS DE CASACIÓN
MEDIOS DE INADMISIÓN
Autoridad de la cosa
juzgada
Carácter enunciativo del
artículo 44 de la Ley 834 de
1978

Carácter
prioritario

Casación

Cláusula
contractual
Cómo se deben
proponer
Comparación
con las
nulidades

Cuándo se pueden
proponer
Efectos

Inadmisión e
incompetencia
Irrecibible

Instancia en
apelación

Jurisdicción
inmobiliaria

Ley 173 de
1966
Medio de inadmisión que es una defensa al
fondo

Medios de inadmisión que pueden ser suplidos


de
oficio
Medios que no pueden ser invocados de
oficio

Momento en que debe colocarse el tribunal para


fallar
Naturaleza de la sentencia que decide sobre la
inadmisibilidad

Puesta en mora

Regularización de la situación que ha dado lugar al medio de


inadmisión

Sentencia que decide sobre el medio de inadmisión y sobre el


fondo
MEDIO DE PRUEBA
MEDIO NUEVO
MEJORAS
MENORES
Administrador judicial de bienes
Apelación incidental de sentencia del Tribunal de
Niños, Niñas y Adolescentes

Autoridad
parental

Capacidad

Carácter provisional de las sentencias en materia de


menores
Conflicto de derechos de menores con derechos
de adultos
Conflicto de
leyes
Corte de niños, niñas y
adolescentes
Demanda en restitución internacional de menor
trasladado o retenido
ilícitamente

Derecho del menor a ser


escuchado
Educación
Guarda

Interés superior del niño

Partición
Pensión alimenticia o
alimentaria
Poder
activo de los
jueces

Protutor
Régimen de
visita
Residencia habitual del
menor

Referimiento
Tutor
MENSURA CATASTRAL
MICROFILME
MONEDA
MOTIVOS
MOTIVOS ERRÓNEOS
MUEBLES
MUERTE DE UNA PARTE
MUERTE O INCAPACIDAD DEL ABOGADO
MUJER CASADA

-N-

NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES


NO HAY NULIDAD SIN AGRAVIO
NOMBRES COMERCIALES

NON BIS IN IDEM


NOTARIO
NOTIFICACIONES
Concepto
Constitucionalidad de las notificaciones en manos
del vecino y en el
extranjero
Jurisdicción
inmobiliaria
Notificaciones a
domicilio

Notificación a la propia
persona
Notificaciones a personas
morales

Notificaciones en días de
fiesta

Notificaciones en el domicilio de
elección
Notificaciones en el
extranjero

Notificaciones en manos de un
menor
Notificaciones en manos de
un
vecino
Notificaciones en vacaciones
judiciales
Notificaciones no objetadas

Notificaciones por domicilio


desconocido
Obligación del alguacil respecto de la persona que
recibe el acto
NOVACIÓN

NULIDADES DE ACTOS JURÍDICOS


Concepto

Diferencia entre nulidad y


caducidad
Jurisdicción
inmobiliaria

Nulidad
absoluta
Nulidad
relativa
Poder de
apreciación de los
jueces
Prescripción

Venta entre esposos


NULIDADES DE ACTOS PROCESALES
Concepto
Cómo se
proponen

Comparación con las


caducidades
Comparación con las inadmisibilidades
NULIDADES DE FONDO
Carácter limitativo

Concepto

Cuándo deben ser


propuestas
Falta de
poder
Necesidad de probar o no el agravio

Especies en que hay nulidad de


fondo

Especies en que no hay nulidad de


fondo

Facultad de los jueces de declararla de oficio


NULIDADES DE FORMA
Concepto

Cuándo debe
proponerse
Efectos

No hay nulidad sin agravio


(concepto)
No hay nulidad sin agravio (concepto de
agravio)

No hay nulidad sin agravio (especies en que hay


agravio)

No hay nulidad sin agravio (especies en que no


hay
agravio)
-O-

OBLIGACIÓN
ALTERNATIVA

OBLIGACIÓN DE
MEDIOS
OBLIGACIÓN DE RESULTADO
OBLIGACIÓN DE SEGURIDAD
OBLIGACIONES
OCUPACIÓN DE TERRENO
OFERTA DE VENTA
OFRECIMIENTOS REALES Y CONSIGNACIÓN
Concepto
Costas
Desalojo
Efectos

Embargo
inmobiliario

Requisitos
OMISIÓN DE ESTATUIR
OPCIÓN DE COMPRA
OPOSICIÓN DE
TRASPASO

OPOSICIÓN (EMBARGO RETENTIVO)


OPOSICIÓN (RECURSO)
Concepto

Efectos
Oposición y
apelación
Oposición y
casación

Plazo

Procedimiento

Sentencias susceptibles del recurso de


oposición

Sentencias no susceptibles de
oposición

Suspensión de ejecución de sentencia recurrida


OPOSICIÓN (SIMPLE)
ORDEN
PÚBLICO

ORGANIZACIÓN JUDICIAL

-P-

PACTO COMISORIO
EXPRESO

PAGARÉ

PAGARÉ
NOTARIAL

PAGO

PARENTESCO
PARTICIÓN
Acción
oblicua
Apelación de la sentencia que ordena la
partición
Arbitraje
Competencia
Comunidad legal de
bienes

Concubinato

Desalojo
Distracción u ocultamiento de
bienes

Divorcio

Etapas del procedimiento en


partición

Gastos

Emplazamiento

Inmuebles radicados en el
extranjero

Lesión

Menores

Naturaleza del procedimiento de


partición

Notario

Partición
amigable

Partición de
hecho

Peritaje

Prescripción

Renuncia a la
sucesión

Sobreseimiento

Suspensión
Transacción
PATENTE DE INVENCIÓN
PATERNIDAD
PENSIÓN ALIMENTICIA
PERENCIÓN DE INSTANCIA
Casación
Instancia en
apelación
Interrupción

Naturaleza
Plazo
PERENCIÓN DE SENTENCIA
PERITAJE
Concepto
Informe de los
peritos
Informe no
pericial
Jurisdicción
inmobiliaria

Nuevo
peritaje

Nulidad
Objeto del
peritaje
Poder discrecional de los
jueces

Recusación
PERSONA MORAL
Calidad

Daños morales

Notificaciones
PLAZOS
Aumento en razón de la
distancia
Nueva
ley
Plazos de
meses
Plazos francos

Vencimiento en día feriado o no laborable


PLAZO DE GRACIA
PODER
PODER DE APRECIACIÓN DE LOS JUECES
PÓLIZA
PORCIÓN DISPONIBLE
POSESIÓN
Conflicto entre dos
posesiones

Herederos
Poder soberano de los
jueces
Presunción en materia de
muebles
Prueba
Quien ocupa no es necesariamente el
propietario
Terrenos registrados
POSESIÓN DE ESTADO
PRECLUSIÓN
PROCESAL

PRENDA

PRESCRIPCIÓN
PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA
Adquisición de
derechos
Bien de
familia
Condiciones

Esposos
Inquilino

Ocupante por simple


tolerancia
Parceleros del Instituto Agrario
Dominicano
Poder soberano de los
jueces

Terrenos
no registrados
Terrenos registrados
PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
Abuso de
derecho
Acción civil y acción penal

Casación

Concepto

Construcción
Descargo puro y
simple

Desistimiento
Falta de
consentimiento
Filiación

Herederos

Imposibilidad del ejercicio de la


acción
Interrupción

Jurisdicción
inmobiliaria

Ley de
confiscaciones
Medio de
inadmisión
Obligación de
seguridad

Plazos
Plazo (punto de partida)

Principio de prescriptibilidad
Sentencia de
adjudicación
Simulación

Suspensión

Transferencia de inmueble por disolución de


sociedad
Transporte
marítimo

Venta
Vicios del consentimiento
PRÉSTAMO

PRESUNCIONES
PRINCIPIO DE
CONTRADICCIÓN
PRINCIPIO DE IMPULSIÓN DEL PROCESO
PRINCIPIO DE PRIORIDAD
REGISTRAL

PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD
PRINCIPIO DE PRUEBA POR
ESCRITO
PRINCIPIO DE
RAZONABILIDAD
PRIVILEGIO DEL VENDEDOR NO
PAGADO
PROCEDIMIENTO CIVIL O COMERCIAL
PROCESO
PRODUCCIÓN DE DOCUMENTOS
PROMESA DE VENTA
PROPIEDAD
PROPIEDAD HORIZONTAL
PROPIEDAD INDUSTRIAL
PROTECCIÓN A LOS AGENTES Y REPRESENTANTES
PRUEBA
ADN

Afirmaciones de las
partes

Carga de la
prueba
Cartas

Certificación del alcalde


pedáneo
Certificación de la secretaría del
tribunal

Certificaciones de
terceros

Cheque

Condición
Conduces

Demanda
Facturas

Informe
pericial
Jurisdicción inmobiliaria (deber de sustentar
decisiones en pruebas)
Jurisdicción inmobiliaria
(informes
periciales)

Jurisdicción inmobiliaria (falsedad)

Jurisdicción inmobiliaria (libertad de


pruebas)

Jurisdicción inmobiliaria (principio de prueba por


escrito)
Jurisdicción inmobiliaria (requisitos de formas de
los
actos)

Jurisdicción inmobiliaria
(saneamiento)
Materia comercial

Microfilme

Poder de apreciación de los


jueces
Principio de prueba por
escrito

Prueba de un hecho
negativo

Valoración judicial de la
prueba
PUBLICACIÓN
PUESTA EN MORA
PUJA ULTERIOR

-Q-

QUERELLA
QUIEBRA

-R-

RAZONABILIDAD
REAPERTURA DE DEBATES
Casación

Concepto
Condiciones

Defecto

Poder soberano de los


jueces

Procedimiento

Sentencia y recursos
RECONOCIMIENTO DE
DERECHO
RECONOCIMIENTO DE HIJO NATURAL
RECURSO DE APELACIÓN
RECURSO DE CASACIÓN
RECURSO DE IMPUGNACIÓN (CONTREDIT)
RECURSO DE OPOSICIÓN
RECURSO DE REVISIÓN CIVIL
RECURSO ADMINISTRATIVO (JURISDICCIÓN
INMOBILIARIA)

RECURSO JURISDICCIONAL (JURISDICCIÓN


INMOBILIARIA)

RECURSOS
Admisibilidad

Aquiescencia
Calidad

Carácter de
orden
público
Dónde se deben notificar los
recursos

Imposibilidad de recurrir dos veces la misma


sentencia

Interés
Jurisdicción
inmobiliaria

Jurisdicción de
niños, niñas y
adolescentes
Nadie puede verse perjudicado por su propio
recurso
Persona
fallecida
Plazos para
recurrir (punto de partida)
Restricción y
supresión
Solidaridad e
indivisibilidad
Única vía de impugnar las sentencias
RECUSACIÓN

REFERIMIENTO
Amparo
Astreinte
Autoridad de la cosa
juzgada

Citación

Clases y formas del


referimiento

Competencia
Comunicación de
documentos

Concepto

Contestación
seria

Daño
inminente

Efecto suspensivo

Ejecutoriedad de la ordenanza en
referimiento
Embargo
inmobiliario

Fianza judicatum solvi


Impugnación (le contredit)

Juez de los
referimientos no conoce el fondo del
asunto

Menores
Ordenanza del juez de los
referimientos
Petit référé

Querella
Publicidad de las ordenanzas de
referimiento
Producción forzada de
documentos

Recursos contra las ordenanzas de


referimiento
Referimiento ante la jurisdicción
inmobiliaria

Referimiento
provisión

Sobreseimiento

Suspensión de ejecución de
ordenanza

Turbación manifiestamente
ilícita
Urgencia
REFORMA AGRARIA

REGÍMENES MATRIMONIALES
REGISTRO
CIVIL

REGISTRO DE
TÍTULOS
REGISTRO INMOBILIARIO
REGISTRO MERCANTIL
REINTEGRANDA
REIVINDICACIÓN

RELACIÓN DE
HECHO
RELATIVIDAD DE LOS CONTRATOS
REMESAS
RENDICIÓN DE
CUENTAS

RENOVACIÓN DE INSTANCIA
REPLANTEO

REPRESENTACIÓN
RESERVA HEREDITARIA
RESOLUCIÓN DE LOS CONTRATOS
RESPONSABILIDAD CIVIL
Concepto

Responsabilidad civil contractual y


extracontractual
RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL
Elementos de la responsabilidad contractual

Farmacia
Obligación de
resultado

Obligación de
seguridad
Obligación de seguridad
(parqueo)

Obligación de seguridad (productos


defectuosos)

Prescripción

Puesta en
mora

Universidades
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL
Característica
principal

Cobro de
pesos
Elementos de la
responsabilidad
Prescripción
Prueba
RESPONSABILIDAD MÉDICA
Acción civil y acción penal
Aleas terapéutico

Causalidad

Centros
médicos

Cirugía estética
Falta
médica

Naturaleza de la relación médico-


paciente
Historial clínico
Obligación de
resultado
Obligación de vigilancia y
seguridad

Prescripción

Prueba

Solidaridad

RESPONSABILIDAD POR ABUSO DE DERECHO


Condiciones

Especies en que hay abuso de


derecho

Especies en que no hay abuso de


derecho

Jurisdicción inmobiliaria

Prescripción
Querellas
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PERSONAL
Delito civil
Elementos de la
responsabilidad
Intervención de un tercero en un
contrato
Tercero que se compromete a pagar la deuda
de otro
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LAS COSAS
INANIMADAS
Acción civil y acción
penal
Calidad para
demandar
Causas eximentes de
responsabilidad
Concepto de
guarda

Contratistas
Elementos de la responsabilidad

Empresas
eléctricas
Participación
activa

Presunción contra el
guardián

Presunción contra el propietario de la


cosa
Prescripción
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LOS
ANIMALES

RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE OTRO


Acción
recursoria

Bancos

Causas eximentes de la responsabilidad del


comitente

Concepto

Contratistas

Elementos de la
responsabilidad

Relación comitente-
preposé
Solidaridad
RESPONSABILIDAD CIVIL POR EL HECHO DE LOS PRODUCTOS
DEFECTUOSOS

RETROACTIVIDAD DE LAS LEYES


RETROVENTA
REVISIÓN CIVIL
Admisibilidad

Concepto
Ejercicio simultáneo de la revisión civil y del
recurso de casación
Fases

Jurisdicción inmobiliaria
Plazo
Recurso contra la sentencia que decide la revisión civil
REVISIÓN POR CAUSA DE ERROR MATERIAL

REVISIÓN POR CAUSA DE FRAUDE


Condiciones
Efectos

Especies en que se configura el


fraude

Finalidad

Medios
Plazo

Poder soberano de los


jueces

Procedimiento

Sentencia que acoge el


recurso
Única vía para impugnar un saneamiento
ROL DE AUDIENCIA
-S-

SANEAMIENTO
Abogado del
Estado
Autoridad de cosa
juzgada
Carácter de orden
público

Cuándo se considera el inmueble


saneado
Condiciones

Efectos

Localización de
posesiones
Motivos

Poder de los
jueces
Prueba

Revisión por causa de error material

Saneamiento comenzado bajo antigua Ley de


Registro de
Tierras
Saneamiento sobre saneamiento
SECRETO BANCARIO
SECUESTRO JUDICIAL
Competencia

Concepto

Condiciones

Inmueble alquilado

Inmueble
registrado
Sucesión
SEGURIDAD SOCIAL

SEGUROS
Arbitraje
Aumento de
cobertura
Carácter comercial o civil del contrato de
seguro

Comisiones

Interpretación

Plazo para la presentación del


afianzado

Reaseguro
Seguro de
vida

Subrogación

Tasación
Término “valores”
(definición)
Valor de la indemnización en el seguro de
cosas

Vehículo de motor
SENTENCIA
Contenido
Contradicción de
sentencias

Copia
certificada
Demanda en interpretación de sentencia

Dispositivo

Errores
materiales
Errores materiales
(enmienda)

Extra petita
Identidad de las
partes

Interpretación

Motivos

Motivos (instancia en
apelación)
Motivos (jurisdicción inmobiliaria)

Notificación

Plazo para
fallar
Publicidad

Publicidad (jurisdicción
inmobiliaria)

Registro

Sentencias definitivas

Sentencia dictada sobre la base de una ley


declarada posteriormente
inconstitucional
Sentencias en defecto y reputadas
contradictorias
Sentencias en defecto y
reputadas contradictorias
(perención)

Sentencias
interlocutorias
Sentencias
preparatorias
Sentencias preparatorias (jurisdicción
inmobiliaria)
Ultra petita

Vías de impugnación
SEPARACIÓN DE BIENES
SERVICIOS FÚNEBRES
SERVIDUMBRE

SIDA
SIMULACIÓN
Concepto
Poder y deber de los
jueces

Prescripción

Préstamo bajo la apariencia de una


venta

Prueba

Ventas y aportes en naturaleza


SOBRESEIMIENTO
Clases de
sobreseimiento

Concepto
Cuestión
prejudicial

Jurisdicción
inmobiliaria

Poder y deber de los


jueces
Sentencia
SOCIEDADES COMERCIALES
Acción
pauliana
Acción ut singuli

Arbitraje
Asambleas o
juntas

Aumento
de capital
Cambio de nombre
Capacidad y personería
jurídica
Calidad de
socio

Competencia

Cese de
operaciones
Contadores públicos
autorizados

Contrato entre dos sociedades representadas por la misma persona


física
Convocatoria
Cuórum

Derecho de
preferencia
Disolución y
liquidación

Domicilio
social
Elementos del contrato de
sociedad

Emplazamiento

Estatutos
sociales
Fusión

Muerte de representante legal

Nulidad

Poderes de los órganos y funcionarios


sociales
Sociedad en
participación

Solidaridad

Transformación
Venta o traspaso de acciones
SOCIEDADES DE HECHO
SOCIEDADES DE INFORMACIÓN CREDITICIA
SOLAPAMIENTO DE PARCELAS
SOLIDARIDAD
Condenaciones
solidarias
Materia
comercial

Poder de los jueces

Prueba
SUBASTA
SUBROGACIÓN
SUCESIÓN
Administrador
judicial

Bienes muebles e
inmuebles
Concepto
Calidad y capacidad

Cónyuge

Embargo de un inmueble de la
sucesión

Emplazamiento

Hijos
naturales

Impuestos sucesorios
Legatario
Ley aplicable en el
tiempo
Lugar de apertura de la
sucesión
Obligaciones de los sucesores

Renuncia
Saisine

Secuestro
judicial
Sucesión futura
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA
SUPERPOSICIÓN DE PLANOS
SUPERINTENDENCIA DE
BANCOS
SUSPENSIÓN DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA
Apoderamiento
Auto que ordena una medida
conservatoria

Calidad
Concepto

Competencia

Condiciones

Defecto
Demanda en suspensión no suspende
ejecución

Demanda en suspensión queda aniquilada con la


decisión sobre el fondo

Duración de la suspensión
ordenada
Embargo
inmobiliario
Ordenanzas de
referimiento

Recursos contra la sentencia dictada sobre la demanda en


suspensión
Sentencias de
adjudicación
Sentencias cuya
ejecución entraña consecuencias
excesivas

Sentencias de divorcio
Sentencias del juzgado de paz

Sentencias
ejecutadas

Sentencias en
defecto

Sentencias
penales
Sentencias recurridas en
oposición
Sentencias u ordenanzas ejecutorias de pleno
derecho

Tercería

-T-

TÁCITA RECONDUCCIÓN
TASACIÓN

TELÉFONO
TERCER ADQUIRIENTE DE BUENA FE
TERCERÍA
Competencia

Concepto

Condiciones

Jurisdicción inmobiliaria

Sentencia de
adjudicación
Suspensión de la sentencia atacada en
tercería
TÉRMINO
TERRENOS
COMUNEROS
TESTAFERRO
TESTAMENTO
Concepto
Legados
Nulidades

Poder soberano de los


jueces
Testador ha enajenado bienes
legados
Testador no es propietario de todos los bienes
legados

Testamento
auténtico

Testamento
conjunto

Testamento ológrafo
TESTIGOS
TÍTULO
TÍTULO EJECUTORIO
TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN
TRANSACCIÓN
Efectos

Elementos de la
transacción
Falta de
consentimiento
Fecha
cierta
Jurisdicción
inmobiliaria
Poder para
transar
Poder soberano de los
jueces

Prueba
Renuncias

Resolución
TRANSPORTE
TRANSPORTE AÉREO
Obligación de
resultado
Pérdida de objetos valiosos

Responsabilidad civil (transporte


internacional)

Responsabilidad civil (transporte


internacional: limitación de responsabilidad)
Responsabilidad civil (transporte local)
TRANSPORTE MARÍTIMO
Cláusula limitativa de
responsabilidad

Prescripción

Régimen de las averías

Responsabilidad
civil
Solidaridad del consignatario y del transportista

TRANSPORTE
TERRESTRE

TRASPASO DE PROPIEDAD
TRIBUNAL DE COMERCIO
TRIBUNAL DE CONFISCACIONES
TRIBUNAL DE TIERRAS
TUTELA
TUTELA JUDICIAL EFECTIVA

-U-

ULTRA PETITA
UNIÓN LIBRE
UNIVERSIDADES
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO (UASD)
URGENCIA
USUCAPIÓN
USUFRUCTO

-V-

VEHÍCULO DE MOTOR
Ámbito de la Ley 241 de
1967
Consignación

Derecho de
retención
Embargo ejecutivo
Traspaso o
registro

Venta

Vicios ocultos
VENTA DE BIENES MUEBLES
Entrega
Formación y
prueba
Obligación de
seguridad
Venta
condicional

Venta cuyo precio no se ha pagado

Ventas
internacionales

Vicios ocultos
VENTA DE BIENES INMUEBLES
Acto de
notoriedad
Aporte en
naturaleza
Área
verde
Cláusula de variación del
precio
Condición
suspensiva

Condominio
Copropiedad
Cuerpo
cierto
Ejecución ante negativa del vendedor de suscribir contrato
definitivo
Entrega
Error en el certificado de
título
Falta de indicación de la designación catastral en el acto de
venta
Gastos de
cierre
Garantía
Lesión
Nulidad
Nulidad de la venta de la cosa de otro
Nulidad de la venta con precio
irrisorio
Obligación de construir
infraestructura
Obligación de transcribir o inscribir la
venta
Obligación de
seguridad
Oferta de venta

Plazo para la transferencia del inmueble


comprado

Poder

Prescripción
Promesa de
venta

Registro

Requisitos de forma del acto de


venta
Rescisión de pleno
derecho

Resolución

Separación

Sucesión

Suspensión o retención de
pago
Responsabilidad civil (falta de entrega del
certificado de
título)
Venta condicional de
inmueble

Venta de inmueble cuyo precio no se ha


pagado
Venta de inmueble del Estado sin aprobación
congresual

Venta de inmueble de la comunidad matrimonial sin el


consentimiento del
cónyuge
Venta entre dos sociedades representadas por la
misma persona
Venta verbal

Vicios ocultos
VENTA ENTRE
ESPOSOS

VERIFICACIÓN DE
FIRMAS
VICIOS DEL CONSENTIMIENTO
Apreciación de los
jueces

Concepto

Dolo
Error

Incapacidad

Nulidad
relativa

Poder de apreciación de los


jueces

Violencia

VICIOS OCULTOS
VIOLACIÓN AL DERECHO DE DEFENSA
VIOLENCIA
VIVIENDA FAMILIAR

-Y-

Y/O

-Z-

ZONA FRONTERIZA
ZONA MARÍTIMA
PRESENTACIÓN

El Repertorio de la jurisprudencia civil, comercial e inmobiliaria de la República Dominicana


resume y ordena las sentencias dictadas por la Suprema Corte de Justicia (SCJ) y el Tribunal
Constitucional (TC) dominicanos, desde 2001 hasta 2014, en las materias mencionadas en su título, así
como en los asuntos procesales relacionados con estas. Su elaboración obedece a dos propósitos:
primero, proporcionar al usuario resúmenes del criterio jurisprudencial sobre los diversos temas
relativos a esas materias; y segundo, facilitarle la consulta rápida del texto completo de las decisiones
que contienen el criterio citado.

A seguida se indican los detalles más importantes sobre la organización y contenido del
Repertorio.

Sentencias consultadas

Para la preparación del Repertorio se consultaron las decisiones siguientes:

$ Todas las sentencias del TC dictadas desde el inicio de sus operaciones, en febrero
de 2012 (TC 0001/12 del 6 de febrero de 2012), hasta diciembre de 2014 (TC 407/15 del 30 de
diciembre de 2014).

$ Todas las sentencias de la SCJ emitidas entre enero de 2001 y marzo de 2014,
excepto aquellas de la Segunda Cámara o Sala (Cámara o Sala Penal).

A diferencia de otros compendios de jurisprudencia, el Repertorio no se limita a recopilar las


sentencias emanadas de la SCJ en su función de corte de casación, sino que incluye, además, las
decisiones de su Pleno y del TC.

Se estima que fueron consultadas, en total, unas 16,000 decisiones.

Sentencias resumidas

De las cerca de 16,000 decisiones consultadas, se han compendiado en el Repertorio solo unas
7,000, al haberse excluido expresamente, por el carácter limitado de su contenido, las siguientes:

$ Las sentencias del TC sin incidencia directa sobre asuntos civiles, comerciales o
inmobiliarios.

$ Las sentencias del Pleno y de las Cámaras o Salas Reunidas de la SCJ sin incidencia
directa sobre asuntos civiles, comerciales o inmobiliarios.

$ Las decisiones laborales, administrativas y tributarias de la Tercera Cámara o Sala de


la SCJ.

$ Las sentencias de especie de la SCJ, es decir, aquellas que solo resuelven asuntos
relativos a los hechos del litigio, sin abordar cuestiones de derecho de interés.

$ Las sentencias que repiten criterios ya anotados.


En cuanto a estas últimas, se ha optado por solo citar varias de ellas, con especial cuidado de
que se encuentren tanto sentencias de la “vieja” SCJ, del período 2001-2011, como de la “nueva” SCJ,
en funciones desde 2012, después de la renovación de la mayoría de sus jueces.

Estructura del Repertorio

El Repertorio se compone de unas 5,000 entradas o párrafos, que contienen, cada uno, el juicio
del TC o de la SCJ sobre un determinado asunto civil, comercial o inmobiliario. Se ha compendiado no
solo el razonamiento que fundamenta la sentencia citada (la denominada ratio decidendi o “razón para
decidir”), sino también los argumentos secundarios o incidentales, incluso los innecesarios (las obiter
dicta o razones “dichas de paso”).[1]

Las entradas o párrafos se encuentran ordenados alfabéticamente por tema, con títulos que van
desde abogados hasta zona marítima, y, en aquellos temas con muchas entradas, por subtemas. Los
títulos remiten a otros títulos relacionados. Sin embargo, para facilitar la búsqueda, en ocasiones se ha
repetido el mismo párrafo en varios títulos: por ejemplo, las decisiones sobre la competencia en materia
de alquiler se podrán encontrar tanto bajo el título de alquiler como de competencia; aquellas sobre la
prescripción en materia de sucesiones, tanto bajo el título de prescripción como de sucesión.

Cada entrada o párrafo del Repertorio, escrito en letras redondas, va seguido de las citas de las
sentencias de donde se ha extraído, en letras cursivas.

Texto del párrafo

No se ha seguido el método tradicional de reproducir textualmente las consideraciones de las


sentencias referidas, sino que se ha intentado resumirlas en una o varias oraciones declarativas, aunque
en la mayoría de los casos se ha mantenido el lenguaje utilizado en ellas, haciéndole las revisiones
léxicas y sintácticas necesarias para que cada párrafo del Repertorio consista en una síntesis,
idiomáticamente correcta, del criterio jurídico compendiado.

Se ha preferido este método porque, además de facilitar la búsqueda y comprensión de la


jurisprudencia, permite abreviar la extensión de los párrafos y, por ende, abarcar más contenido en un
solo volumen. En todo caso, el usuario que quiera consultar el texto completo en su redacción original
puede acceder rápidamente a él siguiendo los datos de las sentencias señalados al final de cada párrafo.

Estructura de las citas jurisprudenciales

Por regla general, toda cita debe contener suficiente información para identificar con claridad
el material citado y permitir que este pueda ser consultado con relativa rapidez. Respecto de las
sentencias del TC, es posible cumplir esta regla con solo indicar su número —por ejemplo, TC/0209/14
—, pues con él se puede acceder con facilidad al texto completo de la decisión en el portal del TC,
ubicado en esta dirección: http://www.tribunalconstitucional.gob.do/Sentencias.

En cambio, para citar adecuadamente las sentencias de la SCJ, se requiere, por lo menos: a)
que se identifique cuál de sus formaciones —Pleno, Cámaras o Salas Reunidas, Primera, Segunda o
Tercera Cámara o Sala— ha dictado la sentencia; b) el número de la sentencia, y c) el mes y año en que
fue pronunciada o el número del Boletín Judicial en que fue publicada. Con estos datos, se podrá buscar
en solo un minuto, aproximadamente, el texto completo de la decisión en el portal digital de la SCJ
(http://www.poderjudicial.gob.do/consultas/consultas_sentencias/consultas_sentencias.aspx) o, en
físico, en el Boletín Judicial correspondiente[2]. Allí el interesado podrá comprobar prontamente si la
cita es correcta o espuria[3].

En el Repertorio se ha adoptado el sistema de citas utilizado en la revista Gaceta Judicial, que


va más allá de los requisitos mínimos arriba enunciados, pues incluye, adicionalmente, para las
decisiones de la Suprema Corte de Justicia, la fecha completa de la decisión[4], el número del Boletín
Judicial en que fue publicada y, para las sentencias anteriores a 2009, los números de las páginas que la
contienen. De esta manera, el usuario podrá examinar el texto de la sentencia citada tanto en línea como
en su colección de Boletines Judiciales, en caso de tenerla.

En otro orden, cuando la cita jurisprudencial se refiere a varias sentencias de la misma


formación de la SCJ, se separan estas con punto y coma, y se omite, a partir de la segunda sentencia, la
referencia al nombre de la Corte y de su sala o cámara. Por un prurito de precisión, se considera que las
salas de la SCJ, creadas por la Constitución de 2010, son formaciones distintas a las cámaras que
existieron antes de ese año, aunque lo ocurrido fuese un simple cambio de nombre.

Dentro de cada formación de la SCJ, las sentencias se ordenan en orden cronológico inverso, o
sea, comenzando con la más reciente y terminando con la más antigua. Sucede lo contrario con las
sentencias del TC, las que, por el carácter vinculante que les confiere el artículo 184 de la Constitución,
han sido ordenadas en orden cronológico normal: desde la más antigua —que sentó el precedente
vinculante— hasta la más reciente.

Si la cita se refiere a sentencias de diferentes formaciones, estas se ordenan en orden jerárquico


o, de tratarse de formaciones de igual jerarquía, en orden del número de la sala o cámara, de modo que
las sentencias del Pleno preceden las de las Salas o Cámaras Reunidas; las de las Salas o Cámaras
Reunidas preceden las de la 1.ª Sala o Cámara y estas, a su vez, las de la 3.ª Sala o Cámara.

Por último, si concurren en una cita decisiones del TC y de la SCJ, las primeras preceden las
segundas.

A continuación se muestran ejemplos de las variantes de citas jurisprudenciales utilizadas en el


Repertorio:

$ Sentencia única de la SCJ de 2001 a 2008: SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2002, núm.
3, B. J. 1095, pp. 65-72.

$ Sentencia única de la SCJ de 2009 en adelante: SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de


2011, núm. 81, B. J. 1213.

$ SCJ, 1.ª Sala, 22 de


Varias sentencias de la misma formación de la SCJ:
enero de 2014, núm. 8, B. J. 1238; 15 de mayo de 2013, núm. 140, B.
J. 1230; 17 de octubre de 2012, núm. 45, B. J. 1223; 6 de abril de
2011, núm. 3, B. J. 1205.

$ Varias sentencias de formaciones distintas de la SCJ: SCJ,


Pleno, 3 de junio de 2009, núm. 3, B. J. 1183; Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 11, B. J. 1229; Cámaras Reunidas, 30 de enero de
2008, núm. 3, B. J. 1166, pp. 32-58; 1.ª Sala, 22 de enero de 2014,
núm. 8, B. J. 1238; 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1182;
3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 20, B. J. 1239; 3.ª Cám., 30 de
noviembre de 2005, núm. 40, B. J. 1140, pp. 1869-1876.

$ Sentencia única del TC: TC/0209/14, 8 de septiembre de


2014.

$ Varias sentencias del TC: TC/0017/13, 20 de febrero de


2013; TC/0022/14, 20 de enero de 2014; TC/0330/14, 22 de diciembre
de 2014.

$ Varias sentencias del TC y de formaciones distintas de la SCJ: TC/0174/14,


11
de agosto de 2014; TC/0017/13, 20 de febrero de 2013; SCJ, 1.ª Sala,
25 de septiembre de 2013, núm. 125, B. J. 1234; 1.ª Cám., 3 de
diciembre de 2008, núm. 1, B. J. 1177, pp. 133-145; 3.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 20, B. J. 1239; 3.ª Cám., 30 de noviembre de
2005, núm. 40, B. J. 1140, pp. 1869-1876.
Virajes y vaivenes jurisprudenciales

Cuando la Suprema Corte de Justicia cambia su criterio sobre un tema jurídico determinado,
juzgado previamente en otro sentido, se dice que ha ocurrido un viraje jurisprudencial. “La
jurisprudencia, aun constante —ha dicho reiteradamente la SCJ—, es
susceptible de ser variada”[5]. En estos casos se resume en el Reportorio,
primero, el nuevo criterio sentado por la Corte, citando la sentencia que lo
contiene, y luego se indica la jurisprudencia que ha sido variada, precedida de
la frase, resaltada en negritas, “En sentido contrario”. Los virajes
jurisprudenciales, por su naturaleza, deben estar siempre bien motivados; de
lo contrario, se incurriría, como ha juzgado el TC, en “una violación a los
principios de igualdad y de seguridad jurídica”[6].
En otras ocasiones, la SCJ parece titubear, con aparente inconsciencia[7], entre posiciones
encontradas, en un vaivén jurisprudencial que genera incertidumbre e inseguridad entre jueces y
abogados, al resultarles imposible precisar cuál es la correcta interpretación de la ley. En estos
casos de virajes continuos, se ha procedido a asentar, en primer lugar, la
posición más reciente de la SCJ, junto con las decisiones anteriores en el
mismo sentido, y a continuación, las decisiones con posiciones distintas a las
primeras, anunciadas con la frase “En sentido contrario”.
Abreviaturas y siglas

Solo se han utilizado en el Repertorio nueve abreviaturas y siglas:

1.ª Primera
3.ª Tercera
B. J. Boletín Judicial
Cám. Cámara
núm. Número
pp. Páginas
SCJ Suprema Corte de Justicia
TC Tribunal Constitucional
V. Véase

Errores y omisiones

En una obra de esta naturaleza son muchas y diversas las posibles fuentes de errores y
omisiones: desde el simple asentamiento incorrecto de la fecha o número de una de las miles de
sentencias citadas hasta la errada interpretación de su contenido al ser resumido, sin desechar los
descuidos idiomáticos ni los ortotipográficos, de los que nadie se encuentra a salvo. El autor pide
excusa a sus lectores por todos los errores y omisiones que puedan encontrar en este Repertorio, y, para
rectificarlos en una futura edición, les ruega encarecidamente el envío de sus correcciones y
observaciones, por correo electrónico, a la siguiente dirección: fguzman@drlawyer.com.
Agradecimientos

Desde hace años el autor ha tenido la dicha de contar con un equipo


permanente de tres revisores que escudriñan todas sus obras, jurídicas y
lingüísticas, sin ningún interés que no fuese el de la amistad sincera y el del
amor profundo por el derecho y el idioma español. Componen ese equipo
Rhadaisis Espinal y César Calderón, ambos socios de Guzmán Ariza,
Abogados y Consultores, y Ruth Ruiz, asistente editorial de Gaceta Judicial.
A ellos el autor desea expresarles su imperecedero agradecimiento.

Fabio J. Guzmán Ariza


Santiago, septiembre de 2015
REPERTORIO DE LA JURISPRUDENCIA
CIVIL, PROCESAL CIVIL, COMERCIAL E INMOBILIARIA
DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
(2001-2014)

A
ABOGADOS

V. también constitución de abogado, costas, cuota litis, mandato,


denegación, interrupción de instancia, renovación de instancia.
A nombre de quién actúan

Los abogados actúan en justicia en representación de su cliente en virtud del


poder ad litem que estos reciben. No actúan en nombre propio, sino en el de
su representado, siendo este último quien se beneficia y, a la vez, se obliga
por los actos ejecutados por su letrado. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 68, B. J. 1216.
Características especiales del mandato del abogado

La representación jurídica por parte del abogado en un proceso judicial es


válida sin la autorización expresa del representado; esto así con el fin de
preservar el ejercicio del derecho de defensa del justiciable. Se presume el
mandato tácito al abogado que postula en provecho de su cliente. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 81, B. J. 1213; 16 de noviembre de
2011, núm. 20, B. J. 1212; 4 de agosto de 2010, núm. 3, B. J. 1197; 1.ª Cám.,
7 de mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 19-25; 31 de julio de 2002, núm.
19, B. J. 1100, pp. 205-215; 6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-
72.

El abogado que actúa como representante legal en la conducción de un


proceso judicial no necesita, en principio, exhibir el documento que le otorga
dicha calidad, puesto que esa representación resulta atendible y válida aun sin
autorización expresa, pudiendo efectuarse, incluso, en audiencia, salvo
denegación por parte del representado. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014,
núm. 60, B. J. 1240.

El poder especial de representación de un abogado es reputado como un


mandato especial que le confiere la persona que lo requiere para que en su
nombre realice todas las gestiones pertinentes para las cuales fue contratado.
Solo ese mandante, y no el tribunal, tiene la capacidad para cuestionar el
poder o mandato otorgado al abogado. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012,
núm. 23, B. J. 1219.

Los abogados no necesitan presentar ningún documento que los acredite


como representantes de sus clientes en un litigio, a excepción de los casos en
que la ley exige la presentación de una procuración especial para la
representación. El artículo 39 de la Ley 834 de 1978, que establece la nulidad
de fondo de representante que actúa sin poder, no es aplicable a los abogados.
SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 61, B. J. 1214; 9 de junio de 2010,
núm. 9, B. J. 1195.

Las personas morales pueden actuar válidamente por intermedio de un


abogado constituido, como ocurre en casación, al tenor del artículo 5 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación, el cual dispone que “en los asuntos
civiles y comerciales el recurso de casación se interpondrá con un memorial
suscrito por abogado”, sin necesidad de que en esos casos deban hacerlo
indefectiblemente por intermedio de un representante estatutario ni por
mediación de alguien que tenga poder especial para ello. SCJ, 1.ª Cám., 7 de
mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25; 31 de julio de 2002, núm. 16, B.
J. 1100, pp. 205-215; 6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-72.

En materia inmobiliaria, el hecho de que el abogado no firme la instancia del


recurso de apelación, en la cual aparece su nombre, no constituye una
circunstancia determinante para que el recurso sea calificado como
inexistente. El poder especial de representación del abogado es reputado
como un mandato especial que le confiere la persona que lo requiere para
que, en su nombre, realice todas las gestiones pertinentes para las cuales fue
contratado. Solo ese mandante, y no el tribunal, tiene la capacidad para
cuestionar el poder o mandato otorgado a su abogado. SCJ, 3.ª Sala, 13 de
junio de 2012, núm. 23, B. J. 1219.

El mandato ad litem o de tipo convencional otorgado al abogado puede ser


escrito u oral, e incluso implícito. Resulta válido aun cuando dicha
representación se hiciera sin contar con la autorización expresa de la parte,
salvo denegación del representado. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012,
núm. 19, B. J. 1225.
Denegación de mandato

Una parte no puede alegar por primera vez en casación que el abogado que la
representó en los dos grados de jurisdicción de fondo ha dado falsas calidades
en su nombre y representación sin aportar la prueba correspondiente y sin
haber iniciado el procedimiento de denegación de mandato. SCJ, 3.ª Sala, 21
de diciembre de 2012, núm. 19, B. J. 1225.
Firma

Cuando en un escrito judicial aparece la firma del abogado de una de las


partes, solo él tiene la facultad de negar que esa sea su firma o de declarar
que ha dado autorización a otra persona para que firme de orden en su
nombre. La parte a quien se opone dicha firma no tiene calidad para invocar
su irregularidad. SCJ, 3.ª Cám., 18 de julio de 2007, núm. 19, B. J. 1160, pp.
949-956.
Mandato inexistente

Es inadmisible por falta de calidad e interés la demanda incoada por un


abogado que no ha recibido mandato previo del demandante a quien dice
representar. En la especie, el demandante declaró ante el tribunal, por
mediación de otros abogados, que ni conocía ni había otorgado mandato para
que se incoara la litis, respecto de la cual declaró asimismo no tener ningún
interés. SCJ, 3.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 22, B. J. 1146, pp. 1725-
1734.
Muerte

El deceso del abogado de una de las partes da lugar a que la instancia sea
interrumpida provisionalmente hasta tanto se cumpla con el procedimiento de
constitución de nuevo abogado que establece la ley. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
septiembre de 2012, núm. 26, B. J. 1222.
Prohibición de sustituir al abogado apoderado sin desinteresarlo

La ley prohíbe expresamente al abogado intervenir o encargarse de un asunto


que ya está en manos de otro abogado sin antes asegurarse de que este último
ha sido desinteresado con el pago de sus honorarios y de los gastos de
procedimientos avanzados. Para que se pueda producir la sustitución, no
basta con que se indique que el primer abogado será pagado de acuerdo con
la ley sobre la materia, sino que es indispensable que ese pago se produzca
antes de que los nuevos abogados asuman la continuación del asunto o que,
por lo menos, se garantice, con la aprobación del abogado que se pretende
sustituir, dicho pago. SCJ, 3.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm. 20, B. J. 1148,
pp. 1578-1586.

Para que un abogado intervenga como mandatario ad litem de un litigante


que ya tiene a otro abogado representándolo en la litis, es preciso que se
asegure mediante las pruebas escritas correspondientes de que los honorarios
del abogado constituido previamente han sido pagados o debidamente
garantizados, salvo los casos de renuncia expresa al mandato por parte del
primer abogado, o por muerte de este, o por cualquier otra causa que
implique su imposibilidad para el ejercicio profesional, por aplicación del
artículo 7 de la Ley 302 de 1964 y del artículo 69 del Código de Ética del
Colegio de Abogados de la República Dominicana. De lo contrario, procede
el rechazo de cualquier actuación ante el tribunal de los nuevos abogados.
SCJ, 3.ª Cám.,3 de mayo de 2006, núm. 1, B. J. 1146, pp. 1580-1587.
Sociedad

Una sociedad puede comprometerse válidamente a prestar servicios técnicos


y legales, que incluyan asesoramiento jurídico y asistencia judicial ante los
tribunales. Sin embargo, esa asesoría y asistencia judicial deben ser
materializadas mediante la intervención personal de abogados y solo estos
podrán devengar los honorarios profesionales que sean liquidados u
homologados al tenor de la Ley 302 de 1964. La sociedad deberá perseguir el
cobro de los servicios prestados por la vía ordinaria de derecho común. SCJ,
1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1, B. J. 1205.
Transacción

El poder otorgado a un abogado para la negociación de un contrato de


arrendamiento y para representar a una parte en una litis no es válido para
realizar un contrato de transacción, para lo cual se requiere un poder expreso.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 18, B. J. 1233.

No es válida la transacción suscrita por los abogados de las partes sin poderes
especiales de estas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 50, B. J. 1233.
ABOGADO DEL ESTADO

En caso de que dos procesos de saneamiento efectuados sobre los mismos


terrenos culminen con la emisión de dos certificados de título y, por ende,
con la existencia de dos derechos registrados sobre un mismo inmueble, el
Abogado del Estado tiene calidad para recurrir en casación aunque no haya
sido parte del proceso. El sistema registral dominicano ejerce una
especialísima tutela sobre el derecho de propiedad registrado y le otorga al
Abogado del Estado la más elevada legitimidad para asumir la
representación del interés público. En nuestro sistema registral, el certificado
de título y su registro cuentan con la garantía absoluta del Estado y cuanto
publicita, en principio, se presume exacto, cuestión que hace imperativo que
se dilucide toda situación que implique una inexactitud. TC/0209/14, 8 de
septiembre de 2014.

El Abogado del Estado no tiene calidad ni atribución alguna para autorizar


desalojos con auxilio de la fuerza pública de inmuebles poseídos por personas
ligadas por una relación contractual con sus propietarios. SCJ, Cámaras
Reunidas, 16 de julio de 2008, núm. 3, B. J. 1172, pp. 3-11.

El Abogado del Estado no tiene calidad para recurrir en casación una


sentencia del tribunal superior de tierras sin haber figurado como parte en el
proceso, o haber concurrido a juicio, o tener algún interés o vínculo con el
inmueble objeto de litis, especialmente si la sentencia impugnada no le ha
producido agravio alguno al Estado dominicano. SCJ, 3.ª Sala, 4 de julio de
2012, núm. 31, B. J. 1220.

El pedimento del Abogado del Estado de aplazar un asunto por la


incomparecencia de las partes, no obstante haber sido estas citadas, no obliga
al tribunal de tierras a reenviar el asunto. SCJ, 1.ª Cám., 16 de julio de 2003,
núm. 25, B. J. 1112, pp. 1157.

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que ordenan la
suspensión de la fuerza pública otorgada por el Abogado del Estado. SCJ, 3.ª
Cám., 30 de octubre de 2002, núm. 42, B. J. 1103, pp. 1084.
ABUSO DE DERECHO

V. responsabilidad civil por abuso de derecho.


ACCIÓN

V. también capacidad, calidad, demanda, interés.

La acción en justicia es el derecho reconocido a toda persona para que


reclame ante la jurisdicción correspondiente lo que le pertenece o lo que le es
debido. La acción en justicia está abierta a todo aquel que tenga un interés
legítimo para el éxito o rechazo de una pretensión. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo
de 2013, núm. 48, B. J. 1228.

Las jurisdicciones son soberanas para otorgar a la acción de que son


apoderadas la calificación que le corresponde. SCJ, Pleno, 21 de marzo de
2012, núm. 8, B. J. 1216; 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 19, B. J.
1223.

Para ejercitar válidamente una acción en justicia es necesario que quien la


intente justifique el perjuicio o agravio ocasionado a un derecho propio, el
provecho que le derivaría el acogimiento de sus pretensiones, así como un
interés legítimo, nato y actual. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm.
3, B. J. 1232; 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 39, B. J. 1236; 15 de
mayo de 2013, núm. 137, B. J. 1230; 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J.
1228.

Para actuar en justicia es necesario estar dotado de capacidad procesal, que es


la aptitud jurídica que debe tener toda persona para ser parte de un proceso
como demandante, demandado o interviniente. Solo tienen capacidad
procesal las personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, salvo las
restricciones y excepciones establecidas por la ley. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 30, B. J. 1220; 30 de mayo de 2012, núm. 65, B. J. 1218; 17 de
noviembre de 2010, núm. 28, B. J. 1200.

El demandante en toda acción en justicia debe reunir las condiciones de


capacidad, calidad e interés. Para accionar en justicia no basta con ser capaz,
que es la aptitud personal para actuar, sino que es necesario también tener la
debida calidad para accionar, que es el título en cuya virtud una persona
figura en un acto jurídico o en un proceso, e interés, que es la utilidad que
para el accionante tenga el ejercicio de la acción. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre
de 2012, núm. 77, B. J. 1223.

Una persona fallecida no puede ejercer una acción. Si el fallecimiento ocurre


después de haberse ejercido la acción, los herederos pueden continuar la
instancia. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239; 20 de
junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219; 23 de marzo de 2011, núm. 39. B. J.
1204; 3.ª Cám., 31 de octubre de 2002, núm. 30, B. J. 1091, pp. 1008-1015.

Una persona fallecida no puede figurar como parte demandante, demandada o


interviniente en un litigio. Para actuar en justicia es necesario que el
accionante esté dotado de personalidad jurídica, es decir, debe ser sujeto de
derechos y obligaciones; la personalidad de un ser humano se extingue con su
muerte. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239.

“Nadie puede litigar por procurador”, es decir, nadie puede servirse de


interpósitas personas para accionar en justicia. Las condiciones de calidad e
interés son personales, de modo que el nombre de la parte debe figurar en
todos los actos del proceso, aunque esta se halle representada por un
mandatario ad litem. Los actos del proceso incoados por un mandatario en
violación de esta regla están afectados de una nulidad de fondo. SCJ, 1.ª Sala,
2 de mayo de 2012, núm. 4, B. J. 1218.

La causa de la acción judicial es el fundamento jurídico en que descansa la


pretensión del demandante, es decir, el objeto que este persigue, lo cual no
puede ser modificado en el curso de la instancia ni mucho menos cuando esta
se encuentre ligada entre las partes. El juez tampoco puede alterar en ningún
sentido el objeto o la causa del proceso enunciados en la demanda. Conforme
al principio relativo a la inmutabilidad del proceso, la causa y el objeto de la
demanda, como regla general, deben permanecer inalterables hasta la
solución definitiva del caso, salvo la variación que pueda experimentar la
extensión del litigio a consecuencia de ciertos incidentes procesales. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 82, B. J. 1216; 1.ª Cám. 5 de abril 2006, B.
J. 1145, núm. 5, pp. 59-65.
ACCIÓN CIVIL Y ACCIÓN PENAL

V. también competencia, prescripción.


Competencia del tribunal penal para conocer de la acción civil

La competencia de los tribunales penales para conocer de la acción civil


ejercida accesoriamente a la acción pública, sea contra el imputado o contra
los terceros, solamente tiene lugar si ambas acciones nacen de un hecho que
constituya un delito penal. SCJ, Cámaras Reunidas, 4 de febrero de 2009,
núm. 1, B. J. 1179.

El tribunal penal no puede condenar civilmente a la persona presuntamente


responsable si su puesta en causa ha sido declarada inadmisible. SCJ,
Cámaras Reunidas, 10 de junio de 2009, núm. 5, B. J. 1183.
Ejercicio de la acción civil ante la jurisdicción civil luego de declarada
inadmisible por la jurisdicción penal

Cuando el juez apoderado del asunto penal no conozca de los méritos de la


constitución en actor civil por resultar esta inadmisible, el actor civil puede
ejercer su acción privada ante la jurisdicción civil, en aplicación del artículo
122 del Código Procesal Penal, cuyo texto, en su parte final, expresa: “la
inadmisibilidad de la instancia no impide el ejercicio de la acción civil por
vía principal ante la jurisdicción civil”. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 45, B. J. 1239.

Cuando el juez apoderado del asunto penal no conozca de los méritos de la


constitución en actor civil por resultar esta inadmisible y dicta un auto de no
ha lugar, el actor civil puede ejercer su acción privada ante la jurisdicción
civil sin tener que desistir de su querella. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014,
núm. 28, B. J. 1240.
Electa una vía

La acción civil puede ejercerse conjuntamente con la acción penal o


intentarse separadamente, en cuyo caso se suspende su ejercicio hasta la
conclusión del proceso penal, conforme al artículo 50 del Código de
Procedimiento Penal. Cuando ya se ha iniciado la acción civil ante los
tribunales penales, no se puede intentar la acción civil de manera accesoria
ante la jurisdicción penal. Sin embargo, se puede desistir de la acción civil
ejercida accesoriamente para reiniciarla ante la jurisdicción civil. SCJ, 1.ª
Cám., 27 de junio de 2007, núm. 11, B. J. 1159, pp. 69-75.

Para que tenga aplicación la máxima electa una via, non datur recursus ad
alteram, se requiere identidad de personas, objeto y causa entre las
demandas, lo que no existe cuando la jurisdicción penal está apoderada de
una querella cuyo objeto es obtener una sanción penal, mientras que la
jurisdicción inmobiliaria está apoderada de una litis sobre derechos
registrados que persigue la cancelación de una inscripción de hipoteca
judicial, lo que pone en evidencia que dichas acciones tienen objetos
distintos. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 53, B. J. 1237.
Lo penal mantiene a lo civil en estado

Según el principio “lo penal mantiene a lo civil en estado”, cuando la acción


civil nace de un hecho penal y es perseguida separadamente de la acción
pública, el conocimiento de esa acción civil debe suspenderse hasta que se
haya decidido sobre la acción pública, en razón de que lo decidido en lo penal
se impondrá necesariamente sobre lo civil. SCJ, Salas Reunidas, 3 de abril de
2013, núm. 1, B. J. 1229; 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 82, B. J. 1219;
1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 18, B. J. 1146, pp. 200-212.

Para que la jurisdicción civil ordene el sobreseimiento de la acción de la cual


se encuentra apoderada es necesario: 1) que las dos acciones nazcan de un
mismo hecho y 2) que la acción pública haya sido puesta en movimiento.
SCJ, Cámaras Reunidas, 11 de febrero de 2004, núm. 3, B. J. 1119, pp. 15-
28; 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 44, B. J. 1225; 8 de febrero de
2012, núm. 63, B. J. 1215; 18 de enero de 2012, núm. 22, B. J. 1214; 1.ª
Cám., 20 de junio de 2002, núm. 5, B. J. 1159, pp. 59-63.

Para que la solicitud de sobreseimiento sustentada en la aplicación de dicho


principio quede justificada, es necesario demostrar que la puesta en
movimiento de la acción pública se haya concretado con actuaciones ante los
órganos jurisdiccionales correspondientes, para lo cual es insuficiente el
depósito puro y simple de la querella. Se requiere, además, que el juez
apoderado de lo civil determine si la acción privada tiene su fuente en el
mismo hecho que ha servido de fundamento a la persecución penal. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de junio de 2012, núm. 82, B. J. 1219; 1.ª Cám., 24 de mayo de
2006, núm. 18, B. J. 1146, pp. 200-212.

Para que la solicitud de sobreseimiento quede debidamente justificada, es


necesario que la acción penal no se circunscriba al depósito puro y simple de
la querella penal, sin más actividad por parte de la autoridad represiva
apoderada, sino que es indispensable que la puesta en movimiento de la
acción pública se haya concretizado con actuaciones ante los órganos
correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 46, B. J. 1233.

La norma procesal “lo penal mantiene lo civil en estado” tiene un carácter de


orden público porque su finalidad es la de proteger la competencia respectiva
de las jurisdicciones y evitar con ello la posibilidad de fallos contradictorios.
SCJ, Cámaras Reunidas, 11 de febrero de 2004, núm. 3, B. J. 1119, pp. 15-
28; 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 44, B. J. 1225; 8 de febrero de
2012, núm. 63, B. J. 1215; 18 de enero de 2012, núm. 22, B. J. 1214; 1.ª
Cám., 20 de junio de 2002, núm. 5, B. J. 1159, pp. 59-63.

La parte que solicita un sobreseimiento sobre la base del principio de que “lo
penal mantiene lo civil en estado” debe demostrar la conexidad existente
entre el proceso penal y la acción civil. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto de 2012,
núm. 51, B. J. 1221.

Para que la jurisdicción civil acuerde el sobreseimiento de una demanda en


responsabilidad civil hasta tanto intervenga una decisión en la jurisdicción
penal, es preciso que la acción en responsabilidad civil tenga su fuente en el
mismo hecho que ha servido de fundamento a la persecución penal. SCJ, 1.ª
Cám., 20 de junio de 2002, núm. 5, B. J. 1159, pp. 59-63.

El tribunal apoderado de una demanda en reparación de los daños y


perjuicios fundada en el artículo 1384, párrafo I, del Código Civil, debe
sobreseer el asunto hasta que la jurisdicción penal dicte un fallo definitivo e
irrevocable si la acción en responsabilidad civil y la acción penal tienen su
fuente en el mismo hecho. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, números 22 y
24, B. J. 1214. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008,
núm. 70, B. J. 1175, pp. 593-599 (v. párrafo siguiente).

La acción en responsabilidad civil que recae sobre el guardián de la cosa


inanimada no depende de la acción pública que pueda haberse puesto en
movimiento en relación con los mismos hechos. Para estatuir sobre dicha
acción civil no hay que tomar en cuenta ni la sentencia penal ni la
certificación que dé constancia de que la acción pública ha sido
definitivamente juzgada. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 70, B. J.
1175, pp. 593-599.

El tribunal civil apoderado del cobro de un cheque debe sobreseer el


conocimiento del asunto si el demandado ha interpuesto una querella penal
por falsedad respecto de ese mismo cheque, sobre la cual se ha puesto en
movimiento la acción pública, no obstante que la querella fue interpuesta
después de la decisión de primer grado que acogiera la demanda en cobro.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 46, B. J. 1233.

No hay lugar al sobreseimiento basado en la máxima “lo penal mantiene lo


civil en estado” si la querella pendiente de conocerse en nada influye en la
acción ejercida civilmente. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 81, B. J.
1214.

No hay lugar al sobreseimiento basado en la máxima “lo penal mantiene lo


civil en estado”si la parte que lo invoca no deposita ni la querella ni la
certificación de la secretaría del juzgado de instrucción, sino solo las
citaciones penales. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 82, B. J. 1219.

No hay lugar a la aplicación del principio de que “lo penal mantiene a lo civil
en estado” si el tribunal se encuentra solo apoderado de determinar el monto
de la indemnización como consecuencia de una casación con envío, habiendo
quedado establecida de manera definitiva la comisión de la falta que
compromete la responsabilidad del demandado. SCJ, Salas Reunidas, 3 de
abril de 2013, núm. 1, B. J. 1229.

Si la demanda civil se realiza, en virtud del artículo 1384 del Código Civil
(responsabilidad por el hecho del otro), contra una clínica por los daños
cerebrales ocasionados a un niño, y el fiscal, cuando muere el niño, ejerce la
acción pública por homicidio involuntario contra las enfermeras que le
inyectaron al niño la sustancia que le causó primero el daño cerebral y luego
la muerte, no hay lugar a la suspensión de la demanda civil en virtud del
artículo 50 del Código Procesal Penal. Las acciones no solo tienen un origen
distinto, sino que no existe entre ellas identidad de partes, pues una cosa es la
demanda en daños y perjuicios sustentada por los padres en virtud del 1384
del Código Civil contra el centro médico de salud y otra la puesta en
movimiento de la acción pública por parte del Ministerio Público contra las
enfermeras en virtud del artículo 319 del Código Penal. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
diciembre de 2007, núm. 2, B. J. 1165, pp. 150-157.
Nacimiento conjunto de la acción penal y la acción civil

La comisión de una infracción a la ley penal da nacimiento a dos acciones: la


acción pública, que tiende a restablecer el orden social turbado mediante la
imposición de una pena, y la acción civil, que procura la reparación del daño
material o moral sufrido por la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013,
núm. 73, B. J. 1228.
Opción del demandante

La acción civil puede ejercerse conjuntamente con la acción penal o


intentarse separadamente, en cuyo caso se suspende su ejercicio hasta la
conclusión del proceso penal, conforme al artículo 50 del Código de
Procedimiento Penal. SCJ, 1.ª Cám., 20 de junio de 2007, núm. 5, B. J. 1159,
pp. 29-35.

El ejercicio de la acción civil accesoria a la acción penal constituye solo una


opción para el ofendido, quien también puede optar por reclamar la
reparación de su daño ante los tribunales competentes en material civil. SCJ,
1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 16, B. J. 1224.
Prescripción

Cuando la acción civil tiene su fuente en un hecho penal, su prescripción se


produce por el transcurso del mismo período requerido para la prescripción
de la acción pública, aunque aquella se ejerza con independencia de esta.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 17, B. J. 1234.

Cuando la acción civil contra el guardián de la cosa inanimada tiene su fuente


en un hecho penal, su prescripción se produce por el transcurso del mismo
período requerido para la prescripción de la acción pública, aunque aquella se
ejerza con independencia de esta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm.
73, B. J. 1228.

Cuando ha intervenido en la jurisdicción represiva una ordenanza de no ha


lugar, de descargo o de declinatoria ante la jurisdicción civil, la víctima tiene
derecho a intentar la acción en daños y perjuicios que subsiste en la
jurisdicción correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 8, B.
J. 1082, pp. 142-148.

Para que la víctima pueda beneficiarse de la prescripción extendida de la


acción penal, es necesario que esa acción penal haya sido puesta en
movimiento concomitantemente con la acción civil. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
octubre de 2013, núm. 52, B. J. 1235.
ACCIÓN EN DETERMINACIÓN DE PATERNIDAD

V. filiación.
ACCIÓN EN NULIDAD

V. nulidad de actos jurídicos, nulidad de actos procesales, prescripción


extintiva.
ACCIÓN EN SIMULACIÓN

V. simulación.
ACCIÓN IN REM VERSO

V. enriquecimiento sin causa.


ACCIÓN OBLICUA

El artículo 1166 del Código Civil, que establece la acción oblicua, se aplica,
en principio, a todos los derechos, créditos, intereses y acciones del deudor,
incluyendo su derecho de recurrir en apelación, oposición y casación, sin que
haya lugar a distinguir si la acreencia es de origen contractual o
extracontractual. Las disposiciones del artículo 1166 son generales y deben
ser interpretadas en el sentido más amplio, es decir, que autorizan a los
acreedores a ejercer todos los derechos y acciones del deudor, a excepción de
aquellos inherentes a la persona. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011,
núm. 52, B. J. 1213.

El acreedor que ejerce la acción oblicua no lo hace en virtud de un derecho


propio, sino que ejerce los derechos y acciones de su deudor, en su calidad de
causahabiente de este, en virtud del derecho de prenda general descrito en los
artículos 2092 y 2093 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de
2011, núm. 52, B. J. 1213.

La acción oblicua tiene como único fundamento el derecho de prenda de los


acreedores. En consecuencia, el acreedor no puede ejercer la acción sobre los
derechos de su deudor que, por naturaleza, no están sujetos a dicho derecho
de prenda. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 52, B. J. 1213.

El derecho de ejercer el retracto sucesorio solo pertenece al heredero; no


puede, salvo caso de fraude, abandono o negligencia del deudor, ser ejercido
por los acreedores. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 52, B. J.
1213.

Los acreedores no tienen derecho a ejercer los derechos y acciones de su


deudor cuando este ha hecho las diligencias necesarias para ejercerlos por sí
solo. La acción oblicua se abre cuando el deudor se niega, abandona o evade
ejercer los derechos de que se beneficiaría su patrimonio, lo cual conllevaría
a la sustracción de sus bienes a las acciones persecutorias a las que
eventualmente tendrían derecho sus acreedores con el propósito de satisfacer
su crédito. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 52, B. J. 1213.

No procede la demanda en partición interpuesta por un acreedor mediante la


acción oblicua si existe un acto de partición amigable suscrito entre los
sucesores, lo que evidencia que el deudor ha ejercido oportunamente sus
derechos. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 52, B. J. 1213.
ACCIÓN PAULIANA

Según el artículo 1167 del Código Civil, los acreedores pueden impugnar, en
su propio nombre, los actos ejecutados por su deudor en fraude de sus
derechos. Sin embargo, esta acción no procede contra los actos de una
sociedad si quien es deudor no es la sociedad, sino uno de sus socios. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 130, B. J. 1230.
ACCIÓN REDHIBITORIA

La acción en reclamación de daños y perjuicios fundada en el incumplimiento


de la obligación de seguridad puesta a cargo del fabricante de un vehículo de
motor, al no activarse las bolsas de aire en un vehículo que ha sido chocado
severamente, no permite la prueba de fuerza mayor, del hecho de un tercero o
de la falta de la víctima, puesto que no se trata una acción redhibitoria. SCJ,
Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.
ACCIONES EN UNA SOCIEDAD COMERCIAL

V. sociedades comerciales.
ACCIONES POSESORIAS

V. también posesión.

Según el artículo 23 del Código de Procedimiento Civil, solo una posesión


pacífica, pública, continua, ininterrumpida y a título de propietario puede
servir de fundamento al ejercicio de las acciones posesorias. SCJ, 1.ª Cám.,
11 de mayo de 2005, núm. 2, B. J. 1134, pp. 54-60.

Las acciones posesorias no pueden tener por objeto bienes o derechos


registrados. SCJ, 1.ª Cám., 11 de mayo de 2005, núm. 2, B. J. 1134, pp. 54-
60.

La apelación de las sentencias de los jueces de paz en materia de acciones


posesorias es de la competencia del tribunal superior de tierras si los terrenos
están en proceso de una mensura catastral. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de
2001, núm. 1, B. J. 1084, pp. 19-23.

La reintegranda es la acción posesoria que puede ejercer el poseedor de un


derecho real inmobiliario que ha sido despojado de su posesión con violencia
o por vía de hecho. SCJ, 1.ª Cám., 12 de febrero de 2005, núm. 1, B. J. 1131,
pp. 87-93.

Las condiciones para el ejercicio de la acción en reintegranda son: a) que esa


acción judicial sea intentada por los poseedores propiamente dichos o por los
arrendatarios o locatarios; y b) que el hecho de la desposesión se haya
producido con violencia o por vías de hecho, capaces de perturbar la paz
pública. SCJ, Cámaras Reunidas, 16 de julio de 2008, núm. 3, B. J. 1172, pp.
125-135.

No es posible ejercer la acción en reintegranda en relación con un inmueble


registrado. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 35, B. J. 1238.
ACTA DE AUDIENCIA

V. también audiencia.

Las deficiencias de una sentencia respecto del requisito de publicidad pueden


ser suplidas con las enunciaciones contenidas en el acta de audiencia u otra
parte de la misma sentencia. La mención que hace la secretaria del tribunal en
su certificación de que la sentencia “fue leída y firmada por ella” es suficiente
para cumplir con este requisito. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de
2012, núm. 2, B. J. 1225; 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 3, B. J. 1187;
25 de abril de 2002, núm.11, B. J. 1085, pp. 92-101.

No es nula la sentencia del tribunal colegiado firmada por un juez que se ha


inhibido si, de acuerdo con al acta de audiencia, dicho magistrado no
participó en la deliberación del asunto y si, además, la sentencia impugnada
aparece firmada por los cinco jueces que integraron el tribunal. En esas
circunstancias, la firma del magistrado inhibido no era indispensable ni
determinante. SCJ, Salas Reunidas, 25 de mayo de 2011, núm. 7, B. J. 1206.

El error en una sentencia en cuanto al lugar o situación del tribunal que la ha


dictado no acarrea ninguna consecuencia jurídica si, como sucedió en la
especie, el error es subsanado por otras menciones y enunciaciones tanto en
la sentencia como en el acta de audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de
2006, núm. 4, B. J. 1151, pp. 140-154.

Los tribunales de tierra no están obligados a notificar el acta de audiencia,


aun cuando el plazo para depositar escritos se inicie a partir del día en que
sean transcritas las notas de audiencia. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013,
núm. 38, B. J. 1231.
ACTA DE DEFUNCIÓN

V. también acta del estado civil.

El acta de defunción hace fe de su contenido hasta inscripción en falsedad,


conforme al artículo 31 de la Ley 659 de 1944 sobre Actos del Estado Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 33, B. J. 1238; 19 de septiembre de
2012, núm. 38, B. J. 1222.

El acta de defunción es un elemento de prueba válido para establecer la causa


de muerte de una persona; en la especie, la electrocución. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
enero de 2014, núm. 33, B. J. 1238; 19 de septiembre de 2012, núm. 38, B. J.
1222.
ACTA DE DIVORCIO
V. divorcio.
ACTA DE NACIMIENTO

V. acta del estado civil, filiación.

El acta de nacimiento de una persona, regularmente instrumentada y expedida


por el oficial del estado civil correspondiente, es la prueba legal por
excelencia para probar la filiación. SCJ, Salas Reunidas, 5 de marzo de 2014,
núm. 1, B. J. 1240.

Hacen fe hasta inscripción en falsedad las declaraciones de nacimiento


realizadas por el padre del hijo que ha sido declarado dentro de los plazos
legales, debidamente asentadas en los registros correspondientes por los
oficiales del estado civil competentes, así como las copias libradas conforme
a esos registros. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 7, B. J. 1100, pp.
146-155.

Las declaraciones tardías de nacimiento que no han sido ratificadas por el


tribunal competente, así como aquellas que no han sido hechas por el padre,
solo hacen fe de la filiación paterna hasta prueba en contrario. Pueden ser
impugnadas por todos los medios de prueba. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de
2002, núm. 7, B. J. 1100, pp. 146-155.

En materia de tierras, los jueces del fondo pueden determinar que el acta de
nacimiento que se le somete no constituye una prueba idónea de filiación si
estos comprueban que dicha acta fue emitida irregularmente como
consecuencia de un procedimiento de declaración tardía que no cumplió con
los requisitos legales. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 52, B. J.
1223.
ACTA DEL ESTADO CIVIL

V. también acta de nacimiento, acta de defunción, acto auténtico, divorcio,


filiación.

Las actas del estado civil se encuentran sometidas a un régimen especial


consagrado en el Código Civil y en la Ley 659 sobre Actos del Estado Civil.
SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 7, B. J. 1100, pp. 146-155.

El principio de que las actas del estado civil dan fe hasta inscripción en
falsedad no se aplica a las declaraciones recibidas que transcriben los
oficiales del estado civil, las cuales solo hacen fe hasta prueba en contrario.
SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2003, núm. 23, B. J. 1115, pp. 340-347.

El punto de partida del plazo de quince días para el ejercicio del recurso de
apelación contra la decisión dictada con ocasión de una solicitud de
rectificación de acta civil es, según el párrafo segundo del artículo 89 de la
Ley 659 de 1944 sobre Actos del Estado Civil, la comunicación de dicha
sentencia al oficial del Estado Civil correspondiente, así como al secretario de
la Junta Municipal Electoral de la jurisdicción. No se exige que la
rectificación sea notificada directamente a la Junta Central Electoral. SCJ, 1.ª
Sala, 13 de junio de 2012, núm. 35, B. J. 1219.
ACTO AUTÉNTICO
V. también alguacil, acto de alguacil, inscripción en falsedad, legalización
de firmas, notario, prueba, testamento.
Fecha cierta

Los actos notariales auténticos tienen fecha cierta sin necesidad de ser
registrados a ese propósito, aun cuando por otras razones los documentos
notariales deban ser registrados obligatoriamente. SCJ, 1.ª Cám, 14 de
septiembre de 2005, núm. 18 B. J. 1138, pp. 118-123.
Fuerza probatoria

La fe pública es la credibilidad y fuerza probatoria atribuida a determinados


documentos producidos por ciertos oficiales públicos en virtud de la
autoridad que le otorga la ley respecto de las comprobaciones que ellos
hacen. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 50, B. J. 1232.

El acta que contiene el pronunciamiento de un divorcio da fe hasta


inscripción en falsedad; no puede ser destruida con una certificación emitida
por el secretario del tribunal que conoció de la demanda de divorcio dando
constancia de que en los archivos a su cargo no existe la sentencia. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de julio de 2013, núm. 50, B. J. 1232.

El acto auténtico solo hace fe de los hechos que el oficial público actuante
atestigua haber comprobado; no hace fe de las declaraciones o enunciaciones
hechas por los comparecientes. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm. 18,
B. J. 1195; 14 de septiembre de 2005, núm. 18, B. J. 1138, pp. 118-123.

Hacen fe hasta inscripción en falsedad la fecha que indica el oficial público


en el acto y las expresiones de ese oficial sobre un hecho incluido en el
documento, como ejecutado por él o como ocurrido en su presencia en el
ejercicio de sus funciones. En cambio, no es necesaria la inscripción en
falsedad para impugnar las declaraciones hechas por las partes, ya que el
funcionario público actuante se ha limitado a recoger dichas declaraciones sin
garantizar que estas sean veraces. 14 de septiembre de 2005, núm. 18, B. J.
1138, pp. 118-123.

El acto auténtico hace fe de sus enunciaciones respecto de las


comprobaciones materiales que hace el notario personalmente o de aquellas
comprobaciones materiales que han tenido lugar en su presencia en el
ejercicio de sus funciones. Sin embargo, las afirmaciones hechas en el acto
por el notario fuera de sus atribuciones legales pueden ser combatidas por
toda clase de pruebas sin necesidad de inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Cám.,
3 de octubre 2001, núm. 1, B. J. 1091, pp. 139-145.

El hecho de que las afirmaciones hechas por el notario fuera de sus


atribuciones puedan ser combatidas por toda clase de pruebas, sin necesidad
de inscripción en falsedad, no significa que los jueces no deban ponderar
dichos actos, puesto que una práctica muy extendida la ha legitimado, por lo
que los jueces no deben descartar las comprobaciones del notario de los
debates sin darle la oportunidad a la parte que lo ha presentado a procurarse
otros medios probatorios para sustentar sus pretensiones y atacar los medios
de prueba de su contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 7,
B. J. 1234.
Original

El original de un acto auténtico puede servir de medio de prueba para


demostrar quién es el titular del crédito contenido en el referido acto, cuyo
pago se reclama, y quién es el deudor. Aunque conforme al artículo 46 de la
Ley 301 sobre Notariado solo las primeras copias pueden servir de título para
realizar actos de ejecución, en la especie, el original no fue utilizado como
título para realizar un acto de ejecución. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012,
núm. 2, B. J. 1218.
Poder soberano de los jueces

Es una facultad soberana de los jueces de fondo apreciar si el acto auténtico


cumple o no con los requisitos y exigencias, de forma y de fondo,
establecidos por la ley. SCJ, 3.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 41, B. J.
1221.
Registro civil

No es necesario que los actos auténticos se registren para ser admitidos como
medios de prueba válidos ante los tribunales de justicia. El registro en estos
casos es una formalidad puramente fiscal, cuya inobservancia no acarrea
sanción alguna. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 27, B. J. 1218; 1.ª
Cám., 2 de abril de 2008, núm. 9, B. J. 1169, pp. 126-130; 4 de febrero de
2002, núm. 2, B. J. 1119, pp. 76-82.
ACTO BAJO FIRMA PRIVADA

Los actos bajo firma privada solo hacen prueba de su contenido si son
reconocidos por la persona a quien se le oponen. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de
2012, núm. 19, B. J. 1220.

El documento que no es auténtico por la incompetencia o incapacidad del


oficial, o por defecto de forma, vale como acto privado si está firmado por las
partes. SCJ, Salas Reunidas, 5 de septiembre de 2012, núm. 3, B. J. 1222.

El tribunal de tierras tiene la facultad para conocer y fallar la impugnación de


un acto bajo firma privada, cuyas firmas han sido legalizadas por un notario,
sin necesidad de recurrir al procedimiento de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Cám., 2 de febrero de 2005, núm. 12, B. J. 1131, pp. 470-478; 2 de julio
de 2003, núm. 9, B. J. 1112, pp. 1038-1050.

La regla del artículo 1328 del Código Civil sobre cuándo adquieren los actos
bajo firma privada fecha cierta se aplica no solo a los actos sinalagmáticos
sino también a los actos unilaterales como los recibos y descargos. SCJ, 1.ª
Cám., 3 de septiembre de 2002, núm. 2, B. J. 1114, pp. 42-54.

Para trabar un embargo retentivo no se necesita un título ejecutorio; se puede


hacer con un acto auténtico o un acto bajo firma privada. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
septiembre de 2009, núm. 9, B. J. 1186.

La donación de un inmueble registrado puede hacerse por acto bajo firma


privada. SCJ, 1.ª Sala, 25 de abril de 2012, núm. 70, B. J. 1217.
ACTO DE ALGUACIL

V. también alguacil, notificaciones, nulidad de actos procesales, prueba.


Fuerza probatoria

Según el artículo 1319 del Código Civil, el acto de alguacil hace plena fe
hasta inscripción en falsedad respecto de las comprobaciones materiales que
hace el alguacil personalmente o que han tenido lugar en su presencia en el
ejercicio de sus funciones. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 5, B. J.
1227; 5 de septiembre de 2012, núm. 5, B. J. 1222.

Los jueces no pueden descartar la fecha indicada por el alguacil, aun en el


caso de que los visados contenidos en el acto, que se supone han de ser del
mismo día, tienen fechas posteriores. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
núm. 5, B. J. 1222.

Las menciones que hace el ministerial en cuanto al día, lugar de traslado y


persona con quien dice haber conversado hacen fe hasta inscripción en
falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 3, B. J. 1238.

La mención en el acto de alguacil de una actuación o traslado hecho por este


hace fe hasta inscripción en falsedad. Para restarle eficacia a dicho acto no
basta con demandar en justicia su nulidad; es menester inscribirse en
falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 8, B. J. 1240.
La afirmación del alguacil de que el acto fue notificado a una persona, quien
dijo ser empleada del requerido, es creíble hasta inscripción en falsedad. SCJ,
1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 5, B. J. 1227. En sentido contrario:
SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 15, B. J. 1225.

Los alguaciles imprimen a sus actos el carácter auténtico cuando actúan en


virtud de una delegación legal — en cuyo caso sus comprobaciones son
válidas hasta inscripción en falsedad—, pero, cuando actúan fuera de los
casos previstos por la ley, sus comprobaciones solo tienen el valor del
testimonio y pueden ser rebatidas por la prueba contraria. SCJ, 1.ª Cám., 24
de marzo de 2004, núm. 10, B. J. 1120, pp. 146-158.

No procede recurrir a un informativo testimonial para explicar el contenido


de un acto de alguacil. Los actos de alguacil contienen en sí mismos la prueba
de su existencia y de su regularidad. SCJ, 1.ª Cám., 14 de octubre de 2009,
núm. 25, B. J. 1187.
Irregularidades

En el estado actual de nuestro derecho, la máxima “no hay nulidad sin


agravios” se ha convertido en una regla jurídica, hoy consagrada por el
legislador en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978, para las nulidades de
forma. Aun en el caso de que se trate de nulidades de fondo concernientes a
la violación de la regla del debido proceso de ley, consagrada en el artículo
69, numeral 4 de la Constitución de la República, dicha irregularidad resulta
inoperante cuando los principios supremos establecidos al respecto en nuestra
Ley Fundamental, dirigidos a “asegurar un juicio imparcial y el ejercicio del
derecho de defensa”, son cumplidos. En consecuencia, ningún acto de
procedimiento puede ser declarado nulo en virtud de dicha regla si reúne
sustancialmente las condiciones necesarias para cumplir su objeto, si llega
realmente a su destinatario y si no causa lesión en su derecho de defensa.
SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 23, B. J. 1219; 11 de enero de 2012,
núm. 16, B. J. 1214.

Ningún acto de alguacil se podrá declarar nulo si la nulidad no está


formalmente prescrita por ley. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de marzo de
2005, núm. 25, B. J. 1132, pp. 168-177; 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm.
67, B. J. 1215; 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J. 1092, pp.
86-94.

No es nula la notificación de un recurso por un alguacil quien, al momento de


notificar dicho acto, no está hábil para el ejercicio de sus funciones, por haber
sido suspendido, si dicha irregularidad no ha lesionado el derecho de defensa
de la persona notificada ni le ha impedido defenderse oportunamente. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de abril de 2012, núm. 66, B. J. 1217.

El hecho de que un acto de alguacil contenga dos traslados de diferentes


fechas no constituye un vicio de fondo, ya que dicha irregularidad no está
vinculada con su esencia, sino con su aspecto exterior, y, por tanto, es de
forma. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 32, B. J. 1222.

Para ser válidas, las tachaduras y correcciones en un acto de alguacil deben


ser autentificadas por el alguacil actuante mediante la estampa de su sello.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 136, B. J. 1215.
Registro

El hecho de que un acto de alguacil no esté registrado no impide que los


jueces ponderen su contenido, especialmente si ninguna de las partes ha
cuestionado su autenticidad. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm.
29, B. J. 1222.

La falta de registro de un acto de alguacil no implica su nulidad, ya que la ley


no la dispone. La única sanción recae sobre el alguacil, quien queda sujeto al
pago de una multa. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2004, núm. 2, B. J. 1119,
pp. 76-82.
Sello pretintado

Es válido el uso de un sello pretintado para indicar las generales del alguacil.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 3, B. J. 1228.
ACTO DE COMERCIO

Según el artículo 109 del Código de Comercio, la prueba de los actos de


comercio es libre, aun cuando se suscite con ocasión de un asunto conocido
mediante el procedimiento civil y no el comercial, si la parte a quien se le
opone el acto es una sociedad de comercio. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de
2008, núm. 2, B. J. 1168, pp. 111-126.

Los actos de comercio no están sujetos a formalidades como la legalización


consular; basta con que las partes otorguen su consentimiento sobre un
objeto y causa lícitos y propios del comercio. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de
2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.

Un contrato de transacción entre comerciantes debe someterse a la formalidad


del registro para ser oponible a los terceros, pese a la libertad de prueba en
materia comercial, establecida por el artículo 109 del Código de Comercio.
SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de enero de 2009, núm. 2, B. J. 1178.

El contrato de seguro en sí mismo no es un acto de comercio. La


comercialidad o no de un asunto en materia de seguros depende del carácter
comercial o civil de la empresa demandada. SCJ, 1.ª Cám., 18 de diciembre
de 2002, núm. 4, B. J. 1108, pp. 71-81.
ACTO DE DESISTIMIENTO

V. desistimiento.
ACTO DE EMPLAZAMIENTO

V. casación, emplazamiento.
ACTO DE NOTORIEDAD

Los jueces no pueden descartar el valor probatorio de un acto de notoriedad


por el simple hecho de que los comparecientes y declarantes en dicho acto no
residen todos en el lugar del accidente sobre el cual versa dicho acto. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 13, B. J. 1222.

Un acto de notoriedad no reúne los requisitos exigidos por los artículos 1582
y 1583 del Código Civil para la venta si en él no figuran ni el vendedor ni sus
herederos aceptando o reconociendo la venta alegada. SCJ, 3.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 42, B. J. 1104, pp. 770-771.
ACTO DE PROCEDIMIENTO

V. también nulidades de actos procesales, nulidades de fondo, nulidades de


forma.

Los actos procesales no se presumen; su existencia debe ser probada


mediante su presentación material. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014,
núm. 70, B. J. 1239.

Ningún acto de alguacil o de procedimiento se podrá declarar nulo si la


nulidad no está formalmente prescrita por ley. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de
marzo de 2005, núm. 25, B. J. 1132, pp. 168-177; 1.ª Sala, 8 de febrero de
2012, núm. 67, B. J. 1215; 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J.
1092, pp. 86-94.

Ningún acto de procedimiento puede ser declarado nulo si reúne


sustancialmente las condiciones necesarias para cumplir su objeto. SCJ, 1.ª
Sala, 13 de junio de 2012, núm. 23, B. J. 1219; 11 de enero de 2012, núm.
16, B. J. 1214.
ACTO DE VENTA

V. venta.
ACTO JURÍDICO

V. también contrato, convención.

Los actos jurídicos están sometidos a las condiciones de forma establecidas


por la legislación vigente en el país donde el acto ha sido hecho. Todo acto
realizado en el extranjero puede ser válidamente ejecutado en la República
Dominicana, siempre y cuando dicho acto no viole el orden público y las
buenas costumbres. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133,
pp. 158-17.
ACTO NOTARIAL

V. acto auténtico, notario, prueba.


ACTO RECORDATORIO

V. avenir
ACUERDO TRANSACCIONAL

V. transacción.
ACUMULACIÓN DE INCIDENTES

Los jueces del fondo tienen la facultad de acumular o no con el fondo de la


contestación el conocimiento de los incidentes que puedan presentarse en el
proceso. La acumulación tiende a evitar tácticas dilatorias y aplazamientos
innecesarios de los procesos. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J.
1221; 11 de mayo de 2011, núm. 9, B. J. 1206; 1.ª Cám., 18 de agosto de
2004, núm. 7, B. J. 1125, pp. 82-88; 29 de enero de 2003, núm. 10, B. J.
1106, pp. 79-84.

Los jueces del fondo pueden, mediante una sola sentencia, pero por
disposiciones distintas, decidir tanto los incidentes como el fondo del asunto
si las partes han concluido al fondo o han sido puestos en mora de hacerlo.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 48, B. J. 1238; 1 de agosto de 2012,
núm. 1, B. J. 1221; 1.ª Cám., 18 de agosto de 2004, núm. 7, B. J. 1125, pp.
82-88; 29 de enero de 2003, núm. 10, B. J. 1106, pp. 79-84; 24 de enero de
2001, núm. 16, B. J. 1082, pp. 183-188.

Si la sentencia de primera instancia decidió rechazar las conclusiones del


demandado sobre un incidente sin haber conclusiones al fondo, la corte de
apelación no puede conminar al apelante a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Cám.,
21 de febrero de 2007, núm. 13, B. J. 1155, pp. 184-190.

Es preparatoria la sentencia que se limita a acumular incidentes para ser


fallados conjuntamente con el fondo. SCJ, 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm.
22, B. J. 1218; 1.ª Cám., 26 de abril de 2006, núm. 48, B. J. 1145, pp. 285-
289.
ADJUDICACIÓN

V. embargo inmobiliario.
ADMINISTRADOR JUDICIAL

V. también secuestro.

La figura del administrador judicial se equipara a la del secuestrario judicial


y se rige por el artículo 1961 del Código Civil que trata del secuestro. SCJ,
1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

El juez de los referimientos es competente para designar un administrador


judicial. SCJ, 1.ª Sala, 1 de diciembre de 2010, núm. 7, B. J. 1201; 20 de
octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

El juez que ordene la administración judicial está en la obligación de indicar


cuáles son las funciones específicas y delimitadas del administrador
designado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Las funciones específicas y delimitadas del administrador judicial no están


previstas por la ley. El juez está en el deber de indicarlas. No incurre en
exceso en sus funciones el juez de los referimientos que emite su decisión
acogiéndose a la solución más apropiada a la situación de la cual está
apoderado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

La atribución de un administrador judicial puede consistir solo en fiscalizar y


auditar las operaciones de una sociedad comercial. Así como el juez puede
designar un administrador judicial provisional que sustituya a la gerencia de
una sociedad, también puede limitar los poderes de ese administrador judicial
a funciones de fiscalización y auditoria, dejando a la gerencia en sus
funciones, si así lo estima conveniente para una mejor administración de
justicia. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Se justifica el nombramiento de un administrador judicial provisional de una


sociedad comercial no solo probando que los órganos sociales están
paralizados y que dicha parálisis implica un peligro grave para la
supervivencia de la sociedad, sino también probando que peligra la vida
misma de la sociedad por la contestación entre sucesores indivisos, entre
accionistas o grupos de accionistas que se disputan el poder en la empresa o
su reparto, o por la disputa entre dos consejos de administración que se
pretenden regular y simultáneamente investidos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre
de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Una demanda en designación de administrador judicial incoada tres años


después de la muerte del mayor accionista de una sociedad no excluye la
posibilidad de que exista urgencia. Los hechos que configuran la urgencia en
el caso de sociedades comerciales o de una herencia pueden surgir a medida
que surjan cuestiones de administración y comportamientos no conocidos.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

No procede la designación de un administrador judicial de una sociedad


perteneciente a una sucesión si no hay propiamente dicho un litigio entre las
partes respecto de la administración, propiedad o posesión de los bienes que
componen la sucesión y si la sociedad ejerce en forma normal y natural las
actividades comerciales para las que fue creada, aun cuando se hayan
presentado desavenencias personales entres los miembros de la sucesión.
SCJ, 1.ª Sala, 1 de diciembre de 2010, núm. 7, B. J. 1201.

Es inadmisible el recurso contra una ordenanza, de naturaleza estrictamente


administrativa, que se limita a designar de oficio un administrador judicial
porque las partes en litigio no han logrado acordar quien asumiría dicha
función. En la especie la sentencia que ordenó el secuestro estipulaba que el
tribunal lo designaría de oficio en caso de falta de acuerdo entre las partes.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216.
ADMINISTRADOR PROVISIONAL

V. administrador judicial, secuestro.


ADN

V. prueba.
ADOPCIÓN

Las disposiciones relativas a la adopción contenidas en el Código para el


Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y
Adolescentes (Ley 136-03) no han derogado las disposiciones del Código
Civil sobre la adopción de las personas mayores de edad. SCJ, 1.ª Cám., 23
de agosto de 2006, núm. 13, B. J. 1149, pp. 252-258.
ADQUIRIENTE A TÍTULO ONEROSO Y DE BUENA FE

V. también buena fe, fraude, mala fe, revisión por causa de fraude.
Adquiriente protegido por la ley
La Ley de Registro Inmobiliario protege de manera especial a los terceros
adquirientes a título oneroso y de buena fe de un terreno registrado, en virtud
de la creencia plena y absoluta que estos han tenido frente a un certificado de
título que le haya sido mostrado. Desde el momento en que un tercero
adquiere un inmueble o derechos sobre él después de haberse expedido el
certificado de título correspondiente a favor de su causante, este debe ser
considerado incuestionablemente como un tercer adquiriente de buena fe y a
título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216.

La Ley de Registro de Tierras protege de manera especial a los terceros


adquirientes a título oneroso y de buena fe de un terreno registrado, en virtud
de la creencia plena y absoluta que estos han tenido frente a un certificado de
título que le ha sido mostrado. Las disposiciones de los artículos 138, 147,
173 y 192 de la mencionada ley son terminantes a este respecto y, por tanto,
los derechos así adquiridos no pueden ser anulados mientras no se demuestre
la mala fe de los terceros adquirientes. SCJ. 3.ª Cám., 1 de febrero de 2006,
núm. 2, B. J. 1143, pp. 1438-1452; 18 de enero de 2006, núm. 25, B. J. 1142,
pp. 982-991; 29 de junio de 2005, núm. 34, B. J. 1135, pp. 1186-1193; 16 de
octubre de 2002, núm. 29, B. J. 1103, pp. 997-1007.

La protección de los adquirientes de buena fe y a título oneroso es una


condición que prevalece frente a los cuestionamientos de los actos jurídicos
anteriores a la transmisión a dichos adquirientes, por ser el resultado de una
compra hecha a la vista del certificado de título. SCJ, 3.ª Sala, 14 de marzo
de 2012, núm. 35, B. J. 1216.

Es de principio que cuando una persona ha probado su buena fe al adquirir un


inmueble, esta no puede ser eviccionada en sus derechos por tener la
protección absoluta del Estado. En la especie, un segundo comprador de un
mismo inmueble pretendía desalojar a un primer comprador, quien había
inscrito su venta primero. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 35, B. J.
1219.
Buena o mala fe del adquiriente

En materia de inmuebles registrados, quien adquiere un derecho derivado de


una venta teniendo como sustento un certificado de título libre de cargas y
gravámenes se presume que ha obrado de buena fe. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

No es ni facultad ni deber del tercer adquiriente comprobar la regularidad o


irregularidad de los actos de su causante; lo importante es determinar si el
tercer adquiriente tenía conocimiento de esos vicios, caso en el cual este se
consideraría de mala fe. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J.
1216.

Se precisa probar la mala fe del comprador o la de este y el vendedor, y no


solo la del último, para que se pueda declarar la nulidad de un acto realizado
a título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216; 3.ª
Cám., 6 de junio de 2007, núm. 8, B. J. 1159, pp. 889-902.

Los jueces no pueden determinar la mala fe del adquiriente sobre la única


base de que se ha efectuado un deslinde irregular, sin establecer que el
adquiriente tuvo participación en los trabajos de campo o tuvo conocimiento
de la forma en que se llevó a cabo el procedimiento de deslinde. SCJ, 3.ª
Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La sociedad a la que el adjudicatario de una subasta aporta el inmueble


embargado no es un tercer adquiriente de buena fe y, por tanto, debe sufrir las
consecuencias del proceso que declara nula la adjudicación. Conforme al
artículo 550 del Código Civil, la buena fe radica en el desconocimiento de los
vicios que afectan la propiedad, desconocimiento que no puede alegar la
sociedad ya que el adjudicatario que aportó el inmueble era su accionista.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.

Para establecer que un adquiriente es de mala fe, el tribunal puede aplicar la


inoponibilidad de la personalidad societaria y el levantamiento del velo
corporativo si las personas físicas que dirigen las sociedades han actuado en
fraude de los derechos de los terceros. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014,
núm. 21, B. J. 1239.
No puede ser considerado como un tercer adquiriente de buena fe y a título
oneroso el comprador que se ha hecho transferir un inmueble sobre el cual se
ha inscrito una litis en la que el comprador ha participado activamente
haciendo observaciones y presentando conclusiones al fondo. SCJ, 3.ª Sala, 8
de agosto de 2012, núm. 37, B. J. 1221; 3.ª Cám., 18 de agosto de 2004, núm.
26, B. J. 1125, pp. 640-650.

Los compradores que adquieren un inmueble sobre el cual se ha inscrito una


oposición a transferencia ordenada por sentencia del tribunal de tierras de
jurisdicción original no pueden reputarse de buena fe, puesto que la
inscripción hace suponer que estos tenían conocimiento previo de la litis.
SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de 2013, núm. 98, B. J. 1237.

No puede ser considerado como un tercer adquiriente de buena fe y a título


oneroso quien no ha demostrado haber comprado en desconocimiento de la
oposición que grava el inmueble objeto de compra. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
noviembre de 2008, núm. 56, B. J. 1188, pp. 493-500.

No puede ser considerado como un tercer adquiriente de buena fe el


adjudicatario de un inmueble que fue advertido por su verdadero dueño, antes
de negociar el contrato de préstamo hipotecario con el supuesto propietario,
cuya ejecución culminó con la adjudicación, de que este lo había adquirido
mediante una falsificación. SCJ, 3.ª Sala, 15 de enero de 2014, núm. 10, B. J.
1238.

No pueden ser considerados como terceros adquirientes de buena fe ni el


segundo comprador ni el acreedor hipotecario a quien este otorgó en garantía
dicho inmueble si se establece que el segundo comprador conocía de la
existencia de una litis sobre la propiedad del inmueble, el cual estaba
afectado con una oposición a transferencia inscrita antes de su adquisición.
Las litis inscritas son oponibles a todo el mundo, aun cuando no se
encuentren anotadas en el duplicado del dueño del certificado de título. SCJ,
3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 20, B. J. 1238.

Caso de un marido que dona un inmueble a su esposa, quien no inscribe la


donación. La esposa vende el inmueble a un tercero, quien tampoco inscribe
la venta de manera inmediata. El marido obtiene un nuevo certificado de
título por pérdida y vende el inmueble a un primo, quien inscribe la venta. La
venta fue anulada por comprobarse que el donante realizó una serie de
actuaciones que demuestran su mala fe. La sentencia no toma en cuenta la
buena o mala fe del primo que compró el inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 9 de
marzo de 2011, núm. 9, B. J. 1204.
Inoponibilidad de las operaciones no registradas o posteriores a la
inscripción de la adquisición

Según el párrafo II del artículo 90 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,


sobre inmuebles registrados no pueden existir derechos ocultos que no hayan
sido debidamente registrados, por lo que no le es oponible al tercer
adquiriente de buena fe ningún derecho no inscrito. SCJ, 3.ª Sala, 26 de
marzo de 2014, núm. 33, B. J. 1240.

No le es oponible al tercer adquiriente de buena fe, a quien se le ha emitido


un certificado de título sin gravamen, una hipoteca que, por error del registro
de títulos, no ha sido registrada o anotada en el original del certificado de
título del inmueble. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de 2003, núm. 1, B. J. 1107,
pp. 85-91.

No le es oponible al tercer adquiriente de buena fe, a quien se le ha emitido


un certificado de título sin gravamen, un bien de familia que, por error del
registro de títulos, no ha sido registrado o anotado en el original del
certificado de título del inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre de 2013,
núm. 41, B. J. 1234.

No le es oponible una litis sobre derecho registrado al adquiriente de buena fe


que compra a la luz de un certificado de título, que para la época de la
operación se bastaba a sí mismo, en el cual no consta la indicada litis,
máxime cuando se le expide a este un certificado de título sin ninguna
anotación. SCJ, 3.ª Sala, 4 de diciembre de 2013, núm. 1, B. J. 1237.

Los terceros adquirientes de buena fe no pueden ser perjudicados por una litis
que ha sido inscrita después de habérsele transferido el certificado de título a
su nombre, la cual no le es oponible. De lo contrario, se atentaría contra los
principios que rigen la fuerza probatoria del certificado de título. SCJ, 3.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 35, B. J. 1216; 3.ª Cám., 5 de febrero de
2003, núm. 4, B. J. 1107, pp. 481-489.

La omisión por parte del registro de títulos de hacer constar en el certificado


de título o carta constancia que ampara un inmueble una oposición constituye
una falta que no puede perjudicar al tercero que compra dicho inmueble,
siendo de buena fe. SCJ, 3.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm. 25, B. J. 1142,
pp. 982-991.

No le es oponible al tercer adquiriente una oposición de traspaso sobre un


inmueble notificada a requerimiento de la esposa del vendedor, quien ha
vendido sin la autorización de esta, si la esposa levantó la oposición antes de
la compra del inmueble por el tercero. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 43, B. J. 1239.

Un adquiriente de buena fe y a título oneroso no puede ser perjudicado por


una litis en inclusión de herederos que es posterior al registro de sus
derechos. Dicha litis no le es oponible. SCJ, 3.ª Cám., 22 de abril de 2009,
núm. 41, B. J. 1180; 5 de marzo de 2008, núm.11, B. J. 1168, pp. 656-662.

Un tercer adquiriente de buena fe y a título oneroso de un inmueble no puede


ser perturbado por disputas entre los herederos del causante de su propiedad
inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 27, B. J. 1220.

Las impugnaciones formuladas a un deslinde solo son oponibles al


propietario que lo obtuvo, no al tercer adquiriente de buena fe y a título
oneroso que adquiere la propiedad luego de deslindada. SCJ, 3.ª Sala, 28 de
marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216.

No es oponible al banco adjudicatario de un inmueble ni a sus causahabientes


unas mejoras construidas sobre dicho inmueble que fueron inscritas después
de haberlo adquirido el banco. Según los artículos 89 y 90 de la Ley 108-05
de Registro Inmobiliario, sobre inmuebles registrados no pueden existir
derechos ocultos que no hayan sido debidamente registrados. SCJ, 3.ª Sala,
20 de noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236.
Embargo inmobiliario

El derecho de propiedad de un tercer adjudicatario de buena fe y a título


oneroso del inmueble embargado no puede verse afectado por los defectos
del procedimiento del embargo que culminó con dicha adjudicación. La
seguridad jurídica impone no solo el reconocimiento por parte de los
tribunales de las prerrogativas a que da lugar la culminación de los procesos
de embargo en protección de los licitadores-adquirientes cuando estos actúan
a título oneroso y de buena fe, sino también la obligación de proteger el
derecho de propiedad de los terceros cuando es vulnerado en tales procesos.
En tales circunstancias los interesados solo pueden perseguir la reparación de
daños y perjuicios contra el persiguiente que ha embargado mediante un
procedimiento irregular. SCJ, 1.ª Sala, 13 de abril de 2011, núm. 11, B. J.
1205.

La persona que compra un inmueble del adjudicatario que lo ha adquirido en


una venta en pública subasta no debe ser afectado, siendo de buena fe, por la
demanda en nulidad de la subasta interpuesta por el embargado. SCJ, 3.ª
Cám., 18 de julio de 2007, núm. 31, B. J. 1160, pp. 1042-1050. En sentido
contrario: SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 29, B. J. 1231 (v.
párrafo siguiente).

Participar en una licitación de un inmueble en pública subasta y ser declarado


adjudicatario no es lo mismo que ser comprador en una compraventa
convencional. La licitación entraña riesgos: el Código de Procedimiento Civil
prevé la posibilidad de impugnar las sentencias de adjudicación mediante una
acción principal en nulidad fundada en las irregularidades que surjan tanto en
el desarrollo de la subasta como antes. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013,
núm. 29, B. J. 1231.

Caso de dos adquirientes de buena fe. Como consecuencia de un embargo


inmobiliario se adjudica la propiedad a favor del banco persiguiente. El
registro de títulos, sin embargo, omite cancelar el certificado de título del
embargado y este procede a otorgar hipoteca sobre el mismo terreno a otro
banco, el cual, ante el impago de su deudor, embarga el inmueble, que es
vendido en pública subasta por segunda vez a un tercero. El certificado de
título emitido al segundo adjudicatario carece de validez. SCJ, 3.ª Cám., 10
de octubre de 2007, núm. 20, B. J. 1163, pp. 1160-1171; 6 de diciembre de
2006, núm 6, B. J. 1153, pp. 1402-1418.

Una sentencia de adjudicación sobre un inmueble no le es oponible al


comprador de buena fe que adquirió y registró sus derechos antes de la
adjudicación. Dicha sentencia de adjudicación solo podrá ser ejecutada sobre
la porción de la parcela aún registrada a nombre de la vendedora. SCJ, 3.ª
Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 74, B. J. 1237.
Error

Si el registro de títulos incurre en un error al transferir a una sociedad una


porción mayor de la que le corresponde en una parcela y esta sociedad
transfiere a terceros adquirientes a título oneroso y de buena fe todos sus
derechos en esa parcela, la persona perjudicada por esa transferencia irregular
está legalmente impedida de recuperar sus derechos, pero puede incoar una
acción ante el Fondo de Seguros, así como reclamar los daños y perjuicios
sufridos contra la sociedad. SCJ, Cámaras Reunidas, 13 de febrero de 2008,
núm. 7, B. J. 1167.
Fraude inoponible al adquiriente de buena fe

Si el comprador de un inmueble ha actuado de buena fe y a título oneroso, la


compra debe mantenerse aun cuando el certificado de título del vendedor fue
producto de una maniobra fraudulenta, ya que la compra se hizo a la persona
que ostentaba la calidad de propietario, según constaba en el certificado de
título sobre el inmueble, certificado que es oponible a todo el mundo. La
actuación de buena fe tiende a ser protegida en materia inmobiliaria. La sola
presentación del certificado de título constituye el instrumento demostrativo
de derechos en materia de inmuebles registrados. SCJ, 3.ª Sala, 21 de
diciembre de 2012, núm. 30, B. J. 1225.

No basta con probar la irregularidad del título del vendedor para anular el
traspaso hecho a favor del comprador de un inmueble registrado, sino que es
necesario probar la mala fe del adquiriente. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre
de 2013, núm. 41, B. J. 1234; 26 de marzo de 2013, núm. 75, B. J. 1228; 28
de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216.

No basta con que el vendedor tenga mala fe para admitir la nulidad de un


acto, sino que es preciso probar tanto la mala fe del vendedor como la del
comprador. Quien impugne la venta debe probar que el comprador tenía
conocimiento de los vicios del acto o que había actuado de mala fe. SCJ, 3.ª
Sala, 4 de diciembre de 2013, núm. 13, B. J. 1237.

Los hechos fraudulentos y errores del vendedor no pueden imputarse ni


ponerse a cargo del comprador. SCJ, 3.ª Cám., 12 de enero de 2011, núm. 2,
B. J. 1202.

El contrato de préstamo hipotecario consentido por un deudor que ha


obtenido el inmueble hipotecado mediante maniobras fraudulentas debe ser
anulado, conjuntamente con la anulación de la venta, por aplicación del
principio jurídico de que “el fraude todo lo corrompe”. Toda operación
jurídica sobrevenida de quien fraudulentamente se ha atribuido la propiedad
queda invalidada si se demuestra que los terceros tenían conocimiento de los
vicios que afectaban el inmueble objeto de la litis. SCJ, 3.ª Sala, 25 de
octubre de 2013, núm. 47, B. J. 1235.
El fraude cometido en una determinación de herederos no puede perjudicar al
adquiriente de buena fe y a título oneroso que ha registrado sus derechos
antes de la litis en inclusión de los verdaderos herederos. Esta litis solo es
oponible a los adquirientes de buena fe que, al momento de la litis, aún no
habían inscrito sus derechos. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 43, B.
J. 1232.
Fraude oponible al adquiriente de buena fe

Una persona, sin ser propietaria, no puede vender lo que no le pertenece, en


aplicación al artículo 1599 del Código Civil. El tercer adquiriente de buena fe
que compra de una persona con un poder falso solo tiene derecho a perseguir
contra su vendedor la reparación de los daños y perjuicios correspondientes y
no la restitución del derecho de propiedad a su favor. No puede en forma
alguna validarse la venta de la cosa de otro. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013,
núm. 23, B. J. 1232.

El artículo 90 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario establece el fraude


como una excepción a la presunción de exactitud del certificado de título.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de noviembre de 2013, núm. 30, B. J. 1236.

Según el artículo 1599 del Código Civil, la venta de la cosa ajena es nula.
SCJ, 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 16, B. J. 1228.

Aunque el certificado de título debe ser un documento que se baste a sí


mismo, que tiene la protección del Estado y que la persona que adquiere el
inmueble a la vista de ese documento, libre de anotaciones y gravámenes,
debe ser considerada como un tercer adquiriente de buena fe, ello supone
siempre que el certificado de título que le es mostrado es legítimo y no el
resultado de maniobras para despojar a un copropietario de la parte que le
corresponde en el inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 20 de julio de 2005, núm. 29, B.
J. 1136, pp. 1293.

La venta de una porción del área verde de una urbanización, de dominio


público, es nula, aunque el comprador haya comprado a la vista de un
certificado de título. Aun cuando el certificado de título es un documento
oficial emitido y garantizado por el Estado dominicano, que acredita la
existencia de un derecho real e identifica a su propietario, esto es a condición
de que haya sido expedido regular y legítimamente y no sea el producto de
violaciones a la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. Según el párrafo II del
artículo 106 de la Ley 108-05, el “dominio público es imprescriptible,
inalienable, inembargable y no procede del saneamiento sobre el mismo a
favor de ninguna persona física o moral”. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de
2013, núm. 100, B. J. 1237.
La hipoteca consentida por el adquiriente de un inmueble, quien lo obtuvo de
una persona que falsificó la firma del propietario original, no es válida, en
virtud del adagio jurídico conocido y aceptado desde la época del derecho
romano de que “el fraude lo corrompe todo”. El prestatario no puede dar en
garantía un inmueble que no le pertenece, en aplicación del artículo 2124 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 35, B. J. 1222.

Los compradores que adquieren un inmueble sobre el cual se ha inscrito una


oposición a transferencia ordenada por sentencia del tribunal de tierras de
jurisdicción original no pueden reputarse de buena fe, puesto que la
inscripción hace suponer que estos tenían conocimiento previo de la litis. En
la especie, los compradores adquirieron la propiedad de un vendedor que no
era propietario del inmueble vendido, quien había obtenido fraudulentamente
un certificado de título por pérdida y falsificado un poder para vender. SCJ,
3.ª Sala, 27 de diciembre de 2013, núm. 98, B. J. 1237.
Pedimento de ser un adquiriente de buena fe no es un medio de
inadmisión

El tribunal de tierras no puede, sin conocimiento del fondo del asunto,


declarar inadmisible una demanda por ser la parte demandada un tercer
adquiriente a título oneroso y de buena fe. La declaratoria de adquiriente de
buena fe no es un medio de inadmisión, puesto que para ello se requiere la
ponderación del fondo de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012,
núm. 21, B. J. 1221.
Poder soberano de los jueces

La condición de adquiriente de buena fe es una cuestión de hecho sobre la


cual los jueces tienen soberana apreciación, que escapa al control de
casación. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 17, B. J. 1224; 26 de
septiembre de 2012, núm. 45, B. J. 1222.
Venta de inmuebles de la comunidad matrimonial

Es válida, por efecto de la publicidad del sistema inmobiliario, la venta


hecha por una esposa de un inmueble de la comunidad matrimonial en cuyo
certificado de título figura la vendedora como soltera, no siéndolo. SCJ, 3.ª
Sala, 16 de enero de 2013, núm. 20, B. J. 1226.

Es reducible la venta hecha por un esposo de un inmueble de la comunidad


matrimonial, aunque el comprador sea un tercer adquiriente a título oneroso y
de buena fe y en el certificado de título figure el vendedor como soltero, no
siéndolo. La venta es solo válida por el 50 %. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre
de 2012, núm. 33, B. J. 1225.
AERONAVES

V. también transporte aéreo.

Aunque el artículo 2279 del Código Civil establece que en materia de


muebles la posesión vale título, esta presunción sufre excepción en los casos
en que el Estado dominicano ha creado un registro público para establecer su
existencia e individualización, como el caso de los vehículos de motor, las
aeronaves y los buques. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 20, B. J.
1219.
AFFECTIO SOCIETATIS

V. sociedades comerciales.
AGENCIA DE CAMBIO

Comete una falta la agencia de cambio de dólares que retiene por dos meses y
cuatro días el valor de dos cheques emitidos a su favor para ser cambiados.
En el caso, el perjuicio queda caracterizado por la indisponibilidad de la suma
retenida de manera injustificada y la ausencia de los beneficios que esta suma
pudo proporcionar a su dueño en el lapso de la retención. SCJ, 1.ª Sala, 2 de
mayo de 2012, núm. 8, B. J. 1218.
AGENTE COMERCIAL

V. contrato de concesión, mandato.


AGENTE DE SEGURO

V. seguros.
AGENTE DE VIAJE

V. también contrato de comisión.

El agente de viaje es responsable frente a la persona que contrata un paquete


de vacaciones. Esta obligación no es de medios, sino de resultado. El agente
de viajes no se libera de su obligación cuando hace las reservaciones y
entrega el voucher a su cliente. En su calidad de comisionista, la
responsabilidad del agente de viaje queda comprometida por el hecho de su
comisionado. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 31, B. J. 1182.

Existe solidaridad entre el agente de viajes y la agencia mayorista que


trabajan juntos para programar una excursión. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de
2009, núm. 31, B. J. 1182.
AGENTE IMPORTADOR

V. contrato de concesión.
AGRIMENSOR

V. también deslinde, saneamiento.

Según el artículo 20 del Reglamento General de Mensuras Catastrales, los


informes técnicos de los agrimensores gozan de una presunción juris tantum
de validez por su condición de auxiliares de la justicia y de oficiales públicos;
es decir, dichos informes dan fe de su contenido hasta prueba en contrario.
SCJ, 3.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 4, B. J. 1225.

Al realizar trabajos de mensura, los agrimensores deben respetar las


ocupaciones que tengan en el terreno los condueños, conforme al artículo 21
de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, independientemente del orden en
que se hayan realizado los deslindes. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de 2012, núm.
38, B. J. 1217.

El hecho de que los trabajos de deslinde hayan sido hechos por un agrimensor
asociado con el titular del contrato, y no por este, no invalida el deslinde. La
ley solo persigue que el agrimensor titular se encuentre en condiciones de
responder sobre cualquier información que le solicite la Dirección General de
Mensuras Catastrales y el tribunal de tierras apoderado. SCJ, 3.ª Cám., 2 de
abril de 2003, núm. 8, B. J. 1109, pp. 620-627.

Ante la discrepancia entre dos informes elaborados por agrimensores


distintos, los jueces de fondo deben solicitar a la Dirección General de
Mensuras Catastrales una inspección del inmueble litigioso. SCJ, 3.ª Sala, 16
de enero de 2013, núm. 16, B. J. 1226.
ALCALDE PEDÁNEO

Las comprobaciones hechas por los alcaldes pedáneos hacen fe hasta prueba
en contrario. Los alcaldes pedáneos son funcionarios con fe pública. SCJ, 1.ª
Cám., 28 de enero de 2009, núm. 35, B. J. 1178.
ALGUACIL

V. también acto de alguacil, notificaciones, nulidad de actos procesales,


prueba.

En principio, los alguaciles no comprometen en sus actuaciones la


responsabilidad civil de la persona a cuyo requerimiento actúan. Los
alguaciles ostentan la calidad de oficiales públicos y sus actuaciones están
reguladas por la ley, que es la que determina la forma y el procedimiento que
estos deben cumplir y ejecutar en el ejercicio de sus funciones. Los alguaciles
responden por ellos mismos cuando actúan al margen de la ley. SCJ., 1.ª
Sala, 14 de septiembre de 2011, núm. 16, B. J. 1210.

El mandante de un alguacil solo podría resultar responsable solidario de las


actuaciones ilegales de este en el ejercicio de sus funciones en el caso
específico en que ese mandante, cuando utilice los servicios del ministerial en
calidad de mandatario, ha contribuido, por acción o por omisión, a los
contingentes desafueros de dicho mandatario en la ejecución de su mandato,
en los hipotéticos casos, por ejemplo, de la ejecución de una sentencia no
definitiva o de un fallo cuya ejecutoriedad estuviese suspendida por el efecto
de la apelación, pero ejecutadas por órdenes expresas del mandante. SCJ., 1.ª
Sala, 14 de septiembre de 2011, núm. 16, B. J. 1210.

Lo que determina la competencia de los alguaciles no es la competencia de


atribución del tribunal a que pertenece el alguacil actuante, sino el domicilio
o residencia de la parte a quien se va a notificar el acto para el cual se
requiere su ministerio. SCJ, 1.ª Cám., 27 de noviembre de 2002, núm. 13, B.
J. 1104, pp. 112-117.

Los alguaciles de las cámaras civiles y penales del Distrito Nacional, del
Juzgado de Trabajo, así como los de las cortes de apelación, pueden ejercer
sus funciones en toda la demarcación territorial del antiguo Distrito Nacional,
incluyendo en lo que hoy constituye la provincia de Santo Domingo, hasta
tanto la Suprema Corte de Justicia designe los alguaciles de estrados y
ordinarios que ejercerán sus funciones dentro de la nueva demarcación
territorial, conforme a las resoluciones números 1384-2003 y 1-2004 y 1444-
2004 de la Suprema Corte de Justicia. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de 2013,
núm. 77, B. J. 1228.
ALIMENTOS

V. divorcio, menores.
ALQUILERES

V. también desalojo.
Abandono del inmueble alquilado

Según el artículo 1760 del Código Civil, el inquilino que abandona el


inmueble alquilado antes de expirar el término estipulado debe pagar al
propietario los alquileres que correspondan hasta el vencimiento convenido
en el contrato, a título de compensación por su rompimiento unilateral y
extemporáneo. SCJ, 1.ª Sala, 8 de diciembre de 2010, núm. 105, B. J. 1201.
Alquileres vencidos después de la sentencia que ordena la resiliación del
contrato

Nada impide al tribunal que ha ordenado la resiliación de un contrato de


inquilinato condenar al inquilino que permanece en el local alquilado al pago
de los alquileres vencidos después de la fecha de la sentencia y hasta su
ejecución. SCJ, Salas Reunidas, 7 de julio de 2010, núm. 1, B. J. 1196.
Astreinte

La astreinte puede ser ordenada cuando se impone una obligación de hacer,


como la de reintegrar al inquilino que ha sido desalojado ilegalmente de su
local alquilado. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232.
Aumento del precio de alquiler

El artículo 2 del Decreto 428-89, que prohíbe al propietario aumentar el


precio del alquiler a menos que sea debidamente autorizado por su inquilino
y por el Control de Alquileres de Casas y Desahucios, debe interpretarse en el
sentido de que la prohibición se refiere a que el aumento no puede producirse
sin la notificación previa al inquilino para que comparezca ante el citado
organismo con el fin de discutir con el propietario el aumento pretendido.
SCJ, 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 55-69.
Competencia

V. también desalojo (competencia)

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente para conocer las


demandas en resiliación del contrato de alquiler por la vía del Control de
Alquileres de Casas y Desahucios. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm.
16, B. J. 1183.

La competencia de atribución de los jueces de paz para conocer de la


demanda en desalojo o en desahucio en materia de arrendamiento es
excepcional; le está atribuida expresamente por el artículo 1, párrafo 2.º del
Código de Procedimiento Civil, que señala que el juez de paz es competente
para conocer de las demandas en rescisión de contrato de arrendamiento
fundadas únicamente en la falta de pago de los alquileres o arrendamientos,
de las demandas en lanzamiento y desalojo de lugares que sean consecuencia
de aquellas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 107, B. J. 1216; 1.ª
Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187; 23 de enero de 2008, núm. 9,
B. J. 1166, pp. 118-127.

Conforme al artículo 1 del Código de Procedimiento Civil, solo el juzgado de


paz es competente para conocer de las demandas en resiliación de contrato de
inquilinato y del consecuente desalojo cuando la causa que se invoque sea la
falta de pago. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

Los jueces de paz son competentes para conocer de una demanda por falta de
pago del aumento del 10 % anual del precio del alquiler convenido en el
contrato, ya que se trata de la falta de pago del alquiler mismo. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de enero de 2008, núm. 9, B. J. 1166, pp. 118-127.

Las demandas en cobro de alquileres vencidos y desalojo de inmuebles


arrendados se inscriben en el marco de una acción mixta, por ser personal y
real a la vez, lo cual permite al demandante emplazar, a su elección, tanto
ante el tribunal del domicilio del demandado como el tribunal del domicilio
del inmueble objeto de la litis, según el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J.
1223.
Decreto 4807 de 1959

El artículo 3 del Decreto 4807 de 1959 es inconstitucional. TC/0174/14, 11


de agosto de 2014.

El Decreto 4807 de 1959 fue emitido al amparo y en cumplimiento de la Ley


2700 de 1951, sobre medidas de emergencias, y ratificada por la Ley 5112 de
1959, por medio de las cuales fue declarada la existencia de un estado de
emergencia nacional, que permitió al Poder Ejecutivo disponer por decreto
todas las providencias necesarias para garantizar la seguridad interna y
proveer a la población de viviendas. La situación de emergencia original
antes mencionada ha sido superada en gran parte con el tiempo. Por tanto, el
derecho de propiedad no puede seguir siendo en las actuales circunstancias
objeto de restricciones y limitaciones que no sean razonables, pues tiene
categoría constitucional. El propietario de un inmueble debe poder disponer
de él dentro de los términos del acuerdo con el inquilino; admitir lo contrario
convertiría el arrendamiento de casas en un derecho real equivalente a una
enfiteusis con características de perpetuidad. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de
2013, núm. 125, B. J. 1228; 26 de octubre de 2011, núm. 31, B. J. 1211; 1.ª
Cám. 3 de diciembre de 2008, núm. 1, B. J. 1177, pp. 133-145.
Según los artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959, para poder liberarse de
la demanda en desalojo por falta de pago de los alquileres, el inquilino debe
poner a disposición del demandante la totalidad de la suma adeudada más los
gastos adeudados hasta el día de la audiencia. No es válida la oferta que no
incluye los gastos. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 198, B. J.
1215.

El párrafo I del artículo 3 del Decreto 4807 de 1959 se aplica a todos los
desalojos, no solo a los que se relacionen con inquilinatos. SCJ, 1.ª Cám., 25
de julio de 2007, núm. 15, B. J. 1160, pp. 167-173.
Depósito de alquileres

El inquilino solo puede depositar los alquileres vencidos en el Banco


Agrícola de la República Dominicana, según lo dispone el Decreto 4807 de
1959, salvo que las partes hayan acordado una institución distinta. SCJ, 1.ª
Cám., 18 de febrero de 2004, núm. 18, B. J. 1119, pp. 182-188.
Definición y objeto del contrato de alquiler

Según el artículo 1709 del Código Civil, el contrato de locación o alquiler es


aquel “por el cual una de las partes se obliga a dejar gozar a la otra una cosa
durante cierto tiempo y por un precio determinado que esta se obliga a
pagarle”. Tiene por objeto cierto el goce de la cosa de que debe disfrutar el
locatario o inquilino. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de 2005, núm. 11, B. J.
1132, pp. 261-267.
Deterioros en el inmueble alquilado

Según el artículo 1732 del Código Civil, el arrendatario es responsable de los


deterioros y pérdidas que ocurran durante su posesión, a no ser que demuestre
que han sobrevenido sin culpa suya. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm.
30, B. J. 1228.
Embargo inmobiliario

El inquilino que no ha inscrito en el registro de títulos o conservaduría de


hipoteca correspondiente el contrato de arrendamiento que le confiere el
derecho al uso y disfrute de un inmueble no tiene calidad para demandar la
nulidad del procedimiento de embargo sobre dicho inmueble. SCJ, Salas
Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J. 1222.

No procede la solicitud de parte del inquilino ante el juez de los referimientos


de suspender la ejecución de la sentencia de adjudicación sobre el inmueble
alquilado. La sentencia de adjudicación no es considerada una verdadera
sentencia, sino un acto de administración judicial, pues se limita a hacer
constar un cambio de propiedad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 8,
B. J. 1216.
Mejoras

Incumple el contrato de arrendamiento el inquilino que, existiendo una


cláusula en el contrato que prohíbe las remodelaciones y reparaciones sin el
consentimiento del propietario, procede a hacer mejoras en el inmueble
alquilado y a reclamar, al final del arrendamiento, la devolución de las
inversiones por él realizadas en ellas. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de
2012, núm. 33, B. J. 1222.
Menores

En caso de muerte del padre, la madre tiene capacidad para demandar en


cobro y rescisión de un contrato de alquiler a nombre de sus hijos. Dicha
demanda no constituye una demanda real inmobiliaria regida por el artículo
464 del Código Civil y el artículo 199 del Código del Menor, sino una
demanda de naturaleza personal. SCJ, 1.ª Sala, 25 de septiembre de 2013,
núm. 125, B. J. 1234; 6 de marzo de 2013, núm. 10, B. J. 1228.
Muerte del arrendador o del inquilino

Según el artículo 1726 del Código Civil, el contrato de arrendamiento no se


deshace por la muerte del arrendador ni del inquilino; continúa en la persona
de los herederos, legatarios universales o a título universal. SCJ, 1.ª Sala, 21
de noviembre de 2012, núm. 28, B. J. 1224; 1.ª Cám., 9 de marzo de 2005,
núm. 5, B. J. 1132, pp. 218-228.

Si fallece el propietario del inmueble alquilado, el inquilino no puede pagar


válidamente en manos de algunos de los herederos y en contra de la
oposición de pago que le fue notificada por otros herederos y la cónyuge
supérstite. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 117, B. J. 1215.
Obligaciones del arrendador

El arrendador está obligado a mantener al arrendatario en el goce pacífico del


objeto del arrendamiento por todo el tiempo del contrato. SCJ, Salas
Reunidas, 7 de agosto de 2013, núm. 2, B. J. 1233.

La obligación del arrendador de mantener al arrendatario en el goce pacífico


del objeto del arrendamiento por todo el tiempo del contrato no se aplica a las
perturbaciones de hecho que los terceros causen en el uso del inmueble
arrendado, sino solo a las perturbaciones de hecho y de derecho causadas por
el mismo arrendador, así como a las perturbaciones de derecho causadas por
terceros. SCJ, Salas Reunidas, 7 de agosto de 2013, núm. 2, B. J. 1233.
Responsabilidad civil

Incurre en responsabilidad el arrendador que rescinde unilateralmente el


contrato de inquilinato antes de la llegada del término y realiza un desalojo
sin autorización judicial, alegando que la inquilina ha subalquilado estándole
prohibido hacerlo. La arrendadora, ante el incumplimiento de la inquilina
debió perseguir la resiliación del contrato judicialmente, conforme al artículo
1184 del Código Civil, y no proceder a su rescisión unilateral ni mucho
menos al desahucio de la inquilina sin la intervención de una decisión judicial
definitiva. La arrendadora ha incumplido sus obligaciones contractuales al no
permitirle a la inquilina el disfrute pacífico de los locales arrendados por el
tiempo estipulado, conforme lo establece el ordinal 3ro. del artículo 1719 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 40, B. J. 1236.
Incurre en responsabilidad el arrendador que arrienda un inmueble a una
persona estando vigente un contrato de alquiler anterior. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
marzo de 2014, núm. 77, B. J. 1240.

Según el artículo 1733 del Código Civil, el arrendatario es responsable de los


daños ocasionados por un incendio que se ha originado en el inmueble
alquilado, a menos que pruebe que el incendio fue causado por caso fortuito,
fuerza mayor o por vicio de construcción, o que el fuego se comunicó por una
casa vecina. SCJ, 1.ª Cám., 11 de febrero de 2009, núm. 29, B. J. 1179.

Un cortocircuito en el local arrendado es un hecho imprevisible que


constituye un verdadero caso fortuito. SCJ, 1.ª Cám., 11 de febrero de 2009,
núm. 29, B. J. 1179.
Solidaridad

La prueba de la solidaridad en materia de contrato de alquiler no está


sometida a rigores especiales; es posible establecerla por cualquier medio de
prueba admitido por la ley. SCJ, 1.ª Cám., 26 de mayo de 2004, núm. 11, B.
J. 1122, pp. 139-146.
Tácita reconducción

Según el artículo 1738 del Código Civil, si al concluir el período pactado en


un contrato de inquilinato por escrito y por determinado tiempo, el inquilino
se queda en el inmueble alquilado y el arrendador lo deja en posesión, se
realiza un nuevo contrato, pero de naturaleza verbal, cuyos efectos se regulan
por el artículo 1736 del mismo código. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012,
núm. 61, B. J. 1218; 1.ª Cám., 16 de mayo de 2007, núm. 9, B. J. 1158, pp.
145-151.

La reconducción verbal establecida por el artículo 1738 del Código Civil no


suprime de pleno derecho las demás condiciones preestablecidas por las
partes en el contrato por escrito, las cuales mantienen su vigencia, salvo en lo
referente a la modificación en el término y la modalidad de desahucio. Si en
el contrato por escrito se estipula la prohibición de subalquilar, dicha
prohibición subsiste luego de la reconducción verbal. SCJ, 1.ª Sala, 17 de
julio de 2013, núm. 103, B. J. 1232.
Término

El término contenido en un contrato de inquilinato es válido. La prohibición


establecida en el artículo 3 del Decreto 4807 de 1959 de fijar un término es
contraria a la Constitución por vulnerar el derecho de propiedad. TC/0174/14,
11 de agosto de 2014; SCJ, 1.ª Sala, 25 de septiembre de 2013, núm. 125, B.
J. 1234; 27 de marzo de 2013, núm. 125, B. J. 1228; 11 de julio de 2012,
núm. 4, B. J. 1220; 13 de junio de 2012, núm. 1, B. J. 1219; 28 de marzo de
2012, núm. 118, B. J. 1216.; 26 de octubre de 2011, núm. 31, B. J. 1211; 1.ª
Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 1, B. J. 1177, pp. 133-145.

El inquilino que abandona el inmueble alquilado por cierto tiempo antes de


expirar el término convenido debe pagar al propietario los alquileres
correspondientes hasta el vencimiento estipulado en el contrato, a título de
compensación por su rompimiento unilateral y extemporáneo, conforme al
artículo 1760 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 8 de diciembre de 2010, núm.
105, B. J. 1201.

Para demandar la resiliación del inquilinato ante el juzgado de primera


instancia sobre la base de la llegada del término del contrato no es necesario
agotar la vía del Control de Alquileres de Casas y Desahucios. SCJ, 1.ª Sala,
13 de junio de 2012, núm. 1, B. J. 1219.
Venta del inmueble alquilado

Cuando el propietario de un inmueble alquilado lo vende a un tercero, las


estipulaciones del contrato de arrendamiento quedan transferidos de pleno
derecho al nuevo propietario. En consecuencia, todo litigio derivado de ese
contrato debe resolverse entre el nuevo propietario y el arrendatario, aun
cuando no se haya traspasado el inmueble adquirido a nombre del nuevo
propietario. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 114, B. J. 1229; 22 de
septiembre de 2010, núm. 34, B. J. 1198.

No existe ninguna disposición legal que exija que el comprador tenga la


obligación de notificar el contrato de venta del bien adquirido a los
inquilinos. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 114, B. J. 1229.
AMPARO

V. también desalojo, derecho de propiedad, ejecución de sentencia, guarda


de menores, medidas conservatorias, usufructo.

La acción de amparo no puede en ningún caso sustituir las jurisdicciones


ordinarias en asuntos de legalidad ordinaria, pues el juez de amparo se
reserva para comprobar si en la aplicación del derecho se ha producido una
vulneración a un derecho fundamental. TC/0017/13, 20 de febrero de 2013;
TC/0022/14, 20 de enero de 2014; TC/0330/14, 22 de diciembre de 2014.
ANIMALES

V. responsabilidad civil por el hecho de los animales.


APELACIÓN

V. también excepción de incompetencia, menores, partición, recursos.


Admisibilidad

La corte o tribunal de alzada está en el deber de examinar, de manera


prioritaria, la admisibilidad o no del recurso de apelación que se le somete y,
en especial, si el recurso ha sido interpuesto dentro del plazo legal. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de mayo de 2003, núm. 2, B. J. 1110, pp. 111-117.

Cuando una sentencia no es susceptible de apelación por prohibición de la


ley, los jueces de alzada están en el deber de pronunciar, aun de oficio, la
inadmisión del recurso, en vista de que cuando la ley rehúsa a las partes el
derecho de apelación lo hace por razones de interés público y para impedir
procesos interminables y costosos, en atención a cuestiones de interés social.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, números 5 y 12, B. J. 1226; 7 de marzo de
2012, núm. 27, B. J. 1216; 1.ª Cám., 30 de abril de 2003, núm. 12, B. J. 1109,
pp. 109-116.

Si el apelante propone la nulidad del acto de notificación de la sentencia


impugnada y el intimado solicita la inadmisibilidad del recurso de apelación
por tardío, atendiendo al orden lógico procesal, los jueces deben contestar la
excepción de nulidad antes que el medio de inadmisión del recurso, puesto
que las nulidades de forma o de fondo tienen como finalidad obtener la
anulación del acto procesal en su acepción estricta, independientemente de la
justificación o no de los derechos que se pretenden proteger o reconocer
judicialmente mediante tales actos. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
118, B. J. 1228.
Agravación de la situación del apelante

Es un principio jurídico que nadie puede ser perjudicado por el ejercicio de su


propio recurso. SCJ, Cám. Reun, 6 de septiembre de 2006, núm. 1, B. J. 1150,
pp. 3-11.

El principio nec reformatio in peius es una regla sustantiva del debido


proceso, contenida en el numeral 9 del artículo 69 de la Constitución, que
prohíbe al tribunal de alzada agravar la sanción impuesta cuando solo la
persona condenada ha recurrido la sentencia. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de
2013, núm. 28, B. J. 1226.

El principio nec reformatio in peius es de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 28 de


marzo de 2012, núm. 131, B. J. 1216.

La indemnización otorgada en primera instancia contra el demandado no


puede ser aumentada en apelación si solo el demandado ha apelado la
sentencia de primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 4, B. J.
1219.

El apelante no puede ser condenado en costas en apelación si estas fueron


compensadas en primera instancia. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm.
131, B. J. 1216.
Apelación incidental

La apelación incidental es independiente de la apelación principal. La


apelación incidental puede ser admitida aunque la apelación principal sea
declarada nula, sin entrar en contradicción. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de
2012, núm. 71, B. J. 1216; 26 de octubre de 2011, núm. 27, B. J. 1211.

La apelación incidental puede producirse por conclusiones en audiencia. SCJ,


1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 36, B. J. 1214.

La apelación incidental no está sujeta a una forma ni plazo determinado;


puede ser formulada en cualquier trámite del pleito, es decir, en cualquier
estado de la causa, pero antes de cerrarse los debates. Al tenor del artículo
343 del Código de Procedimiento Civil, en los asuntos que se instruyen por
escrito, la causa estará en estado cuando la instrucción esté completa o hayan
transcurrido los plazos para las producciones y réplicas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de
marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216.

La apelación incidental puede interponerse en el escrito justificativo de


conclusiones si la contraparte tiene la oportunidad de pronunciarse al respecto
en su escrito de réplica. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 57, B. J.
1216.

La corte de apelación no puede declarar inadmisible el recurso incidental de


apelación sobre la base de que el apelante incidental no depositó el acto de
apelación incidental. La apelación incidental no precisa de las formalidades
del recurso de apelación principal establecidas en el artículo 443 del Código
de Procedimiento Civil; basta con que se presenten conclusiones en audiencia
tendentes a la revocación de la sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de
2013, núm. 95, B. J. 1228.
Apelación nulidad

En el ordenamiento jurídico procesal dominicano la “apelación nulidad” no


es más que la apelación misma: son equivalentes y tienen los mismos efectos.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 5, B. J. 1216; 1.ª Cám., 19 de
febrero de 2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114.

Si la corte comprueba la nulidad del acto introductivo de la demanda, esta


deviene inexistente y, por lo tanto, ineficaz para producir efecto alguno. En
ese caso, la corte no puede examinar el fondo de la demanda original. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 66, B. J. 1216.
Apelación parcial

Cuando en un recurso de apelación el apelante limita su recurso a los puntos


de la sentencia que le son desfavorables, el tribunal de segundo grado solo
puede fallar respecto de los puntos recurridos en apelación. SCJ, 1.ª Sala, 26
de marzo de 2014, núm. 75, B. J. 1240; 31 de octubre de 2012, núm. 86, B.
J. 1223; 1.ª Cám., 13 de julio de 2005, núm. 6, B. J. 1136, pp. 116-124.

El tribunal de alzada no puede revocar en todas sus partes una sentencia que
ha sido apelada solo parcialmente. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm.
86, B. J. 1223; 1.ª Cám., 13 de julio de 2005, núm. 6, B. J. 1136, pp. 116-124.
Avocación

La facultad de avocación, prevista en el artículo 473 del Código de


Procedimiento Civil, es aquella que ejerce el tribunal de alzada para resolver
el fondo del proceso, estando apoderado de la apelación de una sentencia en
que el juez de primer grado solo decidió respecto de un incidente. SCJ, 1.ª
Cám., 16 de marzo de 2005, núm. 10, B. J. 1132, pp. 249-260.

La avocación no se le impone obligatoriamente a los jueces, sino que es


puramente facultativa. Aun cuando las condiciones legales para su ejercicio
estén reunidas, los jueces de la alzada pueden no aplicarla, sin que ello pueda
ser objeto de censura en casación. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm.
10, B. J. 1139, pp. 121-133.
La facultad de avocación es una prerrogativa que corresponde a la soberana
apreciación de los jueces de alzada. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012,
núm. 69, B. J. 1221; 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp.
121-133.

La facultad de avocar conferida a los jueces de segundo grado por el artículo


473 del Código Civil, así como por el artículo 17 de la Ley 834 de 1978,
tiene un carácter excepcional, por cuanto conlleva una derogación particular
de la regla fundamental del doble grado de jurisdicción y del efecto
devolutivo de la apelación. Su ejercicio no es obligatorio para el tribunal de
alzada, sino meramente facultativo, aunque las partes la soliciten y se
encuentren reunidas todas las condiciones necesarias para ello. SCJ, Cámaras
Reunidas, 6 de octubre de 2004, núm. 3, B. J. 1127, pp. 25-33; 1.ª Sala, 22 de
enero de 2014, núm. 18, B. J. 1238; 11 de julio de 2012, números 23 y 30, B.
J. 1220; 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.

Conforme al artículo 14 de la Ley 834 de 1978, si el tribunal de segundo


grado no ejerce su prerrogativa de avocar el fondo, debe reenviar el asunto a
la jurisdicción que estime competente. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014,
núm. 18, B. J. 1238.

La facultad de avocación, cuyo objeto es impedir que el asunto vuelva a


primera instancia para evitar inútiles dilaciones, no lesiona el derecho de
defensa al privar a una de las partes del doble grado de jurisdicción si el
tribunal le concede la oportunidad a las partes para concluir en relación con la
demanda original. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 18, B. J. 1238.

La facultad de avocación al fondo del proceso solo puede ser ejercida por los
jueces de alzada en los casos previstos por la ley y bajo las siguientes
condiciones: 1) si la sentencia apelada decide sobre un incidente del
procedimiento sin resolver el fondo, 2) si la sentencia recurrida es revocada
en apelación, 3) si el pleito se halla en estado de recibir fallo sobre el fondo,
4) si el incidente y el fondo son decididos por una sola sentencia, y 5) si el
tribunal de segundo grado es competente. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de
2012, núm. 69, B. J. 1221; 11 de julio de 2012, núm. 30, B. J. 1220; 3.ª Cám.,
27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1181.

El cumplimiento de los requisitos necesarios para la avocación no escapa al


control, incluso de oficio, de la casación. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de
2012, núm. 69, B. J. 1221.

Uno de los requisitos esenciales para poder avocar, entre otros, es que el
asunto se encuentre en estado de recibir fallo al fondo y el expediente
contenga elementos de juicio suficientes, a discreción del tribunal de segunda
instancia, para dirimir el proceso en toda su extensión. Es casable la sentencia
de la corte que decide avocar el asunto y ordena a la parte más diligente fijar
nueva audiencia para que las partes formulen conclusiones al fondo. SCJ, 1.ª
Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 69, B. J. 1221; 1.ª Cám., 5 de octubre de
2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.

Los tribunales de alzada pueden avocar el fondo cuando, por nulidad de


procedimiento u otra causa, revoquen las sentencias definitivas del inferior.
SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de 2013, núm. 210, B. J. 1231.

El tribunal de segundo grado puede, en el ejercicio de su facultad de


avocación y si lo estima de buena justicia, dar una solución definitiva al
litigio y ordenar las medidas de instrucción que considere pertinentes, a
condición de que las partes hayan concluido sobre los puntos a juzgar o el
tribunal pueda ponerlos en mora de concluir en cuanto a ellos. SCJ, 1.ª Sala,
24 de abril de 2013, núm. 131, B. J. 1229; 11 de julio de 2012, núm. 23, B. J.
1220.
No procede la avocación si las partes no han concluido efectivamente al
fondo de sus pretensiones. SCJ, 1.ª Sala, 4 de mayo de 2011, núm. 6, B. J.
1206; 1.ª Cám., 15 de enero de 2003, núm. 2, B. J. 1106, pp. 36-42.

No se puede avocar el fondo en la instancia en apelación de una sentencia


que ordenó un sobreseimiento. La decisión que ordena un sobreseimiento no
es una sentencia interlocutoria. La avocación tiene un carácter excepcional.
No puede ser ejercida fuera de los casos previstos por el artículo 473 del
Código de Procedimiento Civil y dicho artículo exige que la sentencia
apelada sea interlocutoria. SCJ, 1.ª Cám., 4 de julio de 2001, núm. 6, B. J.
1088, pp. 72-78.

La facultad de avocación prevista en el artículo 17 de la Ley 834 de 1978,


sobre el contredit, puede ser ejercida por los jueces de la jurisdicción de
niños, niñas y adolescentes. SCJ, 1.ª Cám., 7 de febrero de 2001, núm. 2, B.
J. 1083, pp. 49-55.

Si el apelante solicita la revocación de la sentencia de primer grado sobre la


base de que la demanda introductiva de instancia es inadmisible y el tribunal
de alzada acoge el pedimento, el resultado es la anulación pura y simple de la
sentencia impugnada. El tribunal no puede ni aceptar ni rechazar los méritos
de la demanda original, aunque el apelante lo haya solicitado. SCJ, 1.ª Cám.,
14 de diciembre de 2005, núm. 9, B. J. 1145, pp. 181-187.

Es aplicable a la jurisdicción inmobiliaria el artículo 473 del Código de


Procedimiento Civil, el cual dispone que cuando la sentencia recurrida no
haya resuelto el fondo de la contestación, el tribunal de alzada apoderado de
la apelación podrá resolver el fondo, a condición de que la sentencia recurrida
sea revocada y el asunto pueda decidirse. SCJ, 3.ª Sala, 6 de junio de 2012,
núm. 4, B. J. 1219.

No hay lugar a la avocación si el juez de primer grado ha decidido el fondo


del asunto. En ese caso el tribunal de alzada, en virtud del efecto devolutivo
de la apelación, debe conocer del proceso sin necesidad de anular la sentencia
de primer grado y ejercer la facultad de la avocación. SCJ, 1.ª Sala, 25 de
enero de 2012, núm. 77, B. J. 1214.
La avocación no debe confundirse con el examen obligatorio que impone el
efecto devolutivo del recurso de apelación. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de
2005, núm. 10, B. J. 1132, pp. 249-260.
Calidad e interés

Es inadmisible el recurso de apelación intentado por una persona que no ha


sido parte de la instancia en primer grado, independientemente de los motivos
que sustenten el recurso. Las vías de recurso solo pueden ser ejercidas por
aquellas personas que han sido partes en el proceso, a excepción del recurso
de tercería, que pueden interponer los terceros afectados por una sentencia.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 49, B. J. 1216; SCJ, 3.ª Sala, 16 de
enero de 2013, núm. 22, B. J. 1226.
Casación con envío

El envío constituye un apoderamiento formal que le otorga competencia a la


corte para resolver el asunto sometido a su consideración. En ausencia de
disposiciones legales particulares, dicho apoderamiento se encuentra
limitado, primero, a los puntos de derecho debatidos ante la Suprema Corte
de Justicia en funciones de corte de casación, y segundo, por las conclusiones
presentadas por las partes ante dicho tribunal y las conclusiones consignadas
en el acto introductivo del recurso que apoderó al tribunal de segundo grado.
SCJ, Salas Reunidas, 17 de septiembre de 2012, núm. 6, B. J. 1222.

El tribunal de envío no puede rehusar su apoderamiento. Corresponde a la


Suprema Corte de Justicia, cuando es apoderada de un recurso que culmina
con la casación de la sentencia impugnada, decidir a cuál tribunal envía el
asunto. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo de 2009, núm. 3, B. J. 1180; 13
de junio de 2007, núm. 3, B. J. 1158, pp. 63-72; 30 de julio de 2003, núm. 8,
B. J. 1112, pp. 48-58; 3.ª Cám., 22 de septiembre de 2004, núm. 27, B. J.
1125, pp. 870-876.

La idea fundamental que gobierna los poderes de la jurisdicción de envío es


que, por efecto de la casación de la sentencia, la instancia anterior retoma su
curso y las partes se encuentran colocadas en el estado en que se encontraban
antes del pronunciamiento de la sentencia casada. La jurisdicción de envío
sustituye a la jurisdicción que ha rendido la sentencia casada y dispone de los
mismos poderes que esta última. SCJ, Salas Reunidas, 28 de julio de 2010,
núm. 6, B. J. 1196.

Cuando la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia y la envía ante otro
tribunal, pone nuevamente a las partes en la misma situación en que se
encontraban antes de que fuera dictada la sentencia casada, de manera que las
partes pueden volver a debatir todas las cuestiones que consideren
pertinentes, sin sujeción al orden procesal agotado durante la instrucción y
juicio del tribunal del fondo cuya sentencia fue casada. SCJ, Salas Reunidas,
10 de abril de 2013, núm. 9, B. J. 1229.

La casación con envío comporta tanto para las partes, como para los jueces,
las mismas obligaciones y facultades que si se tratara del recurso interpuesto
ante el tribunal del cual proviene la sentencia casada. SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220.

Cuando una de las salas de la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia
con envío, el tribunal de envío conocerá íntegramente el asunto sometido a su
consideración y estatuirá conforme a derecho, siempre que la casación haya
sido total, por oposición a la casación limitada a un único punto de derecho.
SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220; Cámaras
Reunidas, 8 de octubre de 2003, núm. 10, B. J. 1115, pp. 83-95.

Cuando se trata de una casación general, una vez apoderado del asunto, el
tribunal de envío instruye cabalmente el proceso, disponiendo las medidas
que entienda necesarias y ejerciendo sus atribuciones dentro de los límites
que le confieren las partes a través de sus conclusiones. Corresponde a las
partes suministrar al tribunal los documentos y pruebas pertinentes en apoyo
de sus pretensiones y, como partes interesadas, perseguir la continuación del
proceso en las mismas condiciones y circunstancias. SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220.

La corte de envío apoderada de conocer el recurso de apelación luego de


casada una sentencia tiene la obligación de ordenar a la parte más diligente el
depósito de la sentencia recurrida si, al quedar el asunto en estado de fallo, no
la encuentra en el expediente, puesto que si las partes han concluido al fondo
del recurso, es obvio que no cuestionan la existencia de la sentencia y, por
tanto, debe presumirse que existe. SCJ, Salas Reunidas, 17 de septiembre de
2012, núm. 6, B. J. 1222.

Cuando la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia con envío por
violación a las reglas y principios de derecho aplicables, el tribunal de envío
tiene libertad de analizar íntegramente el asunto sometido a su consideración
y estatuir conforme a su criterio, siempre y cuando la casación haya sido
total. Aunque la sentencia dictada en casación provee al tribunal de envío de
pautas generales que deben ser tomadas en cuenta al momento de decidir para
evitar recaer en los mismos errores incursos en la sentencia anulada, el
tribunal de envío no se encuentra limitado en su decisión por esas directrices,
las que se aplican únicamente al tribunal de reenvío, conforme al artículo 20
de la Ley de Casación. SCJ, Salas Reunidas, 26 de mayo de 2010, núm. 11,
B. J. 1194.

El envío dispuesto por la Suprema Corte de Justicia no significa que el


expediente formado con ocasión del recurso de casación sea enviado
íntegramente a la corte de envío. El depósito de los documentos esenciales
para fundamentar y seguir el proceso de apelación queda a cargo de las
partes. SCJ, Salas Reunidas, 27 de noviembre de 2013, núm. 6, B. J. 1236.

El hecho de que un juez, habiendo formado parte de la corte que dictó la


sentencia recurrida en casación, participe como juez miembro de la corte de
envío luego de casada dicha sentencia no invalida la sentencia de la corte de
envío si dicho órgano colegiado, independientemente de la presencia del
referido magistrado, contó con el cuórum necesario para deliberar y fallar
válidamente. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J.
1222.
Casación con envío (casación parcial)

Cuando se produce la casación parcial de una sentencia, la jurisdicción de


envío debe limitarse a juzgar los puntos de la sentencia que han sido anulados
y abstenerse de examinar las cuestiones que han sido aprobadas por la
Suprema Corte de Justicia. De lo contrario, el tribunal incurriría en exceso de
poder por quebrantar el alcance de su apoderamiento. SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2013, núm. 1, B. J. 1232; 28 de julio de 2010, núm. 7, B. J. 1196;
Cámaras Reunidas, 3 de junio de 2009, núm. 2, B. J. 1183; 27 de septiembre
de 2006, núm. 23, B. J. 1150, pp. 174-187; 30 de agosto de 2006, núm. 19, B.
J. 1149, pp. 146-156.

Los puntos de la sentencia que no fueron objeto de casación subsisten y el


tribunal de envío o de reenvío no puede estatuir sobre ellos, ni
modificándolos ni revocándolos, sin desbordar los límites de su
apoderamiento. SCJ, Salas Reunidas, 19 de septiembre de 2012, núm. 8, B. J.
1222.

La casación de una sentencia está circunscrita al medio que le ha servido de


base; las partes de la decisión que han sido mantenidas o que tengan con estas
un vínculo de indisolubilidad o de dependencia necesaria subsisten, de
manera que el ámbito de competencia del tribunal de envío se limita a los
puntos del fallo que han sido anulados. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo
de 2009, núm. 3, B. J. 1180.
Casación con envío (segundo tribunal de envío)

El tribunal de envío está obligado a conformarse estrictamente con la


decisión de la Suprema Corte de Justicia en el punto de derecho juzgado por
esta cuando se trata de una segunda sentencia casada por igual motivo que la
primera. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo de 2009, núm. 3, B. J. 1180.

No es aplicable el artículo 20 de la Ley de Casación, que dispone que el


segundo tribunal de envío deberá conformarse estrictamente con la decisión
de la Suprema Corte de Justicia en el punto de derecho juzgado por esta, si
los motivos de la segunda casación fueron distintos a los motivos que
sirvieron de apoyo a la primera casación. SCJ, Salas Reunidas, 25 de
septiembre de 2013, núm. 6, B. J. 1234.
Contredit

Si se elige la impugnación (le contredit), siendo el recurso apropiado el de la


apelación, la corte apoderada por la vía de la impugnación permanecerá
apoderada y el asunto se juzgará e instruirá de acuerdo con las reglas de la
apelación ordinaria. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 1, B. J. 1217.

Es inadmisible la apelación interpuesta contra una sentencia que es recurrible


mediante la impugnación (le contredit). SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013,
núm. 134, B. J. 1231; 3 de octubre de 2012, números 15 y 16, B. J. 1223; 4
de abril de 2012, núm. 1, B. J. 1217; 1.ª Cám., 4 de julio de 2001, núm. 4, B.
J. 1088, pp. 63-67.
Decisiones apelables

El recurso de apelación resulta ser un corolario del principio del doble grado
de jurisdicción y, en esa virtud, salvo disposición contraria de la ley, toda
sentencia es apelable. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 24, B. J. 1232.

Según el artículo 451 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias


interlocutorias pueden ser recurridas antes de que recaiga la sentencia
definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.

La sentencia que decide sobre un medio de inadmisión o una excepción no es


ni preparatoria ni interlocutoria, sino definitiva sobre el incidente y, por ende,
apelable. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 142, B. J. 1228; 12 de
diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225; 15 de agosto de 2012, núm. 52, B. J.
1221.

Es apelable la sentencia de adjudicación con que culmina un procedimiento


de embargo inmobiliario si decide sobre incidentes contenciosos. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 47, B. J. 1228.

La sentencia que decide sobre una demanda en sobreseimiento de la


adjudicación es apelable. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 64, B. J.
1218; SCJ, 1.ª Cám., 30 de junio de 2004, núm. 19, B. J. 1123, pp. 241-247.

Las decisiones dictadas con ocasión de los incidentes planteados durante el


procedimiento de embargo inmobiliario por puja ulterior, los cuales fueron
decididos por la misma decisión que ordenó la adjudicación del inmueble
objeto de la expropiación forzosa, son de ineludible carácter jurisdiccional,
impugnable tan solo por la vía del recurso de apelación. . SCJ, 1.ª Sala, 18 de
julio de 2012, núm. 44, B. J. 1220; 1.ª Cám., 9 de marzo de 2005, núm. 6, B.
J. 1132, pp. 229-234.

La decisión que rechaza una solicitud de puja ulterior constituye una


sentencia propiamente dicha y no un acto de administración y, por tanto, es
apelable. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 32, B. J. 1217; 1.ª Cám., 9
de marzo de 2005, núm. 6, B. J. 1132, pp. 229-234.
Es apelable la sentencia del juzgado de paz que condena al demandado a una
suma menor de tres mil pesos si el monto de la demanda fue superior a los
tres mil pesos. No es el monto de la condenación lo que determina si la
cuestión juzgada será susceptible o no de ser apelada, sino el monto indicado
en la demanda introductiva de instancia. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013,
núm. 143, B. J. 1228.

Son apelables las ordenanzas en referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre


de 2011, núm. 28, B. J. 1212.

Son recurribles en apelación las sentencias que condenan a una parte al pago
de las costas. SCJ, 1.ª Cám., 5 abril de 2006, núm. 6, B. J. 1145, pp. 66-71.

Es apelable el fallo que fija una pensión alimentaria. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio
de 2013, núm. 24, B. J. 1232.

Según el artículo 27 de la Ley 834 de 1978, por derogación a la regla general


del recurso de impugnación, procede el recurso de apelación y no el de la
impugnación contra la sentencia que declara la incompetencia del tribunal en
razón de que el asunto es la competencia de una jurisdicción administrativa.
SCJ, 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 38, B. J. 1175, pp. 375-380; 1 de
junio de 2005, núm. 5, B. J. 1135, pp. 108-113.
Decisiones inapelables
No se puede apelar de nuevo una sentencia sobre la cual ya ha intervenido
una decisión en apelación, aunque el fallo en apelación haya sido un descargo
puro y simple que no ha tocado el fondo de la litis. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo
de 2013, núm. 103, B. J. 1228.

Es inadmisible la apelación interpuesta contra una sentencia que es recurrible


mediante la impugnación (le contredit). SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013,
núm. 134, B. J. 1231; 3 de octubre de 2012, números 15 y 16, B. J. 1223; 4
de abril de 2012, núm. 1, B. J. 1217; 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 37,
B. J. 1184; 12 de noviembre de 2008, núm. 25, B. J. 1176, pp. 259-265; 4 de
julio de 2001, núm. 4, B. J. 1088, pp. 63-67.

Según el artículo 451 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias


preparatorias no podrán apelarse sino después de la sentencia definitiva y
conjuntamente con la apelación de esta. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012,
núm. 87, B. J. 1215; 19 de septiembre de 2010, núm. 48, B. J. 1198.
Cuando una sentencia no resuelve ningún punto contencioso entre las partes y
el juez no se desapodera de la causa, dicha decisión no es susceptible de
apelación sino conjuntamente con la apelación del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 2 de
octubre de 2013, núm. 19, B. J. 1235.

No son apelables las ordenanzas en referimiento dictadas por el presidente


del juzgado de primera instancia cuando suspende la ejecución provisional de
una sentencia del juzgado de paz. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003, núm. 3,
B. J. 1109, pp. 139-145.

La sentencia dictada sobre un recurso de revisión civil no puede ser objeto


del recurso de apelación, sino del recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
octubre de 2012, núm. 26, B. J. 1223; 28 de marzo de 2012, núm. 123, B. J.
1216.

La sentencia del juzgado de primera instancia que pronuncia el defecto del


demandante y descarga al demandado no es susceptible del recurso de
apelación, puesto que el demandante puede interponer nuevamente su
demanda. La corte de apelación apoderada de un recurso en contra de una
sentencia de esta índole está obligada a declarar el recurso inadmisible. SCJ,
1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 32, B. J. 1178; 25 de junio de 2008,
núm. 12, B. J. 1171, pp. 279-286.

Es inadmisible el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia que


decide un recurso de oposición. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 64,
B. J. 1215.

Son inapelables las sentencias de adjudicación con que culmina un


procedimiento de embargo inmobiliario sin incidentes. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 47, B. J. 1228; 4 de abril de 2012, núm. 16, B. J. 1217;
28 de marzo de 2012, núm. 115, B. J. 1216; 21 de marzo de 2012, núm. 83,
B. J. 1216; 1 de febrero de 2012, núm. 27, B. J. 1215; 13 de enero de 2010,
núm. 2, B. J. 1190; 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, B. J. 1152, núm. 30, pp.
290-296; 6 de diciembre de 2006, núm. 8, B. J. 1152, pp. 87-92; 20 de julio
de 2005, núm. 18, B. J. 1136, pp. 197-202; 20 de agosto de 2003, núm. 11, B.
J. 1113, pp. 123-129; 2 de octubre de 2002, núm. 8, B. J. 1103, pp. 97-103;
21 de noviembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 95-101; 14 de marzo de
2001, núm. 15, B. J. 1084, pp. 104-112.

Son inapelables las sentencias dictadas con ocasión del procedimiento


especial de expropiación establecido por la Ley 344 de 1943. SCJ, 1.ª Cám.,
1 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1125, pp. 91-97.

No son apelables las sentencias que homologan un acuerdo transaccional


sobre una partición. Según el artículo 2052 del Código Civil, las
transacciones tienen entre las partes la autoridad de la cosa juzgada en última
instancia. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 12, B. J. 1234.

La parte que da aquiescencia a las conclusiones del contrario no puede apelar


la sentencia que resulta de su aquiescencia, puesto que carece de interés.
SCJ, 1.ª Cám., 18 de agosto de 2004, núm. 7, B. J. 1125, pp. 83-88.
Defecto del apelante

El artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, que establece, para el


procedimiento ante los tribunales de comercio, el descargo del demandado de
la demanda si el demandante no comparece, es aplicable a los tribunales de
derecho común y a las instancias en apelación, conforme al artículo 470 del
Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013,
núm. 18, B. J. 1236; 16 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235; 2 de
octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235.

Por aplicación del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, la


incomparecencia del recurrente en apelación debe ser considerada como un
desistimiento tácito de su apelación y los jueces, al fallar, deben limitarse a
pronunciar el descargo puro y simple, sin examinar el fondo, siempre que el
recurrido concluya en ese sentido. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm.
22, B. J. 1235.

La aplicación del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil a los


tribunales de derecho común y a las instancias en apelación es conforme a la
Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 18, B. J. 1236;
2 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235.

Si el abogado del apelante no concluye, el abogado del recurrido puede, a su


elección, solicitar que sea pronunciado el defecto y el descargo puro y simple
de la apelación o que sea examinado el fondo del asunto, siempre que se
cumplan, en la primera hipótesis, los requisitos siguientes: a) que el
recurrente haya sido correctamente citado a la audiencia y no se le haya
vulnerado su derecho de defensa o ningún aspecto de índole constitucional,
b) que haya incurrido en defecto por falta de concluir y c) que la parte
recurrida haya solicitado el descargo puro y simple de la apelación. En ese
caso, el tribunal puede, interpretando el defecto del apelante como un
desistimiento tácito de su recurso, pronunciar el descargo puro y simple de la
apelación sin examinar el fondo del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de
2013, núm. 22, B. J. 1235; 29 de marzo de 2013, núm. 96, B. J. 1228; 20 de
febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227; 6 de febrero de 2013, núm. 7, B. J.
1227; 12 de diciembre de 2012, núm. 12, B. J. 1225; 28 de marzo de 2012,
núm. 132, B. J. 1216; 11 de enero de 2012, núm. 4, B. J. 1214; 1.ª Cám., 4 de
julio de 2001, núm. 3, B. J. 1088, pp. 58-62; 10 de enero de 2001, núm 4, B.
J. 1082, pp. 113-118.

Para que se pueda pronunciar el descargo puro y simple, el tribunal debe


comprobar, en primer lugar, si el recurrente fue citado correctamente a la
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237.

No hay lugar al descargo puro y simple si la parte defectuante no fue


regularmente citada para comparecer a la audiencia en la que se discutiría el
recurso de apelación por ella interpuesto. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de
2011, núm. 11, B. J. 1212.

Si ante el defecto del apelante, el recurrido concluye al fondo, el tribunal no


debe proceder al descargo puro y simple del demandado, pues, ante las
conclusiones del demandado, está obligado a fallar el fondo del asunto. SCJ,
1.ª Cám., 10 de junio de 2009, núm. 36, B. J. 1183.

No hay lugar al descargo puro y simple del apelante si la parte intimada no lo


solicita y se limita a pedir que se pronuncie el defecto de la recurrente. SCJ,
1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J. 1215; 11 de enero de 2012,
núm. 16, B. J. 1214.

Si el abogado del apelante concluye solicitando el descargo puro y simple, el


tribunal no debe fallar al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de junio de 2008, núm. 11,
B. J. 1171, pp. 273-278.

Si el abogado del apelante no concluye al fondo, sino sobre un incidente, el


abogado del recurrido puede solicitar que sean pronunciados el defecto y el
descargo puro y simple de la apelación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013,
núm. 43, B. J. 1227.

Si el abogado del apelante incidental no concluye, el abogado del apelante


principal puede solicitar el descargo puro y simple de la apelación incidental.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 27, B. J. 1224.

No hay lugar al descargo puro y simple si la parte defectuante no fue


regularmente citada para comparecer a la audiencia en la que se discutiría el
recurso de apelación por ella interpuesto. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de
2011, núm. 11, B. J. 1212.

Es válida la citación hecha al apelante por sentencia in voce de la corte de


apelación dictada en presencia de su abogado en una audiencia anterior. SCJ,
1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 31, B. J. 1232.

Si el apelante hace defecto y se declara el descargo puro y simple de la


apelación, no puede este apelar de nuevo, especialmente si el plazo de
apelación ha vencido. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 78, B. J.
1214.

Una vez ha intervenido una decisión sobre un recurso de apelación, no se


puede apelar de nuevo aunque el fallo en apelación haya sido un descargo
puro y simple del recurso de apelación que no tocó el fondo de la decisión.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 103, B. J. 1228.
Demandas nuevas

Son permitidas las demandas nuevas en apelación basadas en la


compensación. El artículo 464 del Código de Procedimiento Civil dispone:
“No podrá establecerse nueva demanda en grado de apelación, a menos que
se trate en ella de compensación, o que la nueva demanda se produzca como
medio de defensa en la acción principal. Los litigantes en la segunda
instancia podrán reclamar intereses, réditos, alquileres y otros accesorios,
vencidos desde la sentencia de primera instancia, así como los daños y
perjuicios experimentados desde entonces”. SCJ, 1.ª Sala, 14 de septiembre
de 2011, núm. 15, B. J. 1210.

Aunque, en principio, las demandas nuevas están prohibidas en la instancia


de apelación por contravenir el principio de la inmutabilidad del proceso, las
relativas a la guarda, a la pensión alimentaria y provisión ad litem, por su
naturaleza, son recibibles en grado de apelación por tener un carácter
accesorio y provisional. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 47, B. J.
1217.

La astreinte puede ser solicitada por primera vez en apelación. Por su


naturaleza de mecanismo de constreñimiento accesorio a lo principal, su
solicitud no puede ser considerada como una demanda nueva. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 3, B. J. 1240. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 68, B. J. 1216.
Depósito de la sentencia apelada y del acto de apelación

El depósito tanto del recurso de apelación como de la sentencia apelada,


documentos necesarios para el apoderamiento formal de la jurisdicción de
segundo grado, es una obligación indeclinable que le incumbe de manera
especial y en primer lugar, como un asunto coherente con el núcleo del
principio dispositivo, a la parte apelante, que, con su acto de apelación,
asume la iniciativa de continuar el proceso abriendo una nueva instancia. La
parte intimada en segundo grado puede realizar de manera voluntaria el
referido depósito, pero nunca con carácter obligatorio, así como tampoco
dicha obligación puede recaer sobre el juez, toda vez que el papel activo que
ejerce en su función jurisdiccional, si bien le permite acordar de oficio
actuaciones probatorias, no le obliga a subsanar las deficiencias en que
incurran las partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los
tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 71, B. J. 1216; 7 de
marzo de 2012, núm. 20, B. J. 1216; 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J.
1215; 1.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 20, B. J. 1154, pp. 232-237; 28 de
junio de 2006, núm. 18, B. J. 1147, pp. 236-341; 18 de mayo de 2005, núm.
10, B. J. 1134, pp. 104-109; 14 de julio de 2004, núm. 8, B. J. 1124, pp. 114-
121; 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1118, pp. 66-73; 14 de enero de
2004, núm. 6, B. J. 1118, pp. 74-81; 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J. 1113,
pp. 73-78.

Procede declarar inadmisible de oficio el recurso de apelación si al momento


de estatuir el tribunal apoderado no encuentra depositada la sentencia
impugnada y, en consecuencia, no pueda analizar los agravios contra ella,
toda vez que los actos y documentos procesales no se presumen. El hecho de
que las partes hayan concluido sobre el fondo del alegado recurso no implica
la existencia de la sentencia de primer grado. La inadmisibilidad por la falta
de depósito de la sentencia recurrida tiene por finalidad sancionar la actitud
reiteradamente negligente de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 47, B. J. 1239.

Es inadmisible la apelación si el apelante no deposita el acto de apelación. La


falta de depósito de dicho acto impide al tribunal de alzada analizar los
méritos de su apoderamiento por no tener constancia de su existencia. La
ponderación del recurso depende de que los agravios puedan ser verificados,
lo que no es posible si no se tiene a la vista dicho documento. SCJ, Salas
Reunidas, 25 de agosto de 2010, núm. 15, B. J. 1197; 24 de febrero de 2010,
núm. 7, B. J. 1191; 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 61, B. J. 1219; 1.ª
Cám., 30 de abril de 2008, núm. 25, B. J. 1169, pp. 244-249; 17 de enero de
2007, núm. 20, B. J. 1154, pp. 232-237; 10 de mayo de 2006, núm. 6, B. J.
1146, pp. 128-132; 12 de abril de 2006, núm. 14, B. J. 1145, pp. 108-114; 28
de septiembre de 2005, núm. 32, B. J. 1138, pp. 194-199; 3.ª Sala, 16 de
noviembre de 2011, núm. 30, B. J. 1212.

Es inadmisible la apelación si el apelante no deposita el acto de apelación. La


falta de depósito de dicho acto impide a la corte constatar la existencia del
recurso, su contenido y alcance, los méritos de su apoderamiento y los
agravios contra la sentencia apelada. La inadmisibilidad puede ser declarada
de oficio. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 20, B. J. 1237.

Es inadmisible el recurso de apelación si no se deposita la sentencia apelada,


puesto que el depósito de la copia auténtica o certificada de la sentencia es
una formalidad sustancial para la admisión del recurso, sin la cual los jueces
no estarían en condiciones de examinar todos los aspectos del fallo
cuestionado. SCJ, 1.ª Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 35. B. J. 1204.

Para que la corte de apelación quede regularmente apoderada de un recurso


de apelación, debe aportársele la prueba no solo del acto que contiene los
agravios y violaciones que se alega contiene la sentencia recurrida, sino,
además, la prueba fehaciente del fallo apelado. En caso de no disponer de
estos documentos, la corte puede promover de oficio el medio de inadmisión.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de febrero de 2010, núm. 34, B. J. 1199.

La inadmisibilidad por la falta de depósito del acto introductivo del recurso


de apelación tiene por finalidad sancionar la actitud reiteradamente
negligente de las partes, lo que no es contrario de manera alguna a que un
tribunal apoderado de un recurso, antes de quedar el expediente en estado de
recibir fallo definitivo sobre el fondo, pueda ordenar en el curso de su
conocimiento el depósito de dicho acto, haciendo prevalecer los asuntos del
fondo sobre los asuntos estrictamente procesales. SCJ, Salas Reunidas, 3 de
abril de 2013, núm. 5, B. J. 1229.
La corte de apelación puede pronunciar la inadmisibilidad del recurso de
apelación si las partes interesadas no han aportado la sentencia recurrida, no
obstante habérsele ordenado. No corresponde a los tribunales suplir el
incumplimiento de las obligaciones que incumben única y exclusivamente a
las partes, más aun en materia civil en que los jueces desempeñan un rol
esencialmente pasivo y deben mantener, ante todo, un carácter neutral. SCJ,
Salas Reunidas, 3 de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220; 1.ª Sala, 6 de marzo
de 2013, núm. 50, B. J. 1228; 1.ª Cám., 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J.
1113, pp. 73-78; 11 de septiembre de 2002, núm. 8, B. J. 1102, pp. 129-133.

No procede que la corte ordene el depósito de la sentencia apelada si ya lo ha


ordenado sin que la parte recurrente haya obtemperado a dicha orden,
máxime cuando la parte recurrida ha puesto en conocimiento a la recurrente
por conclusiones en audiencia de la ausencia del depósito. SCJ, Salas
Reunidas, 17 de septiembre de 2012, núm. 6, B. J. 1222.
No incurre en exceso de poder la corte de apelación que, ante el extravío de la
sentencia apelada, que ha sido previamente depositada, dispone que la parte
más diligente la deposite de nuevo. SCJ, 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm.
24, B. J. 1135, pp. 230-237.

La sentencia impugnada puede ser depositada en cualquier momento durante


la instancia en apelación antes de la puesta en estado del fallo del fondo del
recurso. SCJ, Cámaras Reunidas, 9 de febrero de 2005, núm. 8, B. J. 1131,
pp. 75-83.

No se debe pronunciar la inadmisibilidad del recurso de apelación si al


momento de dictar sentencia los jueces verifican que la sentencia ha sido
depositada y, por tanto, la situación se ha regularizado, conforme al artículo
48 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2003, núm. 12, B. J.
1109, pp. 200-207.

La corte de apelación puede admitir el depósito del original del acto de


apelación y de la copia certificada de la sentencia apelada después de
cerrados los debates, ya que estos documentos son conocidos por las partes y
su uso no vulnera la lealtad de los debates ni el derecho de defensa. SCJ, 1.ª
Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 78, B. J. 1218.
El artículo 5 párrafo II de la Ley 3726 del 29 de diciembre de 1953, sobre
Procedimiento de Casación, que exige para la admisibilidad de ese recurso
una copia certificada de la sentencia que se impugna, no se aplica al recurso
de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 31, B. J. 1236; 13
de junio de 2012, núm. 6. B. J. 1219; SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012,
núm. 70, B. J. 1218.

No procede la inadmisión del recurso de apelación sobre la base de que dicho


recurso y la sentencia apelada han sido depositadas en fotocopias si dichos
actos no son negados ni desconocidos por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 8
de febrero de 2012, núm. 48, B. J. 1215.

No procede declarar el recurso de apelación inadmisible por el solo hecho de


que la copia certificada de la sentencia recurrida no haya sido registrada. SCJ,
1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.

La corte de apelación no debe rechazar el recurso de apelación por el mero


hecho de que en el expediente solo se ha depositado una fotocopia de la
sentencia apelada si ninguna de las partes cuestionó la credibilidad y
fidelidad al original de dicha fotocopia. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de
2013, números 22 y 31, B. J. 1236; 3 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230;
13 de junio de 2012, núm. 6, B. J. 1219; 30 de mayo de 2012, núm. 70, B. J.
1218.

La sola comprobación hecha por el tribunal de alzada de que en el expediente


se ha depositado la sentencia apelada en fotocopia y no en original no
constituye ni una motivación válida ni suficiente para justificar que se declare
inadmisible el recurso. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 138, B. J.
1228.

La corte de envío apoderada de conocer el recurso de apelación luego de


casada una sentencia tiene la obligación de ordenar a la parte más diligente el
depósito de la sentencia recurrida si, al quedar el asunto en estado de fallo, no
la encuentra en el expediente, puesto que si las partes han concluido al fondo
del recurso, es obvio que no cuestionan la existencia de la sentencia y, por
tanto, debe presumirse que existe. SCJ, Salas Reunidas, 17 de septiembre de
2012, núm. 6, B. J. 1222.
Documentos nuevos

Las partes pueden depositar en la instancia en apelación los documentos que


estimen convenientes a sus intereses, aun cuando no los hubiesen producido
en primer grado, sin que esto implique la violación de ningún precepto
jurídico. SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio de 2013, núm. 69, B. J. 1231; 17 de
octubre de 2012, núm. 50, B. J. 1223.
Desistimiento

Si el apelante desiste de su recurso de apelación contra una sentencia


incidental y el intimado, a su vez, renuncia a los beneficios de la sentencia
impugnada, el tribunal debe limitarse a pronunciarse exclusivamente sobre
dichos pedimentos. SCJ, 3.ª Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 19, B. J.
1105, pp. 630-636.
Efecto devolutivo

En virtud del efecto devolutivo de la apelación, el proceso pasa íntegramente


del tribunal de primer grado al tribunal de segundo grado, el cual queda
apoderado de todas las cuestiones de hecho y de derecho que se suscitaron
ante el juez de primer grado, salvo el caso de que la apelación haya sido
parcial. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J. 1222;
1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 10, B. J. 1228; 21 de marzo de 2012, núm.
87, B. J. 1216; 22 de febrero de 2012, núm. 186, B. J. 1215; 18 de enero de
2012, núm. 48, B. J. 1214; 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 34, B. J.
1187, pp. 348-355; 9 de mayo de 2007, núm. 4, B. J. 1158, pp. 112-117; 16
de octubre de 2002, números 34 y 35, B. J. 1103; 11 de septiembre de 2002,
núm. 7, B. J. 1102, pp. 123-128; 1 de agosto de 2001, núm. 4, B. J. 1089, pp.
56-61; SCJ, 3.ª Cám., 4 de enero de 2006, núm. 3, B. J. 1142, pp. 819-822;
28 de marzo de 2007, núm. 34, B. J. 1156, pp. 1545-1552; 1 de diciembre de
2004, núm. 3, B. J. 1129, pp. 574-586.

Es facultad de los tribunales de segundo grado revocar o anular las decisiones


del tribunal de primer grado, examinando la demanda original en toda su
extensión. El tribunal de alzada queda apoderado de todas las cuestiones de
hecho y de derecho de que estuvo apoderado el tribunal de primer grado,
incluyendo la relativa a su competencia de atribución. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
septiembre de 2012, núm. 74, B. J. 1222.

Como consecuencia del efecto devolutivo de la apelación, las partes tienen la


oportunidad de producir las pruebas que estimen convenientes en torno a sus
respectivos intereses litigiosos, en los plazos que otorgue el tribunal de
alzada, aun cuando se trate de documentos que no fueron producidos en
primer grado, sin que esto implique la violación de ningún precepto jurídico.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 10, B. J. 1228.
El efecto devolutivo del recurso de apelación concede al tribunal de alzada la
facultad de examinar la universalidad de las pretensiones de las partes,
elemento inherente al recurso de apelación que permite a la jurisdicción de
alzada revocar o modificar la decisión de primer grado. En estas condiciones,
nada impide que el demandante original someta a consideración del tribunal
de alzada las pruebas necesarias en sustento de sus pretensiones, aunque estas
no hayan sido depositadas en primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 83, B. J. 1215; 1.ª Cám., 9 de febrero de 2005, núm. 3, B. J.
1131, pp. 103-108.

El tribunal de alzada que revoque la sentencia de primer grado debe, en virtud


del efecto devolutivo de la apelación, decidir la suerte del proceso; de lo
contrario, colocaría a las partes en litis en una indefinición sobre el fondo de
sus pretensiones, al quedar sin solución la demanda original. Es obligación de
la alzada, al declarar nula la decisión apelada, conocer en toda su extensión
del objeto de la demanda, toda vez que el proceso es transferido íntegramente
del tribunal de primer grado al tribunal de segundo grado. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 11, B. J. 1239; 7 de marzo de 2012, núm. 5, B. J.
1216; 22 de febrero de 2012, núm. 186, B. J. 1215; 18 de enero de 2012,
núm. 48, B. J. 1214; 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 34, B. J. 1187,
pp. 348-355; 16 de octubre de 2002, números 34 y 35, B. J. 1103, pp. 263-
274; 11 de septiembre de 2002, núm. 7, B. J. 1102, pp. 123-128; 1 de agosto
de 2001, núm. 4, B. J. 1089, pp. 56-61; 3.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm.
58, B. J. 1239; 24 de julio de 2013, núm. 84, B. J. 1232; 20 de febrero de
2013, núm. 44, B. J. 1227.

Conforme al efecto devolutivo de la apelación, el tribunal de alzada no puede


limitarse en su decisión a revocar o anular una sentencia sin proceder a
examinar la demanda introductiva en toda su extensión, si el propósito de la
apelación es de alcance general, o examinar los aspectos recurridos de la
sentencia cuando la apelación es limitada o parcial. SCJ, 3.ª Sala, 19 de
febrero de 2014, núm. 58, B. J. 1239.

Tribunal de primera instancia rechaza un incidente de sobreseimiento y falla


al fondo sin darle oportunidad al demandado de concluir al fondo. Sobre el
recurso de apelación, la corte se limita a anular la sentencia de primera
instancia. En esas circunstancias, como consecuencia de la obligación que le
corresponde al tribunal de alzada de resolver todo lo concerniente al proceso
en toda su extensión, la corte no puede circunscribir su decisión a revocar o
anular pura y simplemente la sentencia de primer grado, sino que debe
examinar y juzgar, previa puesta en mora a las partes de concluir al fondo, la
totalidad de la demanda inicial. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm.
186, B. J. 1215; 1.ª Cám.; 18 de julio de 2007, núm. 11, B. J. 1160, pp. 143-
149; 9 de mayo de 2007, núm. 4, B. J. 1158, pp. 112-117.
.
En virtud del efecto devolutivo de la apelación, los aspectos debatidos en
primer grado pasan íntegramente al tribunal de alzada para ser conocidos
nuevamente en toda su extensión, por lo que no se incurre en violación al
derecho de defensa cuando en grado de apelación son contestadas las
conclusiones presentadas en primer grado. SCJ, 1.ª Cám., 5 de julio de 2006,
núm. 2, B. J. 1148, pp. 87-100.

Si la corte comprueba la nulidad del acto introductivo de la demanda, esta


deviene inexistente y, por lo tanto, ineficaz para producir efecto alguno, por
lo que la corte no puede examinar el fondo de la demanda original. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 66, B. J. 1216.

La corte de apelación no debe dar como válidas las observaciones hechas por
el juez de primer grado sin primero comprobar por sí misma todas las
cuestiones de hecho y de derecho que le fueron presentadas por las partes.
SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 46, B. J. 1214.

El tribunal de alzada, por el efecto devolutivo de la apelación, debe resolver


todo lo concerniente al proceso en las mismas condiciones en que lo hizo el
juez de primer grado. No procede, por tanto, declarar inadmisible la demanda
sobre la base de que el acto contentivo de la demanda original no fue
depositado en primer grado si dicho acto fue depositado en apelación,
quedando subsanado en apelación el aspecto que generó el fallo en primera
instancia. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 29, B. J. 1222.

Si la decisión objeto del recurso de apelación se limita a declarar inadmisible


la demanda original en reconocimiento de paternidad por encontrarse
prescrita la acción, sin que las partes concluyeran al fondo, la corte de
apelación solo puede estatuir en cuanto a lo que ha sido juzgado en el tribunal
de primera instancia, limitándose a juzgar la procedencia o no del medio de
inadmisión. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 102, B. J. 1216.

Si la decisión objeto del recurso de apelación se limita a acumular un


incidente propuesto por la parte demandada y a ordenar medidas de
instrucción, sin pronunciarse sobre el fondo de la litis, el tribunal de segundo
grado no puede pronunciarse sobre el fondo de la litis, y si confirma la
decisión de primer grado, debe ordenar la devolución del expediente a este
último para que continúe con el conocimiento y fallo del expediente. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de diciembre de 2013, núm. 97, B. J. 1237.
Efecto suspensivo

El efecto suspensivo del recurso de apelación interpuesto contra las


sentencias no declaradas provisionalmente ejecutorias, consagrado por el
artículo 457 del Código de Procedimiento Civil, tiene un alcance general y
absoluto, en el sentido de que la ejecución de la sentencia impugnada tiene
que ser suspendida aun cuando el recurso de apelación sea irrecibible, nulo o
infundado. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 1, B. J. 1216.
Emplazamiento

El acto de apelación debe cumplir con los requisitos establecidos para los
emplazamientos por el artículo 61 del Código de Procedimiento Civil. SCJ,
1.ª Sala, 2 de noviembre de 2011, núm. 2, B. J. 1212.

Es nulo el recurso de apelación que no contiene conclusiones en violación del


artículo 61 del Código de Procedimiento Civil. En esa circunstancia, le es
imposible al tribunal de alzada conocer las peticiones del apelante. Esta
irregularidad no es susceptible de ser subsanada. La nulidad puede ser
declarada de oficio por el tribunal. La exposición sumaria de los hechos en lo
que se fundamenta el recurso y la formulación de conclusiones en el acto de
apelación constituyen una formalidad sustancial, cuya observancia es de
orden público. SCJ, 1.ª Sala, 2 de noviembre de 2011, núm. 2, B. J. 1212.

La ausencia de conclusiones en un emplazamiento o acto de apelación puede


subsanarse mediante una notificación posterior al demandado o intimado que
contenga dichas conclusiones, de manera que no se le viole el derecho de
defensa de este. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 62, B. J. 1219.

Es nulo el recurso de apelación que no indica el objeto que persigue ni los


medios, en hecho y en derecho, en que se funda, irregularidades que
conducen a la anulación del acto si, como ocurrió en la especie, la recurrente
hizo defecto por falta de concluir, de modo que, al no presentar conclusiones
en audiencia ni escrito ampliatorio, no regularizó dicha nulidad, la cual es
sustancial y de orden público, ya que su finalidad es la de asegurar el
ejercicio del derecho de defensa de la contraparte, a quien se le ha ocasionado
un agravio consistente en no poder organizar su defensa de manera adecuada
y oportuna. Dicha irregularidad, además, hace imposible la aplicación de la
ley, puesto que, al no plantearse ningún pedimento en el sentido de que se
suprima, modifique o revoque aspecto alguno de la sentencia impugnada, ni
motivos que los sustenten, la corte apoderada queda imposibilitada para
estatuir sobre el recurso. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 82, B. J.
1218.

Aunque la enunciación de la exposición sumaria de los medios de la


apelación constituye una formalidad sustancial, cuya observancia es de orden
público, ya que su incumplimiento impide a la parte recurrida organizar su
defensa de manera adecuada y oportuna, el pronunciamiento de la nulidad
derivada de su inobservancia está sometido al principio de que “no hay
nulidad sin agravio”. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 31, B. J.
1235.

Según el artículo 456 del Código de Procedimiento Civil, el recurso de


apelación debe notificarse a la parte intimada en su persona o en su domicilio,
a pena de nulidad. La interposición del recurso de apelación abre una nueva
instancia procesal, diferente a la instancia que culminó con la sentencia
impugnada, y el abogado constituido en el proceso en primer grado encuentra
concluido su apoderamiento en la sentencia que desapodera el juez de primer
grado. SCJ, 1.ª Cám., 16 de octubre de 2002, núm. 36, B. J. 1103, pp. 275-
281.

Es válida la notificación del recurso de apelación al abogado de la parte en


primera instancia si dicha notificación no causa ningún agravio a la parte
recurrida, en virtud de la máxima “no hay nulidad sin agravio”, consagrada
en el artículo 37 de la Ley 834-78. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014,
núm. 58, B. J. 1239; 31 de mayo de 2013, núm. 251, B. J. 1230; 1.ª Sala, 6
de marzo de 2013, núm. 19, B. J. 1228; 15 de agosto de 2012, núm. 44, B. J.
1221; 16 de mayo de 2012, núm. 26 y 39, B. J. 1218; 4 de abril de 2012,
núm. 38, B. J. 1217; 22 de febrero de 2012, núm. 167, B. J. 1205; 15 de
febrero de 2012, números 106 y 182, B. J. 1205; 16 de noviembre de 2011,
núm. 20, B. J. 1212; 26 de octubre de 2011, núm. 27, B. J. 1211; 1.ª Cám., 16
de mayo de 2007, núm. 12, B. J. 1158, pp. 161-166; 9 de mayo de 2007, núm.
4, B. J. 1158, pp. 112-117 9 de mayo de 2007, núm. 2, B. J. 1158, pp. 98-104;
1 de septiembre de 2004, núm. 3, B. J. 1125, pp. 117-122; 23 de junio de
2004, núm. 14, B. J. 1123, pp. 214-219; 13 de agosto de 2003, núm. 6, B. J.
1113, pp. 90-97. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 21 de marzo de 2007,
núm. 14, B. J. 1156, pp. 242; 4 de junio de 2003, núm. 3, B. J. 1111, pp. 40-
47.

El fin perseguido por el legislador al consagrar en los artículos 61 y 456 del


Código de Procedimiento Civil que los emplazamientos se notifiquen a
persona o a domicilio, a pena de nulidad, es asegurar que la notificación
llegue a su destinatario en tiempo oportuno, a fin de preservar el pleno
ejercicio de su derecho de defensa. En el estado actual de nuestro derecho, la
máxima “no hay nulidad sin agravios” se ha convertido en una regla jurídica,
hoy consagrada por el legislador en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978, para
las nulidades de forma. Aun en el caso de que se trate de nulidades de fondo
concernientes a la violación de la regla del debido proceso de ley, consagrada
en el artículo 69, numeral 4 de la Constitución de la República, dicha
irregularidad resulta inoperante cuando los principios supremos establecidos
al respecto en nuestra ley fundamental, dirigidos a “asegurar un juicio
imparcial y el ejercicio del derecho de defensa”, son cumplidos. En
consecuencia, ningún acto de procedimiento puede ser declarado nulo en
virtud de dicha regla si reúne sustancialmente las condiciones necesarias para
cumplir su objeto, es decir, si llega realmente a su destinatario y si no causa
lesión en su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm.
32, B. J. 1223; 11 de enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214.

Es válida la notificación del recurso de apelación hecha en el domicilio de


elección que figura en el acto de notificación de la sentencia de primer grado,
máxime si el notificante de la sentencia de primer grado elige dicho domicilio
para todas las consecuencias legales de ese acto. SCJ, 1.ª Cám., 16 de junio
de 2004, núm. 8, B. J. 1123, pp. 171-177.

Es nula la notificación del recurso de apelación al abogado de la parte


gananciosa en primera instancia si esta no eligió domicilio en el estudio de
sus abogados a ese fin y si dicha irregularidad le ha causado un agravio. En la
especie, la parte intimada hizo defecto porque no recibió el acto del recurso.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 51, B. J. 1235.

La falta de elección de domicilio del apelante en el lugar donde está


establecida la corte de apelación apoderada y la omisión de la exposición
sumaria de los medios de su recurso pueden ser subsanadas reiterando la
apelación mediante un acto posterior que contenga la elección de domicilio
omitida y mediante un escrito motivado depositado ante dicho tribunal. En
todo caso, para pronunciar la nulidad del acto de apelación se debe probar el
agravio que dichas irregularidades han producido. SCJ, 1.ª Sala, 16 de
octubre de 2013, núm. 31, B. J. 1235

No es nulo el acto de apelación notificado en el estudio de los abogados del


intimado, en manos de una vecina que no firmó el acto, si el intimado
compareció en audiencia, representado por sus abogados, quienes presentaron
las conclusiones de su interés, sin formular pedimentos tendentes a la
declaratoria de nulidad del recurso, conducta procesal que es prueba
innegable de que su derecho de defensa no sufrió menoscabo alguno. SCJ,
1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 68, B. J. 1219.

No es nulo el recurso de apelación cuyo emplazamiento se hace a fecha fija


sin observar el plazo de la octava si, como ocurrió en la especie, el abogado
de la parte intimada compareció a las audiencias del tribunal a exponer sus
medios de defensa. SCJ, 1ª Cám., 17 de diciembre de 2008, núm. 41, B. J.
1177, pp. 415-420.

Es válido el recurso de apelación en que no se hace constar el nombre y las


generales del apelante, sino la de sus abogados, si, como ocurrió en la
especie, el recurrido fue puesto en condiciones de identificar oportuna y
correctamente a su oponente, como lo comprueba el hecho de que notificó
avenir en el que identificaba al apelante. SCJ, 1.ª Sala, 19 de octubre de
2011, núm. 17, B. J. 1211.

Es válido el recurso de apelación en el que no se hace constar correctamente


el nombre del tribunal ante el cual se debe comparecer ni se indica su
dirección si, como ocurrió en la especie, el recurrido ha comparecido al
tribunal apoderado del recurso y ha presentado sus alegatos. SCJ, 1.ª Cám.,
24 de marzo de 2004, núm. 15, B. J. 1120, pp. 187-192.

La nulidad de forma del acto de apelación no puede ser declarada de oficio.


SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 76, B. J. 1218.
Fusión

Los jueces de la alzada pueden instruir y conocer de manera conjunta en una


misma instancia varios recursos de apelación interpuestos contra la misma
sentencia si dichos recursos obedecen a los mismos intereses, aun cuando los
apelantes pretendan ser considerados como partes adversas en relación con
los recursos interpuestos. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J.
1221
Jurisdicción de niños, niñas y adolescentes

El artículo 217 de la Ley 136-03 establece la competencia de las cortes de


apelación de niños, niñas y adolescentes para conocer de los recursos de
apelación de las decisiones de las salas de primera instancia de dicha
jurisdicción, pero no determina ni el plazo ni el procedimiento para la
interposición del recurso de apelación. Para llenar dicho vacío procesal, la
Suprema Corte de Justicia dictó la resolución núm. 1842-2005 del 29 de
septiembre de 2005, mediante la cual se establecen las formalidades del
recurso de apelación en esta materia. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012,
núm. 75, B. J. 1222.

Los artículos 61 y 456 del Código de Procedimiento Civil constituyen el


derecho común en materia de apelación y son, por tanto, aplicables a la
jurisdicción de niños, niñas y adolescentes. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de
junio de 2006, núm. 6, B. J. 1147, pp. 35-47.

Según el párrafo II del artículo 317 de la Ley 136-03, Código para el Sistema
de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y
Adolescentes: “La sentencia evacuada por el Juez de Niños, Niñas y
Adolescentes relativa a la competencia, podrá ser objeto de apelación ante la
Corte de Niños, Niñas y Adolescentes, la que de declararse competente se
avocará al fondo”. Por tanto, procede la apelación, y no le contredit, para
impugnar la sentencia que se pronuncia solamente sobre una excepción de
incompetencia. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 93, B. J. 1232.
Medios (agravios) contra la sentencia apelada
La omisión de los agravios contra la sentencia apelada en un acto de
apelación no es causa de inadmisión del recurso, sino de nulidad del acto. Por
tratarse de una nulidad de forma, la nulidad del acto solo puede pronunciarse
si le causa un agravio a la parte intimada, agravio que no puede ser suplido de
oficio por el juez, sobre todo cuando la parte recurrida ha tenido la
oportunidad de defenderse adecuadamente de la apelación y no ha invocado
la referida nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, números 16 y 30, B. J.
1220; 27 de junio de 2012, núm. 65, B. J. 1219. En sentido contrario: SCJ,
Salas Reunidas, 20 de octubre de 2010, núm. 6, B. J. 1199; 1.ª Cám., 11 de
abril de 2007, núm. 4, B. J. 1157, pp. 45-51; 12 de julio de 2006, núm. 3, B.
J. 1148, pp. 101-107.

Es inadmisible el recurso de apelación en el que el apelante no formula


ningún agravio contra la sentencia apelada. Al no expresar ningún agravio, el
apelante no ha probado que tenga interés y la falta de interés se traduce en un
medio de inadmisión. 1.ª Cám., 11 de abril de 2007, núm. 4, B. J. 1157, pp.
45-51.
La falta de notificación de los agravios de parte del apelante proporciona al
intimado el derecho de invocar un medio de inadmisión. El intimado no
puede oponer dicho medio de inadmisión si ha concluido al fondo solicitando
la confirmación de la sentencia atacada. SCJ, Salas Reunidas, 20 de octubre
de 2010, núm. 6, B. J. 1199.

Es nulo el recurso de apelación que no indica el objeto que persigue ni los


medios, en hecho y en derecho, en que se funda, irregularidades que
conducen a la anulación del acto si, como ocurrió en la especie, la recurrente
hizo defecto por falta de concluir, de modo que, al no presentar conclusiones
en audiencia ni escrito ampliatorio, no regularizó dicha nulidad, la cual es
sustancial y de orden público, ya que su finalidad es la de asegurar el
ejercicio del derecho de defensa de la contraparte, a quien se le ha ocasionado
un agravio consistente en que este no ha podido organizar su defensa de
manera adecuada y oportuna. Dicha irregularidad, además, hace imposible la
aplicación de la ley, puesto que, al no plantearse ningún pedimento en el
sentido de que se suprima, modifique o revoque aspecto alguno de la
sentencia impugnada, ni motivos que los sustenten, la corte apoderada no
tiene ninguna base para estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 82,
B. J. 1218.
Medios de inadmisión

Según el artículo 45 de la Ley 834 de 1978, las inadmisibilidades pueden ser


propuestas en todo estado de causa, aun por primera vez en apelación. SCJ,
1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 3, B. J. 1184.

La jurisdicción de apelación puede ponderar los elementos de prueba que, por


no ser depositados en primera instancia, condujeron a que se declarara
inadmisible la demanda original. El efecto devolutivo del recurso de
apelación concede al tribunal de alzada la facultad de examinar la
universalidad de las pretensiones de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 83, B. J. 1215; 1.ª Cám., 9 de febrero de 2005, núm. 3, B. J. 1131,
pp. 122-126.

Si en la instancia en apelación el apelante solicita la revocación de la


sentencia de primer grado basada en una inadmisión de la demanda original y
esta prospera, el resultado es la anulación pura y simple de la sentencia
impugnada. El tribunal no puede ni aceptar ni rechazar los méritos de la
demanda original aunque el apelante lo haya solicitado. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
diciembre de 2005, núm. 9, B. J. 1145, pp. 181-187.

Si la sentencia de primera instancia ha rechazado las conclusiones del


demandado sobre un medio de inadmisión sin haber conclusiones al fondo, la
corte de apelación no puede conminar al apelante a concluir al fondo. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm, 13, B. J. 1155, pp. 184-190.
Medios nuevos

Los medios nuevos son admisibles en la instancia en apelación en virtud del


efecto devolutivo del recurso. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm.
26, B. J. 1213; 3.ª Sala, 4 de julio de 2012, núm. 12, B. J. 1220.
Motivación de la sentencia en apelación

Aunque los jueces de la apelación están en el deber de motivar sus decisiones


en cumplimiento de artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, lo
pueden hacer adoptando los motivos de la sentencia impugnada, incluso
implícitamente, expresando que “luego de haber estudiado las
documentaciones aportadas por ambas partes y, muy especialmente, la
sentencia objeto del presente recurso de apelación, es de opinión que la
susodicha sentencia fue dictada de acuerdo con las disposiciones establecidas
por la ley en esa materia”. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm. 18, B. J.
1112, pp. 167-172.

Los tribunales de alzada pueden, puesto que ninguna ley se lo prohíbe, dar
sus propios motivos o adoptar los de los primeros jueces, sin necesidad de
reproducirlos, o de limitarse esto último a los que sean, a su juicio, correctos,
legales y suficientes para justificar la solución del asunto. SCJ, 3.ª Sala, 10 de
abril de 2013, núm. 3, B. J. 1229.

Los jueces de alzada cumplen con el deber de motivar sus decisiones cuando,
al confirmar la sentencia de primer grado, adoptan expresamente los motivos
contenidos en esta, aun sin reproducirlos. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014,
núm. 9, B. J. 1240; 16 de junio de 2010, núm. 20, B. J. 1195; 1.ª Cám., 21 de
marzo de 2007, núm. 13, B. J. 1156, pp. 230-236.

Cuando el tribunal de segundo grado confirma la sentencia del tribunal de


primer grado adoptando pura y simplemente los motivos de este sin
reproducirlos, es obligación de los jueces, para llenar el voto de la ley,
exponer aunque sea de manera sucinta los motivos que adoptan, ya que, de lo
contrario, incurren en la inobservancia de un deber que está a su cargo. SCJ,
3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 17, B. J. 1233.

Los tribunales de alzada pueden dictar sus decisiones sobre la base de las
comprobaciones de los hechos contenidos en las sentencias de primera
instancia, a las cuales pueden otorgar credibilidad discrecionalmente, máxime
cuando ninguna de las partes ha aportado ante la corte de apelación ni los
documentos que han sustentado la decisión del tribunal de primer grado ni las
transcripciones de las declaraciones realizadas por los testigos. SCJ, 1.ª Sala,
13 de junio de 2012, núm. 25, B. J. 1219.

Cuando la sentencia recurrida en apelación carece de motivos, el tribunal de


alzada puede suplir los motivos de puro derecho no contenidos en ella. SCJ,
1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm. 16, B. J. 1103, pp. 151-157.

Es suficiente la motivación del tribunal de segundo grado que expresa que el


juez de primer grado “hizo una correcta apreciación de los hechos y una justa
aplicación del derecho, procediendo en consecuencia a la confirmación en
todas sus partes de la sentencia apelada”. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de
2006, núm. 17, B. J. 1144, pp. 147-155.

Es insuficiente para motivar debidamente la sentencia una simple y abstracta


apreciación de que el juez de primer grado ha hecho una “correcta aplicación
del derecho”. SCJ, 1.ª Cám., 30 de julio de 2003, núm. 49, B. J. 1112, pp.
353-359.

Carece de motivos suficientes la sentencia que se limita a hacer citas de las


motivaciones del juez del primer grado sin responder los medios de apelación
y sin constatar esos hechos individualmente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre
de 2011, núm. 85, B. J. 1213.

Es insuficiente la motivación del tribunal de segundo grado que, al confirmar


la sentencia recurrida, se limita a expresar que “la demanda inicial, en su
configuración procesal, fue interpuesta sobre pruebas justas y motivos
legales”, sin adoptar expresamente los motivos de la jurisdicción de primer
grado. SCJ, 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188.

Hay falta de motivos cuando la corte declara erróneamente en la sentencia


recurrida que una parte en el proceso depositó sus documentos tardíamente.
SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 68, B. J. 1221.
Notificación a secretaría de la corte

La ley no obliga a quien apela una sentencia a notificar la apelación en la


secretaría de la corte apoderada; basta con que se notifique a las partes
intimadas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de agosto de 2009, núm. 17, B. J. 1185.
Nulidad del acto introductivo de la demanda en primera instancia

Si, al conocer de la apelación, el tribunal de alzada decide que el acto


introductivo de la demanda en primera instancia es nulo, no puede el tribunal
decidir también sobre el fondo de la demanda, aunque el tribunal de primera
instancia lo hubiese hecho, ya que, al ser nula la demanda introductiva, esta
carece de objeto. SCJ, 1.ª Cám., 8 de noviembre de 2006, núm. 8, B. J. 1152,
pp. 167-174.
Ordenanzas de referimiento

La decisión dictada por un juez del primer grado de jurisdicción en funciones


de referimiento es susceptible, en primer lugar, del recurso de apelación,
como lo establece la Ley 834 de 1978, no del recurso de casación, que solo
procede cuando la decisión ha sido dictada “en última o única instancia”,
como dispone la ley de casación. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre de 2011,
núm. 28, B. J. 1212.

Las apelaciones de las ordenanzas de referimiento dictadas por el tribunal de


primera instancia corresponden a la corte de apelación y no a su presidente.
Los poderes del presidente de la corte de apelación, en materia de
referimiento, tienen un carácter excepcional. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de
2012, núm. 179, B. J. 1215; 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 33, B. J.
1184.

El recurso de apelación contra una ordenanza en referimiento debe ser


interpuesto dentro del plazo de quince días a partir de su notificación. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 66, B. J. 1215.

La ordenanza en referimiento dictada por el presidente del juzgado de


primera instancia que suspende la ejecución provisional de una sentencia del
juzgado de paz no es susceptible de apelación, sino solo de casación. SCJ, 1.ª
Cám., 2 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145.
Plazos para apelar

La corte o tribunal de alzada está en el deber de examinar de manera


prioritaria la admisibilidad o no del recurso de apelación que se le somete y,
en especial, si el recurso ha sido interpuesto dentro del plazo legal. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de mayo de 2003, núm. 2, B. J. 1110, pp. 111-117.

La corte debe declarar inadmisible de oficio la apelación tardía, en virtud del


artículo 47 de la Ley 834 de 1978, que establece: “Los medios de inadmisión
deben ser invocados de oficio cuando tienen un carácter de orden público,
especialmente cuando resulten de la inobservancia de los plazos en los cuales
deben ser ejercidas las vías de recurso”. SCJ, 1.ª Sala, 30 de noviembre de
2011, núm. 38, B. J. 1212.

Según el artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, modificado por la


Ley 845 del 15 de julio de 1978, el término para apelar es de un mes tanto en
materia civil como comercial, el cual se contará desde el día de la
notificación de la sentencia a la persona condenada o a su representante o en
el domicilio del primero. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 33, B. J.
1231; 1.ª Cám., 1 de noviembre de 2006, núm. 1, B. J. 1152, pp. 125-130; 6
de julio de 2005, núm. 3, B. J. 1136, pp. 101-105; 14 de abril de 2004, núm.
1, B. J. 1121, pp. 47-55.

No obstante el texto del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, para
el cómputo del plazo de la apelación no se debe tomar en cuenta el
vencimiento del plazo de la oposición, puesto que la oposición es inadmisible
contra las sentencias susceptibles del recurso de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 28
de marzo de 2012, núm. 142, B. J. 1216.

El plazo para apelar es de un mes, no de treinta días. Dicho plazo debe


computarse de fecha a fecha, no por día. El plazo para apelar la sentencia
notificada el día 30 de octubre vence el 2 de diciembre, no el 1 de diciembre,
puesto que el mes vence el 30 de octubre y, por ser el plazo franco, hay que
agregarle a esa fecha dos días. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 52, B.
J. 1232.

El plazo para apelar es de un mes, el cual debe computarse de fecha a fecha.


El plazo para apelar la sentencia notificada el día 19 de noviembre vence el
21 de diciembre, puesto que el mes vence el 19 de diciembre y, por ser el
plazo franco, hay que agregarle a esa fecha dos días. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
febrero de 2014, núm. 49, B. J. 1239.

Según el artículo 445 del Código de Procedimiento Civil, las personas


residentes en el extranjero tendrán para apelar, además del término de un mes
indicado en el artículo 443, el plazo señalado para los emplazamientos en el
artículo 73 del mismo código. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 33, B.
J. 1231.

El plazo para apelar las sentencias del juzgado de paz es de quince días,
conforme al artículo 16 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de mayo de 2007, núm. 16, B. J. 1158, pp. 183-187.

El plazo para apelar la sentencia que ordena el divorcio es de dos meses, de


acuerdo con el artículo 16 de la Ley 1306-bis sobre Divorcio. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de enero de 2007, núm. 1, B. J. 1152, pp. 105-110.
Plazos para apelar (punto de partida)

Los plazos para el ejercicio de los recursos corren a partir de la fecha en que
se notifica la sentencia a la parte recurrente o a partir del momento en que
esta se pronuncia si se hace en su presencia. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de
2013, núm. 116, B. J. 1231; 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 5, B. J.
1154, pp. 130-134; 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1096, pp. 66-73.

El plazo de apelación comienza a correr desde el momento en que una


sentencia se dicta in voce, en audiencia y en presencia de las partes. El
pronunciamiento de la sentencia en presencia de las partes vale notificación.
SCJ, 3.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 7, B. J. 1235.

El acto por el cual se notifica la sentencia de primer grado en el domicilio de


la persona hace correr el plazo de la apelación contra la persona notificada sin
necesidad de que se notifique también a su abogado. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 101, B. J. 1215.

La notificación hecha en el domicilio del abogado de la parte no hace correr


el plazo del recurso de apelación. SCJ, 1.ª Cám., 1 de noviembre de 2006,
núm. 1, B. J. 1152, pp. 125-130; 14 de abril de 2004, núm. 1, B. J. 1121, pp.
47-55.

El pronunciamiento de la sentencia en presencia del abogado de la parte no


hace correr el plazo del recurso de apelación. SCJ, 1.ª Cám., 14 de abril de
2004, núm. 1, B. J. 1121, pp. 47-55.

La notificación hecha en el domicilio de elección es válida, siempre y cuando


no le cause a la parte notificada ningún agravio que le perjudique en el
ejercicio de su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto de 2010, núm.
3, B. J. 1197.

La notificación de una sentencia no registrada hace correr el plazo de


apelación. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 16, B. J. 1169, pp. 184-
185.

El plazo para la apelación se encuentra abierto si la sentencia no se ha


notificado a la parte que apela. SCJ, 3.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 45,
B. J. 1216.

Es admisible el recurso de apelación contra una sentencia que no se ha


notificado. La finalidad de la notificación de la sentencia es permitir que la
parte perdidosa tome conocimiento de ella y esté en aptitud de ejercer los
recursos correspondientes, así como de poner a correr el plazo para el
ejercicio de estos. SCJ, Cámaras Reunidas, 1 de agosto 2007, núm. 4, B. J.
1161, pp. 30-39; 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 68, B. J. 1220.

Por aplicación del principio de que nadie se cierra a sí mismo una vía de
recurso, el recurso de apelación interpuesto por una parte contra una
sentencia que le ha hecho agravio, pero que no le ha sido notificada por quien
obtuvo ganancia de causa, no puede resultar afectado de caducidad por la sola
notificación que la parte perdidosa haya realizado. El plazo del recurso de
apelación respecto de la parte perdidosa solo corre a partir de la notificación
que haga diligenciar la parte gananciosa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012,
núm. 20, B. J. 1217.

El conocimiento que por otra vía que no sea la establecida en la ley tenga una
parte sobre la existencia de determinada decisión judicial no puede ser
admitida como punto de partida para hacer correr el plazo para el ejercicio de
las vías de recursos. En la especie la parte gananciosa había trabado un
embargo retentivo basado en la sentencia y alegó que dicha actuación debía
hacer correr el plazo. SCJ, 1.ª Sala, 9 de febrero 2011, núm. 15. B. J. 1203.

Notificación de sentencia a una sociedad en el extranjero. La sociedad se


entera de la notificación por fax meses después de la fecha del acto y apela
dentro del mes de recibido el fax. La corte de apelación admite la apelación,
pero la Suprema Corte de Justicia casa la sentencia y declara la apelación
inadmisible por tardía. SCJ, 1.ª Cám., 6 de julio de 2005, núm. 3. B. J. 1136,
pp. 101-105.
Procedimiento de casación

El artículo 5 párrafo II de la Ley sobre Procedimiento de Casación, que


ordena que el recurso de casación debe estar acompañado de una copia
auténtica de la sentencia que se impugna, a pena de inadmisibilidad, no es
aplicable al recurso de apelación. La indicada disposición legal, así como las
demás establecidas en dicha ley, rigen de manera exclusiva para el recurso
extraordinario de la casación, y por tanto, no pueden ser extendidas a otras
vías de recurso. SCJ, 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm. 24, B. J. 1135, pp.
230-237.
Prueba

El efecto devolutivo del recurso de apelación concede al tribunal de alzada la


facultad de examinar la universalidad de las pretensiones de las partes,
elemento inherente al recurso de apelación que permite a la jurisdicción de
alzada revocar o modificar la decisión de primer grado. En estas condiciones,
nada impide que el demandante original someta a consideración del tribunal
de alzada las pruebas necesarias en sustento de sus pretensiones, aunque estas
no hayan sido depositadas en primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 83, B. J. 1215; 1.ª Cám., 9 de febrero de 2005, núm. 3, B. J. 1131,
pp. 103-108.
Transcripción del dispositivo de la sentencia apelada

Ninguna disposición legal obliga a que el tribunal de alzada al dictar


sentencia sobre la solución de un recurso de apelación tenga que transcribir el
dispositivo de la decisión apelada. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm.
17, B. J. 1223; 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 8, B. J. 1100, pp. 127-
132.
APELACIÓN EN MATERIA INMOBILIARIA
Avocación

Es aplicable a la jurisdicción inmobiliaria el artículo 473 del Código de


Procedimiento Civil, el cual dispone que cuando la sentencia recurrida no
haya resuelto el fondo de la contestación, el tribunal de alzada apoderado de
la apelación podrá resolver el fondo, a condición de que la sentencia recurrida
sea revocada y el asunto pueda decidirse. SCJ, 3.ª Sala, 6 de junio de 2012,
núm. 4, B. J. 1219.
Calidad para apelar

Según el artículo 79, párrafo II, de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,


“puede interponer el recurso de apelación cualquiera que haya sido parte o
interviniente en el proceso y que se considere afectado por la sentencia
emitida, exceptuando los casos de saneamiento, en los que cualquier
interesado puede incoar este recurso”. SCJ, 3.ª Sala, 9 de octubre de 2013,
núm. 30, B. J. 1235; 3 de agosto de 2011, núm. 5, B. J. 1209.

El colindante que no fue notificado para el proceso del deslinde en primera


instancia tiene calidad para apelar la decisión del tribunal sobre el deslinde.
SCJ, 3.ª Sala, 9 de octubre de 2013, núm. 30, B. J. 1235.

En materia de tierras, no tiene ni calidad ni interés para apelar quien ha


vendido el inmueble objeto de la litis, aun deba este garantía según el artículo
1625 del Código Civil; es al comprador a quien le corresponde reclamar. Lo
concerniente a la garantía no es competencia de la jurisdicción inmobiliaria,
sino de los tribunales ordinarios por tener la garantía un carácter personal.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 49, B. J. 1223.
Apelación dirigida al tribunal y no a la secretaría

Aunque, según el artículo 80, párrafo I, de la Ley 108-05 sobre Registro


Inmobiliario, el recurso de apelación debe interponerse ante la secretaría del
tribunal de jurisdicción original correspondiente, no es nulo el recurso
dirigido al juez del tribunal de tierras de jurisdicción original que dictó la
sentencia atacada si este lo ha tramitado al secretario, toda vez que el
documento manifiesta la intención de apelar y fue dirigido y depositado ante
el tribunal que dictó la sentencia que se recurre. SCJ, 3.ª Sala, 15 de agosto
de 2012, núm. 41, B. J. 1221.
Apelación no firmada por el abogado

El hecho de que el abogado no firme la instancia del recurso de apelación, en


la cual aparece su nombre, no constituye una circunstancia determinante para
que el recurso de apelación sea calificado como inexistente. El poder especial
de representación del abogado es reputado como un mandato especial que le
confiere la persona que lo requiere para que, en su nombre, realice todas las
gestiones pertinentes para las cuales fue contratado. Solo ese mandante, y no
el tribunal, tiene la capacidad para cuestionar el poder o mandato otorgado a
su abogado. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 23, B. J. 1219.
Depósito de la notificación de la sentencia apelada

El depósito del acto de notificación de la sentencia recurrida no es un


requisito de validez de la apelación que contra ella se interponga. SCJ, 3.ª
Sala, 20 de junio de 2012, núm. 54, B. J. 1219.
Efecto devolutivo

La apelación tiene el mismo efecto devolutivo en materia inmobiliaria que en


materia civil, en virtud del principio VIII de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario y el artículo 461 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 42, B. J. 1223.
Irregularidades en la interposición del recurso respecto de la parte
intimada

El hecho de que, contrario a lo establecido en el párrafo I del artículo 80 de la


Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, el apelante no haya depositado el acto
de notificación del recurso de la apelación a la parte intimada no implica la
inadmisibilidad del recurso si la parte intimada ha constituido abogado y ha
ejercido su derecho de defensa. Lo que se persigue con la notificación de los
recursos a la contraparte es poner a esta en condiciones de ejercer su derecho
de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 65, B. J. 1223.

El hecho de que, contrario a lo establecido en el párrafo I del artículo 80 de la


Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, el apelante no haya notificado el
recurso a la contraparte dentro del plazo de diez días allí establecido no
implica la inadmisibilidad del recurso, puesto que dicho plazo es
simplemente conminatorio y no está previsto a pena de inadmisibilidad ni de
ninguna otra sanción ni por la ley ni por los reglamentos que la
complementan, máxime cuando el derecho de defensa de la contraparte no se
ha visto afectado, pues tuvo la oportunidad de defenderse. SCJ, 3.ª Sala, 12
de febrero de 2014, núm. 34, B. J. 1239; 4 de septiembre de 2013, núm. 19,
B. J. 1234; 21 de agosto de 2013, núm. 42, B. J. 1233; 7 de agosto de 2013,
núm. 16, B. J. 1233. 20 de marzo de 2013, núm. 49, B. J. 1228; 20 de junio
de 2012, núm. 48, B. J. 1219; 9 de mayo de 2012, núm. 17, B. J. 1218.

El hecho de que, contrario a lo establecido en el párrafo I del artículo 80 de la


Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, el apelante no haya notificado el
recurso a la contraparte dentro del plazo de diez días allí establecido no
implica la inadmisibilidad del recurso si dicha omisión no imposibilitó al
tribunal conocer y juzgar el caso sometido a su consideración ni causó
agravio al apelante. La comparecencia de la recurrida en apelación constituye
un medio de subsanación de la irregularidad proveniente de la falta de
notificación, conforme lo permite el artículo 48 de la Ley 834 de 1978. SCJ,
3.ª Sala, 9 de octubre de 2013, núm. 23, B. J. 1235.

El hecho de que, contrario a lo establecido en el párrafo I del artículo 80 de la


Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, el apelante no haya anexado al acto de
alguacil que notifica la apelación al intimado el escrito contentivo del recurso
de apelación no implica la nulidad de la apelación si el intimado ha
comparecido a la audiencia debidamente representado y ha tenido la
oportunidad de defenderse. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012, núm. 63,
B. J. 1225; 21 de septiembre de 2011, núm. 45, B. J. 1210.
Medios (agravios) contra la sentencia apelada

En materia inmobiliaria, la motivación de la instancia introductiva del recurso


de apelación puede ser simple y lacónica; en la especie, se expresó como
única motivación que la sentencia impugnada carecía de todo asidero jurídico
y basamento legal. SCJ, 3.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.
Plazo para apelar

El plazo para interponer el recurso de apelación en materia inmobiliaria es de


treinta días a partir de la notificación de la sentencia, conforme al artículo 81
de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. Es inadmisible el recurso
interpuesto después de vencido dicho plazo. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de
2013, núm. 31, B. J. 1227; 28 de diciembre de 2012, núm. 69, B. J. 1225.

El plazo para apelar en materia inmobiliaria es franco, puesto que se inicia


con una notificación a la persona o en su domicilio. 3.ª Sala, 26 de marzo de
2014, núm. 26, B. J. 1240.

El plazo para interponer el recurso de apelación en materia inmobiliaria se


prorroga si cae en un día feriado o un sábado, día en que no están abiertos los
tribunales superiores de tierras. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012, núm.
69, B. J. 1225.

El plazo de treinta días que establece la ley para interponer el recurso de


apelación es de orden público. SCJ, 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 12, B.
J. 1233.
Plazo para apelar (punto de partida)

Según el artículo 71 de la Ley 108-05, para poner a correr el plazo para


interponer el recurso de apelación contra una sentencia en materia
inmobiliaria no es indispensable notificarla a los abogados de la parte
perdidosa; es suficiente que se notifique a la parte misma, ya sea a su persona
o en su domicilio. SCJ, 3.ª Sala, 31 de agosto de 2011, núm. 36, B. J. 1209.

La notificación de la sentencia de primer grado hecha por el recurrente no


hace correr en su contra el plazo de la apelación, por aplicación del principio
de que nadie se excluye a sí mismo. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2011, núm.
31, B. J. 1215.

El plazo para interponer el recurso de apelación corre a partir de la


notificación de la sentencia por la parte gananciosa y no a partir de la
notificación de la sentencia que pueda hacer el tribunal. En la especie el
apelante recurrió después de vencido el plazo de treinta días a partir de la
notificación de la sentencia hecha por la parte contraria, pero dentro de los
treinta días de recibir la notificación hecha por el tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 7 de
agosto de 2013, núm. 12, B. J. 1233.
Plazo para apelar (sentencia no notificada)

Es admisible el recurso de apelación contra una sentencia que no se ha


notificado. El apelante no está obligado a notificarse a sí mismo una
sentencia que le perjudica. Ni el artículo 81 de la Ley 108-05 ni el
Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original sancionan expresamente con la inadmisibilidad la apelación hecha
contra una sentencia que no se ha notificado al apelante. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
octubre de 2012, números 55 y 56, B. J. 1223; 17 de octubre de 2012, núm.
36, B. J. 1223; 3 de octubre de 2012, números 9 y 13, B. J. 1223.

Es admisible el recurso contra una sentencia en materia inmobiliaria que no


se ha notificado. La finalidad de la notificación de una sentencia es permitir
que la parte perdidosa tome conocimiento de ella y esté en condiciones de
ejercer los recursos correspondientes, así como de poner a correr el plazo
para el ejercicio de estos, por lo que la parte perdidosa puede perfectamente
recurrir en apelación la sentencia sin que la sentencia de primer grado se le
haya notificado. Tal actuación no implica ninguna violación al artículo 81 de
la Ley de Registro Inmobiliario ni genera perjuicio alguno a su contraparte,
amén de que ni dicho artículo ni el Reglamento de los Tribunales Superiores
de Tierras y Jurisdicción Original han previsto penalidad alguna en caso de
que se interponga el recurso sin previa notificación. SCJ, 3.ª Sala, 18 de
diciembre de 2013, núm. 92, B. J. 1237; 20 de noviembre de 2013, núm. 7, B.
J. 1236; 3 de julio de 2013, núm. 18, B. J. 1232.

Es admisible el recurso contra una sentencia en materia inmobiliaria que no


se ha notificado. El apelante no está obligado a notificarse a sí mismo una
sentencia que le perjudica. Ni el artículo 81 de la Ley 108-05 ni el
Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original prevén penalidad alguna si una parte que se considera afectada por
una decisión interpone un recurso de apelación sin que el plazo haya
empezado a transcurrir. SCJ, 3.ª Sala, 29 de mayo de 2013, núm. 65, B. J.
1230; 20 de febrero de 2013, núm. 30, B. J. 1227; 28 de diciembre de 2012,
números 40, 48. 49, 58 y 72. B. J. 1225; 31 de octubre de 2012, núm. 71, B.
J. 1223; 24 de octubre de 2012, núm. 61, B. J. 1223; 25 de julio de 2012,
núm. 68, B. J. 1220; 18 de julio de 2012, núm. 57, B. J. 1220.;13 de junio de
2012, núm. 42, B. J. 1219.
APORTE EN NATURALEZA
Competencia

Las irregularidades en que se haya incurrido en la constitución de una


sociedad, así como lo relativo a la validez o no de los aportes en naturaleza
hechos a ella, son cuestiones de la competencia exclusiva de los tribunales de
comercio y no del tribunal de tierras. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre de 2010,
núm. 8, B. J. 1200; 3.ª Cám., 21 de agosto de 2002, núm. 11, B. J. 1101, pp.
542-552.

El tribunal de tierras no es competente para juzgar la regularidad de unos


aportes en naturaleza, aunque hayan sido registrados y hayan resultado en la
expedición de certificados de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre de 2011,
núm. 32, B. J. 1212.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la simulación de un


aporte en naturaleza. Aunque los tribunales ordinarios son los competentes
para dirimir los conflictos referentes a la constitución de compañías
comerciales, cuando se discute el aspecto relativo a derechos sobre terrenos
registrados en que una de las partes alega que fueron transferidos por
simulación en su perjuicio, el tribunal de tierras tiene competencia exclusiva
para conocer de este pedimento, según el artículo 7 de la Ley de Registro de
Tierras, imperante al momento del conocimiento de la litis. SCJ, 1.ª Cám., 11
de julio de 2007, núm. 8, B. J. 1160, pp. 856-868.
Embargo inmobiliario

La sociedad a la que el adjudicatario de una subasta aporta el inmueble


embargado no es un tercer adquiriente de buena fe. Por tanto, la sociedad
debe sufrir las consecuencias del proceso que declara nula la adjudicación.
Conforme al artículo 550 del Código Civil, la buena fe radica en el
desconocimiento de los vicios que afectan la propiedad, lo cual no podría
alegar la sociedad en razón de que el adjudicatario que aportó el inmueble es
su accionista. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.
Venta indirecta

El aporte en naturaleza se usa frecuentemente con el propósito de obviar


gastos de transferencias inmobiliarias, mediante el aporte por parte del
vendedor de un inmueble a favor de una sociedad y la posterior cesión de las
acciones recibidas por el aporte al comprador. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de
2001, núm. 7, B. J. 1082, pp. 130-141.
AQUIESCENCIA

El asentimiento o aquiescencia no puede resultar sino de hechos o actos


escritos que no dejen ninguna duda sobre la intención de la parte de quien
emanan. La aquiescencia tiene por efecto darle autoridad irrevocable de la
cosa juzgada a lo decidido. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 38, B. J.
1214.

Si ante la inconformidad de una parte con una experticia, el tribunal le otorga


a esta, mediante sentencia preparatoria, la oportunidad para llevar a cabo una
nueva, sin que en ningún momento dicha parte proceda a hacerla ejecutar,
debe reputarse que tal manifestación de abandono y las demás circunstancias
del caso implican su voluntad tácita de darle aquiescencia a lo determinado
en la experticia efectuada. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 38, B. J.
1214.

En un proceso de divorcio, un cónyuge no puede dar aquiescencia al


pedimento sobre pensión alimenticia hecho por el otro, pues estaría
renunciando a un derecho que pertenece exclusivamente a sus hijos, derecho
que es intransigible e irrenunciable. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013, núm.
131, B. J. 1231.

La parte contra quien se ha dictado una sentencia en defecto o reputada


contradictoria sujeta a la perención puede darle aquiescencia. SCJ, 1.ª Cám.,
8 de septiembre de 2004, núm. 4, B. J. 1126, pp. 128-129.

Desde el momento en que la aquiescencia se produce en curso de la instancia,


la parte que reconoce y acepta los términos de la demanda interpuesta en su
contra carece de interés para recurrir; salvo la posibilidad de que pruebe la
lesión, error, dolo, violencia, o falta de poder para dar aquiescencia. SCJ,
Salas Reunidas, 26 de febrero de 2014, núm. 10, B. J. 1239.

La parte que da aquiescencia a las conclusiones del contrario no puede apelar


la sentencia que resulta de su aquiescencia, puesto que carece de interés.
SCJ, 1.ª Cám., 18 de agosto de 2004, núm. 7, B. J. 1125, pp. 83-88.
ARBITRAJE
Concepto

El arbitraje es la institución de una justicia privada gracias a la cual los


litigios son sustraídos de las jurisdicciones de derecho común para ser
resueltos por individuos revestidos de la misión de juzgar, conforme a las
modalidades de ejercicio que determine la ley. SCJ, 1.ª Sala, 30 de noviembre
de 2011, núm. 35, B. J. 1212.

El arbitraje es una forma de resolver un litigio sin acudir a la jurisdicción


ordinaria, en el cual las partes, de mutuo acuerdo, deciden nombrar a un
tercero independiente, denominado árbitro, para que se encargue de resolver
el conflicto. El árbitro deberá juzgar según la legislación que hayan elegido
las partes o conforme a la equidad, sí así se ha pactado. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
febrero de 2013, núm. 28, B. J. 1227.

El arbitraje puede ser realizado de dos maneras: sea permitiendo a las partes
recurrir al arbitraje en tal o cual materia, que es el arbitraje voluntario, sea
decretando que determinada orden del litigio será obligatoriamente sometida
a árbitros, que es el arbitraje forzado. Cuando el arbitraje es voluntario, se
descarta la intervención de las jurisdicciones de derecho común por efecto de
la prorrogación convencional de competencia, en las mismas condiciones
como si se tratara de sustituir la competencia de una jurisdicción del Estado a
otra. Cuando el arbitraje es forzado porque lo dispone la ley, lo único que se
le reduce como institución es su aspecto voluntario. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
noviembre de 2011, núm. 35, B. J. 1212.
Efectos de la cláusula arbitral

Cuando las partes han convenido someterse al arbitraje, este tiene lugar
aunque una de ellas se oponga alegando la incompetencia. Poco importa que
el contrato que contiene la cláusula arbitral haya llegado a su término, pues
dicha cláusula mantiene su vigencia para todos los inconvenientes que surjan
con la ejecución del contrato, a menos que ambas partes, de común acuerdo,
hayan decidido dar competencia a la jurisdicción ordinaria. SCJ, 1.ª Cám.,30
de enero de 2008, núm. 12. B. J. 1166, pp. 141-146; 13 de diciembre de
2006, números 14 y 15, B. J. 1152, pp. 115-122.

Cuando las partes han convenido someterse al arbitraje y una de ellas


demanda a la otra ante un tribunal de derecho común, este se debe declarar
incompetente si la parte demandada invoca la existencia de la cláusula
arbitral. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 53, B. J. 1178, pp. 536-
544.

La cláusula arbitral contenida en un contrato solo se aplica a las partes en ese


contrato, no a los terceros. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 28, B.
J. 1227.
Incompetencia

En materia inmobiliaria es inválida la cláusula compromisaria que acuerda un


arbitraje en el extranjero. La competencia de la jurisdicción inmobiliaria es
una competencia de atribución, establecida por la ley con carácter de orden
público, por aplicación de los artículos 28 y 29 de la Ley 108-05 sobre
Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 49, B. J.
1226.

Los jueces no están obligados a promover de oficio su propia incompetencia


basada en la existencia de una cláusula arbitral, ya que esta estipulación es un
asunto de interés privado. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2012, núm. 8, B. J.
1223.
Jurisdicción inmobiliaria

Es inválida en materia inmobiliaria la cláusula compromisaria que acuerda un


arbitraje en el extranjero. La competencia de la jurisdicción inmobiliaria es
una competencia de atribución, establecida por la ley con carácter de orden
público, por aplicación de los artículos 28 y 29 de la Ley 108-05 sobre
Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 49, B. J.
1226.
Nulidad de la cláusula arbitral

Es nula, en virtud del párrafo I del artículo 83 de la Ley 358-05 sobre


Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario, la cláusula arbitral
que le impone al consumidor la obligación de desplazarse a una localidad
lejana de su domicilio y a incurrir en gastos que podrían resultar
insoportables. SCJ, Salas Reunidas, 11 de diciembre de 2013, núm. 5, B. J.
1237.
Recursos

En principio y según la antigua Ley 50-87, las decisiones de la Cámara de


Comercio y Arbitraje solo pueden ser recurribles en apelación y no por medio
de un recurso o acción principal en nulidad. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de
2009, núm. 11, B. J. 1180.

Es posible la acción en nulidad si las partes en el compromiso arbitral han


renunciado al recurso de apelación y si se trata de un caso en que intervenga
un amigable componedor. Sin embargo, si se ha ejercido el recurso de
apelación, la acción en nulidad queda descartada. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo
de 2009, núm. 11, B. J. 1180.

Las partes tienen la facultad de renunciar por adelantado al derecho de apelar


un laudo arbitral. En ese caso, el execuátur otorgado al laudo arbitral
extranjero tampoco es susceptible de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de
2012, núm. 1, B. J. 1221.

Los laudos arbitrales emitidos por el Consejo de Conciliación y Arbitraje de


la Cámara de Comercio y Producción no pueden ser impugnados en casación,
puesto que provienen de un órgano no judicial. SCJ, 1.ª Cám., 11 de enero
de 2006, núm. 9, B. J. 1142, pp. 108-113.

Las ordenanzas dictadas por el presidente de la corte de apelación sobre la


suspensión de ejecución de un laudo arbitral no son recurribles en casación,
conforme al artículo 40.4 de la Ley 489-08 sobre Arbitraje Comercial. SCJ,
1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 2, B. J. 1236; 19 de abril de 2013,
núm. 86, B. J. 1229.
Revisión constitucional

Para fines de revisión constitucional, no debe confundirse la previsión de una


clausula arbitral con la existencia de otra vía eficaz, ya que esta última debe
ser judicial. TC/0283/13, 30 de diciembre de 2013.
ÁREA PROTEGIDA

Para declarar área protegida un terreno de propiedad privada, tiene que


mediar una declaratoria de utilidad pública por parte del Poder Ejecutivo.
TC/00352/14, 23 de diciembre de 2014.
ÁREA VERDE

La propiedad inmobiliaria registrada, amparada en un certificado de título,


documento oficial que el Estado otorga al ciudadano como prueba y garantía
de su titularidad, no puede ser desconocido por acciones particulares, ni del
Estado y sus instituciones, pues esto entrañaría una transgresión al artículo 51
de la Constitución. En consecuencia, una alcaldía no puede declarar como
área verde una propiedad registrada a favor de un particular. TC/0242/13, 29
de noviembre de 2013.

La venta de una porción del área verde de una urbanización, de dominio


público, es nula, aunque el comprador haya comprado a la vista de un
certificado de título. Aun cuando el certificado de título es un documento
oficial emitido y garantizado por el Estado dominicano, que acredita la
existencia de un derecho real e identifica a su propietario, esto es a condición
de que haya sido expedido regular y legítimamente y no sea el producto de
violaciones a la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. Según párrafo II del
artículo 106 de la Ley 108-05, el “dominio público es imprescriptible,
inalienable, inembargable y no procede del saneamiento sobre el mismo a
favor de ninguna persona física o moral”. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de
2013, núm. 100, B. J. 1237.
ARRENDAMIENTO

V. alquileres, desalojo, leasing.


ASAMBLEA DE SOCIOS

V. sociedades comerciales.
ASISTENCIA A MENORES

V. menores.
ASOCIACIÓN DE AHORROS Y PRÉSTAMOS

Las asociaciones de ahorros y préstamos se benefician del procedimiento de


embargo abreviado de la Ley 6186 de 1963. Las asociaciones de ahorros y
préstamos fueron creadas por la Ley 5897 de 1962, la que remite al
procedimiento de ejecución inmobiliaria que estaba reglamentado en la Ley
908 de 1945, el cual ha sido transportado a los artículos 148 y siguientes de la
Ley 6186 de 1963. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 25, B. J. 1216.

Para que se aplique el embargo abreviado de la Ley 6186 de 1963, no es


necesario que las partes lo consignen expresamente en una cláusula del
contrato de préstamo hipotecario; basta con que la ley le otorgue al
persiguiente (en la especie, una asociación de ahorros y préstamos) el derecho
de utilizar ese régimen legal para sus procedimientos de ejecución forzosa.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 34, B. J. 1216.

Si la asociación de ahorro y préstamo establece como condición


indispensable para otorgar un préstamo hipotecario que los prestatarios
suscriban, a favor de la asociación y exclusivamente con una determinada
compañía de seguro, una póliza de vida decreciente para el caso de
fallecimiento de uno de los prestatarios, al ocurrir el deceso de uno de ellos y
la aseguradora declinar la reclamación, la asociación queda comprometida a
intervenir en la acción contra dicha entidad aseguradora para obtener el pago
de la póliza de seguros, por ser ella la beneficiaria, y la prestataria
superviviente puede solicitar que se declare el préstamo saldado y se ordene
la radiación de la hipoteca inscrita a favor de la asociación sobre el inmueble
hipotecado. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013, núm. 142, B. J. 1231.
ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN

V. sociedades comerciales.
ASTREINTE
Alquileres

La astreinte puede ser ordenada cuando se impone una obligación de hacer,


como la de reintegrar al inquilino que ha sido desalojado ilegalmente de su
local alquilado. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232.
Astreinte provisional y astreinte definitiva

En materia de astreinte, el derecho común es la astreinte provisional. Solo de


manera excepcional, cuando el deudor, ya ordenada la astreinte provisional,
no haya ejecutado su obligación principal, deben los tribunales ordenar que la
astreinte sea definitiva. La astreinte definitiva solo puede ser ordenada
después de haberse pronunciado una astreinte provisional. Cuando dicha
condición no ha sido respetada, la astreinte que ha sido pronunciada como
definitiva vale como provisional y así debe ser liquidada. SCJ, 1.ª Cám., 6 de
febrero de 2008, núm. 5, B. J. 1167, pp. 143-152.

El juez apoderado por el acreedor de una demanda en astreinte, con motivo


de una obligación que no ha sido ejecutada, debe comenzar por condenar el
deudor a la ejecución acompañando su decisión de una astreinte provisional
por determinado período de tiempo. Si el deudor cumple y ejecuta, la
astreinte puede ser liquidada por una cantidad racional cuyo monto
dependerá del tiempo por el que dejó de cumplir con su obligación. SCJ, 1.ª
Cám., 6 de febrero de 2008, núm. 5, B. J. 1167, pp. 143-152.
Concepto

La astreinte es una medida de carácter puramente conminatorio que ordenan


los jueces para asegurar la ejecución de sus decisiones, ajena a los daños y
perjuicios. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J, 1082,
pp. 9-45.

La astreinte es una medida de coacción de carácter estrictamente


conminatorio, de origen jurisprudencial, hoy consagrado por la ley, que
ordenan los jueces para asegurar la ejecución de sus decisiones. SCJ, 1.ª Sala,
17 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232.

La astreinte es un medio de coacción para vencer la resistencia a la ejecución


de una condenación que los jueces tienen la facultad de pronunciar en virtud
de su imperium y que es completamente ajena a las condenaciones que no
tengan este proposito, particularmente a los daños y perjuicios. SCJ, 1.ª Sala,
27 de noviembre de 2013, núm. 40, B. J. 1236; 1.ª Cám., 16 de junio de 2004,
núm. 10, B. J. 1123, pp. 186-191; 14 de enero de 2004, núm. 8, B. J. 1118,
pp. 86-93.

La astreinte es un medio de coacción cuya finalidad consiste en vencer la


resistencia que pueda adoptar el deudor de obligaciones dimanadas de una
sentencia condenatoria. Su objetivo no es penalizar al deudor que hace
oposición a la ejecución ni indemnizar al acreedor por el retardo incurrido por
aquel, sino constreñirlo al cumplimiento. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de
2013, núm. 18, B. J. 1235; 17 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232; 4 de
abril de 2012, núm. 59, B. J. 1217.
Siendo la astreinte, conforme a la más reconocida orientación jurisprudencial
y doctrinal, “una condenación pecuniaria, conminatoria, accesoria, eventual e
independiente de los daños y perjuicios, pronunciada a fines de asegurar la
ejecución de una condenación principal”, su objetivo fundamental, por
definición y dado su carácter autónomo, rebasa los parámetros de la
prestación principal, al estar dirigida a vencer la resistencia del deudor a
honrar la condenación pronunciada en su perjuicio. La astreinte tiene por
objeto cubrir una actitud eventual, posterior a la condenación, consistente en
la rebeldía a pagar lo adeudado como consecuencia de una conducta
eminentemente voluntaria e injustificada, que se manifiesta al margen del
proceso principal. SCJ, Cámaras Reunidas, 2 de mayo de 2007, núm. 2, B. J.
1158, pp. 9-19.

La astreinte no puede acordarse a título de indemnización accesoria. SCJ, 1.ª


Cámaras Reunidas, 16 de enero de 2002, núm. 3, B. J. 1094, pp. 18-30.

La astreinte provisional constituye una condenación pecuniaria, accesoria y


eventual que no tiene fines indemnizatorios, sino que busca forzar la
ejecución de lo dispuesto por una sentencia. La astreinte provisional se puede
eliminar si el deudor de la obligación se aviene a ejecutarla. SCJ, 1.ª Cám., 21
de marzo de 2007, núm. 11, B. J. 1156, pp. 215-223.
Ejecución voluntaria

La condena al pago de una astreinte no se justifica y debe suprimirse, por


falta de objeto, si el deudor, aunque sea con retardo, cumple con lo ordenado
por el tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 21 de marzo de 2007, núm. 11, B. J. 1156, pp.
215-223.
El incumplimiento previo no es un requisito para ordenarla

Para ordenar un astreinte no es necesario que exista el incumplimiento previo


de una disposición judicial. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre de 2010, núm. 1, B.
J. 1200.
Jurisdicción inmobiliaria

La astreinte puede ser ordenada por los tribunales de la Jurisdicción


Inmobiliaria, según lo establece expresamente el artículo 106 del Reglamento
de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original. SCJ, 3.ª
Sala, 11 de julio de 2012, núm. 32, B. J. 1220.
Liquidación

La liquidación o revisión de la astreinte consiste en la operación de fijar el


monto definitivo de esta en proporción a la resistencia opuesta por la parte
condenada. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 58, B. J. 1240.

El juez que pronuncia la astreinte tiene competencia para liquidarla. La


liquidación o revisión de una astreinte consiste en la operación de fijar su
monto definitivo en proporción a la resistencia opuesta por la parte
condenada. El juez puede mantener la astreinte íntegramente, si la parte
condenada se niega de manera absoluta a ejecutar la sentencia condenatoria, o
suprimirla, si se aviene a ejecutarla. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de 2004,
núm. 8, B. J. 1118, pp. 86-93.

El tribunal apoderado de la liquidación puede mantener el monto fijado


íntegramente si la resistencia a ejecutar es absoluta, reducirlo o igualmente
suprimirlo si la parte condenada se aviene a dar ejecución a la sentencia.SCJ,
1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 58, B. J. 1240.

Al tratarse la astreinte de una sanción pecuniaria y no de una sanción


indemnizatoria por los daños y perjuicios irrogados a una determinada
persona, su eventual liquidación no debe favorecer a la parte que obtiene
ganancia de causa, sino a la sociedad a través de las instituciones estatales
dedicadas a resolver determinadas problemáticas sociales. TC/0102/13, 20 de
junio de 2013; TC/0078/13, 7 de mayo de 2013; TC/0048/12, 8 de octubre de
2012.
Poder discrecional de los jueces

Los jueces tienen la facultad discrecional de pronunciar el astreinte, incluso


de oficio, en ejercicio de su imperium o poder soberano de apreciación del
que están investidos. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 59, B. J. 1217;
14 de marzo de 2012, núm. 68, B. J. 1216.

Los jueces gozan de una facultad discrecional de pronunciar la astreinte en


virtud de su imperio y pueden, al momento de su liquidación, mantener,
aumentar o reducir su cuantía y aun eliminarla totalmente si estiman que
carece de objeto. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 36, B. J. 1240.

Los jueces de fondo tienen un poder discrecional al momento de liquidar los


astreintes que han ordenado, el cual, en principio, escapa a la censura
casacional; sin embargo, las normas constitucionales que rigen el ejercicio de
la función judicial imponen que dicho poder sea ejercido de manera
razonable. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 58, B. J. 1240.
Producción forzada de documentos

El artículo 56 de la Ley 834 de 1978 dispone que el juez podrá ordenar la


producción forzada de documento, “si hay necesidad” a pena de astreinte. La
interpretación de la expresión “si hay necesidad” es de la soberana
apreciación de los jueces del fondo, de manera que estos tienen la facultad de
ordenarla cuando entiendan que el astreinte puede facilitar el cumplimiento
de la decisión adoptada, como medio de coacción para vencer la eventual
resistencia opuesta a su ejecución. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre de 2010,
núm. 1, B. J. 1200.
Solicitud en grado de apelación

La astreinte puede ser solicitada por primera vez en apelación. Al ser un


mecanismo de constreñimiento de carácter accesorio a lo principal, la
solicitud de un astreinte en la instancia de apelación no puede ser
considerada como una demanda nueva. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014,
núm. 3, B. J. 1240. SCJ, 14 de marzo de 2012, núm. 68, B. J. 1216.
ATRIBUCIONES CIVILES O COMERCIALES

V. también materia comercial.

La organización judicial dominicana no prevé los tribunales de comercio,


razón por la cual cuando una demanda se introduce por la vía civil, siendo el
asunto de naturaleza comercial, el juez apoderado no resulta incompetente.
Los tribunales civiles tienen plenitud de jurisdicción para estatuir respecto de
los asuntos comerciales en atribuciones comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 30 de
septiembre de 2009, núm. 56, B. J. 1186, pp. 561-568; 16 de septiembre de
2009, núm. 26, B. J. 1186, pp. 317-322; 15 de abril de 2009, núm. 34, B. J.
1181, pp. 311-317.

El hecho de que un asunto comercial sea conocido por el tribunal en sus


atribuciones civiles no implica la nulidad del procedimiento, salvo si la parte
demandada prueba que la sustitución de procedimiento le ha causado un
agravio, lesionándole su derecho de defensa en cuanto a la libertad de las
pruebas o los plazos de comparecencia. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012,
núm. 51, B. J. 1214.
AUDIENCIA

V. también sentencia.

Las audiencias de todos los tribunales son públicas, salvo los casos en que
las leyes dispongan que deban celebrarse a puerta cerrada. La publicidad de
las audiencias tiene rango constitucional e instituye la garantía de la
contradicción e imparcialidad de los juicios, cuya inobservancia justifica la
casación de la sentencia que la viole. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
núm. 90, B. J. 1216.

La audiencia fijada después de que el expediente se encuentra en estado de


fallo debe ser declarada mal perseguida. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de
2004, núm. 9, B. J. 1127, pp. 228-240.

La admisión o denegación de una solicitud de reenvío de audiencia para


notificar la lista de testigos es una facultad privativa de los jueces de fondo,
especialmente con ocasión de un informativo inmediato. SCJ, 1.ª Cám., 29 de
junio de 2005, núm. 22, B. J. 1135, pp. 208-224.

Es válida la citación a una nueva audiencia hecha en presencia de los


abogados de las partes al cancelarse el rol. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de
2009, núm. 20, B. J. 1193.
AUTO DE NO HA LUGAR

El auto de no ha lugar tiene un carácter provisional solo en cuanto a que


existe la posibilidad de que puedan ser depositadas nuevas pruebas que
incriminen al imputado y que justifiquen reabrir el proceso de instrucción.
Sin embargo, una vez que el juez de instrucción ha dictado un auto de no ha
lugar que favorece al procesado, y dicho auto es confirmado por la cámara de
calificación, como ocurría bajo el imperio del antiguo Código de
Procedimiento Criminal, ya no es posible volver sobre esos mismos hechos
por aplicación del non bis in idem, que es una garantía fundamental con
rango constitucional. En consecuencia, no procede que los tribunales, ante un
auto de no ha lugar con la autoridad de cosa juzgada, considere como faltosa
una actuación que la jurisdicción represiva ha comprobado que no lo es. SCJ,
1.ª Sala, 8 de septiembre de 2010, núm. 8, B. J. 1198. En sentido contrario:
SCJ, 1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 2, B. J. 1093, pp. 41-49 (v.
párrafo siguiente)

El auto de no ha lugar tiene un carácter provisional y no puede, por tanto,


oponerse o tener influencia sobre acciones planteadas en los tribunales
civiles. Nada impide al juez de lo civil juzgar los mismos hechos, considerar
probada o no una culpa o determinar una falta en los casos en que se haya
dictado un auto de no ha lugar en sentido contrario. SCJ, 1.ª Cám., 19 de
diciembre de 2001, núm. 2, B. J. 1093, pp. 41-49.
AUTOMÓVIL

V. vehículo de motor.
AUTORIDAD DE LA COSA JUZGADA

V. también medios de inadmisión.


Carácter de interés privado

La autoridad de la cosa juzgada es un medio de defensa de interés privado


que no puede ser suplido de oficio. SCJ, 1.ª Cám., 10 de octubre de 2007,
núm. 12, B. J. 1163, pp. 197-209; 18 de abril de 2007, núm. 8, B. J. 1163, pp.
87-95; 4 de febrero de 2004, núm. 6, B. J. 1119, pp. 102-110.
Casación

Cualquiera que sea la generalidad de los términos en que se pronuncia la


casación, todas las partes de la decisión que no hayan sido atacadas por el
recurso subsisten, en principio, con autoridad de la cosa juzgada. SCJ, Salas
Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239; 27 de noviembre de
2013, núm. 7, B. J. 1236.

No procede el alegato de cosa juzgada respecto de un recurso de casación


interpuesto contra una decisión que no ha sido objeto de fallo ante una
jurisdicción de fondo distinta a la que dictó la sentencia impugnada. SCJ., 1.ª
Sala, 28 de septiembre de 2011, núm. 34, B. J. 1210.
Concepto y requisitos

Según el artículo 1315 del Código Civil, la autoridad de la cosa juzgada no


tiene lugar sino respecto de lo que ha sido objeto de fallo. En principio, para
que se produzca la autoridad de la cosa juzgada es necesario la concurrencia
en las dos acciones de los tres elementos siguientes: identidad de objeto,
identidad de causa e identidad de partes. Es indispensable, además, para que
una sentencia adquiera la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, que
esta no sea susceptible de ser atacada por ninguna vía de recurso. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de junio de 2006, núm 10, B. J. 1147, pp. 184-194; 3.ª Sala, 17 de
julio de 2013, núm. 41, B. J. 1232; 18 de julio de 2012, núm. 52, B. J. 1220;
5 de octubre de 2011, núm. 1, B. J. 1211; 3.ª Cám., 13 de junio de 2001,
núm. 5, B. J. 1087, pp. 546-554.

No se puede reiniciar la misma litis por la misma causa, en relación con el


mismo objeto y entre las mismas partes. SCJ, 3.ª Cám., 28 de abril de 2004,
núm. 19, B. J. 1121, pp. 638-641.

Para que la excepción de cosa juzgada pueda ser válidamente opuesta, no es


necesario que la nueva acción contenga los términos y motivos precisos e
idénticos a los incursos en la acción ya juzgada irrevocablemente; basta con
que lo haya sido virtual y necesariamente, resultando dicho principio
aplicable a todo lo que los jueces hayan decidido implícita, pero básicamente,
al emitir su sentencia. SCJ, 1.ª Cám., 5 de abril de 2006, núm. 4, B. J. 1145,
pp. 50-58.

Los aspectos de una sentencia que no han sido objeto de recurso tienen la
autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de
2007, núm. 12, B. J. 1157, pp. 121-128.
Especies en que hay autoridad de la cosa juzgada

Hay autoridad de la cosa juzgada aun cuando en la segunda litis se deposite


una prueba nueva, que debió hacerse valer en el momento procesal oportuno.
El depósito de una prueba nueva —que en la especie demuestra la
inexistencia del matrimonio tomado por cierto en la primera litis, aspecto que
fue debatido contradictoriamente en la primera litis— no modifica la causa
de la demanda ni altera el carácter de cosa juzgada de la decisión anterior.
SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 1, B. J. 1240.

La identidad de partes exigida para que opere la autoridad de la cosa juzgada


no se presenta únicamente en términos de identidad de persona o identidad
física, sino también en cuanto al aspecto de la identidad jurídica: los
sucesores constituyen la misma parte que su causante. SCJ, 3.ª Sala, 25 de
julio de 2012, núm. 63, B. J. 1220; 3.ª Cám., 28 de noviembre de 2007, núm.
37, B. J. 1164, pp. 1437-1449.

Para que pueda oponerse la excepción de la cosa juzgada, no es necesario que


la nueva acción contenga los términos y motivos precisos e idénticos a los de
la acción ya juzgada irrevocablemente ni que se trate de asuntos decididos
por jurisdicciones de la misma naturaleza: una sentencia laboral puede tener
la autoridad de la cosa juzgada respecto de una litis civil. SCJ, 1.ª Sala, 1 de
agosto de 2012, núm. 13, B. J. 1221.

Hay identidad de causa entre la demanda en nulidad de venta que ya ha sido


decidida en la jurisdicción civil y la litis sobre derechos registrados cuyo
objeto es, igualmente, la nulidad del contrato de venta del inmueble de que se
trata. Dicha litis debe ser declarada inadmisible sobre la base de la autoridad
de la cosa juzgada de la sentencia de la jurisdicción civil. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 75, B. J. 1232.

Hay autoridad de la cosa juzgada aun cuando una persona que figuraba como
abogado en la primera decisión figura en la segunda como parte. En la
especie, los derechos del abogado se derivan del contrato de cuota litis
suscrito con sus clientes, quienes, representados por él, figuran como partes
en ambas litis, y del hecho de que dichos clientes han obtenido ganancia de
causa en la primera litis. SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 1, B. J.
1240.

Aunque el artículo 1351 del Código Civil establece que la autoridad de la


cosa juzgada no tiene lugar sino respecto de lo que ha sido objeto de fallo, en
cuanto a la causa, el objeto y las partes que han intervenido en el proceso, en
determinadas situaciones, el principio de cosa juzgada es aplicable, aunque
estrictamente no figuren las mismas partes, cuando se pretende el
reconocimiento de derechos que ya han dejado de existir producto de una litis
judicial que ha adquirido dicha autoridad y que ha sido introducida en
términos diferentes, pero pretendiendo obtener el mismo fin del que ya ha
sido juzgado. En la especie, un banco pretendía con su demanda de
reconocimiento de copropiedad la ejecución de su garantía basada en un
contrato de préstamo que había sido anulado en su totalidad en una litis en la
que no figuró el esposo como parte, por haber sido interpuesta por su esposa,
quien alegó exitosamente que el contrato de préstamo era nulo por no contar
con su aprobación, según lo exige el artículo 215 del Código Civil,
modificado por la Ley 855 de 1978. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm.
67, B. J. 1232
Especies en que no hay autoridad de la cosa juzgada

No tienen autoridad de la cosa juzgada las decisiones que se limitan a


impartir su aprobación a ciertos actos para atribuirles solamente fuerza
ejecutoria, como la que se imparte a una partición hereditaria amigable, así
como la que se limita a dar acta de un desistimiento. SCJ, Cámaras Reunidas,
3 de junio de 2009, núm. 4, B. J. 1183.

La autoridad de la cosa juzgada no puede ser propuesta cuando la demanda


está fundamentada sobre una causa diferente de aquella que ha dado lugar a
una decisión o cuando los acontecimientos posteriores han venido a
modificar la situación anteriormente reconocida en justicia. La litis sobre la
aprobación de unos trabajos de deslinde de un inmueble y la demanda en
reivindicación de dicho inmueble, aunque se diriman entre las mismas partes
y tengan el mismo objeto, no tienen la misma causa. SCJ, 3.ª Sala, 2 de mayo
de 2012, núm. 6, B. J. 1218.

No hay identidad de objeto cuando la sentencia de adjudicación cuya


autoridad se invoca no recae sobre todos los inmuebles que se pretende
ejecutar. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 41, B. J. 1232.

Una sentencia del juzgado de paz en atribuciones penales no impide que el


tribunal de tierras conozca de una acción sobre la ocupación ilegal de áreas
comunes, máxime cuando las demandas intervenidas en esas dos
jurisdicciones no fueron entabladas entre las mismas partes ni por la misma
causa. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 24, B. J. 1227.

Una decisión en materia de deslinde y subdivisión no tiene autoridad de la


cosa juzgada respecto de las personas que no figuran como partes en dicho
proceso ni fueron citados. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 93,
B. J. 1237.
Una decisión en determinación de herederos no tiene autoridad de la cosa
juzgada respecto de una demanda en inclusión de herederos interpuesta por
una persona que no figuró como parte en la determinación. SCJ, 3.ª Sala, 27
de diciembre de 2013, núm. 95, B. J. 1237.
Efecto de la autoridad de la cosa juzgada

Una vez comprobada la existencia de una sentencia entre las mismas partes
con la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada y sobre el mismo objeto
y causa, el tribunal debe declarar la nueva instancia inadmisible. SCJ, 3.ª
Cám., 12 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168, pp. 663-667; SCJ, 3.ª Sala,
21 de agosto de 2013, núm. 41, B. J. 1233.
Jurisdicciones distintas

Para que pueda oponerse la excepción de la cosa juzgada, no es necesario que


se trate de asuntos decididos por jurisdicciones de la misma naturaleza: una
sentencia laboral puede tener la autoridad de la cosa juzgada respecto de una
litis civil. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 13, B. J. 1221.

Una sentencia del juzgado de paz en atribuciones penales no impide que el


tribunal de tierras conozca de una acción sobre la ocupación ilegal de áreas
comunes, máxime cuando las demandas intervenidas en esas dos
jurisdicciones no fueron entabladas entre las mismas partes ni por la misma
causa. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 24, B. J. 1227.

Una sentencia del tribunal superior de tierras no obliga al tribunal civil, con
ocasión de otro diferendo, a decidir conforme al mismo criterio el litigio del
que ha sido apoderada ni a otorgar a los documentos ponderados el mismo
valor que les hubiese dado otra jurisdicción, ya que en virtud del principio de
independencia, los tribunales no se encuentran en condición de
subordinación, salvo excepciones no aplicables en la especie. SCJ, Salas
Reunidas, 5 de septiembre de 2012, núm. 3, B. J. 1222.
Referimiento

Según el artículo 104 de la Ley 834 de 1978: “La ordenanza de referimiento


no tiene, en cuanto a lo principal, la autoridad de la cosa juzgada. No puede
ser modificada ni renovada en referimiento mas que en caso de nuevas
circunstancias”. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 12, B. J. 1236;
30 de mayo de 2012, núm. 66, B. J. 1218.

Las ordenanzas en referimiento no tienen la autoridad de la cosa juzgada, lo


que implica que ni las medidas adoptadas por el juez de los referimientos ni
sus comprobaciones de hecho o de derecho son vinculantes para el juez de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 20, B. J. 1236; 26 de
junio de 2013, núm. 211, B. J. 1231; 3 de mayo de 2013, núm. 25, B. J.
1230; 1.ª Cám., 10 de diciembre de 2003, núm. 2, B. J. 1117, pp. 67-77.

Aunque las ordenanzas en referimiento no tienen la autoridad de la cosa


juzgada, dichas ordenanzas sí tienen la autoridad de la cosa provisionalmente
juzgada, lo que implica que una vez dictada una ordenanza en referimiento,
esta solo podrá ser renovada o modificada por el mismo juez si sobrevienen
nuevas circunstancias, que han de consistir en cualquier cambio en los
elementos de hecho o de derecho que motivaron la decisión adoptada,
ocurrido después de dictada la ordenanza o desconocido por las partes hasta
ese momento. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 20, B. J. 1236;
3 de mayo de 2013, núm. 25, B. J. 1230; 1.ª Cám., 21 de diciembre de 2005,
núm. 13, B. J. 1141, pp. 211-218; 9 de octubre de 2002, núm. 20, B. J. 1103,
pp. 175-181.

La ordenanza del juez presidente de la corte de apelación que estatuye, en


atribuciones de referimiento, sobre la suspensión de ejecución de una
sentencia no puede tener ninguna influencia ni imponerse a la convicción de
los jueces que diriman el recurso de apelación del que están apoderados. SCJ,
1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.
Sentencias perimidas

No tiene autoridad de cosa juzgada la sentencia dictada en defecto que no ha


sido notificada dentro del plazo de los seis meses que establece el artículo
156 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014,
núm. 30, B. J. 1240.
AUTORIDAD PARENTAL

V. menores.
AUTORIDAD METROPOLITANA DE TRANSPORTE (AMET)

La Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) carece de personalidad


jurídica para ser demandada, puesto que es una dependencia de la Policía
Nacional, la cual, a su vez, es una dependencia del Ministerio de Interior y
Policía. SCJ, 1.ª Sala, 17 de noviembre de 2010, núm. 28, B. J. 1200.
AUTORIDAD PORTUARIA DOMINICANA

La responsabilidad del transportista solo se traspasa a la Autoridad Portuaria


Dominicana cuando esta emita, previa comprobación, la “tarja de mercancía”.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 17, B. J. 1218.
AVENIR
Concepto

No puede celebrarse válidamente una audiencia judicial en materia ordinaria


sin que se haya notificado avenir, que es el acto mediante el cual, conforme a
la Ley 362 de 1932, debe un abogado llamar al colega constituido por la
contraparte a discutir un asunto en los tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 11 de
diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237; 20 de junio de 2012, núm. 52, B. J.
1219; 28 de marzo de 2012, núm. 109, B. J. 1216; 1.ª Cám., 16 de marzo de
2005, núm. 12, B. J. 1096, pp. 268-272.

El avenir debe ser notificado a los abogados de la parte, no a la parte misma.


SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 81, B. J. 1223.

El hecho de que haya sido el abogado de una parte quien haya fijado
audiencia no libera al abogado de la contraparte, quien ha tenido
conocimiento, por la revisión del expediente o por cualquier otro medio, de la
fecha de la audiencia y ha decidido comparecer a ella, a notificar avenir al
primero. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237.

El avenir a audiencia es una actuación procesal que no compete a la secretaria


del tribunal que conoce del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 10 de mayo de 2006, núm.
6, B. J. 1146, pp. 128-132.
Constitución de abogado y avenir por un mismo acto

El abogado puede, sin incurrir en nulidad alguna, notificar por un mismo acto
su constitución como abogado de la parte demandada y dar avenir a
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 76, B. J. 1214.
Nulidad

El avenir notificado en el domicilio de la parte, en lugar del estudio de su


abogado, como manda la ley, es válido si no se lesiona el derecho de defensa
y no se prueba el agravio que se ha causado. El hecho de que una formalidad
de un acto de procedimiento esté consagrada en un texto legal, inclusive a
pena de nulidad, no implica que no se le puede aplicar el principio de que “no
hay nulidad sin agravio”, establecido en el párrafo segundo del artículo 37 de
la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 81,
B. J. 1223; 1 de febrero de 2012, núm. 20, B. J. 1215; 1ª Cám., 6 de mayo de
2009, núm. 16, B. J. 1182.

La mera comparecencia de la parte para solicitar la nulidad del avenir por


alguna irregularidad de forma deja cubierta esa nulidad, pues el acto ha
llegado a su destinatario, quien ha podido presentarse a la audiencia y
proponer las medidas que consideró pertinentes. Lo que ha querido el
legislador al instaurar el avenir ha sido, precisamente, garantizar que la parte
en causa tenga derecho a defenderse. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de 2009,
núm. 13, B. J. 1181; 21 de noviembre de 2007, núm. 9, B. J. 1164, pp. 227-
235.

Es nulo el avenir cuyo requerido es una persona que ha fallecido, lo que


implica que este no llegó a las manos de quien debió llegar. SCJ, 1.ª Sala, 25
de abril de 2012, núm. 87, B. J. 1217.

No es nulo el acto recordatorio notificado por el alguacil un día de fiesta si la


irregularidad no causó ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012,
núm. 128, B. J. 1215.

No es nulo el avenir que carece de la firma del abogado si la parte notificada


no demostró al tribunal el agravio sufrido, toda vez que pudo defenderse en la
audiencia conocida ante el tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007,
núm. 7, B. J. 1154, pp. 140-145.
Plazo
El avenir no será válido ni producirá efecto alguno si no ha sido notificado
dos días francos, por lo menos, antes de la fecha de la audiencia. 1.ª Cám.,
16 de marzo de 2005, núm. 12, B. J. 1096, pp. 268-272; 28 de febrero de
2001, núm. 16, B. J. 1083, pp. 129-135.
AVIACIÓN

V. aeronaves.
AVOCACIÓN

V. apelación, apelación en materia inmobiliaria, contredit.

B
BANCOS

V. también cheque, cláusula limitativa de responsabilidad, embargo


retentivo, responsabilidad civil contractual, responsabilidad por el hecho de
otro.
Banco en liquidación

La Superintendencia de Bancos es la única institución con calidad para


proceder, con la aprobación de la Junta Monetaria, a la liquidación de una
entidad bancaria. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 162, B. J. 1215.

Es inválido el procedimiento de ejecución interpuesto contra un banco


después de la sentencia que ordena su liquidación a cargo de la
Superintendencia de Bancos. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 162,
B. J. 1215.

Es válido el procedimiento de ejecución interpuesto contra un banco antes de


la sentencia que ordena su liquidación. El régimen de derecho especial a que
se somete a los bancos en liquidación solo puede surtir efecto a partir de la
notificación de la sentencia que ordena la liquidación y no puede afectar las
actuaciones previas a la mencionada notificación, ya que ello atentaría contra
la seguridad jurídica derivada de la situación legal anterior. SCJ, 1.ª Sala, 15
de febrero de 2012, núm. 108, B. J. 1215; 22 de febrero de 2012, núm. 134,
B. J. 1215.

El hecho de que el banco esté en proceso de liquidación no impide que sus


acreedores lo demanden y que las sentencias obtenidas sean oponibles a la
Superintendencia de Bancos como ente liquidador, siempre que no se trate de
embargos inmobiliarios que impliquen la adjudicación de bienes inmuebles
propiedad del banco ni tampoco de la ejecución de un embargo ejecutivo.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 191, B. J. 1215.
Buró de crédito

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que un


cliente es moroso en el pago de un crédito que ya se ha extinguido o saldado.
SCJ, 1.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm. 12, B. J. 1142, pp. 130-137.

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que una


persona tiene una deuda relacionada con una tarjeta de crédito emitida por el
banco sin siquiera probar la existencia del contrato de tarjeta de crédito con el
supuesto deudor. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 40, B. J. 1240.

El hecho de que el banco suministre información incorrecta a los burós de


crédito sobre supuestas deudas de préstamo de una persona, sin existir dicho
préstamo, sobre su supuesta morosidad en el pago de sus deudas, siendo esto
incierto, le vulnera gravemente a dicha persona su derecho al buen nombre y
reputación, máxime cuando dicha información estuvo vigente en los burós de
crédito por más de dos años. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
46, B. J. 1236.

El demandante en responsabilidad civil en virtud del artículo 1382 del


Código Civil debe probar la existencia de una falta, un daño y una
correlación entre uno y otro. En el caso de una demanda contra un banco por
supuestamente haber colocado una deuda inexistente del demandante en el
registro de un buró de crédito, este debe demostrar la existencia de una
publicación inexacta en el registro crediticio del demandante ante los burós
de crédito, que dicho error o inexactitud es atribuible a una falta del banco
demandado, lo que le ha causado un daño. El tribunal no puede exigirle al
banco que demuestre estar libre de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 135, B. J. 1232.
Calidad

El banco que ha vendido su negocio y salido del país no tiene ni calidad ni


interés para accionar en justicia. SCJ, Cámaras Reunidas, 2 de noviembre de
2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 7-13.

El banco que absorbe a otro por fusión tiene calidad para recurrir en casación
la sentencia dictada en perjuicio del banco absorbido. SCJ, 1.ª Sala, 17 de
febrero de 2010, núm. 26, B. J. 1191.
Cancelación de hipoteca

El banco no puede condicionar el otorgamiento de la cancelación de una


hipoteca al pago de los gastos de producción del recibo de descargo, puesto
que dichos gastos corren por cuenta del acreedor y no por cuenta del deudor.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 18, B. J. 1234.
Cheques

Cuando se suscribe un contrato para la apertura de una cuenta de cheques, el


cliente confía plenamente a una entidad bancaria la administración y custodia
de su patrimonio, encontrándose esa confianza cimentada, básicamente, en la
imagen de solidez y de experiencia que, en el ramo de las finanzas, refleja el
propio banco en el mercado, proyección esta que forja en el cliente la
seguridad de que el banco asumirá con pericia y diligencia la obligación de
proteger sus intereses. De manera que cuando un cliente gira cheques contra
su cuenta, lo hace con la certeza de que estos tendrán los efectos que, como
instrumento de pago, les son propios. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de
2012, núm. 68, B. J. 1222; 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

El impago de un cheque regularmente emitido y con suficiente provisión de


fondos compromete la responsabilidad civil del banco, tanto en razón del
daño resultante para el librador de la inejecución de su orden como del
atentado llevado a su honra personal, conforme al artículo 32 de la Ley de
Cheques. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 68, B. J. 1222; 21 de
marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216; 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 23,
B. J. 1193; 12 de noviembre de 2008, núm. 22, B. J. 1188, pp. 234-244; 15 de
febrero de 2006, núm. 18, B. J. 1143, pp. 156-161.

Hay una presunción de responsabilidad a cargo del banco por el solo hecho
del rehúso de pago. SCJ, 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089,
pp. 48-55.

La obligación puesta a cargo de los bancos en el artículo 32 de la Ley de


Cheques de pagar los cheques regularmente librados y con provisión de
fondos es una obligación rigurosa que compromete la responsabilidad del
banco tan pronto como omite su cumplimiento, como sucede cuando, por una
inadvertencia culposa, el banco le entrega al cliente talonarios de cheques con
un error en el número de su cuenta. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm.
7, B. J. 1144, pp. 101-109.

Compromete su responsabilidad el banco que rehúsa pagar un cheque


regularmente emitido y con suficiente provisión de fondos, por considerar,
equivocadamente, que la cuenta del cliente estaba embargada. SCJ, 1.ª Sala,
26 de septiembre de 2012, núm. 68, B. J. 1222.

La responsabilidad civil del banco que no paga un cheque regularmente


emitido y con suficiente provisión de fondos es contractual y no delictual. Por
tanto, los elementos constitutivos que deben tener en cuenta los jueces del
fondo son los siguientes: 1) la existencia de un contrato, como el depósito
válido entre las partes; y 2) un perjuicio resultante del incumplimiento del
contrato. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 18, B. J. 1143, pp. 156-
161.

El banco debe pagar el cheque librado contra una cuenta embargada si los
fondos en la cuenta exceden al monto del embargo retentivo hecho en sus
manos. SCJ, 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 130-
138.

Es responsable el banco que no paga un cheque existiendo la debida


provisión de fondo. En la especie, el depositante giró dos cheques contra su
cuenta: el primero por RD$ 75,000 y el segundo por RD$ 800. La cuenta
tenía un saldo de RD$ 3,940.00. El beneficiario del primer cheque intentó
cobrar su cheque, pero el banco rehusó pagarlo porque solo había RD$
3,940.00 en la cuenta; el beneficiario no exigió que se le entregara el monto
disponible. El beneficiario del segundo cheque por RD$800 intentó cobrar el
suyo, pero el banco rehusó, a pesar de que había fondos con qué pagarlo. El
banco debió pagar el segundo cheque y no indisponer los fondos de la cuenta
hasta que el beneficiario del primer cheque decidiera si los reclamaba o no.
SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de 2011, núm. 22, B. J. 1204.

La negativa de pagar un cheque por el banco debe tener como base una de las
circunstancias previstas en la Ley de Cheques. Resulta, por tanto, insuficiente
para el banco alegar que los fondos estaban en tránsito, sin probar que los
cheques consignados por el librador fueron rehusados y así justificar la
imposibilidad de hacer efectivo el cheque girado. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero
de 2009, núm. 61, B. J. 1190.

No puede considerarse como leve o ligera la falta cometida por un banco,


que, después de haber pagado un cheque a un tercero, no obstante el librador
haber hecho oposición al pago, rehúsa devolver los fondos pagados pese a las
diversas comunicaciones a ese efecto. SCJ, 1.ª Cám., 26 de julio de 2006,
núm. 12, B. J. 1148, pp. 164-172.

Las cartas de excusas del banco al cliente y de explicación a los beneficiarios


de cheques rehusados de que el impago se ha debido a un error del banco, y
no a la falta de provisión en la cuenta del cliente, son de naturaleza tal que
pueden no solo atenuar la responsabilidad en que el banco incurre en estos
casos, sino hacerla desaparecer si son hechas oportunamente y no dejan
subsistir ningún perjuicio ni atentado al crédito del librador. SCJ, Cámaras
Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 7, B. J. 1165, pp. 107-116; 1.ª
Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089, pp. 48-55.

Si el girador de un cheque prueba que tenía fondos suficientes en su cuenta,


le incumbe al banco probar la causa que le impidió honrar el pago. No basta
con alegar que la cuenta estaba embargada retentivamente, el banco debe
probar el hecho del embargo mediante el depósito del acto contentivo del
embargo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

El banco puede rehusar el pago de cheque válidamente si el librador le ha


dado orden por escrito de hacerlo. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm.
208, B. J. 1215.

El banco tiene el derecho de exigir para el pago de un cheque la


documentación que arroje luz sobre la identidad del beneficiario, por
ejemplo, la cédula de identidad y electoral y el carné del Colegio de
Abogados. Sin embargo, no tiene derecho a exigir a que el beneficiario se
deje fotografiar. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 19, B. J. 1097, pp.
235-241.

Los bancos están el deber de tomar todas las precauciones pertinentes antes
de proceder al pago de los cheques, así como exigirle al beneficiario
documentación sobre su identidad, pero sin que esas medidas sean
humillantes o fuera de los parámetros establecidos. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril
de 2002, núm. 19, B. J. 1097, pp. 235-241.

No está obligado el banco a pagar los cheques depositados por sus clientes y
girados contra otro banco si no recibe a través de la Cámara de
Compensación la provisión de fondos correspondiente. En la especie el
Banco Central había excluido al banco girado de las operaciones
interbancarias. SCJ, Salas Reunidas, 15 de agosto de 2012, núm. 2, B. J.
1221.

La responsabilidad del banco por el rehúso de pago de un cheque con


provisión de fondos puede ser atenuada e incluso anulada por las excusas y
explicaciones escritas al cliente y a otras personas afectadas, si estas son
hechas oportunamente y no dejan subsistir ningún perjuicio. SCJ, Cámaras
Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 7, B. J. 1165, pp. 113; 1.ª Cám., 1
de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089, pp. 48-55.
Cuenta corriente

El contrato de cuenta corriente bancario es un tipo de contrato de depósito


que no sigue de manera estricta las normas estipuladas en el Código Civil
para el depósito ordinario, sino que está sometido a las condiciones que, a
título oneroso, pueda ofrecer la entidad bancaria, en sujeción a las
reglamentaciones de las autoridades gubernamentales. SCJ, Salas Reunidas,
15 de agosto de 2012, núm. 2, B. J. 1221.

El titular o usuario de una cuenta corriente tiene el derecho de recibir una


información veraz y oportuna sobre las medidas que el banco tenga intención
de adoptar sobre dicha cuenta. Dado el carácter de confianza que predomina
en este tipo de contratos, la transparencia en la administración de las cuentas
y, como corolario, el deber de información al usuario de los productos y
servicios ofrecidos deben constituir el sostén del vínculo que une al banco
con sus clientes. Si la propia Ley 183-02 (Código Monetario y Financiero de
la República Dominicana), en su literal c, artículo 56, exige a las entidades de
intermediación financiera cumplir con un proceso de publicidad e
información antes de declarar abandonada una cuenta considerada inactiva,
con mayor razón está el banco en el deber de proveer información oportuna
para el caso de cuentas activas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm.
60, B. J. 1222.

La cláusula inserta en un contrato de cuenta corriente que limita el plazo para


impugnar los estados de cuenta remitidos por el banco a su cliente no
constituye un medio de inadmisión. La impugnación de un cargo irregular
que figura en el estado de una cuenta, que es al mismo tiempo improcedente
por no contar con la aprobación de sus dos cuentahabientes, no puede estar
sujeta al plazo para la aprobación del estado, sino al plazo de ejercicio de las
acciones en justicia establecido en el derecho común. SCJ, 1.ª Cám., 11 de
marzo de 2009, núm. 53, B. J. 1192.

Compromete su responsabilidad el banco que ejerce el derecho que le reserva


el contrato de apertura de cerrar la cuenta corriente del cliente si este derecho
ha sido ejercido abusivamente, sin comunicar al cliente, con un plazo
razonable de anticipación, la fecha establecida para la clausura o cierre
definitivo de la cuenta, lo que ha ocasionado graves inconvenientes al cliente,
incluyendo una querella por emisión de cheques sin fondos. SCJ, 1.ª Sala, 19
de septiembre de 2012, núm. 60, B. J. 1222.

La cláusula sobre limitación de responsabilidad en las cuentas de cheques o


cuentas corrientes opera solo para los casos de falta leve o ligera, con la
exclusión de la falta grave o pesada. SCJ, 1.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm.
12, B. J. 1148, pp. 164-172; 15 de diciembre de 2004, núm. 3, B. J. 1129, pp.
82-93; 26 de marzo de 2003, núm. 21, B. J. 1108, pp. 205-212; 6 de marzo de
2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73.
Cuenta de ahorros

La autorización expresa y determinada contenida al dorso de los volantes de


retiro de una cuenta de ahorros, acompañada de la firma de la titular de la
cuenta, constituye poder suficiente para justificar el hecho de que el banco
haya entregado dineros al mandatario indicado en dicha autorización. El
contrato de mandato constituye un convenio de naturaleza consensual; por
tanto, su validez no está condicionada al cumplimiento de ninguna
formalidad. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 1, B. J. 1227.

El hecho de que el banco, por un error contable, deposite en la cuenta de


ahorros del cliente fondos que no le pertenecen a este no le da derecho al
cliente a hacer uso de esos fondos. SCJ, 1.ª Cám., 30 de junio de 2004, núm.
18, B. J. 1123, pp. 241-247.

Comete una ligereza censurable que se traduce en mala fe el banco que se


niega a desbloquear una cuenta de ahorros sin causa justificada, pese a la
intimación que le ha sido notificada a ese fin. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de
2012, núm. 78, B. J. 1221.
Embargo retentivo u oposición

En caso del embargo retentivo de cuentas bancarias en manos de un banco, el


efecto principal que produce dicha medida es de inmovilizar e indisponer la
cosa embargada, la cual deberá ser entregada al acreedor embargante al
primer requerimiento luego de culminado el procedimiento de validez de esa
vía ejecutoria. Si el tercero embargado se niega a satisfacer ese requerimiento
legal de pago, incumple esta obligación que nace de la ley y compromete su
responsabilidad civil. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de 2007, núm 6,
B. J. 1161, pp. 46-61.

En materia de embargo retentivo el tercero embargado no puede convertirse


en juez del embargo, por lo que debe limitarse a realizar las retenciones de
fondos o bienes del embargado que reposan en su poder hasta tanto
intervenga decisión judicial que lo libere de su obligación. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de abril de 2013, núm. 2, B. J. 1229.

El banco debe pagar el cheque librado contra una cuenta embargada si los
fondos en la cuenta exceden al monto del embargo retentivo hecho en sus
manos. SCJ, 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 130-
138.

Si el girador de un cheque prueba que tenía fondos suficientes en su cuenta,


le incumbe al banco probar la causa que le impidió honrar el pago. No basta
con alegar que la cuenta estaba embargada retentivamente. El banco debe
probar el hecho del embargo mediante el depósito del acto contentivo del
embargo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

Es inválido el pago realizado por un banco en ejecución de una sentencia que


emana de un juez de referimiento incompetente. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo
de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp. 86-98.

Aunque el levantamiento voluntario de una oposición libera al banco de


responsabilidad si desembolsa los fondos en manos del embargado, no sucede
así si el desembolso se realiza antes del levantamiento. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
septiembre de 2006, núm. 14, B. J. 1150, pp. 306-315.
Compromete su responsabilidad civil el banco que ejerce un derecho
persiguiendo no la satisfacción de un interés serio y legítimo, sino con la
intención de perjudicar al embargante de una cuenta, haciendo interminables
los procesos para evadir la obligación de pago a su cargo contenida en una
sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 85, B. J.
1216.

Es civilmente responsable el banco que embarga las cuentas del prestatario


que ha saldado su préstamo. Al haberse pagado el préstamo, la demanda en
responsabilidad civil es, en este caso, de naturaleza cuasidelictual y no
contractual. SCJ, 1.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 23, B. J. 1207.
Inembargabilidad de los fondos en el Banco Central

Los fondos mantenidos por los bancos en el Banco Central por concepto de
encaje legal son inembargables, ya que constituyen un patrimonio separado
de afectación, destinado exclusivamente a atender la finalidad reguladora a
que responden. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 40, B. J. 1215.
Línea de crédito

Incurre en responsabilidad el banco que se niega a desembolsar fondos de


una línea de crédito alegando que no se ha pagado un desembolso anterior no
obstante que el contrato le otorga al prestatario un plazo para pagar el primer
desembolso, plazo que aún no ha vencido. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2008,
núm. 9, B. J. 1169, pp. 126-130.
Pagaré

El banco a cuyo favor ha sido suscrito un pagaré no está obligado a probar


que ha hecho el correspondiente desembolso al deudor. Según el artículo
1315 del Código Civil, si el deudor pretende estar libre de su obligación, la
carga de la prueba se desplaza sobre él, quien debe justificar el pago o el
hecho que ha producido la extinción de la deuda. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero
de 2012, núm. 135, B. J. 1215.
Préstamos

Al realizar cualquier préstamo, con o sin garantía o garante, el banco se


encuentra en la obligación de exigir la presentación de documentos que
avalen la identidad de las personas involucradas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo
de 2012, núm. 73, B. J. 1216.

El banco no puede aumentar la tasa de interés de un préstamo sin notificarle


previamente al prestatario, aunque en el contrato de préstamo se haya
estipulado la facultad del banco de revisar o modificar periódicamente, de
manera unilateral, las tasas de interés del préstamo. SCJ, 1.ª Sala, 17 de
noviembre de 2010, núm. 36, B. J. 1200.

Compromete su responsabilidad el banco que, por error, embarga


retentivamente al supuesto fiador solidario de un préstamo, lo que constituye
una negligencia incompatible con la naturaleza misma de las operaciones
comerciales a las que se dedica, ya que, al realizar cualquier préstamo, ya sea
con o sin garantía o garante, la entidad o persona que efectúa la operación se
encuentra en la obligación de exigir la presentación de documentos que
avalen la identidad de las personas involucradas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo
de 2012, núm. 73, B. J. 1216.
Responsabilidad civil

La responsabilidad civil del banco que no paga un cheque regularmente


emitido y con suficiente provisión de fondos es contractual y no delictual. Por
tanto, los elementos constitutivos que deben tener en cuenta los jueces del
fondo son los siguientes: 1) la existencia de un contrato, como el depósito
válido entre las partes; y 2) un perjuicio resultante del incumplimiento del
contrato. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 52, B. J. 1175, pp. 474-
480; 15 de febrero de 2006, núm. 18, B. J. 1143, pp. 156-161.

Incurre en responsabilidad civil el banco cuyos empleados cometen la


negligencia de no verificar la firma en un volante de retiro de fondos y de
entregar fondos a un tercero que ha falsificado la firma del titular de la cuenta
de ahorros. El hecho de que la persona que efectuó los retiros haya
presentado la libreta de ahorros y la cédula de identidad de la titular de la
cuenta no exime a los empleados del banco de examinar y verificar
minuciosamente la firma plasmada en los formularios de retiro, máxime
cuando la persona que pretendía hacer el retiro no era la cuentahabiente, sino
que se trataba de un tercero. El banco, en su calidad de custodio del dinero de
los ahorrantes, está en la obligación de vigilar y proteger por todos los
medios posibles los ahorros de sus clientes y evitar que estos sean retirados
sin la debida autorización. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 85, B. J.
1232.

Un banco es comitente de sus empleados, cuyos hechos dañosos en el


ejercicio de sus funciones en el banco no pueden ser considerados como
hechos de terceros. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 62, B. J. 1233.

La evaluación del monto de los daños ocasionados por el impago por un


banco de un cheque con provisión de fondos no se evalúa en función del
monto envuelto en los cheques, sino basado en los daños y perjuicios
sufridos. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

La cuantía de los daños a que pueda ser condenado un banco por rehusar el
pago de un cheque con provisión de fondos no debe presumirse, sino que
debe justificarse. SCJ, 1.ª Cám., 18 de marzo de 2009, núm. 38, B. J. 1192.
El daño moral que resulta del descrédito o menoscabo que produce en la
honra personal del emisor de un cheque su impago pese a tener provisión de
fondos no se presume, sino que debe probarse. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de
2008, núm. 6, B. J. 1172, pp. 224-232.

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que un


cliente es moroso en el pago de un crédito que ya ha extinguido o saldado.
SCJ, 1.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm. 12, B. J. 1142, pp. 130-137.

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que una


persona tiene una deuda relacionada con una tarjeta de crédito emitida por el
banco sin siquiera probar la existencia del contrato de tarjeta de crédito con el
supuesto deudor. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 40, B. J. 1240.

Las cartas de excusas del banco al cliente y de explicación a los beneficiarios


de cheques rehusados de que el impago se ha debido a un error del banco y
no a la falta de provisión en la cuenta del cliente son de naturaleza tal que
pueden no solo atenuar la responsabilidad en que el banco incurre en estos
casos, sino hacerla desaparecer, si son hechas oportunamente y no dejan
subsistir ningún perjuicio ni atentado llevado por esa actuación al crédito del
librador. SCJ, Cámaras Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 7, B. J.
1165, pp. 107-116; 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089, pp. 48-
55.
Incurre en responsabilidad el banco que no inscribe oportunamente ante el
registro de títulos correspondiente el contrato de compraventa hipotecaria
suscrito con un comprador-prestatario y, en consecuencia, le ocasiona un
daño al comprador, puesto que dicha negligencia permitió que un tercero
inscribiera primero una hipoteca judicial definitiva sobre el inmueble
vendido. SCJ, 1.ª Sala, 30 de junio de 2010, núm. 32, B. J. 1199.

Compromete su responsabilidad el banco que extravía un duplicado del


acreedor hipotecario que se encontraba en su poder, duplicado que debió ser
depositado ante el tribunal de tierras y el Registro de Títulos del Distrito
Nacional. La falta, en el caso, se configura desde el momento en que el
banco alega haber depositado el duplicado del acreedor hipotecario sin tener
documento alguno que pruebe que dicho depósito se ha efectuado. SCJ, Salas
Reunidas, 13 de noviembre de 2013, núm. 3, B. J. 1236.
Es civilmente responsable el banco que embarga las cuentas de una persona
que ha saldado su préstamo. Al haberse pagado el préstamo, la demanda en
responsabilidad civil es, en este caso, de naturaleza cuasidelictual y no
contractual. SCJ, 1.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 23, B. J. 1207.

Compromete su responsabilidad el banco que se niega a desembolsar los


fondos de un préstamo, alegando que el prestatario no cumplió con sus
requisitos, lo cual no es cierto, puesto que se firmó el contrato de préstamo y
se inscribió una hipoteca convencional sobre el inmueble propiedad del
prestatario. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 46, B. J. 1220.

Incurre en responsabilidad el banco que embarga ejecutivamente los bienes


que pertenecen a una sociedad cuyos socios son sus deudores, sin que dicha
sociedad haya consentido al préstamo, aun cuando el préstamo se haya
concedido para capital de trabajo del negocio de la sociedad. La alusión
hecha al negocio o la sociedad no la convierte en parte contratante en la
convención, puesto que la base primordial sobre la que se sustenta el contrato
reside en el consentimiento manifestado por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 21 de
junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

Cuando el banco comete una ligereza censurable que se traduce en mala fe,
como es la de negarse a desbloquear una cuenta de ahorros, pese a la
intimación que le fue notificada a ese fin, la responsabilidad no es contractual
sino delictual, la cual se encuentra en estado subyacente en toda
responsabilidad civil contractual. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm.
78, B. J. 1221.

La cláusula sobre limitación de responsabilidad en las cuentas de cheques o


cuentas corrientes opera solo para los casos de falta leve o ligera, con la
exclusión de la falta grave o pesada. SCJ, 1.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm.
12, B. J. 1148, pp. 164-172; 15 de diciembre de 2004, núm. 3, B. J. 1129, pp.
82-93; 26 de marzo de 2003, núm. 21, B. J. 1108, pp. 205-212; 6 de marzo de
2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73.

Compromete su responsabilidad el banco que embarga retentivamente a un


supuesto fiador solidario de un préstamo, persona cuya firma nunca fue
verificada por las autoridades bancarias y que resultó ser falsa, lo que
constituye una negligencia incompatible con la naturaleza misma de las
operaciones comerciales a las que se dedica, ya que, al realizar cualquier
préstamo, ya sea con o sin garantía o garante, la entidad o persona que
efectúa la operación se encuentra en la obligación de exigir la presentación de
documentos que avalen la identidad de las personas involucradas. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 73, B. J. 1216.

Compromete su responsabilidad civil el banco que ejerce un derecho


persiguiendo no la satisfacción de un interés serio y legítimo, sino con la
intención de perjudicar al embargante de una cuenta, haciendo interminables
los procesos para evadir la obligación de pago a su cargo contenida en una
sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 85, B. J.
1216.

Comete una falta el banco que da información errónea a un sucesor sobre el


certificado financiero de su causante. SCJ, 1.ª Sala, 7 de noviembre de 2007,
núm. 1, B. J. 1164, pp. 165-173.

Es responsable el banco que se niega a desembolsar fondos de una línea de


crédito, alegando que no se ha pagado un desembolso anterior, a pesar de que
el contrato le otorga al prestatario un plazo para pagar el primer desembolso
que aún no ha vencido. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm. 9, B. J. 1169,
pp. 126-130.

Incurre en responsabilidad el banco que se cobra unilateralmente la deuda de


una persona de la cuenta que tiene su madre en el banco, sin ninguna
autorización de esta. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 69, B. J.
1239.

El demandante en responsabilidad civil en virtud del artículo 1382 del


Código Civil debe probar la existencia de una falta, un daño y una
correlación entre uno y otro. En el caso de una demanda contra un banco por
supuestamente haber colocado una deuda inexistente del demandante en el
registro de un buró de crédito, este debe demostrar la existencia de una
publicación inexacta en el registro crediticio del demandante ante los burós
de crédito, que dicho error o inexactitud es atribuible a una falta del banco
demandado, lo que le ha causado un daño. El tribunal no puede exigirle al
banco que demuestre estar libre de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 135, B. J. 1232.

El hecho de que el banco suministre información incorrecta a los burós de


crédito sobre supuestas deudas de préstamo de una persona, sin existir dicho
préstamo, sobre su supuesta morosidad en el pago de sus deudas, siendo esto
incierto, le vulnera gravemente a dicha persona su derecho al buen nombre y
reputación, máxime cuando dicha información estuvo vigente en los burós de
crédito por más de dos años. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
46, B. J. 1236.
Secreto bancario

El banco que ha prometido vender un inmueble de su propiedad no puede


negarse, alegando que debe guardar el secreto bancario, a dar información
sobre la operación a la esposa común en bienes del comprador. SCJ, 1.ª Sala,
12 de marzo de 2014, núm. 36, B. J. 1240.
BANCO AGRÍCOLA

El inquilino solo puede depositar los alquileres vencidos en el Banco


Agrícola de la República Dominicana, según lo dispone el Decreto 4807 de
1959, salvo que las partes hayan acordado una institución distinta. SCJ, 1.ª
Cám., 18 de febrero de 2004, núm. 18, B. J. 1119, pp. 182-188.
Según el artículo 8 de la Ley 4314 de 1955, modificada por la Ley 17-88 de
1988, no se dará curso a ninguna solicitud, instancia o demanda dirigida al
Control de Alquileres de Casas y Desahucios, a sus delegados provinciales o
a la Comisión de Apelaciones establecidas según el artículo 26 del Decreto
4807 de 1959, ni al juzgado de paz ni a los tribunales ordinarios, con fines de
modificación de contratos de inquilinato, desalojo o para el cumplimiento de
una obligación contractual o legal derivada del contrato de inquilinato, si el
demandante, propietario o inquilino no presenta el recibo original, o
certificación del Banco Agrícola de la República Dominicana, que demuestre
que se ha realizado el depósito previsto en el párrafo II del artículo 2 de dicha
ley. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 50, B. J. 1238.

La oferta en audiencia de los alquileres adeudados o su depósito en la oficina


del Banco Agrícola constituye una causa de sobreseimiento obligado del
proceso de rescisión del contrato de inquilinato, según lo disponen los
artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 3, B. J. 1238.
BANCO CENTRAL

Los fondos mantenidos por los bancos en el Banco Central por concepto de
encaje legal son inembargables, ya que constituyen un patrimonio separado
de afectación destinado exclusivamente a atender la finalidad reguladora a
que responden. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 40, B. J. 1215.
BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO (BID)

El Banco Interamericano de Desarrollo no goza de inmunidad judicial en la


República Dominicana. Puede ser válidamente demandado porque tiene
oficinas establecidas en el país. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21,
B. J. 1228.
BIEN DE FAMILIA

La Ley 339 de 1968 establece que los apartamentos destinados a viviendas


que el Estado transfiera a particulares quedan declarados de pleno derecho
bien de familia y no pueden ser transferidos a otras personas sin cumplir con
las disposiciones de la Ley 1024 sobre Bien de Familia y sin la autorización
del Poder Ejecutivo. SCJ, 1.ª Cám., 17 de octubre de 2001, núm. 9, B. J.
1091, pp. 187-194.

Es constitucional el párrafo único del artículo 2 de la Ley 339 de 1968 sobre


el Bien de Familia, que declara como bien de familia de pleno derecho los
edificios destinados a vivienda que el Estado transfiera en propiedad a los
particulares mediante los planes de mejoramiento en las zonas urbanas o
rurales. SCJ, Pleno, 16 de julio de 2008, B. J. 1172, pp. 20-30.

Según la Ley 472 de 1964, los bienes constituidos como bien de familia no
pueden ser vendidos sin observarse las formalidades particulares exigidas
para su transferencia. Las disposiciones de dicha ley son de orden público.
SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 18, B. J. 1229.

No puede considerarse válida la prescripción adquisitiva en relación con


bienes constituidos como bien de familia, puesto que no se cumple con la
condición de justo título exigida por el artículo 2265 del Código Civil. SCJ,
3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 18, B. J. 1229.

No le es oponible al tercer adquiriente de buena fe, a quien se le ha emitido


un certificado de título sin gravamen, un bien de familia que, por error del
registro de títulos, no ha sido registrado o anotado en el original del
certificado de título del inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre de 2013,
núm. 41, B. J. 1234.
BIGAMIA

V. matrimonio.
BIENES MUEBLES

V. también comunidad legal de bienes, embargo ejecutivo, fondo de


comercio, partición, posesión, sucesión, venta condicional de muebles.

Según el artículo 2279 del Código Civil, el principio en materia de muebles


es que la posesión vale título. SCJ, 1.ª Cám., 11 de abril de 2007, núm. 7, B.
J. 1157, pp. 74-86.

La posesión es un factor característico de la propiedad de los bienes


muebles. SCJ, 1.ª Cám., 2 de junio de 2004, núm. 3, B. J. 1123, pp. 138-144.

Los bienes muebles que se encuentran dentro de un inmueble se presumen,


hasta prueba en contrario, propiedad del dueño de la vivienda, conforme a la
regla del artículo 2279 del Código Civil de que “en materia de mueble, la
posesión vale título”. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 60, B. J. 1217.

El poseedor de unos bonos al portador, adquiridos por compra, no tiene que


establecer ninguna prueba para considerarse propietario, ya que su posesión
le confiere la propiedad. Sin embargo, es posible anular dicha venta probando
que la trasmisión de dichos instrumentos al portador fue el producto de un
fraude. SCJ, 1.ª Cám., 11 de abril de 2007, núm. 7, B. J. 1157, pp. 74-86.

En materia de muebles, el artículo 2279 del Código Civil establece una


presunción de propiedad en favor de quien posee la cosa. Sin embargo, dicha
presunción sufre excepción en determinados casos, en los cuales Estado
dominicano ha establecido registros públicos, tales como el de las aeronaves,
los buques, los vehículos de motor y los muebles vendidos de acuerdo con la
Ley 483 de 1964 sobre Ventas Condicionales de Muebles. SCJ, 1.ª Cám., 9
de noviembre de 2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 97-105.

Aunque el artículo 2279 del Código Civil establece que en materia de


muebles la posesión vale título, esta presunción sufre excepción en los casos
en que el Estado dominicano ha establecido un registro público para
establecer su existencia e individualización, como son los casos de los
vehículos de motor, las aeronaves y los buques. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de
2012, núm. 20, B. J. 1219.
BIENES INMUEBLES

V. también comunidad legal de bienes, embargo inmobiliario, jurisdicción


inmobiliaria, litis sobre derecho registrado, partición, prescripción
adquisitiva, sucesión, venta condicional de inmuebles.

Las limitaciones al derecho de propiedad son numerosas en materia de


propiedad inmobiliaria. SCJ, 1.ª Cám., 2 de junio de 2004, núm. 3, B. J. 1123,
pp. 138-144.

Los bienes inmuebles están regidos por la ley dominicana, aunque sean
poseídos por extranjeros, conforme al artículo 3 del Código Civil. SCJ, 1.ª
Cám., 16 de septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.
BIENES DE LA COMUNIDAD

V. comunidad legal de bienes.


BIENES RESERVADOS

V. comunidad legal de bienes.


BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD

Los jueces están obligados, aun de oficio, a aplicar con preferencia las
disposiciones contenidas en el denominado bloque de constitucionalidad
como fuente primaria de sus decisiones, a fin de determinar la validez
constitucional de los actos y de las normas sometidas a su consideración,
pues con ello se asegura el principio de supremacía de la Constitución. SCJ,
1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.
BUENA FE

V. también adquiriente a título oneroso y de buena fe, mala fe,


prescripción adquisitiva.

Se entiende por buena fe el modo sincero y justo con que se procede en la


ejecución de los contratos o actos jurídicos. SCJ, 1.ª Sala, 3 de febrero de
2010, núm. 13, B. J. 1199; 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 1, B. J. 1100,
pp. 99-107; 6 de marzo de 2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73.

La buena fe es la regla y la mala fe la excepción. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero


de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La buena fe se presume siempre hasta prueba en contrario, según lo disponen


los artículos 1116 y 2268 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de
2012, núm. 21, B. J. 1221; 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216; 3.ª
Cám., 9 de abril de 2003, núm. 19, B. J. 1108, pp. 728-737.

La existencia o no de la buena fe en los contratos es una cuestión de hecho de


la soberana apreciación de los jueces del fondo que no puede ser censurada
en casación. SCJ, 3.ª Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 10, B. J. 1140, pp.
1652-1655; 25 de mayo de 2005, núm. 38, B. J. 1133, pp. 979-992; 4 febrero
de 2004, núm. 4, B. J. 1119, pp. 751-760; 9 de abril de 2003, núm. 19, B. J.
1108, pp. 728-737; 12 de febrero de 2003, núm. 13, B. J. 1107, pp. 552-566.

Es de principio que nadie puede ser eviccionado en sus derechos si ha


probado su buena fe al adquirir un inmueble, ya que estos tienen la
protección absoluta del Estado. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 35,
B. J. 1219.

En materia de inmuebles registrados, quien adquiere un derecho derivado de


una venta teniendo como sustento un certificado de título libre de cargas y
gravámenes se presume que ha obrado de buena fe. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La sociedad a la que el adjudicatario de una subasta aporta el inmueble


embargado no es un tercer adquiriente de buena fe y, por tanto, debe sufrir las
consecuencias del proceso que declara nula la adjudicación. Conforme al
artículo 550 del Código Civil, la buena fe radica en el desconocimiento de los
vicios que afectan la propiedad, desconocimiento que no puede alegar la
sociedad ya que el adjudicatario que aportó el inmueble era su accionista.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.
BURÓ DE CRÉDITO

Establecer con carácter obligatorio el agotamiento de una fase preliminar


conciliatoria antes del apoderamiento de los tribunales de cualquier acción
judicial, como lo establece la Ley 288-05 sobre regulación de sociedades
crediticias, constituye una limitación al libre acceso a justicia. El preliminar
conciliatorio reviste un carácter puramente facultativo y no debe constituir un
obstáculo al derecho del interesado de someter el caso directamente a los
tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 32, B. J. 1236; 20
de marzo de 2013, núm. 104, B. J. 1228.

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que un


cliente es moroso en el pago de un crédito que ya se ha extinguido o saldado.
SCJ, 1.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm. 12, B. J. 1142, pp. 130-137.

Es responsable civilmente el banco que reporta a un buró de crédito que una


persona tiene una deuda relacionada con una tarjeta de crédito emitida por el
banco sin siquiera probar la existencia del contrato de tarjeta de crédito con el
supuesto deudor. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 40, B. J. 1240.

El hecho de que el banco suministre información incorrecta a los burós de


crédito sobre supuestas deudas de préstamo de una persona, sin existir dicho
préstamo, sobre su supuesta morosidad en el pago de sus deudas, siendo esto
incierto, le vulnera gravemente a dicha persona su derecho al buen nombre y
reputación, máxime cuando dicha información estuvo vigente en los burós de
crédito por más de dos años. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
46, B. J. 1236.

El demandante en responsabilidad civil en virtud del artículo 1382 del


Código Civil debe probar la existencia de una falta, un daño y una
correlación entre uno y otro. En el caso de una demanda contra un banco por
supuestamente haber colocado una deuda inexistente del demandante en el
registro de un buró de crédito, este debe demostrar la existencia de una
publicación inexacta en el registro crediticio del demandante ante los burós
de crédito, que dicho error o inexactitud es atribuible a una falta del banco
demandado, lo que le ha causado un daño. El tribunal no puede exigirle al
banco que demuestre estar libre de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 135, B. J. 1232.

C
CADUCIDAD

V. también casación, medios de inadmisión, plazos.


Concepto

Caducidad es la extinción de un derecho por la expiración de determinado


plazo. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 48, B. J. 1233; 27 de marzo
de 2013, núm. 117, B. J. 1228; 16 de mayo de 2012, núm. 36, B. J. 1218.

La caducidad del recurso de casación por falta de emplazamiento en el plazo


establecido jamás puede ser vista como una transgresión al derecho de
defensa ni a ningún otro derecho fundamental. TC/00401/14, 30 de diciembre
de 2014.

La caducidad se produce, en sentido general, ya sea por efecto del transcurso


de un periodo establecido por la ley o por las personas, ya sea por la
ocurrencia de un hecho determinado. Extingue el ejercicio o el goce de un
derecho. SCJ, Cámaras Reunidas, 21 de octubre de 2009, núm. 2, B. J. 1187.

La caducidad es distinta a la nulidad, aunque ambas tienen como efecto el


aniquilamiento del acto o de la acción afectado por ellas. La nulidad puede
causar daños susceptibles de ser reparados, lo que, por regla general, no
acontece en el caso de la caducidad. SCJ, Cámaras Reunidas, 21 de octubre
de 2009, núm. 2, B. J. 1187.
Diferencia entre nulidad y caducidad

Los conceptos “nulidad” y “caducidad” son acontecimientos procesales con


características propias que obedecen a causas y directrices diferentes, en los
cuales el propio aniquilamiento del acto o de la acción afectados por ellos,
que es el único elemento coincidente en ambas eventualidades, puede no
tener consecuencias iguales. La nulidad, que siempre es voluntaria, sea por
acción o por omisión, puede causar daños susceptibles de ser reparados, lo
que por regla general no acontece en el caso de la “caducidad”. La nulidad,
que puede ser absoluta o relativa, es la sanción impuesta por la norma a las
actuaciones particulares no conformes con ella o con los principios de
derecho, por contravenir tales preceptos o por incumplir con su mandato. Por
su parte, la caducidad deviene, en sentido general, por efecto del transcurso
de un período establecido por la ley o por las personas, o por la ocurrencia de
un hecho determinado, para el ejercicio o el goce de un derecho. La
caducidad produce la extinción del derecho, de modo que su titular queda
impedido de cumplir o beneficiarse del acto de que se trate o de ejercitar la
acción afectada. SCJ, Cámaras Reunidas, 21 de octubre de 2009, núm. 2, B.
J. 1187.
CALIDAD
V. también acción, apelación, apelación en materia inmobiliaria,
capacidad, casación, interés, recursos, intervención voluntaria, revisión
civil, suspensión de ejecución de sentencia, tercería.
Banco

El banco que ha vendido su negocio y salido del país no tiene ni calidad ni


interés para accionar en justicia. SCJ, Cámaras Reunidas, 2 de noviembre de
2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 7-13.
Concepto

La calidad es el título en cuya virtud una persona figura en un acto jurídico o


en un proceso. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1182.

La calidad es el poder en virtud del cual una persona ejerce una acción en
justicia o el título con que una parte figura en el procedimiento. SCJ, 1.ª Sala,
14 de diciembre de 2011, núm. 25, B. J. 1213; 3.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 67, B. J. 1239; 27 de abril de 2012, núm. 58, B. J. 1217.

Para ejercer válidamente una acción en justicia, es necesario que quien la


intente justifique la calidad y el interés con que actúa, caracterizada la
primera condición mediante la prueba del poder en virtud del cual ejerce una
acción en justicia o el título con que figura en el procedimiento, y la segunda,
mediante la prueba del perjuicio o agravio ocasionado a un derecho propio y
el provecho que le derivaría el acogimiento de sus pretensiones. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 137, B. J. 1230.

El demandante en toda acción en justicia debe reunir las condiciones de


capacidad, calidad e interés. Para accionar en justicia no basta con ser capaz,
que es la aptitud personal para actuar, sino que es necesario también tener la
debida calidad para accionar, que es el título en cuya virtud una persona
figura en un acto jurídico o en un proceso, e interés, que es la utilidad que
para el accionante tenga el ejercicio de la acción. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre
de 2012, núm. 77, B. J. 1223; SCJ, 3.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm.11,
B. J. 1175, pp. 1264-1274.

Tiene calidad para actuar en justicia aquel que es titular de un derecho. La


calidad es la traducción procesal de la titularidad del derecho sustancial, es
decir, que la calidad es el poder en virtud del cual una persona ejerce una
acción en justicia o el título con que una parte figura en el procedimiento.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225.
Condominio

Ninguna otra persona que no sea el administrador puede representar al


consorcio de propietarios como demandante o demandado. Es inadmisible, en
consecuencia, la demanda en nulidad de deslinde interpuesta a nombre del
consorcio por varios condóminos. Si bien es cierto que toda persona tiene
derecho a obtener la tutela judicial efectiva, también lo es que para garantizar
su efectividad debe serlo, naturalmente, en los términos establecidos por la
Constitución y las leyes. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 22, B.
J. 1213.

El propietario de una unidad de condominio tiene calidad e interés para


accionar sobre la ocupación de áreas comunes del condominio. SCJ, 3.ª Sala,
20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La calidad de inquilino de un local ubicado en un condominio regido por la


Ley 5038 de 1958 no le otorga a dicho inquilino la facultad de accionar
judicialmente sobre cuestiones concernientes exclusivamente a los derechos y
obligaciones consustanciales a la condición del propietario, tales como la
afectación de su propiedad por enajenación, hipoteca, arrendamiento, etc., el
consentimiento para construir nuevas obras o instalaciones, la extensión o
restricción del número de las cosas comunes o, en fin, la participación en los
votos decisorios del consorcio. Los asuntos relativos a la administración del
condominio son, asimismo, de la incumbencia personal de los propietarios, a
menos que exista un mandato expreso y específico sobre el particular a favor
del arrendatario. SCJ, 1.ª Cám., 3 de marzo de 2004, B. J. 1120, núm. 2, pp.
90-99.
Cambio de calidad

Salvo que opere una cesión o se produzca el fallecimiento de una de las


partes, estas no pueden, conforme al principio relativo a la inmutabilidad de
las partes en el proceso, ser sustituidas por otra, ni cambiar la calidad con que
figuraron en el comienzo de la litis. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011,
núm. 55, B. J. 1213.
Embargo inmobiliario

El embargado cuya propiedad ha sido adjudicada no tiene calidad para


cuestionar la transferencia de propiedad que pueda realizar el adjudicatario
después de la sentencia de adjudicación. SCJ, 3.ª Cám., 8 de septiembre de
2004, núm. 7, B. J. 1126, pp. 706-714.
Entidad sin personalidad jurídica

Una parte que ha sido demandada bajo su nombre comercial puede recurrir
válidamente en casación con el nombre de la sociedad propietaria de dicho
nombre comercial. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168,
pp. 194-203.

Cuando un establecimiento comercial sin personalidad jurídica es víctima de


la emisión de cheques sin la debida provisión de fondos, dicha entidad puede
querellarse ante los tribunales represivos, pero supeditado a que la acción sea
interpuesta en su nombre por una persona física o moral con capacidad para
actuar legalmente. SCJ, Cámaras Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 3. B.
J. 1168, pp. 45-52.
Derecho de defensa

La falta de calidad no puede ser considerada como una vulneración del


derecho de defensa, en tanto que esta situación no contraviene ninguna de las
garantías derivadas del ese derecho. TC/00397/14, 30 de diciembre de 2014.
Desalojo
No puede proceder a un desalojo quien carezca de derecho registrado sobre la
parcela de que se trata. TC/0102/13, 20 de junio de 2013.

La persona que ha sido desalojada de una propiedad tiene calidad para


demandar la reparación de los supuestos daños y perjuicios que le fueran
ocasionados con dicho desalojo. Su calidad resulta del hecho de haber sido
personalmente objeto de la acción de desalojo. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225.

No tiene calidad la persona física que, sin mandato expreso mediante acto
auténtico o bajo firma privada, figura en el proceso actuando en
representación de los demandantes en una acción en desalojo. SCJ, 1.ª Sala,
21 de diciembre de 2011, núm. 81, B. J. 1213.

Una persona puede otorgar mandato a otra para que actúe en su


representación en justicia en una acción en desalojo sin que esta última sea
abogado. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 12, B. J. 1220.
Junta de vecinos

Aunque las juntas de vecinos, en su calidad de organizaciones ciudadanas


preocupadas por mejorar las condiciones de vida de una comunidad
determinada, pueden actuar en virtud de un interés colectivo, no sucede así si
comprueba que el objeto perturbador vincula únicamente un interés
individual, ya que cuando se trate de un interés particular, el interesado debe
ejercer su acción personalmente. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm.
15, B. J. 1235.
Jurisdicción inmobiliaria

Para tener calidad y derecho para demandar la nulidad de un acto relacionado


a una operación cualquiera sobre un inmueble determinado, registrado o no,
no es indispensable que el demandante tenga derechos registrados en él; basta
con que tenga un interés legítimo o un derecho eventualmente registrable.
SCJ Salas Reunidas, 15 de junio de 2011, núm. 2, B. J. 1207.

La calidad en materia de derechos registrados no solo se deriva de derechos


que hayan sido previamente registrados, sino que esta calidad también se
puede sustentar cuando los derechos se derivan de convenciones
sinalagmáticas o de cualquier acto jurídico, bastando para ello que uno de los
contratantes tenga o haya tenido derechos registrados al momento de
suscribirse el convenio. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 51, B. J.
1217; SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 47, B. J. 1223.

En materia de tierras no solo tienen calidad e interés los que figuren en los
certificados de títulos o los que tengan un documento por registrar, sino
también aquellos que puedan establecer algún vínculo jurídico en forma
directa o indirecta con un inmueble determinado, por ejemplo, el vendedor
que deba garantía a su comprador. SCJ, 3.ª Sala, 21 de noviembre de 2012,
números 42, 53 y 54, B. J. 1224; 27 de abril de 2012, núm. 58, B. J. 1217.

Si ciertamente al interesado en comprar un inmueble le basta con examinar el


certificado de título que le es presentado a nombre de su propietario y no
tiene que realizar indagaciones de si dicho inmueble aún permanece
registrado a nombre de la persona que lo vende, no ocurre lo mismo cuando
quien se presenta como vendedor no es el propietario del inmueble, sino un
alegado representante de la sociedad propietaria, caso en el cual debe
demostrar, mediante documentos legales, la calidad en que actúa. SCJ, 3.ª
Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 10, B. J. 1140, pp. 1648-1656.

En materia inmobiliaria los acreedores tienen un interés que justifica su


calidad para la interposición de cualquier proceso contradictorio que se
relacione con un derecho o inmueble registrado o su intervención en este, sin
que esto signifique una violación al principio de la relatividad de los
contratos consagrado en el artículo 1165 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 16
de mayo de 2012, núm. 45, B. J. 1218.

Aunque la sucesión como tal no tiene personalidad jurídica, ante la


jurisdicción inmobiliaria, como excepción procesal, se ha establecido
jurisprudencialmente que la sucesión pueda accionar de manera innominada,
a diferencia de como ocurre en materia de casación. SCJ, 3.ª Sala, 15 de
agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.

El Abogado del Estado no tiene calidad para recurrir en casación una


sentencia del tribunal superior de tierras sin haber figurado como parte en el
proceso o haber concurrido a juicio o tener algún interés o vínculo con el
inmueble objeto de litis, especialmente si la sentencia impugnada no le ha
producido agravio alguno al Estado dominicano. SCJ, 3.ª Sala, 4 de julio de
2012, núm. 31, B. J. 1220.

El propietario de una unidad de condominio tiene calidad e interés para


accionar sobre la ocupación de áreas comunes del condominio. SCJ, 3.ª Sala,
20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

Aunque es propio de la materia de tierras que los jueces ordenen por


sentencia la distribución en naturaleza de los inmuebles objeto del pleito
entre la parte gananciosa y su abogado, si este se beneficia de un contrato de
cuota litis, esto no implica que el abogado pueda ser considerado parte de la
litis, por lo que resulta inadmisible el recurso de casación interpuesto por la
parte perdidosa no contra la parte gananciosa, sino contra el abogado de esta.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
Mandato inexistente

Es inadmisible por falta de calidad e interés la demanda incoada por un


abogado que no ha recibido mandato previo del demandante a quien dice
representar. En la especie, el demandante declaró ante el tribunal, por
mediación de otros abogados, que ni conocía ni había otorgado mandato para
que se incoara la litis, respecto de la cual declaró asimismo no tener ningún
interés. SCJ, 3.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 22, B. J. 1146, pp. 1725-
1734.
Menores

La protutora de menores tiene calidad para demandar en devolución de las


sumas de dinero debidas a la madre fallecida de dichos menores, por tratarse
de un acto de simple administración para el cual está facultada en su
preindicada condición de protutora, conforme al artículo 420 del Código
Civil. Esto es así aunque en la demanda no figure como protutora de los
menores, siempre que en el expediente reposen otros documentos que avalen
dicha calidad. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 120, B. J. 1215.
Nadie puede litigar por procurador

En todos los actos del proceso debe figurar el nombre de la parte interesada,
aunque esta se halle representada por un mandatario ad litem. En nuestro
derecho actual tiene vigencia la máxima de que “nadie puede litigar por
procurador”. Nadie puede servirse de interpósitas personas para accionar en
justicia; las condiciones de calidad e interés son personales, ya que el interés
es la medida de la acción y esta realidad hace que cada acto procesal deba
indicar a requerimiento de quién se hace, independientemente de que la
procuración la tenga un abogado que actúa por su demandante, lo que
constituye una regla de procedimiento para la debida identificación de la
persona de las partes litigantes y su eventual responsabilidad. Los actos del
proceso incoados por un mandatario en violación de esta regla están
afectados de nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 4, B. J. 1218.

Los actos del proceso deben ser notificados a requerimiento o mandato de


una de las partes, condición que se infiere cuando se hace mención de quién o
quiénes figuran como tales en la sentencia que se notifica o en el cuerpo del
acto notificado. En la especie, aunque en el primer párrafo del acto de
notificación de la sentencia de deslinde solo figura el nombre del agrimensor
que practicó los trabajos de campo, del dispositivo de la sentencia transcrito
en el acto, así como del texto de la sentencia notificada, se podía inferir que
el agrimensor había actuado por mandato de una de las partes. SCJ, 3.ª Sala,
16 de mayo de 2012, núm. 31, B. J. 1218.
Persona fallecida

Una persona fallecida no puede ejercer una acción. Si el fallecimiento ocurre


después de haberse ejercido la acción, los herederos pueden continuar la
instancia. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239; 20 de
junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219; 23 de marzo de 2011, núm. 39, B. J.
1204; 3.ª Cám., 31 de octubre de 2002, núm. 30, B. J. 1091, pp. 1008-1015.

Una persona fallecida no puede figurar como parte demandante, demandada o


interviniente en un litigio. Para actuar en justicia es necesario que el
accionante esté dotado de personalidad jurídica, es decir, debe ser sujeto de
derechos y obligaciones. La personalidad de un ser humano se extingue con
su muerte. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239.

No incurre en nulidad el propietario que comienza el procedimiento de


desalojo contra su inquilino que ha fallecido si el primero no ha tenido la
oportunidad de enterarse de la muerte del segundo. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 1, B. J. 1104, pp. 37-42.
Personas morales

La falta de poder de una persona que figura en el proceso como representante


de una persona moral no constituye un medio de inadmisión, sino una nulidad
de fondo que afecta la validez del acto de procedimiento. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
septiembre de 2010, núm. 20, B. J. 1198.

Las personas morales pueden actuar válidamente por intermedio de un


abogado constituido, como ocurre en casación, al tenor del artículo 5 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación, el cual dispone que “en los asuntos
civiles y comerciales el recurso de casación se interpondrá con un memorial
suscrito por abogado”, sin necesidad de que en esos casos deban hacerlo
indefectiblemente por intermedio de un representante estatutario ni por
mediación de alguien que tenga poder especial para ello. SCJ, 1.ª Cám., 7 de
mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25; 31 de julio de 2002, núm. 16, B.
J. 1100, pp. 205-215; 6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-72.

Aunque las personas morales o jurídicas tienen, por lo menos en principio,


plausible capacidad de ejercicio, no es menos cierto que solo están facultadas
para obrar a través de personas físicas debidamente autorizadas por los
órganos investidos con las facultades atribuidas a esos fines por sus estatutos.
Ante la excepción de nulidad de la parte recurrida en casación, basada en la
ausencia de poder para actuar en casación imputada a la representante de la
compañía, la parte recurrente debe aportar los documentos pertinentes que
demuestren la regularidad del poder del presidente que supuestamente
representa a la recurrente. SCJ, 1.ª Sala, 25 de agosto de 2010, núm. 30, B. J.
1197.
Prueba

Le incumbe a la persona contra quien se invoca la falta de calidad de actuar


en justicia, suministrar la prueba de su calidad. SCJ, 3.ª Cám., 3 de agosto de
2005, núm. 6, B. J. 1137, pp. 1549-1563.
Responsabilidad civil

La conviviente marital o concubina de la víctima de un accidente tiene


derecho a reclamar una indemnización por el perjuicio económico y moral
que se le ha causado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 34, B. J.
1227; 1.ª Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140, pp. 122-
131.
Cuando se trata de una acción en responsabilidad civil derivada de una
relación contractual, se supone que las partes contratantes tienen
conocimiento de la calidad ostentada por cada una de ellas y cualquier
objeción debe hacerse al momento de establecer esas relaciones, no al
momento de cumplir con la obligación contraída; es decir, una parte, para
evadir sus obligaciones contractuales, no puede alegar la falta de calidad de
su contraparte si contrató con ella en esas mismas condiciones. SCJ, Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 3, B. J. 1168, pp. 45-52.

En materia de responsabilidad civil de la cosa inanimada, la calidad para


demandar resulta de haber experimentado un daño, puesto que de lo que se
trata es de una responsabilidad civil extracontractual y cuasidelictual. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J. 1228.
Sucesiones

Las sucesiones no son personas jurídicas pues no existe disposición legal que
les confiera esa condición. SCJ, 1.ª Cám., 16 de octubre de 2002, núm. 30, B.
J. 1103, pp. 238-243.

La cuestión relativa a las calidades de los herederos en una sucesión es un


asunto de interés privado. SCJ, 3.ª Cám., 6 de noviembre de 2002, núm. 6, B.
J. 1104, pp. 520-532.

Una sucesión innominada no puede recurrir en casación. Al no ser la sucesión


una persona física, ni moral, ni jurídica, no puede actuar en justicia. La falta
de indicación tanto en el recurso como en su notificación del nombre, la
profesión y el domicilio de cada uno de los componentes de la sucesión hace
inadmisible el recurso de casación. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm.
26, B. J. 1221; 4 de mayo de 2011, núm. 7, B. J. 1206.

Los miembros de una sucesión, que han podido figurar de una manera
innominada en el saneamiento catastral, deben, para recurrir en casación,
ajustarse al derecho común e indicar de una manera precisa el nombre, la
profesión y el domicilio de cada uno de ellos, a fin de que el recurrido pueda
verificar sus respectivas calidades. Al no ser una sucesión una persona, no
puede actuar en justicia. Los integrantes de una sucesión, sean ellos
recurrentes o recurridos, deben figurar nominativamente en la instancia de
casación, aun cuando hayan figurado ante el tribunal de tierras, incluidos en
una sucesión innominada, sobre todo si se trata de un asunto indivisible. SCJ,
3.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 3, B. J. 1216.

Es inadmisible el recurso de casación notificado a un sucesor, declarando que


este representa a los demás sucesores, sin señalar de manera expresa y
nominativamente los nombres de los demás herederos. Las sucesiones no
tienen personalidad jurídica y, en consecuencia, para ellas ejercer acciones
judiciales o para que válidamente estas puedan ejercerse contra ellas, es
preciso que en ambos casos se señalen los nombres y generales de ley de
cada uno de los miembros que las componen. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre
de 2011, núm. 26, B. J. 1212; 3.ª Cám., 19 de octubre de 2005, núm. 17, B. J.
1139, pp. 1585-1588.
Aunque la sucesión como tal no tiene personalidad jurídica, ante la
jurisdicción inmobiliaria, como excepción procesal, se ha establecido
jurisprudencialmente que la sucesión pueda accionar de manera innominada,
a diferencia de como ocurre en materia de casación. SCJ, 3.ª Sala, 15 de
agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.

La cuestión relativa a las calidades de los herederos en una sucesión es un


asunto de interés privado. SCJ, 3.ª Cám., 6 de noviembre de 2002, núm. 6, B.
J. 1104, pp. 520-532.
Venta

El esposo tiene calidad para pedir la nulidad de un contrato de venta en el que


su esposa figura como compradora, pero actuando por sí y en representación
de su esposo, sin poder expreso de este. Los efectos jurídicos producidos por
el vínculo obligacional que se formó entre las partes a raíz del contrato de
venta afectan directamente al esposo, ya que este figuró a través de su
representante (su esposa) como comprador. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de
2012, núm. 20, B. J. 1220.

El comprador de un vehículo que ha suscrito un contrato de compraventa


tiene calidad para accionar en justicia sobre los derechos que alega tener
sobre este, aun cuando no haya registrado dicho contrato en la Dirección
General de Impuestos Internos y no obstante que un segundo comprador haya
inscrito una oposición a traspaso de la matrícula. El contrato de compraventa
constituye un título válido que le otorga calidad de comprador. SCJ, 1.ª Cám.,
3 de junio de 2009, núm. 9, B. J. 1183.
CALIFICACIÓN DE LA ACCIÓN EN JUSTICIA

V. acción.
CÁMARAS DE COMERCIO Y PRODUCCIÓN

Las cámaras de comercio y producción están sujetas a la Ley 200-04, General


de Libre Acceso a la Información Pública, la cual no solo se aplica a las
entidades gubernamentales que reciben fondos públicos, sino también a las
entidades privadas que ejerzan funciones públicas o que puedan ser
beneficiarias de subvenciones suministradas por el Estado dominicano.
TC/0291/14, 17 de diciembre de 2014.
CAPACIDAD

V. también acción, calidad, interés, menores.


Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET)

La AMET carece de personalidad jurídica para ser demandada, puesto que es


una dependencia de la Policía Nacional, la cual, a su vez, es una dependencia
del Ministerio de Interior y Policía. SCJ, 1.ª Sala, 17 de noviembre de 2010,
núm. 28, B. J. 1200.
Concepto

La capacidad es la aptitud personal del solicitante para actuar. SCJ, 1.ª Cám.,
27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1182.

Para actuar en justicia es necesario estar dotado de capacidad procesal, que es


la aptitud jurídica que debe tener toda persona para ser parte de un proceso
como demandante, demandado o interviniente. Solo tienen capacidad
procesal las personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, salvo las
restricciones y excepciones establecidas por la ley. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 30, B. J. 1220; 30 de mayo de 2012, núm. 65, B. J. 1218; 17 de
noviembre de 2010, núm. 28, B. J. 1200; 1.ª Cám., 16 de octubre de 2002,
núm. 30, B. J. 1103, pp. 238-243.

El demandante en toda acción en justicia debe reunir las condiciones de


capacidad, calidad e interés. La capacidad es la aptitud personal para actuar.
SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 77, B. J. 1223.
Mayores de edad

El hecho de que una persona mayor padezca de una hepatopatía crónica, dote
delirante, no implica que no tenga capacidad para vender, puesto que no se ha
probado que este tipo de enfermedad haya afectado su capacidad de
disposición, además de que, al formalizar la venta, dicha persona no estaba
sujeta a interdicción, por lo que nada le impedía vender su propiedad. SCJ,
1.ª Cám., 7 de marzo de 2001, núm. 11, B. J. 1081, pp. 74-79.
Nombres comerciales

Los nombres comerciales no son personas jurídicas. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 30, B. J. 1220.

Aunque las denominaciones comerciales están desprovistas de personalidad y


existencia jurídica, lo que en principio les impide actuar en justicia, esta
incapacidad no puede ser utilizada por una entidad como pretexto para
sustraerse al cumplimiento de las obligaciones que ha asumido de hecho y
eludir una eventual condenación judicial, por lo que, aun cuando una
denominación comercial no tenga capacidad activa, sí debe reconocérsele
capacidad pasiva para ser válidamente demandada en justicia. SCJ, 1.ª Sala,
30 de mayo de 2012, núm. 65, B. J. 1218.
Persona fallecida

Una persona fallecida no puede ejercer una acción o un recurso. Solo cuando
el fallecimiento ocurre después de haberse ejercido la acción o el recurso
puede la instancia ser continuada por sus herederos. El recurso interpuesto
por una persona fallecida es inexistente y no puede ser renovado o
continuado por sus herederos. Estos deberán interponer el recurso en su
calidad de herederos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219;
23 de marzo de 2011, núm. 39. B. J. 1204.

Una persona fallecida no puede figurar como parte demandante, demandada o


interviniente en un litigio. Para actuar en justicia es necesario que el
accionante esté dotado de personalidad jurídica, es decir, debe ser sujeto de
derechos y obligaciones; la personalidad de un ser humano se extingue con su
muerte. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239.
Sociedades

Para probar su capacidad para actuar en justicia, una sociedad debe depositar
en el tribunal los documentos exigidos por la ley para su constitución. SCJ,
1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 10, B. J. 1189.

Es válido el contrato entre dos sociedades suscrito por una sola persona física
que ostenta la calidad de representante de ambas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de abril
de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.
Sucesiones

Las sucesiones no son personas jurídicas pues no existe disposición legal que
les confiera esa condición. SCJ, 1.ª Cám., 16 de octubre de 2002, núm. 30, B.
J. 1103, pp. 238-243.
CARGA DE LA PRUEBA

V. prueba.
CARTA CONSTANCIA

V. también desalojo.

El hecho de que los derechos de propiedad se encuentren amparados en una


constancia anotada, y no en un certificado de título, no le resta valor a dichos
derechos. La carta constancia acredita un derecho de propiedad, máxime
frente a unos demandantes que no demuestran tener derechos registrados ni
por registrar dentro de la parcela en cuestión. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de
2013, núm. 28, B. J. 1227.

El propietario de una constancia anotada está amparado, en principio, por un


documento oficial emitido por el registro de títulos que sustenta los derechos
de una o más personas sobre una porción de parcela que no posee una
designación catastral propia ni un plano individual aprobado y registrado en
la Dirección de Mensuras Catastrales. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre de
2013, núm. 45, B. J. 1234.

La preferencia del certificado de título frente a la carta constancia no viola el


derecho de propiedad del titular de la carta constancia, pues tal diferenciación
entre los efectos de ambos instrumentos de publicidad inmobiliaria respecto a
la acreditación de la existencia de un derecho real y la titularidad sobre este
ha sido establecida en función de la potestad de configuración legal que tiene
el legislador en materia de derecho de propiedad, tal como es señalado en el
artículo 51.2 de la Constitución. TC/00332/14, 22 de diciembre de 2014.

De acuerdo con el artículo 47, párrafo I, de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, no procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una constancia anotada. Lo que procede es que se
delimiten los respectivos derechos de las partes mediante el procedimiento
correspondiente de deslinde. SCJ, 3.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 40, B.
J. 1207.

La disposición del párrafo I del artículo 47 de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, que prohíbe el desalojo de un copropietario por otro, no impide
que se ordene el desalojo si se demuestra que el copropietario ocupa una
porción con una extensión mayor de la que tiene registrada en su constancia
anotada o si se comprueba que ocupa una porción distinta a la descrita en el
acto por el cual adquirió sus derechos en la parcela. SCJ, 3.ª Sala, 30 de
enero de 2013, núm. 39, B. J. 1226.

Si se comprueba que un copropietario se ha introducido en los terrenos de


otro copropietario, este puede solicitar el desalojo del primero, pese a lo que
establece el artículo 47 párrafo I de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,
puesto que su posesión se encuentra amparada en una carta constancia
anotada en un certificado de título y tiene, en consecuencia, como lo
establece la misma ley, los mismos derechos que se derivan de un certificado
de título. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 2, B. J. 1205.

La restricción contenida en el párrafo I del artículo 47 de la Ley 108-05,


según la cual no procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una constancia anotada, es aplicable exclusivamente
para el proceso de desalojo administrativo ante el Abogado del Estado y no se
impone a los tribunales de tierras, que pueden ordenar el desalojo de uno de
los titulares de una carta constancia si comprueban que este ocupa
materialmente terrenos que no le corresponden. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de
2013, núm. 53, B. J. 1228.

La disposición del artículo 47 de la Ley 108-05 que establece que no procede


el desalojo de un copropietario del mismo inmueble contra otro en virtud de
una constancia anotada se aplica en sede administrativa, pero no ante los
jueces en materia de tierras, quienes pueden determinar, luego de la
instrucción de la causa, cuál de los copropietarios detenta la porción
incorrecta y ordenar su desalojo. SCJ, 3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm.
31, B. J. 1223.

El artículo 24 del Reglamento para el Control y Reducción de Constancias


Anotadas, modificado por la Resolución 1737 de fecha 12 de julio de 2007,
establece que las decisiones de los tribunales que resuelvan sobre la partición
de inmuebles registrados no podrán contener ninguna asignación individual
de terrenos que no estén descritas en un plano individual aprobado en la
Dirección Regional de Mensuras Catastrales territorialmente competente.
SCJ, 3.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 83, B. J. 1239.
CASACIÓN

V. también recursos, Suprema Corte de Justicia.


Audiencia

La celebración de la audiencia en materia de casación civil y comercial


constituye una simple formalidad en la cual las partes asisten debidamente
representadas por sus abogados constituidos a leer las conclusiones
contenidas en sus memoriales. En la audiencia en casación las partes no
pueden plantear ninguna conclusión o pedimento que no esté contenido en
sus memoriales, como tampoco podrán plantearlo mediante escritos
posteriores. Si ninguna de las partes asiste a la audiencia, no habrá lugar a la
cancelación del rol, sino que esta se celebrará sin las partes y producirá todos
sus efectos, particularmente, el de poner el asunto en estado de recibir fallo.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 30, B. J. 1239.
Autoridad de cosa juzgada

Cualquiera que sea la generalidad de los términos en que se pronuncia la


casación, todas las partes de la decisión que no hayan sido atacadas por el
recurso subsisten, en principio, con autoridad de la cosa juzgada. SCJ, Salas
Reunidas, 27 de noviembre de 2013, núm. 7, B. J. 1236.
Caducidad
Según el artículo 7 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, habrá
caducidad del recurso si el recurrente no emplaza al recurrido en el plazo de
treinta días a contar de la fecha del auto del presidente que autoriza el
emplazamiento. La caducidad será pronunciada a pedimento de parte
interesada o de oficio. SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 21, B. J. 1229.
Calidad

Según el artículo 4 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, pueden


recurrir en casación las partes interesadas que hayan figurado en el juicio que
culminó con la sentencia impugnada y el Ministerio Público ante el tribunal
que dictó la sentencia, en los asuntos en los cuales intervenga como parte.
SCJ, 3.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 81, B. J. 1239.

Para recurrir en casación no basta con alegar o probar que en la sentencia


recurrida se ha incurrido en una violación a la ley si el recurrente no figuró en
el juicio que culminó con la sentencia impugnada, puesto que carece de
interés y calidad. El interés del recurrente se mide por las conclusiones
formuladas por él ante los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de
2009, núm. 32, B. J. 1182.

Para poder recurrir en casación es necesario haber participado en el


procedimiento seguido en las jurisdicciones inferiores. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1182; 15 de abril de 2009, núm. 2, B. J. 1181;
25 de marzo de 2009, núm. 63, B. J. 1180.

Es inadmisible el recurso de casación interpuesto por una persona que no fue


parte del juicio que culminó con la sentencia impugnada. La ley otorga a
favor de aquellos que no han sido parte en una instancia el recurso de
tercería. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 18, B. J. 1220; 3.ª Cám., 29
de agosto de 2001, núm. 24, B. J. 1089, pp. 867-874.

No tiene calidad para recurrir en casación quien ha desistido del recurso de


apelación que culminó con la sentencia impugnada en casación. SCJ, 1.ª Sala,
7 de agosto de 2013, núm. 1, B. J. 1233.

El Abogado del Estado no tiene calidad para recurrir en casación una


sentencia del tribunal superior de tierras sin haber figurado como parte en el
proceso o haber concurrido a juicio o tener algún interés o vínculo con el
inmueble objeto de litis, especialmente si la sentencia impugnada no le ha
producido agravio alguno al Estado dominicano. SCJ, 3.ª Sala, 4 de julio de
2012, núm. 31, B. J. 1220.
Una parte que ha sido demandada bajo su nombre comercial puede recurrir
válidamente en casación bajo el nombre de la sociedad propietaria de dicho
nombre comercial. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168,
pp. 194-203.

El banco que absorbe a otro por fusión tiene calidad para recurrir en casación
la sentencia dictada en perjuicio del banco absorbido. SCJ, 1.ª Sala, 17 de
febrero de 2010, núm. 26, B. J. 1191.

La parte que ha reconocido la calidad de su contraparte ante los jueces de


fondo no puede contestarla en casación. SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009,
núm. 31, B. J. 1184.

Aunque es propio de la materia de tierras que los jueces ordenen por


sentencia la distribución en naturaleza de los inmuebles objeto del pleito
entre la parte gananciosa y su abogado, si este se beneficia de un contrato de
cuota litis, esto no implica que el abogado pueda ser considerado parte de la
litis, por lo que resulta inadmisible el recurso de casación interpuesto por la
parte perdidosa no contra la parte gananciosa, sino contra el abogado de esta.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
Capacidad

Para recurrir en casación es necesario estar dotado de capacidad procesal, que


es la aptitud jurídica que debe tener toda persona para ser parte de un proceso
como demandante, demandado o interviniente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de octubre
de 2002, núm. 30, B. J. 1103, pp. 238-243.

Es inadmisible el recurso de casación incoado a nombre de una persona


fallecida. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219; 25 de
enero de 2012, núm. 66, B. J. 1214; 3.ª Sala, 19 de octubre de 2011, núm. 38,
B. J. 1211.

Es inadmisible el recurso de casación interpuesto por el tutor de un menor


que ha sido designado irregularmente. SCJ, 1.ª Cám., 31 de marzo de 2004,
núm. 17, B. J. 1120, pp. 201-207.
Casación incidental

Es válido el recurso incidental en casación aunque no esté previsto en la Ley


sobre Procedimiento de Casación. La casación incidental no está sujeta a las
formas y plazos reservados para el recurso principal. El requisito esencial
para su validez es que sea interpuesto mediante memorial depositado en
secretaría que contenga los agravios del recurrido. SCJ, Cámaras Reunidas,
16 de enero de 2002, núm. 3, B. J. 1094, pp. 18-30; 1.ª Sala, 2 de mayo de
2012, núm. 11, B. J. 1218; 1.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 14, B. J.
1113, pp. 151-146; 3.ª Cám., 14 de enero de 2004, núm. 42, B. J. 1118, pp.
725-736.

El recurso incidental puede ser interpuesto por el recurrido en su memorial de


defensa sin tener que observar las formas y los plazos reservados para el
recurso principal. SCJ, 3.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 7, B. J. 1175,
pp. 1219-1232.

Es inadmisible el recurso incidental interpuesto en el memorial de defensa si


el recurso principal resulta inadmisible. El recurrido no puede prevalerse de
un recurso principal irregular e ineficaz en la forma para atacar una sentencia
que no ha impugnado por la vía principal. SCJ, 3.ª Cám., 1 de octubre de
2008, núm. 7, B. J. 1175, pp. 1219-1232.

El recurso incidental en casación debe, a pena de inadmisibilidad, plantear y


desarrollar los medios en que se funda. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012,
núm. 27, B. J. 1220.
Casación parcial

Cuando se produce la casación parcial de una sentencia, la jurisdicción de


envío debe limitarse a juzgar los puntos de la sentencia que han sido anulados
y abstenerse de examinar las cuestiones que han sido aprobadas por la
Suprema Corte de Justicia. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de agosto de 2006,
núm. 19, B. J. 1149, pp. 146-156.

Cuando se produce la casación parcial de una sentencia, la jurisdicción de


envío debe limitarse a juzgar los puntos de ese fallo que hayan sino anulados,
sin hacer un examen general de la causa, cuyas cuestiones hayan merecido la
censura y decisión de la Suprema Corte de Justicia, ya que en ese caso se
violarían las reglas que gobiernan la atribución de competencia de la
jurisdicción de envío y, en particular, la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada en cuanto a los puntos no casados. En la especie, la
corte de envío, estando solo apoderada del análisis y ponderación del monto
de una condenación, se pronunció sobre la existencia del crédito,
declarándolo improbado, pese a que ese aspecto había quedado
definitivamente juzgado. SCJ, Cámaras Reunidas, 25 de junio de 2008, núm.
6, B. J. 1171.
Casación sin envío

De acuerdo al artículo 20 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, cuando


no quede cosa alguna por juzgar, la casación podrá ser sin envío. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de julio de 2013, núm. 75, B. J. 1232.
La Suprema Corte de Justicia casa por vía de supresión y sin envío, por no
quedar nada por juzgar, una sentencia de la corte de apelación que estatuyó
solo declarando nulos dos actos de alguacil relativos a la notificación de una
sentencia de primer grado. La Suprema Corte de Justicia considera que los
actos de alguacil fueron correctamente notificados y casa la sentencia sin
envío. Cuando el apelante fija audiencia para la apelación de la sentencia de
primer grado, la corte de apelación apoderada declara mal perseguida la
audiencia alegando que la Suprema Corte de Justicia había estatuido y que no
que quedaba nada por juzgar. La Suprema Corte de Justicia casa esta última
sentencia de la corte porque la sentencia de casación sin envío solo abarca la
cuestión relativa a la validez de los actos de alguacil, los cuales, al haberse
encontrado correctos, recobraban todos sus efectos y validez jurídica, por lo
que procedía el conocimiento del fondo del recurso de apelación. SCJ, Salas
Reunidas, 31 de agosto de 2011, núm. 11, B. J. 1209.
Complemento de recurso

El recurrente puede, luego de interponer su recurso de casación, depositar un


complemento de dicho recurso, con el mismo dispositivo y los mismos
medios, aunque con desarrollo distinto en cuanto a los medios. Dicho
complemento no puede interpretarse como un recurso nuevo. SCJ, 3.ª Sala,
13 de junio de 2012, núm. 34, B. J. 1219.
Contradicción de motivos

Para que el vicio de contradicción de motivos quede caracterizado es


necesario que exista una verdadera y real incompatibilidad entre las
motivaciones alegadamente contradictorias, fueran estas de hecho o de
derecho, o entre estas y el dispositivo u otras disposiciones de la sentencia; y,
además, que la contradicción sea de tal naturaleza que no permita a la
Suprema Corte de Justicia suplir esa motivación con otros argumentos,
tomando como base las comprobaciones de hecho que figuran en la sentencia
impugnada, de forma tal que se aniquilen entre sí y se produzca una carencia
de motivos. SCJ, Salas Reunidas, 28 de noviembre de 2012, núm. 7, B. J.
1224; 24 de octubre de 2012, núm. 3, B. J. 1223; Cámaras Reunidas, 19 de
agosto de 2009, núm. 5, B. J. 1185; 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 67,
B. J. 1216; 21 de diciembre de 2011, núm. 46, B. J. 1213; 1.ª Cám., 12 de
agosto de 2009, núm. 26, B. J. 1185; 8 de marzo de 2007, núm. 15, B. J.
1156; 8 de noviembre de 2006, núm. 8, B. J. 1152, pp. 167-174; 8 de junio de
2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 23-43; 19 de enero de 2005, núm. 4, B. J. 1130,
pp. 73-80; 5 de mayo de 2004, núm. 4, B. J. 1122, pp. 92-99; 29 de enero de
2003, núm. 12, B. J. 1106, pp. 92-100; 2 de octubre de 2002, núm. 11, B. J.
1103, pp. 115-122; 21 de noviembre de 2001, núm. 4, B. J. 1092, pp. 102-
109.

Para que exista el vicio de contradicción de motivos es necesario que


aparezca una verdadera y real incompatibilidad entre las motivaciones de
hecho o de derecho, o entre estas y el dispositivo y otras disposiciones de la
sentencia atacada, y que esa contradicción sea de tal naturaleza que no
permita a la Suprema Corte de Justicia, actuando como corte de casación,
ejercer su control. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 54, B. J. 1232.

Para que una sentencia pueda ser anulada por contradicción de motivos es
indispensable que contenga motivos contradictorios entre sí, los cuales al
anularse recíprocamente, la dejan sin motivación suficiente, o que exista entre
sus motivos y el dispositivo una contradicción que los haga inconciliables y
que no permitan a la Suprema Corte de Justicia, en funciones de corte de
casación, suplir esa motivación con otros argumentos, tomando como base
las comprobaciones de hechos que figuran en la sentencia impugnada. SCJ,
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 47, B. J. 1215; 1.ª Cám., 21 de
noviembre de 2001, núm. 4, B. J. 1092, pp. 102-109.

Para que se configure la contradicción de motivos es necesario que las


afirmaciones que se pretendan contradictorias sean de forma tal que la
existencia de una excluya o aniquile la posibilidad o existencia de la otra.
SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 7, B. J. 1170, pp. 70-81.

La contradicción de motivos puede existir tanto entre los razonamientos


justificativos de la decisión como entre estos y el dispositivo de dicho acto
jurisdiccional. Para que se justifique la casación por incurrirse en el vicio de
contradicción de motivos es necesario que la motivación haga inconciliables
los fundamentos en que descansa la decisión adoptada por el juez. SCJ, 1.ª
Sala, 13 de junio de 2012, núm. 36, B. J. 1219.

Cuando los jueces descartan de un expediente documentos por haber sido


depositados extemporáneamente, estos no pueden ser analizados ni
ponderados en las motivaciones y deducciones que haga el tribunal al emitir
su decisión, puesto que, de así hacerlo, estaría incurriendo en el vicio de
contradicción de motivos. SCJ, 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm. 4, B. J.
1137, pp. 161-166; 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 54, B. J. 1217.

Hay contradicción de motivos cuando en una sentencia se rechaza una


demanda principal en cobro de pesos y, a la vez, se acoge una demanda
reconvencional declarando que la condenación resultante se compensará con
las sumas demandadas en cobro de pesos. SCJ, 1.ª Cám., 12 de febrero de
2006, núm. 12, B. J. 1144, pp. 113-119.
Hay contradicción de motivos cuando el tribunal declara la nulidad de la
sentencia apelada y, al mismo tiempo, declara que no está regularmente
apoderada, pues, al declarar la nulidad de la sentencia apelada, ha reconocido
la validez de su apoderamiento. SCJ, 1.ª Cám., 28 de marzo de 2007, núm.
15, B. J. 1156, pp. 244-250.

Hay contradicción de motivos cuando el tribunal declara la nulidad del acto


introductivo de instancia y decide sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 8
de noviembre de 2006, núm. 8, B. J. 1152, pp. 167-174.

Incurre en el vicio de contradicción de motivos la corte que fundamenta su


decisión tanto en la responsabilidad contractual como en la responsabilidad
extracontractual, expresando que ha operado una rescisión unilateral del
contrato, lo que le permite fundar al demandante fundar su acción en los
artículos 1382, y 1383 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 15 de octubre de
2008, núm. 39, B. J. 1187, pp. 381-387.

Hay evidente incompatibilidad entre los motivos y entre los motivos y el


dispositivo de la sentencia cuando el juez razona que procede revocar la
sentencia apelada, pero luego considera inadmisible el recurso y confirma la
sentencia en el dispositivo. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 57, B. J.
1215.

No hay contradicción de motivos cuando el tribunal revoca la sentencia


apelada y, como consecuencia del efecto devolutivo de la apelación, declara
inadmisible la demanda introductiva. SCJ, 1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, B.
J. 1103, pp. 151-157.

No hay contradicción de motivos cuando, ante la incomparecencia da la parte


intimada en apelación, la corte pronuncia el defecto contra ella, en virtud del
artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, y luego declara inadmisible
el recurso de apelación por irregularidades en el acto de su notificación. SCJ,
1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 32, B. J. 1235.

El hecho de que en una parte de la sentencia se exprese que se rechaza el


recurso de apelación, mientras que en otra se diga que se rechaza
“parcialmente”, es un error puramente material que no constituye
contradicción de motivos si, como ocurrió en la especie, resulta evidente que
todas las consideraciones dadas por el tribunal son tendentes a rechazar en su
totalidad el recurso de apelación interpuesto por el recurrente. SCJ, 3.ª Sala,
13 de junio de 2012, núm. 19, B. J. 1219.

No hay contradicción de motivos, sino un simple error o lapsus, cuando el


tribunal de envío rechaza en su dispositivo una demanda reconvencional de la
cual no ha sido apoderada, pero en su motivación hace constar claramente
que solo conoce del asunto en lo que respecta a la fijación de una
indemnización, sin desbordar los límites de su apoderamiento. SCJ, Salas
Reunidas, 5 de junio de 2013, núm. 2, B. J. 1231.
En principio, no puede existir contradicción entre los motivos de dos
sentencias distintas ni entre los motivos de una de ellas y el dispositivo de la
otra. SCJ, 3.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 22, B. J. 1147, pp. 1654-1690.
Contradicción de sentencias

Según el artículo 504 del Código de Procedimiento Civil, la contradicción de


sentencias, que es motivo de casación, debe verificarse entre sentencias
pronunciadas en última instancia por distintos tribunales o juzgados, entre las
mismas partes y sobre los mismos medios. SCJ, Salas Reunidas, 12 de
diciembre de 2012, núm. 2, B. J. 1225.

La aplicación del artículo 504 del Código de Procedimiento Civil como


causal de casación está sujeta a la concurrencia de las siguientes condiciones:
a) que las decisiones sean dictadas en última instancia por jurisdicciones
distintas; b) que sean contradictorias entre sí; c) que se hayan pronunciado en
violación a la cosa juzgada en los términos establecidos por el artículo 1351
del Código Civil, es decir que sean dictadas entre las mismas partes y sobre
los mismos medios; d) que la contradicción de fallos sea real, o sea, que estos
sean inejecutables simultáneamente e inconciliables entre sí. La contradicción
debe existir entre los dispositivos de las decisiones y no entre el dispositivo
de una y los motivos de la otra, o entre los motivos de ambas. SCJ, 1.ª Sala,
26 de marzo de 2014, núm. 76, B. J. 1240; 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009,
núm. 43, B. J. 1182, pp. 384-396; 31 de octubre de 2001, núm. 15, B. J. 1091,
pp. 230-237.

No puede haber contradicción de sentencias entre la ordenanza de


referimiento dictada por el juez presidente de la corte de apelación sobre un
pedimento de suspensión de ejecución y la sentencia dictada por el pleno de
la corte sobre el fondo del asunto. La ordenanza de referimiento es una
medida de carácter puramente provisional que no puede tener incidencia o
influencia alguna sobre la decisión de los jueces apoderados del recurso de
apelación contra la sentencia objeto de la demanda en suspensión de
ejecución. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-
171.
Costas

No procede que se ordene la distracción de las costas en casación si el


abogado de la parte gananciosa no ha asistido a la audiencia celebrada en la
Suprema Corte de Justicia. SCJ, 1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 22, B. J.
1184; 7 de marzo de 2007, núm. 2, B. J. 1156, pp. 149-154; 15 de febrero de
2006, núm. 19, B. J. 1144, pp. 162-166.

La distracción de las costas solo procede cuando la parte que ha obtenido


ganancia de causa así lo haya solicitado. La distracción no puede ser
impuesta de oficio por el tribunal, ya que constituye un asunto de puro interés
privado entre las partes. SCJ, 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 17, B. J.
1187; 14 de marzo de 2007, núm. 8, B. J. 1156, pp. 199-204; 7 de marzo de
2007, núm. 6, B. J. 1156, pp. 183-193; 3.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm.
5, B. J. 1103, pp. 823-828.

Las decisiones que intervienen sobre la impugnación de estados de costas no


son susceptibles de ser recurridas en casación. SCJ, Salas Reunidas, 9 de
enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226; 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 31,
B. J. 1238; 20 de febrero de 2013, números 30 y 33, B. J. 1227; 19 de
diciembre de 2012, núm. 8, B. J. 1225; 8 de agosto de 2012, núm. 33, B. J.
1221; 30 de mayo de 2012, núm. 87, B. J. 1218; 3.ª Sala, 12 de junio de
2013, núm. 30, B. J. 1231. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de
2011, núm. 1, B. J. 1205; 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 11, B. J. 1144,
pp. 129-135; 5 de noviembre de 2003, núm. 5, B. J. 1116, pp. 69-76; 3 de
octubre de 2001, núm. 2, B. J. 1091, pp. 146-151 (v. párrafo siguiente).

Es recurrible en casación la decisión de la Corte que aprueba un estado de


costas y honorarios, no obstante disponer el artículo 11 de la Ley 302 de 1964
que dicha decisión “no será susceptible de ningún recurso ordinario ni
extraordinario”. El recurso de casación está siempre abierto por causa de
violación a la ley contra toda decisión judicial rendida en última o única
instancia, no solo en virtud del artículo 67, inciso 2, de la Constitución, sino
también porque con el ejercicio del recurso se alcanza fines tan sustanciales
como el control jurídico de la vida del Estado, mediante la conservación del
respeto a la ley, la permanencia de la unidad de la jurisprudencia, así como
una garantía fundamental para el justiciable. SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de
2011, núm. 1, B. J. 1205; 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 11, B. J. 1144,
pp. 129-135; 5 de noviembre de 2003, núm. 5, B. J. 1116, pp. 69-76; 3 de
octubre de 2001, núm. 2, B. J. 1091, pp. 146-151

Según el artículo 65.3 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, procede la


compensación de las costas en casación cuando la casación se debe a una
violación de las reglas procesales cuyo cumplimiento esté a cargo de los
jueces. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 18, B. J. 1179.
Decisiones recurribles en casación

Según el artículo 1 de la Ley 3726 sobre Procedimiento de Casación, solo


pueden ser objeto de casación los fallos dictados en última o única instancia
pronunciados por los tribunales del orden judicial. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril
de 2013, núm. 36, B. J. 1229; 6 de marzo de 2013, núm. 16, B. J. 1228.

El recurso de casación es siempre admisible a menos que una ley especial


disponga de manera expresa lo contrario. SCJ, 1.ª Cám., 25 de junio de 2008,
núm. 12, B. J. 1171, pp. 279-286.

Aunque un texto legal declare inadmisible un recurso de casación, este debe


admitirse si se comprueba que la sentencia impugnada ha incurrido en
violaciones constitucionales, a fin de permitir a la Suprema Corte de Justicia
preservar la supremacía de la Constitución, así como su preeminencia sobre
cualquier disposición del derecho común que limite el derecho a recurrir, lo
que, en definitiva, garantiza la tutela judicial efectiva y el fortalecimiento del
Estado constitucional y de derecho que sostiene nuestro ordenamiento
jurídico. SCJ, 3.ª Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 23, B. J. 1204.

Son recurribles en casación las sentencias interlocutorias. SCJ, 1.ª Cám., 5 de


noviembre de 2003, núm. 1, B. J. 1116, pp. 39-45; 24 de abril de 2002, núm.
24, B. J. 1097, pp. 281-288.

Las sentencias que ordenan una provisión ad litem o alimentaria, al igual que
las ordenanzas en referimiento, son susceptibles de los recursos establecidos
por la ley. Esas decisiones no son ni preparatorias ni interlocutorias; tienen un
carácter provisional sui generis. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 24,
B. J. 1152, pp. 257-265.

Es recurrible en casación la decisión que rechaza una puja ulterior en el


procedimiento de embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012,
núm. 44, B. J. 1220; 1.ª Cám., 9 de marzo de 2005, núm. 6, B. J. 1132, pp.
229-234.

La sentencia dictada con ocasión de un recurso de revisión de error material


es susceptible de ser recurrida en casación, ya que fue emitida de manera
contradictoria por el Tribunal Superior de Tierras del Departamento Central y
constituyó una decisión en única y última instancia. SCJ, 3.ª Sala, 9 de
octubre de 2013, núm. 28, B. J. 1235.

Se puede recurrir en casación una sentencia susceptible del recurso de


oposición a condición de que el plazo de quince días para recurrir en casación
haya vencido, conforme al artículo 5 de la Ley 3726 de 1953 sobre
Procedimiento de Casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 83, B.
J. 1228.

Es recurrible en casación la sentencia que emite el tribunal de segundo grado


como consecuencia de una solicitud de perención de instancia. SCJ, 1.ª Sala,
10 de abril de 2013, núm. 31, B. J. 1229; 7 de diciembre de 2011, núm. 14,
B. J. 1213.

El hecho de que el recurrente haya hecho defecto en la instancia que culminó


con la sentencia impugnada no le impide que pueda ejercer contra ella el
recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.

El hecho de que una sentencia haya sido ejecutada no impide que se pueda
ejercer contra ella el recurso de casación. Lo único que se requiere para el
ejercicio de este recurso es que se haya sido parte en la sentencia impugnada
y que se tenga el interés en perseguir su anulación total o parcial. SCJ, 1.ª
Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.

Es recurrible en casación la sentencia que ha sido ejecutada por la parte


perdidosa. En la especie, esta dio cumplimiento voluntariamente a la
sentencia recurrida, en la cual la jurisdicción civil se había declarado
incompetente y declinado el asunto a la jurisdicción inmobiliaria, apoderando
esta última jurisdicción. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm. 22, B. J.
1184.

Es recurrible en casación la sentencia del tribunal superior de tierras dictada


en virtud de un recurso jurisdiccional, pese a que se trata de un recurso
extraordinario exclusivo de la jurisdicción inmobiliaria que convierte en
definitiva la actuación administrativa y no obstante que la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario no establece el recurso de manera expresa. La decisión
del tribunal superior de tierras es una verdadera sentencia dictada en última
instancia, revestida del carácter jurisdiccional, que emana de un tribunal del
orden judicial. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 4, B. J. 1231.

Es recurrible en casación la sentencia que decide sobre la solicitud de


restitución de un menor. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23, B. J.
1239.
Decisiones no recurribles en casación

No son recurribles en casación las sentencias apelables. SCJ, Cámaras


Reunidas, 26 de agosto de 2009, núm. 6, B. J. 1185; 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 32, B. J. 1240; 17 de julio de 2013, núm. 74, B. J. 1232; 6 de
marzo de 2013, núm. 16, B. J. 1228; 12 de diciembre de 2012, núm. 19, B. J.
1225; 1 de febrero de 2012, núm. 28, B. J. 1215; 1.ª Cám., 27 de mayo de
2009, núm. 59, B. J. 1182; 17 de diciembre de 2008, núm. 34, B. J. 1177, pp.
371-375; 11 de julio de 2007, núm. 5, B. J. 1160, pp. 108-112; 13 de abril de
2005, núm. 8, B. J. 1133, pp. 117-121; 9 de marzo de 2005, núm. 6, B. J.
1132, pp. 229-234; 28 de enero de 2004, núm. 13, B. J. 1118, pp. 116-119;
30 de octubre de 2002, núm. 40, B. J. 1103, pp. 297-300; 7 de febrero de
2001, núm. 7, B. J. 1083, pp. 77-81.

Es inadmisible el recurso de casación contra la sentencia en última instancia


que es susceptible del recurso de oposición. SCJ, 1.ª Cám., 13 de mayo de
2009, núm. 26, B. J. 1182; 12 de noviembre de 2008, núm. 21, B. J. 1176, pp.
227-233; 9 de octubre de 2002, núm. 26, B. J. 1103, pp. 212-221.

No son recurribles en casación las decisiones de carácter puramente


administrativa, tales como los autos o resoluciones emitidas sobre instancia o
a requerimiento de una parte. SCJ, 1.ª Sala, 25 de septiembre de 2013, núm.
128, B. J. 1234; 29 de febrero de 2012, núm. 201, B. J. 1215; 1.ª Cám., 7 de
junio de 2006, núm. 4, B. J. 1147, pp. 85-96.

Un auto de fijación de una audiencia no es susceptible de ser recurrido en


casación. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 201, B. J. 1215.

Un auto de fijación de audiencia para el conocimiento de la venta por puja


ulterior de un inmueble objeto del procedimiento de embargo inmobiliario no
es susceptible de ser recurrido en casación. SCJ, 1.ª Sala, 25 de septiembre
de 2013, núm. 128, B. J. 1234.

Las decisiones que intervienen sobre la impugnación de estados de costas no


son susceptibles de ser recurridas en casación. SCJ, Salas Reunidas, 9 de
enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226; 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 31,
B. J. 1238; 20 de febrero de 2013, números 30 y 33, B. J. 1227; 19 de
diciembre de 2012, núm. 8, B. J. 1225; 8 de agosto de 2012, núm. 33, B. J.
1221; 30 de mayo de 2012, núm. 87, B. J. 1218; 3.ª Sala, 12 de junio de
2013, núm. 30, B. J. 1231.

No es recurrible en casación el auto que ordena la homologación de un


contrato de cuota litis. SCJ, 1.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 13, B. J.
1152, pp. 190-198.

No son recurribles en casación las sentencias de adjudicación que no dirimen


ningún incidente. SCJ, 1.ª Sala, 13 de enero de 2010, núm. 2, B. J. 1190; 1.ª
Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 14, pp. 281-285; 2 de octubre de 2002,
núm. 8, pp. 97-103.

Las decisiones de la Comisión de Apelación sobre Alquileres de Casas y


Desahucios no son susceptibles de ser impugnadas en casación. Dicha
comisión no forma parte del orden judicial. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de
2013, núm. 42, B. J. 1228; 1.ª Cám., 18 de marzo de 2009, núm. 36, pp. 410-
414; 16 de marzo de 2005, núm. 11, pp. 261-267; 15 de enero de 2003, B. J.
1106, pp. 58-62.

Las decisiones del tribunal superior de tierras que corrigen un error material
son de naturaleza administrativa y, por tanto, no susceptibles de casación.
SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 30, B. J. 1240.

Es inadmisible el recurso de casación contra una ordenanza, de naturaleza


estrictamente administrativa, que se limita a designar de oficio un
administrador judicial porque las partes en litigio no lograron acordar quien
asumiría dicha función y la sentencia que ordenó el secuestro estipulaba que
el tribunal lo designaría de oficio en caso de falta de acuerdo. SCJ, 1.ª Sala,
14 de marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216.

Es inadmisible el recurso de casación contra la resolución del Abogado del


Estado que autoriza un desalojo. SCJ, 3.ª Cám., 17 de diciembre de 2003,
núm. 14, B. J. 1117, pp. 515-518.

No es recurrible en casación la resolución administrativa del tribunal superior


de tierras que enmienda un error material contenido en una sentencia. SCJ, 3.ª
Sala, 18 de julio de 2012, núm. 49, B. J. 1220.

Es inadmisible el recurso de casación contra un auto que se limita a corregir


un error material en una sentencia. 1.ª Cám., 7 de junio de 2006, núm. 3, B. J.
1147, pp. 74-84.

Es inadmisible el recurso de casación contra una resolución administrativa


del tribunal superior de tierras que enmienda un error material contenido en
una sentencia. SCJ, 3.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 49, B. J. 1220.

Ninguna sentencia puede ser objeto de dos recursos de casación sucesivos o


repetitivos intentados por la misma parte, menos aún cuando al momento de
interponerse el segundo recurso, el primero no ha sido dirimido, sobre todo si
se estima que el segundo denuncia, lo cual no se hizo en el primero, vicios
nuevos o distintos atribuidos a la sentencia impugnada. SCJ, Cámaras
Reunidas, 13 de junio de 2001, núm. 1, pp. 3-9; 1.ª Sala, 8 de agosto de 2012,
núm. 10, B. J. 1221; 4 de abril de 2012, núm. 68, B. J. 1217; 29 de febrero de
2012, núm. 199, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 8, B. J. 1215; SCJ, 1.ª
Cám., 13 de diciembre de 2006, núm. 9, B. J. 1152, pp. 93-99; 7 de junio de
2006, núm. 4, B. J. 1147, pp. 85-96; 23 de abril de 2003, núm. 14, B. J. 1109,
pp. 215-220.

Es inadmisible el segundo recurso de casación interpuesto por la misma parte


contra la misma sentencia. En la especie el primer recurso había sido fallado.
SCJ, Cámaras Reunidas, 13 de junio de 2001, núm. 1, pp. 3-9; 1.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 16, B. J. 1239; 7 de agosto de 2013, núm. 33, B. J.
1233; 3 de julio de 2013, núm. 42, B. J. 1232; 8 de agosto de 2012, núm. 10,
B. J. 1221; 4 de abril de 2012, núm. 68, B. J. 1217; 29 de febrero de 2012,
núm. 199, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 8, B. J. 1215; 1.ª Cám., 27
de mayo de 2009, núm. 50, B. J. 1182; 13 de diciembre de 2006, núm. 9, B. J.
1152, pp. 93-99; 7 de junio de 2006, núm. 4, B. J. 1147, pp. 85-96; 3 de
agosto de 2005, núm. 17, B. J. 1137, pp. 181-188; 23 de abril de 2003, núm.
14, B. J. 1109, pp. 215-220.

Como excepción al principio de que una sentencia no puede ser objeto de dos
recursos sucesivos de casación interpuestos por la misma parte, es válido el
segundo recurso de casación si el primero fue declarado inadmisible por una
irregularidad y el segundo fue interpuesto en plazo hábil. SCJ, 3.ª Cám., 4 de
abril de 2001, núm. 7, B. J. 1085, pp. 493-505.

No son recurribles en casación las sentencias de adjudicación resultantes de


un procedimiento de venta en pública subasta por embargo inmobiliario.
Pueden ser atacadas por una acción en nulidad si la sentencia no decide sobre
incidentes contenciosos o, en caso contrario, mediante el recurso de
apelación. SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, núm. 40, B. J. 1234; 6 de
marzo de 2013, núm. 47, B. J. 1228; 21 de marzo de 2012, núm. 83, B. J.
1216.

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, no son susceptibles


del recurso de casación las decisiones en un proceso de embargo inmobiliario
que rechazan una solicitud de aplazamiento de la lectura del pliego de
condiciones, ordenan la lectura del pliego y fijan la fecha de la venta en
pública subasta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 57, B. J. 1228.

Según el artículo 730 del Código de Procedimiento Civil, no son susceptibles


de ningún recurso las sentencias sobre nulidades de forma del procedimiento,
anteriores o posteriores a la publicación del pliego de condiciones, ni las que
decidan sobre la demanda de subrogación contra la parte que ejecute el
embargo, siempre que no se haya intentado por causa de colusión o fraude, ni
las que, sin decidir sobre los incidentes, hicieren constar la publicación del
pliego de condiciones. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 39, B. J.
1220; 25 de enero de 2012, núm. 69, B. J. 1214.

Según el artículo 691 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia dictada


con ocasión de un reparo al pliego de condiciones en el proceso de embargo
inmobiliario no está sujeta a ningún recurso. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de
2013, núm. 8, B. J. 1234

No se puede interponer recurso de casación contra una sentencia preparatoria


sino después de la sentencia definitiva. SCJ, Cámaras Reunidas, 16 de
septiembre de 2009, núm. 1, B. J. 1186; 1.ª Cám., 13 de octubre de 2004,
núm. 4, B. J. 1127, pp. 191-196; 2 de abril de 2003, núm. 1, B. J. 1109, pp.
125-132.
Es inadmisible el recurso de casación contra una sentencia interlocutoria si se
ha interpuesto conjuntamente con el recurso contra la sentencia definitiva y
se ha dejado vencer el plazo para recurrir la interlocutoria. SCJ, 1.ª Cám., 16
de julio de 2003, núm. 32, B. J. 1112, pp. 245-253; 24 de abril de 2002, núm.
24, B. J. 1097, pp. 281-288.

No es susceptible del recurso de casación la sentencia que ordena un nuevo


saneamiento, ya que no se trata de una sentencia definitiva. SCJ, 3.ª Sala, 19
de octubre de 2011, núm. 31, B. J. 1211.

No procede el recurso de casación contra una sentencia del tribunal superior


de tierras que ordena una medida previa, en la especie, una localización de
posesiones, por no tratarse de un fallo definitivo. SCJ, 3.ª Sala, 25 de mayo
de 2011, núm. 42, B. J. 1206.

No procede el recurso de casación para impugnar la decisión de la corte de


apelación en materia de recusación, sino el recurso de apelación ante la
Suprema Corte de Justicia. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 134, B.
J. 1229.

No procede el recurso de casación contra una sentencia dictada por el juez de


amparo, solo el recurso de revisión ante el Tribunal Constitucional. SCJ, 3.ª
Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 64, B. J. 1221.
Las ordenanzas dictadas por el presidente de la corte de apelación sobre la
suspensión de ejecución de un laudo arbitral no son recurribles en casación,
conforme al artículo 40.4 de la Ley 489-08 sobre Arbitraje Comercial. SCJ,
1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 2, B. J. 1236; 19 de abril de 2013,
núm. 86, B. J. 1229.

Los laudos arbitrales emitidos por el Consejo de Conciliación y Arbitraje de


la Cámara de Comercio y Producción no pueden ser impugnados en casación,
puesto que provienen de un órgano no judicial. SCJ, 1.ª Cám., 11 de enero
de 2006, núm. 9, B. J. 1142, pp. 108-113.

No procede el recurso de casación contra una sentencia que ya ha sido casada


antes por la Suprema Corte de Justicia. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012,
núm. 49, B. J. 1215.
No son susceptibles del recurso de casación ni de ningún otro recurso las
sentencias que se limitan a pronunciar el descargo puro y simple, en razón de
que no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho, sino que se limitan a pronunciar el
defecto por falta de concluir. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43,
B. J. 1227; 28 de marzo de 2012, núm. 132, B. J. 1216; 4 de julio de 2007,
núm. 2, B. J. 1160, pp. 89-95.

Aunque, en principio, es inadmisible el recurso de casación contra las


sentencias que se limitan a pronunciar el descargo puro y simple, en razón de
que no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho, si la sentencia recurrida fue dictada por
un tribunal incompetente, la Suprema Corte de Justicia puede, en función de
corte de casación, casar de oficio la sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
mayo de 2013, núm. 148, B. J. 1230.

Aunque, en principio, es inadmisible el recurso de casación contra las


sentencias que se limitan a pronunciar el descargo puro y simple, en razón de
que no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho, si la parte defectuante solicita una
reapertura de debates antes de que se emita la sentencia, la corte no debe
fallar pronunciando el defecto del recurrente y el consecuente descargo puro
y simple sin ponderar la solicitud de reapertura de debates, fundamentada en
la existencia de hechos y circunstancias nuevos. De no hacerlo, incurre en
omisión de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 58, B. J. 1233.

Para que se pueda declarar la inadmisibilidad de un recurso de casación


contra una sentencia que pronuncia el descargo puro y simple del recurso de
apelación, hay que comprobar, en primer lugar, si el recurrente fue citado
correctamente a la audiencia en la que se pronunció en defecto en su contra.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237.

Según el literal c del párrafo segundo del artículo 5 de la Ley sobre


Procedimiento de Casación (modificada por la Ley 491-08, de fecha 11 de
febrero de 2009), no procede el recurso de casación contra las sentencias
cuya condenación no exceda de doscientos salarios mínimos del más alto
establecido para el sector privado, vigente al momento en que se interponga
el recurso. SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 14, B. J. 1229; 3
de octubre, de 2012, núm. 1, B. J. 1223; 8 de diciembre de 2010, núm. 4, B.
J. 1201; 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 11, B. J. 1226; 27 de julio de
2011, núm. 16, B. J. 1208.

La supresión del recurso de casación contra las sentencias cuya condenación


no excede de doscientos salarios mínimos es constitucional. SCJ, Salas
Reunidas, 21 de agosto de 2013, núm. 5, B. J. 1233; 1.ª Sala, 5 de marzo de
2014, núm. 12, B. J. 1240; 20 de febrero de 2013, números 37, 44 y 45, 46,
47, B. J. 1227; 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, números 24 y 27, B. J. 1227;
30 de enero de 2013, números 1 y 20, B. J. 1226.

Para que se suprima el recurso de casación por aplicación del literal c del
párrafo segundo del artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, es
indispensable que exista una condenación a pagar una suma de dinero. SCJ,
1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225; 14 de septiembre de
2011, núm. 11, B. J. 1210. V. sentencia condenatoria que no excede 200
salarios mínimos.
Defecto del recurrido

No procede la revocación de la resolución de la Suprema Corte de Justicia


que pronuncia el defecto del recurrido si no hay constancia en el expediente
de que este haya depositado o notificado la constitución de abogado o el
memorial de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 3, B. J.
1224.
Depósito de la sentencia recurrida

Según el artículo 5, párrafo II, de la Ley sobre Procedimiento de Casación, en


materia civil, el recurso de casación debe ser declarado inadmisible si el
recurrente no deposita una copia auténtica de la sentencia impugnada. SCJ,
Cámaras Reunidas, 8 de julio de 2009, núm. 5, B. J. 1184; 1.ª Sala, 19 de
febrero de 2014, núm. 55, B. J. 1239; 30 de enero de 2013, núm. 10, B. J.
1226; 18 de enero de 2012, núm. 235, B. J. 1214; 24 de agosto de 2011, núm.
32, B. J. 1209; 1.ª Cám., 25 de febrero de 2009, núm. 76, B. J. 1179; 22 de
octubre de 2008, núm. 73, B. J. 1175, pp. 615-620; 28 de marzo de 2007,
núm. 17, B. J. 1156, pp. 257-262; 13 de diciembre de 2006, núm. 7, B. J.
1152, pp. 81-86; 14 de junio de 2006, núm. 1, B. J. 1147, pp. 122-138; 26 de
febrero de 2003, núm. 9, B. J. 1107, pp. 123-127; 10 de julio de 2002, núm.
4, B. J. 1100, pp. 123-126; 11 de julio de 2001, núm. 9, B. J. 1088, pp. 91-95.

No se cumple con el voto del párrafo II del artículo 5 de la Ley sobre


Procedimiento de Casación depositando una fotocopia de la sentencia
recurrida. SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 10, B. J. 1226; 18 de
enero de 2012, núm. 235, B. J. 1214; 24 de agosto de 2011, núm. 32, B. J.
1209; 28 de marzo de 2007, núm. 17, B. J. 1156, pp. 257-262; 13 de
diciembre de 2006, núm. 7, B. J. 1152, pp. 81-86; 26 de febrero de 2003,
núm. 9, B. J. 1107, pp. 123-127; 10 de julio de 2002, núm. 4, B. J. 1100, pp.
123-126; 11 de julio de 2001, núm. 9, B. J. 1088, pp. 91-95.

Según el párrafo I del artículo 5 de la Ley 3726, sobre Procedimiento de


Casación, modificada por la Ley 491-08, en materia inmobiliaria no es
necesario acompañar el memorial de casación con la copia auténtica de la
sentencia recurrida ni con los documentos justificativos del recurso. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de julio de 2013, núm. 79, B. J. 1232; 25 de julio de 2012, núm. 68,
B. J. 1220; 16 de mayo de 2012, núm. 45, B. J. 1218.

Cuando el tribunal de segundo grado confirma la sentencia del tribunal de


primer grado, adoptando pura y simplemente los motivos de esta sin
reproducirlos, es indispensable, para llenar el voto de ley, que la recurrente en
casación deposite en secretaría no solamente copia auténtica de la sentencia
recurrida, sino también copia auténtica de la sentencia cuyos motivos han
sido adoptados. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 41, B. J. 1235; 31
de mayo de 2013, núm. 235, B. J. 1230; 1 de febrero de 2012, núm. 26, B. J.
1215; 1.ª Cám., 21 de marzo de 2007, núm. 13, B. J. 1156, pp. 230-236; 9 de
julio de 2003, núm. 30, B. J. 1112, pp. 234-239.

Cuando se trata de un recurso de casación contra la sentencia dictada por el


tribunal de envío, el recurrente debe depositar, a pena de inadmisibilidad, no
solo la sentencia que se impugna, sino además las sentencias intervenidas
durante todo el curso del proceso, que forman parte de los documentos en que
se apoya el referido recurso de casación. SCJ, Salas Reunidas, 8 de
septiembre de 2014, núm. 7, B. J. 1198.

Cuando se produce un recurso de casación sobre la sentencia dictada por el


tribunal de envío, es indispensable el depósito de la sentencia rendida con
ocasión del primer recurso de casación a fin de
poner a las Salas Reunidas de la Suprema Corte de Justicia en condiciones de
establecer, de manera fehaciente, las razones que fundamentan el envío, así
como determinar los puntos de derecho afectados por la casación. De no
producirse dicho depósito, el recurso es inadmisible. SCJ, Salas Reunidas, 8
de diciembre de 2010, núm. 6, B. J. 1201.

Sin embargo, el recurso es admisible si la sentencia se encuentra a


disposición de la Corte al momento de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 39, B. J. 1240; 17 de marzo de 2010, núm. 31, B. J. 1192; 1.ª
Cám., 14 de junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138.

La certificación del secretario de la corte que dictó la sentencia recurrida en


casación, en la que se hace constar que en los archivos a su cargo reposa
dicha sentencia y se transcribe su dispositivo, no suple el requisito del
depósito de la copia certificada de la sentencia, puesto que no permite
verificar las violaciones argüidas por el recurrente. SCJ, 1.ª Cám., 24 de junio
de 2009, núm. 68, B. J. 1183, pp. 620-624.
Desistimiento

No es válido el desistimiento del recurrente en casación que no ha sido


aceptado por el recurrido. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 34, B. J.
1219.

Procede que la Suprema Corte de Justicia dé acta de desistimiento por falta


de interés cuando las partes han suscrito un contrato de transacción respecto
del recurso de casación en curso. SCJ, 1.ª Cám., 28 de octubre de 2009, núm.
45, B. J. 1187; 6 de diciembre de 2006, núm. 6, B. J. 1152; pp. 181-186.
Desnaturalización de los hechos

La Suprema Corte de Justicia, en funciones de corte de casación, tiene la


facultad excepcional de observar si los jueces apoderados del fondo del litigio
han dotado los documentos aportados al debate de su verdadero sentido y
alcance. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 35, B. J. 1220.

Hay desnaturalización cuando los jueces de fondo desconocen el sentido


claro y preciso de un documento, privándolo del alcance inherente a su propia
naturaleza. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 35, B. J. 1220.

La desnaturalización de los escritos y documentos se configura cuando no se


les ha otorgado su verdadero sentido o alcance o se les ha atribuido
consecuencias jurídicas erróneas. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 62,
B. J. 1217; SCJ, 1.ª Cám., 23 de septiembre de 2009, núm. 46, B. J. 1186.

La desnaturalización de los hechos y documentos de la causa supone que a


los hechos establecidos como verdaderos no se les ha dado el sentido o
alcance inherente a su propia naturaleza. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 76, B. J. 1216; 13 de enero de 2010, núm. 13, B. J. 1190; 1.ª Cám., 2 de
octubre de 2002, núm. 9, B. J. 1101, pp. 104-110; 3.ª Cám., 16 de abril de
2003, núm. 23, B. J. 1109, pp. 759-773.

Existe desnaturalización de las piezas toda vez que el juzgador modifica o


interpreta de forma errónea las estipulaciones claras de los actos de las partes.
La desnaturalización de los escritos y documentos se configura cuando no se
les ha otorgado su verdadero sentido y alcance o se les ha atribuido
consecuencias jurídicas erróneas. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 5,
B. J. 1221; SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 14, B. J. 1144, pp.
125-132.

Hay desnaturalización todas las veces que el juzgador modifica o interpreta


las estipulaciones claras de los actos de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de
2012, núm. 62, B. J. 1217.

El vicio de desnaturalización existe todas las veces que el juez, so pretexto de


aplicación del artículo 1134 del Código Civil, modifica o altera las
estipulaciones claras de un contrato. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008,
núm. 2, B. J. 1187, pp. 103-120; 23 de junio de 2004, núm. 15, B. J. 1123,
pp. 220-228; 16 de mayo de 2001, núm. 7, B. J. 1086, pp. 128-136.

Hay desnaturalización de los hechos cuando el tribunal da por probados


hechos sin indicar la fuente probatoria, así como cuando afirma que la parte
demandada no ha negado ni puesto en tela de juicio los hechos alegados,
habiendo existido en la litis controversias fundamentales al respecto. SCJ, 1.ª
Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 1, B. J. 1141, pp. 119-127.

Para que exista desnaturalización de los hechos de la causa que pueda


conducir a la casación de la sentencia impugnada, es necesario que, con tal
desnaturalización, la decisión no quede justificada, en hecho y en derecho,
por otros motivos. SCJ, Salas Reunidas, 22 de enero de 2014, núm. 1, B. J.
1238; 1.ª Cám., 5 de marzo de 2003, núm. 2, B. J. 1108, pp. 94-99.

Solo la desnaturalización que ha influido en lo decidido por la sentencia


atacada en casación puede llevar a su anulación. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo
de 2014, núm. 61, B. J. 1240; 1.ª Cám., 17 de abril de 2002, núm. 12, B. J.
1097, pp. 181-187.

Hay desnaturalización de los hechos cuando la corte ha restado de la suma


total adeudada a la fecha de suscripción de un contrato varios cheques, sin
percatarse que la emisión de estos ocurrió antes de la fecha del contrato. SCJ,
1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 61, B. J. 1240.

Es un requisito indispensable para invocar el vicio de desnaturalización de las


piezas indicar exactamente cuál documento ha sido desnaturalizado. SCJ, 1.ª
Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 5, B. J. 1221.

Las facultades excepcionales de la Suprema Corte de Justicia, como corte de


casación, para observar si los jueces apoderados del fondo del litigio le han
dado a los documentos aportados al debate su verdadero sentido y alcance y
si las situaciones constatadas son contrarias o no a los documentos
depositados, solo pueden ser ejercidas si se invocan expresamente en el
memorial de casación y si este se acompaña con la pieza argüida de
desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239;
15 de febrero de 2006, núm. 14, B. J. 1144, pp. 125-132.

No se incurre en el vicio de desnaturalización de los hechos cuando los jueces


del fondo, en el ejercicio de su poder soberano, aprecian el valor de los
elementos de prueba e interpretan los actos y convenciones que les son
sometidos, en caso de que su sentido y alcance no sea muy claro. SCJ, 1.ª
Cám., 15 de marzo de 2006, núm. 17, B. J. 1144, pp. 168-176; 2 de octubre
de 2002, núm. 9, B. J. 1103, pp. 104-110.
División en cámaras o salas

La división en cámaras de la Suprema Corte de Justicia es una cuestión


puramente administrativa, de carácter interno, que obedece únicamente a la
necesidad de una mejor distribución de trabajo. En consecuencia, no ha lugar
a declarar la incompetencia cuando el recurso de casación se ha dirigido a la
Suprema Corte de Justicia y no a la cámara que deba conocer de él. SCJ, 1.ª
Cám., 13 de junio de 2007, núm. 3, B. J. 1159, pp. 63-72; 9 de octubre de
2002, núm. 26, B. J. 1103, pp. 212-221; 3.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm.
30, B. J. 1157, pp. 812-820.

Es admisible el recurso de casación interpuesto contra la sentencia del


tribunal de envío ante una de las salas de la Suprema Corte de Justicia y no
ante el Pleno. Según el artículo 17 de la Ley No. 25-91, Orgánica de la
Suprema Corte de Justicia, el presidente de la Suprema Corte de Justicia tiene
la obligación de recibir todos los expedientes a través de la Secretaría General
y cursarlos, según su naturaleza, a la sala u organismo que proceda para su
solución. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239.
Documentos

La apreciación de los documentos de la litis es una cuestión de hecho


exclusiva de los jueces del fondo cuya censura escapa al control de casación,
siempre que en el ejercicio de dicha facultad no se haya incurrido en
desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 12, B. J. 1155,
pp. 179-183; 25 de enero de 2006, núm. 19, B. J. 1142, pp. 177-183.

La falta de ponderación de documentos solo constituye una causal de


casación cuando se trate de documentos decisivos para la suerte del litigio, ya
que ningún tribunal está obligado a valorar extensamente todos los
documentos que las partes depositen, sino solo aquellos relevantes para el
litigio. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227.

No pueden ser sometidos documentos nuevos ante la Suprema Corte de


Justicia cuando esta actúa en funciones de corte de casación. La Suprema
Corte de Justicia debe estatuir en las mismas condiciones en que los jueces
del fondo han conocido del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013,
núm. 25, B. J. 1227; 12 de diciembre de 2012, núm. 15, B. J. 1225; 13 de
junio de 2012, núm. 24, B. J. 1219; 1.ª Cám., 16 de enero de 2008, núm. 6, B.
J. 1166, pp. 100-105; 18 de mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp. 90-98.

Como excepción a la regla anterior, se admiten documentos nuevos en


casación cuando, habiendo el recurrente hecho defecto ante la corte que dictó
la sentencia recurrida, aduce en casación que se le ha vulnerado su derecho de
defensa. En la especie, el recurrente depositó en casación documentos para
probar que no le fue notificado válidamente el recurso de apelación, razón
por la cual hizo defecto. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 15, B.
J. 1225.

El requisito de depositar documentos establecido en el artículo 5 de la Ley


sobre Procedimiento de Casación no está prescrito a pena de nulidad, pues el
recurso de casación va dirigido contra la sentencia que se impugna y es en
ella donde se deben encontrar las violaciones alegadas. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
febrero de 2012, núm. 157, B. J. 1215.
Efecto de la casación

La casación total de una sentencia la aniquila y hace desaparecer; la sentencia


impugnada no subsiste. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm.
2, B. J. 1120, pp. 15-28.

Aunque la casación tiene por efecto anular la decisión impugnada y remitir la


causa y las partes al mismo estado existente antes de la decisión casada, la
extensión de la anulación, aun cuando esta sea pronunciada en términos
generales, está limitada al alcance del medio que le sirve de base. SCJ,
Cámaras Reunidas, 18 de noviembre de 2009, núm. 5, B. J. 1188.

El efecto de la casación de una sentencia solo aprovecha o perjudica a las


partes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 1, B. J. 1237.
Efecto suspensivo

Según el artículo 12 de la Ley 3726 de 1953, de Procedimiento de Casación,


modificado por la Ley 491-08 de 2008, el recurso de casación es suspensivo
de la ejecución de la decisión impugnada, salvo en materia de amparo y en
materia laboral. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 48, B. J. 1235.

Debe ser casada la sentencia de la Corte de Apelación de Niños, Niñas y


Adolescentes del Distrito Nacional que no sobreseyó el conocimiento del
recurso de apelación a pesar de que la decisión que rechazó la solicitud de
sobreseimiento había sido recurrida en casación. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre
de 2013, núm. 48, B. J. 1235.

El recurso de casación suspende la ejecución de las ordenanzas de


referimiento y de las sentencias de segundo grado que han sido declaradas
ejecutorias provisionalmente. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19,
B. J. 1199.
Emplazamiento en casación

El emplazamiento es de la esencia del recurso de casación; por ello, las


formalidades que debe contener este acto han sido previstas a pena de nulidad
por el legislador. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm. 45, B. J. 1238.

El emplazamiento en casación debe contener, además de las formalidades


exigidas a pena de nulidad por el artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de
Casación, las enunciaciones prescritas, también a pena de nulidad, por el
artículo 68 del Código de Procedimiento Civil. Para el caso de
incumplimiento de estas formalidades se aplica la máxima “no hay nulidad
sin agravio”, consagrada en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 107, B. J. 1228; 1.ª Cám., 29 de enero de
2003, núm. 14, B. J. 1106, pp. 109-115. En sentido contrario: 1.ª Cám., 2
de diciembre de 2009, núm. 8, B. J. 1189; 21 de marzo de 2007, núm 14, B. J.
1156, pp. 237-243 (v. texto siguiente).

La parte capital del artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de Casación


manda de manera expresa que el emplazamiento en esta materia debe
dirigirse a la parte contra quien se dirige el recurso, encabezándolo con una
copia del memorial de casación y una copia del auto del presidente de la
Corte que autoriza a emplazar. Si el recurrido comparece en la forma que
indica el párrafo final del artículo 36 de la Ley núm. 834 de 1978, también de
aplicación general, con el propósito de invocar la irregularidad del
emplazamiento y, por tanto, su inefectividad, debe hacerse derecho al
pedimento si la irregularidad es comprobada y afecta, como en la especie, una
formalidad sustancial y de orden público. Ha sido juzgado por esta Suprema
Corte de Justicia, que las formalidades requeridas por la ley para la
interposición de los recursos son sustanciales y no pueden ser sustituidas por
otras. La inobservancia de esas formalidades se sancionan con la
inadmisibilidad del recurso, independientemente de que esta haya causado o
no agravio al derecho de defensa de la parte que lo invoca. SCJ, 1.ª Cám., 2
de diciembre de 2009, núm. 8, B. J. 1189; 21 de marzo de 2007, núm. 14, B.
J. 1156, pp. 237-243

La irregularidad cometida en el emplazamiento puede ser subsanada por un


acto rectificativo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 26, B. J.
1236; 9 de noviembre de 2005, núm. 4, B. J. 1140, pp. 111-115; 3.ª Cám., 25
de abril de 2007, núm. 30, B. J. 1157, pp. 812-820.

La falta de registro del acto de emplazamiento no implica su nulidad, solo la


posibilidad de que se imponga una multa al alguacil actuante. SCJ, 1.ª Cám.,
19 de agosto de 2010, núm. 38, B. J. 1185.
Emplazamiento en casación (falta de depósito después de notificado el
recurso)

El hecho de que el acto de emplazamiento no se deposite en la Secretaría de


la Suprema Corte de Justicia dentro del plazo de quince días que indica el
artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de Casación no da lugar a la nulidad
del acto, sino a la sanción que dispone el artículo 10 de dicha ley, que es la
exclusión, la cual debe solicitar la parte recurrida. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
noviembre de 2013, núm. 26, B. J. 1236.
Emplazamiento en casación (falta de emplazamiento del recurrido)

La formalidad del emplazamiento en casación ha sido dictada por la ley en un


interés de orden público, por lo cual la caducidad en que por falta de tal
emplazamiento se incurra no puede ser cubierta. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de
2012, núm. 4, B. J. 1216; 25 de enero de 2012, núm. 55, B. J. 1214; 1.ª Cám.,
9 de abril de 2008, núm. 11, B. J. 1169, pp. 146-150; 2 de abril de 2008,
núm. 6, B. J. 1169, pp. 110-115; 21 de marzo de 2007, núm. 14, B. J. 1156,
pp. 237-243; 9 de julio de 2003, núm. 28, B. J. 1112, pp. 225-229. En sentido
contrario: 27 de octubre de 2004, núm. 13, B. J. 1127, pp. 257-264; 8 de
septiembre de 2004, núm. 4, B. J. 1126, pp. 123-130.

La caducidad por falta de emplazamiento del recurso de casación puede ser


pronunciada de oficio. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 12, B. J.
1235.

La notificación de solo el memorial de casación al recurrido no constituye un


emplazamiento válido. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 26, B.
J. 1176, pp. 266-270; 18 de junio de 2008, núm. 9, B. J. 1168, pp. 261-265.

La notificación del memorial de casación y del auto que autoriza a emplazar


no constituye un emplazamiento válido. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de 2009,
núm. 17, pp. 285-290; 18 de junio de 2008, núm. 9, B. J. 1168, pp. 261-265.

Es inadmisible por caduco el recurso de casación en el cual el recurrente no


emplaza al recurrido a comparecer ante la Suprema Corte de Justicia. En la
especie el recurrido hizo defecto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm.
48, B. J. 1233.

Es nulo el acto de emplazamiento que se limita a notificar a los recurridos


que la ley pone a su disposición un plazo de quince días para que depositen
su memorial de defensa. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm. 6, B. J.
1169, pp. 110-115.

Es caduco el recurso de casación notificado mediante acto de alguacil que no


contiene emplazamiento al recurrido para comparecer ante la Suprema Corte
de Justicia, sino solo el memorial de casación y el auto que autoriza a
emplazar. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 40, B. J. 1235; 2 de
octubre de 2013, núm. 12, B. J. 1235; 13 de marzo de 2013, núm. 60, B. J.
1228; 20 de febrero de 2013, núm. 40, B. J. 1227; 7 de marzo de 2012, núm.
4, B. J. 1216; 25 de enero de 2012, núm. 55, B. J. 1214; 27 de julio de 2011,
núm. 15, B. J. 1208; 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 11, B. J. 1169, pp.
146-150; 2 de abril de 2008, núm. 6, B. J. 1169, pp. 110-115; 13 de
diciembre de 2006, B. J. 1153, núm. 2, pp. 54-58; 11 de mayo de 2005, núm.
1, B. J. 1134, pp. 49-53; 11 de junio de 2003, núm. 10, B. J. 1111, pp. 93-97;
9 de octubre de 2002, núm. 23, B. J. 1103, pp. 196-200; 14 de febrero de
2001, núm. 9, B. J. 1083, pp. 88-93.En sentido contrario: SCJ, Salas
Reunidas, 8 de diciembre de 2010, núm. 5, B. J. 1201; 3.ª Sala, 27 de
septiembre de 2013, núm. 63, B. J. 1234. (v. dos párrafos siguientes).

No es inadmisible el recurso de casación en el cual el recurrente no emplaza


al recurrido a comparecer ante la Suprema Corte de Justicia ni da plazo para
ello si dichas omisiones no le han causado ningún agravio ni ha disminuido
con ello el derecho de defensa del recurrido, quien constituyó abogado y
produjo sus medios de defensa. SCJ, Salas Reunidas, 8 de diciembre de 2010,
números 5 y 7, B. J. 1201.

No procede declarar la nulidad del emplazamiento por alguna omisión que no


priva a la contraparte de tomar conocimiento de dicho acto y de ejercer su
derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 27 de septiembre de 2013, núm. 63, B. J.
1234.

Es válido el recurso de casación que se limita a indicar que su notificación se


hace para que la parte recurrida tenga conocimiento de dicho recurso y pueda
producir su memorial de defensa, si esta ha podido producir y depositar en
tiempo hábil su memorial de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013,
núm. 22, B. J. 1227.

La omisión de plazo de la comparecencia en el acto de emplazamiento no


implica la nulidad del acto si en este se expresa que se emplaza al recurrido
para que “en el plazo legal que establece la ley sobre la materia comparezca
por medio de abogado ante la Suprema Corte de Justicia”. SCJ, 1.ª Cám., 7
de marzo de 2001, núm. 4, B. J. 1084, pp. 34-43.
Es válido el recurso de casación notificado mediante acto de alguacil que no
indica de forma sacramental el término “emplaza”, sino que expresa que se
notifica a la parte recurrida copia del memorial de casación y de los
documentos que lo sustentan, y que esta dispone de un plazo de quince días
para producir su memorial de defensa. En vista de que la recurrida produjo su
escrito de defensa en tiempo hábil, el acto ha cumplido la finalidad del
emplazamiento, que es, precisamente, poner a la recurrida en condiciones de
defenderse oportunamente del recurso de casación interpuesto en su
perjuicio. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227.

No es inadmisible el recurso de casación por no contener el memorial de


casación notificado con el acto de emplazamiento el sello de recepción de la
Suprema Corte de Justicia, ya que en dicho acto se hace constar la fecha en
que fue recibido el memorial de casación, así como que en esa misma fecha
se expidió el auto que autorizaba al recurrente a que emplazara al recurrido,
siendo esta la misma fecha que consta en el sello de recepción estampado por
esta Suprema Corte de Justicia, con lo que el derecho de defensa del recurrido
quedó suficientemente garantizado. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013,
núm. 74, B. J. 1237.

Es válido el emplazamiento que no ha sido notificado ni en el domicilio real


de la parte recurrida ni a su persona, si esta constituye abogado y formula sus
medios de defensa en tiempo hábil. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003,
núm. 14, B. J. 1106, pp. 109-115.

No es nulo el emplazamiento en casación contenido en un acto de alguacil


con los siguientes errores: a) carece de numeración; b) no se encuentra
encabezado con el auto del presidente de la Suprema Corte de Justicia ni
indica que se está actuando en virtud de este; c) es confuso en cuanto a la
fecha, pues dice que se notificó en el mes de abril escrito a máquina, mientras
que en manuscrito dice que fue en el mes septiembre; d) expresa que la
actuación se lleva a cabo en La Vega, pero luego dice que el traslado es a
Hatillo, Jarabacoa; e) no indica a qué tribunal está adscrito el alguacil
actuante; y f) dice que ha notificado a dos recurridos en un solo traslado
cuando debe contener tantos traslados como personas haya que notificar, si la
parte recurrida no ha sufrido perjuicio alguno en consecuencia, habiendo
constituido abogado y formulado sus medios de defensa en tiempo hábil.
SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 107, B. J. 1228.

La notificación en cabeza del acto del alguacil del memorial de casación


suprime la necesidad de transcribir en el acto de emplazamiento los medios y
motivos que justifican el recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre
de 2011, núm. 45, B. J. 1213.

No es nulo el acto de emplazamiento notificado a veintisiete sucesores y


efectuado en tres traslados, en grupos de diez, once y seis sucesores,
respectivamente, sin que el alguacil actuante haya indicado la calidad de la
persona que ha recibido cada uno de esos actos, con respecto a los demás
requeridos, si los intereses de la defensa no han resultado perjudicados,
puesto que todos los sucesores depositaron sus memoriales de defensa en
respuesta a los agravios invocados por la parte recurrente. SCJ, 3.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 12, B. J. 1228.

No es nulo el recurso de casación en que no se hace constar elección de


domicilio en la ciudad de Santo Domingo, lugar donde tiene su asiento la
Suprema Corte de Justicia, ya que dicha formalidad no es de orden público y
su inobservancia no ha impedido a la parte recurrida ejercer su derecho de
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 40, B. J. 1220; 8 de febrero
de 2012, núm. 51, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 28, B. J. 1215; 3.ª
Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 64, B. J. 1234; 17 de abril de 2013,
núm. 35, B. J. 1229.

No es nulo el emplazamiento en casación en que no consta el día del mes en


que fue notificado si la irregularidad no ha causado ningún agravio a la parte
que la invoca, quien tuvo la oportunidad de producir su memorial de defensa.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 21, B. J. 1216.

La nulidad del emplazamiento en casación no puede ser planteada mediante


instancia administrativa; debe ser llevada a la audiencia de manera
controvertida. SCJ, 3.ª Cám., 20 de marzo de 2002, núm. 17, B. J. 1096, pp.
828-840.
Emplazamiento en casación (falta de notificación del auto que autoriza el
recurso)

Es nulo el emplazamiento que no está encabezado con una copia del


memorial de casación y del auto del presidente. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de
2014, núm. 31, B. J. 1239.

La falta de notificación del auto en cabeza del recurso puede ser subsanada
mediante un segundo acto notificado dentro del plazo de treinta días exigido
por la ley. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 27, B. J. 1240; 20 de
noviembre de 2013, núm. 26, B. J. 1236.
No es nulo el emplazamiento en que se omita notificar en cabeza el auto de
admisión del recurso de casación si tal omisión no impide a la parte recurrida
ejercer su derecho de defensa ante la jurisdicción de casación. SCJ, 1.ª Sala,
26 de febrero de 2014, núm. 83, B. J. 1239.

Según el artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, sometido el


memorial de casación por el recurrente, el presidente de la Suprema Corte de
Justicia proveerá un auto mediante el cual autorizará el emplazamiento de la
parte recurrida y este emplazamiento se encabezará con una copia del
memorial de casación y una copia del auto del presidente, a pena de nulidad.
SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 21, B. J. 1229; 1.ª Cám., 23 de abril
de 2008, núm. 22, B. J. 1169, pp. 218-223.

La omisión de la notificación del auto puede regularizarse por un acto


posterior. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 102, B. J. 1216.

Es admisible el recurso de casación en el que no se notifica en cabeza el auto


que autoriza emplazar si en el cuerpo del emplazamiento se describe el
número de expediente que se ha habilitado para dicho recurso, descripción
que solo se obtiene mediante la expedición del auto. La notificación hecha en
esa forma cumple con el objetivo del artículo 6 de la Ley de Procedimiento
de Casación, que es que el recurrido reciba a tiempo el referido acto de
emplazamiento y produzca oportunamente su memorial de defensa. SCJ, 3.ª
Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 19, B. J. 1222.

No es nulo el emplazamiento que no ha sido encabezado con copia del auto


que autoriza a emplazar, como lo exige, a pena de nulidad el artículo 6 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación, si en el acto notificado consta que
dicho documento le fue dejado a los recurridos conjuntamente con la copia
del recurso de casación, lo que no les ha causado a estos ningún agravio, ya
que no impidió que los recurridos presentaran su correspondiente memorial
de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 45, B. J. 1233.

La omisión de la formalidad de notificar copia del auto del presidente por el


cual se autoriza emplazar solo conlleva la nulidad del emplazamiento en
casación si la parte recurrida no ha podido constituir abogado en la forma y
en los plazos establecidos en la ley, depositar de manera oportuna su
memorial de defensa y comparecer a la audiencia a exponer sus medios. No
hay nulidad de forma sin agravio, según el artículo 37 de la ley 834 de 1978.
SCJ, Salas Reunidas, 24 de octubre de 2012, núm. 4, B. J. 1223; SCJ, 1.ª
Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 87, B. J. 1228; 29 de febrero de 2012, núm.
194, B. J. 1215; 3.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 45, B. J. 1233. 3.ª Cám.,
28 de febrero de 2007, núm. 9, B. J. 1155, pp. 289-293; 3.ª Cám., 25 de abril
de 2007, núm. 29, B. J. 1157, pp. 808-811. En sentido contrario: SCJ, 1.ª
Cám., 23 de abril de 2008, núm. 22, B. J. 1169, pp. 222-223; (v. párrafo
siguiente).

Es inadmisible el recurso en el cual el recurrente notifica al recurrido el


memorial de casación y lo emplaza a comparecer, pero no le notifica el auto
de la Suprema Corte de Justicia que lo autoriza a emplazar, puesto que el
párrafo inicial del artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de Casación
manda de manera expresa que el emplazamiento debe dirigirse a la parte
contra quien se dirige el recurso, encabezando con una copia del memorial de
casación y una copia del auto del Presidente autorizando a emplazar, de
manera que si el recurrido comparece en la forma que indica el párrafo final
del artículo 36 de la Ley núm. 834 de 1978, de aplicación general, con el
propósito de invocar la irregularidad del emplazamiento, y por tanto, su
inefectividad, debe hacerse derecho al pedimento, si la irregularidad es
comprobada y afecta, como en la especie, una formalidad sustancial y de
orden público. Las formalidades requeridas por la ley para interposición de
los recursos son sustanciales y no pueden ser sustituidas por otras; la
inobservancia de esas formalidades se sancionan con la inadmisibilidad del
recurso, independientemente de si esta haya causado o no agravio al derecho
de defensa de la parte que lo invoca. SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2008, núm.
22, B. J. 1169, pp. 218-223.

Es inadmisible el recurso de casación que se notifica antes de la emisión del


auto del presidente de la Suprema Corte de Justicia que lo autoriza a
emplazar a la parte recurrida. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 55, B.
J. 1228.

No hay caducidad del recurso si, aun cuando el emplazamiento en casación


no contiene la notificación del memorial de casación ni del auto del
presidente de la SCJ mediante el cual se autoriza dicho emplazamiento, los
recurridos constituyeron abogados, notificaron su defensa y ejercieron
ampliamente sus derechos como recurridos. En el estado actual del derecho
dominicano, cuya tendencia desde hace varios años es la eliminación, en lo
posible, de los formalismos excesivos en los procedimientos judiciales, la
máxima “no hay nulidad sin agravio”, ha llegado a convertirse en una regla
jurídica, que el legislador ha consagrado en varias disposiciones, apareciendo
ahora de manera clara y terminante en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978.
SCJ, 3.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 30, B. J. 1157, pp. 812-820.
Emplazamiento en casación (falta de notificación del memorial de
casación)

Es nulo el emplazamiento que solo notifica al recurrido copia del auto que lo
autoriza a emplazar, obviando encabezarlo con una copia del memorial de
casación que contiene los medios en que se funda su recurso, máxime
cuando, frente a esa omisión, el recurrido intimó al recurrente a que
cumpliera con la obligación de notificarle el memorial, sin que este
obtemperara a dicho requerimiento. SCJ, 3.ª Sala, 15 de enero de 2014, núm.
12, B. J. 1238.

Es nulo el emplazamiento que no está encabezado con una copia del


memorial de casación, toda vez que la finalidad de la notificación del
memorial de casación es permitir a la contraparte que conozca los medios
presentados por el recurrente, de manera que esta pueda presentar sus medios
de defensa. Según el artículo 36 de la Ley 834 de 1978, de aplicación general,
la mera comparecencia de una parte para proponer la nulidad de un acto de
procedimiento no cubre la nulidad. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 31, B. J. 1239.
Emplazamiento en casación (notificación solo a abogado)

No es nulo el acto notificado al abogado de la recurrida que emplaza a este en


su calidad de “abogado constituido y apoderado especial” de la parte
recurrida si en la notificación de la sentencia impugnada la parte recurrida
hizo elección de domicilio en el estudio de su abogado “para todos los fines y
consecuencias legales”. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 83, B. J.
1239.

No es nulo el emplazamiento en casación que no ha sido dirigido a la parte


contra quien se dirige el recurso, en su misma persona o en su domicilio,
conforme a la parte capital del artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de
Casación, sino a su abogado, si la inobservancia o irregularidad invocada no
le ha causado perjuicios en el ejercicio de sus medios de defensa a la parte
notificada, lo que no ocurrió en la especie, puesto que los abogados de la
parte recurrida han producido y notificado a tiempo y sin dificultades su
memorial de defensa. Se aplica al caso la máxima “no hay nulidad sin
agravio”, consagrada en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala,
20 de noviembre de 2013, núm. 23, B. J. 1236; 18 de septiembre de 2013,
núm. 113, B. J. 1234; 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 22, B. J. 1239; 17
de julio de 2013, núm. 43, B. J. 1232. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala,
17 de julio de 2013, núm. 90, B. J. 1232 (v. párrafo siguiente).

Es nulo el emplazamiento en casación que no ha sido dirigido a la parte


contra quien se dirige el recurso, en su misma persona o en su domicilio,
conforme a la parte capital del artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de
Casación, sino a su abogado. Si el recurrido comparece en la forma que
indica el párrafo final del artículo 36 de la Ley 834 de 1978 con el propósito
de invocar la irregularidad del emplazamiento y, por tanto, su inefectividad,
debe hacerse derecho al pedimento, si la irregularidad es comprobada y afecta
una formalidad sustancial y de orden público. Las formalidades requeridas
por la ley para la interposición de los recursos son sustanciales y no pueden
ser sustituidas por otras y su inobservancia se sanciona con la inadmisibilidad
del recurso, independientemente de que la misma haya causado o no agravio
al derecho de defensa de la parte que lo invoca. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de
2013, núm. 90, B. J. 1232.
Es válido el recurso notificado en el domicilio de los abogados que actuaron
en apelación si los abogados notificados han defendido al recurrido en
casación. SCJ, 3.ª Cám., 16 de enero de 2008, núm. 25, B. J. 1166, pp. 828.

No es nulo el emplazamiento en casación que se notifica en el domicilio de


elección del abogado del recurrido si la parte recurrida constituyó abogado
dentro del plazo legal y produjo sus medios de defensa en tiempo oportuno.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 40, B. J. 1218; 3.ª Cám., 25 de junio
de 2008, núm. 35, B. J. 1171, pp. 882.

Es nulo el recurso que se notifica en el domicilio de los abogados que


actuaron en apelación si ni estos ni ningún otro abogado han defendido al
recurrido en casación. SCJ, 1.ª Cám., 12 de abril de 2006, núm. 10, B. J.
1145, pp. 89-93; 3.ª Cám., 30 de enero de 2008, núm. 38, B. J. 1166, pp.
931-941.
Emplazamiento en casación (plazo)

Según los artículos 6 y 7 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, el


recurrente en casación debe emplazar al recurrido en el término de treinta
días a contar de la fecha del auto del presidente de la Suprema Corte de
Justicia que le autoriza a ese fin, a pena de caducidad, la cual será
pronunciada a pedimento de parte o de oficio. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 10, B. J. 1229; SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm.
4, B. J. 1238; 4 de septiembre de 2013, núm. 2, B. J. 1234; 7 de marzo de
2012, núm. 4, B. J. 1216; 25 de enero de 2012, núm. 55, B. J. 1214; 1.ª Cám.,
9 de abril de 2008, núm. 11, B. J. 1169, pp. 146-150; 2 de abril de 2008,
núm. 6, B. J. 1169, pp. 110-115; 11 de junio de 2003, núm. 10, B. J. 1111, pp.
93-97; 3.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 38, B. J. 1222.

La caducidad del recurso de casación por falta de emplazamiento en el plazo


establecido jamás puede ser vista como una transgresión al derecho de
defensa ni a ningún otro derecho fundamental. TC/00401/14, 30 de diciembre
de 2014.
Emplazamiento en casación (pluralidad de recurrentes o recurridos)

En caso de pluralidad de demandantes o demandados, los actos de


procedimiento concernientes a la instancia tienen un efecto puramente
relativo, regla que sufre algunas excepciones como la que se refiere al caso en
que el objeto del litigio es indivisible. Cuando hay indivisibilidad, el recurso
de casación regularmente interpuesto por una de las partes con derecho a
recurrir aprovecha a las otras y las redime de la caducidad en que hubiesen
incurrido, pero, en la situación procesal inversa, esto es, cuando es el
recurrente quien ha emplazado a una o varias de las partes adversas y no lo ha
hecho o lo ha hecho irregularmente con respecto a otras, resulta nulo, por no
existir respecto de dichas partes autorización del presidente de la Suprema
Corte de Justicia para emplazar. En este caso la doctrina y la jurisprudencia
han establecido que el recurso es inadmisible con respecto a todas, en razón
de que el emplazamiento hecho a una parte intimada o recurrida no es
suficiente para poner a las demás partes en condiciones de defenderse, ni
puede tampoco justificar la violación del principio de la autoridad de la cosa
juzgada de que goza la sentencia impugnada en beneficio de estas últimas,
cuando esta no es formalmente impugnada. SCJ, Cámaras Reunidas, 7 de
octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187; 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm.
17, B. J. 1222; 23 de marzo de 2011, núm. 38, B. J. 1204; 1.ª Cám., 15 de
julio de 2009, núm. 34, B. J. 1184; 11 de octubre de 2006, núm. 3, B. J. 1151,
pp. 132-139; 11 de mayo de 2005, núm. 1, B. J. 1134, pp. 49-53; 31 de
octubre de 2001, núm. 14, B. J. 1091, pp. 223-229; 3.ª Sala, 4 de diciembre
de 2013, núm. 28, B. J. 1237; 24 de octubre de 2012, núm. 46, B. J. 1223; 8
de agosto de 2012, núm. 37, B. J. 1221.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio y el recurrente emplaza a uno


o varios recurridos, pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible
con respecto a todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino
conjunta y contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 57, B. J. 1235; 3.ª Sala, 25 de
octubre de 2013, núm. 52, B. J. 1234; 3.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm.
10, B. J. 1179; 17 de mayo de 2006, núm. 15, B. J. 1146; pp. 1674-1682; 24
de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 767-772; 27 de julio de 2005,
núm. 38, B. J. 1136, pp. 1360-1369; 25 de agosto de 2004, núm. 34, B. J.
1125, pp. 694-701; 29 de agosto de 2001, núm. 31, B. J. 1089, pp. 911-921.
Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una
determinación de herederos, y el recurrente emplaza a uno o varios de estos,
pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino conjunta y
contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas. SCJ, 1.ª Cám.,
24 de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 1502-1510; 5 de septiembre de
2001, núm. 5, B. J. 1090, pp. 52-56; 3.ª Cám., 19 de septiembre de 2001,
núm. 19, B. J. 1090, pp. 697-703; 29 de agosto de 2001, B. J. 1089, pp. 911-
921.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


demanda en desconocimiento y reconocimiento de paternidad, si el recurrente
ha emplazado a una o varias de las partes contrarias y no lo ha hecho con
respecto a las demás, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 54, B. J. 1216.

El recurso de casación que se interponga contra una sentencia que aprovecha


a varias partes con un vínculo de indivisibilidad, incluyendo los
intervinientes, debe dirigirse contra todas las partes, a pena de
inadmisibilidad. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 46, B. J. 1223;
TC/0209/14, 8 de septiembre de 2014.

El principio que antecede no se aplica al caso de una interviniente voluntaria


cuya intervención fue rechazada en la sentencia recurrida en casación, quien
ni tiene interés en defenderse del recurso ni se beneficia de que la sentencia
impugnada adquiera la autoridad de la cosa juzgada. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.

El recurso de casación de una de dos partes perdidosas aprovecha a la otra y


las redime de la caducidad en que esta ha incurrido al interponer su recurso
tardíamente. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 51, B. J. 1239.

No incurre en inadmisibilidad el recurrente en casación que no comparece en


la instancia en apelación pero cuyos codemandados sí comparecieron, siendo
el asunto indivisible. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 17, B. J.
1144, pp. 147-155.
En caso de pluralidad de recurridos, si se emplaza a todos en el domicilio de
uno de ellos, es evidente que el emplazamiento es defectuoso, lo que acarrea
su nulidad respecto a todas las partes, ya que la notificación hecha a una parte
intimada no bastaría para poner a las demás partes adversas al recurrente en
condiciones de defenderse, vicio que no puede ser subsanado al haberse
producido una lesión al derecho de defensa que impidió a las partes
defenderse oportunamente. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm. 45, B. J.
1238.

No es inadmisible el recurso si el asunto es divisible, como lo es cuando las


partes recurridas tienen intereses distintos sobre solares diferentes. SCJ, 3.ª
Cám., 25 de mayo de 2005, núm. 36, B. J. 1133, pp. 969-975; 15 de octubre
de 2003, núm. 39, B. J. 1115, pp. 1301-1310.
Escrito de ampliación del memorial de casación

El artículo 15 de la Ley 3726 de 1953, sobre Procedimiento de Casación, solo


permite a las partes depositar escritos de ampliación a sus medios de defensa,
en caso que lo estimen necesario, en los plazos establecidos en el mismo
artículo. En dicho escrito las partes pueden ampliar las motivaciones que
sirven de apoyo a sus medios de casación, pero en ningún caso pueden
agregar, cambiar o modificar los medios de casación que fundamentan su
recurso. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 64, B. J. 1239; 1.ª Cám.,
15 de octubre de 2008, núm. 27, B. J. 1175, pp. 299-304; 18 de mayo de
2005, núm. 13, B. J. 1134, pp. 120-126.
Excepciones del procedimiento
Son inadmisibles las excepciones propuestas por primera vez en casación
que pudieron ser invocadas ante los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
abril de 2003, núm. 9, B. J. 1109, pp. 82-92.

La incompetencia de atribución no puede plantearse por primera en casación,


aun fuera esta de orden público, si no hubiese sido formulada ante los jueces
del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 55, B. J. 1219.
Exceso de poder

Hay exceso de poder cuando un tribunal realiza un acto que, de acuerdo con
el principio de la separación de los poderes consagrado en la Constitución, no
entra en la esfera de las atribuciones de los órganos del Poder Judicial, sino
en las del Poder Legislativo o Ejecutivo. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014,
núm. 28, B. J. 1239; 3.ª Cám., 10 de mayo de 2006, núm. 8, B. J. 1146, pp.
1627-1636; 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137, pp. 1603-1613

Comete un exceso de poder el tribunal de envío que no se limita a juzgar los


puntos de la sentencia que han sido anulados por efecto del recurso de
casación y no se abstiene de examinar las cuestiones que han sido aprobadas
por la Suprema Corte de Justicia. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013,
núm. 1, B. J. 1232; 28 de julio de 2010, núm. 7, B. J. 1196; 3 de junio de
2009, núm. 2, B. J. 1183; 25 de junio de 2008, núm. 6, B. J. 1171, pp. 195-
204; 27 de septiembre de 2006, núm. 23, B. J. 1150, pp. 174-187; 30 de
agosto de 2006, núm. 19, B. J. 1149, pp. 146-156.

Comete un exceso de poder la corte de apelación que conoce de un recurso de


apelación contra una sentencia que no es apelable. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril
de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145.

Comete un exceso de poder el juez de primera instancia que apodera al


tribunal de alzada por un auto administrativo para que resuelva un conflicto
de competencia. El juez de lo civil no debe actuar por iniciativa propia sino
impulsado por las partes. SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 49, B. J.
1184.
Falta de base legal

Una jurisdicción incurre en falta de base legal cuando los motivos que
justifican la sentencia no permiten comprobar si los elementos de hecho y de
derecho necesarios para la correcta aplicación de la ley se encuentran
presentes en la decisión. El vicio de falta de base legal proviene de una
incompleta exposición de los hechos de la causa y de una impropia aplicación
de los textos legales. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de 2012, núm. 2,
B. J. 1225; 28 de noviembre de 2012, núm. 7, B. J. 1224; 12 de enero de
2005, núm. 2, B. J. 1130, pp. 59-66; 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 42,
B. J. 1216; 29 de febrero de 2012, núm. 208, B. J. 1215; 1.ª Cám., 27 de
mayo de 2009, núm. 45, B. J. 1182; 2 de julio de 2003, núm. 2, B. J. 1112,
pp. 64-70; 14 de mayo de 2001, núm. 5, B. J. 1084, pp. 118-122.

La falta de base legal supone la ocurrencia de una insuficiente o incompleta


exposición de los hechos de la causa que le impide a la corte de casación
verificar si la ley o el derecho han sido bien o mal aplicados. SCJ, 1.ª Cám.,
14 de junio de 2006, núm. 8, B. J. 1147, pp. 139-151.
Para que se configure el vicio de falta de base legal es necesario que la
exposición de los motivos de hecho de la sentencia contra la cual se recurre
sea tan insuficiente, incompleta e imprecisa que impida a la corte de casación
verificar si el fallo es el resultado de una exacta aplicación de la ley a los
hechos tenidos por constantes. SCJ, Salas Reunidas, 24 de octubre de 2012,
núm. 3, B. J. 1223.

Se incurre en el vicio de falta de base legal cuando la exposición de los


hechos del proceso es manifiestamente vaga e incompleta, y los motivos que
justifican la sentencia son tan generales que no permiten reconocer si las
normas jurídicas han sido bien o mal aplicadas. SCJ, 1.ª Cám., 17 de enero
de 2007, núm. 19, B. J. 1152, pp. 224-231.

Incurre en el vicio de falta de base legal la sentencia que se limita a acoger las
conclusiones de una de las partes sin dar el motivo o razón para acogerlas.
SCJ, 1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 14, B. J. 1146, pp. 177-181.
Hechos

Los únicos hechos que debe considerar la Suprema Corte de Justicia, en


función de corte de casación, para determinar si existe violación a la ley son
los establecidos en la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de
2013, núm. 23, B. J. 1233; 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 8, B. J. 1154,
pp. 146-150.
Ejercicio simultáneo de la casación y de la revisión civil

Es posible el ejercicio simultáneo contra una misma sentencia de los recursos


de revisión civil y casación. SCJ, 1.ª Cám., 17 de junio de 2009, núm. 42, B.
J. 1183.
Forma de interponer el recurso

Según el artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, modificado


por la Ley 491-08, en las materias civil, comercial e inmobiliaria, el recurso
de casación se interpondrá mediante un memorial suscrito por abogado, que
contendrá todos los medios en que se funda y que deberá ser depositado en la
Secretaría General de la Suprema Corte de Justicia dentro del plazo de los
treinta días a partir de la notificación de la sentencia. SCJ, 3.ª Sala, 26 de
marzo de 2013, núm. 71, B. J. 1228.
Incompetencia (causal del recurso)

Es inadmisible la excepción de incompetencia promovida por primera vez en


casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de enero de 2010, núm. 33, B. J. 1190; 13 de
enero de 2010, núm. 19, B. J. 1190; 17 de junio de 2009, núm. 49, B. J. 1183;
1.ª Cám., 9 de abril de 2003, núm. 9, B. J. 1091, pp. 176-183; 31 de julio de
2002, núm. 16, B. J. 1100, pp. 205-215.

La incompetencia de atribución no puede plantearse por primera en casación,


aun fuera esta de orden público, si no hubiese sido formulada ante los jueces
del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 55, B. J. 1219.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm.
25, B. J. 1112, pp. 209-213.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia no solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978, sino también en todos los casos en que
existan tribunales especializados que regulan una determinada materia, como
ocurre en materia laboral y materia inmobiliaria. El artículo 20 de la Ley 834
de 1978 es una traducción y adecuación del artículo 92 del Código de
Procedimiento Civil francés, cuyas disposiciones fueron adoptadas en sentido
estricto, a pesar de que, a diferencia de Francia, existen en la República
Dominicana jurisdicciones especializadas, como por ejemplo la inmobiliaria,
que conocen de asuntos que en Francia son de la competencia de la
jurisdicción civil. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 32, B. J. 1238; 10
de octubre de 2012, núm. 24, B. J. 1223; 26 de septiembre de 2012, núm. 74,
B. J. 1222.

La Suprema Corte de Justicia, en función de corte de casación, puede


pronunciar de oficio la incompetencia de los tribunales civiles de conocer de
un asunto sobre un accidente de trabajo, que compete exclusivamente a los
tribunales laborales. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 13, B. J. 1240.

La corte de apelación no puede declarar su incompetencia de oficio para


conocer de la designación de un secuestrario judicial de un inmueble
registrado, alegando que como el tribunal de tierras había sido apoderado
previamente de una litis en nulidad de la venta de ese inmueble, dicho
tribunal debía dirimir la pertinencia del secuestro. SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio
de 2003, núm. 6, B. J. 1111, pp. 70-75.

Según el artículo 20 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, si la


sentencia es casada por causa de incompetencia, la Suprema Corte de Justicia
dispondrá el envío del asunto ante el tribunal que debe conocer de él. SCJ, 1.ª
Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 24, B. J. 1223; 3.ª Sala, 16 de enero de
2013, núm. 18, B. J. 1226.

Si la sentencia impugnada es casada por causa de incompetencia en razón de


la materia, la Suprema Corte de Justicia dispondrá el envío del asunto a la
jurisdicción de primer grado que deba conocer de él, como si no se hubiese
juzgado. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, números 34 y 36, B. J. 1182.
Incompetencia de las salas de la Suprema Corte de Justicia

La división en cámaras de la Suprema Corte de Justicia es una cuestión


puramente administrativa, de carácter interno, que obedece únicamente a la
necesidad de una mejor distribución de trabajo. En consecuencia, no se debe
declarar la incompetencia cuando el recurso se ha dirigido a la Suprema Corte
de Justicia y no a la cámara que debe conocer de él. SCJ, 1.ª Cám., 13 de
junio de 2007, núm. 3, B. J. 1159, pp. 63-72; 9 de octubre de 2002, B. J.
1103, pp. 212-221.

No procede declarar inadmisible el recurso de casación interpuesto contra la


sentencia del tribunal de envío ante una de las salas de la Suprema Corte de
Justicia, en lugar de ante las Salas Reunidas. Según el artículo 17 de la Ley
25-91, Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, el presidente de la Suprema
Corte de Justicia tiene la obligación de recibir todos los expedientes a través
de la Secretaría General y cursarlos, según su naturaleza, a la sala u
organismo que proceda para su solución. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero
de 2014, núm. 7, B. J. 1239; 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198; 7
de octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187.
Inconstitucionalidad

Se puede proponer por vía difusa la inconstitucionalidad de una ley ante la


Suprema Corte de Justicia, a condición de que haya sido sometida
previamente a la consideración de los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
agosto de 2009, núm. 53, B. J. 1185.
Inscripción en falsedad

Según el artículo 47 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, los únicos


actos contra los cuales procede la inscripción en falsedad en casación son
aquellos que han sido notificados, producidos o comunicados con motivo del
recurso de casación; no así las piezas que hayan sido o pudieron haber sido
sometidas a los jueces de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 33,
B. J. 1240; 1.ª Cám., 23 de septiembre de 2009, núm. 34, B. J. 1186; 15 de
diciembre de 2004, núm. 1, B. J. 1129, pp. 67-69; 13 de agosto de 2003, núm.
5, B. J. 1113, pp. 87-89; 27 de noviembre de 2002, núm. 8, pp. 84-87; 3.ª
Sala, 18 de enero de 2012, núm. 11, B. J. 1214.

Es admisible la inscripción en falsedad en casación contra el acto de la


notificación de la sentencia recurrida. En ese caso se deberá designar un juez
comisario que proceda a la instrucción del asunto, quien deberá ser de un
tribunal de igual categoría a aquel cuyo fallo es atacado en casación,
conforme al artículo 48 de la Ley sobre Procedimiento de Casación. SCJ, 1.ª
Cám., 29 de junio de 2005, núm. 25, B. J. 1135, pp. 238-242.

Es inadmisible la inscripción en falsedad ante la Suprema Corte de Justicia


contra la sentencia recurrida en casación. Cuando la Suprema Corte de
Justicia juzga que las enunciaciones de una sentencia no pueden ser abatidas
por una certificación de la secretaria del tribunal dando cuenta de lo
contrario, pues aquella debe prevalecer frente a esta porque la sentencia se
basta a sí misma y hace plena fe de todas sus menciones, las que solo pueden
ser impugnadas mediante el procedimiento de la inscripción en falsedad, no
se está refiriendo, en cuanto a esto último, al incidente de falsedad previsto en
el artículo 47 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, diseñado para la
inscripción en falsedad contra algún documento notificado, comunicado o
producido en un recurso de casación, sino que la sentencia impugnada en
casación o alguna de sus enunciaciones, puede ser atacada por una
inscripción en falsedad, pero conforme al procedimiento ordinario previsto en
los artículos 214 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, ya que la
sentencia impugnada en casación no es el documento notificado, comunicado
o producido en el recurso de casación, al cual el legislador quiso referirse
para que pudiera ser objeto de una inscripción en falsedad mediante el
procedimiento instituido por el citado artículo 47 de la Ley sobre
Procedimiento de Casación. SCJ, 27 de noviembre de 2002, núm. 8, B. J.
1104, pp. 84-87.
Las sentencias, como expresión de la función jurisdiccional del Estado, no
pueden ser impugnadas por medio de una acción principal que tienda a
anularlas o revocarlas ni por inscripción en falsedad, salvo escasas
excepciones. Deben ser atacadas mediante el ejercicio del correspondiente
recurso. SCJ, 1.ª Cám., 30 de diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp.
145-154; 27 de noviembre de 2002, núm. 8, B. J. 1104, pp. 84-87.
Interés

El recurso de casación está subordinado a que quien lo ejecute justifique su


interés en que se anule la decisión impugnada, según lo exige el párrafo
primero del artículo 4 de la Ley 3726 de 1953 sobre Procedimiento de
Casación. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232; 1.ª
Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 39, B. J. 1236; 8 de agosto de 2012,
núm. 22, B. J. 1221.

Para recurrir en casación no basta con que el recurrente haya sido parte del
proceso, se requiere además que la sentencia impugnada le haya causado un
perjuicio. SCJ, 1.ª Cám., 19 de marzo de 2003, núm. 15, B. J. 1108, pp. 164-
170.

Hay falta de interés para recurrir en casación si: a) el dispositivo de la


sentencia impugnada guarda armonía con las conclusiones propuestas por el
recurrente en casación ante los jueces de fondo; b) el recurrente se limita a
justificar sus pretensiones en el solo hecho de haber formado parte en el
proceso que culminó con el fallo impugnado y, en esa calidad, invoca que
dicho acto jurisdiccional incurrió en alguna violación a la ley o en otro vicio,
pero sin demostrar el perjuicio causado; c) el recurrente se limita a invocar
una violación que concierne a otra parte en el proceso. SCJ, Salas Reunidas,
17 de julio de 2013, núm. 5, B. J. 1232; 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J.
1232.

Es inadmisible el recurso de casación en el que el recurrente no invoca un


perjuicio personal, sino el causado a un tercero. SCJ, 1.ª Sala, 8 de agosto de
2012, núm. 22, B. J. 1221.

El recurso de casación debe estar dirigido contra aspectos de la sentencia


impugnada que ocasionan un perjuicio al recurrente y no contra los que les
son favorables. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 41, B. J. 1220.

Es inadmisible, por falta de interés, el recurso de casación contra una decisión


que ha acogido las conclusiones subsidiarias del recurrente. SCJ, 1.ª Sala, 22
de agosto de 2012, núm. 62, B. J. 1221.
Es inadmisible el recurso de casación dirigido contra una persona que no ha
sido beneficiario de la sentencia impugnada. SCJ, 3.ª Cám., 5 de noviembre
de 2003, núm. 7, B. J. 1116, pp. 631-636.

Es inadmisible por falta de interés el recurso de casación interpuesto contra


una sentencia que declaró nula una adjudicación si tanto el persiguiente como
el perseguido han sido desinteresados por el pago del crédito que sirvió de
base para la ejecución. SCJ, 1.ª Cám., 16 de diciembre de 2009, núm. 38, B.
J. 1189.

Constituye una falta de interés evidente presentar un medio de casación que


se limita a invocar una violación que concierne a otra parte en el proceso. En
la especie, el medio del recurrente versa sobre el hecho de que la condenación
impuesta por la decisión impugnada abarca a personas que no fueron puestas
en causa en la instancia en apelación. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm.
46, B. J. 1220.

Es inadmisible por falta de interés el recurso de casación interpuesto contra


las disposiciones de una sentencia que rechaza una excepción de nulidad si la
misma sentencia de la corte ha anulado la sentencia de primer grado por otras
razones. Es condición indispensable para ejercer el recurso de casación que
quien lo intente se queje contra una disposición que le perjudique, esto es,
que esa parte tenga un interés real y legítimo. El interés de interponer recurso
de casación contra una decisión no puede sustentarse pura y simplemente en
el reconocimiento de un punto de derecho que ha sido rechazado, sino en la
existencia de un agravio real que afecte de manera personal y directa el
derecho del reclamante. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 65, B. J.
1215.

Para que pueda interponerse un recurso de casación contra una decisión del
tribunal superior de tierras, es preciso que quien recurra haya figurado como
parte en el proceso o haya concurrido al juicio para hacer valer sus derechos,
es decir, que justifique su interés relacionado con un derecho o inmueble
registrado para participar en el proceso. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013,
núm. 35, B. J. 1228.
Intervención en casación

La intervención voluntaria es admisible en casación, conforme a los artículos


57 al 61 de la Ley sobre Procedimiento de Casación. SCJ, 1.ª Sala, 31 de
mayo de 2013, núm. 241, B. J. 1230.

La intervención producida en casación solo es posible si es ejercida de


manera accesoria, en apoyo de las pretensiones de una de las partes originales
en el proceso, sosteniendo y defendiendo su posición en la instancia, lo que
impide incorporar como sustento de la intervención pretensiones distintas a
las del actor principal, así como cuestionar aspectos de la sentencia que no
han sido objeto de crítica por este. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 10,
B. J. 1229.

Es inadmisible la intervención voluntaria hecha en casación sobre una


cuestión de fondo, aunque la intervención sea regular en la forma. Los
asuntos de fondo (en la especie, la inclusión de herederos en una partición)
deben someterse ante los jueces del fondo o ante el juez comisario
competente para dirimir todas las cuestiones o contestaciones relativas a la
partición de bienes. SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, núm. 76, B. J.
1234; 14 de diciembre de 2011, núm. 25, B. J. 1213.

Es inadmisible la solicitud de intervención voluntaria en casación hecha un


día antes de la audiencia que conoce del recurso. TC/00393/14, 30 de
diciembre de 2014.

La intervención forzosa es inadmisible en casación, toda vez que el


conocimiento de una demanda en intervención forzosa necesariamente obliga
a la ponderación de los hechos, escenario que escapa al control de la
casación, además de que la intervención forzosa no está prevista en los
artículos 57 al 61 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, que regulan la
intervención en materia de casación. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm.
241, B. J. 1230; SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 91, B. J. 1237.

Según el artículo 59 de la Ley de Procedimiento de Casación, la sentencia


que ordene que la demanda en intervención se una a la demanda principal
debe notificarse a los abogados de todas las partes. De no hacerse así, la
sentencia se tendrá como si no hubiere sido pronunciada y se procederá a
fallar sobre la demanda principal. SCJ, 1.ª Cám., 13 de mayo de 2009, núm.
22, B. J. 1182; 3.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 29, B. J. 1091, pp.
1027-1034.
Jurisprudencia

La Suprema Corte de Justicia es la guardiana de la correcta aplicación de la


ley por todos los tribunales del país. SCJ, Pleno, 31 de octubre de 2001, núm.
9, B. J. 1091, pp. 76-86.

La variación de una jurisprudencia sin una debida justificación constituye una


violación a los principios de igualdad y de seguridad jurídica. TC/0094/13, 4
de junio de 2013.

La unidad jurisprudencial asegura la obtención de una justicia predecible,


cualidad que ha sido reconocida por la doctrina como una garantía de dos de
los principios fundamentales de nuestro sistema judicial, a saber, la igualdad
de todos ante la ley y la seguridad jurídica. Aun cuando en materia civil y
comercial la jurisprudencia no constituye una fuente directa de derecho, es el
juez quien materializa el significado y contenido de las normas jurídicas
cuando las interpreta y aplica a cada caso concreto sometido a su
consideración, definiendo su significado y alcance. En tal virtud, tanto la
igualdad ante la ley como la seguridad jurídica serán realizadas en la medida
en que los litigios sustentados en presupuestos de hecho iguales o similares
sean solucionados de manera semejante por los tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 11
de diciembre de 2013, núm. 11, B. J. 1237; 3 de mayo de 2013, núm. 11, B. J.
1230.

Si bien la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia contribuye


eficazmente a la unificación de los criterios jurídicos sobre la correcta
aplicación de la ley y sirve de orientación plausible a las corrientes de
interpretación judicial de las leyes, la violación de una jurisprudencia no es,
en el estado actual de nuestro derecho, motivo de casación. La jurisprudencia,
aun constante, es susceptible de ser variada. Solo las reglas de derecho en que
se funda la jurisprudencia son las que deben ser invocadas en apoyo de un
recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 35, B. J.
1236; 24 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232; 3 de mayo de 2013, núm.
11, B. J. 1230; 22 de febrero de 2012, números 156 y 159, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 3, B. J. 1187; 20 de agosto de 2008, núm.
14, B. J. 1173, pp. 266-273; 17 de octubre de 2001, núm. 9, B. J. 1091, pp.
187-194; SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012, núm. 54, B. J. 1225.
La Suprema Corte de Justicia puede variar su criterio jurisprudencial con
relación a la aplicación de la ley, siempre que no incurra en la violación de
esta. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de 2012, núm. 2, B. J. 1225.

Un tribunal puede apartarse de sus precedentes, siempre y cuando ofrezca


una fundamentación suficiente y razonable de su conversión jurisprudencial.
Todo cambio del criterio habitual de un tribunal, incluida la Suprema Corte
de Justicia, debe estar debidamente motivado de manera razonable, razonada
y destinada a ser mantenida con cierta continuidad y con fundamento en
motivos jurídicos objetivos. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 11, B. J.
1230; 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222; 30 de mayo de 2012,
núm. 87, B. J. 1218.
Jurisdicción inmobiliaria

Según el artículo 82 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, el recurso de


casación, en materia inmobiliaria, se rige por la Ley sobre Procedimiento de
Casación y los reglamentos que se dicten al respecto. SCJ, 3.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 23, B. J. 1239.

Las únicas personas que pueden recurrir en casación contra las sentencias
dictadas por los tribunales superiores de tierras son las que han apelado el
fallo de jurisdicción original. SCJ, 3.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 21, B.
J. 1233.

Es inadmisible el recurso de casación interpuesto por una parte que no ha


apelado. El recurso de casación procede, en materia inmobiliaria, cuando lo
ejerce una parte que haya apelado la sentencia de jurisdicción original o
cuando, aun no habiendo apelado, ha resultado afectada por los cambios
introducidos por el tribunal superior de tierras. SCJ, 3.ª Sala, 26 de
septiembre de 2012, núm. 46, B. J. 1222; 13 de junio de 2012, núm. 38, B. J.
1219; 28 de marzo de 2012, núm. 64, B. J. 1216.

Es admisible el recurso de casación si el recurrente demuestra que la


sentencia impugnada le ha causado un agravio, como es el caso de una parte
gananciosa en primer grado que no apeló ni participó en el segundo grado,
pero en cuyo perjuicio el tribunal superior de tierras modificó lo resuelto por
el juez de jurisdicción original. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm.
77, B. J. 1223.

No es necesario que el recurrente notifique la sentencia impugnada para


recurrir en casación. Los plazos para la interposición de los recursos han sido
instituidos en beneficio de la parte perjudicada por el fallo que se recurre, por
lo que esta parte puede renunciar al plazo instituido en su beneficio y
proceder a interponer su recurso sin antes tener que notificar la sentencia
impugnada, lo que no perjudica a la contraparte ni la faculta para solicitar la
inadmisibilidad del recurso. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23, B.
J. 1239.

Es nulo el emplazamiento notificado al abogado del recurrido que postuló en


apelación, que no es el mismo que defiende al recurrido en casación si esa
irregularidad lesionó sus intereses de la defensa. En la especie, los recurridos
se limitaron en sus escritos de defensa a plantear este incidente sin hacer
derecho sobre el fondo del recurso. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013,
núm. 5, B. J. 1236.

El plazo para interponer el recurso de casación en materia inmobiliaria ya no


comienza a correr a partir de la fecha de la fijación de la sentencia en la
puerta del tribunal como era antes, según el derogado artículo 119 de la Ley
1542 sobre Registro de Tierras, sino a partir de la notificación de la sentencia
por acto de alguacil, como lo disponen los artículos 71 y 73 de la Ley 108-05
de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 22, B. J.
1239; 3.ª Sala, 5 de octubre de 2011, núm. 1, B. J. 1211.

Según el párrafo I del artículo 5 de la Ley 3726, sobre Procedimiento de


Casación, modificada por la Ley 491-08, en materia inmobiliaria no es
necesario acompañar el memorial de casación con la copia de la sentencia
recurrida ni con los documentos justificativos del recurso. SCJ, 3.ª Sala, 24
de julio de 2013, núm. 79, B. J. 1232.
Medios de casación

La enunciación de los medios y su desarrollo en el memorial son


formalidades sustanciales y necesarias para la admisión del recurso de
casación en materia civil, comercial e inmobiliaria, salvo que se trate de
medios que interesen al orden público, los que la Suprema Corte de Justicia
puede suplir de oficio. La Suprema Corte de Justicia, en funciones de corte de
casación, puede pronunciar, aun de oficio, la inadmisibilidad del recurso
cuando el memorial introductivo no contenga la enunciación y desarrollo de
los medios de casación. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de 2012, núm.
1, B. J. 1225; 28 de agosto de 2010, núm. 10, B. J. 1197; 1.ª Sala, 6 de
febrero de 2013, núm. 11, B. J. 1227; 1.ª Cám., 30 de julio de 2008, núm. 16,
B. J. 1177, pp. 291-296; 8 de marzo de 2006, B. J. 1144, pp. 82-85; 3.ª Sala,
20 de febrero de 2013, núm. 33, B. J. 1227.

Los medios que tienen un carácter de orden público pueden ser propuestos en
cualquier estado de causa y aun promovidos de oficio, incluso en casación,
pero solo si el tribunal que ha rendido la sentencia recurrida ha sido puesto en
condiciones de conocer el hecho que le sirve de base al agravio. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de enero de 2004, núm. 2, B. J. 1118, pp. 48-53.

Para cumplir el voto de la ley respecto al requisito de enunciar y desarrollar


los medios de casación, no basta con indicar en el memorial la violación de
un principio jurídico o de un texto legal, sino que es preciso que se indiquen
las razones por las cuales la sentencia impugnada ha desconocido ese
principio o violado ese texto legal; es decir, la parte recurrente debe articular
un razonamiento jurídico atendible que permita determinar a la Suprema
Corte de Justicia si en el caso ha habido o no violación a la ley. SCJ, Salas
Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229; 1.ª Sala, 13 de marzo de
2013, núm. 51, B. J. 1228; 1 de febrero de 2012, núm. 24, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 15. B. J. 1168, pp. 221-226; 23 de mayo
2007, núm. 18, B. J. 1158, pp. 199; 14 de junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147,
pp. 122-138; 2 de marzo de 2005, núm. 3, B. J. 1132, pp. 209-212; 3.ª Sala,
13 de julio de 2011, núm. 15, B. J. 1208.

Para satisfacer el mandato de la ley, el recurrente no solo debe señalar en su


memorial de casación las violaciones a la ley o a una regla o principio
jurídico, sino que debe indicar de manera clara y precisa en cuáles aspectos la
sentencia impugnada desconoce las alegadas violaciones, haciendo una
exposición o desarrollo de sus medios ponderables que permita a la Suprema
Corte de Justicia examinar el recurso y verificar si ha sido o no violada la
ley. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 33, B. J. 1227; 1.ª Cám., 30
de enero de 2008, núm. 15, B. J. 1166, pp. 163-169.

Como sustento de un medio de casación, no es suficiente hacer citas de textos


legales supuestamente violados, sino que es deber del recurrente articular,
mediante un razonamiento jurídico preciso y coherente, en qué ha consistido
la violación o desconocimiento de la regla de derecho inobservada, de manera
que le permita determinar a la Suprema Corte de Justicia si en el caso ha
habido o no violación a la ley, así como precisar el agravio derivado de dicha
violación. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 98, B. J. 1216; 11 de
enero de 2012, núm. 15, B. J. 1214.

Para cumplir con el voto de la ley, es indispensable que el recurrente enuncie


los medios de casación y los desarrolle, aunque sea de manera sucinta, en el
memorial introductivo del recurso, explicando los motivos en que lo funda y
en qué consisten las violaciones de la ley de los principios jurídicos
invocados. SCJ, Salas Reunidas, 11 de agosto de 2010, núm. 5, B. J. 1197;
1.ª Cám., 11 de septiembre de 2009, núm. 22, B. J. 1132; 14 de junio de
2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138; 16 de marzo de 2005, núm. 9, B. J.
1132, pp. 245-248; 29 de enero de 2003, núm. 11, B. J. 1106, pp. 85-91; 10
de julio de 2002, núm. 2, B. J. 1100, pp. 108-116; 17 de enero de 2001, núm.
12, B. J. 1082, pp. 164-167; 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 12, B. J.
1236; 24 de julio de 2013, núm. 74, B. J. 1232. 3.ª Cám., 27 de junio de
2007, núm. 26, B. J. 1159, pp. 1031-1038; 1 de febrero de 2006, núm. 4, B. J.
1143, pp. 1460-1464; 12 de octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 1522-
1528; 16 de marzo de 2005, núm. 9, B. J. 1132, pp. 245-258; 8 de diciembre
de 2004, núm. 4, B. J. 1129, pp. 587-592.

Es inadmisible el recurso de casación en el cual los argumentos del recurrente


no están dirigidos de manera clara y precisa contra la sentencia impugnada, ni
se indican en el memorial los agravios contra ella, ni se señalan las
violaciones a la ley o a una norma jurídica que esta contiene. SCJ, 3.ª Sala,
31 de julio de 2013, núm. 90, B. J. 1232.
Es inadmisible el recurso de casación en el cual el recurrente se limita a
exponer cuestiones de hecho, simples menciones de textos legales y
transcripción de considerandos de la sentencia impugnada, sin definir las
violaciones contenidas en la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero
de 2012, núm. 55, B. J. 1215.

Es inadmisible el recurso de casación en el cual el recurrente no enuncia los


motivos de la sentencia recurrida con los que no está de acuerdo, sino que
simplemente procede a citar disposiciones legales sin expresar en qué sentido
la sentencia impugnada incurrió en las violaciones denunciadas y sin
desarrollarlos siquiera sucintamente. Los medios de casación se estructuran,
primero, con la simple mención de las violaciones que se denuncian y, luego,
con los motivos y las críticas que el recurrente dirige contra la decisión
atacada, desde el punto de vista de su legalidad. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de
2012, núm. 72, B. J. 1215.

La denominación “medios de casación” no constituye una fórmula


sacramental. No es inadmisible el recurso que los denomina “agravios”. SCJ,
1.ª Cám., 25 de marzo de 2009, núm. 67, B. J. 1180.

Son imponderables los medios de casación que resultan ser de imposible


análisis, desarrollados de manera muy difusa, insuficientemente sustentados,
llenos de incoherencias y carentes, por tanto, de precisión. SCJ, 1.ª Cám., 4
de febrero de 2009, núm. 1, B. J. 1179.

Es inadmisible el recurso de casación en el cual los medios de casación se


encuentran redactados en forma ambigua e ininteligible, que impide apreciar
cuál es el vicio que se le atribuye a la sentencia impugnada. SCJ, 3.ª Sala, 19
de julio de 2013, núm. 48, B. J. 1232.

Es inadmisible el recurso que contiene una evidente contradicción, al


afirmar, por una parte, que no se ha aportado documento probatorio de la
existencia de la deuda y, por la otra parte, que dicha deuda ha sido pagada —
con lo cual descarta el alegato anterior—, por crear una real y verdadera
incompatibilidad entre las dos posiciones asumidas en su memorial, situación
esta que produce en realidad el aniquilamiento de los alegatos, lo que se
traduce en una ausencia de argumentaciones que sustenten el recurso y en la
subsecuente omisión de señalar los medios en que se funda. SCJ, 1.ª Cám., 7
de diciembre de 2005, núm. 4, B. J. 1141, pp. 145-148.

No es posible alegar como fundamento de un medio de casación, contra una


sentencia dictada por un tribunal civil o comercial, agravios sustentados en
violaciones a normas de derecho laboral, que tienen su procedimiento
particular y solo pueden ser conocidas y falladas por tribunales de excepción.
SCJ, 1.ª Cám., 27 de noviembre de 2002, núm. 15, B. J. 1104, pp. 123-137.

Es inadmisible el recurso de casación en el que el recurrente no señala


agravios contra la sentencia impugnada, sino contra la sentencia en primer
grado. Las violaciones a la ley que se aleguen en casación deben encontrarse
en la sentencia contra la cual se dirige el recurso y no en otra; de ahí que las
irregularidades cometidas por el juez de primer grado no puedan invocarse
como medio de casación, máxime cuando el asunto ha sido objeto de un
doble examen en virtud del principio del doble grado de jurisdicción. SCJ,
Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198; 1.ª Sala, 3 de
julio de 2013, núm. 50, B. J. 1232; 10 de abril de 2013, núm. 38, B. J. 1229;
25 de abril de 2012, núm. 84, B. J. 1217; 1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008,
núm. 16, B. J. 1177, pp. 240-247; 27 de julio de 2005, núm. 21, B. J. 1136,
pp. 215-221; 9 de octubre de 2002, núm. 19, B. J. 1103, pp. 169-174; 3.ª
Sala, 16 de enero de 2013, núm. 18, B. J. 1226; 28 de marzo de 2012, núm.
63, B. J. 1216; 7 de marzo de 2012, núm. 21, B. J. 1216.

Las irregularidades cometidas en la sentencia de primer grado no pueden


invocarse como un medio de casación, a menos que hayan sido planteadas en
apelación. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 5, B. J. 1228; SCJ, 1.ª
Cám., 27 de julio de 2005, núm. 8, B. J. 1136, pp. 215-221.

Es inadmisible el recurso de casación cuyos medios versan sobre asuntos no


contenidos en la decisión objeto del recurso. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de
2012, núm. 36, B. J. 1220.

Es inadmisible el recurso de casación en el que el recurrente dirige sus


agravios contra una sentencia distinta a la impugnada. SCJ, 1.ª Cám., 28 de
noviembre de 2001, núm. 8, B. J. 1092; pp. 139-143.
Constituye una falta de interés evidente presentar un medio de casación que
se limita a invocar una violación que concierne a otra parte en el proceso. En
la especie, el medio del recurrente versa sobre el hecho de que la condenación
impuesta por la decisión impugnada abarca a personas que no fueron puestas
en causa en la instancia en apelación. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm.
46, B. J. 1220.

Las violaciones o irregularidades que pueden dar lugar a la casación de una


sentencia deben ser determinantes y ejercer una influencia de consideración
sobre el dispositivo criticado. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 67, B.
J. 1219.

La enunciación de los medios no debe estar sujeta a formas sacramentales;


basta con que sean redactados en forma precisa que permita su comprensión
y alcance. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 35, B. J. 1223; 14 de
marzo de 2012, núm. 40, B. J. 1216.

No se requiere que los medios de casación estén enumerados en el memorial


de casación, siempre y cuando se encuentren enunciados y detallados, aunque
sea de manera sucinta. SCJ, 3.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 56, B. J.
1239.

Para que se admita el recurso de casación no es necesario que los medios en


que se sustenta el recurso hayan sido particularizados; basta con que estos se
encuentren desarrollados en conjunto en el contenido del memorial. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 25, B. J. 1222.

Es admisible el recurso de casación si el escrito contiene alguna expresión


que permita determinar la regla o el principio jurídico que haya sido violado,
aunque no se expongan los medios en que se funda el recurso. SCJ, 1.ª Sala,
1 de febrero de 2012, núm. 29, B. J. 1215.

El hecho de que un medio de casación no haya sido desarrollado por la parte


recurrente no implica que el recurso sea inadmisible si los demás medios
aducidos han sido desarrollados debidamente. SCJ, 3.ª Sala, 1 de agosto de
2012, núm. 13, B. J. 1221.
La notificación en cabeza del acto de alguacil del memorial de casación
suprime la necesidad de transcribir en el acto de emplazamiento los medios y
motivos que justifican el recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre
de 2011, núm. 45, B. J. 1213.

Un medio de casación puede conducir a la anulación de la sentencia atacada


solo si demuestra que el error del juez ha ejercido una influencia de
consideración sobre el dispositivo criticado. SCJ, 1.ª Cám., 19 de febrero de
2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114.

Para que un medio de casación sea acogido, no basta con que se haya
invocado en apelación, sino que es necesario también que no sea inoperante,
es decir, que el vicio que se denuncia no quede sin influencia sobre la
disposición atacada por el recurso. En la especie, la corte confirmó la
sentencia de primer grado al comprobar la irregularidad de fondo relativa a la
notificación de la demanda original, por lo que resulta irrelevante cualquier
decisión sobre medidas para dilucidar el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
agosto de 2013, núm. 13, B. J. 1233.

Los medios deben ser desarrollados en el memorial de casación; es


inadmisible el recurso que indica que los medios contra la sentencia
impugnada se van a desarrollar en un escrito ampliatorio. SCJ, 1.ª Cám., 11
de febrero de 2009, núm. 22, B. J. 1179, pp. 263-267.

No es posible variar mediante un escrito de “ampliación del recurso de


casación” los medios propuestos en el recurso introductivo. SCJ, 1.ª Cám., 18
de mayo de 2005, núm. 13, B. J. 1134, pp. 120-126.
Medios de inadmisión

No es posible invocar por primera vez en casación un medio de inadmisión


que no haya sido propuesto ante los jueces del fondo, excepto si son de orden
público. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de 2010, núm. 17, B. J. 1191; 1.ª Cám.,
7 de octubre de 2009, núm. 2, B. J. 1187; 27 de septiembre de 2006, núm.
13, B. J. 1150, pp. 299-305.
Medios nuevos en casación

No se puede hacer valer ante la Suprema Corte de Justicia, en funciones de


corte de casación, ningún medio que no haya sido expresa o implícitamente
propuesto en sus conclusiones por la parte que lo invoca al tribunal del cual
proviene la decisión atacada, a menos que la ley le haya impuesto su examen
de oficio con un interés de orden público. SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de
2013, núm. 6, B. J. 1229; SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 8, B. J.
1238; 15 de mayo de 2013, núm. 140, B. J. 1230; 17 de octubre de 2012,
núm. 45, B. J. 1223; 6 de abril de 2011, núm. 3, B. J. 1205; 1.ª Cám., 3 de
diciembre de 2008, núm. 15, B. J. 1177, pp. 230-239; 27 de abril de 2005,
núm. 16, B. J. 113, pp. 158-171; 18 de diciembre de 2002, núm. 8, B. J. 1105;
pp. 100-104.

No se puede hacer valer ante la Suprema Corte de Justicia, en funciones de


corte de casación, ningún medio que no haya sido presentado por la parte
interesada mediante conclusiones o en los motivos de su recurso de
apelación. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 194, B. J. 1215.

Para que un medio de casación sea admisible es necesario que los jueces del
fondo hayan sido puestos en condiciones de conocer los hechos y
circunstancias que le sirven de causa a los agravios formulados por los
recurrentes. SCJ, Salas Reunidas, 18 de septiembre de 2013, núm. 5, B. J.
1234; 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 12, B. J. 1218.

Para que un medio de casación sea admisible es necesario que los jueces del
fondo hayan sido puestos en condiciones de conocer los hechos y
circunstancias que le sirven de causa o que el tribunal los haya apreciado por
su propia determinación o que una disposición legal imponga su examen de
oficio. SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 140, B. J. 1230.

Los únicos hechos que debe considerar la Suprema Corte de Justicia, en


funciones de corte de casación, para determinar si existe violación a la ley
son los establecidos en la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de
2013, núm. 211, B. J. 1231.

La parte que hace defecto como intimada en apelación no podrá hacer valer
ante la Suprema Corte de Justicia, en función de corte de casación, ningún
medio, salvo aquellos cuyo examen la ley impone de oficio por ser de orden
público. Cualquier otro medio deberá ser considerado un medio nuevo por
haber incurrido en defecto el recurrente en la instancia en apelación. SCJ, 1.ª
Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 83, B. J. 1228; 23 de mayo de 2012, núm.
62, B. J. 1218; 29 de febrero de 2012, números 195 y 196, B. J. 1215; 3.ª
Sala, 30 de enero de 2013, núm. 46, B. J. 1226.

Constituye un medio nuevo en casación aquel que fue rechazado en primer


grado pero no reiterado en grado de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de
2014, núm. 48, B. J. 1238.

El medio de la inembargabilidad de los bienes del Estado puede ser propuesto


por primera vez en casación, y aun suplido de oficio, por ser un medio de
orden público. SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, núm. 115, B. J. 1234.

El medio nuevo de la incompetencia de atribución, al ser de orden público, es


admisible en casación, aunque la parte que lo invoca no lo propuso ni en
primer grado ni en apelación. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm.
2, B. J. 1236.

Aunque los medios de orden público pueden ser propuestos por primera vez
en casación y aun promovidos de oficio, esto es así solo cuando el tribunal
que ha rendido la sentencia atacada ha sido puesto en condiciones de conocer
el hecho que le sirve de base al agravio. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012,
núm. 79, B. J. 1215.
Memorial de casación

Según el artículo 6 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, sometido el


memorial de casación por el recurrente, el presidente de la Suprema Corte de
Justicia proveerá un auto mediante el cual autorizará el emplazamiento de la
parte recurrida. Este emplazamiento se encabezará con una copia del
memorial de casación y una copia del auto del presidente, a pena de nulidad.
SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 21, B. J. 1229; 1.ª Cám., 23 de abril
de 2008, núm. 22, B. J. 1169, pp. 218-223.

Es caduco el recurso de casación en que solo se notifica el auto en que el


presidente autorizó a emplazar, pero no la copia del memorial de casación.
SCJ, 3.ª Sala, 6 de julio de 2011, núm. 14, B. J. 1208.

No hay caducidad del recurso si, aun cuando el emplazamiento en casación


no contiene la notificación del memorial de casación ni del auto del
presidente de la SCJ mediante el cual se autoriza dicho emplazamiento, los
recurridos han constituido abogados, han notificado su defensa y han ejercido
ampliamente sus derechos como recurridos. En el estado actual del derecho
dominicano, cuya tendencia desde hace varios años es la eliminación, en lo
posible, de los formalismos excesivos en los procedimientos judiciales, la
máxima “no hay nulidad sin agravio” ha llegado a convertirse en una regla
jurídica que el legislador ha consagrado en varias disposiciones, apareciendo
ahora de manera clara y terminante en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978.
SCJ, 3.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 30, B. J. 1157, pp. 812-820.

Si el memorial de casación no tiene fecha, se reputa que su fecha es la de su


depósito en la secretaría de la Suprema Corte de Justicia, que queda indicada
en el auto que expide el presidente de la corte. SCJ, 1.ª Cám. 29 de julio de
2009, núm. 81, B. J. 1184.

No es posible variar mediante un escrito de “ampliación del recurso de


casación”, los medios propuestos en el recurso introductivo. SCJ, 1.ª Cám.,
18 de mayo de 2005, núm. 13, B. J. 1134, pp. 120-126.
Motivos de la sentencia recurrida (falta de motivos)

V. también sentencia.

La función nomofiláctica de control de legalidad que comporta la casación


solo puede ejercerse cuando la sentencia sobre la que se aplica se encuentra
debidamente motivada. La obligación de motivación puede considerarse
como un instrumento destinado a permitir el control de legalidad por parte de
la corte de casación, en la medida en la que el juez se ve obligado a dar
existencia, con la referida motivación, al dato objetivo sobre el cual dicho
control debe ejercerse. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 35, B. J.
1223.

Los motivos erróneos no implican necesariamente la casación de la sentencia


si estos no fueron determinantes en la decisión adoptada. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
junio de 2012, núm. 3, B. J. 1219.

No se encuentra debidamente motivada la sentencia que contiene una


incompleta exposición de los hechos y circunstancias de la causa que no
permite a la Suprema Corte de Justicia verificar si en la especie la ley ha sido
bien aplicada. SCJ, 1.ª Cám., 14 de julio de 2004, núm. 9, B. J. 1124, pp.
128-134; 9 de julio de 2003, núm. 27, B. J. 1112, pp. 219-224.

La falta de motivos solo puede existir cuando de los considerandos emitidos


por los jueces de segundo grado no se comprueban los elementos de hecho y
de derecho necesarios para la aplicación de la ley. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo
de 2012, núm. 2, B. J. 1216.

Hay falta de motivos cuando resulta evidente que la motivación, aparte de


haber sido concebida en términos vagos e imprecisos, contiene un
insustancial y generalizado razonamiento que no suministra motivos
apropiados y suficientes para justificar la decisión adoptada. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de marzo de 2011, núm. 32, B. J. 1204; 1.ª Cám., 18 de diciembre de
2002, núm. 2, B. J. 1105, pp. 52-59.

Cuando el tribunal de segundo grado confirma la sentencia del tribunal de


primer grado, adoptando pura y simplemente los motivos de este sin
reproducirlos, es indispensable, para llenar el voto de la ley, que la recurrente
en casación deposite en secretaría no solamente copia auténtica de la
sentencia recurrida, lo que sería insuficiente, sino también y para completarla,
la de la sentencia cuyos motivos han sido adoptados, ya que, como ha sido
establecido, cuando un tribunal superior adopta los motivos dados por un
tribunal inferior, sin reproducirlos en su sentencia, es necesario referirse a la
sentencia dictada por este último tribunal para saber si la ley ha sido bien o
mal aplicada. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm. 235, B. J. 1230; 31 de
octubre de 2012, núm. 95, B. J. 1223; 1 de febrero de 2012, núm. 26, B. J.
1215; 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm. 30, B. J. 1112, pp. 234-239.

No constituye una falta de motivos el hecho de que los jueces no mencionen


en la sentencia los textos legales que examinaron para tomar su decisión si
del cuerpo de la sentencia se evidencia que la corte examinó y valoró los
textos de ley aplicables. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 46, B. J.
1238.
La falta de mención expresa de los textos legales en que los jueces sustentan
sus decisiones no constituye un vicio que justifique la casación, siempre y
cuando se haga una correcta aplicación del derecho. SCJ, 1.ª Sala, 25 de
septiembre de 2013, núm. 116, B. J. 1234.
Motivos de la sentencia recurrida (sustitución)

La Suprema Corte de Justicia, como corte de casación, puede sustituir, parcial


o totalmente, los motivos contenidos en la sentencia recurrida y preservar el
fallo. La sustitución de motivos es una técnica casacional que permite
economizar un reenvío y logra, por un lado, evitar el estancamiento de los
procesos en las jurisdicciones inferiores y, por otro, fortalecer una decisión
cuyo dispositivo es correcto. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 26, B.
J. 1218; 1.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 7, B. J. 1107, pp. 107-114.

La Suprema Corte de Justicia puede suplir de oficio la motivación correcta a


una sentencia recurrida en casación si se trata de un asunto de puro derecho y
si el dispositivo de la sentencia impugnada se ajusta a lo que procede en
derecho. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 16, B. J. 1215.

Cuando las motivaciones plasmadas en la sentencia impugnada son erróneas


y desprovistas de pertinencia, corresponde a la Suprema Corte de Justicia,
siempre que el dispositivo concuerde con lo procedente en derecho, proveer
al fallo impugnado de las motivaciones que justifiquen lo decidido. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 42, B. J. 1230; 3 de octubre de 2012, núm.
15, B. J. 1223; 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 16, B. J. 1178, pp. 279-
284; 4 de octubre de 2006, núm. 2, B. J. 1151, pp. 126-131; 14 de mayo de
2003, núm. 7, B. J. 1110, pp. 153-160; 9 de octubre de 2002, núm. 21, B. J.
1103, pp. 182-188; 21 de noviembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 95-101.
Naturaleza de la casación

La Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de Casación, no es un


tercer grado de jurisdicción. Jamás averigua si la sentencia está bien o mal
fundada en cuanto al fondo. No juzga los procesos, sino las sentencias; no el
hecho, sino el derecho. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 12, B. J.
1127, pp. 251-256; 3.ª Cám., 11 de julio de 2001, núm. 7, B. J. 1088, pp. 743-
747.

El papel de la Suprema Corte de Justicia como corte de casación no se


extiende a examinar pruebas con ocasión del recurso del cual sea apoderada.
La finalidad de la casación es la de examinar el proceso en derecho. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 131, B. J. 1215.

La Suprema Corte de Justicia, en funciones de corte de casación, debe


estatuir en las mismas condiciones en que los jueces del fondo conocieron el
asunto en cuestión. No se puede aceptar el depósito de un documento en
casación que no haya sido sometido a debate ante los jueces de fondo. SCJ,
1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 24, B. J. 1219.

El recurso de casación no es de rango constitucional. El legislador tiene la


potestad de limitarlo, dentro de las facultades y atribuciones que le reconoce
la Constitución. SCJ, Salas Reunidas, 9 de enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226;
19 de diciembre de 2012, núm. 8, B. J. 1225; 1.ª Sala, 30 de enero de 2013,
núm. 1, B. J. 1226; 30 de mayo de 2012, núm. 87, B. J. 1218.
Notificación de la sentencia recurrida

No es necesario para la interposición del recurso de casación que el


recurrente haya notificado la sentencia impugnada ni que espere a que la
contraparte la notifique. El recurrente puede interponer el recurso tan pronto
se entere de la existencia de la sentencia en su contra. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 11, B. J. 1239; 7 de marzo de 2012, núm. 8, B. J.
1216.
Objetivo fundamental del recurso de casación
El objetivo fundamental del recurso de casación es asegurar la estabilidad del
derecho y su aplicación uniforme a todos los justiciables. SCJ, 1.ª Cám., 4 de
septiembre de 2002, núm. 4, B. J. 1102, pp. 102-112.
Omisión de estatuir

El vicio de omisión de estatuir se configura cuando un tribunal dicta una


sentencia sin haberse pronunciado sobre uno o varios de los puntos de las
conclusiones formalmente vertidas por las partes. SCJ, Salas Reunidas, 16 de
octubre de 2013, núm. 9, B. J. 1235; 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm.
13, B. J. 1239; 31 de mayo de 2013, núm. 241, B. J. 1230; 17 de octubre de
2012, núm. 56, B. J. 1223.

Si la corte ni transcribe ni pondera en su decisión las conclusiones de una de


las partes, esta puede someter en casación una transcripción del acta de la
audiencia en la que formuló sus conclusiones. Independientemente de los
méritos que pueda tener o no las conclusiones omitidas, es deber de la corte
de apelación ponderar los pedimentos formales propuestos ante ella por las
partes; el no hacerlo constituye una omisión de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 11 de
enero de 2012, núm. 8, B. J. 1214.

Hay omisión de estatuir cuando el tribunal no responde a las conclusiones de


la parte demandada en cuya virtud solicitaba que se acogiera una demanda
reconvencional. SCJ, 1.ª Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 9, B. J. 1146, pp.
147-152.

Hay omisión de estatuir cuando, frente a la fusión de varios recursos, el


tribunal se limita a ponderar los méritos de uno de ellos. SCJ, 1.ª Cám., 8 de
junio de 2005, núm. 7, B. J. 1135, pp. 119-124.

La omisión de contestar determinados argumentos secundarios por parte de


los jueces no puede ser asimilado a una omisión de estatuir, sobre todo si lo
que ha sido fallado y correctamente motivado decide, por vía de
consecuencia, las conclusiones respecto de las cuales se alega la omisión de
estatuir. SCJ, 3.ª Cám., 20 de junio de 2001, núm. 14, B. J. 1087, pp. 604-
621.

No hay omisión de estatuir si, a pesar de que las conclusiones no fueron


transcritas en el cuerpo de la sentencia, las pretensiones y alegatos de los
recurrentes fueron valoradas y contestadas en el cuerpo de la decisión. SCJ,
1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 16, B. J. 1216.

Ante la solicitud de un medio de inadmisión de una parte, la contraparte pide


una comunicación de documentos y el sobreseimiento del conocimiento de la
inadmisión. El tribunal rechaza el pedimento de comunicación de
documentos de la contraparte y la pone en mora de concluir sobre el medio
de inadmisión, lo cual esta no hace. El tribunal pronuncia el defecto y falla el
medio de inadmisión sin pronunciarse sobre el sobreseimiento. No hay
omisión de estatuir sobre el sobreseimiento porque el tribunal ya había
rechazado la comunicación de documentos, lo cual dejaba la solicitud de
sobreseimiento sin objeto. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 142, B.
J. 1215.
Plazo

Según el artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, modificado


por la Ley 491-08, el plazo para interponer el recurso de casación en las
materias civiles y comerciales, inmobiliaria, contencioso-administrativo y
contencioso-tributario es de treinta días a partir de la notificación de la
sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 17, B. J.
1226; 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 54, B. J. 1228; 13 de junio de
2012, núm. 37, B. J. 1219.

El plazo para interponer el recurso de casación en materia inmobiliaria ya no


comienza a correr a partir de la fecha de la fijación de la sentencia en la
puerta del tribunal, como era antes según el derogado artículo 119 de la Ley
1542 sobre Registro de Tierras, sino a partir de la notificación de la sentencia
por acto de alguacil, como lo disponen los artículos 71 y 73 de la Ley 108-05
de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 5 de octubre de 2011, núm. 1, B. J.
1211.

El plazo para el recurso de casación debe observarse a pena de caducidad; su


inobservancia puede ser invocada en todo estado de causa y no es susceptible
de ser cubierta por las defensas sobre el fondo. La Suprema Corte de Justicia,
debe pronunciar, aun de oficio, la inadmisión resultante de la expiración del
plazo fijado para la interposición del recurso. SCJ, 3.ª Cám., 8 de marzo de
2006, B. J. 1144, pp. 1462-1467.

El plazo para recurrir en casación es franco. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de


enero de 2001, núm 1, B. J. 1082, pp. 9-45; 1.ª Cám., 6 de abril de 2005,
núm. 2, B. J. 1133, pp. 85-91; 23 de julio de 2003, núm. 44, B. J. 1112, pp.
325-331; 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 35, B. J. 1228.; 27 de abril de
2012, núm. 42, B. J. 1217; 5 de octubre de 2011, núm. 8, B. J. 1211; 3.ª
Cám., 8 de marzo de 2006, B. J. 1144, pp. 1462-1467.

El plazo para interponer el recurso de casación se aumenta en razón de la


distancia, a razón de un día por cada treinta kilómetros o fracción mayor de
quince kilómetros, según lo disponen los artículos 67 de la Ley sobre
Procedimiento de Casación y 1033 del Código de Procedimiento Civil. SCJ,
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 75, B. J. 1215; 3.ª Sala, 20 de marzo de
2013, núm. 35, B. J. 1228; 30 de enero de 2013, núm. 39, B. J. 1226; 27 de
abril de 2012, núm. 42, B. J. 1217; 3.ª Cám., 8 de marzo de 2006, B. J. 1144,
pp. 1462-1467.

El plazo para recurrir en casación de una persona domiciliada en el extranjero


se aumenta con los plazos establecidos en el artículo 73 del Código de Proc.
Civil. SCJ, 3.ª Cám., 28 de febrero de 2007, núm. 26, B. J. 1155, pp. 1409-
1421.

El plazo que corresponda aumentar en razón de la distancia conforme a la


escala del artículo 73 del Código de Procedimiento Civil se debe agregar al
plazo normal establecido para la interposición del recurso de casación. SCJ,
3.ª Cám., 28 de febrero de 2007, núm. 26, B. J. 1155, pp. 1409-1421.

El artículo 73.6 del Código de Procedimiento Civil establece un aumento del


plazo en razón de la distancia de sesenta días para las personas domiciliadas
en Europa. SCJ, 1.ª Sala, 16 de marzo de 2011, núm. 24, B. J. 1204.

En materia inmobiliaria, los plazos para recurrir en casación son francos y se


aumentan en razón de la distancia. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 23,
B. J. 1232.
Si el último día para efectuar una notificación es feriado, el plazo se prorroga
hasta el día siguiente por aplicación del artículo 1033 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 8, B. J. 1006,
pp. 68-73; 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 26, B. J. 1240.

Si el plazo vence un domingo o día no laborable, se prorroga al próximo día,


según el artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil. Si el próximo día
no es laborable, el plazo se prorroga al día siguiente que sea laborable. SCJ,
3.ª Sala, 27 de abril de 2011, núm. 37, B. J. 1205; 17 de enero de 2007, núm.
35, B. J. 1154, pp. 1403-1408.

Por aplicación del artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil, el día
feriado solo deja de incluirse entre los días hábiles para la interposición de un
recurso si coincide con la culminación del plazo, en cuyo caso se prorroga al
día siguiente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 17, B. J. 1169, pp.
186-192.
El plazo que vence un sábado se prorroga al día siguiente laborable, dada la
naturaleza del recurso de casación, que exige para su interposición el depósito
del memorial en la secretaría del tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 16 de enero de
2008, núm. 2, B. J. 1166, pp. 69-75.

Los domingos y días feriados se cuentan dentro del plazo a menos que uno de
ellos coincida con su vencimiento, en cuyo caso el plazo vence el día hábil
siguiente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 17, B. J. 1169, pp. 186-
192.

Conforme al artículo 5 de la Ley 3726 sobre Procedimiento de Casación, el


plazo para recurrir una sentencia dictada en defecto en apelación corre a
partir del vencimiento del plazo de los quince días establecidos para ejercer el
recurso de oposición. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 13, B. J.
1168, pp. 210.

Sin embargo, si la sentencia dictada en defecto no es recurrible en oposición


—en la especie, una ordenanza en referimiento—, el plazo para recurrir en
casación es el normal de treinta días, aunque se haya recurrido en oposición
la sentencia de segundo grado. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 12, B.
J. 1228.
Plazo (punto de partida)

V. también recursos.

El punto de partida para el cómputo del plazo para interponer el recurso de


casación no se inicia con la fecha del retiro de la sentencia impugnada, sino a
partir de la fecha de su notificación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm.
104, B. J. 1228; 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.

El plazo que tiene una persona domiciliada en Europa para interponer el


recurso de casación es de sesenta días a partir de la notificación de la
sentencia, en virtud del artículo 73 del Código de Procedimiento Civil. Este
plazo solo corre a partir del recurrente haber recibido el acto de notificación
de la sentencia por parte de las autoridades consulares dominicanas. SCJ, 1.ª
Sala, 16 de marzo de 2011, núm. 24, B. J. 1204.
El recurso ha de tenerse como interpuesto en tiempo hábil si en el expediente
no se encuentra depositado el acto de notificación de la sentencia recurrida en
casación, SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 81, B. J. 1218.

No procede declarar inadmisible por tardío el recurso de casación si el acto


de notificación de la sentencia impugnada no aparece depositado en el
expediente, aun cuando el propio recurrente haya hecho referencia a la fecha
de la notificación en su memorial de casación. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de
2012, núm. 191, B. J. 1215.
Prescripción

Según el artículo 2223 del Código Civil, la prescripción es de interés privado.


El juez solo debe pronunciarse sobre ellas a petición de parte y no de oficio.
No puede ser invocada por primera vez en casación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
febrero de 2014, núm. 45, B. J. 1239; 3.ª Cám., 5 de diciembre de 2007, núm.
18, B. J. 1165, pp. 845-852; 12 de enero de 2005, núm. 14, B. J. 1130, pp.
651-671.

Cuando el artículo 2224 del Código Civil dispone que la prescripción puede
oponerse en todo estado de causa, aun ante la Suprema Corte de Justicia, no
se refiere a la Suprema Corte de Justicia actual, que funciona como corte de
casación, sino a la Suprema Corte de la época en que se adoptó el Código
Civil, que fungía como un tribunal de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero
de 2014, núm. 45, B. J. 1239.
Querella por falsedad

No procede la solicitud de sobreseimiento del recurso de casación sobre la


base de una querella por falsedad, puesto que, independientemente de que esa
acción penal fue canalizada después de interpuesto el recurso de casación,
dicha solicitud se refiere a documentos que fueron sometidos al debate
público y contradictorio ante los jueces del fondo, cuya validez no fue
contestada en esa instancia. No habiéndose planteado ante los jueces del
fondo la falsedad de dichos documentos, no procede someter la solicitud de
aplazamiento por primera vez en casación. SCJ, 1.ª Cám., 13 de enero de
2010, núm. 8, B. J. 1190.
Restricción y supresión del recurso de casación

El legislador puede regular, limitar e, incluso, restringir el derecho a un


recurso mediante una disposición adjetiva. TC/0155/13, 12 de septiembre de
2013; TC/0002/14, 14 de enero de 2014; TC/0141/14, 8 de julio de 2014;
TC/0142/14, 14 de enero de 2014; TC/00401/14, 30 de diciembre de 2014.

Los recursos de nuestro orden procesal, tanto ordinarios como


extraordinarios, deben su existencia a la ley, de donde se colige que el
legislador ordinario puede limitar y reglamentar su ejercicio si lo estima
conveniente para determinados asuntos, y aun suprimirlos. TC/0007/12, 22 de
marzo de 2012; 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 39, B. J. 1220.
Sentencia recurrida cuya condenación no excede 200 salarios mínimos
Según el literal c del párrafo segundo del artículo 5 de la Ley sobre
Procedimiento de Casación, modificada por la Ley 491-08, es inadmisible el
recurso de casación contra las sentencias cuya condenación no exceda de
doscientos salarios mínimos del más alto establecido para el sector privado,
vigente al momento en que se interponga el recurso. SCJ, Salas Reunidas, 10
de abril de 2013, núm. 14, B. J. 1229; 3 de octubre, de 2012, núm. 1, B. J.
1223; 8 de diciembre de 2010, núm. 4, B. J. 1201; 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 3, B. J. 1238; 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 11, B. J. 1226;
27 de julio de 2011, núm. 16, B. J. 1208.

La supresión del recurso de casación contra las sentencias cuya condenación


no excede de doscientos salarios mínimos es constitucional. SCJ, Salas
Reunidas, 21 de agosto de 2013, núm. 5, B. J. 1232; 1.ª Sala, 20 de febrero
de 2013, números 37, 44 y 45, 46, 47, B. J. 1227; 13 de febrero de 2013,
números 24 y 27, B. J. 1227; 30 de enero de 2013, números 1 y 20, B. J.
1226.

Para la aplicación de esta disposición, es indispensable que exista una


condenación a pagar una suma de dinero. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de
2012, núm. 42, B. J. 1225; 14 de septiembre de 2011, núm. 11, B. J. 1210.

El hecho de que una sentencia no contenga condenaciones pecuniarias no


impide que contra ella se pueda interponer el recurso de casación, puesto que
dicho impedimento solo se aplica respecto de las sentencias indicadas en el
literal c, párrafo II del artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de Casación.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 15, B. J. 1233.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a las
demandas en reconocimiento de paternidad, que no tienen un fin pecuniario.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 102, B. J. 1216.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a la
sentencia que ha decidido sobre una demanda en nulidad de una sentencia de
adjudicación, aunque el monto de la adjudicación no alcance los doscientos
salarios mínimos, ya que la sentencia impugnada no tiene un carácter
condenatorio. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 57, B. J. 1222.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica en
materia de derecho o inmuebles registrados, es decir, cuando se trate de
sentencias dictadas por los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 45, B. J. 1223; 25 de julio de 2012, núm.
67, B. J. 1220.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica cuando la
demanda principal trata de una litis entre condóminos, aunque la decisión que
la dirime contenga una condenación pecuniaria accesoria. SCJ, 3.ª Sala, 21 de
diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a la
sentencia cuyo dispositivo no contiene condenaciones pecuniarias como
consecuencia de la revocación de la sentencia apelada y el rechazo de la
demanda. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 6, B. J. 1232.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a la
sentencia que decide sobre una demanda por una cuantía que no excede el
monto de los doscientos salarios mínimos si dicha sentencia no fija ninguna
condenación, sino que se limita a declarar la inadmisibilidad de la demanda.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 28, B. J. 1240.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a la
sentencia que declara inadmisible un recurso de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 104, B. J. 1229.

Esta disposición no se aplica a la sentencia incidental dictada con ocasión de


una inscripción en falsedad en la cual la parte apelante solicita la exclusión
del acto objeto de dicha inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de
2013, núm. 121, B. J. 1229.

La disposición que prohíbe el recurso de casación contra las sentencias cuya


condenación no excede de doscientos salarios mínimos no se aplica a la
sentencia que se limita a rechazar un recurso de revisión civil. SCJ, 1.ª Sala,
12 de diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225.
Reapertura de debates

No existe la figura de la reapertura de los debates en el procedimiento de


casación, toda vez que no se conoce en ningún caso el fondo del asunto. SCJ,
1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 30, B. J. 1239; 1.ª Cám., 29 de julio de
2009, núm. 86, B. J. 1184; 22 de julio de 2009, núm. 72, B. J. 1184.
Recursos sucesivos

Ninguna sentencia puede ser objeto de dos recursos de casación sucesivos o


repetitivos intentados por la misma parte, menos aún cuando al momento de
interponerse el segundo recurso, el primero no ha sido dirimido, sobre todo si
se estima que el segundo denuncia, lo cual no se hizo en el primero, vicios
nuevos o distintos atribuidos a la sentencia impugnada. SCJ, Cámaras
Reunidas, 13 de junio de 2001, núm. 1, pp. 3-9; 1.ª Sala, 8 de agosto de 2012,
núm. 10, B. J. 1221; 4 de abril de 2012, núm. 68, B. J. 1217; 29 de febrero de
2012, núm. 199, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 8, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 50, B. J. 1182; 13 de diciembre de 2006,
núm. 9, B. J. 1152, pp. 93-99; 7 de junio de 2006, núm. 4, B. J. 1147, pp. 85-
96; 23 de abril de 2003, núm. 14, B. J. 1109, pp. 215-220.

Es inadmisible el segundo recurso de casación interpuesto por la misma parte


contra la misma sentencia. En la especie el primer recurso había sido fallado.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 33, B. J. 1233; 3 de julio de 2013,
núm. 42, B. J. 1232.

No es posible un segundo recurso de casación contra una sentencia que ha


adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada. SCJ, 1.ª Sala, 5
de febrero de 2014, núm. 16, B. J. 1239; 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm.
17, B. J. 1137, pp. 181-188.

Como excepción al principio de que una sentencia no puede ser objeto de dos
recursos sucesivos de casación interpuestos por la misma parte, es válido el
segundo recurso de casación si el primero fue declarado inadmisible por una
irregularidad y el segundo fue interpuesto en plazo hábil. SCJ, 3.ª Cám., 4 de
abril de 2001, núm. 7, B. J. 1085, pp. 493-505.
Reenvío

Es inadmisible el tercer recurso de casación interpuesto sobre el mismo


asunto y dirigido contra el mismo punto de derecho dirimido por dos
decisiones de envío dictadas por la Suprema Corte de Justicia. Según el
artículo 20 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, “[s]i la segunda
sentencia es casada por igual motivo que la primera, el segundo tribunal al
cual se reenvíe el asunto deberá conformarse estrictamente con la decisión de
la Suprema Corte de Justicia en el punto de derecho juzgado por ésta, salvo
las excepciones establecidas por la ley”. SCJ, Salas Reunidas, 20 de febrero
de 2013, núm. 2, B. J. 1227; 12 de diciembre de 2012, núm. 3, B. J. 1225.

Sin embargo, esta disposición no se aplica si el punto de derecho que sustenta


la segunda casación es distinto a los que sirvieron de apoyo a la primera
casación. SCJ, 1.ª Cám., 30 de abril de 2003, núm. 12, B. J. 1109, pp. 109-
116.
Revisión o reconsideración de la sentencia en casación

Aunque, en principio, las decisiones de la Suprema Corte de Justicia no son


susceptibles de ningún recurso, excepto el de la oposición, procede la
revisión o reconsideración cuando en una decisión se ha incurrido en una
omisión o en un error, en consideración al fin esencial de la justicia a que
obedece el funcionamiento de los tribunales. En la especie, el error cometido
fue declarar inadmisible el recurso de casación sobre la base de que una parte
no había sido emplazada, cuando en efecto lo fue y la Suprema Corte no
ponderó el acto depositado. SCJ, 3.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 22, B.
J. 1147, pp. 1654-1690.

Siendo la Suprema Corte de Justicia el órgano de mayor jerarquía dentro del


orden judicial, sus decisiones, sean estas dictadas por una de sus salas, por las
Salas Reunidas o por el Pleno, no son susceptibles de ser recurridas ante los
demás órganos del Poder Judicial. Sin embargo, la sentencia que decide sobre
un recurso de casación puede ser objeto de una solicitud de corrección por
error material, a condición de que no se modifiquen los puntos de derecho
que han sido resueltos por el fallo, así como del recurso de oposición, previa
oferta real de pago prevista por el artículo 16 de la Ley sobre Procedimiento
de Casación. SCJ, Pleno, 3 de junio de 2009, núm. 3, B. J. 1183; Salas
Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 11, B. J. 1229.
Salas Reunidas

La competencia de atribución de las Salas Reunidas de la Suprema Corte de


Justicia es excepcional y limitativa: solo está establecida para conocer y fallar
los recursos de casación que se interpongan por segunda vez como
consecuencia de un envío dispuesto por alguna de sus salas. SCJ, Salas
Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 11, B. J. 1229.

Las diferentes salas que componen la Suprema Corte de Justicia tienen la


facultad de conocer el primer recurso de casación sobre un asunto; sin
embargo, le compete a las Salas Reunidas conocer de un segundo recurso de
casación si versa sobre el punto decidido en el primero, según el artículo 15
de la Ley Orgánica de la Suprema Corte de Justicia 25-91. Si, por el
contrario, la segunda casación versa sobre un punto distinto, el asunto le
compete a la sala individual correspondiente. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de
2013, núm. 5, B. J. 1227.

Es admisible el recurso de casación interpuesto contra la sentencia del


tribunal de envío ante una de las salas de la Suprema Corte de Justicia y no
ante el Pleno. Según el artículo 17 de la Ley 25-91, Orgánica de la Suprema
Corte de Justicia, el presidente de la Suprema Corte de Justicia tiene la
obligación de recibir todos los expedientes a través de la Secretaría General y
cursarlos, según su naturaleza, a la sala u organismo que proceda para su
solución. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239.
Sentencia anulada por el Tribunal Constitucional

Cuando el Tribunal Constitucional anula una sentencia dictada por la


Suprema Corte de Justicia en sus funciones de corte de casación, el recurso
de casación se retrotrae al mismo estado de procedimiento en que se
encontraba antes de que se emitiera dicho fallo, por lo que resulta innecesaria
la fijación de una nueva audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 30, B. J. 1239.
Sentencias preparatorias

Según el párrafo final del artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de


Casación, las sentencias preparatorias no son recurribles en casación sino
después de la sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm.
29, B. J. 1229.
Sobreseimiento

La simple interpelación hecha por la recurrente a fin de inscribirse en


falsedad contra la sentencia impugnada y la contestación afirmativa de la
recurrida no constituyen una causa de sobreseimiento del recurso de casación.
SCJ, 3.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 11, B. J. 1214.

No procede la solicitud de sobreseimiento del recurso de casación sobre la


base de una querella por falsedad, puesto que, independientemente de que esa
acción penal fue canalizada después de interpuesto el recurso de casación,
dicha solicitud se refiere a documentos que fueron sometidos al debate
público y contradictorio ante los jueces del fondo, cuya validez no fue
contestada en esa instancia. No habiéndose planteado ante los jueces del
fondo la falsedad de dichos documentos, no procede someter dicho
aplazamiento por primera vez en casación. SCJ, 1.ª Cám., 13 de enero de
2010, núm. 8, B. J. 1190.
La Suprema Corte de Justicia puede sobreseer el fallo de un recurso de
casación en caso de que se haya interpuesto un recurso directo de
inconstitucionalidad contra la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Cám., 28 de
enero de 2009, núm. 39, B. J. 1178.
Sucesiones

Es inadmisible el recurso interpuesto por una sucesión que no indica de una


manera precisa el nombre, la profesión y el domicilio de cada uno de sus
miembros, conforme lo exige el artículo 6 de la Ley Sobre Procedimiento de
Casación. SCJ, Cámaras Reunidas, 28 de marzo de 2007, núm. 9, B. J. 1156,
pp. 84-93; 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 47, B. J. 1227; 3.ª Cám. 31
de enero de 2007, núm. 54, B. J. 1154, pp. 1526-1532; 28 de junio de 2006,
núm. 19, B. J. 1147, pp. 1628-1633; 8 de febrero de 2006, núm. 9, B. J. 1143,
pp. 1488-1502.

Una sucesión innominada no puede recurrir en casación. Al no ser la sucesión


una persona física ni moral ni jurídica, no puede actuar en justicia. La falta de
indicación tanto en el recurso como en su notificación del nombre, la
profesión y el domicilio de cada uno de los componentes de la sucesión hace
inadmisible el recurso de casación. SCJ, 3.ª Sala, 10 de agosto de 2011, núm.
16, B. J. 1209; 4 de mayo de 2011, núm. 7, B. J. 1206; 3.ª Cám., 1 de
octubre de 2008, núm. 7, B. J. 1175, pp. 1219-1232.

Al no ser la sucesión una persona física ni moral, no puede accionarse contra


ella ni esta tiene, como tal, capacidad para ejercer acciones ante la Suprema
Corte de Justicia de manera innominada, salvo en los casos que establece el
artículo 5, párrafo II, de la Ley Sobre Procedimiento de casación. SCJ, 3.ª
Sala, 16 de enero de 2013, núm. 21, B. J. 1226.

Es inadmisible el recurso de casación notificado a una sucesión de manera


global. El emplazamiento con motivo de un recurso de casación dirigido
contra una sucesión debe ser destinado y notificado a todos y cada uno de los
miembros que la componen o, cuando menos, a aquellos miembros que han
figurado nominativamente en el proceso. SCJ, 3.ª Sala, 5 de diciembre de
2012, núm. 3, B. J. 1225; 26 de septiembre de 2012, núm. 47, B. J. 1222; 15
de agosto de 2012, núm. 44, B. J. 1221; 10 de agosto de 2011, núm. 16, B. J.
1209; 3.ª Cám., 22 de noviembre de 2006, núm. 26, B. J. 1152, pp. 1766; 18
de mayo de 2005, núm. 23, B. J. 1113, pp. 862; 14 de julio de 2004, núm. 13,
B. J. 1124, pp. 701; 27 de agosto de 2003, núm. 27, B. J. 1113, pp. 846-855;
30 de octubre de 2002, núm. 45, B. J. 1103, pp. 1108-1114; 25 de julio de
2001, núm. 22, B. J. 1088, pp. 861-866.
Sin embargo, el recurso es admisible si en un segundo acto, notificado en
tiempo hábil, se regulariza el emplazamiento indicando los nombres y
generales de las personas que componen la sucesión. SCJ, 3.ª Cám., 1 de
diciembre de 2004, núm. 3, B. J. 1129, pp. 573-586; 4 de abril de 2001, núm.
7, B. J. 1085, pp. 493-505.

Es inadmisible el recurso de casación notificado a una sucesión en la persona


de su abogado. El emplazamiento debe ser notificado a las personas y en el
domicilio de cada sucesor. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de julio de 2001,
núm. 4, B. J. 1088, pp. 30-36; 3.ª Cám., 30 de enero de 2008, núm. 38, B. J.
1166, pp. 436-442; 10 de enero de 2007, núm. 7, B. J. 1154, pp. 1134-1140;
6 de diciembre de 2006, núm. 17, B. J. 1153, pp. 1475-1481.
Suspensión de ejecución

Es nula la sentencia de la sala de la Suprema Corte de Justicia que rechaza el


recurso de casación contra una sentencia y, después, por una decisión
distinta, suspende la ejecución de la sentencia que había sido impugnada en
casación. Dichas actuaciones traen consigo una vulneración al principio de
seguridad jurídica, así como a la garantía del debido proceso, dispuestos,
respectivamente, en los artículos 10 y 69.7 de la Constitución. TC/0319/14,
22 de diciembre de 2014.
Tribunal de envío

El envío constituye un apoderamiento formal que le otorga competencia a la


corte de envío para resolver el asunto sometido a su consideración. En
ausencia de disposiciones legales particulares, dicho apoderamiento se
encuentra limitado, primero, a los puntos de derecho debatidos ante la
Suprema Corte de Justicia en funciones de corte de casación, y segundo, por
las conclusiones presentadas por las partes ante dicho tribunal y las
conclusiones consignadas en el acto introductivo del recurso que apoderó al
tribunal de segundo grado. SCJ, Salas Reunidas, 17 de septiembre de 2012,
núm. 6, B. J. 1222.

Cuando la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia y la envía ante otro
tribunal, pone nuevamente a las partes en la misma situación en que se
encontraban antes de que fuera dictada la sentencia casada, de manera que las
partes pueden volver a debatir todas las cuestiones que consideren
pertinentes, sin sujeción al orden procesal agotado durante la instrucción y
juicio del tribunal del fondo cuya sentencia fue casada. SCJ, Salas Reunidas,
10 de abril de 2013, núm. 9, B. J. 1229; Cámaras Reunidas, 28 de noviembre
de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 55-69.

La casación con envío comporta tanto para las partes como para los jueces las
mismas obligaciones y facultades que si se tratara del recurso interpuesto ante
el tribunal del cual proviene la sentencia casada. SCJ, Salas Reunidas, 3 de
julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220.

Cuando una de las salas de la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia
con envío, el tribunal de envío conocerá íntegramente el asunto sometido a su
consideración y estatuirá conforme a derecho, siempre que la casación haya
sido total, por oposición a la casación limitada a un único punto de derecho.
SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220; Cámaras
Reunidas, 8 de octubre de 2003, núm. 10, B. J. 1115, pp. 83-95.

La idea fundamental que gobierna los poderes de la jurisdicción de envío es


que, por efecto de la casación de la sentencia, la instancia anterior retoma su
curso y las partes se encuentran colocadas en el estado en que se encontraban
antes del pronunciamiento de la sentencia casada. La jurisdicción de envío
sustituye a la jurisdicción que ha rendido la sentencia casada y dispone de los
mismos poderes que esta última. SCJ, Salas Reunidas, 28 de julio de 2010,
núm. 6, B. J. 1196.

Cuando se trata de una casación general, una vez apoderado del asunto, el
tribunal de envío instruye cabalmente el proceso, disponiendo las medidas
que entienda necesarias y ejerciendo sus atribuciones dentro de los límites
que le confieren las partes a través de sus conclusiones. Corresponde a las
partes suministrar al tribunal los documentos y pruebas pertinentes en apoyo
de sus pretensiones y, como partes interesadas, perseguir la continuación del
proceso en las mismas condiciones y circunstancias. SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220.

Cuando la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia con envío por
violación a las reglas y principios de derecho aplicables, el tribunal de envío
tiene libertad de analizar íntegramente el asunto sometido a su consideración
y estatuir conforme a su criterio, siempre y cuando la casación haya sido
total. Aunque la sentencia dictada en casación provee al tribunal de envío de
pautas generales que deben ser tomadas en cuenta al momento de decidir para
evitar recaer en los mismos errores incursos en la sentencia anulada, el
tribunal de envío no se encuentra limitado en su decisión por esas directrices,
las que se aplican únicamente al tribunal de reenvío, conforme al artículo 20
de la Ley de Casación. SCJ, Salas Reunidas, 26 de mayo de 2010, núm. 11,
B. J. 1194.

La jurisdicción de envío sustituye, por delegación especial de la Suprema


Corte de Justicia, a la jurisdicción que ha rendido la sentencia casada y
dispone de los mismos poderes que esta última. SCJ, Pleno, 28 de noviembre
de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 55-69.

El envío dispuesto por la Suprema Corte de Justicia no significa que el


expediente formado con ocasión del recurso de casación sea enviado
íntegramente a la corte de envío. El depósito de los documentos esenciales
para fundamentar y seguir el proceso de la apelación queda a cargo de las
partes. SCJ, Salas Reunidas, 27 de noviembre de 2013, núm. 6, B. J. 1236.

La corte de envío apoderada de conocer el recurso de apelación luego de


casada una sentencia tiene la obligación de ordenar a la parte más diligente el
depósito de la sentencia recurrida si, al quedar el asunto en estado de fallo, no
la encuentra en el expediente, puesto que si las partes han concluido al fondo
del recurso, es obvio que no cuestionan la existencia de la sentencia y, por
tanto, debe presumirse que existe. SCJ, Salas Reunidas, 17 de septiembre de
2012, núm. 6, B. J. 1222.

Cuando se produce la casación parcial de una sentencia, la jurisdicción de


envío debe limitarse a juzgar los puntos de la sentencia que han sido anulados
y abstenerse de examinar las cuestiones que han sido aprobadas por la
Suprema Corte de Justicia. De lo contrario, el tribunal incurriría en exceso de
poder por quebrantar el alcance de su apoderamiento. SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2013, núm. 1, B. J. 1232; 28 de julio de 2010, núm. 7, B. J. 1196;
3 de junio de 2009, núm. 2, B. J. 1183; 25 de junio de 2008, núm. 6, B. J.
1171, pp. 195-204; 27 de septiembre de 2006, núm. 23, B. J. 1150, pp. 174-
187; 30 de agosto de 2006, núm. 19, B. J. 1149, pp. 146-156.

La casación de una sentencia está circunscrita al medio que le ha servido de


base. Las partes de la decisión que han sido mantenidas o que tengan con
estas un vínculo de indisolubilidad o de dependencia necesaria subsisten, de
manera que el ámbito de competencia del tribunal de envío se limita a los
puntos del fallo que han sido anulados. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo
de 2009, núm. 3, B. J. 1180.

Los puntos de la sentencia que no fueron objeto de casación subsisten y el


tribunal de envío o de reenvío no puede estatuir sobre ellos, ni
modificándolos ni revocándolos, sin desbordar los límites de su
apoderamiento. SCJ, Salas Reunidas, 19 de septiembre de 2012, núm. 8, B. J.
1222.
El tribunal de envío no puede rehusar su apoderamiento. Corresponde a la
Suprema Corte de Justicia, cuando es apoderada de un recurso que culmina
con la casación de la sentencia impugnada, decidir a cuál tribunal envía el
asunto. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo de 2009, núm. 3, B. J. 1180; 30
de julio de 2003, núm. 8, B. J. 1112, pp. 48-58; 3.ª Cám., 22 de septiembre
de 2004, núm. 27, B. J. 1125, pp. 870-876.
.
El tribunal de envío está obligado a conformarse estrictamente con la
decisión de la Suprema Corte de Justicia en el punto de derecho juzgado por
esta cuando se trata de una segunda sentencia casada por igual motivo que la
primera. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de marzo de 2009, núm. 3, B. J. 1180.

Cuando se produce un recurso de casación sobre la sentencia dictada por el


tribunal de envío, es indispensable el depósito de la sentencia rendida con
ocasión del primer recurso de casación a fin de poner a las Salas Reunidas de
la Suprema Corte de Justicia en condiciones de establecer, de manera
fehaciente, las razones que fundamentaron el envío, así como determinar los
puntos de derecho afectados por la casación. De no producirse dicho
depósito, el recurso es inadmisible. SCJ, Salas Reunidas, 8 de diciembre de
2010, núm. 6, B. J. 1201.

El hecho de que un juez, habiendo formado parte de la corte que dictó la


sentencia recurrida en casación, participe como juez miembro de la corte de
envío luego de casada dicha sentencia no invalida la sentencia de la corte de
envío si dicho órgano colegiado, independientemente de la presencia del
referido magistrado, contó con el cuórum necesario para deliberar y fallar
válidamente. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J.
1222.

Si la sentencia impugnada es casada por causa de incompetencia en razón de


la materia, la Suprema Corte de Justicia dispondrá el envío del asunto a la
jurisdicción de primer grado que deba conocer de él, como si no se hubiese
juzgado. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, números 34 y 36, B. J. 1182.

Si la sentencia impugnada es casada, aun cuando no sea por causa de


incompetencia de atribución, en razón de que no procedía declarar la
incompetencia de oficio, la Suprema Corte de Justicia dispondrá el envío del
asunto a la jurisdicción que sea competente para conocer del asunto. SCJ, 1.ª
Cám., 15 de julio de 2009, núm. 35, B. J. 1186.

Si las partes no formulan medios nuevos o nuevas pretensiones ante el


tribunal de envío, se reputan ligadas a los que habían sometido a la
jurisdicción cuya decisión ha sido casada, aun cuando una o varias de las
partes no hayan comparecido ante la jurisdicción de envío, habiendo
concluido al fondo ante el primer tribunal de segundo grado. SCJ, Cámaras
Reunidas, 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 55-69.

Cuando se trata de un recurso de casación contra la sentencia dictada por el


tribunal de envío, el recurrente debe depositar, a pena de inadmisibilidad, no
solo la sentencia que se impugna, sino además las sentencias intervenidas
durante todo el curso del proceso, que forman parte de los documentos en que
se apoya el referido recurso de casación. SCJ, Salas Reunidas, 8 de
septiembre de 2010, núm. 7, B. J. 1198.
Tribunal de reenvío
No es aplicable el artículo 20 de la Ley de Casación, que dispone que el
segundo tribunal de envío deberá conformarse estrictamente con la decisión
de la Suprema Corte de Justicia en el punto de derecho juzgado por esta, si
los motivos de la segunda casación fueron distintos a los motivos que
sirvieron de apoyo a la primera casación. SCJ, Salas Reunidas, 25 de
septiembre de 2013, núm. 6, B. J. 1234; Cámaras Reunidas, 16 de julio de
2003, núm. 3, B. J. 1112, pp. 13-23,
Violación a la ley

Los únicos hechos que deben ser considerados para decidir si los jueces del
fondo han incurrido o no en violación de la ley son los establecidos en la
sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 98, B. J.
1216.
CASO FORTUITO

V. también causas eximentes de responsabilidad civil, fuerza mayor.

El hecho fortuito o causa mayor libera de responsabilidad a la parte cuya falta


se atribuye, a menos que se pruebe la negligencia o la imprudencia cometida
por esta. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 7, B. J. 1179.

Un cortocircuito interno es un hecho imprevisible que constituye un


verdadero caso fortuito. SCJ, 1.ª Cám., 11 de febrero de 2009, núm. 29, B. J.
1179.
CATASTRO

V. desalojo.
CAUSA DEL LITIGIO

V. también inmutabilidad del proceso.

La causa de la acción judicial es el fundamento jurídico en que descansa la


pretensión del demandante, es decir, el objeto que este persigue, lo cual no
puede ser modificado en el curso de la instancia ni mucho menos cuando esta
se encuentre ligada entre las partes. El juez tampoco puede alterar en ningún
sentido el objeto o la causa del proceso enunciados en la demanda. Conforme
al principio relativo a la inmutabilidad del proceso, la causa y el objeto de la
demanda, como regla general, deben permanecer inalterables hasta la
solución definitiva del caso, salvo la variación que pueda experimentar la
extensión del litigio a consecuencia de ciertos incidentes procesales. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 82, B. J. 1216; 1.ª Cám. 5 de abril 2006, B.
J. 1145, núm. 5, pp. 59-65.
CAUSALIDAD

V. también responsabilidad civil (en general), responsabilidad civil


contractual, responsabilidad civil extracontractual, responsabilidad civil
médica, responsabilidad civil por el hecho personal, responsabilidad civil
por el hecho de las cosas inanimadas, responsabilidad civil por el hecho de
otro.
Cuestión de derecho

La existencia de la falta y su relación de causa a efecto con el hecho de cuya


realización se trate de derivar responsabilidades civiles contra alguien son
cuestiones de derecho sujetas al control de la jurisdicción de casación.
Deber de los jueces

Es obligación de los jueces, una vez examinados los hechos en una demanda
en responsabilidad civil, establecer la relación de causa a efecto entre la falta
y el daño causado, e imponer, proporcionalmente con la gravedad del daño, la
indemnización que corresponda en favor de la víctima. SCJ, Cámaras
Reunidas, 4 de febrero de 2009, núm. 2, B. J. 1179.
Especies en que no hay vínculo de causalidad

No queda suficientemente caracterizado el vínculo de causalidad entre el


hecho de que se produjera una humareda por efecto del conato de incendio
que se inició en el ascensor de un hotel y la muerte de la víctima producida,
no por asfixia o por intoxicación gaseosa, sino porque la víctima se lanzó del
duodécimo piso del hotel. En la especie, el nexo no está caracterizado por una
causa cierta y directa, además de que puede existir una causa eximente de
responsabilidad civil, por tratarse de una muerte ocasionada por una
secuencia de eventos atribuibles tanto a los empleados del demandado como
a la propia víctima. La corte tenía la obligación de profundizar en los hechos
a fin de establecer si realmente la falta retenida constituía una causa adecuada
de la muerte de la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 149, B.
J. 1230.

No queda demostrado el vínculo de causalidad entre la falta y el daño cuando


no existen elementos probatorios que den fe de que el hecho de la ausencia de
una valla interior fue la causa determinante del accidente ocurrido. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 57, B. J. 1213.

El hecho de que una persona haya sido ingresada a una clínica con
gastroenteritis y cólicos después de haber ingerido cerveza no significa
necesariamente que fue la cerveza la causa del internamiento. Para establecer
el vínculo de causalidad, no basta con sostener que la causa de la dolencia
estomacal padecida “supone que la cerveza se encontraba en mal estado”. Se
requiere, además, la prueba científica de que el remanente de la cerveza
ingerida contenía cuerpos o partículas nocivas a la salud y que en el estómago
de la víctima no había ninguna otra sustancia capaz de provocar la dolencia,
para así descartar la posibilidad de que el malestar se debiera a otras causas
ajenas a la ingesta de la cerveza o a cualquier estado estomacal preexistente
susceptible de ser afectado por bebidas alcohólicas no contaminadas. SCJ,
1.ª Cám., 4 de marzo de 2009, núm. 1, B. J. 1180.

No cumple con el requisito de la causalidad la sentencia que condena a un


cirujano plástico al pago de daños por la muerte de su paciente a causa de un
shock anafiláctico severo mientras le proporcionaban anestesia en una cirugía
estética. El shock anafiláctico es una reacción alérgica imprevisible, además
de que el cirujano plástico no fue quien le aplicó la anestesia al paciente, sino
un anestesiólogo. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de febrero de 2008, núm. 1, B.
J. 1167, pp. 13-23.

El tribunal no puede declarar responsable al médico sobre la base de que no


ordenó unos análisis preoperatorios sin determinar las consecuencias directas
e inmediatas derivadas de no hacer dichos análisis, que establecerían el
vínculo de causalidad entre esa omisión y el daño. SCJ, Cámaras Reunidas,
11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.
Falta de la víctima

La falta de la víctima puede ser una de las causas o la causa exclusiva del
daño, por lo que los jueces del fondo tienen la obligación de examinar si la
pretendida víctima de un daño comete a su vez alguna falta que pueda redimir
al demandado o si el perjuicio sufrido es la consecuencia de fallas
concomitantes del autor del hecho y de la víctima. El hecho de la víctima no
puede ser retenido a menos que tenga un lazo de causa a efecto con el daño,
pues ese hecho de la víctima, aunque sea culposo, si no ha contribuido en la
realización del perjuicio, no tiene la menor relevancia. SCJ, 1.ª Cám., 1 de
junio de 2011, núm. 3, B. J. 1207.
Motivación

El vínculo de causalidad entre el daño y la falta se justifica precisando los


hechos de los cuales se infiere la responsabilidad resultante. SCJ, 1.ª Cám.,
17 de enero de 2007, núm. 22, B. J. 1154, pp. 242-252.
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD CIVIL

V. también caso fortuito, falta de la víctima, fuerza mayor.

En materia de responsabilidad civil, el demandado puede liberarse de


responsabilidad si demuestra en justicia la existencia de una causa extraña
que justifique su comportamiento erróneo. Son reconocidas como causas
eximentes de responsabilidad el hecho de la víctima, la fuerza mayor o caso
fortuito y el hecho de un tercero. SCJ, 1.ª Sala, 1 de junio de 2011, núm. 3, B.
J. 1207.

En materia de responsabilidad contractual, basta con que se demuestre la


inejecución o la ejecución defectuosa de la obligación por parte del deudor
para presumir a este en falta y así comprometer su responsabilidad civil,
salvo que el deudor pruebe, como eximente o atenuante de esa
responsabilidad, la existencia de una causa extraña que no le sea imputable.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 49, B. J. 1219.

En el ámbito de la responsabilidad civil cuasidelictual las únicas causas


eximentes de responsabilidad son la falta de la víctima, la fuerza mayor o
caso fortuito y el hecho del otro. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
119, B. J. 1228.

La presunción de responsabilidad por el hecho de las cosas inanimadas solo


se destruye si se comprueba la existencia de una causa eximente de
responsabilidad. El guardián de la cosa inanimada, para poder liberarse de la
presunción legal de responsabilidad puesta a su cargo, debe probar la
existencia de un caso fortuito o de fuerza mayor, la falta de la víctima o el
hecho de un tercero, puesto que dicha presunción solo se destruye probando
la existencia de una de estas causas eximentes. Su sustento no es una
presunción de culpa, sino de causalidad, de donde resulta insuficiente, para
liberar al guardián, probar que no se ha incurrido en falta alguna o que la
causa del hecho dañoso ha permanecido desconocida. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
octubre de 2012, núm. 33, B. J. 1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 53, B.
J. 1222; 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2011, núm. 24, B. J. 1212; 18 de
febrero de 2009, núm. 54, B. J. 1179; 14 de mayo de 2008, núm. 4, B. J.
1170, pp. 40-50; 15 de febrero de 2006, núm. 17, B. J. 1143, pp. 147-155; 18
de febrero de 2004, núm. 28, B. J. 1119, pp. 253-259; 19 de marzo de 2003,
núm. 18, B. J. 1108, pp. 185-192; 21 de marzo de 2001, núm. 26, B. J. 1084,
pp. 169-173.

La persona que tiene la guarda jurídica es responsable, al igual que la que


tiene la guarda material, por los daños causados por la cosa, salvo causa de
fuerza mayor o pérdida del control de la cosa por acontecimientos
irresistibles, acaecidos sin falta atribuible a aquel, que hayan sido
denunciados a los organismos correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
diciembre de 2012, núm. 24, B. J. 1225.

Aunque el hecho puro y simple de un tercero o la falta de la víctima no es una


causa suficiente para descargar al guardián de la cosa inanimada de la
presunción que pesa sobre él, no se podrá retener su responsabilidad si este
prueba que el daño tiene por causa exclusiva el hecho del tercero o la falta de
la víctima que no ha podido ni ser prevista ni evitada. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
octubre de 2008, núm. 25, B. J. 1187, pp. 282-291.

Los jueces del fondo son soberanos para establecer las causas eximentes de
responsabilidad. SCJ, 1.ª Cám., 2 de junio de 2004, núm. 3, B. J. 1122, pp.
138-144.

La acción en reclamación de daños y perjuicios fundada en el incumplimiento


de la obligación de seguridad puesta a cargo del fabricante de un vehículo de
motor, al no activarse las bolsas de aire en un vehículo que ha sido chocado
severamente, no permite la prueba de fuerza mayor, del hecho de un tercero o
de la falta de la víctima, puesto que no se trata de una acción redhibitoria.
SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

No constituye un hecho de un tercero eximente de responsabilidad que la


caída de un poste del tendido eléctrico, que ha producido un daño, fuese
ocasionado por un automóvil, si el poste y los cables se encontraban en una
posición anormal antes del accidente, situación que causó que el accidente
ocurriera. En la especie, la posición anormal del poste causó dos accidentes;
entre el impacto del automóvil al poste y el segundo accidente, que causó la
muerte de una niña, transcurrieron dos horas, tiempo suficiente para que la
empresa eléctrica adoptara las debidas precauciones para evitar el segundo
accidente. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 11, B. J. 1238.
CÉDULAS HIPOTECARIAS

Las cédulas hipotecarias no se rigen por las previsiones del artículo 1690 del
Código Civil, sino por la Ley 171 de 1971. Las cédulas son títulos al portador
transferibles por su sola tradición. SCJ, 1.ª Cám., 14 de julio de 2002, núm.
4, B. J. 1096, pp. 35-41.
CÉDULA DE IDENTIDAD

La falta de indicación del número de cédula de identidad del demandante en


el acto de emplazamiento no conlleva su nulidad. Ni el artículo 61 del Código
de Procedimiento Civil ni la Ley 8-92, de fecha 18 de marzo de 1992, ni la
Ley 6125-62 del 7 de diciembre de 1962 sobre Cédula de Identidad y
Electoral, consagran dicha sanción. En todo caso, la parte demandada en la
especie no probó el agravio que le causó dicha irregularidad. SCJ, 1.ª Sala, 4
de agosto de 2010, núm. 11, B. J. 1197.

La falta de indicación del número de cédula del demandante en el acto de


emplazamiento, aun en el caso de que este no se encuentre provisto de dicho
documento de identidad, no es causa de nulidad del acto, puesto que admitir
lo contrario equivaldría a restringir el derecho de una persona a acudir ante
los tribunales de justicia, desconociendo con ello el derecho fundamental del
ser humano a obtener una tutela judicial efectiva de sus derechos. SCJ, 1.ª
Sala, 4 de agosto de 2010, núm. 11, B. J. 1197.

La parte en un proceso judicial está debida y suficientemente identificada


cuando hace constar su nombre, ciudadanía, mayoría de edad y domicilio,
máxime cuando dicha parte figura representada por un abogado con calidad
para acceder válidamente a procurar justicia. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto de
2010, núm. 11, B. J. 1197.

El banco tiene el derecho de exigir, para el pago de un cheque, la


documentación que arroje luz sobre la identidad del beneficiario, por
ejemplo, la cédula de identidad y electoral y el carné del Colegio de
Abogados. Sin embargo, no tiene derecho a exigir que el beneficiario se deje
fotografiar. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 19, B. J. 1097, pp. 235-
241.
CENTRO MÉDICO

V. responsabilidad médica.
CERTIFICACIÓN DE LA SECRETARÍA DEL TRIBUNAL

Una certificación de la secretaría del tribunal sobre un proceso no puede


probar contra el contenido de la sentencia que decide el asunto. La prueba
que hace la sentencia de todo su contenido, cuando ha sido rendida conforme
a las formalidades prescritas por la ley, no puede ser abatida por la
expedición de una certificación de la secretaría del tribunal dando cuenta que
en el expediente del asunto existen tales o cuales documentos que la
sentencia no enuncia. El contenido de la sentencia debe prevalecer frente a la
certificación porque la sentencia se basta a sí misma y hace plena fe de sus
enunciaciones, las que solo pueden ser impugnadas mediante inscripción en
falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 104, B. J. 1232; 22 de
febrero de 2012, núm. 128, B. J. 1215; 1.ª Cám., 5 de abril de 2006, núm. 1,
B. J. 1145, pp. 27-39; 14 de abril de 2004, núm. 2, B. J. 1121, pp. 56-65; 19
de febrero de 2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114; 27 de noviembre de
2002, núm. 8, B. J. 1104, pp. 84-87.

La enunciación de una sentencia de que un documento fue depositado en


original no puede ser rebatida por la certificación de la secretaría de lo
contrario. La sentencia prevalece frente a la certificación, ya que la facultad
de ponderar los documentos probatorios corresponde a los jueces. SCJ, 1.ª
Sala, 25 de septiembre de 2013, núm. 125, B. J. 1234.

La certificación de la secretaría de que un fallo no ha sido apelado no puede


rebatir el hecho de la notificación misma del recurso. La ley no obliga a quien
apela una sentencia a notificar la apelación en la secretaría de la corte
apoderada; basta con que se notifique a las partes intimadas. SCJ, 1.ª Cám., 5
de agosto de 2009, núm. 17, B. J. 1185.
CERTIFICADO DE TÍTULO

V. también adquiriente a título oneroso y de buena fe, derecho de


propiedad, desalojo, jurisdicción inmobiliaria, venta de bienes inmuebles.
Fuerza probatoria

En nuestro sistema registral, el certificado de título y su registro cuentan con


la garantía absoluta del Estado y cuanto publicita, en principio, se presume
exacto, cuestión que hace imperativo que se dilucide toda situación que
implique una inexactitud. TC/0209/14, 8 de septiembre de 2014.

La propiedad inmobiliaria registrada, amparada en un certificado de título,


documento oficial que el Estado otorga al ciudadano como prueba y garantía
de su titularidad, no puede ser desconocido por acciones particulares, ni del
Estado y sus instituciones, pues esto entrañaría una transgresión al artículo 51
de la Constitución. TC/0242/13, 29 de noviembre de 2013.

En principio, lo expresado en un certificado de título o en una constancia


anotada representa la verdad jurídica, la cual no puede ser variada ni por la
posesión ni por la prescripción, sino solo por un acto jurídico consentido libre
y voluntariamente por el titular del derecho de propiedad. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 30, B. J. 1228.

La sola presentación del certificado de título constituye el instrumento


demostrativo de derechos en materia de inmuebles registrados. SCJ, 3.ª Sala,
21 de diciembre de 2012, núm. 30, B. J. 1225.

El certificado de título que ha sido expedido como resultante de un acto


realizado a título oneroso y de buena fe y cumpliendo con las formalidades
legales es oponible a todo el mundo, incluyendo al Estado. SCJ, 3.ª Cám., 6
de junio de 2007, núm. 8, B. J. 1159, pp. 889-902.
Fuerza probatoria (excepciones)

La circunstancia de que una persona aparezca en un certificado de título


como aparente titular de derechos sobre un inmueble no constituye una
prueba irrefragable de su legitimidad como propietario si se han utilizado
medios fraudulentos para obtenerlo. SCJ, Salas Reunidas, 10 de agosto de
2011, núm. 5, B. J. 1209.

El certificado de título constituye prueba irrefragable del derecho de


propiedad, a condición de que haya sido expedido regularmente. SCJ, 3.ª
Cám., 12 de octubre de 2005, núm. 6, B. J. 1139, pp. 1506-1515.

Las características que atribuye la ley al certificado de título — su fuerza


probatoria de los derechos y cargas que aparezcan en él— se refieren a aquel
en que culmina el saneamiento, pero no a los que son el resultado de actos y
operaciones que no cumplen con los requisitos legales, en cuyo caso el
certificado de título corre la misma suerte que el acto que le da origen. SCJ,
3.ª Cám., 9 de abril de 2003, núm. 16, B. J. 1109, pp. 693-704.
Errores en la expedición

Como consecuencia de una adjudicación se expide un certificado de título a


favor del banco persiguiente. El registrador de títulos, sin embargo, omite
cancelar el certificado del embargado y este procede a otorgar hipoteca sobre
el mismo terreno a otro banco, el cual, ante el impago de su deudor, embarga
el inmueble, que es vendido en pública subasta a un tercero. El certificado de
título emitido al segundo adjudicatario carece de validez. SCJ, 3.ª Cám., 10
de octubre de 2007, núm. 20, B. J. 1163, pp. 1160-1171.

El hecho de que en el certificado de título figure el nombre del vendedor con


un error material no afecta los derechos de la compradora y actual
propietaria, pues se trata de un error puramente material que puede ser
enmendado. SCJ, 1.ª Cám., 21 de febrero de 2001, núm. 13, B. J. 1083, pp.
113-117.
Pérdida

La prueba fehaciente de que el certificado de título no se ha perdido hace


revocable la resolución administrativa que ordenó la expedición de un nuevo
certificado por pérdida. SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 67, B. J.
1220.
Preferencia ante carta constancia

La preferencia del certificado de título frente a la carta constancia no viola el


derecho de propiedad del titular de la carta constancia, pues tal diferenciación
entre los efectos de ambos instrumentos de publicidad inmobiliaria, respecto
a la acreditación de la existencia de un derecho real y la titularidad sobre este,
ha sido establecida en función de la potestad de configuración legal que tiene
el legislador en materia de derecho de propiedad, tal como es señalado en el
artículo 51.2 de la Constitución. TC/00332/14, 22 de diciembre de 2014.
CESIÓN DE CRÉDITO

La notificación de la cesión de crédito al deudor cedido es un requisito


indispensable para la interposición de la demanda en cobro de pesos
fundamentada en el crédito cedido. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm.
46, B. J. 1214.

El deudor cedido que ignora la cesión de crédito por no habérsele notificado,


o que no la haya aceptado por un acto auténtico, puede pagar válidamente en
manos del cedente. SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 140, B. J.
1230.

El deudor cedido solo puede oponerle al cesionario las excepciones que


podría invocar contra el cedente respecto al contrato que generó el crédito
original. Al pactarse la cesión, el crédito objeto del contrato pasa al
cesionario con las mismas condiciones, modalidades y garantías que
correspondían al acreedor original. SCJ, 1.ª Cám., 10 de diciembre de 2008,
núm. 25, B. J. 1189, pp. 303-312.

Los derechos a una indemnización por daños morales no pueden ser cedidos,
contrario a lo que ocurre respecto de los daños materiales. Los derechos
morales son inherentes a la persona. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009,
núm. 21, B. J. 1080.

La determinación de si se ha suscrito o no un contrato de cesión de crédito


constituye un asunto de la soberana apreciación de los jueces del fondo. SCJ,
1.ª Cám., 11 de febrero de 2004, núm. 9, B. J. 1119, pp. 125-130.

La cesión por el esposo de un certificado de inversión expedido a favor de él


y de su cónyuge bajo la modalidad “y/o”’ no se ve afectada por la demanda
en divorcio de la esposa si esta es posterior a la cesión. SCJ, 1.ª Sala, 14 de
junio de 2013, núm. 68, B. J. 1231.
CESIÓN DE DEUDA

La persona que se compromete a pagar la deuda de otro y no la paga es


responsable de los daños y perjuicios que ocasione su impago. SCJ, 1.ª Sala,
21 de junio de 2013, núm. 1748 B. J. 1231.
CHEQUES
Acuerdo de pago

Si entre el librador del cheque y su librado existe un acuerdo para realizar


pagos parciales de su monto, corresponde a la jurisdicción civil dirimir el
conflicto surgido entre las partes a consecuencia de ese acuerdo, ya que,
aunque no se haya realizado un pago total de la deuda, el asunto deja de ser
un delito penal para constituirse en una deuda de carácter civil entre las partes
en virtud del acuerdo de pago. SCJ, Cámaras Reunidas, 20 de febrero de
2008, núm. 10, B. J. 1167, pp. 96-106.
Banco

Cuando se suscribe un contrato para la apertura de una cuenta de cheques, el


cliente confía plenamente a una entidad bancaria la administración y custodia
de su patrimonio, encontrándose esa confianza cimentada, básicamente, en la
imagen de solidez y de experiencia que, en el ramo de las finanzas, refleja el
propio banco en el mercado, proyección esta que forja en el cliente la
seguridad que el banco asumirá con pericia y diligencia la obligación de
proteger sus intereses. De manera que cuando un cliente gira cheques contra
su cuenta, lo hace con la certeza de que estos tendrán los efectos que, como
instrumento de pago, les son propios. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de
2012, núm. 68, B. J. 1222; 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

El impago de un cheque regularmente emitido y con suficiente provisión de


fondos compromete la responsabilidad civil del banco, tanto en razón del
daño resultante para el librador de la inejecución de su orden como del
atentado llevado a su honra personal, conforme al artículo 32 de la Ley de
Cheques. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 68, B. J. 1222; 21 de
marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216; 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 23,
B. J. 1193; 12 de noviembre de 2008, núm. 22, B. J. 1188, pp. 234-244; 15 de
febrero de 2006, núm. 18, B. J. 1143, pp. 156-161.

Hay una presunción de responsabilidad a cargo del banco por el solo hecho
del rehúso de pago. SCJ, 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089,
pp. 48-55.

La obligación puesta a cargo de los bancos en el artículo 32 de la Ley de


Cheques de pagar los cheques regularmente librados y con provisión de
fondos es una obligación rigurosa que compromete la responsabilidad del
banco tan pronto como omite su cumplimiento, como sucede cuando, por una
inadvertencia culposa, el banco le entrega talonarios de cheques al cliente con
un error en el número de su cuenta. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm.
7, B. J. 1144, pp. 101-109.

Compromete su responsabilidad el banco que rehúsa pagar un cheque


regularmente emitido y con suficiente provisión de fondos, por considerar,
equivocadamente, que la cuenta del cliente estaba embargada. SCJ, 1.ª Sala,
26 de septiembre de 2012, núm. 68, B. J. 1222.

La responsabilidad civil del banco que no paga un cheque regularmente


emitido y con suficiente provisión de fondos es contractual y no delictual. Por
tanto, los elementos constitutivos que deben tener en cuenta los jueces del
fondo son los siguientes: 1) la existencia de un contrato, como el depósito
válido entre las partes; y 2) un perjuicio resultante del incumplimiento del
contrato. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 18, B. J. 1143, pp. 156-
161.

El banco debe pagar el cheque librado contra una cuenta embargada si los
fondos en la cuenta exceden al monto del embargo. SCJ, 1.ª Cám., 28 de
noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 130-138.

Es responsable el banco que no paga un cheque existiendo la debida


provisión de fondo. En la especie, el depositante giró dos cheques contra su
cuenta: el primero por RD$ 75,000 y el segundo por RD$ 800. La cuenta
tenía un saldo de RD$ 3,940.00. El beneficiario del primer cheque intentó
cobrar su cheque, pero el banco rehusó pagarlo porque solo había RD$
3,940.00 en la cuenta; el beneficiario no exigió que se le entregara el monto
disponible. El beneficiario del segundo cheque por RD$ 800 intentó cobrar
el suyo, pero el banco rehusó, a pesar de que había fondos con qué pagarlo.
El banco debió pagar el segundo cheque y no indisponer los fondos de la
cuenta hasta que el beneficiario del primer cheque decidiera si los reclamaba
o no. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de 2011, núm. 22, B. J. 1204.

La negativa de pagar un cheque por el banco debe tener como base una de las
circunstancias previstas en la Ley de Cheques. Resulta, por tanto, insuficiente
para el banco alegar que los fondos estaban en tránsito, sin probar que los
cheques consignados por el librador fueron rehusados y así justificar la
imposibilidad de hacer efectivo el cheque girado. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero
de 2009, núm. 61, B. J. 1190.

No puede considerarse como leve o ligera la falta cometida por un banco,


que, después de haber pagado un cheque a un tercero, no obstante el librador
haber hecho oposición al pago, rehúsa devolver los fondos pagados pese a las
diversas comunicaciones a ese efecto. SCJ, 1.ª Cám. , 26 de julio de 2006,
núm. 12, B. J. 1148, pp. 164-172.

Las cartas de excusas del banco al cliente y de explicación a los beneficiarios


de cheques rehusados de que el impago se ha debido a un error del banco, y
no a la falta de provisión en la cuenta del cliente, son de naturaleza tal que
pueden no solo atenuar la responsabilidad en que el banco incurre en estos
casos, sino hacerla desaparecer si son hechas oportunamente y no dejan
subsistir ningún perjuicio ni atentado al crédito del librador. SCJ, Cámaras
Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 7, B. J. 1165, pp. 107-116; 1.ª
Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089, pp. 48-55.

Si el girador de un cheque prueba que tenía fondos suficientes en su cuenta,


le incumbe al banco probar la causa que le impidió honrar el pago. No basta
con alegar que la cuenta estaba embargada retentivamente, el banco debe
probar el hecho del embargo mediante el depósito del acto que lo contiene.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

El banco puede rehusar el pago de cheque válidamente si el librador le ha


dado orden por escrito de hacerlo. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm.
208, B. J. 1215.

El banco tiene el derecho de exigir para el pago de un cheque la


documentación que arroje luz sobre la identidad del beneficiario, por
ejemplo, la cédula de identidad y electoral y el carné del Colegio de
Abogados. Sin embargo, no tiene derecho a exigir que el beneficiario se deje
fotografiar. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 19, B. J. 1097, pp. 235-
241.

Los bancos están en el deber de tomar todas las precauciones pertinentes


antes de proceder al pago de los cheques, así como exigirle al beneficiario
documentación sobre su identidad, pero sin que esas medidas sean
humillantes o fuera de los parámetros establecidos. SCJ, 1.ª Cám, 24 de abril
de 2002, núm. 19, B. J. 1097, pp. 235-241.

No está obligado el banco a pagar los cheques depositados por sus clientes y
girados contra otro banco si no recibe a través de la Cámara de
Compensación la provisión de fondos correspondiente. En la especie el
Banco Central había excluido al banco girado de las operaciones
interbancarias. SCJ, Salas Reunidas, 15 de agosto de 2012, núm. 2, B. J.
1221.

La responsabilidad del banco por rehusar el pago de un cheque con provisión


de fondos puede ser atenuada e incluso anulada por las excusas y
explicaciones escritas al cliente y a otras personas afectadas, si estas son
hechas oportunamente y no dejan subsistir ningún perjuicio. SCJ, Cámaras
Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm 7, B. J. 1165, pp. 113; 1.ª Cám., 1
de agosto de 2001, núm. 3, B. J. 1089, pp. 48-55.
Carácter

El cheque tiene el carácter de un medio de pago incondicional e inmediato


con su sola presentación, semejante a la moneda de curso legal. SCJ,
Cámaras Reunidas, 19 de noviembre de 2008, núm. 3, B. J. 1188, pp. 49-58;
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 69, B. J. 1215.

El cheque es un efecto de comercio cuya creación, formalidades, requisitos


para su validez y efectos están regulados de manera especial por la Ley 2859
de 1951. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 127, B. J. 1229.

El cheque es un instrumento de pago que surte efectos liberatorios de la


deuda cuando se comprueba que ha llegado a su destinatario y que ha sido
debidamente cobrado. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 24, B. J.
1219.
Cheque aceptado por el beneficiario

El cheque acreditado a la cuenta de su beneficiario implica la aceptación del


pago hecho y del concepto por el cual se hizo si el beneficiario no hace
ningún tipo de protesto ni deniega dicho pago. SCJ, Salas Reunidas, 17 de
julio de 2013, núm. 7, B. J. 1232.
Cheque certificado

Según el artículo 4 de la Ley de Cheques, la certificación del cheque


transmite la propiedad de la provisión a la orden del tenedor y al mismo
tiempo produce el descargo del librador. SCJ, 3.ª Cám., 27 de junio de 2001,
núm. 19, B. J. 1087, pp. 653-665.
Cheque extranjero

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer la demanda en


cobro de pesos basadas en un cheque sin fondo, aunque este sea girado sobre
un banco extranjero. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 192, B. J.
1215.
Cheque prescrito

Pasado el plazo de los seis meses para la prescripción de las acciones


establecidas en el artículo 52 de la Ley de Cheques, el tenedor no pagado
puede, dentro de los plazos establecidos, intentar otras acciones contra el
librador, sujetas para su éxito a que pruebe contra el demandado la existencia
de un enriquecimiento injusto. Además de dicha acción cambiaria, el tenedor
tiene una acción ordinaria contra quien le endosó el cheque no pagado, es
decir, la de reclamar una indemnización por los daños y perjuicios sufridos
por la falta de pago. Puede, además, subrogándose en los derechos de su
endosante, remontarse hasta el girador o librador del cheque y reclamarle el
pago, demandándolo en cobro de pesos. Esto así en virtud de la parte final del
artículo 52 de la Ley de Cheques, que expresa que “en caso de caducidad o
de prescripción de las acciones previstas anteriormente, subsistirán acciones
ordinarias contra el librador y contra los otros obligados que se hayan
enriquecido ilegalmente”. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 20, B. J.
1169, pp. 209-210.

En caso de caducidad o prescripción de las acciones penales previstas en la


Ley de Cheques, subsisten las acciones ordinarias, especialmente la de
accionar por la vía ordinaria civil, en cobro de pesos, para exigir el
cumplimiento de la deuda contraída por efecto del cheque. SCJ, 1.ª Sala, 8 de
febrero de 2012, núm. 69, B. J. 1215; 25 de enero de 2012, núm. 68, B. J.
1214.
Emisión de cheque sin fondos

La emisión o el libramiento de un cheque sin provisión de fondos, con el


conocimiento de la falta o insuficiencia de fondos y la voluntad de sustraerse
del pago inmediato de una obligación, constituye una conducta delictuosa que
afecta la confianza y la seguridad que el cheque debe ofrecer como
instrumento de pago en las operaciones comerciales. SCJ, Cámaras
Reunidas, 19 de noviembre de 2008, núm. 3, B. J. 1188, pp. 49-58; 1.ª Sala, 8
de febrero de 2012, núm. 69, B. J. 1215.
Limitación de responsabilidad

La cláusula sobre limitación de responsabilidad en las cuentas de cheques o


cuentas corrientes opera solo para los casos de falta leve o ligera, con la
exclusión de la falta grave o pesada. SCJ, 1.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm.
12, B. J. 1148, pp. 164-172; 15 de diciembre de 2004, núm. 3, B. J. 1129, pp.
82-93; 26 de marzo de 2003, núm. 21, B. J. 1108, pp. 205-212.
Microfilme

Los jueces pueden fundamentar en un microfilme su decisión de que la


anotación del concepto en un cheque fue hecha después de que este fue
cobrado. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 28, B. J. 1214; 3 de
noviembre de 2010, núm. 1, B. J. 1200.
Oposición al pago

Cuando el librador de un cheque detiene su pago, alegando que quien


presentó el cheque para su cobro no es la persona a favor de quien fue
librado, está lesionando el derecho que le confiere la ley al beneficiario de
endosarlo en provecho de otra persona. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009,
núm. 20, B. J. 1191.
Pago de deuda

Los jueces pueden formar su convicción sobre la base de los cheques


aportados por una de las partes para decidir que con ellos se ha pagado una
deuda. SCJ, 1.ª Cám., 12 de marzo de 2003, núm. 12, B. J. 1108, pp. 145-
151.
Papel en que se emite el cheque

La Ley de Cheques no estipula acerca del material y composición del papel


en que debe ser emitido el cheque y, por tanto, no obliga a que se emita en un
papel determinado, salvo que se haya convenido de otra manera en el
contrato de apertura de cuenta de cheques o corriente. SCJ, 1.ª Cám., 17 de
mayo de 2002, núm. 16, B. J. 1097, pp. 212-221.
Pérdida

Para que la pérdida de un cheque sea oponible a terceros es necesario que se


haga la publicidad prescrita por la Ley de Cheques. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero
de 2012, núm. 68, B. J. 1214.
Presunción de existencia de obligación de pago

Desde el momento en que una persona libra un cheque hace suponer la


existencia de una obligación a su cargo y a favor del beneficiario,
independientemente de que exista o no otro documento que avale la
obligación contenida en el cheque. La expedición de un cheque constituye
una presunción legal de que el girador adeuda una suma al beneficiario, quien
para poder liberarse, tendría que demostrar que ha honrado el pago o que la
obligación no existe. El hecho de que en el cheque no se incluya el concepto
ni esté acompañado de otro tipo de documento que genere obligaciones no
invalida la obligación contenida en el cheque. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de
2012, núm. 69, B. J. 1215.

El cheque por sí solo hace prueba de la obligación contraída, máxime cuando


en él se hace constar que su concepto corresponde a un préstamo. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de julio de 2012, núm. 1, B. J. 1220.

Según los artículos 1, 3, 12, 28 de la Ley 2859 de 1951, de Cheques, la


emisión de un cheque genera una obligación de pago de su importe exigible
con su sola presentación, obligación esta que no puede estar sujeta a ninguna
condición y que debe estar garantizada por el librador. La sola presentación
de un cheque original, emitido regularmente, constituye prueba suficiente de
la obligación del pago de su importe asumida por su librador sin que haya
necesidad de protestarlo. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 11, B. J.
1232; 24 de abril de 2013, núm. 127, B. J. 1229; 12 de diciembre de 2012,
núm. 22, B. J. 1225.
Protesto

La falta de protesto del cheque no conlleva que su tenedor pierda la acción


civil derivada de la falta de pago del cheque. El protesto se exige solo para
perseguir por la vía penal al librador del cheque por el delito de emisión de
cheque sin la debida provisión de fondos. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012,
núm. 41, B. J. 1220.

La falta de protesto del cheque implica que su tenedor pierde el derecho a


perseguir por la vía penal al librador, aun se demuestre la mala fe de este.
SCJ, Cámaras Reunidas, 19 de noviembre de 2008, núm. 3, B. J. 1176, pp.
49-58.
Querella contra librador desconocido

Incurre en responsabilidad la persona que se querella contra el supuesto


librador de un cheque, a quien no conoce y quien no es su deudor, por
supuestamente emitir un cheque sin fondo que fue utilizado por un tercero
para pagar una deuda que tenía con el querellante, sin tomar las previsiones
que imponían la prudencia y la diligencia, indagando sobre la veracidad de la
emisión del cheque, tomando en cuenta que la persona que lo entregó como
pago no fue ni su emisor ni su beneficiario, sino que fue emitido directamente
a nombre del acreedor, persona desconocida por el girador. En la especie, el
cheque había sido falsificado. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013, núm. 139,
B. J. 1231.
Solidaridad de titulares

Los titulares de una cuenta de cheques son solidariamente responsables de los


cheques girados sobre dicha cuenta. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014,
núm. 56, B. J. 1239; 8 de febrero de 2012, núm. 74, B. J. 1215.
CITACIÓN

V. acto de alguacil, domicilio, emplazamiento, nulidad de acto procesal,


notificaciones.
CLÁUSULAS DE LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD

V. también transporte aéreo.


Ámbito de aplicación

La cláusula de exoneración o limitación de responsabilidad solo puede


exonerar o limitar la responsabilidad civil contractual que resulte de faltas
ligeras, no así en los casos de faltas graves o pesadas asimilables al dolo.
SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 17-44;
1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 24, B. J. 1192; 21 de noviembre de
2007, núm. 6, B. J. 1164, pp. 199; 15 de diciembre de 2004, núm. 3, B. J.
1129, pp. 85-93; 25 de junio de 2003, núm. 21, B. J. 1111, pp. 163-171; 6 de
marzo de 2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73.

Los hechos que constituyen la culpa o falta grave asimilables al dolo están
comprendidos dentro del ámbito de la responsabilidad civil delictual o
cuasidelictual, la cual se encuentra en estado subyacente en toda
responsabilidad civil contractual y que, por ser de orden público, no puede
ser descartada ni limitada previamente por las partes contratantes. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 169, B. J. 1215.

La responsabilidad civil delictual y la responsabilidad civil cuasidelictual son


de orden público; en consecuencia, no pueden ser descartadas ni limitadas
previamente por las partes contratantes. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio
de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 17-44.
Apreciación de los jueces

Para determinar si la cláusula limitativa de responsabilidad es válida o no, se


debe apreciar la gravedad de las faltas cometidas. SCJ, 1.ª Cám., 7 de
diciembre de 2005, núm. 1, B. J. 1141, pp. 119-127.

La gravedad de la falta que excluye la cláusula de responsabilidad limitada


debe ser determinada por los jueces mediante motivos precisos. SCJ, 1.ª
Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 1, B. J. 1141, pp. 119-127.
Contratos bancarios

La cláusula sobre limitación de responsabilidad en las cuentas de cheques o


cuentas corrientes opera solo para los casos de falta leve o ligera, con la
exclusión de la falta grave o pesada. SCJ, 1.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm.
12, B. J. 1148, pp. 164-172; 15 de diciembre de 2004, núm. 3, B. J. 1129, pp.
82-93; 26 de marzo de 2003, núm. 21, B. J. 1108, pp. 205-212; 6 de marzo de
2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73.
Contratos de remesa

La cláusula de no responsabilidad o responsabilidad limitada en un contrato


de remesa solo puede exonerar o limitar a la compañía de courier de las
consecuencias de sus faltas leves. Es inoperante todo pacto de exención total
o parcial de responsabilidad si se comprueba la evidente ligereza o falta grave
de la parte responsable. Los hechos que constituyen la culpa o falta grave
asimilables al dolo están comprendidos dentro del ámbito de la
responsabilidad civil delictual o cuasidelictual, la cual se encuentra en estado
subyacente en toda responsabilidad civil contractual y que, por ser de orden
público, no puede ser descartada ni limitada previamente por las partes
contratantes. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 169, B. J. 1215.
Contratos de servicios eléctricos

La cláusula de limitación de responsabilidad prevista en el párrafo II del


artículo 93 de la Ley General de Electricidad 125-01 solo se aplica si los
daños y perjuicios han sido causados por el corte o suspensión del servicio
eléctrico tomando como causa la falta de pago y a condición de que haya una
constancia escrita del proveedor donde consten las razones que produjeron el
corte o la suspensión. SCJ, Salas Reunidas, 16 de noviembre de 2011, núm. 3,
B. J. 1212.
Contratos de servicios telefónicos

La empresa de teléfono que, ante el reclamo en trámite del usuario, exige el


pago de la factura telefónica, procede al corte o desconexión del servicio
telefónico y asigna el número telefónico a otra persona comete un acto de
ligereza censurable que se traduce en mala fe, la cual, en aplicación del
artículo 1150 del Código Civil, permite indemnizar por una falta contractual
con los daños morales ocasionados, no obstante la existencia de una cláusula
limitativa de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 20,
B. J. 1227.
Contratos de transporte
La cláusula sobre limitación de responsabilidad en los contratos de transporte
se aplica solo en caso de faltas leves o ligeras, no cuando el transportista
comete una falta grave, como lo hace cuando, siendo una empresa de largos
años de servicio en la materia, ubica un contenedor con mercancía de fácil
combustión en un lugar que representa peligro para los demás contenedores.
SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 17-44.

Es válida la cláusula de limitación de responsabilidad insertada en un


contrato de transporte (envío de maleta por autobús). La responsabilidad del
transportista debe evaluarse en los términos del contrato de transporte del
cual forma parte la cláusula de responsabilidad limitada si ni el transportista
ni sus empleados o encargados han cometido una falta delictual. SCJ, 1.ª
Sala, 18 de enero de 2012, núm. 31, B. J. 1214.

Las cláusulas de limitación de responsabilidad por equipaje contenidas en los


contratos de transporte aéreo son válidas, aun cuando esa cláusula figure en
contratos de adhesión. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 28, B. J.
1223; 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J. 1218.

En el ámbito de la responsabilidad civil del transportista aéreo, el solo


incumplimiento de la ejecución de un contrato no es suficiente para que los
jueces del fondo puedan acordar una suma superior a la establecida en la
cláusula de limitación que exista en los acuerdos internacionales al respecto;
es indispensable que se pruebe la comisión de una falta delictual, es decir,
que el incumplimiento se efectuó de manera consciente e intencional. SCJ, 1.ª
Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 28, B. J. 1223.

Las cláusulas de limitación de responsabilidad en un contrato de transporte


son oponibles a la compañía aseguradora que se subroga en los derechos del
embarcador, a quien la aseguradora ha pagado el riesgo asegurado. SCJ,
Cámaras Reunidas, 17 de diciembre de 2008, núm. 3, B. J. 1177.
CLÁUSULA DE NO RESPONSABILIDAD

V. cláusula de limitación de responsabilidad.


CLÁUSULA PENAL

V. contratos.
CLIENTELA

V. fondo de comercio.
COBRO DE PESOS

No hay necesidad de notificar en cabeza de la demanda en cobro de peso el


título en cuya virtud se realiza el cobro, contrario a como ocurre en el caso de
un embargo ejecutivo o inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012,
núm. 20, B. J. 1214.

Una demanda en cobro de pesos no puede dar lugar a una reclamación en


responsabilidad civil delictual o cuasidelictual, sino solamente al cobro de la
suma adeudada y al abono de los intereses moratorios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.

No procede el sobreseimiento de una demanda en cobro de pesos basado en


el alegato de que en manos del deudor se ha trabado un embargo retentivo
sobre las sumas debidas por este al acreedor. La finalidad y efecto principal
de la demanda en cobro de pesos es dotar al acreedor de un título ejecutorio
contra su deudor. La finalidad de la demanda en validez de embargo retentivo
es impedir que el deudor entregue las sumas de dinero que adeude a su
acreedor. Dicha demanda en validez no implica ningún cuestionamiento
sobre la existencia de la deuda cuyo reconocimiento se pretende mediante la
demanda en cobro de pesos. Por otro lado, la demanda en cobro de pesos,
aunque tiene por finalidad la obtención de un título ejecutorio, no implica la
ejecución automática del crédito reclamado, ya que, para constreñir al deudor
a pagar, el acreedor está obligado a iniciar uno de los procedimientos
ejecutorios previstos en la ley. En consecuencia, la demanda en validez de
embargo no puede considerarse como un asunto prejudicial a la demanda en
cobro de pesos. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 50, B. J. 1240.
COMERCIANTES

V. también acto de comercio, atribuciones civiles y comerciales, fondo de


comercio, materia comercial, prueba.

Si la acción en responsabilidad civil se sustenta al amparo del artículo 1384,


párrafo primero, del Código Civil, no se puede invocar el plazo de
prescripción relativo a las acciones entre comerciantes, aunque exista una
relación comercial entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
núm. 20, B. J. 1222.
COMISIÓN DE ALQUILERES Y DESAHUCIOS

V. alquileres.
COMISIÓN

V. contrato de comisión, contrato de corretaje.


COMISIONISTA

V. contrato de comisión.
COMITENCIA

V. responsabilidad civil por el hecho de otro.


COMPAÑÍA COMERCIAL

V. sociedades comerciales.
COMPAÑÍA DE SEGUROS

V. seguros.
COMPARECENCIA DE LAS PARTES

V. también medidas de instrucción.

La comparecencia personal es una medida de instrucción potestativa de los


jueces del fondo, quienes en cada caso determinan la procedencia o no de su
celebración, no estando obligados a disponer la audición de las partes por el
solo hecho del pedimento si a su juicio esta resulta innecesaria para formar su
criterio sobre el asunto que ha sido puesto a su cargo. SCJ, 1.ª Sala, 27 de
noviembre de 2013, núm. 40, B. J. 1236.

Los jueces del fondo tienen la facultad de rechazar la solicitud de una


comparecencia personal cuando la parte que la pide no advierte al tribunal lo
que pretende demostrar con dicha medida, así como cuando los jueces
encuentran en el proceso suficientes elementos de juicio que les permiten
formar su convicción en uno u otro sentido. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de
2012, núm. 12, B. J. 1220; 1.ª Cám. 7 de marzo de 2001, núm. 8, B. J. 1084,
pp. 60-64.

Entra dentro del poder soberano de los jueces el apreciar la procedencia o no


de la comparecencia personal de las partes, sin incurrir en vicio alguno ni
lesionar el derecho de defensa cuando, en presencia de los documentos del
proceso y los elementos de convicción sometidos al debate, rechazan la
medida por frustratoria e innecesaria. SCJ, 1.ª Cám., 30 de octubre de 2002,
núm. 6, B. J. 1103, pp. 53-59.

Los jueces del fondo tienen la facultad de rechazar la comparecencia personal


cuando existen otros elementos probatorios eficaces para valorar los méritos
de la demanda, capaces de sustituir a aquellas que se pretenden demostrar con
la ejecución de la medida de comparecencia personal. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
agosto de 2012, núm. 64, B. J. 1221.

Una vez ordenada la comparecencia personal, si una de las partes comparece


y la otra no, no hay violación al derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 49, B. J. 1227.

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano para apreciar la fuerza
probatoria de las declaraciones de las partes en justicia. Por esta razón, no
tienen la obligación de dar razones particulares por las cuales acogen como
sinceras unas declaraciones y desestiman las otras. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril
de 2012, números 17 y 50, B. J. 1217; 22 de febrero de 2012, núm. 163, B. J.
1215.

No es necesario que los jueces del fondo transcriban en sus fallos los detalles
de las declaraciones de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 10 de noviembre de 2010,
núm. 25, B. J. 1200.

La sentencia que deniega una comparecencia personal tiene carácter


puramente preparatorio y, por tanto, no es susceptible de ser atacada en
casación sino con la sentencia sobre el fondo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de
2012, núm. 39, B. J. 1219; 13 de marzo de 2003, números 19 y 20, B. J. 1096,
pp. 165-170 y 171-176; 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 22, B. J. 1218.

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar de oficio una


comparecencia personal. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 60, B. J.
1230; 10 de abril de 2013, núm. 29, B. J. 1229.
COMPENSACIÓN

La compensación opera de pleno derecho cuando dos personas son deudoras


una respecto de la otra en las condiciones previstas por la ley. SCJ, Salas
Reunidas, 5 de septiembre de 2012, núm. 3, B. J. 1222.

Opera la compensación entre el adjudicatario de una venta en pública subasta


por causa de embargo inmobiliario y el embargado si el precio de la
adjudicación es idéntico al de la deuda del embargado con el adjudicatario y
si el adjudicatario se encuentra inscrito en primer rango, conforme a los
artículos 1291 y 2095 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012,
núm. 38, B. J. 1223.

No compromete su responsabilidad la persona que demanda a otra, de la que


es deudora, si el crédito del demandante es mayor que su deuda con la
demandada, puesto que, aun tomados en cuenta los efectos de la
compensación, la demandada sigue siendo deudora de la demandante, aunque
de una suma menor. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2003, núm. 1, B. J. 1115,
pp. 205-206.
COMPETENCIA

V. también acción civil y acción penal, casación, competencia de la


jurisdicción inmobiliaria, excepción de incompetencia.
Acción personal

Las acciones de carácter personal son de la competencia de los tribunales


ordinarios. SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001, B. J. 1091, núm. 15, pp.
230-237.
Aporte en naturaleza

Las irregularidades en que se haya incurrido en la constitución de una


sociedad, así como lo relativo a la validez o no de los aportes en naturaleza
hechos a ella, son cuestiones de la competencia exclusiva de los tribunales de
comercio y no del tribunal de tierras. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre de 2010,
núm. 8, B. J. 1200; 3.ª Cám., 21 de agosto de 2002, núm. 11, B. J. 1101, pp.
542-552.

El tribunal de tierras no es competente para juzgar la regularidad de unos


aportes en naturaleza, aunque hayan sido registrados y hayan resultado en la
expedición de certificados de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre de 2011,
núm. 32, B. J. 1212.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la simulación de un


aporte en naturaleza. Aunque los tribunales ordinarios son los competentes
para dirimir los conflictos referentes a la constitución de compañías
comerciales, cuando se discute el aspecto relativo a derechos sobre terrenos
registrados en que una de las partes alega que fueron transferidos por
simulación en su perjuicio, el tribunal de tierras tiene competencia exclusiva
para conocer de este pedimento, según el artículo 7 de la Ley de Registro de
Tierras, imperante al momento del conocimiento de la litis. SCJ, 1.ª Cám., 11
de julio de 2007, núm. 8, B. J. 1160, pp. 856-868.
Alquileres

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente para conocer las


demandas en resiliación del contrato de alquiler por la vía del Control de
Alquileres de Casas y Desahucios. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm.
16, B. J. 1183.

La competencia de atribución de los jueces de paz para conocer de la


demanda en desalojo o en desahucio en materia de arrendamiento es
excepcional; le está atribuida expresamente por el artículo 1, párrafo 2.º del
Código de Procedimiento Civil, que señala que el juez de paz es competente
para conocer de las demandas en rescisión de contrato de arrendamiento
fundadas únicamente en la falta de pago de los alquileres o arrendamientos,
de las demandas en lanzamiento y desalojo de lugares que sean consecuencia
de aquellas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 107, B. J. 1216; 1.ª
Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187; 23 de enero de 2008, núm. 9,
B. J. 1166, pp. 118-127.

Conforme al artículo 1 del Código de Procedimiento Civil, solo el juzgado de


paz es competente para conocer de las demandas en resiliación de contrato de
inquilinato y del consecuente desalojo cuando la causa que se invoque sea la
falta de pago. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

Los jueces de paz son competentes para conocer de una demanda por falta de
pago del aumento del 10 % anual del precio del alquiler convenido en el
contrato, ya que se trata de la falta de pago del alquiler mismo. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de enero de 2008, núm. 9, B. J. 1166, pp. 118-127.

Las demandas en cobro de alquileres vencidos y desalojo de inmuebles


arrendados se inscriben en el marco de una acción mixta, por ser personal y
real a la vez, lo cual permite al demandante emplazar, a su elección, tanto
ante el tribunal del domicilio del demandado como el tribunal del domicilio
del inmueble objeto de la litis, según el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J.
1223.
Arbitraje

Cuando las partes han convenido someterse al arbitraje, este tiene lugar
aunque una de ellas se oponga alegando la incompetencia. Poco importa que
el contrato que contiene la cláusula arbitral haya llegado a su término, pues
dicha cláusula mantiene su vigencia para todos los inconvenientes que surjan
con la ejecución del contrato, a menos que ambas partes, de común acuerdo,
hayan decidido dar competencia a la jurisdicción ordinaria. SCJ, 1.ª Cám., 30
de enero de 2008, núm. 12, B. J. 1166, pp. 141-146; 13 de diciembre de
2006, núm. 13, B. J. 1153, pp. 115-122.

Cuando las partes han convenido someterse al arbitraje y una de ellas


demanda a la otra ante un tribunal de derecho común, este se debe declarar
incompetente si la parte demandada invoca la existencia de la cláusula
arbitral. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 53, B. J. 1178, pp. 536-
544.

Los jueces no están obligados a promover de oficio su propia incompetencia


basada en la existencia de una cláusula arbitral, ya que esta estipulación es un
asunto de interés privado. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2012, núm. 8, B. J.
1223.

En materia inmobiliaria es inválida la cláusula compromisaria que acuerda un


arbitraje en el extranjero. La competencia de la jurisdicción inmobiliaria es
una competencia de atribución, establecida por la ley con carácter de orden
público, por aplicación de los artículos 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 49, B. J. 1226.
Competencia de atribución

La competencia de atribución es un asunto de orden público. No puede ser


derogada por la voluntad de las partes. Debe ser pronunciada aun de oficio.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 188, B. J. 1215; SCJ, 3.ª Sala, 16
de enero de 2013, núm. 18, B. J. 1226.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 5 de mayo de 2010, núm.
12, B. J. 1194.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia no solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978, sino también en todos los casos en que
existan tribunales especializados que regulan una determinada materia, como
ocurre en materia laboral y materia inmobiliaria. El artículo 20 de la Ley 834
de 1978 es una traducción y adecuación del artículo 92 del Código de
Procedimiento Civil francés, cuyas disposiciones fueron adoptadas en sentido
estricto, a pesar de que, a diferencia de Francia, existen en la República
Dominicana jurisdicciones especializadas, como por ejemplo la inmobiliaria,
que conocen de asuntos que en Francia son de la competencia de la
jurisdicción civil. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 32, B. J. 1238; 10
de octubre de 2012, núm. 24, B. J. 1223; 26 de septiembre de 2012, núm. 74,
B. J. 1222.

Si antes de que se dicte la decisión sobre el fondo de un asunto cualquiera, se


promulga una ley que suprima la competencia del tribunal apoderado de la
demanda y la atribuya a otro tribunal, el tribunal apoderado pierde atribución
para dictar sentencia y deberá indefectiblemente pronunciar su
desapoderamiento. La Suprema Corte de Justicia ha quedado desapoderada
de sus funciones de tribunal constitucional a partir de la integración del
Tribunal Constitucional, que tuvo lugar el día 28 de diciembre de 2011, lo
que implica que la Suprema Corte de Justicia cesó a partir de esa fecha de
dichas atribuciones, incluso para los casos en curso, ya que es de principio
que la reforma constitucional, al igual que las leyes de procedimiento, entre
ellas las leyes que regulan la competencia y la organización judicial, surten
efecto inmediato. SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, números 41 a 75,
B. J. 1234.
Competencia territorial

Las partes pueden elegir el tribunal del departamento judicial que le


convenga para la ejecución o interpretación de un contrato. Es válida la
cláusula contractual que prorroga la competencia a un tribunal de una
jurisdicción territorial determinada, aun en materia de referimiento. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de noviembre de 2010, núm. 29, B. J. 1200.

Es válida la prorrogación de competencia relativa, cuyas reglas no son de


orden público y, por tanto, pueden ser derogadas por convenciones entre
particulares. En la especie, los contratantes atribuyeron competencia para
conocer de las diferencias sobre un contrato a una jurisdicción extranjera.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 2, B. J. 1227; 1.ª Cám., 27 de abril
de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.

La demanda mediante la cual una parte pretende cobrar un crédito y, además,


afectar un derecho real mediante la inscripción de una hipoteca judicial sobre
un inmueble del deudor, es una acción mixta, por lo cual el demandante
puede apoderar, a su elección, la jurisdicción del domicilio del demandado o
la jurisdicción de la ubicación del inmueble. SCJ, 1.ª Cám., 5 de agosto de
2009, núm. 4, B. J. 1113, pp. 145-159.

Las aseguradores no se pueden como codemandadas en las demandas en


reclamación de una indemnización que tienen por causa los daños y
perjuicios ocasionados con el manejo de un vehículo de motor y, por tanto,
no son aplicables las reglas del emplazamiento previstas en el artículo 59 del
Código de Procedimiento Civil. La persona responsable debe ser emplazada
ante el tribunal de su domicilio y no ante el tribunal del domicilio de la
aseguradora. Las compañías aseguradoras no son puestas en causa para pedir
condenaciones en su contra, sino para que estas no ignoren los
procedimientos que se siguen contra sus asegurados y, en caso de que los
referidos asegurados resulten condenados, la sentencia a intervenir, en cuanto
a las indemnizaciones acordadas se refiere, puedan serles oponibles a estas
dentro de los límites de la póliza. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012,
núm. 21, B. J. 1225.
Condominios

Conforme al artículo 17 de la Ley de Condominio, el tribunal de tierras es


competente para conocer de la demanda entre condóminos que procura
obtener la reparación de averías y desperfectos causadas por una filtración de
agua. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.

El presidente del tribunal superior de tierras puede suspender, en el curso de


la instancia en apelación, la ejecución de la ordenanza que designa un
administrador judicial del condominio, conforme al artículo 170 de los
Reglamentos de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala,
16 de enero de 2013, núm. 26, B. J. 1226.

El juez de los referimientos es competente para conocer de una demanda


tendente a reponer el impermeabilizante en el área de la azotea común de un
condominio para evitar filtraciones de agua, que han sido producidas por la
arbitraria actitud de su vecino, quien, apropiándose del área común de la
azotea, retiró el impermeabilizante que la recubría, puesto no se trata
realmente de una controversia en torno a la administración o al goce de las
partes comunes del inmueble y no encuadra, en consecuencia, dentro de las
atribuciones otorgadas al tribunal de tierras en el artículo 17 de la Ley de
Condominio. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre 2006, núm. 5, B. J. 1151, pp. 155-
161.

El tribunal de tierras no es competente para conocer de demandas que


procuran obtener reparación en daños y perjuicios, aunque se trate de una litis
entre condóminos. La acción en reparación es una acción de índole personal
que escapa a la competencia de la jurisdicción inmobiliaria. El artículo 31 de
la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario limita la competencia de la
jurisdicción inmobiliaria en esta materia a las demandas reconvencionales
interpuestas como consecuencia de una demanda temeraria. SCJ, 3.ª Sala, 21
de diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.

Es competencia del tribunal civil y no del tribunal de tierras la acción de


carácter personal en daños y perjuicios interpuesta por el consorcio de
propietarios contra un propietario que se ha conectado de forma ilegal a la
energía eléctrica de los ascensores. Los jueces del fondo apoderados deben
verificar si en el caso existen los elementos que constituyen la
responsabilidad civil, a saber, la falta, el daño y el vínculo de causalidad entre
la falta y el daño, cuestiones que, lejos de ser aspectos de la administración,
goce de partes comunes o interpretación de los estatutos del condominio,
constituyen una demanda personal en daños y perjuicios que debe ser
conocida por los tribunales ordinarios del orden civil y que no tienen nada
que ver con una litis sobre terrenos registrados o con el régimen del
condominio. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 58, B. J. 1213.
Confiscaciones

El Tribunal de Confiscaciones es el único competente en materia civil para


conocer de todas las contestaciones relacionadas con la Ley 5924 de 1962.
SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 23, B. J. 1097, pp. 271-280.

El Tribunal de Confiscaciones es competente para conocer de todas las


contestaciones que se originen o tengan por objeto bienes confiscados, aun
cuando estos sean terrenos registrados o en curso de saneamiento. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de julio de 2004, núm. 13, B. J. 1124, pp. 159-168; 2 de abril de
2003, núm. 1, B. J. 1109, pp. 125-132.
Conflicto de competencia

Comete un exceso de poder el juez de primera instancia que apodera al


tribunal de alzada por un auto administrativo para que resuelva un conflicto
de competencia. El juez de lo civil no debe actuar por iniciativa propia sino
impulsado por las partes. SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 49, B. J.
1184.
Contrato de concesión

El contrato suscrito conforme a la Ley 173 de 1966 puede disponer la


prorrogación de la competencia a un tribunal extranjero, puesto que el
artículo 7 de dicha ley establece que las acciones que se ejerzan conforme a
ella estarán regidas por las disposiciones del derecho común en lo que se
refiere a la competencia, al procedimiento y a la prescripción. En ese caso, el
tribunal nacional apoderado podrá declararse incompetente de oficio de
acuerdo con el artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de
2012, núm. 9, B. J. 1217.
Deber de los jueces de examinar con carácter prioritario su competencia

Lo primero que debe examinar un tribunal en todo proceso es su propia


competencia, es decir, si está o no en la actitud legal para juzgar, antes
incluso de estatuir y ponderar cualquier medio de inadmisión que pueda
invocarse. SCJ, 1.ª Cám., 11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-73;
3.ª Sala, 16 de enero de 2013, núm. 18, B. J. 1226.
Demanda contra el Estado dominicano

La jurisdicción civil es la competente para conocer de las acciones


principales en contra del Estado o cualquier otra persona que el accionante
entienda le ha perjudicado en sus derechos, dada la competencia universal
que les ha sido conferida a los tribunales civiles por el artículo 326 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 16, B. J. 1224.
Demanda que involucra extranjeros

Conforme al artículo 14 del Código Civil, el extranjero que ha hecho


negociación con un dominicano puede ser demandado ante los tribunales
dominicanos, aun cuando las obligaciones hayan sido contraídas en país
extranjero. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 23, B. J. 1214.

Los tribunales dominicanos no son competentes territorialmente para conocer


de un conflicto entre dos litigantes extranjeros, domiciliados en el extranjero,
con relación a un contrato suscrito en el extranjero y en ejecución de un pago
consistente en acciones de un capital social totalmente extranjero. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de octubre de 2011, núm. 20, B. J. 1211.

Los tribunales dominicanos no son competentes para conocer de una litis


sobre un contrato de préstamo firmado en un país extranjero, en el que se
estipula que la ley aplicable es la de ese país y cuyo monto fue desembolsado
allá bajo una modalidad de contrato que no existe en República Dominicana.
SCJ, 1.ª Cám, 11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-73.
Desalojo

Es excepcional la competencia de atribución de los jueces de paz para


conocer de la demanda en desalojo o en desahucio en materia de
arrendamiento. Dicha competencia le está atribuida expresamente por el
artículo 1, párrafo 2.º del Código de Procedimiento Civil, que señala que el
juez de paz es competente para conocer de las demandas en rescisión de
contrato de arrendamiento fundadas únicamente en la falta de pago de los
alquileres o arrendamientos, de las demandas en lanzamiento y desalojo de
lugares que sean consecuencia de aquellas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de
2012, núm. 107, B. J. 1216; 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 1, B. J.
1187; 23 de enero de 2008, núm. 9, B. J. 1166, pp. 118-127.

Conforme al artículo 1 del Código de Procedimiento Civil, solo el juzgado de


paz es competente para conocer de las demandas en resiliación de contrato de
inquilinato y del consecuente desalojo cuando la causa que se invoque sea la
falta de pago. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente, y no el juzgado de


paz, para conocer las acciones en desalojo o desahucio intentadas por el
propietario de un inmueble contra el inquilino basada en el artículo 3 del
Decreto 4807 de 1959, que autoriza el desalojo cuando el propietario solicita
el inmueble para ocuparlo personalmente durante dos años por lo menos.
Solo se le atribuye competencia al juzgado de paz para conocer las acciones
en rescisión del contrato de alquiler, desalojo y lanzamiento de lugares
cuando estas se fundamentan en la falta de pago de los alquileres o
arrendamientos. Fuera de ese caso, dicho tribunal no tiene facultad para
conocer las demandas en resiliación de los contratos de arrendamiento
fundadas en otras causas, ni de los desahucios, lanzamientos y desalojos que
sean consecuencia de estas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 107, B.
J. 1216; 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 36, B. J. 1182, pp. 325-330; 6
de octubre de 2004, núm. 3, B. J. 1127, pp. 184-190; 19 de febrero de 2003,
núm. 5, B. J. 1106, pp. 91-96.

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente para conocer las


demandas en resiliación del contrato de alquiler y en desalojo fundamentadas
en la llegada del término. En ese caso no es necesario agotar la vía del
Control de Alquileres de Casas y Desahucios, ya que esa vía administrativa
está organizada solo para conocer los asuntos previstos de manera expresa en
el Decreto 4807. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

Las demandas en cobro de alquileres vencidos y desalojo de inmuebles


arrendados se inscriben en el marco de una acción mixta, por ser personal y
real a la vez, lo cual permite al demandante emplazar, a su elección tanto ante
el tribunal del domicilio del demandado como ante el tribunal del domicilio
del inmueble objeto de la litis, según el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J.
1223.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de una demanda en


desalojo por ocupación ilegal y turbación del derecho de propiedad, conforme
al artículo 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 69, B. J. 1232.

El artículo 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario y el artículo 161 del


Reglamento de los Tribunales de Jurisdicción Original y Superior de Tierras
facultan a los jueces de la jurisdicción inmobiliaria para que ordenen el
desalojo de un inmueble a resultas de un pedimiento subsidiario en un
proceso contradictorio. No es necesario que el objeto principal de la demanda
haya sido el desalojo del ocupante ilegal. SCJ, 3.ª Sala, 25 de octubre de
2013, núm. 49, B. J. 1235.

La jurisdicción inmobiliaria no es competente para conocer de la acción


judicial que no tiene por objeto la supresión o la modificación del registro de
la propiedad inmobiliaria involucrada en la litis, sino que persigue el desalojo
y la reparación de daños y perjuicios, pues se trata de una acción personal de
la competencia de los tribunales civiles. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003,
núm. 2, B. J. 1109, pp. 133-138.

Conforme a los artículos 101, 109 y 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos es competente, de manera general, para ordenar inmediata y
contradictoriamente las medidas provisionales necesarias en todos los casos
de urgencia que no colidan con una contestación seria o justifiquen la
existencia de un diferendo o las medidas conservatorias que se impongan
para prevenir un daño inminente o para hacer cesar una turbación
manifiestamente ilícita, por lo que es evidente que el juez de los referimientos
es competente para ordenar inmediatamente el lanzamiento de lugares de un
ocupante sin título cuando no existe una contestación seria sobre los derechos
de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 25, B. J. 1234; 11
de septiembre de 2013, núm. 26, B. J. 1234.

Según el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


puede tomar decisiones provisionales para prevenir un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita, como, por ejemplo, en una
demanda en expulsión, ordenar un informativo pericial para comprobar la
situación de hecho que se verifica sobre la parcela ocupada. SCJ, 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.
Divorcio

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer la demanda en


divorcio entre cónyuges dominicanos, aunque estos residan en el extranjero.
Según la parte final del artículo 3 del Código Civil, las leyes que se refieren
al estado y la capacidad de las personas obligan a todos los dominicanos,
aunque residan en país extranjero. Al tener el citado artículo 3 un efecto
extraterritorial, pues sigue a nuestros nacionales donde quiera que se
encuentren, un juez extranjero puede, asimismo, aplicar en su jurisdicción
nuestro ordenamiento jurídico al divorcio entre cónyuges dominicanos. SCJ,
1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 155, B. J. 1215.
Embargo inmobiliario

Las decisiones de los tribunales ordinarios en materia de embargo


inmobiliario se imponen a los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria, los
cuales no tienen competencia para variar lo decidido por los referidos
tribunales. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 41, B. J. 1232.

El embargo inmobiliario está colocado bajo el control del tribunal civil,


mediante un procedimiento particular, por lo que de una forma general, el
juez de los referimientos es, en principio, incompetente para conocer de todas
las excepciones promovidas por el embargado o por los terceros que toquen
el fondo del derecho de las partes, de las que tienen su causa en el embargo y
se refieren directamente a él, así como de las que ejercen una influencia sobre
su marcha o su solución y constituyen verdaderos incidentes, con excepción
de algunos de estos que son propios de la falsa subasta. El hecho de que para
la introducción de los incidentes del embargo inmobiliario baste un simple
acto de abogado a abogado, como lo consagra el artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil, permite interpretar que dicho texto legal ha señalado
implícitamente que la jurisdicción competente para conocer de una cuestión
como la de la especie (demanda en subrogación de la persecución) no es otra
que aquella que ha sido apoderada de la acción principal. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de una litis sobre


derechos registrados que pretende cancelar una hipoteca judicial si dicha
demanda se introduce antes de que se inicie el proceso de embargo
inmobiliario, es decir, antes de la fecha del proceso verbal de embargo y su
correspondiente notificación y registro. Cualquier acción posterior de dicho
proceso pasa a ser un incidente del embargo de la competencia exclusiva del
tribunal civil. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 53, B. J. 1237.

El juez de los referimientos no es competente, en principio, para conocer de


los incidentes del embargo inmobiliario, por ejemplo, de una demanda en
sobreseimiento. El embargo inmobiliario, en razón de su gravedad, está
regido por un procedimiento particular y se encuentra colocado bajo el
control del tribunal civil apoderado del embargo, el cual es competente para
conocer de las demandas que toquen el fondo del derecho de las partes, de las
que tienen su causa en el embargo y se refieren directamente a él, así como de
las que ejercen una influencia sobre su marcha o su solución y constituyen
verdaderos incidentes del embargo. En esta materia, es posible el uso del
referimiento en casos muy específicos previstos por la ley, tales como los
siguientes: a) la designación de un secuestrario de los inmuebles embargados,
b) la obtención de la autorización requerida para que los acreedores puedan
proceder a cortar y vender, en parte o totalmente, los frutos aún no
cosechados, c) si hay oposición a la entrega de la certificación en que conste
que el adjudicatario no ha justificado el cumplimiento de las condiciones
exigibles de la adjudicación y d) de manera general, según el artículo 734 del
Código de Procedimiento Civil, para tomar todas las medidas provisionales
necesarias para la conservación y administración del inmueble. SCJ, 1.ª Sala,
29 de agosto de 2012, núm. 72, B. J. 1221.
Expropiación

Según el artículo 1, literal c, del párrafo único de la Ley 13-07, que crea el
Tribunal Contencioso Tributario y Administrativo, los procedimientos
relativos a la expropiación forzosa por causa de utilidad pública o interés
social, que eran de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria en virtud
del artículo 127 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, son en lo adelante
de la competencia de la jurisdicción contenciosa-administrativa. TC/0053/14,
24 de marzo de 2014.

En los casos de expropiación de inmuebles por causa de utilidad pública o de


interés social, las vías para impugnar los decretos de expropiación se ejercen
ante los tribunales correspondientes y mediante las acciones establecidas por
las leyes adjetivas que regulan dicho procedimiento, en especial la Ley 344
de 1943 sobre Procedimiento de Expropiación. La falta de pago previo del
precio de los inmuebles objeto de la expropiación no justifica la puesta en
movimiento de la acción en declaratoria de inconstitucionalidad. SCJ, Pleno,
11 de agosto de 2010, números 2 y 3, B. J. 1197; SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto
de 2012, núm. 57, B. J. 1221.

Aun cuando existan otras vías judiciales para obtener la protección del
derecho fundamental de propiedad vulnerado por una expropiación ilegal,
ninguna de esas vías puede ser tan efectiva, eficaz y expedita que el amparo,
pues cualquier otro proceso judicial extendería indefinidamente la concreción
de la protección que se procura, especialmente si, como en la especie, la
reclamación de pago del inmueble expropiado data de hace veintiún años.
TC/0205/13, 13 de noviembre de 2013.
Jurisdicción de derecho común

El juzgado de primera instancia es la jurisdicción de derecho común de


primer grado competente para conocer del universo de los asuntos, excepto
los atribuidos de manera expresa a otro tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 7 de octubre
de 2009, núm. 1, B. J. 1187; 5 de noviembre de 2008, núm. 9, B. J. 1176, pp.
135-141.
Juzgado de paz

La regla de competencia de atribución que establece el artículo 1 del Código


de Procedimiento Civil, modificado por la Ley 845 de 1978 y la Ley 38-98 de
1998, se basa en la cuantía de la demanda y no de la condenación que
establezca el tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 1, B. J. 1218.
Es el monto de la pretensión en la demanda inicial, incluyendo capital e
intereses, lo que determina el valor de la demanda y la competencia o no del
juzgado de paz. Si el monto de la demanda inicial, incluyendo intereses, es
de RD$ 26,544.00, el tribunal competente es el juzgado de primera instancia,
no obstante que el capital reclamado solo sea RD$ 16,800.00. SCJ, 1.ª Sala,
29 de febrero de 2012, núm. 188, B. J. 1215.

No es el monto de la condenación lo que determina si la cuestión decidida


por el juzgado de paz será susceptible o no de ser apelada, sino el monto de la
demanda introductiva de instancia. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
143, B. J. 1228.
Materia comercial

La organización judicial dominicana no prevé los tribunales de comercio,


razón por la cual cuando una demanda se introduce por la vía civil, siendo el
asunto de naturaleza comercial, el juez apoderado no resulta incompetente.
Los tribunales civiles tienen plenitud de jurisdicción para estatuir respecto de
los asuntos comerciales en atribuciones comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 30 de
septiembre de 2009, núm. 56, B. J. 1186, pp. 561-568; 16 de septiembre de
2009, núm. 26, B. J. 1186, pp. 317-322; 15 de abril de 2009, núm. 34, B. J.
1181, pp. 311-317.
Materia laboral

El tribunal civil no es competente para conocer la demanda en daños y


perjuicios de un extrabajador contra su expatrono a consecuencia del despido
de que fue objeto el primero. El tribunal competente es el laboral. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 171, B. J. 1215.

El tribunal civil no es competente para conocer de la demanda relativa a un


accidente de trabajo. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 24, B. J.
1223.

Los tribunales de derecho común no son competentes para conocer de las


reclamaciones de los empleados contra sus empleadores por incumplimiento
de la obligación de inscribirlos en la Seguridad Social. El tribunal competente
es el tribunal de trabajo, conforme al artículo 480 del Código de Trabajo.
SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 99, B. J. 1223.

La demanda en daños y perjuicios en contra de un banco que incumple con su


obligación de entregar a los demandantes fondos que su empleador posee en
dicha institución, basada en la existencia de una sentencia con autoridad de
cosa juzgada que condenó al empleador al pago de prestaciones laborales, es
de la competencia de los jueces de derecho común por tratarse de una acción
personal y no laboral. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 4, B. J.
1151, pp. 140-154.
Partición

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer de la demanda en


partición que involucre inmuebles radicados en el país, los que siempre
estarán regidos por la ley dominicana, SCJ, 1.ª Sala, 6 de julio de 2011, núm.
1, B. J. 1208.

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer de una demanda


en partición de los bienes de una sucesión abierta en la República
Dominicana, por tener su último domicilio allí el causante,
independientemente de que este haya readquirido su nacionalidad original.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de julio de 2011, núm. 1, B. J. 1208.

Según los artículos 823 y siguientes del Código Civil, la acción en partición y
las contestaciones relacionadas con esta han de someterse al tribunal del lugar
donde se ha abierto la sucesión. SCJ, 1.ª Cám., 18 de julio de 2007, núm. 9,
B. J. 1160, pp. 131-136; 6 de marzo de 2002, núm. 12, B. J. 1096, pp. 122-
126.

Según el artículo 110 del Código Civil, la sucesión se abre en el lugar del
domicilio de la persona fallecida. Si dicho domicilio se encuentra en el
extranjero, es dicha jurisdicción extranjera la competente para conocer sobre
la demanda en partición relativa a la sucesión. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.

Según el artículo 56 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, cualquier


copropietario, coheredero o copartícipe de un derecho registrado indiviso
puede solicitar la partición al tribunal de jurisdicción original
correspondiente, lo cual no implica menoscabo de la competencia en la
materia de los tribunales ordinarios, que es más amplia y mantiene su imperio
en ausencia de disposiciones expresas en contrario. La jurisdicción civil
ordinaria puede ser apoderada de la demanda en partición de bienes del
patrimonio de una sucesión aun cuando estos bienes se encuentren
registrados, pues tratándose de una acción de carácter personal es el derecho
común el que mantiene su imperio por ser mucho más amplio y natural. SCJ,
1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 44, B. J. 1230.
La disposición del párrafo IV del artículo 56 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario, según la cual la jurisdicción inmobiliaria debe declinar las
particiones litigiosas ante la jurisdicción civil si una de las partes así lo
solicita, solo es aplicable cuando la partición no involucre transferencias,
modificación o cuestionamientos de derechos registrados, en cuyo caso la
jurisdicción inmobiliaria es la única competente, por constituir dicha
situación una verdadera litis sobre derechos registrados. SCJ, 3.ª Sala, 17 de
abril de 2013, núm. 29, B. J. 1229.

Según el artículo 56, párrafos II y IV, de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, en materia de particiones resulta opcional el apoderamiento de
la jurisdicción ordinaria o la inmobiliaria. En caso de litispendencia, por estar
la jurisdicción ordinaria apoderada primero, si la parte solicita la declinatoria,
el tribunal de jurisdicción original deberá declinar a favor de dicha
jurisdicción, tal como lo precisa el artículo 148 del Reglamento de los
Tribunales Superiores de Tierras. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm.
31, B. J. 1238.

Si tanto la jurisdicción civil como la jurisdicción inmobiliaria son apoderadas


de una demanda en partición, la jurisdicción inmobiliaria debe sobreseer su
decisión sobre los traspasos de los bienes inmuebles involucrados hasta tanto
intervenga decisión de la jurisdicción civil con la autoridad de la cosa
definitivamente juzgada. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de 2004, núm. 2, B. J.
1129, pp. 565-573.

Si después de sometida una instancia al Tribunal de Tierras por la cónyuge


divorciada solicitando que un bien que ella posee sea declarado su bien
propio por no haber el esposo intentado la demanda en partición en el plazo
de dos años, este demanda en partición ante la jurisdicción civil, el tribunal
de tierras debe sobreseer su decisión al respecto y no declarar la instancia
inadmisible ni tampoco su incompetencia. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de
2004, núm. 2, B. J. 1129, pp. 565-573.

Aunque los tribunales civiles son los únicos competentes para ordenar la
partición de bienes, el tribunal de tierras puede conocer de la partición de la
que ha sido apoderada si no se le plantea expresamente su incompetencia. En
la especie, el cónyuge divorciado por mutuo consentimiento advirtió que un
bien inmueble había sido omitido del acta de estipulaciones y apoderó al
tribunal de tierras para que ordenara la partición de dicho inmueble. SCJ, 3.ª
Cám., 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137, pp. 1603-1613.
Rendición de cuentas

La demanda en rendición de cuentas es una acción personal de la


competencia exclusiva de los tribunales de derecho común. SCJ, 1.ª Sala, 3
de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.
Referimiento

Excepto en los distritos judiciales de Santo Domingo y Santiago, donde por


efecto de la Ley 50-00 las funciones de referimiento corresponden al juez
presidente de la Cámara Civil y Comercial y el artículo 101 de la Ley 834 de
1978 tiene aplicación plena, en las demás jurisdicciones dicho artículo solo
tiene una aplicación relativa y el juez de los referimientos competente es el de
la jurisdicción que es competente para estatuir sobre el fondo del litigio. Por
tanto, es el juez de primera instancia que conoce en materia civil o comercial
el fondo de la contestación el que tiene aptitud para resolver, como juez de
los referimientos, sobre las medidas necesarias o urgentes que le sean
requeridas. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 10, B. J. 1112, pp. 118-
125; 14 de marzo de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp. 86-98.
Los artículos 109 a 112 de la Ley 834 de 1978, referentes a los poderes del
presidente del tribunal de primera instancia, y los artículos 140 y 141 de la
misma ley, relativos a los poderes del presidente de la corte de apelación,
delimitan el ámbito de aplicación del juez de los referimientos no solo a los
casos de urgencia o a las dificultades de ejecución de una sentencia u otro
título ejecutorio, sino que sus poderes se extienden a prescribir las medidas
conservatorias que se impongan para prevenir un daño inminente o para hacer
cesar una turbación manifiestamente ilícita, a acordar una garantía al
acreedor, a suspender la ejecución de las sentencias impropiamente
calificadas en última instancia y a ejercer los poderes que le son conferidos
en materia de ejecución provisional. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre
de 2010, núm. 2, B. J. 1200; 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B. J.
1240.

Según el artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


tiene facultad para ordenar, en todos los casos de urgencia, todas las medidas
que no colidan con ninguna contestación seria o que justifique la existencia
de un diferendo, incluso el levantamiento de una hipoteca judicial definitiva.
SCJ, 1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 50-57.

Según el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


puede tomar decisiones provisionales para prevenir un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita, como, por ejemplo, en una
demanda en expulsión, ordenar un informativo pericial para comprobar la
situación de hecho que se verifica sobre la parcela ocupada. SCJ, 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.

Conforme a los artículos 101, 109 y 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos es competente, de manera general, para ordenar inmediata y
contradictoriamente las medidas provisionales necesarias en todos los casos
de urgencia que no colidan con una contestación seria o justifiquen la
existencia de un diferendo o las medidas conservatorias que se impongan
para prevenir un daño inminente o para hacer cesar una turbación
manifiestamente ilícita, por lo que es evidente que el juez de los referimientos
es competente para ordenar inmediatamente el lanzamiento de lugares de un
ocupante sin título cuando no existe una contestación seria sobre los derechos
de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 26, B. J. 1234.

El juez de los referimientos es competente, de acuerdo con los artículos 101,


109 y 110 de la Ley 834, de 1978, para ordenar el lanzamiento de lugares de
un ocupante de un terreno sin ningún título que avale su ocupación. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 25, B. J. 1234; 14 de junio de 2013,
núm. 69, B. J. 1231.

El juez de primera instancia, en atribuciones excepcionales de referimiento,


puede, a pedimento de parte, reexaminar los motivos que lo indujeron a dictar
el auto que autorizó las medidas conservatorias e igualmente a ordenar la
cancelación, reducción o limitación del embargo, siempre que a su juicio
haya motivos serios y legítimos que lo justifiquen. Esta facultad excepcional
que ha sido conferida por el legislador al juez de primera instancia, en
atribuciones de referimiento, no está supeditada a que se introduzca antes de
la demanda en validez del embargo, sino tal y como expresan dichas
disposiciones, en cualquier estado de los procedimientos, puesto que el
propósito es que el embargado pueda, para discutir las medidas
conservatorias dictadas contra él y sus consecuencias, aprovecharse del
procedimiento rápido que constituye el referimiento, sin que deba esperar el
apoderamiento al fondo del litigio o la audiencia en que se vaya a conocer de
la validez del embargo. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 31, B. J.
1235; 1 de febrero de 2012, núm. 33, B. J. 1215; 14 de julio de 2010, núm.
16, B. J. 1196; 1.ª Cám., 5 de agosto de 2009, núm. 15, B. J. 85; 17 de
octubre de 2001, núm. 6, B. J. 1091, pp. 168-175.
No es necesario para apoderar la jurisdicción en referimiento la existencia de
una demanda sobre el fondo. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de 2011, núm. 18,
B. J. 1213.

La competencia del juez de los referimientos para limitar o revocar el


embargo retentivo cesa una vez que ha sido intentada la demanda en validez.
Sin embargo, el juez de los referimientos puede suspender su ejecución. SCJ,
1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 14, B. J. 1112, pp. 142-149.

El juez presidente de la corte de apelación, actuando como juez de los


referimientos, constituye una jurisdicción distinta a la de la corte en pleno
actuando como tribunal de segundo grado. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2003,
núm. 9, B. J. 1109, pp. 176-183.

El juez presidente de la corte de apelación, no la corte en pleno, es el


competente para conocer de una demanda en suspensión de ejecución de
sentencia, conforme al artículo 137 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 9
de octubre de 2002, núm. 22, B. J. 1103, pp. 189-195.

El juez presidente de la corte de apelación, actuando como juez de los


referimientos, solo puede declararse incompetente de oficio si el asunto es de
la competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm.
57, B. J. 1184.

Para la aplicación del artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos debe examinar la demanda para poder determinar si lo
solicitado por la vía provisional del referimiento colide o no con una
contestación seria. SCJ, 3.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 2, B. J. 1214.

No constituye una contestación seria que limita la competencia del juez de los
referimientos, en los términos del artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el
alegato de que los terrenos ocupados por el demandado son de la propiedad
del Estado y no de la demandante, si este último avala su derecho de
propiedad con un contrato de compraventa del mismo Estado.
El juez de los referimientos está facultado para ordenar la entrega de un
documento como medida preventiva y a fin de que cese una turbación
manifiestamente ilícita, siempre que queden establecidos los hechos de la
turbación y la urgencia, y que no exista necesidad de dirimir ningún aspecto
del fondo de la contestación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B.
J. 1240.

El juez de los referimientos es competente para conocer de una demanda


tendente a reponer el impermeabilizante en el área de la azotea común de un
condominio para evitar filtraciones de agua, que han sido producidas por la
arbitraria actitud de su vecino, quien, apropiándose del área común de la
azotea, retiró el impermeabilizante que la recubría, puesto que no se trata
realmente de una controversia en torno a la administración o al goce de las
partes comunes del inmueble y no encuadra, en consecuencia, dentro de las
atribuciones otorgadas al tribunal de tierras en el artículo 17 de la Ley de
Condominio. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre 2006, núm. 5, B. J. 1151, pp. 155-
161.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, tiene competencia para prescribir sin retardo todas las medidas
pertinentes a fin de impedir perjuicios irreparables en detrimento de los
menores, cuando existan las circunstancias previstas en el artículo 140 de la
Ley 834 de 1978, pese a la disposición del artículo 94 de la Ley 136-03, que
establece que en caso de cambio de régimen de guarda o separación de
hecho, será competente el juez de lo civil del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B.
J. 1222.

El juez de los referimientos no es competente para conocer de una demanda


en suspensión de una resolución administrativa dictada por la
Superintendencia de Electricidad. Se trata de una incompetencia de atribución
que debe ser suplida de oficio, aun en grado de apelación, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. El artículo 111 de la Ley 834 de 1978,
según el cual “los poderes del presidente del tribunal de primera instancia
previstos en los dos artículos precedentes se extienden a todas las materias
cuando no exista procedimiento particular de referimiento”, se debe
interpretar en el sentido de que se refiere exclusivamente a la materia civil,
que es donde se encuentra el campo de acción del juez de los referimientos,
puesto que cuando el legislador ha extendido esa competencia, lo ha
consagrado expresamente, como ha sido el caso de la materia laboral, en
virtud de los artículos 666 al 668 del Código de Trabajo, y en otras materias.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 11, B. J. 1233.

El juez presidente la corte de apelación no es competente para conocer de una


demanda en suspensión en materia administrativa. La competencia que la Ley
13-07 sobre el Tribunal Superior Administrativo confiere en materia
municipal a los juzgados de primera instancia distintos a los del Distrito
Nacional y la provincia de Santo Domingo, en atribuciones civiles, constituye
una competencia excepcional que no puede extenderse a las cortes de
apelación, no solo porque dicho texto legal establece claramente que los
juzgados apoderados en materia municipal deciden en instancia única, sino
también porque la competencia de los tribunales para conocer asuntos
administrativos tiene un carácter extraordinario, por lo que las disposiciones
legales que la rigen deben ser interpretadas de manera estricta. SCJ, 1.ª Sala,
21 de agosto de 2013, núm. 55, B. J. 1233; 14 de agosto de 2013, núm. 35, B.
J. 1233.

Las partes pueden elegir el tribunal del departamento judicial que le


convenga para la ejecución o interpretación de un contrato. Es válida la
cláusula contractual que prorroga la competencia a un tribunal de una
jurisdicción territorial determinada, aun en materia de referimiento. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de noviembre de 2010, núm. 29, B. J. 1200.

Es incompetente el juez de referimiento para ordenar medidas que no tienen


carácter provisional, sino definitiva. En la especie, se solicitó en referimiento
el levantamiento de una oposición a la entrega de un cheque hecha en manos
de un tercero, para decidir lo cual era necesario determinar si quienes
solicitaban el levantamiento tenían o no calidad para ello, valoración esta que
necesariamente conllevaría estatuir sobre aspectos extraños a las medidas,
sino que deben ser decididas por el juez apoderado del fondo del asunto,
escapando por tanto a los poderes del juez de los referimientos, cuya
competencia se limita a emitir medidas de carácter provisional sujetas a la
comprobación de la existencia de ciertas condiciones, tales como la urgencia,
la ausencia de contestación seria, la existencia de un diferendo o de una
turbación manifiestamente ilícita y un daño inminente, no así a la
comprobación de cuestiones de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
núm. 81, B. J. 1216.
El juez de los referimientos no debe dirimir asuntos que impliquen la
determinación del verdadero propietario de un bien ni derechos sucesorios, lo
cual incumbe solamente a los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de
2012, núm. 17, B. J. 1215; 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2003, núm. 9, B. J.
1116, pp. 95-100.

El juez de los referimientos no es competente para estatuir sobre la


competencia de los tribunales, aspecto cuyo conocimiento pertenece al juez
apoderado de lo principal. SCJ, 1.ª Sala, 3 de febrero de 2010, núm. 1, B. J.
1191.

El juez de los referimientos no es competente para conocer la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.

El juez de los referimientos no tiene competencia para estatuir respecto a la


suspensión de las disposiciones de carácter penal acordadas en una sentencia
dictada por un tribunal penal, que al mismo tiempo conoció, de manera
accesoria, aspectos civiles. Las atribuciones del juez de los referimientos se
limitan en ese caso a valorar si procede o no la suspensión del aspecto civil
fijado en el fallo impugnado. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 140,
B. J. 1215.

El juez de los referimientos no es competente, en principio, para conocer de


los incidentes del embargo inmobiliario, por ejemplo, de una demanda en
sobreseimiento. El embargo inmobiliario, en razón de su gravedad, está
regido por un procedimiento particular y se encuentra colocado bajo el
control del tribunal civil apoderado del embargo, el cual es competente para
conocer de las demandas que toquen el fondo del derecho de las partes, de las
que tienen su causa en el embargo y se refieren directamente a él, así como de
las que ejercen una influencia sobre su marcha o su solución y constituyen
verdaderos incidentes del embargo. En esta materia, es posible el uso del
referimiento en casos muy específicos previstos por la ley, tales como los
siguientes: a) la designación de un secuestrario de los inmuebles embargados,
b) la obtención de la autorización requerida para que los acreedores puedan
proceder a cortar y vender, en parte o totalmente, los frutos aún no
cosechados, c) si hay oposición a la entrega de la certificación en que conste
que el adjudicatario no ha justificado el cumplimiento de las condiciones
exigibles de la adjudicación y d) de manera general, según el artículo 734 del
Código de Procedimiento Civil, para tomar todas las medidas provisionales
necesarias para la conservación y administración del inmueble. SCJ, 1.ª Sala,
29 de agosto de 2012, núm. 72, B. J. 1221.
Resoluciones administrativas

Los tribunales contencioso-administrativos y no los tribunales ordinarios son


competentes para conocer de la legalidad de las resoluciones administrativas.
1.ª Cám., 10 de diciembre de 2008, núm. 22, B. J. 1189, pp. 278-288.
Secuestro judicial

El tribunal de tierras apoderado de una litis sobre terreno registrado tiene


competencia para resolver sobre el pedimento de secuestro del inmueble
objeto de la litis. SCJ, 3.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 15, B. J. 1181.

El juez de los referimientos puede ordenar el secuestro de un bien. SCJ, 1.ª


Sala, 23 de febrero de 2011, núm. 37, B. J. 1203; 1.ª Cám., 5 de noviembre
de 2008, núm. 12, B. J. 1188, pp. 159-166; 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J.
1137, pp. 181-188; 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21, B. J. 1228.
Seguridad social

Los tribunales de derecho común no son competentes para conocer de las


reclamaciones de los empleados contra sus empleadores por incumplimiento
de la obligación de inscribirlos en la Seguridad Social. El tribunal competente
es el tribunal de trabajo, conforme al artículo 480 del Código de Trabajo.
SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 99, B. J. 1223.
Sociedades comerciales

Los tribunales ordinarios son los competentes para dirimir los conflictos
referentes a la constitución de compañías comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 11 de
julio de 2007, núm. 8, B. J. 1160, pp. 856-868; 10 de enero de 2001, núm. 7,
B. J. 1082, pp. 130-141.

Las irregularidades en que se haya incurrido en la constitución de una


sociedad, como lo relativo a la validez o no de los aportes en naturaleza
hechos a ella, son cuestiones de la competencia exclusiva de los tribunales de
comercio y no del tribunal de tierras. SCJ, 3.ª Cám., 21 de agosto de 2002,
núm. 11, B. J. 1101, pp. 542-552.

El tribunal de tierras no es competente para juzgar la regularidad de unos


aportes en naturaleza, aunque estos aportes hayan sido registrados y resultado
en la expedición de certificados de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre de
2011, núm. 32, B. J. 1212.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la simulación de un


aporte en naturaleza. Aunque los tribunales ordinarios son los competentes
para dirimir los conflictos referentes a la constitución de compañías
comerciales, cuando se discute el aspecto relativo a derechos sobre terrenos
registrados en que una de las partes alega que fueron transferidos por
simulación en su perjuicio, el tribunal de tierras tiene competencia exclusiva
para conocer de este pedimento, según el artículo 7 de la Ley de Registro de
Tierras. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 7, B. J. 1082, pp. 130-141.
Suprema Corte de Justicia

La división en cámaras de la Suprema Corte de Justicia es una cuestión


puramente administrativa, de carácter interno, que obedece únicamente a la
necesidad de una mejor distribución de trabajo. En consecuencia, no se debe
declarar la incompetencia cuando el recurso se ha dirigido a la Suprema Corte
de Justicia y no a la cámara que debe conocer de él. SCJ, 1.ª Cám., 13 de
junio de 2007, núm. 3, B. J. 1159, pp. 63-72; 9 de octubre de 2002, B. J.
1103, pp. 212-221.

No procede declarar inadmisible el recurso de casación interpuesto contra la


sentencia del tribunal de envío ante una de las salas de la Suprema Corte de
Justicia, en lugar de ante las Salas Reunidas. Según el artículo 17 de la Ley
25-91, Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, el presidente de la Suprema
Corte de Justicia tiene la obligación de recibir todos los expedientes a través
de la Secretaría General y cursarlos, según su naturaleza, a la sala u
organismo que proceda para su solución. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero
de 2014, núm. 7, B. J. 1239; 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198; 7
de octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187.
Suspensión de ejecución de sentencia

El juez presidente de la corte de apelación, no la corte en pleno, es el


competente para conocer de una demanda en suspensión de ejecución de
sentencia, conforme al artículo 137 la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
octubre de 2002, núm. 22, B. J. 1103, pp. 189-195.

El presidente del tribunal de primera instancia puede suspender la ejecución


de una sentencia del juzgado de paz si esta ha sido apelada ante dicho
tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145;
16 de mayo de 2001, núm. 9, B. J. 1086, pp. 142-146.

El presidente de la corte de apelación, en atribución de juez de los


referimientos, no es competente para conocer de la demanda en suspensión
de una sentencia de adjudicación que no ha sido apelada ante la corte. Por
tanto, no es competente cuando la sentencia que se procura suspender es una
sentencia de adjudicación dictada por un tribunal de primera instancia que no
estatuyó sobre ningún incidente, por lo que la sentencia no es susceptible de
apelación, sino de una demanda en nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de
2013, núm. 42, B. J. 1235.

El juez de los referimientos no es competente para conocer de la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.
Tercería

El tribunal competente para conocer de la tercería principal es el que ha


rendido la sentencia atacada, sea este un tribunal ordinario o de excepción,
de primer o segundo grado. SCJ, 1.ª Cám., 9 de octubre de 2002, núm. 26, B.
J. 1103, pp. 212-221.

El juez de los referimientos no es competente para conocer la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.
Tribunal de envío

Cuando la Suprema Corte de Justicia casa una sentencia y envía el asunto a


un tribunal para que conozca del fondo, dicho tribunal no puede rehusar su
apoderamiento. Corresponde a la Suprema Corte de Justicia, cuando es
apoderada de un recurso que culmina con la casación de la sentencia
impugnada, decidir a cuál tribunal envía el asunto. SCJ, Cámaras Reunidas,
18 de marzo de 2009, núm. 3, B. J. 1180; 30 de julio de 2003, núm. 8, B. J.
1112, pp. 48-58.
COMPETENCIA DE LA JURISDICCIÓN INMOBILIARIA
Ámbito de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria

Según el artículo 3 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, la jurisdicción


inmobiliaria tiene competencia exclusiva para conocer de todo lo relativo a
derechos inmobiliarios y su registro en la República Dominicana, salvo en los
casos que la ley señala expresamente lo contrario. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero
de 2014, núm. 28, B. J. 1239.

Según el artículo 3 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, la jurisdicción


inmobiliaria tiene competencia exclusiva para conocer de todo lo relativo a
derechos inmobiliarios y su registro en la República Dominicana, desde que
se solicita la autorización para la mensura y durante toda la vida jurídica del
inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 60, B. J. 1223.

Del texto del artículo 3 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario se colige


que la ley especifica de manera clara cuáles son los asuntos que escapan a la
competencia de la jurisdicción inmobiliaria y cuáles no. SCJ, 3.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 28, B. J. 1239.

La competencia del tribunal de tierras para modificar o aniquilar un derecho


registrado es exclusiva y absoluta, tal como lo establece el artículo 3 de la
Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm.
8, B. J. 1205.

La demanda en nulidad de un acto de venta registrado es de la competencia


del tribunal de tierras, pues con ella se pretende aniquilar el registro de la
venta. Aunque toda demanda en nulidad es, en principio, de carácter
personal, si pone en juego la cancelación o modificación de un derecho real
inmobiliario registrado, tiene un carácter mixto. SCJ, 3 de abril de 2013,
núm. 8, B. J. 1229; 16 de febrero de 2011, núm. 25, B. J. 1203; 1.ª Cám., 11
de mayo de 2005, núm. 6, B. J. 1134, pp. 77-83.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la demanda en nulidad


que pone en juego un derecho real inmobiliario, al tener dicha acción un
carácter mixto, cuya decisión corresponde al tribunal de tierras si el objeto de
la demanda va encaminado a reivindicar para el patrimonio de una persona
derechos reales inmobiliarios. SCJ, 1.ª Cám., 11 de mayo de 2005, núm. 6, B.
J. 1134, pp. 77-84.

El tribunal de tierras es competente para conocer la litis sobre derechos


registrados que persigue el registro de derechos inmobiliarios como
consecuencia de una dación en pago que se alega que se ha producido. La
demanda constituye una verdadera litis sobre derechos registrados porque
persigue no solo la ejecución de un contrato de dación en pago, sino que
también pone en juego un derecho real inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la demanda en ejecución


de una dación en pago que pone en juego un derecho real inmobiliario, al
tener dicha acción un carácter mixto, cuya decisión corresponde al tribunal de
tierras si el objeto de la demanda va encaminado a reivindicar para el
patrimonio de una persona derechos reales inmobiliarios. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.

Como jurisdicción excepcional que es, el tribunal de tierras solo tiene


competencia para conocer de aquellos asuntos que le son expresamente
atribuidos por la ley. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 8, B. J. 1205.

No es determinante para que la jurisdicción inmobiliaria resulte competente


que el acto de disposición de derechos sobre inmuebles registrados se
encuentre sometido al registro, sino que la competencia puede resultar del
hecho de que el acto o convención tenga vocación de registro, lo que le da
una condición híbrida o mixta que bien puede ser discutida ante la
jurisdicción ordinaria o la inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013,
núm. 49, B. J. 1226.

Del texto del artículo 3 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario no puede


inferirse que la Ley de Registro Inmobiliario solo se aplica cuando se trate de
registrar un terreno, sus mejoras u otros derechos reales que puedan
afectarlos, puesto que varios artículos de la misma ley le atribuyen
competencia al tribunal de tierras para conocer otros procedimientos y
operaciones distintas a las antes señaladas. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011,
núm. 8, B. J. 1205.
El tribunal de tierras es competente para conocer de la simulación de un
aporte en naturaleza. Aunque los tribunales ordinarios son los competentes
para dirimir los conflictos referentes a la constitución de compañías
comerciales, cuando se discute el aspecto relativo a derechos sobre terrenos
registrados en que una de las partes alega que fueron transferidos por
simulación en su perjuicio, el tribunal de tierras tiene competencia exclusiva
para conocer de este pedimento, según el artículo 7 de la Ley de Registro de
Tierras. SCJ, 1.ª Cám., 11 de julio de 2007, núm. 8, B. J. 1160, pp. 856-868.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de una demanda en


desalojo por ocupación ilegal y turbación del derecho de propiedad, conforme
al artículo 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 69, B. J. 1232.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de la litis sobre


derechos registrados en revocación de resoluciones de determinación de
herederos dictadas por dicha jurisdicción. No es atribución de la jurisdicción
ordinaria modificar los efectos de resoluciones de determinación de herederos
dictadas por el tribunal superior de tierras, conforme se deriva de los artículos
3, 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 31 de
enero de 2014, núm. 31, B. J. 1238.

La jurisdicción inmobiliaria es la única competente para conocer de la


impugnación a las resoluciones de determinación de herederos dictadas de
forma administrativa por los tribunales de tierras. SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo
de 2014, núm. 12, B. J. 1240.

Es competencia del tribunal de tierras y no del juzgado de paz conocer de la


demanda en nulidad del registro de propiedad de los derechos de cuota parte
que le corresponden al Instituto Agrario Dominicano (IAD). SCJ, 3.ª Cám., 4
de octubre de 2006, núm. 2, B. J. 1151, pp. 1419-1425.

El tribunal de tierras es el único competente para corregir un error material


respecto de la designación catastral de un inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 21 de
septiembre de 2005, núm. 19, B. J. 1138, pp. 1434-1447.

El tribunal de tierras es competente para conocer del error cometido por el


registrador de títulos de inscribir la sentencia de adjudicación en un inmueble
que presuntamente había salido del patrimonio del perseguido. SCJ, 3.ª Cám.,
17 de junio de 2009, núm. 23, B. J. 1182.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de la demanda


relativa a un derecho real accesorio debidamente inscrito en las oficinas del
registro de títulos; en la especie, un arrendamiento.
SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 28, B. J. 1239.

Aunque los tribunales civiles son los únicos competentes para ordenar la
partición de bienes, el tribunal de tierras puede conocer de la partición de la
que ha sido apoderada si no se le plantea expresamente su incompetencia. En
la especie, el cónyuge divorciado por mutuo consentimiento advirtió que un
bien inmueble había sido omitido del acta de estipulaciones y apoderó al
tribunal de tierras para que ordenara la partición de dicho inmueble. SCJ, 3.ª
Cám., 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137, pp. 1603-1613.

La disposición del párrafo IV del artículo 56 de la Ley 108-05, según la cual


la jurisdicción inmobiliaria debe declinar las particiones litigiosas ante la
jurisdicción civil si una de las partes así lo solicita, solo es aplicable cuando
la partición no involucre transferencias, modificación o cuestionamientos de
derechos registrados, en cuyo caso la jurisdicción inmobiliaria es la única
competente, por constituir dicha situación una verdadera litis sobre derechos
registrados. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 29, B. J. 1229.

Según el artículo 56, párrafos II y IV, de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, en materia de particiones resulta opcional el apoderamiento de
la jurisdicción ordinaria o la inmobiliaria. En caso de litispendencia, por estar
la jurisdicción ordinaria apoderada primero, si la parte solicita la declinatoria,
el tribunal de jurisdicción original deberá declinar a favor de dicha
jurisdicción, tal como lo precisa el artículo 148 del Reglamento de los
Tribunales Superiores de Tierras. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm. 31
B. J. 1238.

Según el artículo 56 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, cualquier


copropietario, coheredero o copartícipe de un derecho registrado indiviso
puede solicitar la partición al tribunal de jurisdicción original
correspondiente, lo cual no implica menoscabo de la competencia en la
materia de los tribunales ordinarios, que es más amplia y mantiene su imperio
en ausencia de disposiciones expresas en contrario. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo
de 2013, núm. 44, B. J. 1230.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la demanda entre


condóminos que procura obtener la reparación de averías y desperfectos
causadas por una filtración de agua. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012,
núm. 31, B. J. 1225.

Si después de sometida una instancia al tribunal de tierras por la cónyuge


divorciada solicitando que un bien que ella posee sea declarado un bien
propio por no haber el esposo intentado la demanda en partición en el plazo
de dos años, este demanda en partición ante la jurisdicción civil, el tribunal
de tierras debe sobreseer su decisión al respecto y no declarar la instancia
inadmisible ni declarar su incompetencia. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de
2004, núm. 2, B. J. 1129, pp. 565-573.

La jurisdicción catastral es competente para conocer de la validez,


limitaciones y condiciones del contrato de transacción que una de las partes
invoca con ocasión de una litis ante el tribunal de tierras. SCJ, 3.ª Cám., 24
de mayo de 2006, núm. 9, B. J. 1146, pp. 1637-1645.

Las demandas en cobro de alquileres vencidos y desalojo de inmuebles


arrendados se inscriben en el marco de una acción mixta, por ser personal y
real a la vez, lo cual permite al demandante emplazar, a su elección tanto ante
el tribunal del domicilio del demandado como el tribunal del domicilio del
inmueble objeto de la litis, según el artículo 59 del Código de Procedimiento
Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J. 1223.

Es inválida en materia inmobiliaria la cláusula compromisaria que acuerda un


arbitraje en el extranjero. La competencia de la jurisdicción inmobiliaria es
una competencia de atribución, establecida por la ley con carácter de orden
público, por aplicación de los artículos 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 49, B. J. 1226.
Asuntos que no son de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria

El tribunal de tierras no es competente para el conocimiento de acciones


personales, excepto aquellas que la ley enumera limitativamente. No puede
conocer de una demanda en daños y perjuicios aunque se trate de una
demanda mixta que ponga en juego un derecho real inmobiliario. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229; 1.ª Cám., 11 de mayo de 2005,
núm. 6, B. J. 1134, pp. 77-83.

El tribunal de tierras no es competente para el conocimiento de acciones


personales, como lo es aquella encaminada a obtener el pago del valor de
unas mejoras construidas por un tercero en la propiedad, la cual no afecta
ningún derecho real. SCJ, 3.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1181.

La jurisdicción inmobiliaria no es competente para conocer de la acción


judicial que no tiene por objeto la supresión o la modificación del registro de
la propiedad inmobiliaria involucrada en la litis, sino que persigue el desalojo
y la reparación de daños y perjuicios, pues se trata de una acción personal de
la competencia de los tribunales civiles. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003,
núm. 2, B. J. 1109, pp. 133-138.
Para que la jurisdicción inmobiliaria sea competente, debe estar cuestionada
la titularidad de la propiedad, elemento neurálgico para que el tribunal de
tierras tenga competencia para conocer de un asunto, lo cual no ocurre
cuando se persigue la nulidad del acto de compraventa de un inmueble hecho
por un deudor para excluirlo de su patrimonio y, por tanto, del alcance de su
acreedor. SCJ, 1.ª Cám., 16 de septiembre de 2009, núm. 32, B. J. 1186.

La demanda en nulidad de venta y reivindicación de inmueble tiene un


carácter inequívocamente personal, proveniente de una relación contractual
entre las partes, si no persigue la anulación, alteración o modificación de un
derecho registrado. SCJ, 1.ª Cám., 23 de junio de 2004, núm. 16, B. J. 1123,
pp. 229-234.

El solo hecho de que un inmueble o algún derecho real inmobiliario se


encuentre registrado no significa que cualquier asunto litigioso relativo al
inmueble deba ser juzgado necesariamente por la jurisdicción inmobiliaria,
puesto que si lo que se ventila en la demanda es si existe o no un
incumplimiento contractual, así como los posibles daños y perjuicios y
rendición de cuentas, se estaría frente a una acción personal de la
competencia exclusiva de los tribunales de derecho común. SCJ, 1.ª Sala, 3
de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.

El tribunal civil es competente —no el tribunal de tierras— cuando lo que se


persigue es verificar el incumplimiento contractual incurrido por una parte
respecto a la realización de determinadas obligaciones, el cual tendría como
sanción la transferencia de ciertas porciones de terreno a favor de la parte que
resulte perjudicada por el incumplimiento. Se trata de una acción personal
que persigue la comprobación de la responsabilidad contractual de una de las
partes y, como penalidad, la transferencia de un determinado inmueble,
asunto de la exclusiva competencia de los tribunales ordinarios. SCJ, 1.ª
Cám., 10 de mayo de 2006, núm. 7, B. J. 1146, pp. 133-140.

Los tribunales ordinarios, no el tribunal de tierras, son competentes para


conocer de toda demanda que se establezca con motivo de un procedimiento
de embargo inmobiliario, aun cuando esta se relacione con la propiedad del
inmueble cuya expropiación se persigue o con cualquier otro derecho
susceptible de ser registrado. SCJ, 3.ª Cám., 10 de octubre de 2007, núm. 16,
B. J. 1163, pp. 1118-1124; 28 de febrero de 2007, núm. 26, B. J. 1155, pp.
1409-1421; 14 de julio de 2004, núm. 13, B. J. 1124, pp. 701-710; 25 de
abril de 2001, núm. 23, B. J. 1085, pp. 611-621.

Las decisiones de los tribunales ordinarios en materia de embargo


inmobiliario se imponen a los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria, los
cuales no tienen competencia para variar lo decidido por los referidos
tribunales. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 41, B. J. 1232.

El tribunal de tierras no es competente para conocer de demandas que


procuran obtener reparación en daños y perjuicios, aunque se trate de una litis
entre condóminos. La acción en reparación es una acción de índole personal
que escapa a la competencia de la jurisdicción inmobiliaria. El artículo 31 de
la Ley 108-05 limita la competencia de la jurisdicción inmobiliaria en esta
materia a las demandas reconvencionales interpuestas como consecuencia de
una demanda temeraria. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 31, B.
J. 1225.
La jurisdicción inmobiliaria no es competente para conocer de la acción
judicial que no tiene por objeto la supresión o la modificación del registro de
la propiedad inmobiliaria involucrada en la litis, sino que persigue el desalojo
y la reparación de daños y perjuicios, pues se trata de una acción personal de
la competencia de los tribunales civiles. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003,
núm. 2, B. J. 1109, pp. 133-138.

El tribunal de tierras no es competente para juzgar la regularidad de unos


aportes en naturaleza, aunque estos aportes hayan sido registrados y resultado
en la expedición de certificados de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre de
2011, núm. 32, B. J. 1212.

Las irregularidades en que se haya incurrido en la constitución de una


sociedad, como lo relativo a la validez o no de los aportes en naturaleza
hechos a ella, son cuestiones de la competencia exclusiva de los tribunales de
comercio y no del tribunal de tierras. SCJ, 3.ª Cám., 21 de agosto de 2002,
núm. 11, B. J. 1101, pp. 542-552.

El tribunal de tierras no es competente para decidir sobre la reclamación


basada en un contrato de cuota litis supuestamente incumplido por el cliente
y que contiene una cláusula penal. SCJ, 3.ª Cám., 9 de mayo de 2007, B. J.
1158, núm. 11, pp. 1514-1522.

Según el artículo 1, literal c, del párrafo único de la Ley 13-07, que crea el
Tribunal Contencioso Tributario y Administrativo, los procedimientos
relativos a la expropiación forzosa por causa de utilidad pública o interés
social, que eran de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria en virtud
del artículo 127 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, son en lo adelante
de la competencia de la jurisdicción contenciosa-administrativa. TC/0053/14,
24 de marzo de 2014.

El tribunal civil es el competente para conocer de una demanda en nulidad de


contrato de préstamo, no obstante aparecer involucrado en esta acción un
inmueble registrado catastralmente. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012,
núm. 95, B. J. 1215.
La demanda en nulidad de venta y reivindicación de inmueble tiene un
carácter inequívocamente personal, proveniente de una relación contractual
entre las partes si no persigue la anulación, alteración o modificación de un
derecho registrado. SCJ, 1.ª Cám., 23 de junio de 2004, núm. 16, B. J. 1123,
pp. 229-234.

El tribunal civil es el competente para conocer la demanda del vendedor en


resolución de un contrato por violación a una de las cláusulas relativa a las
modalidades de pago, independientemente de que exista una litis sobre
terreno registrado sobre la porción de terreno vendido, si en el caso no se
discute ni entra en juego el derecho de propiedad inmobiliaria ni ningún otro
derecho real registrado. SCJ, 1.ª Cám., 21 de noviembre de 2007, núm. 7, B.
J. 1164, pp. 212-219.
COMPRAVENTA

V. venta de bienes muebles, venta de bienes inmuebles.


COMUNICACIÓN DE DOCUMENTOS
V. también documentos.
Carácter de la comunicación

La comunicación de documentos no es una excepción del procedimiento.


SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2003, núm. 12, B. J. 1109, pp. 200-207.
Carácter de la sentencia que ordena la comunicación

La sentencia que ordena una comunicación de documentos es preparatoria.


SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 7, B. J. 1228; 1.ª Cám., 24 de enero
de 2007, núm. 31, B. J. 1154, pp. 297-301; 23 de abril de 2003, núm. 12, B.
J. 1109, pp. 200-207; 27 de noviembre de 2002, núm. 6, B. J. 1004, pp. 73-
78.
Concepto

La comunicación de documentos es una obligación legal aplicable a todas las


jurisdicciones, cuya finalidad es la protección del derecho de defensa
mediante la contradicción de los documentos que se invocan. SCJ, 1.ª Sala, 2
de mayo de 2012, núm. 2, B. J. 1218.
Condiciones de la comunicación

Los tribunales están en la obligación de proporcionar igualdad de condiciones


en las oportunidades que ofrecen a las partes para el depósito y la
comunicación de documentos, de manera que ambas puedan preparar y
organizar sus medios de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm.
84, B. J. 1215.

Sin embargo, dicha obligación no resulta imperativa si los documentos fueron


debatidos y conocidos por ambas partes ante el tribunal de primer grado y si,
además, la parte inconforme ha hecho uso de ellos, lo que evidencia la
ausencia de violación de su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero
de 2012, núm. 84, B. J. 1215.
Depósito tardío de documentos

El tiempo concedido a las partes para hacer valer las piezas que estimen
pertinentes en apoyo de sus pretensiones tiene un carácter puramente
conminatorio no perentorio. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 110, B.
J. 1229.

No viola el derecho de defensa la corte que descarta documentos depositados


tardíamente con el escrito ampliatorio de conclusiones sin que la parte
contraria tenga la oportunidad de estudiarlos y defenderse de ellos. SCJ, 1.ª
Sala, 20 de junio de 2012, núm. 62, B. J. 1219; 3.ª Sala, 15 de enero de 2014,
núm. 10, B. J. 1238.

El tribunal no debe sustentar su decisión en documentos incluidos en el


expediente de manera irregular, como ocurre con aquellos depositados
después de la audiencia de fondo con el escrito de ampliación, sin que el
tribunal haya concedido plazo para el depósito de documentos. SCJ, 1.ª
Cám., 6 de septiembre de 2006, núm. 4, B. J. 1150, pp. 240-245.

No hay violación del derecho de defensa si el tribunal menciona en su


sentencia un documento depositado fuera de plazo que una de las partes no
tuvo la oportunidad de rebatir, siempre que no haya fundamentado en ningún
aspecto su decisión en el aludido acto. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012,
núm. 125, B. J. 1215.

La corte de apelación puede admitir el depósito del original del acto de


apelación y de la copia certificada de la sentencia apelada después de
cerrados los debates, ya que estos documentos son conocidos por las partes y
su uso no vulnera la lealtad de los debates ni el derecho de defensa. SCJ, 1.ª
Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 78, B. J. 1218.

No hay violación del derecho de defensa si el tribunal hace uso de


documentos depositados tardíamente por una parte en el proceso cuando
estos son documentos que provienen de la contraparte, que han sido
conocidos y controvertidos entre ellas, y cuando, además, no se ha solicitado
su exclusión o descarte, pese a transcurrir tiempo suficiente para hacerlo.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 4, B. J. 1225.
No hay violación del derecho de defensa si el tribunal hace uso de
documentos depositados por una de las partes tardíamente, luego de cerrados
los debates, si estos fueron previamente notificados a la contraparte, la cual,
de considerarlo conveniente a sus intereses, ha tenido la oportunidad de
solicitarle al tribunal una prórroga para rebatirlos. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril
de 2013, núm. 110, B. J. 1229.

En todo proceso, aun en la fase de cierre de debates, si se le permite depositar


a una parte una pieza o documento nuevo, se debe conceder la misma
oportunidad a la contraparte de conocer dichos documentos antes del
depósito de sus conclusiones, en procura de mantener un equilibrio entre las
partes en el proceso y garantizar el derecho de defensa. De lo contrario,
habría violación del derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de 2012,
núm. 22, B. J. 1217.

El recurrido en apelación depositó tardíamente documento en el que la corte


basó su decisión. Ese mismo documento había servido de fundamento a la
sentencia en primer grado, instancia ante la cual el apelante hizo defecto. No
hay lesión al derecho de defensa, puesto que el apelante tuvo la oportunidad
de tomar comunicación del documento desde el momento en que se agenció
la sentencia objeto de su recurso de apelación y de ejercer oportunamente su
derecho de defensa, como efectivamente lo hizo. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de
2012, núm. 2, B. J. 1218.
Descarte de documentos

Descartar del debate o excluir del expediente documentos depositados fuera


de plazo es una facultad del juez, quien puede descartarlos si entiende que su
aceptación violentaría el derecho de defensa de una de las partes. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de abril de 2013, núm. 110, B. J. 1229; 1.ª Cám., 5 de agosto de
2009, núm. 18, B. J. 1185, pp. 257-271.

Los jueces no están obligados a descartar los documentos depositados


tardíamente, máxime cuando el depósito se ha producido antes de que el juez
estatuyera fijando una nueva audiencia para concluir al fondo. SCJ, 1.ª Cám.,
24 de enero de 2007, núm. 39, B. J. 1154, pp. 343-355; 23 de abril de 2003,
núm. 12, B. J. 1109, pp. 200-207.

Según del artículo 52 de la Ley 834 de 1978, la decisión de descartar de los


debates los documentos que no han sido depositados en tiempo hábil es
facultativa de los jueces de fondo, de manera tal que cuando los tribunales se
abstienen de excluirlos no incurren en ninguna violación legal, salvo que
dicha omisión implique una violación a los derechos procesales de las partes,
lo que no ocurre en la especie, puesto que desde la fecha en que se realizó el
último depósito de los documentos hasta la fecha en que la corte celebró su
última audiencia ha transcurrido más de un mes, lapso en el cual la parte tuvo
la oportunidad de tomar comunicación de dichos documentos a fin de
proponer en la audiencia los medios de defensa de su interés. SCJ, 1.ª Sala,
15 de agosto de 2012, núm. 38, B. J. 1221; 17 de febrero de 2010, núm. 34,
B. J. 1191.

El ejercicio de la facultad de los jueces de descartar del debate los


documentos que no han sido comunicados durante los plazos otorgados para
ello no es ilimitado. La decisión que intervenga sobre el asunto debe estar
debidamente fundamentada y ha de tomar en cuenta, de manera particular, lo
siguiente: 1) la transcendencia del documento en la sustanciación de la causa
y 2) la posibilidad de rebatirlos de la parte a quien se opongan. No procede el
descarte de dos recibos de pago depositados en la audiencia en que las partes
concluyeron al fondo, puesto que: 1) se trata de documentos decisivos en la
litis y 2) la parte contraria tuvo la oportunidad de rebatirlos en los plazos que
se otorgaron a ambas partes para producir y depositar escritos ampliatorios.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 202, B. J. 1215.

Cuando los jueces descartan de un expediente documentos por haber sido


depositados extemporáneamente, estos no pueden ser analizados ni
ponderados en las motivaciones y deducciones que haga el tribunal al emitir
su decisión, puesto que, de así hacerlo, estaría incurriendo en el vicio de
contradicción de motivos. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 54, B. J.
1217.

Los jueces pueden omitir estatuir sobre un pedimento de exclusión de


documentos si estos no fueron utilizados para sustentar su decisión, puesto
que, al no surtir ninguna influencia sobre el fallo atacado, la omisión es
inoperante. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 8, B. J. 1235.
Documentos conocidos por las partes

No constituye una violación al derecho de defensa que el tribunal tome en


consideración en su fallo un documento suscrito y conocido por ambas partes
y discutido por ellas, tanto en primera instancia como en apelación, pese a
que la corte haya ordenado de oficio su depósito y fallado sin necesidad de
que fueran reabiertos los debates. SCJ, 1.ª Sala, 24 de septiembre de 2011,
núm. 19, B. J. 1210.
Especies en que la comunicación es facultativa

Según el artículo 49 de la Ley 834 de 1978, la comunicación de documentos


no es exigida en grado de apelación y constituye una mera facultad del
tribunal de alzada. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 10, B. J. 1229; 15
de agosto de 2012, núm. 38, B. J. 1221; 16 de mayo de 2012, núm. 48, B. J.
1218; 23 de mayo de 2012, núm. 50, B. J. 1218; 15 de febrero de 2012, núm.
84, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 26, B. J. 1215; 1.ª Cám., 10 de
enero de 2007, núm. 1, B. J. 1152, pp. 105-110.

La regla de que la comunicación de documentos es facultativa en grado de


apelación es aplicable aun cuando el apelante ha interpuesto una demanda
reconvencional como pretensión nueva en la instancia en apelación, ya que,
debido a su carácter incidental, esta demanda está unida procesalmente a la
demanda principal que cursa su segundo grado. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto de
2012, núm. 38, B. J. 1221; 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 1, B. J. 1152,
pp. 105-110.
Especies en que la comunicación no procede

No procede que se ordene una comunicación de documentos en materia de


incidentes de embargo inmobiliario. Según el artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil, los incidentes de embargo deben introducirse mediante
acto de abogado a abogado que contendrá, además de los medios y motivos
en los cuales se fundamenta, llamamiento a audiencia y notificación de
depósito de documentos en secretaría, todo a pena de nulidad, y en caso de
que dichos documentos no sean presentados, el procedimiento deberá
continuar y el tribunal no concederá plazos adicionales para el examen de
documentos. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 13, B. J. 1181, pp.
159-167.

No hay lesión al derecho de defensa cuando se niega el pedimento de


comunicación de documentos porque la parte a la cual se le pide ya ha
depositado sus documentos en el tribunal y ha notificado dicho depósito a la
contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 19 enero 2011, núm. 12. B. J. 1202.

No hay lesión al derecho de defensa cuando no se pondera el pedimento de


comunicación de documento en apelación porque la corte, a pedimento de la
parte intimada, ha declarado nulo el recurso de apelación. Cuando se formula
un pedimento relativo a una excepción o a un medio de inadmisión, los
jueces deberán pronunciarse respecto de dichos medios antes de cualquier
otro asunto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 41, B. J. 1216.
Obligación de depositar

Sobre el demandante recae no una facultad, sino la obligación de aportar los


documentos necesarios que justifiquen los hechos que invoca. Los jueces, por
tanto, no están obligados a suplir las deficiencias en que incurran las partes
en la instrumentación de los asuntos que someten a los tribunales. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 142, B. J. 1230; 16 de febrero de 2011, núm.
26, B. J. 1203; 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 17, B. J. 1158, pp. 235-
243.
Prórroga de la comunicación

Los jueces del fondo no incurren en la violación al derecho de defensa al


rechazar la solicitud de una prórroga de la comunicación de documentos,
puesto que son soberanos para ordenar o desestimar, como mejor convenga a
una adecuada administración de justicia, las medidas de instrucción que les
propongan las partes. SCJ, 1.ª Cám., 10 de octubre de 2007, núm. 9, B. J.
1163, pp. 173-179; 10 de enero de 2007, núm. 1, B. J. 1152, pp. 105-110; 19
de julio de 2006, núm. 7, B. J. 1148, pp. 129-137; 12 de octubre de 2005,
núm. 20, B. J. 1139, pp. 176-182.

Los jueces del fondo no incurren en violación alguna al rechazar una medida
de prórroga de comunicación de documentos solicitada por las partes si
entienden que existen documentos suficientes para tomar una decisión
justificada y apegada al derecho. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 66,
B. J. 1219.

Es facultad de los jueces del fondo conceder o negar la medida de prórroga


de comunicación de documentos cuando la parte que la solicita no advierte al
tribunal lo que pretende demostrar con dicha medida o cuando los jueces
encuentran en el proceso suficientes elementos de juicio que le permiten
formar su convicción decisoria en uno u otro sentido. En esas circunstancias,
si el tribunal no se refiere al pedimento de la prórroga, se debe entender que
dicho pedimento ha sido rechazado. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm.
45, B. J. 1220; SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 15, B. J. 1091, pp.
230-237.

El pedimento de prórroga de comunicación de documentos puede ser


acumulado para ser fallado conjuntamente con el fondo, a fin de evitar
eternizar los procedimientos. Los jueces del fondo pueden decidirlo antes de
solucionar el fondo del litigio o mediante una sola decisión, pero por
disposiciones distintas. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J.
1221; 11 de julio de 2012, núm. 19, B. J. 1220.
Referimiento

En materia de referimiento, por el carácter urgente de la demanda y de la


institución, solo procede la comunicación de los documentos cuando el juez
entienda que es necesario o cuando, por la naturaleza del caso, considere que
no está suficientemente garantizado el derecho de defensa de una de las
partes. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236.
Toma de comunicación

No viola el debido proceso el hecho de que una parte haya depositado


documentos dentro de los plazos concedidos por la corte a tal fin. Se debe
entender que las partes contrarias han tomado conocimiento de los
documentos depositados, por lo que no pueden alegar desconocimiento
prevaleciéndose de su propia falta. 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm.
17, B. J. 1236.
COMUNICACIÓN AL MINISTERIO PÚBLICO

La comunicación al fiscal solo procede cuando sea requerida por el


demandado in liminis litis, conforme al párrafo del artículo 83 de la Ley 845
de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 34, B. J. 1188, pp.
314-322; 7 de junio de 2006, núm. 1, B. J. 1147, pp. 61-65.

En materia de divorcio, la opinión del fiscal es facultativa de las partes y del


juez. Sin embargo, la opinión es obligatoria tanto para las partes como para el
juez cuando se ventila la guarda de menores, conforme al artículo 85 de la
Ley 136-03. SCJ., 1.ª Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.
La comunicación al ministerio público es obligatoria en materia de guarda,
por mandato del artículo 85 de la Ley 136-03, que dispone que en “todo
procedimiento de guarda se requiere la opinión previa del Ministerio
Público”, sin exceptuar si es conocida incidentalmente en el curso de un
proceso de divorcio o ante la jurisdicción de Niños, Niñas y Adolescentes.
SCJ., 1.ª Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.
COMUNIDAD LEGAL DE BIENES

V. también concubinato, divorcio, matrimonio, partición.


Aceptación de la mujer divorciada

Es inconstitucional, por atentar contra el principio de la igualdad de todos


ante la ley, el artículo 1463 del Código Civil que fijaba en tres meses y
cuarenta días el plazo en que la mujer divorciada debía aceptar la comunidad
y creaba una presunción irrefragable de renuncia en su contra si no
manifestaba su voluntad dentro de dicho plazo. SCJ, 1.ª Cám., 22 de agosto
de 2001, núm. 8, B. J. 1089, pp. 82-88.

El literal c del artículo 2 de la Ley 189-01, que modifica el Código Civil en


relación con los regímenes matrimoniales, derogó la posibilidad de que la
esposa común en bienes pueda renunciar a la comunidad. Por tanto, la
cónyuge supérstite queda obligada por las deudas consentidas por su marido
por la comunidad. SCJ, 1.ª Cám., 9 de febrero de 2011, núm. 11, B . J. 1203.
Bienes inmuebles

Según el artículo 1404 del Código Civil, los inmuebles que poseen los
esposos el día de la celebración de su matrimonio no entran en comunidad.
SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216; 3.ª Cám., 30 de
enero de 2008, núm. 50, B. J. 1166, pp. 1029-1037.

Según el artículo 1402 del Código Civil, los bienes inmuebles de los
cónyuges se reputan que forman parte de la comunidad matrimonial,
presunción que cede ante la prueba contraria. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de
2003, núm. 2, pp. 199-207.

Las mejoras construidas durante el matrimonio sobre un inmueble arrendado


al ayuntamiento forman parte de la comunidad legal de bienes. SCJ, 3.ª Sala,
24 de julio de 2013, núm. 88, B. J. 1232.

Los derechos sobre un inmueble adquiridos antes del matrimonio no entran


en comunidad aunque dichos derechos se registren después del matrimonio
por cuestiones procesales. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 5, B.
J. 1224; 3.ª Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 32, B. J. 1105, pp. 744-
747; 22 de agosto de 2001, núm. 21, B. J. 1089, pp. 844-855.

Si uno de los cónyuges ha iniciado la posesión de un inmueble antes del


matrimonio, este permanece siendo un bien propio de dicho cónyuge aun
cuando el plazo de la prescripción se cumpla durante el matrimonio. SCJ,
Salas Reunidas, 12 de junio de 2013, núm. 6, B. J. 1231; 3.ª Sala, 28 de
marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216; 3.ª Cám., 30 de enero de 2008, núm. 50,
B. J. 1166, pp. 1029-1037. 18 de febrero de 2004, núm. 29, B. J. 1119, pp.
917-925.

El inmueble adquirido mediante venta condicional antes del matrimonio es


un bien propio aunque el pago del saldo insoluto del precio se haga después
del matrimonio. En ese caso, de disolverse la comunidad, el esposo
propietario deberá compensar a la comunidad con la mitad de la suma pagada
para completar el pago del precio, conforme al artículo 1437 del Código
Civil. SCJ, 3.ª Cám., 5 de diciembre de 2001, núm. 1, B. J. 1093, pp. 449-
463; 3 de octubre de 2001, núm. 3, B. J. 1091, pp. 838-851.
Los bienes inmuebles adquiridos durante el matrimonio entran en la
comunidad legal de bienes aunque el marido se haya hecho figurar como
soltero en el certificado de título. SCJ, 3.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 5,
B. J. 1156, pp. 1336-1345.

El derecho de copropiedad que recae sobre un inmueble registrado fomentado


en una comunidad de bienes resulta imprescriptible, por aplicación de lo
dispuesto en el principio IV de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ,
3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 38, B. J. 1232.
Bienes reservados

Los bienes reservados son aquellos que la esposa adquiere durante el


matrimonio con el producto de su trabajo personal y con las economías que
de este provengan. SCJ, 1.ª Cám., 14 de febrero de 2004, núm. 4, B. J. 1119,
pp. 89-95.

La mujer casada tiene plenos derechos de administración y de disposición de


los bienes reservados mientras dure la comunidad legal de bienes. SCJ, 1.ª
Cám., 30 de enero de 2008, núm. 11, B. J. 1166, pp. 133-140; 14 de febrero
de 2004, núm. 4, B. J. 1119, pp. 89-95.

Los bienes reservados forman parte de la comunidad y deben distribuirse


entre los esposos una vez se disuelva esta, salvo si la esposa renuncia a la
comunidad. SCJ, Cámaras Reunidas, 13 de agosto de 2008, núm. 1, B. J.
1173, pp. 43-55; 1.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm. 15, B. J. 1142, pp. 147-
154; 21 de julio de 2004, núm. 5, B. J. 1124, pp. 42-54; 14 de febrero de
2004, núm. 4, B. J. 1119, pp. 89-95.
Concepto

La naturaleza jurídica del régimen matrimonial de la comunidad de bienes


configura una genuina copropiedad de los esposos, sujeta a determinadas
reglas propias que contribuyen a hacerla una institución sui generis, pues se
trata de un patrimonio que pertenece colectivamente a los dos cónyuges,
siendo imposible, antes de la disolución y partición de la comunidad,
establecer la parte que le corresponde a uno o a otro. SCJ, 1.ª Cám., 3 de
diciembre de 2008, núm. 7, B. J. 1177, pp. 173-180.

El patrimonio de la comunidad es distinto de los patrimonios propios de cada


uno de los esposos. SCJ, 1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 7, B. J.
1177, pp. 173-180.

La comunidad matrimonial de bienes no tiene personalidad jurídica propia;


en consecuencia, resulta impropio concebir la noción pura y simple de que
los esposos son acreedores o deudores de la comunidad, salvo con respecto
de las denominadas restituciones o deducciones y compensaciones con cargo
a la masa común de bienes a que eventualmente tendrían derecho los
cónyuges. SCJ, 1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 7, B. J. 1177, pp.
173-180.
Deudas comunes

El artículo 1426 del Código Civil, según el cual los actos ejecutados por la
mujer sin el consentimiento del marido no obligan a la comunidad, ha sido
derogado por la Ley 189-01. SCJ, 1.ª Cám., 22 de septiembre de 2004, núm.
6, B. J. 1126, pp. 136-141

El literal c del artículo 2 de la Ley 189-01, que modifica el Código Civil en


relación con los regímenes matrimoniales, derogó la posibilidad de que la
esposa común en bienes pueda renunciar a la comunidad. Por tanto, la
cónyuge supérstite queda obligada por las deudas consentidas por su marido
por la comunidad. SCJ, 1.ª Cám., 9 de febrero de 2011, núm. 11, B . J. 1203.
Disolución

La comunidad legal de bienes existente entre los esposos no se disuelve


durante el procedimiento de divorcio, sino a partir de su pronunciamiento.
SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de abril de 2003, núm. 12, B. J. 1109, pp. 109-
116; 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 77, B. J. 1232; 19 de septiembre de
2012, núm. 61, B. J. 1222; 27 de junio de 2012, núm. 86, B. J. 1219.

En los divorcios por mutuo consentimiento en que la ley exige convenir


anticipadamente una serie de estipulaciones, que comprende un inventario de
los bienes comunes, los efectos jurídicos de esa partición no pueden
producirse sino a partir de la disolución real y efectiva del vínculo
matrimonial, que tiene lugar cuando se pronuncia el divorcio ante el Oficial
del Estado Civil correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm.
39, B. J. 1154, pp. 343-355.

No se puede producir la disolución de la comunidad de bienes entre los


esposos antes de efectuarse el divorcio. El acto de partición suscrito antes del
divorcio es inválido, en razón de que el matrimonio es una institución de
orden público que no puede dejar de surtir sus efectos a menos que sea
disuelto por un tribunal y sean agotados los procedimientos fijados por la ley.
SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 31, B. J. 1215.
Embargo de un bien de la comunidad

Según el artículo 2205 del Código Civil, el acreedor de uno de los


copropietarios de una comunidad o sucesión disuelta pero no liquidada no
puede perseguir la expropiación forzosa de un inmueble común antes de su
partición, la cual puede ser promovida por el mismo acreedor. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.
Exclusión de un bien
Una simple declaración hecha por el esposo no es suficiente para excluir
bienes de la comunidad. Para que esto resulte así, es necesario que la parte
interesada presente la prueba de que el bien que pretenda excluir de la
comunidad de bienes es un bien propio o reservado de la esposa. SCJ., 1.ª
Sala, 19 de octubre de 2011, núm. 14, B. J. 1211; 3.ª Cám., 5 de marzo de
2008, núm. 4, B. J. 1168, pp. 601-610.
Inicio

Según el artículo 1399 del Código Civil, la comunidad empieza desde el día
en que el matrimonio se ha contraído ante el oficial del estado civil; no puede
estipularse que comience en otra época. Esta regla constituye para el régimen
de la comunidad la prohibición de que comience en otro momento. SCJ, 1.ª
Cám., 22 de junio de 2005, núm. 16, B. J. 1135, pp. 173-180.
Prescripción

Es un bien propio, y no de la comunidad, el que adquiere uno de los esposos


por prescripción si la posesión se ha iniciado antes del matrimonio, aun
cuando el plazo de prescripción se cumpla durante el matrimonio. SCJ, 3.ª
Cám., 30 de enero de 2008, núm. 50, B. J. 1166, pp. 1029-1037; 18 de
febrero de 2004, núm. 29, B. J. 1119, pp. 917-925.
Provisión ad litem

La provisión por causa del juicio (ad litem) a que tiene derecho la mujer en la
instancia de divorcio constituye un avance de la parte que a ella le
corresponde en la comunidad, el cual el esposo puede deducir de esta al
momento de la liquidación de la comunidad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de
2012, núm. 10, B. J. 1216; 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 5, B. J.
1178; 3 de mayo de 2006, núm. 1, B. J. 1146, pp. 99-106.
Referimiento provisión

No es posible utilizar el referimiento provisión para obtener una garantía en


provecho de un cónyuge respecto de sus derechos en la comunidad
matrimonial de bienes, ya que los esposos no son, por regla general,
acreedores de la comunidad, ni aun entre sí, sino copropietarios. SCJ, 1.ª
Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 7, B. J. 1177, pp. 173-180.
Renuncia

El literal c del artículo 2 de la Ley189-01, que modifica el Código Civil en


relación con los regímenes matrimoniales, derogó la posibilidad de que la
esposa común en bienes pueda renunciar a la comunidad. Por tanto, la
cónyuge supérstite queda obligada por las deudas consentidas por su marido
por la comunidad. SCJ, 1.ª Cám., 9 de febrero de 2011, núm. 11, B . J. 1203.

Es inconstitucional el artículo 1463 del Código Civil que fijaba en tres meses
y cuarenta días el plazo en que la mujer divorciada debía aceptar la
comunidad y creaba una presunción irrefragable de renuncia en su contra sino
manifestaba su voluntad dentro de dicho plazo, por atentar contra el principio
de la igualdad de todos ante la ley. SCJ, 1.ª Cám.; 22 de agosto de 2001,
núm. 8, B. J. 1089, pp. 82-88.
Venta

Antes de las modificaciones introducidas por la Ley 189-01 al artículo 1421


del Código Civil, el hombre podía, como administrador de la comunidad,
realizar actos de disposición sobre los bienes de la comunidad, excepto sobre
la vivienda familiar. La venta de un inmueble hecha por el marido antes de
dicha modificación no está, por tanto, afectada de nulidad. SCJ, Salas
Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 1, B. J. 1230.

Es reducible la venta hecha por un esposo de un inmueble de la comunidad


matrimonial aunque el comprador sea un tercer adquiriente a título oneroso y
de buena fe y en el certificado de título figure el vendedor como soltero, no
siéndolo. La venta es solo válida por el cincuenta por ciento del inmueble.
SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 33, B. J. 1225.
Vivienda familiar

Es constitucional el artículo 215 del Código Civil que dispone que “los
esposos no pueden, el uno sin el otro, disponer de los derechos sobre los
cuales esté asegurada la vivienda de la familia, ni de los muebles que la
guarnecen”. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 47, B. J. 1233.

El término “vivienda” utilizado por el artículo 215 del Código Civil se


refiere, de manera exclusiva, al lugar donde habita la familia, cuyo destino lo
diferencia de los demás inmuebles que forman la masa común en bienes, por
lo cual ha sido objeto de una protección especial por parte del legislador.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 47, B. J. 1233; 28 de marzo de
2012, núm. 143, B. J. 1216.

La vivienda familiar solo puede ser enajenada cuando se sustente en un acto


de disposición que sea el resultado de la voluntad expresa de los esposos,
salvo si la deuda en que se sustenta la afectación de la vivienda tiene por
objeto el mantenimiento y la conservación de dicho inmueble o la protección
de la estabilidad de los hijos, conforme lo establece el artículo 217 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 143, B. J. 1216.

La vivienda familiar solo puede ser enajenada o hipotecada cuando se


sustente en un acto de disposición que sea el resultado de la voluntad expresa
de los esposos. No se admite que dicho consentimiento pueda ser tácito, que
pueda ser deducido del comportamiento de la esposa o evidenciado por
hechos que hagan inferir que el esposo que impugna la enajenación tenia
conocimiento de la venta. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 79, B. J.
1221.

Es nulo el contrato de préstamo consentido sobre la vivienda familiar sin el


consentimiento de la esposa. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 67, B. J.
1232.

La esposa puede perseguir la nulidad del acto de hipoteca hecho sin su


consentimiento sobre la vivienda familiar dentro del año de tener
conocimiento de dicho acto, según lo establece el artículo 215 del Código
Civil, modificado por la Ley 855 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012,
núm. 85, B. J. 1219.

Es inadmisible, por efecto de la autoridad de la cosa juzgada, la demanda de


reconocimiento de copropiedad incoada por un banco, a fin de ejecutar su
garantía basada en un contrato de préstamo que ha sido anulado en su
totalidad, en un proceso en que no figuró el esposo como parte, por no contar
con la firma de la esposa del contrayente, en aplicación del artículo 215 del
Código Civil, modificado por la Ley 855 de 1978. Aunque el artículo 1351
del Código Civil establece que la autoridad de la cosa juzgada no tiene lugar
sino respecto de lo que ha sido objeto de fallo, en cuanto a la causa, el objeto
y las partes que han intervenido en el proceso, en determinadas situaciones, el
principio de cosa juzgada es aplicable, aunque estrictamente no figuren las
mismas partes, cuando se pretende el reconocimiento de derechos que ya han
dejado de existir producto de una litis judicial que ha adquirido dicha
autoridad y que ha sido introducida en términos diferentes, pero pretendiendo
obtener el mismo fin del que ya ha sido juzgado. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de
2013, núm. 67, B. J. 1232.

Es nulo el embargo de la vivienda familiar perseguido sobre la base de una


sentencia criminal que ha sancionado la actuación del esposo. SCJ, 1.ª Sala,
28 de marzo de 2012, núm. 143, B. J. 1216.
CONCESIÓN

V. contrato de concesión
CONCILIACIÓN

V. contrato de concesión, contrato de seguro.


CONCLUSIONES

V. también defecto, derecho de defensa, escritos, inmutabilidad del


proceso, medios de inadmisión, sentencia.
Abandono

Se considera que una parte ha abandonado sus conclusiones si las ha


retractado por conclusiones ulteriores o si no las formula de nuevo en la
audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 6 de marzo de 2002, núm. 4, B. J. 1096, pp. 63-73;
3.ª Sala, 4 de julio de 2012, núm. 32, B. J. 1220.
Apoderamiento del tribunal

Lo que apodera al tribunal son las conclusiones de las partes. A través de


ellas se fija la extensión del proceso y se limita el poder de decisión del juez
apoderado y el alcance de la sentencia que intervenga. Los jueces no pueden
apartarse de lo que es la voluntad e intención de las partes, a menos que sea
por un asunto de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 81,
B. J. 1230.

Los jueces quedan apoderados por las conclusiones en audiencia de las partes
y no por las contenidas en escritos ampliatorios. SCJ, Salas Reunidas, 6 de
julio de 2011, núm. 1, B. J. 1208; 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 44,
B. J. 1223; 1.ª Cám., 21 de marzo de 2001, núm. 21, B. J. 1084, pp. 141-146.

Deben rechazarse las conclusiones presentadas por primera vez en escritos


ampliatorios. Las conclusiones de las partes son las que apoderan al tribunal
sobre sus pretensiones; los plazos otorgados para escritos deben ser utilizados
para fundamentar las conclusiones, no para modificarlas. SCJ, 3.ª Cám., 31
de octubre de 2001, núm. 31, B. J. 1091, pp. 1051-1060.
Conclusiones al fondo después de conclusiones sobre una excepción

Cuando una parte concluye al fondo después de haber presentado una


excepción de incompetencia, la excepción debe reputarse como abandonada,
aun cuando las reglas invocadas en apoyo de la excepción sean de orden
público. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo de 2001, núm. 15, B. J. 1084, pp. 104-
112.

Si una parte concluye, en apelación, proponiendo la excepción de


incompetencia y subsidiariamente el rechazo de las conclusiones de su
contraparte y la revocación de la sentencia dictada en primer grado, la corte
puede rechazar la incompetencia y estatuir sobre el fondo. SCJ, 1.ª Cám., 31
de octubre de 2001, núm. 15, B. J. 1091, pp. 230-237.
Conclusiones no presentadas en audiencia

El tribunal no puede acoger como válidas las conclusiones por escrito de una
parte que no fueron presentadas en audiencia pública y contradictoria, en
violación al derecho de defensa de la contraparte. SCJ, 3.ª Sala, 31 de julio de
2013, núm. 102, B. J. 1232.
Conclusiones subsidiarias

El tribunal debe pronunciarse sobre las conclusiones subsidiarias vertidas por


las partes si sus conclusiones principales son rechazadas. SCJ, 1.ª Cám., 18
de diciembre de 2002, núm. 10, B. J. 1105, pp. 115-120.
Deber de los jueces

Los jueces están en el deber de responder a todos los puntos de las


conclusiones de las partes para admitirlos o rechazarlos, dando los motivos
que sean pertinentes; de lo contrario, incurren en el vicio de omisión de
estatuir. Esta regla se aplica tanto a las conclusiones principales como a las
subsidiarias, lo mismo que a las conclusiones que contengan una demanda,
una defensa, una excepción, un medio de inadmisión o la solicitud de una
medida de instrucción. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 36, B. J.
1238; 13 de noviembre de 2013, núm. 7, B. J. 1236; 30 de mayo de 2012,
núm. 80, B. J. 1218; 15 de febrero de 2012, núm. 85, B. J. 1215; 1.ª Cám., 17
de febrero de 2010, núm. 34, B. J. 1191; 15 de octubre de 2008, núm. 41, B.
J. 1175, pp. 396-403; 27 de agosto de 2003, núm. 21, B. J. 1113, pp. 181-
187; 10 de abril de 2002, núm. 8, B. J. 1097, pp. 154-159.

Los jueces del fondo tienen la obligación legal no solo de transcribir en sus
fallos las conclusiones explícitas y formales vertidas en estrados por las
partes litigantes, sino de ponderarlas y contestarlas debidamente mediante
una motivación suficiente y coherente que permita a las instancias
jurisdiccionales superiores, particular y señaladamente a la jurisdicción
casacional, verificar la ocurrencia de los hechos de la causa y la adecuada y
debida aplicación de la ley y el derecho. SCJ, 1.ª Cám., 21 de mayo de 2008,
núm. 8, B. J. 1170, pp. 82-93.

Es casable la sentencia que omite transcribir las conclusiones de una de las


partes, puesto que esa falta no permite a la Suprema Corte de Justicia, como
corte de casación, verificar si en la especie se ha hecho una correcta
aplicación de la ley. SCJ, 3.ª Sala, 9 de octubre de 2013, núm. 25, B. J. 1235.

Los jueces deben justificar con motivos suficientes y pertinentes el


rechazamiento de un pedimento hecho por conclusiones formales y
explícitas. SCJ, 3.ª Cám., 15 de junio de 2005, núm. 22, B. J. 1133, pp. 1106-
1112.

Los jueces tienen la ineludible obligación de darle respuesta a todos los


pedimentos y conclusiones articulados por los contendientes a fin de
preservar un debido proceso y la igualdad de las partes en el debate. SCJ, 3.ª
Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 51, B. J. 1222.
Deber de los jueces (atenuaciones)

Las conclusiones que obligan a los jueces a pronunciarse y dar al respecto los
motivos pertinentes, sea para acogerlas o rechazarlas, son las conclusiones
finales que se formulan en la última audiencia celebrada para conocer del
asunto, en la que queda cerrado el debate oral, público y contradictorio. SCJ,
Cámaras Reunidas, 30 de mayo de 2007, núm. 7, B. J. 1158, pp. 66-78; 1.ª
Cám., 16 de febrero de 2008, núm. 15. B. J. 1167, pp. 221-227.

Los jueces solo están obligados a contestar las conclusiones explícitas y


formales que las partes exponen de estrados, habida cuenta de que son dichos
pedimentos los que regulan y circunscriben la facultad dirimente del tribunal.
Los jueces no están obligados a referirse a los requerimientos propuestos en
escritos ampliatorios ni a dar motivos específicos sobre todos y cada uno de
los argumentos esgrimidos por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de
2013, núm. 7, B. J. 1236; 17 de octubre de 2012, núm. 44, B. J. 1223; 20 de
junio de 2012, núm. 64, B. J. 1219; 16 de mayo de 2012, núm. 28, B. J. 1218;
1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 66, B. J. 1175, pp. 565-571; 29 de
enero de 2003, núm. 15, B. J. 1106, pp. 116-125.

Los jueces del fondo no están obligados a contestar conclusiones que no


están vinculadas íntima y directamente con la solución del litigio, como son
las que solicitan un plazo para depositar escritos ampliatorios y de
contrarréplica, puesto que en dichos escritos no se podría ampliar, cambiar ni
modificar las conclusiones vertidas en audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto
de 2013, núm. 37, B. J. 1233.

Los jueces solo están obligados a pronunciarse sobre pretensiones precisas


cuando estén apoderados por conclusiones explícitas y formales. No están
obligados a dar motivos individuales o particulares respecto de conclusiones
banales y sin fundamento, especialmente cuando su planteamiento se realiza
sin motivación alguna. SCJ, 1.ª Cám., 11 de abril de 2002, B. J. 1085, núm.
5, pp. 58-61; 11 de abril de 2001, núm. 5, B. J. 1085, pp. 58-61.

Aunque, en principio, los jueces están obligados a pronunciarse sobre todos


los pedimentos que de manera formal les hagan las partes en sus
conclusiones, cuando se trata de conclusiones vertidas en forma de
“comprobar, declarar y dar acta de…”, dicha obligación se cumple con una
relación detallada de los hechos y el examen de los medios de pruebas
aportados, así como con una motivación adecuada de la decisión. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 45, B. J. 1240.

Aunque los jueces están obligados, en principio, a dar motivos para acoger o
rechazar cada pedimento de las partes, esta regla no puede extenderse ni ser
llevada al extremo de obligarlos a dar motivos especiales acerca de aquellos
pedimentos que dependan de otros más sustanciales que han sido ya
desestimados por la decisión. SCJ, 3.ª Cám., 17 de septiembre de 2008, núm.
27, B. J. 1175, pp. 591-604; 3.ª Cám., 14 de enero de 2004, núm. 19, B. J.
1118, pp. 526-535.

Los jueces pueden omitir estatuir sobre un pedimento de exclusión de


documentos si estos no fueron utilizados para sustentar su decisión, puesto
que, al no surtir ninguna influencia sobre el fallo atacado, la omisión es
inoperante. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 8, B. J. 1235.
Falta de transcripción y ponderación de las conclusiones

Para cumplir con el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, que
establece que las sentencias deberán contener, entre otras formalidades, la
enunciación de las conclusiones de las partes, no es necesario transcribir las
conclusiones en el cuerpo de la decisión; basta con que se haga mención de
ellas y que estas sean ponderadas y contestadas. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de
2012, núm. 16, B. J. 1216; 8 de febrero de 2012, núm. 67, B. J. 1215.

Aunque el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil establece que las
sentencias deben contener las conclusiones de las partes, dicha inclusión no
está sujeta a términos sacramentales y puede resultar de las enunciaciones
combinadas de los puntos de hecho y de los motivos sobre las pretensiones de
las partes. SCJ, Salas Reunidas, 21 de abril de 2010, núm. 3, B. J. 1193.

Si la corte ni transcribe ni pondera en su decisión las conclusiones de una de


las partes, esta pueda someter en casación una transcripción del acta de la
audiencia en la que formuló sus conclusiones. Independientemente de los
méritos que puedan tener o no las conclusiones omitidas, es deber de la corte
de apelación ponderar los pedimentos formales propuestos ante ella por las
partes; el no hacerlo constituye una omisión de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 11 de
enero de 2012, núm. 8, B. J. 1214.
Forma en que las partes deben concluir

Los jueces no pueden rechazar el recurso de una parte basándose únicamente


en la forma en que debía concluir sin referirse a la procedencia o no de sus
pretensiones. Dicho proceder revela un excesivo formalismo incompatible
con la tutela judicial efectiva, ya que, en principio, no existe ninguna fórmula
legal obligatoria sobre la forma en que las partes deben articular sus
pretensiones. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 20, B. J. 1223.
Juez comisionado de tribunal colegiado

El juez comisionado por un tribunal colegiado para celebrar una medida de


instrucción no puede disponer, al término de la medida, que las partes
concluyan al fondo, pues no es competente para conocer unipersonalmente el
fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2005, núm. 20, B. J.
1140, pp. 200-208.
Puesta en mora a las partes para concluir

La puesta en mora a las partes para concluir al fondo constituye una medida
de salvaguarda del derecho de defensa de las partes, cuya procedencia cae
bajo el poder soberano de los jueces de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de
2012, núm. 183, B. J. 1215.

Según el artículo 4 de la Ley 834 de 1978, el tribunal puede declararse


competente y estatuir sobre el fondo del litigio por una misma sentencia, a
condición de que se ponga en mora al concluyente de pronunciarse sobre el
fondo en una próxima audiencia que no excederá de quince días. SCJ, 1.ª
Cám., 16 de septiembre de 2009, núm. 32, B. J. 1186.

Según el artículo 4 de la Ley 834 de 1978, si una parte se limita a concluir


sobre una excepción de incompetencia, el tribunal no puede fallar al fondo
sin intimar a dicha parte a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 98, B. J. 1215; 1.ª Cám., 19 de agosto de 2009, núm. 37, B. J.
1185, pp. 397-402; 15 de octubre de 2008, núm. 26, B. J. 1175, pp. 292-298;
24 de enero de 2001, núm. 11, B. J. 1082, pp. 202-207.

El hecho de que el tribunal no fije una nueva audiencia para que el


concluyente se pronuncie sobre el fondo no constituye una violación al
derecho de defensa si este ha podido plantear sus conclusiones, tanto
incidentales como al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 16 de septiembre de 2009, núm.
32, B. J. 1186.

Si una parte se limita a promover una excepción de nulidad, el tribunal no


puede fallar al fondo sin ponerla en mora de producir sus conclusiones al
fondo ni haber fijado otra audiencia a ese fin. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de
junio de 2009, núm. 3, B. J. 1183; 1.ª Sala, 24 de febrero de 2010, núm. 42,
B. J. 1191; 1.ª Cám. 31 de octubre de 2001, núm. 15, B. J. 1091, pp. 230-237.

Si una parte se limita a promover un medio de inadmisión, el tribunal no


puede fallar al fondo sin intimarla a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
diciembre de 2005, núm. 9, B. J. 1141, pp. 181-187; 24 de enero de 2001,
núm. 16, B. J. 1082, pp. 183-188.
Si una parte se limita a solicitar una medida de instrucción, el tribunal no
puede fallar al fondo sin intimarla a concluir al fondo. SCJ, Cámaras
Reunidas, 25 de febrero de 2009, núm. 6, B. J. 1179.

Si la sentencia de primera instancia ha rechazado las conclusiones del


demandado sobre un incidente sin haber conclusiones al fondo, la corte de
apelación no puede conminar al apelante a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Cám.,
21 de febrero de 2007, núm. 13, B. J. 1155, pp. 184-190.

Si una parte en la instancia en apelación se limita a solicitar una fusión y el


sobreseimiento del recurso, el tribunal no puede fallar al fondo sin intimarla a
concluir al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 10, pp. 79-84.

Si una parte concluye solicitando que el comprador de un inmueble sea


puesto en mora para que efectúe el pago del inicial convenido, a falta de lo
cual se proceda a ordenar la resolución del contrato, el tribunal no puede, sin
fallar extra petita, ordenar la resolución del contrato de venta sin antes poner
en mora al comprador a pagar. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 81, B.
J. 1230.
Variación de las conclusiones

En virtud del principio de la inmutabilidad del proceso, la parte que ha


recurrido una decisión está limitada por las conclusiones presentadas en su
recurso. Si esta desea hacer algún tipo de variación a tales conclusiones debe
hacerlo de forma contradictoria en el transcurso de los debates y no después
de haberse cerrado estos, toda vez que los jueces no pueden fundar su
sentencia sobre hechos, informes o actos que hayan llegado a su
conocimiento fuera de la instrucción contradictoria del proceso. De hacerlo,
se violentaría el derecho de defensa de la parte contraria, quien debe tener la
oportunidad de debatir en audiencia tales alegatos y presentar su posición al
respecto. SCJ, 1.ª Cám., 16 de febrero de 2008, núm. 15, B. J. 1167, pp. 221-
227.
CONCUBINATO

V. también comunidad legal de bienes, partición.


Comunidad de bienes

Aunque el Código Civil dominicano no reglamenta las relaciones que surgen


del concubinato, interpretar que las parejas unidas por este tipo de relación no
tienen derechos sería contrario a los principios constitucionales de la
igualdad, la dignidad humana y la familia, consagrados en los artículos 38,
39, y 55 de la Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 36, B. J.
1232.

Una relación de concubinato more uxorio hace presumir irrefragablemente la


existencia de una comunidad entre los concubinos, sin que se pueda exigirles
la prueba de la medida en que los bienes fomentados han sido el producto del
aporte común. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 60, B. J. 1240; 18
de septiembre de 2013, núm. 76, B. J. 1234; 3 de julio de 2013, núm. 36, B.
J. 1232; 3 de mayo de 2013, núm. 11, B. J. 1230; 17 de octubre de 2012,
núm. 59, B. J. 1223; 1.ª Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140,
pp. 122-131. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 20 de febrero de 2008,
núm. 16, B. J. 1167, pp. 228-236; 9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J.
1140, pp. 122-131; 22 de junio de 2005, núm 16, B. J. 1135, pp. 173-180 (v.
párrafo siguiente).

La relación de hecho no disfruta de la presunción legal de la comunidad de


bienes ni existe otro régimen matrimonial que se le pueda aplicar, ya que el
legislador no ha establecido ninguna regulación respecto a los bienes
fomentados por los concubinos y su unión no cuenta con el carácter
contractual que caracteriza el régimen legal de la comunidad. Si los
concubinos han aportado recursos de índole material o intelectual en la
constitución o fomento de un patrimonio común durante su relación
consensual, lo que se forma entre ellos es una sociedad de hecho. SCJ, 1.ª
Cám., 20 de febrero de 2008, núm. 16, B. J. 1167, pp. 228-236; 9 de
noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140, pp. 122-131; 22 de junio de 2005,
núm. 16, B. J. 1135, pp. 173-180.

Un concubino tiene cuatro hijos con su concubina. Al final de la relación


pacta con la concubina que las mejoras que posee en terrenos del Estado (una
casa) sean de sus hijos comunes. El concubino contrae matrimonio con una
mujer distinta a la concubina y tiene dos hijos con su nueva pareja, de quien
se divorcia después. Al divorciarse, la segunda pareja pretende desalojar a la
exconcubina y sus hijos de la casa que ocupan. La Suprema Corte de Justicia
considera que los hijos del concubinato tienen un derecho adquirido sobre la
casa. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 22, B. J. 1220.
Concepto y requisitos

El concubinato o relación consensual jurídicamente reconocida tiene como


carácter principal la concurrencia de cinco requisitos: a) una convivencia
"more uxorio" o, lo que es lo mismo, una identificación con el modelo de
convivencia desarrollado en los hogares de las familias fundadas en el
matrimonio, es decir, una relación pública y notoria, quedando excluidas las
basadas en relaciones ocultas y secretas; b) la ausencia de formalidad legal en
la unión; c) una comunidad de vida familiar estable y duradera, con
profundos lazos de afectividad; d) la inexistencia de parte de los dos
convivientes de iguales lazos de afectos o nexos formales de matrimonio con
otros terceros en forma simultánea, o sea, debe ser una relación monogámica;
e) su integración por dos personas de distintos sexos que vivan como marido
y mujer sin estar casados entre sí. TC/00112/12, 9 de mayo de 2012; SCJ, 1.ª
Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 34, B. J. 1227; 5 de diciembre de 2012,
núm. 11, B. J. 1225; 1.ª Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140,
pp. 122-131.
Derecho a indemnización por accidentes

La conviviente marital o concubina de la víctima de un accidente tiene


derecho a reclamar una indemnización por el perjuicio económico y moral
que se le ha causado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 34, B. J.
1227; 9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140, pp. 122-131.
Derecho constitucional

Interpretar que los concubinos no tienen derechos respecto de las relaciones


que surgen del concubinato porque el Código Civil dominicano no
reglamenta sus relaciones sería contrario a los principios constitucionales
vigentes relativos a la igualdad, la dignidad humana y la familia, consagrados
en los artículos 38, 39, y 55 de la Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre
de 2012, núm. 59, B. J. 1223.

Es inconstitucional el artículo 252 de la Ley 873 de 1978, Orgánica de las


Fuerzas Armadas Dominicanas, que condiciona el otorgamiento de una
pensión a la existencia de un matrimonio porque contradice el artículo 55.5
de la Constitución, que reconoce que la unión singular y estable entre un
hombre y una mujer es fuente de derechos. TC/00112/12, 9 de mayo de 2012.
Expulsión del hogar

El hecho de que un concubino expulse del hogar a su concubina sin sus


bienes no tipifica una falta generadora de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
diciembre de 2012, núm. 11, B. J. 1225.
CONDICIÓN

La estipulación contractual de que para el pago del resto del precio de venta
“el vendedor otorgará un plazo de doce meses mínimo a contar de la fecha”
del contrato no es una condición, sino un término. SCJ, 1.ª Cám., 19 de
noviembre de 2008, núm. 40, B. J. 1188, pp. 359-367.

La prueba de la ocurrencia de la condición corresponde al demandante,


conforme al artículo 1315 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de
2012, núm. 9, B. J. 1223.
CONDICIÓN RESOLUTORIA

V. contrato.
CONDICIÓN SUSPENSIVA

Para determinar si una cláusula constituye o no una condición suspensiva, los


jueces deben ponderar ampliamente el hecho previsto en el contrato como
condición y determinar si este es cierto o incierto; no basta con una
apreciación superficial de los hechos, desprovista de la debida elaboración
jurídica. SCJ, 1.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 19, B. J. 1147, pp. 242-
255.

La cláusula que sujeta las obligaciones de las partes en un contrato de


compraventa a la obtención por el comprador de un préstamo bancario
constituye una cláusula suspensiva. Dicha condición se verifica con la simple
obtención del préstamo, independientemente de que no fuera obtenido en el
tiempo o por el monto deseado. SCJ, 1.ª Cám., 18 de febrero de 2004, núm.
25, B. J. 1119, pp. 226-233.

La parte que reclama la entrega de un inmueble, cuyo cumplimiento está


sujeto a una condición suspensiva, debe probar que se ha cumplido o
realizado la condición; de lo contrario, la demanda debe ser rechazada por
extemporánea. SCJ, 1.ª Cám., 18 de mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp.
90-98.
CONDOMINIOS
Administrador judicial

El presidente del tribunal superior de tierras puede suspender, en el curso de


la instancia en apelación, la ejecución de una ordenanza que designa un
administrador judicial de un condominio, conforme al artículo 170 de los
Reglamentos de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala,
16 de enero de 2013, núm. 26, B. J. 1226.

Es interlocutoria y no preparatoria la decisión que ordena la designación de


una comisión del consejo de directores de un condominio para que esta
administre provisionalmente los inmuebles propiedad de los condóminos.
SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 22, B. J. 1221.
Calidad para demandar

Ninguna otra persona que no sea el administrador puede representar al


consorcio de propietarios como demandante o demandado. Es inadmisible, en
consecuencia, la demanda en nulidad de deslinde interpuesta a nombre del
consorcio por varios condóminos. Si bien es cierto que toda persona tiene
derecho a obtener la tutela judicial efectiva, también lo es que para garantizar
su efectividad debe serlo, naturalmente, en los términos establecidos por la
Constitución y las leyes. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 22, B.
J. 1213.

El propietario de una unidad de condominio tiene calidad e interés para


accionar sobre la ocupación de áreas comunes del condominio. SCJ, 3.ª Sala,
20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La calidad de inquilino de un local ubicado en un condominio no le otorga a


dicho inquilino la facultad de accionar judicialmente sobre cuestiones
concernientes exclusivamente a los derechos y obligaciones de los
propietarios, tales como la afectación de su propiedad por enajenación,
hipoteca, arrendamiento, etc., el consentimiento para construir nuevas obras o
instalaciones, la extensión o restricción del número de las cosas comunes o,
en fin, la participación en los votos decisorios del consorcio. Los asuntos
relativos a la administración del condominio son, asimismo, de la
incumbencia personal de los propietarios, a menos que exista un mandato
expreso y específico sobre el particular a favor del arrendatario. SCJ, 1.ª
Cám., 3 de marzo de 2004, B. J. 1120, núm. 2, pp. 90-99.
Casación

La disposición del literal c, párrafo II, del artículo 5 de la Ley núm. 3726 de
1953, sobre Procedimiento de Casación, modificada por la Ley 491-08 del 19
de diciembre de 2008, que suprime el recurso de casación contra las
sentencias cuya condenación no excede de doscientos salarios mínimos, no se
aplica cuando la demanda principal trata de una litis entre condóminos,
aunque la decisión que la dirime contenga una condenación pecuniaria
accesoria. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.
Cobro de mantenimiento

El consorcio de propietarios no puede inscribir el privilegio a que se refiere el


artículo 33 de la Ley 5038 de 1958 sin haber convocado válidamente al
propietario afectado a la asamblea en la que se autoriza dicha inscripción.
SCJ, 3.ª Sala, 27de abril de 2012, núm. 60, B. J. 1217.
Competencia

Conforme al artículo 17 de la Ley de Condominio, el tribunal de tierras es


competente para conocer de la demanda entre condóminos que procura
obtener la reparación de averías y desperfectos causados por una filtración de
agua. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.
El presidente del tribunal superior de tierras puede suspender, en el curso de
la instancia en apelación, la ejecución de la ordenanza que designa un
administrador judicial del condominio, conforme al artículo 170 de los
Reglamentos de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala,
16 de enero de 2013, núm. 26, B. J. 1226.

El juez de los referimientos es competente para conocer de una demanda


tendente a reponer el impermeabilizante en el área de la azotea común de un
condominio para evitar filtraciones de agua, que han sido producidas por la
arbitraria actitud de su vecino, quien, apropiándose del área común de la
azotea, retiró el impermeabilizante que la recubría, puesto que no se trata
realmente de una controversia en torno a la administración o al goce de las
partes comunes del inmueble y no encuadra, en consecuencia, dentro de las
atribuciones otorgadas al tribunal de tierras en el artículo 17 de la Ley 5038
de 1958. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 5, B. J. 1151, pp. 155-
161.

El tribunal de tierras no es competente para conocer de demandas que


procuran obtener reparación en daños y perjuicios, aunque se trate de una litis
entre condóminos. La acción en reparación es una acción de índole personal
que escapa a la competencia de la jurisdicción inmobiliaria. El artículo 31 de
la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario limita la competencia de la
jurisdicción inmobiliaria en esta materia a las demandas reconvencionales
interpuestas como consecuencia de una demanda temeraria. SCJ, 3.ª Sala, 21
de diciembre de 2012, núm. 31, B. J. 1225.

Es competencia del tribunal civil y no del tribunal de tierras la acción de


carácter personal en daños y perjuicios interpuesta por el consorcio de
propietarios contra un propietario que se ha conectado de forma ilegal a la
energía eléctrica de los ascensores. Los jueces del fondo apoderados deben
verificar si en el caso existen los elementos que constituyen la
responsabilidad civil, a saber, la falta, el daño y el vínculo de causalidad entre
la falta y el daño, cuestiones que, lejos de ser aspectos de la administración,
goce de partes comunes o interpretación de los estatutos del condominio,
constituyen una demanda personal en daños y perjuicios que debe ser
conocida por los tribunales ordinarios del orden civil y que no tienen nada
que ver con una litis sobre terrenos registrados o con el régimen del
condominio. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 58, B. J. 1213.
Constitución del condominio

Es nula la constitución de condominio aprobada sin que existan planos de


construcción autorizados por la Secretaría de Obras Públicas. SCJ, Salas
Reunidas, 6 de marzo de 2013, núm. 2, B. J. 1228.
Construcción de obras o instalaciones nuevas

Para realizar cualquier modificación de la estructura del edificio se requiere


el voto unánime o el consentimiento unánime de todos los copropietarios.
SCJ, 3.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 9, B. J. 1230.

El promotor de un condominio no puede, una vez aprobada la resolución que


lo crea, construir nuevos pisos o realizar obras que afecten el edificio sin el
consentimiento unánime de los demás copropietarios. SCJ, 1.ª Cám., 24 de
octubre de 2001, núm. 13, B. J. 1091, pp. 212-222.

Para construir una terraza sobre el nivel de una unidad de condominio, no


basta con la autorización del administrador del condominio; se requiere,
conforme al artículo 8 de la Ley 5038 de 1958, el consentimiento de todos los
propietarios. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 29, B. J. 1220.
Construcción en áreas comunes

Según el artículo 8 de la Ley 5038 sobre Condominios, para cualquier tipo de


modificación sobre las áreas comunes, se requiere de la autorización de todos
los copropietarios del edificio. TC/00397/14, 30 de diciembre de 2014.

Es ilegal la construcción de un gazebo en el techo de un edificio de


condominio sin la autorización de todos los condóminos, por ser el techo un
área común. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

Cualquier área o anexo que se pretenda que sea propiedad exclusiva debe
estar prevista y definida como tal en el reglamento del condominio, así como
en sus planos, para cuya modificación se exige el voto unánime de todos los
propietarios, según lo establece el artículo 8 de la Ley 5038 de 1958. Se
considera que todas las áreas que no estén especificadas como pertenecientes
a una unidad funcional determinada son propiedad común, o sea, de todos los
miembros del consorcio de propietarios. SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo de 2014,
núm. 11, B. J. 1240.
Fachada de unidad privada

El tribunal de tierras puede ordenar la restauración a su estado original de la


puerta de caoba de una unidad privada cuyo propietario ha sustituido
unilateralmente por una de cristal, en violación al artículo 7 de la Ley 5038
de 1978, así como del reglamento de copropiedad. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 76, B. J. 1232.
Hipoteca

La hipoteca que grava un condominio se extiende, de pleno derecho y sin


necesidad de una nueva inscripción, sobre cualquier construcción nueva. SCJ,
1.ª Cám., 4 de junio de 2003, núm. 5, B. J. 1111, pp. 57-69.

La vendedora-promotora de un condominio no puede garantizar un préstamo


gravando la totalidad del condominio si ya ha vendido uno de los
apartamentos del proyecto, aunque la venta realizada no se haya inscrito
inmediatamente. El inmueble ya no es propiedad de la vendedora-promotora
en su totalidad. SCJ, 1.ª Cám., 24 de octubre de 2001, núm 13, B. J. 1091, pp.
212-222.
Limitación al derecho de propiedad

El derecho de propiedad no es un derecho absoluto, sino que está sometido a


las limitaciones que, en cada caso, establezca la ley. Para el caso concreto de
los condóminos, el disfrute del derecho fundamental de propiedad está
condicionado a los preceptos que establecen las leyes especiales que regulan
dicha materia. TC/00397/14, 30 de diciembre de 2014.

Para ordenar que se inscriba en el registro de títulos un contrato cuyo objeto


es una unidad de condominio y se transfiera la propiedad de esta al
comprador, es preciso que el condominio se haya construido y constituido.
No es posible ordenar la entrega o transferencia de lo que no existe, aunque
se deba al incumplimiento del vendedor, contra quien se podrá ejercer la
acción en daños y perjuicios correspondiente. SCJ, 3.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 67, B. J. 1239.
CONDUCE

V. prueba.
CONEXIDAD

V. excepción de conexidad.
CONFESIÓN

Según el artículo 1356 del Código Civil, la confesión judicial es la


declaración que hace en justicia la parte o su apoderado con poder especial.
La confesión judicial hace fe pública contra aquel que la ha prestado, por lo
que le es oponible en todo estado de causa al provenir de un hecho que ha
sido reconocido públicamente por la parte ante la autoridad judicial
competente. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 14, B. J. 1231.

La declaración en el curso de una instancia en referimiento de que “el


inmueble en litis fue adquirido estando casado” constituye una confesión
judicial y, por tanto, un medio de prueba con toda la fuerza vinculante que le
otorgan los artículos 1350 y 1356 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio
de 2013, núm. 14, B. J. 1231.

El artículo 1356 del Código Civil es supletorio en materia inmobiliaria. SCJ,


3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 14, B. J. 1231.
CONFISCACIONES

El Tribunal de Confiscaciones es el único competente en materia civil para


conocer de todas las contestaciones relacionadas con la Ley 5924 de 1962
sobre Confiscación General de Bienes. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002,
núm. 23, B. J. 1097, pp. 271-280.

Cualquier tercero tiene calidad para reivindicar mediante la aplicación de la


Ley 5924 de 1962 los bienes de su propiedad que fueron escamoteados por
un miembro de la familia Trujillo Molina o sus parientes, hasta el cuarto
grado, o sus afines, hasta el tercer grado. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002,
núm. 23, B. J. 1097, pp. 271-280.

El Tribunal de Confiscaciones es competente para conocer de todas las


contestaciones que se originen o tengan por objeto bienes confiscados, aun
cuando estos sean terrenos registrados o en curso de saneamiento. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de julio de 2004, núm. 13, B. J. 1124, pp. 159-168; 2 de abril de
2003, núm. 1, B. J. 1109, pp. 125-132.

No procede la confiscación si el inmueble fue restituido a sus propietarios


originales por María Martínez de Trujillo en el año 1955, por lo que sus
propietarios a la fecha de promulgación de la Ley 5924 de 1962 no eran ni
allegados ni personeros de la tiranía trujillista. SCJ, 1.ª Cám., 16 de enero de
2008, núm. 8, B. J. 1166, pp. 111-117.

No se aplica la prescripción extintiva en asuntos conocidos según la Ley


5924 de 1962 sobre Confiscación General de Bienes si la demanda se
encuentra fundamentada en el enriquecimiento ilícito como consecuencia del
abuso o usurpación de poder. SCJ, 1.ª Cám., 21 de julio de 2004, núm. 13, B.
J. 1124, pp. 159-168; 2 de abril de 2003, núm. 1, B. J. 1109, pp. 125-132.

La compensación que puede otorgar el Tribunal de Confiscaciones creado


por la Ley 5924 de 1962 sobre Confiscación General de Bienes no podrá
exceder del valor que tenía el inmueble en el momento de la usurpación o de
la convención que operó la transferencia del derecho de propiedad. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 36, B. J. 1216.
CONFLICTO DE LEYES

La ley aplicable a la acción en reconocimiento de paternidad es la ley


personal. Según el artículo 3 del Código Civil, las leyes sobre el estado y la
capacidad están ligadas a la persona, quien se encuentra sometida a esas leyes
no solo en su país de origen, sino también fuera de él. En consecuencia, la
acción en reconocimiento de paternidad de un puertorriqueño ha de regirse
por la ley del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, aun cuando en dicha ley
se establezcan condiciones de plazo diferentes a las vigentes en la República
Dominicana. SCJ, Pleno, 10 de mayo de 2006, núm. 9. B. J. 1146, pp. 69-77.

Los tribunales dominicanos son incompetentes para conocer de una litis sobre
un contrato de préstamo firmado en un país extranjero, en el que se estipula
que la ley aplicable es la de ese país y cuyo monto fue desembolsado allá
bajo una modalidad de contrato que no existe en la República Dominicana.
SCJ, 1.ª Cám, 11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-73.

Según el principio de la territorialidad de las leyes, la demanda en divorcio


por incompatibilidad de caracteres incoada ante los tribunales dominicanos
debe regirse por la ley dominicana en lo concerniente a las normas de
procedimiento y a las medidas provisionales. No procede, por tanto, la
aplicación de una ley extranjera respecto al otorgamiento de una pensión
alimenticia a la esposa. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 58, B. J.
1223.
CONSEJO DE FAMILIA

El consejo de familia no puede designar un tutor al menor mientras subsista


la autoridad del padre o de la madre sobre este, establecida en el artículo 371-
2 del Código Civil, SCJ, 1.ª Cám., 21 de abril de 2004, núm. 21, B. J. 1121,
pp. 94-103.
CONSENTIMIENTO

V. contrato, nulidad de acto jurídico, vicios del consentimiento.


CONSIGNACIÓN

V. ofrecimientos reales y consignación, venta a consignación.


CONSTANCIA ANOTADA

V. carta constancia.
CONSTITUCIÓN DE ABOGADO

La constitución de abogados puede resultar de las circunstancias de la causa,


tales como el perseguimiento de la audiencia por el abogado y su presencia
en audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 14 de febrero de 2001, núm. 8, B. J. 1083, pp.
82-87.

La constitución de abogado puede efectuarse aun en audiencia, salvo


denegación del representado.
SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 60, B. J. 1240; 21 de diciembre de
2011, núm. 81, B. J. 1213; 16 de noviembre de 2011, núm. 20, B. J. 1212; 4
de agosto de 2010, núm. 3, B. J. 1197; 1.ª Cám., 7 de mayo de 2008, núm. 1,
B. J. 1170, pp. 19-25; 31 de julio de 2002, núm. 19, B. J. 1100, pp. 205-215;
6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-72.

El abogado puede, sin incurrir en nulidad alguna, notificar por un mismo acto
su constitución como abogado de la parte demandada y dar avenir a
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 76, B. J. 1214.

Si un recurrente notifica dos actos de apelación constituyendo abogados


distintos, son válidos los actos notificados al primero de los abogados
constituidos, especialmente si no ha habido desistimiento por el recurrente
del primer acto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 55, B. J. 1216.
CONSTRUCCIÓN

V. también condominio, contratistas.

La contratista de los trabajos de construcción que se realizan en un centro


comercial debe mantener el control y la vigilancia de cualquier estructura
peligrosa capaz de provocar daños (en la especie, un hoyo). Tomando en
consideración especialmente que la construcción de obras se considera una
actividad peligrosa, corresponde a la constructora, aun se haya finalizado la
obra, advertir sobre cualquier condición o vestigio de la construcción capaz
de ocasionar daños. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 52, B. J.
1223.

La prescripción de cinco años establecida en el artículo 2270 del Código


Civil se aplica en los casos de venta de inmuebles en los que la compañía
vendedora es, al mismo tiempo, la compañía constructora. SCJ, 1.ª Cám., 28
de enero de 2009, núm. 54, B. J. 1190.

Es posible realizar un peritaje cuyo objeto, una construcción, ha colapsado,


sobre la base de los planos de diseño, cálculos y el uso de materiales
utilizados en ella. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 8, B. J. 1240.

Es constitucional la Ley 6-86, que crea el Fondo de Pensiones, Jubilaciones y


Servicios Sociales de los Trabajadores Sindicalizados de la Construcción y
sus Afines, así como su reglamento contenido en el Decreto 683 del 5 de
agosto de 1986. TC/0189/14, 20 de agosto de 2014; TC/0304/14, 19 de
diciembre de 2014.

El Fondo de Pensiones de los Trabajadores de la Construcción, creado y


regido por la Ley 6-86 y su reglamento, tiene personalidad jurídica como
institución autónoma del Estado y, por tanto, tiene capacidad para realizar
todos los actos que le atribuye la ley, entre otros, la de demandar y ser
demandada. SCJ, 1.ª Cám., 20 de septiembre de 2006, núm. 12, B. J. 1150,
pp. 284-298.
CONTADORES PÚBLICOS AUTORIZADOS

Los artículos 1, 2, y 4 de la Ley 633 sobre Contadores Públicos Autorizados


disponen que: a) todo socio accionista o copartícipe de una compañía tiene
derecho a conocer su condición económica en todo momento y que las
personas que no sean accionistas no podrán obtener los informes aludidos; b)
que la misión de investigar las cuentas y la condición económica de
compañías y negocios está a cargo de los contadores públicos autorizados; y
c) que una vez el contador público autorizado asume la investigación, lo
comunicará por carta certificada con acuse de recibo a la compañía o negocio
de que se trate, puesto que este tendrá acceso a todos los locales, libros
cuentas y demás documentos de la compañía y los funcionarios responsables
de la compañía deberán dar la ayuda necesaria para dicha investigación. SCJ,
1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 23, B. J. 1230.

El tribunal puede ordenar que el contador público autorizado rinda su informe


sobre un fin específico.
SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 23, B. J. 1230.
CONTRADICCIÓN DE MOTIVOS

V. casación.
CONTRADICCIÓN DE SENTENCIAS

V. sentencia.
CONTRAESCRITO

V. simulación.
CONTRAINFORMATIVO

V. informativo.
CONTRATISTAS

V. construcción, contrato de empresa, responsabilidad civil contractual.


Embargo retentivo

Según el artículo 1 de la Ley 1226 de 1936: “Las sumas que se adeuden o que
pudieren adeudarse a contratistas o adjudicatarios de obras que tengan el
carácter de trabajos públicos no podrán ser cedidas ni embargadas en
perjuicio de los obreros o de las personas que hayan suministrado materiales
u otros objetos empleados en la ejecución de dichas obras. En consecuencia,
los embargos y cesiones de esas sumas sólo se aplicarán a los balances que
resulten a favor de los contratistas o adjudicatarios, al recibirse las obras y
después de cubiertos los salarios de los obreros y el precio de los materiales
suministrados”. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 10, B. J. 1240.

El artículo 1 de la Ley 1226 de 1936 no impide el embargo de las sumas que


se adeuden a los contratistas de obras públicas, sino que lo que veda es que
estos embargos perjudiquen los derechos de los obreros o de los proveedores
de materiales, por lo que, para que dicha prohibición pueda constituir una
causa de nulidad de un embargo retentivo trabado en perjuicio de un
contratista, se debe demostrar que los fondos embargados estaban destinados
al pago de los salarios de los obreros o al pago de los créditos de los
proveedores de materiales. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 10, B. J.
1240.
Obligación de resultado

La obligación del contratista de entregar la obra en la fecha acordada es una


obligación de resultado, cuya inejecución implica su responsabilidad civil.
Cuando la obligación es de resultados, el acreedor tiene la carga de probar
únicamente el incumplimiento de la obligación, como hecho material; le
incumbe al deudor probar, para liberarse de su obligación, que, conforme al
artículo 1147 del Código Civil, la inejecución se ha debido a causas extrañas
a su voluntad que no pueden serle imputadas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 57, B. J. 1239.
Responsabilidad civil

Según al artículo 1797 del Código Civil, el contratista es responsable de todo


lo que provenga de las personas empleadas por él. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo
de 2013, núm. 164, B. J. 1230.

En un contrato de empresa, no resulta responsable la persona que contrata los


servicios de otra compañía por los hechos de los empleados de esta, en vista
de que no existe una relación de subordinación entre el empleado del
contratista y la persona que contrata, conforme al artículo 1797 del Código
Civil, que dispone que el contratista es responsable de todo lo que provenga
de las personas empleadas por él. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
164, B. J. 1230.
Sin embargo, la persona que contrata los servicios del contratista no está
exento de responsabilidad si la empresa fue contratada para ejecutar
obligaciones asumidas por la persona contratante frente al tercero que resultó
perjudicado —en la especie, una empresa distribuidora de electricidad frente
a su cliente—, ya que su responsabilidad se deriva de la ejecución defectuosa
de un contrato, independientemente de la responsabilidad cuasidelictual en
que pudo incurrir el contratista. Cuando la deudora de la obligación principal
involucra a un tercero para el cumplimiento de sus obligaciones, esta es
responsable frente a su acreedor por los daños ocasionados por la inejecución
o ejecución defectuosa de dichas obligaciones por parte del tercero. Para que
la responsabilidad de la deudora de la obligación se vea comprometida, basta
la comprobación de que el autor del daño era su auxiliar en la ejecución de la
obligación contraída y que la persona que ha cometido la falta que ha causado
el daño se encontraba actuando en el ejercicio de la función encomendada.
SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 164, B. J. 1230.

La contratista de los trabajos de construcción que se realizan en un centro


comercial debe mantener el control y la vigilancia de cualquier estructura
peligrosa capaz de provocar daños (en la especie, un hoyo). Tomando en
consideración especialmente que la construcción de obras se considera una
actividad peligrosa, corresponde a la constructora, aun se haya finalizado la
obra, advertir sobre cualquier condición o vestigio de la construcción capaz
de ocasionar daños. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 52, B. J.
1223.
Es razonable la indemnización de siete millones de pesos otorgada a un
contratista por el incumplimiento de su suplidor, que causó la rescisión de un
contrato de construcción por valor de setenta millones de pesos. Dicha suma
corresponde al diez por ciento que se acostumbra a pagar a los contratistas.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 34, B. J. 1203.
CONTRATOS

V. también convención, condición, condición suspensiva, nulidad de acto


jurídico, prescripción, prescripción extintiva, responsabilidad civil,
responsabilidad civil contractual, vicios del consentimiento.
Calificación

La calificación de los contratos es una cuestión de derecho que está sometida


al control de la casación, a diferencia de su interpretación, cuya
determinación está comprendida dentro de la soberana apreciación de los
jueces. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de 2012, núm. 15, B. J. 1217.

Es atribución de los jueces del fondo determinar si hubo contrato entre las
partes y, en caso afirmativo, su tipo (en la especie, si fue un arrendamiento o
una venta condicional), ya que estos están capacitados para fijar el verdadero
sentido y alcance de los contratos, fundamentándose en la común intención
de las partes contratantes. La calificación de los contratos intervenidos entre
las partes en litigio es una cuestión de derecho sujeta al control de la
casación. La facultad de interpretación de los contratos no tiene otro límite
que su desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 44, B. J.
1218.
Condiciones de validez

El artículo 1108 del Código Civil señala las cuatro condiciones esenciales
para la validez de las convenciones: 1) el consentimiento de la parte que se
obliga, 2) su capacidad para contratar, 3) un objeto cierto que forme la
materia del compromiso y 4) una causa lícita en la obligación. Estas
condiciones constituyen los elementos mínimos indispensables establecidos
por la ley con la finalidad de que la contratación produzca, respecto de los
contratantes, los efectos jurídicos que le son propios. SCJ, Salas Reunidas, 15
de agosto de 2012, núm. 3, B. J. 1221.

Las condiciones requeridas para la validez de los contratos son insustituibles


y no pueden ser supeditadas al cumplimiento de ninguna otra obligación. La
autorización de la sociedad vendedora a un mandatario para que suscriba un
acto de venta es un documento esencial para concertar el contrato de venta,
que no se puede supeditar al pago del precio. SCJ, Salas Reunidas, 15 de
agosto de 2012, núm. 3, B. J. 1221.
Contrato de adhesión

Las cláusulas de limitación de responsabilidad por equipaje contenidas en los


contratos de transporte aéreo son válidas, aun cuando dichas cláusulas figuren
en contratos de adhesión. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 28, B. J.
1223; 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J. 1218; 1.ª Cám., 11 de marzo de
2009, núm. 26, B. J. 1180; 3 de septiembre de 2003, núm. 3, B. J. 1114, pp.
55-66.
Contrato entre dos sociedades representadas por la misma persona

Es válido el contrato entre dos sociedades suscrito por una sola persona física
que ostenta la calidad de representante de ambas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de abril
de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.
Contrato unilateral

Los contratos unilaterales o, más bien, las manifestaciones aisladas de


voluntad contractual, son capaces eventualmente de crear derechos u
obligaciones en provecho o a cargo de terceros. SCJ, 1.ª Cám., 12 de abril de
2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.
Cláusula penal

Conforme al artículo 1152 del Código Civil, si el contrato contiene una


cláusula penal que fija el monto de la indemnización para el caso de su
incumplimiento, esta cláusula se impone al juez, quien no deberá variarla por
ser el contrato ley entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm.
2, B. J. 1235.

Son válidas las cláusulas penales establecidas en un contrato de cuota litis


que disponen que, en caso de rescisión unilateral del contrato por el cliente, el
abogado tendrá derecho a un porcentaje del monto a cobrar. SCJ, 1.ª Sala, 22
de junio de 2011, núm. 24, B. J. 1207.

En las obligaciones de pago de suma de dinero en las que las partes hayan
previsto el pago de un interés para el caso de incumplimiento, a título de
cláusula penal, el juez apoderado debe aplicar exclusivamente el interés
convenido, ya que su finalidad es precisamente resarcir al acreedor por los
daños ocasionados por la demora del deudor o por la devaluación de la
moneda en el transcurso del tiempo, sin acumularlo con ningún otro tipo de
interés o indemnización. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 40, B. J.
1228.
Inaplicabilidad del principio de razonabilidad a los contratos

El principio constitucional de razonabilidad no se aplica a las actuaciones que


realizan las personas en el ámbito contractual privado, sino a la ley como
regla abstracta de cumplimiento general obligatorio. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138.
Indexación

Son válidas las cláusulas contractuales que protegen contra los riesgos
monetarios. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J.
1082, pp. 9-45.
Interpretación

Siendo el contrato un acuerdo de voluntades que crea obligaciones, su


interpretación no puede ser otra que la investigación de lo que ha sido
efectivamente la común intención de las partes contratantes. SCJ, 1.ª Cám., 9
de abril de 2008, núm. 10, B. J. 1169, pp. 131-145.

Corresponde a los jueces determinar la verdadera intención de las partes al


contratar, lo que se logra de los términos empleados por estas, así como de
todo comportamiento ulterior natural que hayan manifestado. SCJ, 1.ª Cám.,
11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-73; 7 de marzo de 2001, núm.
5, B. J. 1084, pp. 44-50; 3.ª Sala, 11 de abril de 2012, núm. 15, B. J. 1217

Para conocer la común intención de las partes, los contratos deben ser
interpretados sobre la base del universo de sus estipulaciones, descartando el
examen de párrafos o cláusulas específicos para atribuirles aisladamente un
sentido y alcance particulares. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 42,
B. J. 1240; 1.ª Cám., 14 de junio de 2004, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138.

La interpretación de las convenciones es del completo dominio de los jueces


del fondo, quienes pueden apreciar soberanamente los hechos y las
circunstancias del caso sin que esta apreciación pueda ser censurada en
casación. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 44, B. J. 1218; 3.ª Sala,
11 de abril de 2012, núm. 15, B. J. 1217; 3.ª Cám., 23 de julio de 2008, núm.
24, B. J. 1170, pp. 869-880.

Los jueces del hecho interpretan soberanamente las convenciones que les
sean sometidas, reservándose solo la Suprema Corte de Justicia, en funciones
de corte de casación, el poder de control cuando una cláusula clara y precisa
es desnaturalizada. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de mayo de 2009, núm. 2, B. J.
1182; 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 44, B. J. 1218.

La facultad de los jueces del fondo de ajustarse a la letra de los contratos para
buscar en su contexto o en su interioridad, o aun entre otros elementos del
contrato mismo, la verdadera intención de las partes, no puede ser censurada
a menos que la interpretación realizada por ellos degenere en una verdadera
desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 10, B. J. 1169,
pp. 131-145.

La interpretación de las convenciones particulares es una cuestión de hecho


que pertenece al dominio de la soberana apreciación de los jueces de fondo y
escapa a la censura de la corte de casación, salvo si los jueces de fondo, al
interpretar la convención y fijar su alcance, tocan el derecho y violan la ley,
como cuando la desnaturalizan en su aplicación, atribuyéndole efectos
contrarios a su carácter jurídico, dándole una calificación que legalmente no
le corresponde o desconociendo la intención de las partes cuando se ha
manifestado con claridad y precisión. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013,
núm. 8, B. J. 1233.

La Suprema Corte de Justicia, en función de corte de casación, tiene la


facultad excepcional de observar si los jueces apoderados del fondo del litigio
han dado a los documentos aportados al debate su verdadero sentido y
alcance y si las situaciones constatadas por ellos son contrarias o no a las
plasmadas en los documentos depositados. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 42, B. J. 1240; 1.ª Cám., 14 de junio de 2004, núm. 7, B. J. 1147,
pp. 122-138.

Los artículos 1156 y 1161 del Código Civil son meras reglas dirigidas al juez
para la interpretación de los contratos. El juez puede averiguar la voluntad
común de las partes según el contexto del acto o según todas las
circunstancias de la causa. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de mayo de 2009, núm.
2, B. J. 1182.

Los artículos 1156 a 1164 del Código Civil contienen consejos a los jueces
dados por el legislador para la interpretación de las convenciones, para cuyo
ejercicio tienen la facultad de indagar la intención de las partes en los
contratos, no solo por los términos empleados en el propio contrato, sino
además, en todo comportamiento ulterior que tienda a manifestarlo. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 17, B. J. 1237.

El artículo 1162 del Código Civil no constituye propiamente una regla de


interpretación de los contratos, sino un medio que el legislador pone a
disposición de los contratantes para resolver dificultades cuando resultan
insuficientes los medios de interpretación. Los jueces pueden, no obstante el
texto del artículo 1162, interpretar soberanamente los contratos siempre que
no incurran en su desnaturalización. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de
2001, núm 1, B. J. 1082, pp. 9-45.

Cuando en un contrato hay cláusulas ambiguas, los jueces del fondo están
capacitados para fijar soberanamente su verdadero sentido y alcance, según la
común intención de las partes contratantes. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de
2012, núm. 4, B. J. 1215.

Los tribunales no pueden, sin incurrir en la censura de la casación, interpretar


un contrato cuyas cláusulas no sean oscuras o ambiguas. La interpretación
solo es posible cuando las cláusulas son ambiguas u oscuras. SCJ, 1.ª Sala, 21
de diciembre de 2011, núm. 49, B. J. 1213; 1.ª Cám., 26 de septiembre de
2007, núm. 5, B. J. 1162, pp. 116-123; 11 de enero de 2006, núm. 4, B. J.
142, pp. 81-89; 15 de diciembre de 2005, núm. 2, B. J. 1129, pp. 70-84; 4 de
agosto de 2004, núm. 1, B. J. 1125, pp. 33-39.

No corresponde a los tribunales modificar las convenciones de las partes


contratantes, por más equitativa que considere su intervención jurisdiccional.
SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 3, B. J. 1187.

La expresión “podrán” en un contrato elimina toda posibilidad de que exista


una obligación insalvable, pues ese término pone de manifiesto que se deja a
la entera discrecionalidad de la parte decidir si actúa o no. SCJ, 1.ª Sala, 26
de junio de 2013, núm. 210, B. J. 1231.
Legalización de firmas

Los jueces no deben descartar como prueba un contrato por el solo hecho de
que sus firmas no estén legalizadas por un notario. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo
de 2012, núm. 63, B. J. 1218.
Naturaleza

Los contratos son la ley de las partes; no son revocables unilateralmente, sino
por mutuo consentimiento o por las causas que establece la ley, y deben
ejecutarse de buena fe. El juez que conoce de un conflicto fundado en el
incumplimiento de una de las partes debe limitarse a aplicar ese contrato
como si se tratara de una ley, más aún cuando este no es contrario ni al orden
público ni a las buenas costumbres. No hay diferencia entre la ley y un
contrato, aunque la primera sea la expresión de la soberanía de la voluntad
general y el segundo la expresión de la soberanía de la voluntad individual.
SCJ, 3.ª Cám., 20 de junio de 2007, núm. 17, B. J. 1159, pp. 947-957.
Nemo auditur propriam turpitudinem allegans

Se supone que las partes contratantes tienen conocimiento de la calidad


ostentada por cada una de ellas al momento del contrato. Cualquier objeción
debe hacerse al momento de establecer esas relaciones, no al momento de
cumplir con la obligación contraída; es decir, una parte, para evadir sus
obligaciones contractuales, no puede alegar la falta de calidad de su
contraparte, si contrató con ella en esas mismas condiciones. No es posible
prevalerse de una situación de la cual se tiene conocimiento, por aplicación
de la máxima “nemo auditur propriam turpitudinem allegans”, es decir, que
nadie puede alegar en justicia su propia inmoralidad. SCJ, Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 3. B. J. 1168, pp. 45-52.
Non adimpleti contractus

Las normas que rigen las obligaciones contractuales consignan, entre otros
principios, el derecho de retención, que se fundamenta en que una parte no
puede ser constreñida a ejecutar sus obligaciones mientras la otra se abstenga
de cumplir con las suyas, figura jurídica que tiene su fundamento en los
artículos 1183 y 1184 del Código Civil, en razón de la reciprocidad de las
obligaciones de los contratantes en los contratos sinalagmáticos y la identidad
de las causas, de donde se derivan sus respectivos compromisos. SCJ, Salas
Reunidas, 30 de octubre de 2013, núm. 16, B. J. 1235; 3 de julio de 2013,
núm. 1, B. J. 1232.

La excepción non adimpleti contractus consiste en la prerrogativa que se


reconoce a una de las partes de un contrato sinalagmático de no ejecutar su
obligación con la otra parte mientras esta no ejecute la suya. Esta excepción
permite al contratante demandado por incumplimiento de su obligación
suspender el cumplimiento hasta que el demandante cumpla la suya, por lo
que constituye un derecho que tiene la parte a la que se le exige el pago el
negarse a cumplir mientras el otro contratante no cumpla sus obligaciones
correlativas. Esta excepción, llamada también “excepción de inejecución”,
sanciona la regla según la cual en toda relación sinalagmática obligatoria una
parte no puede reclamar de la otra la ejecución de sus obligaciones si no ha
ejecutado u ofrecido ejecutar sus propias obligaciones. SCJ, 1.ª Sala, 8 de
diciembre de 2010, núm. 30, B. J. 1201.

La interdependencia de las obligaciones en el contrato sinalagmático es un


principio general de nuestro derecho positivo, del que se deduce la
posibilidad para el acreedor de una obligación que no ha obtenido su
ejecución de oponer a su deudor la excepción non adimpleti contractus, para
así abstenerse de ejecutar su propia obligación. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de
2008, núm. 2, B. J. 1168, pp. 111-126.

La excepción de inejecución es un medio de defensa admitido en todos los


contratos sinalagmáticos, al cual puede recurrir el contratante a quien se
demanda la ejecución de su obligación si el demandante no ha ejecutado la
suya. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 7, B. J. 1112, pp. 91-106; 10 de
julio de 2002, núm. 6, B. J. 1100, pp. 133-145.
La excepción de inejecución puede ser invocada sin necesidad de puesta en
mora previa ni decisión del juez. Sin embargo, quien invoca la excepción
corre el riesgo de que esta no sea acogida. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003,
núm. 7, B. J. 1112, pp. 91-106.

Los jueces del fondo aprecian soberanamente si la inejecución alegada


justifica la inejecución de quien invoca la excepción. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio
de 2003, núm. 7, B. J. 1112, pp. 91-106.

Las partes pueden descartar la aplicación de la excepción non adimpleti


contractus en su convenio, en virtud del principio de la autonomía de la
voluntad. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 6, B. J. 1100, pp. 133-145.

La excepción de incumplimiento contractual (non adimpleti contractus) solo


puede ser invocada, en principio, sobre el incumplimiento de las
obligaciones principales de los contratos; sin embargo, también puede
invocarse por el incumplimiento de las obligaciones accesorias si dicho
incumplimiento ha causado un daño grave a la parte contraria. SCJ, 1.ª Sala,
3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J. 1223.

El comprador de un apartamento tiene derecho a retener el pago del precio si


el vendedor ha hipotecado el apartamento y realizado construcciones ilegales
en el condominio donde se encuentra, en razón de la reciprocidad de las
obligaciones de los contratantes en los contratos sinalagmáticos. SCJ, 1.ª
Cám., 24 de octubre de 2001, B. J. 1091, pp. 212-222.
Conforme al artículo 1653 del Código Civil, el comprador de un apartamento
tiene derecho a retener el pago del precio si el vendedor, después de vender el
apartamento libre de gravámenes, contrae unilateralmente un préstamo
cuantioso y grava con hipoteca el inmueble vendido. SCJ, Cámaras
Reunidas, núm. 3, B. J. 1119, pp. 15-28.

El comprador de un penthouse tiene derecho a retener el pago del precio de


venta si el vendedor no ha cumplido su obligación de construir y entregar
dicho inmueble en la fecha convenida. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008,
núm. 58, B. J. 1187, pp. 511-519.
El comprador de un inmueble tiene derecho a retener el pago del precio de
venta si el vendedor no ha cumplido con su obligación de desocupar el
inmueble vendido; no está obligado a hacer una oferta real de pago antes de
requerir la entrega. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de 2008, núm. 4, B. J. 1168,
pp. 135-144.

El comprador de un inmueble no tiene derecho a retener el pago del precio de


venta alegando la existencia de una litis sobre derecho registrado sobre el
inmueble vendido si en el contrato se hizo constar esta situación, la cual fue
libremente aceptada por él. SCJ, 1.ª Cám., 21 de noviembre de 2007, núm. 9,
B. J. 1164, pp. 226-235.

El vendedor no está obligado a entregar el inmueble vendido si el comprador


incumple su obligación de pagar la totalidad del precio convenido antes de la
entrega. SCJ, Salas Reunidas, 30 de octubre de 2013, núm. 16, B. J. 1235.
Obligación de medios

La cláusula contractual en la que una parte expresa que “espera que un


número considerable [de sus clientes] se suscribirá” a una revista es una
obligación de medios. Para establecer su incumplimiento, es necesario
demostrar que las pérdidas reclamadas por el demandante son el resultado de
la falta de prudencia y diligencia de la demandada, por no haber hecho todos
los esfuerzos para el éxito económico de la revista. SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio
de 2013, núm. 74, B. J. 1231.

Las obligaciones del médico son de medios (de prudencia y diligencia) y no


de resultados. Corresponde al paciente establecer la responsabilidad del
médico probando que se quebrantaron las reglas que gobiernan la diligencia y
el cuidado debido. La falta del médico no se presume. SCJ, Cámaras
Reunidas, 1 de abril de 2009, núm. 4, B. J. 1181; 11 de febrero de 2009,
núm. 3, B. J. 1179; 1.ª Cám., 11 de agosto de 2004, núm. 4, B. J. 1125, pp.
58-66.

En las obligaciones de medios o de prudencia y diligencia, como son las del


médico, el deudor se compromete a realizar una actividad,
independientemente de la consecución posterior de un concreto y tangible
logro. Corresponde al demandante establecer la responsabilidad del médico
probando que se quebrantaron las reglas que gobiernan la diligencia y el
cuidado debido, esto es, su falta, la cual no se presume. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
febrero de 2014, núm. 77, B. J. 1239

En materia de cirugía estética y en ausencia de convención expresa sobre la


naturaleza o el grado de compromiso de una obligación específica, el cirujano
estético asume obligaciones cuya naturaleza, de medios o de resultado,
depende del carácter aleatorio del resultado pretendido: si el resultado
pretendido por el paciente es aleatorio y el médico con su prudencia y
diligencia no puede garantizarlo, se trata de una obligación de medios; en
cambio, si el médico está en la capacidad o debe estar en la capacidad de
obtener siempre el beneficio perseguido por el paciente, en el orden normal
de las cosas y salvo la intervención de una causa extraña, es preciso
reconocer que se trata de una obligación de resultados. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226.
Obligación de resultado

Existe una obligación determinada o de resultado cuando la ley o el contrato


imponen al deudor el cumplimiento de una prestación consistente en la
obtención de un resultado satisfactorio. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013,
núm. 25, B. J. 1227.

La obligación del contratista de entregar la obra en la fecha acordada es una


obligación de resultado, cuya inejecución implica su responsabilidad civil.
Cuando la obligación es de resultados, el acreedor tiene la carga de probar
únicamente el incumplimiento de la obligación, como hecho material; le
incumbe al deudor probar, para liberarse de su obligación, que, conforme al
artículo 1147 del Código Civil, la inejecución se ha debido a causas extrañas
a su voluntad que no pueden serle imputadas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 57, B. J. 1239.

La obligación de entrega que se deriva de un contrato de remesa es una


obligación de resultado. Incurre en responsabilidad la compañía remesadora
si la caja que ha entregado al destinatario aparece “tirada en la nieve y bajo
lluvia, perforada en diferentes lugares” en la marquesina de la casa donde
debió ser entregada. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2008, núm. 5, B. J. 1172,
pp. 214-223.

Al ofrecer el servicio de parqueo a sus clientes, un establecimiento comercial


asume una obligación de resultado, cuyo incumplimiento se presume cuando
el vehículo dejado bajo su cuidado es objeto de robo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
marzo de 2013, núm. 54, B. J. 1228; 24 de octubre de 2012, núm. 84, B. J.
1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222.

En el contrato de transporte, el transportista está obligado a conducir el


pasajero sano y salvo al lugar de su destino, lo cual es una obligación de
resultado. SCJ, 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 2, B. J. 1089, pp. 40-47.

El agente de viaje es responsable frente a la persona que contrata un paquete


de vacaciones. Esta obligación no es de medios, sino de resultado. El agente
de viajes no se libera de su obligación cuando hace las reservaciones y
entrega el voucher a su cliente. En su calidad de comisionista, la
responsabilidad del agente de viaje queda comprometida por el hecho de su
comisionado o comitente. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 31, B. J.
1182.

La obligación de seguridad es una obligación de resultados. SCJ, Salas


Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

En materia de responsabilidad civil contractual, basta con que se demuestre la


inejecución o la ejecución defectuosa de la obligación por el deudor para
presumir que este ha cometido una falta y así comprometer su
responsabilidad civil, salvo que este pruebe que existe una causa extraña que
no le es imputable. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 57, B. J. 1239;
1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 45, B. J. 1235; 1.ª Cám., 9 de octubre
de 2002, núm. 17, B. J. 1103, pp. 158-163.

En caso de incumplimiento de una obligación de resultado, la carga de la


prueba se desplaza hacia el deudor, quien deberá probar, para exonerarse de
responsabilidad, que el resultado se ha obtenido o que no se ha logrado por el
hecho de un tercero, una fuerza mayor o caso fortuito o el hecho de la
víctima. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 45, B. J. 1235.

La aceptación del riesgo por parte de la víctima no exonera de


responsabilidad al centro educativo que ha propuesto y ha facilitado la
actividad respecto de la cual se produce el siniestro. Aunque la actividad
preparada para el cuerpo estudiantil no presentaba riesgos que pusieran en
peligro la integridad de los participantes en ella, al tratarse de una actividad
desarrollada al aire libre que implicaba el uso de herramientas tales como
escaleras, sogas, arneses, soportes, poleas y demás, resulta forzoso reconocer
que existen obligaciones accesorias a la principal a cargo del centro
educativo, como la obligación de seguridad, que implica, la correcta montura
de los equipos, el mantenimiento de estos, la supervisión permanente de
especialistas durante la ejecución de los ejercicios, el uso de redes de
protección o mallas para aquellos deportes de altura, así como el consiguiente
servicio y equipos médicos de primeros auxilios. Por tanto, al originarse una
eventualidad por un fallo en las medidas de seguridad cuya supervisión y
cumplimiento compete al cuerpo profesoral, especialista en la materia,
seleccionado y facultado por el centro educativo, estas eventualidades
comprometen la responsabilidad civil del centro educativo, aun cuando el
ejercicio de la actividad no se encuentre directamente bajo la dirección y
manejo de la entidad. SCJ, 1.ª Sala, 16 de marzo de 2011, núm. 17, B. J.
1204.
Obligación de seguridad

Aunque en nuestro ordenamiento jurídico no se encuentra establecida de


manera expresa la obligación de seguridad, esta se presenta en todos aquellos
contratos en que el acreedor físicamente queda bajo el control temporal de su
deudor, como sucede en los casos en que una persona entrega su seguridad
física a una persona física o moral con el fin de que esta última ejecute en su
beneficio cierta prestación, por ejemplo, en los contratos de transporte,
alojamiento y distracciones. La obligación de seguridad representa un deber
anexo a la obligación principal del contrato, que se incorpora a él con
identidad propia y en interés de preservar la integridad física y los bienes de
las personas que contratan esos servicios. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012,
núm. 13, B. J. 1216.

La obligación de seguridad es una obligación de resultados. SCJ, Salas


Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

La obligación de seguridad escapa al breve plazo de prescripción establecido


en el artículo 1648 del Código Civil para los vicios ocultos. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

El contrato de hospitalización comprende un deber de vigilancia y seguridad


hacia los pacientes que allí acuden. El centro médico puede comprometer su
responsabilidad si no suministra los medios necesarios para la buena
ejecución del cuidado de estos, por ejemplo: cuando pone a disposición de los
pacientes un personal sin la calificación requerida para la posición que
ocupan, o descuidan las instalaciones del local donde este funciona, o cuando
los miembros del personal auxiliar suministran al paciente medicamentos
distintos a los indicados por el médico, o usan algún material deteriorado, o
cuando el daño causado ha sido el resultado de una mala preparación o
higienización de los aparatos quirúrgicos por parte del personal responsable.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227.

El club social que pone una piscina a disposición de las personas que lo
frecuentan debe garantizar a estas su seguridad e integridad. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de diciembre de 2008, núm. 27, B. J. 1189, pp. 322-329.
No incurre en responsabilidad un hotel, sobre la base del deber de seguridad,
por las lesiones sufridas por un huésped que sufre una caída dentro de la
habitación que ocupa, al levantarse de manera intempestiva de la cama donde
dormía, cuyas condiciones locativas nunca fueron objetadas por el
accidentado. SCJ, 1.ª Sala, 3 de agosto de 2011, núm. 1, B. J. 1209.

En la venta existe una obligación de seguridad autónoma, independiente de la


garantía de vicios ocultos. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3,
B. J. 1232.

La obligación de seguridad pesa sobre los fabricantes y vendedores


profesionales a propósito de las cosas que fabrican y venden a terceros. SCJ,
Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.
Relatividad de los contratos

Conforme al principio de la relatividad de los contratos, establecido en el


artículo 1165 del Código Civil, los contratos solo surten efecto entre las
partes contratantes; no generan obligaciones frente a los terceros. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

No es posible ligar ni obligar a un tercero que acepte un contrato como válido


sin que él lo firme. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 76, B. J. 1216.

Para establecer el alcance de la relatividad de las convenciones con respecto a


los terceros, solo basta distinguir entre los que directamente han participado
de la convención originaria y aquellos que en razón de un acto o hecho
jurídico ulterior han quedado colocados en una situación que afecta sus
intereses. Un tercero en un contrato puede invocar en su beneficio un hecho
jurídico generado por un contrato del cual no ha sido parte, pero que le puede
afectar. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 51, B. J. 1217.

Los cuota litis no solo vinculan y obligan a las partes contratantes, sino
también a los terceros, si a estos les es notificado los términos de ese poder
con la advertencia de que toda negociación o pago que se pretenda hacer al
mandante, sin el debido conocimiento del mandatario, comprometerá la
responsabilidad del tercero. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de agosto de 2006,
núm. 17, B. J. 1149, pp. 125-134; 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 47, B.
J. 1219.

El contrato de venta a consignación de un vehículo de motor entre el


importador y el dealer no es oponible al tercero que compra el vehículo del
dealer, al tenor del artículo 1165 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
febrero de 2003, núm. 10, B. J. 1107, pp. 128-135.

Los derechos que posee el propietario de un fondo de comercio en un local


arrendado son distintos al derecho de propiedad del inmueble donde haya
sido instaurado. Un contrato de venta de punto comercial en el cual el
propietario del inmueble no ha sido parte no le es oponible a este, en virtud
del principio de la relatividad de los contratos, establecido en artículo 1165
del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 210, B. J. 1215.
Incurre en responsabilidad el banco que embarga ejecutivamente los bienes
que pertenecen a una sociedad cuyos socios son sus deudores, sin que dicha
sociedad haya consentido al préstamo, aun cuando el préstamo se haya
concedido para capital de trabajo del negocio de la sociedad. La alusión
hecha al negocio o a la sociedad no la convierte en parte contratante en la
convención, puesto que la base primordial sobre la que se sustenta el contrato
reside en el consentimiento manifestado por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 21 de
junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

La responsabilidad contractual derivada de la obligación de seguridad a cargo


de los fabricantes y de todos los vendedores intervinientes respecto a los
productos defectuosos que ellos vendan es autónoma de la responsabilidad
resultante de los vicios ocultos, así como de la responsabilidad por el hecho
de un tercero. El fundamento de la responsabilidad por los productos
defectuosos descansa en el deber de seguridad en el consumo, que constituye
una obligación propia del fabricante, que se traduce en un deber general de
proteger la salud de los consumidores, su persona y resguardar sus bienes,
según se deriva del texto del artículo 1135 del Código Civil. La obligación de
seguridad no solo se encuentra en la órbita del fabricante, sino que también
tienen obligaciones de seguridad los demás agentes que interactúan en la
cadena de distribución, lo cual constituye una excepción al principio del
efecto relativo de los contratos. SCJ., 1.ª Sala, 28 de septiembre de 2011,
núm. 26, B. J. 1210.

En materia inmobiliaria, los acreedores tienen un interés que justifica su


calidad para la interposición de cualquier proceso contradictorio que se
relacione con un derecho o inmueble registrado o su intervención en este, sin
que esto signifique una violación al principio de la relatividad de los
contratos consagrado en el artículo 1165 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 16
de mayo de 2012, núm. 45, B. J. 1218.

La protección de la Ley 173 de 1966 se limita al círculo de las relaciones que


surgen entre el concedente y concesionario con motivo del contrato de
concesión concertado entre ellos. El solo conocimiento de una convención de
exclusividad, sin más, no puede obligar a los terceros a abstenerse de obtener
los productos concedidos de otros negociantes fuera del círculo de los
contratantes, salvo si estos terceros se hacen cómplices del autor de la
destitución o sustitución del concesionario o de la terminación del contrato de
concesión por acción unilateral y sin justa causa. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre
de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 245-257.

El tercero que, teniendo conocimiento de la existencia de un contrato,


interfiere en su ejecución, contribuyendo a su incumplimiento, compromete
su responsabilidad civil delictual respecto del acreedor de la obligación
inejecutada. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 9, B. J. 1147, pp. 152-
183.

Quien se compromete a pagar la deuda de otro y no la paga es responsable de


los daños y perjuicios que ocasione su impago. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de
2013, núm. 1748 B. J. 1231.
Renovación

Los contratos hechos por escrito se convierten en contratos verbales al


renovarse anualmente. El nuevo contrato verbal contiene las mismas
condiciones y cláusulas del contrato escrito si no hay constancia de que con
la prolongación del contrato se hayan aniquilado o variado las condiciones
originales en que fue pactado. Cuando se opera la prorrogación de un
contrato, las únicas cláusulas que excepcionalmente no pasan al nuevo
contrato son las relativas a las garantías accesorias del contrato original
escrito y a la fuerza ejecutoria que se le confiere a este último si su redacción
se hizo por medio de un acto auténtico. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013,
núm. 2, B. J. 1227.
Resolución

En los contratos sinalagmáticos la condición resolutoria queda implícita para


el supuesto de que una de las partes no cumpla su compromiso. Cuando un
contrato sinalagmático es resuelto por inejecución de una de las partes de sus
obligaciones, las cosas deben ser remitidas al mismo estado como si las
obligaciones nacidas del contrato no hubieran jamás existido. SCJ, 1.ª Cám.,
26 de marzo de 2008, núm. 13, B. J. 1168, pp. 204-213; 24 de marzo de
2004, núm. 10, B. J. 1120, pp. 146-158; 31 de octubre de 2001, núm. 16, B. J.
1091, pp. 238-246.

En el evento de hacerse firme la resolución de una venta, al no realizarse el


último pago pendiente del precio convenido, el tribunal debe ordenar el
reembolso en favor del adquiriente de la parte del precio pagado, aunque esto
no fuera demandado. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 13, B. J.
1168, pp. 204-213; 24 de marzo de 2004, núm. 10, B. J. 1120, pp. 146-158.

En caso de incumplimiento, los tribunales pueden apreciar soberanamente la


procedencia o no de la resolución del contrato si en este no se ha estipulado
una cláusula expresa que ordene la resolución. SCJ, 1.ª Cám., 18 de
diciembre de 2004, núm. 2, B. J. 1129, pp. 70-84.

Cuando la ejecución del contrato es parcial y no contiene ninguna cláusula


expresa de resolución, corresponde a los tribunales, no obstante la
disposición del artículo 1184 del Código Civil, apreciar soberanamente si la
inejecución tiene bastante importancia como para que la resolución sea
pronunciada. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 21, B. J. 1222.

Aunque el contrato sinalagmático no contenga una cláusula resolutoria


expresa, el tribunal puede declarar su resolución si una de las partes ha
incumplido sus obligaciones, conforme al artículo 1184 del Código Civil.
SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 16, B. J. 1091, pp. 238-246.

Cuando un contrato se pacta bajo una condición resolutoria, los jueces deben
limitarse a verificar si la condición resolutoria se ha materializado y no a
examinar otros puntos que forman parte del contrato. SCJ, 3.ª Sala, 8 de
agosto de 2012, núm. 28, B. J. 1221.
La promesa de venta de un inmueble en la zona colonial estipulado bajo la
condición resolutoria de la obtención de un permiso de remodelación en
determinado plazo queda resuelta si no se obtiene dicho permiso. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 27, B. J. 1239.
Término

El hecho de que no se establezca un término para el cumplimiento de una


obligación contractual no puede interpretarse en el sentido de que el deudor
de la obligación puede cumplirla cuando él lo decida unilateralmente. En tal
situación, los tribunales tienen la facultad de apreciar si la obligación pudiese
ejecutarse razonablemente en el momento exigido por el acreedor. SCJ, 1.ª
Cám., 5 de abril de 2006, núm. 7, B. J. 1145, pp. 72-78.

La estipulación contractual de que para el pago del resto del precio de venta
“el vendedor otorgará un plazo de 12 meses mínimo a contar de la fecha” del
contrato no es una condición, sino un término. SCJ, 1.ª Cám., 19 de
noviembre de 2008, núm. 40, B. J. 1188. pp. 359-367.
CONTRATO DE ADHESIÓN

V. contratos.
CONTRATO DE AGENCIA

V. contrato de concesión.
CONTRATO DE ALQUILER

V. alquileres.
CONTRATO DE COMPRAVENTA

V. venta de bienes muebles, contrato de bienes inmuebles.


CONTRATO DE CESIÓN DE CRÉDITO

V. cesión de crédito.
CONTRATO DE COMISIÓN

De acuerdo con las reglas del contrato de comisión, establecidas en el artículo


95 del Código de Comercio, el tercero no tiene derecho de accionar contra el
comitente, sino solo contra el comisionista, siempre y cuando el tercero haya
tratado directamente con el comisionista y no conozca al comitente,
circunstancia en la cual el comisionista ejerce en su totalidad las funciones de
representación, de forma que resulta responsable, bajo su propia cuenta y
riesgo, del despacho, entrega y depósito de las mercancías contratadas. SCJ,
1.ª Cám., 26 de noviembre de 2008, núm. 54, B. J. 1188, pp. 478-486.

El agente de viaje es responsable frente a la persona que contrata un paquete


de vacaciones. Esta obligación no es de medios, sino de resultado. El agente
de viajes no se libera de su obligación cuando hace las reservaciones y
entrega el voucher a su cliente. En su calidad de comisionista, la
responsabilidad del agente de viaje queda comprometida por el hecho de su
comisionado o comitente. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 31, B. J.
1182.
CONTRATO DE CONCESIÓN
Carácter de la Ley 173 de 1966

Las disposiciones de la Ley 173 de 1966, sobre Protección a los Agentes


Importadores de Mercaderías y Productos, son de orden público y de
cumplimiento estricto. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 51, B. J.
1240; 1.ª Cám., 1 de octubre de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 245-257.
Competencia

El contrato suscrito conforme a la Ley 173 de 1966 puede disponer la


prorrogación de la competencia a un tribunal extranjero, puesto que el
artículo 7 de dicha ley establece que las acciones que se ejerzan conforme a
ella estarán regidas por las disposiciones del derecho común en lo que se
refiere a la competencia, al procedimiento y a la prescripción. En ese caso, el
tribunal nacional apoderado podrá declararse incompetente de oficio, de
acuerdo con el artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de
2012, núm. 9, B. J. 1217.
Contrato sin exclusividad

La Ley 173 de 1966 es aplicable también a los contratos de concesión que no


tienen carácter de exclusividad. SCJ, 1.ª Cám., 12 de enero de 2011, núm. 2,
B. J. 1202.

Aunque el propósito fundamental de la Ley 173 de 1966 es evitar una


resolución unilateral, intempestiva e injusta en perjuicio de los agentes y
representantes de casas extranjeras, este propósito no puede obstaculizar el
libre mercado en los casos en que, por la índole de las relaciones
contractuales, el concedente no otorga exclusividad al concesionario en la
importación, venta o distribución de sus productos. En esos casos y salvo que
se pruebe el dolo o mala fe, al concesionario no le asiste el derecho de
reclamar frente al concedente los daños y perjuicios que acuerda dicha ley
por el hecho del concedente establecer relaciones con otro concesionario.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 64, B. J. 1221; 1 de agosto de
2012, núm. 14, B. J. 1221.
Constitucionalidad de la Ley 173 de 1966

El artículo 10 de la Ley 173 de 1966, sobre Agentes Importadores de


Mercaderías y Productos, que dispone que los agentes o distribuidores
concesionarios deben registrar con carácter obligatorio los datos de las
empresas extranjeras en cuyo nombre actúan como representantes dentro del
territorio nacional, así como el plazo en el cual ha de realizarse dicho
registro, es conforme a la Constitución y no vulnera su derecho fundamental
a la tutela judicial efectiva. TC/0085/13, 4 de junio de 2013.
Demanda en referimiento contra el tercero que distribuye mercancías
bajo licencia

El concesionario exclusivo de un producto en la República Dominicana


puede demandar en referimiento para suspender la venta de ese producto en
el país por un tercero, puesto que dicha venta constituye una turbación
manifiestamente ilícita, aunque el tercero discuta la validez del contrato que
otorgó al concesionario sus derechos. SCJ, 1.ª Sala, 28 de octubre de 2009,
núm. 44, B. J. 1187.
Efectos respecto de los terceros

La protección de la Ley 173 de 1966 se limita al círculo de las relaciones que


surgen entre el concedente y concesionario con motivo del contrato de
concesión concertado entre ellos. El solo conocimiento de una convención de
exclusividad, sin más, no puede obligar a los terceros a abstenerse de obtener
los productos concedidos de otros negociantes fuera del círculo de los
contratantes, salvo si estos terceros se hacen cómplices del autor de la
destitución o sustitución del concesionario o de la terminación del contrato de
concesión por acción unilateral y sin justa causa SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre
de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 245-257.
Fase de conciliación

El hecho de que la Ley 173 de 1966 establezca una fase de registro del
contrato ante el Banco Central, así como una conciliación ante la Cámara de
Comercio y Producción correspondiente, antes de la demanda en sede
judicial, en nada viola la tutela judicial ni la consecuente prerrogativa de
acceso a la justicia de que son acreedoras las personas, ya que ese trámite no
impide el ejercicio del derecho de acción en los tribunales ordinarios, una vez
se cumplan las condiciones requeridas legalmente. TC/0085/13 del 4 de junio
de 2013.
Indemnización

Para que se pueda aplicar la indemnización que establece el artículo 3 la Ley


173 del 1966, el concedente debe haber rescindido unilateralmente el
contrato, independientemente de que este sea exclusivo o no. SCJ, 1.ª Sala,
22 de agosto de 2012, núm. 64, B. J. 1221.
Medidas conservatorias

Un contrato de representación realizado en virtud de la Ley 173 de 1966 no


cumple con los requisitos de certeza, liquidez y exigibilidad que debe tener
un título bajo firma privada para la interposición de un embargo retentivo,
puesto que en el contrato de representación de que se trata no existe un
reconocimiento expreso de la parte recurrida de cumplir con determinada
obligación que ya esté evaluada en una suma de dinero y en la que se
encuentre en mora la supuesta deudora. La Ley 173 de 1966 no le da
derechos generales a ningún concesionario para trabar medidas
conservatorias más allá de las que permiten las reglas procesales vigentes.
SCJ, 1.ª Cám., 27 de septiembre de 2006, núm. 14, B. J. 1150, pp. 306-315.
Nulidades

Determinar si una irregularidad de un acto de procedimiento en materia de la


Ley 173 de 1966 es de forma o de fondo es un asunto que atañe al derecho
común. SCJ, 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J. 1092, pp. 86-
94.

La nulidad prevista en el párrafo II del artículo 7 de la Ley 173 es de forma y


no de fondo; por tanto, está sujeta al régimen de los artículos 35 a 38 de la
Ley 834 de 1978, que consagran que ningún acto de procedimiento puede ser
declarado nulo por vicio de forma si la nulidad no está expresamente prevista
por la ley y si el adversario que la invoca no prueba el agravio que le causa la
irregularidad. SCJ, 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J. 1092,
pp. 86-94.
Propósito de la Ley 173

El propósito de la Ley 173 de 1966 consiste en proveer protección a las


personas físicas o morales que se dediquen a promover y gestionar en la
República Dominicana la importación, distribución, venta, alquiler o
cualquier otra forma de explotación de mercaderías o productos, importados
o fabricados en el país, actuando como agentes de sus fabricantes o bajo
cualquier otra denominación. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 51, B.
J. 1240.
Registro del contrato de concesión

El contrato de concesión que no ha sido debidamente registrado en el Banco


Central no se rige por las disposiciones de la Ley 173 de 1966, sino por el
derecho común. La falta de registro constituye un medio de inadmisión que
puede ser suplido de oficio por el tribunal. SCJ, Cámaras Reunidas, 9 de
abril de 2003, núm. 7, B. J. 1109, pp. 62-72.
Resolución del contrato

Aunque el propósito de la Ley 173 de 1966 consiste en proteger a los


concesionarios contra la resolución unilateral de los concedentes, dicha
protección está supeditada a que la resolución unilateral sea injusta, según lo
dispone el artículo 2 de la ley. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 51,
B. J. 1240.
Suspensión de envío de mercancías

La suspensión de envío de mercancías por parte de la concedente a la


concesionaria no implica la disolución o rescisión del contrato. Puede
constituir una medida adoptada por la concedente frente a la falta de pago de
concesionario. SCJ, 1.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 64, B. J. 1221.
CONTRATO DE CORRETAJE
V. corretaje.
CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN

V. construcción.
CONTRATO DE CUENTA CORRIENTE COMERCIAL

V. banco.
CONTRATO DE CUOTA LITIS

V. cuota litis.
CONTRATO DE DEPÓSITO

V. depósito.
CONTRATO DE DISTRIBUCIÓN

V. contrato de concesión.
CONTRATO DE DONACIÓN

V. donación.
CONTRATO DE EMPRESA

En un contrato de empresa, no resulta responsable la persona que contrata los


servicios de otra compañía por los hechos de los empleados de esta, en vista
de que no existe una relación de subordinación entre el empleado del
contratista y la persona que contrata, conforme al artículo 1797 del Código
Civil, que dispone que el contratista es responsable de todo lo que provenga
de las personas empleadas por él. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
164, B. J. 1230.

Sin embargo, la persona que contrata los servicios del contratista no está
exento de responsabilidad si la empresa fue contratada para ejecutar
obligaciones asumidas por la persona contratante frente al tercero que resultó
perjudicado —en la especie, una empresa distribuidora de electricidad frente
a su cliente—, ya que su responsabilidad se deriva de la ejecución defectuosa
de un contrato, independientemente de la responsabilidad cuasidelictual en
que pudo incurrir el contratista. Cuando la deudora de la obligación principal
involucra a un tercero para el cumplimiento de sus obligaciones, esta es
responsable frente a su acreedor por los daños ocasionados por la inejecución
o ejecución defectuosa de dichas obligaciones por parte del tercero. Para que
la responsabilidad de la deudora de la obligación se vea comprometida, basta
la comprobación de que el autor del daño era su auxiliar en la ejecución de la
obligación contraída y que la persona que ha cometido la falta que ha causado
el daño se encontraba actuando en el ejercicio de la función encomendada.
SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 164, B. J. 1230.
CONTRATO DE ESTACIONAMIENTO (PARQUEO)

El contrato de estacionamiento es aquel por el cual una persona titular o


tenedor de un vehículo deja la guarda y custodia de este a otra persona, la
cual cede un espacio en un local del que es titular o usufructuario para el
estacionamiento de dicho vehículo. El contrato de estacionamiento no se
encuentra regulado por nuestro ordenamiento jurídico de forma expresa. SCJ,
1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 50, B. J. 1227.

El contrato de estacionamiento tiene las características del contrato de


depósito, por transferir el titular o tenedor del vehículo la guarda de este al
dueño o usufructuario del estacionamiento, quien tiene una obligación de
guardia y custodia hasta que el vehículo es retirado del estacionamiento. Le
resulta aplicable, por analogía, las disposiciones del contrato de depósito
establecidas en el artículo 1938 del Código Civil, en el sentido de que el
titular o usufructuario del estacionamiento no puede exigir a quien estacionó
el vehículo la prueba de la propiedad del vehículo situado en su local, salvo si
pierde el tique de estacionamiento o si descubre que el vehículo ha sido
robado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 50, B. J. 1227.

El servicio de estacionamiento gratuito que proporciona un hotel a sus


huéspedes es una prestación accesoria que genera en el hotel la obligación de
custodia y guarda del vehículo, SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 61,
B. J. 1214.

Cuando un establecimiento comercial ofrece áreas de parqueo para los


vehículos de sus clientes no lo hace de manera gratuita, sino por la
expectativa del consumo que realizarán los clientes. Dicho servicio carecería
de eficacia si no implicara la obligación de garantizar el disfrute pacífico del
parqueo, manteniendo las condiciones de seguridad y vigilancia que impidan
su perturbación. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J.
1222.

Compromete su responsabilidad civil el establecimiento comercial en cuyo


parqueo ocurre el robo del vehículo de su cliente. Al ofrecer el servicio de
parqueo al cliente, el establecimiento comercial asume una obligación de
resultado, cuyo incumplimiento se presume cuando el vehículo dejado bajo
su cuidado es objeto de robo. El establecimiento comercial solo podrá
liberarse de su responsabilidad de seguridad y vigilancia si demuestra la
existencia de una causa ajena a su voluntad que le haya imposibilitado
cumplir dicha obligación, como, por ejemplo, la fuerza mayor o el caso
fortuito. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 54, B. J. 1228; 24 de
octubre de 2012, núm. 84, B. J. 1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B.
J. 1222.

La responsabilidad civil el establecimiento comercial en cuyo parqueo ocurre


el robo del vehículo de su cliente es una responsabilidad contractual que se
deriva de la obligación de vigilancia y seguridad que asumen los
establecimientos comerciales respecto a los vehículos que le son confiados
dentro de sus estacionamientos. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 54,
B. J. 1228.
CONTRATO DE ESTUDIOS SUPERIORES
V. universidades.
CONTRATO DE HOSPEDAJE

V. hoteles.
CONTRATO DE IGUALA

V. iguala.
CONTRATO DE LOCACIÓN

V. alquileres.
CONTRATO DE MANDATO

V. abogados, mandato, cuota litis.


CONTRATO DE PRENDA
V. prenda.
CONTRATO DE PRÉSTAMO

V. préstamo.
CONTRATO DE REMESA

V. remesas.
CONTRATO DE SEGURO

V. seguros.
CONTRATO DE SERVICIOS FÚNEBRES

V. funeraria.
CONTRATO DE SERVICIOS TELEFÓNICOS
Concepto

El contrato de servicio de telefonía móvil es un contrato de adhesión que, por


ser sinalagmático, genera obligaciones y derechos, tanto para el usuario,
como para la prestadora. La prestadora del servicio se obliga, respecto del
usuario, a suministrar el acceso continuo e ininterrumpido a las redes
telefónicas, proveer las informaciones concernientes al servicio prestado,
realizar una facturación ajustada a las tarifas de los servicios contratados, así
como cumplir con las demás obligaciones puestas a su cargo por la ley y el
Estado, a través de los organismos reguladores. El usuario se obliga a pagar,
dentro de los plazos establecidos por la prestadora, el servicio suministrado y
consumido, conforme a las tarifas establecidas en su contrato. SCJ, Salas
Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 6, B. J. 1232.
Derecho del usuario de no pagar servicio mientras se tramita
reclamación

Conforme al artículo 12.2 del Reglamento para las Telecomunicaciones, si la


reclamación se origina en la disconformidad del usuario con la facturación, la
prestadora no podrá, mientras se tramita la reclamación, exigir el pago de lo
reclamado o poner término al contrato por el impago. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
febrero de 2013, núm. 20, B. J. 1227.
Naturaleza del contrato de concesión de servicios telefónicos

La concesión de servicios telefónicos es un contrato administrativo de


utilidad pública e interés general, sujeto a la vigilancia y tutela del Estado, y
con efectos erga omnes. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2001, núm. 4, B. J.
1084, pp. 34-43.
Referimiento

Cuando la proveedora de servicio telefónico suspende dicho servicio,


justificándose en el alegado incumplimiento de la obligación de pago
asumida por el usuario, no procede que el usuario apodere al juez de los
referimientos para que lo restaure. Dicha suspensión no puede constituir una
turbación manifiestamente ilícita, sin importar la real situación crediticia del
cliente, puesto que esta actuación se enmarca dentro de las prerrogativas
contractuales que vinculan a las partes y, además, porque la comprobación de
su exactitud constituye un aspecto de fondo que escapa a los poderes del juez
de los referimientos. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 8, B. J. 1235.
Responsabilidad civil

Incurre en responsabilidad la compañía telefónica que a los seis meses de


suscrito el contrato de servicio aún no ha instalado la línea telefónica al
usuario. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 8, B. J. 1144, pp. 110-116.

Incurre en responsabilidad la compañía telefónica que, a pesar del error


reiterado de no facturar por un año conforme a la tarifa establecida en el
contrato, corta el servicio a su cliente cuando este, luego de meses de insistir
en que se corrija el error, suspende el pago del servicio. SCJ, Salas Reunidas,
17 de julio de 2013, núm. 6, B. J. 1232.

La empresa de teléfono que, ante el reclamo en trámite del usuario, exige el


pago de la factura telefónica, procede al corte o desconexión del servicio
telefónico y asigna el número telefónico a otra persona, comete un acto de
ligereza censurable que se traduce en mala fe, la cual, en aplicación del
artículo 1150 del Código Civil, permite indemnizar por una falta contractual
con los daños morales ocasionados, no obstante la existencia de una cláusula
limitativa de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 20,
B. J. 1227.

No es irracional ni desproporcionado una indemnización de 400,000 pesos


por los daños ocasionados por la pérdida del porte de un número telefónico
asignado mediante contrato. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 20,
B. J. 1227.
CONTRATO DE SOCIEDAD

V. sociedades comerciales.
CONTRATO DE TRANSACCIÓN

V. transacción.
CONTRATO DE TRANSPORTE AÉREO

V. transporte aéreo.
CONTRATO DE TRANSPORTE MARÍTIMO

V. transporte marítimo.
CONTRATO DE TRANSPORTE TERRESTRE

V. transporte terrestre.
CONTRATO DE VENTA

V. venta.
CONTRATO DE VENTA A CONSIGNACIÓN

V. vehículos de motor.
CONTRATO DE VENTA CONDICIONAL DE MUEBLES

V. venta condicional de muebles.


CONTRATO DE VENTA CONDICIONAL DE INMUEBLES

V. venta condicional de inmuebles.


CONTREDIT

V. impugnación (le contredit).


CONVENCIÓN

V. también contrato.

El artículo 1108 del Código Civil señala las cuatro condiciones esenciales
para la validez de las convenciones: 1) el consentimiento de la parte que se
obliga, 2) su capacidad para contratar, 3) un objeto cierto que forme la
materia del compromiso y 4) una causa lícita en la obligación. Estas
condiciones constituyen los elementos mínimos indispensables establecidos
por la ley con la finalidad de que la contratación produzca, respecto de los
contratantes, los efectos jurídicos que le son propios. SCJ, Salas Reunidas, 15
de agosto de 2012, núm. 3, B. J. 1221.

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano para interpretar las
convenciones, siempre que no las desnaturalicen. SCJ, 3.ª Cám., 14 de
septiembre de 2005, núm. 9, B. J. 1138, pp. 1372.

La interpretación de las convenciones es del completo dominio de los jueces


del fondo, quienes pueden apreciar soberanamente los hechos y las
circunstancias del caso sin que esta apreciación pueda ser censurada en
casación. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 44, B. J. 1218; 3.ª Sala,
11 de abril de 2012, núm. 15, B. J. 1217; 3.ª Cám., 23 de julio de 2008, núm.
24, B. J. 1170, pp. 869-880.

Los jueces del hecho interpretan soberanamente las convenciones que les
sean sometidas, reservándose solo la Suprema Corte de Justicia, en funciones
de corte de casación, el poder de control cuando una cláusula clara y precisa
es desnaturalizada. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de mayo de 2009, núm. 2, B. J.
1182; 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 44, B. J. 1218.

No corresponde a los tribunales modificar las convenciones de las partes


contratantes por más equitativa que considere su intervención jurisdiccional.
SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 3, B. J. 1187.

Para establecer el alcance de la relatividad de las convenciones con respecto a


los terceros, solo basta distinguir entre los que directamente han participado
de la convención originaria y aquellos que en razón de un acto o hecho
jurídico ulterior han quedado colocados en una situación que afecta sus
intereses. Un tercero en un contrato puede invocar en su beneficio un hecho
jurídico generado por un contrato del cual no ha sido parte, pero que le puede
afectar. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 51, B. J. 1217.

El plazo de prescripción de cinco años establecido en el artículo 1304 del


Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad o de rescisión de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, Salas Reunidas,
1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230; 1.ª Cám., 27 de octubre de 2004,
núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160; SCJ, 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm.
25, B. J. 1238; 4 de septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234 24 de julio
de 2013, núm. 61, B. J. 1232.
CONVENCIONES MATRIMONIALES

V. regímenes matrimoniales.
COPROPIEDAD

V. también comunidad legal de bienes, condominio, deslinde.

La copropiedad se produce cuando dos o más personas son propietarias de un


inmueble, compartiendo su propiedad de forma indivisa y en cuota partes.
SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 45, B. J. 1234.

Un copropietario de un inmueble puede vender válidamente sus derechos de


propiedad sobre este sin el concurso de los demás copropietarios. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 17, B. J. 1155, pp. 205-211.

De acuerdo con el artículo 47, párrafo I, de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, no procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una constancia anotada, sino que se delimiten los
respectivos derechos de las partes mediante el procedimiento correspondiente
de deslinde. SCJ, 3.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 40, B. J. 1207.

Si se comprueba que un copropietario se ha introducido en los terrenos de


otro copropietario, este puede solicitar el desalojo del primero, pese a lo que
establece el artículo 47, párrafo I, de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,
puesto que su posesión se encuentra amparada en una carta constancia
anotada en un certificado de título y tiene, en consecuencia, como lo
establece la misma ley, los mismos derechos que se derivan de un certificado
de título. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 2, B. J. 1205.

La disposición del párrafo I del artículo 47 de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, que prohíbe el desalojo de un copropietario por otro, no impide
que se ordene el desalojo si se demuestra que el copropietario ocupa una
porción con una extensión mayor de la que tiene registrada en su constancia
anotada o si se demuestra que ocupa una porción distinta a la descrita en el
acto por el cual adquirió sus derechos en la parcela. SCJ, 3.ª Sala, 30 de
enero de 2013, núm. 39, B. J. 1226.

La copropiedad puede resultar de un acto declarativo por el cual la persona


registrada como propietaria reconoce que la parcela en cuestión es en
copropiedad con otra persona. SCJ, 3.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
28, B. J. 1236.
CORPORACIÓN DEL ACUEDUCTO Y ALCANTARILLADO DE
SANTO DOMINGO

Los bienes de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo


Domingo (CAASD) son inembargables. La CAASD es una institución que
brinda un servicio público y, por tanto, no puede sufrir las consecuencias de
un embargo retentivo, ya que esto podría ocasionar el entorpecimiento del
servicio público de que se trata, el cual es de vital importancia para el bien
común. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 58, B. J. 1219.
CORRETAJE

El dueño del inmueble que contrata un corredor para su venta debe pagar a
este la comisión convenida aunque la venta se efectúe por intermedio de un
tercero, no conocido por el dueño, pero contratado por el corredor para
asistirlo en su gestión de ventas, máxime si en el contrato de corretaje no se
le prohibió al corredor contratar otras personas para la gestión. SCJ, 1.ª Sala,
23 de marzo de 2011, núm. 30, B. J. 1204.
CORTE DE APELACIÓN

V. apelación.
COSA INANIMADA

V. responsabilidad civil por el hecho de las cosas inanimadas.


COSA JUZGADA

V. autoridad de la cosa juzgada.


COSTAS

V. también abogados, cuota litis, honorarios, mandato.


Carácter de orden privado

La condenación en costas es un asunto de interés privado; solo puede


ordenarse a pedimento de una parte. SCJ, 1.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm.
22, B. J. 1221; 1.ª Cám., 16 de mayo de 2007, núm. 8, B. J. 1158, pp. 140-
144; 3.ª Sala, 25 de octubre de 2013, núm. 46, B. J. 1235; 3.ª Cám., 2 de
octubre de 2002, núm. 5, B. J. 1103, pp. 828.
Concepto

Según el artículo 130 del Código de Procedimiento Civil, toda parte que
sucumbe en justicia debe ser condenada al pago de las costas del
procedimiento. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 4, B. J. 1156, pp.
166-177.

La condenación a las costas procede contra la parte que sucumbe, no contra


su abogado. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 26, B. J. 1223.
Contenido de la solicitud al tribunal

La solicitud de aprobación de un estado de costas y honorarios ante un


tribunal solo debe contener las costas causadas en el proceso de que se trata,
no las causadas ante otros tribunales. SCJ, 1.ª Cám., 25 de enero de 2006,
núm. 18, B. J. 1142, pp. 165-176.
Compensación

Cuando dos partes sucumben respectivamente en algunos puntos de sus


pretensiones, los jueces del fondo están investidos de un poder discrecional
para compensar o poner las costas o parte de ellas a cargo de uno de los
litigantes sin tener que justificar el ejercicio de ese poder. SCJ, Salas
Reunidas, 25 de mayo de 2011, núm. 8, B. J. 1206; 1.ª Sala, 27 de marzo de
2013, núm. 139, B. J. 1228; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222;
16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218; 11 de enero de 2012, núm. 11, B. J.
1214; 2 de abril de 2008, núm. 8, B. J. 1169, pp. 121-125; 5 de marzo de
2008, núm. 2. B. J. 1168, pp. 111-126; 10 de enero de 2007, núm. 11, B. J.
1154, pp. 165-184.

No es lo mismo compensar las costas que ponerlas a cargo de la masa a


partir. SCJ, 1.ª Sala, 31 de agosto de 2011, núm. 41, B. J. 1209.

Las costas solo pueden ser compensadas en los casos limitativamente


señalados por la ley. SCJ, 1.ª Cám., 28 de octubre de 2009, núm. 55, B. J.
1187; 2 de julio de 2003, núm. 16, B. J. 1112, pp. 154-159.

Si la parte gananciosa solicita la compensación de las costas en vez de la


condenación de la parte perdidosa, se impone ordenar la compensación, ya
que se trata de una cuestión de orden privado. SCJ, 1.ª Cám., 17 de mayo de
2006, núm. 10, B. J. 1145, pp. 153-160.

Según el artículo 65.3 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, procede la


compensación de las costas en casación cuando la casación se debe a una
violación de las reglas procesales cuyo cumplimiento esté a cargo de los
jueces. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 18, B. J. 1179.

El apelante no puede ser condenado en costas en apelación si estas fueron


compensadas en primera instancia. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm.
131, B. J. 1216.
Distracción

La distracción de las costas solo procede cuando la parte que ha obtenido


ganancia de causa así lo ha solicitado. La distracción no puede ser impuesta
de oficio por el tribunal, ya que constituye un asunto de puro interés privado
entre las partes. SCJ, 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 17, B. J. 1187; 14
de marzo de 2007, núm. 8, B. J. 1156, pp. 199-204; 3.ª Cám., 2 de octubre de
2002, núm. 5, B. J. 1103, pp. 823-828.

Las costas pertenecen al abogado actuante aunque el tribunal no haya


ordenado su distracción en favor de este, en aplicación del párrafo II del
artículo 14 de la Ley 302 de 1964 sobre Honorarios de Abogados. SCJ, 3.ª
Cám., 15 de agosto de 2001, núm. 11, B. J. 1089, pp. 756-766.

Para que el tribunal ordene la distracción de las costas en provecho del


abogado de la parte gananciosa, basta con que esta afirme haberlas avanzado,
sin necesidad de especificar que lo hizo en su mayor parte o en su totalidad.
SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 40, B. J. 1184.

Los jueces están investidos de un poder discrecional para compensar o poner


las costas a cargo de una de las partes sin tener que justificar dicho poder y
sin incurrir con esto en violación a la ley. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de 2008,
núm. 2, B. J. 1168, pp. 111-126; 10 de enero de 2007, núm. 11, B. J. 1152,
pp. 165-188; 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 67, B. J. 1232.
Exclusividad de los abogados

Solo los abogados, como entes físicos, tienen la facultad exclusiva de ejercer
la abogacía y, por tanto, solo ellos tienen derecho a reclamar y percibir la
liquidación y pago de los honorarios provenientes de su actividad profesional
conforme a la Ley 302 de 1964. SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1, B.
J. 1205.

Una sociedad puede comprometerse válidamente a prestar servicios técnicos


y legales, incluidos asesoramiento jurídico y asistencia judicial por ante los
tribunales. Sin embargo, esa asesoría y asistencia judicial deben ser
materializadas mediante la intervención personal de abogados y solo estos
podrán devengar los honorarios profesionales que sean liquidados u
homologados al tenor de la Ley 302 de 1964. La sociedad deberá perseguir el
cobro de los servicios prestados por la vía ordinaria de derecho común. SCJ,
1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1, B. J. 1205.
Impugnación del auto que aprueba un estado de costas

El plazo de diez días previsto en el artículo 11 de la Ley 302 de 1964 para


recurrir en impugnación el auto que aprueba un estado de costas y honorarios
es franco y se aumenta en razón de la distancia, conforme al artículo 1033 del
Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 25 de enero de 2006, núm.
18, B. J. 1142, pp. 165-176.

El juez apoderado de la impugnación de un estado de costas y honorarios


debe motivar adecuadamente su decisión y no limitarse a expresar que
“entiende que no existen razones jurídicas para hacer variar el estado de
gastos y honorarios objeto de la presente impugnación”. SCJ, 1.ª Cám., 15 de
febrero de 2006, núm. 19, B. J. 1144, pp. 162-166.

La ordenanza que aprueba un estado de costas no puede ser recurrida


conforme al derecho común, sino según el procedimiento establecido en el
artículo 11, reformado, de la Ley 302 de 1964. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de
2002, núm. 12, B. J. 1085, pp. 102-108.

La impugnación de un estado de costas aprobado por el tribunal de primera


instancia debe hacerse ante el pleno de la corte de apelación correspondiente,
no ante el juez presidente de esta. SCJ, 1.ª Cám., 10 de agosto de 2005, núm.
22, B. J. 1137, pp. 261-270.

La impugnación de un estado de costas aprobado por el presidente de una


corte de apelación debe hacerse ante el pleno de la misma corte, no ante la
Suprema Corte de Justicia. SCJ, Cámaras Reunidas, 2 de julio de 2003, núm.
1, B. J. 1112, pp. 3-9; 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 38, B. J. 1232.

Cuando el estado de costas aprobado por el presidente de una corte de


apelación es recurrido ante el pleno de la misma corte, el presidente de la
corte puede válidamente conocer de la impugnación con los demás jueces del
pleno. SCJ, 1.ª Cám., 25 de enero de 2006, núm. 18, B. J. 1142, pp. 165-176.

Según el artículo 11 de la Ley 302 de 1964, quien impugne un estado de


costas debe especificar las partidas a las que se opone y las razones para ello,
indicando cuáles partidas deben reducirse o suprimirse, a pena de nulidad.
SCJ, 1.ª Cám., 9 de agosto de 2006, núm. 14, B. J. 1149, pp. 259-262.

La nulidad prescrita por el artículo 11 de la Ley 302 de 1964 es una nulidad


de forma y, por tanto, quien la invoca debe probar el agravio que le causa.
SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio de 2008, núm. 3, B. J. 1168, pp. 221-229.

Las decisiones que intervienen sobre la impugnación de estados de costas no


son susceptibles de ser recurridas en casación. SCJ, Salas Reunidas, 9 de
enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226; 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 31, B.
J. 1238; 20 de febrero de 2013, números 30 y 33, B. J. 1227; 19 de diciembre
de 2012, núm. 8, B. J. 1225; 8 de agosto de 2012, núm. 33, B. J. 1221; 30 de
mayo de 2012, núm. 87, B. J. 1218; 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 30,
B. J. 1231. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1.
B. J. 1205; 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 11, B. J. 1144, pp. 129-135; 5
de noviembre de 2003, núm. 5, B. J. 1116, pp. 69-76; 3 de octubre de 2001,
núm. 2, B. J. 1091, pp. 146-151 (v. párrafo siguiente).

Es recurrible en casación la decisión de la Corte que aprueba un estado de


costas y honorarios, no obstante disponer el artículo 11 de la Ley 302 de 1964
que dicha decisión “no será susceptible de ningún recurso ordinario ni
extraordinario”. El recurso de casación está siempre abierto por causa de
violación a la ley contra toda decisión judicial rendida en última o única
instancia, no solo en virtud del artículo 67, inciso 2, de la Constitución, sino
también porque con el ejercicio del recurso se alcanza fines tan sustanciales
como el control jurídico de la vida del Estado, mediante la conservación del
respeto a la ley, la permanencia de la unidad de la jurisprudencia, así como
una garantía fundamental para el justiciable. SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de
2011, núm. 1. B. J. 1205; 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 11, B. J. 1144,
pp. 129-135; 5 de noviembre de 2003, núm. 5, B. J. 1116, pp. 69-76; 3 de
octubre de 2001, núm. 2, B. J. 1091, pp. 146-151.
Instancia en apelación

En materia inmobiliaria, aunque ambas partes hayan sucumbido en primer


grado y las costas compensadas en esa instancia, la etapa de la apelación
constituye una instancia nueva en la que la parte que no resulte gananciosa
puede ser condenada en costas, conforme al artículo 66 de la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario, a condición siempre de que la contraparte lo haya
solicitado. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 4, B. J. 1239.
Litis sobre derechos registrados

Procede la condenación en costas en materia de litis sobre de derechos


registrados, conforme al artículo 66 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 24, B. J. 1221.
Monto

A las personas no ligadas por contratos sobre honorarios profesionales que


sean condenados al pago de las costas, solo se les podrá exigir los honorarios
mínimos que fija la Ley 302 de 1964. SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm.
1, B. J. 1205.
Motivación de la sentencia sobre las costas

Tanto la condenación al pago de las costas procesales de una parte que ha


sucumbido en la litis, como la negativa del juez a compensarlas, no tienen
necesidad de ser motivadas especialmente, ya que, en el primer caso se trata
de un mandato de la ley y, en el segundo, de una facultad que el juez puede o
no ejercer sin incurrir en violación de los derechos protegidos por la ley. SCJ,
Salas Reunidas, 25 de mayo de 2011, núm. 8, B. J. 1206; 1.ª Sala, 27 de
marzo de 2013, núm. 139, B. J. 1228; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B.
J. 1222; 16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218; 11 de enero de 2012, núm.
11, B. J. 1214; 2 de abril de 2008, núm. 8, B. J. 1169, pp. 121-125; 10 de
enero de 2007, núm. 11, B. J. 1154, pp. 165-184; 25 de octubre de 2006,
núm. 7, B. J. 1151; pp. 171-176. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 28 de
octubre de 2009, núm. 55, B. J. 1187.
Notificación de las liquidaciones

El artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, que exige la notificación


de las sentencias en defecto y reputadas contradictorias dentro de los seis
meses de haberse obtenido, so pena de reputarse como no pronunciada, no es
aplicable a las notificaciones de las liquidaciones de estado de gastos y
honorarios. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 13, B. J. 1106, pp. 101-
108.
Partición

Aunque en todo procedimiento de partición las costas deben ser puestas a


cargo de la masa a partir, cuando uno de los herederos apela y sucumbe en la
apelación, este debe ser condenado al pago de ellas, en virtud del precepto
legal de que toda parte que sucumbe en justicia debe ser condenada al pago
de las costas del procedimiento. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 4,
B. J. 1156, pp. 166-177.
Poder discrecional de los jueces

Los jueces del fondo tienen la facultad de declarar cuál es la parte que
sucumbe en una litis o en parte de ella, siempre que no incurran en
desnaturalización. SCJ, Salas Reunidas, 25 de mayo de 2011, núm. 8, B. J.
1206; 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 139, B. J. 1228; 19 de septiembre
de 2012, núm. 43, B. J. 1222; 16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218; 11 de
enero de 2012, núm. 11, B. J. 1214; 3 de marzo de 2010, núm. 8, B. J. 1192;
2 de abril de 2008, núm. 8, B. J. 1169, pp. 121-125; 5 de marzo de 2008,
núm. 2, B. J. 1168, pp. 111-126; 10 de enero de 2007, núm. 11, B. J. 1154,
pp. 165-184.

Los jueces están investidos de un poder discrecional para compensar o poner


las costas a cargo de una de las partes sin tener que justificar dicho poder, sin
incurrir con esto en violación a la ley. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013,
núm. 67, B. J. 1232; 1.ª Cám., 5 de marzo de 2008, núm. 2, B. J. 1168, pp.
111-126; 10 de enero de 2007, núm. 11, B. J. 1152, pp. 165-188.
CORTE DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

V. jurisdicción de niños, niños y adolescentes; menores.


CUASICONTRATO

V. enriquecimiento sin causa.


CUASIDELITO

V. también responsabilidad civil, responsabilidad civil extracontractual.

El plazo de prescripción para los cuasidelitos es de seis meses; no es franco.


SCJ, 1.ª· Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.
CUESTIÓN PREJUDICIAL

V. sobreseimiento.
CULPA

V. falta.
CUOTA LITIS

V. también abogados, costas, honorarios, mandato.


Cláusula penal

Son válidas las cláusulas penales establecidas en un contrato de cuota litis


que disponen que, en caso de rescisión unilateral del contrato por el cliente, el
abogado tendrá derecho a un porcentaje del monto a cobrar. SCJ, 1.ª Sala, 22
de junio de 2011, núm. 24, B. J. 1207.
Concepto

El contrato de cuota litis es un acuerdo suscrito entre una persona que tiene el
deseo o la necesidad de ser representada en justicia y un abogado litigante,
mediante el cual el segundo acepta asumir la representación y defensa en
justicia del primero, quien, a su vez, se obliga a remunerar los servicios que
ha contratado, originándose entre ellos un mandato asalariado en que el
cliente es el mandante y el abogado es el mandatario. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
febrero de 2010, núm. 23, B. J. 1191.
Deudor de la cuota litis
Las cuota litis deben cobrarse al cliente y no a la parte perdidosa. SCJ, 1.ª
Cám., 23 de agosto de 2006, núm. 15, B. J. 1149, pp. 263-270.
Diferencias con el estado de costas

Hay que distinguir entre el concepto de estado de gastos y honorarios


producto de las actuaciones procesales del abogado, cuyo pago está a cargo
de la parte que sucumbe y sujeto a la aprobación del juez y a la tarifa
contenida en la Ley 302 de 1964, y el contrato de cuota litis propiamente
dicho, convenido entre el abogado y su cliente, según el cual el primero
asume la representación y defensa en justicia del segundo y este se obliga a
remunerar ese servicio, originándose entre ellos un mandato asalariado,
donde el cliente es el mandante y el abogado el mandatario. SCJ, 1.ª Cám., 20
de febrero de 2008, núm. 13, B. J. 1167, pp. 207-214.
Efecto de la cuota litis respecto de los terceros

Las cuota litis no solo vinculan y obligan a las partes contratantes, sino
también a los terceros, si a estos les son notificados los términos de ese poder
con la advertencia de que toda negociación o pago que se pretenda hacer al
mandante, sin el debido conocimiento del mandatario, comprometerá la
responsabilidad del tercero. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de agosto de 2006,
núm. 17, B. J. 1149, pp. 125-134; 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 37, B. J.
1220; 20 de junio de 2012, núm. 47, B. J. 1219.

Una cuota litis revocada no puede servir de base para que el abogado
apoderado entable una demanda en responsabilidad civil contra el tercero que
se ha transado a sus espaldas con el exmandante. El abogado, en esas
circunstancias, no tiene ya calidad para accionar y su acción debe ser
declarada inadmisible. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 47, B. J.
1219.
Homologación

El auto que homologa un contrato de cuota litis solo puede ser atacado
mediante las acciones de derecho común correspondientes, y no por el
recurso de impugnación previsto en el artículo 11 de la Ley 302. SCJ, 1.ª
Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 100, B. J. 1223; 1.ª Cám., 6 de agosto de
2008, núm. 5, B. J. 1185, pp. 191-197; 17 de enero de 2007, núm. 13, B. J.
1154, pp. 190-198; SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 16, B. J. 1106,
pp. 126-134.

Según el artículo 9, párrafo III, de la Ley 302 de 1964, cuando exista pacto de
cuota litis, el juez a quien haya sido sometida la liquidación no podrá
apartarse de lo convenido en él, salvo si viola las disposiciones de la ley. SCJ,
1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 16, B. J. 1106, pp. 126-134.

El auto dictado en vista de un contrato de cuota litis es un auto que


simplemente homologa la convención de las partes expresada en el contrato y
liquida el crédito del abogado frente al cliente, con base en lo pactado en él.
Por ser un auto que homologa un contrato entre las partes, se trata de un acto
administrativo distinto al auto aprobatorio del estado de costas y honorarios,
que no es susceptible de recurso alguno, sino sometido a la regla general que
establece que los actos del juez que revisten esa naturaleza solo son atacables
por la acción principal en nulidad. Cuando las partes cuestionan las
obligaciones surgidas del contrato de cuota litis, la contestación deviene
litigiosa, por lo que debe ser resuelta por medio de un proceso contencioso,
observando el doble grado de jurisdicción, instruido y juzgado según los
procesos ordinarios. SCJ, 1.ª Cám., 20 de febrero de 2008, núm. 13, B. J.
1167, pp. 207-214.
Jurisdicción inmobiliaria

El tribunal de tierras no es competente para decidir sobre la reclamación


basada en un contrato de cuota litis supuestamente incumplido por el cliente
y que contiene una cláusula penal. SCJ, 3.ª Cám., 9 de mayo de 2007, B. J.
1158, núm. 11, pp. 1514-1522.

Aunque es propio de la materia de tierras que los jueces ordenen por


sentencia la distribución en naturaleza de los inmuebles objeto del pleito
entre la parte gananciosa y su abogado, si este se beneficia de un contrato de
cuota litis, esto no implica que el abogado pueda ser considerado parte de la
litis, por lo que resulta inadmisible el recurso de casación interpuesto por la
parte perdidosa no contra la parte gananciosa, sino contra el abogado de esta.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
Ley que rige los contratos de cuota litis

Las relaciones entre el abogado y sus clientes convenidas en un contrato de


cuota litis se encuentran regidas por la Ley 302 de 1964 sobre Honorarios de
Abogados y no por las disposiciones de derecho común. SCJ, 1.ª Cám., 10 de
octubre de 2007, núm. 13, B. J. 1163, pp. 210-222.
Porcentaje estipulado en la cuota litis

Los jueces no pueden reducir el porcentaje convenido en un contrato de cuota


litis. SCJ, 1.ª Sala, 19 de mayo de 2011, núm. 16, B. J. 1202.

La existencia de un contrato de cuota litis no se presume; su existencia debe


ser establecida de forma y manera fehaciente, sobre todo en lo atinente a
demostrar el porcentaje que recibirá el abogado como pago de sus honorarios
profesionales. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 2, B. J. 1229.

El hecho de que el contrato de cuota litis no contenga el porcentaje específico


que recibirá el abogado por sus servicios no invalida per se su derecho a
recibir emolumentos por el servicio contratado. SCJ, Cámaras Reunidas, 23
de agosto de 2003, núm. 17, B. J. 1149, pp. 125-134.

El porcentaje que debe cobrar el abogado que ha suscrito un contrato de cuota


litis sobre una demanda en partición de bienes de una comunidad matrimonial
debe ser calculado sobre los bienes que le correspondan a su representado y
no sobre la totalidad de la masa a partir. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003,
núm. 16, B. J. 1106, pp. 126-134.
Prueba de su existencia

La existencia de un contrato de cuota litis no se presume, sino que debe ser


establecida de forma y manera fehaciente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de
2011, núm. 18. B. J. 1204.

Para establecer la existencia de un contrato de cuota litis no es imprescindible


un escrito formal si de los documentos justificativos del proceso, así como de
cartas y recibos expedidos por el cliente, se desprende que se acostumbraba
pagar al abogado un diez por ciento de los bienes recuperados. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de mayo de 2003, núm. 7, B. J. 1110, pp. 146-152.
Servicios prestados al cliente sin un contrato de cuota litis

De no existir un contrato de cuota litis o un contrato de servicios


profesionales, todas las actuaciones procesales y los servicios profesionales
prestados al cliente quedan sometidos a las disposiciones y a las tarifas
establecidas por la Ley 302 de 1964 sobre Honorarios de Abogados. SCJ, 1.ª
Cám., 16 de marzo de 2011, núm. 18. B. J. 1204.

D
DACIÓN EN PAGO

La dación en pago tiene por objeto la sustitución de una modalidad de pago


por otra, por ejemplo, cuando la obligación que inicialmente era de pagar una
suma de dinero se realiza por la remisión de un bien inmueble o mueble. La
dación en pago es una convención sujeta a las condiciones generales de
validez de las convenciones. No es un contrato solemne y, por tanto, su
existencia puede ser deducida de los hechos de la causa apreciados
soberanamente por los jueces. SCJ, 1.ª Cám., 27 de noviembre de 2002, núm.
15, B. J. 1104, pp. 123-137.

El tribunal de tierras es competente para conocer la litis sobre derechos


registrados que persigue el registro de derechos inmobiliarios como
consecuencia de una dación en pago que se alega que se ha producido. La
demanda constituye una verdadera litis sobre derechos registrados porque
persigue no solo la ejecución de un contrato de dación en pago, sino que
también pone en juego un derecho real inmobiliario, con lo que el conflicto
adquiere una naturaleza mixta cuyo conocimiento es de la competencia de la
jurisdicción inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 56, B. J.
1228.
DAÑOS

V. también daños materiales, daños morales, daños (valorización).


Agencia de cambio

Comete una falta la agencia de cambio de dólares que retiene por dos meses y
cuatro días el valor de dos cheques emitidos a su favor para ser cambiados.
En el caso, el perjuicio queda caracterizado por la indisponibilidad de la suma
retenida de manera injustificada y la ausencia de los beneficios que esta suma
pudo proporcionarle al girador del cheque en el lapso de la retención. SCJ, 1.ª
Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 8, B. J. 1218.
Cobro de pesos

Una demanda en cobro de pesos no puede dar lugar a una reclamación en


responsabilidad civil delictual o cuasidelictual, sino solamente al cobro de la
suma adeudada y al abono de los intereses moratorios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.
Concurrencia de faltas de la víctima y del demandado

Cuando los jueces del fondo admiten la concurrencia de faltas entre la


víctima y el demandado, deben fijar las indemnizaciones correspondientes a
la reparación del daño tomando en cuenta la proporción de la gravedad
respectiva de las faltas, para lo cual están en la obligación de explicar en sus
sentencias la conducta observada por la víctima y si esta ha incidido o no en
alguna forma en la realización del daño. Sin embargo, los jueces del fondo no
están obligados a hacer un cálculo matemático de la proporción en que la
falta de la víctima haya incidido en el daño global, la cual puede deducirse
por el monto de la indemnización acordada. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 25, B. J. 1237.
Daño material y daño moral

El daño material recae sobre una cosa física, de naturaleza tangible y


cuantificable patrimonialmente, sea por documentos, peritaje u otro medio de
prueba verificable. El daño moral, en cambio, es intangible y
extrapatrimonial, solo afecta la reputación o consideración de la persona y no
atañe al interés económico, sino que se establece por la verificación de la
situación incómoda en que ha sido colocada la víctima. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
mayo de 2008, núm. 7, B. J. 1170, pp. 70-81.
Embargo retentivo

Cuando se embarga indebidamente una cuenta bancaria, el perjuicio puede


consistir en la retención indebida de los fondos del embargado y la privación
de dichos fondos, así como la afectación del prestigio del embargado. SCJ,
1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 60, B. J. 1216.
No hay responsabilidad sin daño

No hay responsabilidad sin daño; no basta con la existencia de una falta. SCJ,
Cámaras Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 7, B. J. 1165, pp. 107-
116; 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 53, B. J. 1216; 1 de junio de 2011,
núm. 7, B. J. 1207; 17 de marzo de 2010, núm. 32, B. J. 1192; 1.ª Cám., 20
de agosto de 2008, núm. 13, B. J. 1185, pp. 259-265.

Procede el rechazo de la demanda en daños y perjuicios interpuesta por el


dueño del colmado contra la fábrica de refrescos que le vendió una bebida
que contenía, supuestamente, impurezas y un insecto disecado, si el
demandante no prueba el daño que le ha producido. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo
de 2012, núm. 12, B. J. 1216.
Prueba

En materia de cheques, la cuantía de los daños y perjuicios a que pueda ser


condenado el banco en falta está supeditada a que el librador justifique el
perjuicio sufrido de una manera clara y precisa. No puede descansar
exclusivamente en las propias declaraciones del reclamante, ya que
contraviene el principio de que nadie puede beneficiarse de sus particulares
afirmaciones sin otros soportes probatorios. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de
2006, núm. 7, B. J. 1144, pp. 101-109.

La prueba de los daños puede hacerse mediante certificaciones emitidas por


terceros, sin necesidad de que estos sean presentados como testigos. La
prueba escrita es la prueba por excelencia para sustentar una demanda en
justicia, más aún cuando la parte demandada ha tenido la oportunidad de
refutar dichas pruebas. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 67, B. J.
1239.
Responsabilidad civil contractual

En materia de responsabilidad contractual, solo los daños previsibles son


indemnizables. SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 1, B. J. 1141,
pp. 119-127.

En materia de responsabilidad civil contractual, la indemnización pretendida


no juega un papel autónomo o independiente, sino que se encuentra
supeditada a la prueba de sus elementos constitutivos, por lo que, el tribunal
de fondo, al rechazar la demanda en resolución de contrato por entender que
no fue probado el incumplimiento alegado, no tiene que adentrarse a
examinar el asunto de la indemnización. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014,
núm. 42, B. J. 1240.
DAÑOS MATERIALES

La reparación del daño material puede comprender el lucro cesante o


ganancia dejada de percibir. SCJ, Cámaras Reunidas, 27 de septiembre de
2006, núm. 26, B. J. 1150, pp. 208-128.

Para indemnizar el lucro cesante, los jueces del fondo deben establecer
mediante cálculos pertinentes, en forma clara y precisa, el mínimo de días
que la víctima estuvo privada del uso de la cosa generadora de la ganancia,
así como la suma a pagar por cada día. SCJ, Cámaras Reunidas, 27 de
septiembre de 2006, núm. 26, B. J. 1150, pp. 208-128.

Para la evaluación del perjuicio, el tribunal puede tomar en consideración el


valor de la moneda extranjera al momento de incumplirse con la obligación
de pago. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de 2007, núm. 6, B. J. 1161,
pp. 46-61.

El lucro cesante puede consistir en la pérdida experimentada al privársele a


una persona el uso de su dinero. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de
2007, núm. 6, B. J. 1161, pp. 46-61.
DAÑOS MORALES

V. también daños, daños (valorización).


Concepto

Los daños morales consisten en el desmedro sufrido en los bienes


extrapatrimoniales, como puede ser el sentimiento que afecta sensiblemente a
un ser humano debido al sufrimiento que experimenta este como
consecuencia de un atentado que tiene por fin menoscabar su buena fama, su
honor o la debida consideración que merece de los demás. Asimismo, daño
moral es la pena o aflicción que padece una persona en razón de lesiones
físicas propias, o de sus padres, hijos, cónyuges, o por la muerte de uno de
estos causada por accidentes o por acontecimientos en los que exista la
intervención de terceros, de manera voluntaria o involuntaria, pero no debido
a daños que hayan experimentado sus bienes materiales. SCJ, Salas
Reunidas, 1 de septiembre de 2010, núm. 2, B. J. 1198; Cámaras Reunidas, 2
de abril de 2008, núm. 1, B. J. 1169, pp. 13-21; 6 de marzo de 2008, núm. 4,
B. J. 1168, pp. 53-60; 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 172, B. J. 1215.

El daño moral es un elemento subjetivo que los jueces del fondo aprecian, en
principio, soberanamente, deduciéndolo de los hechos y circunstancias de la
causa y teniendo siempre por base un sufrimiento interior, una pena, un dolor,
cuya existencia puede ser evidente, en razón de su propia naturaleza, o ser
fácilmente presumible de los hechos concretos de la causa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de
abril de 2012, núm. 67, B. J. 1217; 14 de diciembre de 2011, núm. 27, B. J.
1213; 1.ª Cám., 16 de mayo de 2007, núm. 7, B. J. 1158, pp. 137-139.

El derecho a la honra y reputación de las personas se encuentra tutelado por


el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el
artículo 17.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el
artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de
San José), que establecen que: “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en
su vida privada, su familia, su domicilio y su correspondencia, ni de ataques a
su honra y reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley
contra tales injerencias y ataques”. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013,
núm. 46, B. J. 1236.

El buen nombre es la reputación o la percepción que de una persona tienen


los demás. Su menoscabo por expresiones ofensivas, falsas o tendenciosas da
lugar a que el responsable incurra en responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 27 de
noviembre de 2013, núm. 46, B. J. 1236.

Es reparable el daño moral sufrido por el acreedor de una obligación


contractual. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 13, B. J. 1216.
Derechos no cesibles

Los derechos a una indemnización por daños morales no pueden ser cedidos,
contrario a lo que ocurre respecto de los daños materiales, puesto que esos
derechos son inherentes a la persona. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009,
núm. 21, B. J. 1080.
Especies en que hay daño moral

Son daños morales los causados con motivo de lesiones corporales recibidas
en un accidente cualquiera, tales como el sufrimiento que representa haber
resistido el dolor físico de soportar múltiples heridas en su cuerpo, así como
el impacto psicológico que conlleva el tener que usar, de manera permanente,
una silla de ruedas para su desplazamiento. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 122, B. J. 1215.

Las angustias, incertidumbre y dificultades provenientes de los procesos


judiciales seguidos por un banco contra alguien en cobro de una acreencia
apócrifa, así como, principalmente, su inscripción en la página de
información crediticia a título de deudora morosa, incumplidora de sus
obligaciones económicas, constituyen un perjuicio moral, por ser evidente el
menoscabo de su buena fama, su honor, o de la debida consideración que
merece de los demás. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 27, B. J.
1213; 1.ª Cám., 16 de mayo de 2007, núm. 7, B. J. 1158, pp. 137-139.

Es reparable el daño moral sufrido por el acreedor de una obligación


contractual. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 13, B. J. 1216.

El hecho de no haber recibido la compradora el certificado de título


correspondiente al inmueble por ella adquirido puede ocasionar a esta daños
morales por la intranquilidad que representa la situación, ya que no puede
ejercer los derechos que como propietaria del inmueble le corresponden. SCJ,
1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 172, B. J. 1215.

El hecho de ser expulsado de un club social de forma inmerecida puede


ocasionar al socio expulsado daños morales consistentes en el menoscabo a
su dignidad, reputación y buen nombre ante la sociedad, así como en no
poder disfrutar del nivel social y de vida a que estaba acostumbrado. SCJ, 1.ª
Cám., 17 de diciembre de 2008, núm. 33, B. J. 1189, pp. 362-370.

El hecho de que el banco suministre información incorrecta a los burós de


crédito sobre supuestas deudas de préstamo de una persona, sin existir dicho
préstamo, sobre su supuesta morosidad en el pago de sus deudas, siendo esto
incierto, le vulnera gravemente a dicha persona su derecho al buen nombre y
reputación, máxime cuando la información estuvo vigente en los burós de
crédito por más de dos años. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
46, B. J. 1236
Especies en que no hay daño moral

Las personas morales no son susceptibles de sufrir daños morales. 1.ª Cám.,
21 de septiembre de 2005, núm. 29, B. J. 1138, pp. 177-182.

Las cosas no son susceptibles de sufrir daños morales, solo las personas. SCJ,
Salas Reunidas, 25 de septiembre de 2013, núm. 9, B. J. 1234; Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, números 4 y 5, B. J. 1168, pp. 53-60 y pp.
61-77; 1.ª Cám., 21 de septiembre de 2005, núm. 29, B. J. 1138, pp. 177-182.
Prueba

Los daños morales deben ser específicamente determinados y probados.


Carece de motivos la sentencia que otorga daños morales sin especificar en
qué consistieron estos. SCJ, 1.ª Cám., 26 de junio de 2002, núm. 1, B. J.
1099, pp. 97-104.

El daño moral que resulta del descrédito o menoscabo que produce en la


honra personal del emisor de un cheque su impago pese a tener provisión de
fondos no se presume, sino que debe probarse. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de
2008, núm. 6, B. J. 1172, pp. 224-232.

Solo los padres, esposos e hijos de las víctimas están dispensados de probar
los daños morales que han experimentado, pero no los hermanos, quienes
están en el deber de establecer un vínculo de dependencia económica con la
víctima, en razón de que es preciso evitar la multiplicación de demandas
fundadas única y exclusivamente en el vínculo afectivo. SCJ, Cámaras
Reunidas, 3 de mayo de 2006, núm. 2, B. J. 1146, pp. 11-21.
Cuando se trata de la reparación del daño moral, los ascendientes no tienen
que probar el daño causado. Los daños morales sufridos por la madre de la
víctima se derivan del dolor profundo que genera en una madre la pérdida de
un hijo. SCJ, 1.ª Cám.,16 de mayo de 2007, núm. 7, B. J. 1158, pp. 137-139.
DAÑOS (VALORACIÓN)
Concurrencia de faltas de la víctima y del autor del daño

Cuando los jueces del fondo admiten la concurrencia de faltas entre la


víctima y el demandado, deben fijar las indemnizaciones correspondientes a
la reparación del daño tomando en cuenta la proporción de la gravedad
respectiva de las faltas, para lo cual están en la obligación de explicar en sus
sentencias la conducta observada por la víctima y si esta ha incidido o no en
alguna forma en la realización del daño. Sin embargo, los jueces del fondo no
están obligados a hacer un cálculo matemático de la proporción en que la
falta de la víctima haya incidido en el daño global, la cual puede deducirse
por el monto de la indemnización acordada. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 25, B. J. 1237.
Daños materiales

La reparación del daño material puede comprender el lucro cesante o


ganancia dejada de percibir, pero con la condición de que los jueces del
fondo establezcan cálculos pertinentes, en forma clara y precisa, fijando el
mínimo de días que la víctima estuvo privada del uso de la cosa generadora
de la ganancia, así como la suma a pagar por cada día. SCJ, Cámaras
Reunidas, 27 de septiembre de 2006, núm. 26, B. J. 1150, pp. 208-128.

Tratándose especialmente de indemnizaciones por daños materiales, los


jueces tienen que motivar sus decisiones respecto de la estimación que se
hagan de estos, detallando en qué consistieron los daños materiales y su
magnitud. SCJ, Cámaras Reunidas, 27 de septiembre de 2006, núm. 26, B. J.
1150, pp. 208-128; Cám., 3 de marzo de 2004, núm. 6, B. J. 1120, pp. 116-
122.

Los jueces, al otorgar indemnizaciones por concepto de lucro cesante, deben


establecer de manera precisa y rigurosa en qué consisten el dinero, la
ganancia y la renta que se ha dejado de percibir como consecuencia del daño.
SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm. 260, B. J. 1230.
Daños morales

Es difícil determinar el monto exacto del daño moral, en cuya evaluación


entran en juego elementos subjetivos que deben ser apreciados por los jueces.
Por esa razón, basta que los jueces, al fijar el monto de dichos daños,
impongan una compensación que sea razonable sobre la base del hecho
ocurrido. SCJ, 1.ª Sala, 19 de enero de 2011, núm. 13, B. J. 1202; 19 de
febrero de 2011, núm. 15, B. J. 1203.

La evaluación del daño moral o extrapatrimonial debe realizarse in concreto


y no in abstracto, teniendo en cuenta el daño efectivamente sufrido por la
víctima y no el perjuicio que hubiese sufrido otra persona en su lugar. SCJ,
1.ª Cám., 21 de septiembre de 2005, núm. 29, B. J. 1138, pp. 177-182.

Los jueces del fondo son soberanos al imponer indemnizaciones por daños
morales, siempre que estos no sean irrisorios, exorbitantes ni irracionales.
SCJ, Salas Reunidas, 19 de mayo de 2010, núm. 8, B. J. 1194.

Los jueces del fondo, en virtud del poder soberano de apreciación que les
otorga la ley, tienen la potestad de evaluar a discreción el monto de las
indemnizaciones de los daños morales, ya que se trata de una cuestión de
hecho que escapa a la censura de la casación, salvo cuando existe una
evidente desproporción entre el monto acordado y los daños ocasionados, lo
que implicaría un atentado al principio de la razonabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 20
de marzo de 2013, núm. 83, B. J. 1228; 22 de febrero de 2012, núm. 163, B.
J. 1215; Cámaras Reunidas, 19 de diciembre de 2007, núm. 4, B. J. 1165,
pp. 61-77.

Los jueces del fondo son soberanos para apreciar el monto de los daños
morales causados con motivo de lesiones corporales recibidas en un
accidente cualquiera, salvo una evidente desproporcionalidad entre el monto
acordado y los daños ocasionados que atente contra el principio de la
razonabilidad. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 1, B. J. 1144, pp.
68-75.

Los jueces del fondo, en virtud del poder soberano de apreciación que les
otorga la ley, tienen la potestad de evaluar a discreción el monto de las
indemnizaciones de los daños morales ocasionados por la muerte de un ser
querido en un accidente, ya que se trata de una cuestión de hecho que escapa
a la censura de la casación, salvo cuando existe una evidente desproporción
entre el monto acordado y los daños ocasionados. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222; 20 de junio de 2012, núm. 53, B. J.
1219.

No es ni desproporcionada ni excesiva una indemnización de un millón de


pesos por los daños morales ocasionados por la muerte de un ser querido en
un accidente. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222;
20 de junio de 2012, núm. 53, B. J. 1219.

Es irrazonable una indemnización por daños morales de cuatro millones de


pesos contra el banco que no devolvió a tiempo el certificado de título a un
prestatario hipotecario que había saldado su préstamo, puesto que la pérdida
del certificado de título en nada afectó la calidad de propietario del
demandante. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 83, B. J. 1228.

Es irrazonable una indemnización por daños morales de tres millones de


pesos con ocasión de un desalojo ilegal de un local alquilado. SCJ, 1.ª Sala,
24 de julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232.
Deber y poder de los jueces

Los jueces del fondo están obligados, una vez establecida la existencia de los
elementos constitutivos de la responsabilidad reclamada, a fijar
indemnizaciones proporcionales y razonables, tomando en consideración la
gravedad del daño que el demandante haya recibido. SCJ, 1.ª Sala, 11 de
diciembre de 2013, núm. 22, B. J. 1237; 12 de diciembre de 2012, núm. 15,
B. J. 1225.

La evaluación de los daños y perjuicios impuestos, así como de las


indemnizaciones que de ellos resultan, son cuestiones de la soberana
apreciación de los jueces del fondo, que escapan a la censura de casación,
salvo desnaturalización en el primer caso, irrazonabilidad en el caso de las
indemnizaciones, o ausencia de motivos en ambos casos. SCJ, 1.ª Cám., 30
de marzo de 2005, núm. 13, B. J. 1132, pp. 273-280; 28 de noviembre de
2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 130-137.

La fijación de una indemnización por daños y perjuicios es un hecho de la


soberana apreciación de los jueces del fondo que escapa a la censura de la
casación, siempre que al hacer uso de ese poder discrecional los jueces no
transgredan los límites de la razonabilidad y la moderación. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 4, B. J. 1240; 31 de octubre de 2012, núm. 92, B. J.
1223; 1.ª Cám., 24 de junio de 2009, núm. 60, B. J. 1183; 15 de octubre de
2008, núm. 32, B. J. 1175, pp. 333-339; 11 de enero de 2006, núm. 4, B. J.
1142, pp. 81-89.

Los jueces del fondo son soberanos en la apreciación de la indemnización


reclamada, salvo en los casos en que la indemnización sea tan irrisoria que
equivalga a una falta de indemnización o tan excesiva que constituya un
enriquecimiento sin causa. SCJ, Salas Reunidas, 3 de abril de 2013, núm. 1,
B. J. 1229; 25 de enero de 2012, núm. 1, B. J. 1214.

Los jueces de fondo gozan de un poder soberano de apreciación para evaluar


la magnitud de los daños y perjuicios sufridos y fijar resarcimientos, lo que
escapa al control de casación, salvo que la indemnización acordada sea
notoriamente irrazonable. SCJ, Salas Reunidas, 26 de marzo de 2014, núm. 5,
B. J. 1240.
Los jueces del fondo tienen la potestad de evaluar a discreción el monto de
las indemnizaciones de los daños físicos y morales causados con motivo de
lesiones corporales recibidas en un accidente cualquiera, salvo una evidente
desproporción entre el monto acordado y los daños ocasionados. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 122, B. J. 1215.

La opinión del Cuerpo de Bomberos sobre la magnitud de los daños causados


por un incendio no liga al juez, quien tiene la libertad de convencimiento de
esos hechos, a condición de que su valoración sea realizada con arreglo a la
sana crítica racional. En la especie, para precisar la cuantía de los daños, el
tribunal se auxilió de profesionales autorizados y especializados en la
tasación de infraestructuras y de auditoría patrimonial y financiera, así como
del informe sobre los estados financieros de la empresa víctima del incendio
y del inventario de mercancías a la fecha del siniestro. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
enero de 2014, núm. 48, B. J. 1238.
Evaluación conjunta de daños materiales y morales

Al acordar indemnizaciones por daños materiales y morales, los jueces deben


distinguir la proporción acordada a uno u otro daño, en lugar de fijar un
monto global por concepto de daños y perjuicios. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero
de 2011, núm. 15, B. J. 1203; 19 de enero de 2011, núm. 13, B. J. 1202.
Evaluación del daño causado a un profesional

Cuando un profesional sufre un accidente, la reparación del daño debe tomar


en cuenta no solo los gastos médicos, sino también la pérdida del beneficio
de la pensión a la cual tenía derecho, así como el daño sufrido a su proyecto
de vida como profesional de alto nivel de preparación y especialización, que
le ha impedido la realización de sus expectativas de desarrollo personal y
vocacional en condiciones normales y le han sumido en condiciones de
penuria económica y quebranto físico y psicológico. SCJ, Salas Reunidas, 28
de agosto de 2013, núm. 15, B. J. 1233.
Evaluación imposible

Si la evaluación de los daños resulta imposible por las circunstancias y el


tiempo transcurrido entre los hechos que originaron los daños y el momento
en que se dicta la sentencia, los jueces fijarán la indemnización sobre la base
de una apreciación conjunta y equilibrada de las pruebas recogidas
inicialmente. SCJ, Salas Reunidas, 25 de septiembre de 2013, núm. 9, B. J.
1234.
Fecha de evaluación de los daños

La evaluación de los daños y perjuicios debe ser hecha al día de la sentencia.


SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 7, B. J. 1170, pp. 70-81.
Incumplimiento contractual

Los jueces del fondo tienen un poder soberano para evaluar el monto de los
daños y perjuicios que resultan de un incumplimiento contractual, conforme
al artículo 1149 del Código Civil, evaluación que escapa al control de
casación, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám., 13 de marzo de 2009, núm.
23, B. J. 1180.

La evaluación del monto de los daños ocasionados por el impago por un


banco de un cheque con provisión de fondos no se evalúa en función del
monto envuelto en los cheques, sino basado en los daños y perjuicios
sufridos. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.
Indemnizaciones razonables

No es irracional ni desproporcionado una indemnización de 400,000 pesos


por los daños ocasionados por la pérdida del porte de un número telefónico
asignado mediante contrato. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 20, B.
J. 1227.

No es excesiva una indemnización de siete millones de pesos por los daños


presentes y futuros (atenciones médicas y rehabilitación) de una persona que
ha sufrido lesiones permanentes como consecuencia de un accidente
eléctrico. SCJ, Salas Reunidas, 28 de noviembre de 2012, núm. 2, B. J. 1224.

Es razonable la indemnización de siete millones de pesos otorgada a un


contratista por el incumplimiento de su suplidor, que causó la rescisión de un
contrato de construcción por valor de setenta millones de pesos. Dicha suma
corresponde al diez por ciento que se acostumbra a pagar a los contratistas.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 34, B. J. 1203.
Indemnizaciones irrazonables

No es proporcional otorgarle al demandante una indemnización de tres


millones de pesos como consecuencia de habérsele trabado un embargo
retentivo irregular sobre la suma de 67,284 pesos. En la especie, la corte no
motivó de manera detallada la cuantía específica de los daños morales ni la
magnitud del daño sufrido; tampoco estableció de manera precisa y rigurosa
los elementos de juicio que tuvo a su disposición para fijar el monto de la
cuantía de la reparación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 49, B. J.
1227.

Es irrazonable otorgarle al demandante una indemnización de 250,000 pesos


cuando los recibos, nota de crédito, cheques, facturas y cotizaciones
depositados por él por concepto de la compra de vehículo arrojan que el
precio del vehículo accidentado y sus accesorios es muy superior al monto
otorgado para su reposición por los jueces. SCJ, 1.ª Sala, 28 de septiembre de
2011, núm. 28, B. J. 1210.
Instancia en apelación

Según lo permite el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, se puede


solicitar un aumento de la indemnización en segundo grado sin violar el
principio de inmutabilidad del proceso ni variar el objeto de la demanda,
máxime si se toma en cuenta que entre la demanda introductiva y la instancia
en apelación el valor del dinero y los daños y perjuicios experimentados han
variado. SCJ, 1.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 22, B. J. 1154, pp. 243-
252.

Para aumentar la indemnización otorgada por el tribunal de primer grado, la


corte de apelación debe establecer de manera razonada los motivos y
circunstancias que justifican el aumento. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012,
núm. 27, B. J. 1214; 1.ª Cám., 28 de enero de 2004, núm. 10, B. J. 1118, pp.
99-105.

Los jueces deben dar motivos pertinentes y adecuados a la evaluación del


perjuicio, especialmente cuando deciden reducir la indemnización otorgada
por el tribunal del primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 20,
B. J. 1218.

El tribunal de alzada no debe rebajar una indemnización de dos millones de


pesos a ciento cincuenta mil pesos sobre la base de motivaciones
insuficientes e irrazonables, consistentes en expresiones vagas e imprecisas,
como la mera afirmación de que la condenación del tribunal de primer grado
era “exorbitante”. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 58, B. J.
1222.

Los jueces de alzada, dentro de sus poderes soberanos de apreciación, que


escapan a la censura de casación, pueden reducir la indemnización por daños
morales otorgada por el juez de primera instancia. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
octubre de 2006, núm. 7, B. J. 1151, pp. 171-176.

Incumbe al apelante que impugna el monto de la indemnización acordada por


el juez de primer grado probar la improcedencia o desproporcionalidad de
esta, toda vez que la apreciación de los daños y perjuicios sufridos por la
muerte de una persona quedan a la soberana apreciación de los jueces del
fondo, salvo irrazonabilidad del monto otorgado. SCJ, 1.ª Cám., 24 de junio
de 2009, núm. 60, B. J. 1183.
Liquidación por estado

La reparación mediante liquidación por estado constituye una facultad de los


jueces del fondo que conocen de las demandas en daños y perjuicios,
conforme a los artículos 523 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.
Este procedimiento procede cuando se ha podido apreciar la existencia de un
daño meramente material, pero no existen elementos para establecer su
cuantía. SCJ, Cámaras Reunidas, 20 de agosto de 2008, núm. 7, B. J. 1185,
pp. 111-118; 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 17, B. J. 1217; 1.ª Cám., 5 de
noviembre de 2008, núm. 14, B. J. 1188, pp. 175-183; 7 de julio de 2004,
núm. 3, B. J. 1124, pp. 82-87.

Al momento de liquidar y fijar la indemnización como culminación de una


liquidación por estado, los jueces deben indicar de manera detallada los
documentos o elementos de prueba y las apreciaciones que sirvieron para
formar su convicción. SCJ, Salas Reunidas, 26 de septiembre de 2013, núm.
9, B. J. 1234; 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 14, B. J. 1225.

La liquidación por estado encuentra su justificación en la tentativa de evaluar,


mediante documentos y medios materiales, el monto de los daños sufridos
por un reclamante que previamente ha probado haber sufrido un daño.
Sometidas las pruebas de los daños a la consideración del tribunal apoderado,
corresponde a este el análisis, determinación y justificación de los montos a
liquidar, según su vinculación con los hechos que han servido de causa a la
demanda. SCJ, Salas Reunidas, 26 de septiembre de 2013, núm. 9, B. J. 1234.
Motivación de la sentencia que otorga una indemnización

La sentencia que dispone la indemnización debe indicar las comprobaciones


y precisiones de lugar, fundamentadas en pruebas inequívocas, que le
permitan a la corte de casación verificar la legitimidad de la condenación
pecuniaria impuesta. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 92, B. J.
1223; SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 12, B. J. 1157, pp. 121-128;
21 de diciembre de 2005, núm. 16, B. J. 1141, pp. 238-245.

Los jueces del fondo tienen la facultad de apreciar soberanamente el monto


de las indemnizaciones que otorgan, pero tal poder discrecional no es
ilimitado, sino que precisa estar motivado en sus sentencias con el detalle de
los elementos de hecho que sirvieron de base a su apreciación. SCJ, 1.ª Sala,
20 de julio de 2011, núm. 15, B. J. 1208; 1.ª Cám., 9 de marzo de 2005, núm.
7, B. J. 1132, pp. 235-240; 20 de agosto de 2003, núm. 9, B. J. 1113, pp. 109-
116.

Aunque los jueces del fondo son soberanos en la apreciación del monto de las
indemnizaciones por daños y perjuicios que otorgan, esa facultad no los
libera de la obligación de indicar en sus sentencias los hechos y
circunstancias, así como los motivos pertinentes y adecuados a la evaluación
del perjuicio. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218; 14 de
marzo de 2012, núm. 52, B. J. 1216; 27 de abril de 2011, núm. 27, B. J.
1205; 1.ª Sala, 19 de enero de 2011, núm. 13, B. J. 1201; 1.ª Cám., 20 de
agosto de 2003, núm. 9, B. J. 1113, pp. 111-116; 2 de octubre de 2002, núm.
13, B. J. 1103, pp. 130-135.

Los jueces deben dar motivos pertinentes y adecuados a la evaluación del


daño, especialmente en caso de perjuicios materiales. SCJ, Pleno, 27 de
septiembre de 2006, núm. 26, B. J. 1150, pp. 208-218; 1.ª Cám., 3 de marzo
de 2004, núm. 6, B. J. 1120, pp. 116-122.

Los jueces deben dar motivos pertinentes y adecuados a la evaluación del


perjuicio; no basta con enunciar que “entendemos establecer un monto
indemnizatorio en el contexto de racionalidad”, sin mayores explicaciones.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218.
Los jueces deben dar motivos pertinentes y adecuados a la evaluación del
perjuicio; no basta con expresar que la indemnización acordada “es justa y se
apega a las pruebas aportadas por las partes”, sin mayores explicaciones.
SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 164, B. J. 1230.

Los jueces deben dar motivos suficientes y pertinentes para justificar la


indemnización otorgada y especificar cuáles fueron los daños sufridos. No
basta con enunciar “que en lo que se refiere a la evaluación de los daños, la
Corte, tomando en cuenta su gravedad y el tiempo que permaneció el
demandante original y ahora recurrente sin poder disponer de sus fondos, es
del criterio que la suma de RD$ 500,000.00 es una indemnización justa y
coherente con los hechos de la causa”. SCJ, 1.ª Sala, 19 de enero de 2011,
núm. 13, B. J. 1201.
Reparación integral (interés compensatorio)

Conforme al principio de reparación integral que rige la materia de


responsabilidad civil, el responsable de un daño está obligado a indemnizar a
la víctima la totalidad del perjuicio existente al momento de producirse el
fallo definitivo, sin importar que dicho daño haya sido menor a la hora del
hecho lesivo o a la de incoarse la acción. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de
2013, núm. 3, B. J. 1232; 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J.
1222.

La facultad de revisión que le otorga la ley a los tribunales de alzada no se


limita de manera exclusiva a la simple verificación de los hechos y aplicación
del derecho, sino que, para ejercer cabalmente dicha facultad, se impone que
una vez justificada la obligación principal, el tribunal deba determinar la
valoración real de la moneda nacional a la época en que se suscitó el
conflicto, para entonces por medio de la extrapolación, deducir su valor real
al momento del fallo, en función de la eventual devaluación de la moneda, de
manera que las condenaciones, tanto en principal como en accesorios, sean
análogas a las pérdidas, y solo entonces se podría establecer la existencia de
daños y perjuicios derivados del incumplimiento, en caso de haberlo. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 29, B. J. 1213.

La evaluación de los daños y perjuicios debe tomar en cuenta la devaluación


de la moneda cuando esta ha ocurrido, pues el daño deber ser reparado
íntegramente. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 7, B. J. 1170, pp. 70-
81.

Para la evaluación del perjuicio, el tribunal puede tomar en consideración el


valor de la moneda extranjera al momento de incumplirse con la obligación
de pago. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de 2007, núm. 6, B. J. 1161,
pp. 46-61.

Existen diversos medios de indexación o corrección monetaria: la indexación


tomando como referencia el precio del oro, el precio del dólar u otras
monedas estables; el índice del precio al consumidor; la tasa de interés, y el
valor de reemplazo de los bienes afectados. De estos, la condenación al pago
de un interés sobre el valor de los daños, además de constituir el método de
corrección monetaria más frecuentemente utilizado en el ámbito judicial, es
la modalidad más práctica de las mencionadas, puesto que una vez liquidado
el valor original del daño, el juez solo tiene que añadirle los intereses activos
imperantes en el mercado. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3,
B. J. 1232; 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222.

El interés compensatorio establecido por los jueces del fondo constituye una
aplicación del principio de reparación integral, ya que se trata de un
mecanismo de indexación o corrección monetaria del importe de la
indemnización que persigue su adecuación al valor de la moneda al momento
de su pago. SCJ., Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232; 1.ª
Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222.
DAÑOS Y PERJUICIOS

V. daños, daños materiales, daños morales, daños (valoración).


DEBATES

V. también conclusiones, escritos, reapertura de debates.

Según los artículos 342 a 351 del Código de Procedimiento Civil, los debates
terminan en la audiencia en que las partes presentes son invitadas a producir
sus conclusiones o, en caso de defecto de una de ellas, cuando esta ha sido
debidamente citada para ello. Este término se extiende al momento de expirar
los plazos de réplica y contrarréplica previstos en el artículo 78 del mismo
código. Una vez expirados dichos plazos, la única posibilidad de volver a
conocer de una litis es mediante la reapertura de debates, cumpliendo con los
requisitos previstos por la jurisprudencia. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de
2004, núm. 9, B. J. 1127, pp. 228-240.
DEBIDO PROCESO

V. también derecho de defensa.

El debido proceso consiste en el derecho de toda persona a ser oída con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la
ley, en la sustanciación de cualquier juicio. Se entiende que ha habido
violación al debido proceso cuando no se ha observado el debido respeto de
las reglamentaciones jurídicas del proceso. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de
2013, núm. 17, B. J. 1236.

No viola el debido proceso el hecho de que una parte haya depositado


documentos dentro de los plazos concedidos por la corte a tal fin. Se debe
entender que las partes contrarias han tomado conocimiento de los
documentos depositados, por lo que no pueden alegar desconocimiento
prevaleciéndose de su propia falta. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013,
núm. 17, B. J. 1236.
DECLINATORIA

V. excepción de conexidad, excepción de incompetencia, excepción de


litispendencia.
DEFECTO

V. también apelación, casación, oposición, reapertura de debates,


sentencia, recursos.
Comprobación del tribunal

Ante la incomparecencia de una de las partes a un juicio, el tribunal


apoderado está obligado a comprobar, aun oficiosamente, que su derecho de
defensa ha sido garantizado mediante una citación regular. A falta de esta,
deberá abstenerse de estatuir. El derecho de defensa es un derecho
fundamental de toda persona, que tiene carácter de orden público. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 22, B. J. 1222.
Concepto

Según el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil: “El defecto se


pronunciará en la audiencia mediante el llamamiento de la causa; las
conclusiones de la parte que lo requiera, serán acogidas si se encontrasen
justas y reposasen en una prueba legal”, SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014,
núm. 16, B. J. 1238.
Constitución de abogado

No hay lugar al defecto si el abogado de la parte se presenta en audiencia sin


haber notificado previamente su constitución de abogado. La constitución de
abogados puede resultar de las circunstancias de la causa, tales como el
perseguimiento de la audiencia por el abogado y su presencia en audiencia.
SCJ, 1.ª Cám., 14 de febrero de 2001, núm. 8, B. J. 1083, pp. 82-87.
Defecto del demandado o recurrido

El solo hecho del defecto del demandado no libera al demandante de la


obligación de suministrar la prueba de sus alegaciones ni al juez de fallar
conforme al derecho. SCJ, 1.ª Cám., 24 de junio de 2009, núm. 55, B. J.
1183; 18 de marzo de 2009, núm. 48, B. J. 1180; 14 de enero de 2009, núm.
23, B. J. 1178.

No hay contradicción de motivos cuando, ante la incomparecencia de la parte


intimada en apelación, la corte pronuncia el defecto contra ella, en virtud del
artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, y luego declara inadmisible
el recurso de apelación por irregularidades en el acto de su notificación. SCJ,
1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 32, B. J. 1235.

El juez de los referimientos no puede suspender la ejecución de una sentencia


por el solo hecho de que el demandado haya hecho defecto en la instancia de
primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 26 de enero de 2012, núm. 73, B. J. 1214.
Defecto del demandante o apelante

El artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, que establece, para el


procedimiento ante los tribunales de comercio, el descargo del demandado de
la demanda si el demandante no comparece, es aplicable a los tribunales de
derecho común y a las instancias en apelación, conforme al artículo 470 del
Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013,
núm. 18, B. J. 1236; 16 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235; 2 de
octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235.

La aplicación del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil a los


tribunales de derecho común y a las instancias en apelación es conforme a la
Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 18, B. J. 1236;
2 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235.

No hay citación válida si a la parte defectuante no se le ha notificado el


correspondiente avenir, aunque ella haya sido quien ha fijado la audiencia.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237.

El defecto del demandante se asimila a un desistimiento de la instancia, no a


un desistimiento de la acción. Por esa razón, el demandante puede
reintroducir su demanda si entre la fecha en que se pronuncia el descargo y el
nuevo acto de emplazamiento no ha prescrito la acción. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.

Ante la incomparecencia del demandante, el demandado solicita la


pronunciación del defecto y el descargo puro y simple de la demanda. El juez
de primer grado no se pronuncia sobre la solicitud del demandado, sino que
aplaza la audiencia sin fecha fija. El demandante fija audiencia y da avenir al
demandado. En la nueva audiencia el demandado concluye al fondo sin
referirse al hecho de que el juez no se ha pronunciado sobre sus pedimentos
sobre el defecto y el descargo puro y simple. El tribunal de primer grado
decide sobre el fondo y omite estatuir sobre el descargo puro y simple. El
demandado apela solicitando la nulidad de la sentencia. La corte rechaza la
apelación fundamentando su decisión en que la comparecencia del
demandado en la última audiencia celebrada por el juez de primer grado, en
la que concluyó al fondo de la demanda, cubría la incidencia procesal relativa
a la omisión de estatuir del descargo puro y simple. La Suprema Corte de
Justicia casa la sentencia entendiendo que la motivación de la corte es
contraria al derecho, puesto que la especie no se trata de un incidente en que
el proponente omitió invocarlo en tiempo oportuno, sino de la inconformidad
del recurrente con una sentencia in voce dada por el juez de primer grado, en
curso de la instrucción de la causa, en que omitió estatuir un pedimento
formal solicitado, decisión que puede ser perfectamente cuestionada en
apelación conjuntamente con la decisión que en cuanto al fondo del litigio
haya intervenido. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 59, B. J. 1215.

Por aplicación del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, la


incomparecencia del recurrente en apelación debe ser considerada como un
desistimiento tácito de su apelación y los jueces, al fallar, deben limitarse a
pronunciar el descargo puro y simple, sin examinar el fondo, siempre que el
recurrido concluya en ese sentido. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm.
22, B. J. 1235.

Si el demandante propone una excepción o promueve algún incidente, el


tribunal puede ponerlo en mora de concluir al fondo y, en caso de que el
demandante no lo hiciere, dictar una sentencia en defecto sobre lo principal
contra el demandante y estatuir sobre el fondo del recurso o pronunciar el
descargo puro y simple de la demanda, si así lo solicita el demandado. SCJ,
1.ª Cám., 25 de marzo de 2009, núm. 69, B. J. 1180.

Si el abogado del apelante no concluye, el abogado del recurrido puede, a su


elección, solicitar que sea pronunciado el defecto y el descargo puro y simple
de la apelación o que sea examinado el fondo del asunto, siempre que se
cumplan, en la primera hipótesis, los requisitos siguientes: a) que el
recurrente haya sido correctamente citado a la audiencia y no se le haya
vulnerado su derecho de defensa o ningún aspecto de índole constitucional,
b) que haya incurrido en defecto por falta de concluir y c) que la parte
recurrida haya solicitado el descargo puro y simple de la apelación. En ese
caso, el tribunal puede, interpretando el defecto del apelante como un
desistimiento tácito de su recurso, pronunciar el descargo puro y simple de la
apelación sin examinar el fondo del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de
2013, núm. 22, B. J. 1235; 29 de marzo de 2013, núm. 96, B. J. 1228; 20 de
febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227. 6 de febrero de 2013, núm. 7, B. J.
1227; 12 de diciembre de 2012, núm. 12, B. J. 1225; 28 de marzo de 2012,
núm. 132, B. J. 1216; 11 de enero de 2012, núm. 4, B. J. 1214; 1.ª Cám., 10
de enero de 2001, núm, 4, B. J. 1082, pp. 113-118; 4 de julio de 2001, núm.
3, B. J. 1088, pp. 58-62.

Para que se pueda pronunciar el descargo puro y simple, el tribunal debe


comprobar, en primer lugar, si el recurrente fue citado correctamente a la
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 26, B. J. 1237.

No hay lugar al descargo puro y simple si la parte defectuante no fue


regularmente citada para comparecer a la audiencia en la que se discutiría el
recurso de apelación por ella interpuesto. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de
2011, núm. 11, B. J. 1212.

Si ante el defecto del apelante, el recurrido concluye al fondo, el tribunal no


debe proceder al descargo puro y simple del demandado, pues, ante las
conclusiones del demandado, está obligado a fallar el fondo del asunto. SCJ,
1.ª Cám., 10 de junio de 2009, núm. 36, B. J. 1183.

No hay lugar al descargo puro y simple del apelante si la parte intimada no lo


solicita y se limita a pedir que se pronuncie el defecto de la recurrente. SCJ,
1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J. 1215; 11 de enero de 2012,
núm. 16, B. J. 1214.

Si el abogado del apelante concluye solicitando el descargo puro y simple, el


tribunal no debe fallar al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de junio de 2008, núm. 11,
B. J. 1171, pp. 273-278.

Si el abogado del apelante no concluye al fondo, sino sobre un incidente, el


abogado del recurrido puede solicitar que sean pronunciados el defecto y el
descargo puro y simple de la apelación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013,
núm. 43, B. J. 1227.

Si el abogado del apelante incidental no concluye, el abogado del apelante


principal puede solicitar el descargo puro y simple de la apelación incidental.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 27, B. J. 1224.
Es válida la citación hecha al apelante por sentencia in voce de la corte de
apelación dictada en presencia de su abogado en una audiencia anterior. SCJ,
1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 31, B. J. 1232.

Si el apelante hace defecto y se declara el descargo puro y simple de la


apelación, no puede este apelar de nuevo, especialmente si el plazo de
apelación ha vencido. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 78, B. J.
1214.

Una vez ha intervenido una decisión sobre un recurso de apelación, no se


puede apelar de nuevo aunque el fallo en apelación haya sido un descargo
puro y simple del recurso de apelación que no tocó el fondo de la decisión.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 103, B. J. 1228.
Defecto por falta de concluir

Cuando una de las partes no concluye al fondo de la litis, no obstante haber


sido requerida para ello, se debe pronunciar el defecto por falta de concluir.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227, 22 de febrero de
2012, núm. 142, B. J. 1215.

Las sentencias en defecto por falta de concluir, tanto del demandado como
del demandante, no son recurribles en oposición, no solo para atribuirle
mayor celeridad al proceso, sino para imponerle una sanción al defectuante,
por considerarse que dicho defecto se debe a su falta de interés o negligencia.
SCJ, 1.ª Cám., 4 de julio de 2007, núm. 2, B. J. 1160, pp. 89-95.
Medidas de instrucción

Si en la audiencia para conocer de una medida de instrucción, una de las


partes hace defecto, el tribunal no puede fallar al fondo sin darle la
oportunidad al defectuante a que concluya al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 23 de
noviembre de 2005, núm. 20, B. J. 1140, pp. 200-208.
Ponderación de la prueba

Conforme al artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, el hecho de que


una parte incurra en defecto no significa que el tribunal apoderado deba
automáticamente adoptar una decisión que le sea perjudicial; aun en esta
eventualidad, las pretensiones del litigante que se presente ante el tribunal
solo serán acogidas si son justas y reposan en una prueba legal. SCJ, 1.ª Sala,
6 de marzo de 2013, núm. 11, B. J. 1228.
Pronunciación del defecto

Antes de pronunciar el defecto por falta de concluir, el tribunal debe


comprobar que el abogado compareciente ha notificado al abogado
defectuante el acto recordatorio o avenir, instituido por la Ley 362 de 1932,
para darle a conocer la fecha de la audiencia. En caso de que no haya avenir,
el tribunal deberá negarse a pronunciar el defecto. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril
de 2009, núm. 21, B. J. 1181; 28 de enero de 2009, núm. 40, B. J. 1178.

Ante el defecto de una las partes, el tribunal puede pronunciar el defecto en la


misma audiencia, reservándose la decisión sobre el fondo para una próxima
audiencia, a pesar de que ningún texto legal dispone que se proceda de esa
manera. SCJ, 1.ª Cám., 11 de junio de 2003, núm. 8, B. J. 1111, pp. 87.
Referimiento

No es nula la citación en referimiento en que consta el lugar y fecha de la


audiencia, pero no se cita a una hora definida, sino “a la hora habitual de los
referimientos”, aunque la parte citada no haya asistido a la audiencia, máxime
cuando la persona citada no es una persona ordinaria, sino un comerciante,
cuyo oficio lo obliga a requerir con frecuencia la asistencia de abogados, la
cual es obligatoria en materia de referimiento. Al no proceder de esta forma,
su incomparecencia provocó un defecto voluntario, que descarta el poder
invocar un agravio. SCJ, 1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 22, B. J. 1184.
DELITO CIVIL

V. responsabilidad civil extracontractual.


DEMANDA

V. también acción, emplazamiento, inmutabilidad del proceso.

El acto que contiene una demanda judicial, además de vincular a las partes,
produce, como uno de sus efectos principales, el de apoderar al tribunal que
habrá de conocer de la litis, al tiempo que fija los límites en que ejercerá su
jurisdicción. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 39, B. J. 1229.
El acto de alguacil que contiene una demanda judicial constituye la prueba
imprescindible de su existencia y regularidad, la cual solo puede ser hecha
con su exhibición. No se puede recurrir a medios extrínsecos de prueba para
fundamentar su existencia, aun cuando las partes no la nieguen. Ante la falta
de depósito de la demanda, procede que el tribunal apoderado pronuncie,
incluso de oficio, su inadmisión. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 39,
B. J. 1229.

Los jueces del fondo están en el deber de asignar a los hechos de la causa su
verdadera naturaleza y alcance, por ejemplo, determinando que una demanda
en “rescisión de contrato” es realmente una demanda en resolución, sobre la
base de que, según los propios alegatos de la demanda original incoada, la
causa por la que se solicitó la disolución del contrato fue por el
incumplimiento de las obligaciones asumidas. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 120, B. J. 1215; 29 de junio de 2011, núm. 30, B. J. 1207.
En todos los actos del proceso debe figurar el nombre de la parte interesada,
aunque esta se halle representada por un mandatario ad litem. En nuestro
derecho actual tiene vigencia la máxima de que “nadie puede litigar por
procurador”, es decir, que nadie puede servirse de interpósitas personas para
accionar en justicia. Las condiciones de calidad e interés son personales, ya
que el interés es la medida de la acción y esta realidad hace que cada acto
procesal deba indicar a requerimiento de quien se hace, independientemente
de que la procuración la tenga un abogado que actúa por su demandante, lo
que constituye una regla de procedimiento para la debida identificación de las
partes litigantes y su eventual responsabilidad. Los actos del proceso
incoados por un mandatario en violación de esta regla están afectados de
nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 4, B. J. 1218.

La parte en un proceso judicial está debida y suficientemente identificada


cuando hace constar su nombre, ciudadanía, mayoría de edad y domicilio,
máxime cuando dicha parte figura representada por un abogado con calidad
para acceder válidamente a procurar justicia. No es necesario que esté
provisto de cédula de identidad. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto de 2010, núm. 11,
B. J. 1197.
DEMANDA EN INTERPRETACIÓN DE SENTENCIA

V. sentencia.
DEMANDA NUEVA

V. también inmutabilidad del proceso.

Hay demanda nueva cuando en el curso de un litigio el demandante formula


una pretensión que difiere, por su objeto o causa, de la demanda original
contenida en la demanda introductiva de instancia. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 5, B. J. 1104, pp. 64-72.

Las demandas nuevas violan el principio de la inmutabilidad del proceso. La


prohibición de las demandas nuevas se extiende también al demandado, quien
no puede, en grado de apelación, modificar ostensiblemente las conclusiones
notificadas a su contraparte en el acto de apelación. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 5, B. J. 1104, pp. 64-72.

Son permitidas las demandas nuevas en apelación basadas en la


compensación. El artículo 464 del Código de Procedimiento Civil dispone lo
siguiente: “No podrá establecerse nueva demanda en grado de apelación, a
menos que se trate en ella de compensación, o que la nueva demanda se
produzca como medio de defensa en la acción principal. Los litigantes en la
segunda instancia podrán reclamar intereses, réditos, alquileres y otros
accesorios, vencidos desde la sentencia de primera instancia, así como los
daños y perjuicios experimentados desde entonces”. SCJ., 1.ª Sala, 14 de
septiembre de 2011, núm. 15, B. J. 1210.

Aunque las demandas nuevas están prohibidas en la instancia de apelación


por contravenir el principio de la inmutabilidad del proceso, las relativas a la
guarda, a la pensión alimentaria y provisión ad litem, por su naturaleza, son
recibibles en grado de apelación por tener un carácter accesorio y provisional.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 47, B. J. 1217.
La astreinte puede ser solicitada por primera vez en apelación. Por su
naturaleza de mecanismo de constreñimiento accesorio a lo principal, su
solicitud no puede ser considerada como una demanda nueva. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 3, B. J. 1240; SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 68, B. J. 1216.
DEMANDA RECONVENCIONAL

La demanda reconvencional es el medio procesal de que dispone el


demandado que pretende una ventaja específica, diferente o en exceso del
simple rechazamiento de la demanda principal. SCJ, 1.ª Cám., 6 de febrero de
2002, núm. 11, B. J. 1095, pp. 112-118.

La acción reconvencional solo podrá ser conocida por el tribunal apoderado


de la acción principal cuando tenga la misma naturaleza que esta y la
jurisdicción apoderada sea competente para conocer de la acción principal.
SCJ, Pleno, 21 de marzo de 2012, núm. 8, B. J. 1216.

Hay omisión de estatuir cuando el tribunal no responde a las conclusiones de


la parte demandada en cuya virtud solicitaba que se acogiera una demanda
reconvencional. SCJ, 1.ª Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 9, B. J. 1146, pp.
147-152.
DENEGACIÓN

La parte que pretenda desconocer el poder dado al abogado que actúa o ha


actuado en su nombre debe hacerlo mediante el procedimiento de la
denegación establecido en los artículos 352 al 362 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 133, B. J.
1216.

Una parte no puede alegar por primera vez en casación, sin aportar ninguna
prueba ni haber iniciado el procedimiento de denegación de mandato, que el
abogado que la ha representado en los dos grados inferiores de jurisdicción
ha dado falsas calidades en su nombre y representación. SCJ, 3.ª Sala, 21 de
diciembre de 2012, núm. 19, B. J. 1225.

El mandato ad litem o de tipo convencional para representación puede ser


tanto escrito como oral, e incluso implícito. Resulta válido aun cuando dicha
representación se haga sin contar con la autorización expresa de la parte,
salvo denegación del representado. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012,
núm. 19, B. J. 1225.

Para poder otorgar un acto de desistimiento de instancia, el abogado que dice


asumir la representación de una parte debe estar provisto de un poder
especial. En caso contrario, la parte que no ha otorgado ese poder especial de
representación puede darlo por no otorgado, sin necesidad de acudir al
procedimiento de la denegación. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 63,
B. J. 1218.

Los incidentes de la instancia, como la demanda en denegación, el


desistimiento de un acto producido en el proceso y la demanda en renovación
de instancia, solo pueden ser propuestos mientras el asunto no se encuentre
en estado de recibir fallo. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 9, B. J.
1127, pp. 228-240.
DENTISTA

V. responsabilidad médica.
DEPÓSITO

El contrato de servicio telefónico no es un contrato de depósito, aunque se


exija, como una especie de garantía, una suma de dinero a fin de conectar el
servicio. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 97, B. J. 1223.

El contrato de estacionamiento tiene las características del contrato de


depósito, por transferir el titular o tenedor del vehículo la guarda de este al
dueño o usufructuario del estacionamiento, quien tiene una obligación de
guardia y custodia hasta que el vehículo sea retirado del estacionamiento. Le
resulta aplicable, por analogía, las disposiciones del contrato de depósito
establecidas en el artículo 1938 del Código Civil, en el sentido de que el
titular o usufructuario del estacionamiento no puede exigir a quien ha
estacionado el vehículo la prueba de la propiedad del vehículo situado en su
local, salvo si pierde el tique de estacionamiento o si descubre que el
vehículo ha sido robado. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 50, B. J.
1227.
DERECHO DE AUTOR

Los autores de obras científicas, literarias o artísticas y sus causahabientes


tienen libre disposición de su obra, a título gratuito u oneroso, por lo que
pueden autorizar o prohibir su venta, locación y usufructo, sin menoscabo,
empero, del derecho inmanente y perpetuo que nace con la creación de la
obra y de la cual es titular el autor, lo cual es independiente de la propiedad o
posesión del soporte material que la contiene. SCJ, 1.ª Cám., 21 de diciembre
de 2005, núm. 14, B. J. 1141, pp. 219-229.

Según el artículo 168 de la Ley 65-00, sobre Derecho de Autor, tanto el autor
como el titular de un derecho afín o sus causahabientes tienen un derecho de
opción para decidir por cuál vía, entre la civil, represiva o administrativa, van
a iniciar y proceder en el ejercicio de los derechos conferidos por la ley. El
contrato de edición celebrado con el titular de un derecho de autor de una
obra literaria, artística o científica confiere al editor un derecho afín o conexo
que puede, al amparo de esa disposición, ejercerlo por una de las vías en ella
señaladas. SCJ, Pleno, 10 de mayo de 2006, núm. 4, B. J. 1146, pp. 29-38.

No violan la Constitución los artículos 71 y 72 de la Ley 65-00, sobre


Derecho de Autor, que tipifican como infracción a los derechos patrimoniales
del autor la importación paralela de los soportes audiovisuales reproducidos o
copiados o ingresados al país sin la licencia o autorización del productor o su
representante acreditado. TC/00334/14, 22 de diciembre de 2014.
DERECHO DE DEFENSA

V. también audiencia, conclusiones, nulidad de actos procesales.


Concepto

El derecho de defensa, cuya relevancia alcanza mayor esplendor dentro del


juicio, implica poder responder en igualdad de condiciones todo cuanto sirva
para contradecir los planteamientos de la contraparte. El derecho de
contradecir es un requisito procesal imprescindible que persigue garantizar la
igualdad entre las partes. Se trata, pues, de un componente esencial que
perpetúa la bilateralidad. El derecho a un juicio público, oral y contradictorio,
en plena igualdad y con respeto al derecho de defensa, es otro de los pilares
que sustenta el proceso debido. TC/0006/14, 14 de enero de 2014;
TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.

El derecho de defensa es un derecho que atraviesa transversalmente a todo el


proceso judicial, cualquiera que sea su materia. La posibilidad de su ejercicio
presupone que quienes participan en un proceso judicial para la
determinación de sus derechos y obligaciones jurídicas tengan conocimiento,
previo y oportuno, de los diferentes actos procesales que los puedan afectar, a
fin de tener la oportunidad de ejercer, según la etapa procesal de que se trate,
los derechos procesales que correspondan. TC/0044/12, 21 de septiembre de
2012; TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.

Se considera violado el derecho de defensa cuando en la instrucción de la


causa el tribunal no respeta los principios fundamentales que pautan la
publicidad y contradicción del proceso, cuando en el proceso judicial no se
observa el equilibrio y la igualdad que debe reinar entre las partes, así como,
de manera general, cuando no se garantiza el cumplimiento de los principios
del debido proceso que son el fin de la tutela judicial efectiva. SCJ, 1.ª Sala,
12 de febrero de 2014, núm. 36, B. J. 1239; 29 de enero de 2014, núm. 44, B.
J. 1238.

La finalidad del derecho de defensa es asegurar la efectiva garantía y


realización de los principios procesales de contradicción y de igualdad de
armas, principios que imponen a los órganos judiciales el deber de asegurar la
equidad en el curso del proceso e impedir que se impongan limitaciones a una
de las partes que puedan desembocar en una situación de indefensión que
contravenga las normas constitucionales. Se produce un estado de
indefensión cuando la inobservancia de una norma procesal provoca una
limitación real y efectiva del derecho de defensa que origina un perjuicio, al
colocar en una situación de desventaja a una de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 31
de mayo de 2013, núm. 251, B. J. 1230; 13 de marzo de 2013, núm. 75, B. J.
1228; 13 de febrero de 2013, núm. 26, B. J. 1227; 12 de diciembre de 2012,
núm. 44, B. J. 1225.

El derecho de defensa no debe limitarse a la oportunidad de ser representado,


oído y de acceder a la justicia. Este derecho procura también que los medios
utilizados para dar a conocer el resultado de un proceso sean efectivos, de
manera que nada quede a merced de la voluntad o dejadez del abogado que
asiste al ciudadano, sino que la parte afectada conozca por una vía de acceso
directa a ella la solución dada a un conflicto de su especial interés.
TC/0034/13, 15 de marzo de 2013.

Se considera violado el derecho de defensa si el tribunal no ha respetado, en


la instrucción de la causa, los principios fundamentales que pautan la
publicidad y la contradicción del proceso, así como si el tribunal no observa
el equilibrio y la igualdad que debe reinar en favor de las partes en todo
proceso judicial. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 85, B. J. 1223;
28 de marzo de 2012, núm. 142, B. J. 1216; 3.ª Sala, 4 de julio de 2012, núm.
13, B. J. 1220; 3.ª Cám., 14 de septiembre de 2005, núm. 9, B. J. 1138, pp.
1364-1374.

La violación del derecho de defensa queda configurada cuando una parte es


impedida de presentar los medios de defensa que entienda pertinentes o
cuando los medios y las conclusiones presentadas ante un tribunal no son
debidamente respondidas por este. SCJ., 1.ª Sala, 19 de octubre de 2011,
núm. 24, B. J. 1211; SCJ, 1.ª Cám., 30 de junio de 2004, núm. 20, B. J. 1123,
pp. 253-259.
Control de casación

La determinación por los jueces de fondo de si hubo o no violación de


derecho de defensa en el proceso está sujeta al control de casación; no entra
dentro del poder soberano de apreciación del tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
diciembre de 2012, núm. 44, B. J. 1225.
Defecto

El derecho de defensa es un derecho fundamental de toda persona, que tiene


carácter de orden público. Ante la incomparecencia de una de las partes a un
juicio, el tribunal apoderado está obligado a comprobar, aun oficiosamente,
que su derecho de defensa haya sido garantizado mediante una citación
regular. A falta de esta, deberá abstenerse de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
septiembre de 2012, núm. 22, B. J. 1222.
Especies en que hay violación al derecho de defensa

Viola el derecho de defensa el tribunal que da a los hechos de la causa su


verdadera denominación jurídica sin advertirlo a las partes en la instrucción
del proceso a fin de que estos puedan hacer sus observaciones. SCJ, 1.ª Sala,
6 de febrero de 2013, núm. 14, B. J. 1227.

El avenir debe ser notificado a los abogados de la parte, no a la parte misma.


El avenir notificado a la parte no es válido porque lesiona el derecho de
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 81, B. J. 1223.

Viola el derecho de defensa el avenir que no ha sido notificado, por lo menos,


dos días francos antes de la fecha de la audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
marzo de 2005, núm. 12, B. J. 1096, pp. 268-272; 28 de febrero de 2001,
núm. 16, B. J. 1083, pp. 129-135.

Viola el derecho de defensa la citación a audiencia ante el juzgado de paz que


no respeta el plazo de comparecencia establecido en el artículo 5 del Código
de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 46, B. J.
1232.

Procede casar, por violación del derecho de defensa, la sentencia que descarta
por tardío un escrito depositado dentro de los plazos concedidos por el
tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 61, B. J. 1237.

En todo proceso, aun en la fase de cierre de debates, si se le permite depositar


a una parte una pieza o documento nuevo, debe concederse la misma
oportunidad a la contraparte de conocer dichos documentos antes del
depósito de sus conclusiones, en procura de mantener un equilibrio entre las
partes en el proceso y garantizar el derecho de defensa. De lo contrario,
habría violación del derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de 2012,
núm. 22, B. J. 1217.

Hay violación de defensa si una parte se limita a proponer en audiencia una


excepción de nulidad de la demanda y el tribunal rechaza la excepción y falla
al fondo sin conminar a dicha parte a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 98, B. J. 1215; 24 de febrero de 2010, núm. 42, B. J.
1191

Viola el derecho de defensa del apelante el tribunal que, ante el alegato de la


parte intimada de que no había emplazamiento, procede a declarar nulo el
recurso de apelación sin darle al apelante la oportunidad de concluir al
respecto ni haberlo puesto en mora para ello, violando así el principio de la
contradicción del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 121, B. J.
1232.

Hay violación de defensa si una parte se limita a proponer en audiencia un


medio de inadmisión y el tribunal rechaza la inadmisibilidad propuesta y falla
al fondo sin conminar a dicha parte a concluir al respecto. SCJ, 1.ª Cám., 18
de diciembre de 2002, núm. 7, B. J. 1105, pp. 95-99; 3.ª Cám., 11 de febrero
de 2004, núm. 11, B. J. 1119, pp. 802-807.

Viola el derecho de defensa la corte que expresa en su decisión que la parte


apelante no depositó escrito ampliatorio dentro del plazo que le fue
concedido y rechaza su recurso, cuando, en realidad, en el expediente figura
el escrito ampliatorio recibido en tiempo hábil. SCJ, 3.ª Sala, 6 de junio de
2012, núm. 7, B. J. 1219.

Se viola el derecho de defensa cuando en una audiencia para conocer de una


medida de instrucción una de las partes hace defecto y el tribunal oye las
conclusiones al fondo de la parte presente y falla sobre esas conclusiones sin
ofrecerle a la parte defectuante la oportunidad de concluir. SCJ, 1.ª Cám., 23
de noviembre de 2005, núm. 20, B. J. 1140. pp. 200-208.

Se viola el derecho de defensa cuando un juez, comisionado por un tribunal


colegiado para conocer exclusivamente de la celebración de una medida de
instrucción, dispone que las partes presenten al término de esa celebración
sus conclusiones al fondo, toda vez que haciendo esto estaría extralimitando
sus poderes y verdaderas atribuciones, por ser el juez comisionado
incompetente para conocer unipersonalmente el fondo del asunto. SCJ, 1.ª
Cám., 23 de noviembre de 2005, núm. 20, B. J. 1140. pp. 200-208.

La notificación hecha en el domicilio de elección de las partes es válida,


siempre y cuando no le cause a la parte notificada ningún agravio que le
perjudique en el ejercicio de su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto
de 2010, núm. 3, B. J. 1197.

La falta de constancia de notificación de una parte a la audiencia donde se


discutiría el fondo de un deslinde constituye una violación a su derecho de
defensa. TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.
Especies en que no hay violación al derecho de defensa

Cuando una de las partes ha incumplido alguna de las formas procesales


previstas, lo que realmente debe verificar el juez no es la causa de la
violación a la ley procesal, sino su efecto, es decir, si se ha violado el derecho
de defensa. La formalidad es esencial cuando la omisión tiende a impedir que
el acto alcance su finalidad, por lo que, si el acto cuya nulidad se invoca ha
alcanzado la finalidad a la que estaba destinado, la nulidad no puede ser
pronunciada. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 99, B. J. 1215.

No se incurre en la violación del derecho de defensa cuando está abierta la


posibilidad de exponer dichos medios en una próxima audiencia y formular
en ella los alegatos y conclusiones pertinentes. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de
2007, núm. 39, B. J. 1152, pp. 343-355.

El hecho de que tribunal declare la caducidad de un recurso ante el pedimento


de una de las partes y que esta, en aplicación del principio jurídico del debido
proceso y por mandato de la ley, cumpla con su aplicación, jamás puede ser
visto como una transgresión al derecho de defensa ni a ningún otro derecho
fundamental. TC/00401/14, 30 de diciembre de 2014.

La falta de calidad no puede ser considerada como una vulneración del


derecho de defensa, en tanto que esta situación no contraviene ninguna de las
garantías derivadas de ese derecho. TC/00397/14, 30 de diciembre de 2014.

El hecho de que el tribunal no pondere un escrito de conclusiones por haber


sido depositado fuera del plazo establecido no constituye violación al derecho
de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 11, B. J. 1225.

No viola el derecho de defensa la corte que descarta documentos por


encontrarse depositados en formatos que le imposibilitan verificar su
autenticidad, más aún cuando la denunciante desechó, en la especie, la
oportunidad de presentar sus observaciones a la solicitud de exclusión
presentada pública, oral y contradictoriamente por su contraparte. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de octubre de 2011, núm. 24, B. J. 1211.

No viola el derecho de defensa la corte que descarta documentos depositados


juntos con su escrito ampliatorio de conclusiones, sin que la parte recurrida
pueda estudiarlos y defenderse de ellos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012,
núm. 62, B. J. 1219.

No hay violación del derecho de defensa si el tribunal menciona en su


sentencia un documento depositado fuera de plazo que una de las partes no
tuvo la oportunidad de rebatir, siempre que no haya fundamentado ningún
aspecto de su decisión en el aludido acto. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 125, B. J. 1215.

No se viola el derecho de defensa cuando el juez se niega a otorgar una


prórroga de comunicación de documentos e invita a las partes a concluir al
fondo. SCJ, 1.ª Cám., 12 de octubre de 2005, núm. 20, B. J. 1139, pp. 176-
182.

No hay lesión al derecho de defensa cuando se niega el pedimento de


comunicación de documentos porque la parte a la cual se le pide ya ha
depositado sus documentos en el tribunal y ha notificado dicho depósito a la
contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 19 de enero 2011, núm. 12. B. J. 1202.

No hay lesión al derecho de defensa cuando no se pondera el pedimento de


comunicación de documento en apelación porque la corte, a pedimento de la
parte intimada, ha declarado nulo el recurso de apelación. Cuando se formula
un pedimento relativo a una excepción o a un medio de inadmisión, los
jueces deberán pronunciarse respecto de dichos medios antes de cualquier
otro asunto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 41, B. J. 1216.

No hay violación al derecho de defensa cuando el tribunal de segundo grado


niega la solicitud de comunicación de un documento que ha sido debatido y
conocido por ambas partes ante el tribunal de primer grado, máxime cuando
la parte inconforme ha hecho uso de ellos. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 84, B. J. 1215.

No constituye una violación al derecho de defensa que el tribunal tome en


consideración en su fallo un documento suscrito y conocido por ambas partes
y discutido por ellas, tanto en primera instancia como en apelación. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de septiembre de 2011, núm. 19, B. J. 1210.
No hay violación del derecho de defensa si el tribunal hace uso de
documentos depositados por una de las partes tardíamente, luego de cerrados
los debates, si estos fueron previamente notificados a la contraparte, la cual,
de considerarlo conveniente a sus intereses, ha tenido la oportunidad de
solicitarle al tribunal una prórroga para rebatirlos. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril
de 2013, núm. 110, B. J. 1229.

No se viola el derecho de defensa cuando el juez se niega a otorgar una


prórroga de una medida de instrucción. Tampoco se viola el derecho de
defensa cuando el juez, a fin de ganar tiempo para la solución del caso,
solicita que las partes concluyan al fondo sin que la audiencia en que lo hace
haya sido fijada a ese fin, siempre que sea competente y que ninguna de las
partes se oponga. SCJ, 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2005, núm. 20, B. J.
1140. pp. 200-208.
Imposibilidad de defensa

Para que se verifique una violación al derecho de defensa, la parte afectada


tiene que haberse visto impedida de defenderse. TC/0202/13, 13 de
noviembre de 2013.
Notificación

La ausencia de notificación constituye una irregularidad procesal. La


notificación es un requisito procesal indispensable para garantizar el principio
de contradicción y el derecho de defensa. TC/00404/14, 30 de diciembre de
2014; TC/0042/13, 15 de marzo de 2103.

La falta de constancia de notificación de una parte a la audiencia donde se


discutiría el fondo de un deslinde constituye una violación a su derecho de
defensa. TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.

Uno de los pilares del derecho de defensa es la posibilidad que tiene la


persona de estar presente en todas las etapas del proceso judicial donde está
en juego algún interés o derecho fundamental que le pertenece. La presencia
de las partes en un proceso se garantiza, de manera principal, mediante la
notificación a cada parte de la fecha, hora y lugar donde se discutirán los
asuntos relativos al proceso. TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.

El derecho de defensa no debe limitarse a la oportunidad de ser representado,


oído y de acceder a la justicia. Este derecho procura también la efectividad de
los medios para dar a conocer el resultado de un proceso, de manera que nada
quede a merced de la voluntad o dejadez del abogado que asiste al ciudadano,
sino que la parte afectada conozca por una vía de acceso directo a ella la
solución dada a un conflicto de su especial interés. En la especie, la sentencia
de segundo grado fue notificada en manos del abogado de la parte perdidosa,
cuyo recurso de casación fue declarado inadmisible por tardío. TC/0034/13,
15 de marzo de 2013.
Prueba

La parte que invoca la violación de su derecho de defensa debe probar en qué


aspectos sus derechos fueron conculcados. SCJ, 1.ª Cám., 23 de noviembre
de 2005, núm. 20, B. J. 1140, pp. 200-208.
DERECHO DE PROPIEDAD

V. también desalojo, condominios.


Abuso

El derecho de propiedad, como cualquier otro, es susceptible de abuso, en


cuyo caso puede comprometer la responsabilidad de su titular, especialmente
en los conflictos y perturbaciones de vecindad. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de
2003, núm. 3, B. J. 1110, pp. 118-128.
Amparo

Nuestro sistema jurídico no permite establecer por la vía del amparo quién es
el verdadero propietario de un inmueble indiviso. TC/0097/14, 10 de junio de
2014.

No procede la acción en amparo para desalojar a un pretendido intruso de una


propiedad. Existe una vía distinta al amparo que permite al accionante
satisfacer de manera efectiva sus pretensiones: el desalojo judicial ante el
tribunal de tierras de jurisdicción original, de acuerdo con lo establecido en
los artículos 47, 48 y 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario.
TC/0297/14, 19 de diciembre de 2014.

No procede la acción en amparo cuando no existe certeza sobre la existencia


de un derecho fundamental –de propiedad en la especie– a favor de la parte
accionante, sino más bien un conflicto sobre la titularidad del derecho, que
corresponde dirimir a la jurisdicción ordinaria como una litis sobre derechos
registrados. TC/00364/14, 23 de diciembre de 2014.

El conflicto relativo al desalojo por el Abogado del Estado de un inmueble


ubicado en una parcela en la cual el desalojado posee constancias anotadas
debe ser resuelto por el tribunal de tierras correspondiente y no por el juez de
amparo. TC/0075/13, 7 de mayo de 2013.

No procede la acción en amparo ante la inercia del Abogado del Estado en un


desalojo. El propietario debe solicitar el desalojo judicialmente y no mediante
el amparo. SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 66, B. J. 1221.

No procede la acción en amparo ante la inercia del registrador de títulos para


emitir un nuevo certificado de título en sustitución de otro que se ha
extraviado. El accionante debió cuestionar la decisión del registrador de
títulos mediante los recursos previstos en la materia. TC/0285/14, 15 de
diciembre de 2014.

Procede la acción de amparo contra el comprador condicional que, mediante


vías de hecho, ocupa y desaloja al vendedor de un inmueble sin haber pagado
el precio de venta. TC/0070/13, 26 de abril de 2013.
Es admisible la acción en amparo cuando el accionante alega que fue
desalojado irregularmente de un inmueble sobre el cual no existe controversia
en lo que respecta al derecho de propiedad. TC/00371/14, 23 de diciembre de
2014.

En caso de violaciones continuas, el plazo para accionar en amparo no se


debe computar desde el momento en que se inició la alegada violación del
derecho fundamental. Las violaciones continuas son aquellas que se renuevan
bien sea por el tiempo que transcurra sin que estas sean subsanadas o bien por
las actuaciones sucesivas. TC/0113/14, 12 de julio de 2013; TC/0205/13, 13
de noviembre de 2013; TC/00376/14, 30 de diciembre de 2014.

Cuando se trata de una falta reiterada o continua, como lo es la ocupación


ilegítima de una parcela ajena, el punto de partida del plazo para accionar en
amparo se va renovando con cada incumplimiento, debido a la continuidad y
permanencia de la lesión. SCJ, 3.ª Sala, 4 de julio de 2012, núm. 11, B. J.
1220.

El plazo de treinta días previsto en el artículo 3, literal b de la Ley 437-06 de


Amparo puede aplicarse sin impedimentos ni restricciones en aquellos casos
en que se produzcan actos lesivos a derechos cuya ejecución comporta una
única acción u omisión, con pleno conocimiento de la persona cuyos
derechos han sido alegadamente violados. Sin embargo, el caso es distinto
cuando el acto antijurídico es repetitivo o permanente, implicativo de que esa
situación de hecho se prolongue en el tiempo. En ese caso el plazo no inicia
su curso mientras persista la acción presuntamente arbitraria e ilegal, lo cual
justifica la admisibilidad de la acción de amparo. TC/0205/13, 13 de
noviembre de 2013; SCJ, 1.ª Sala, 31 de agosto de 2011, núm. 38, B. J.
1209.
Armas de fuego

El derecho de propiedad está reconocido por el artículo 51 de la Constitución


como un derecho patrimonial fundamental. Sin embargo, cuando dicho
derecho recae sobre un arma de fuego, su ejercicio está condicionado y
limitado, por tratarse de un instrumento susceptible de poner en riesgo la
seguridad nacional, la integridad personal y el derecho a la vida. TC/0010/12,
2 de mayo de 2012; TC/0237/13, 29 de noviembre de 2013.
Concepto

El derecho de propiedad puede ser definido, de manera general, como el


derecho exclusivo de una persona (salvo el supuesto de copropiedad) al uso y
disposición de un bien. Implica la exclusión de terceros del disfrute o
aprovechamiento de dicho bien, a menos que su propietario lo haya
consentido. TC/0185/13, 11 de octubre de 2013; TC/0010/14, 14 de enero de
2014.

El derecho de propiedad está reconocido por el artículo 51 de la Constitución


como un derecho patrimonial fundamental. TC/0010/12, 2 de mayo de 2012;
TC/0237/13, 29 de noviembre de 2013.

Solo puede configurarse la violación del derecho de propiedad de carácter


constitucional cuando uno de los poderes públicos ha emitido un acto
arbitrario de despojo con características confiscatorias o expropiatorias y sin
fundamento legal. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de 2013, núm. 104, B. J.
1237.

El derecho de propiedad no reviste un carácter absoluto, sino relativo. Las


situaciones respecto de las cuales una persona puede ser despojada de los
bienes sujetos a su propiedad deben de estar establecidas específicamente en
la Constitución y las leyes. TC/0025/14, 30 de enero de 2014; TC/00397/14,
30 de diciembre de 2014.

El artículo 545 del Código Civil consagra el carácter absoluto del derecho de
propiedad. Las limitaciones al derecho de propiedad son numerosas en
materia de propiedad inmobiliaria. SCJ, 1.ª Cám., 2 de junio de 2004, núm. 3,
B. J. 1123, pp. 138-144.
Copropiedad

Un copropietario de un inmueble puede vender válidamente sus derechos de


propiedad sobre este sin el concurso de los demás copropietarios. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 17, B. J. 1155, pp. 205-211.
Determinación del propietario

Al amparo de la Constitución, corresponde a los jueces del fondo, según la


ley y las pruebas aportadas, determinar sobre cuál de las partes ligadas en la
litis recae el derecho de propiedad. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de
2014, núm. 7, B. J. 1239.
Garantía del Estado y de los jueces

Es deber del Estado garantizar y reconocer el derecho de propiedad de todo


ciudadano. Toda persona tiene derecho al goce, disfrute y disposición de sus
bienes. Es deber de los jueces, como principales garantes de los derechos
consagrados en la Constitución de la República, proteger el derecho que tiene
todo propietario de disponer de sus bienes de la forma más absoluta, así como
de perseguir su recuperación por las vías que el derecho le confiere. SCJ,
Salas Reunidas, 24 de octubre de 2012, núm. 4, B. J. 1223.

El derecho de propiedad es sagrado y tiene que ser respetado por el Estado


dominicano, así como por cualquier organismo internacional. Nadie, ni
siquiera el Estado, puede disponer de lo ajeno sin el consentimiento de su
propietario y sin cumplir con los mandatos constitucionales y legales. SCJ,
3.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 3, B. J. 1215.

La concesión del derecho de propiedad tiene tres dimensiones para que pueda
ser efectivo: el goce, el disfrute y la disposición. Para privar a una persona de
su propiedad, la autoridad correspondiente debe hacerlo observando el debido
proceso de ley consagrado en los artículos 68 y 69 de la Constitución
dominicana y en el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. TC/0017/12, 20 de febrero de 2012; TC 0088/12, 15 de diciembre
de 2012; TC/0097/14, 10 de junio de 2014; TC/00372/14, 26 de diciembre de
2014.

La propiedad inmobiliaria registrada, amparada en un certificado de título,


documento oficial que el Estado otorga al ciudadano como prueba y garantía
de su titularidad, no puede ser desconocido por acciones particulares, ni del
Estado y sus instituciones, pues esto entrañaría una transgresión al artículo 51
de la Constitución. En consecuencia, una alcaldía no puede declarar como
área verde una propiedad registrada a favor de un particular. TC/0242/13, 29
de noviembre de 2013.

Los derechos inmobiliarios registrados son imprescriptibles y gozan de la


garantía del Estado. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 30, B. J. 1228.
Patrimonio cultural de la nación

El derecho de propiedad sobre bienes inmuebles que se encuentran situados


dentro de los límites designados como patrimonio cultural de la nación está
limitado por la Constitución y las leyes. TC/0208/14, 3 de septiembre de
2014.
Permisos de los ayuntamientos

La potestad de los ayuntamientos de otorgar los permisos de uso de suelo y


edificaciones constituye una limitación legal al ejercicio del derecho de
propiedad, en razón de que se requiere de su autorización para el uso de la
propiedad. Sin embargo, una vez otorgado el permiso de uso de suelo y el
permiso de edificación por la administración competente, dicha autorización
pasa a formar parte integral del derecho de propiedad y esa limitación a su
uso deja de existir. TC/0226/14, 23 de octubre de 2014.
Reserva hereditaria

Son conformes a la Constitución de la República los artículos 913, 914, 915,


916, 917, 918, 919, 920, 921, 922, 923, 924, 925, 926, 927, 928, 929 y 930
del Código Civil dominicano, que establecen la reserva hereditaria. El
derecho de propiedad no tiene un carácter absoluto. El legislador tiene la
facultad de restringir el derecho de las personas de disponer libremente y
de forma gratuita de los bienes de su patrimonio, estableciendo la reserva
hereditaria, ya que la propia Constitución propende a la protección de la
familia contra las liberalidades excesivas que se puedan realizar a favor de
personas ajenas a ella, lo cual, garantiza, a la vez, la igualdad relativa entre
los coherederos. TC/0221/14, 23 de septiembre de 2014.
Usufructo

El derecho de usufructo de un inmueble no constituye ni puede ser asimilado


al derecho de propiedad sobre el inmueble y, por tanto, no es un derecho
fundamental cuya lesión autorice a la víctima a reclamar su protección
mediante la acción de amparo. TC/00394/14, 30 de diciembre de 2014.
DERECHO DE RETENCIÓN

V. también contrato.

El dueño de un taller de automóviles tiene el derecho de retener el vehículo


que le ha sido entregado para su reparación, a fin de posibilitar el cobro de
sus servicios. TC/0218/14, 22 de septiembre de 2014.
DERECHO DE VISITA

V. menores.
DESALOJO

V. también Abogado del Estado, alquileres y desahucios, calidad.


Agente de retención

No se debe proceder al desalojo del inquilino por falta de pago si este solo se
ha limitado a deducir de la mensualidad el porcentaje que le corresponde
retener como agente de retención y lo ha pagado en la Dirección General de
Impuestos Internos. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 40, B. J. 1218.
Amparo

No procede la acción en amparo para desalojar a un pretendido intruso de una


propiedad. Existe una vía distinta al amparo que permite al accionante
satisfacer de manera efectiva sus pretensiones: el desalojo judicial ante el
tribunal de tierras de jurisdicción original, de acuerdo con lo establecido en
los artículos 47, 48 y 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario.
TC/0297/14, 19 de diciembre de 2014.

El conflicto relativo al desalojo por el Abogado del Estado de un inmueble


ubicado en una parcela en la cual el desalojado posee constancias anotadas
debe ser resuelto por el tribunal de tierras correspondiente y no por el juez de
amparo. TC/0075/13, 7 de mayo de 2013.

No procede la acción en amparo ante la inercia del Abogado del Estado en un


desalojo. El propietario debe solicitar el desalojo judicialmente y no mediante
el amparo. SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 66, B. J. 1221.

Procede la acción de amparo contra el comprador condicional que, mediante


vías de hecho, ocupa y desaloja al vendedor de un inmueble sin haber pagado
el precio de venta. TC/0070/13, 26 de abril de 2013.

Es admisible la acción de amparo cuando el accionante alega que fue


desalojado irregularmente de un inmueble sobre el cual no existe controversia
en lo que respecta al derecho de propiedad. TC/00371/14, 23 de diciembre de
2014.
Citación

El propietario puede citar válidamente en desalojo al inquilino a una


audiencia para una fecha posterior a la del vencimiento del plazo establecido
por el artículo 1736 del Código Civil y del otorgado por la Comisión de
Apelación de Alquileres de Casas y Desahucios, aunque la citación sea hecha
antes de expirar dichos plazos. No procede en ese caso la inadmisibilidad de
la demanda en desalojo. SCJ, 1.ª Cám., 20 de julio de 2005, núm. 17, B. J.
1136, pp. 191-196.

El artículo 1736 del Código Civil, que establece que en los arrendamientos
verbales no procede el desahucio sin notificarle el desalojo al inquilino con
una anticipación de ciento ochenta días, no es aplicable para el caso de que el
arrendamiento se haya efectuado por escrito. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de
2012, núm. 68, B. J. 1221.
Competencia

Es excepcional la competencia de atribución de los jueces de paz para


conocer de la demanda en desalojo o en desahucio en materia de
arrendamiento. Dicha competencia le está atribuida expresamente por el
artículo 1, párrafo 2.º del Código de Procedimiento Civil, que señala que el
juez de paz es competente para conocer de las demandas en rescisión de
contrato de arrendamiento fundadas únicamente en la falta de pago de los
alquileres o arrendamientos, de las demandas en lanzamiento y desalojo de
lugares que sean consecuencia de aquellas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de
2012, núm. 107, B. J. 1216; 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 1, B. J.
1187; 23 de enero de 2008, núm. 9, B. J. 1166, pp. 118-127.

Conforme al artículo 1 del Código de Procedimiento Civil, solo el juzgado de


paz es competente para conocer de las demandas en resiliación de contrato de
inquilinato y del consecuente desalojo cuando la causa que se invoque sea la
falta de pago. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente, y no el juzgado de


paz, para conocer las acciones en desalojo o desahucio intentadas por el
propietario de un inmueble contra el inquilino basada en el artículo 3 del
Decreto 4807 de 1959, que autoriza el desalojo cuando el propietario solicita
el inmueble para ocuparlo personalmente durante dos años por lo menos.
Solo se le atribuye competencia al juzgado de paz para conocer las acciones
en rescisión del contrato de alquiler, desalojo y lanzamiento de lugares
cuando estas se fundamentan en la falta de pago de los alquileres o
arrendamientos. Fuera de ese caso, dicho tribunal no tiene facultad para
conocer las demandas en resiliación de los contratos de arrendamiento
fundadas en otras causas, ni de los desahucios, lanzamientos y desalojos que
sean consecuencia de estas. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 107, B.
J. 1216; 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 36, B. J. 1182, pp. 325-330; 6
de octubre de 2004, núm. 3, B. J. 1127, pp. 184-190; 19 de febrero de 2003,
núm. 5, B. J. 1106, pp. 91-96.

El juzgado de primera instancia es el tribunal competente para conocer las


demandas en resiliación del contrato de alquiler y en desalojo fundamentadas
en la llegada del término. En ese caso no es necesario agotar la vía del
Control de Alquileres de Casas y Desahucios, ya que esa vía administrativa
está organizada solo para conocer los asuntos previstos de manera expresa en
el Decreto 4807. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

El juzgado de primera instancia, no el juzgado de paz, es el competente para


conocer de una demanda en desahucio fundamentada en que el inmueble
alquilado será objeto de remodelación. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013,
núm. 50, B. J. 1230.

Las demandas en cobro de alquileres vencidos y desalojo de inmuebles


arrendados se inscriben en el marco de una acción mixta, por ser personal y
real a la vez, lo cual permite al demandante emplazar, a su elección tanto ante
el tribunal del domicilio del demandado como ante el tribunal del domicilio
del inmueble objeto de la litis, según el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J.
1223.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de una demanda en


desalojo por ocupación ilegal y turbación del derecho de propiedad, conforme
al artículo 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 69, B. J. 1232.

El artículo 49 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario y el artículo 161 del


Reglamento de los Tribunales de Jurisdicción Original y Superior de Tierras
facultan a los jueces de la jurisdicción inmobiliaria para que ordenen el
desalojo de un inmueble a resultas de un pedimento subsidiario en un proceso
contradictorio. No es necesario que el objeto principal de la demanda haya
sido el desalojo del ocupante ilegal. SCJ, 3.ª Sala, 25 de octubre de 2013,
núm. 49, B. J. 1235.

La jurisdicción inmobiliaria no es competente para conocer de la acción


judicial que no tiene por objeto la supresión o la modificación del registro de
la propiedad inmobiliaria involucrada en la litis, sino que persigue el desalojo
y la reparación de daños y perjuicios, pues se trata de una acción personal de
la competencia de los tribunales civiles. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003,
núm. 2, B. J. 1109, pp. 133-138.
Conforme a los artículos 101, 109 y 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos es competente, de manera general, para ordenar inmediata y
contradictoriamente las medidas provisionales necesarias en todos los casos
de urgencia que no colidan con una contestación seria o justifiquen la
existencia de un diferendo o las medidas conservatorias que se impongan
para prevenir un daño inminente o para hacer cesar una turbación
manifiestamente ilícita, por lo que es evidente que el juez de los referimientos
es competente para ordenar inmediatamente el lanzamiento de lugares de un
ocupante sin título cuando no existe una contestación seria sobre los derechos
de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 25, B. J. 1234; 11
de septiembre de 2013, núm. 26, B. J. 1234.

Según el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


puede tomar decisiones provisionales para prevenir un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita, como, por ejemplo, en una
demanda en expulsión, ordenar un informativo pericial para comprobar la
situación de hecho que se verifica sobre la parcela ocupada. SCJ, 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.
Comisión de Apelación de Alquileres y Desahucios

Las resoluciones de la Comisión de Apelación de Alquileres y Desahucios no


tienen por efecto dejar sin validez los contratos de inquilinato; solo pueden
autorizar el inicio del procedimiento de desalojo ante los tribunales
judiciales. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de 2005, núm. 11, B. J. 1132, pp. 261-
267.

Las resoluciones de la Comisión de Apelación de Alquileres de Casas y


Desahucios no son recurribles en casación, puesto que provienen de un
tribunal administrativo especial, no judicial. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de
2012, núm. 40, B. J. 1214; 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm. 22, B. J. 1112,
pp. 189-193.

Los gobernadores provinciales actúan como delegados de la Comisión de


Alquileres de Casas y Desahucios en sus respectivas jurisdicciones. Esta
delegación comprende todas las atribuciones otorgadas por el Decreto 4807
de 1959 al Control de Alquileres de Casas y Desahucios. SCJ, 1.ª Cám., 30
de diciembre de 2002, núm. 13, B. J. 1105, pp. 138-144.

Las comprobaciones que, para obtener el desalojo por desahucio de un


inmueble, realizan los jueces de fondo sobre la secuencia de los plazos
otorgados por el Control de Alquileres de Casas y Desahucios y la Comisión
de Apelación constituyen cuestiones de hecho que escapan al control de
casación, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
125, B. J. 1228.
Condiciones de admisibilidad de la demanda en desalojo

Según el artículo 8 de la Ley 4314 de 1955, modificada por la Ley 17-88 de


1988, no se dará curso a ninguna solicitud, instancia o demanda dirigida al
Control de Alquileres de Casas y Desahucios, a sus delegados provinciales o
a la Comisión de Apelaciones, ni al juzgado de paz ni a los tribunales
ordinarios, con fines de modificación de contratos de inquilinato, desalojo o
para el cumplimiento de una obligación contractual o legal derivada del
contrato de inquilinato, si el demandante, propietario o inquilino no presenta
el recibo original o la certificación del Banco Agrícola de la República
Dominicana que demuestre que se ha realizado el depósito previsto en el
párrafo II del artículo 2 de dicha ley. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014,
núm. 50, B. J. 1238.

Según el párrafo del artículo 161 del Reglamento de los Tribunales


Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original, el solicitante de un desalojo
deberá acompañar su solicitud con la documentación que pruebe su calidad
de propietario sobre el inmueble del cual pretende desalojar al ocupante. SCJ,
3.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 57, B. J. 1239.

En materia de desalojo, el artículo 12 de la Ley 18/88, que establece un


impuesto anual denominado "Impuesto sobre las Viviendas Suntuarias y los
Solares Urbanos no Edificados", pone a cargo del propietario la obligación de
aportar la prueba de haberse cumplido con el pago del impuesto creado por
dicha ley. Cuando esto no ocurre, corresponde al demandado en desalojo
demostrar que la edificación o vivienda dada en arrendamiento está sujeta al
pago de dicho impuesto. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 83, B. J.
1215; 1.ª Cám., 27 de septiembre de 2006, núm. 13, B. J. 1150, pp. 299-305;
12 de octubre de 2005, núm. 20, B. J. 1139, pp. 176-182; 4 de septiembre de
2002, núm. 4, B. J. 1102, pp. 95-101.

El anexo que se le hace a una vivienda no necesariamente constituye un


inmueble diferente. El inquilino que alegue que no se ha hecho depósito de la
prueba del pago de impuesto sobre vivienda suntuaria respecto del anexo
debe demostrar que dicho anexo está sujeto a dicho impuesto. SCJ, 1.ª Cám.,
6 de diciembre de 2006, núm. 5, B. J. 1152, pp. 70-75.
Las leyes 17-88 y 18-88 no son aplicables a los contratos de inquilinato
convenidos antes de su promulgación. Dichas leyes no pueden tener efectos
retroactivos. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J.
1082, pp. 9-45.
Copropiedad

De acuerdo con el artículo 47, párrafo I, de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, no procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una constancia anotada. Lo que procede es que se
delimiten los respectivos derechos de las partes mediante el procedimiento
correspondiente de deslinde. SCJ, 3.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 40, B.
J. 1207.

No procede el desalojo, por aplicación del artículo 47, párrafo I, de la Ley


108-05 de Registro Inmobiliario, de un copropietario que justifica sus
derechos en virtud de un contrato de venta consentido a su favor por un
copropietario con derechos registrados, aunque dicho contrato de venta no se
haya registrado, máxime cuando la copropietaria que le pretende desalojar no
ha demostrado la ubicación de su porción. SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre de
2013, núm. 28, B. J. 1234.

La disposición del párrafo I del artículo 47 de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario, que prohíbe el desalojo de un copropietario por otro, no impide
que se ordene el desalojo si se demuestra que el copropietario ocupa una
porción con una extensión mayor de la que tiene registrada en su constancia
anotada o si se comprueba que ocupa una porción distinta a la descrita en el
acto por el cual adquirió sus derechos en la parcela. SCJ, 3.ª Sala, 30 de
enero de 2013, núm. 39, B. J. 1226.

Si se comprueba que un copropietario se ha introducido en los terrenos de


otro copropietario, este puede solicitar el desalojo del primero, pese a lo que
establece el artículo 47 párrafo I de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,
puesto que su posesión se encuentra amparada en una carta constancia
anotada en un certificado de título y tiene, en consecuencia, como lo
establece la misma ley, los mismos derechos que se derivan de un certificado
de título. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 2, B. J. 1205.

La restricción contenida en el párrafo I del artículo 47 de la Ley 108-05,


según la cual no procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una constancia anotada, es aplicable exclusivamente
para el proceso de desalojo administrativo ante el Abogado del Estado. No se
impone a los tribunales de tierras, que pueden ordenar el desalojo de uno de
los titulares de una carta constancia si comprueban que este ocupa
materialmente terrenos que no le corresponden. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de
2013, núm. 53, B. J. 1228.

La disposición del artículo 47 de la Ley 108-05 que establece que no procede


el desalojo de un copropietario del mismo inmueble contra otro en virtud de
una constancia anotada se aplica en sede administrativa, pero no ante los
jueces en materia de tierras, quienes pueden determinar, luego de la
instrucción de la causa, cuál de los copropietarios detenta la porción
incorrecta y ordenar su desalojo. SCJ, 3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm.
31, B. J. 1223.

Los jueces pueden deducir de los actos de delimitación material de la porción


adquirida por cada propietario o de las inspecciones técnicas realizadas si la
ocupación material se corresponde con los derechos de cada uno, conforme
fueron previamente delimitados al momento de su contratación. En estos
casos, los jueces tienen la facultad de ordenar el desalojo a fin de preservar el
derecho de propiedad que ha sido válidamente adquirido y descartar el que no
lo ha sido, aunque en principio ambos derechos se encuentren registrados.
SCJ, 3.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 26, B. J. 1236.
Decreto 4807 de 1959

El artículo 3 del Decreto 4807 de 1959 es inconstitucional. TC/0174/14, 11


de agosto de 2014, núm. 125, B. J. 1228; 26 de octubre de 2011, núm. 31, B.
J. 1211; 1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 1, B. J. 1177, pp. 133-145.

Según los artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959, para poder liberarse de
la demanda en desalojo por falta de pago de los alquileres, el inquilino debe
poner a disposición del demandante la totalidad de la suma adeudada más los
gastos adeudados hasta el día de la audiencia. No es válida la oferta que no
incluye los gastos. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 198, B. J.
1215.

El párrafo I del artículo 3 del Decreto 4807 de 1959 se aplica a todos los
desalojos, no solo a los que se relacionen con inquilinatos. SCJ 1.ª Cám., 25
de julio de 2007, núm. 15, B. J. 1160, pp. 167-173.
Desahucio de arrendamiento verbal

La notificación con ciento ochenta días de anticipación dispuesta en el


artículo 1736 del Código Civil para el desahucio en caso de arrendamientos
verbales no tiene que hacerse mediante un acto o actuación formal específica;
basta con que los términos previos hayan vencido efectivamente y que el
inquilino haya tenido conocimiento a través de la resolución de la Comisión
de Alquileres de la existencia del plazo. SCJ, 1.ª Cám., 18 de febrero de
2004, núm. 19, B. J. 1119, pp. 189-194; 6 de marzo de 2002, núm. 15, B. J.
1096, pp. 141-146.

El término notificar consignado en el artículo 1736 del Código Civil tiene


como propósito que el desalojo no se produzca sin que sea conocido por la
persona desalojada en los plazos de antelación indicados en dicho texto legal.
No hay necesidad de que la notificación se efectúe mediante un acto o
actuación formal específico. SCJ, 1.ª Cám., 13 de septiembre de 2006, núm.
5, B. J. 1150, pp. 245-253; 11 de febrero de 2004, núm. 19, B. J. 1119, pp.
189-194; 6 de marzo de 2002, núm. 15, B. J. 1096, pp. 141-146.

El plazo para el desahucio de ciento ochenta días establecido por el artículo


1736 del Código Civil es de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de
2013, núm. 202, B. J. 1230.
Desalojo basado en que el propietario o sus familiares desean ocupar el
inmueble alquilado

Conforme al Decreto 4807 de 1959, el desahucio fundamentado en que el


propietario o algunos de sus familiares ocupará el inmueble alquilado debe ir
precedido de un procedimiento de carácter administrativo que es de orden
público. SCJ, 1.ª Cám., 12 de marzo de 2004, núm. 13, B. J. 1120, pp. 174-
179.

La declaración jurada que debe hacer el propietario del inmueble que lo


ocupará personalmente, según el artículo 6 del Decreto 4807 de 1959, no
tiene que hacerse por acto auténtico ni en presencia de dos testigos; basta con
que la firma sea legalizada por un notario. SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de
2012, núm. 26, B. J. 1224.

El hecho de que el propietario no deposite en una demanda en desalojo la


declaración jurada que ateste que el inmueble será ocupado por él
personalmente o por uno de sus familiares durante dos años, por lo menos, y
que no la alquilará ni entregará en ninguna forma durante ese lapso, no está
sancionado con la inadmisión de la demanda. El objeto de dicha formalidad
es que la solicitud de desalojo esté sustentada en una prueba fehaciente de la
voluntad del propietario de ocupar personalmente el inmueble alquilado o de
cedérselo a sus familiares, lo cual ha quedado establecida de manera
inequívoca en la especie por las actuaciones de la propietaria durante el
proceso. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 26, B. J. 1232.

En una demanda en desalojo fundamentada en el hecho de que el propietario


ocupará el inmueble alquilado, una vez obtenida esta autorización y
apoderado el tribunal para conocer del procedimiento de desalojo, basta con
que el juez apoderado compruebe que se han otorgado los plazos concedidos
previamente a favor del inquilino para iniciar el procedimiento en desalojo,
sin tener que ponderar si realmente el propietario ocupará o no el inmueble.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 19, B. J. 1218; 23 de mayo de 2012,
núm. 49, B. J. 1218.
Desalojo basado en la reparación o remodelación del inmueble alquilado

Según el artículo 4 del Decreto 4807 de 1959, el propietario de un inmueble


alquilado tiene derecho a solicitar al inquilino, a través del Control de
Alquileres de Casas y Desahucios, que se lo entregue a fin de repararlo,
reedificarlo o hacer una nueva construcción. SCJ, 1.ª Cám., 6 de septiembre
de 2006, núm. 1, B. J. 1150, pp. 221-229.

El juzgado de primera instancia, no el juzgado de paz, es el competente para


conocer de una demanda en desahucio fundamentada en que el inmueble
alquilado será objeto de remodelación. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013,
núm. 50, B. J. 1230.

Cuando se apodera a la jurisdicción de primera instancia para conocer de la


demanda en desalojo fundamentada en que el inmueble alquilado será objeto
de remodelación, sin que la parte demandante haya agotado la fase previa o
preliminar ante el Control de Alquileres de Casas y Desahucios, el tribunal
apoderado no debe declararse incompetente, sino adoptar las disposiciones
pertinentes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 50, B. J. 1230.
Efecto suspensivo de los recursos en materia de desahucio

La ejecución provisional no puede ordenarse en materia de desahucio de


contrato de inquilinato, puesto que la parte final del párrafo 2 del artículo 1
del Código de Procedimiento Civil dispone que cualquier recurso que se
interponga contra la sentencia de desahucio suspenderá su ejecución. SCJ, 1.ª
Sala, 10 de marzo de 2012, núm. 18, B. J. 1192.
Fuerza pública

La autorización de la orden de desalojo emitida por la directora del


Departamento de Asuntos Civiles y Ejecuciones de la Procuraduría Fiscal del
Distrito Nacional es un mecanismo utilizado para hacer ejecutar las
decisiones que ordenen el lanzamiento o desalojo de los lugares a las
personas que resistan la desocupación voluntaria tras la notificación y
emplazamiento con motivo de una decisión judicial o con respecto a una
ocupación ilegal o intrusión. El Ministerio Público es la autoridad que la ley
ha instituido para calificar la solicitud de expulsión o desalojo de una persona
que ocupa un inmueble contraviniendo una decisión judicial o la propia ley.
TC\0330\14, 22 de diciembre de 2014.
Lanzamiento de lugares

El juez de los referimientos es competente para conocer de la demanda en


lanzamiento de lugares contra un intruso si no hay una contestación seria
sobre el derecho de propiedad. SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio de 2013, núm. 69, B.
J. 1231.

El elemento esencial a ser valorado en una demanda en expulsión o


lanzamiento de lugar es si la parte que se pretende desalojar es un ocupante
ilegal que no cuenta con el consentimiento del propietario del inmueble, es
decir, que se encuentre a título precario o sin calidad. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 81, B. J. 1228.
Muerte del inquilino

No incurre en nulidad el propietario que comienza el procedimiento de


desalojo contra su inquilino que ha fallecido si el primero no ha tenido la
oportunidad de enterarse de la muerte del segundo. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 1, B. J. 1104, pp. 37-42.
Nuevo propietario

Cuando el propietario de un inmueble alquilado lo vende a un tercero, las


estipulaciones del contrato de arrendamiento quedan transferidas de pleno
derecho al nuevo propietario y, en consecuencia, todo litigio derivado de ese
contrato debe resolverse entre el nuevo propietario y el arrendatario. El nuevo
propietario tiene calidad para demandar el desalojo de los inquilinos, aun
cuando no se haya traspasado el inmueble adquirido a nombre de aquel. SCJ,
1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 114, B. J. 1229.

No existe ninguna disposición legal que exija que el comprador tenga la


obligación de notificar el contrato de venta del bien adquirido a los
inquilinos. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 114, B. J. 1229.
Ocupante por simple tolerancia

El hecho de que el propietario de un inmueble no registrado permita que una


tercera persona lo ocupe, por simple tolerancia y sin ningún título o vínculo
contractual, no es considerado por la ley como una situación generadora de
derechos inmobiliarios para el beneficiado, independientemente del tiempo
que dure dicha ocupación. En esa situación, el único elemento que legitima la
ocupación del inmueble por parte del tercero es la voluntad del propietario de
permitir dicha ocupación, por lo que cuando dicha voluntad se extingue,
también desaparece el carácter lícito de la ocupación y el legítimo propietario
puede proceder a su desalojo. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm.
25, B. J. 1234.
Ofrecimientos reales y consignación

La oferta en audiencia de los alquileres adeudados o su depósito en las


oficinas del Banco Agrícola constituye una causa de sobreseimiento obligado
del proceso de rescisión del contrato de inquilinato, según lo disponen los
artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 3, B. J. 1238.

Para el juez sobreseer el procedimiento de desalojo por falta de pago como


consecuencia del ofrecimiento de pago y consignación hecho por el deudor,
se precisa que se hayan consignado no solo todos los alquileres vencidos,
sino también todos los gastos causados hasta el día de la audiencia. SCJ, 1.ª
Cám., 4 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145.

Según los artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959, para poder liberarse
de la demanda en desalojo por falta de pago de los alquileres, el inquilino
debe poner a disposición del demandante la totalidad de la suma adeudada
más los gastos adeudados hasta el día de la audiencia. No es válida la oferta
que no incluye los gastos. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 198, B.
J. 1215.

Es inválido el ofrecimiento real hecho después de celebrada la audiencia.


SCJ, Cámaras Reunidas, 5 de julio de 2009, núm. 1, B. J. 1184.
Plazos

Las comprobaciones de la secuencia de los plazos de desalojo constituyen


cuestiones de hecho que escapan al control de casación. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
mayo de 2007, núm. 5, B. J. 1158, pp. 118-124.

Los plazos para desalojar otorgados en virtud del Decreto 4807 de 1959 no
derogan los plazos establecidos a ese mismo fin por el Código Civil, sino que
deben agregarse a estos. SCJ, 1.ª Cám., 26 de septiembre de 2001, núm. 11,
B. J. 1090, pp. 87-91.

Los plazos otorgados en provecho del inquilino por la Comisión de


Apelación sobre Alquileres de Casas y Desahucios corren a contar de la fecha
de la resolución rendida al efecto, no de la fecha de la notificación de la
resolución, dado su carácter puramente administrativo, no judicial. SCJ, 1.ª
Cám., 13 de septiembre de 2006, núm. 5, B. J. 1150, pp. 246-253.

Es admisible la demanda en desalojo intentada antes del vencimiento de la


suma de los plazos establecidos por la resolución de la Comisión de
Apelación del Control de Alquileres de Casas y Desahucios y el artículo 1736
del Código Civil si dicha situación ha quedado regularizada al momento del
tribunal emitir su fallo, es decir, si para esa fecha han vencido los plazos
indicados. Según el artículo 48 de la Ley 834 de 1978, si la situación que da
lugar a un medio de inadmisión es susceptible de ser regularizada, la
inadmisibilidad será descartada si su causa ha desaparecido en el momento en
que el juez estatuye. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 41, B. J.
1239; 13 de junio de 2012, núm. 33, B. J. 1219.

El artículo 1736 del Código Civil, que establece que en los arrendamientos
verbales no procede el desahucio sin notificarle el desalojo al inquilino con
una anticipación de ciento ochenta días, no es aplicable para el caso de que el
arrendamiento se haya efectuado por escrito. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de
2012, núm. 68, B. J. 1221.

En una demanda en desalojo fundamentada en el hecho de que el propietario


ocupará el inmueble alquilado, una vez obtenida esta autorización y
apoderado el tribunal para conocer del procedimiento de desalojo, basta con
que el juez apoderado compruebe que se han otorgado los plazos concedidos
previamente a favor del inquilino para iniciar el procedimiento en desalojo,
sin tener que ponderar si realmente el propietario ocupará o no el inmueble.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 19, B. J. 1218; 23 de mayo de 2012,
núm. 49, B. J. 1218.
Recibo de la declaración ante Catastro

Es inconstitucional el artículo 55 de la Ley 317 de 1968 sobre Catastro, que


exige, a pena de inadmisibilidad, el depósito del recibo relativo a la
declaración presentada a la Dirección General del Catastro Nacional del
inmueble de que se trate, en todas las acciones que se refieran a dicho
inmueble. El artículo 55 es una norma discriminatoria que vulnera la igualdad
de todos los dominicanos ante la ley, puesto que solo se exige el depósito a
aquellos propietarios que hayan cedido sus inmuebles en arrendamiento o
alquiler y que se vean precisados a intentar alguna acción contra sus
inquilinos o arrendatarios. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001,
núm. 1, B. J. 1082, pp. 9-45; 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 44, B. J.
1238; 3 de octubre de 2012, núm. 17, B. J. 1223; 19 de septiembre de 2012,
núm. 49, B. J. 1222; 20 de junio de 2012, núm. 50, B. J. 1219; 1.ª Cám., 19
de enero de 2005, núm. 5, B. J. 1130, pp. 81-87. En sentido contrario: SCJ,
1.ª Cám., 11 de julio de 2001, núm. 7, B. J. 1088, pp. 79-85.
Sentencia que ordena la partición

La sentencia que simplemente ordena la partición no puede servir de título


para desalojar y tomar posesión de los inmuebles reclamados por los
demandantes. TC/002813, 6 de marzo de 2013.
Sobreseimiento

El tribunal puede sobreseer la demanda en desalojo si en su curso surge la


discusión de la propiedad del inmueble, siempre que se demuestre que la
jurisdicción inmobiliaria se encuentra apoderada de una litis en relación con
el inmueble objeto de desalojo. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 12,
B. J. 1223.

Procede el sobreseimiento de la demanda en cobro de alquileres y desalojo si


está en juego el derecho de propiedad sobre el inmueble alquilado en una litis
sobre derecho registrado, ya que se trata de una cuestión prejudicial. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 79, B. J. 1223.

El tribunal apoderado de una demanda en cobro de alquileres y desalojo debe


sobreseer el conocimiento del asunto si sobre el mismo inmueble existe una
litis sobre derechos registrados en el tribunal de tierras entre el demandante
en desalojo y un tercero que pretende revocar la calidad de propietario del
primero. SCJ, 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm. 1, B. J. 1137, pp. 145-
150.

El juez debe sobreseer la demanda en desalojo por falta de pago si el día de la


audiencia el demandado cubre la totalidad de la suma adeudada más los
gastos legales o demuestra que está al día en el pago de los alquileres,
conforme al artículo 12 del Decreto 4807 de 1959. SCJ, 1.ª Cám., 11 de
septiembre de 2002, núm. 10, B. J. 1102, pp. 138-142.
Zona marítima

Un propietario cuya parcela frente a la costa colinda con la zona marítima no


puede pretender desalojar a un ocupante de dicha zona, ya que la zona
marítima es de dominio público y no le pertenece. SCJ, 3.ª Sala, 9 de
noviembre de 2012, núm. 12, B. J. 1224.
DESCENSO DE LUGARES

V. también medidas de instrucción.

Los jueces de tierras pueden rechazar la solicitud de una medida técnica sobre
la base de que ordenarla carecería de utilidad por no poder aportar nada
nuevo al proceso, ya que el juez de primer grado había realizado un descenso
de lugares y, además, existía un plano aprobado por la Dirección Regional de
Mensuras Catastrales. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 49, B. J.
1231.
DESEMBARGO

V. embargo conservatorio, embargo retentivo.


DESISTIMIENTO
Aceptación

No es válido el desistimiento del recurrente en casación que no ha sido


aceptado por el recurrido. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 34, B. J.
1219.

Para la validez del desistimiento de uno o varios actos de procedimiento, no


es necesario la aceptación de la contraparte prescrita por el artículo 402 del
Código de Procedimiento Civil. El abandono de un procedimiento irregular o
de un acto que no haya dado nacimiento a un derecho actual a la parte a quien
ha sido notificado no tiene que ser firmado por dicha parte ni aceptado por
ella. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 152, B. J. 1215.

El desistimiento hecho en el proceso penal a una reclamación civil no está


sujeto a los artículos 402 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
sino a los artículos 66 y 67 del Código de Procedimiento Criminal, que
disponen que el desistimiento de la acción no tiene que ser aceptado ni
formulado por escrito. SCJ, 1.ª Cám., 30 de abril de 2008, núm. 27, B. J.
1169, pp. 263.
Casación

No es válido el desistimiento del recurrente en casación que no ha sido


aceptado por el recurrido. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 34, B. J.
1219.

Procede que la Suprema Corte de Justicia dé acta de desistimiento por falta


de interés cuando las partes han suscrito un contrato de transacción respecto
del recurso de casación en curso. SCJ, 1.ª Cám., 28 de octubre de 2009, núm.
45, B. J. 1187; 6 de diciembre de 2006, núm. 6, B. J. 1152, pp. 76-80.
Costas

En los casos en que no sea necesaria la aceptación del desistimiento, las


costas pueden ser ofrecidas por la parte desistente al momento de desistir o
pueden ser liquidadas después a solicitud de la parte interesada. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 152, B. J. 1215.
Defecto
El defecto del demandante se asimila a un desistimiento de la instancia, no a
un desistimiento de la acción. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76,
B. J. 1221.
Desistimiento de instancia y desistimiento de acción

El desistimiento de instancia no implica necesariamente el desistimiento de la


acción propiamente dicha, que sería un abandono del derecho mismo. El
desistimiento de instancia conlleva el aniquilamiento del proceso vigente,
pero el derecho de accionar en justicia queda intacto, ya que es de principio
que toda renuncia a un derecho, como lo es la renuncia a una demanda o a
una acción judicial, debe ser expresa, no sujeta a especulación alguna. El
desistimiento a que se refiere el artículo 2247 del Código Civil, que tiene por
efecto que la interrupción de la prescripción se considere como no ocurrida,
es el desistimiento de la acción, no el desistimiento de la instancia. SCJ, 1.ª
Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.
Efectos

Cuando hay un desistimiento, el tribunal queda automáticamente


desapoderado para decidir el fondo del asunto, al haber quedado este
aniquilado por la voluntad de las partes, que son dueñas para desistir de su
acción, lo que implica de pleno derecho que las cosas sean repuestas, de una
y otra parte, en el mismo estado en que se encontraban antes de la acción.
SCJ, 3.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 69, B. J. 1219.
Formas

El desistimiento puede ser explícito o implícito (tácito). El desistimiento


explícito puede ser formalizado mediante acto de alguacil, carta u oralmente
en audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 1, B. J. 1144, pp. 143-
148.

Para que el desistimiento sea válido, el acto que lo contiene debe ser firmado
por todas las partes involucradas en el proceso litigioso. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
julio de 2013, núm. 11, B. J. 1232.

No es válido el desistimiento hecho por el simple cruce de actos de alguacil


entre los abogados de las partes sin las firmas de estas. SCJ, 1.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 107, B. J. 1232.

Para poder otorgar un acto de desistimiento de instancia, el abogado que dice


asumir la representación de una parte debe estar provisto de un poder
especial. En caso contrario, la parte que no ha otorgado ese poder especial de
representación puede darlo por no otorgado, sin necesidad de acudir al
procedimiento de la denegación. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 63,
B. J. 1218.

Una parte en el proceso puede renunciar, sin el consentimiento del adversario


y sin necesidad de poder especial, a los beneficios y efectos de una sentencia
incidental que se limita a ordenar o negar una medida de instrucción, puesto
que en ese caso no hay desistimiento de instancia. SCJ, 3.ª Cám., 9 de mayo
de 2001, núm. 7, B. J. 1086, pp. 821-828.

El desistimiento hecho en el proceso penal a una reclamación civil no está


sujeto a los artículos 402 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
sino a los artículos 66 y 67 del Código de Procedimiento Criminal, que
disponen que el desistimiento de la acción no tiene que ser aceptado ni
formulado por escrito. SCJ, 1.ª Cám., 30 de abril de 2008, núm. 27, B. J.
1169, pp. 263.

En materia de tierras, el desistimiento debe ser formulado mediante un


documento firmado por las partes o por quienes lo representen legalmente y
con las firmas legalizadas. SCJ, 3.ª Cám., 28 de mayo de 2003, núm. 31, B. J.
1110, pp. 721-723.
Instancia en apelación

Si el apelante desiste de su recurso de apelación contra una sentencia


incidental y el intimado, a su vez, renuncia a los beneficios de la sentencia
impugnada, el tribunal debe limitarse a pronunciarse exclusivamente sobre
dichos pedimentos. SCJ, 3.ª Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 19, B. J.
1105, pp. 630-636.
Interés

El desistimiento de instancia demuestra la falta de interés que tiene el


accionante de seguir con su propósito. Procura poner las cosas en la misma
situación en que se encontraban antes del ejercicio de la acción. SCJ, 3.ª Sala,
5 de febrero de 2014, núm. 1, B. J. 1239.

Aunque el desistimiento de instancia debe ser aceptado por la otra parte, esto
no significa que el desistimiento en caso de oposición deba ser rechazado, ya
que el demandando debe probar y justificar el interés de su rechazo. SCJ, 3.ª
Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 1, B. J. 1239.
Momento en que debe proponerse

El desistimiento de instancia puede producirse en cualquier estado del


proceso. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 1, B. J. 1239.

Los incidentes de la instancia, como la demanda en denegación, el


desistimiento de un acto producido en el proceso y la demanda en renovación
de instancia, solo pueden ser propuestos mientras el asunto no se encuentre
en estado de recibir fallo. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 9, B. J.
1127, pp. 228-240.
Poder soberano de los jueces

La validez del desistimiento descansa en el poder soberano de apreciación de


los jueces del orden judicial, quienes pueden rechazarlo si es invocado por los
abogados de las partes sin mención del poder otorgado por su representado.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 3, B. J. 1220.

Corresponde al tribunal apoderado de la litis apreciar la validez del acto de


desistimiento hecho por una parte, máxime cuando la contraparte se niega a
aceptarlo. SCJ, 3.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 58, B. J. 1239.
Prescripción

El desistimiento a que se refiere el artículo 2247 del Código Civil, que tiene
por efecto que la interrupción de la prescripción se considere como no
ocurrida, es el desistimiento de la acción, no el desistimiento de la instancia.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.
DESLINDE

V. también agrimensor, posesión.


Autoridad de la cosa juzgada

Una decisión en materia de deslinde y subdivisión no tiene autoridad de la


cosa juzgada respecto de las personas que no figuran como partes en dicho
proceso ni fueron citados. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 93,
B. J. 1237.

Los deslindes que han sido aprobados de manera administrativa no adquieren


la autoridad de la cosa juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm.
93, B. J. 1237; 25 de julio de 2012, núm. 66, B. J. 1220.

Aunque las resoluciones sobre deslindes hechos de acuerdo con la antigua


Ley 1542 de Registro de Tierras tienen un carácter meramente administrativo
y, por tanto, no tienen la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, esto
no significa que no haya plazo para impugnarlas, puesto que, según el
artículo 2262 del Código Civil, todas las acciones para impugnar cualquier
acto o resolución prescribe a los veinte años. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de
2014, núm. 31, B. J. 1240. En sentido contrario: SCJ, 3.ª Sala, 18 de
diciembre de 2013, núm. 93, B. J. 1237 (v. párrafo siguiente).

Las resoluciones administrativas dictadas en materia de deslindes por los


tribunales superiores de tierras, conforme a la antigua Ley de Registro de
Tierras, no tienen la autoridad de la cosa juzgada por ser decisiones de
carácter puramente administrativo. Pueden, por tanto, ser impugnadas en
cualquier momento, aun cuando haya transcurrido más de veinte años desde
su emisión. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 93, B. J. 1237.
Calidad

Quien solicita un deslinde debe ser titular del derecho que aspira sea
individualizado. SCJ, 3.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 28, B. J. 1158, pp.
1643-1651.
Carácter del procedimiento

Según el artículo 130 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario y el artículo


10 de la Resolución 355-2009 de la Suprema Corte de Justicia, el deslinde es
un proceso contradictorio que se conoce ante el tribunal de tierras de
jurisdicción original territorialmente competente. Este carácter contradictorio
está sustentado en el sistema de publicidad establecido para el deslinde, así
como por el requisito de la notificación y citación de los colindantes y de los
copropietarios del inmueble objeto del proceso, lo cual procura instituir una
manera efectiva para que las personas que tengan interés en dicho proceso
puedan presentar su oposición u objetar todo o parte del trabajo realizado por
el agrimensor a cuyo cargo estén los trabajos. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre
de 2013, núm. 84, B. J. 1237.

El hecho de que no se presente ninguna objeción en la instrucción del


deslinde no le quita a este proceso el carácter de contradictorio establecido
por la ley ni a la decisión del tribunal su carácter de verdadera sentencia. Esa
circunstancia solamente lo hace no litigioso. El proceso se conoce en
audiencia pública, se llaman a los colindantes a comparecer, se hacen
publicaciones en los periódicos, todo con el fin de que quien tenga un interés
en el proceso pueda presentar sus pretensiones, a diferencia de lo que ocurría
en virtud de la antigua Ley 1542 sobre Registro de Tierras, en que los
deslindes se hacían en cámara de consejo, mediante un proceso gracioso o
administrativo. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 84, B. J. 1237.
Concepto

El deslinde es la delimitación que hace una persona de la propiedad


inmobiliaria sobre la cual tiene un derecho registrado y sobre un área que
corresponde a la que tiene derecho. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm.
47, B. J. 1218.
Copropietario con plano y ocupación

No procede la oposición de parte de un copropietario al deslinde hecho a


petición de otro copropietario de una porción de terreno cuyos linderos han
quedado delimitados al momento de su adquisición por el correspondiente
plano, así como por la ocupación. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014,
números 10 y 11, B. J. 1239.
Depuración de las constancias anotadas

En la depuración de los derechos de las partes amparados en constancias


anotadas, el tribunal puede establecer que el derecho de propiedad del
reclamante que ocupó primero los terrenos ha sido violentado por la
ocupación ilegítima de un segundo reclamante, quien construyó una caseta
dentro de la ocupación del primero, pese a la oposición de este. SCJ, 3.ª Sala,
7 de agosto de 2013, núm. 19, B. J. 1233.
Deslindes administrativos

Es nulo el deslinde administrativo que fue realizado sobre una porción de


terreno que no estaba ocupada por los deslindantes. SCJ, 3.ª Sala, 28 de
noviembre de 2012, núm. 65, B. J. 1224.

No procede la anulación de un deslinde administrativo, del cual se cuestionan


los trabajos técnicos realizados por un agrimensor y aprobados por la
Dirección de Mensura y el Tribunal Superior de Tierras, sin llamar a juicio a
todas las partes interesadas. SCJ, 3.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 83, B.
J. 1239.
Formalidades

Para la aprobación de un deslinde no basta con que el agrimensor autorizado


lo haya presentado al tribunal, previa conformidad de la persona interesada,
sino que es necesario que haya cumplido con las formalidades exigidas por la
ley. En la especie, el agrimensor no fue al terreno a realizar los trabajos de
campo, ni citó a los condueños y colindantes, ni se percató que el terreno no
estaba ocupado por el deslindante. SCJ, Cámaras Reunidas, 24 de abril de
2002, núm. 8, B. J. 1097, pp. 77.

Para la regularidad de un deslinde, es necesario que el agrimensor autorizado


haya cumplido con las formalidades exigidas por la ley. El tribunal debe
acoger la impugnación de un deslinde que ha sido realizado sin citar a los
condueños ni a los colindantes de la parcela, SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre
de 2013, núm. 17, B. J. 1234.

Es obligación del agrimensor que realiza un deslinde notificar a los


colindantes de la porción de terreno a deslindar la fecha y la hora en que
procederá a los trabajos de campo, con la finalidad de que estos puedan hacer
sus observaciones y reclamos, de lo que el agrimensor debe tomar debida
nota, consignándolo en la libreta correspondiente en la forma que establece el
artículo 17 del Reglamento General de Mensuras Catastrales. SCJ, 3.ª Cám.,
4 de abril de 2001, núm 7, B. J. 1085, pp. 493-505.

Para que exista regularidad en los trabajos de deslinde que se realicen sobre
un terreno, es indispensable que se le dé a las partes interesadas, o sea, a
todos los copropietarios, iguales oportunidades para que puedan ejercer la
defensa de sus derechos durante los trabajos de campo relativos al deslinde,
para evitar que las porciones ocupadas por los colindantes sean abarcadas o
comprendidas dentro del trabajo de mensura. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de
2014, núm. 27, B. J. 1239.

Es obligación del agrimensor citar a todos los copropietarios y colindantes


para que estos expresen en el terreno sus observaciones o reclamos, así como
anotar en su libreta todas las incidencias surgidas al momento de realizar los
trabajos de campo. SCJ, 3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 31, B. J.
1223; 3.ª Cám., 30 de enero de 2008, núm. 39, B. J. 1166, pp. 942-954; 19
de diciembre de 2007, núm. 36, B. J. 1165, pp. 1020-1031; 23 de agosto de
2006, núm. 24, B. J. 1149, pp. 1659-1668; 26 de enero de 2005, núm. 29, B,
J. 1130, pp. 760-769.

Entre los requisitos de validez para el deslinde figura la obligación del


agrimensor actuante de comunicar previamente a los colindantes y a la
Dirección de Mensuras Catastrales sobre su actuación, conforme al artículo
12, letra a, del Reglamento 355-2009 para la Regulación Parcelaria y el
Deslinde. SCJ, 3.ª Sala, 28 de noviembre de 2012, núm. 74, B. J. 1224.

Es nulo el deslinde administrativo que fue realizado sin citar ni a los


condueños ni a los colindantes. SCJ, 3.ª Sala, 28 de noviembre de 2012, núm.
65, B. J. 1224.

Aunque está previsto que el incumplimiento de las formalidades de


publicidad da lugar al rechazo del trabajo técnico, aun si el agrimensor ha
obviado en la etapa técnica la comunicación a los colindantes, no es nulo el
deslinde si la parte interesada ha tenido la oportunidad en la etapa judicial de
presentar sus objeciones y reclamaciones de manera contradictoria, máxime
cuando el tribunal ordenó una inspección sobre dichos trabajos, por lo que,
aun cuando el agrimensor haya incurrido en la alegada inobservancia, esto no
perjudicó los reclamos de la impugnante y se salvaguardó en la etapa judicial
su derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 9, B. J.
1236.

Es nulo el certificado de título expedido como consecuencia de un deslinde


irregular en el cual no se ha notificado a los colindantes. SCJ, 3.ª Cám., 10 de
agosto de 2005, núm. 16, B. J. 1137, pp. 1632-1638.

La falta de constancia de notificación de una parte a la audiencia donde se


discutiría el fondo de un deslinde constituye una violación a su derecho de
defensa. TC/00404/14, 30 de diciembre de 2014.
Fraude

Cuando en un deslinde se denuncia la existencia de fraude, los jueces están


en el deber de examinar exhaustivamente todos los elementos de juicio que
sean útiles para establecer la verdad, a cuyos fines la ley los autoriza a
celebrar tantas audiencias como fueren necesarias con el propósito de que el
certificado de título que surja de su decisión esté revestido de la garantía que
le otorga la ley. SCJ, 3.ª Sala, 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198.
Inspección

En un proceso de deslinde, es deber del tribunal, cuando las partes en


conflicto se han servido de informes que son disímiles de otro, requerir que la
Dirección Regional de Mensuras Catastrales emita por intermedio de uno de
sus inspectores una opinión concluyente desde el punto de vista catastral.
SCJ, 3.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 56, B. J. 1219.

El informe de inspección técnico constituye la prueba por excelencia en los


deslindes. SCJ, 3.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 80, B. J. 1218.

La medida de inspección es un instrumento técnico de prueba determinante


para detectar la regularidad o no de los trabajos de campo. SCJ, 3.ª Sala, 3 de
julio de 2013, núm. 26, B. J. 1232.
Impugnación

Quien impugna un deslinde debe probar que sus derechos de propiedad han
sido afectados por el deslinde practicado. En la especie, el demandante
declaró que “desconocía la ubicación de sus derechos dentro de la referida
parcela”. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 19, B. J. 1232.
Nuevo propietario en la parcela matriz después de realizados los
trabajos de campo

Deslinde cuyos trabajos de campo son practicados por el agrimensor en 1993


y presentados en 2005. En ese lapso una persona adquiere derechos de
propiedad dentro de la parcela matriz. El agrimensor no comunica a la nueva
propietaria el proceso de deslinde. Sin embargo, el tribunal ordena una
inspección para establecer si la porción reclamada por la parte que solicita el
deslinde es la correcta. El informe del agrimensor designado por la Dirección
General de Mensuras Catastrales concluye que el deslinde ha sido practicado
sobre la posesión correcta y el tribunal procede a aprobarlo. La Suprema
Corte de Justicia estima correcto el proceder del tribunal, puesto que, según el
informe presentado, no existe duda de que el deslinde se ha efectuado sobre
los terrenos de la propiedad del solicitante, además de que la nueva
propietaria pudo hacer valer sus pretensiones ante el tribunal, debatiendo y
concluyendo en igualdad de condiciones con el solicitante. SCJ, 3.ª Sala, 13
de junio de 2012, núm. 20, B. J. 1219.
Nulidad

La nulidad de los trabajos de deslinde no conlleva la anulación del derecho de


propiedad que tiene el deslindante sobre las porciones de terreno que posee
en la parcela de que se trata, a cuyo deslinde pueden proceder nuevamente
cumpliendo con las disposiciones legales. SCJ, 3.ª Cám., 24 de abril de 2002,
núm. 8, B. J. 1097, pp. 73-88.
Ocupantes

El agrimensor que hace un deslinde debe dejar constancia de quién ocupa la


porción de terreno objeto de deslinde y de las mejoras que en ella se
construyen. SCJ, 3.ª Cám., 9 de noviembre de 2005, núm. 9, B. J. 1140, pp.
1641-1647.

Los ocupantes de un inmueble deben citarse a los trabajos de campo de un


deslinde. SCJ, Cámaras Reunidas, 17 de mayo de 2006, núm. 7, B. J. 1146,
pp. 53-65; 3.ª Cám., 1 de febrero de 2006, núm. 3, B. J. 1143, pp. 1456-1459.

Al realizar trabajos de mensura, los agrimensores deben respetar las


ocupaciones que en el terreno tengan los condueños, conforme al artículo 21
de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, independientemente del orden en
que se hayan realizado los deslindes. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de 2012, núm.
38, B. J. 1217.

El hecho de que la parcela resultante esté ocupada físicamente por una


persona que no es la beneficiaria del deslinde y que esta haya construido una
mejora no da lugar a que el deslinde haya sido hecho de manera irregular,
sino que lo que demuestra es que la ocupante ocupa una porción que no le
corresponde. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 9, B. J. 1236.
Parcela indivisa

No basta en una propiedad indivisa con que uno o varios de los condueños
transfiera sus derechos a terceros para que estos puedan proceder al deslinde
de una porción del terreno indiviso. Para poder hacer el deslinde se precisa
que los copropietarios hayan procedido antes a la partición de hecho o
judicial de la parcela, localizando e individualizando cada porción con sus
respectivas áreas y colindancias. Quien adquiere los derechos de uno o
varios coherederos en determinada parcela que no ha sido aún objeto ni de
subdivisión ni de partición amigable, antes de deslindar la porción de terreno
adquirida, debe promover la subdivisión de la parcela o deslindar su porción
si su vendedor tenía la ocupación con el consentimiento de los coherederos o
copropietarios. SCJ, 3.ª Cám., 14 de noviembre de 2007, núm. 14, B. J. 1164,
pp. 1272-1287.
Recursos

Según el artículo 80 párrafo II, de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario,


solo las personas que han sido partes o intervenientes en el proceso de
deslinde pueden recurrir la sentencia en apelación. SCJ, 3.ª Sala, 18 de
diciembre de 2013, núm. 84, B. J. 1237.

El colindante que no fue notificado para el proceso del deslinde en primera


instancia tiene calidad para apelar la decisión. SCJ, 3.ª Sala, 9 de octubre de
2013, núm. 30, B. J. 1235.

Los personas que no han sido partes o intervinientes en el proceso de deslinde


pueden impugnar la decisión mediante una litis sobre derechos registrados
(demanda en nulidad de deslinde). SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013,
núm. 84, B. J. 1237.
DESNATURALIZACIÓN DE LOS HECHOS

V. casación.
DETERMINACIÓN DE HEREDEROS

V. también herederos, inclusión de herederos, partición, sucesión.

Un adquiriente de buena fe y a título oneroso no puede ser perjudicado por


una litis en inclusión de herederos que es posterior al registro de sus
derechos. Dicha litis no le es oponible. SCJ, 3.ª Cám., 22 de abril de 2009,
núm. 41, B. J. 1180; 5 de marzo de 2008, núm.11, B. J. 1168, pp. 656-662.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


determinación de herederos, y el recurrente emplaza a uno o varios de estos,
pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino conjunta y
contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas. SCJ, 1.ª
Cám.,24 de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 1502-1510; 5 de
septiembre de 2001, núm. 5, B. J. 1090, pp. 52-56; 3.ª Cám., 19 de
septiembre de 2001, núm. 19, B. J. 1090, pp. 697-703; 29 de agosto de 2001,
B. J. 1089, pp. 911-921.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de la litis sobre


derechos registrados en revocación de resoluciones de determinación de
herederos dictadas por dicha jurisdicción. No es atribución de la jurisdicción
ordinaria modificar los efectos de resoluciones de determinación de herederos
dictadas por el tribunal superior de tierras, conforme se deriva de los artículos
3, 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 31 de
enero de 2014, núm. 31, B. J. 1238.
DIRECCIÓN GENERAL DE MENSURAS CATASTRALES

Los informes de los inspectores de la Dirección General de Mensuras


Catastrales comisionados por el tribunal constituyen simples opiniones que
no ligan ni obligan al tribunal, el cual conserva siempre completa libertad
para estatuir en el sentido que le dicte su convicción. SCJ, Cámaras
Reunidas, 8 de octubre de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 58-71.

Ante la discrepancia entre dos informes elaborados por agrimensores


distintos, los jueces de fondo deben solicitar a la Dirección General de
Mensuras Catastrales una inspección del inmueble litigioso a cargo de la
Dirección General de Mensuras Catastrales. SCJ, 3.ª Sala, 16 de enero de
2013, núm. 16, B. J. 1226

El hecho de que los trabajos de deslinde hayan sido hechos por un agrimensor
asociado con el titular del contrato, y no por este, no invalida el deslinde. La
ley solo persigue que el agrimensor titular se encuentre en condiciones de
responder sobre cualquier información que le solicite la Dirección General de
Mensuras Catastrales y el tribunal de tierras apoderado. SCJ, 3.ª Cám., 2 de
abril de 2003, núm. 8, B. J. 1109, pp. 620-627.
DISTRACCIÓN DE BIENES

V. partición.
DISTRACCIÓN DE OBJETO EMBARGADO

V. embargo (en general), embargo ejecutivo, embargo inmobiliario,


vehículos de motor.
DIVORCIO

V. también comunidad legal de bienes, matrimonio, menores, partición.


Acta de divorcio

Las actas de divorcio, por su condición de actas auténticas expedidas por los
oficiales de Estado Civil, pueden ser atacadas tanto por la vía de la
inscripción en falsedad, respecto de las comprobaciones hechas por el oficial
civil personalmente, como por la prueba en contrario, respecto de las
transcripciones hechas por este de las declaraciones prestadas por las partes y
de los documentos que estas le han presentado. SCJ, 1.ª Cám., 7 de julio de
2004, núm. 5, B. J. 1124, pp. 100-105.

El acta que contiene el pronunciamiento de un divorcio da fe hasta


inscripción en falsedad; no puede ser destruida con una certificación emitida
por el secretario del tribunal que conoció de la demanda de divorcio dando
constancia de que en los archivos a su cargo no existe la sentencia. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de julio de 2013, núm. 50, B. J. 1232.
Apelación de la sentencia de divorcio

El plazo para apelar la sentencia que ordena el divorcio es de dos meses, de


acuerdo con el artículo 16 de la Ley 1306-bis sobre Divorcio. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de enero de 2007, núm. 1, B. J. 1152, pp. 105-110.
Bigamia

Procede el sobreseimiento de la demanda en divorcio si ha sido interpuesta


una demanda en nulidad del matrimonio por bigamia, puesto que si el
matrimonio es nulo, no habría divorcio que pronunciar. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 80, B. J. 1215.
Cesión de crédito

La cesión por el esposo de un certificado de inversión expedido a favor de él


y de su cónyuge bajo la modalidad “y/o”’ no se ve afectada por la demanda
en divorcio de la esposa si dicha demanda es posterior a la cesión. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de junio de 2013, núm. 68, B. J. 1231.
Comunicación al fiscal

La opinión del fiscal es facultativa de las partes y del juez cuando se está
frente a un asunto de divorcio en sentido estricto. Sin embargo, la opinión es
obligatoria tanto para las partes como para el juez cuando se ventila la guarda
de menores, conforme al artículo 85 de la Ley 136-03. SCJ., 1.ª Sala, 7 de
septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.

La formalidad de la comunicación del expediente al Ministerio Público está


supeditada a que la parte demandada lo requiera in limite litis o a que el juez
la ordene de oficio, conforme a la modificación introducida al artículo 83 por
la Ley 845 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 13, B. J. 1157,
pp. 129-136.
Carácter del procedimiento

El procedimiento establecido por la ley de divorcio, incluyendo el requisito


de notificación a persona del emplazamiento, es de orden público. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 78, B. J. 1215, 1.ª Cám., 8 de mayo de
2002, núm. 4, B. J. 1098, pp. 87-91.

Toda la materia de familia y de divorcio es de orden público. SCJ, 1.ª Sala,


11 de septiembre de 2013, núm. 27, B. J. 1234.
Competencia y ley aplicable

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer la demanda en


divorcio entre cónyuges dominicanos, aunque estos residan en el extranjero.
Según la parte final del artículo 3 del Código Civil, las leyes que se refieren
al estado y la capacidad de las personas obligan a todos los dominicanos,
aunque residan en país extranjero. Al tener el citado artículo 3 un efecto
extraterritorial, sigue a nuestros nacionales donde quiera que se encuentren,
un juez extranjero puede, asimismo, aplicar en su jurisdicción nuestro
ordenamiento jurídico al divorcio entre cónyuges dominicanos. SCJ, 1.ª Sala,
22 de febrero de 2012, núm. 155, B. J. 1215.

Según el principio de la territorialidad de las leyes, la demanda en divorcio


por incompatibilidad de caracteres incoada ante los tribunales dominicanos
debe regirse por la ley dominicana en lo concerniente a las normas de
procedimiento y a las medidas provisionales. No procede, por tanto, la
aplicación de una ley extranjera respecto al otorgamiento de una pensión
alimenticia a la esposa. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 58, B. J.
1223.
Emplazamiento

El requisito establecido en el artículo 4 de la Ley de Divorcio de que el


demandante deberá notificar al demandado con el emplazamiento los
documentos en que justificará la demanda no está prescrito a pena de nulidad.
Es norma de nuestro derecho que ningún acto de alguacil o de procedimiento
se podrá declarar nulo si la nulidad no está formalmente prescrita por ley.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 3, B. J. 1216; SCJ, 8 de febrero de
2012, núm. 67, B. J. 1215.

Es nulo en emplazamiento de divorcio notificado en una dirección distinta al


domicilio de la demandada, lo que le ha impedido a esta comparecer. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 66, B. J. 1216.
Incompatibilidad de caracteres

La incompatibilidad de caracteres debe probarse. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero


de 2007, núm. 30, B. J. 1154, pp. 290-296.
Los jueces deben especificar los hechos y circunstancias que configuran la
incompatibilidad de caracteres. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 15, B
. J. 1169, pp. 171-179; 24 de enero de 2007, núm. 30, B. J. 1154, pp. 290-
296.

En materia de divorcio por la causa determinada de incompatibilidad de


caracteres, los jueces del fondo pueden formar su convicción tanto por medio
de la prueba testimonial como por otros elementos de prueba, como son las
declaraciones de las partes, los documentos aportados a la instrucción de la
causa y los hechos y circunstancias del proceso, y hasta puede constituir una
prueba de la incompatibilidad el hecho de que uno de ellos haya demandado
al otro por ese motivo. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 3, B. J. 1216;
SCJ, 1.ª Cám., 13 de junio de 2007, núm. 4, B. J. 1159, pp. 73-80.

La incompatibilidad de caracteres no tiene que probarse necesariamente por


testigos. Los jueces del fondo pueden formar su convicción por otros
elementos de prueba, como son las declaraciones de las partes, los
documentos aportados a la instrucción de la causa y los hechos y
circunstancias del proceso. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 34,
B. J. 1188, pp. 314-322; 13 de junio de 2007, B. J. 1159, pp. 73-80.

En una demanda de divorcio por incompatibilidad de caracteres, los jueces


pueden formar su convicción sobre la base de las declaraciones de la parte
demandante de que entre los cónyuges han existido circunstancias que, junto
a su separación, demuestran el estado de infelicidad en que han vivido en su
matrimonio, lo que constituye a la vez una causa de perturbación social y una
justificación suficiente para admitir la disolución del vínculo matrimonial.
SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 88, B. J. 1215.

En una demanda de divorcio por incompatibilidad de caracteres, los jueces


pueden formar su convicción sobre la base de las declaraciones de la parte
demandante sobre los abusos sufridos durante su unión matrimonial, su
afirmación de que desea divorciarse y el hecho de que sus declaraciones no
fueron rebatidas por su cónyuge, circunstancias estas que implican un estado
de angustia y disgusto permanente que justifica la admisión del divorcio.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 153, B. J. 1215.

En una demanda de divorcio por incompatibilidad de caracteres, los jueces


pueden formar su convicción sobre la base de la falta de comunicación y de
entendimiento entre los cónyuges, hecho probado por las declaraciones de las
partes y de los testigos, así como por la separación de los cónyuges por cuatro
años. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 153, B. J. 1215.

Las desavenencias constantes de los cónyuges, el desamor y la falta de


consideración entre ellos y la separación en que viven son hechos de los
cuales se infiere la incompatibilidad. SCJ, 1.ª Sala, 10 de diciembre de 2003,
núm. 1, B. J. 1117, pp. 59-66.

El hecho de que los esposos hayan vivido separados uno del otro por treinta y
cuatro años es una prueba contundente de que se encuentra caracterizada la
incompatibilidad de caracteres. Es irrelevante que el esposo se prevaliera de
su propia falta (el adulterio) para que le fuera admitida y después confirmada
su demanda de divorcio por la causa determinada de incompatibilidad de
caracteres, pues la corte ha motivado pertinente y suficientemente su
decisión. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 18, B. J. 1216.

El hecho de que el demandante mantenga una relación extraconyugal de


forma pública, al extremo de mudarse a vivir con su concubina, y el hecho de
que la pareja se ha divorciado previamente dos veces, demuestran la
existencia de graves desavenencias que generan un estado de infelicidad entre
los cónyuges. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 34, B. J. 1188,
pp. 314-322.

Es insuficiente la motivación de la sentencia de divorcio por incompatibilidad


de caracteres que se limita a indicar “que de las declaraciones de las partes y
de la testigo queda claramente evidenciado que entre los esposos existe
incompatibilidad”. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 15, B . J. 1169,
pp. 171-179.

El hecho de que los esposos hayan procreado dos hijos durante la instancia en
divorcio hace suponer que no existen divergencias ni desamor entre ellos que
puedan configurar la incompatibilidad de caracteres. SCJ, 1.ª Sala, 16 de
mayo de 2012, núm. 16, B. J. 1218.
Medidas de instrucción

La sentencia que ordena un informativo para probar la incompatibilidad es


una sentencia preparatoria, pues no decide ningún punto de hecho ni de
derecho susceptible de prejuzgar el fondo. El hecho de que se haya
especificado que el informativo era para probar la incompatibilidad no
prejuzga el fondo, en razón de que en una demanda de divorcio por
incompatibilidad de caracteres lo único que se puede probar es si existe o no
incompatibilidad, no haciendo presentir dicha medida la decisión que habrán
de tomar los jueces. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 9, B. J. 1216.

El tribunal puede rechazar el pedimento de aplazamiento de audiencia para


proponer testigos en una demanda de divorcio si la parte que lo solicita no ha
comunicado la lista de los testigos a su contraparte dos días antes de la
audiencia, en violación del artículo 7 de la Ley de Divorcio, para lo cual tuvo
tiempo más que suficiente, puesto que le fue dado avenir dieciocho días antes
de la fecha de la audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 93, B.
J. 1215.
Provisión ad litem

La separación de hecho que se produce con la demanda en divorcio no pone


fin a los deberes existentes entre los cónyuges. El cónyuge que tenga los
recursos suficientes está obligado a suministrar al otro una pensión
alimentaria mientras dure el procedimiento. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de
2013, núm. 60, B. J. 1233; 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 5, B. J. 1178;
23 de mayo de 2007, núm. 13, B. J. 1158, pp. 167-171.

La provisión por causa del juicio (ad litem) a que tiene derecho la mujer en la
instancia de divorcio constituye un avance de la parte que a ella le
corresponde en la comunidad, el cual el esposo puede deducir de esta al
momento de la liquidación de la comunidad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de
2012, núm. 10, B. J. 1216; 1.ª Cám., 3 de mayo de 2006, núm. 1, B. J. 1146,
pp. 99-106.

El artículo 22 de la Ley sobre Divorcio establece que la provisión ad litem la


pagará el esposo a la esposa, lo cual crea una situación discriminatoria en
detrimento del hombre y a favor de la mujer. Sin embargo, lo que subyace
tras esta disposición es más bien una especie de discriminación positiva y una
garantía de sobrevivencia a favor de la mujer luego de la ruptura del vínculo
matrimonial, ya que si bien los instrumentos internacionales y nuestra
legislación actual propugnan la igualdad entre los sexos, en la realidad y de
ordinario el otorgamiento de una provisión ad litem a favor de la mujer no
crea una ventaja a la mujer, en razón de que todavía en la actualidad es el
hombre quien administra la comunidad matrimonial. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
febrero de 2012, núm. 126, B. J. 1215.

La provisión ad litem es un aporte destinado a compensar la desigualdad


creada por la ruptura matrimonial. Este aporte tiene un carácter global y se
suministra como un capital en el cual el monto es fijado por el juez, quien
puede negarse a acordarlo si la equidad lo requiere, puesto que la finalidad de
la provisión ad litem es asegurarle al cónyuge que carece de recursos los
medios económicos que le permitan participar en el procedimiento de
divorcio en condiciones de igualdad frente al otro. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
febrero de 2012, núm. 126, B. J. 1215.
La provisión ad litem, a diferencia de la pensión alimenticia, es pagada una
sola vez, puesto que constituye un avance al cónyuge que la recibe de la parte
que le corresponde de los bienes fomentados durante el matrimonio, el cual
es deducible de la masa a partir. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 5,
B. J. 1178.

Al tener la provisión ad litem por finalidad asegurarle a cualquiera de los


esposos litigantes que carezca de recursos los medios económicos que le
permitan participar en el procedimiento de divorcio en condiciones de
igualdad frente al otro cónyuge, es necesario que se constate el estado de
insolvencia de quien lo solicita. En caso de no acreditarse dicho estado de
necesidad, procede el rechazo de la solicitud. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de
2012, núm. 58, B. J. 1223.

Los jueces son soberanos en la apreciación y fijación de los montos de la


provisión ad litem. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 15, B. J. 1169,
pp. 171-179; 17 de octubre de 2007, núm. 18, B. J. 1163, pp. 251-261; 25 de
abril de 2007, núm. 13, B. J. 1157, pp. 129-136; 22 de octubre de 2003, núm.
16, B. J. 1115, pp. 296-301.

Los jueces deben rechazar la solicitud de una provisión ad litem si no hay


bienes de la comunidad que partir. 1.ª Cám., 3 de mayo de 2006, núm. 1, B. J.
1146, pp. 99-106.

La decisión que ordena una provisión ad litem tiene un carácter provisional y


no definitivo, puesto que su monto puede ser variado después si cambia la
situación económica de quien la debe, aun cuando estén contenidas en una
sentencia de divorcio de carácter definitivo e irrevocable. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 32, B. J. 1216; 1.ª Cám., 13 de julio de 2007, núm. 15,
B. J. 1136, pp. 175-183.

Las sentencias que ordenan una provisión ad litem no son preparatorias ni


interlocutorias; tienen un carácter provisional sui generis, al igual que las
ordenanzas de referimiento. Son susceptibles de los recursos establecidos por
la ley. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 24, B. J. 1152, pp. 257-265.

La sentencia de divorcio que ordena una provisión ad litem es ejecutoria


provisionalmente, de acuerdo con el artículo 130, ordinal 9, de la Ley 834 de
1978. No procede, por tanto, su suspensión por el presidente de la corte, a
menos que entrañe consecuencias manifiestamente excesivas. SCJ, 1.ª Sala, 8
de febrero de 2012, núm. 54, B. J. 1215.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, puede suspender la ejecución de una provisión ad litem en una
sentencia de divorcio para prevenir un daño inminente. En la especie se
ordenó una provisión ad litem en pagos mensuales, en desconocimiento de
las reglas que gobiernan la forma y finalidad de dicha provisión. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 156, B. J. 1215.

Aunque las demandas nuevas están prohibidas en la instancia de apelación


por contravenir el principio de la inmutabilidad del proceso, las relativas a la
guarda, a la pensión alimentaria y provisión ad litem, por su naturaleza en el
caso del divorcio, son recibibles en grado de apelación por tener un carácter
accesorio y provisional. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 47, B. J.
1217.
Mutuo consentimiento

La parte que alega que el acto de estipulaciones de un divorcio por mutuo


consentimiento no fue firmado por ella debe proceder por la vía de la
inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 141, B. J.
1216.

Los actos de estipulaciones y convenciones solo surten sus efectos jurídicos a


partir de la disolución real y efectiva del vínculo matrimonial, que tiene lugar
cuando se pronuncia el divorcio en la oficialía del Estado Civil
correspondiente. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de abril de 2003, núm. 12, B. J.
1109, pp. 109-116; 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 61, B. J. 1222;
1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 34, B. J. 1152, pp. 343-355.

La disposiciones del acta de estipulaciones no tienen ningún efecto si la parte


que lo invoca no puede demostrar que el divorcio ha sido pronunciado,
aunque deposite la sentencia de divorcio. La exigencia de inscribir la
sentencia que admite el divorcio ante el oficial del Estado Civil es una
condición obligatoria para la validez de dicha decisión. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
septiembre de 2012, núm. 61, B. J. 1222.

El cónyuge divorciado por mutuo consentimiento que advierte que un bien


inmueble registrado ha sido omitido del acta de estipulaciones puede
apoderar al tribunal de tierras para que proceda a ordenar la partición de
dicho inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137,
pp. 1601-1613.

Las sentencias de divorcio por mutuo consentimiento dictadas en instancia


única por los tribunales de primer grado no son apelables, pero pueden ser
recurridas en casación, según el artículo 1 de la Ley sobre Procedimiento de
Casación. La legislación que rige el divorcio no prohíbe la interposición de
dicho recurso. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 141, B. J. 1216; 26
de octubre de 2011, núm. 28, B. J. 1211; 1.ª Cám., 11 de febrero de 2004,
núm. 12, B. J. 1119, pp. 141-148.
Notificación de la demanda de divorcio a la mujer

El artículo 22 de la Ley 1306-bis sobre divorcio y su párrafo, que establecen


que la mujer ha de ser notificada personalmente, es conforme a la
Constitución, puesto que no genera ningún privilegio a su favor, sino que, por
el contrario, se trata de un principio de discriminación procesal positiva que
busca restablecer en los hechos, en la realidad social, el desequilibrio todavía
prevaleciente entre el hombre y la mujer, para así garantizar la igualdad
prevista en la Constitución. TC/0028/12, 3 de agosto de 2012; SCJ, Pleno,
16 de julio de 2008, núm. 2, B. J. 1172, pp. 12-19.

Es nulo el emplazamiento de divorcio notificado en una dirección distinta al


domicilio de la demandada, lo que le impidió a esta comparecer. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 66, B. J. 1216.
Pronunciamiento

La citación para asistir al pronunciamiento del divorcio no debe ser hecha


necesariamente con un plazo mínimo de la octava franca antes de la fecha del
pronunciamiento, puesto que no constituye un emplazamiento netamente
judicial ni la ley establece un plazo específico para ello. Basta para su validez
que la citación se efectúe a un día franco, por lo menos, sin perjuicio del
plazo en razón de la distancia. SCJ, 1.ª Cám., 17 de septiembre de 2003,
núm. 12, B. J. 1114, pp. 119-125.

El plazo para hacer pronunciar el divorcio ordenado por una sentencia de


primer grado corre a partir del momento en que termina el plazo de
apelación. Existen, pues, dos plazos sucesivos de dos meses cada uno: el
primero para la apelación, que corre a partir de la notificación de la sentencia;
el segundo para hacerlo pronunciar y transcribir la sentencia en la oficialía de
Estado Civil, que corre a partir de la expiración del plazo de la apelación.
SCJ, 1.ª Cám., 17 de septiembre de 2003, núm. 12, B. J. 1114, pp. 119-125.
Recursos

Las sentencias de divorcio solo pueden ser impugnadas por las vías de
recurso; no son susceptibles de ser atacadas por una acción principal en
nulidad. SCJ, 1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm. 16, B. J. 1103, pp. 151-
157.

Las sentencias de divorcio por mutuo consentimiento dictadas en instancia


única por los tribunales de primer grado no son apelables, pero pueden ser
recurridas en casación, según el artículo 1 de la Ley sobre Procedimiento de
Casación. La legislación que rige el divorcio no prohíbe la interposición de
dicho recurso. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 141, B. J. 1216; 26
de octubre de 2011, núm. 28, B. J. 1211; 1.ª Cám., 11 de febrero de 2004,
núm. 12, B. J. 1119, pp. 141-148.
Sobreseimiento

Según el artículo 5 de la Ley 1306-bis sobre Divorcio, si algunos de los


hechos alegados por el demandante en divorcio dan lugar a una persecución
penal contra el demandado por el Ministerio Público, la acción en divorcio
quedará en suspenso hasta que el tribunal represivo haya decidido
definitivamente. Para que resulte aplicable esta disposición, es necesario que
la acción penal sea puesta en movimiento por el Ministerio Público, lo cual
no es el caso cuando uno de los cónyuges pone una querella contra el otro por
difamación e injuria. SCJ, 1.ª Cám., 22 de junio de 2005, núm. 17, B. J.
1135, pp. 181-186.

Procede el sobreseimiento de la demanda en divorcio si ha sido interpuesta


una demanda en nulidad del matrimonio por bigamia, puesto que si el
matrimonio es nulo, no habría divorcio que pronunciar. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 80, B. J. 1215.
DOCUMENTOS

V. también comunicación de documentos, fotocopias, prueba.


Conflicto sobre el documento entre la sentencia y la certificación de la
secretaría

La enunciación de una sentencia de que un documento fue depositado en


original no puede ser rebatida por la certificación de la secretaría de lo
contrario. La sentencia prevalece frente a la certificación, ya que la facultad
de ponderar los documentos probatorios corresponde a los jueces. SCJ, 1.ª
Sala, 25 de septiembre de 2013, núm. 125, B. J. 1234.
Poder de apreciación de los jueces del fondo

La apreciación de los documentos de la litis es una cuestión de hecho


exclusiva de los jueces del fondo, cuya censura escapa al control de casación,
siempre que en el ejercicio de dicha facultad no se haya incurrido en
desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 12, B. J. 1155,
pp. 277-222; 25 de enero de 2006, núm. 19, B. J. 1142, pp. 177-183; 28 de
marzo de 2001, núm. 28, B. J. 1084, pp. 179-184.

Los jueces del fondo, en virtud del poder soberano del que están investidos,
están facultados para fundamentar su criterio en los hechos y documentos que
estimen de lugar y desechar otros, dando mayor valor probatorio a unos que a
otros. SCJ, 1.ª Sala 4 de abril de 2012, núm. 8, B. J. 1217; 1.ª Cám., 19 de
enero de 2005, núm. 6, B. J. 1130, pp. 88-94.

Los jueces del fondo, en virtud del poder soberano del que están investidos,
están facultados para fundamentar su íntima convicción en la documentación
aportada y en la instrucción del proceso sin que esto implique
desnaturalización de los hechos de la causa. SCJ, 1.ª Cám., 16 de enero de
2002, núm. 4, B. J. 1094, pp. 85-90.

La apreciación del valor probatorio de los documentos aportados y su


contribución a la verosimilitud de los hechos alegados constituyen cuestiones
de hecho que pertenecen al dominio de la soberana apreciación de los jueces
de fondo y escapan al control de la casación, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 208, B. J. 1230.

Los jueces del fondo tienen la potestad de elegir entre las piezas depositadas
y descartar las que consideren irrelevantes, sin que ello implique la violación
de ningún precepto jurídico ni de los derechos procesales de las partes,
siempre y cuando motiven razonablemente su decisión. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 40, B. J. 1228.

En el ejercicio de sus facultades soberanas en la depuración de la prueba, los


jueces de fondo pueden ponderar únicamente aquellos documentos que
consideren pertinentes para la solución del litigio, sin incurrir en vicio
alguno, salvo que se demuestre que los documentos omitidos son decisivos y
concluyentes. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 38, B. J. 1229.

Los jueces del fondo aprecian la fuerza probatoria de los documentos


sometidos a su consideración de acuerdo a las circunstancias del caso,
ejerciendo las facultades soberanas que les reconoce la jurisprudencia, regida
por los principios de sinceridad, buena fe y razonabilidad. Los jueces del
fondo tienen la potestad de seleccionar entre las piezas que les han sido
depositadas las que consideren más apegadas a la verdad, sin que ello
implique la violación de ningún precepto jurídico ni de los derechos
procesales de las partes. En la especie, los jueces determinaron que el
verdadero precio de las mercancías contratadas constaba en la factura
consular emitida y no en otras facturas. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014,
núm. 22, B. J. 1240.

Los jueces de fondo, haciendo uso de su poder soberano de apreciación y sin


incurrir en violación de ningún precepto jurídico, pueden ponderar, de los
documentos aportados por las partes, solamente aquellos que consideren
útiles para la causa y sustentar en ellos su decisión, de lo que se desprende
que el simple hecho de que un tribunal no pondere parte de la documentación
aportada no constituye un motivo de casación, salvo que se trate de
documentos concluyentes y decisivos. Un contrato sin firma no es un
documento decisivo no solo porque es inválido, sino también porque la parte
que lo invoca no ha indicado cuál sería la incidencia que tendría ese
documento en el fallo atacado. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 27,
B. J. 1239.

Ningún tribunal está obligado a valorar extensamente todos los documentos


que las partes depositen, sino solo aquellos relevantes para el litigio. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227.
Los jueces no tienen que dar motivos particulares acerca de todos los
documentos que les han sido sometidos; basta que lo hagan respecto de
aquellos que sean decisivos como elementos de convicción. SCJ, 1.ª Sala, 27
de marzo de 2013, núm. 139, B. J. 1228; 1.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm.
16, B. J. 1147, pp. 220-226; 2 de julio de 2003, núm. 17, B. J. 1112, pp. 160-
166; 3.ª Cám., 13 de diciembre de 2006, núm. 20, B. J. 1154, pp. 1490-1496.

Los tribunales no tienen la obligación de detallar particularmente los


documentos de los cuales extraen los hechos por ellos comprobados; basta
que expresen, salvo que se imponga la necesidad de una mención especial,
“vistos los demás documentos del proceso”. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 6, B. J. 1238; 3.ª Cám., 15 de marzo de 2006, núm. 21, B. J. 1146,
pp. 1537-1548.

Los tribunales no tienen la obligación de detallar particularmente los


documentos de los cuales extraen los hechos por ellos comprobados, siendo
suficiente que digan que lo han establecido por los documentos de la causa.
Los jueces del fondo, al examinar los documentos que, entre otros elementos
de juicio, se le aportan para la solución del caso, no tienen que dar motivos
particulares acerca de cada uno de ellos, bastando que lo hagan respecto de
aquellos que resultan decisivos como elementos de juicio. SCJ, 1.ª Sala, 27
de marzo de 2013, núm. 139, B. J. 1228; 6 de febrero de 2013, núm. 2, B. J.
1227.

Los jueces no están obligados a hacer una descripción detallada de los


documentos aportados; basta con que hagan constar han visto todos los
documentos del expediente y fallen conforme a las pruebas depositadas. SCJ,
3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 19, B. J. 1236.

Los tribunales no tienen la obligación de enunciar, en particular, ni mucho


menos copiar las piezas y documentos cuyo contenido sirve de apoyo a sus
decisiones; basta que digan que lo han establecido por los documentos de la
causa. SCJ, 1.ª Cám., 25 de junio de 2003, núm. 22, B. J. 1111, pp. 172-178.

Los tribunales no tienen la obligación de detallar todos los documentos


depositados por las partes. Basta con que indiquen que los examinaron y que
señalen de cuáles de ellos extrajeron los hechos por ellos comprobados. SCJ,
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 67, B. J. 1215.

No es necesario que los jueces enumeren en sus sentencias todos los


documentos depositados por las partes. La omisión por sí sola de la lista de
documentos depositados por las partes no constituye vicio alguno ni
violación al artículo 141 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala,
15 de agosto de 2012, núm. 38, B. J. 1221.
El examen del tribunal de un documento ha de variar según se someta a título
de información o se pida por conclusiones una decisión expresa sobre todo o
parte de su contenido. SCJ, 3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1, B. J. 1149,
pp. 1467-1476.

Los jueces pueden dejar de ponderar la documentación aportada en idioma


inglés sin la debida traducción al español por un intérprete judicial, por
aplicación de la Ley 5132 del 18 de julio de 1912, la que, en su artículo 1,
declara la lengua castellana como idioma oficial de la República Dominicana,
y, en sus artículos 2 y 3, dispone que toda solicitud, exposición o reclamo
ante cualquiera de los poderes del Estado debe ser realizada en idioma
castellano. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 13, B. J. 1216.

La Ley 5132 de 1912, en su artículo 1.º, declara como idioma oficial la


lengua castellana y, en ese mismo orden de ideas, expresa en sus artículos 2.º
y 3.º que toda solicitud, exposición o reclamo por ante cualquiera de los
poderes del Estado, como lo es el Poder Judicial, ya sea verbal o escrito, debe
ser realizada en idioma castellano. Los documentos probatorios aportados
ante los tribunales en idioma inglés, sin ninguna traducción al español, deben
ser excluidos del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J.
1218.
Producción de documentos

Los jueces pueden rechazar la solicitud de producción de documentos en


manos de terceros si consideran que la medida es frustratoria e innecesaria.
SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 35, B. J. 1230.

Los jueces, actuando en el ejercicio de sus facultades soberanas, pueden


rechazar la demanda en producción forzosa de documentos si entienden que
se encuentran suficientemente informados y que la medida solicitada no
ayudará al esclarecimiento del caso. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm.
14, B. J. 1216.

La demanda en producción forzosa de documentos no está sujeta a ninguna


formalidad; puede ser incoada mediante conclusiones en audiencia, sin
necesidad de notificarla a la contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012,
núm. 14, B. J. 1216.

Las disposiciones sobre la producción de documentos establecidas en el


artículo 59 de la Ley 834 de 1978 no solo se aplican a documentos, sino a
otros medios de prueba, como el microfilme. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre
de 2010, núm. 1, B. J. 1200.
El juez de los referimientos puede ordenar a una clínica, bajo pena de
astreinte, la entrega de una copia certificada del historial clínico de un
paciente. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre de 2010, núm. 2, B. J. 1200.
En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 31, B. J.
1184.

Es preparatoria la sentencia que ordena, aun de oficio, el depósito de un acto


o documento del proceso. SCJ, 1.ª Cám., 13 de marzo de 2002, núm. 19, B. J.
1096, pp. 165-170.
DOLO

V. nulidad de actos jurídicos, vicios del consentimiento.


DOMICILIO

V. también notificaciones.

Según el artículo 102 del Código Civil, se considera el domicilio de una


persona el lugar de su principal establecimiento. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.

La determinación del lugar del principal establecimiento, al que se refiere el


artículo 102 del Código Civil, es una cuestión de hecho dejada a la soberana
apreciación de los jueces, que escapa al control de casación, salvo
desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 20, B. J. 1179;
3 de marzo de 2004, núm. 3, B. J. 1120, pp. 100-105; 25 de junio de 2003,
núm. 18, B. J. 1111, pp. 141-151.

Se entiende por domicilio social no solo el lugar del principal


establecimiento, sino cualquier lugar donde la sociedad tenga una sucursal o
un representante, por aplicación del principio instituido en la llamada Ley
Alfonseca-Salazar, sustituida por la Ley 259 del 2 de mayo de 1940, según la
cual las sociedades y asociaciones tienen por domicilio o casa social su
principal establecimiento o la oficina de su representante calificado en cada
jurisdicción de la República, a través de sucursales por las cuales ejercen
habitualmente sus actividades comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2005,
núm. 8, B. J. 1136, pp. 130-135; 19 de mayo de 2004, núm. 10, B. J. 1122,
pp. 133-138.

Según el artículo 111 del Código Civil, cuando una parte elige domicilio en
un lugar distinto al de su domicilio real, su contraparte puede hacer las
notificaciones, demandas y demás diligencias en el domicilio convenido y
ante el tribunal de dicho lugar. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de septiembre de
2009, núm. 3, B. J. 1186.
DONACIÓN

La donación de un inmueble registrado puede hacerse por acto bajo firma


privada. SCJ, 1.ª Sala, 25 de abril de 2012, núm. 70, B. J. 1217.

La donación de un solar incluye las construcciones que sobre él se han


edificado si el acto de donación se refiere al “solar y sus mejoras”; esto así
aunque la donataria no esté en posesión de dichas mejoras. SCJ, 1.ª Cám., 4
de julio de 2007, núm. 1, B. J. 1160, pp. 83-88.
Según el artículo 962 del Código Civil, procede la revocación de la donación
si, después de efectuada, el donante ha logrado tener un hijo. Por el contrario,
no procede la revocación de la donación si, al momento de hacerla, el
donante ya tiene hijos. SCJ, 1.ª Cám., 10 de diciembre de 2003, núm. 11, B. J.
1117, pp. 491-500.

E
EDICTO

V. embargo ejecutivo, embargo inmobiliario.


EFECTO DEVOLUTIVO

V. apelación.
EJECUCIÓN DE SENTENCIA

V. también ejecución provisional de sentencias, suspensión de ejecución de


sentencia.

Lo relativo a la potestad de ejecución de las decisiones dictadas por los


tribunales del orden judicial corresponde exclusivamente a los propios
órganos judiciales, como una manifestación típica de la potestad
jurisdiccional que la Constitución les ha conferido en su artículo 149. La
función jurídica no culmina con la expedición de una sentencia, sino que
incluye hacer efectivo su cumplimiento. TC/0110/13, 4 de julio de 2013.

Según el artículo 116 de la Ley 834 de 1978, las sentencias no pueden ser
ejecutadas si no han sido notificadas a la parte contra quien se pretenden
ejecutar. Puede incurrir en responsabilidad la parte que ejecute una sentencia
sin notificarla. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2009, núm. 27, B. J. 1184, pp.
345-352.

Según el artículo 147 del Código de Procedimiento Civil, cuando haya


abogado constituido, no se podrá ejecutar la sentencia, sino después de
haberle sido notificada, a pena de nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 101, B. J. 1215.

El hecho de que la sentencia haya sido ejecutada no impide que contra ella se
pueda ejercer el recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013,
núm. 56, B. J. 1228.

Es recurrible en casación la sentencia que ha sido ejecutada por la parte


perdidosa. En la especie, esta dio cumplimiento voluntariamente a la
sentencia recurrida, en la cual la jurisdicción civil se había declarado
incompetente y declinado el asunto a la jurisdicción inmobiliaria, apoderando
esta última jurisdicción. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm. 22, B. J.
1184.

No procede la acción de amparo de cumplimiento con el fin de obtener la


ejecución de una sentencia. Las sentencias de los tribunales, incluyendo las
del juez de amparo, son ejecutorias desde el momento que cumplen con los
requisitos legales, sin necesidad de que se dicte una nueva sentencia al
respecto.
TC/0218/13, 22 de mayo de 2013; TC/0147/13, 29 de agosto de 2013;
TC/0240/13, 29 de noviembre de 2013; TC/0009/14, 14 de enero de 2014;
TC/0318/14, 22 de diciembre de 2014.

Conforme al artículo 105 de la Ley 834 de 1978, las ordenanzas de


referimiento son ejecutorias provisionalmente de pleno derecho. SCJ, 1.ª
Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 203, B. J. 1215.

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia que


acuerde o deniegue el aplazamiento de la venta será ejecutoria sin necesidad
de motivación, registro o notificación. SCJ, 1.ª Cám., 31 de julio de 2002,
núm. 21, B. J. 1100, pp. 240-244.

Las sentencias de adjudicación son ejecutorias de pleno derecho, en virtud de


las disposiciones del artículo 712 del Código de Procedimiento Civil. SCJ,
1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 25, B. J. 1235; 4 de abril de 2012, núm.
28, B. J. 1217.

Las decisiones rendidas en materia de niños, niñas y adolescentes son


ejecutorias de pleno derecho. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 123,
B. J. 1215.

Las sentencias del juzgado de paz dictadas con ocasión de una violación a la
Ley 675 de 1944, sobre Urbanizaciones y Ornato Público, no son ejecutorias
de pleno derecho. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 46, B. J. 1239.

Los artículos 13 y 41 de la Ley 2334 de 1885, sobre Registro de los Actos


Civiles, Judiciales y Extrajudiciales, coliden de manera frontal con el derecho
a la ejecución de las sentencias por parte de los ciudadanos, al requerir el
pago de una suma de dinero que resulta desproporcional con el servicio que
se presta. Se declara no conforme con la Constitución de la República el
derecho proporcional previsto en dicha ley y, de manera específica, se
declaran no conformes con la Constitución los artículos 13, 15, 16, 17, 20,
21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 31, 32 y 42 de la Ley 2334 de 1885. Las
sentencias de los tribunales o juzgados y de la Suprema Corte de Justicia solo
deberán ser sometidas a la formalidad del registro cuando adquieran el
carácter de ejecutoriedad. Se difieren los efectos de la inconstitucionalidad al
1 de enero de 2017. TC/0339/14, 22 de diciembre de 2014.
EJECUCIÓN PROVISIONAL DE SENTENCIA

V. también ejecución de sentencia, referimiento, suspensión de ejecución


de sentencia.

Los artículos 127 a 141 de la Ley 834 de 1978, relativos a la ejecución


provisional de la sentencia, distinguen entre las sentencias que están
revestidas de tal carácter de pleno derecho, como las dictadas en materia de
referimiento, y aquellas otras cuya ejecución provisional resulta de una
disposición del juez. Las primeras son ejecutorias provisionalmente aun
cuando el juez no haya dispuesto nada al respecto, mientras que en las
segundas tal ejecutoriedad debe ser ordenada por el juez. SCJ, 1.ª Sala, 2 de
octubre de 2013, núm. 20, B. J. 1235.

La ejecución provisional de sentencias puede ser perseguida y ordenada a


pedimento de parte o de oficio por el juez, quien la ordenará cuando lo estime
necesario, al tenor del artículo 128 de la Ley 834 de 1978. SCJ, Cámaras
Reunidas, 17 de mayo de 2006, B. J. 1146, núm. 5, pp. 39-47; 1.ª Cám., 6 de
mayo de 2009, núm. 12, B. J. 1182; 23 de agosto de 2006, núm. 10, B. J.
1149, pp. 232-237.

Según el artículo 17, párrafo, del Código de Procedimiento Civil, los jueces
de paz pueden ordenar la ejecución provisional de sus sentencias cuando haya
peligro en el retardo. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm. 21, B. J. 1183.

La ejecución provisional no puede ordenarse en materia de desahucio de


contrato de inquilinato, puesto que la parte final del párrafo 2 del artículo 1
del Código de Procedimiento Civil dispone que cualquier recurso que se
interponga contra la sentencia de desahucio suspenderá su ejecución. SCJ, 1.ª
Sala, 10 de marzo de 2012, núm. 18, B. J. 1192.

Viola la ley y el derecho ordenar la ejecución provisional facultativa de una


sentencia sin exigir la prestación de una garantía. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero
de 2014, núm. 46, B. J. 1239; 1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 14, B. J.
1112, pp. 142-149.

Es la parte a cuyo favor se ha emitido una sentencia ejecutoria


provisionalmente que debe prestar fianza. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de
2013, núm. 54, B. J. 1233.

No es necesario la prestación de fianza para ordenar la ejecución provisional


en asuntos de rendición de cuentas, en aplicación del artículo 130.8 de la Ley
834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 3, B. J. 1240.

Es necesaria la prestación de fianza para ordenar le ejecución provisional en


asuntos de daños y perjuicios. SCJ, 1.ª Cám., 18 de marzo de 2009, núm. 33,
B. J. 1180.

Procede la ejecución provisional de la sentencia que ordena el desalojo


porque ha vencido el término del arrendamiento. SCJ, 1.ª Cám.,11 de marzo
de 2009, núm. 18, B. J. 1180.

No se requiere ni urgencia ni peligro en la demora para la aplicación del


artículo 139 de la Ley 834 de 1978, que dispone que solo el presidente de la
corte puede acordar la ejecución provisional si esta no ha sido solicitada en
primera instancia o si, habiéndolo sido, el juez haya omitido estatuir. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 88, B. J. 1230.

Es innecesario el otorgamiento de la ejecución provisional a una sentencia si


el recurso que le corresponde no es suspensivo. SCJ, 1.ª Cám., 12 de octubre
de 2005, núm. 20, B. J. 1139, pp. 176-182.

La parte que ejecuta una sentencia ejecutoria provisionalmente actúa a su


riesgo y peligro, ya que si la sentencia es luego revocada o retractada, la
ejecución quedaría sin fundamento. SCJ, 1.ª Cám., 8 de mayo de 2002, núm.
17, B. J. 1100, pp. 216-221.
EJERCICIO DE UN DERECHO

V. abuso de derecho.
ELECCIÓN DE DOMICILIO

V. domicilio, notificaciones.
ELECTA UNA VÍA

V. acción penal y acción civil.


EMBARGO

La causa general de los procedimientos de embargo, salvo en el caso del


embargo en reivindicación, es la existencia de un crédito, el cual debe reunir
ciertas condiciones dependiendo del tipo de embargo que pretenda realizarse.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 39, B. J. 1203.
EMBARGO (BIENES INEMBARGABLES)

La Constitución no restringe la facultad del legislador ordinario para atribuir


la calidad de inembargable a determinados bienes del dominio privado del
Estado, independientemente de que estén o no afectados a un servicio
público, cuando existan razones de interés general que justifiquen dicha
atribución. TC/0090/13, 4 de junio de 2013; SCJ, 1.ª Sala, 11 de agosto de
2010, núm. 20, B. J. 1197.

Es conforme a la Constitución la ley que crea el Fondo Patrimonial para el


Desarrollo (FONPER), cuyo artículo 5 dispone que los fondos que perciba
son inembargables. Esta disposición permite establecer la existencia de un
interés general en el estatuto de inembargabilidad del patrimonio del Fondo
Patrimonial para el Desarrollo (FONPER), dirigido a evitar que los proyectos
de desarrollo que dicha entidad deba realizar con los fondos que perciba sean
obstaculizados o detenidos por la acción de sus acreedores. Confrontados los
derechos y facultades del Estado con los derechos y facultades de los
particulares, resulta un sinsentido jurídico plantear la existencia de un
privilegio a favor del primero o de cualquiera de sus instituciones porque la
ley declare su patrimonio inembargable. Es evidente que el Estado y los
particulares no están situados en una misma situación de hecho, sobre todo en
lo concerniente a los fines que lo animan, siendo el interés público el que
prima en las actuaciones del Estado y sus instituciones, interés general que
tiene una jerarquía mayor que el interés de los particulares. TC/0090/13, 4 de
junio de 2013. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013,
núm. 53, B. J. 1233 (v. párrafo siguiente).

Aunque nuestro derecho dispone desde hace tiempo que las entidades
públicas no son embargables, este principio solo se aplica a las empresas que
no se hayan establecido con fines lucrativos y ofrezcan un servicio público, lo
cual no es el caso de FONPER, que siendo un organismo público creado para
realizar por sí mismo no servicios públicos, sino actividades comerciales
comunes y corrientes, puede ser objeto de todas las vías de ejecución
acordadas por la ley a favor de sus acreedores. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de
2013, núm. 53, B. J. 1233.

Los bienes de la Dirección General de Aduanas (DGA) son inembargables.


SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, núm. 115, B. J. 1234.

Los bienes de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo


Domingo (CAASD) son inembargables. La CAASD es una institución que
brinda un servicio público y, por tanto, no puede sufrir las consecuencias de
un embargo retentivo, ya que esto podría ocasionar el entorpecimiento del
servicio público de que se trata, el cual es de vital importancia para el bien
común. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 58, B. J. 1219.

Los bienes del dominio privado del Estado, como lo son los bienes que
integran el patrimonio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD), pueden ser reconocidos como inembargables por la ley. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de agosto de 2010, núm. 20, B. J. 1197.

Las empresas eléctricas concesionarias del Estado son embargables. El


principio de inembargabilidad de los bienes del Estado no se les aplica a las
empresas concesionarias, ya que la concesión no las hace parte del Estado ni
beneficiarse de sus derechos y prerrogativas. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de
2010, núm. 22, B. J. 1191.
EMBARGO CONSERVATORIO

No es justificado en principio, sino eventual, el crédito que tendría un banco


que se querella por estafa contra un empleado. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre
de 2011, núm. 18, B. J. 1213.

El embargo conservatorio requiere validación para que se pueda proceder a la


venta en pública subasta. El embargo conservatorio con desplazamiento no
equivale a un embargo ejecutivo. SCJ, 1.ª Cám., 11 de julio de 2001, núm.
11, B. J. 1088, pp. 100-103.

El juez de primera instancia, en atribuciones excepcionales de referimiento,


puede, a pedimento de parte, reexaminar los motivos que lo indujeron a dictar
el auto que autorizó las medidas conservatorias e igualmente ordenar la
cancelación, reducción o limitación del embargo, siempre que a su juicio
haya motivos serios y legítimos que lo justifiquen. Esta facultad excepcional
que ha sido conferida por el legislador al juez de primera instancia, en
atribuciones de referimiento, no está supeditada a que se introduzca antes de
la demanda en validez del embargo; el juez puede conocer de la solicitud en
cualquier estado de los procedimientos, puesto que el propósito es que el
embargado pueda, para discutir las medidas conservatorias dictadas contra él
y sus consecuencias, aprovecharse del procedimiento rápido que constituye el
referimiento, sin que deba esperar el apoderamiento al fondo del litigio o la
audiencia en que se vaya a conocer de la validez del embargo. SCJ, 1.ª Sala,
16 de octubre de 2013, núm. 31, B. J. 1235; 1 de febrero de 2012, núm. 33, B.
J. 1215; 14 de julio de 2010, núm. 16, B. J. 1196; 1.ª Cám., 5 de agosto de
2009, núm. 15, B. J. 1185; 17 de octubre de 2001, núm. 6, B. J. 1091, pp.
168-175.

Corresponde al juez de los referimientos y no el juez de amparo conocer del


levantamiento de una medida conservatoria. TC/0083/12, 15 de diciembre de
2012; TC/0118/13, 4 de julio de 2013; TC/00345/14, 23 de diciembre de
2014.

La ejecución del auto que ordena una medida conservatoria, en virtud de los
artículos 48 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, no puede ser
suspendida por el presidente de la corte de apelación que ha sido apoderada
de un recurso de apelación contra el auto. Dicho auto no es recurrible en
apelación, sino ante el mismo juez que lo dictó. SCJ, 1.ª Sala, 24 de febrero
de 2012, núm. 45, B. J. 1191.

El presidente de la corte no puede suspender el auto que ha autorizado un


embargo conservatorio, facultad que la ley ha otorgado al juez de primera
instancia, en atribuciones de referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de
2012, núm. 33, B. J. 1215; 24 de febrero de 2010, núm. 45, B. J. 1191. En
sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 17 de diciembre de 2008, núm. 39, B. J.
1177, pp. 401-408.

La fianza solo es exigible cuando se quiere garantizar la causa del embargo,


es decir, cuando se quiere sustituir el embargo por la fianza, no cuando se
persigue el levantamiento puro y simple del embargo. SCJ, 1.ª Sala, 28 de
marzo de 2012, núm. 113, B. J. 1216; 1.ª Cám., 17 de octubre de 2001, núm.
6, B. J. 1091, pp. 168-175.
EMBARGO EJECUTIVO

La elección de domicilio que debe hacer el acreedor en el mandamiento de


pago, según el artículo 584 del Código de Procedimiento Civil, es atributiva
de competencia. SCJ, 1.ª Cám., 19 de septiembre de 2007, núm. 1, B. J. 1162,
pp. 91-97.

El tribunal del embargo ejecutivo es competente para conocer de la demanda


en nulidad del embargo, aunque el embargante tenga su domicilio fuera de
esa jurisdicción, ya que el artículo 584 del Código de Procedimiento Civil
establece que el mandamiento de pago contendrá elección de domicilio hasta
concluir los procedimientos del embargo en el lugar en donde deba cumplirse
la ejecución, si el acreedor no residiere allí, y el deudor podrá hacer en ese
domicilio elegido todas sus notificaciones, hasta la de ofrecimientos reales y
de apelación. SCJ, 1.ª Cám., 5 de septiembre de 2007, núm. 1, B. J. 1162, pp.
91-97.

El tribunal no puede declarar nulo un segundo embargo, cuya regularidad


procesal depende de la regularidad o no de un primer embargo, sin
pronunciarse sobre la validez del primero. SCJ, 1.ª Cám., 16 de junio de
2004, núm. 11, B. J. 1123, pp. 192-200.

No constituye una turbación manifiestamente ilícita la notificación a un


deudor de dos mandamientos de pago, basados en la existencia de sendos
pagarés notariales, como paso previo al embargo ejecutivo, cuyo
procedimiento pretende el deudor suspender en referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 25, B. J. 1240.

Es nulo el embargo ejecutivo ejecutado contra el comprador condicional de


un vehículo de motor. La venta condicional no transfiere la propiedad; el
comprador condicional se convierte en propietario solo cuando pague la
totalidad del precio de venta. Es nulo el embargo aunque el vehículo haya
sido adjudicado en pública subasta a un tercero de buena fe. SCJ, 1.ª Cám., 9
de noviembre de 2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 97-105.

La demanda en distracción consiste en permitir al propietario de los bienes


embargados hacerse reconocer su derecho de propiedad sobre estos y se
encuentra sometida al texto del artículo 608 del Código de Procedimiento
Civil. SCJ, 1.ª Cám., 19 de octubre de 2005, núm. 34, B. J. 1139, pp. 247-
253.

Según el artículo 609 del Código de Procedimiento Civil, es nula la demanda


en distracción que no es notificada a la parte embargada ni la cita en justicia.
SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 63, B. J. 1239.

No es oponible al embargante un contrato de transacción, sin fecha cierta,


mediante el cual se pretende probar que los muebles embargados no son de la
propiedad del embargado. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de enero de 2009,
núm. 2, B. J. 1178.

En materia de vehículos de motor, es posible una demanda en distracción


después de adjudicado el vehículo en una venta en pública subasta. Es
obligación de los tribunales proteger el derecho de propiedad de los terceros
cuando es vulnerado en los procesos de embargo, los cuales son nulos cuando
son perseguidos sobre bienes que no pertenecen al deudor embargado.
Aunque en materia de muebles, el artículo 2279 del Código Civil establece
una presunción de propiedad a favor de quien posee la cosa, dicha presunción
sufre excepción en determinados casos, como cuando se trata de muebles
para cuya existencia, individualización y prueba de la propiedad se precisa de
un registro público regulado por el Estado dominicano, a través de sus
instituciones públicas, como es el caso de los vehículos de motor. SCJ, Salas
Reunidas, 5 de marzo de 2013, núm. 1, B. J. 1231.
EMBARGO INMOBILIARIO

V. también adquiriente de buena fe, pacto comisorio expreso.


Adjudicación (aplazamiento)

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, la decisión que


acoge o rechaza una solicitud de aplazamiento de la adjudicación no es
susceptible de ningún recurso. Esta prohibición tiene por objeto evitar que
los recursos que se interpongan contra las sentencias dictadas con ocasión del
procedimiento de embargo inmobiliario sean utilizados con fines puramente
dilatorios. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 114, B. J. 1216; 18 de
enero de 2012, números 25 y 37, B. J. 1214.

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil: “La decisión que
acordare o denegare el aplazamiento se insertará brevemente al pie del pliego
de condiciones, no tendrá que ser motivada, ni registrada, ni notificada, ni
estará sujeta a ningún recurso. Será ejecutoria en el acto y no tendrá
condenación en costas”. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 10, B. J.
1217.

Los términos generales que usa el artículo 703 del Código de Procedimiento
Civil, al disponer que la decisión que acuerde o deniegue el aplazamiento no
estará sujeta a ningún recurso, incluyen a todos los recursos, ordinarios o
extraordinarios, que puedan retardar el procedimiento de embargo
inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 57, B. J. 1228.

El hecho de que existan demandas incidentales pendientes de recibir fallo


sobre el procedimiento de embargo inmobiliario no es causa legal de
sobreseimiento de la adjudicación, sino más bien de aplazamiento. SCJ, 1.ª
Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 23, B. J. 1233.
Bien de la comunidad disuelta por divorcio

El tribunal no puede anular la sentencia de adjudicación de un bien inmueble


que ha pertenecido a la comunidad de dos cónyuges que se han divorciado,
sobre el cual la esposa inscribió una oposición antes de la inscripción del
embargo, por no haber puesto a esta en causa, sin comprobar antes en su
sentencia, en aplicación del principio de que “no hay nulidad sin agravio”,
cómo se lesionó el derecho de defensa de la esposa, máxime cuando del
contenido mismo de la sentencia impugnada se desprende que dicha señora
no solo compareció ante el juez apoderado del embargo inmobiliario, sino
que, además, interpuso una demanda incidental en nulidad del procedimiento,
la cual fue rechazada.
SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 89, B. J. 1230.
Bien indiviso

Según el artículo 2205 del Código Civil, no se puede perseguir el embargo


inmobiliario de un inmueble indiviso antes de la partición o licitación
correspondiente. Sin embargo, nada impide que se acepte como garantía un
inmueble en esas condiciones. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 72,
B. J. 1223.

El artículo 2205 del Código Civil no impide embargar un inmueble indiviso;


solo prohíbe ponerlo en venta. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 3, B.
J. 1227.
Cancelación irregular de hipoteca

La cancelación irregular de la hipoteca a favor del acreedor no puede impedir


que este proceda al embargo del inmueble ni que este inscriba la
correspondiente denuncia si el inmueble permanece registrado a nombre del
deudor. SCJ, 3.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 17, B. J. 1113, pp. 761-
768.
Carácter del procedimiento

El procedimiento de embargo inmobiliario es de orden público. SCJ, 1.ª Sala,


1 de febrero de 2012, núm. 12, B. J. 1215; 7 de diciembre de 2011, núm. 4, B.
J. 1213.
Compensación

Conforme a los artículos 1291 y 2095 del Código Civil, opera la


compensación entre el adjudicatario de una venta en pública subasta por
causa de embargo inmobiliario y el embargado si el precio de la adjudicación
es idéntico al de la deuda del embargado con el adjudicatario y si el
adjudicatario se encuentra inscrito en primer rango. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
octubre de 2012, núm. 38, B. J. 1223.
Competencia

Las decisiones de los tribunales ordinarios en materia de embargo


inmobiliario se imponen a los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria, los
cuales no tienen competencia para variar lo decidido por los primeros. SCJ,
3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 41, B. J. 1232.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de una litis sobre


derechos registrados que pretende cancelar una hipoteca judicial si dicha
demanda se introduce antes de que se inicie el proceso de embargo
inmobiliario, es decir, antes de la fecha del proceso verbal de embargo y su
correspondiente notificación y registro. Cualquier acción posterior a dicho
proceso pasa a ser un incidente del embargo de la competencia exclusiva del
tribunal civil. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 53, B. J. 1237.

El embargo inmobiliario está colocado bajo el control del tribunal civil,


mediante un procedimiento particular, por lo que el juez de los referimientos
es, en principio, incompetente para conocer de todas las excepciones
promovidas por el embargado o por los terceros que toquen el fondo del
derecho de las partes, de las que tienen su causa en el embargo y se refieren
directamente a él, así como de las que ejercen una influencia sobre su marcha
o su solución y constituyen verdaderos incidentes, con excepción de algunos
de estos que son propios de la falsa subasta. El hecho de que para la
introducción de los incidentes del embargo inmobiliario baste un simple acto
de abogado a abogado, como lo consagra el artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil, permite interpretar que dicho texto legal ha señalado
implícitamente que la jurisdicción competente para conocer de una cuestión
como la de la especie (demanda en subrogación de la persecución) no es otra
que aquella que ha sido apoderada de la acción principal. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236.

El juez de los referimientos no es competente, en principio, para conocer de


los incidentes del embargo inmobiliario, por ejemplo, de una demanda en
sobreseimiento. El embargo inmobiliario, en razón de su gravedad, está
regido por un procedimiento particular y se encuentra colocado bajo el
control del tribunal civil apoderado del embargo, el cual es competente para
conocer de las demandas que toquen el fondo del derecho de las partes, de las
que tienen su causa en el embargo y se refieren directamente a él, así como de
las que ejercen una influencia sobre su marcha o su solución y constituyen
verdaderos incidentes del embargo. En esta materia, es posible el uso del
referimiento en casos muy específicos previstos por la ley, tales como los
siguientes; a) la designación de un secuestrario de los inmuebles embargados,
b) la obtención de la autorización requerida para que los acreedores puedan
proceder a cortar y vender, en parte o totalmente, los frutos aún no
cosechados, c) si hay oposición a la entrega de la certificación en que conste
que el adjudicatario no ha justificado el cumplimiento de las condiciones
exigibles de la adjudicación y d) de manera general, según el artículo 734 del
Código de Procedimiento Civil, para tomar todas las medidas provisionales
necesarias para la conservación y administración del inmueble. SCJ, 1.ª Sala,
29 de agosto de 2012, núm. 72, B. J. 1221.
Demanda en distracción

Las demandas en distracción están prohibidas cuando el embargo


inmobiliario ha sido trabado sobre terrenos registrados. No se puede permitir
la discusión de derechos que ya han sido depurados. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 22, B. J. 1216; 17 de febrero de 2010, núm. 34, B. J.
1191.

La demanda en distracción solo puede ser promovida por un tercero que


alegue ser propietario del inmueble embargado; no es admisible si proviene
de la parte embargada. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 3, B. J.
1227.
Demanda en resolución

Si la adjudicación tiene lugar antes de la decisión sobre la demanda en


resolución sobre la venta del inmueble embargado, los propietarios originales
que demandan en resolución solo podrán reclamar derechos sobre el importe
de la venta. SCJ, 3.ª Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 4, B. J. 1170, pp. 311-
323.
Desistimiento

Para la validez del desistimiento de uno o varios actos de procedimiento de


un proceso de embargo inmobiliario no es necesario la aceptación de la
contraparte prescrita por el artículo 402 del Código de Procedimiento Civil.
El abandono de un procedimiento irregular o de un acto que no haya dado
nacimiento a un derecho actual a la parte a quien fue notificado no tiene que
ser firmado por la parte ni aceptado por la contraparte. En este caso las
costas pueden ser ofrecidas por la parte desistente al momento de desistir o
pueden ser liquidadas después a solicitud de la parte interesada. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 152, B. J. 1215.
Enajenación del inmueble embargado después de inscrito el embargo

Se reputa que el embargo inmobiliario es de conocimiento general, oponible


a todo el mundo, a partir de su transcripción o inscripción, previo
levantamiento del acta correspondiente y notificación de su denuncia. Por
tanto y al tenor del artículo 686 del Código de Procedimiento Civil, el
embargante, los acreedores inscritos o registrados, así como cualquier
persona que sustituya al acreedor ejecutante o a los demás acreedores
registrados o que reemplace mediante cualquier negocio jurídico al
persiguiente que resultó adjudicatario (en la especie, mediante aporte en
naturaleza), tienen la facultad de invocar la nulidad de cualquier acto de
enajenación posterior a la transcripción o inscripción del embargo
inmobiliario. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 16, B. J. 1143, pp.
139-146.
Existencia del crédito

El primer requisito que debe cumplir todo acreedor antes de proceder a un


embargo inmobiliario es probar la existencia de un crédito a su favor. La
causa general de los procedimientos de embargo, salvo en el caso del
embargo en reivindicación, es la existencia de un crédito, el cual debe reunir
ciertas condiciones dependiendo del tipo de embargo que pretenda realizarse.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 39, B. J. 1203.

En el procedimiento de embargo inmobiliario, el persiguiente debe acreditar


la existencia del título que contiene la acreencia a su favor y sobre la base de
la cual justifica su calidad para pretender el cobro de su crédito mediante la
venta de los bienes inmuebles de su deudor. SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de
2013, núm. 211, B. J. 1231.

En caso de inexistencia del crédito, el interesado puede accionar solicitando


la nulidad de la sentencia de adjudicación, ya que esta acción no versa sobre
la validez del título en cuya virtud se procedió al embargo, caso este que
constituiría un medio de nulidad por vicio de fondo que debe ser propuesto, a
pena de caducidad, en la forma y plazos previstos por los artículos 728 y 729
del Código de Procedimiento Civil, sino que lo que sustenta la acción en
nulidad es la alegada inexistencia del crédito o causa del embargo en que se
sustentó. SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 39, B. J. 1203.
Falsa subasta

El fin perseguido por el legislador al establecer la falsa subasta es sancionar


al adjudicatario que pretende cometer fraude y colusión. SCJ, 1.ª Cám., 23
de mayo de 2007, núm. 17, B. J. 1158, pp. 188-194.

Según el artículo 734 del Código de Procedimiento Civil, el derecho de


perseguir la falsa subasta le corresponde a todo interesado, entre los cuales se
encuentra el persiguiente, los acreedores hipotecarios inscritos, el embargado,
los acreedores quirografarios del embargado (en virtud de la acción pauliana
o la acción oblicua y por el derecho que tienen al eventual sobrante que
resulte de la adjudicación), así como el adjudicatario de la primera subasta.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 17, B. J. 1158, pp. 188-194; 31 de
marzo de 2004, núm. 20, B. J. 1120, pp. 220-229.

No se debe declarar la falsa subasta si, al momento de interponerse la


demanda, el adjudicatario ya ha ejecutado las condiciones de la adjudicación.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 17, B. J. 1158, 188-194.
Impugnación (contredit)

Procede la impugnación contra la sentencia que solo decide sobre una


excepción de incompetencia promovida en el curso del procedimiento de
embargo inmobiliario. 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 6, B. J.
1092, pp. 123-129.

No procede la impugnación si la sentencia sobre la excepción de


incompetencia ha sido rendida en instancia única, como sucede en un
embargo inmobiliario perseguido al amparo de la Ley 6186 de 1963. SCJ, 1.ª
Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 41, B. J. 1137, pp. 372-379
Incidentes (comunicación de documentos)

No procede que se ordene una comunicación de documentos en materia de


incidentes de embargo inmobiliario. Según el artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil, los incidentes de embargo deben introducirse mediante
acto de abogado a abogado que contendrá, además de los medios y motivos
en los cuales se fundamenta, llamamiento a audiencia y notificación de
depósito de documentos en secretaría, todo a pena de nulidad, y el
procedimiento deberá continuar y el tribunal no concederá plazos adicionales
para el examen de documentos si estos no han sido presentados. SCJ, 1.ª
Cám., 15 de abril de 2009, núm. 13, B. J. 1181, pp. 159-167.
Incidentes (concepto)

Se considera incidente del embargo inmobiliario cualquier contestación, de


forma o de fondo, originada en el curso del embargo que pueda influir sobre
su marcha o sobre su desenlace. Los verdaderos incidentes del embargo
inmobiliario deben ser introducidos según lo establecido en los artículos 718
y 728 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012,
núm. 12, B. J. 1215.

La determinación de si una acción es un incidente de embargo o una demanda


principal depende del momento de su introducción. El procedimiento de
embargo comienza con el proceso verbal de embargo. Cualquier acción
intentada antes de dicho proceso y su correspondiente notificación y registro
debe considerarse una demanda principal; en cambio, cualquier acción
intentada después de dicho proceso pasa a ser un incidente del embargo, aun
se trate de una demanda en cancelación de hipoteca judicial. SCJ, 3.ª Sala, 11
de diciembre de 2013, núm. 53, B. J. 1237.

La enumeración de los incidentes contenida en los artículos 718 a 748 del


Código de Procedimiento Civil no tiene carácter limitativo, lo que permite
considerar como tal la demanda incidental en sobreseimiento de ejecuciones.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 64, B. J. 1218.

Una demanda principal en radiación de una hipoteca no constituye un


incidente del embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm.
6, B. J. 1221.

Las demandas en intervención voluntaria y forzosa en nulidad del contrato de


venta y de préstamo, interpuestas con ocasión de un procedimiento de
embargo inmobiliario llevado conforme a la Ley 6186 de 1963, constituyen
incidentes del embargo inmobiliario por tratarse de contestaciones que
surgieron después de inscrito el embargo. SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre de
2005, núm. 3, B. J. 1141, pp. 133-144.
Incidentes (constitucionalidad de los artículos 728 y 729 del C. de Pr.
Civil)

Los artículos 728 y 729 del Código de Procedimiento Civil, que establecen
los plazos para invocar los medios de nulidad contra el procedimiento de
embargo inmobiliario, no contrarían la Constitución de la República. SCJ, 1.ª
Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 47, B. J. 1233.
Incidentes (inquilino)

El inquilino que no ha inscrito en el registro de títulos o conservaduría de


hipoteca correspondiente el contrato de arrendamiento que le confiere el
derecho al uso y disfrute de un inmueble no tiene calidad para demandar la
nulidad del procedimiento de embargo inmobiliario sobre el inmueble
alquilado. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J.
1222.
Incidentes (mandamiento de pago)

La demanda en oposición al mandamiento de pago constituye un verdadero


incidente del embargo inmobiliario cuando interviene después de la denuncia
y registro del embargo. SCJ, 1.ª Cám., 8 de mayo de 2002, núm. 5, B. J. 1098,
pp. 92-102.

La expiración del plazo de vigencia del mandamiento de pago que precede al


embargo debe ser invocada antes de la lectura del pliego de condiciones. SCJ,
1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 16, B. J. 1217

El persiguiente que se beneficia de una sentencia con ejecución provisional


que ha rechazado una oposición al mandamiento de pago, la cual ha sido
recurrida, puede proseguir las persecuciones del embargo, pero a su cuenta y
riesgo. SCJ, 1.ª Cám., núm. 5, B. J. 1098, pp. 92-102.

Un acreedor inscrito no puede invocar la expiración del plazo de vigencia del


mandamiento de pago que precede al embargo inmobiliario como lesivo a su
derecho de defensa. No es al acreedor inscrito, sino al deudor, a quien va
dirigido el mandamiento de pago. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 16,
B. J. 1217.
Incidentes (nulidades en general)

La sentencia de adjudicación pone término a la facultad de demandar las


nulidades de procedimiento del embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
septiembre de 2012, núm. 57, B. J. 1222; 1.ª Cám., 14 de mayo de 2003,
núm. 7, B. J. 1110, pp. 153-160.
Incidentes (nulidades de fondo)

Los incidentes del embargo inmobiliario que pretenden hacer declarar la


nulidad del título ejecutorio debe ser promovido, a pena de caducidad, en la
forma y plazo previstos en los artículos 728 y 729 del Código de
Procedimiento Civil. Estos incidentes constituyen un medio de nulidad por
vicio de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 82, B. J. 1232; 1.ª
Cám., 21 de noviembre de 2001, núm. 5, B. J. 1092, pp. 98-101.

El incidente sobre la inembargabilidad del inmueble embargado por tratarse


de un inmueble indiviso, dispuesta por el artículo 2205 del Código Civil,
constituye una nulidad de fondo y no de forma, y, por tanto, no está sujeto a
las restricciones del artículo 730 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 146, B. J. 1215.
Incidentes (nulidades de forma)

Las nulidades de forma que resultan de irregularidades cometidas en los actos


del procedimiento del embargo anteriores a la lectura del pliego de
condiciones deben ser propuestas, de acuerdo con el artículo 728 del Código
de Procedimiento Civil, no por la vía de demanda principal en nulidad de la
sentencia de adjudicación, la cual está reservada para las nulidades cometidas
en la propia sentencia. SCJ, 1.ª Cám., 13 de marzo de 2002, núm. 18, B. J.
1096, pp. 159-164.
Incidentes (plazos)

El proceso de ejecución inmobiliaria está compuesto de una sucesión de actos


que deben intervenir en el orden y plazos que, a pena de nulidad, indica el
Código de Procedimiento Civil. No declarar inadmisibles los incidentes
interpuestos fuera de plazo iría en perjuicio del espíritu de celeridad que
prima en todo el procedimiento de embargo inmobiliario, el cual se encuentra
minuciosamente reglamentado por la ley con el propósito de evitar que esa
vía de ejecución forzosa se convierta en un proceso costoso e interminable.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 64, B. J. 1216.

Los medios de nulidad de forma o de fondo contra el procedimiento del


embargo inmobiliario, ya sea anterior o posterior a la lectura del pliego de
condiciones, deben ser propuestos, a pena de caducidad, diez días, a lo
menos, antes del señalado para la lectura del pliego, en el primer caso, u ocho
días, a más tardar, después de publicado el extracto en un periódico de
circulación nacional, en el segundo caso, todo según los artículos 728 y 729
del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 7 de julio de 2004, núm. 4,
B. J. 1124, pp. 88-99.

Los incidentes del embargo inmobiliario por vicios de fondo deben ser
promovidos, a pena de caducidad, en la forma y plazo previstos en los
artículos 728 y 729 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 21 de
noviembre de 2001, núm. 5, B. J. 1092, pp. 98-101.

Los incidentes del embargo inmobiliario por vicios de forma deben ser
promovidos, a pena de caducidad, en la forma y plazo previstos en el artículo
718 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014,
núm. 65, B. J. 1239.

Es inadmisible el incidente propuesto fuera de plazo establecido por el


artículo 729 del Código de Procedimiento Civil, el cual establece que los
“medios de nulidad contra el procedimiento posterior a la lectura del pliego
de condiciones deberán ser propuestos, a pena de caducidad, ocho días a más
tardar después de publicado por primera vez en un periódico el extracto de
que trata el artículo 696.” Para aplicar esta disposición no se requiere la
comprobación sobre la existencia y naturaleza de las causas de la nulidad
demandada, puesto que al sancionarse su incumplimiento con la inadmisión
de la demanda, tiene por efecto que se eluda el debate sobre el fondo. SCJ, 1.ª
Sala, 17 de julio de 2013, núm. 82, B. J. 1232.
Incidentes (pliego de condiciones)

El depósito tardío del pliego de condiciones no constituye una irregularidad


que se considere lesiva al derecho de defensa de pleno derecho, conforme al
artículo 715 del Código de Procedimiento Civil, puesto que dicho texto legal
solo califica como tales “la falta de notificación del embargo, la no
transcripción del mismo y la omisión o falta de notificación de un acto, en los
términos y en los plazos que determine la ley”. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de
2012, núm. 14, B. J. 1216.

La errada referencia en el pliego de condiciones al tribunal que conocerá del


embargo no es causa de nulidad del pliego si se procede a rectificar la
cláusula que contiene el error. SCJ, 1.ª Cám.,10 de noviembre de 2004, núm.
10, B. J. 1128, pp. 195-202.

No es nulo el embargo inmobiliario por no haberse notificado el pliego de


condiciones al acreedor inscrito si el persiguiente desconocía la existencia de
dicho acreedor, por no constar en la certificación que le fue expedida por el
registro de títulos. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 85, B. J. 1218.
No procede el aplazamiento de la lectura del pliego de condiciones, solicitado
en la misma audiencia de la lectura del pliego, a fin de regularizar una
intervención. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 16, B. J. 1229.

En virtud del artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, es inadmisible


el recurso de casación contra la decisión que rechaza, en un proceso de
embargo inmobiliario, una solicitud de aplazamiento de la lectura del pliego
de condiciones, ordena la lectura del pliego y fija la fecha de la venta en
pública subasta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 57, B. J. 1228.

Según el artículo 691 del Código de Procedimiento Civil, las decisiones sobre
los reparos al pliego de condiciones no están sujetas a ningún recurso. SCJ,
1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 25, B. J. 1239.

Es válido el pliego de condiciones que no contiene, según establece el


artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, la “relación de las
inscripciones que hubiere sobre los inmuebles embargados o mención de la
certificación de que no existen inscripciones”, si no se lesiona el derecho de
defensa, como exige el artículo 715 del mismo Código. Además, la intención
del legislador al imponer dicho requisito fue la de proteger a los terceros
acreedores inscritos, a fin de que puedan intervenir en la subasta del inmueble
embargado, que es la garantía de su acreencia, no así la de proteger al deudor,
a quien dicha omisión en nada le puede perjudicar. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo
de 2012, núm. 34, B. J. 1216.

Es válido el pliego de condiciones que no contiene, según establece el


artículo 690 del Código de Procedimiento Civil, la “relación de las
inscripciones que hubiere sobre los inmuebles embargados o mención de la
certificación de que no existen inscripciones”, si no se lesiona el derecho de
defensa. En la especie la omisión quedó suplida por la denuncia hecha a los
acreedores inscritos del embargo, así como por la notificación del aviso de la
venta en pública subasta; además de los acreedores inscritos que
comparecieron ante el juez apoderado del embargo inmobiliario e
interpusieron demandas incidentales en nulidad del embargo. SCJ, 1.ª Sala,
30 de octubre de 2013, núm. 34, B. J. 1235.
Incidentes (recursos)

Según el artículo 730 del Código de Procedimiento Civil, no serán


susceptibles de ningún recurso las sentencias sobre nulidades de forma del
procedimiento, anteriores o posteriores a la publicación del pliego de
condiciones, ni las que decidan sobre la demanda de subrogación contra la
parte que ejecute el embargo (siempre que no se hayan intentado por causa de
colusión o fraude), ni las que, sin decidir sobre los incidentes, hagan constar
la publicación del pliego de condiciones. Esta prohibición tiene por objeto
evitar que los recursos que se interpongan contra sentencias sobre
procedimiento de embargo inmobiliario sean utilizados con fines puramente
dilatorios en el embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 25, B. J. 1239; 20 de marzo de 2013, núm. 98, B. J. 1228; 28 de marzo
de 2012, núm. 120, B. J. 1216; 25 de enero de 2012, núm. 69, B. J. 1214.

Los términos generales y amplios que usa el artículo 730 del Código de
Procedimiento Civil, cuando dispone que no serán susceptibles de ningún
recurso las sentencias que intervengan sobre nulidades de forma del embargo
inmobiliario, comprenden todos los recursos, ordinarios o extraordinarios,
que pudieran retardar o complicar el procedimiento de embargo inmobiliario.
SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 21, B. J. 1229.

La excepción al ejercicio de las vías de recurso del artículo 730 del Código de
Procedimiento Civil ha sido consagrada por el legislador para imprimirle
celeridad al procedimiento, evitando que los recursos sean utilizados con
fines puramente dilatorios, lo cual, de ser permitido, contravendría los
principios constitucionales de celeridad y economía procesal. SCJ, 1.ª Sala,
10 de abril de 2013, núm. 21, B. J. 1229; 22 de febrero de 2012, núm. 132,
B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 12, B. J. 1215.

De una interpretación gramatical del artículo 730 del Código de


Procedimiento Civil legal se infiere que el legislador suprimió las vías de
recurso contra las sentencias que versen sobre: a) las nulidades de forma de
procedimiento, b) la demanda en subrogación contra la parte que ejecute el
embargo, siempre que no esté fundada a causa de colusión o fraude, y c)
aquellas decisiones que hagan constar la publicación del pliego de
condiciones sin decidir sobre incidentes. Cada uno de estos casos es
independiente y, en consecuencia, no es necesario que los jueces ponderen en
un caso de nulidad de forma del procedimiento si hubo colusión o fraude.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 22, B. J. 1216.

En virtud del artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, es inadmisible


el recurso de casación contra la decisión que rechaza, en un proceso de
embargo inmobiliario, una solicitud de aplazamiento de la lectura del pliego
de condiciones, ordena la lectura del pliego y fija la fecha de la venta en
pública subasta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 57, B. J. 1228.

Según el artículo 691 del Código de Procedimiento Civil, las decisiones sobre
los reparos al pliego de condiciones no están sujetas a ningún recurso. SCJ,
1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 25, B. J. 1239.

El régimen procesal establecido por los artículos 728 y 729 del Código de
Procedimiento Civil, concerniente a los medios de nulidad contra el
procedimiento del embargo inmobiliario anterior y posterior a la lectura del
pliego de condiciones, difiere sustancialmente de las previsiones del artículo
718 del mismo código, relativo a demandas incidentales en el curso del
embargo, sujetas estas últimas a plazos y actuaciones distintas a los previstos
en los artículos 728 y 729, que establecen, estos últimos, incluso, el día en
que el juez debe fallar los incidentes y las reglas a seguir en caso de
imposibilidad de hacerlo, cuestiones no previstas en el señalado artículo 718.
Por tanto, resulta forzoso reconocer que las demandas incidentales
consideradas en este último artículo no son las mismas, ni aun equiparables, a
las demandas y medios aludidos en los artículos 728 y 729 de referencia.
Solo las sentencias intervenidas con ocasión de nulidades procesales de
forma, dirimidas al tenor del artículo 728 citado, son las que no son
susceptibles de ningún recurso, conforme a lo dispuesto por el artículo 730
del Código de Procedimiento Civil, disposición esta no aplicable, por
consiguiente, a las decisiones que resuelvan sobre cualquier demanda
incidental incoada al amparo del artículo 718 de dicho ordenamiento
procesal. SCJ, 1.ª Sala, 30 de noviembre de 2011, núm. 33, B. J. 1212.

Para declarar inadmisible un recurso de apelación contra una sentencia


dirimente de incidentes procedimentales de forma en el curso de un
procedimiento de embargo inmobiliario, en aplicación del artículo 730 del
Código de Procedimiento Civil, es necesario que el tribunal verifique antes,
de manera rigurosa, si la especie juzgada se trata de una nulidad de forma del
procedimiento ejecutorio y no de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012,
núm. 8, B. J. 1220.

La sentencia que juzga un incidente que persigue la anulación de una


hipoteca convencional inscrita, cuyo titular fue alegadamente satisfecho con
el pago de su crédito, es susceptible de ser recurrida en apelación, puesto que
está regida por el artículo 718 del Código de Procedimiento Civil y no por el
728 del mismo código. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de 2011, núm. 4, B. J.
1213.

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil, la decisión que


acoge o rechaza una solicitud de aplazamiento de la adjudicación no es
susceptible de ningún recurso. Esta prohibición tiene por objeto evitar que
los recursos que se interpongan contra las sentencias dictadas con ocasión del
procedimiento de embargo inmobiliario no sean utilizados con fines
puramente dilatorios. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 114, B. J.
1216; 18 de enero de 2012, números 25 y 37, B. J. 1214.

Según el artículo 703 del Código de Procedimiento Civil: “La decisión que
acordare o denegare el aplazamiento se insertará brevemente al pie del pliego
de condiciones, no tendrá que ser motivada, ni registrada, ni notificada, ni
estará sujeta a ningún recurso. Será ejecutoria en el acto y no tendrá
condenación en costas”. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 10, B. J.
1217.

Los términos generales que usa el artículo 703 del Código de Procedimiento
Civil, al disponer que la decisión que acuerde o deniegue el aplazamiento no
estará sujeta a ningún recurso, incluyen a todos los recursos, ordinarios o
extraordinarios, que puedan retardar el procedimiento de embargo
inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 57, B. J. 1228.

La apelación contra la decisión sobre un incidente que ordena la continuación


del embargo inmobiliario no suspende el procedimiento si el acreedor
persiguiente goza de los privilegios que le acuerda la Ley 6186 de 1963. SCJ,
1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 20, B. J. 1146, pp. 218-228.
Ley 189-11 sobre el Fideicomiso

Son conformes a la Constitución el párrafo II del artículo 156 y el párrafo II


del artículo 168, ambos de la Ley 189-11, para el Desarrollo del Mercado
Hipotecario y el Fideicomiso en la República Dominicana, que disponen que
las sentencias sobre incidentes de embargo inmobiliario en esta materia no
deben ser motivadas y que prohíben el recurso de apelación contra las
sentencias que rechazan un incidente. TC/0266/13, 19 de diciembre de 2013.
Litis inscrita en el inmueble embargado antes del embargo

Si sobre el inmueble embargado ha sido inscrita antes del embargo una litis
sobre terrenos registrados, la sentencia de adjudicación no purga dicha litis,
sino que, por el contrario, la suerte de la eficacia de la sentencia de
adjudicación depende de ella. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 44, B.
J. 1232.
Mandamiento de pago

El mandamiento de pago debe ser notificado al embargado insertándose copia


del título en cuya virtud se procede al embargo, según el artículo 673 del
Código de Procedimiento Civil. Es nulo el mandamiento de pago que solo
hace referencia al título ejecutorio. SCJ, 1.ª Cám., 16 de junio de 2004, núm.
13, B. J. 1133, pp. 201-207.

Es válido el mandamiento de pago notificado a uno de los esposos, aunque la


mujer también resulta obligada por la deuda, si la expropiación se ejercerá
contra el marido deudor solamente. SCJ, 1.ª Sala, 7 de julio de 2014, núm. 4,
B. J. 1124, pp. 88-99.
Monto del crédito contra el deudor embargado

La suma enunciada por el acreedor en el mandamiento de pago y en el pliego


de condiciones comprende la totalidad de la deuda del embargado, por lo que
la adjudicación por esa suma liquida en su totalidad el monto del crédito
adeudado e impide al embargante trabar un segundo embargo por un supuesto
remanente. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de septiembre de 2009, núm. 3, B. J.
1186.
Ofrecimientos reales

Para liberarse de un embargo inmobiliario mediante un ofrecimiento de pago,


el deudor debe pagar no solo el precio de la primera puja fijado en el pliego
de condiciones y las costas, sino también los intereses generados en el
período comprendido entre la fecha en que se dio lectura al pliego de
condiciones y el momento en que se hizo la oferta real de pago. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 74, B. J. 1228.

La ejecución inmobiliaria queda suspendida con los ofrecimientos reales


realizados por el embargado. SCJ, Pleno, 16 de enero de 2013, núm. 2, B. J.
1226.

Las ofertas reales de pago seguidas de consignación detienen el curso de los


intereses. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 74, B. J. 1228.
Pacto comisorio expreso

El pacto comisorio está prohibido por el artículo 742 del Código de


Procedimiento Civil. Es nula e inexistente toda convención en que conste
que, a falta de ejecución de los compromisos hechos con el acreedor, este
tenga derecho a hacer vender los inmuebles de su deudor sin llenar las
formalidades prescritas para el embargo de inmuebles. SCJ, 1.ª Cám., 30 de
diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp. 145-154.
Poder al alguacil para embargar

No es necesario otorgar un poder especial al alguacil para trabar el embargo


inmobiliario. Esta formalidad estuvo prevista en el artículo 556 del Código de
Procedimiento Civil, texto legal que fue derogado por el artículo 120 de la
Ley 834 de 1978, el cual establece que “la entrega de la sentencia o del acto
de alguacil vale poder para toda ejecución para la cual no se exija poder
especial.” SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 16, B. J. 1216.
Publicidad

La publicación del edicto en un periódico que, aun siendo de circulación


nacional, no tiene en la práctica circulación en el lugar donde está el
inmueble embargado constituye un acto de mala fe del persiguiente que da
lugar a la nulidad de la sentencia de adjudicación. En la especie, se publicó el
edicto en el periódico La Información de Santiago del embargo de un
inmueble ubicado en Hato Mayor. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm.
1, B. J. 1100, pp. 99-107.

El hecho de que el persiguiente no haya respetado el plazo mínimo de veinte


días establecido por el artículo 696 del Código de Procedimiento Civil para la
publicación del anuncio de la subasta en un periódico no justifica la
anulación de la sentencia de adjudicación. Los medios de nulidad contra el
procedimiento posterior a la lectura del pliego de condiciones deben ser
propuestos, a más tardar, dentro de los ocho días después de publicado por
primera vez en un periódico el extracto de que se trata, conforme al artículo
696 citado. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 57, B. J. 1222.
Precio de venta

El precio de venta fijado en el pliego de condiciones no puede ser aumentado


contra la voluntad del ejecutante, ni por el embargado ni por los acreedores
inscritos, con el pretexto de que es muy bajo, puesto que el artículo 691 del
Código de Procedimiento Civil así lo dispone. Los intereses del embargado y
de los acreedores inscritos están salvaguardados por el régimen de publicidad
a que la ley somete la adjudicación —a la cual concurrirán subastadores si el
valor de la primera puja es poco elevado—, así como por la institución de la
puja ulterior. SCJ, 1.ª Cám., 12 de mayo de 2004, núm. 6, B. J. 1122, pp.
110-117.

El hecho de que la sentencia de adjudicación contenga un precio distinto al


que figura en el pliego de condiciones, al parecer por un error material no
imputable al persiguiente, no es causa de nulidad, sobre todo si se toma en
cuenta que sobre los inmuebles embargados solo figuró como acreedor
inscrito el persiguiente, por lo que no hay posibilidad de que la diferencia de
precio afectara un eventual procedimiento de orden. SCJ, 1.ª Cám., 31 de
agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137, pp. 326-330.

Procede la anulación de la sentencia de adjudicación si, entre otras


irregularidades, el adjudicatario tarda cinco años para pagar el precio de la
subasta. El hecho de que el persiguiente haya dado aquiescencia al pago
tardío no se impone al tribunal, cuyo deber principal es verificar el
cumplimiento irrestricto de la ley, específicamente, del artículo 713 del
Código de Procedimiento Civil, que dispone que el adjudicatario deberá
pagar el precio “dentro de los diez días siguientes al de la adjudicación” y
que, en caso de no hacerlo, “se le apremiará por la vía de la falsa subasta”.
SCJ, Salas Reunidas, 5 de septiembre de 2012, núm. 2, B. J. 1222.
Puja ulterior

El hecho de que el artículo 709 del Código de Procedimiento de Civil, que


establece el procedimiento de la puja ulterior, exija al pujante ulterior el
depósito de la totalidad del precio ofertado no vulnera el principio
constitucional de igualdad. TC/0181/13, 11 de octubre de 2013.

Las incidencias que surjan durante el curso del procedimiento de puja ulterior
deberán ser resueltas conforme a las reglas del derecho común del embargo
inmobiliario, ya que la puja ulterior es, por su naturaleza y por su objeto, una
secuencia normal o prolongación de dicho procedimiento. SCJ, 1.ª Sala, 4 de
abril de 2012, núm. 21, B. J. 1217.

Las sentencias sobre nulidades de forma dictadas con ocasión de la puja


ulterior no son susceptibles de ningún recurso, conforme al artículo 730 del
Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 21, B.
J. 1217.

La demanda incidental en nulidad de la puja ulterior sustentada en que el


nuevo precio ofrecido por el sobrepujante no fue depositado en efectivo o
mediante cheque certificado, como lo exige el artículo 709 del Código de
Procedimiento Civil, es una irregularidad de forma, no de fondo, puesto que
se trata de una simple formalidad, exigida por el legislador, que regula la
manera en que debe depositarse el nuevo precio ofrecido. SCJ, 1.ª Sala, 4 de
abril de 2012, núm. 21, B. J. 1217.

Las decisiones dictadas con ocasión de los incidentes planteados durante el


procedimiento de embargo inmobiliario por puja ulterior, los cuales fueron
decididos por la misma decisión que ordenó la adjudicación del inmueble
objeto de la expropiación forzosa, son de ineludible carácter jurisdiccional,
impugnable tan solo por la vía del recurso de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 18 de
julio de 2012, núm. 44, B. J. 1220; 1.ª Cám., 9 de marzo de 2005, núm. 6, B.
J. 1132, pp. 229-234.

La decisión que rechaza una solicitud de puja ulterior constituye una


sentencia propiamente dicha y no un acto de administración y, por tanto, es
apelable. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 32, B. J. 1217; 1.ª Cám., 9
de marzo de 2005, núm. 6, B. J. 1132, pp. 229-234.
Riesgos del licitador

El derecho de propiedad de un tercer adjudicatario de buena fe y a título


oneroso del inmueble embargado no puede verse afectado por los defectos
del procedimiento del embargo que culminó con dicha adjudicación. La
seguridad jurídica impone no solo el reconocimiento por parte de los
tribunales de las prerrogativas a que da lugar la culminación de los procesos
de embargo en protección de los licitadores-adquirientes cuando estos actúan
a título oneroso y de buena fe, sino también la obligación de proteger el
derecho de propiedad de los terceros cuando es vulnerado en tales procesos.
En tales circunstancias los interesados solo pueden perseguir la reparación de
daños y perjuicios contra el persiguiente que ha embargado mediante un
procedimiento irregular. SCJ, 1.ª Sala, 13 de abril de 2011, núm. 11, B. J.
1205.

La persona que compra un inmueble del adjudicatario que lo ha adquirido en


una venta en pública subasta no debe ser afectado, siendo de buena fe, por la
demanda en nulidad de la subasta interpuesta por el embargado. SCJ, 3.ª
Cám., 18 de julio de 2007, núm. 31, B. J. 1160, pp. 1042-1050. En sentido
contrario: SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 29, B. J. 1231 (v.
párrafo siguiente).

Participar en una licitación de un inmueble en pública subasta y ser declarado


adjudicatario no es lo mismo que ser comprador en una compraventa
convencional. La licitación entraña riesgos: el Código de Procedimiento Civil
prevé la posibilidad de impugnar las sentencias de adjudicación mediante una
acción principal en nulidad fundada en las irregularidades que surjan tanto en
el desarrollo de la subasta como antes. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013,
núm. 29, B. J. 1231.
Segundo embargo
El artículo 680 del Código de Procedimiento Civil, que prohíbe la inscripción
de un nuevo embargo si ha habido embargo precedente, no es aplicable si el
segundo embargo está basado en un crédito laboral. El artículo 731 del
Código de Trabajo derogó en cuanto a los créditos laborales el citado artículo
680. SCJ, 1.ª Cám., 11 de enero de 2006, núm. 10, B. J. 1142, pp. 114-120.
Sentencia de adjudicación (acción en nulidad)

La sentencia de adjudicación que no resuelve ninguna cuestión litigiosa no


constituye una verdadera sentencia, sino un acto de administración judicial
que se contrae a dar constancia de la transferencia de propiedad realizada
como consecuencia del procedimiento de embargo inmobiliario, por lo que
no es susceptible de ninguna de las vías de recurso, ordinarias ni
extraordinarias, sino que solo es impugnable por la acción principal en
nulidad. TC/0060/12, 2 de noviembre de 2012.

La sentencia de adjudicación con que culmina un procedimiento de embargo


inmobiliario sin incidentes es una decisión de carácter puramente
administrativo, que no es susceptible de recurso alguno, sino de una acción
principal en nulidad, cuyo éxito dependerá de que se establezca y pruebe que
un vicio de forma se ha cometido al procederse a la subasta o en el modo de
recepción de las pujas, o que el adjudicatario ha descartado a posibles
licitadores valiéndose de maniobras tales como dádivas, promesas o
amenazas, o por haberse producido la adjudicación en violación a las
prohibiciones del artículo 711 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 47, B. J. 1228; 4 de abril de 2012, núm. 16,
B. J. 1217; 28 de marzo de 2012, núm. 115, B. J. 1216; 21 de marzo de 2012,
núm. 83, B. J. 1216; 1 de febrero de 2012, núm. 27, B. J. 1215; 13 de enero
de 2010, núm. 2, B. J. 1190; 1.ª Cám. 24 de enero de 2007, B. J. 1152, núm.
30, pp. 290-296; 6 de diciembre de 2006, núm. 8, B. J. 1152, pp. 87-92; 20
de julio de 2005, núm. 18, B. J. 1136, pp. 197-202; 20 de agosto de 2003,
núm. 11, B. J. 1113, pp. 123-129; 2 de octubre de 2002, núm. 8, B. J. 1103,
pp. 97-103; 21 de noviembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 95-101; 14 de
marzo de 2001, núm. 15, B. J. 1084, pp. 104-112.

La vía procedente para impugnar una decisión de adjudicación resultante de


un procedimiento de venta en pública subasta por embargo inmobiliario,
regido sea por el procedimiento común u ordinario o por el abreviado
consagrado en la Ley 6186 sobre Fomento Agrícola, está determinada por la
naturaleza de la decisión que adopte el juez del embargo: cuando la decisión
de adjudicación se limita a reproducir el cuaderno de cargas, cláusulas y
condiciones y hacer constar la transferencia del derecho de propiedad del
inmueble subastado en provecho del adjudicatario, sin resolver ninguna
controversia o contestación, la decisión dictada en ese escenario procesal
adquiere un carácter puramente administrativo, susceptible, por tanto, de una
acción principal en nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 26, B.
J. 1238.

La sentencia de adjudicación pone término a la facultad de demandar las


nulidades de procedimiento del embargo inmobiliario. A partir de ese
momento, la sentencia de adjudicación solo podrá ser atacada mediante una
acción principal en nulidad, en la que deberá probarse que se cometió un
vicio de forma al procederse a la subasta en el modo de recepción de las
pujas, o que la adjudicataria había descartado a posibles licitadores, o por
haberse producido la adjudicación en violación a las prohibiciones del
artículo 711 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
septiembre de 2012, núm. 57, B. J. 1222; 1.ª Cám., 14 de mayo de 2003, núm.
7, B. J. 1110, pp. 153-160.

Las decisiones de adjudicación solo pueden ser atacadas con la demanda en


nulidad por irregularidades que surjan en el desarrollo de la subasta,
implicando ello que los vicios e irregularidades cometidos antes del
desarrollo de la subasta y no invocados en la forma y el plazo previsto por el
legislador, quedan cubiertos; sin embargo, dicho criterio jurisprudencial solo
es aplicable a quienes han tenido la oportunidad de invocar las
irregularidades cometidas antes de la subasta. SCJ, 1.ª Cám., 2 de febrero de
2011, núm. 9, B. J. 1203.

El único tribunal competente para conocer de la demanda en nulidad de una


sentencia de adjudicación es el tribunal que la dictó. SCJ, 1.ª Cám., 10 de
octubre de 2007, núm. 12, B. J. 1163, pp. 197-209.

El plazo de prescripción para ejercer la acción en nulidad contra la sentencia


de adjudicación es de veinte años. El plazo de cinco años establecido en el
artículo 1304 del Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
octubre de 2004, núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160.

El éxito de la acción principal en nulidad de sentencia de adjudicación de un


inmueble embargado dependerá de que se aporte la prueba de una de las
siguientes irregularidades: a) que el persiguiente ha empleado maniobras
dolosas o fraudulentas para descartar licitadores o afectar la transparencia en
la recepción de las pujas; b) que se ha cometido un vicio de forma al
procederse a la subasta, tales como, la omisión relativa a la publicidad que
debe preceder a la subasta o en el modo de recepción de las pujas; c) que el
adjudicatario ha descartado a posibles licitadores valiéndose de maniobras
que impliquen dádivas, promesas o amenazas; d) que la adjudicación se ha
producido en violación a las prohibiciones del artículo 711 del Código de
Procedimiento Civil. En la especie, las irregularidades consistieron, en
esencia, en que no se cumplieron las formalidades propias de la subasta
previstas en los artículos 701, 705 y 706 del Código de Procedimiento Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.

Las causas que, en diferentes especies, la Suprema Corte de Justicia ha


admitido como justificativos de la nulidad de una sentencia de adjudicación
no son establecidas con carácter taxativo o limitativo, SCJ, 1.ª Sala, 26 de
junio de 2013, núm. 211, B. J. 1231.

Procede la nulidad de la sentencia de adjudicación si el tribunal comprueba


que la hipoteca judicial definitiva que sirvió de sostén a la ejecución
inmobiliaria no existía al momento de la adjudicación y que el embargo no
había sido inscrito. SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de 2013, núm. 211, B. J. 1231.

Procede la demanda en nulidad contra la sentencia de adjudicación que se


basa en que al momento de la adjudicación el deudor había pagado la deuda
causa del embargo, puesto que evita el enriquecimiento sin causa del acreedor
embargante, persiguiente y adjudicatario. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013,
núm. 46, B. J. 1229.

Procede la anulación de la sentencia de adjudicación si, entre otras


irregularidades, el adjudicatario tarda cinco años para pagar el precio de la
subasta. El hecho de que el persiguiente haya dado aquiescencia al pago
tardío no se impone al tribunal, cuyo deber principal es verificar el
cumplimiento irrestricto de la ley, específicamente, del artículo 713 del
Código de Procedimiento Civil, que dispone que el adjudicatario deberá
pagar el precio “dentro de los diez días siguientes al de la adjudicación” y
que, en caso de no hacerlo, “se le apremiará por la vía de la falsa subasta”.
SCJ, Salas Reunidas, 5 de septiembre de 2012, núm. 2, B. J. 1222.

La causa general de los procedimientos de embargo, salvo en el caso del


embargo en reivindicación, es la existencia de un crédito, el cual debe reunir
ciertas condiciones dependiendo del tipo de embargo que pretenda realizarse.
Por tanto, el primer requisito que debe cumplir todo acreedor antes de
proceder a un embargo inmobiliario es probar la existencia de un crédito a su
favor. En caso de inexistencia del crédito, el interesado puede accionar en
solicitud de nulidad de la sentencia de adjudicación, ya que esta acción no
versa sobre la validez del título en cuya virtud se procedió al embargo, caso
este que constituiría un medio de nulidad por vicio de fondo que debe ser
propuesto, a pena de caducidad, en la forma y plazos previstos por los
artículos 728 y 729 del Código de Procedimiento Civil, sino que lo que
sustenta la acción en nulidad es la alegada inexistencia del crédito o causa del
embargo en que se sustentó. SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 39,
B. J. 1203.

No hay lugar a la anulación de la sentencia de adjudicación, aunque luego de


haberse dictado la sentencia de adjudicación se haya demandado
exitosamente en nulidad del contrato de hipoteca en virtud del cual se
procedió al embargo inmobiliario, puesto que la interesada se abstuvo de
intervenir en el proceso de ejecución inmobiliaria de manera incidental, no
obstante haber recibido personalmente el mandamiento de pago que precedió
al embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 115, B. J.
1216.

El hecho de que la sentencia de adjudicación contenga un precio distinto al


que figura en el pliego de condiciones, al parecer por un error material no
imputable al persiguiente, no es causa de nulidad, sobre todo si se toma en
cuenta que sobre los inmuebles embargados solo figuró como acreedor
inscrito el persiguiente, por lo que no hay posibilidad de que la diferencia de
precio afectara un eventual procedimiento de orden. SCJ, 1.ª Cám., 31 de
agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137, pp. 326-330.

El hecho de que el persiguiente no haya respetado el plazo mínimo de veinte


días establecido por el artículo 696 del Código de Procedimiento Civil para la
publicación del anuncio de la subasta en un periódico no justifica la
anulación de la sentencia de adjudicación. Los medios de nulidad contra el
procedimiento posterior a la lectura del pliego de condiciones deben ser
propuestos, a más tardar, dentro de los ocho días después de publicado por
primera vez en un periódico el extracto de que se trata, conforme al artículo
696 citado. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 57, B. J. 1222.

Tanto el embargante como el adjudicatario deben ser puestos en causa en el


recurso de casación relativo a una demanda en nulidad de la sentencia de
adjudicación; de lo contrario, el recurso será inadmisible. SCJ, 1.ª Cám., 1 de
agosto de 2001, núm. 1, B. J. 1089, pp. 35-39.
Sentencia de adjudicación (efectos)

En terrenos registrados, la sentencia de adjudicación debidamente inscrita


extinguirá todas las hipotecas, incluso la que le sirvió de base al embargo
SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 5, B. J. 1127, pp. 221-227.

En terrenos registrados, la sentencia de adjudicación debidamente inscrita


extinguirá todas las hipotecas; los acreedores inscritos solo podrán reclamar
sobre el importe de la venta. SCJ, 3.ª Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 4, B. J.
1170, pp. 311-323.

Si sobre el inmueble embargado ha sido inscrita una litis sobre terrenos


registrados antes del embargo, la sentencia de adjudicación no purga esa litis,
sino que, por el contrario, la suerte de la eficacia de la sentencia de
adjudicación depende de ella. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 44, B.
J. 1232.
Sentencia de adjudicación (ejecutoriedad)

Las sentencias de adjudicación son ejecutorias de pleno derecho, en virtud de


las disposiciones del artículo 712 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 25, B. J. 1235; 4 de abril de 2012, núm.
28, B. J. 1217.

Conforme al artículo 712 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia de


adjudicación es ejecutoria de pleno derecho, aunque se haya demandado su
nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 97, B. J. 1228.

El presidente de la corte de apelación, en atribución de juez de los


referimientos, no es competente para conocer de la demanda en suspensión
de una sentencia de adjudicación que no ha sido apelada ante la corte. Por
tanto, no es competente cuando la sentencia que se procura suspender es una
sentencia de adjudicación dictada por un tribunal de primera instancia que no
estatuyó sobre ningún incidente, ya que en esa circunstancia la sentencia de
adjudicación no es susceptible de apelación, sino de una demanda en nulidad.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 42, B. J. 1235; 1.ª Cám., 26 de
febrero de 2003, núm. 11, B. J. 1106, pp. 136-142.
Sentencia de adjudicación (error del Registro de Títulos)

Como consecuencia de una adjudicación se expide un certificado de título a


favor del banco persiguiente. El registrador de títulos, sin embargo, omite
cancelar el certificado del embargado y este procede a otorgar hipoteca sobre
el mismo terreno a otro banco, el cual, ante el impago de su deudor, embarga
el inmueble, que es vendido en pública subasta a un tercero. El certificado de
título emitido al segundo adjudicatario carece de validez. SCJ, 3.ª Cám., 10
de octubre de 2007, núm. 20, B. J. 1163, pp. 1160-1171.
Sentencia de adjudicación que decide sobre incidentes (susceptible de
recursos)

La sentencia de adjudicación con que culmina un procedimiento de embargo


inmobiliario puede ser atacada mediante el recurso de apelación si decide
sobre incidentes contenciosos. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 47, B.
J. 1228.

Cuando un procedimiento de embargo inmobiliario es objeto de incidentes en


los cuales se cuestiona la validez del embargo por violación a condiciones de
fondo, la decisión que se dicta adquiere la naturaleza de una verdadera
sentencia y deja de ser una simple decisión de adjudicación, y, por lo tanto, es
susceptible de recurso de apelación, independientemente de que el incidente
propuesto haya sido fallado por una decisión distinta a la de la adjudicación.
SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 7, B. J. 1232.

Los incidentes que hacen adquirir a la sentencia de adjudicación la naturaleza


de una verdadera sentencia pueden suscitarse tanto durante el curso del
embargo como el mismo día de la venta. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de
2013, núm. 7, B. J. 1232.

La regla de que las decisiones de adjudicación solo pueden ser atacadas con
la demanda en nulidad por irregularidades que afecten la sinceridad de la
subasta solo alcanza a quienes han tenido la oportunidad de invocar las
irregularidades cometidas antes de la celebración de la subasta, lo que no
ocurre cuando la persona interesada en recurrir la decisión de adjudicación no
fue parte del procedimiento de embargo inmobiliario. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio
de 2013, núm. 50, B. J. 1232.

Independientemente de que la decisión de adjudicación dictada con ocasión


de un procedimiento de embargo inmobiliario estatuya o no sobre incidentes,
esta no puede ser recurrida directamente en casación, sino, según proceda,
mediante una acción principal en nulidad o el recurso de apelación. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de enero de 2014, núm. 29, B. J. 1238; 19 de abril de 2013, núm.
66, B. J. 1229; 6 de marzo de 2013, núm. 47, B. J. 1228.
Sobreseimiento

El sobreseimiento de las persecuciones es obligatorio en situaciones tales


como las siguientes: a) cuando las vías de ejecución están suspendidas por la
ley; b) si el embargado ha muerto (artículos 877 del Código Civil y 571 del
Código de Comercio); c) si se ha producido la quiebra o la liquidación
judicial del deudor; d) cuando el embargado ha obtenido, antes del embargo,
un plazo de gracia (artículo 1244 del Código Civil); e) si el título que sirve de
base a las persecuciones, o un acto esencial del procedimiento, es objeto de
una querella por falso principal (artículo 1319 del Código Civil); f) en los
casos de demanda en resolución hecha por el vendedor no pagado
cumpliendo con los requisitos del artículo 717 del Código de Procedimiento
Civil; g) cuando el deudor ha hecho ofertas reales seguidas de consignación;
h) si el inmueble embargado ha sido objeto de expropiación total; i) si ha
muerto el abogado del persiguiente; y j) en caso de trabas u obstáculos que
impidan la subasta. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 48, B. J.
1213; 24 de mayo de 2006, núm. 20, B. J. 1146, pp. 218-228.

El sobreseimiento de la adjudicación es obligatorio si el título que sirve de


base a la persecución o un acto esencial del procedimiento es objeto de una
querella por falso principal que abre un proceso criminal; es facultativo, en
cambio, cuando la falsedad del título o del acto esencial se propone en el
curso de una instancia civil. SCJ, 1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 20, B.
J. 1146, pp. 218-228.

El sobreseimiento de la adjudicación es obligatorio si no han sido fallados los


incidentes posteriores a la audiencia de la lectura del pliego de condiciones o
si no han sido fallados los incidentes anteriores a dicha audiencia que han
sido juzgados en primera instancia pero han sido apelados. SCJ, 1.ª Cám., 8
de mayo de 2002, núm. 5, B. J. 1098, pp. 92-102.

Aun cuando se trate de sobreseimiento obligatorio, el juez está facultado para


determinar si las condiciones o requisitos exigidos por la ley se dan para que
este proceda. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 23, B. J. 1233.

El hecho de que existan demandas incidentales pendientes de recibir fallo


sobre el procedimiento de embargo inmobiliario no es causa legal de
sobreseimiento, sino más bien de aplazamiento. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de
2013, núm. 23, B. J. 1233.

No es obligatorio el sobreseimiento del embargo inmobiliario cuando se basa


en la existencia de una instancia principal introducida para obtener la
anulación del título que sirve de base a las persecuciones, especialmente si se
comprueba que la demanda principal fue incoada después de haberse iniciado
el procedimiento de ejecución. En esas circunstancias, la demanda en nulidad
debió presentarse como un incidente, conforme a los artículos 718 o 728 del
Código de Procedimiento Civil y ante el mismo tribunal apoderado del
procedimiento ejecutorio. SCJ, 1.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 63, B. J.
1221; 24 de mayo de 2006, núm. 20, B. J. 1146, pp. 218-228.

No es causa de sobreseimiento obligatorio el hecho de que la esposa


divorciada haya incoado una demanda en solicitud de transferencia del
inmueble si esta demanda fue notificada un año después de la inscripción de
las hipotecas, en cuya virtud se procedió al embargo; además de que dicha
solicitud de transferencia no podría afectar los derechos registrados por el
persiguiente, en razón de que, al haberse realizado después de la inscripción
de la hipoteca del persiguiente, dicha hipoteca prevalecía ante cualquier
derecho que resultara de la referida solicitud, en aplicación del principio de
prioridad registral que rige en materia de inmuebles registrados. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 89, B. J. 1230.

Una demanda en daños y perjuicios contra el banco embargante no es causa


para sobreseer la adjudicación. Dicha demanda no constituye un incidente de
embargo inmobiliario, puesto que esta no nace del procedimiento del
embargo ni se refiere directamente a él. SCJ, 1.ª Cám., 5 de septiembre de
2001, núm. 4, B. J. 1090, pp. 46-51.

La sentencia que decide sobre una demanda en sobreseimiento de la


adjudicación es apelable. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 64, B. J.
1218; SCJ, 1.ª Cám., 30 de junio de 2004, núm. 19, B. J. 1123, pp. 241-247.

Las demandas en sobreseimiento de la adjudicación no son incidentes del


embargo inmobiliario en el sentido del artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm. 8, B. J. 1103,
pp. 97-103; 5 de septiembre de 2001, núm. 4, B. J. 1090, pp. 46-51.
Título para embargar

Para embargar inmobiliariamente, el acreedor ejecutante debe tener una


hipoteca previamente inscrita ante el registro de títulos, aunque posea un
título ejecutorio, en la especie, un pagaré notarial; de lo contrario, se viola el
principio de especialidad y el principio del tracto sucesivo. SCJ, 3.ª Sala, 5 de
junio de 2013, núm. 4, B. J. 1231. En sentido contrario: 1.ª Cám., 12 de
enero de 2005, núm. 1, B. J. 1130, pp. 53-58. (v. párrafo siguiente).

Cualquier acreedor quirografario puede trabar embargo inmobiliario con base


en un título ejecutorio líquido y exigible, como podría ser un pagaré notarial
o una sentencia irrevocable con autoridad de la cosa juzgada, sin necesidad
de inscribir previamente una hipoteca. La inscripción de una hipoteca
judicial definitiva solo es necesaria para asegurar su rango y permanencia en
el inmueble gravado, no obstante transferencia. SCJ, 1.ª Cám., 12 de enero de
2005, núm. 1, B. J. 1130, pp. 53-58.

No se puede aducir que un contrato de hipoteca no ha sido el título que ha


servido de base para un embargo inmobiliario, sino el duplicado del acreedor
hipotecario de dicho inmueble, a menos que se demuestre que el referido
duplicado de acreedor hipotecario no fue expedido en virtud de la hipoteca
realizada por el contrato. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 85, B. J.
1219.
Venta anterior al embargo

No procede el embargo que recae sobre un inmueble que ha salido del


patrimonio del deudor por venta inscrita antes de dicho embargo. SCJ, 1.ª
Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 82, B. J. 1239.
Venta no registrada

Los contratos de venta que no han sido inscritos en el registro de títulos no


pueden ser tomados en cuenta en un embargo inmobiliario ni su beneficiario
pretender que se le notifiquen los actos de este procedimiento. Según el
artículo 90 de la Ley de Registro Inmobiliario, los derechos que no figuran
inscritos no son oponibles ni pueden surtir efecto frente a terceros. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 46, B. J. 1230.
Vivienda familiar

Es nulo el embargo de la vivienda familiar perseguido sobre la base de una


sentencia criminal que ha sancionado solo la actuación del esposo. SCJ, 1.ª
Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 143, B. J. 1216.
EMBARGO INMOBILIARIO ABREVIADO (LEY 6186 DE 1963)
Ámbito de aplicación

Para que se aplique el embargo abreviado de la Ley 6186 de 1963, no es


necesario que las partes lo consignen expresamente en una cláusula del
contrato de préstamo hipotecario; basta con que la ley le otorgue al
persiguiente (en la especie, una asociación de ahorros y préstamos) el derecho
de utilizar ese régimen legal para sus procedimientos de ejecución forzosa.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 34, B. J. 1216.

Las asociaciones de ahorros y préstamos se benefician del procedimiento de


embargo abreviado de la Ley 6186 de 1963. Las asociaciones de ahorros y
préstamos fueron creadas por la Ley 5897 de 1962, la que remite al
procedimiento de ejecución inmobiliaria que estaba reglamentado en la Ley
908 de 1945, el cual ha sido transportado a los artículos 148 y siguientes de la
Ley 6186. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 25, B. J. 1216.
Constitucionalidad del embargo abreviado

El procedimiento de embargo inmobiliario abreviado de la Ley 6186 de 1963


es conforme a la Constitución. TC/0060/14, 4 de abril de 2014.

Los artículos 148 y 149 de la Ley 6186 de 1963 sobre Fomento Agrícola son
conformes a la Constitución. TC/0022/12, 21 de junio de 2012.
Pliego de condiciones

Las disposiciones del artículo 690 del Código de Procedimiento Civil,


respecto del contenido del pliego de condiciones, deben ser igualmente
observadas en el embargo abreviado. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013,
núm. 34, B. J. 1235.
Poder al alguacil para embargar

No es necesario otorgar un poder especial al alguacil para trabar el embargo


inmobiliario abreviado de la Ley 6186 de 1963, de Fomento Agrícola. SCJ,
1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 16, B. J. 1216.
No es necesario otorgar un poder especial al alguacil para trabar el embargo
inmobiliario. Esta formalidad estuvo prevista en el artículo 556 del Código de
Procedimiento Civil, texto legal que fue derogado por el artículo 120 de la
Ley 834 de 1978, el cual establece que la “la entrega de la sentencia o del
acto de alguacil vale poder para toda ejecución para la cual no se exija poder
especial.” SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 16, B. J. 1216.
Procedimiento

Para llegar a la venta de los inmuebles hipotecados conforme a la Ley 6186


de 1963, se notificará al deudor un mandamiento de pago, el cual se
convertirá, de pleno derecho, en embargo inmobiliario si el deudor no paga
los valores adeudados en el plazo de quince días a partir del mandamiento de
pago establecido en el artículo 153 de la misma ley. Ese mandamiento de
pago deberá inscribirse en el registro de títulos o en la conservaduría de
hipotecas correspondiente, según se trate de inmuebles registrados o no,
dentro del plazo de veinte días de su fecha. SCJ, 3.ª Sala, 26 de octubre de
2011, núm. 48, B. J. 1211.

La notificación y la inscripción del mandamiento de pago son actuaciones


distintas que producen efectos diferentes; la conversión automática del
mandamiento en embargo surge como efecto de la notificación, no de la
inscripción. El plazo de veinte días para inscribir el mandamiento de pago y
el de quince días para su conversión en embargo inmobiliario son
simultáneos y corren al mismo tiempo; ambos tienen como punto de partida
la fecha de notificación del mandamiento de pago, de tal manera que a los
quince días después de su notificación queda convertido en embargo
inmobiliario en el caso en que el deudor no proceda al pago de la deuda, sin
importar si se ha inscrito o no el mandamiento de pago. SCJ, 3.ª Sala, 26 de
octubre de 2011, núm. 48, B. J. 1211.
Procedimiento (incidentes)

En los embargos abreviados de la Ley 6186 de 1963, el plazo de los ocho


días que tienen tanto la parte embargada como los acreedores inscritos para la
interposición de los incidentes contra el procedimiento del embargo, previsto
en el artículo 729 del Código de Procedimiento Civil, corre a partir del
momento en que se realiza la denuncia establecida por el artículo 156 de la
mencionada ley y no a partir de la fecha en que se publica por primera vez el
edicto descrito en el artículo 696 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 4 de abril de 2012, núm. 19, B. J. 1217.

Los incidentes que se susciten con ocasión de un embargo abreviado serán


instruidos y fallados de acuerdo con el procedimiento de derecho común,
salvo los reparos y observaciones al pliego de condiciones, para el cual el
artículo 159 de la Ley 6186 de 1963 establece un procedimiento particular.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, números 19 y 25, B. J. 1216.

Las demandas en intervención voluntaria y forzosa en nulidad del contrato de


venta y de préstamo interpuestas con ocasión de un procedimiento de
embargo inmobiliario llevado conforme a la Ley 6186 de 1963 constituyen
incidentes del embargo inmobiliario si surgen después de inscrito el embargo.
SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 3, B. J. 1141, pp. 133-144.
Recursos

Las sentencias dictadas según el procedimiento abreviado de la Ley 6186 de


1963 no son susceptibles de apelación, conforme al artículo 148 de la ley.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 5, B. J. 1226.

La apelación de las sentencias dictadas según el procedimiento abreviado de


la Ley 6186 de 1963, que no son susceptibles de apelación conforme al
artículo 148 de la Ley, no puede detener el procedimiento de adjudicación.
SCJ, 1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 20, B. J. 1146, pp. 218-228.

La regla del artículo 32 de la Ley 834 de 1978, la cual expresa que los
recursos contra las decisiones sobre litispendencia o conexidad dictadas por
las jurisdicciones de primer grado serán hechos y juzgados como en materia
de incompetencia, no es aplicable a las decisiones emitidas con ocasión de un
embargo inmobiliario hecho de acuerdo con la Ley 6186 sobre Fomento
Agrícola, pues estas decisiones son dictadas en única instancia y solo puede
ser impugnadas en casación. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 41,
B. J. 1137, pp. 372-379.
EMBARGO RETENTIVO

V. también oposición (simple).


Banco

El banco debe pagar el cheque librado contra una cuenta embargada si los
fondos en la cuenta exceden al monto del embargo retentivo hecho en sus
manos. SCJ, 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 130-
138.

Si el girador de un cheque prueba que tenía fondos suficientes en su cuenta,


le incumbe al banco probar la causa que le impidió honrar el pago. No basta
con alegar que la cuenta estaba embargada retentivamente. El banco debe
probar el hecho del embargo mediante el depósito del acto contentivo del
embargo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 97, B. J. 1216.

Es inválido el pago realizado por un banco en ejecución de una sentencia que


emana de un juez de referimiento incompetente. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo
de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp. 86-98.

Aunque el levantamiento voluntario de una oposición libera al banco de


responsabilidad si desembolsa los fondos en manos del embargado, no sucede
así si el desembolso se realiza antes del levantamiento. SCJ, 1.ª Cám., 27 de
septiembre núm. 14, B. J. 1150, pp. 306-315.

Compromete su responsabilidad civil el banco que ejerce un derecho


persiguiendo no la satisfacción de un interés serio y legítimo, sino con la
intención de perjudicar al embargante de una cuenta, haciendo interminables
los procesos para evadir la obligación de pago a su cargo contenida en una
sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 85, B. J.
1216.
Contratistas

Según el artículo 1 de la Ley 1226 de 1936: “Las sumas que se adeuden o que
pudieren adeudarse a contratistas o adjudicatarios de obras que tengan el
carácter de trabajos públicos no podrán ser cedidas ni embargadas en
perjuicio de los obreros o de las personas que hayan suministrado materiales
u otros objetos empleados en la ejecución de dichas obras. En consecuencia,
los embargos y cesiones de esas sumas sólo se aplicarán a los balances que
resulten a favor de los contratistas o adjudicatarios, al recibirse las obras y
después de cubiertos los salarios de los obreros y el precio de los materiales
suministrados”. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 10, B. J. 1240.
El artículo 1 de la Ley 1226 de 1936 no impide el embargo de las sumas que
se adeuden a los contratistas de obras públicas, sino que lo que veda es que
estos embargos perjudiquen los derechos de los obreros o de los proveedores
de materiales, por lo que, para que dicha prohibición pueda constituir una
causa de nulidad de un embargo retentivo trabado en perjuicio de un
contratista, se debe demostrar que los fondos embargados estaban destinados
al pago de los salarios de los obreros o al pago de los créditos de los
proveedores de materiales. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 10, B. J.
1240.
Declaración afirmativa

La declaración afirmativa es una formalidad esencial del procedimiento del


embargo retentivo, cuyo objeto es dar a conocer al embargante y a los jueces
apoderados del caso el estado exacto y completo de las relaciones jurídicas
existentes entre el tercer embargado y el deudor embargado, a fin de saber si
el tercer embargado es efectivamente deudor del embargado. SCJ, 1.ª Sala,
11 de diciembre de 2013, núm. 11, B. J. 1237.

La parte persiguiente en un embargo retentivo a cuyo favor se ha dictado una


sentencia en validez, que ha sido notificada al embargado, tiene derecho a
exigir del tercero embargado la declaración afirmativa, aun cuando dicha
sentencia haya sido recurrida. La decisión no deja de ser auténtica por el
hecho de que haya sido apelada. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo de 2001, núm.
13, B. J. 1084, pp. 86-98.

El tercero embargado está obligado a presentar su declaración afirmativa una


vez le sea notificada la sentencia que valida el embargo retentivo. La
declaración afirmativa debe hacerse en un plazo prudente, de forma que
permita al embargante determinar si continúa o no ejecutando las actuaciones
procesales relativas al embargo. No es aceptable la postura de que el tercer
embargado puede hacer su declaración afirmativa cuando lo juzgue
conveniente, puesto que se crearía una verdadera inequidad en el proceso de
embargo retentivo, así como una violación al derecho fundamental de
información eficaz, el cual debe operar en un plazo razonable, so pena de
tornarse ineficaz como derecho fundamental. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre
de 2013, núm. 11, B. J. 1237.

La obligación de hacer la declaración afirmativa está ordenada por la ley, por


lo que, salvo los casos en que expresamente la misma ley libere al tercer
embargado de tal obligación, este deberá cumplir el indicado acto procesal en
un plazo razonable, so pena de ser sancionado con la declaración de deudor
puro y simple de la causa del embargo. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 11, B. J. 1237. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 31 de
agosto de 2005, núm. 32, B. J. 1137, pp. 316-325.

Aunque el artículo 577 del Código de Procedimiento Civil dispone que el


tercero embargado que no haga su declaración o que no presente las
comprobaciones ordenadas será declarado deudor puro y simple de las causas
del embargo, este no incurre en esta penalidad por el solo hecho de no
producir su declaración y los documentos justificativos dentro del plazo que
le ha otorgado el embargante, puesto que este plazo tiene un carácter
puramente conminatorio. Es necesario que intervenga sentencia en contra del
tercero embargado con autoridad de cosa juzgada para que este pueda ser
declarado deudor puro y simple. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm.
32, B. J. 1137, p. 316-325.

No hay lugar a que se declare a un banco deudor puro y simple por haber
dado dos declaraciones afirmativas con contenidos distintos. La declaración
de deudor puro y simple solo procede cuando el tercero embargado no ha
hecho la declaración afirmativa. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de
2007, núm. 6, B. J. 1161, pp. 46-61.

El tercero embargado que cometa inexactitudes en su declaración afirmativa


no incurre en la sanción prevista en el artículo 577 del Código de
Procedimiento Civil, salvo si dicha declaración es fraudulenta o simulada o
producto de la mala fe. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 7, B. J.
1082, pp. 130-141.

El tercero embargado que emite una primera declaración afirmativa en la que


reconoce que el embargado es accionista y luego, después de haberse dictado
sentencia sobre la demanda en declaración afirmativa, emite una segunda
negándolo, no se libera de su obligación de pagar, toda vez que es un
principio de derecho que nadie puede prevalerse de su propia falta. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 23, B. J. 1213.

Incurre en responsabilidad el banco, tercero embargado, que en una primera


declaración declara que el deudor embargado no tiene cuentas en el banco y,
nueve meses más tarde, rectifica la primera declaración, afirmando que sí
tiene cuentas. Esa acción por sí misma constituye un perjuicio para el
embargante, toda vez que permitió que el embargado mantuviera en
movimiento su cuenta dentro de los límites de los valores del embargo, en
otras palabras, que este dispusiera de las sumas que poseía en manos del
tercero embargado al momento del embargo. SCJ, 1.ª Sala, 30 de mayo de
2012, núm. 67, B. J. 1218.

La obligación que nace entre el acreedor y el tercero embargado en virtud de


las disposiciones del artículo 577 del Código de Procedimiento Civil es una
obligación de resultado que tiene su origen de la propia ley, distinta a la que
existe entre el deudor y dicho tercero, que resulta de un contrato. SCJ,
Cámaras Reunidas, 8 de agosto de 2007, núm. 6, B. J. 1161, pp. 46-61.
Demanda en cobro de pesos

No procede el sobreseimiento de una demanda en cobro de pesos basado en


el alegato de que en manos del deudor se ha trabado un embargo retentivo
sobre las sumas debidas por este al acreedor. La finalidad y efecto principal
de la demanda en cobro de pesos es dotar al acreedor de un título ejecutorio
contra su deudor. La finalidad de la demanda en validez de embargo retentivo
es impedir que el deudor entregue las sumas de dinero que adeude a su
acreedor. Dicha demanda en validez no implica ningún cuestionamiento
sobre la existencia de la deuda cuyo reconocimiento se pretende mediante la
demanda en cobro de pesos. Por otro lado, la demanda en cobro de pesos,
aunque tiene por finalidad la obtención de un título ejecutorio, no implica la
ejecución automática del crédito reclamado, ya que, para constreñir al deudor
a pagar, el acreedor está obligado a iniciar uno de los procedimientos
ejecutorios previstos en la ley. En consecuencia, la demanda en validez de
embargo no puede considerarse como un asunto prejudicial a la demanda en
cobro de pesos. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 50, B. J. 1240.
Demanda en validez o al fondo

Es necesario demandar al fondo en pago del crédito y obtener una sentencia


para validar el embargo retentivo, a menos que se fundamente en un crédito
cierto, líquido y exigible contenido en un título ejecutorio. El auto que
autoriza a embargar no constituye un título ejecutorio. SCJ, 1.ª Sala, 24 de
octubre de 2012, núm. 67, B. J. 1223.

No incurre en violación alguna el tribunal que, al momento de validar un


embargo retentivo, no indica en la sentencia una suma determinada ni señala
en ella el monto de la condenación. SCJ, 1.ª Cám., 24 de agosto de 2005,
núm. 24, B. J. 1137, pp. 276-280.
Efectos respecto del tercero embargado

En caso del embargo retentivo de cuentas bancarias en manos de un banco, el


efecto principal que produce dicha medida es de inmovilizar e indisponer la
cosa embargada, la cual deberá ser entregada al acreedor embargante al
primer requerimiento luego de culminado el procedimiento de validez de esa
vía ejecutoria. Si el tercero embargado se niega a satisfacer ese requerimiento
legal de pago incumple esta obligación que nace de la ley y compromete su
responsabilidad civil. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de agosto de 2007, núm. 6,
B. J. 1161, pp. 46-61.

En materia de embargo retentivo el tercero embargado no puede convertirse


en juez del embargo, por lo que debe limitarse a realizar las retenciones de
fondos o bienes del embargado que reposan en su poder hasta tanto
intervenga decisión judicial que lo libere de su obligación. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de abril de 2013, núm. 2, B. J. 1229.

Por aplicación de los artículos 557 del Código de Procedimiento Civil y 1242
del Código Civil, el tercero que reciba la notificación de un embargo
retentivo solo podrá liberar los bienes o fondos retenidos a causa de dicho
embargo en caso de levantamiento hecho por el embargante o por decisión
del juez competente, ordenando su levantamiento puro y simple o su
sustitución por una garantía, previa citación del embargante. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de abril de 2013, núm. 2, B. J. 1229.

El inquilino en cuyas manos se ha notificado un embargo retentivo contra el


arrendador está imposibilitado de realizar los pagos de los alquileres,
conforme al artículo 1242 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám.,17 de enero de
2007, núm. 19, B. J. 1154, pp. 224-231.

No puede el embargado obligar al tercero embargado a liberarle los bienes o


fondos embargados sobre la base de una garantía por él ofrecida, sin que esta
haya sido sometida a la jurisdicción competente para que evalúe su
procedencia y suficiencia. SCJ, Salas Reunidas, 3 de abril de 2013, núm. 2,
B. J. 1229.
Embargo retentivo y oposición (terminología)
Aunque el artículo 1242 del Código Civil se refiere al embargo retentivo y la
oposición como si fuesen instituciones jurídicas distintas, no son tales, puesto
que al embargo retentivo se le denomina igualmente oposición. El artículo
1242 no se refiere a la llamada “simple oposición”, sino al embargo. La
simple oposición no está sujeta a ningún régimen ni se requiere para su
efectividad, como en el caso del embargo retentivo, que se fundamente en la
existencia de un crédito que, por lo menos, parezca justificado en principio,
cuya prueba debe aportar el acreedor, además de que el embargo retentivo
pende de plazos y otras regulaciones establecidas en los artículos 557 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, cuya inobservancia conlleva su
nulidad de pleno derecho, lo que no acontece con la oposición pura y simple.
SCJ, Salas Reunidas, 21 de abril de 2010, núm. 2, B. J. 1193.
Levantamiento y suspensión del embargo

La competencia del juez de los referimientos para limitar o revocar el


embargo retentivo cesa una vez que ha sido intentada la demanda en validez.
Sin embargo, el juez de los referimientos puede suspender su ejecución. SCJ,
1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 14, B. J. 1112, pp. 142-149.

La parte embargada no puede solicitar en referimiento la suspensión de un


embargo retentivo ante un juez que no sea el apoderado para estatuir sobre el
fondo. El juez de referimiento competente para conocer un asunto es el de la
jurisdicción que es competente para estatuir sobre el fondo del litigio. SCJ,
1.ª Cám., 14 de marzo de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp. 86-98.

Aunque el levantamiento voluntario de una oposición libera al banco de


responsabilidad si desembolsa los fondos en manos del embargado, no sucede
así si el desembolso se realiza antes del levantamiento. SCJ, 1.ª Cám., 17 de
enero de 2007, núm. 22, B. J. 1152, pp. 243-252; 2 de agosto de 2006, núm.
1, B. J. 1149, pp. 177-185.

Es inválido el pago realizado por un banco en ejecución del levantamiento


ordenado por una sentencia que emana de un juez de referimiento
incompetente. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp.
86-98.
Título para embargar

Para trabar un embargo retentivo sin autorización judicial, se requiere un


crédito cierto, líquido y exigible que conste en un acto auténtico o bajo firma
privada, de acuerdo con los artículos 557 y 559 del Código de Procedimiento
Civil. SCJ, 1.ª Cám., 27 de septiembre de 2006, núm. 14, B. J. 1150, pp. 306-
315.

Para trabar un embargo retentivo no se necesita un título ejecutorio; basta un


acto auténtico o un acto bajo firma privada. SCJ, 1.ª Cám., 9 de septiembre
de 2009, núm. 9, B. J. 1186.

Una sentencia condenatoria cuya ejecución ha sido suspendida constituye un


crédito que reúne las condiciones de certidumbre, liquidez y exigibilidad
dispuestas por el artículo 551 del Código de Procedimiento Civil para
practicar válidamente un embargo retentivo, pero solo en la fase
conservatoria, cuya finalidad es simplemente la de hacer indisponibles los
efectos y dineros en manos de un tercero. La suspensión de la ejecución de la
sentencia impide que el embargante pueda proceder al conocimiento de la
demanda en validez de dicho embargo, toda vez que la sentencia no
constituye un título ejecutorio. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 1, B.
J. 1216.

Se puede realizar un embargo retentivo, en su fase preparatoria, sobre la base


de una sentencia que ha sido apelada. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013,
núm. 6, B. J. 1233; 3.ª Cám., 17 de septiembre de 2003, núm. 7, B. J. 1114,
pp. 86-92.

Se puede realizar un embargo retentivo, en su fase preparatoria, teniendo


como título una sentencia cuya ejecución ha sido suspendida por haberse
solicitado la suspensión de ejecución en casación. SCJ, 3.ª Cám., 19 de abril
de 2006, núm. 11, B. J. 1145, pp. 1378-1382.

El usuario de servicios eléctricos puede realizar un embargo retentivo contra


la empresa eléctrica sobre la base de una decisión administrativa emitida por
la Oficina Nacional de Protección al Consumidor (Protecom), entidad creada
por el artículo 121 de la Ley de Electricidad, que condena a la empresa
eléctrica al pago de una suma de dinero. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de
2010, núm. 22, B. J. 1191.

Un contrato de representación realizado en virtud de la Ley 173 de 1966,


sobre Agentes Importadores de Mercaderías y Productos, no cumple con los
requisitos de certeza, liquidez y exigibilidad que debe tener un título bajo
firma privada para la interposición de un embargo retentivo, puesto que en el
contrato de representación de que se trata no existe un reconocimiento
expreso de la parte recurrida de cumplir con determinada obligación que ya
esté evaluada en una suma de dinero y en la que se encuentre en mora la
supuesta deudora. La Ley 173 de 1966 no le da derechos generales a ningún
concesionario para trabar medidas conservatorias más allá de las que
permiten las reglas procesales vigentes. SCJ, 1.ª Cám., 27 de septiembre de
2006, núm 14, B. J. 1150, pp. 306-315.

Una querella no constituye un título con el carácter de certeza, liquidez y


exigibilidad requeridos para trabar embargo retentivo. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
diciembre de 2011, núm. 18, B. J. 1213.

No procede el embargo retentivo contra una sociedad fundamentado en el


incumplimiento de parte de un accionista de dicha sociedad de un contrato de
venta de acciones a un tercero, en el cual la sociedad no fue parte. SCJ., 1.ª
Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 4, B. J. 1210.
Responsabilidad civil

Constituye una falta de carácter cuasidelictual el trabar, sin título que lo


justifique, un embargo retentivo u oposición en perjuicio de una persona.
SCJ, 1.ª Cám., 5 de diciembre de 2007, núm. 1 B. J. 1165, pp. 137-149; 22 de
febrero de 2006, núm. 26, B. J. 1143, pp. 205-211.

Constituye una falta el embargar, aun con autorización judicial, las cuentas
bancarias de una persona que no es deudora del embargante, sino socio de la
compañía que sí es deudora. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 60, B.
J. 1216.

Cuando se embarga indebidamente una cuenta bancaria, el perjuicio puede


consistir en la retención indebida de los fondos del embargado y la privación
de dichos fondos, así como la afectación del prestigio del embargado. SCJ,
1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 60, B. J. 1216.
EMPLAZAMIENTO

V. también apelación, casación, divorcio, indivisibilidad, menores,


notificaciones, nulidad de forma, nulidad de fondo, plazos, sociedades
comerciales, sucesión.

El emplazamiento es un acto de alguacil mediante el cual el demandante cita


al demandado para que comparezca ante un tribunal dentro de determinado
plazo y, en algunos casos, en un día fijo, con el objeto de que se resuelva el
diferendo planteado entre ellos. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm.
158, B. J. 1215.

El acto de emplazamiento tiene como objeto esencial, con prescindencia de


las formalidades y menciones que debe contener, la exhortación hecha a la
parte emplazada para comparecer ante el órgano jurisdiccional apoderado del
litigio. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 159, B. J. 1229.

Son emplazamientos no solo la notificación del acto introductivo de la


demanda, con que se inicia la litis, sino también el acto con que se introducen
los recursos de apelación y de casación. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2003,
núm. 28, B. J. 1112, pp. 225-229.

El uso de la frase “se emplaza para que comparezca” no constituye una


fórmula sacramental; basta con que se le informe claramente a la persona
notificada de su obligación de contestar el recurso, el plazo legal para hacerlo
y el tribunal ante el cual se conocerá el asunto. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de
2012, núm. 158, B. J. 1215.

El fin perseguido por el legislador al consagrar en los artículos 61 y 456 del


Código de Procedimiento Civil que los emplazamientos se notifiquen a
persona o a domicilio, a pena de nulidad, es asegurar que la notificación
llegue a su destinatario en tiempo oportuno, a fin de preservar el pleno
ejercicio de su derecho de defensa. En el estado actual de nuestro derecho, la
máxima “no hay nulidad sin agravios” se ha convertido en una regla jurídica,
hoy consagrada por el legislador en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978, para
las nulidades de forma. Aun en el caso de que se trate de nulidades de fondo
concernientes a la violación de la regla del debido proceso de ley, consagrada
en el artículo 69, numeral 4 de la Constitución de la República, dicha
irregularidad resulta inoperante cuando los principios supremos establecidos
al respecto en nuestra ley fundamental, dirigidos a “asegurar un juicio
imparcial y el ejercicio del derecho de defensa”, son cumplidos. En
consecuencia, ningún acto de procedimiento puede ser declarado nulo en
virtud de dicha regla si reúne sustancialmente las condiciones necesarias para
cumplir su objeto, es decir, si llega realmente a su destinatario y si no causa
lesión en su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm.
32, B. J. 1223; 11 de enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214.

La ausencia de conclusiones en un emplazamiento puede subsanarse


mediante una notificación posterior al demandado que contenga dichas
conclusiones, de manera que no se le viole el derecho de defensa. SCJ, 1.ª
Sala, 20 de junio de 2012, núm. 62, B. J. 1219.

No es nulo el emplazamiento notificado en manos de un vecino en el cual el


alguacil no hizo mención de lo exigido en el artículo 68 del Código de
Procedimiento Civil si la persona notificada no prueba el agravio que le
causó la irregularidad, aun tratándose de una formalidad sustancial o de orden
público. SCJ, 1.ª Cám., 1 de febrero de 2006, núm. 1, B. J. 1143, pp. 55-59.

No es nula la citación en referimiento en que consta el lugar y fecha de la


audiencia, pero no se cita a una hora definida, sino “a la hora habitual de los
referimientos”, aunque la parte citada no haya asistido a la audiencia, máxime
cuando la persona citada no es una persona ordinaria, sino un comerciante,
cuyo oficio lo obliga a requerir con frecuencia la asistencia de abogados, la
cual es obligatoria en materia de referimiento. Al no proceder de esta forma,
su incomparecencia provocó un defecto voluntario, que descarta el poder
invocar un agravio. SCJ, 1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 22, B. J. 1184.

La falta de indicación del número de cédula de identidad del demandante en


el acto de emplazamiento no conlleva su nulidad, puesto que ni el artículo 61
del Código de Procedimiento Civil ni la Ley 8-92, de fecha 18 de marzo de
1992, ni la Ley 6125-62, del 7 de diciembre de 1962, sobre Cédula de
Identidad y Electoral, consagran dicha sanción; además de que la parte
demandada no ha probado el agravio que le causó dicha irregularidad. SCJ,
1.ª Sala, 4 de agosto de 2010, núm. 11, B. J. 1197.

La falta de indicación del número de cédula del demandante en el acto de


emplazamiento, aun en el caso de que este no se encuentre provisto de dicho
documento de identidad, no es causa de nulidad del acto, puesto que admitir
lo contrario equivaldría a restringir el derecho de una persona a acudir ante
los tribunales de justicia, desconociendo con ello el derecho fundamental del
ser humano a obtener una tutela judicial efectiva de sus derechos. La parte en
un proceso judicial está debida y suficientemente identificada cuando hace
constar su nombre, ciudadanía, mayoría de edad y domicilio, máxime cuando
dicha parte figura representada por un abogado con calidad para acceder
válidamente a procurar justicia. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto de 2010, núm. 11,
B. J. 1197.

Es deber de los jueces, por aplicación de la tutela judicial efectiva, indicar en


su decisión si las partes involucradas en el proceso fueron debidamente
citadas. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 19, B. J. 1231.

Ante la solicitud de una reapertura de debates en la que la parte solicitante


alega que no fue emplazada a juicio, el tribunal debe verificar la regularidad
del emplazamiento y no limitarse a expresar que consideraba que la solicitud
de reapertura de la defectuante no haría variar la suerte del litigio. El derecho
de defensa es un derecho fundamental de toda persona, que tiene carácter de
orden público. Ante la incomparecencia de una de las partes a un juicio, el
tribunal apoderado está obligado a comprobar, aun oficiosamente, que su
derecho de defensa haya sido garantizado mediante una citación. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 22, B. J. 1222.

Los jueces pueden ordenar una reapertura de debates ante un emplazamiento


irregular hecho a domicilio desconocido, ordenando, asimismo, una nueva
notificación del emplazamiento por alguacil comisionado. SCJ, 1.ª Cám., 27
de noviembre de 2002, núm. 2, B. J. 1104, pp. 43-49.
EMPRESAS CONSTRUCTORAS

V. contratistas.
EMPRESAS ELÉCTRICAS

V. también responsabilidad civil (en general), responsabilidad civil


contractual, responsabilidad civil por el hecho de las cosas inanimadas.

El artículo 431 del Reglamento para la Aplicación de la Ley General de


Electricidad, que establece un preliminar ante el Departamento de Protección
al Consumidor (Protecom) de la Superintendencia de Electricidad, no
constituye una causa de inadmisibilidad de la demanda que interponga el
usuario. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 14, B. J. 1237; 1.ª Sala,
27 de marzo de 2013, núm. 120, B. J. 1228.

El texto del Decreto 1554-04, de fecha 13 de diciembre del 2004, que creó al
Programa Nacional de Reducción de Apagones (PRA), transfiriendo ciertas
funciones de las empresas distribuidoras de electricidad a la Corporación
Dominicana de Empresas Estatales (CDEEE), no especifica cuáles son las
funciones transferidas, si dentro de ellas se encuentra la de distribuir energía
eléctrica en los sectores favorecidos con el referido programa y la de ejercer
el uso, control y dirección del fluido eléctrico. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de
2012, núm. 43, B. J. 1220.

El usuario de servicios eléctricos puede realizar un embargo retentivo contra


la empresa eléctrica sobre la base de una decisión administrativa emitida por
la Oficina Nacional de Protección al Consumidor (Protecom), entidad creada
por el artículo 121 de la Ley de Electricidad que condena a la empresa
eléctrica al pago de una suma de dinero. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de
2010, núm. 22, B. J. 1191.

Las empresas eléctricas concesionarias del Estado son embargables. El


principio de inembargabilidad de los bienes del Estado no se aplica a las
empresas concesionarias, ya que la concesión no las hace parte del Estado ni
beneficiaria de sus derechos y prerrogativas. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de
2010, núm. 22, B. J. 1191.

Aunque las empresas distribuidoras de electricidad no pueden modificar


unilateral y arbitrariamente las tarifas de cobro de energía, sí pueden
modificarlas en caso de que varíen las condiciones del suministro, siguiendo
el procedimiento establecido por la Superintendencia de Electricidad, que es
la autoridad competente para autorizar el referido cambio, y previa
notificación al cliente. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 58, B. J.
1240.

La cláusula de limitación de responsabilidad prevista en el párrafo II del


artículo 93 de la Ley General de Electricidad 125-01 solo se aplica si los
daños y perjuicios han sido causados por el corte o suspensión del servicio
eléctrico tomando como causa la falta de pago y a condición de que haya una
constancia escrita del proveedor donde consten las razones que produjeron el
corte o la suspensión. SCJ, Salas Reunidas, 16 de noviembre de 2011, núm. 3,
B. J. 1212.
EMPRESAS FINANCIERAS

La prohibición de realizar actos de disposición como embargos durante el


proceso de disolución y liquidación de las empresas financieras, conforme lo
establece el literal i del artículo 63 de la Ley Monetaria y Financiera, no se
aplica a las ejecuciones forzosas iniciadas antes de la fecha de intervención
de la Superintendencia de Bancos. SCJ, 1.ª Sala, 14 de julio de 2010, núm.
21, B. J. 1196.
ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA

El enriquecimiento sin causa es un cuasicontrato que consiste en el


acrecentamiento del patrimonio de una persona a expensas de la disminución
del patrimonio de otra, en ausencia de todo derecho. Su ocurrencia obliga al
enriquecido a la restitución de lo recibido, la cual puede ser reclamada
judicialmente por el empobrecido mediante una acción denominada in rem
verso, que debe cumplir con los requisitos siguientes: a) un empobrecimiento
y un enriquecimiento correlativo, es decir que el empobrecimiento sufrido
por una persona sea la consecuencia del enriquecimiento de la otra, que
puede ser material, intelectual o moral; b) el empobrecimiento sufrido por el
empobrecido no ha sido la consecuencia de su interés personal; c) la ausencia
de causa jurídica del enriquecimiento, que debe ser injusto, ilegítimo, sin
justa causa; y d) el empobrecido no tiene a su disposición ninguna otra acción
en contra del enriquecido, ya que se trata de una acción subsidiaria. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de julio de 2013, núm. 151, B. J. 1232.

Constituye un enriquecimiento sin causa el hecho de que los jueces del fondo
otorguen una indemnización excesiva al demandante en responsabilidad civil.
SCJ, Salas Reunidas, 25 de enero de 2012, núm. 1, B. J. 1214.

Los requisitos constitutivos del enriquecimiento sin causa son mucho más
estrictos que los requeridos en el ámbito de la responsabilidad civil delictual
o cuasidelictual. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 151, B. J. 1232.
ERROR

V. nulidad de actos jurídicos, vicios de consentimiento.


ERROR MATERIAL
V. también revisión por causa de error material, sentencia.

El tribunal de tierras es el único competente para corregir un error material


respecto de la designación catastral de un inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 21 de
septiembre de 2005, núm. 19, B. J. 1138, pp. 1434-1447.

El hecho de que un error material figure solo en los planos elaborados por el
agrimensor que ha practicado la mensura, y no en la sentencia final del
saneamiento ni en el decreto de registro ni en el certificado de título, no
significa que el tribunal de tierras no pueda enmendarlo. SCJ, Pleno, 11 de
octubre de 2006, núm.11, B. J. 1151, pp. 72-82.
ESCRITOS

V. también conclusiones.
Casación

El artículo 15 de la Ley 3726 de 1953, sobre Procedimiento de Casación, solo


permite a las partes depositar escritos de ampliación a sus medios de defensa,
en caso que lo estimen necesario, en los plazos establecidos en el mismo
artículo. En dicho escrito las partes pueden ampliar las motivaciones que
sirven de apoyo a sus medios de casación, pero en ningún caso pueden
agregar, cambiar o modificar los medios de casación que fundamentan su
recurso. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 64, B. J. 1239; 1.ª Cám.,
15 de octubre de 2008, núm. 27, B. J. 1175, pp. 299-304; 18 de mayo de
2005, núm. 13, B. J. 1134, pp. 120-126.
Depósito tardío

Según el artículo 78 del Código de Procedimiento Civil, los jueces pueden


descartar los escritos ampliatorios depositados después de vencido el plazo
otorgado para su depósito. SCJ, 1.ª Cám., 16 de mayo de 2001, núm. 2, B. J.
1086, pp. 96-104.

Los jueces no están obligados a ponderar los escritos depositados


tardíamente. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.

El hecho de que el tribunal no pondere un escrito de conclusiones por haber


sido depositado fuera del plazo establecido no constituye violación al derecho
de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 11, B. J. 1225.

Es deber de los jueces acoger o rechazar la solicitud de exclusión de depósito


de escritos de conclusiones depositados fuera de plazo, puesto que de esta
forma se asegura el principio de contradicción y lealtad del proceso. SCJ, 3.ª
Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 58, B. J. 1228.
Escrito descartado erróneamente por tardío

Procede casar, por violación del derecho de defensa, la sentencia que descarta
por tardío un escrito depositado dentro de los plazos concedidos por el
tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 61, B. J. 1237.
Error en la fecha de recepción

Un error en cuanto a la fecha de recepción de un escrito ampliatorio de una


de las partes en litis no justifica la casación de la sentencia que decidió el
asunto sin los fundamentos en los cuales dicha parte sustentó sus
conclusiones, así como los argumentos contenidos en el escrito, fueron
valorados en el cuerpo de la sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de
2012, núm. 56, B. J. 1222.
Firma del abogado

Cuando en un escrito judicial aparece la firma del abogado de una de las


partes, solo este tiene la facultad de negar que esa es su firma o que ha dado
autorización a otra persona para que firme de orden. La parte a quien se
opone dicha firma no tiene calidad para invocar su irregularidad. SCJ, 3.ª
Cám., 18 de julio de 2007, núm. 19, B. J. 1160, pp. 949-956.
Jurisdicción inmobiliaria

En materia inmobiliaria, los jueces pueden dejar de ponderar un escrito si la


parte que lo deposita no cumple con el requisito, establecido por el artículo
67 del Reglamento de los Tribunales de Tierras, de notificarlo a su
contraparte. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 42, B. J. 1220.

Los tribunales de tierras no están obligados a notificar el acta de audiencia,


aun cuando el plazo para depositar escritos se inicie a partir del día en que
sean transcritas las notas de audiencia. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013,
núm. 38, B. J. 1231.
Obligación de los jueces de ponderarlos

Viola el derecho de defensa el tribunal que falla sin ponderar el escrito de


ampliación de una de las partes, haciendo constar que esta no había
depositado escrito alguno, si dicho escrito, de haberse tomado en cuenta y
ponderado, pudo haber influido en la decisión de los jueces. SCJ, Salas
Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 13, B. J. 1229; 3.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 11, B. J. 1240.

Los jueces deben ponderar los escritos ampliatorios de conclusiones que se


les someten en plazo hábil, puesto que su ponderación puede contribuir a
darle una solución distinta al asunto. Es casable la sentencia en la que no se
advierte prueba alguna de que el tribunal haya ponderado o indicado el
depósito hecho de dicho escrito. SCJ, 3.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 38,
B. J. 1230.

Los jueces no están obligados a contestar todos los alegatos planteados por
las partes en sus escritos, sino solo sus conclusiones. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.
Variación de las conclusiones

Los jueces deben rechazar las conclusiones presentadas por primera vez en
escritos ampliatorios. Las conclusiones de las partes son las que apoderan al
tribunal sobre sus pretensiones, y los plazos otorgados para ampliar estas
deben ser utilizados para fundamentarlas, no para modificarlas. SCJ, Salas
Reunidas, 6 de julio de 2011, núm. 1, B. J. 1208; 1.ª Sala, 17 de octubre de
2012, núm. 44, B. J. 1223; 1.ª Cám, 16 de octubre de 2002, núm. 36, B. J.
1103, pp. 275-281; 21 de marzo de 2001, núm. 22, B. J. 1084, pp. 147-153.

Los escritos ampliatorios tienen por finalidad que las partes amplíen, si así lo
desean, las motivaciones que sirven de apoyo a sus conclusiones, pero sin
posibilidad de ampliar, cambiar o modificar las ya vertidas en audiencia. SCJ,
1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 62, B. J. 1230; 10 de octubre de 2012,
núm. 20, B. J. 1223; 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 27, B. J. 1175, pp.
299-304.

Los jueces no están obligados a contestar los pedimentos contenidos en


escritos depositados después de las conclusiones presentadas en audiencia, y
distintos a estas. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 62, B. J. 1230.

Es tardío y violatorio al derecho de defensa invocar un medio de inadmisión


en el memorial ampliativo del recurso de casación que se deposita el día de la
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 20, B. J. 1223.

Viola el derecho de defensa el medio de inadmisión presentado en un escrito


ampliatorio, pues dicho medio debió ser en audiencia o, en su defecto, el
tribunal debió ordenar la notificación de dicho escrito a la contraparte. En
todo proceso, aun en la fase de cierre de debates, si se le permite depositar a
una parte cualquier pieza o documento nuevo, debe concederse la misma
oportunidad a la contraparte de conocer dichos documentos en procura de
mantener un equilibrio entre las partes en el proceso. SCJ, 3.ª Sala, 31 de
octubre de 2012, núm. 70, B. J. 1223.

Los medios de inadmisión no pueden ser propuestos por primera vez en un


escrito ampliatorio. SCJ, 1.ª Cám., 18 de octubre de 2002, núm. 36, B. J.
1103, pp. 275-281.
ESTADO CIVIL

V. actas del estado civil, filiación.


ESTADO DOMINICANO

Según el artículo 2 de la Ley 1486 de 1938, el poder para representar al


Estado, cuando no figure en la ley, deberá contar en escrito firmado o
auténticamente otorgado por quien lo confiera, sin lo cual se presumirá, hasta
prueba en contrario, como inexistente. La falta de poder constituye una
nulidad de fondo que acarrea la nulidad de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 24, B. J. 1234.
EVICCIÓN

V. desalojo, venta.
EVIDENCIA

V. prueba.
EXCEPCIÓN DE CONEXIDAD

V. también excepciones del procedimiento.


Concepto

Según el artículo 29 de la Ley 834 de 1978, si existe entre los asuntos


llevados ante dos jurisdicciones distintas un lazo tal que sea de interés de una
buena justicia hacerlos instruir y juzgar conjuntamente, se podrá solicitar a
una de estas jurisdicciones desapoderarse y reenviar el conocimiento del
asunto a la otra jurisdicción. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 79, B.
J. 1228.

Según el artículo 29 de la Ley 834 de 1978, la conexidad es una excepción


del procedimiento que se presenta cuando dos asuntos diferentes son llevados
ante dos jurisdicciones distintas, pero unidos por un lazo tal que, para el
interés de una buena administración de justicia y evitar la contradicción de
sentencias, resulta conveniente que sean instruidos y juzgados por una sola
jurisdicción. SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 12, B. J. 1240.
Especies en que no hay conexidad

No hay conexidad cuando los asuntos que se pretende hacer declarar conexos
se están conociendo ante un mismo juzgado de primera instancia con plenitud
de jurisdicción, pero uno conforme al procedimiento civil y el otro según el
procedimiento comercial. La conexidad supone que los asuntos son llevados
ante dos jurisdicciones distintas. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 2,
B. J. 1147, pp. 66-73; 31 de agosto de 2005, núm. 41, B. J. 1137, pp. 372-
379.

No hay conexidad entre dos asuntos llevados ante dos salas de un mismo
tribunal, puesto que la litispendencia supone que los asuntos sean llevados
ante jurisdicciones distintas. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 15,
B. J. 1137, pp. 372-379.

Una condición común e indispensable para que se pueda determinar que entre
dos litigios hay litispendencia o conexidad es que existan dos jurisdicciones
distintas regularmente apoderadas del mismo litigio, lo cual no se da, en el
caso de que existan dos recursos de apelación sobre el mismo asunto, si uno
de los recursos es inadmisible por no ser la sentencia impugnada susceptible
de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 79, B. J. 1228.
Una condición común e indispensable para que se pueda determinar que entre
dos litigios hay litispendencia o conexidad es que existan dos jurisdicciones
distintas regularmente apoderadas del mismo litigio, lo cual no se da si no se
trata del mismo litigio, sino de litigios “similares”. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
diciembre de 2009, núm. 32, B. J. 1189.

No hay conexidad entre una demanda en rescisión del contrato de inquilinato


porque el inquilino ha hecho modificaciones en el inmueble alquilado sin la
autorización del propietario y la demanda del propietario para ocupar el
inmueble personalmente. Aunque ambas pretenden el desalojo del inquilino,
sus causas son distintas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de agosto de 2009, núm. 9, B. J.
1185
Recursos

La regla del artículo 32 de la Ley 834 de 1978, según la cual los recursos
contra las decisiones sobre litispendencia o conexidad dictadas por las
jurisdicciones de primer grado serán hechos y juzgados como en materia de
incompetencia, no es aplicable a las decisiones emitidas con ocasión de un
embargo inmobiliario hecho de acuerdo con la Ley 6186 sobre Fomento
Agrícola, pues estas decisiones son dictadas en única instancia y solo pueden
ser impugnadas en casación. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 41,
B. J. 1137, pp. 372-379.
EXCEPCIÓN DE INCOMPETENCIA

V. también casación, competencia, conclusiones, excepciones.


Abandono

Cuando una parte concluye al fondo después de haber presentado una


excepción de incompetencia, la excepción debe reputarse como abandonada,
aun cuando las reglas invocadas en apoyo de la excepción sean de orden
público. SCJ, 1.ª Cám., 14 de marzo de 2001, núm. 15, B. J. 1084, pp. 104-
112.
Apelación

Según el párrafo I del artículo 7 de la Ley 834 de 1978, si en la instancia en


apelación la corte revoca la parte relativa a la competencia y se declara
competente, deberá estatuir sobre el fondo del litigio si la decisión atacada es
susceptible de apelación en el conjunto de sus disposiciones. SCJ, 1.ª Cám.,
2 de julio de 2003, núm. 10, B. J. 1112, pp. 118-125.

Conforme al artículo 7 de la Ley 834 de 1978, la corte de apelación debe


conocer en toda su extensión la litis de la cual ha sido apoderada por efecto
de una decisión con la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada que ha
resuelto sobre un asunto de competencia. SCJ, 1.ª Cám., 13 de junio de 2007,
núm. 3, B. J. 1159, pp. 63-72.

El tribunal de alzada queda apoderado de todas las cuestiones de hecho y de


derecho de que estaba apoderado el tribunal de primer grado, incluyendo la
relativa a su competencia de atribución. Es facultad de los tribunales de
segundo grado revocar o anular las decisiones del tribunal de primer grado,
examinando la demanda original en toda su extensión. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
septiembre de 2012, núm. 74, B. J. 1222.

La determinación por el tribunal de alzada de la competencia o


incompetencia de atribución (rationae materiae) arrastra necesariamente la
competencia o no del tribunal de primera instancia que juzgó el caso
originalmente. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 36, B. J. 1239.

Si una parte concluye, en apelación, proponiendo la excepción de


incompetencia y subsidiariamente el rechazo de las conclusiones de su
contraparte y la revocación de la sentencia dictada en primer grado, la corte
puede rechazar la incompetencia y estatuir sobre el fondo. SCJ, 1.ª Cám., 31
de octubre de 2001, núm. 15, B. J. 1091, pp. 230-237.

La excepción de incompetencia puede ser propuesta por primera vez en grado


de apelación, aunque la parte que la invoca haya concluido al fondo en
primer grado. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 4, B. J. 1151, pp.
140-154.
La excepción de incompetencia no puede ser propuesta por primera vez en la
última audiencia celebrada en la instancia de apelación, después de varias
audiencias y de haber sido puesto en mora la parte que la invoca a concluir al
fondo, especialmente si esta no hizo mención de la excepción en el acto
introductivo del recurso. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 4, B. J.
1151, pp. 140-154.

La sentencia dictada por un tribunal incompetente debe ser anulada, no


revocada. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 2, B. J. 1227.

Según la segunda parte del artículo 7 de la Ley 834, la corte de apelación que
revoque una sentencia de primer grado en cuanto a la competencia reenviará
el asunto ante la corte que sea jurisdicción de apelación de la jurisdicción que
era competente en primera instancia. Esta decisión se impondrá a la parte y a
la corte de reenvío. No es válido sostener que para la corte de reenvío poder
estatuir válidamente debe existir una sentencia producto de un proceso
regular y que como ese proceso no existió, pues el juez de primer grado
resultó ser incompetente, es necesario que otro juez de primera instancia
conozca del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 13 de junio de 2007, núm. 3, B J. 1159,
pp. 67.

En materia de tierras, toda sentencia mediante la cual un tribunal se declara


competente o incompetente es apelable. No existe la impugnación (le
contredit) en la jurisdicción inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 6 de abril de 2011,
núm. 8, B. J. 1205.

La impugnación no es aplicable en la jurisdicción de niños, niñas y


adolescentes. Según el párrafo II del artículo 317 de la Ley 136-03, Código
para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas
y Adolescentes: “La sentencia evacuada por el Juez de Niños, Niñas y
Adolescentes relativa a la competencia, podrá ser objeto de apelación ante la
Corte de Niños, Niñas y Adolescentes, la que de declararse competente se
avocará al fondo”. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 93, B. J. 1232.
Carácter prioritario

Es obligación de todo tribunal examinar su propia competencia, ya sea a


pedimento de parte o de oficio, antes de proceder a ponderar el conocimiento
del fondo del asunto del cual se le haya apoderado. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
febrero de 2014, núm. 36, B. J. 1239.

La excepción de incompetencia debe ser examinada y fallada antes de


cualquier otra excepción. SCJ, 1.ª Cám., 6 de octubre de 2004, núm. 2, B. J.
1127, pp. 175-183.

Sin embargo, si en la instancia de apelación, el apelante propone una


excepción de incompetencia y el intimado invoca la inadmisibilidad del
recurso por tardío, el tribunal debe examinar de manera prioritaria el medio
de inadmisión. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2003, núm. 2, B. J. 1110, pp.
111-117.

La excepción de incompetencia debe ser examinada y fallada antes de


cualquier excepción de nulidad que haya sido propuesta. SCJ, 1.ª Cám., 6 de
octubre de 2004, núm. 3, B. J. 1127, pp. 184-190.
Casos en que la incompetencia puede ser pronunciada de oficio

Cualquier tribunal que juzgue en primera o única instancia puede pronunciar


la incompetencia de oficio si hay violación a las reglas de competencia de
atribución, cuando estas sean de orden público. Según el artículo 20 de la Ley
834 de 1978, las cortes de apelación —y la Suprema Corte de Justicia, en
función de corte de casación— solo pueden declarar la incompetencia de
oficio cuando el asunto sea de la competencia de un tribunal represivo o de lo
contencioso administrativo, o cuando escape al conocimiento de cualquier
tribunal dominicano. SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio de 2003, núm. 6, B. J. 1111,
pp. 70-75.

La competencia de atribución es un asunto de orden público. No puede ser


derogada por la voluntad de las partes. Debe ser pronunciada aun de oficio.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 188, B. J. 1215; SCJ, 3.ª Sala, 16
de enero de 2013, núm. 18, B. J. 1226.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 25 de mayo de 2011, núm.
33, B. J. 1206; 5 de mayo de 2010, núm. 12, B. J. 1194; 30 de septiembre de
2009, núm. 52, B. J. 1186; 9 de julio de 2003, núm. 25, B. J. 1112, pp. 209-
213.

El juez presidente de la corte de apelación, actuando como juez de los


referimientos, solo puede declararse incompetente de oficio si el asunto es de
la competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm.
57, B. J. 1184.

La incompetencia de atribución puede ser declarada de oficio ante las cortes


de apelación y la Suprema Corte de Justicia no solo si el asunto es de la
competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978, sino también en todos los casos en que
existan tribunales especializados que regulen una determinada materia, como
ocurre en materia laboral y materia inmobiliaria. El artículo 20 de la Ley 834
de 1978 es una traducción y adecuación del artículo 92 del Código de
Procedimiento Civil francés, cuyas disposiciones fueron adoptadas en sentido
estricto, a pesar de que, a diferencia de Francia, existen en la República
Dominicana jurisdicciones especializadas, como por ejemplo la inmobiliaria,
que conocen de asuntos que en Francia son de la competencia de la
jurisdicción civil. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 32, B. J. 1238; 10
de octubre de 2012, núm. 24, B. J. 1223; 26 de septiembre de 2012, núm. 74,
B. J. 1222.

La Suprema Corte de Justicia, en función de corte de casación, puede


pronunciar de oficio la incompetencia de los tribunales civiles de conocer de
un asunto sobre un accidente de trabajo, que compete exclusivamente a los
tribunales laborales. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 13, B. J. 1240.

La corte de apelación no puede declarar su incompetencia de oficio para


conocer de la designación de un secuestrario judicial de un inmueble
registrado, alegando que como el tribunal de tierras había sido apoderado
previamente de una litis en nulidad de la venta de ese inmueble, dicho
tribunal debía dirimir la pertinencia del secuestro. SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio
de 2003, núm. 6, B. J. 1111, pp. 70-75.
Cómo y cuándo debe proponerse

Según el artículo 2 de la Ley 834 de 1978, la excepción de incompetencia


debe ser propuesta, a pena de inadmisibilidad, antes de toda defensa al fondo
o fin de inadmisión. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 155, B. J.
1215; 20 de enero de 2010, núm. 33, B. J. 1190; 13 de enero de 2010, núm.
19, B. J. 1190; 17 de junio de 2009, núm. 49, B. J. 1183; 1.ª Cám., 9 de abril
de 2003, núm. 9, B. J. 1091, pp. 176-183; 31 de julio de 2002, núm. 16, B. J.
1100, pp. 205-215.

La excepción de incompetencia puede proponerse por primera vez en


apelación, aun cuando la parte que la invoca ha concluido al fondo en primer
grado. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 4, B. J. 1151, pp. 140-
154.

La incompetencia de atribución no puede plantearse por primera en casación,


aun fuera esta de orden público, si no hubiese sido formulada ante los jueces
del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 55, B. J. 1219.

La excepción de incompetencia, sea en razón de la materia o del lugar del


tribunal, debe reunir las siguientes condiciones para ser admisible: 1) debe
ser motivada e indicar la jurisdicción que se pretende es la competente, y 2)
debe proponerse simultáneamente con las demás excepciones que se
pretenden hacer valer y antes que toda defensa al fondo o fin de inadmisión,
aun se traten de reglas de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 36, B. J. 1239.

Si una parte propone la excepción de incompetencia y al mismo tiempo


formula subsidiariamente conclusiones al fondo, el tribunal puede rechazar la
excepción y estatuir sobre el fondo, sin que ello implique violación al
derecho de defensa. SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 15, B. J.
1091, pp. 230-237; 3.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 10, B. J. 1154, pp.
1156-1164.
Corte de reenvío

Según la segunda parte del artículo 7 de la Ley 834 de 1978, la corte de


apelación que revoque una sentencia de primer grado en cuanto a la
competencia reenviará el asunto ante la corte que sea jurisdicción de
apelación de la jurisdicción que era competente en primera instancia. Esta
decisión se impondrá a la parte y a la corte de reenvío. No es válido sostener
que para la corte de reenvío poder estatuir válidamente debe existir una
sentencia producto de un proceso regular y que como ese proceso no existió,
pues el juez de primer grado resultó ser incompetente, es necesario que otro
juez de primera instancia conozca del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 13 de junio de
2007, núm. 3, B J. 1159, pp. 67.
Incompetencia e inadmisión

Incurre en una contradicción el tribunal que declara inadmisible la demanda y


al mismo tiempo se declara incompetente, puesto que si es incompetente, la
declaración de inadmisibilidad le corresponde al tribunal que resulte
competente. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de 2004, núm. 2, B. J. 1129, pp.
565-573.
Incompetencia territorial

La excepción de incompetencia territorial queda cubierta si quien la invoca


ha interpuesto previamente una demanda en intervención forzosa en contra de
un tercero ante el mismo tribunal. La excepción de incompetencia territorial
debió ser promovida antes de la demanda incidental en intervención forzosa,
pues, con su proceder, ha admitido la competencia del tribunal apoderado.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B. J. 1240.
Jurisdicción Inmobiliaria

El artículo 4 de la Ley 834 de 1978 dispone que “el juez puede, en la misma
sentencia, pero por disposiciones distintas, declararse competente y estatuir
sobre el fondo del litigio, salvo poner previamente a las partes en mora de
concluir sobre el fondo en una próxima audiencia a celebrarse en un plazo
que no excederá de quince días, a partir de la audiencia”. Dicho texto legal es
aplicable en materia de tierras, en el sentido de que los tribunales deben
estatuir por disposiciones distintas sobre la excepción de incompetencia y
sobre el fondo, a menos que los medios de incompetencia sean indivisibles
con el examen de aquel. SCJ, 3.ª Sala, 13 de julio de 2011, núm. 18, B. J.
1208.

En caso de que el tribunal de jurisdicción original se haya declarado


incompetente de oficio, el tribunal superior de tierras apoderado del recurso
de apelación no puede revocar la decisión de incompetencia apelada y
transmutarse automáticamente en tribunal competente para conocer del
asunto en primera instancia, sin antes darle a las partes un plazo para concluir
al fondo en audiencia a celebrarse en un plazo que no exceda de quince días.
SCJ, 3.ª Sala, 13 de julio de 2011, núm. 18, B. J. 1208.
Puesta en mora

Según el artículo 4 de la Ley 834 de 1978, el tribunal puede declararse


competente y estatuir sobre el fondo del litigio por una misma sentencia, a
condición de que se ponga en mora al concluyente de pronunciarse sobre el
fondo en una próxima audiencia que no excederá de quince días. SCJ, 1.ª
Cám., 16 de septiembre de 2009, núm. 32, B. J. 1186.

Según el artículo 4 de la Ley 834 de 1978, si una parte se limita a concluir


sobre una excepción de incompetencia, el tribunal no puede fallar al fondo
sin intimar a dicha parte a concluir al fondo. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 98, B. J. 1215; 1.ª Cám., 19 de agosto de 2009, núm. 37, B. J.
1185, pp. 397-402; 15 de octubre de 2008, núm. 26, B. J. 1175, 292-298; 24
de enero de 2001, núm. 11, B. J. 1082, pp. 202-207.

El hecho de que el tribunal no fije una nueva audiencia para que el


concluyente se pronuncie sobre el fondo no constituye una violación al
derecho de defensa si este ha podido plantear sus conclusiones, tanto
incidentales como al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 16 de septiembre de 2009, núm.
32, B. J. 1186.

Si la parte intimada se limita a plantear una excepción de incompetencia, la


corte no debe acoger las conclusiones del apelante solicitando la nulidad del
procedimiento sin poner en mora a la parte intimada a concluir al fondo, en
aplicación del artículo 4 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 24 de octubre
de 2001, núm. 11, B. J. 1091, pp. 202-207.
EXCEPCIÓN DE INEJECUCIÓN

V. contrato.
EXCEPCIÓN DE LA AUTORIDAD DE LA COSA JUZGADA

V. autoridad de la cosa juzgada.


EXCEPCIÓN DE LITISPENDENCIA

V. también excepciones del procedimiento.


Concepto

Según el artículo 28 de la Ley 834 de 1978, si el mismo litigio está pendiente


ante dos jurisdicciones del mismo grado, igualmente competentes para
conocerlo, la jurisdicción apoderada en segundo lugar debe desapoderarse en
provecho de la otra, si una de las partes lo solicita. En su defecto, puede
hacerlo de oficio. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 79, B. J. 1228; 1.ª
Cám., 16 de diciembre de 2009, núm. 32, B. J. 1189.
Especies en que no hay litispendencia

Una condición común e indispensable para que se pueda determinar que entre
dos litigios hay litispendencia o conexidad es que existan dos jurisdicciones
distintas regularmente apoderadas del mismo litigio, lo cual no se da en el
caso de que existan dos recursos de apelación sobre el mismo asunto si uno
de los recursos es inadmisible por no ser la sentencia impugnada susceptible
de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 79, B. J. 1228.

Una condición común e indispensable para que se pueda determinar que entre
dos litigios hay litispendencia o conexidad es que existan dos jurisdicciones
distintas regularmente apoderadas del mismo litigio, lo cual no se da si no se
trata del mismo litigio, sino de litigios “similares”. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
diciembre de 2009, núm. 32, B. J. 1189.

No puede haber litispendencia entre una demanda presentada al juez de los


referimientos para obtener una medida provisional y otra llevada ante el juez
de lo principal para obtener una decisión sobre el fondo. SCJ, 1.ª Cám., 21 de
diciembre de 2005, núm. 17, B. J. 1141, pp. 246-254.

No hay litispendencia entre dos asuntos llevados ante dos salas de un mismo
tribunal, puesto que la litispendencia supone que los asuntos sean llevados
ante jurisdicciones distintas. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 15,
B. J. 1137, pp. 372-379.

No hay litispendencia entre una primera demanda, relativa a una parcela, y


una segunda demanda, relativa a otra parcela distinta, por no encontrarse
reunidos los elementos requeridos para que exista la litispendencia, que son:
a) la identidad de objeto, b) de partes y c) de causa. SCJ, 3.ª Sala, 27 de
septiembre de 2013, núm. 63, B. J. 1234.

No hay litispendencia entre la demanda en rescisión del contrato de


inquilinato porque el inquilino ha hecho modificaciones en el inmueble
alquilado sin la autorización del propietario y la demanda del propietario para
ocupar el inmueble personalmente, puesto que, aunque ambas pretenden el
desalojo del inquilino, sus causas son distintas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de agosto de
2009, núm. 9, B. J. 1185.
Recursos

La regla del artículo 32 de la Ley 834 de 1978, según la cual los recursos
contra las decisiones sobre litispendencia o conexidad dictadas por las
jurisdicciones de primer grado serán hechos y juzgados como en materia de
incompetencia, no es aplicable a las decisiones emitidas con ocasión de un
embargo inmobiliario hecho de acuerdo con la Ley 6186 sobre Fomento
Agrícola, pues estas decisiones son dictadas en única instancia y solo pueden
ser impugnadas en casación. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 41,
B. J. 1137, pp. 372-379.
EXCEPCIÓN DE NULIDAD

V. casación, excepciones, nulidad de actos procesales, nulidad de fondo,


nulidad de forma.
EXCEPCIÓN NON ADIMPLETI CONTRACTUS

V. contrato.
EXCEPCIONES DEL PROCEDIMIENTO

V. también acción civil y penal, contratos, excepción de incompetencia,


excepción de litispendencia, fianza judicatum solvi, nulidad de actos
procesales, nulidad de fondo, nulidad de forma.

Cuando se formula un pedimento relativo a una excepción, los jueces deberán


pronunciarse respecto de dicho medio antes de cualquier otro asunto. No hay
lesión al derecho de defensa cuando no se pondera el pedimento de
comunicación de documentos en apelación porque la corte, a pedimento de la
parte intimada, ha declarado nulo el recurso de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 14
de marzo de 2012, núm. 41, B. J. 1216.

Según el artículo 2 de la Ley 834 de 1978, las excepciones deben ser


propuestas antes de toda defensa al fondo o fin de inadmisión. SCJ, 1.ª Sala,
27 de marzo de 2013, núm. 118, B. J. 1228.

Son inadmisibles las excepciones propuestas por primera vez en casación que
pudieron ser invocadas ante los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de
2003, núm. 9, B. J. 1109.

La sentencia que decide sobre una excepción no es ni preparatoria ni


interlocutoria, sino definitiva sobre el incidente y, por ende, apelable. El
artículo 452 del Código de Procedimiento Civil define las sentencias
preparatorias e interlocutorias y establece claramente que en ambos casos se
trata de sentencias dictadas para sustanciar la causa y poner la controversia en
estado de recibir fallo definitivo, sin prejuzgar su futura solución (para el
caso de las preparatorias) o prejuzgándola (para el caso de las
interlocutorias), lo cual no es el caso de los fallos sobre excepciones. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 52, B. J. 1221.

Si el apelante propone la nulidad del acto de notificación de la sentencia


impugnada y el intimado solicita la inadmisibilidad del recurso de apelación
por tardío, atendiendo al orden lógico procesal, los jueces deben contestar la
excepción de nulidad antes que la inadmisión del recurso, puesto que las
nulidades de forma o de fondo tienen como finalidad obtener la anulación del
acto procesal en su acepción estricta, independientemente de la justificación o
no de los derechos que se pretenden proteger o reconocer judicialmente
mediante tales actos. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 118, B. J.
1228.
EXCESO DE PODER

V. también casación.

Hay exceso de poder cuando un tribunal realiza un acto que, de acuerdo con
el principio de la separación de los poderes consagrado en la Constitución, no
entra en la esfera de las atribuciones de los órganos del Poder Judicial, sino
en las del Poder Legislativo o Ejecutivo. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014,
núm. 28, B. J. 1239; 3.ª Cám., 10 de mayo de 2006, núm. 8, B. J. 1146, pp.
1627-1636; 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137, pp. 1603-1613
EXECUÁTUR

El execuátur es la decisión por la cual un tribunal de primera instancia


autoriza la ejecución en la República Dominicana de una sentencia dictada en
el extranjero. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 126, B. J. 1232.

La sentencia mediante la cual se concede el execuátur tiene por objeto


conferir a la sentencia extranjera la autoridad de cosa juzgada y fuerza
ejecutoria en la República Dominicana, de las que está generalmente
desprovista en el país. SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 5, B. J.
1141, pp. 149-158.

El procedimiento para el conocimiento de una acción en procura de execuátur


deberá estar regido por el derecho común del país que deba otorgarlo, salvo
la existencia de un tratado o convenio suscrito entre el país de donde proviene
la sentencia y el país donde se desea ejecutarla, en cuyo caso, de haber sido
previsto, el procedimiento se regirá por el tratado o convenio de que se trate.
SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 5, B. J. 1141, pp. 149-158.

Para los casos en que no sean aplicables los artículos 423 al 433 del Código
de Bustamante ni ningún tratado o convenio suscrito entre el país de donde
proviene la sentencia y la República Dominicana, el tribunal dominicano al
cual se le solicita la concesión de execuátur a una sentencia extranjera debe
constatar la conformidad de dicha decisión con la Constitución dominicana,
así como su regularidad y su carácter irrevocable. SCJ, 1.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 14, B. J. 1234.

Nada impide que el juez del execuátur sea apoderado de manera graciosa o
administrativa, ya que prevalece el principio de que el execuátur debe ser
acordado o rechazado sin modificación de la decisión extranjera, pues no se
trata en realidad de sustituir esa decisión por una sentencia dominicana. SCJ,
1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 14, B. J. 1234.

Para precisar si la ejecución de una sentencia extranjera en la República


Dominicana está sujeta a la obtención del execuátur o no, se debe determinar
el carácter declarativo, constitutivo o condenatorio de la sentencia. Solo los
fallos condenatorios que imponen el cumplimiento de una prestación positiva
de dar o hacer, o negativa de no hacer, son susceptibles de requerir execuátur,
por no requerir su ejecución una realización material, que reclama,
generalmente, el auxilio de la fuerza pública. Las sentencias constitutivas o
declarativas de derechos no lo requieren. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013,
núm. 126, B. J. 1232; 1.ª Cám., 29 de julio de 2009, núm. 74, B. J. 1184; 11
de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-77; 9 de octubre de 2002, núm.
21, B. J. 1103, pp. 182-188; 8 de mayo de 2002, núm. 2, B. J. 1098, pp. 73-
79.
.
Las sentencias constitutivas o declarativas de derechos, como son las que se
refieren al estado y la capacidad de las personas, no necesitan execuátur para
su ejecución en la República Dominicana. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de
2009, núm. 16, B. J. 1178; 11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-77;
9 de octubre de 2002, núm. 21, B. J. 1103, pp. 182-188; 8 de mayo de 2002,
núm. 2, B. J. 1098, pp. 73-79.

No requiere execuátur para su ejecución en la República Dominicana la


sentencia que se pronuncia sobre la disolución de la comunidad legal de
bienes. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 126, B. J. 1232.

La sentencia de un tribunal extranjero que pronuncia el divorcio no requiere


de execuátur para su ejecución en la República Dominicana. SCJ, 1.ª Cám., 9
de octubre de 2002, núm. 21, B. J. 1103, pp. 182-188.

La sentencia de un tribunal extranjero que acredita una filiación no requiere


de execuátur para su ejecución en la República Dominicana. . SCJ, 1.ª Cám.,
8 de mayo de 2002, núm. 2, B. J. 1098, pp. 73-79.

El execuátur debe ser acordado o rechazado sin modificar la decisión


extranjera, ya que no se trata de sustituir la decisión extranjera por una
dominicana, sino de comprobar la regularidad y la autoridad irrevocable de la
sentencia extranjera conforme a las reglas del país de donde procede. SCJ,
1.ª Cám., 7 de diciembre de 2005, núm. 5, B. J. 1141, pp. 149-158.

A los jueces les está vedado examinar y ponderar consideraciones del fondo
en las acciones en solicitud de execuátur, puesto que su obligación
jurisdiccional se limita a otorgarle o no a la sentencia extranjera fuerza
ejecutoria en el territorio nacional, para lo cual deben constatar, además de su
conformidad con la Constitución dominicana, su regularidad y carácter
irrevocable, así como que no contrarían el orden público y que han sido
certificadas por las autoridades consulares de nuestro país. SCJ, 1.ª Cám., 7
de diciembre de 2005, núm. 5, B. J. 1141, pp. 149-158.

Sin embargo, los jueces del execuátur pueden tomar cualquier medida sobre
la ejecución de la sentencia extranjera, por ejemplo, ordenar la ejecución
provisional, acordar un plazo de gracia por aplicación del artículo 1244 del
Código Civil, así como disponer la conversión en moneda dominicana de la
condenación pronunciada en dinero extranjero. SCJ, 1.ª Cám., 7 de diciembre
de 2005, núm. 5, B. J. 1141, pp. 149-158.

Las partes tienen la facultad de renunciar por adelantado al derecho de apelar


un laudo arbitral. En ese caso, el execuátur otorgado al laudo arbitral
extranjero tampoco es susceptible de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de
2012, núm. 1, B. J. 1221.
EXPERTICIA
V. medidas de instrucción, peritaje.
EXPROPIACIÓN

V. tambíén confiscaciones, derecho de propiedad.


Declaratoria de área protegida

Para declarar área protegida un terreno de propiedad privada tiene que mediar
una declaratoria de utilidad pública por parte del Poder Ejecutivo.
TC/00352/14, 23 de diciembre de 2014.
Competencia

Según el artículo 1, literal c, del párrafo único de la Ley 13-07, que crea el
Tribunal Contencioso Tributario y Administrativo, los procedimientos
relativos a la expropiación forzosa por causa de utilidad pública o interés
social, que eran de la competencia de la jurisdicción inmobiliaria en virtud
del artículo 127 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, son en lo adelante
de la competencia de la jurisdicción contenciosa-administrativa. TC/0053/14,
24 de marzo de 2014.

Según el artículo 12 de la Ley 344 de 1943, las resoluciones del Estado que
ordenan la expropiación de un inmueble pueden ser impugnadas ante los
tribunales ordinarios o el tribunal de tierras, los que dictarán sentencia en
única instancia, sujeta solo al recurso de casación y no a la apelación. SCJ,
1.ª Cám., 1 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 91-97.

En los casos de expropiación de inmuebles por causa de utilidad pública o de


interés social, las vías para impugnar los decretos de expropiación se ejercen
ante los tribunales correspondientes y mediante las acciones establecidas por
las leyes adjetivas que regulan dicho procedimiento, en especial la Ley 344
de 1943 sobre Procedimiento de Expropiación. La falta de pago previo del
precio de los inmuebles objeto de la expropiación no justifica la puesta en
movimiento de la acción en declaratoria de inconstitucionalidad. SCJ, Pleno,
11 de agosto de 2010, números 2 y 3, B. J. 1197; 3.ª Sala, 22 de agosto de
2012, núm. 57, B. J. 1221.

Aun cuando existan otras vías judiciales para obtener la protección del
derecho fundamental de propiedad vulnerado por una expropiación ilegal,
ninguna de esas vías puede ser tan efectiva, eficaz y expedita que el amparo,
pues cualquier otro proceso judicial extendería indefinidamente la concreción
de la protección que se procura, especialmente si, como en la especie, la
reclamación de pago del inmueble expropiado data de hace veintiún años.
TC/0205/13, 13 de noviembre de 2013.
Prescripción

La acción del titular de una propiedad expropiada por el Estado no prescribe


si el inmueble expropiado se mantiene a nombre del propietario. SCJ, 3.ª
Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 8, B. J. 1187.
Recursos

Son inapelables las sentencias dictadas con ocasión del procedimiento


especial de expropiación establecido por la Ley 344 de 1943. SCJ, 1.ª Cám.,
1 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1125, pp. 91-97.
Requisitos

Conforme al artículo 51 de la Constitución, para que una persona pueda ser


privada de su propiedad, es preciso que se garantice lo siguiente: a) la
legalidad de la actuación, b) el debido proceso y la tutela judicial efectiva y c)
el pago previo del justo valor del bien, salvo que interviniera una declaratoria
de estado de emergencia o de defensa, caso en que dicho pago podría ser
posterior. Cuando la privación de la propiedad se produce sin respetar estos
elementos, tal actuación por parte de la Administración se transforma en un
acto de confiscación, la cual solo es posible en los casos y condiciones que
establece la Constitución. TC/0205/13, 13 de noviembre de 2013.

En casos de expropiación, el principio de legalidad es una condición


determinante para verificar la concurrencia de una vulneración al derecho a la
propiedad. Este principio supone que la legislación que regule la privación
del derecho a la propiedad debe ser clara, específica y previsible.
TC/0017/12, 20 de febrero de 2013.
Tasaciones

Las tasaciones en materia de avalúo de terrenos declarados de utilidad


pública están regidas por la Ley 344 de 1943 y sus modificaciones y la Ley
317 de 1968. Es obligación del tribunal señalar en su decisión quién realizó la
tasación y si se han cumplido los requisitos establecidos en las leyes citadas.
SCJ, 3.ª Cám., 31 de marzo de 2004, núm. 35, B. J. 1120, pp. 998.
EXPULSIÓN DE LUGARES

La acción judicial en expulsión de lugares puede ser ejercida para justificar la


reivindicación de derechos sobre predios ocupados ilegal e
injustificadamente. SCJ, 1.ª Cám., 1 de febrero de 2006, núm. 3, B. J. 1143,
pp. 65-71.
EXTRA PETITA

V. sentencia.

F
FACTURAS

Aunque las facturas no constituyen, en principio, un título de crédito, sus


originales, cuando son firmados por el cliente y devueltos a quien las expide,
constituyen un principio de prueba por escrito. Es un uso comercial entregar
la factura original al comprador cuando este salda su importe, estampada con
un sello gomígrafo que indica que fue pagada. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de
2013, núm. 39, B. J. 1231.

En materia comercial rige la libertad de las pruebas, al tenor del artículo 109
del Código de Comercio. No incurre en desnaturalización de los hechos la
corte que establece la existencia de un crédito sobre la base de facturas
recibidas por empleados del deudor. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm.
53, B. J. 1232.

En materia comercial rige la libertad de las pruebas, al tenor del artículo 109
del Código de Comercio, así como también es permitida la prueba
testimonial, según lo dispone el artículo 1341 del Código Civil. Incurre en
una motivación insuficiente la corte que se limita en su sentencia a decir que
algunas facturas no estaban firmadas, sin ponderar las que sí estaban
firmadas. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 193, B. J. 1215; SCJ, 1.ª
Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 4, B. J. 1105, pp. 71-81.

Si una persona física recibe y firma una factura a su nombre, el hecho de que
se haya escrito después del nombre y entre paréntesis las siglas de su
compañía no es suficiente para liberarlo de su obligación de pago. Es
infundado, en esas circunstancias, el alegato de la persona física de que actuó
solo en su calidad de representante de su compañía. SCJ, 1.ª Sala, 8 de agosto
de 2012, núm. 23, B. J. 1221.
FALLO

V. sentencia.
FALSA SUBASTA

V. embargo inmobiliario.
FALTA

V. también responsabilidad médica, responsabilidad por abuso de derecho.


Auto de no ha lugar

El auto de no ha lugar tiene un carácter provisional solo en cuanto a que


existe la posibilidad de que puedan ser depositadas nuevas pruebas que
incriminen al imputado y que justifiquen reabrir el proceso de instrucción.
Sin embargo, una vez que el juez de instrucción ha dictado un auto de no ha
lugar que favorece al procesado, y dicho auto es confirmado por la cámara de
calificación, como ocurría bajo el imperio del antiguo Código de
Procedimiento Criminal, ya no es posible volver sobre esos mismos hechos
por aplicación del non bis in idem, que es una garantía fundamental con
rango constitucional. En consecuencia, no procede que los tribunales, ante un
auto de no ha lugar con la autoridad de cosa juzgada, considere como faltosa
una actuación que la jurisdicción represiva ha comprobado que no lo es. SCJ,
1.ª Sala, 8 de septiembre de 2010, núm. 8, B. J. 1198. En sentido contrario:
SCJ, 1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 2, B. J. 1093, pp. 41-49 (v.
párrafo siguiente).

El auto de no ha lugar tiene un carácter provisional y no puede, por tanto,


oponerse o tener influencia sobre acciones planteadas en los tribunales
civiles. Nada impide al juez de lo civil juzgar los mismos hechos, considerar
probada o no una culpa o determinar una falta en los casos en que se haya
dictado un auto de no ha lugar en sentido contrario. SCJ, 1.ª Cám., 19 de
diciembre de 2001, núm. 2, B. J. 1093, pp. 41-49.
Banco

Comete una falta el banco que reporta a un buró de crédito que un cliente es
moroso en el pago de un crédito que ya ha extinguido o saldado. SCJ, 1.ª
Cám., 18 de enero de 2006, núm. 12, B. J. 1142, pp. 130-137.

Comete una falta el banco que reporta a un buró de crédito que una persona
tiene una deuda relacionada con una tarjeta de crédito emitida por el banco
sin siquiera probar la existencia del contrato de tarjeta de crédito con el
supuesto deudor. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 40, B. J. 1240.

Comete una falta el banco que no inscribe oportunamente ante el registro de


títulos correspondiente el contrato de compraventa hipotecaria suscrito con
un comprador-prestatario y, en consecuencia, le ocasiona un daño al
comprador, puesto que dicha negligencia permitió que un tercero inscribiera
primero una hipoteca judicial definitiva sobre el inmueble vendido. SCJ, 1.ª
Sala, 30 de junio de 2010, núm. 32, B. J. 1199.

Comete una falta el banco que extravía un duplicado del acreedor hipotecario
que se encontraba en su poder, duplicado que debió ser depositado ante el
tribunal de tierras y el Registro de Títulos del Distrito Nacional. La falta, en
el caso, se configura desde el momento en que el banco alega haber
depositado el duplicado del acreedor hipotecario sin tener documento alguno
que pruebe que dicho depósito se ha efectuado. SCJ, Salas Reunidas, 13 de
noviembre de 2013, núm. 3, B. J. 1236.

Comete una falta el banco que embarga las cuentas de una persona que ha
saldado su préstamo. SCJ, 1.ª Sala, 22 de junio de 2011, núm. 23, B. J. 1207.

Comete una falta el banco que se niega a desembolsar los fondos de un


préstamo, alegando que el prestatario no cumplió con sus requisitos, lo cual
no es cierto, puesto que se firmó el contrato de préstamo y se inscribió una
hipoteca convencional sobre el inmueble propiedad del prestatario. SCJ, 1.ª
Sala, 18 de julio de 2012, núm. 46, B. J. 1220.

Comete una falta el banco que embarga ejecutivamente los bienes que
pertenecen a una sociedad cuyos socios son sus deudores, sin que dicha
sociedad haya consentido al préstamo, aun cuando el préstamo se haya
concedido para capital de trabajo del negocio de la sociedad. La alusión
hecha al negocio o la sociedad no la convierte en parte contratante en la
convención, puesto que la base primordial sobre la que se sustenta el contrato
reside en el consentimiento manifestado por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 21 de
junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

Comete una falta el banco que embarga retentivamente a un supuesto fiador


solidario de un préstamo, persona cuya firma nunca fue verificada por las
autoridades bancarias y que resultó ser falsa, lo que constituye una
negligencia incompatible con la naturaleza misma de las operaciones
comerciales a las que se dedica, ya que, al realizar cualquier préstamo, ya sea
con o sin garantía o garante, la entidad o persona que efectúa la operación se
encuentra en la obligación de exigir la presentación de documentos que
avalen la identidad de las personas involucradas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo
de 2012, núm. 73, B. J. 1216.

Compromete su responsabilidad civil el banco que ejerce un derecho


persiguiendo no la satisfacción de un interés serio y legítimo, sino con la
intención de perjudicar al embargante de una cuenta, haciendo interminables
los procesos para evadir la obligación de pago a su cargo contenida en una
sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 85, B. J. 1216.

Comete una falta el banco que da información errónea a un sucesor sobre el


certificado financiero de su causante. SCJ, 1.ª Sala, 7 de noviembre de 2007,
núm. 1, B. J. 1164, pp. 165-173.

Incurre en responsabilidad el banco que se cobra unilateralmente la deuda de


una persona de la cuenta que tiene su madre en el banco, sin ninguna
autorización de esta. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 69, B. J.
1239.
Concepto

Se entiende por falta un error de conducta que no habría sido cometido por
una persona normal en igualdad de condiciones exteriores. SCJ, 1.ª Cám., 10
de diciembre de 2003, núm. 2, B. J. 1117, pp. 67-77.

Comete una falta la persona que no procede como lo haría una persona
cuidadosa colocada en las mismas circunstancias. SCJ, Cámaras Reunidas, 8
de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 17-44.

La inobservancia de una disposición legal constituye una falta que puede


comprometer la responsabilidad del infractor. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de
2003, núm. 3, B. J. 1110, pp. 118-128.
Concubinos

El hecho de que un concubino expulse del hogar a su concubina sin sus


bienes no tipifica una falta generadora de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
diciembre de 2012, núm. 11, B. J. 1225.
Embargo retentivo

Constituye una falta de carácter cuasidelictual el trabar sin título que lo


justifique un embargo retentivo u oposición en perjuicio de una persona. SCJ,
1.ª Cám., 22 de febrero de 2006, núm. 26, B. J. 1143, pp. 205-211.

Constituye una falta el embargar, aun con autorización judicial, las cuentas
bancarias de una persona que no es deudora del embargante, sino socio de la
compañía que sí es deudora. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 60, B.
J. 1216.
Obligación de los jueces

Los jueces del fondo deben expresar en su motivación en qué consiste la falta
cometida que ha causado el daño; no es suficiente indicar que la víctima ha
experimentado “incertidumbre en el manejo de las operaciones societarias”,
lo que constituye una motivación vaga e insuficiente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
noviembre de 2005, núm. 10, B. J. 1140, pp. 148-153.
Responsabilidad civil contractual

En materia de responsabilidad civil contractual, basta con que se demuestre la


inejecución o la ejecución defectuosa de la obligación por el deudor para
presumir que este ha cometido una falta y así comprometer su
responsabilidad civil, salvo que este pruebe que existe una causa extraña que
no le es imputable. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 57, B. J. 1239;
1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 45, B. J. 1235; 1.ª Cám., 9 de octubre
de 2002, núm. 17, B. J. 1103, pp. 158-163.

La prueba de una falta del deudor por parte del acreedor no es una condición
de la responsabilidad civil contractual. El solo hecho de que el resultado
prometido no se ha cumplido obliga al deudor a reparar el daño sufrido por el
acreedor. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

Comete una falta la agencia de cambio de dólares que retiene por dos meses y
cuatro días el valor de dos cheques emitidos a su favor para ser cambiados.
En el caso, el perjuicio queda caracterizado por la indisponibilidad de la suma
retenida de manera injustificada y la ausencia de los beneficios que esta suma
pudo proporcionar a su dueño en el lapso de la retención. SCJ, 1.ª Sala, 2 de
mayo de 2012, núm. 8, B. J. 1218.
FALTA DE BASE LEGAL

V. casación.
FALTA DE LA VÍCTIMA

V. también causas eximentes de responsabilidad.

En materia de responsabilidad civil, el demandado puede liberarse de


responsabilidad si demuestra la existencia de una causa extraña que justifique
su comportamiento erróneo. Son reconocidas como causas eximentes de
responsabilidad el hecho de la víctima, la fuerza mayor o caso fortuito, y el
hecho de un tercero. SCJ, 1.ª Cám., 1 de junio de 2011, núm. 3, B. J. 1207.

La falta de la víctima puede ser una de las causas o la causa exclusiva del
daño. Los jueces del fondo tienen la obligación de examinar si la pretendida
víctima de un daño comete a su vez alguna falta que pueda redimir al
demandado o si el perjuicio sufrido es la consecuencia de fallas
concomitantes del autor del hecho y de la víctima. SCJ, 1.ª Cám., 1 de junio
de 2011, núm. 3, B. J. 1207.

El hecho de la víctima no puede ser retenido a menos que tenga un lazo de


causa a efecto con el daño, pues ese hecho de la víctima, aunque sea culposo,
si no ha contribuido en la realización del perjuicio, no tiene la menor
relevancia. En la especie, la Suprema Corte de Justicia consideró que el
hecho de que la víctima haya orinado sobre un transformador eléctrico, cuya
explosión le causó quemaduras, pudo ser un hecho esencial de la causa. SCJ,
1.ª Cám., 1 de junio de 2011, núm. 3, B. J. 1207.

La víctima que, al socorrer al chofer de un camión accidentado, se mantiene


próximo a este sin reparar en que el camión derramaba gasolina y estaba
incendiado, y no se aleja oportunamente del lugar como lo hicieron las demás
personas que estaban socorriendo al chofer accidentado, comete una falta
grave que exonera al dueño del camión de toda responsabilidad por el daño
que le causó la explosión del camión. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm.
6, B. J. 1218.

La noción jurídica de la falta exclusiva de la víctima exige que esa falta tenga
una influencia decisiva en la ocurrencia del daño y que sea única y
exclusivamente imputable a la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012,
núm. 6, B. J. 1218.
No incurre en responsabilidad un hotel, sobre la base del deber de seguridad,
por las lesiones sufridas por un huésped que sufre una caída dentro de la
habitación que ocupa, al levantarse de manera intempestiva de la cama donde
dormía, cuyas condiciones locativas nunca fueron objetadas por el
accidentado. SCJ, 1.ª Sala, 3 de agosto de 2011, núm. 1, B. J. 1209.
FAMILIA

V. actas del estado civil, bien de familia, comunidad legal de bienes,


concubinato, consejo de familia, filiación, menores, partición, sucesión,
reserva hereditaria.
FALTA DE MOTIVOS

V. casación.
FARMACIA

Compromete su responsabilidad la farmacia que vende a un cliente una


medicina distinta a la indicada en la receta médica (Feltram por Flextrán), la
cual, al ingerirla, le causó graves daños al cliente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo
de 2012, núm. 100, B. J. 1216.
FECHA CIERTA

V. también prueba.

La regla del artículo 1328 del Código Civil sobre cuándo adquieren los actos
bajo firma privada fecha cierta se aplica no solo a los actos sinalagmáticos
sino también a los actos unilaterales, como los recibos y descargos. SCJ, 1.ª
Cám., 3 de septiembre de 2002, núm. 2, B. J. 1114, pp. 42-54.

La regla del artículo 1328 del Código Civil sobre cuándo adquieren los actos
bajo firma privada fecha cierta se aplica al contrato de transacción, aun sea
este convenido entre comerciantes. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de enero de
2009, núm. 2, B. J. 1190.

La regla relativa al registro de los actos bajo firma privada, en cuya


clasificación entran los recibos y descargos, según las disposiciones del
artículo 1328 del Código Civil, es para otorgar fecha cierta al documento de
cuyo registro se trate, así como para hacerlo oponible a terceros. La regla no
es aplicable, por tanto, cuando la litis no involucra a un tercero ni cuando ni
la fecha ni el contenido del documento han sido objetados. SCJ, 1.ª Sala, 1 de
febrero de 2012, núm. 16, B. J. 1215.

Los actos notariales auténticos tienen fecha cierta sin necesidad de ser
registrados a ese propósito, aun cuando por otras razones los documentos
notariales deban ser registrados obligatoriamente. SCJ, 1.ª Cám, 14 de
septiembre de 2005, B. J. 1138, pp. 118-123.

Los documentos comerciales requieren de la formalidad del registro para


tener fecha cierta frente a los terceros, pese a la libertad de pruebas
establecida por el artículo 109 del Código de Comercio. SCJ, Cámaras
Reunidas, 14 de enero de 2009, núm. 2, B. J. 1178.

El adquiriente del derecho de propiedad de un vehículo de motor está


obligado a realizar el correspondiente traspaso ante la Dirección General de
Impuestos Internos para que su derecho sea oponible a terceros o, por lo
menos, registrar su contrato en el registro civil para dotarlo de fecha cierta.
Sin embargo, la falta de registro no limita, suspende ni aniquila la eficacia y
oponibilidad del contrato de compraventa entre las partes que lo suscribieron.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 69, B. J. 1216.

La persona a cuyo nombre figure matriculado un vehículo se presume


comitente de quien lo conduce. Esta presunción solo admite la prueba en
contrario cuando se pruebe una de las características siguientes: a) que la
solicitud de traspaso ha sido depositada, antes del accidente de que se trate,
en la oficina a cuyo cargo esté la expedición de las matrículas; b) cuando se
pruebe mediante un documento dotado de fecha cierta que antes del
accidente el vehículo había sido vendido o traspasado o arrendado; c) cuando
se pruebe que el vehículo ha sido objeto de un robo antes del accidente. SCJ,
Cámaras Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 78-89; 1.ª
Sala, 18 de enero de 2012, núm. 36, B. J. 1214.
FIANZA

Según el artículo 2021 del Código Civil, no procede la demanda contra el


fiador sin poner en causa al deudor principal, a menos que el fiador haya
renunciado a este beneficio o esté obligado solidariamente con el deudor.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 48, B. J. 1223.
FIANZA JUDICATUM SOLVI

La fianza judicatum solvi establecida en el artículo 16 del Código Civil es


inconstitucional. Vulnera los siguientes principios que integran el bloque de
la constitucionalidad: a) el principio de igualdad de todos ante la ley, b) el
principio de acceso a la justicia, y c) el principio de razonabilidad, por
carecer de utilidad. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 166, B. J.
1215.

No procede la fianza judicatum solvi en materia de referimiento. SCJ, 1.ª


Cám., 26 de agosto de 2009, núm. 53, B. J. 1185.
FIJACIÓN DE AUDIENCIA

V. audiencia, avenir.
FIJACIÓN DE SELLOS

V. partición, sucesión.
FILIACIÓN

V. también acta del estado civil, menores, partición, reserva hereditaria,


sucesión.
Concepto

La filiación natural o legítima establece el vínculo de parentesco que


identifica a una persona respecto a su madre o a su padre, lazo este que le
asigna al individuo su lugar personal en el seno de un grupo familiar y
determina un estado civil, y que comporta, tanto en el ámbito personal como
patrimonial del individuo, un conjunto de derechos y obligaciones. La
determinación de la filiación consolida la identidad del ser humano,
permitiéndole conocer no solo sus orígenes, sino también su nombre, derecho
este que se encuentra consagrado en el numeral 7 del artículo 55 de la
Constitución. SCJ, Salas Reunidas, 25 de agosto de 2010, núm. 17, B. J.
1197.
Demanda en reconocimiento o desconocimiento de paternidad

En una demanda en reconocimiento de paternidad, cuya acción tiene


naturaleza de orden público y con efectos erga omnes, si no todas las
personas interesadas han sido emplazadas, los jueces, en lugar de declarar
inadmisible la demanda o el recurso, tienen el deber de procurar que todas las
personas que puedan poseer un vínculo de interés común en el proceso
intervengan, sea voluntariamente u ordenando su puesta en causa, alcanzando
ese deber a las partes en causa, quienes deben llamar al proceso a todos
aquellos que consideren tener un interés. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
números 101 y 102, B. J. 1216.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


demanda en desconocimiento y reconocimiento de paternidad, si el recurrente
ha emplazado a una o varias de las partes contrarias y no lo ha hecho con
respecto a las demás, el recurso de casación debe ser declarado inadmisible
con respecto a todas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 54, B. J.
1216.
Derecho fundamental

El derecho a la dignidad humana y el derecho al apellido del padre son


derechos fundamentales que se encuentran tutelados en la Constitución de la
República y en los tratados que forman parte del bloque de la
constitucionalidad. TC/0059/13, 15 de abril de 2013.

La determinación de la paternidad constituye una parte esencial del derecho a


la identidad que el Estado se encuentra obligado a salvaguardar, al igual que
los demás derechos familiares que se encuentran en mayor o menor medida
vinculados a este, tales como el derecho a la protección integral de la familia,
el derecho a la filiación, el derecho a un nombre, el derecho a la patria
potestad y a la tenencia de los hijos. El derecho a la identidad del ser humano
constituye un derecho fundamental, irrenunciable, inalienable e inmutable,
que depende, esencialmente, del establecimiento de la verdadera filiación del
individuo. SCJ, 1.ª Sala, 11 de mayo de 2011, núm. 9, B. J. 1206.

Los derechos a la investigación judicial de paternidad y a la filiación están


consagrados en el artículo 18 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, que define el derecho al nombre, según el cual, “toda persona
tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de uno
de ellos”. SCJ, 1.ª Sala, 17 de agosto de 2011, núm. 23, B. J. 1209.

Los menores, al igual que toda persona, tienen derecho al apellido del padre y
de la madre, así como a conocer la identidad de estos, conforme al artículo 55
numeral 7 de la Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 53, B. J.
1217.

El tipo de relación escogido por los padres no puede impedir el derecho a la


preservación de la identidad del menor y su derecho a llevar el apellido de
sus progenitores, de acuerdo con el artículo 7 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, a cuyo tenor el niño será inscrito inmediatamente después
de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir
una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer sus padres y ser
cuidados por ellos. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 53, B. J. 1217.
Filiación materna

Dentro del ámbito de la filiación, sea natural o legítima, el reconocimiento y


la consecuente inscripción de nacimiento sirve para probar, cuando es hecho
por la madre, la circunstancia biológica del parto, prueba que no es ni prueba
inobjetable ni inexpugnable, puesto que siempre cabe posibilidad de que ese
reconocimiento no se corresponda con la realidad. El reconocimiento ad
matrem como prueba por excelencia del parto y, por consiguiente, de la
filiación materna, admite prueba en contrario, inclusive hasta por
presunciones. SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.
Filiación paterna

Según el artículo 2 de la Ley 985 de 1945, la filiación natural se establece,


respecto del padre, por el reconocimiento o por decisión judicial. SCJ, 1.ª
Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 14, B. J. 1187, pp. 201-214.

El reconocimiento paterno es válido cuando el padre se presenta


personalmente a reconocer a su hijo o cuando se presentan sus ascendientes,
en caso de muerte o incapacidad de aquel, o cuando se establece por la vía
judicial. No hay reconocimiento cuando quien declara al niño es un tercero
quien no es su padre; en la especie, un sacerdote. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero
de 2014, núm. 45, B. J. 1239.
El reconocimiento legalmente establecido es un modo de demostración de la
filiación de una persona. Tiene un carácter meramente declarativo, no
atributivo, y, por tanto, tiene efecto retroactivo a las fechas de la concepción
y del nacimiento del hijo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2001, núm. 11, B. J.
1085, pp. 92-101.

La demanda en nulidad de un acta de nacimiento no puede suprimir per se la


filiación paterna ni el reconocimiento de paternidad que ella avala. Es
necesario interponer una acción en impugnación de reconocimiento de
paternidad. SCJ, 1.ª Sala, 1 de septiembre de 2010, núm. 3, B. J. 1198.
Ley aplicable a la acción en investigación de paternidad

Según el artículo 486 de la Ley 136-03, sus disposiciones “se aplicarán a


todos los casos en curso de conocimiento”. En consecuencia, la ley que debe
aplicarse a la acción en investigación de paternidad no es la que regía al
momento del nacimiento del hijo o hija ni aquella que era aplicable al
momento de iniciarse la demanda, sino la vigente al momento del fallo, pese
al principio procesal de que toda decisión jurisdiccional debe reputarse como
pronunciada en la época en que se inició la controversia judicial. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 121, B. J. 1228.

La Ley 136-03, que consagra la igualdad entre los hijos, beneficia y es


aplicable a los hijos nacidos de una relación consensual que hayan iniciado su
acción en reclamación de paternidad después de su entrada en vigor, aunque
sus nacimientos hayan ocurrido estando vigente la Ley 985 de 1945, que
establecía un plazo de prescripción de cinco años para ejercer dicha acción.
SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 84, B. J. 1239; 24 de abril de
2013, núm. 131, B. J. 1229. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 21 de
septiembre de 2011, núm. 21, B. J. 1210; 17 de agosto de 2011, núm. 23, B.
J. 1209.

La ley aplicable a la acción en reconocimiento de paternidad es la ley


personal. Según el artículo 3 del Código Civil, las leyes sobre el estado y la
capacidad están ligadas a las personas, quienes se encuentran sometidas a
esas leyes no solo en su país de origen, sino también fuera de él. En
consecuencia, la acción en reconocimiento de paternidad de un
puertorriqueño ha de regirse por la ley del Estado Libre Asociado de Puerto
Rico, aun cuando en dicha ley se establezcan condiciones de plazo diferentes
a las vigentes en la República Dominicana. SCJ, Pleno, 10 de mayo de 2006,
núm. 9, B. J. 1146, pp. 69-77.
Legitimación

La legitimación de un hijo natural solo surte efecto jurídico respecto de la


madre si esta ha parido el hijo legitimado en unión concubinaria con su futuro
marido. SCJ, 3.ª Cám., 4 de enero de 2006, núm. 1, B. J. 1142, pp. 799-809.

No surte efectos jurídicos respecto de la madre la legitimación hecha de una


persona ya declarada como hijo de otra madre. Respecto del padre, la
legitimación vale reconocimiento. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013,
núm. 13, B. J. 1234.
Poder activo de los jueces

Los jueces de la jurisdicción de niños, niñas y adolescentes gozan de un papel


activo dentro del proceso judicial, condicionado a la protección del interés
superior de los niños. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 61, B. J.
1223.
Posesión de estado

La filiación no solo se establece por el hecho del nacimiento y la prueba del


ADN, sino también por la posesión de estado. SCJ, Salas Reunidas, 25 de
septiembre de 2013, núm. 8, B. J. 1234.

La posesión de estado es una cuestión de hecho de la soberana apreciación de


los jueces del fondo que no puede ser censurada en casación, salvo
desnaturalización. SCJ, Salas Reunidas, 5 de marzo de 2014, núm. 1, B. J.
1240.

Conforme al artículo 322 del Código Civil, no es posible impugnar una


posesión de estado corroborada por el acta de nacimiento. La filiación así
establecida tiene un carácter irrefragable, es decir, juris et de jure, y, por
consiguiente, no admite la prueba en contrario, incluso la del ADN. SCJ, 1.ª
Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 7, B. J. 1218.

Una vez verificada la existencia de los elementos que configuran la posesión


de estado, queda sin objeto el pedimento de la prueba del ADN. SCJ, Salas
Reunidas, 25 de septiembre de 2013, núm. 8, B. J. 1234.
Prescripción

La acción en reconocimiento de paternidad es imprescriptible, conforme al


párrafo III del artículo 63 de la Ley 136-03. TC/0059/13, 15 de abril de 2013;
SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 62, B. J. 1240; 12 de febrero de
2014, núm. 30, B. J. 1239; 24 de abril de 2013, núm. 131, B. J. 1229; 17 de
octubre de 2012, núm. 64, B. J. 1223; 11 de julio de 2012, núm. 23, B. J.
1220; 28 de marzo de 2012, núm. 136, B. J. 1216; 21 de marzo de 2012,
números 101 y 102, B. J. 1216.

El artículo 328 del Código Civil, que dispone que la acción de reclamación
de estado es imprescriptible con relación al hijo, se aplica a los hijos nacidos
de una relación consensual aunque forme parte del capítulo II, título VII, del
Código Civil, cuyo epígrafe expresa: “De la prueba de la filiación de los hijos
legítimos”. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 84, B. J. 1239; 24 de
abril de 2013, núm. 131, B. J. 1229.
Presunción del artículo 312 del Código Civil y el ADN

La prueba de ADN, nombre genérico con que se designa el ácido


desoxirribonucléico, sustancia responsable de transmisión de los caracteres
hereditarios, es un elemento fundamental en las investigaciones forenses,
biológicas, médicas, de ingeniería genética y en todo estudio científico en el
que se hace necesario un análisis genético, y constituye, por tanto, la manera
más precisa y concluyente de determinar la paternidad, relegando a un
segundo plano la presunción de paternidad del artículo 312 del Código Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 53, B. J. 1217.

Los jueces no deben regirse por presunciones en materia de paternidad; deben


ordenar la prueba del ADN. Los progresos de la medicina han modificado el
uso de sistemas clásicos que reposan en presunciones. La prueba del ADN,
que permite identificar al padre con una probabilidad cercana a la
certidumbre de un 99 %, puede ser ordenada, incluso de oficio, por el
tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm. 1, B. J. 1169, pp. 75-84.

La presunción irrefragable del artículo 312 del Código Civil y la prohibición


de reconocimiento de los hijos nacidos de una unión incestuosa o adulterina,
prevista en el artículo 335 del mismo código, son normas que discriminan al
menor y contravienen el artículo 5 de la Constitución, así como el artículo 7
de la Convención sobre los Derechos del Niño. La prueba del ADN, que
permite identificar al padre con una probabilidad cercana a la certidumbre de
un 99 %, no puede ser excluida sobre la base de dichas disposiciones. SCJ,
1.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 18, B. J. 1146, pp. 200-212,

La presunción del artículo 312 del Código Civil admite prueba en contrario,
es decir, es juris tantum. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 53, B. J.
1217.
Prueba

El acta de nacimiento de una persona, regularmente instrumentada y expedida


por el oficial del estado civil correspondiente, es la prueba legal por
excelencia para probar la filiación. SCJ, Salas Reunidas, 5 de marzo de 2014,
núm. 1, B. J. 1240.

A falta de acta de nacimiento, la Ley 659 sobre Actos del Estado Civil
permite aportar otros medios que podrían arribar a los mismos resultados,
como lo es la posesión de estado no controvertida y otros documentos que
posibiliten, como principio de prueba por escrito, que a partir de ellos se
pueda iniciar una investigación de paternidad. SCJ, Salas Reunidas, 5 de
marzo de 2014, núm. 1, B. J. 1240.

La prueba de la filiación está sujeta a las disposiciones del Código Civil, que
exigen la presentación de los actos del estado civil. La filiación natural
respecto del padre debe probarse por el reconocimiento voluntario de este o
por decisión judicial. SCJ, 3.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 12, B. J.
1147, pp. 1569-1576.

La determinación de la verdadera filiación del individuo depende actualmente


de los resultados de la prueba de ADN, la cual ha pasado a constituir un
elemento fundamental en las investigaciones para determinar la paternidad
más allá de toda duda razonable. La prueba de la filiación estuvo apoyada
durante largo tiempo sobre el empirismo y las presunciones hechas por la ley
y los jueces sin carácter científico. SCJ, 1.ª Sala, 11 de mayo de 2011, núm.
9, B. J. 1206; 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 37, B. J. 1176, pp.
336-345; 24 de mayo de 2006, núm. 18, B. J. 1146, pp. 200-212.

La prueba de ADN, nombre genérico con que se designa el ácido


desoxirribonucléico, sustancia responsable de transmisión de los caracteres
hereditarios, es un elemento fundamental en las investigaciones forenses,
biológicas, médicas, de ingeniería genética y en todo estudio científico en el
que se hace necesario un análisis genético, y constituye, por tanto, la manera
más precisa y concluyente de determinar la paternidad, relegando a un
segundo plano la presunción de paternidad del artículo 312 del Código Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 53, B. J. 1217.
La prueba de ADN es la manera más precisa y concluyente de determinar la
paternidad. Procede utilizarla cuando, como en la especie, la sentencia de
ratificación de la declaración tardía de nacimiento no se encuentra en los
archivos del tribunal que la dictó. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm.
40, B. J. 1233.

Cuando la prueba de ADN expresa un grado de certeza mínima de 99.73 %,


este porcentaje corresponde a una paternidad prácticamente probada y le
confiere a la prueba un carácter autónomo y absoluto. Solo en los casos en
que no se alcance ese 99.73 % debe el juez solicitar la realización de pruebas
adicionales, sean de ADN o de otros sistemas genéticos, hasta alcanzar una
probabilidad mayor a la señalada o más de dos exclusiones entre el presunto
padre y el hijo o hija. Cualquier valor superior al 99.73% corresponde a una
paternidad prácticamente probada, criterio consagrado por la jurisprudencia
tanto nacional como internacional. SCJ, 1.ª Cám., 2 de septiembre de 2009,
núm. 1, B. J. 1186.

El tribunal puede ordenar la prueba de ADN e, incluso, dictar orden de


conducencia contra la parte que no comparezca al laboratorio designado para
practicarla. SCJ, 1.ª Sala, 11 de mayo de 2011, núm. 9, B. J. 1206.

Cuando la cuestión de la filiación no constituye un debate directo, sino una


cuestión de daños y perjuicios, la prueba del parentesco es libre y no está
sujeta a ninguna restricción. Son admisibles, por tanto, al tenor del artículo 46
del Código Civil, todos los documentos públicos o privados y los
testimonios. SCJ, Cámaras Reunidas, 24 de octubre de 2007, núm. 10, B. J.
1163, pp. 89-96.

Le incumbe a la parte interesada aportar la documentación en la que sustenta


su pretendida filiación. SCJ, 1.ª Cám., 25 de marzo de 2008, núm. 17, B. J.
1168, pp. 235-243.
Reconocimiento

El reconocimiento de un hijo no destruye automáticamente su paternidad


legítima. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2003, núm. 21, B. J. 1115, pp. 322-
333.

El reconocimiento legalmente establecido es un modo de demostración de la


filiación de una persona. Tiene un carácter meramente declarativo, no
atributivo, y, por tanto, tiene efecto retroactivo a las fechas de la concepción
y del nacimiento del hijo. Los hijos naturales reconocidos pueden reclamar la
sucesión de su padre, aun cuando esta se haya abierto antes de la fecha de su
reconocimiento. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2002, núm. 11, B. J. 1085, pp.
97-104; 25 de abril de 2001, núm. 11, B. J. 1085, pp. 92-101.

Cuando el padre se presenta personalmente ante el oficial de Estado Civil y


declara el nacimiento de una criatura y, al propio tiempo, que esa criatura es
hija natural de la persona declarante, está expresando su voluntad de
reconocerlo como hijo suyo, salvo los problemas de identidad que puedan
surgir en relación con el declarante o con la criatura declarada. SCJ, 1.ª Cám.,
27 de mayo de 2009, núm. 65, B. J. 1182.

La abuela paterna puede reconocer a su nieto si han muerto el padre y el


abuelo paterno del hijo natural. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 14,
B. J. 1187, pp. 201-214.

El artículo 7 de la Ley 985 de 1945, que restringe la declaración judicial de


paternidad en caso de hijos adulterinos, ha sido implícitamente derogada por
la Ley 14-94 que creó el Código para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes. Los hijos, ya sean nacidos de una relación consensual, de un
matrimonio o adoptados, gozan de iguales derechos y calidades incluyendo
los relativos al orden sucesorio. La madre podrá proceder a demandar
judicialmente el reconocimiento de un hijo o hija desde su nacimiento hasta
su mayoría de edad, y en caso de fallecimiento del padre, la acción podrá ser
interpuesta contra sus herederos. SCJ, 1.ª Cám., 4 de octubre de 2006, núm.
1, B. J. 1151, pp. 119-125.
FINANCIERAS

V. empresas financieras.
FLUIDO ELÉCTRICO

V. empresas eléctricas, responsabilidad civil por el hecho de las cosas


inanimadas.
FONDO DE COMERCIO

El fondo de comercio, llamado comúnmente punto comercial, comprende el


conjunto de derechos y bienes muebles —como la clientela, el renombre,
derecho a la locación, nombre comercial, enseña, patente de invención, marca
de fábrica, materia prima, mercaderías, entre otras— perteneciente a un
comerciante, que le permite la realización de sus operaciones comerciales. El
fondo de comercio no solo comprende objetos materiales y mercancías, sino
también la clientela y el nombre comercial, cuya tradición manual es
imposible. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 210, B. J. 1215.

La clientela es un elemento indispensable para la existencia de un fondo de


comercio. Ante la ausencia de un régimen legal que tipifique en nuestro
derecho el fondo de comercio, este se rige por las reglas del derecho común
en lo que respecta a la fuerza del vínculo obligatorio y la relatividad de los
efectos de los contratos. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 210, B. J.
1215.

Los derechos que posee el propietario de un fondo de comercio en un local


arrendado son distintos al derecho de propiedad del inmueble donde haya
sido instaurado. Un contrato de venta de punto comercial en el cual el
propietario del inmueble no ha sido parte no le es oponible a este, en virtud
del principio de la relatividad de los contratos, establecido en el artículo 1165
del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 210, B. J. 1215.
FONDO DE GARANTÍA DE INMUEBLES REGISTRADOS

Si el registro de títulos incurre en un error al transferir a una sociedad una


porción mayor en una parcela de la que le corresponde y esta sociedad
transfiere a terceros adquirientes a título oneroso y de buena fe todos sus
derechos en esa parcela, la persona perjudicada por esa transferencia irregular
está legalmente impedida de recuperar sus derechos, pero puede incoar una
acción ante el Fondo de Seguros, así como reclamar los daños y perjuicios
sufridos contra la sociedad. SCJ, Cámaras Reunidas, 13 de febrero de 2008,
núm. 7, B. J. 1167.
FONDO DE PENSIONES Y JUBILACIONES

V. Ley 6-86 sobre Fondo de Pensiones de los Trabajadores de la


Construcción
FOTOCOPIAS
Casación

Las fotocopias depositadas en casación no hacen plena fe de su contenido por


sí mismas ni pueden ser admitidas como medios de prueba fehacientes. SCJ,
1.ª Cám., 25 de febrero de 2004, núm. 34, B. J. 1119, pp. 295-301.
Fotocopias de documentos esenciales

No procede la inadmisión del recurso de apelación sobre la base de que el


recurso y la sentencia apelada han sido depositados en fotocopias si dichos
actos no son negados ni desconocidos por las partes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo
de 2013, núm. 3, B. J. 1230.

El hecho de que los documentos depositados sean simples fotocopias no es


suficiente para justificar su exclusión de los debates si se trata de documentos
esenciales para poner al tribunal en condiciones de decidir; en la especie, se
depositó una fotocopia certificada por un notario público en los Estados
Unidos con la cual se pretendía demostrar la irregularidad de la notificación
de una sentencia y la admisibilidad del recurso de apelación interpuesto
contra ella. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 33, B. J. 1231.
Fotocopias no objetadas

Los documentos presentados en fotocopias que no son objetadas por la parte


a quien se le oponen tienen valor probatorio y los jueces pueden basar sus
fallos en ellos. SCJ, 3.ª Cám., 14 de noviembre de 2007, núm. 15, B. J. 1164,
pp. 1288-1294.

Los jueces del fondo pueden estimar plausible el valor probatorio de las
fotocopias si la contraparte no invoca su falsedad, sino que se limita a restarle
eficacia a su fuerza probatoria, sin negar su autenticidad intrínseca. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de junio de 2013, núm. 89, B. J. 1231; 13 de febrero de 2013, núm.
28, B. J. 1227.

La corte de apelación no debe rechazar el recurso de apelación por el mero


hecho de que en el expediente solo se ha depositado una fotocopia de la
sentencia apelada si ninguna de las partes cuestionó la credibilidad y
fidelidad al original de dicha fotocopia. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012,
núm. 6. B. J. 1219.

No procede la inadmisión del recurso de apelación sobre la base de que el


recurso de apelación y la sentencia apelada han sido depositados en
fotocopias si dichos actos no son negados ni desconocidos por las partes.
SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230.
Poder discrecional de los jueces

Es atribución exclusiva de los jueces de fondo, dentro de su poder soberano


de apreciación, deducir las consecuencias que se derivan de las fotocopias, lo
cual escapa a la casación, salvo desnaturalización. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril
de 2012, núm. 57, B. J. 1217; 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 2, B. J.
1100, pp. 108-116.
Si la fotocopia presentada constituye el documento base para determinar la
admisibilidad de la demanda, el tribunal debe, en ausencia de pedimento de
parte interesada, ordenar de oficio el depósito del original o copia certificada
del documento que figuraba en fotocopia, a fin de realizar la verificación
correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de marzo de 2011, núm. 14, B. J. 1204; 3.ª
Cám., 22 de junio de 2005, núm. 32, B. J. 1135, pp. 1167-1177.

Si el vendedor reconoce haber otorgado el acto de venta a favor del


comprador, el tribunal, si no puede admitir el documento que lo contiene
porque ha sido depositado en fotocopia, debe ordenar las medidas de lugar a
fin de que se depositara el original o una copia certificada de dicho
documento. SCJ, 3.ª Cám. 22 de junio de 2005, núm. 32, B. J. 1135, pp.
1167-1177.
Principio de prueba por escrito

Las fotocopias, en principio, están desprovistas de valor jurídico, a menos


que se acompañen de otros medios de prueba complementarios que sirvan
para formar la convicción del juez. SCJ, Pleno, 3 de junio de 2008, núm. 1, B.
J. 1171, pp. 3-6; 1.ª Sala, 16 de marzo de 2011, núm. 14, B. J. 1204; 1.ª
Cám., 10 de noviembre de 2004, núm. 2, B. J. 1128, pp. 152-159; 9 de
octubre de 2002, núm. 19, B. J. 1103, pp. 169-174; 3.ª Cám.,4 de enero de
2006, núm. 3, B. J. 1142, pp. 819-822; 22 de junio de 2005, núm. 32, B. J.
1135, pp. 1167-1177; 19 de marzo de 2003, núm. 18, B. J. 1108, pp. 185-192.

Aunque las fotocopias no constituyen una prueba idónea, ello no impide que
los jueces de fondo aprecien su contenido y, unido dicho examen a otros
elementos de juicio presentes en el caso sometido a escrutinio, deduzcan las
consecuencias pertinentes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 18, B. J.
1223; 20 de junio de 2012, núm. 46, B. J. 1219; 7 de marzo de 2012, núm.
35, B. J. 1216; 1.ª Cám., 10 de noviembre de 2004, núm. 2, B. J. 1128, pp.
152-159.

Las fotocopias constituyen un principio de prueba por escrito si no muestran


signos de alteración. SCJ, 3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 35, B. J.
1223.
Secretaría

La secretaría del tribunal no tiene potestad para establecer válidamente si un


documento fotocopiado se corresponde exactamente con su original; dicha
facultad es privativa de la soberana apreciación de los jueces, conforme a los
artículos 1334 y 1335 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 10 de noviembre de
2004, núm. 2, B. J. 1128, pp. 1852-159.
FOTOGRAFÍAS

Las fotografías no constituyen por sí solas un medio de prueba; solo pueden


ser aceptadas de manera complementaria a otra u otras pruebas que sirvan de
orientación al juez, quien, valorando el conjunto de pruebas producidas,
podría dar por probado el hecho alegado. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003,
núm. 6, B. J. 1112, pp. 85-90; 22 de mayo de 2002, núm. 7, B. J. 1098, pp.
109-114.
FRAUDE

V. también adquiriente a título oneroso y de buena fe, mala fe, revisión por
causa de fraude.

La apreciación del carácter fraudulento o no de una operación corresponde al


poder soberano de los jueces del fondo. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012,
núm. 65, B. J. 1217.

La hipoteca consentida por el adquiriente de un inmueble, quien lo obtuvo de


una persona que falsificó la firma del propietario original, no es válida, en
virtud del adagio jurídico conocido y aceptado desde la época del derecho
romano de que “el fraude lo corrompe todo”. El prestatario no puede dar en
garantía un inmueble que no le pertenece, según al artículo 2124 del Código
Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 35, B. J. 1222.

En materia de muebles, el principio es que la posesión vale título y que, en


consecuencia, el poseedor de unos bonos al portador, adquiridos por compra,
no tiene que establecer ninguna prueba para considerarse propietario, ya que
su posesión le confiere la propiedad. Sin embargo, es posible anular dicha
venta probando que la trasmisión de dichos instrumentos al portador fue el
producto de un fraude. SCJ, 1.ª Cám., 11 de abril de 2007, núm. 7, B. J.
1157, pp. 74-86.
FUERZA MAYOR

V. también causas eximentes de responsabilidad civil.

Para liberar al deudor de su obligación, la fuerza mayor debe tener el carácter


de irresistible e imprevisible, de tal manera que coloque al deudor en la
imposibilidad de cumplir. SCJ, 1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 1, B.
J. 1093, pp. 33-40.

El acontecimiento es imprevisible cuando no existe ninguna razón particular


para pensar que este puede producirse; es irresistible cuando crea una
imposibilidad absoluta de cumplimiento, no una simple dificultad. SCJ,
Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2, B. J. 1135, pp. 17-44.

Un hecho es considerado como imprevisible e inevitable y, por lo tanto,


liberatorio de responsabilidad, cuando el demandado ha actuado conforme a
la prudencia, leyes y reglamentos exigidos para evitar el daño. SCJ, 1.ª Sala,
17 de julio de 2013, núm. 86, B. J. 1232; 27 de marzo de 2013, núm. 119, B.
J. 1228.

Un huracán es un acontecimiento irresistible que constituye una fuerza


mayor. SCJ, 1.ª Cám., 14 de diciembre de 2005, núm. 10, B. J. 1141, pp. 188-
195.

La parte que pretenda exonerarse de responsabilidad por fuerza mayor debe


probarla. SCJ, 1.ª Cám., 30 de julio de 2008, núm. 14, B. J. 1172, pp. 276-
284; 14 de diciembre de 2005, núm. 10, B. J. 1141, pp. 188-195.
FUERZA PÚBLICA
V. Abogado del Estado, desalojo.
FUNERARIA

El hecho de que el deceso del contratante que ha pactado un contrato de


servicios fúnebres ocurra fuera de la localidad donde se hizo el contrato no
hace desaparecer las obligaciones de la funeraria de prestar los servicios
contratados. SCJ, 1.ª Cám., 6 de agosto de 2003, núm. 4, B. J. 1113, pp. 79-
86.
FUSIÓN

La fusión de instancias, demandas o procesos judiciales es una cuestión que


corresponde al poder discrecional de los jueces; escapa a la critica de las
partes y a la censura de la casación, salvo desnaturalización de los hechos o
evidente incompatibilidad entre los asuntos o partes involucrados en la
fusión. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J. 1221; 21 de
diciembre de 2011, núm. 47, B. J. 1213; 10 de agosto de 2011, núm. 11, B. J.
1209; 1.ª Cám., 9 de diciembre de 2009, núm. 28, B. J. 1189; 5 de octubre de
2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133; 16 de marzo de 2005, núm. 10, B. J.
1132, pp. 249-260.

La fusión de varias demandas o recursos es una medida de buena


administración de justicia que los jueces pueden soberanamente acoger, a
petición de parte o aun de oficio. Su objeto principal es permitir que los
asuntos fusionados sean decididos por una sola sentencia, aunque conserven
su autonomía en el sentido de ser contestados o satisfechos cada uno en su
objeto e interés. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 50, B. J. 1232; 1.ª
Cám., 27 de noviembre de 2002, núm. 9, B. J. 1104, pp. 88-94.

La fusión de expedientes o recursos es una facultad de los jueces que se


justifica cuando lo aconseja una buena administración de justicia, siempre
que la unificación de expedientes, demandas o recursos interpuestos ante un
mismo tribunal y entre las mismas partes puedan ser decididos, aunque por
disposiciones distintas, por una misma sentencia. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
septiembre de 2012, núm. 7, B. J. 1222; 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
105, B. J. 1228; 1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J. 1221; 22 de febrero de
2012, núm. 152, B. J. 1215; 1 de febrero de 2012, núm. 1, B. J. 1215.

Los jueces de la alzada pueden instruir y conocer, de manera conjunta y en


una misma instancia, varios recursos de apelación interpuestos contra la
misma sentencia, si dichos recursos obedecen a los mismos intereses, aun
cuando los apelantes pretendan ser considerados como partes adversas con
ocasión de cada uno de los recursos ejercidos. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de
2012, núm. 1, B. J. 1221.

La fusión de expedientes no requiere de fórmula sacramental; basta que el


tribunal, aun de oficio, conozca dos o más demandas o recursos y los resuelva
por un solo y único fallo. SCJ, 3.ª Cám., 10 de septiembre de 2008, núm. 10,
B. J. 1174, pp. 445-461.

Los expedientes fusionados conservan su autonomía, en el sentido de que


cada cual debe ser contestado o satisfecho en su objeto e interés, aunque sean
dirimidos por una misma sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm.
50, B. J. 1232; 1.ª Cám., 27 de noviembre de 2002, núm. 9, B. J. 1104, pp.
88-94.

Se pueden fusionar dos recursos de casación interpuestos, el primero, contra


la decisión que rechaza el levantamiento de un embargo retentivo, y el
segundo contra la sentencia que rechaza validar dicho embargo, puesto que
involucran a las mismas partes y ambos asuntos tienen su origen en el mismo
embargo retentivo. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 71, B. J. 1239

No procede la fusión de dos recursos de casación si uno de los expedientes


que se pretende fusionar aún reposa en la secretaría de la Suprema Corte de
Justicia en espera de ser completado por las partes, mediante el depósito de
los documentos requeridos por la ley sobre procedimiento de casación, a fin
de que pueda ser promovida su fijación de audiencia, lo que indica que dicho
expediente no está apto para ser fusionado. Proceder a la fusión en estas
circunstancias retrasaría indebidamente la solución del caso que se encuentra
en condiciones de ser fallado. SCJ, 3.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 50, B.
J. 1219.

No procede la fusión de dos recursos de casación si uno de los expedientes se


encuentra en estado de fallo mientras que el otro ha perimido. SCJ, 1.ª Sala, 3
de mayo de 2013, núm. 23, B. J. 1230.

Las sentencias que ordenan la fusión de expedientes son preparatorias. SCJ,


1.ª Sala, 20 de abril de 2011, núm. 21, B. J. 1205; 1.ª Cám., 26 de abril de
2006, núm. 49, B. J. 1145, pp. 290-295; 25 de junio de 2003, núm. 16, B. J.
1111, pp. 128-133.

Hay omisión de estatuir cuando, frente a la fusión de varios recursos, el


tribunal se limita a ponderar los méritos de uno de ellos. SCJ, 1.ª Cám., 8 de
junio de 2005, núm. 7, B. J. 1135, pp. 119-124.
FUSIÓN DE SOCIEDADES

V. sociedades

G
GARANTÍA

V. fianza, hipoteca, solidaridad, venta de bienes inmuebles.


GRATUIDAD DE JUSTICIA

El principio de la gratuidad de justicia, recogido como uno de los elementos


claves del debido proceso en los artículos 69.1 y 149 de la Constitución,
consiste en que la administración de justicia debe ser esencialmente gratuita,
esto es, que los jueces y demás funcionarios judiciales no sean pagados
directamente por quienes demandan o recurren a los tribunales, sino que es el
Estado quien debe solventar la remuneración de dichos funcionarios. La
gratuidad de la justicia no significa que el legislador, dentro de su poder de
configuración legislativa de los procedimientos jurisdiccionales, no pueda
establecer costas, tasas o impuestos judiciales ni un sistema de garantías
económicas orientado a resguardar el cumplimiento de determinadas
actuaciones procesales. TC/0050/12, 16 de octubre de 2012.
GUARDA DE LAS COSAS INANIMADAS

V. responsabilidad civil por el hecho de las cosas inanimadas.


GUARDA DE MENORES

V. menores.

H
HECHOS DE LA CAUSA

Los jueces del fondo están en el deber de asignar a los hechos de la causa su
verdadera naturaleza y alcance; por ejemplo, determinando que una demanda
en “rescisión” de contrato es realmente una demanda en resolución. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 120, B. J. 1215; 29 de junio de 2011, núm.
30, B. J. 1207.

Aunque corresponde a los jueces del fondo dar a los hechos de la causa su
verdadera denominación jurídica, esta calificación debe realizarse en la
instrucción del proceso, en la cual los jueces deben advertir a las partes que la
normativa alegada por ellos no se corresponde con los hechos fijados en el
proceso, a fin de que estos puedan hacer sus observaciones, puesto que si el
tribunal cambia en la solución del caso la norma que le es aplicable, sin darle
la oportunidad a las partes de pronunciarse al respecto, se violentaría la
inmutabilidad del proceso, así como el derecho de defensa de las partes, y,
en consecuencia, se vería afectado el debido proceso. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 53, B. J. 1230; 24 de abril de 2013, núm. 140, B. J.
1229; 6 de febrero de 2013, núm. 14, B. J. 1227.

Las sentencias deben bastarse a sí mismas, en forma tal que contengan en sus
motivaciones y en su dispositivo, de manera clara y precisa, una relación
completa de los hechos de la causa y una adecuada exposición de derecho
que permita a las partes involucradas en el litigio conocer cabalmente cuál ha
sido la posición adoptada por el tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012,
núm. 48, B. J. 1217.

La falta de base legal supone la ocurrencia de una insuficiente o incompleta


exposición de los hechos de la causa que le impide a la corte de casación
verificar si la ley o el derecho han sido bien o mal aplicados. SCJ, 1.ª Cám.,
14 de junio de 2006, núm. 8, B. J. 1147, pp. 139-151.
HEREDEROS

V. capacidad, calidad, determinación de herederos, inclusión de herederos,


partición, posesión, reserva hereditaria, sucesión.
HIJOS LEGÍTIMOS

V. filiación.
HIJOS MENORES

V. filiación.
HIJOS NATURALES
V. filiación.
HIPOTECA

V. también hipoteca judicial, hipoteca judicial provisional, pacto comisorio


expreso.
Bien indiviso

Según el artículo 2205 del Código Civil, no se puede perseguir el embargo


inmobiliario de un inmueble indiviso antes de la partición o licitación
correspondiente. Sin embargo, nada impide que se acepte como garantía un
inmueble en esas condiciones. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 72,
B. J. 1223.

La hipoteca consentida sobre un bien indiviso es válida. No lo es, sin


embargo, proceder a su ejecución sin antes proceder a la partición del bien.
Comete una falta el banco que ejecuta no solo la parte indivisa de su deudor
hipotecario en un inmueble, sino también las partes indivisas de los demás
coherederos que no eran sus deudores. El banco debió pedir la partición o
licitación del inmueble antes de proceder al embargo inmobiliario de la
propiedad indivisa. SCJ, 1.ª Cám., 5 de septiembre de 2001, núm. 1, B. J.
1090, pp. 27-34.
Cancelación

El registrador de títulos no está facultado por la ley para proceder a la


radiación de una hipoteca ya inscrita, excepto cuando se le ordene por
sentencia o se le requiera por acuerdo entre las partes, conforme al artículo
2160 del Código Civil. SCJ, 3.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 17, B. J.
1113, pp. 761-768.

No basta como motivación para la cancelación de una hipoteca, en el curso de


un procedimiento de embargo inmobiliario, la afirmación de que el acreedor
firmó un recibo de descargo y consintió la cancelación de la hipoteca si
existen otros elementos de prueba, como un reconocimiento de deuda
firmado por el deudor de fecha posterior al descargo, que indican que la
deuda persiste. SCJ, Salas Reunidas, 6 de noviembre de 2013, núm. 1, B. J.
1236.

El acreedor no puede condicionar el otorgamiento de la cancelación de una


hipoteca al pago de los gastos de producción del recibo de descargo, puesto
que dichos gastos corren por cuenta del acreedor y no por cuenta del deudor.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 18, B. J. 1234.
Condominio

La hipoteca que grava un condominio se extiende, de pleno derecho y sin


necesidad de una nueva inscripción, sobre cualquier construcción nueva.
SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio de 2003, núm. 5, B. J. 1111, pp. 57-69.
Demanda en nulidad

Para demandar la nulidad de un contrato de hipoteca, basta con el depósito de


la certificación del registro de títulos correspondiente en que se haga constar
su existencia; no es necesario depositar el contrato en sí. SCJ, 1.ª Sala, 27 de
junio de 2012, núm. 85, B. J. 1219.
Elección de domicilio en la secretaría del tribunal

Es inválida la elección de domicilio en la secretaría del tribunal que se


acostumbra a insertar en los contratos de préstamos hipotecarios. La elección
de domicilio consagrada en el artículo 111 del Código Civil resulta de una
derogación particular de los efectos normales que acarrea el domicilio real,
regla que se encuentra concebida fundamentalmente para garantizar que la
persona tenga conocimiento oportuno de las notificaciones que se le hacen y
que así esta se encuentre en condiciones de ejercer en tiempo hábil sus
medios de defensa. Resulta, por tanto, incongruente con la naturaleza de esta
figura procesal, así como con las reglas y principios que rigen el debido
proceso, que, en un contrato de préstamo con garantía hipotecaria u otro
cualquiera, la elección de domicilio se encuentre predeterminada en un lugar
como la secretaría de un tribunal, que no ofrece seguridades plausibles para
cumplir a cabalidad con su cometido. SCJ, 1.ª Sala, 28 de septiembre de
2011, núm. 33, B. J. 1210. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto
de 2012, núm. 47, B. J. 1221.
Inmueble adquirido con fraude

La hipoteca consentida por el adquiriente de un inmueble, quien lo obtuvo de


una persona que falsificó la firma del propietario original, no es válida, en
virtud del adagio jurídico conocido y aceptado desde la época del derecho
romano de que “el fraude lo corrompe todo”. El prestatario no puede dar en
garantía un inmueble que no le pertenece, conforme al artículo 2124 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 35, B. J. 1222.
Inmueble adquirido después de hipotecado

El hecho de que se haya concertado un contrato de préstamo con garantía


inmobiliaria antes de que el prestatario haya adquirido la propiedad del
inmueble hipotecado no invalida el contrato de préstamo ni justifica que el
deudor desconozca sus obligaciones. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013,
núm. 90, B. J. 1237.
Inoponibilidad de hipotecas o ventas no inscritas

Las operaciones de inscripción de la hipoteca están concebidas por el


legislador para proteger a los terceros que, después de la inscripción,
adquieran algún derecho por compra u otro medio jurídico sobre los bienes
objeto de la operación inscrita, ya que uno de los efectos del registro es,
precisamente, dar publicidad a los derechos registrados para garantía de los
terceros. El tercero comprador que, por negligencia, no inscribe su contrato
de compraventa oportunamente debe soportar los efectos de la hipoteca
inscrita con anterioridad sobre su inmueble. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de
2012, núm. 18, B. J. 1222.

El comprador que por negligencia no inscribe su contrato de compraventa


oportunamente debe soportar los efectos de la hipoteca suscrita después del
acto de venta, pero inscrita antes de este. SCJ, 3.ª Cám., 29 de marzo de
2006, núm. 39, B. J. 1144, pp. 1662-1667.

No le es oponible al tercer adquiriente de buena fe, a quien se le ha emitido


un certificado de título sin gravamen, una hipoteca que, por error del registro
de títulos, no ha sido registrada o anotada en el original del certificado de
título del inmueble. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de 2003, núm. 1, B. J. 1107,
pp. 85-93.
Vivienda familiar

La vivienda familiar solo puede ser enajenada o hipotecada cuando se


sustente en un acto de disposición que sea el resultado de la voluntad expresa
de los esposos. No se admite que dicho consentimiento pueda ser tácito, que
pueda ser deducido del comportamiento de la esposa o evidenciado por
hechos que hagan inferir que el esposo que impugna la enajenación tenía
conocimiento de la venta. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 79, B. J.
1221.

La esposa puede perseguir la nulidad del acto de hipoteca hecho sin su


consentimiento sobre la vivienda familiar dentro del año de tener
conocimiento de dicho acto, según lo establece el artículo 215 del Código
Civil, modificado por la Ley 855 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012,
núm. 85, B. J. 1219.

Es constitucional el artículo 215 del Código Civil que dispone que “los
esposos no pueden, el uno sin el otro, disponer de los derechos sobre los
cuales esté asegurada la vivienda de la familia, ni de los muebles que la
guarnecen”. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 47, B. J. 1233.
HIPOTECA JUDICIAL

El juez de los referimientos tiene la facultad legal de ordenar, en caso de


urgencia, el levantamiento de una hipoteca judicial definitiva, conforme al
artículo 109 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 10 de diciembre de 2001,
núm. 3, B. J. 1093, pp. 50-57.
HIPOTECA JUDICIAL PROVISIONAL

V. también embargo conservatorio.


Auto que la ordena

Es revocable el auto que ordena la inscripción de una hipoteca judicial


provisional si este ha sido otorgado en virtud de un crédito eventual, no
justificado en principio, como lo es una demanda en reparación de daños y
perjuicios interpuesta por la solicitante, la cual no ha sido fallada. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 82, B. J. 1216.
Cancelación
La cancelación de la inscripción provisional de hipoteca judicial debe ser
solicitada ante el juez que dictó el auto que la autorizó, aunque los inmuebles
hipotecados se encuentren en otra jurisdicción. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre
de 2008, núm. 66, B. J. 1175, pp. 565-571.
Conversión en definitiva

Para poder convertir en definitiva una hipoteca judicial provisional, es


necesario que intervenga sentencia con autoridad de cosa juzgada que
condene al deudor al pago de su obligación. No basta con que el acreedor esté
provisto de un documento que pruebe la existencia de su crédito, a menos que
sea un documento auténtico con fuerza ejecutoria y cuyo crédito sea
exigible. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 10, B. J. 1152, pp. 156-
164.

Para decidir si validan o no la conversión de una hipoteca judicial provisional


en definitiva, los jueces no están obligados a conocer o a cuantificar el valor
de cada uno de los inmuebles hipotecados, sino a determinar si la deuda
existe y si está documentada. SCJ, 1.ª Cám., 13 de octubre de 2004, núm. 4,
B. J. 1127, pp. 191-196.
Demanda al fondo

Según el artículo 54 del Código de Procedimiento Civil, el acreedor que toma


inscripción provisional de hipoteca judicial debe demandar sobre el fondo en
el plazo que indique el auto que ha autorizado la inscripción, así como
convertir la inscripción en definitiva dentro del plazo de dos meses de la
fecha en que la sentencia sobre el fondo haya adquirido autoridad de cosa
juzgada. SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 7, B. J. 1112, pp. 91-106.
Renovación

La inscripción provisional de hipoteca judicial solo produce efectos por tres


años; pierde sus efectos si no es renovada, en aplicación del párrafo segundo
del artículo 54 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 22 de
octubre de 2008, núm. 66, B. J. 1175, pp. 565-571.

La falta de renovación o la renovación irregular de una hipoteca judicial


provisional equivale a la pérdida de rango de la hipoteca. El crédito que ha
dado origen a dicha inscripción subsiste. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de
2008, núm. 60, B. J. 1175, pp. 526-532.

Es al acreedor que corresponde perseguir la renovación de la inscripción al


cumplirse el plazo de tres años establecido por la ley. Si este no lo hace, el
deudor puede ejercer el derecho de solicitar la caducidad de la inscripción.
SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 72, B. J. 1075, pp. 608-614.

Es irregular la renovación de una hipoteca judicial provisional en la que se


incumple el requisito, establecido en el artículo 54 del Código de
Procedimiento Civil, de presentar la ordenanza que ordenó la primera
inscripción. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 60, B. J. 1175, pp.
526-532.
HONORARIOS

V. también abogados, costas, cuota litis.

La Ley 302 de 1964 solo dispone sobre el monto mínimo de los honorarios
de los abogados. Estos pueden, por tanto, pactar convenios en los que se
estipulen honorarios más elevados que los indicados en la ley, salvo
disposición en sentido contrario. SCJ, 1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1, B.
J. 1205.

Una sociedad puede comprometerse válidamente a prestar servicios técnicos


y legales, incluidos asesoramiento jurídico y asistencia judicial por ante los
tribunales. Sin embargo, esa asesoría y asistencia judicial deben ser
materializadas mediante la intervención personal de abogados y solo estos
podrán devengar los honorarios profesionales que sean liquidados u
homologados al tenor de la Ley 302 de 1964. La sociedad deberá perseguir el
cobro de los servicios prestados por la vía ordinaria de derecho común. SCJ,
1.ª Sala, 6 de abril de 2011, núm. 1, B. J. 1205.
HOTELES

La relación que vincula a un hotel explotado comercialmente con su cliente


es de naturaleza contractual y genera, además de un conjunto de deberes
primarios que tipifican la prestación principal, un deber de seguridad, que,
como obligación accesoria, integra y amplía, implícita o tácitamente, aquella
prestación principal prevista en el contrato (alojamiento, servicio de comidas,
suministro de bebidas y diversos tipos de entretenimiento o esparcimiento), y
le impone al hotel extender todas las medidas razonables de custodia y
vigilancia para prevenir y evitar los daños a que sus clientes se encuentran
expuestos por diversos sucesos que, de forma bastante común, se producen
dentro del ámbito del local o en sus sectores de ingreso o egreso, los que no
pueden reputarse como extraños a la actividad de la empresa. SCJ, 1.ª Sala,
16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218. 7 de marzo de 2012, núm. 13, B. J.
1216.

Tomando como fundamento el deber de seguridad implícito en el contrato de


hospedaje, un hotel es responsable por los daños ocasionados por el robo
cometido en la habitación de su huésped. Le incumbe al hotel la prueba en
contrario. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 20, B. J. 1218.

El servicio de estacionamiento gratuito que proporciona un hotel a sus


huéspedes es una prestación accesoria que genera en el hotel la obligación de
custodia y guarda del vehículo, SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 61,
B. J. 1214.

No incurre en responsabilidad un hotel, sobre la base del deber de seguridad,


por las lesiones sufridas por un huésped que sufre una caída dentro de la
habitación que ocupa, al levantarse de manera intempestiva de la cama donde
dormía, cuyas condiciones locativas nunca fueron objetadas por el
accidentado. SCJ, 1.ª Sala, 3 de agosto de 2011, núm. 1, B. J. 1209.

I
IDIOMA ESPAÑOL

La Ley 5132 de 1912, en su artículo 1.º, declara como idioma oficial la


lengua castellana y, en ese mismo orden de ideas, expresa en sus artículos 2.º
y 3.º que toda solicitud, exposición o reclamo por ante cualquiera de los
poderes del Estado, como lo es el Poder Judicial, ya sea verbal o escrito, debe
ser realizada en idioma castellano. Los documentos probatorios aportados
ante los tribunales en idioma inglés, sin ninguna traducción al español, deben
ser excluidos del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J.
1218.

Los jueces pueden dejar de ponderar la documentación aportada en idioma


inglés que no ha sido traducida al español por un intérprete judicial, por
aplicación de la Ley 5132 del 18 de julio de 1912, la que, en su artículo 1,
declara la lengua castellana como idioma oficial de la República Dominicana,
y, en sus artículos 2 y 3, dispone que toda solicitud, exposición o reclamo
ante cualquiera de los poderes del Estado debe ser realizada en idioma
castellano. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 13, B. J. 1216.
IGUALA

El contrato de iguala debe hacerse por escrito y en doble original. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de mayo de 2003, núm. 7, B. J. 1110, pp. 146-152.
IMPUESTO SOBRE LA VIVIENDA SUNTUARIA

V. desalojo.
IMPUGNACIÓN (CONTREDIT)
Avocación

La facultad de avocación prevista en el artículo 17 de la Ley 834 de 1979, a


propósito del recurso de impugnación, está sujeta para su ejercicio a dos
condiciones esenciales: que el tribunal o corte apoderado del recurso sea
tribunal de apelación relativamente a la jurisdicción que estima competente, y
que dicho tribunal o corte estime de buena justicia dar solución definitiva al
asunto. SCJ, 1.ª Cám., 7 de febrero de 2001, núm. 5, B. J. 1083, pp. 49-55.

No se incurre en supresión de un grado de jurisdicción cuando el tribunal de


alzada, al conocer de un recurso de impugnación, declara competente a la
jurisdicción originalmente apoderada y, al mismo tiempo, ejerce la facultad
legal que tiene de avocar el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 4 de septiembre
de 2002, núm. 4, B. J. 1102, pp. 95-101.

Si la corte apoderada de la impugnación no avoca el fondo, teniendo facultad


para ello, debe reenviar el asunto a la jurisdicción que estime competente,
según el artículo 14 de la Ley 834 de 1978. Ese reenvío puede ser implícito si
la corte se ha limitado a confirmar la sentencia del tribunal de primer grado
que se declaró competente, pues en esa situación particular es evidente que la
jurisdicción que la corte estimaba competente era la que emitió el fallo
impugnado. SCJ, 1.ª Cám., 4 de septiembre de 2002, núm. 4, B. J. 1102, pp.
95-101.
Carácter del procedimiento

Las normas que rigen el procedimiento del recurso de impugnación están


establecidas taxativamente en los artículos 8 y siguientes de la Ley 834 de
1978, cuyo cumplimiento es de aplicación estricta. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
octubre de 2013, núm. 48, B. J. 1235; 1.ª Cám., 4 de septiembre de 2002,
núm. 3, B. J. 1102, pp. 95-101.
Concepto

La impugnación (le contredit) es un recurso especial instituido en los


artículos 8 y siguientes de la Ley 834 de 1978 para el caso en que el juez
decida sobre la competencia sin estatuir respecto al fondo del asunto. Procede
la impugnación y no la apelación si el tribunal de primera instancia solo se ha
pronunciado sobre la competencia sin decidir el fondo del asunto de que
estaba apoderado, aun cuando haya ordenado el levantamiento de los
embargos retentivos u oposiciones trabados en virtud del apoderamiento de
que fue objeto. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 66, B. J. 1214.
Consignación de los gastos

La omisión de consignar los gastos referentes al contredit no está sancionada


con la inadmisibilidad del recurso, puesto que el artículo 10 de la Ley 834 de
1978 se limita a prescribir que, en caso de omisión, el secretario del tribunal
no aceptará dicho recurso. Si el recurso es aceptado no obstante dicha
omisión, la única consecuencia es que el secretario será responsable de los
gastos incurridos, conjuntamente con la parte recurrente. SCJ, 1.ª Cám., 20
de agosto de 2003, núm. 17, B. J. 1113, pp. 158-162.
Contredit y apelación

Es inadmisible la apelación interpuesta contra una sentencia que es recurrible


mediante la impugnación (le contredit). SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013,
núm. 134, B. J. 1231; 3 de octubre de 2012, números 15 y 16, B. J. 1223; 4
de abril de 2012, núm. 1, B. J. 1217; 1.ª Cám., 4 de julio de 2001, núm. 4, B.
J. 1088, pp. 63-67.

Procede el contredit y no la apelación contra una sentencia que se limita a


pronunciarse sobre la competencia y la fianza judicatum solvi, puesto que,
conforme al artículo 8 de la Ley 834 de 1978, el juez no se pronunció sobre el
fondo. SCJ, 1.ª Cám., 12 de noviembre de 2008, núm. 25, B. J. 1176, pp. 259-
265.

Según el artículo 27 de la Ley 834 de 1978, por derogación a la regla general


del recurso de impugnación, procede el recurso de apelación y no el de la
impugnación contra la sentencia que declara la incompetencia del tribunal en
razón de que el asunto es la competencia de una jurisdicción administrativa.
SCJ, 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 38, B. J. 1175, pp. 375-380; 1 de
junio de 2005, núm. 5, B. J. 1135, pp. 108-113.

Según el artículo 19 de la Ley 834 de 1978, si se elige la impugnación (le


contredit), siendo el recurso apropiado el de la apelación, la corte apoderada
por la vía de la impugnación permanecerá apoderada y el asunto se juzgará e
instruirá de acuerdo con las reglas de la apelación ordinaria. SCJ, 1.ª Sala, 24
de julio de 2013, núm. 142, B. J. 1232; 4 de abril de 2012, núm. 1, B. J.
1217; 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 6, B. J. 1092, pp. 123-129; 4
de julio de 2001, núm. 4, B. J. 1088, pp. 63-67.

Cuando se elige la impugnación (le contredit), siendo el recurso apropiado el


de la apelación, y la corte apoderada por la vía de la impugnación permanece
apoderada del recurso, la apelación debe ser declarada de oficio irrecibible si
quien ha interpuesto la impugnación no ha constituido abogado dentro del
mes del aviso dado a las partes por el secretario. 1.ª Cám., 28 de noviembre
de 2001, núm. 6, B. J. 1092, pp. 123-129.
Embargo inmobiliario

Procede la impugnación contra la decisión sobre una excepción de


incompetencia promovida en el curso del procedimiento de embargo
inmobiliario. 1.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 6, B. J. 1092, pp. 123-
129.

No procede la impugnación si la sentencia ha sido rendida en instancia única,


como sucede con ocasión de las demandas en nulidad interpuestas en el curso
de un embargo inmobiliario perseguido al amparo de la Ley 6186 de 1963.
SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 41, B. J. 1137, pp. 372-379.
Jurisdicción inmobiliaria

La impugnación no es aplicable en materia inmobiliaria.Toda sentencia


mediante la cual un tribunal se declara competente o incompetente es
apelable. SCJ, 3.ª Sala, 4 de diciembre de 2013, núm. 11, B. J. 1237; 6 de
abril de 2011, núm. 8, B. J. 1205.
Jurisdicción de niños, niñas y adolescentes

La impugnación no es aplicable en la jurisdicción de niños, niñas y


adolescentes. Según el párrafo II del artículo 317 de la Ley 136-03, Código
para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas
y Adolescentes: “La sentencia evacuada por el Juez de Niños, Niñas y
Adolescentes relativa a la competencia, podrá ser objeto de apelación ante la
Corte de Niños, Niñas y Adolescentes, la que de declararse competente se
avocará al fondo”. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 93, B. J. 1232.
Plazo para interponer el recurso

Según el artículo 10 de la Ley 834 de 1978, la impugnación (le contredit)


debe, a pena de inadmisibilidad, ser motivado y entregado al secretario del
tribunal que ha rendido la decisión, dentro de los quince días de esta. Este
plazo de quince días comienza a correr a partir del día siguiente de aquel en
que la parte interesada en recurrir haya tenido conocimiento de la sentencia.
La parte tiene conocimiento de la sentencia cuando el fallo ha sido dictado en
su presencia o cuando ha sido citada para oír su pronunciamiento o cuando en
forma legal le ha sido notificado. Fuera de esos casos es necesario admitir
que ha tenido conocimiento de la existencia de la sentencia el día de la
interposición del recurso. SCJ, 1.ª Cám., 15 de noviembre de 2006, núm. 11,
B. J. 1152, pp. 185-190.

El punto de partida para computar el plazo del contredit se inicia con la


notificación de la sentencia. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 5, B. J.
1154, pp. 130-134.
Notificación del recurso y de la fecha de la audiencia

Aunque el artículo 11 de la Ley 834 de 1978 dispone que el secretario del


tribunal que ha rendido la decisión atacada notificará a la parte recurrida una
copia del recurso, y el artículo 12 de la misma ley prescribe que el secretario
de la corte apoderada lo informará a las partes con acuse de recibo, nada
impide que, a falta de cumplimiento de estas formalidades, el recurrente las
cubra con notificaciones hechas por acto de alguacil, máxime cuando dichas
formalidades no están prescritas a pena de nulidad. SCJ, 1.ª Cám., 10 de
septiembre de 2003, núm. 5, B. J. 1114, pp. 74-79.
Referimiento

Según el artículo 26 de la Ley 834 de 1978, la impugnación no es aplicable


en materia de referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 142, B.
J. 1232; 1.ª Cám., 19 de enero de 2005, B. J. 1130, pp. 67-72; 16 de mayo de
2001, núm. 5, B. J. 1086, pp. 117-122.

Si se ejerce el recurso de le contredit contra una ordenanza de referimiento,


no siendo aplicable dicho recurso a la jurisdicción de los referimientos, la
corte apoderada por la vía de la impugnación permanecerá apoderada y el
asunto se juzgará e instruirá de acuerdo con las reglas aplicables a la
apelación, en virtud del artículo 27 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 24
de julio de 2013, núm. 142, B. J. 1232; 1.ª Cám., 17 de diciembre de 2008,
núm. 40, B. J. 1177, pp. 409-414; 19 de enero de 2005, B. J. 1130, pp. 67-72.
Sentencia sobre el recurso

Según el artículo 14 de la Ley 834 de 1978, la corte apoderada del contredit


reenviará el asunto a la jurisdicción que estime competente, decisión que se
impone a las partes y al juez de reenvío. No es necesario que el juez indique
en su sentencia el tribunal competente si se ha limitado a confirmar la
sentencia dictada de primera instancia que declaró su propia competencia.
SCJ, 1.ª Cám., 4 de septiembre de 2002, núm. 4, B. J. 1102, pp. 95-101.
Según el artículo 24 de la Ley 834 de 1978, si el juez decide que el asunto es
de la competencia de una jurisdicción represiva, administrativa, arbitral o
extranjera, no está obligado a indicar el tribunal competente, sino que se
limitará a declarar que las partes recurran a la jurisdicción correspondiente.
SCJ, 1.ª Cám., 17 de octubre de 2007, núm. 19, B. J. 1162, pp. 262-270.
INADMISIBILIDAD

V. medios de inadmisión.
INCIDENTES PROCESALES

V. también acumulación de incidentes, denegación, desistimiento, embargo


inmobiliario.

Los incidentes procesales deben ser conocidos y resueltos por la jurisdicción


apoderada de lo principal, aunque esta sea la jurisdicción de referimientos.
SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 1, B. J. 1187, pp. 85- 102.

Los incidentes de la instancia, como la demanda en denegación, el


desistimiento de un acto producido en el proceso y la demanda en renovación
de instancia, solo pueden ser propuestos mientras el asunto no se encuentre
en estado de recibir fallo. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 9, B. J.
1127, pp. 228-240.
INCLUSIÓN DE HEREDEROS

La inclusión de herederos no es posible después de saneado el inmueble y


vencido el plazo de un año para revisión. Los derechos que no hayan sido
invocados en el proceso de saneamiento quedan aniquilados por la sentencia
que pone término a este. SCJ. 3.ª Cám., 25 de julio de 2007, núm. 40, B. J.
1160, pp. 1113-1120.

Un adquiriente de buena fe y a título oneroso no puede ser perjudicado por


una litis en inclusión de herederos que es posterior al registro de sus
derechos. Dicha litis no le es oponible. SCJ, 3.ª Cám., 22 de abril de 2009,
núm. 41, B. J. 1180; 5 de marzo de 2008, núm.11, B. J. 1168, pp. 656-662.

Es inadmisible la intervención voluntaria hecha en casación sobre una


cuestión de fondo (inclusión en determinación de herederos), la cual ha
debido hacerse ante los jueces del fondo o ante el juez comisario competente
para dirimir todas las cuestiones o contestaciones relativas a la partición de
bienes. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 25, B. J. 1213.

La demanda en inclusión de herederos no prescribe si los inmuebles aún


forman parte del acervo sucesorio. SCJ, 3.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm.
67, B. J. 1218; 3.ª Cám., 1 de abril de 2009, núm. 9, B. J. 1181.

Aunque la acción para reclamar una sucesión es imprescriptible, esto solo es


posible cuando el inmueble se encuentre aún en el patrimonio del causante o
de sus sucesores, pero no cuando han sido transferidos a un tercer adquiriente
de buena fe y a título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de 2013, núm.
104, B. J. 1237; 4 de septiembre de 2013, núm. 16, B. J. 1234; 24 de julio de
2013, núm. 77, B. J. 1232; 21 de noviembre de 2012, núm. 42, B. J. 1224; 5
de marzo de 2008, núm.11, B. J. 1168, pp. 656-662.

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, aunque quienes invoquen la nulidad sean herederos
supuestamente excluidos de la sucesión que hizo la venta. SCJ, 3.ª Sala, 20
de marzo de 2013, núm. 51, B. J. 1228; 27 de abril de 2012, núm. 66, B. J.
1217.
La litis en inclusión de herederos es oponible a los adquirientes de buena fe
que no han registrado sus derechos. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm.
43, B. J. 1232.

Una decisión en determinación de herederos no tiene autoridad de la cosa


juzgada respecto de una demanda en inclusión de herederos interpuesta por
una persona que no figuró como parte en la determinación. SCJ, 3.ª Sala, 27
de diciembre de 2013, núm. 95, B. J. 1237.

Aunque el certificado de título debe ser un documento que se baste a sí


mismo y la persona que adquiere el inmueble a la vista de ese documento,
libre de anotaciones y gravámenes, debe ser considerada como un tercer
adquiriente de buena fe, ello supone siempre que el certificado de título que
le es mostrado es legítimo y no el resultado de maniobras para despojar a un
copropietario de la parte que le corresponde en el inmueble, lo cual no es el
caso cuando el certificado de título fue obtenido a pesar de la reclamación de
un coheredero de su inclusión en la sucesión de su padre, reclamación que
había sido inscrita en el registro de títulos antes de la compra del terreno por
parte del tercero. SCJ, 3.ª Cám., 20 de julio de 2005, núm. 29, B. J. 1136, pp.
1283-1294.
INCAPACIDAD

V. capacidad, nulidad de actos jurídicos, vicios del consentimiento.


INCOMPETENCIA

V. competencia, excepción de incompetencia.


INDEMNIZACIÓN

V. daños (valoración)
INDEXACIÓN

V. contratos.
INDIVISIBILIDAD

V. también casación, sucesión.

Para que exista indivisibilidad del objeto litigioso, no basta con la puesta en
causa de las partes ni con la fusión de varias demandas. La indivisibilidad
queda caracterizada por la propia naturaleza del objeto del litigio o cuando las
partes en litis quedan ligadas en una causa común, para la cual procuran ser
beneficiadas con una decisión actuando conjuntamente en un proceso, sea de
manera voluntaria o forzosamente. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 1,
B. J. 1240; 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 38, B. J. 1240.

En caso de pluralidad de demandantes o demandados, los actos de


procedimiento concernientes a la instancia tienen un efecto puramente
relativo, regla que sufre algunas excepciones como la que se refiere al caso en
que el objeto del litigio es indivisible. Cuando hay indivisibilidad, el recurso
de casación regularmente interpuesto por una de las partes con derecho a
recurrir aprovecha a las otras y las redime de la caducidad en que hubiesen
incurrido, pero, en la situación procesal inversa, esto es, cuando es el
recurrente quien ha emplazado a una o varias de las partes adversas y no lo ha
hecho o lo ha hecho irregularmente con respecto a otras, resulta nulo, por no
existir respecto de dichas partes autorización del presidente de la Suprema
Corte de Justicia para emplazar. En este caso la doctrina y la jurisprudencia
han establecido que el recurso es inadmisible con respecto a todas, en razón
de que el emplazamiento hecho a una parte intimada o recurrida no es
suficiente para poner a las demás partes en condiciones de defenderse, ni
puede tampoco justificar la violación del principio de la autoridad de la cosa
juzgada de que goza la sentencia impugnada en beneficio de estas últimas,
cuando esta no es formalmente impugnada. SCJ, Cámaras Reunidas, 7 de
octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187; 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm.
17, B. J. 1222; 23 de marzo de 2011, núm. 38, B. J. 1204; 1.ª Cám., 15 de
julio de 2009, núm. 34, B. J. 1184; 11 de octubre de 2006, núm. 3, B. J. 1151,
pp. 132-139; 11 de mayo de 2005, núm. 1, B. J. 1134, pp. 49-53; 31 de
octubre de 2001, núm. 14, B. J. 1091, pp. 223-229; 3.ª Sala, 4 de diciembre
de 2013, núm. 28, B. J. 1237; 24 de octubre de 2012, núm. 46, B. J. 1223; 8
de agosto de 2012, núm. 37, B. J. 1221.
Cuando existe indivisión en el objeto del litigio y el recurrente emplaza a uno
o varios recurridos, pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible
con respecto a todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino
conjunta y contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 57, B. J. 1235; 3.ª Sala, 25 de
octubre de 2013, núm. 52, B. J. 1234; 3.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm.
10, B. J. 1179; 24 de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 767-772; 17 de
mayo de 2006, núm. 15, B. J. 1146, pp. 1674-1682; 27 de julio de 2005, núm.
38, B. J. 1136, pp. 1360-1369; 25 de agosto de 2004, núm. 34, B. J. 1125, pp.
694-701; 29 de agosto de 2001, núm. 31, B. J. 1089, pp. 911-921.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


determinación de herederos, y el recurrente emplaza a uno o varios de estos,
pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino conjunta y
contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas. SCJ, 1.ª Cám.,
24 de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 1502-1510; 5 de septiembre de
2001, núm. 5, B. J. 1090, pp. 52-56; 3.ª Cám., 19 de septiembre de 2001,
núm. 19, B. J. 1090, pp. 697-703; 29 de agosto de 2001, B. J. 1089, pp. 911-
921.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


demanda en desconocimiento y reconocimiento de paternidad, si el recurrente
ha emplazado a una o varias de las partes contrarias y no lo ha hecho con
respecto a las demás, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 54, B. J. 1216.

En una demanda en reconocimiento de paternidad, cuya acción tiene


naturaleza de orden público y con efectos erga omnes, si no todas las
personas interesadas han sido emplazadas, los jueces, en lugar de declarar
inadmisible la demanda o el recurso, tienen el deber de procurar que todas las
personas que puedan poseer un vínculo de interés común en el proceso
intervengan, sea voluntariamente u ordenando su puesta en causa, alcanzando
ese deber a las partes en causa, quienes deben llamar al proceso a todos
aquellos que consideren tener un interés. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
números 101 y 102, B. J. 1216.
El recurso de casación que se interponga contra una sentencia que aprovecha
a varias partes con un vínculo de indivisibilidad, incluyendo los
intervinientes, debe dirigirse contra todas las partes, a pena de
inadmisibilidad. TC/0209/14, 8 de septiembre de 2014; SCJ, 3.ª Sala, 24 de
octubre de 2012, núm. 46, B. J. 1223.

El principio que antecede no se aplica al caso de una interviniente voluntaria


cuya intervención fue rechazada en la sentencia recurrida en casación, quien
ni tiene interés en defenderse del recurso ni se beneficia de que la sentencia
impugnada adquiera la autoridad de la cosa juzgada. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
septiembre de 2012, núm. 17, B. J. 1222.

No incurre en inadmisibilidad el recurrente en casación que no comparece en


la instancia en apelación pero cuyos codemandados sí comparecieron, siendo
el asunto indivisible. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 17, B. J.
1144, pp. 147-155.

Es un principio procesal de aplicación general que cuando se trata de


condenaciones solidarias o indivisibles, o sea, cuando exista solidaridad o
indivisibilidad pasiva, el recurso de uno de los condenados beneficia a los
demás condenados, aunque estos no hayan recurrido; no así cuando la
sentencia perjudique a uno de los condenados de manera solidaria e
indivisible si este ha sido notificado. SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de
2013, núm. 6, B. J. 1229; 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 38, B. J. 1240.
;
Sin embargo, dicha regla carece de utilidad y de aplicación si no se ha
violado el derecho de defensa de la persona que no ha sido notificada, ya que
dicho principio tiene por objeto salvaguardar dicho derecho de defensa. SCJ,
Salas Reunidas, 12 de febrero de 2014, núm. 3, B. J. 1239.
INFORMATIVO

V. también medidas de instrucción, prueba.


Acto de alguacil
No procede recurrir a un informativo testimonial para explicar el contenido
de un acto de alguacil. Los actos de alguacil tienen en sí mismos la prueba de
su existencia y de su regularidad. SCJ, 1.ª Cám., 14 de octubre de 2009,
núm. 25, B. J. 1187.
Carácter de la sentencia que ordena o rechaza el informativo

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar, como medidas de


instrucción, la comunicación recíproca de documentos y la celebración de un
informativo testimonial, sin emitir ninguna consideración que revele o haga
suponer la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de
febrero de 2012, núm. 1, B. J. 1215.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar el pedimento de un


informativo testimonial e invitar a las partes a formular sus pedimentos, a
ordenar el depósito de documentos y conceder plazos para réplica y
contrarréplica, puesto que ninguna de estas disposiciones hace suponer ni
presentir la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 17
de enero de 2007, núm. 25, B. J. 1154, pp. 266-270; 19 de octubre de 2005,
núm. 25, B. J. 1139, pp. 204-207; 27 de noviembre de 2002, núm. 6, B. J.
1104, pp. 73-78.

Es preparatoria la sentencia que rechaza el pedimento de un aplazamiento de


la celebración de un informativo testimonial. SCJ, 1.ª Cám., 27 de junio de
2007, núm. 10, B. J. 1159, pp. 116-120.
Informativo ordenado de oficio

Los jueces pueden ordenar de oficio un informativo testimonial. SCJ, 1.ª


Cám., 6 de mayo de 2009, núm. 19, B. J. 1182.

Cuando los jueces ordenan de oficio un informativo testimonial y el juez no


puede indicar en su decisión los nombres y apellidos de los testigos a oír, se
procederá conforme al procedimiento establecido en el artículo 93 de la Ley
834 de 1978, ya sea presentándose las partes sin otras formalidades con los
testigos que desean hacer oír, ya sea informándole al secretario, dentro del
plazo por él fijado, los apellidos, nombres y domicilio de dichos testigos.
SCJ, 1.ª Cám., 6 de mayo de 2009, núm. 19, B. J. 1182.
Juramento de los testigos

Para cumplir con el voto de la ley sobre el juramento de los testigos, basta
con que el juez deje constancia en su sentencia de que dicho juramento se ha
hecho. SCJ, 1.ª Cám., 11 de mayo de 2005, núm. 4, B. J. 1134, pp. 66-71; 18
de diciembre de 2002, núm. 5, B. J. 1105, pp. 82-88.
Poder soberano de los jueces para ordenar o desestimar la solicitud

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano de apreciación para ordenar
o desestimar, como mejor convenga a una adecuada administración de
justicia, el informativo que le ha sido solicitado por una de las partes, según
la demanda reúna o no las condiciones probatorias para ser juzgado o si su
convicción se ha formado por otros medios de prueba. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
febrero de 2003, núm. 10, B. J. 1106, pp. 128-135.

Los jueces del fondo tienen amplias facultades para considerar la audición de
testigos, así como cuáles medios de prueba admiten a fin de hacer su
valoración y emitir su fallo. Los jueces no están obligados a decir de manera
particular por qué acogen o desestiman la solicitud de audición de testigos;
basta con que hagan saber que la decisión evacuada se ha hecho como
consecuencia del estudio de las pruebas aportadas en el proceso. SCJ, 3.ª
Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 80, B. J. 1218.

Los jueces del fondo no están obligados a ordenar un informativo, sino a


apreciar su oportunidad en uso de su facultad discrecional. Los jueces pueden
rechazar la solicitud de un informativo sobre la base de que este no arrojaría
ninguna luz, puesto que habían pasado cuatro años desde la ocurrencia de los
hechos, además de que el informativo no tendría valor probatorio frente al
informe técnico del Cuerpo de Bomberos, cuya opinión se apoya en las
pruebas periciales obtenidas en el lugar del hecho. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero
de 2014, núm. 48, B. J. 1238.

El tribunal no puede negar la solicitud de un informativo sobre la base de


estar debidamente informado sobre el asunto y luego rechazar la demanda por
falta de pruebas, lo cual constituye no solo una contradicción, sino una
violación al debido proceso. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 54, B. J.
1232.
Poder soberano de los jueces respecto de los testimonios

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano para apreciar la fuerza
probatoria de los testimonios en justicia. Por esta razón no tienen que ofrecer
motivos particulares sobre las declaraciones que acogen como sinceras o las
que desestiman. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 19, B. J. 1219; 1.ª
Cám., 11 de mayo de 2005, núm. 4, B. J. 1134, pp. 66-71; 3.ª Cám., 20 de
marzo de 2002, núm. 17, B. J. 1096, pp. 828-840.

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano para apreciar la fuerza
probatoria de los testimonios en justicia; no tienen la obligación de expresar
en sus sentencias los nombres de los testigos ni reproducir sus declaraciones
ni dar razones particulares por las cuales acogen como sinceras unas
declaraciones y desestiman otras. En caso de desacuerdo de los testigos, los
jueces pueden acoger los testimonios que aprecien como sinceros, sin
necesidad de motivar de una manera especial o expresa por qué no se acogen
las declaraciones producidas en sentido contrario. SCJ, 1.ª Cám., 18 de
diciembre de 2002, núm. 5, B. J. 1108, pp. 82-88.

Los jueces del fondo son soberanos en la apreciación de las pruebas que se
les someten, más aun cuando se trata de cuestiones de hecho, por lo que
pueden darle validez a una parte de una declaración hecha en un informativo
testimonial y descartar otra parte de la misma declaración, apreciación que
escapa a la censura de la casación, siempre y cuando hagan un correcto uso
de su poder soberano de apreciación de los hechos sobre la base del
razonamiento lógico sobre los acontecimientos acaecidos y de las pruebas
aportadas, sin incurrir en desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 23, B. J. 1237.

Los jueces del fondo que conocen de un informativo deben consignar en sus
sentencias quiénes fueron los testigos que escucharon y hacer las
consideraciones de lugar sobre sus declaraciones. No basta con expresar a
que fueron escuchados los testigos propuestos por ambas partes. SCJ, 3.ª
Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 12, B. J. 1170, pp. 376-381.
Reproducción de los testimonios

Los jueces del fondo no están en la obligación de reproducir textualmente los


testimonios de las partes, sino que entra dentro del poder soberano de que
están investidos la facultad de admitir uno de estos como prueba idónea de
los hechos junto con otras pruebas que lo robustecen, sin incurrir en
desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 47, B. J. 1217.

No es necesario que los jueces del fondo transcriban en sus fallos los detalles
de las declaraciones de los testigos, sino que basta con que se indique en la
decisión que se examinaron las declaraciones por ellos dadas. SCJ, 1.ª Sala, 8
de febrero de 2012, núm. 67, B. J. 1215; 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm.
22, B. J. 1138, pp. 208-224.
Solicitud de reenvío de la audiencia

La admisión o denegación de una solicitud de reenvío de audiencia para


notificar la lista de testigos es una facultad privativa de los jueces de fondo,
especialmente con ocasión de un informativo testimonial de celebración
inmediata opcional. SCJ, 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm. 22, B. J. 1135,
pp. 208-224.
INHIBICIÓN

V. también jueces, recusación.

La inhibición es facultativa del juez. El juez se inhibirá si entiende que hay


causas que por cuestiones morales o de ética no le permiten continuar con el
conocimiento del caso. SCJ, Pleno, 7 de noviembre de 2007, núm. 5, B. J.
1164, pp. 52-71.

Si una parte entiende que el juez apoderado de su caso debe inhibirse de


conocerlo, no le corresponde alegar dicha inhibición en casación, sino actuar
conforme al procedimiento de recusación establecido en los artículos 378 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil. SCJ, Salas Reunidas, 12 de
septiembre de 2012, núm. 4, B. J. 1222; 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
núm. 9, B. J. 1222; 7 de octubre de 2009, núm. 8, B. J. 1187.

El juez que ha fallado un asunto en sus atribuciones de los referimientos debe


inhibirse o abstenerse de conocer del recurso de apelación sobre el asunto de
fondo, en cumplimiento de los artículos 368 y 380 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 53, B. J.
1213.

No es nula la sentencia firmada por un juez que se ha inhibido si, de acuerdo


con al acta de audiencia, dicho magistrado no participó en la deliberación del
asunto y si, además, la sentencia impugnada aparece firmada por los cinco
jueces que integran el tribunal, de manera que la firma del juez inhibido no
era indispensable ni determinante, ya que con ella no se completaba el
cuórum necesario para que el referido órgano colegiado pudiera deliberar
válidamente. SCJ, Salas Reunidas, 25 de mayo de 2011, núm. 7, B. J. 1206.

El hecho de que uno de los jueces del tribunal superior de tierras que conoce
de una litis haya sido el registrador de títulos que inscribió los actos objetos
de esa litis no es causa de inhibición. SCJ, 3.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 35, B. J. 1216.

Es interlocutoria y no preparatoria la sentencia que rechaza tanto la inhibición


como la excepción de incompetencia planteadas por los codemandados. SCJ,
1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 106, B. J. 1228.
INMUTABILIDAD DEL PROCESO

V. también conclusiones, demanda, demanda nueva.


Concepto

Conforme al principio de la inmutabilidad del proceso, la causa y el objeto de


la demanda, como regla general, deben permanecer inalterables hasta la
solución definitiva del caso, salvo variación que pueda experimentar la
extensión del litigio a consecuencia de ciertos incidentes procesales. La causa
de la acción judicial es el fundamento jurídico en que descansa la pretensión
del demandante, es decir, la finalidad que este persigue, la cual no puede ser
modificada en el curso de la instancia ni mucho menos cuando esta se
encuentra ligada entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm.
45, B. J. 1233; 13 de junio de 2012, núm. 27, B. J. 1219; 21 de marzo de
2012, núm. 82, B. J. 1216; 1.ª Cám., 6 de mayo de 2009, núm. B. J. 1182; 12
de abril de 2006, núm. 5, B. J. 1145, pp. 59-65; 15 de octubre de 2003, núm.
13, B. J. 1115, pp. 280-286.

Todo proceso debe permanecer inalterable, idéntico a como fue en su inicio,


tanto con respecto a las partes en causa como al objeto y a la causa del litigio,
hasta que se pronuncie la sentencia que le pone término, de lo que se infiere
que ambas partes tienen que limitarse a controvertir en torno al objeto y la
causa del litigio, con la extensión que el demandante le dio en su demanda, y,
en lo que concierne al juez, este no puede alterar el proceso, ampliando,
restringiendo o cambiando su objeto y causa enunciados en la demanda. SCJ,
3.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 40, B. J. 1229; 3.ª Cám., 24 de agosto de
2005, núm. 31, B. J. 1137, pp. 1745-1753.

En virtud del principio de la inmutabilidad del proceso, la parte que ha


recurrido una decisión está limitada por las conclusiones presentadas en su
recurso; si esta desea hacer algún tipo de variación a tales conclusiones, debe
hacerlo de forma contradictoria en el transcurso de los debates y no después
de haberse cerrado estos, toda vez que los jueces no pueden fundar su
sentencia sobre hechos, informes o actos que hayan llegado a su
conocimiento fuera de la instrucción contradictoria del proceso, porque de
hacerlo se estaría violando el derecho de defensa de la parte contraria, quien
debe tener la oportunidad de debatir en audiencia tales alegatos y presentar su
posición al respecto. SCJ, 1.ª Cám., 16 de febrero de 2008, núm. 15. B. J.
1167, pp. 221-227.
El principio de la inmutabilidad del proceso tiene excepción si una persona
puede ser sustituida por otra, como ocurre cuando una de las partes enajena o
cede a favor de un tercero el derecho o el interés deducido del juicio, o
cuando muere y es sustituida por sus herederos, casos estos en los cuales las
nuevas personas que intervienen en la litis representan procesalmente a su
causante, ya sea activa o pasivamente, como continuadores jurídicos. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 55, B. J. 1213; 3.ª Sala, 24 de abril de
2013, núm. 40, B. J. 1229.
Especies en que hay violación al principio de la inmutabilidad del
proceso

Hay demanda nueva y, por tanto, violación a la regla de la inmutabilidad del


proceso cuando en el curso de un litigio el demandante formula una petición
que difiere de la demanda original contenida en la demanda introductiva de
instancia por su objeto o por su causa. La prohibición de intentar demandas
nuevas se extiende también al demandado, por las mismas razones. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 50, B. J. 1233.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando en el curso


de un litigio el demandante formula una pretensión que difiere de la demanda
original contenida en la demanda introductiva de instancia por su objeto o por
su causa. En la especie, la parte intimada en apelación, sin haber apelado la
sentencia de primer grado, solicitó la reducción de la condenación fijada en
dicha decisión, además de pedir la condena al pago de una indemnización.
SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 47, B. J. 1214.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando la


demanda original fue fundamentada en los artículos 1382 y siguientes del
Código Civil, que tratan de la responsabilidad civil cuasidelictual, y el
tribunal aplica erróneamente los artículos 1146 y siguientes del mismo
código, relativos a la responsabilidad civil contractual. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
abril de 2006, núm. 5, B. J. 1145, pp. 69-65; 15 de octubre de 2003, núm.
13, B. J. 1115, pp. 280-286.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando la


demanda original fue fundamentada en el artículo 1384, párrafo primero, del
Código Civil, que consagra la responsabilidad por el hecho de la cosa
inanimada, y el tribunal aplica la responsabilidad que se deriva del hecho
personal, consagrada en el artículo 1382 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 53, B. J. 1230.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando en la


demanda original el demandante solo solicita la rescisión de un contrato de
participación antes de su vencimiento, pero el tribunal acuerda, además, la
reposición de la inversión al demandado, sin que este haya interpuesto una
demanda reconvencional. SCJ, 1.ª Cám., 6 de febrero de 2002, núm. 11, B. J.
1095, pp. 112-118.

Quien ha sido parte en primer grado ante la jurisdicción inmobiliaria no


puede cambiar su calidad en segundo grado e intervenir voluntariamente,
pues el cambio de calidad violenta la inmutabilidad del proceso. SCJ, 3.ª
Sala, 29 de mayo de 2013, núm. 65, B. J. 1230.
Especies en que no hay violación al principio de la inmutabilidad del
proceso

No viola el principio de la inmutabilidad del proceso la exclusión de uno de


los demandados de la demanda, puesto que la acción sigue enmarcada en el
ámbito jurídico original. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de 2010, núm. 17, B. J.
1191.

No viola el principio de la inmutabilidad del proceso el hecho de solicitar un


aumento de la indemnización en segundo grado, máxime si se toma en cuenta
que el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil permite reclamar en
apelación los intereses y otros accesorios vencidos entre la demanda
introductiva y la instancia en apelación, así como los daños y perjuicios
experimentados en ese lapso. SCJ, 1.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 22, B.
J. 1154, pp. 243-252.

No viola el principio de la inmutabilidad del proceso el hecho de que en una


demanda en pago de alquileres el tribunal de alzada haya condenado al
inquilino que permanece en el local alquilado al pago de los alquileres “sin
perjuicio de los alquileres vencidos en el curso del procedimiento”, puesto
que el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil permite que se puedan
reclamar en apelación los alquileres vencidos, de modo que nada impide al
tribunal condenar al inquilino al pago de los alquileres vencidos después de la
sentencia que ordena la resiliación del contrato y hasta su ejecución. SCJ,
Salas Reunidas, 7 de julio de 2009, núm. 1, B. J. 1196.

No viola el principio de la inmutabilidad del proceso el hecho de que en una


demanda en rendición de cuentas sobre los bienes de un menor administrados
por la madre se solicite la designación de otro administrador judicial, dada la
naturaleza de orden público que le imprime al asunto la Ley 136-03. SCJ, 1.ª
Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 61, B. J. 1223.

No viola el principio de inmutabilidad del proceso el hecho de que se


reclame, primero, en la jurisdicción inmobiliaria, de manera alternativa, la
rescisión de un acuerdo de intención y la reposición de statu quo o el pago de
daños y perjuicios; y segundo, luego que la jurisdicción inmobiliaria se
declarara incompetente y enviara al asunto a la jurisdicción civil, se reclame
el dinero prometido en el acuerdo y daños y perjuicios; puesto que no ha
variado la causa ni el objeto de la litis original sobre terrenos registrados.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 45, B. J. 1233.
Limitaciones al poder de los jueces en esta materia

La violación de la inmutabilidad del proceso en una litis sobre derecho


registrado solo puede ser invocada por las partes; los jueces no pueden
invocarla de oficio. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 34, B. J. 1229.

Aunque corresponde a los jueces del fondo dar a los hechos de la causa su
verdadera denominación jurídica, esta calificación debe realizarse en la
instrucción del proceso, en el cual los jueces deben advertir a las partes que la
normativa alegada por ellos no se corresponde con los hechos fijados en el
proceso, a fin de que estos puedan hacer sus observaciones, puesto que si el
tribunal cambia en la solución del caso la norma que le es aplicable, sin darle
la oportunidad a las partes de pronunciarse al respecto, se violentaría la
inmutabilidad del proceso, así como el derecho de defensa de las partes, y,
en consecuencia, se vería afectado el debido proceso. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 13, B. J. 1236; 3 de mayo de 2013, núm. 53, B. J.
1230; 24 de abril de 2013, núm. 140, B. J. 1229; 6 de febrero de 2013, núm.
14, B. J. 1227.

Aunque según el principio iura novit curia, los jueces deben aplicar la norma
que corresponde al hecho sometido a su consideración, sin esperar que las
partes se la indiquen, en el ejercicio de ese poder activo de dirección del
proceso, las partes deben tener la oportunidad de presentar sus respectivas
posiciones y los argumentos legales en apoyo a la nueva orientación dada por
el tribunal al caso. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 13, B. J.
1236; 3 de mayo de 2013, núm. 53, B. J. 1230; 24 de abril de 2013, núm.
140, B. J. 1229; 6 de febrero de 2013, núm. 14, B. J. 1227.
INMUEBLES

V. bienes inmuebles.
INSCRIPCIÓN EN FALSEDAD

V. también acto auténtico, casación, legalización de firmas, notario.


Competencia

El tribunal competente para conocer de la inscripción en falsedad, demanda


incidental, es el tribunal que conoce de lo principal. Si el procedimiento
principal es una instancia en apelación, es el tribunal de segundo grado el que
conocerá del incidente. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 40, B. J.
1220; 11 de julio de 2012, núm. 5, B. J. 1220.
Comunicación al fiscal

La comunicación al fiscal solo procede cuando sea requerida por el


demandado in liminis litis, conforme al párrafo del artículo 83 de la Ley 845
de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 7 de junio de 2006, núm. 1, B. J. 1147, pp. 61-65.
Concepto

La falsedad incidental es la vía mediante la cual una parte involucrada en una


demanda principal impugna o rechaza un documento que entiende es falso o
falsificado. El procedimiento es dirigido contra el documento con la finalidad
de anularlo de la instancia como medio de prueba, sin que se lesione el
derecho de defensa de las partes en la litis ni el principio de lealtad de los
debates, por constituir un medio de defensa contra la demanda principal. SCJ,
3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 26, B. J. 1238.

El procedimiento de inscripción en falsedad es un modo particular de


instrucción destinado a facilitar al juez el descubrimiento de la verdad. SCJ,
1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 121, B. J. 1229.
Especies en que es necesario inscribirse en falsedad

Para restarle validez a un acto con firmas legalizadas por un notario, no es


suficiente que el notario que ha legalizado las firmas declare que las firmas
estampadas en ese documento son falsas, incluyendo la suya propia; se
requiere que la parte interesada se inscriba en falsedad contra dicho acto.
SCJ, Pleno, 21 de marzo de 2007, núm. 5, B. J. 1156, pp. 45-53; 3.ª Cám., 6
de junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 881-888.

La prueba de la falsedad de la mención contenida en un acto de alguacil sobre


el lugar donde fue notificado no puede hacerse por testigos, sino únicamente
por la vía de la inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012,
núm. 102, B. J. 1215.

La parte que alega que el acto de estipulaciones en un divorcio por mutuo


consentimiento no ha sido firmado por ella debe proceder por la vía de la
inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 141, B. J.
1216.

Alguacil que se traslada al domicilio de la persona requerida y lo encuentra


cerrado, y luego se traslada a un local vecino donde encuentra a dicha
persona y le notifica personalmente sin hacer constar este último traslado. En
la especie no se trata de un incidente de nulidad del acto así notificado, sino
de una inscripción en falsedad, para la cual no es necesario comprobar si el
alguacil actuante omitió formalidades previstas por la ley a pena de nulidad,
sino comprobar la veracidad o falsedad de las afirmaciones que sí se hicieron
constar en el acto impugnado de que la notificación se hizo a la persona
misma a quien se quería notificar. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm.
121, B. J. 1229.
Especies en que no es necesario inscribirse en falsedad

Aunque el acto auténtico hace fe de sus enunciaciones respecto de las


comprobaciones materiales que hace el notario personalmente o de aquellas
comprobaciones materiales que han tenido lugar en su presencia en el
ejercicio de sus funciones, las afirmaciones hechas en el acto por el notario
fuera de sus atribuciones legales pueden ser combatidas por toda clase de
pruebas, sin necesidad de inscripción en falsedad. En la especie, el
demandante demandó en nulidad de un testamento auténtico por violación al
artículo 972 del Código Civil, que exige que si el testamento se otorga ante
dos notarios, será dictado por el testador y escrito por uno de ellos, lo cual
quedaba evidenciado de la simple lectura del acto. SCJ, 1.ª Cám., 3 de
octubre 2001, núm. 1, B. J. 1091, pp. 139-145.
Etapas del procedimiento

El procedimiento de inscripción en falsedad se divide en tres etapas: la


primera se extiende desde antes de la demanda en inscripción en falsedad
hasta que se produce la sentencia que la admite; la segunda comprende los
debates sobre la admisibilidad de los medios de falsedad; la tercera fase, la
discusión de las pruebas de la falsedad. Cada fase termina con una sentencia.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 13, B. J. 1238; 3 de mayo de 2013,
núm. 42, B. J. 1230.

En la primera etapa de la inscripción en falsedad incidental, la autoridad


judicial se limita a apreciar soberanamente la seriedad de la demanda, sin que
sea necesaria una instrucción profunda y enjundiosa. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
enero de 2014, núm. 23, B. J. 1238.

Los jueces que conocen de una demanda de inscripción en falsedad disponen


de amplias facultades y poderes discrecionales para admitirla o desestimarla
en su primera fase. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 13, B. J. 1238.

Los jueces no pueden desechar el documento argüido de falsedad porque el


demandado no hizo su depósito en secretaría según el artículo 219 del Código
de Procedimiento Civil. Esta disposición se aplica al procedimiento posterior
a la admisión de la inscripción en falsedad y no a su fase preliminar, en la que
se encontraba el procedimiento en la especie. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de
2013, núm. 42, B. J. 1230.
Intimación al demandado en falsedad

Los jueces del fondo son soberanos para prorrogar el plazo de ocho días
acordado por el artículo 216 del Código de Procedimiento Civil al
demandado en el incidente de falsedad, a fin de que declare si tiene o no el
propósito de servirse del documento argüido de falsedad, facultad que puede
ser usada por ellos cuando, por estar ausente o enfermo su cliente, el abogado
del demandado no ha hecho ninguna declaración en el referido plazo, o
cuando, habiéndola hecho, esta es irregular y requiere su regularización, o
por cualquier otra causa justificada. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm.
5, B. J. 1220.

Aunque la parte contra la cual se ha opuesto una inscripción en falsedad


puede solicitar la prorrogación del plazo establecido en el artículo 216 del
Código de Procedimiento Civil para efectuar su correspondiente declaración
afirmativa, basada en que dicho plazo no está previsto a pena de caducidad,
corresponde al juez apoderado de dicha solicitud, una vez verificadas las
circunstancias que han impedido hacer tal declaración, decidir si procede o no
la prórroga solicitada. SCJ, 1.ª Cám., 13 de febrero de 2008, núm. 9, B. J.
1167, pp. 177-184.

Si ante la intimación que le ha hecho quien se inscribe en falsedad, la parte


intimada expresa su negativa a servirse del documento atacado, dicho
documento será desechado del proceso y se continuará con el conocimiento
del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 9, B. J. 1127, pp.
228-240.
Jurisdicción inmobiliaria

El tribunal de tierras tiene la facultad para conocer y fallar la impugnación de


un acto bajo firma privada, cuyas firmas han sido legalizadas por un notario,
sin necesidad de recurrir al procedimiento de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Cám., 2 de febrero de 2005, núm. 12, B. J. 1131, pp. 470-478; 2 de julio
de 2003, núm. 9, B. J. 1112, pp. 1038-1056.

En materia de litis de derecho registrado, los jueces gozan de amplia libertad


para examinar la regularidad o no de un documento y pueden, entre otras
cosas, remitir u ordenar la celebración de una experticia caligráfica, sin
necesidad de que se agote el procedimiento de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 56, B. J. 1218.

El tribunal no tiene que responder a la solicitud de sobreseimiento basada en


que la parte que lo pide se propone inscribirse en falsedad si el tribunal
procede a rechazar el incidente en inscripción en falsedad. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 9, B. J. 1234.
No es posible la inscripción en falsedad contra una sentencia

Las sentencias, como expresión de la función jurisdiccional del Estado, no


pueden ser impugnadas por medio de una acción principal que tienda a
anularlas o revocarlas ni por inscripción en falsedad, salvo escasas
excepciones. Las sentencias deben ser atacadas mediante el ejercicio del
correspondiente recurso. SCJ, 1.ª Cám., 30 de diciembre de 2002, núm. 14,
B. J. 1105, pp. 145-154.
Poder discrecional de los jueces

Los jueces que conocen de una demanda de inscripción en falsedad gozan de


un poder discrecional para admitirla o rechazarla según las circunstancias, las
cuales apreciarán soberanamente. De poder determinarse de los documentos
producidos y de los hechos de la causa elementos suficientes para formar su
convicción, los jueces no están obligados a agotar todos los medios de
instrucción previstos por la ley, puesto que se impone evitar el
prolongamiento del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 42, B. J.
1230; 24 de abril de 2013, núm. 121, B. J. 1229; 6 de febrero de 2013, núm.
12, B. J. 1227; 1.ª Cám., 22 de febrero de 2006, núm 24, B. J. 1143, pp. 191-
196; 11 de agosto de 2004, núm. 3, B. J. 1125, pp. 50-57; 31 de julio de
2002, núm. 16, B. J. 1100, pp. 205-215; 18 de abril de 2001, núm. 7, B. J.
1085, pp. 67-73.

Los jueces disponen de amplias facultades y poderes discrecionales para


admitir o desestimar una demanda en inscripción en falsedad como incidente
civil. No están obligados a requerir ni agotar su procedimiento, con la
finalidad de evitar que el asunto se prolongue por tiempo indefinido, dado lo
extenso, complicado y oneroso del proceso de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 26, B. J. 1238.

Los jueces solo deben admitir la inscripción de falsedad cuando los


elementos y circunstancias constitutivos de la adulteración fraudulenta
revistan un nivel de gravedad y concordancia tal que le permitan llegar al
convencimiento cabal de la falsedad alegada. SCJ, 1.ª Cám., 31 de julio de
2002, núm. 16, B. J. 1100, pp. 205-215; 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm.
26, B. J. 1238.

Los jueces de fondo tienen la facultad de acoger o de rechazar el pedimento


de falsedad incidental si entienden que en el expediente reposan elementos de
pruebas suficientes que les permitan forman su convicción, máxime cuando
estiman que el incidente resulta innecesario y frustratorio y que conduciría a
retardar indebidamente el conocimiento del asunto. En la especie se pretendía
impugnar un documento que había sido validado en un proceso de
saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 26, B. J. 1238.
El tribunal puede formar su convicción del estudio del acta de audiencia que
contiene las declaraciones vertidas por las partes y por el alguacil que
instrumentó el acto argüido en falsedad, con ocasión de las medidas de
instrucción celebradas por el juez comisario, sin esperar al informe del juez
comisario que prevé la ley. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 121, B.
J. 1229.
Renuncia

Renuncia tácitamente al procedimiento de inscripción en falsedad la parte que


no solo no da curso al proceso de inscripción en falsedad, sino que, por el
contrario, se sirve del acto objeto de la referida inscripción, que lo ha
emplazado a comparecer en casación, para solicitar la caducidad del recurso.
SCJ, 1.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 26, B. J. 1221.
Sentencia que decide sobre la inscripción en falsedad

La decisión del tribunal que admite o rechaza la demanda en inscripción en


falsedad debe justificar de manera clara y precisa los hechos y circunstancias
que le permiten decidir en un sentido u otro. SCJ, 1.ª Cám., 22 de febrero de
2006, núm. 24, B. J. 1144, pp. 191-196.
INSPECCIÓN DE LUGARES

V. también medidas de instrucción.

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano de apreciación para ordenar
o desestimar, como mejor convenga a una adecuada administración de
justicia, la inspección de lugares que le ha sido solicitada por una de las
partes. SCJ, 3.ª Cám., 22 de octubre de 2003, núm. 42, B. J. 1115, pp. 1323-
1331.
INSTITUTO AGRARIO DOMINICANO

V. ley de cuota parte, reforma agraria.


INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS FORENSES (INACIF)
Aunque el artículo 323 del Código de Procedimiento Civil dispone que los
jueces no están obligados a adoptar el parecer de los peritos si su convicción
se opone a ello, esto no significa que los jueces puedan discrecionalmente
desestimar los resultados de una experticia realizada por el Instituto Nacional
de Ciencias Forenses (INACIF) y proceder a sustanciar por sí mismos
asuntos eminentemente científicos, como es el estudio técnico de la escritura,
el cual descansa en comprobaciones y cotejos de carácter atinentes a la forma
y estructura de los rasgos caligráficos, cuestión obviamente que debe estar a
cargo de personas especialistas y competentes en el asunto, que actúan con
ayuda de los instrumentos tecnológicos propios de la materia. SCJ, 1.ª Cám.,
26 de abril de 2006, núm. 38, B. J. 1145, pp. 232-240; 3.ª Sala, 26 de
septiembre de 2012, núm. 40, B. J. 1222.
INTERDICCIÓN

La sentencia que interviene en materia de interdicción es puramente


declarativa y tiene por efecto inhabilitar en la vida jurídica a la persona
declarada interdicta a partir del momento mismo en que el tribunal lo
compruebe. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 71, B. J. 1175, pp.
601-607.

El tribunal que acoge la demanda en interdicción no tiene necesidad de


determinar a partir de qué fecha se hace la interdicción efectiva: el artículo
502 del Código Civil establece que la interdicción producirá sus efectos a
partir de la fecha de la sentencia que la declare. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre
de 2008, núm. 71, B. J. 1175, pp. 601-607.

Para invalidar los actos anteriores a la fecha de la interdicción, se debe


demandar la nulidad de dichos actos por la vía principal y demostrar, según
lo dispone el artículo 503 del Código Civil, que al momento de ser otorgados
existía la causa de la interdicción. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm.
71, B. J. 1175, pp. 601-607.
INTERÉS JURÍDICO

V. también acción, calidad, casación, medio de inadmisión.


Concepto

El interés es la utilidad que tiene para un accionante el ejercicio de un


derecho o acción. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009, núm. 32, B. J. 1182.

Para ejercitar válidamente una acción en justicia es necesario que quien la


intente justifique el perjuicio o agravio ocasionado a un derecho propio, el
provecho que le derivaría el acogimiento de sus pretensiones, así como un
interés legítimo, nato y actual. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm.
3, B. J. 1232; 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 39, B. J. 1236; 15 de
mayo de 2013, núm. 137, B. J. 1230; 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J.
1228.

Según el artículo 47 de la Ley 834 de 1978, una vez comprobada la falta de


interés, el tribunal debe declarar, aun de oficio, la inadmisibilidad de la
demanda. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 39, B. J. 1236.

El demandante en toda acción en justicia debe reunir las condiciones de


capacidad, calidad e interés. Para accionar en justicia no basta con ser capaz y
tener la debida calidad, sino también debe tener interés, que es la utilidad que
para el accionante tenga el ejercicio de la acción. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre
de 2012, núm. 77, B. J. 1223.

La acción judicial debe involucrar el reconocimiento o reivindicación de un


derecho jurídicamente protegido. SCJ, 1.ª Sala, 17 de noviembre de 2010,
núm. 36, B. J. 1200.
Derecho propio de la persona que sufre el agravio

El interés en un derecho propio de la persona que ha sufrido un agravio; no


puede ser invocado por otra persona. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm.
50, B. J. 1232.
Especies en que hay interés

Tiene interés en recurrir la persona contra quien se ha dictado una sentencia


que contiene puntos adversos. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 32, B.
J. 1216.

El propietario de una unidad de condominio tiene calidad e interés para


accionar sobre la ocupación de áreas comunes del condominio. SCJ, 3.ª Sala,
20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.
Especies en que no hay interés

La parte a la cual no perjudica un fallo no puede intentar recurso alguno


contra este. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232; 1.ª
Cám., 19 de marzo de 2003, núm. 15, B. J. 108, pp. 164-170; 3.ª Cám., 26 de
julio de 2005, núm. 26, B. J. 1136, pp. 1263-1266.

La parte a la cual no perjudica un fallo no puede invocar en su provecho un


agravio derivado de una violación infligida a otra parte del proceso. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 20, B. J. 1237.
Evaluación

El interés de una parte que comparece en justicia puede evaluarse en función


del alcance de sus conclusiones formuladas ante los jueces de fondo, ya que
dichas pretensiones determinan el beneficio que pretende deducir con el
ejercicio de su acción. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J.
1232.
Mandato inexistente

Es inadmisible por falta de calidad e interés la demanda incoada por un


abogado que no ha recibido mandato previo del demandante a quien dice
representar. En la especie, el demandante declaró ante el tribunal, por
mediación de otros abogados, que ni conocía ni había otorgado mandato para
que se incoara la litis, respecto de la cual declaró, asimismo, no tener ningún
interés. SCJ, 3.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 22, B. J. 1146, pp. 1725-
1734.
INTERÉS CONVENCIONAL

En las obligaciones de pago de suma de dinero en las que las partes hayan
previsto el pago de un interés para el caso de incumplimiento o cualquier tipo
de cláusula penal, el juez apoderado debe aplicar exclusivamente el interés
convenido, ya que su finalidad es precisamente resarcir al acreedor por los
daños ocasionados por la demora del deudor o por la devaluación de la
moneda en el transcurso del tiempo, sin acumularlo con ningún otro tipo de
interés o indemnización. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 40, B. J.
1228.
INTERÉS LEGAL

El artículo 91 del Código Monetario y Financiero derogó expresamente la


Orden Ejecutiva 311, que había instituido el uno por ciento (1 %) como el
interés legal. Ya no existe el interés legal preestablecido. SCJ, Pleno, 23 de
diciembre de 2005, núm. 10, B. J. 1141, pp. 93-105; 1.ª Sala, 26 de junio de
2013, núm. 151, B. J. 1231; 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222;
1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 29, B. J. 1178; 19 de marzo de 2008,
núm. 6, B. J. 1168, pp. 152-158; 11 de abril de 2007, núm. 7, B. J. 1157, pp.
74-86; 14 de junio de 2006, núm. 9, B. J. 1147, pp. 152-183.

El hecho de que se haya derogado la norma que establecía la tasa de interés


legal no implica que el acreedor no tenga derecho a ser indemnizado por la
demora de su deudor, puesto que, de ser así, se generaría un estado de
inequidad y una distorsión de las relaciones contractuales. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 40, B. J. 1228.

Para computar los intereses legales en los casos de demandas interpuestas


antes de la derogación de la Orden Ejecutiva 311, se debe tomar en cuenta
solo el período entre la fecha de la demanda en cobro de pesos hasta la
promulgación del Código Monetario y Financiero, que derogó dicha orden
ejecutiva. SCJ, 1.ª Cám., 19 de marzo de 2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 152-
158; 16 de febrero de 2008, núm. 12, B. J. 1167, pp. 198-206.
INTERÉS JUDICIAL

En materia de responsabilidad civil, los jueces del fondo tienen la facultad de


fijar intereses judiciales a título de indemnización compensatoria, siempre y
cuando dichos intereses no excedan el promedio de las tasas de interés
activas imperantes en el mercado al momento de su fallo. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1332; 1.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 48, B. J. 1239; 13 de noviembre de 2013, núm. 9, B. J. 1236; 6 de
marzo de 2013, núm. 3, B. J. 1228; 10 de octubre de 2012, núm. 22, B. J.
1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 42, B. J. 1222.

En las obligaciones de pago de sumas de dinero en las que las partes no han
pactado ningún interés moratorio para el retardo en su cumplimiento, los
jueces están obligados a fijar un interés de la manera más objetiva y
razonable posible, en aplicación de las disposiciones del artículo 4 del
Código Civil que lo manda a juzgar no obstante silencio, oscuridad o
insuficiencia de la ley. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 40, B. J.
1228.
INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS

La labor judicial no puede limitarse a la simple elección arbitraria de una


interpretación normativa a fin de subsumir la solución del caso y, por medio
de un silogismo, derivar las consecuencias pertinentes. Esta técnica,
característica del modelo decimonónico, resulta inadecuada para la aplicación
de las normas jurídicas en la actualidad y ha sido sustituida por la
argumentación. La labor argumentativa del juez implica un proceder
prudencial y la sustentación de su decisión en un razonamiento
argumentativo dirigido a lograr el convencimiento de sus destinatarios de que
aquella constituye la solución más justa y razonable, ya que, en ausencia de
dichos elementos, estaríamos en presencia de una interpretación y aplicación
volitiva del derecho, irracional, lo cual no es cónsono con el Estado
constitucional de derecho imperante en nuestro ordenamiento jurídico. SCJ,
1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 22, B. J. 1237.

Para la solución de las antinomias o contradicción entre dos preceptos legales


existen tres criterios de solución: lex superior derogat inferiori (entre dos
normas incompatibles prevalece la norma jerárquicamente superior); lex
posterior derogat priori (entre dos normas incompatibles, una anterior y otra
posterior, prevalece la posterior); y lex specialis derogat generali (entre dos
normas incompatibles, una general y la otra especial, prevalece la especial).
Dicho de otro modo, las antinomias se resuelven acudiendo al criterio
jerárquico, criterio cronológico o al criterio de especialidad. SCJ, 1.ª Sala, 5
de febrero de 2014, núm. 23, B. J. 1239
INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS

V. contrato.
INTERRUPCIÓN DE INSTANCIA

V. también renovación de instancia.

La interrupción de la instancia, cuyo procedimiento se establece en los


artículos 344 al 349 del Código de Procedimiento Civil, tiene como objeto
primordial evitar la indefensión judicial, como núcleo de la tutela judicial
efectiva. De ahí que la ley consagre, como garantía del derecho de defensa,
que todas las diligencias practicadas y las sentencias obtenidas después de la
muerte de una de las partes o de sus abogados serán nulas. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 28, B. J. 1216.

La interrupción de la instancia es un incidente que tiene como consecuencia


hacer cesar provisionalmente el proceso para asegurar el ejercicio adecuado y
eficiente del derecho de defensa de la parte que se ha quedado sin abogado o
de los abogados de la parte que ha fallecido. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre
de 2012, núm. 26, B. J. 1222.

Según los artículos 342 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, la


interrupción de la instancia provocada por la muerte de una de las partes se
produce, si el expediente no se encuentra en estado de fallo, a partir del
momento en que se notifica el fallecimiento a los abogados de la contraparte.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 42, B. J. 1213.

La muerte de una de las partes no interrumpe de pleno derecho la instancia.


La contraparte puede continuar válidamente el procedimiento hasta que se le
notifique dicha muerte. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 42, B. J.
1213; 3.ª Cám., 20 de junio de 2001, núm 14, B. J. 1087, pp. 604-621.

El deceso del abogado de una de las partes da lugar a que la instancia sea
interrumpida provisionalmente hasta tanto se cumpla con el procedimiento de
constitución de un nuevo abogado que establece la ley. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
septiembre de 2012, núm. 26, B. J. 1222.

Al fallecer el abogado de una de las partes en la instancia en apelación, la


contraparte debe emplazar en constitución de nuevo abogado, según el
artículo 346 del Código de Procedimiento Civil. La corte, a su vez, en su
función de guardiana del respeto al debido proceso, debe vigilar el
cumplimiento a las formalidades establecidas por la ley, por lo que frente a la
solicitud de interrupción de instancia, debe hacer mérito a dicho pedimento y
ordenar que se proceda a la citación en constitución de nuevo abogado, sobre
todo cuando si comprueba que la parte cuyo abogado ha fallecido no ha
comparecido a dicha audiencia. En la especie, la corte ordenó la continuación
del proceso y dictó sentencia condenatoria en perjuicio de la parte
defectuante. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 28, B. J. 1216.
INTERVENCIÓN

Según el artículo 466 del Código de Procedimiento Civil, para intervenir se


requiere necesariamente ser un tercero. No es un tercero quien ha sido parte
en la sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011, núm. 25, B.
J. 1213.

La intervención por el que un tercero entra a participar en un proceso


pendiente puede ser voluntaria o forzosa. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de junio
de 2009, núm. 4, B. J. 1183.
INTERVENCIÓN FORZOSA

La intervención forzosa es un medio preventivo que consiste en la citación de


un tercero para que las consecuencias resultantes de la sentencia repercutan
respecto del interviniente, al mismo tiempo que decide acerca de las
pretensiones de las partes originalmente enfrentadas. SCJ., 1.ª Sala, 7 de
septiembre de 2011, núm. 7, B. J. 1210; 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001,
núm. 15, B. J. 1091, pp. 230-237; 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 20, B.
J. 1233.

Debe rechazarse la demanda en intervención forzosa en la que no se presenta


prueba alguna de la vinculación jurídica del demandado en intervención con
las partes principales. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio de 2002, núm. 6, B. J. 1110,
pp. 133-145.
Contradice la naturaleza de la intervención demandar en intervención forzosa
a terceras personas a quienes se pretende presentar como peritos. SCJ., 1.ª
Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 7, B. J. 1210.

La persona que es llamada en intervención forzosa por primera vez en


apelación puede invocar la inadmisibilidad de la intervención, puesto que, al
privársele del primer grado de jurisdicción, se le ha puesto en una posición de
desventaja procesal. SCJ, 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 20, B. J. 1233.

Si la persona que es llamada en intervención forzosa por primera vez en


apelación no invoca la inadmisibilidad de la intervención y concluye al
fondo, el tribunal puede fallar el recurso. SCJ, 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013,
núm. 20, B. J. 1233.

En grado de apelación la intervención forzosa es posible solo contra quienes


puedan recurrir la sentencia en tercería. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012,
núm. 3, B. J. 1218.

La intervención forzosa es inadmisible en casación, toda vez que el


conocimiento de una demanda en intervención forzosa necesariamente obliga
a la ponderación de los hechos, escenario que escapa al control de la
casación, además de que la intervención forzosa no está prevista en los
artículos 57 al 61 de la Ley sobre Procedimiento de Casación, que regulan la
intervención en materia de casación. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm.
241, B. J. 1230; 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 91, B. J. 1237.
INTERVENCIÓN VOLUNTARIA

V. también casación.
Concepto

La intervención voluntaria constituye un medio de protección reservado a


favor de aquellas personas que, sin haber formado parte de un proceso,
resultan afectadas por su resultado, lo que les crea un interés de hacer
desaparecer la decisión dictada en su contra y al margen de su participación
en el litigio. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 10, B. J. 1229.
Jurisdicción inmobiliaria

La intervención voluntaria es de aplicación supletoria en la jurisdicción


inmobiliaria, de acuerdo con el principio VIII de la Ley de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 14, B. J. 1231.

La intervención voluntaria ante la jurisdicción inmobiliaria puede ser


intentada por cualquier parte que tenga un interés legítimo y jurídicamente
protegido. Al no existir la tercería en materia inmobiliaria, la figura de la
intervención no está supeditada a la tercería, según se pudiera interpretar del
artículo 466 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre
de 2012, núm. 67, B. J. 1223.

Quien ha sido parte en primer grado ante la jurisdicción inmobiliaria no


puede cambiar su calidad en segundo grado e intervenir voluntariamente,
pues el cambio de calidad violenta la inmutabilidad del proceso. SCJ, 3.ª
Sala, 29 de mayo de 2013, núm. 65, B. J. 1230.
Tipos de intervención voluntaria

La intervención voluntaria puede ser accesoria o principal, dependiendo de si


las pretensiones de los intervinientes son las mismas de las partes originales o
distintas a las de estas. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de 2012, núm.
2, B. J. 1225; 3 de junio de 2009, núm. 4, B. J. 1183.

La intervención voluntaria es accesoria si las pretensiones de los


intervinientes se limitan a adherirse a los motivos y conclusiones de las
demás partes. En ese caso, las intervenciones deben tener el mismo resultado
que la demanda o recurso y, de ser este rechazado, las intervenciones
voluntarias accesorias seguirán igual suerte. SCJ, Salas Reunidas, 12 de
diciembre de 2012, núm. 2, B. J. 1225; 3 de junio de 2009, núm. 4, B. J.
1183.

La intervención voluntaria es principal si los efectos que de ella se derivan


están ligados a la idea de que el interviniente somete al juez una pretensión
que le es propia y por si misma autónoma con relación a la del demandante
originario. A la intervención voluntaria principal no la puede afectar el
desistimiento, la aquiescencia o la transacción del demandante originario; de
igual manera, el interviniente voluntario principal puede ejercer todas las vías
de recurso como si él hubiera hecho una demanda inicial, sin importar que el
demandante original se abstenga de ejercerlas. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de
junio de 2009, núm. 4, B. J. 1183.
INVESTIGACIÓN DE LA PATERNIDAD

V. filiación.
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY
Concepto

El principio de la irretroactividad de las leyes es un principio general de


derecho que se encuentra consagrado en el artículo 110 de la Constitución. La
consagración de dicho principio procura el afianzamiento de la seguridad
jurídica e incluso la dignidad de las personas que integran un Estado social y
democrático de derecho. TC/0017/12, 20 de febrero de 2013.

Toda ley nueva se aplica inmediatamente a contar de su entrada en vigor sin


poder remontar en el pasado. La ley nueva no puede regir el pasado. SCJ, 1.ª
Sala, 17 de agosto de 2011, núm. 23, B. J. 1209.

Al expresar el artículo 2 del Código Civil que “la ley sólo dispone para el
porvenir, no tiene efecto retroactivo”, establece a la vez el principio del
efecto inmediato y el de no retroactividad. En un aspecto positivo, la ley
nueva se aplica inmediatamente, con la única condición de no lesionar
derechos adquiridos; en el aspecto negativo, la ley no se aplica en el pasado.
SCJ, 1.ª Cám., 19 de marzo de 2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 152-158; 16 de
febrero de 2008, núm. 12, B. J. 1167, pp. 198-206.
Especies a las que se aplica el principio

Los contratos acordados antes de la promulgación de la ley 6-06 sobre


Crédito Público no están sujetos a dicha ley porque, de aplicarse dicha nueva
normativa, se violaría el principio de irretroactividad de la ley. SCJ., 1.ª Sala,
7 de septiembre de 2011, núm. 3, B. J. 1210.

No debe tomarse en cuenta una ley promulgada después de la demanda


original en justicia. El juez debe resolver el asunto como si la sentencia fuese
dictada el mismo día que fue introducida la demanda. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
junio de 2006, núm. 9, B. J. 1147, pp. 152-183.

El saneamiento comenzado bajo la Ley 1542 de 1947, en el que los


reclamantes tienen derechos adquiridos, se debe continuar bajo el amparo de
dicha ley y no bajo la nueva Ley 108-05 y sus reglamentos, toda vez que la
nueva ley resulta menos favorable para los reclamantes. SCJ, 3.ª Sala, 6 de
junio de 2012, núm. 16, B. J. 1219.

La ley que acorta el plazo para interponer un recurso solo rige para las
sentencias notificadas a partir de su publicación. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre
de 2012, núm. 71, B. J. 1223.
Excepciones

El principio de la irretroactividad de la ley tiene cuatro excepciones: a)


cuando el régimen procesal anterior garantice algún derecho adquirido o
situación jurídica favorable a los justiciables (artículo 110 de la
Constitución); b) cuando la disposición anterior garantiza en mejores
condiciones que la nueva el derecho a una tutela judicial efectiva; c) cuando
se trate de normas penales que resulten más favorables a la persona que se
encuentre sub judice o cumpliendo condena; d) cuando el legislador, por
razones de conveniencia judicial o interés social, disponga que los casos
iniciados con una ley procesal anterior sigan siendo juzgados por la misma,
no obstante dichas leyes hayan sido derogadas (principio de ultraactividad).
TC/00024/12, 21 de junio de 2012.
Filiación

La ley aplicable a la acción en investigación de paternidad no es la que regía


al momento del nacimiento del hijo o hija ni aquella que era aplicable al
momento de iniciarse la demanda, sino la vigente al momento del fallo, pese
al principio procesal de que toda decisión jurisdiccional debe reputarse como
pronunciada en la época en que se inició la controversia judicial, así como al
principio de la irretroactividad de la ley. Esto así en virtud del artículo 486 de
la Ley 136-03, según la cual sus disposiciones “se aplicarán a todos los casos
en curso de conocimiento”. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 121, B.
J. 1228.

La Ley 136-03, que consagra la igualdad entre los hijos, beneficia y es


aplicable a los hijos nacidos de una relación consensual que hayan iniciado su
acción en reclamación de paternidad después de su entrada en vigor, aunque
sus nacimientos hayan ocurrido estando vigente la Ley 985 de 1945, que
establecía un plazo de prescripción de cinco años para ejercer dicha acción.
SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 84, B. J. 1239; 24 de abril de
2013, núm. 131, B. J. 1229. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 21 de
septiembre de 2011, núm. 21, B. J. 1210; 17 de agosto de 2011, núm. 23, B.
J. 1209.
Normas procesales y reformas constitucionales

Las reformas constitucionales, al igual que las leyes de procedimiento, entre


ellas las que regulan la competencia y la organización judicial, surten efecto
inmediato, lo que implica necesariamente una atenuación al principio de la
irretroactividad de la ley. SCJ, 1.ª Sala, 18 de septiembre de 2013, números
41 a 75, B. J. 1234.

Es de principio que las normas de carácter procesal son de aplicación


inmediata. SCJ, Salas Reunidas, 12 de febrero de 2014, núm. 2, B. J. 1239;
1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 107, B. J. 1230.

Es de principio que las normas de carácter procesal son de aplicación


inmediata. El embargo hecho por un banco se beneficia del procedimiento
abreviado de ejecución instaurado por la Ley 6186 de 1963 sobre Fomento
Agrícola, aunque los contratos de crédito que sirven de título al
procedimiento fueron suscritos antes de la entrada en vigor del Código
Monetario y Financiero (Ley 183-02), que dispuso que los bancos se
beneficiaban de dicho procedimiento abreviado, toda vez que el
procedimiento de embargo comenzó después de la entrada en vigor del
referido código. SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 107, B. J. 1230.

La ley 108-05 que regula el registro de todos los derechos inmobiliarios en la


República Dominicana tiene carácter procesal y, por tanto, debe aplicarse
para todos los actos que hayan de efectuarse después de su entrada en vigor,
en la especie, al acto de notificación de la sentencia del tribunal. SCJ, 3.ª
Cám., 28 de enero de 2009, núm. 15, B. J. 1178.

J
JUECES

V. también inhibición, interpretación de las normas jurídicas, jueces


(papel activo o pasivo), jueces (poder de apreciación), recusación,
sentencia.
Corte de envío

El hecho de que un juez, habiendo formado parte de la corte que dictó la


sentencia recurrida en casación, participe como juez miembro de la corte de
envío luego de casada dicha sentencia no invalida la sentencia de la corte de
envío si dicho órgano colegiado, independientemente de la presencia del
referido magistrado, contó con el cuórum necesario para deliberar y fallar
válidamente. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J.
1222.
Instrucción y fallo del expediente

El hecho de que una sentencia civil o comercial esté firmada por jueces que
no tomaron parte en la instrucción de la causa no invalida dicha decisión,
siempre que estos participen en las deliberaciones que culminaron con el
fallo. La Ley 684 del 24 de mayo de 1934 dispone que cuando, por cualquier
causa, los jueces que conozcan de estas materias no puedan fallarlo, los
jueces que lo sustituyan tienen capacidad legal para decidirlo, sin necesidad
de nueva audiencia, siempre que haya quedado constancia escrita de las
conclusiones y defensas de las partes, de las declaraciones de testigos y de
cualesquiera otro elemento que pueda influir en el fallo. SCJ, Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 7, B. J. 1168, pp. 90-102.

El requisito de que los jueces que instruyeron un asunto son los que deben
decidirlo solo se aplica en las materias donde existe el principio de
inmediatez, como lo es en materia penal. Al sustentarse la materia de tierras
en prueba escrita principalmente, todo expediente que se encuentre en estado
de fallo puede ser decidido por un juez que no sea el que lo haya instruido,
toda vez que la decisión se sustentará en el examen de los documentos
depositados en el expediente. SCJ, 3.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 13, B.
J. 1221; 14 de marzo de 2012, núm. 35, B. J. 1216.

El hecho de que dos jueces de la corte de apelación que no estuvieron


presentes en la discusión del fondo del asunto figuran como firmantes de la
sentencia que puso fin a la instancia no invalida la decisión, puesto que la
sentencia se encuentra firmada también por los tres magistrados que
conocieron la instrucción del recurso de que se trata, quienes constituyen
mayoría para su deliberación. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 44, B.
J. 1220.

El hecho de que el juez de un tribunal colegiado que instruyó una


comparecencia personal no figure entre los jueces que dictaron el fallo no es
una irregularidad de la sentencia, puesto se cumplió con el cuórum para
conocer y decidir el asunto, que es de tres jueces, según el artículo 34 de la
Ley de Organización Judicial. SCJ, 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2001, núm.
5, B. J. 1092, pp. 110-122.
Jurisdicción inmobiliaria

La materia inmobiliaria no se rige por el principio de la inmediación, como


ocurre en la materia penal, la que exige que los jueces que instruyen el
proceso sean los mismos que suscriban la decisión. SCJ, 3.ª Sala, 1 de agosto
de 2012, núm. 13, B. J. 1221.

Las decisiones del tribunal superior de tierras deben ser firmadas por los
jueces que integraron la terna que ha conocido e instruido el asunto. SCJ, 3.ª
Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 45, B. J. 1224; 31 de octubre de 2012,
núm. 77, B. J. 1223; 12 de mayo de 2010, núm. 15, B. J. núm. 1194; 23 de
septiembre de 2009, núm. 16, B. J. 1186; 5 de noviembre de 2008, núm. 2. B.
J. 1176, pp. 781-786.

Las decisiones del tribunal superior de tierras deben ser firmadas por los
jueces que integraron la terna que ha conocido e instruido el asunto. Es nula
la sentencia que, no obstante expresar cuáles jueces formaron el tribunal, uno
de ellos no figura entre los jueces firmantes del fallo, sin que haya constancia
de que haya sido sustituido por ningún otro en la forma prevista en la Ley
108-05 de Registro Inmobiliario y en sus reglamentos. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
diciembre de 2013, núm. 20, B. J. 1237.

Las decisiones del tribunal superior de tierras deben ser firmadas por los
jueces que integraron la terna que ha conocido e instruido el asunto, salvo en
caso de ausencia temporal o definitiva por inhabilitación, renuncia,
destitución, muerte, recusación, sustitución o por cualquier otro motivo que le
impida el conocimiento del expediente asignado, conforme al párrafo del
artículo 11 del Reglamento de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria.
SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

Las decisiones del tribunal superior de tierras deben ser firmadas por los
jueces que integran la terna designada para conocer del asunto. En la especie,
para el conocimiento del asunto, dos de los jueces de la terna original fueron
sustituidos mediante auto por encontrarse de vacaciones; no obstante, figuran
firmando la sentencia, a pesar de que solo abrieron el juicio, sin participar en
los debates y conclusiones del fondo de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 12 de
mayo de 2010, núm. 15, B. J. 1194.
Según se deduce de los artículos 10, 11 y 17 del Reglamento para los
Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original, el juez designado
en la terna para conocer y fallar un expediente en la jurisdicción inmobiliaria
puede firmar la sentencia que decide el asunto aunque, por motivos de
vacaciones, no haya participado en la audiencia de fondo. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 67, B. J. 1232.

La terna originalmente designada para conocer de un asunto puede ser


modificada varias veces mediante los autos correspondientes. Los jueces que
formen la última terna firmarán la sentencia del tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 22, B. J. 1234.

El cambio de los jueces que componen la terna que instruye y decide un


asunto inmobiliario puede deducirse de los autos posteriores al que designó
originalmente dicha terna, aunque, al mencionar dichos autos, la sentencia no
describa su contenido. SCJ, 3.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 36, B. J.
1230.
JUECES (PAPEL ACTIVO O PASIVO)

Sobre el demandante pesa la obligación de hacer la prueba de sus alegatos.


De acuerdo con el principio de la impulsión del proceso por las partes,
corolario de la concepción privatística del proceso en materia civil y
comercial, la dirección y motorización de este, corresponde exclusivamente a
las partes, salvo el poder que se le reconoce al juez civil de disponer de oficio
medidas de instrucción y todo lo que tienda a la búsqueda de la verdad
cuando lo juzgue útil y necesario. Los elementos de prueba que el juez puede
tomar en cuenta para decidir son únicamente aquellos que las partes le han
presentado; solo puede suplir de oficio los medios de hecho y de derecho que
favorecen a las partes sobre el fundamento de los elementos de prueba que
ellas suministren. SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio de 2013, núm. 87, B. J. 1231.

En materia civil, el demandante tiene la obligación —no la facultad— de


aportar los documentos necesarios que justifiquen los hechos que invoca y
con valor jurídico para ser admitidos como medios de prueba en el proceso.
El juez, por tanto, no está obligado a suplir las deficiencias en que incurran
las partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los tribunales.
SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 142, B. J. 1230; 16 de febrero de
2011, núm. 26, B. J. 1203; 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 17, B. J.
1158, pp. 235-243.

Aunque el juez no está obligado a suplir las deficiencias en que incurran las
partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los tribunales,
quienes tienen la obligación de aportar la prueba de los hechos que invocan,
el juez, en su rol activo, puede ordenar las medidas de instrucción que
considere necesarias cuando no existan suficientes elementos de juicio para
fallar el asunto que le es sometido a su consideración, facultad que encuentra
su justificación en las reformas introducidas por la Ley 834 de 1978. En la
especie, los jueces de fondo pudieron disponer la celebración de informativos
testimoniales a cargo de las personas que hicieron las declaraciones recogidas
en el acto de notoriedad y no limitarse a indicar que “un testimonio recogido
de la forma indicada no sustituye la audición de testigos bajo juramento”.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 25, B. J. 1224.

El papel activo que ejerce en su función jurisdiccional el juez de lo civil le


permite ordenar de oficio actuaciones probatorias, ordenando todas las
medidas de instrucción que considere necesarias para forjarse su convicción
respecto al derecho debatido, pero no le obliga a subsanar las deficiencias en
que incurran las partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los
tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 71, B. J. 1216; 7 de
marzo de 2012, núm. 20, B. J. 1216; 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J.
1215; 18 de mayo de 2005, núm. 10, B. J. 1134, pp. 104-109; 5 de abril de
2005, núm. 3, B. J. 1133, pp. 92-96; 14 de julio de 2004, núm. 8, B. J. 1124,
pp. 114-121; 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1118, pp. 66-73; 14 de enero
de 2004, núm. 6, B. J. 1118, pp. 74-81; 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J.
1113, pp. 73-78.

El depósito tanto del recurso de apelación como de la sentencia apelada,


documentos necesarios para el apoderamiento formal de la jurisdicción de
segundo grado, es una obligación indeclinable que le incumbe de manera
especial y en primer lugar, como un asunto coherente con el núcleo del
principio dispositivo, a la parte apelante, que, con su acto de apelación,
asume la iniciativa de continuar el proceso abriendo una nueva instancia. La
parte intimada en segundo grado puede realizar de manera voluntaria el
referido depósito, pero nunca con carácter obligatorio, así como tampoco
dicha obligación puede recaer sobre el juez, toda vez que el papel activo que
ejerce en su función jurisdiccional, si bien le permite acordar de oficio
actuaciones probatorias, ordenando todas las medidas de instrucción que
considere necesarias para forjarse su convicción respecto al derecho debatido,
no le obliga a subsanar las deficiencias en que incurran las partes en la
instrumentación de los asuntos que someten a los tribunales. SCJ, 1.ª Sala,
14 de marzo de 2012, núm. 71, B. J. 1216; 7 de marzo de 2012, núm. 20, B.
J. 1216; 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J. 1215; 18 de mayo de 2005,
núm. 10, B. J. 1134, pp. 104-109; 5 de abril de 2005, núm. 3, B. J. 1133, pp.
92-96; 14 de julio de 2004, núm. 8, B. J. 1124, pp. 114-121; 14 de enero de
2004, núm. 5, B. J. 1118, pp. 66-73; 14 de enero de 2004, núm. 6, B. J. 1118,
pp. 74-81; 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J. 1113, pp. 73-78.

Comete un exceso de poder el juez de primera instancia que apodera al


tribunal de alzada por un auto administrativo para que resuelva un conflicto
de competencia. El juez de lo civil no debe actuar por iniciativa propia sino
impulsado por las partes. SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 49, B. J.
1184.

Los jueces pueden ordenar la reapertura de debates de oficio si no tienen los


elementos suficientes para estatuir. SCJ, 1.ª Cám., 17 de abril de 2002, núm.
15, B. J. 1097, pp. 206-211.

El juez de los tribunales de tierras juega un papel activo solo en casos de


saneamiento; su papel es meramente pasivo en las litis sobre terrenos
registrados, en las que él deberá fallar conforme a las pruebas que se le
aportan. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 87, B. J. 1232; 27 de abril
de 2012, núm. 42, B. J. 1217; 3.ª Cám., 5 de abril de 2006, B. J. 1145, pp.
1298; 5 de abril de 2005, núm. 1, B. J. 1133, pp. 669-676; 14 de enero de
2004, núm. 19, B. J. 1118, pp. 526-535; 13 de agosto de 2003, núm. 12, B. J.
1113, pp. 715-723; 13 de marzo de 2002, núm. 16, B. J. 1096, pp. 818-827.

Los jueces de familia gozan de un papel activo dentro del proceso judicial.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 61, B. J. 1223.
JUECES (PODER SOBERANO DE APRECIACIÓN)

V. acto auténtico, adquiriente a título oneroso y de buena fe, astreinte,


casación, competencia, conclusiones, costas, derecho de propiedad,
desistimiento, documentos, escritos, filiación, fotocopias, inscripción en
falsedad, inmutabilidad del proceso, inhibición, mandato, posesión,
prescripción adquisitiva, prueba, reapertura de debates, recusación,
renovación de instancia, replanteo, retroventa, revisión por causa de
fraude, saneamiento, sentencia, simulación, sobreseimiento, solidaridad,
testamento, transacción.
JUEZ DE LOS REFERIMIENTOS

V. referimiento.
JUNTA DE VECINOS

Aunque las juntas de vecinos, en su calidad de organizaciones ciudadanas


preocupadas por mejorar las condiciones de vida de una comunidad
determinada, pueden actuar en virtud de un interés colectivo, no sucede así si
se comprueba que el objeto perturbador vincula únicamente un interés
individual, ya que cuando se trate de un interés particular, el interesado debe
ejercer su acción personalmente. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm.
15, B. J. 1235.
JURAMENTO DECISORIO

El juramento decisorio del deudor constituye una evidencia contundente, de


acuerdo con el artículo 1365 del Código Civil. En la especie, el tribunal
ordenó de oficio la exhibición de los libros de comercio, conforme al artículo
15 del Código de Comercio, y la empresa rehusó presentarlos. El tribunal
procedió, conforme al artículo 17 del mismo Código, a deferir el juramento al
deudor, quien declaró bajo juramento que el supuesto acto de venta era
realmente un préstamo. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 9, B. J. 1218.
JURISDICCIÓN DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

V. también filiación, menores.

La jurisdicción de niños, niñas y adolescente es la competente para conocer


de una demanda en desconocimiento de paternidad. SCJ, 1.ª Sala, 11 de mayo
de 2011, núm. 9, B. J. 1206.

Las decisiones rendidas en materia de niños, niñas y adolescentes son


ejecutorias de pleno derecho. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 123,
B. J. 1215.

La facultad de avocación prevista en el artículo 17 de la Ley 834 de 1978,


sobre el contredit, puede ser ejercida por los jueces de la jurisdicción de
niños, niñas y adolescentes. SCJ, 1.ª Cám., 7 de febrero de 2001, núm. 2, B.
J. 1083, pp. 49-55.
JURISDICCIÓN INMOBILIARIA

V. también Abogado del Estado, agrimensor, apelación en materia


inmobiliaria, calidad, casación, certificado de título, competencia,
competencia de la jurisdicción inmobiliaria, cuota litis, deslinde, escritos,
excepción de incompetencia, inscripción en falsedad, jueces, intervención
voluntaria, litis sobre derechos registrados, medidas de instrucción, medios
de inadmisión, notificaciones, nulidad de actos procesales, peritaje,
prescripción extintiva, principio de prioridad registral, prueba, recurso
jurisdiccional, recursos, registro de títulos, replanteo, revisión civil,
revisión por causa de error material, revisión por causa de fraude,
saneamiento, sentencia, servidumbre, sobreseimiento, sucesión, suspensión
de ejecución de sentencia, tercería, venta de bienes inmobiliarios, zona
marítima.
Arbitraje

Es inválida en materia inmobiliaria la cláusula compromisaria que acuerda un


arbitraje en el extranjero. La competencia de la jurisdicción inmobiliaria es
una competencia de atribución, establecida por la ley con carácter de orden
público, por aplicación de los artículos 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 49, B. J. 1226.
Astreinte

La astreinte puede ser ordenada por los tribunales de la Jurisdicción


Inmobiliaria, según lo establece expresamente el artículo 106 del Reglamento
de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original. SCJ, 3.ª
Sala, 11 de julio de 2012, núm. 32, B. J. 1220.
Carácter de la Ley 108-05

La ley 108-05 que regula el registro de todos los derechos inmobiliarios en la


República Dominicana tiene carácter procesal y, por tanto, debe aplicarse
para todos los actos que hayan de efectuarse después de su entrada en vigor,
en la especie, al acto de notificación de la sentencia del tribunal. SCJ, 3.ª
Cám., 28 de enero de 2009, núm. 15, B. J. 1178.
Decisiones administrativas

Las resoluciones administrativas dictadas en materia de deslindes por los


tribunales superiores de tierras, conforme la antigua Ley de Registro de
Tierras, no adquieren la autoridad de la cosa juzgada y puede ser impugnada
en cualquier momento, aun haya transcurrido más de veinte años desde su
emisión, porque ella no resolvió un verdadero litigio y tiene un carácter
puramente administrativo. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 93,
B. J. 1237.
Objetivo de la jurisdicción inmobiliaria

Corresponde a la jurisdicción inmobiliaria velar por que en todos los procesos


en materia de tierras se cumplan con los principios que rigen el sistema
Torrens, a fin de garantizar un sistema de propiedad bien organizado y
depurado, única forma de consagrar la seguridad jurídica en materia
inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 51, B. J. 1223; 6 de
junio de 2012, núm. 4, B. J. 1219.

El fin y objetivo de la Ley 108-05, de Registro Inmobiliario, consiste en que


los actos que se sometan al registro se correspondan con la esencia de lo
convenido, para así garantizar el sistema de publicidad inmobiliaria sobre la
base de los criterios de especialidad, legalidad, legitimidad y publicidad,
consagrados en el principio II de dicha ley. SCJ, 3.ª Sala, 11 de abril de
2012, núm. 15, B. J. 1217.
Procedimiento

El procedimiento en materia inmobiliaria es in rem, ya que toda sentencia que


dicten los tribunales de tierras en el saneamiento y en las litis sobre derechos
registrados afectan directamente el registro de los terrenos que han sido el
objeto de dichos procedimientos. SCJ, 3.ª Cám., 4 de junio de 2008, núm. 1,
B. J. 1171, pp. 591-601.
Vigencia de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario

La Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, del 23 de marzo de 2005, entró en


vigencia el 4 de abril de 2007. SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 22, B.
J. 1229.
JURISPRUDENCIA

V. casación, Suprema Corte de Justicia.


JUZGADO DE PAZ

V. también alquileres y desahucios (competencia).


Competencia

La regla de competencia de atribución que establece el artículo 1 del Código


de Procedimiento Civil, modificado por la Ley 845 de 1978 y la Ley 38-98 de
1998, se basa en la cuantía de la demanda y no de la condenación que
establezca el tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 1, B. J. 1218.
Lo que determina el valor de la demanda y la competencia o no del juzgado
de paz es el monto de la pretensión en la demanda inicial, incluyendo capital
e intereses. Si el monto de la demanda inicial, incluyendo intereses, es de
RD$ 26,544.00, el tribunal competente es el juzgado de primera instancia, no
obstante que el capital reclamado solo sea RD$ 16,800.00. SCJ, 1.ª Sala, 29
de febrero de 2012, núm. 188, B. J. 1215.

No es el monto de la condenación lo que determina si la cuestión decidida


por el juzgado de paz será susceptible o no de ser apelada, sino el monto de la
demanda introductiva de instancia. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
143, B. J. 1228.
Recursos contra las sentencias del juzgado de paz

Es apelable la sentencia del juzgado de paz que condena al demandado a una


suma menor de tres mil pesos si el monto de la demanda fue superior a los
tres mil pesos. No es el monto de la condenación lo que determina si la
cuestión juzgada será susceptible o no de ser apelada, sino el monto de la
demanda introductiva de instancia. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
143, B. J. 1228.

El plazo para apelar las sentencias del juzgado de paz es de quince días,
conforme al artículo 16 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de mayo de 2007, núm. 16, B. J. 1158.
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA
V. alquileres y desahucios, atribuciones civiles o comerciales, competencia.

L
LANZAMIENTO DE LUGARES

V. desalojo.
LAUDO ARBITRAL

V. arbitraje.
LEASING

Cuando un vehículo de motor es objeto de un contrato de leasing, la guarda


del vehículo se desplaza del arrendador al arrendatario, manteniendo el
primero la titularidad de la propiedad de este hasta tanto el último, al término
del contrato, ejerza la opción a compra convenida a su favor. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 69, B. J. 1228.
LEGADO

V. reserva hereditaria, sucesión, testamento.


LEGALIZACIÓN DE FIRMAS

V. también inscripción en falsedad, prueba.


Contrato sin legalización

Los jueces no deben descartar como prueba un contrato por el solo hecho de
que sus firmas no estén legalizadas por un notario. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo
de 2012, núm. 63, B. J. 1218.

Ante la jurisdicción inmobiliaria, el hecho de que las firmas estén


autenticadas por un notario no constituye un obstáculo para que un acto de
venta pueda ser impugnado y declarada su nulidad sin necesidad de la
inscripción en falsedad. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 19, B. J.
1220.
Fuerza probatoria

La legalización de firmas convierte en auténticas las firmas de que es objeto,


por lo que solo la inscripción en falsedad de ese aspecto podría destruir la fe
pública de que queda revestida la certificación del notario. SCJ, 3.ª Cám., 6
de junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 881-888.

Las actuaciones del notario sobre los hechos por él comprobados tendrán fe
pública hasta inscripción en falsedad, lo que implica que cuando un notario
certifica que ante él se estamparon determinadas firmas, en la fecha que se
indica, esta aseveración cae dentro de las previsiones señaladas, y tal
comprobación debe ser retenida como cierta hasta inscripción en falsedad.
SCJ, Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198.

Para restarle validez a un acto con firmas legalizadas por un notario, no es


suficiente que el notario que ha legalizado las firmas declare que las firmas
estampadas en ese documento son falsas, incluyendo la suya propia; se
requiere que la parte interesada se inscriba en falsedad contra dicho acto.
SCJ, Pleno, 21 de marzo de 2007, núm. 5, B. J. 1156, pp. 45-53; 3.ª Cám., 6
de junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 881-888.

Para restarle validez a un acto con firmas legalizadas por un juez de paz,
actuando en función de notario, es preciso la inscripción en falsedad. SCJ, 3.ª
Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 50, B. J. 1218.
Legalización hecha por suplente de juez de paz

Es válida la legalización de firmas hecha por un suplente de juez de paz,


aunque este no haya registrado su firma en la Suprema Corte de Justicia.
SCJ, 3.ª Cám., 28 de noviembre de 2001, núm. 14, B. J. 1092, pp. 769-779.
Legalización sin fecha

Es válida la legalización de firmas hecha por el notario sin fecha. El artículo


56 de la Ley del Notariado núm. 301 de 1964 solo exige que el notario
declare haber visto las partes poner las firmas voluntariamente o dando
constancia de la declaración jurada de que fueron puestas voluntariamente en
la fecha indicada en el acto. SCJ, 3.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 16, B.
J. 1097, pp. 814-827.
Oponibilidad de actos sobre terrenos registrados

Los actos relativos a operaciones hechas sobre terrenos registrados no son


oponibles a terceros por el hecho de que hayan sido legalizados ante notario,
sino a partir de su registro en el registro de títulos correspondiente. SCJ, 3.ª
Cám., 10 de diciembre de 2001, núm. 6, B. J. 1093, pp. 490-497.
LEGALIZACIÓN CONSULAR

Según el artículo 24 de la Ley 716 de 1944, la legalización consular solo


procede cuando se trate de actos emanados de particulares, en el caso de que
sus firmas sean puestas en presencia de los cónsules dominicanos en el
extranjero. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-
171.

Las resoluciones de registro de marca de países extranjeros que se depositen


ante tribunales dominicanos deben tener la legalización consular, conforme al
artículo 3 de la Ley 716 de 1944, formalidad que es requerida por la ley para
dotar de certeza y confiabilidad los documentos extranjeros, de contenido
jurídico, que sean utilizados ante funcionarios y tribunales dominicanos. SCJ,
1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 208, B. J. 1230.

Los actos de comercio no están sujetos a formalidades como la legalización


consular; basta con que las partes otorguen su consentimiento sobre un objeto
y una causa lícitos y propios del comercio. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de
2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.
LEGÍTIMA HEREDITARIA

V. reserva hereditaria, sucesión.


LEGITIMACIÓN

V. filiación.
LESIÓN

V. venta, partición, vicios del consentimiento.


LEY 6-86 SOBRE FONDO DE PENSIONES DE LOS
TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN

V. construcción.
LEY 173 DE 1966

V. contrato de concesión.
LEY DE CUOTA PARTE

En virtud del artículo 70, párrafos II y XI, de la Ley 126 sobre Cuota Parte,
los propietarios de terrenos irrigados que se hayan beneficiado de obras de
irrigación construidas antes de dicha ley, y que hayan cumplido con su
obligación de entrega de terrenos en virtud de leyes anteriores, no estarán
sujetos al pago de nueva cuota parte, salvo en caso de nuevas obras de
irrigación. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

El sucesor de la persona que ha suscrito un Acta de Cesión en Ausencia del


Propietario a favor del Instituto Agrario Dominicano (I.A.D.) es garante de
dicha cesión, dado que todo sucesor en su condición de continuador jurídico
está obligado a cumplir con las obligaciones asumidas por el causante. SCJ,
3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 35, B. J. 1231.
LEY EXTRANJERA

V. conflicto de leyes.
LIBROS DE COMERCIO

Quien solicite el depósito de los libros de comercio de su contraparte debe


probar el vínculo existente entre dicho depósito y la liberación de su deuda
que esa documentación podría aportar. SCJ, 1.ª Sala, 11 de enero de 2012,
núm. 18, B. J. 1214.

Es preparatoria y, por tanto, no susceptible del recurso de apelación sino


conjuntamente con la decisión definitiva sobre el fondo del proceso, la
sentencia que ordena la presentación de los libros de comercio. SCJ,
Cámaras Reunidas, 16 de septiembre de 2009, núm. 1, B. J. 1186; 1.ª Cám.,
22 de marzo de 2006, núm. 23, B. J. 1144, pp. 201-212.

Según el artículo 1365 del Código Civil y el artículo 15 del Código de


Comercio, el juramento decisorio del deudor constituye una evidencia
contundente en materia de libros de comercio si la empresa rehúsa
presentarlos. En la especie, el tribunal ordenó de oficio la exhibición de los
libros de comercio, conforme al artículo 15 del Código de Comercio, y la
empresa rehusó presentarlos. El tribunal procedió, conforme al artículo 17 del
mismo Código, a deferir el juramento al deudor, quien declaró bajo
juramento que el supuesto acto de venta era realmente un préstamo. SCJ, 1.ª
Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 9, B. J. 1218.
LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD

V. cláusulas limitativas de responsabilidad civil.


LIQUIDACIÓN POR ESTADO

V. daños (valoración).
LITIS SOBRE DERECHOS REGISTRADOS

V. también jurisdicción inmobiliaria.


Concepto

La litis sobre derechos registrados es una demanda que pone en juego el


derecho sobre una propiedad inmobiliaria registrada o algún derecho real
sobre dicha propiedad. Es una consecuencia de hechos producidos entre las
partes después del primer registro. SCJ, 3.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm.
44, B. J. 1216.

La litis sobre derechos registrados se concreta cuando surgen contestaciones


por negocios jurídicos celebrados después del saneamiento que culminó con
el derecho registrado, amparado en su certificado de título. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
julio de 2012, núm. 15, B. J. 1220.

Para que una demanda sea calificada como una litis sobre derechos
registrados no es indispensable que se trate de una acción que afecte
directamente a un derecho de propiedad consagrado en el certificado de
título, sino que basta con que ella se relacione con ese derecho, por ejemplo,
la remoción de obras construidas en un inmueble registrado. SCJ, 3.ª Sala, 21
de marzo de 2012, núm. 44, B. J. 1216; 1.ª Cám., 21 de marzo de 2001, núm.
20, B. J. 1084, pp. 135-139.

Para los fines de las litis sobre terrenos registrados, se considera registrado un
terreno desde que ha intervenido la sentencia final de saneamiento, aun
cuando la operación material del registro no se haya efectuado. SCJ, 3.ª
Cám., 7 de julio de 2004, núm. 3, B. J. 1124, pp. 630-640.
Costas

Procede la condenación en costas en materia de litis sobre derechos


registrados, conforme al artículo 66 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 24, B. J. 1221.
Diferencia respecto del saneamiento

La litis en derecho registrado es un proceso inter partes, no un proceso erga


omnes, como lo es el saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm.
40, B. J. 1220.

En materia de litis sobre derecho registrado, no le incumbe al tribunal ordenar


medidas de instrucción de oficio, como sería el caso en un saneamiento. SCJ,
3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 85, B. J. 1220; 11 de julio de 2012, núm.
40, B. J. 1220.
Fase de prueba

El tribunal de tierras puede fallar una litis sobre terrenos registrados en una
sola audiencia. La rigurosidad procesal prevista en la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario no puede ser interpretada de forma exegética. La audiencia de
fase de pruebas no requiere de aplicación estricta si los jueces advierten, por
los documentos ante ellos depositados, estar enteramente informados. En la
especie el tribunal acogió una demanda en desalojo fundamentada en un
certificado de título ante la cual el demandado no probó en qué calidad
ocupaba el inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 62, B. J.
1216.

La audiencia de prueba no constituye una camisa de fuerza: los jueces de


tierras, si lo estiman necesario para la determinación de la verdad, pueden
ordenar la producción o depósito de pruebas en otra audiencia. SCJ, 3.ª Sala,
21 de diciembre de 2012, núm. 35, B. J. 1225.

Los jueces están en el deber de examinar exhaustivamente todos los


elementos de juicio que sean útiles para establecer la verdad, a cuyos fines la
ley los autoriza a celebrar tantas audiencias como sean necesarias con el
propósito de que el certificado de título que surja de su decisión esté
revestido de la garantía absoluta que brinda el Estado con respecto al derecho
de propiedad que figura en dicho certificado. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de
2013, núm. 79, B. J. 1232; 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198.

Para ordenar fuera de la audiencia de pruebas el depósito de nuevas pruebas,


la parte interesada debe demostrar al tribunal la causa o impedimento que le
ha imposibilitado solicitar la medida en dicha audiencia. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 79, B. J. 1232.

El párrafo II del artículo 60 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario


autoriza a los jueces a celebrar nuevas audiencias si lo consideran necesario y
útil para el esclarecimiento de los hechos, facultad que deben usar de manera
discrecional, puesto que los jueces no están obligados a ordenar todas las
medidas que las partes soliciten. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 79,
B. J. 1232.
Se justifica un aplazamiento de la audiencia de presentación de pruebas
cuando el abogado de una de las partes no ha podido estar presente por
razones ajenas a su voluntad y la parte misma no ha podido asistir por
razones de salud, lo cual ha sido demostrado y justificado por certificado
médico. El abogado que es requerido por el abogado apoderado para que lo
represente en dicha audiencia y solicite un aplazamiento no se encuentra en
condiciones para actuar porque no ha participado en la tramitación del asunto.
SCJ, 3.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 16, B. J. 1199.
Inmutabilidad del proceso

La violación de la inmutabilidad del proceso en una litis sobre derecho


registrado solo puede ser invocada por las partes; los jueces no pueden
invocarlo de oficio. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 34, B. J. 1229.
Notificación de la demanda

El hecho de que el demandante no deposite en la secretaría del tribunal de


tierras, dentro de la octava franca del depósito de la demanda, la notificación
que le ha hecho al demandado, según lo ordenan el artículo 30 de la Ley 108-
05 de Registro Inmobiliario y los artículos 38 y 39 del Reglamento de los
Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original de la Jurisdicción
Inmobiliaria, no entraña la inadmisibilidad de la demanda. Ni la Ley 108-05
de Registro Inmobiliario ni el Reglamento de los Tribunales Superiores de
tierras y de Jurisdicción Original de la Jurisdicción Inmobiliaria establecen
sanciones en ese aspecto. La finalidad perseguida por el legislador con dicha
formalidad es garantizar el derecho de defensa del demandado, quien, en la
especie, tuvo la oportunidad de defenderse y solicitar la prórroga de la
audiencia de sometimiento o presentación de pruebas, la cual fue concedida
por el tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 30 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.
Operación posterior al asentamiento de una litis

Según el artículo 135 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, no puede


considerarse de buena fe ninguna operación que se pretenda registrar luego
de asentada una litis sobre terreno registrado sobre un inmueble. SCJ, 3.ª
Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 16, B. J. 1218.
Prueba

En materia de litis en terrenos registrados, corresponde a las partes impulsar


las medidas que estas entiendan útiles para probar sus pretensiones. El papel
de los jueces está limitado a ponderar y acoger lo que le solicitan las partes.
SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 84, B. J. 1220; SCJ, 3.ª Cám., 28 de
abril de 2004, núm. 16, B. J. 1121, pp. 599-607.

En materia de litis sobre derecho registrado, corresponde a la parte que alega


un hecho probarlo o requerir, en la fase de suministro de pruebas, que el
tribunal autorice las medidas de instrucción pertinentes. No le incumbe al
tribunal ordenar medidas de instrucción de oficio, como sería el caso en un
saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 85, B. J. 1220; 11 de
julio de 2012, núm. 40, B. J. 1220.

En las litis sobre derechos registrados las partes están obligadas a someter las
pruebas que sustentan sus pretensiones. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013,
núm. 40, B. J. 1231.

Los jueces de tierras pueden ordenar una medida de instrucción en la


audiencia del fondo si estiman que esta es necesaria y útil para el
esclarecimiento de los hechos. En la especie, se ordenó una inspección a
cargo de la Dirección General de Mensuras Catastrales para establecer si un
deslinde había sido realizado con fraude. SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de
2013, núm. 9, B. J. 1229.
Saneamiento

La revisión por causa de fraude es la única vía abierta para hacer revocar los
efectos de un saneamiento. No procede interponer una litis sobre derechos
registrados, la cual solo se concreta cuando surgen contestaciones por
negocios jurídicos celebrados después del saneamiento que culminó con el
derecho registrado, amparado en su certificado de título. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
julio de 2012, núm. 15, B. J. 1220.

No se puede invocar, mediante una litis sobre terrenos registrados años


después de terminado el saneamiento, que en el saneamiento no se tomaron
en cuenta los derechos de la primera esposa del reclamante, con quien se
inició la posesión de los terrenos saneados, hecho anterior al saneamiento.
Estos derechos debieron ser invocados en el proceso de saneamiento o, en su
defecto, ser reclamados dentro del año previsto en el recurso excepcional de
la revisión por causa de fraude. SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre de 2013,
núm. 23, B. J. 1234.
LITISPENDENCIA

V. excepción de litispendencia.
LOCALIZACIÓN DE POSESIONES

V. deslinde, posesión, saneamiento.


LO PENAL MANTIENE LO CIVIL EN ESTADO

V. acción civil y acción penal.

M
MALA FE

V. también adquiriente a título oneroso y de buena fe, buena fe, fraude.

La mala fe ha sido definida como el conocimiento que tiene el adquiriente de


los vicios del título de su causante. SCJ, Salas Reunidas, 26 de marzo de
2014, núm. 3, B. J. 1240; 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216;
3.ª Cám., 1 de febrero de 2006, núm. 2, B. J. 1143, pp. 1438-1452; 18 de
enero de 2006, núm. 25, B. J. 1142, pp. 982-991; 29 de junio de 2005, núm.
34, B. J. 1135, pp. 1186-1193.

La mala fe no se presume: es necesario demostrarla. SCJ, 1.ª Sala, 3 de


febrero de 2010, núm. 13, B. J. 1199; 3.ª Cám., 15 de enero de 2003, núm. 6,
B. J. 1106, pp. 486-487.

La buena fe es la regla y la mala fe la excepción. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero


de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

La buena fe se presume siempre hasta prueba en contrario, según lo disponen


los artículos 1116 y 2268 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de
2012, núm. 21, B. J. 1221; 28 de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216; 3.ª
Cám., 9 de abril de 2003, núm. 19, B. J. 1108, pp. 728-737.

Los jueces del fondo aprecian soberanamente la existencia de la mala fe, lo


cual escapa al control casacional salvo que se incurra en desnaturalización.
SCJ, 1.ª Sala, 3 de febrero de 2010, núm. 13, B. J. 1199.

La Ley 1542 de Registro de Tierras protege de manera especial a los terceros


adquirientes a título oneroso y de buena fe de un terreno registrado, en virtud
de la creencia plena y absoluta que estos han tenido frente a un certificado de
título que le ha sido mostrado. Las disposiciones de los artículos 138, 147,
173 y 192 de la mencionada ley son terminantes a este respecto y, por tanto,
los derechos así adquiridos no pueden ser anulados mientras no se demuestre
la mala fe de los terceros adquirientes. SCJ, 3.ª Cám., 1 de febrero de 2006,
núm. 2, B. J. 1143, pp. 1438-1452; 18 de enero de 2006, núm. 25, B. J. 1142,
pp. 982-991; 29 de junio de 2005, núm. 34, B. J. 1135, pp. 1186-1193; 16 de
octubre de 2002, núm. 29, B. J. 1103, pp. 997-1007.
La mala fe debe probarse siempre de manera inequívoca. No basta con que el
tribunal afirme que la parte a que se le imputa la mala fe ha tenido pleno
conocimiento de la litis que afecta el terreno comprado. SCJ, Salas Reunidas,
2 de noviembre de 2011, núm. 1, B. J. 1212.

El hecho de que un inmueble haya sido traspasado varias veces en ventas


sucesivas no constituye por sí solo prueba de la mala fe. SCJ, 3.ª Cám., 14 de
enero de 2004, núm. 21, B. J. 1118, pp. 516-553.

Los jueces no pueden determinar la mala fe del adquiriente sobre la única


base de que se ha efectuado un deslinde irregular, sin establecer que el
adquiriente tuvo participación en los trabajos de campo o tuvo conocimiento
de la forma en que se llevó a cabo el procedimiento. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 18, B. J. 1227.

Según el artículo 135 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, no puede


considerarse de buena fe ninguna operación que se pretenda registrar luego
de asentada una litis sobre terreno registrado sobre un inmueble. SCJ, 3.ª
Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 16, B. J. 1218.
MANDATO

V. también abogado, alguacil, cuota litis, denegación.


Mandato aparente

El mandato aparente no existe a menos que haya inducido a error al


contratante que así lo invoca, para lo cual es necesario que quien lo alega
haya sido engañado de una manera que le hubiese sido imposible constatar la
correcta calidad de la parte con la que está contratando; no basta con que
haya realizado la convención de buena fe. En la especie, el supuesto error al
contratar no es invencible, puesto que la información que indica que fue
engañado es de dominio público, ya que consta en el Registro Mercantil.
Según el artículo 2 de la Ley 3-02 sobre Registro Mercantil, “el registro
mercantil es público y obligatorio, tiene carácter auténtico, como valor
probatorio y oponible a terceros”. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de 2011,
núm. 9, B. J. 1212.
Muerte del mandante

La muerte del mandante pone fin de pleno derecho al mandato, sin que para
ello sea necesario que la muerte haya sido denunciada o informada al
mandatario. SCJ, 3.ª Cám., 25 de marzo de 2009, núm. 26, B. J. 1180.
Naturaleza

El contrato de mandato constituye un convenio de naturaleza consensual,


cuya validez no está condicionada al cumplimiento de ninguna formalidad.
La autorización expresa y determinada contenida al dorso de los volantes de
retiro de una cuenta de ahorros y acompañada de la firma de la titular de la
cuenta constituye poder suficiente para justificar el hecho de que el banco
haya entregado dineros al mandatario indicado en dicha autorización. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 1, B. J. 1227.
Poder soberano de los jueces

Los jueces del fondo son soberanos para interpretar las cláusulas del acto que
contiene un mandato y los derechos que la procuración confiere al
mandatario. SCJ, 3.ª Cám., 16 de enero de 2008, núm. 25, B. J. 1166, pp.
824-835.
Prueba

La prueba del mandato está sujeta a las reglas del artículo 1341 y siguientes
del Código Civil. Si el mandato tiene por objeto un valor de más de treinta
pesos o un valor indeterminado, ni la prueba testimonial ni las presunciones
son admisibles, salvo si hay un principio de prueba por escrito o se trata de
uno los casos previstos en el artículo 1348 del mencionado código. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 28, B. J. 1224.
Ratificación

La ratificación de un mandato no está sometida a ninguna forma y puede


resultar de los hechos y circunstancias de la causa. SCJ, 3.ª Cám., 7 de
septiembre de 2005, núm. 1, B. J. 1138, pp. 1309-1317.
Renuncia o revocación

La renuncia a un mandato puede ser tácita o expresa y hecha sin requisitos de


forma, siempre que sea notificada al mandante para que este tenga
conocimiento de ella. De igual manera debe proceder el mandante si desea
revocar el mandato. SCJ, 3.ª Cám., 16 de enero de 2008, núm. 25, B. J. 1166,
pp. 824-835.
Venta

Un poder general de administración no vale para otorgar una venta o promesa


de venta sobre un inmueble registrado. El poder debe ser especial y expreso
conforme lo dispone el artículo 203 de la Ley de Registro de Tierras. SCJ, 3.ª
Cám., 29 de agosto de 2001, núm 33, B. J. 1089, pp. 929-936.

Un esposo tiene calidad para pedir la nulidad de un contrato de venta en el


que su esposa figura como compradora, actuando por sí y en representación
de su esposo, sin poder expreso de este. Los efectos jurídicos producidos por
el vínculo obligacional que se formó entre las partes a raíz del contrato de
venta afectan directamente al esposo, ya que este figuró a través de su
representante como comprador. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 20,
B. J. 1220.
MATERIA COMERCIAL

V. también atribuciones civiles o comerciales, prueba, sociedades


comerciales.

El régimen probatorio en materia comercial se fundamenta en que las


relaciones de negocios entre comerciantes se desarrollan de manera expedita.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 53, B. J. 1232.

En materia comercial rige la libertad de las pruebas, al tenor del artículo 109
del Código de Comercio, así como también es permitida la prueba
testimonial, según lo dispone el artículo 1341 del Código Civil. Incurre en
una motivación insuficiente la corte que se limita en su sentencia a decir que
algunas facturas no estaban firmadas, sin ponderar las que sí estaban
firmadas. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 193, B. J. 1215; SCJ, 1.ª
Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 4, B. J. 1105, pp. 71-81.

En materia comercial rige la libertad de las pruebas, al tenor del artículo 109
del Código de Comercio. No incurre en desnaturalización de los hechos la
corte que establece la existencia de un crédito sobre la base de facturas
recibidas por empleados del deudor. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm.
53, B. J. 1232.

En materia comercial la solidaridad se presume cuando dos personas están


obligadas a cumplir las mismas obligaciones. El consignatario de la nave es
solidariamente responsable con el transportista de las obligaciones que este
último debe cumplir. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 24, B. J.
1192.

Existe solidaridad entre el agente de viajes y la agencia mayorista que


trabajan juntos para programar una excursión. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de
2009, núm. 31, B. J. 1182.

Un contrato de transacción entre comerciantes debe someterse a la formalidad


del registro para ser oponible a los terceros, pese a la libertad de prueba en
materia comercial, establecida por el artículo 109 del Código de Comercio.
SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de enero de 2009, núm. 2, B. J. 1178.
Según el artículo 640 del Código de Comercio, el tribunal de comercio
decidirá en única instancia sobre las demandas por daños y perjuicios que
estén fundadas exclusivamente en la misma demanda principal. Para que se
aplique este artículo, es preciso que se trate de una litis entre comerciantes,
por motivos de una contestación relativa a los actos de comercio propiamente
dichos, juzgada por la jurisdicción de fondo en atribuciones comerciales.
SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de 2013, núm. 152, B. J. 1231.
MARCAS COMERCIALES

V. también nombres comerciales, propiedad industrial.

Para los efectos de la Ley 20-00 sobre Propiedad Industrial, se entiende por
marca cualquier signo o combinación de signos susceptible de
representación gráfica apto para distinguir los productos o los servicios de
una empresa de los productos o servicios de otras empresas. SCJ, 1.ª Sala, 12
de febrero de 2014, núm. 42, B. J. 1239.

El derecho al uso exclusivo de una marca se adquiere mediante el registro.


SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 42, B. J. 1239.

Según el artículo 73 de la Ley 20-00, no se podrá registrar una marca que


consista de formas usuales o corrientes de los productos o de sus envases, o
de formas necesarias o impuestas por la naturaleza misma del producto o del
servicio de que se trate. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 42, B. J.
1239.

El artículo 6 quinquies del Convenio de París para la Protección de la


Propiedad Industrial de 1883 establece que, pese a que, en principio, toda
marca de fábrica o de comercio regularmente registrada en el país de origen
será admitida para su depósito y protegida tal cual en los demás países de la
Unión, el registro de una marca puede ser rehusado o invalidado si dicho
registro afecta derechos adquiridos por terceros en el país donde la protección
se reclama o si dicha marca ha llegado a ser usual en el lenguaje corriente o
en el comercio del país donde la protección se reclama. En la especie, se
rechazó el registro de una marca de diseño en la República Dominicana,
aunque el solicitante había registrado el diseño en otros países de la Unión,
porque el diseño era ya común en la República Dominicana. SCJ, 1.ª Sala, 12
de febrero de 2014, núm. 42, B. J. 1239.

Según el artículo 74 de la Ley 20-00 sobre Propiedad Industrial, no se podrá


registrar como marca un signo si, al hacerlo, se afecta algún derecho de
tercero, como lo sería cuando se pretende registrar una marca que es idéntica
o se asemeja, de forma que puede crear confusión, a una marca registrada o
en trámite de registro. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, números 38 y 46,
B. J. 1238.

La función principal de las marcas es la de permitir al consumidor distinguir


e identificar el producto o servicio que le satisface. Por ello, se ha establecido
expresamente que no se dará la protección jurídica propia de las marcas a
aquella que carezca de capacidad distintiva. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de
2014, núm. 42, B. J. 1239; 22 de enero de 2014, núm. 46, B. J. 1238.

No existe riesgo de confusión entre las marcas geriatrex y geriatric


pharmaton, puesto que el hecho de que se le ha agregado a la segunda la
palabra pharmaton, le confiere a esta suficiente distintividad respecto de la
primera. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 38, B. J. 1238.

No existe riesgo de confusión entre las marcas nootropil y nootrox, puesto


que se diferencian gráfica y fonéticamente. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 46, B. J. 1238.

No existe riesgo de confusión entre las marcas cheetos y che-totis, puesto que
se diferencian no solo en su aspecto gramatical y fonético, sino también en
sus elementos visuales (panfletos, brochures, funditas). SCJ, 1.ª Sala, 19 de
febrero de 2014, núm. 54, B. J. 1239
MATRIMONIO

V. también comunidad legal de bienes, divorcio, regímenes matrimoniales.

El matrimonio es un contrato cuyas obligaciones se van desenvolviendo


continuamente en el tiempo, desde el momento de su celebración hasta el
momento de su disolución. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 4,
B. J. 1232.

Los matrimonios religiosos contraídos antes de la Ley 659 de 1944 sobre


Actos del Estado Civil y de la firma del Concordato entre la República
Dominicana y la Santa Sede, en 1954, pero después de la Orden Ejecutiva
375 de 1919, son válidos a fines civiles en virtud de dicha orden, de manera
similar a lo que ocurre en la actualidad conforme al artículo 55.4 de la
Constitución. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 2, B. J. 1232.

La existencia de un matrimonio anterior, civil o católico, que no ha sido


anulado o disuelto, constituye un impedimento para contraer un segundo o
ulterior matrimonio. Dicha prohibición es de orden público; por tanto, resulta
irrelevante que el segundo cónyuge, conociendo de la existencia del anterior,
haya prestado o no su consentimiento para la celebración de su matrimonio.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 65, B. J. 1216.

Las operaciones realizadas durante el matrimonio y su disolución se rigen por


el ordenamiento jurídico vigente al momento en que dichos actos tienen
lugar, sin necesidad de tomar en cuenta la fecha de la celebración del
matrimonio, ya que no estamos frente a un contrato de ejecución instantánea,
sino de ejecución sucesiva, cuyas obligaciones se van generando durante el
curso del matrimonio y hasta su terminación. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio
de 2013, núm. 4, B. J. 1232.

Procede el sobreseimiento de la demanda en divorcio si ha sido interpuesta


una demanda en nulidad del matrimonio por bigamia, puesto que si el
matrimonio es nulo, no habría divorcio que pronunciar. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 80, B. J. 1215.
MÉDICOS

V. responsabilidad civil médica.


MEDIDAS CONSERVATORIAS

V. divorcio, embargo conservatorio, hipoteca judicial provisional.


MEDIDAS DE INSTRUCCIÓN

V. también comparecencia de las partes, descenso de lugares, informativo,


peritaje, prueba, verificación de firmas.
Defecto

Si en la audiencia para conocer de una medida de instrucción una de las


partes hace defecto, el tribunal no puede fallar al fondo sin darle la
oportunidad al defectuante de que concluya al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 23 de
noviembre de 2005, núm. 20, B. J. 1140, pp. 200-208.
Jurisdicción inmobiliaria

Según el artículo 64 del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras


y de Jurisdicción Original, los jueces de los tribunales de tierras pueden
ordenar en la audiencia de sometimiento de prueba las medidas necesarias
para la solución del caso. SCJ, 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 21, B. J.
1218.

El juez de los tribunales de tierras juega un papel activo solo en casos de


saneamiento; su papel es meramente pasivo en las litis sobre terrenos
registrados, en las que deberá fallar conforme a las pruebas que se le aportan.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 87, B. J. 1232; 27 de abril de 2012,
núm. 42, B. J. 1217; 3.ª Cám., 5 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp.
1293-1302; 5 de abril de 2005, núm. 1, B. J. 1133, pp. 669-676; 14 de enero
de 2004, núm. 19, B. J. 1118, pp. 526-535; 13 de agosto de 2003, núm. 12, B.
J. 1113, pp. 715-723; 13 de marzo de 2002, núm. 16, B. J. 1096, pp. 818-827.

Los jueces apoderados de un asunto tienen facultad para apreciar la


procedencia o no de las medidas de instrucción que le son solicitadas y
pueden, por tanto, denegarlas cuando estiman que en el expediente existen
suficientes elementos de juicio para formar su convicción; en la especie, el
tribunal de tierras denegó el pedimento de una localización de posesiones.
SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012, núm. 57, B. J. 1225; 3.ª Cám., 5 de
junio de 2002, núm. 3, B. J. 1099, pp. 744-755.

Es facultativo de los jueces de tierras apoderados del fondo de un asunto el


conceder o negar las medidas de instrucción cuando la parte que las solicita
no expone al tribunal lo que pretende demostrar con ellas y cuando los jueces
encuentran en el proceso suficientes elementos de juicio que les permiten
formar su convicción. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 49, B. J.
1231.

Los jueces de tierras pueden rechazar la solicitud de una medida técnica sobre
la base de que ordenarla carecería de utilidad por no poder aportar nada
nuevo al proceso, ya que el juez de primer grado había realizado un descenso
de lugares y, además, existía un plano aprobado por la Dirección Regional de
Mensuras Catastrales. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 49, B. J.
1231.

Los poderes que tienen los jueces en materia de tierras para disponer cuantas
medidas estimen convenientes para la mejor sustanciación y solución de los
casos que se les someten son puramente discrecionales. El tribunal de tierras,
sin incurrir con ello en ninguna violación, puede rechazar la repetición de una
medida de instrucción. SCJ, 3.ª Sala, 27 de julio de 2011, núm. 34, B. J.
1208.

Aunque el artículo 33 del Reglamento General de Mensuras Catastral


establece la medida de inspección como mecanismo de control sobre los
trabajos ejecutados o en ejecución, los jueces de la jurisdicción inmobiliaria
solo están obligados a ordenarla si la consideran útil. SCJ, 3.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 18, B. J. 1228.

El tribunal, después de haber ordenado una medida de instrucción, no puede


dejar de celebrarla en la audiencia fijada para ello sin dar los motivos que
justifican su proceder. En ese caso, el tribunal debe explicar por qué son
innecesarias las medidas que había ordenado, excepto si la parte que ha
solicitado la medida ha renunciado a ella o cuando esta se hace de imposible
ejecución o aparecen pruebas nuevas y eficaces que suplen las pruebas que se
perseguían con la ejecución de la medida. SCJ, 3.ª Sala, 12 de enero de 2010,
núm. 17, B. J. 1194.
Papel activo o pasivo

El papel activo que ejerce en su función jurisdiccional el juez de lo civil le


permite ordenar de oficio actuaciones probatorias, ordenando todas las
medidas de instrucción que considere necesarias para forjarse su convicción
respecto al derecho debatido, pero no le obliga a subsanar las deficiencias en
que incurran las partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los
tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 71, B. J. 1216; 7 de
marzo de 2012, núm. 20, B. J. 1216; 22 de febrero de 2012, núm. 159, B. J.
125; 5 de abril de 2005, núm. 3, B. J. 1133, pp. 92-96; 18 de mayo de 2005,
núm. 10, B. J. 1134, pp. 104-109; 14 de julio de 2004, núm. 8, B. J. 1124, pp.
114-121; 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1118, pp. 66-73; 14 de enero de
2004, núm. 6, B. J. 1118, pp. 74-81; 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J. 1113,
pp. 73-78.

El juez, en su rol activo, puede ordenar de oficio las medidas de instrucción


que considere necesarias para la búsqueda de la verdad si así lo juzga útil y
necesario cuando no existan suficientes elementos de juicio para fallar el
asunto que le es sometido a su consideración, facultad que encuentra su
justificación en las reformas introducidas por la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 29, B. J. 1224.

Aunque el juez no está obligado a suplir las deficiencias en que incurran las
partes en la instrumentación de los asuntos que someten a los tribunales,
quienes tienen la obligación de aportar la prueba de los hechos que invocan,
el juez, en su rol activo, puede ordenar las medidas de instrucción que
considere necesarias cuando no existan suficientes elementos de juicio para
fallar el asunto que le es sometido a su consideración. En la especie, los
jueces de fondo pudieron disponer la celebración de informativos
testimoniales a cargo de las personas que hicieron las declaraciones recogidas
en el acto de notoriedad y no limitarse a indicar que “un testimonio recogido
de la forma indicada no sustituye la audición de testigos bajo juramento”.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de noviembre de 2012, núm. 25, B. J. 1224.
Poder soberano de los jueces

Los jueces del fondo disponen de suficiente autoridad para ordenar o


desestimar, como mejor convenga a una adecuada administración de justicia,
las medidas de instrucción que les propongan las partes litigantes, siempre
que su decisión no viole la ley ni constituya un atentado al debido proceso.
SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 46, B. J. 1220; 23 de mayo de 2012,
núm. 53, B. J. 1218; 1.ª Cám., 6 de septiembre de 2006, núm. 1, B. J. 1150,
pp. 221-229; 17 de octubre de 2001, núm. 7, B. J. 1091, pp. 176-181; 3.ª
Cám., 18 de mayo de 2005, núm. 29, B. J. 1133, pp. 906-915; 16 de junio de
2004, núm. 29, B. J. 1123, pp. 1040-1053.

Cuando una de las partes solicita que sean ordenadas medidas de instrucción,
como medio de pruebas para sustentar sus pretensiones, el tribunal puede, en
ejercicio de su poder soberano de apreciación, no ordenarlo si estima que la
demanda reúne las condiciones probatorias para ser juzgada o si ha formado
su convicción por otros medios de prueba presente en el proceso. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 40, B. J. 1236.

Los jueces del fondo son soberanos para apreciar la procedencia o no de las
medidas de instrucción solicitadas y no incurren en vicio alguno ni lesionan
con ello el derecho de defensa cuando aprecian, con los documentos del
proceso y los elementos de convicción sometidos al debate, que es
innecesaria o frustratoria una medida propuesta. SCJ, Salas Reunidas, 13 de
marzo de 2013, núm. 3, B. J. 1228; 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 139,
B. J. 1216; 14 de marzo de 2012, núm. 59, B. J. 1216; 7 de marzo de 2012,
núm. 31, B. J. 1216; 1.ª Cám., 5 de marzo de 2008, núm. 2, B. J. 1168, pp.
111-126; 18 de enero de 2006, núm. 12, B. J. 1142, pp. 130-137.
Los jueces de alzada poseen el poder soberano de apreciación que les permite
el ejercicio discrecional de sus funciones de ordenar o desestimar las medidas
de instrucción que les sean propuestas por las partes, máxime cuando dichas
medidas fueron celebradas en primera instancia. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero
de 2014, núm. 77, B. J. 1239.

Los jueces de alzada son libres y soberanos de disponer medidas de


instrucción, hayan sido estas celebradas o no en primera instancia, ya que las
tomadas o dejadas de tomar por el primer juez no los atan. SCJ, 1.ª Cám., 16
de marzo de 2005, núm. 10, B. J. 1132, pp. 249-260.

Los jueces tienen la facultad de desestimar las medidas instrucción que se les
propongan aun cuando ambas partes en el proceso estén de acuerdo en que
sean ordenadas. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 12, B. J. 1223.

Los jueces solo pueden desestimar una medida de instrucción cuando se


determine y establezca con exactitud que dicha medida es realmente
innecesaria o frustratoria, dada la naturaleza de los elementos de juicio que
han sido sometidos al debate. El tribunal debe pronunciarse sobre el
pedimento de la medida de instrucción; de lo contrario, se lesionaría el
derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 69, B. J.
1223.

Los jueces están en el deber de realizar las medidas de instrucción cuya


relevancia es manifiesta y cuya ponderación puede contribuir a darle una
solución distinta al asunto. Aunque el peritaje es, en principio, facultativo, el
juez debe ordenarlo cuando dicha medida es indispensable o útil para llegar al
esclarecimiento de la verdad en la cuestión litigiosa. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
marzo de 2014, núm. 14, B. J. 1240.
Revocación

El tribunal puede revocar una medida de instrucción ya ordenada en


cualquiera de estas tres situaciones: a) si el peticionario de la medida renuncia
expresamente a ella, b) si la medida deviene de imposible ejecución y c) si
aparecen pruebas nuevas y eficaces que sustituyen aquellas que se pretenden
demostrar con la ejecución de la medida. No la puede revocar, sin embargo,
por la simple inasistencia del litigante en cuyo beneficio y a requerimiento de
quien se ha ordenado, más aún si, como en el caso de la especie, no se
expresa en la sentencia si esta parte fue debidamente citada a la audiencia en
que se conocería de la medida. SCJ, 3.ª Cám., 1 de agosto de 2007, núm. 2, B.
J. 1161, pp. 935-941.
Transcripción de las declaraciones de las partes y testigos

No es necesario que los jueces copien en sus sentencias la totalidad de las


declaraciones vertidas por los declarantes en las medidas de instrucción que
se celebren, sino solamente aquellas partes que consideren de trascendencia
para la solución del caso, por lo que la omisión de la transcripción íntegra de
las declaraciones ofrecidas por las partes no constituye una violación al
artículo 141 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto
de 2012, núm. 38, B. J. 1221.
Tribunal colegiado
El juez comisionado por un tribunal colegiado para celebrar una medida de
instrucción no puede al término de la medida disponer que las partes
concluyan al fondo, pues no es competente para conocer unipersonalmente el
fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2005, núm. 20, B. J.
1140, pp. 200-208.
MEDIOS DE CASACIÓN

V. casación.
MEDIOS DE INADMISIÓN

V. también autoridad de la cosa juzgada, calidad, capacidad, interés,


plazos, prescripción.
Autoridad de la cosa juzgada

Una vez comprobada la existencia de una sentencia entre las mismas partes
con la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada y sobre el mismo objeto
y causa, el tribunal debe declarar la nueva instancia inadmisible. SCJ, 3.ª
Cám., 12 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168, pp. 663-671; 3.ª Sala, 21 de
agosto de 2013, núm. 41, B. J. 1233.
Carácter enunciativo del artículo 44 de la Ley 834 de 1978

Los medios de inadmisión indicados en el artículo 44 de la Ley 834 de 1978


no son los únicos que pueden presentarse, pues las inadmisibilidades citadas
en dicho artículo no tiene carácter limitativo. Los medios de inadmisión no
tienen que estar previstos en una disposición expresa. SCJ, Salas Reunidas,
26 de febrero de 2010, núm. 7, B. J. 1191; 1.ª Cám., 28 de enero de 2009,
núm. 53, B. J. 1178; 19 de marzo de 2008, núm. 9, B. J. 1178, pp. 536-544;
18 de abril de 2007, núm. 8, B. J. 1156, pp. 87-95; 22 de mayo de 2002,
núm. 9, B. J. 1098, pp. 122-126; 3.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 21, B. J.
1221.
Carácter prioritario

Cuando se propone una inadmisibilidad, que es un medio para eludir el


debate al fondo, que tiene la particularidad de negarle a una parte el derecho
de actuar, dicha inadmisibilidad debe ser juzgada con prioridad, pues los
medios de inadmisión constituyen obstáculos anticipados que prohíben todo
debate sobre el fondo. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 77, B. J.
1221; 1.ª Cám., 18 de febrero de 2009, núm. 57, B. J. 1179; 11 de agosto de
2004, núm. 6, B. J. 1125, pp. 76-82; 29 de enero de 2003, núm. 13, B. J.
1106, pp. 102-108; 10 de abril de 2002, núm. 9, B. J. 1097, pp. 160-165; 18
de julio de 2001, núm. 14, B. J. 1088, pp. 116-121.

La condición de admisibilidad de los recursos debe ser examinada por la


jurisdicción apoderada antes del fondo del asunto o de cualquier incidente de
nulidad que haya sido propuesto por las partes, conforme al artículo 44 de la
Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 19, B. J. 1158,
pp. 201-211.

No hay lesión al derecho de defensa cuando no se pondera el pedimento de


comunicación de documento en apelación porque la corte, a pedimento de la
parte intimada, ha declarado nulo el recurso de apelación. Cuando se formula
un pedimento relativo a una excepción o a un medio de inadmisión, los
jueces deberán pronunciarse respecto de dichos medios antes de cualquier
otro asunto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 41, B. J. 1216.

Sin embargo, el medio de inadmisión por falta de calidad, invocado en una


demanda en partición de los bienes fomentados durante una relación
consensual duradera, puede ponderarse conjuntamente con el fondo, pues
depende de la comprobación de que entre los concubinos haya existido una
vida familiar estable, duradera y con profundos lazos de afectividad. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 11, B. J. 1230.

El hecho de que los medios de inadmisión tengan un carácter prioritario no


implica que el tribunal esté obligado a valorar y declarar la inadmisión antes
de fijar audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 20, B. J.
1237.
Casación

No es posible invocar por primera vez en casación un medio de inadmisión


que no haya sido propuesto ante los jueces del fondo, salvo si es de orden
público. SCJ, 1.ª Sala, 10 de febrero de 2010, núm. 17, B. J. 1191; 1.ª Cám.,
7 de octubre de 2009, núm. 2, B. J. 1187; 27 de septiembre de 2006, núm.
13, B. J. 1150, pp. 299-305.
Cláusula contractual

La cláusula inserta en un contrato de cuenta corriente que limita el plazo para


impugnar los estados de cuenta remitidos por el banco a su cliente no
constituye un medio de inadmisión. La impugnación de un cargo irregular
que figura en el estado, así como improcedente porque no ha sido aprobado
por los dos cuentahabientes, no puede estar sujeta al plazo para la aprobación
del estado, sino al plazo de ejercicio de las acciones en justicia establecido en
el derecho común. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 53, B. J. 1192.
Cómo se deben proponer

Los medios de inadmisión deben ser propuestos mediante conclusiones en


audiencia y no en un escrito ampliatorio de conclusiones. SCJ, 1.ª Cám., 18
de octubre de 2002, núm. 36, B. J. 1103, pp. 275-281; 17 de abril de 2002,
núm. 13, B. J. 1097, pp. 188-196; 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 70,
B. J. 1223.
Comparación con las nulidades

Las nulidades de forma o de fondo de los actos de procedimiento y las


inadmisibilidades de las acciones judiciales persiguen objetivos similares: la
ineficacia de los actos procesales y de las acciones o demandas incursas en
esos actos. SCJ, 1.ª Cám., 7 de mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25.
Las nulidades de forma o de fondo de los actos de procedimiento y las
inadmisibilidades de las acciones judiciales difieren en que las primeras
tienden a obtener la anulación del acto procesal propiamente dicho, en su
acepción estricta, independientemente de la justificación o no de los derechos
que se pretenden proteger o reconocer judicialmente mediante tales actos; en
cambio, las inadmisibilidades están concebidas en términos más bien
subjetivos, referidas propiamente al accionante, por falta de derecho para
actuar, de tal manera que las causas de los medios de inadmisión residen o
inciden, realmente, en la persona del demandante, no en el acto procesal en
sí, como acontece con las nulidades de forma o con las de fondo. SCJ, 1.ª
Cám., 7 de mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25.
Cuándo se pueden proponer

Los medios de inadmisión pueden ser propuestos en todo estado de causa.


SCJ, Salas Reunidas, 27 de noviembre de 2013, núm. 7, B. J. 1236; 1.ª Sala,
17 de octubre de 2012, núm. 43, B. J. 1223; 1.ª Cám., 5 de julio de 2006,
núm. 2, B. J. 1148, pp. 87-100; 20 de octubre de 2004, núm. 8, B. J. 1127, pp.
221-227.

Los medios de inadmisión pueden ser propuestos en todo estado de causa y


aun por primera vez en apelación, conforme al artículo 45 de la Ley 834 de
1978. La parte gananciosa en primer grado puede invocar en apelación un
medio de inadmisión no propuesto en primera instancia, aunque no haya
apelado la sentencia. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4,
B. J. 1222; 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 8, B. J. 1127, pp. 221-227.

Según el artículo 45 de la Ley 834 de 1978, los medios de inadmisión pueden


ser propuestos en todo estado de causa, aun por primera vez en apelación y
aun después de que se haya concluido al fondo. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 7, B. J. 1229.

Si una parte presenta primero conclusiones al fondo y luego un medio de


inadmisión, el tribunal no está en la obligación de responder este último si
falla al fondo. SCJ, 1.ª Cám., 9 de octubre de 2002, núm. 21, B. J. 1103, pp.
182-188; 11 de julio de 2001, núm. 7, B. J. 1088, pp. 79-85.

El legislador permite que las inadmisibilidades sean propuestas en todo


estado de causa previendo la posibilidad de que durante el proceso puedan
surgir medios de inadmisión que no fueron advertidos oportunamente por la
parte que los invoca o por los jueces. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009,
núm. 50, B. J. 1184; 20 de octubre de 2004, núm. 6, B. J. 1127, pp. 221-227.

Los medios de inadmisión pueden ser propuestos en todo estado de causa. La


expresión “en todo estado de causa” utilizada en el artículo 45 de la Ley 834
de 1978 se refiere a los jueces del fondo, únicos con capacidad para imponer
una condena en daños y perjuicios. La Suprema Corte de Justicia, en
funciones de corte de casación, no puede decidir sobre los medios de
inadmisión que no fueron suscitados ante los jueces del fondo, excepto si
ellos son de orden público, pues la casación no constituye un tercer grado de
jurisdicción. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 43, B. J. 1223; 1.ª
Cám., 27 de septiembre de 2006, núm. 13, B. J. 1150, pp. 299-305.

Los medios de inadmisión no pueden ser propuestos por primera vez en los
escritos justificativos de conclusiones. SCJ, 1.ª Cám., 18 de octubre de 2002,
núm. 36, B. J. 1103, pp. 275-281; 17 de abril de 2002, núm. 13, B. J. 1097,
pp. 188-196; 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 70, B. J. 1223.

Es tardío y violatorio al derecho de defensa invocar un medio de inadmisión


en el memorial ampliativo del recurso de casación que se deposita el día de la
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 20, B. J. 1223.

Los medios de inadmisión no pueden ser propuestos por primera vez ante el
tribunal de envío apoderado, como consecuencia de la casación de una
sentencia, para conocer solo de las cuestiones anuladas por efecto de dicha
casación. Todas las partes de la decisión que no hayan sido atacadas por el
recurso tienen la autoridad de la cosa juzgada. SCJ, Salas Reunidas, 26 de
marzo de 2014, núm. 5, B. J. 1240.
Efectos

Si se acoge el medio de inadmisión, el tribunal apoderado se encuentra


impedido de conocer del fondo del litigio. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012,
núm. 42, B. J. 1219; 1.ª Cám., 29 de marzo de 2006, núm. 30, B. J. 1144, pp.
237-242; 18 de mayo de 2005, núm. 15, B. J. 1134, pp. 133-138; 11 de
agosto de 2004, núm. 6, B. J. 1125, pp. 75-82; 29 de enero de 2003, núm. 13,
B. J. 1106, pp. 101-108; 17 de abril de 2002, núm. 12, B. J. 1097, pp. 181-
187; 11 de julio de 2001, núm. 7, B. J. 1088, pp. 79-85.

Si se acoge el medio de inadmisión, resulta improcedente ordenar o rechazar


una comunicación de documentos. SCJ, 1.ª Cám., 17 de abril de 2002, núm.
12, B. J. 1097, pp. 181-187.
Inadmisión e incompetencia

Incurre en una contradicción el tribunal que declara inadmisible la demanda y


al mismo tiempo se declara incompetente, puesto que si es incompetente, la
declaración de inadmisibilidad le corresponde al tribunal que resulte
competente. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de 2004, núm. 2, B. J. 1129, pp.
565-573.
Irrecibible

La circunstancia de que se declare “irrecibible”, en vez de “inadmisible”, un


recurso solo constituye una variación del concepto, que no puede conducir a
anular el fallo criticado. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 14, B. J.
1215.

La expresión “irrecibible” hace referencia a la expresión fin de non recevoir


del país de origen de nuestra legislación civil y alude a los medios que
tienden a hacer declarar inadmisible las demandas sin examen al fondo, por
lo que si bien es cierto que nuestras normas procesales no utilizan dicha
nomenclatura, especialmente, el artículo 44 de la Ley 834 de 1978, que
emplea la locución “inadmisibilidad”, resulta que, por sus efectos, se trata de
la misma figura jurídica. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 22, B.
J. 1237.
Instancia en apelación

Según el artículo 45 de la Ley 834 de 1978, las inadmisibilidades pueden ser


propuestas en todo estado de causa, aun por primera vez en apelación. SCJ,
1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 3, B. J. 1184.

Si en un recurso de apelación el apelante solicita la revocación de la sentencia


de primer grado basada en una inadmisión de la demanda original y esta
prospera, el resultado es la anulación pura y simple de la sentencia
impugnada. El tribunal no puede ni aceptar ni rechazar los méritos de la
demanda original, aunque el apelante lo haya solicitado. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
diciembre de 2005, núm. 9, B. J. 1145, pp. 181-187.

Si en la instancia de apelación, el apelante propone una excepción de


incompetencia y el intimado invoca la inadmisibilidad del recurso por tardío,
el tribunal debe examinar de manera prioritaria el medio de inadmisión. SCJ,
1.ª Cám., 14 de mayo de 2003, núm. 2, B. J. 1110, pp. 111-117.

Si la sentencia de primera instancia ha rechazado las conclusiones del


demandado sobre un medio de inadmisión sin haber conclusiones al fondo, la
corte de apelación no puede conminar al apelante a concluir al fondo. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm 13, B. J. 1155, pp. 184-190.

La jurisdicción de apelación puede ponderar los elementos de prueba que, por


no ser depositados en primera instancia, condujeron a que se declarara
inadmisible la demanda original. El efecto devolutivo del recurso de
apelación concede al tribunal de alzada la facultad de examinar la
universalidad de las pretensiones de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 83, B. J. 1215; 1.ª Cám., 9 de febrero de 2005, núm. 3, B. J. 1131,
pp. 103-108.
Jurisdicción inmobiliaria

De acuerdo con el artículo 62 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario y el


artículo 44 de la Ley 834 de 1978, los medios de inadmisión son medios de
defensa para hacer declarar a una de las partes inadmisible en su acción, sin
examen al fondo, por falta de derecho para actuar en justicia, tales como la
falta de calidad, la falta de interés, la prescripción, el plazo prefijado y la cosa
juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 52, B. J. 1220.

El tribunal de tierras no puede, sin conocimiento del fondo del asunto,


declarar inadmisible una demanda por ser la parte demandada un tercer
adquiriente a título oneroso y de buena fe. La declaratoria de adquiriente de
buena fe no es un medio de inadmisión, puesto que para ello se requiere la
ponderación del fondo de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012,
núm. 21, B. J. 1221.
Ley 173 de 1966

El contrato de concesión que no ha sido debidamente registrado en el Banco


Central no se rige por las disposiciones de la Ley 173 de 1966, sino por el
derecho común. La falta de registro constituye un medio de inadmisión que
puede ser suplido de oficio por el tribunal. SCJ, Cámaras Reunidas, 9 de
abril de 2003, núm. 7, B. J. 1109, pp. 62-72.
Medio de inadmisión que es una defensa al fondo

Si el medio de inadmisión planteado constituye en realidad una defensa al


fondo, el tribunal puede fallar al fondo sin necesidad de puesta en mora. En la
especie, el medio de inadmisión presentado, fundamentado en la violación de
un plazo prefijado, constituye, en efecto, un medio de defensa al fondo,
puesto que la alegada violación al plazo prefijado no se basó en las fechas en
que deben ser interpuestos los recursos o el momento de instrumentación de
la instancia de que se trata, sino que su causa o razón de ser era el alegato de
que el término del contrato de préstamo que liga a las partes no había
vencido, pedimento que al estar dirigido al momento en que ocurre la
exigibilidad del crédito, es evidente que se trata de un medio de defensa al
fondo y no de un medio de inadmisión. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012,
núm. 82, B. J. 1214.

Pretender la inadmisibilidad de un recurso por ser “improcedente, mal


fundado y carente de base legal” constituye un asunto de fondo y no un
medio de inadmisión. SCJ, Salas Reunidas, 4 de diciembre de 2013, núm. 1,
B. J. 1237.
Medios de inadmisión que pueden ser suplidos de oficio

Ha sido labor de la jurisprudencia y de algunas leyes especiales la de atribuir


carácter de orden público a ciertos medios de inadmisión, como también la de
no reconocerle este carácter a otros. En ese orden, una jurisprudencia
constante reconoce el carácter de orden público y la facultad para el juez de
suplir de oficio el medio de inadmisión deducido de la falta de interés
(también consagrada legalmente), así como el que se deriva de la
interposición de un recurso de apelación inmediato contra un fallo que no
resuelve una parte o la totalidad de lo principal, o del recurso de apelación
por vicios de forma en un procedimiento de embargo inmobiliario, o el que
resulta de la interposición del recurso de apelación en lugar de la
impugnación (contredit), entre otros casos. SCJ, 1.ª Sala, 23 de marzo de
2011, núm. 36. B. J. 1204; 1.ª Cám. 11 de marzo de 2009, núm. 14, B. J.
1180; 18 de abril de 2007, núm. 8, B. J. 1156, pp. 87-95.

Los medios de inadmisión deben ser invocados de oficio cuando tienen un


carácter de orden público, especialmente cuando resulten de la inobservancia
de los plazos en los cuales deben ser ejercidas las vías de recurso. Es casable
la sentencia de la corte de apelación que no declara inadmisible un recurso de
apelación tardío. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 76, B. J. 1215;
SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 62, B. J. 1220.

Los jueces pueden pronunciar inadmisible de oficio el recurso de apelación si


no se ha depositado la sentencia recurrida o el acto de apelación. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 47, B. J. 1239;
1.ª Cám., 6 de agosto de 2003, núm. 3, B. J. 1113, pp. 73-78.

Los medios de inadmisión deben ser invocados de oficio cuando resulte de la


falta de interés o cuando tenga un carácter de orden público, especialmente si
deriva de la inobservancia de los plazos en los cuales deben ser ejercidas las
vías de recurso. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 43, B. J. 1223.

Puede ser declarado inadmisible de oficio el recurso de apelación interpuesto


contra una sentencia que no es susceptible de dicho recurso. SCJ, 1.ª Cám., 6
de marzo de 2002, núm. 12, B. J. 1096, pp. 122-126.
Según el artículo 47 de la Ley 834 de 1978, el medio de inadmisión fundado
en la falta de interés puede ser suplido de oficio por el juez. SCJ, 1.ª Sala, 15
de mayo de 2013, núm. 137, B. J. 1230.

El juez tiene la potestad de promover de oficio la falta de interés en


cualesquiera de sus manifestaciones. SCJ, 1.ª Cám., 22 de septiembre de
2004, núm. 7, B. J. 1126, pp. 142-150.

Para proceder a promover de oficio la inadmisibilidad de una acción por falta


de interés, es necesario que el tribunal compruebe que de los hechos y
circunstancias de la causa no se advierten las características que le son
inherentes al interés, es decir, que sea legítimo, nato y actual, o que
compruebe que el demandante no se propone obtener un beneficio personal,
sino el de infligir pérdidas o molestias a su adversario. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
mayo de 2013, núm. 137, B. J. 1230.
Medios que no pueden ser invocados de oficio

No todos los medios de inadmisión son de orden público, como se desprende


del artículo 47 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 18 de abril de 2007,
núm. 8, B. J. 1156, pp. 87-95.

No pueden ser suplidos de oficio los medios de inadmisión derivados de la


falta de calidad, el de la prescripción, el que resulta de la demanda nueva en
apelación o de la falta de conexidad suficiente entre una demanda incidental y
una demanda principal, entre otros casos. SCJ, 1.ª Cám., 23 de marzo de
2011, núm. 36, B. J. 1204; 18 de abril de 2007, núm. 8, B. J. 1156, pp. 87-
95.

No puede ser suplido de oficio el medio de inadmisión que se deriva de la


falta de motivación del recurso de apelación, lo cual no se debe asimilar a la
falta de interés. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 48, B. J. 1175,
pp. 442-449.

La autoridad de la cosa juzgada es un medio de defensa de interés privado


que no puede ser suplido de oficio por los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 4
de febrero de 2004, núm. 6, B. J. 1119, pp. 102-110.

El medio de inadmisión derivado de la irregularidad de una intervención no


es de orden público; el juez no puede invocarlo de oficio. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 11, B. J. 1216.
Momento en que debe colocarse el tribunal para fallar

La regla de que los jueces deben colocarse para fallar un asunto en la época
en que fueron apoderados no es aplicable a los medios de inadmisión, en
cuyo caso deben situarse en el momento en que estatuyen, según se
desprende del artículo 48 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 20 de
octubre de 2004, núm. 8, B. J. 1127, pp. 221-227.
Naturaleza de la sentencia que decide sobre la inadmisibilidad

Las sentencias que acogen o rechazan un medio de inadmisión son definitivas


sobre el incidente, no preparatorias, y, por lo tanto, pueden ser objeto de las
vías de recursos ordinarios o extraordinarios. SCJ, Salas Reunidas, 3 de
marzo de 2013, núm. 5, B. J. 1229; 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 5, B.
J. 1226; 1.ª Cám., 26 de abril de 2006, núm. 32, B. J. 1145, pp. 201-205; 12
de abril de 2006, núm. 12, B. J. 1145, pp. 99-102.

La sentencia que se pronuncia sobre un medio de inadmisión no promueve


ningún asunto de naturaleza preparatoria, sino que constituye una sentencia
definitiva del incidente y, por lo tanto, es apelable. SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio
de 2012, núm. 61, B. J. 1220.

La sentencia que decide un medio de inadmisión no es ni preparatoria ni


interlocutoria, ya que tales calificativos solo pueden ser aplicados a fallos
intervenidos en el curso de una litis inconclusa. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto
de 2012, núm. 52, B. J. 1221.
Puesta en mora

Si una parte se limita a promover un medio de inadmisión, el tribunal no


puede fallar al fondo sin intimar a dicha parte a concluir al fondo. SCJ, 1.ª
Cám., 24 de enero de 2001, núm. 11, B. J. 1082, pp. 183-188.
Regularización de la situación que ha dado lugar al medio de inadmisión

Conforme al artículo 44 de la Ley 834 de 1978, las causas de inadmisibilidad


deben ser descartadas si al momento del juez estatuir estas han desaparecido.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 9, B. J. 1220; 1.ª Cám., 9 de
noviembre de 2005, núm. 7, B. J. 1140, pp. 132-137.

Las causas de inadmisibilidad deben ser descartadas si al momento del juez


estatuir estas han desaparecido, en virtud del artículo 44 de la Ley 834 de
1978. En la especie, se demandó en desalojo prematuramente, sin haber
vencido ni el plazo dispuesto por la resolución emitida por la Comisión de
Apelación de Alquileres de Casas y Desahucios ni el plazo adicional de 180
días establecido por el artículo 1736 del Código Civil; no obstante, al
momento de proceder el tribunal apoderado a fallar el asunto, dichos plazos
ya habían vencido. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de diciembre de 2002, núm.
4, B. J. 1105, pp. 24-32; 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 41, B. J. 1239;
13 de junio de 2012, núm. 33, B. J. 1219; 9 de noviembre de 2005, núm. 7, B.
J. 1140, pp. 132-137; 20 de julio de 2005, núm. 17, B. J. 1136, pp. 191-196.

Si la situación que ha dado lugar al medio de inadmisión ha sido regularizada


al momento del juez estatuir, procede el rechazo de la inadmisión, conforme
al artículo 48 de la Ley 834 de 1978. En la especie, el medio de inadmisión
derivado de la falta de depósito de la sentencia recurrida quedó cubierto
cuando el recurrente regularizó dicha omisión antes de que el tribunal fallara.
SCJ, Cámaras Reunidas, 9 de febrero de 2005, núm. 8, B. J. 1131, pp. 75-83;
1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138; 23 de abril de
2003, núm. 12, B. J. 1109, pp. 200-207.

Si la situación que ha dado lugar al medio de inadmisión ha sido regularizada


al momento del juez estatuir, procede el rechazo de la inadmisión, conforme
al artículo 48 de la Ley 834 de 1978. En la especie, el padre demandante en
guarda de su hijo demostró que cumplía con su obligación alimenticia, de
modo que el medio de inadmisión establecido en el artículo 93 de la Ley 136-
03 fue descartado. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 2, B. J. 1216.

Aunque, en principio, los jueces deben colocarse, para decidir los asuntos que
les son sometidos en la época en que fueron apoderados de ellos, dicha regla
no es aplicable cuando se trata de juzgar un medio de inadmisión, caso en el
cual, por aplicación del artículo 48 de la Ley 834 de 1978, deben situarse en
el momento en que estatuyen. SCJ, 1.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 8,
B. J. 1127, pp. 221-227.
Sentencia que decide sobre el medio de inadmisión y sobre el fondo

El tribunal que pronuncia la inadmisibilidad de la demanda no puede al


mismo tiempo rechazar la demanda al fondo por falta de pruebas. La
inadmisibilidad le impide el examen del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 11 de
noviembre de 2009, núm. 14, B. J. 1188, pp. 241-248.

Aunque, en principio, el tribunal que pronuncia la inadmisibilidad de la


demanda no puede, sin exceder sus poderes, examinar el fondo del litigio
estatuyendo sobre los medios de las partes, no se puede reprochar a una
jurisdicción que ha declarado una demanda o recurso irrecibible agregar,
además, que considera la demanda mal fundada. SCJ, Salas Reunidas, 20 de
octubre de 2014, núm. 6, B. J. 1199.
MEDIO DE PRUEBA

V. prueba.
MEDIO NUEVO

V. apelación, casación.
MEJORAS

V. también alquileres, comunidad legal de bienes, concubinato, donación,


deslinde, posesión.

Según el artículo 127 del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras


y de Jurisdicción Original de la Jurisdicción Inmobiliaria, solo podrán
anotarse a nombre de terceros las mejoras permanentes que cuenten con el
consentimiento expreso y por escrito del dueño del terreno mediante acto
auténtico o legalizadas las firmas ante notario. SCJ, 3.ª Sala, 19 de
septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.

Le corresponde a quien reclame la propiedad de mejoras en terrenos


registrados probar que tiene el consentimiento expreso y escrito del dueño del
terreno donde estas están edificadas, conforme al artículo 127 del
Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original de la Jurisdicción Inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero de 2014,
núm. 52, B. J. 1239.

La construcción de mejoras sin contar con la autorización de los propietarios


del terreno donde se construyen, conforme lo indica el artículo 127 del
Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original, constituye un perjuicio para el propietario de dicha parcela y un
desconocimiento del carácter imprescriptible y de la protección y garantía
absoluta con que está investido todo derecho registrado. SCJ, 3.ª Sala, 25 de
julio de 2012, núm. 77, B. J. 1220.

La persona que levanta mejoras en terrenos registrados no puede ser colocado


en ninguna de las situaciones jurídicas previstas por el artículo 555 del
Código Civil, puesto que, no siendo posible en un terreno registrado, que es
imprescriptible, levantar mejoras ni realizar ningún acto de posesión en
perjuicio del dueño, quien así actúa pierde todo derecho a formular
reclamación sobre dichas mejoras. SCJ, 3.ª Cám. 22 de noviembre de 2006,
núm. 25, B. J. 1152, pp. 1752-1760; 1 de marzo de 2006, núm. 4, B. J. 1144,
pp. 1421-1426; 30 de noviembre de 2005, núm. 35, B. J. 1140, pp. 1828-
1834; 4 de febrero de 2004, núm. 5, B. J. 1119, pp. 761-768.
Los requisitos para el registro de mejoras del artículo 127 del Reglamento de
la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario no se aplican a los casos anteriores a
la entrada en vigencia de dicha ley. El régimen legal de la Ley 1542 de
Registro de Tierras no exigía que el consentimiento del dueño del terreno
debía ser dado por escrito por acto bajo firma privada. SCJ, 3.ª Sala, 24 de
mayo de 2013, núm. 43, B. J. 1230.

Los requisitos de legalización del artículo 202 de la antigua Ley de Registro


de Tierras, al igual que los lineamientos del artículo 189 de la misma ley,
solo conciernen a los documentos que van a ser presentados al Registro de
Títulos, para lo cual deben estar rodeados de las mayores garantías. Sin
embargo, cuando la cuestión es planteada ante el tribunal de tierras como
consecuencia de una instancia o de una litis, la existencia del consentimiento
de las partes puede ser restablecido por todos los medios de prueba. SCJ, 3.ª
Cám., 14 de marzo de 2007, núm. 9, B. J. 1156, pp. 1364-1373.
MENORES

V. también filiación.
Administrador judicial de bienes

Los artículos 201 y 203 de la Ley 136-03 permiten la designación de un


administrador judicial de los bienes de los menores si sus intereses
económicos se encuentran en peligro. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012,
núm. 61, B. J. 1223.
Apelación incidental de sentencia del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescente

La apelación incidental de una sentencia del Tribunal de Niños, Niñas y


Adolescentes no está sometida al procedimiento de la apelación principal,
sino que se rige por el derecho común establecido en la parte final del artículo
443 del Código de Procedimiento Civil, el cual dispone que: “El intimado
podrá, sin embargo, interponer apelación incidental en cualquier trámite del
pleito y aun cuando hubiese notificado la sentencia sin reserva”. Esta
apelación puede, por tanto, ser interpuesta por acto de alguacil. SCJ, 1.ª Sala,
16 de mayo de 2012, núm. 18, B. J. 1218.
Autoridad parental

El padre del menor que no cumple con su obligación alimentaria, teniendo los
medios para hacerlo, puede perder su autoridad parental, situación de hecho
que deberá ser verificada por los jueces del fondo. SCJ, Cámaras Reunidas,
14 de junio de 2006, núm. 6, B. J. 1147, pp. 35-47.

La falta de recursos económicos no constituye motivo suficiente para


despojar a un padre o a una madre de la autoridad sobre sus hijos, la cual será
compartida de manera igualitaria por el padre y la madre en la forma que
establece el Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 1 de noviembre de 2006, núm. 4, B.
J. 1152, pp. 142-151.

Mientras subsista la autoridad parental de uno de los padres, el consejo de


familia no puede designar un tutor al menor. SCJ, 1.ª Cám., 31 de marzo de
2004, núm. 17, B. J. 1120, pp. 201-207.
Capacidad

Los menores de edad carecen de capacidad para actuar en justicia. Un menor


de edad no puede ser demandado de forma directa, salvo en los casos
expresamente previsto por la ley, en razón del principio de que respecto a
ellos la incapacidad de ejercicio es la regla. Los menores deben ser
demandados en manos de su representante y tutor legal. La falta de capacidad
constituye una irregularidad de fondo que afecta la validez del acto de
emplazamiento, cuya sanción es la nulidad del acto. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
mayo de 2012, núm. 71, B. J. 1218.

En caso de muerte del padre, la madre tiene capacidad para demandar en


cobro y rescisión de un contrato de alquiler a nombre de sus hijos, puesto que
dicha demanda no constituye una demanda real inmobiliaria regida por el
artículo 464 del Código Civil y el artículo 199 del Código del Menor, sino
una demanda de naturaleza personal. SCJ, 1.ª Sala, 25 de septiembre de 2013,
núm. 125, B. J. 1234; 6 de marzo de 2013, núm. 10, B. J. 1228.

El padre que es administrador legal tiene calidad para representar a sus hijos
menores en justicia. SCJ, Salas Reunidas, 15 de septiembre de 2010, núm.
10, B. J. 1198.

Mientras subsista la autoridad de uno de los padres, el abuelo no puede


accionar en calidad de tutor de sus nietos menores. SCJ, 1.ª Cám., 21 de abril
2004, núm. 7, B. J. 1121, pp. 94-103.

El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.
Carácter provisional de las sentencias en materia de menores

Las decisiones sobre menores tienen carácter provisional y son ejecutorias de


pleno derecho. Solo pueden ser suspendidas en referimiento por el juez
presidente de la corte en los siguientes casos: a) si el tribunal que la ha
dictado se ha excedido manifiestamente en sus poderes; b) si el tribunal que
la ha dictado no era el competente para conocer del asunto; c) si se advierte o
se comprueba que la decisión recurrida está afectada de una nulidad evidente
o ha sido producto de un error grosero; d) si la decisión fue pronunciada en
violación al derecho de defensa de la parte demandada en suspensión. SCJ,
1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 123, B. J. 1215.
Conflicto de derechos de menores con derechos de adultos

Se deben priorizar los derechos de los menores sobre aquellos de las personas
adultas en los casos en que exista confrontación de derechos. TC/0109/13, 4
de julio de 2013.
Conflicto de leyes

La ley aplicable a la acción en reconocimiento de paternidad es la ley


personal. Según el artículo 3 del Código Civil, las leyes sobre el estado y la
capacidad están ligadas a las personas, quienes se encuentran sometidas a
esas leyes no solo en su país de origen, sino también fuera de él. En
consecuencia, la acción en reconocimiento de paternidad de un
puertorriqueño ha de regirse por la ley del Estado Libre Asociado de Puerto
Rico, aun cuando en dicha ley se establezcan condiciones de plazo diferentes
a las vigentes en la República Dominicana. SCJ, Pleno, 10 de mayo de 2006,
núm. 9, B. J. 1146, pp. 69-77.
Corte de niños, niñas y adolescentes

Según la Resolución núm. 4-2000, de fecha 6 de enero de 2000, dictada por


la Suprema Corte de Justicia para regular las cortes de niños, niñas y
adolescentes, dichas cortes podrán funcionar válidamente con dos de sus
jueces, por constituir este número la mayoría simple. El hecho de que el
tercer juez no haya participado en el fallo no lo invalida. SCJ, 1.ª Sala, 24 de
mayo de 2013, núm. 160, B. J. 1230.
Demanda en restitución internacional de menor trasladado o retenido
ilícitamente

El procedimiento para conocer de la solicitud de restitución del menor de


edad trasladado o retenido ilícitamente a República Dominicana está regulado
por la Resolución 480 del 6 de marzo de 2008 emitida por la Suprema Corte
de Justicia, en virtud de las atribuciones que le conferían los artículos 8, 10 y
67 de la Constitución de la República de 2002, las cuales han sido
establecidas nuevamente en los artículos 3, 8, 26 y 154 de la Constitución de
2010, así como en el artículo 29, inciso 2, de la Ley de Organización Judicial
821 de 1927 y el 14 literal h de la Ley Orgánica de la Suprema Corte de
Justicia 25-91 de 1991 y sus modificaciones, que regulan el procedimiento
judicial que deberá observarse cuando este no se encuentre establecido por la
ley. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, números 23 y 24, B. J. 1239.
La competencia administrativa del procedimiento de restitución internacional
de menores le corresponde tanto al Consejo Nacional para la Niñez y la
Adolescencia (CONANI) como al Ministerio Público, en aplicación del
Convenio de La Haya sobre Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional
de Menores. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23, B. J. 1239.

Según el artículo 13 del Convenio de La Haya, la autoridad judicial o


administrativa del Estado donde se reclama la restitución del menor no está
obligado a restituirlo si la persona que se opone a su restitución demuestra
que la contraparte había consentido o posteriormente aceptado el traslado o
retención, o si existe un grave riesgo de que la restitución exponga al menor a
un peligro físico o psíquico o a una situación intolerable. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, números 23 y 24, B. J. 1239.

Según el artículo 12 de la Convención de La Haya sobre Aspectos Civiles de


la Sustracción Internacional de Menores, la devolución o restitución del
menor a su residencia habitual está sujeta a que con ella no se exponga al
menor a peligros físicos y psicológicos, aun cuando su traslado haya sido
ilícito, lo cual está en consonancia con el principio del interés superior del
niño, consagrado en el artículo 3 de la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño y el principio V de la Ley 136-03, Código para el Sistema
de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23, B. J. 1239.
Es recurrible en casación la sentencia que decide sobre la solicitud de
restitución de menor, pese a la prohibición contenida en el artículo 11 de la
Resolución 480-2008 de la Suprema Corte de Justicia. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, números 23 y 24, B. J. 1239.
Derecho del menor a ser escuchado

Los tribunales deben tener en cuenta la opinión personal del niño. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 43, B. J. 1213; 1.ª Cám., 30 de abril de
2003, núm. 15, B. J. 1109, pp. 221-227.

El tribunal puede desestimar el pedimento de que se oiga al niño, no obstante


que la ley indique que deba ser escuchado, si estima que dicha comparecencia
pueda perjudicarlo. SCJ, 1.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 17, B. J. 1147,
pp. 227-235.
Educación

Es inconstitucional la expulsión de un menor de un colegio que se


fundamenta en faltas cometidas por su madre y no en inconductas propias del
menor. TC/0184/13, 11 de octubre de 2013.
Guarda

La guarda es una institución jurídica de orden público, de carácter


provisional, que nace excepcionalmente para la protección integral del menor
que ha sido privado de su medio familiar, así como para suplir la falta
eventual de uno o de ambos padres o personas responsables. La guarda obliga
a quien se le conceda a prestar asistencia material, moral y educacional al
menor. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B. J. 1222.
No procede el amparo en materia de guarda. La vía más eficaz para tutelar los
derechos fundamentales del niño es la demanda en guarda ante tribunal de
niños, niñas y adolescentes. TC/0017/14, 16 de enero de 2014; TC/0299/14,
19 de diciembre de 2014; TC/00385/14, 30 de diciembre de 2014.

No procede el amparo en materia de guarda, salvo en casos de violaciones


palpables e inminentes al interés superior del niño, debidamente probadas y
documentadas, brecha jurídica que debe ser dejada abierta ante la
vulnerabilidad de los menores y la irrefutable preponderancia de sus
derechos. TC/00385/14, 30 de diciembre de 2014.

La guarda es una medida provisional que se otorga a favor del padre o la


madre para garantizar los derechos fundamentales del hijo menor de edad.
SCJ, 1.ª Cám., 1 de noviembre de 2006, núm. 4, B. J. 1152, pp. 142-151

La guarda ha de ser otorgada al padre o la madre que le ofrezca mejor ventaja


al hijo. SCJ, 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm. 22, B. J. 1135, pp. 208-224.

Ambos padres tienen igual derecho para tener la guarda de sus hijos. La
madre no tiene preferencia sobre el padre en la asignación de la guarda. SCJ,
1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm. 22, B. J. 1135, pp. 208-224.

Si el padre y la madre exhiben condiciones similares de aptitud para ser


favorecidos con la guarda, los jueces del fondo deben tomar en cuenta la
preferencia del menor. SCJ, 1.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 22, B. J.
1158, pp. 223-232.

El juez puede ordenar que se otorgue la guarda del menor al padre si, según
las evaluaciones psicológicas realizadas, la madre se encuentra afectada
emocionalmente. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 37, B. J. 1223.

El padre o madre que haya sido despojado de la guarda de su hijo mantendrá


la obligación alimentaria de este y el derecho de visita, que comprende, según
lo determina la doctrina y la jurisprudencia, la comunicación y relaciones
personales entre el padre o la madre que no posee la guarda y el hijo o hija.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de noviembre de 2011, núm. 41, B. J. 1212.

La comunicación al ministerio público es obligatoria en materia de guarda,


por mandato del artículo 85 de la Ley 136-03, que dispone que en “todo
procedimiento de guarda se requiere la opinión previa del Ministerio
Público”, sin exceptuar si es conocida incidentalmente en el curso de un
proceso de divorcio o ante la jurisdicción de niños, niñas y adolescentes.
SCJ., 1.ª Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.

En materia de divorcio, la opinión del fiscal es facultativa de las partes y del


juez cuando se está frente a un asunto de divorcio de derecho común. Sin
embargo, la opinión es obligatoria tanto para las partes como para el juez
cuando se ventila la guarda de menores, conforme al artículo 85 de la Ley
136-03. SCJ, 1.ª Sala, 7 de septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.

Si el padre demandante en guarda de su hijo demuestra durante el curso de la


instancia que cumple con su obligación alimenticia, no hay lugar al medio de
inadmisión establecido en el artículo 93 de la Ley 136-03. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 2, B. J. 1216.

La inadmisibilidad establecida en el artículo 93 de la Ley 136-03 solo se


aplica a la demanda en guarda del padre, madre o persona responsable que se
haya negado injustificadamente a cumplir con la obligación alimentaria del
menor, no así a las demandas relativas al régimen de visita. SCJ, 1.ª Sala, 30
de noviembre de 2011, núm. 41, B. J. 1212.

La decisión que acuerda o deniega la guarda tiene siempre un carácter


provisional; puede ser revocada en cualquier momento si varían las
circunstancias en que se fundamenta. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
números 35 y 36, B. J. 1222; 1.ª Cám., 5 de marzo de 2003, núm. 2, B. J.
1108, pp. 94-99.
La sentencia sobre guarda de menores es susceptible de apelación, conforme
al principio constitucional establecido en artículo 149, párrafo 3 de la
Constitución, según el cual “toda decisión emanada de un tribunal podrá ser
recurrida ante un tribunal superior, sujeto a las condiciones y excepciones
que establezcan las leyes”. No puede tomarse como fundamento para cerrar la
vía de la apelación el carácter provisional de la decisión sobre la guarda. SCJ,
1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 18, B. J. 1218.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, tiene competencia para prescribir sin retardo todas las medidas
pertinentes a fin de impedir perjuicios irreparables en detrimento de los
menores, cuando existan las circunstancias previstas en el artículo 140 de la
Ley 834 de 1978, pese a la disposición del artículo 94 del la Ley 136-03, que
establece que en caso de cambio de régimen de guarda o separación de
hecho, será competente el juez de lo civil del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B.
J. 1222.

El interés superior del menor como principio jurídico faculta a los jueces a
modificar la guarda del menor cuando entre en conflicto con el interés del
niño. SCJ, 1.ª Cám., 30 de abril de 2003, núm. 15, B. J. 1109, pp. 221-227.

Para ejecutar una decisión extranjera que decide sobre la guarda de un menor,
esta debe homologarse ante la sala civil del tribunal de niños, niñas y
adolescentes, que es la competente para conocer y decidir la homologación en
materia de filiación, guarda, régimen de visitas, alimentos, adopción y demás
asuntos del derecho de familia. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23,
B. J. 1239.
Interés superior del niño

El interés superior del niño, consagrado como norma fundamental por la


Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, tiene su origen en la
doctrina universal de los derechos humanos, y como tal, es un principio
garantista de estos derechos. Los niños, niñas y adolescentes, como personas
humanas en desarrollo, tienen iguales derechos que todas las demás personas
y, por consiguiente, es preciso regular los conflictos jurídicos derivados de su
incumplimiento y de su colisión con los derechos de los adultos. El interés
superior del niño permite resolver conflictos de derecho recurriendo a la
ponderación de esos derechos en conflicto. En ese sentido, siempre habrá de
adoptarse aquella medida que asegure al máximo la satisfacción de esos
derechos y su menor restricción y riesgo. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de
junio de 2006, núm. 6, B. J. 1147, pp. 35-47; 1.ª Sala, 4 de abril de 2012,
núm. 50, B. J. 1217; 8 de febrero de 2012, núm. 79, B. J. 1215; 21 de
diciembre de 2011, núm. 43, B. J. 1213; 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm. 4,
B. J. 1183; 27 de mayo de 2009, núm. 66, B. J. 1182; 28 de junio de 2006,
núm. 17, B. J. 1147, pp. 220-226; 6 de abril de 2005, núm. 1, B. J. 1133, pp.
75-84; 13 de octubre de 2004, núm. 6, B. J. 1127, pp. 205-215; 30 de abril de
2003, núm. 15, B. J. 1109, pp. 221-227.
Partición

Es nula la partición amigable hecha en violación del artículo 466 del Código
Civil, que ordena que debe hacerse judicialmente toda partición en que estén
involucrados menores de edad, pese a que dicho artículo no expresa que la
sanción a su incumplimiento es la nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de
2012, núm. 71, B. J. 1219.
Pensión alimenticia o alimentaria

La obligación de manutención de un menor es continua e igualitaria para


ambos padres con relación al niño, a fin de asegurar su bienestar en lo
relativo a su sustento, vestido, habitación, educación, cultura, asistencia,
atención médica, medicinas, recreación y deportes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo
de 2013, núm. 2, B. J. 1230.

Según el literal a del artículo 127 de la Ley 136-03, el juez competente del
conocimiento de un procedimiento de guarda lo será igualmente para conocer
de las pretensiones en materia de alimentos que se presenten de manera
accesoria o que se deriven de dicho proceso. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de
2012, núm. 36, B. J. 1223.

El procedimiento aplicable a las solicitudes de pensión alimentaria es el


instituido por la Ley 136-03, toda vez que el procedimiento ordinario
establecido por el Código Procesal Penal no privilegia el interés superior del
menor. SCJ, Cámaras Reunidas, 24 de enero de 2007, núm. 5, B. J. 1154,
pp. 46-50.

Los jueces son soberanos en la apreciación y fijación de los montos de las


pensiones alimentarias. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 15, B. J.
1169, pp. 171-179; 17 de octubre de 2007, núm. 18, B. J. 1163, pp. 251-261;
25 de abril de 2007, núm. 13, B. J. 1157, pp. 129-136; 22 de octubre de
2003, núm. 16, B. J. 1115, pp. 296-301.

La pensión alimenticia, provisión ad litem y fijación del domicilio del lugar


donde la mujer está obligada a residir durante el procedimiento de divorcio
tienen un carácter provisional; siempre pueden ser variadas después si se
verifican cambios en la situación económica de quien las debe o en las
necesidades de quien las reclama. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm.
32, B. J. 1216.

No resulta necesario ordenar la pensión alimentaria si la esposa tiene fondos


suficientes para mantenerse durante el procedimiento de divorcio. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 60, B. J. 1233.
Las decisiones que ordenan pensiones alimentarias no se consideran
definitivas, por no adquirir la autoridad de la cosa juzgada. Dado su carácter
provisional, cualesquiera de las partes en litis puede solicitar del tribunal
apoderado su modificación, siempre que demuestre un cambio en sus
condiciones económicas. La pensión alimentaria fijada en la sentencia que
pronuncia el divorcio es siempre revisable, aun cuando las disposiciones
concernientes al divorcio sean definitivas e irrevocables. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, números 32 y 33, B. J. 1216; 1.ª Cám., 13 de julio de 2007,
núm. 15, B. J. 1136, pp. 175-183.

El hecho de que ya exista una pensión alimenticia ordenada por el tribunal


penal y el tribunal civil disponga una nueva sin referirse a la primera no
configura la contradicción de sentencias ni el desconocimiento por parte del
tribunal civil de la autoridad de cosa juzgada. Las decisiones sobre pensión
alimentaria siempre son modificables. La suma impuesta como pensión que
debe cumplir el responsable es la última que ha sido fijada por los tribunales.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 33, B. J. 1216.

Es apelable el fallo que fija una pensión alimentaria. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio
de 2013, núm. 24, B. J. 1232.

Las sentencias que ordenan una pensión alimentaria no son preparatorias ni


interlocutorias; tienen un carácter provisional sui generis, al igual que las
ordenanzas de referimiento. Son susceptibles de los recursos establecidos por
la ley. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 24, B. J. 1152, pp. 257-265.

La sentencia de divorcio que ordena una pensión alimenticia es ejecutoria


provisionalmente de acuerdo con el artículo 130, ordinal 9, de la Ley 834 de
1978. No procede, por tanto, su suspensión por el presidente de la corte,
salvo si su ejecución entraña consecuencias manifiestamente excesivas. SCJ,
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 54, B. J. 1215.

En un proceso de divorcio, un cónyuge no puede dar aquiescencia al


pedimento sobre pensión alimenticia hecho por el otro, pues estaría
renunciando a un derecho que pertenece exclusivamente a los hijos, derecho
que es intransigible e irrenunciable. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013, núm.
131, B. J. 1231.
Aunque las demandas nuevas están prohibidas en la instancia de apelación
por contravenir el principio de la inmutabilidad del proceso, las relativas a la
guarda, a la pensión alimentaria y provisión ad litem, por su naturaleza, son
recibibles en grado de apelación de una demanda de divorcio, por tener un
carácter accesorio y provisional. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 47,
B. J. 1217.
Poder activo de los jueces

Los jueces de la jurisdicción de niños, niñas y adolescentes gozan de un papel


activo dentro del proceso judicial, condicionado a la protección del interés
superior de los niños. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 61, B. J.
1223.
Protutor

La protutora de menores tiene calidad para demandar en devolución de las


sumas de dinero debidas a la madre fallecida de dichos menores, por tratarse
de un acto de simple administración para el cual estaba facultada en su
condición de protutora, conforme al artículo 420 del Código Civil. Esto es así
aunque en la demanda no figure como protutora de los menores, siempre que
en el expediente reposen otros documentos que avalen dicha calidad. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 120, B. J. 1215.
Régimen de visita

El derecho de visita es un derecho fundamental que procura mantener un


contacto periódico entre padres e hijos a fin de generar el cariño y afecto
propio de ese parentesco. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 6, B. J.
1156, pp. 183-193.

El derecho de visita comprende la comunicación y relaciones personales entre


el padre o la madre que no tenga la guarda y su hijo o hija. Es un derecho
recíproco del padre e hijos que no conviven destinado a fortalecer sus
relaciones humanas y afectivas en beneficio exclusivo de ambos, aun a costa
de limitar las facultades del titular de la guarda. SCJ, 1.ª Cám., 23 de julio de
2003, núm. 42, B. J. 1112, pp. 310-319.

En una relación familiar el menor debe mantener relaciones personales y


contacto directo con ambos padres en forma regular, a condición de que ese
contacto no sea contrario al interés superior del niño. El interés fundamental
o superior del niño tiene un carácter prioritario frente a los derechos de sus
padres. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 37, B. J. 1223.

Aun cuando la guarda se otorgue al padre, la madre o a una tercera persona,


esta tiene la obligación de permitir que los hijos mantengan una relación
permanente con sus padres y ascendientes. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de
junio de 2006, núm. 6, B. J. 1147, pp. 35-47.

El derecho de visita no puede estar condicionado a que se realice en


compañía de una persona designada por quien ostente la guarda, pues tiene
ese derecho un carácter personalísimo que solo debe ser limitado si se
comprueba que su ejercicio puede afectar la salud, integridad u otro derecho
fundamental del menor. SCJ, 1.ª Cám., 23 de julio de 2003, núm. 42, B. J.
1112, pp. 310-319.

El derecho de visita comprende el derecho de llevar al menor por un período


de tiempo limitado a otro lugar diferente de aquel donde tiene su residencia
habitual. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 6, B. J. 1156, pp. 183-193.

El hecho de que el tiempo otorgado al padre para compartir con su hijo sea
menor que el de la madre no implica que se haya violado el principio VIII del
Código del Menor. La corte falló tomando en cuenta el interés superior del
niño, garantizando su bienestar y protegiendo el derecho del padre de
mantener una relación directa y permanente con su hijo, cuya guarda ha sido
concedida a la madre. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 75, B. J.
1222.

Según el artículo 103 de la Ley 136-03, la sentencia que regula el régimen de


visitas debe contener lo siguiente: 1) el derecho de acceso a la residencia del
menor; 2) la posibilidad de su traslado a otra localidad; 3) la periodicidad y
frecuencia de las visitas, vacaciones y otros; 4) la extensión de las visitas a
los ascendientes y hermanos mayores de dieciocho años, si fuere solicitado; y
5) cualquier otra forma de contacto entre el menor y la persona a quien se le
acuerda la visita, tales como comunicaciones escritas, telefónicas y
electrónicas, siempre que no se vulneren los derechos del menor. Debe ser
casada la sentencia que no cumple con el mandato imperativo del artículo
citado. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 36, B. J. 1223.

La sentencia que regula el régimen de visitas respecto de un menor no tiene,


en razón de su naturaleza intrínseca, un carácter definitivo, sino que es
meramente provisional. Dicho régimen puede ser nuevamente evaluado por
los jueces del fondo, atendiendo las circunstancias del caso. SCJ, Pleno, 3 de
octubre de 2007, núm. 1, B. J. 1163, pp. 3-13; 1.ª Cám., 16 de enero de 2007,
núm. 4, B. J. 1166, pp. 83-91.

El carácter provisional de las decisiones que disponen un régimen de visitas a


favor del padre o la madre determina que pueda demandarse un cambio
cuantas veces el interés superior del menor lo justifique, sin que esto
implique una violación al artículo 69, numeral 5, de la Constitución, que
prohíbe que se juzgue a una persona dos veces por una misma causa. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 160, B. J. 1230.

La inadmisibilidad establecida en el artículo 93 de la Ley 136-03 solo se


aplica a la demanda en guarda del padre, madre o persona responsable que se
haya negado injustificadamente a cumplir con la obligación alimentaria del
menor, no así a las demandas relativas al régimen de visita. SCJ, 1.ª Sala, 30
de noviembre de 2011, núm. 41, B. J. 1212.
Residencia habitual del menor

El concepto de residencia habitual de un menor obedece a un punto de


conexión sociológico, a diferencia del domicilio, que es de carácter
normativo, puesto que se trata de una situación de hecho que supone
estabilidad y permanencia. La residencia habitual del menor es el lugar donde
ha estado físicamente presente por una cantidad de tiempo suficiente para su
aclimatación y que cuenta con un grado de intención firme desde la
perspectiva del menor; es el lugar donde la persona menor de edad desarrolla
sus actividades, donde está establecido con cierto grado de permanencia, el
centro de sus afectos y vivencias. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm.
23, B. J. 1239
Referimiento

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, tiene competencia para prescribir sin retardo todas las medidas
pertinentes a fin de impedir perjuicios irreparables en detrimento de los
menores, cuando existan las circunstancias previstas en el artículo 140 de la
Ley 834 de 1978, pese a la disposición del artículo 94 del la Ley 136-03, que
establece que, en caso de cambio de régimen de guarda o separación de
hecho, será competente el juez de lo civil del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B. J.
1222.
Tutor

El consejo de familia no puede designar un tutor al menor mientras subsista


la autoridad parental de uno de los padres. SCJ, 1.ª Cám., 31 de marzo de
2004, núm. 17, B. J. 1120, pp. 201-207.

Es inadmisible el recurso de casación interpuesto por el tutor de un menor


que ha sido designado irregularmente. SCJ, 1.ª Cám., 31 de marzo de 2004,
núm. 17, B. J. 1120, pp. 201-207.
MENSURA CATASTRAL

V. acciones posesorias, agrimensor, posesión, deslinde, litis sobre terrenos


registrados, peritaje, prueba, saneamiento, superposición de planos.
MICROFILME

El microfilme es, en principio, un medio de prueba fidedigno encaminado a


probar hechos precisos, por su condición de ser “una micropelícula que se
usa, principalmente para fijar en ella, en tamaño reducido, imágenes de
impresos, manuscritos, etc., de modo que permita ampliarlas después en
proyección fotográfica”. Los jueces pueden fundamentar en un microfilme su
decisión de que la anotación del concepto en un cheque fue hecha después de
que este fue cobrado. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 28, B. J. 1214;
3 de noviembre de 2010, núm. 1, B. J. 1200.

La prueba por microfilme debe ser revestida de la mayor reserva posible, a


fin de preservar y proteger los intereses particulares de los depositantes
bancarios que aparezcan en dichas micropelículas. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
noviembre de 2010, núm. 1, B. J. 1200.

Las disposiciones sobre la producción de documentos establecida en el


artículo 59 de la Ley 834 de 1979 no solo se aplican a documentos, sino a
otros medios de prueba, como el microfilme. SCJ, 1.ª Sala, 3 de noviembre
de 2010, núm. 1, B. J. 1200.
MONEDA

Aunque la única moneda de curso legal en la República Dominicana es el


peso, son válidas las convenciones pactadas en otras monedas. El artículo 24
de la Ley Monetaria y Financiera deja abierta la posibilidad de que sean
pagadas las deudas en la misma moneda en que fueron pactadas. SCJ, 1.ª
Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 23, B. J. 1230.
MOTIVOS

V. apelación, casación, sentencia.


MOTIVOS ERRÓNEOS

V. casación.
MUEBLES

V. bienes muebles
MUERTE DE UNA PARTE

V. alquileres, calidad, capacidad, mandato, interrupción de instancia,


renovación de instancia, sociedades comerciales.
MUERTE O INCAPACIDAD DEL ABOGADO

V. abogado, interrupción de instancia, renovación de instancia.


MUJER CASADA

V. comunidad legal de bienes.

N
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

V. menores.
NO HAY NULIDAD SIN AGRAVIO

V. nulidad de actos procesales, nulidad de forma.


NOMBRES COMERCIALES

Los nombres comerciales no son personas jurídicas. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 30, B. J. 1220.

Una parte que ha sido demandada bajo su nombre comercial puede recurrir
válidamente en casación con el nombre de la sociedad propietaria de dicho
nombre comercial. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168,
pp. 194-203.

El nombre comercial forma parte del fondo de comercio, llamado


comúnmente punto comercial. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm.
210, B. J. 1215.
NON BIS IN IDEM

El principio non bis in idem, según el cual nadie podrá ser juzgado dos veces
por la misma causa, se refiere, de manera exclusiva, a la seguridad individual
y, por tanto, no tiene aplicación en materia civil. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero
de 2004, núm. 6, B. J. 1119, pp. 102-110.

El auto de no ha lugar tiene un carácter provisional solo en cuanto a que


existe la posibilidad de que puedan ser depositadas nuevas pruebas que
incriminen al imputado y que justifiquen reabrir el proceso de instrucción.
Sin embargo, una vez que el juez de instrucción ha dictado un auto de no ha
lugar que favorece al procesado, y dicho auto es confirmado por la cámara de
calificación, como ocurría bajo el imperio del antiguo Código de
Procedimiento Criminal, ya no es posible volver sobre esos mismos hechos al
amparo de la aplicación del non bis in idem, que es una garantía fundamental
con rango constitucional. En consecuencia, no procede que los tribunales,
ante un auto de no ha lugar con la autoridad de cosa juzgada, considere como
faltosa una actuación que la jurisdicción represiva ha comprobado que no lo
es. SCJ, 1.ª Sala, 8 de septiembre de 2010, núm. 8, B. J. 1198.

El carácter provisional de las decisiones que disponen un régimen de visitas a


favor del padre o la madre determina que pueda demandarse un cambio
cuantas veces el interés superior del menor lo justifique, sin que esto
implique una violación al artículo 69, numeral 5, de la Constitución, que
prohíbe que se juzgue a una persona dos veces por una misma causa. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 160, B. J. 1230.
NOTARIO

V. acto auténtico, legalización de firmas, inscripción en falsedad, partición,


prueba.

Los notarios tienen a su cargo recibir todos los actos y contratos a los cuales
las partes deban o quieran dar autenticidad, así como también los actos
mediante los cuales una persona tiene interés en verificar un hecho, pero con
la limitación, en este último caso, de que solo se le otorga autenticidad al acto
en cuanto a la forma, no en cuanto al fondo, excepto cuando actúan en virtud
de un mandato expreso de la ley. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm.
1, B. J. 1178.

Las actuaciones del notario sobre los hechos por él comprobados tendrán fe
pública hasta inscripción en falsedad, lo que implica que cuando un notario
certifica que ante él se estamparon determinadas firmas en la fecha que se
indica, esta aseveración cae dentro de las previsiones señaladas, y tal
comprobación debe ser retenida como cierta hasta inscripción en falsedad.
SCJ, Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198.

Cuando un notario certifica que ante él compareció una persona y bajo la fe


del juramento le hace declaraciones que conllevan a la redacción de un
pagaré notarial, esta aseveración debe ser tenida como cierta hasta inscripción
en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 15, B. J. 1218.

Para restarle validez a un acto con firmas legalizadas por un notario, no es


suficiente que el notario que ha legalizado las firmas declare que las firmas
estampadas en ese documento son falsas, incluyendo la suya propia; se
requiere que la parte interesada se inscriba en falsedad contra dicho acto.
SCJ, Pleno, 21 de marzo de 2007, núm. 5, B. J. 1156, pp. 45-53; 3.ª Cám., 6
de junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 881-888.

Un notario no tiene atribución legal para levantar un acto en que se pretenda


probar la falta de la víctima de un accidente. En ese caso el notario solo da fe
hasta inscripción en falsedad de que los declarantes comparecieron ante él a
prestar sus decires, pero no de que tales declaraciones corresponden a la
verdad de los hechos que relatan, los cuales pueden ser combatidos por todos
los medios de prueba. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 1, B. J. 1144,
pp. 68-75.

Aunque el acto auténtico hace fe de sus enunciaciones respecto de las


comprobaciones materiales que hace el notario personalmente o de aquellas
comprobaciones materiales que han tenido lugar en su presencia en el
ejercicio de sus funciones, las afirmaciones hechas en el acto por el notario
fuera de sus atribuciones legales pueden ser combatidas por toda clase de
pruebas, sin necesidad de inscripción en falsedad. En la especie, el
demandante demandó en nulidad de un testamento auténtico por violación al
artículo 972 del Código Civil, que exige que si el testamento se otorga ante
dos notarios, será dictado por el testador y escrito por uno de ellos, lo cual
quedaba evidenciado de la simple lectura del acto. SCJ, 1.ª Cám., 3 de
octubre 2001, núm. 1, B. J. 1091, pp. 139-145.

El hecho de que las afirmaciones hechas por el notario fuera de sus


atribuciones puedan ser combatidas por toda clase de pruebas, sin necesidad
de inscripción en falsedad, no significa que los jueces no deban ponderar
dichos actos, puesto que una práctica muy extendida la ha legitimado, por lo
que los jueces no deben descartar las comprobaciones del notario de los
debates sin darle la oportunidad a la parte que lo ha presentado a procurarse
otros medios probatorios para sustentar sus pretensiones y atacar los medios
de prueba de su contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 7,
B. J. 1234.

Ante la jurisdicción inmobiliaria, el hecho de que las firmas estén


autenticadas por un notario no constituye un obstáculo para que un acto de
venta pueda ser impugnado y declarada su nulidad sin necesidad de la
inscripción en falsedad. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 19, B. J.
1220.

Los jueces no deben descartar como prueba un contrato por el solo hecho de
que sus firmas no estén legalizadas por un notario. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo
de 2012, núm. 63, B. J. 1218.

El tribunal de tierras tiene la facultad para conocer y fallar la impugnación de


un acto bajo firma privada, cuyas firmas han sido legalizadas por un notario,
sin necesidad de recurrir al procedimiento de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Cám., 2 de febrero de 2005, núm. 12, B. J. 1131, pp. 470-478; 2 de julio
de 2003, núm. 9, B. J. 1112, pp. 1038-1050.

Incurre en responsabilidad el notario que legaliza las firmas del supuesto


vendedor y del comprador en un acto de venta sin que estos estuvieran
presentes, que luego fue anulada por no haber consentido a ella el supuesto
vendedor, quien demandó al notario reclamando los daños y perjuicios que le
fueron ocasionados. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 85, B. J.
1239.
NOTIFICACIONES

V. también acto de alguacil, alguacil, apelación, casación, domicilio,


domicilio de elección, emplazamiento, nulidad de forma, plazos, recursos,
sentencia.
Concepto

La notificación es una comunicación formal de una resolución judicial o


administrativa, o de un acto, cuyo propósito esencial es asegurar el derecho
de defensa de la contraparte. SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 19,
B. J. 1234.
Constitucionalidad de las notificaciones en manos del vecino y en el
extranjero

Los artículos 68 y 73 del Código de Procedimiento Civil, relativos a las


notificaciones en manos de un vecino y a las notificaciones a personas
domiciliadas en el extranjero, respectivamente, son conformes con la
Constitución. TC/0029/13, 6 de marzo de 2013.
Jurisdicción inmobiliaria

Las notificaciones en materia inmobiliaria deben cumplirse con relación a


cada una de las partes en el proceso, no de manera innominada ni de manera
general. SCJ, 3.ª Sala, 28 de noviembre de 2012, núm. 74, B. J. 1224.
Notificaciones a domicilio

Las únicas personas calificadas legalmente para recibir una notificación en el


domicilio de la persona emplazada son, conforme al artículo 68 del Código
de Procedimiento Civil y limitativamente enumeradas, las siguientes: la
misma persona emplazada, sus parientes y sus sirvientes. Por tanto, es nulo el
emplazamiento hecho en el domicilio de la persona emplazada cuando el
alguacil, en lugar de hacer la notificación a uno de sus parientes o sirvientes,
la hace a personas no calificadas, tales como el vecino, el presidente del
Ayuntamiento o el alcalde pedáneo, encontrados accidentalmente en dicho
domicilio, sin dejar constancia escrita y expresa en el acto de las
circunstancias que le han obligado a hacer la notificación en esa forma. SCJ,
3.ª Cám., 6 de abril de 2005, núm. 3, B. J. 1133, pp. 685-687.

Cuando una actuación es realizada en el domicilio de una parte, corresponde


a esta demostrar que la persona que recibió la notificación no tenía calidad
para ello. En ausencia de esa prueba, los tribunales deben dar como válida la
diligencia. SCJ, 3.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 23, B. J. 1091, pp.
986-994.

Es válida la notificación de una demanda hecha en el domicilio de la parte


demandada y recibida por una persona que dijo ser la abogada de la parte
requerida. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 43, B. J. 1233.
Notificación a la propia persona

Alguacil que se traslada al domicilio de la persona a notificar y lo encuentra


cerrado, y luego se traslada a un local vecino donde encuentra a dicha
persona y le notifica personalmente sin hacer constar este último traslado. No
se trata de un incidente de nulidad del acto así notificado, sino de una
inscripción en falsedad, para la cual no era necesario comprobar si el alguacil
actuante omitió formalidades previstas por la ley a pena de nulidad, sino
comprobar la veracidad o falsedad de las afirmaciones que sí se hicieron
constar en el acto impugnado de que la notificación se hizo a la persona
misma a quien se quería notificar. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm.
121, B. J. 1229.
Notificaciones a personas morales

Las personas morales deben ser notificadas en el lugar de su establecimiento


o casa social y, en su defecto, en manos de su representante legal o de uno de
sus socios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B. J. 1139, pp. 67-
75; 18 de diciembre de 2002, núm. 3, B. J. 1105, pp. 60-70.

Es nulo el acto de notificación hecho a una sociedad comercial en el cual el


alguacil, ante la imposibilidad de ubicar el domicilio social, no procede a
indagar el domicilio de los socios de la sociedad, según lo dispone el artículo
69.5 del Código de Procedimiento Civil, antes de proceder a notificar por
domicilio desconocido. SCJ, Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm.
5, B. J. 1198.
Notificaciones en días de fiesta

La violación al artículo 63 del Código de Procedimiento Civil, que prohíbe la


notificación del emplazamiento en los días de fiesta legal sin permiso del
presidente del tribunal que deba conocer de la demanda, no se sanciona con
la nulidad del acto de procedimiento, sino solo con una multa al alguacil
actuante, de acuerdo con el artículo 1030 del Código de Procedimiento Civil.
SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm. 22, B. J. 1097, pp. 261-270.

No es nulo el acto recordatorio notificado por el alguacil un día de fiesta si la


irregularidad no causa ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012,
núm. 128, B. J. 1215.

Si el último día para efectuar una notificación es feriado, el plazo se prorroga


hasta el día siguiente, por aplicación del artículo 1033 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 8, B. J. 1006,
pp. 68-73.
Notificaciones en el domicilio de elección

Según el artículo 111 del Código Civil, cuando una parte elige domicilio en
un lugar distinto al de su domicilio real, su contraparte podrá hacer las
notificaciones, demandas y demás diligencias en el domicilio convenido y
ante el tribunal de dicho lugar. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de septiembre de
2009, núm. 3, B. J. 1186.

Cuando se hace una notificación en el domicilio de elección, no es necesario


indicar en el acto el domicilio real del requerido, puesto que ningún texto de
ley lo exige. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de septiembre de 2009, núm. 3, B.
J. 1186.

El secretario de un tribunal que recibe una notificación en razón de que la


parte notificada ha elegido domicilio en la secretaría no está obligada a
remitir copia del acto recibido al domicilio real de la parte notificada, puesto
que ninguna la ley se lo impone, máxime cuando el secretario no conoce el
domicilio real de los requeridos. SCJ, Cámaras Reunidas, 23 de septiembre
de 2009, núm. 3, B. J. 1186.

Es válida la notificación del recurso de apelación hecha en el domicilio de


elección que figura en el acto de notificación de la sentencia de primer grado,
máxime si el notificante de la sentencia de primer grado elige dicho domicilio
para todas las consecuencias legales de ese acto. SCJ, 1.ª Cám., 16 de junio
de 2004, núm. 8, B. J. 1123, pp. 171-177.

Es válida la notificación del recurso de casación hecha en el domicilio de


elección que figura en el acto de notificación de la sentencia impugnada, que
es el estudio de su abogado, máxime si el notificante de la sentencia elige
dicho domicilio para todas las consecuencias legales de ese acto. SCJ, 1.ª
Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 83, B. J. 1239.

Es válida la notificación del avenir hecha en la secretaría del tribunal si el


abogado a quien se notifica ha elegido su domicilio en ese lugar. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de julio de 2013, núm. 154, B. J. 1232.

La notificación hecha en el domicilio de elección de las partes es válida,


siempre y cuando no le cause a la parte notificada ningún agravio que le
perjudique en el ejercicio de su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de agosto
de 2010, núm. 3, B. J. 1197.

Son válidas las notificaciones hechas en el curso de un proceso de embargo


inmobiliario en el Ayuntamiento del Distrito Nacional, domicilio elegido por
la prestataria en el contrato de préstamo, conforme al artículo 111 del Código
Civil. Si la elección de domicilio es el resultado de una convención, esta
deroga los efectos normales del domicilio, de tal manera que cuando la
elección de domicilio ha sido hecha en interés recíproco de las partes, los
jueces de fondo no pueden decidir que la notificación hecha en un lugar
distinto al elegido sea válida. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 47,
B. J. 1221. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 28 de septiembre de 2011,
núm. 33, B. J. 1210. (v. párrafo siguiente).

Es inválida la elección de domicilio en la secretaría del tribunal que se


acostumbra a insertar en los contratos de préstamos hipotecarios. La elección
de domicilio consagrada en el artículo 111 del Código Civil resulta de una
derogación particular de los efectos normales que acarrea el domicilio real,
regla que se encuentra concebida fundamentalmente para garantizar que la
persona tenga conocimiento oportuno de las notificaciones que se le hacen y
que así esta se encuentre en condiciones de ejercer en tiempo hábil sus
medios de defensa. Resulta, por tanto, incongruente con la naturaleza de esta
figura procesal, así como con las reglas y principios que rigen el debido
proceso, que, en un contrato de préstamo con garantía hipotecaria u otro
cualquiera, la elección de domicilio se encuentre predeterminada en un lugar
como la secretaría de un tribunal, que no ofrece seguridades plausibles para
cumplir a cabalidad con su cometido. SCJ, 1.ª Sala, 28 de septiembre de
2011, núm. 33, B. J. 1210.
Notificaciones en el extranjero

Es nula la notificación hecha a la persona domiciliada en el extranjero,


conforme al párrafo 8 del artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, si el
fiscal que recibe la notificación no la remite a la Secretaría de Relaciones
Exteriores como manda la ley, puesto que en ese caso el acto no puede llegar
a manos del interesado. SCJ, Cámaras Reunidas, 20 de junio de 2001, núm.
3, B. J. 1087, pp. 20-27; 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 49, B. J. 1220. 1.ª
Cám., 5 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.

Es nula la notificación hecha a la persona domiciliada en el extranjero,


conforme al párrafo 8 del artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, si
no hay constancia de que el fiscal ha complido con la obligación de remitir
copia de dicho acto al Ministerio de Relaciones Exteriores. SCJ, Cámaras
Reunidas, 7 de julio de 2010, núm. 2, B. J. 1196.

Las notificaciones hechas a personas domiciliadas en el extranjero no son


válidas desde que se produce la notificación en manos del representante del
Ministerio Público, sino cuando se haya agotado satisfactoriamente el trámite
consular de rigor para que llegue a manos del interesado. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
junio de 2013, núm. 33, B. J. 1231.

Es nula la notificación hecha a la persona domiciliada en el extranjero,


conforme al párrafo 8 del artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, si el
acto es recibido por el cónsul mes y medio después de que la parte requerida
debía comparecer ante un juez en la República Dominicana, además de que
no pudo ser entregado a su destinatario por no contener la dirección correcta.
SCJ, 1.ª Sala, 18 de febrero de 2014, núm. 18, B. J. 1119, pp. 182-188.
Notificaciones en manos de un menor

No es nula una notificación hecha en manos de un menor si no se ha


demostrado que la notificación de dicho emplazamiento en sus manos le ha
causado agravios a la parte interesada ni le ha impedido el ejercicio de su
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 31, B. J. 1236; 3.ª
Cám., 11 de octubre de 2006, núm. 4, B. J. 1151, pp. 1431-1440.
Notificaciones en manos de un vecino

Es nula la notificación hecha por el alguacil directamente a un vecino sin


dirigirse previamente al destinatario del acto o, en su lugar, a alguno de sus
parientes, sirvientes o empleados. En la especie, la parte a quien se pretendía
notificar hizo defecto y, por tanto, sufrió un agravio. SCJ, 1.ª Cám., 6 de
marzo de 2002, núm. 3, B. J. 1096, pp. 54-62.
Notificaciones en vacaciones judiciales

No es nula la notificación hecha en vacaciones judiciales, ya que el artículo


15 de la Ley de Organización Judicial, cuya violación se invoca, no sanciona
dicha irregularidad, y el artículo 1030 del Código de Procedimiento Civil
solo indica que el curial puede ser condenado a una multa. SCJ, Cámaras
Reunidas, 30 de marzo de 2005, núm. 25, B. J. 1132, pp. 168-177.
Notificaciones no objetadas

Se considera válida la notificación hecha en el mismo lugar donde han sido


hechas regularmente sin que el notificado las haya objetado oportunamente.
Es obvio que en ese caso no se evidencia agravio alguno. SCJ, 1.ª Sala, 19
de febrero de 2014, núm. 51, B. J. 1239; 28 de septiembre de 2011, núm. 27,
B. J. 1210.

Se considera válida la notificación hecha en el mismo lugar donde han sido


hechas regularmente sin que el notificado haya hecho objeción de estas
notificaciones oportunamente. Tomando en cuenta la lealtad y buena fe que
deben mediar siempre en los debates en justicia, la parte que invoca la
nulidad de la notificación no puede pretender que su contraparte le notifique
los actos subsecuentes del proceso en otro domicilio sin antes advertirle a
esta del cambio. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 75, B. J. 1239.
Notificaciones por domicilio desconocido

Son válidas las notificaciones por domicilio desconocido hechas conforme al


artículo 69, párrafo 7, del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 14
de julio de 2007, núm. 10, B. J. 1124, pp. 135-144.

En una notificación por domicilio desconocido, el alguacil debe trasladarse al


último domicilio de la persona requerida e indagar si se conoce su paradero,
actuación que es esencial para la validez del acto. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero
de 2012, núm. 107, B. J. 1215.

Antes de proceder a notificar por domicilio desconocido, el alguacil debe


verificar que su requerido no tiene domicilio conocido en el país, agotando
todas las diligencias e indagatorias necesarias para localizar a su requerido y
así salvaguardar su sagrado derecho de defensa. No cumple con este requisito
el alguacil que notifica por domicilio desconocido sin hacer las verificaciones
pertinentes para localizar el domicilio de su requerido, máxime cuando en el
expediente existen documentos que contienen la indicada información. SCJ,
3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 65, B. J. 1221; 3.ª Cám., 18 de julio de
2007, núm. 22, B. J. 1160, pp. 971-977.

Para notificar por domicilio desconocido, el alguacil debe indicar las


investigaciones previas que ha realizado para descubrir el domicilio o la
residencia de la persona que se quiere notificar; no basta con comprobar que
la casa que ha dado como domicilio dicha persona se encuentra desocupada y
que, al hablar con una vecina, esta le dijo que desconocía el paradero del
requerido, sin indicar a cuáles oficinas públicas se dirigió el ministerial para
informarse de la nueva dirección del requerido, limitándose el ministerial a
entregar una copia al fiscal quien visó el original y a expresar que fijó una
copia en la puerta del tribunal correspondiente. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 39, B. J. 1240.

No procede la notificación por domicilio desconocido a una persona que ha


indicado su domicilio y residencia en los Estados Unidos de América. En esa
circunstancia, la notificación debe ser hecha conforme al numeral 8 del
artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, que regula las notificaciones a
personas domiciliadas en el extranjero. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013,
núm. 50, B. J. 1232.

Es nula la notificación por domicilio desconocido de un emplazamiento ante


la Suprema Corte de Justicia que se realiza en manos del procurador fiscal en
vez del procurador general de la República, por incumplir las formalidades
del artículo 69, numeral 7, del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala,
30 de octubre de 2013, núm. 57, B. J. 1235; 7 de agosto de 2013, núm. 18, B.
J. 1233.

El principio de la indivisibilidad del Ministerio Público, establecido en su


Ley Orgánica núm. 133-11, no ha derogado las disposiciones del artículo 69
del Código de Procedimiento Civil, respecto a las formalidades de los actos
de emplazamiento notificados ante el Ministerio Público cuando se trata de
domicilio desconocido. La notificación por domicilio desconocido debe
entregarse al representante del Ministerio Público ante el tribunal que deba
conocer de la demanda; por tanto, es nula la notificación por domicilio
desconocido de un emplazamiento ante la Suprema Corte de Justicia que se
realiza en manos del procurador fiscal del Distrito Nacional, en vez del
procurador general de la República. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013,
núm. 57, B. J. 1235.

Es nula la notificación por domicilio desconocido en la que no consta que la


persona a quien se pretende notificar no tenga domicilio desconocido en
República Dominicana ni que se haya fijado copia del acto en la puerta
principal del tribunal, sino que se limita a notificar el acto al fiscal,
incumpliendo así con las disposiciones del artículo 69.7 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm. 259, B. J.
1230.

Es nulo el acto de notificación por domicilio desconocido en el cual el


alguacil no indica a qué tribunal se ha trasladado ni hace constar si entregó
una copia del acto al fiscal, incumpliendo con el procedimiento establecido
para estos casos en el párrafo séptimo del artículo 69 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 154, B. J. 1232.

Es nulo el acto de notificación por domicilio desconocido en el cual el


alguacil no entrega una copia del acto al fiscal, sino al síndico, y no cumple
con los demás requisitos establecidos por el artículo 69 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 5, B. J.
1236.

Es nulo el acto de notificación hecho a una sociedad comercial en el cual el


alguacil, ante la imposibilidad de ubicar el domicilio social, no procede a
indagar el domicilio de los socios de la sociedad, según lo dispone el artículo
69.5 del Código de Procedimiento Civil, antes de proceder a notificar por
domicilio desconocido. SCJ, Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm.
5, B. J. 1198.

El tribunal no puede sustraerse a su deber de examinar la regularidad del acto


notificado por domicilio desconocido, argumentando que quien invoca su
nulidad no ha depositado prueba de que se ha inscrito en falsedad contra el
acto, si, como ocurrió en la especie, los alegatos de proponente de la nulidad
no estaban dirigidos contra las menciones o comprobaciones hechas por el
ministerial actuante, sino al incumplimiento de las formalidades prescritas
por el artículo 69.7 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
enero de 2014, núm. 12, B. J. 1238.

No es nulo el recurso notificado por domicilio desconocido que incumple con


los requisitos de los artículos 68 y 69.7 del Código de Procedimiento Civil si
los recurridos no solo no demostraron haber sufrido algún agravio, sino que,
además, constituyeron abogado y notificaron su memorial de defensa
oportunamente. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 3, B. J. 1219.
Obligación del alguacil respecto de la persona que recibe el acto

El alguacil tiene la obligación de solicitar a la persona a la cual entrega un


acto si tiene calidad para recibirlo, pero no está obligado a verificar la
exactitud de dicha declaración. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1,
B. J. 1139, pp. 67-75.
NOVACIÓN

La novación no tiene que ser expresa; puede ser implícita o tácita, con tal de
que no surja ninguna duda sobre la voluntad de las partes de efectuarla. Basta
que esta se induzca del acto que la contenga, puesto que se trata de una
actuación de hecho de la soberana apreciación de los jueces del fondo. Es
indispensable que el propósito de operar la novación de un contrato, si no
consta en un escrito de manera expresa, por lo menos que se induzca de los
hechos y circunstancias del proceso. SCJ, 3.ª Sala, 5 de octubre de 2011,
núm. 8, B. J. 1211.

Al disponer el artículo 1273 del Código Civil que “la novación no se


presume; es menester que la voluntad de hacerla resulte claramente del acto”,
no ha querido excluir las presunciones de los medios de prueba que pueden
servir para demostrar que hubo entre las partes el acuerdo necesario de
voluntades para que se verifique la sustitución de la deuda antigua por una
nueva. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 31, B. J. 1216.

La palabra “acto” del artículo 1273 del Código Civil no debe tomarse en el
sentido de acto instrumental, sino para designar el negocio jurídico
intervenido entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 31, B. J.
1216.

Para determinar que hay novación, el tribunal debe establecer cuál es el


vínculo o la relación contractual que existe entre las partes a fin de esclarecer,
en la especie, la razón por la que una parte emitió los cheques que
favorecieron a la otra parte y si estos pagos convertían a la primera en titular
de algún crédito contra la segunda, máxime cuando ha sido establecido que
para que opere dicha figura es necesario que exista entre las partes un
mandato expreso, en aplicación del artículo 1273 del Código Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 53, B. J. 1239.

Un recibo de pago no implica novación. Para que se produzca la novación


debe existir la sustitución convencional de una obligación por otra. SCJ, 1.ª
Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 79, B. J. 1240.
NULIDADES DE ACTOS JURÍDICOS

V. también contrato, vicios del consentimiento.


Concepto

La nulidad es considerada como la sanción genérica de ineficacia o falta de


valor legal para los actos jurídicos celebrados en violación de las formas y
solemnidades establecidas por la ley, o con finalidad reprobada o con causa
ilícita. Su objetivo es evitar que de un acto irregular o viciado se deriven
consecuencias establecidas por el legislador para una actuación normal. SCJ,
1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.

La nulidad es la sanción impuesta por la norma a las actuaciones particulares


no conformes con ella o con los principios de derecho, por contravenir tales
preceptos o por incumplir con su mandato. Puede ser absoluta o relativa. SCJ,
Cámaras Reunidas, 21 de octubre de 2009, núm. 2, B. J. 1187.

Coexisten en nuestro ordenamiento jurídico dos sistemas sobre las nulidades:


en el primero, la nulidad debe estar preestablecida en un texto legal; en la
segunda, se admite la existencia de nulidades “virtuales” o “tácitas”, es decir,
nulidades que no están preestablecidas en un texto legal. En este último caso,
la nulidad del acto jurídico debe ser apreciada cuidadosamente a fin de
determinar si este es contrario a una norma imperativa. SCJ, 1.ª Sala, 27 de
junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.
Diferencia entre nulidad y caducidad

Los conceptos “nulidad” y “caducidad” son acontecimientos procesales con


características propias que obedecen a causas y directrices diferentes, en los
cuales el propio aniquilamiento del acto o de la acción afectados por ellos,
que es el único elemento coincidente en ambas eventualidades, puede no
tener consecuencias iguales. La nulidad, que siempre es voluntaria, sea por
acción o por omisión, puede causar daños susceptibles de ser reparados, lo
que por regla general no acontece en el caso de la caducidad. La nulidad, que
puede ser absoluta o relativa, es la sanción impuesta por la norma a las
actuaciones particulares no conformes con ella o con los principios de
derecho, por contravenir tales preceptos o por incumplir con su mandato. Por
su parte, la caducidad deviene, en sentido general, por efecto del transcurso
de un período establecido por la ley o por las personas, o por la ocurrencia de
un hecho determinado, para el ejercicio o el goce de un derecho. La
caducidad produce la extinción del derecho, de modo que su titular queda
impedido de cumplir o beneficiarse del acto de que se trate o de ejercitar la
acción afectada. SCJ, Cámaras Reunidas, 21 de octubre de 2009, núm. 2, B.
J. 1187.
Jurisdicción inmobiliaria

Los requisitos establecidos por el artículo 189 de la antigua Ley 1542 de


1947 de Registro de Tierras para la redacción de los actos que deben
someterse al registro de títulos no están establecidos a pena de nulidad del
acto. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 47, B. J. 1139, pp. 317-323.

La falta de designación catastral del inmueble en un acto de compraventa de


terreno registrado no es causa de nulidad de la venta si se ha verificado la
venta de un cuerpo cierto, haciéndose constar la cantidad de terreno y sus
límites. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 47, B. J. 1139, pp. 317-
323.
Nulidad absoluta

Son nulidades absolutas aquellas que pueden ser demandadas por cualquier
interesado, por ser de orden público o faltar un elemento esencial en el acto
jurídico. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239.
Nulidad relativa

Son nulidades relativas aquellas que solo pueden ser demandadas por una o
algunas personas, a quienes está destinada a proteger, y pueden ser cubiertas
mediante la confirmación del acto. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm.
70, B. J. 1239.

La nulidad resultante del error, de la violencia o el dolo es una nulidad


relativa que solo puede ser propuesta por la parte en el contrato cuyo
consentimiento ha sido supuestamente afectado por uno de estos vicios. SCJ,
3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1, B. J. 1149, pp. 1467-1476.

El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.

El inciso tercero del artículo 1304 del Código Civil no es aplicable a los actos
de los mayores que no han sido objeto de protección. SCJ, 3.ª Cám., 2 de
agosto de 2006, núm. 1, B. J. 1149, pp. 1473.
Poder de apreciación de los jueces

Determinar si una convención es o no anulable por vicio de consentimiento


es una cuestión de hecho cuyas pruebas solo compete apreciar a los jueces de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 82, B. J. 1228.
Prescripción

El plazo de prescripción de cinco años establecido en el artículo 1304 del


Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad o de rescisión de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, Salas Reunidas,
1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230; 1.ª Cám., 27 de octubre de 2004,
núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160; 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25, B.
J. 1238; 4 de septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234; 24 de julio de
2013, núm. 61, B. J. 1232.

Le incumbe a aquel que pretende que el plazo para invocar la nulidad por
vicio de consentimiento no ha comenzado a correr desde el día de la fecha del
contrato probar que el plazo comienza a correr en una fecha posterior. SCJ,
3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1, B. J. 1149, pp. 1467-1476.

El plazo de prescripción para la acción en nulidad de una convención por


falta de consentimiento es de veinte años. El plazo empieza a correr a partir
de que el acto jurídico tenga fecha cierta, en la especie, a partir de su
inscripción en el registro de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012,
núm. 54, B. J. 1225.

El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.
Venta entre esposos

La venta entre esposos es nula, salvo las excepciones previstas en el artículo


1595 del Código Civil.
Se trata de una nulidad relativa en cuanto a que puede ser salvada por la
confirmación realizada por las partes luego de la disolución del matrimonio,
pero también se considera como una nulidad absoluta debido a que puede ser
solicitada por todos los interesados, no solo al esposo vendedor, sus
herederos y acreedores, sino incluso al propio esposo comprador y sus
causahabientes, es decir, todos aquellos que tengan un interés en hacer anular
el acto prohibido. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239.
NULIDADES DE ACTOS PROCESALES

V. también apelación, casación, emplazamiento, excepciones de


procedimiento, nulidades de fondo, nulidades de forma.
Concepto

La nulidad, sea de forma o de fondo, constituye la sanción a la irregularidad


cometida en el contexto o en la notificación de un acto procesal. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de octubre de 2011, núm. 12, B. J. 1211; 1.ª Cám., 12 de julio de
2006, núm. 3, B. J. 1148, pp. 101-107.
Cómo se proponen

Las nulidades de los actos de procedimiento, sean de orden público o de


interés privado, no pueden hacerse valer sino es por medio de conclusiones
formales tendentes a obtener la nulidad, no por simples alegatos en un
escrito. SCJ, 1.ª Cám., 7 de marzo de 2007, núm. 4, B. J. 1156, pp. 167-177.

Según el artículo 36 de la Ley 834 de 1978, de aplicación general, la mera


comparecencia de una parte para proponer la nulidad de un acto de
procedimiento no cubre la nulidad. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm.
31, B. J. 1239.

Si la parte que puede invocar la nulidad comparece a audiencia y no impugna


el acto viciado, sino que concluye al fondo, queda cubierta la irregularidad,
conforme al artículo 35 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de
2014, núm. 1, B. J. 1240.
Comparación con las caducidades

La nulidad es distinta a la caducidad, aunque ambas tienen como efecto el


aniquilamiento del acto o de la acción afectado por ellas. La nulidad puede
causar daños susceptibles de ser reparados, lo que, por regla general, no
acontece en el caso de la caducidad. SCJ, Cámaras Reunidas, 21 de octubre
de 2009, núm. 2, B. J. 1187.
Comparación con las inadmisibilidades

Las nulidades de forma o de fondo de los actos de procedimiento y las


inadmisibilidades de las acciones judiciales persiguen objetivos similares: la
ineficacia de los actos procesales y de las acciones o demandas incursas en
esos actos. SCJ, 1.ª Cám., 7 de mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25.

Las nulidades de forma o de fondo de los actos de procedimiento y las


inadmisibilidades de las acciones judiciales difieren en que las primeras
tienden a obtener la anulación del acto procesal propiamente dicho, en su
acepción estricta, independientemente de la justificación o no de los derechos
que se pretenden proteger o reconocer judicialmente mediante tales actos; en
cambio, las inadmisibilidades están concebidas en términos más bien
subjetivos, referidas propiamente al accionante, por falta de derecho para
actuar, de tal manera que las causas de los medios de inadmisión residen o
inciden, realmente, en la persona del demandante, no en el acto procesal en
sí, como acontece con las nulidades de forma o con las de fondo. SCJ, 1.ª
Cám., 7 de mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25.

Ningún acto de alguacil o de procedimiento se podrá declarar nulo si la


nulidad no está formalmente prescrita por ley. SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de
marzo de 2005, núm. 25, B. J. 1132, pp. 168-177; 1.ª Sala, 8 de febrero de
2012, núm. 67, B. J. 1215; 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J.
1092, pp. 86-94.
NULIDADES DE FONDO

V. también apelación, casación, emplazamiento, excepciones de


procedimiento, nulidades de actos procesales, nulidades de forma.
Carácter limitativo

Las irregularidades de fondo que pueden hacer anulables los actos de


procedimiento están limitativamente enumeradas en el artículo 39 de la Ley
834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 14 de noviembre de 2001, núm. 2, B. J. 1092,
pp. 88-94. En sentido contrario: v. especies en que hay nulidad de fondo.
Concepto

Las nulidades de forma están fundadas en la existencia de un vicio,


irregularidad o incumplimiento de los requisitos de validez relativos al
aspecto exterior de un acto jurídico y se oponen a las nulidades de fondo, las
cuales están fundadas en los vicios, irregularidades o incumplimiento de los
requisitos de validez relativos a la esencia y naturaleza intrínseca del acto
jurídico. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 65, B. J. 1239.

Son sancionables con la nulidad por vicio de fondo las irregularidades en los
actos procesales que son sustanciales y de orden público, en cuyo caso el
proponente de la excepción de nulidad no está obligado a probar el agravio
causado por la irregularidad. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 62, B.
J. 1219; 19 de octubre de 2011, núm. 12, B. J. 1211.

Se sancionan con la nulidad por vicio de fondo las irregularidades


consideradas sustanciales y de orden público, las que puede hacerse valer en
todo estado de causa, sin que quien las promueva tenga que demostrar el
perjuicio que la irregularidad le causa. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013,
núm. 13, B. J. 1233.
Cuándo deben ser propuestas

Las nulidades de fondo pueden ser propuestas en todo estado de causa,


incluso luego de presentadas conclusiones al fondo, por aplicación del
artículo 40 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2003, núm.
5, B. J. 1110, pp. 136-141.
Falta de poder

El artículo 39 de la Ley 834 de 1978, que establece la nulidad de fondo del


representante que actúa sin poder, no es aplicable a los abogados. Los
abogados no necesitan presentar ningún documento que los acredite como
representantes de sus clientes en un litigio, a excepción de los casos en que la
ley exige la presentación de una procuración especial para la representación.
SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 61, B. J. 1214; 9 de junio de 2010,
núm. 9, B. J. 1195.
Necesidad de probar o no el agravio

Quien invoca una nulidad de fondo no está obligado a probar el agravio


causado por la irregularidad, puesto que las nulidades de fondo son
sustanciales y de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 19 de octubre de 2011, núm.
12, B. J. 1211; 1.ª Cám., 12 de julio de 2006, núm. 3, B. J. 1148, pp. 101-107.
En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 12, B. J.
1216; 11 de enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214 (v. párrafo siguiente).

Aun en el caso de que se trate de nulidades de fondo concernientes a la


violación de la regla del debido proceso de ley, consagrada en el artículo 69,
numeral 4 de la Constitución de la República, dicha irregularidad resulta
inoperante cuando los principios supremos establecidos al respecto en nuestra
Constitución, dirigidos a “asegurar un juicio imparcial y el ejercicio del
derecho de defensa”, son cumplidos. En consecuencia, ningún acto de
procedimiento puede ser declarado nulo en virtud de dicha regla si reúne
sustancialmente las condiciones necesarias para cumplir su objeto, en la
especie, si llega realmente a su destinatario y no causa lesión a su derecho de
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 12, B. J. 1216; 11 de enero
de 2012, núm. 16, B. J. 1214.
Especies en que hay nulidad de fondo

Constituye una nulidad de fondo, por ser sustancial y de orden público, no


hacer constar en el acto de emplazamiento o en el acto de apelación el objeto
y las causas de la demanda o de la apelación, según lo ordenan los artículos
61.3 y 456 del Código de Procedimiento Civil. La exposición sumaria de los
hechos en lo que se fundamenta el recurso de apelación constituye una
formalidad sustancial, cuya observancia es de orden público y en la que el
que la invoca no tiene que probar el agravio. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de
2012, núm. 62, B. J. 1219; 19 de octubre de 2011, núm. 12, B. J. 1211; 1.ª
Cám., 24 de noviembre de 2004, núm. 12, B. J. 1128, pp. 211-216.

Está viciado de una nulidad de fondo el acto de apelación que no contiene los
motivos del recurso. SCJ, 1.ª Cám., 12 de julio de 2006, núm. 3, B. J. 1148,
pp. 101-107.

La falta de hacer constar el objeto de la apelación no está sancionada con la


nulidad, salvo en el caso de las demandas nuevas en apelación. El objeto ya
se encuentra incluido en el acto de la demanda original. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
junio de 2012, núm. 62, B. J. 1219.

Está viciado de una nulidad de fondo el acto notificado por un alguacil


inactivo. SCJ, 1.ª Cám., 14 de mayo de 2004, núm. 5, B. J. 1110, pp. 136-141.

Esta viciada de una nulidad de fondo de orden público, que debe ser
declarada aun de oficio, la demanda incoada por una persona fallecida. SCJ,
1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239.

Constituye una nulidad de fondo el hecho de que no se notifique a todos los


demandados el acto introductivo de instancia. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de
2013, núm. 13, B. J. 1233.

Constituyen nulidades de fondo, no de forma, la falta de indicación del día de


la comparecencia cuando se trata de demandas a fecha fija, así como la falta
de enunciación de los medios de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 12 de septiembre
de 2012, núm. 15, B. J. 1222.
“Nadie puede litigar por procurador”, es decir, nadie puede servirse de
interpósitas personas para accionar en justicia. Las condiciones de calidad e
interés son personales, de modo que el nombre de la parte debe figurar en
todos los actos del proceso, aunque esta se halle representada por un
mandatario ad litem. Los actos del proceso incoados por un mandatario en
violación de esta regla están afectados de una nulidad de fondo. SCJ, 1.ª Sala,
2 de mayo de 2012, núm. 4, B. J. 1218.

Según el artículo 2 de la Ley 1486 de 1938, el poder para representar al


Estado, cuando no figure en la ley, deberá contar en escrito firmado o
auténticamente otorgado por quien lo confiera, sin lo cual se presumirá hasta
prueba en contrario, como inexistente. La falta de poder constituye una
nulidad de fondo que acarrea la nulidad de la demanda. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 24, B. J. 1234.
Especies en que no hay nulidad de fondo

El hecho de que un acto de alguacil contenga dos traslados de diferentes


fechas no constituye un vicio de fondo, ya que dicha irregularidad no está
vinculada con su esencia, sino con su aspecto exterior, y, por tanto, es de
forma. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 32, B. J. 1222.

Las previsiones de los artículos 39 y 40 de la Ley 834 de 1978 están dirigidas


específicamente a regir la nulidad de los actos de procedimiento por
irregularidades de fondo, como sería la falta de poder para actuar en justicia,
y se refieren a cuestiones privativas de la demarcación puramente procesal, lo
que significa que no son aplicables al ámbito contractual, como sería
invocarlas para anular un contrato en el que alegadamente una sociedad
comercial no estuvo válidamente representada. SCJ, 1.ª Cám., 5 de noviembre
de 2008, núm. 2, B. J. 1176, pp. 89-96.
Facultad de los jueces de declararla de oficio

Según el artículo 42 de la Ley 834 de 1978, aunque los jueces están obligados
a pronunciar de oficio las nulidades de fondo que sean de orden público, no
lo están respecto de aquellas que son de interés privado, como lo es la nulidad
por falta de capacidad para actuar en justicia. En casos de nulidades que no
son de orden público, los jueces tienen la facultad de declararlas de oficio,
pero no están obligados a ello a menos que la parte afectada se lo proponga
formalmente. SCJ, 1.ª Sala, 24 de agosto de 2011, núm. 10, B. J. 1209; 1.ª
Cám., 25 de junio de 2003, núm. 18, B. J. 1111, pp. 141-151.
NULIDADES DE FORMA

V. también apelación, casación, emplazamiento, excepciones de


procedimiento, nulidades de actos procesales, nulidades de fondo.
Concepto

Las nulidades de forma están fundadas en la existencia de un vicio,


irregularidad o incumplimiento de los requisitos de validez relativos al
aspecto exterior de un acto jurídico y se oponen a las nulidades de fondo, las
cuales están fundadas en los vicios, irregularidades o incumplimiento de los
requisitos de validez relativos a la esencia y naturaleza intrínseca del acto
jurídico. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 65, B. J. 1239.

Un acto de procedimiento solo puede ser declarado nulo por vicio de forma
cuando concurran las siguientes condiciones: a) el incumplimiento de un
requisito formal previsto en la ley; b) que dicha exigencia esté prevista a pena
de nulidad o que se trate de una formalidad substancial o de orden público, y
c) que la irregularidad invocada haya ocasionado un agravio al adversario.
SCJ, Cámaras Reunidas, 30 de marzo de 2005, núm. 25, B. J. 1132, pp. 168-
177; 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 18, B. J. 1225; 1.ª Cám., 14 de
noviembre de 2001, núm. 2, B. J. 1092, pp. 86-94.

La procedencia de la excepción de nulidad procesal contra un acto afectado


de una irregularidad formal depende de la trascendencia o efecto que esta
produce sobre el derecho de defensa de quien pretende invalidarlo, conforme
a las reglas de los artículos 35 al 38 de la Ley 834 de 1978, como lo es, a
título de ejemplo, aquella que establece que “no hay nulidad sin agravio”.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 30, B. J. 1238.

Las nulidades por violación a las reglas de forma son de interés privado; no
pueden ser suplidas de oficio por el juez. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012,
núm. 4, B. J. 1218.
Cuándo debe proponerse

Según el artículo 2 de la Ley 834 de 1978, las nulidades de forma son


excepciones de procedimiento que deben conocerse antes de cualquier medio
de fondo. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de junio de 2006, núm. 6, B. J. 1147,
pp. 35-47.
Efectos

La nulidad de un acto de citación o emplazamiento entraña la ineficacia


jurídica de todas las actuaciones y actos posteriores que sean su
consecuencia. SCJ, 1.ª Cám., 5 de diciembre de 2007, núm. 8, B. J. 1165, pp.
203-213.
No hay nulidad sin agravio (concepto)

En el estado actual de nuestro derecho, que se inclina cada vez más a la


eliminación de las formalidades excesivas en los actos de procedimiento, la
máxima “no hay nulidad sin agravios” se ha convertido en una regla jurídica,
hoy consagrada por el legislador en el artículo 37 de la Ley 834 de 1978, para
las nulidades tanto de forma como de fondo. El pronunciamiento de la
irregularidad resulta inoperante cuando los principios supremos establecidos
al respecto en nuestra Constitución dirigidos a asegurar un juicio imparcial y
el ejercicio del derecho de defensa son cumplidos. En consecuencia, ningún
acto de procedimiento puede ser declarado nulo en virtud de dicha regla si
reúne sustancialmente las condiciones necesarias para cumplir su objeto. SCJ,
Cámaras Reunidas, 28 de noviembre de 2001, núm. 7, B. J. 1092, pp. 55-69;
1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 26, B. J. 1218; 3.ª Cám., 25 de abril de
2007, núm. 30, B. J. 1157, pp. 812-820.

Por aplicación del artículo 37 de la Ley 834 de 1978, la nulidad por vicio de
forma de los actos de procedimiento no puede ser pronunciada sino cuando
quien la invoque pruebe el agravio que le ha causado la irregularidad. El
agravio al que se refiere la ley es aquel que haya impedido a la parte
contraria, por la inobservancia de la formalidad, defender correctamente sus
derechos. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 7, B. J. 1154, pp. 140-
145; 9 de marzo de 2005, núm. 5, B. J. 1132, pp. 218-228.

Para que un acto de procedimiento sea declarado nulo, es indispensable no


solo la prueba de las irregularidades que afectan al acto, sino también la de
los agravios o perjuicios que las irregularidades han ocasionado, entre los
cuales se encuentra de manera principal la violación al derecho de defensa.
SCJ, Salas Reunidas, 25 de septiembre 2013, núm. 6, B. J. 1234; 1.ª Sala, 19
de octubre de 2011, núm. 12, B. J. 1211; 1.ª Cám., 12 de julio de 2006, núm.
3, B. J. 1148, pp. 101-107.

Cuando una de las partes ha incumplido alguna de las formas procesales


previstas, lo que realmente debe verificar el juez no es la causa de la
violación a la ley procesal, sino su efecto, es decir, si se ha violado el derecho
de defensa. La formalidad es esencial cuando la omisión tiende a impedir que
el acto alcance su finalidad, por lo que, si el acto cuya nulidad se invoca ha
alcanzado la finalidad a la que estaba destinado, la nulidad no puede ser
pronunciada. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 99, B. J. 1215.

La máxima “no hay nulidad sin agravio” tiene por finalidad esencial evitar
dilaciones perjudiciales a la buena marcha del proceso. SCJ, 1.ª Cám., 13 de
octubre de 2004, núm. 5, B. J. 1127, pp. 197-204.

El hecho de que una formalidad de un acto de procedimiento esté consagrada


en un texto legal, inclusive a pena de nulidad, no implica que no se le puede
aplicar el principio de que “no hay nulidad sin agravio”, establecido en el
párrafo segundo del artículo 37 de la ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 1 de
febrero de 2012, núm. 20, B. J. 1215.
No hay nulidad sin agravio (concepto de agravio)

El agravio al que se refiere la ley es aquel que la irregularidad ha causado a la


parte que invoca la nulidad y que le ha impedido a esta defender
correctamente sus derechos. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 7, B.
J. 1152, pp. 140-145.

El tribunal no puede suplir de oficio el agravio que pueda causar la


irregularidad del acto a su destinatario cuando este último no lo invoca. SCJ,
1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 106, B. J. 1215; 16 de noviembre de
2011, núm. 21, B. J. 1212; 9 de junio de 2010, núm. 9, B. J. 1195; 1.ª Cám.,
16 de diciembre de 2009, núm. 39, B. J. 1189; 29 de octubre de 2008, núm.
85, B. J. 1175, pp. 698-704; 16 de junio de 2004, núm. 8, B. J. 1123, pp. 158-
162.
No hay nulidad sin agravio (especies en que hay agravio)

Es nulo el acto de notificación de un memorial de casación que no contiene la


fecha de dicha notificación, puesto que dicha irregularidad causa un agravio
al no permitirle a la persona notificada determinar si el memorial le fue
puesto en su conocimiento dentro del plazo legal. SCJ, 1.ª Cám., 10 de julio
de 2002, núm. 1, B. J. 1100, pp. 99-107.

Es nulo el emplazamiento de divorcio notificado en una dirección distinta al


domicilio de la demandada, lo que le impidió a esta comparecer. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 66, B. J. 1216.

Es nula la notificación de la sentencia dictada en defecto del demandado que,


en violación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, hace
mención del plazo del recurso inaplicable o de los plazos tanto de la
oposición como de la apelación, lo cual tiende a confundir al defectuante
respecto del recurso que debe intentar, si, como sucedió en la especie, la parte
notificada, al recurrir fuera de plazo sufrió con tal actuación un perjuicio y
una lesión a su derecho de defensa. SCJ. 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm.
22, B. J. 1097, pp. 261-270.
No hay nulidad sin agravio (especies en que no hay agravio)

No es nula la citación hecha por un alguacil fuera de su jurisdicción si la


persona citada concurrió a audiencia y concluyó solicitando la nulidad del
acto introductivo de la demanda. Se trata de una nulidad de forma que no
causó ningún agravio al demandado. SCJ, 1.ª Cám., 21 de febrero de 2001,
núm. 14, B. J. 1083, pp. 118-123.

El avenir notificado al domicilio de la parte, en lugar de al estudio de su


abogado, como manda la ley, no es nulo si, como ocurrió en la especie, la
parte notificada ejerció su derecho de defensa y no probó que se le hubiese
causado ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 20, B. J.
1215.
No es nulo el acto recordatorio notificado por el alguacil un día de fiesta si la
irregularidad no causó ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012,
núm. 128, B. J. 1215.

No es nulo el avenir que carece de la firma del abogado si la parte notificada


no demostró al tribunal el agravio sufrido, toda vez que pudo defenderse en la
audiencia conocida ante el tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007,
núm. 7, B. J. 1154, pp. 140-145.

El error en una notificación en cuanto a la designación del tribunal ante el que


se ha de acudir a una comparecencia personal, así como la falta de indicación
de la dirección donde este se encuentra ubicado, no son causas de nulidad si,
como ocurrió en la especie, dichas irregularidades no causaron ningún
agravio, ya que la persona notificada compareció al tribunal apoderado y
pudo presentar los alegatos que consideró pertinentes a su defensa. SCJ, 1.ª
Cám., 24 de marzo de 2004, núm. 15, B. J. 1120, pp. 187-192.

No es nulo el emplazamiento hecho por una persona moral que no contenga


la indicación de la persona física que la representa, ya que la nulidad
propuesta es un vicio de forma que no ha impedido al acto cumplir con su
objeto. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de 2006, núm. 6, B. J. 1151, pp. 162-
170.

La falta de indicación del número de cédula de identidad del demandante en


el acto de emplazamiento no conlleva su nulidad, puesto que ni el artículo 61
del Código de Procedimiento Civil ni la Ley 8-92, de fecha 18 de marzo de
1992, ni la Ley 6125-62 del 7 de diciembre de 1962 sobre Cédula de
Identidad y Electoral, consagran dicha sanción; además de que la parte
demandada no ha probado el agravio que le causó dicha irregularidad. SCJ,
1.ª Sala, 4 de agosto de 2010, núm. 11, B. J. 1197.

No es nula la citación en referimiento ante la Cámara Civil y Comercial del


Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, con ocasión de un
recurso de apelación respecto de una ordenanza dictada por el juez de los
referimientos, siendo el tribunal competente la Segunda Sala de la Cámara
Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, si el
recurrente dio avenir a su contraparte ante dicha corte y esta compareció a la
audiencia y solicitó que se declarara mal perseguida la audiencia, puesto que
el recurrido respondió a la citación y su comparecencia subsanó la
irregularidad invocada. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 147, B. J.
1229.

No es nulo el emplazamiento notificado en manos de un vecino, en el cual el


alguacil no hizo mención de lo establecido en el artículo 68 del Código de
Procedimiento Civil, si la persona notificada no prueba el agravio que le
causó la irregularidad, aun tratándose de una formalidad sustancial o de orden
público. SCJ, 1.ª Cám., 1 de febrero de 2006, núm. 1, B. J. 1143, pp. 55-59.

No es nula la citación en referimiento en que consta el lugar y fecha de la


audiencia, pero no se cita a una hora definida, sino “a la hora habitual de los
referimientos”, aunque la parte citada no haya asistido a la audiencia, máxime
cuando esta no es una persona ordinaria, sino un comerciante, cuyo oficio lo
obliga a requerir con frecuencia la asistencia de abogados, la cual es
obligatoria en materia de referimiento. Al no proceder de esta forma, su
incomparecencia provocó un defecto voluntario, que descarta el poder
invocar un agravio. SCJ, 1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 22, B. J. 1184.

No es nula una notificación hecha en manos de un menor si no se ha


demostrado que la notificación de dicho emplazamiento en sus manos le ha
causado agravios a la parte interesada ni le ha impedido el ejercicio de su
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 31, B. J. 1236; 3.ª
Cám., 11 de octubre de 2006, núm. 4, B. J. 1151, pp. 1431-1440.

El tribunal no puede anular la sentencia de adjudicación de un bien inmueble


que perteneció a la comunidad de dos cónyuges divorciados, sobre el cual la
esposa inscribió una oposición antes de la inscripción del embargo, por no
haber puesto a esta en causa, sin comprobar antes en su sentencia, en
aplicación del principio de que “no hay nulidad sin agravio”, cómo se ha
lesionado el derecho de defensa de la esposa, máxime cuando del contenido
mismo de la sentencia impugnada se desprende que dicha señora no solo ha
comparecido ante el juez apoderado del embargo inmobiliario, sino que,
además, interpuso una demanda incidental en nulidad del procedimiento, la
cual fue rechazada por el referido tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013,
núm. 89, B. J. 1230.

No es nula la notificación a dos esposos por un mismo acto si ambos tienen


domicilio en el lugar donde fueron notificados y el acto fue recibido por el
hijo de ambos. SCJ, Salas Reunidas, 12 de febrero de 2014, núm. 2, B. J.
1239.

No es nulo el emplazamiento notificado a seis personas en una misma


dirección y con un solo traslado si a ninguna de ellos se les ha causado un
perjuicio, como resulta evidente por el hecho de que todas constituyeron
abogados. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 29, B. J. 1229.

No es nulo el emplazamiento notificado en el domicilio del abogado y no en


el domicilio de la parte si la irregularidad no causa ningún agravio. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 156, B. J. 1215.

No es nulo el emplazamiento notificado en la República Dominicana en


manos de una hermana del requerido, aun cuando la persona notificada tenga
su domicilio en el extranjero, si esta ha sido representada en su defensa por
un abogado. SCJ, 3.ª Cám., 20 de octubre de 2004, núm. 16, B. J. 1127, pp.
903-913.

No es nula la notificación de un recurso por un alguacil que, al momento de


notificar dicho acto, no está hábil para el ejercicio de sus funciones, por haber
sido suspendido, si dicha irregularidad no ha lesionado el derecho de defensa
de la persona notificada ni le ha impedido defenderse oportunamente. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de abril de 2012, núm. 66, B. J. 1217.

El hecho de que un asunto comercial sea conocido por el tribunal en sus


atribuciones civiles no implica la nulidad del procedimiento, salvo si la parte
demandada prueba que la sustitución de procedimiento le ha causado un
agravio, lesionándole su derecho de defensa en cuanto a la libertad de las
pruebas o los plazos de comparecencia. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012,
núm. 51, B. J. 1214.

No es nulo el recurso notificado por domicilio desconocido que incumple con


los requisitos de los artículos 68 y 69.7 del Código de Procedimiento Civil si
los recurridos no solo no demostraron haber sufrido algún agravio, sino que,
además, constituyeron abogado y notificaron su memorial de defensa
oportunamente. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 3, B. J. 1219.

No es nulo el acto de apelación notificado en el domicilio del abogado en


primera instancia de la parte intimada si esta fue representada en la audiencia
de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm. 251, B. J. 1230.

No es nulo el recurso de apelación que se notifica en los estudios de los


abogados de los recurridos si estos tuvieron la oportunidad de constituir
abogado y comparecer a las audiencias públicas celebradas en dicha
instancia, donde concluyeron formalmente. En esas circunstancias, la
irregularidad no ha causado ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de
2012, núm. 39, B. J. 1218.
No es nulo el emplazamiento ante la Suprema Corte de Justicia que no
contiene elección de domicilio en la ciudad de Santo Domingo si dicha
irregularidad no ha causado ningún agravio. SCJ, Salas Reunidas, 25 de
septiembre 2013, núm. 6, B. J. 1234; 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 35,
B. J. 1219; 1 de febrero de 2012, núm. 28, B. J. 1215.

No es nulo el emplazamiento en casación aun cuando el acto de alguacil que


lo contiene adolece de los siguientes errores: a) carece de enumeración; b) no
se encuentra encabezado con el auto del presidente de la Suprema Corte de
Justicia ni se indica que se está actuando en virtud de este; c) es confuso en
cuanto a la fecha, pues dice que se notificó en el mes de abril, escrito a
máquina, mientras que en manuscrito dice septiembre; d) dice que la
actuación se lleva a cabo en La Vega, pero luego expresa que se trasladó a
Hatillo, Jarabacoa; e) no dice a qué tribunal está adscrito el alguacil actuante;
y f) dice notificar a dos recurridos en un solo traslado cuando debe contener
tantos traslados como personas haya que notificar. La parte recurrida no
sufrió perjuicio alguno como consecuencia de las irregularidades indicadas,
puesto que constituyó abogado y formuló sus medios de defensa en tiempo
hábil, el emplazamiento es válido. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
107, B. J. 1228.

No es nulo el acto de emplazamiento notificado a veintisiete sucesores y


efectuado en tres traslados —en grupos de diez, once y seis sucesores—, sin
que el alguacil actuante indicara la calidad que ostenta la persona que recibió
cada uno de esos actos con respecto a los demás requeridos, ya que los
intereses de la defensa de dichos sucesores no resultaron perjudicados, pues
todos depositaron memoriales de defensa en respuesta a los agravios
invocados por la parte recurrente. SCJ, 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 12,
B. J. 1228.

No es nula la acción en revisión por causa de fraude que se notifica en manos


del abogado, y no de la parte, si esta ha tenido la oportunidad de defenderse
de la demanda interpuesta. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 42, B. J.
1218.

No es nulo el emplazamiento en casación en que no consta el día del mes en


que fue notificado si la irregularidad no ha causado ningún agravio a la parte
que la invoca, quien tuvo la oportunidad de producir su memorial de defensa.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 21, B. J. 1216.

No es nula la sentencia que no se encabeza con la frase “En Nombre de la


República”, en violación a los artículos 149, 69.4 y 73 de la Constitución, si
se comprueba que quien invoca la irregularidad ha tenido la oportunidad de
presentar sus alegatos y conclusiones, además de que la frase fue insertada en
su dispositivo. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 15, B. J. 1232.

No es nulo el emplazamiento en casación contenido en un acto de alguacil


con los siguientes errores u omisiones: a) no describe el dispositivo del fallo
de la sentencia recurrida; b) no hace constar el número de la parcela; c) hace
constar de manera errada la fecha de la sentencia; y d) no fue notificada a la
persona de la recurrente; ya que dichos errores y omisiones no impidieron a
la parte recurrida presentar sus alegatos y conclusiones ni participar en la
instrucción del expediente. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 45,
B. J. 1237.

La notificación de la sentencia en defecto hecha por un alguacil distinto al


comisionado en la sentencia no es nula si la parte defectuante no ha sufrido
ningún agravio en consecuencia. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm.
53, B. J. 1215; 1.ª Cám., 8 de julio de 2009, núm. 23, B. J. 1184; 29 de
octubre de 2008, núm. 79, B. J. 1175, pp. 658-664.

No es nula la notificación de la sentencia dictada en defecto del demandado


que, en violación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, hace
mención de los plazos tanto de la oposición como de la apelación, lo cual
tiende a confundir al defectuante, si este ha recurrido dos años después de la
notificación, siendo los plazos de los recursos de oposición y apelación solo
de quince días y un mes, respectivamente. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2009,
núm. 23, B. J. 1184.

O
OBLIGACIÓN ALTERNATIVA

El uso de la expresión “y/o” para enunciar las calidades en la sentencia no


identifica a la parte condenada sino que crea una obligación judicial
alternativa, opcional, sin justificación y violatoria a la formalidad esencial
prevista en el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, que exige que
la designación de las partes debe hacerse de manera que no deje duda sobre
sus identidades. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 3, B. J. 1227; 24 de
agosto de 2011, núm. 27, B. J. 1209; 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 2,
B. J. 1089, pp. 40-47; 30 de mayo de 2001, núm. 12, B. J. 1086; pp. 158-164.

Los jueces del fondo apoderados de la demanda pueden determinar,


ejerciendo correctamente sus facultades soberanas en la apreciación de las
pruebas, el alcance de las obligaciones contenidas en los documentos que
figuran emitidos a nombre de varias personas separadas por las conjunciones
y/o. En la especie, la corte valoró que la obligación de pago recaía
conjuntamente sobre todas las personas indicadas. SCJ, 1.ª Sala, 31 de
octubre de 2012, núm. 91, B. J. 1223.
OBLIGACIÓN DE MEDIOS

V. contratos, responsabilidad civil contractual, responsabilidad civil


médica.
OBLIGACIÓN DE RESULTADO

V. contratos, responsabilidad civil contractual, responsabilidad civil


médica.
OBLIGACIÓN DE SEGURIDAD

V. contratos, responsabilidad civil contractual, responsabilidad civil


médica.
OBLIGACIONES

V. contrato, convención, responsabilidad civil contractual.


OCUPACIÓN DE TERRENO

V. Abogado del Estado, derecho de propiedad, desalojo, posesión.


OFERTA DE VENTA

V. venta de bienes inmuebles.


OFRECIMIENTOS REALES Y CONSIGNACIÓN
Concepto

Los ofrecimientos reales seguidos de consignación son un procedimiento


especial instituido a favor del deudor que tiene por finalidad liberarlo de su
deuda respecto del acreedor. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001,
núm. 1, B. J. 1082, pp. 9-45; 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J.
1082, pp. 97-103.
Costas

No hay lugar a ofertas de costas procesales si no hay litis entre las partes al
momento del ofrecimiento de pago. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008,
núm. 40, B. J. 1188, pp. 359-367.
Desalojo

Según los artículos 12 y 13 del Decreto 4807 de 1959, para poder liberarse
de la demanda en desalojo por falta de pago de los alquileres, el inquilino
debe poner a disposición del demandante la totalidad de la suma adeudada
más los gastos hasta el día de la audiencia. No es válida la oferta que no
incluye los gastos. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 198, B. J.
1215.
Efectos

Las ofertas reales de pago seguidas de consignación detienen el curso de los


intereses. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 74, B. J. 1228.

Una vez ofrecido el pago, queda suspendida la ejecución de la sentencia que


consigna el crédito. SCJ, Pleno, 16 de enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226.

Los ofrecimientos reales seguidos de consignación solo surten efecto si son


hechos por el deudor. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082,
pp. 97-103.
Embargo inmobiliario

Para liberarse de un embargo inmobiliario mediante un ofrecimiento de pago,


el deudor debe pagar no solo el precio de la primera puja fijado en el pliego
de condiciones y las costas, sino también los intereses generados en el
período comprendido entre la fecha en que se dio lectura al pliego de
condiciones y el momento en que se hace la oferta real de pago. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 74, B. J. 1228.
Requisitos

Al tenor del artículo 1258 del Código Civil, para que las ofertas reales sean
válidas, es preciso, entre otras condiciones, que sean por la totalidad de la
suma exigible, de las rentas o intereses debidos, de las costas liquidadas y de
una suma para las costas no liquidadas, salvo rectificación. SCJ, 1.ª Sala, 13
de marzo de 2013, núm. 74, B. J. 1228; 1.ª Cám., 15 de marzo de 2006, núm.
16, B. J. 1144, pp. 160-167.
OMISIÓN DE ESTATUIR

V. casación.
OPCIÓN DE COMPRA

V. venta de bienes inmuebles.


OPOSICIÓN DE TRASPASO

No es suficiente que con motivo de una litis sobre terreno registrado se


notifique al registro de títulos una oposición al traspaso y gravamen del
inmueble en discusión, sino que es indispensable que esta sea registrada o
anotada y así conste en el certificado de título o cartas constancias que se
expidan en relación con dicho inmueble, a fin de que en esa forma los
interesados en realizar cualquier operación tengan debido conocimiento de la
situación litigiosa existente, o, en su defecto, que el demandante y oponente
notifique a dicho interesado de la inscripción de dicha oposición. El
interesado a quien se le muestre un certificado de título o carta constancia
libre de notaciones o gravámenes no está obligado a realizar otras
investigaciones para percatarse de tal situación. SCJ, 3.ª Cám., 18 de enero de
2006, núm. 25, B. J. 1142, pp. 982-991.

No le es oponible al tercer adquiriente de buena fe una oposición de traspaso


sobre un inmueble notificada a requerimiento de la esposa del vendedor,
quien ha vendido sin la autorización de esta, si la esposa levantó la oposición
antes de la compra del inmueble por el tercero. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero
de 2014, núm. 43, B. J. 1239.
OPOSICIÓN (EMBARGO RETENTIVO)

V. embargo retentivo.
OPOSICIÓN (RECURSO)

V. también casación, defecto.


Concepto

La oposición es un recurso ordinario de retractación que plantea ante el


mismo tribunal el mismo proceso que fue decidido por este mediante la
sentencia en defecto. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 28, B. J.
1108, pp. 248-255.
Efectos

El recurso de oposición, además de tener un efecto suspensivo, tiene como


objetivo principal aniquilar la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
marzo de 2003, núm. 28, B. J. 1108, pp. 248-255.

El recurso de oposición no aniquila la sentencia recurrida, solamente


suspende su ejecución. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 28, B. J.
1108, pp. 248-255.

El recurso de oposición tiene un efecto devolutivo, puesto que permite a las


partes en litis proponer ante los jueces que conocen de la oposición todos los
pedimentos que estimen convenientes a su respectivo interés en el proceso.
SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 28, B. J. 1108, pp. 248-255.

El tribunal que acoge el recurso de oposición debe, al rendir sentencia sobre


el fondo del recurso, pronunciar el aniquilamiento de la sentencia recurrida.
SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 28, B. J. 1108, pp. 248-255.
Oposición y apelación

La decisión que es susceptible de oposición no lo será de apelación, lo cual


deja sin aplicación la primera línea del segundo párrafo del artículo 443 del
Código de Procedimiento Civil, puesto que, al excluir el recurso de
oposición al recurso de apelación, nunca van a concurrir ambos recursos
sucesivamente y mucho menos los plazos para su interposición. SCJ, 1.ª Sala,
11 de julio de 2012, núm. 21, B. J. 1220.
Oposición y casación

Las vías de la oposición y de la casación no pueden acumularse: si el


recurrente hace oposición no puede recurrir en casación la misma sentencia,
sino la sentencia que intervenga sobre el recurso de oposición. SCJ, 1.ª
Cám., 5 de mayo de 2004, núm. 2, B. J. 1122, pp. 82-86; 9 de octubre de
2002, núm. 26, B. J. 1103, pp. 212-221.

Se puede recurrir en casación una sentencia susceptible del recurso de


oposición si el plazo de quince días para recurrir en oposición ha vencido,
conforme al artículo 5 de la Ley 3726 de 1953 sobre Procedimiento de
Casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 83, B. J. 1228.
Plazo

El plazo de la oposición está regulado por el artículo 157, modificado por la


Ley 845 de 1978, del Código de Procedimiento Civil, el cual prescribe que la
oposición deberá, a pena de caducidad, ser notificada en el plazo de quince
días a partir de la notificación de la sentencia a la persona del condenado o de
su representante, o en el domicilio del primero. SCJ, 1.ª Cám., 25 de enero de
2006, núm. 21, B. J. 1142, pp. 189-194.

El artículo 162 del Código de Procedimiento Civil, que establece la forma y


plazo de ejercer el recurso de oposición, ha sido modificado implícitamente
por el nuevo artículo 157 del mismo código, que fue modificado por la Ley
845 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 25 de enero de 2006, núm. 21, B. J. 1142, pp.
189-194.
Procedimiento
Las partes en el recurso de oposición se sitúan en el mismo estado en que
estaban antes de la sentencia objeto del recurso y pueden, por tanto, hacer
todos los pedimentos que estimen convenientes a sus intereses. SCJ, 1.ª
Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 28, B. J. 1108, pp. 248-255.

El ejercicio de las vías de un recurso, como es la oposición, reviste un


carácter de orden público, el cual le permite al juez pronunciar de oficio la
sanción derivada del incumplimiento a los requisitos exigidos para su
interposición. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 39, B. J. 1216.

Es deber del recurrente en oposición depositar el acto del recurso. De no


hacerlo, la oposición podrá ser declarada inadmisible de oficio, puesto que
sin ponderar el alcance del recurso le es imposible al tribunal determinar los
agravios que se invocan. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 49, B. J.
1235.
Sentencias susceptibles del recurso de oposición

El recurso de oposición solo es admisible contra las sentencias indicadas


limitativamente en el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, es
decir, cuando es intentado contra sentencias en última instancia dictadas en
defecto por falta de comparecer del demandado si este no ha sido citado por
acto notificado a su persona o a la de su representante legal. SCJ, Cámaras
Reunidas, 17 de diciembre de 2008, núm. 1, B. J. 1177, pp. 95-102; 1.ª Sala,
25 de enero de 2012, núm. 57, B. J. 1214; 1.ª Cám., 27 de mayo de 2009,
núm. 37, B. J. 1182; 23 de mayo de 2007, núm. 19, B. J. 1158, pp. 201-211;
11 de abril de 2007, núm. 6, B. J. 1157, pp. 59-73; 8 de marzo de 2006, núm.
6, B. J. 1144, pp. 122-128; 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B. J.
1139, pp. 67-75; 11 de febrero de 2004, núm. 15, pp. 160-166.

Es recurrible en oposición la sentencia dictada en apelación en defecto del


intimado si este no fue emplazado por acto notificado a su persona, conforme
al artículo 150 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
agosto de 2012, núm. 74, B. J. 1221.

Solo es admisible el recurso de oposición contra las sentencias en última


instancia dictadas en defecto por falta de comparecer del demandado. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de marzo de 2012, números 39 y 50, B. J. 1216.
Sentencias no susceptibles de oposición

La vía de la oposición está cerrada en contra de las sentencias reputadas


contradictorias, entre las que se encuentran: a) aquellas en las que el
demandante o el demandado se niega a concluir; b) cuando el demandado,
que no ha comparecido, ha sido notificado a su persona o a su representante
legal; y, c) cuando la sentencia impugnada es susceptible de apelación. SCJ,
1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 121, B. J. 1216; 1.ª Cám., 23 de mayo de
2007, núm. 19, B. J. 1158, pp. 201-211.

Es inadmisible la oposición contra una sentencia susceptible de ser recurrida


en apelación. SCJ, 1.ª Cám., núm. 3, 4 de marzo de 2009, B. J. 1180.

Las sentencias en defecto por falta de concluir, tanto del demandado como
del demandante, no son recurribles en oposición, no solamente para atribuirle
mayor celeridad al proceso, sino para imponerle una sanción al defectuante,
por considerarse que dicho defecto se debe a falta de interés o negligencia.
SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 57, B. J. 1214; 1.ª Cám, 4 de julio
de 2007, núm. 2, B. J. 1160, pp. 89-95.

El acto notificado a una persona moral en manos de un empleado equivale a


una notificación en manos del representante legal a los fines del artículo 150
del Código de Procedimiento Civil, de manera que en ese caso le queda
vedado a la persona moral que hace defecto el recurso de oposición. SCJ, 1.ª
Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B. J. 1139, pp. 67-75.

Las sentencias en defecto que se limitan a pronunciar el descargo por falta de


concluir del apelante no son susceptibles de ningún recurso, en razón de que
no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho. La supresión de los recursos en estos
casos tiene su fundamento en razones de interés público, en el deseo de
impedir que los procesos se extiendan u ocasionen gastos en detrimento del
interés de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239;
16 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235; 15 de mayo de 2013, núm. 151,
B. J. 1230; 30 de mayo de 2012, núm. 79, B. J. 1218; 1.ª Cám., 17 de
septiembre de 2008, núm. 5, B. J. 1174, pp. 86-91; 4 de julio de 2007, núm.
2, B. J. 1160, pp. 89-95; 25 de mayo de 2005, núm. 16, B. J. 1134, pp. 139-
143.

Es inadmisible el recurso de oposición contra la sentencia que declara el


defecto del apelante por falta de concluir. SCJ, 1.ª Cám., 24 de junio de 2009,
núm. 70, B. J. 1183.

Es inadmisible el recurso de oposición contra la sentencia del juzgado de paz


que es apelable. SCJ, 1.ª Cám., 10 de junio de 2009, núm. 38, B. J. 1183.

No procede la oposición contra las ordenanzas en referimiento, conforme al


artículo 106 de la Ley 834 de 1978. Esta regla se aplica tanto para la decisión
de primer grado como para la de segundo grado, ya que, de regir en la alzada
las reglas procesales ordinarias, se desnaturalizaría la naturaleza de dicho
procedimiento excepcional y se disminuiría su eficacia como vía para obtener
medidas urgentes. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 70, B. J. 1221;
1.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 12, B. J. 1113, pp. 130-135.

Es inadmisible el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia que


decide un recurso de oposición. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 64,
B. J. 1215.
Suspensión de ejecución de sentencia recurrida

El hecho de que contra una decisión se interponga un recurso de oposición no


impide a quien se sienta perjudicado por los efectos ejecutorios derivados de
dicha sentencia apoderar al presidente de la Corte de Apelación de una
demanda en suspensión de ejecución de la sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Cám.,
22 de octubre de 2008, núm. 61, B. J. 1175, pp. 533-539.
OPOSICIÓN (SIMPLE)
V. también embargo retentivo.

Aunque el artículo 1242 del Código Civil se refiere al embargo retentivo y la


oposición como si fuesen instituciones jurídicas distintas, no son tales, puesto
que al embargo retentivo se le denomina igualmente oposición. El artículo
1242 no se refiere a la llamada “simple oposición”, sino solo al embargo
retentivo. La simple oposición no está sujeta a ningún régimen ni se requiere
para su efectividad, como en el embargo retentivo, que se fundamente en la
existencia de un crédito que, por lo menos, parezca justificado en principio y
cuya prueba debe aportar el acreedor, además de que pende de plazos y otras
regulaciones establecidas en los artículos 557 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, cuya inobservancia conlleva su nulidad de pleno
derecho, lo que no acontece con la oposición pura y simple. SCJ, Salas
Reunidas, 21 de abril de 2010, núm. 2, B. J. 1193.

El tercero embargado mediante una simple oposición no está obligado a


retener las sumas o valores de la persona contra quien se realiza dicha
oposición, salvo en aquellos casos autorizados por la ley. El artículo 1242 del
Código Civil no es aplicable a la simple oposición, ya que esta no se
encuentra sujeta a ningún régimen, contrario a lo que ocurre con el embargo
retentivo. SCJ, Salas Reunidas, 21 de abril de 2010, núm. 2, B. J. 1193.
ORDEN PÚBLICO

Debe entenderse por orden público el conjunto de normas en que reposa el


bienestar común, ante las cuales, por interesar a la sociedad en general y
como ente colectivo, ceden los derechos de los particulares. SCJ, 1.ª Sala, 13
de febrero de 2013, núm. 26, B. J. 1227.

El orden público está constituido por el conjunto de principios fundamentales


de diversas índoles que constituyen la base social sobre la cual se asienta la
comunidad como sistema de convivencia jurídica y que garantiza un
ambiente de normalidad con justicia y paz. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de
2012, núm. 71, B. J. 1219.

Una norma de orden público es aquella por la cual se protege un interés


general. Toda la materia de familia y de divorcio es de orden público. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 28, B. J. 1234.

Las normas de orden público pueden ser suplidas de oficio por los jueces en
todo estado de causa. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 26, B. J.
1227.
ORGANIZACIÓN JUDICIAL

V. atribuciones civiles y comerciales, competencia, jueces, juzgado de paz,


sentencia, Suprema Corte de Justicia.

P
PACTO COMISORIO EXPRESO

El pacto comisorio está prohibido por el artículo 742 del Código de


Procedimiento Civil. Es nula e inexistente toda convención en que conste
que, a falta de ejecución de los compromisos hechos con el acreedor, este
tenga derecho a hacer vender los inmuebles de su deudor sin llenar las
formalidades prescritas para el embargo de inmuebles. SCJ, 1.ª Cám., 30 de
diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp. 145-154.

Los pactos comisorios expresos están prohibidos por la ley. Los jueces del
fondo no pueden, de la verificación de un acto bajo firma privada, conceder
la propiedad de un vehículo puesto como garantía al acreedor ni establecer
que, de no ser esto posible, el deudor le pague la suma presuntamente
adeudada más una indemnización. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm.
165, B. J. 1215.
PAGARÉ

El banco a cuyo favor ha sido suscrito un pagaré no está obligado a probar


que ha hecho el correspondiente desembolso al deudor. Según el artículo
1315 del Código Civil, si el deudor pretende estar libre de su obligación, la
carga de la prueba se desplaza sobre él, quien debe justificar el pago o el
hecho que ha producido la extinción de la deuda. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero
de 2012, núm. 135, B. J. 1215.
PAGARÉ NOTARIAL

El pagaré notarial no produce hipoteca por sí mismo. El pagaré notarial es un


título que solo encierra la obligación para el deudor de pagar una suma
determinada de dinero cuando llegue el momento de su vencimiento, lo que
no implica que el deudor, al momento de suscribir dicho título, haya
consentido en afectar los inmuebles que posee para el cumplimiento de esa
obligación. Para inscribir hipoteca, el pagaré notarial debe ser sometido al
procedimiento conservatorio o cautelar ante el juez de derecho común
previsto por el artículo 54 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª Sala,
23 de mayo de 2012, núm. 49, B. J. 1218.

Para embargar inmobiliariamente, el acreedor ejecutante debe tener una


hipoteca previamente inscrita ante el registro de títulos, aunque posea un
título ejecutorio, en la especie, un pagaré notarial; de lo contrario, se viola el
principio de especialidad y el principio del tracto sucesivo. SCJ, 3.ª Sala, 5 de
junio de 2013, núm. 4, B. J. 1231. En sentido contrario: 1.ª Cám., 12 de
enero de 2005, núm. 1, B. J. 1130, pp. 53-58 (v. párrafo siguiente).

Cualquier acreedor quirografario puede trabar embargo inmobiliario con base


en un título ejecutorio líquido y exigible, como podría ser un pagaré notarial
o una sentencia irrevocable con autoridad de la cosa juzgada, sin necesidad
de inscribir previamente una hipoteca. La inscripción de una hipoteca
judicial definitiva solo es necesaria para asegurar su rango y permanencia en
el inmueble gravado, no obstante transferencia. SCJ, 1.ª Cám., 12 de enero de
2005, núm. 1, B. J. 1130, pp. 53-58.

Cuando un notario certifica que ante él compareció una persona y bajo la fe


del juramento le hace declaraciones que conllevan a la redacción de un
pagaré notarial, esta aseveración debe ser tenida como cierta hasta inscripción
en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 15, B. J. 1218.

No constituye una turbación manifiestamente ilícita la notificación a un


deudor de dos mandamientos de pago, basados en la existencia de sendos
pagarés notariales, como paso previo al embargo ejecutivo, cuyo
procedimiento pretende el deudor suspender en referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 25, B. J. 1240.
PAGO

El alegato por el deudor de que atraviesa por una “difícil situación


económica” no es una causa liberatoria de la obligación de pago. SCJ, 3.ª
Cám., 29 de agosto de 2001, núm. 28, B. J. 1089, pp. 891-895.

Cuando se estipula contractualmente el pago en pesos dominicanos,


“independientemente del alza o baja del dólar”, a una tasa fija respecto del
dólar, y se conviene el precio de la venta en 100,000 dólares, el deudor se
libera de su obligación pagando al vendedor el equivalente en pesos del
precio estipulado a la tasa vigente en la fecha del contrato. SCJ, 1.ª Cám., 27
de mayo de 2009, núm. 41, B. J. 1194.

El hecho de que un tercero haya notificado al acreedor una oposición a recibir


valores del deudor no justifica que el deudor incumpla su obligación de pago;
debe demostrar que ofreció pagar a su acreedor las cuotas que debía. SCJ, 1.ª
Sala, 26 de junio de 2013, núm. 152, B. J. 1231.
PARENTESCO

V. filiación.
PARTICIÓN

V. también comunidad legal de bienes, concubinato, costas, determinación


de herederos, divorcio, sucesión.
Acción oblicua

No procede la demanda en partición interpuesta por un acreedor mediante la


acción oblicua si existe un acto de partición amigable suscrito entre los
sucesores, lo que evidencia que el deudor había ejercido oportunamente sus
derechos. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 52, B. J. 1213.
Apelación de la sentencia que ordena la partición

No son apelables las sentencias que ordenan la partición y se limitan única y


exclusivamente a designar un notario para que lleve a cabo la determinación
de los bienes a partir, un perito para que realice una tasación de los bienes y
determine si son de cómoda división en naturaleza, así como a
autocomisionar al juez de primer grado para dirimir los conflictos que surjan
en el proceso de partición, pues se trata de decisiones administrativas que se
limitan a organizar el procedimiento de partición y designar a los
profesionales que lo ejecutarán, y, por tanto, no dirimen conflictos en cuanto
al fondo del proceso. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 133, B. J.
1228; 17 de octubre de 2012, núm. 40, B. J. 1223; 25 de julio de 2012,
números 50 y 69, B. J. 1220. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 12 de
octubre de 2011, núm. 9, B. J. 1211; 1.ª Cám., 12 de abril de 2006, núm. 6, B.
J. 1145, pp. 66-71 (v. párrafo siguiente).

La decisión que se pronuncia sobre una demanda en partición no constituye


una sentencia preparatoria sino definitiva sobre la demanda, puesto que el
juez ha ordenado no solo que se proceda a la partición de los bienes
sucesorios o comunes, que es lo que se ha solicitado, sino también organiza la
forma y manera en que debe llevarse a efecto, para lo cual nombra los peritos,
tasadores, notarios, etc., para las operaciones de cuenta, liquidación y
partición de los bienes. Este tipo de sentencia es, por su naturaleza,
susceptible de ser recurrida en apelación, puesto que decide sobre el objeto de
la demanda y no promueve ningún asunto de naturaleza incidental. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de octubre de 2011, núm. 9, B. J. 1211; 1.ª Cám., 12 de abril de
2006, núm. 6, B. J. 1145, pp. 66-71.

Las sentencias que ordenan la partición de bienes no son apelables, no porque


tengan supuestamente un carácter preparatorio, sino porque tienen un carácter
administrativo. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 24, B. J. 1240; 7 de
agosto de 2013, núm. 30, B. J. 1233; 21 de diciembre de 2011, núm. 46, B. J.
1213; 28 de septiembre de 2011, núm. 34, B. J. 1210.

Cuando una parte no esté de acuerdo con la decisión del tribunal de primer
grado que ordena la partición, sin referirse a la procedencia o no de la
partición como instrumento legal que pone fin pura y simplemente a la
indivisión, no debe apelar la sentencia, sino acudir ante el juez comisionado
para dirimir las dificultades de fondo y plantear sus inconformidades. SCJ, 1.ª
Sala, 25 de julio de 2012, núm. 69, B. J. 1220.

Es inadmisible el recurso de apelación cuando el apelante lo que pretende es


que se rechace la demanda en partición, limitándose a invocar que está mal
fundada y que carece de base legal, ya que las cuestiones del fondo deben
dilucidarse ante el juez comisario. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012,
núm. 40, B. J. 1223.

Las sentencias de partición que se limitan a ordenar la partición, designar a


un notario, etc., no son apelables, no porque la ley niegue el derecho de
apelar o sean supuestamente preparatorias, sino porque, en su esencia, no son
más que decisiones administrativas que se limitan únicamente a organizar el
procedimiento de partición y designar a los profesionales que lo ejecutarán, y,
por lo tanto, no dirimen conflictos en cuanto al fondo del procedimiento. Solo
serían apelables cuando, por ejemplo, el demandante carece de calidad,
cuando una de las partes solicita suspender la partición y mantener el estado
de indivisión por cinco años, tal y como lo autoriza el propio artículo 815,
párrafo 2 del Código Civil, o cuando se objeta el nombramiento del notario o
los peritos designados por el juez apoderado de la partición. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 11, B. J. 1240; 25 de julio de 2012, núm. 69, B. J.
1220; 21 de diciembre de 2011, núm. 46, B. J. 1213; 28 de septiembre de
2011, núm. 34, B. J. 1210.

La sentencia que ordena la partición de bienes es apelable cuando una


excónyuge pretende que se le reconozcan los años en los cuales mantuvo una
relación consensual antes del matrimonio, ya que es evidente que la sentencia
de primer grado contiene un punto contencioso entre las partes, debió ser
analizado y ponderado para determinar si realmente entre las partes existió
una relación de hecho con las características de more uxorio. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 11, B. J. 1240.

Es inadmisible el recurso de apelación contra una sentencia que ordena la


partición de la comunidad de bienes fundamentado en la existencia de un
inmueble que no entra en determinada comunidad sin que el juez apoderado
en primera instancia haya dispuesto la exclusión de ningún bien. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 32, B. J. 1225.
Arbitraje

No son aplicables al litigio entre dos herederos las disposiciones de los


estatutos sociales de la sociedad, en la que ambos son accionistas, que
dispone que cualquier diferendo entre accionistas debe ser sometido a
arbitraje si, como ocurre en la especie, se trata de una demanda en partición
de derechos sucesorios entre herederos y no de una demanda entre socios.
SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.
Competencia

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer de la demanda en


partición que involucre inmuebles radicados en el país, los que siempre
estarán regidos por la ley dominicana. SCJ, 1.ª Sala, 6 de julio de 2011, núm.
1, B. J. 1208.

Los tribunales dominicanos son competentes para conocer de una demanda


en partición de los bienes de una sucesión abierta en la República
Dominicana, por tener su último domicilio allí el causante,
independientemente de que este haya readquirido su nacionalidad original.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de julio de 2011, núm. 1, B. J. 1208.

Según los artículos 823 y siguientes del Código Civil, la acción en partición
y las contestaciones relacionadas con esta han de someterse al tribunal del
lugar donde se ha abierto la sucesión. SCJ, 1.ª Cám., 18 de julio de 2007,
núm. 9, B. J. 1160, pp. 131-136; 6 de marzo de 2002, núm. 12, B. J. 1096, pp.
122-126.

Según el artículo 110 del Código Civil, la sucesión se abre en el lugar del
domicilio de la persona fallecida. Si dicho domicilio se encuentra en el
extranjero, es dicha jurisdicción extranjera la competente para conocer sobre
la demanda en partición relativa a la sucesión. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.

Según el artículo 56 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, cualquier


copropietario, coheredero o copartícipe de un derecho registrado indiviso
puede solicitar la partición al tribunal de jurisdicción original
correspondiente, lo cual no implica menoscabo de la competencia en la
materia de los tribunales ordinarios, que es más amplia y mantiene su imperio
en ausencia de disposiciones expresas en contrario. La jurisdicción civil
ordinaria puede ser apoderada de la demanda en partición de bienes del
patrimonio de una sucesión aun cuando estos bienes se encuentren
registrados, pues tratándose de una acción de carácter personal es el derecho
común el que mantiene su imperio por ser mucho más amplio y natural. SCJ,
1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 44, B. J. 1230.
Según el artículo 56, párrafos II y IV, de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario, en materia de particiones resulta opcional el apoderamiento de
la jurisdicción ordinaria o la inmobiliaria. En caso de litispendencia, por estar
la jurisdicción ordinaria apoderada primero, si la parte solicita la declinatoria,
el tribunal de jurisdicción original deberá declinar a favor de dicha
jurisdicción, tal como lo precisa el artículo 148 del Reglamento de los
Tribunales Superiores de Tierras. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm.
31, B. J. 1238.

Si tanto la jurisdicción civil como la jurisdicción inmobiliaria son apoderadas


de una demanda en partición, la jurisdicción inmobiliaria debe sobreseer su
decisión sobre los traspasos de los bienes inmuebles involucrados hasta tanto
intervenga decisión de la jurisdicción civil con la autoridad de la cosa
definitivamente juzgada. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de 2004, núm. 2, B. J.
1129, pp. 565-573.

Si después de sometida una instancia al Tribunal de Tierras por la cónyuge


divorciada solicitando que un bien que ella posee sea declarado su bien
propio por no haber el esposo intentado la demanda en partición en el plazo
de dos años, este demanda en partición ante la jurisdicción civil, el tribunal
de tierras debe sobreseer su decisión al respecto y no declarar la instancia
inadmisible ni tampoco su incompetencia. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de
2004, núm. 2, B. J. 1129, pp. 565-573.

Aunque los tribunales civiles son los únicos competentes para ordenar la
partición de bienes, el tribunal de tierras puede conocer de la partición de la
que ha sido apoderada si no se le plantea expresamente su incompetencia. En
la especie, el cónyuge divorciado por mutuo consentimiento advirtió que un
bien inmueble había sido omitido del acta de estipulaciones y apoderó al
tribunal de tierras para que ordenara la partición de dicho inmueble. SCJ, 3.ª
Cám., 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137, pp. 1603-1613.

La jurisdicción inmobiliaria es competente para conocer de la litis sobre


derechos registrados en revocación de resoluciones de determinación de
herederos dictadas por dicha jurisdicción. No es atribución de la jurisdicción
ordinaria modificar los efectos de resoluciones de determinación de herederos
dictadas por el tribunal superior de tierras, conforme se deriva de los artículos
3, 28 y 29 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 31 de
enero de 2014, núm. 31, B. J. 1238.
Comunidad legal de bienes

Según el artículo 815 del Código Civil, la liquidación y partición de la


comunidad se presume como realizada si ninguno de los excónyuges la
demanda dentro de los dos años que sigan a la publicación del divorcio. Cada
cónyuge conservará lo que tenga en su posesión. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero
de 2014, núm. 47, B. J. 1238; 1 de agosto de 2012, núm. 5, B. J. 1221; 1.ª
Cám., 22 de agosto de 2001, núm. 7, B. J. 1089, pp. 75-81; 3.ª Cám., 4 de
septiembre de 2002, núm. 1, B. J. 1102, pp. 505-513.

La presunción establecida por el artículo 815 del Código Civil es una


presunción irrefragable. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 47, B. J.
1238.

Una vez vencido el plazo de los dos años establecido en el artículo 815 del
Código Civil, el cónyuge a nombre de quien figure registrado el inmueble
ante el registro de títulos es quien conservará su propiedad exclusiva,
independientemente de que mantenga su posesión material o no, regla que
solo encuentra excepción cuando ambos cónyuges figuran como
copropietarios en el certificado de título.

El artículo 815 del Código Civil fue modificado por el artículo 175 de la Ley
de Registro de Tierras,
que establece que no se podrá adquirir por prescripción o posesión ningún
derecho o interés que haya sido registrado de acuerdo con las prescripciones
de dicha ley, la que constituye una ley de orden público e interés social,
cuyas disposiciones persiguen dotar de transparencia y seguridad al sistema
de propiedad inmobiliaria en el territorio de la República Dominicana. SCJ,
1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 89, B. J. 1230.

El derecho de copropiedad que recae sobre un inmueble registrado fomentado


en una comunidad de bienes resulta imprescriptible, por aplicación de lo
dispuesto en el principio IV de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. En la
partición de terrenos registrados no se aplica el plazo de prescripción
señalado en el artículo 815 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de
2013, núm. 38, B. J. 1232.
Todos los actos que realice el esposo antes de la partición definitiva de los
bienes de la comunidad pueden ser impugnados por la esposa, sobre todo
aquellos cuyo propósito consista en ocultar, distraer o disponer de los bienes
de la comunidad en su perjuicio. SCJ, 3.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm.
15, B. J. 1181.

El plazo de prescripción de dos años establecido por el artículo 815 del


Código Civil solo se aplica a las particiones judiciales, no a las particiones
amigables, cuya validez no está condicionada por la ley a que sean realizadas
dentro de dicho plazo de dos años. SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm.
76, B. J. 1240.

No interrumpe la prescripción establecida en el artículo 815 del Código Civil


el hecho que sobre el inmueble objeto de la partición pese un gravamen, cuya
radiación sea necesaria para que empiece a correr el plazo de la prescripción,
sino que es preciso que tenga lugar una de las causas de interrupción
indicadas en el artículo 2244 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de
2014, núm. 47, B. J. 1238.
Concubinato

El medio de inadmisión por falta de calidad invocado en una demanda en


partición de los bienes fomentados durante una relación consensual duradera
puede ponderarse conjuntamente con el fondo, pues depende de la
comprobación de que entre los concubinos ha existido una vida familiar
estable, duradera y con profundos lazos de afectividad. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 11, B. J. 1230.

Si durante una unión la pareja consensual ha aportado recursos de índole


material o intelectual en la constitución o fomento de un patrimonio común,
se forma entre ellos una sociedad de hecho, la cual puede ser establecida por
cualquier medio de prueba y está sujeta a las reglas de partición que establece
el derecho común. SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 60, B. J. 1221;
1.ª Cám., 20 de febrero de 2008, núm. 16, B. J. 1180, pp. 173-180; 22 de
junio de 2005, núm 16, B. J. 1135, pp. 173-180; 20 de agosto de 2003, núm.
10, B. J. 1113, pp. 117-122.

Se contribuye con la sociedad de hecho no solo con el fomento de un negocio


determinado o cuando con cualquier actividad laboral fuera del hogar común
se aportan bienes al sostenimiento de este, sino también cuando se trabaja en
las labores propias del hogar, tarea que es común en nuestro entorno familiar
como propia de la mujer, aspecto que ha de ser considerado a partir de ahora
por los jueces del fondo a fin de dictar una decisión acorde con esta realidad
social y con el mandato de los numerales 5 y 11 del artículo 55 de la
Constitución de 2010. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 11, B. J.
1225; 17 de octubre de 2012, núm. 59, B. J. 1223; 14 de diciembre de 2011,
núm. 28, B. J. 1213.

En el concubinato va implícito el propósito de repartirse eventualmente los


bienes de la sociedad de hecho fomentada por los concubinos cuando estos,
en la actividad lucrativa que desarrollan, combinan sus esfuerzos personales
para facilitar la satisfacción de obligaciones familiares comunes o que tienen
como precisa finalidad crear una fuente de ingresos destinados al pago del
sostenimiento de su vida en común, o para la crianza, educación y sustento de
los hijos comunes. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 59, B. J. 1223;
14 de diciembre de 2011, núm. 28, B. J. 1213.
La partición de la sociedad de hecho fomentada en una relación consensual
no está sometida a las normas del derecho societario ni al procedimiento
comercial, toda vez que, como punto principal, no se trata de una sociedad
formada entre personas con vocación a desarrollar actividades propias del
comercio con un interés de generar beneficios económicos mutuos. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 60, B. J. 1240.

Los concubinos pueden, de común acuerdo, estipular la suerte de los bienes


que ambos produzcan, sea individualmente o en sociedad, así como acordar
sus derechos y deberes respecto a la manutención de los hijos. SCJ, 1.ª Cám.,
9 de noviembre de 2005, núm. 6, B. J. 1140, pp. 122-131.

El solo hecho de haber vivido en concubinato, cualquiera que fuera su


duración, no basta por sí solo para crear una sociedad de hecho, mientras que
la sola circunstancia de contraer matrimonio, crea, en virtud de la ley, una
comunidad conyugal. SCJ, 3.ª Sala, 13 de abril de 2011, núm. 22, B. J. 1205.

Debe rechazarse la demanda en partición incoada por la concubina contra el


concubino si durante el tiempo en que existió la relación de hecho ambos
concubinos estaban casados con otras personas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de
2013, núm. 84, B. J. 1229.
Desalojo

La sentencia que simplemente ordena la partición no puede servir de título


para desalojar y tomar posesión de los inmuebles reclamados por los
demandantes. TC/002813, 6 de marzo de 2013.
Distracción u ocultamiento de bienes

La distracción supone la separación maliciosa de la masa de los bienes


comunes de algunos efectos o de algunos títulos y derechos de la comunidad,
con el fin de sustraerlos al conocimiento de los copartícipes, y de privarlos
del ejercicio de su derecho de copropiedad en los bienes sustraídos. SCJ, 1.ª
Sala, 29 de noviembre de 2013, núm. 30, B. J. 1236.

La distracción u ocultamiento de un bien o efecto de la sucesión por parte de


un heredero o del esposo superviviente común en bienes, o de ambos a la vez,
supone, por parte de estos, un fraude o una maniobra dolosa. SCJ, 1.ª Sala, 29
de noviembre de 2013, núm. 30, B. J. 1236

Quien distraiga u oculte bienes de la comunidad será sancionado en la


partición de acuerdo con el artículo 1477 del Código Civil, es decir, perderá
el derecho a su porción en dichos bienes. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de
2013, núm. 4, B. J. 1232; 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 30, B. J.
1236; 1.ª Cám.,12 de enero de 2011, núm. 6, B. J. 1202.

Todos los actos que realice el esposo antes de la partición definitiva de los
bienes de la comunidad pueden ser impugnados por la esposa, sobre todo
aquellos cuyo propósito consista en ocultar, distraer o disponer de los bienes
de la comunidad en su perjuicio. SCJ, 3.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm.
15, B. J. 1181.

Para configurar la distracción de bienes de la comunidad, es preciso


demostrar la existencia de una maniobra fraudulenta o maliciosa en perjuicio
del cónyuge defraudado, hecho que, si bien no se presume, es comprobable
por todos los medios de prueba admitidos en nuestro derecho, los cuales son
soberanamente apreciados por los jueces de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
noviembre de 2013, núm. 30, B. J. 1236.

El hecho de que el cónyuge que ha sustraído un inmueble tenga un certificado


de título a su nombre no constituye un obstáculo a que se restituya el bien a
la comunidad. El propio artículo 90 de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario establece el fraude como una excepción a la presunción de
exactitud del certificado de título. SCJ, 1.ª Sala, 29 de noviembre de 2013,
núm. 30, B. J. 1236.
Divorcio

La disolución de la comunidad legal matrimonial se produce con la


transcripción de la sentencia de divorcio en los registros del Estado Civil. Si
existe constancia de dicho pronunciamiento, el cónyuge divorciado puede
incoar la acción en partición correspondiente, aunque no haya depositado la
sentencia de divorcio ni hecho la publicación en un periódico de circulación
nacional que exige el artículo 42 de la Ley de Divorcio. SCJ, 1.ª Sala, 17 de
julio de 2013, núm. 77, B. J. 1232.

El artículo 815 del Código Civil —que dispone, entre otras cosas, que si
dentro de los dos años que sigan a la publicación de la sentencia de divorcio
ninguno de los excónyuges asume la condición de parte diligente para hacer
efectuar la partición, cada cónyuge conservará lo que tenga en su posesión—,
no se aplica cuando se trata de derechos inmobiliarios registrados de ambos
exesposos bajo el sistema Torrens, dado que los principios de especialidad y
de imprescriptibilidad aplicables en esta materia impiden que pueda
adquirirse por prescripción o posesión ningún derecho que haya sido
registrado conforme a la ley. SCJ, 3.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm.
17, B. J. 1222. En sentido contrario: v. tres párrafos siguientes.

Según el artículo 815 del Código Civil, la acción en partición de la


comunidad por causa de divorcio, prescribirá a los dos años a partir de la
publicación de la sentencia si en este término no ha sido intentada la
demanda. El punto de partida de ese plazo lo constituye la publicación de la
sentencia de divorcio. La presunción establecida por el texto del artículo 815
es una presunción irrefragable, por la cual se incurre en una caducidad si se
deja transcurrir el plazo prefijado en dicho artículo sin que se haya ejercido la
acción en partición. Para que la prescripción establecida en ese texto legal no
se cumpla, no basta con que la esposa divorciada haya manifestado su deseo
de aceptar la comunidad, sino que es preciso que en efecto haya intentado
dentro de ese plazo la demanda en partición. Esta disposición se aplica a
todos los bienes de la comunidad, muebles e inmuebles, registrados o no.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de abril de 2011, núm. 19, B. J. 1205; 16 de marzo de
2011, núm. 23. B. J. 1204; 23 de febrero de 2011, núm. 27, B. J. 1203.

La liquidación y partición de la comunidad se presume como realizada si


ninguno de los excónyuges la demanda dentro de los dos años que sigan a la
publicación del divorcio. Cada cónyuge conservará lo que tenga en su
posesión. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 5, B. J. 1221; 1.ª Cám.,22
de agosto de 2001, núm. 7, B. J. 1089, pp. 75-81; 3.ª Cám., 4 de septiembre
de 2002, núm. 1, B. J. 1102, pp. 505-513.

El propósito del plazo de dos años del artículo 815 del Código Civil es
sancionar la falta de interés en algún bien que fuera de la comunidad
matrimonial. Dicha disposición no se aplica cuando se ha llegado a un
acuerdo de partición después del divorcio, ya que ese acuerdo es indicación
manifiesta de interés. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 20, B. J.
1225.

La fecha de la publicación de la sentencia de divorcio es el punto de partida


del plazo para demandar la partición de la comunidad de los bienes
fomentados por la pareja. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 5, B. J.
1221; 27 de junio de 2012, núm. 86, B. J. 1219.

Una interpretación razonable y con sentido de justicia del artículo 815 del
Código Civil conduce a la conclusión de que el legislador no ha querido que
ninguno de los esposos quede como propietario único y exclusivo de los
bienes de la comunidad que no ocupan personalmente ninguno de ellos, por
estar alquilados a terceros. SCJ, 3.ª Cám., 26 de marzo de 2003, núm. 27, B.
J. 1107, pp. 786-787.

El cónyuge divorciado por mutuo consentimiento que advierte que un bien


inmueble registrado ha sido omitido del acta de estipulaciones puede
apoderar al tribunal de tierras para que proceda a ordenar la partición de
dicho inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 10 de agosto de 2005, núm. 12, B. J. 1137,
pp. 1603-1613.
Etapas del procedimiento en partición

Según los artículos 824, 825 y 828 del Código Civil, la demanda en partición
comprende una primera etapa, en la cual el tribunal debe limitarse a ordenar o
rechazar la partición, y una segunda etapa, que consistirá en las operaciones
propias de la partición, a cargo del notario y los peritos que deberá nombrar
el tribunal apoderado en su decisión a intervenir en la primera etapa, así como
la designación del juez comisario para resolver todo lo relativo al desarrollo
de la partición, cuyas operaciones evalúan y determinan los bienes que le
correspondan a cada uno de los coherederos y si son o no de cómoda
división. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 35, B. J. 1239; 27 de
marzo de 2013, núm. 139, B. J. 1228; 17 de octubre de 2012, núm. 39, B. J.
1223; 13 de junio de 2012, núm. 5, B. J. 1219; 28 de marzo de 2012,
números 105 y 140, B. J. 1216; 14 de diciembre de 2011, núm. 25, B. J.
1213; 29 de junio de 2011, núm. 28, B. J. 1207; 1.ª Cám., 14 de diciembre de
2005, núm. 11, B. J. 1141, pp. 196-203; 6 de abril de 2005, núm. 6, B. J.
1133, pp. 107-112; 16 de junio de 2004, núm. 9, B. J. 1123, pp. 178-175; 22
de mayo de 2002, núm. 10, B. J. 1098, pp. 129-135.

Las sentencias que ordenan la partición de bienes se han de limitar única y


exclusivamente a designar un notario para que lleve a cabo la determinación
de los bienes a partir y levante el inventario de los mismos, un perito para que
realice una tasación de los bienes y determine si son de cómoda división en
naturaleza, así como a comisionar al juez que dirimirá los conflictos que
surjan en el proceso de partición. SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 30,
B. J. 1233.

Cualquier discusión que surja respecto de los bienes de la sucesión debe ser
sometida ante el juez comisario, no ante el juez que ordena la partición, en
virtud de las disposiciones del artículo 969 del Código de Procedimiento
Civil. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 43, B. J. 1233; 7 de agosto
de 2013, núm. 30, B. J. 1233.

No corresponde al juez que ordena la partición, sino al juez comisario


designado, determinar los bienes que forman la masa común y determinar si
un bien es o no un bien de familia. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm.
139, B. J. 1228; 1.ª Cám., 18 de febrero de 2004, núm. 17, B. J. 1119, pp.
176-181.

A título excepcional, si el inmueble que se pretende partir pertenece al


dominio público, la jurisdicción ordinaria debe responder a la cuestión
planteada por la demandada en partición en lo concerniente a la naturaleza de
dicho inmueble. TC/0194/13, 31 de octubre de 2013.

Resulta extemporáneo pedir la exclusión de determinados bienes o la


realización de medidas de instrucción e inventario durante la primera etapa de
la partición. SCJ, 1.ª Cám., 19 de julio de 2006, núm. 11, B. J. 1148, pp. 154-
163.

En la segunda etapa de la partición judicial se hallan comprendidas diversas


formalidades de carácter preparatorio que están enunciadas en los artículos
819 y siguientes del Código Civil, entre las que figuran la designación de
peritos para la tasación de los bienes inmuebles, la redacción del informe
pericial y su validez. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 5, B. J. 1219.
Gastos

Los gastos de la partición que se realizan en beneficio de todos los


coherederos y la cónyuge supérstite del causante están a cargo de la llamada
“masa a partir”, que no es más que el conjunto de los bienes del difunto.
Estos gastos comprenden, entre otros, los gastos en los que incurre el perito
en el desarrollo de sus funciones, como lo son los gastos propios para la
elaboración del informe, así como también el pago de sus honorarios. SCJ, 1.ª
Sala, 18 de julio de 2012, núm. 49, B. J. 1220.
Emplazamiento

El emplazamiento hecho a un heredero no es suficiente para poner a las


demás partes en posición de ejercer su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 20
de marzo de 2013, núm. 93, B. J. 1228.

Los miembros de una sucesión deben ser emplazados individualmente y no


de forma innominada. Las sucesiones no tienen personalidad jurídica. SCJ,
Pleno, 18 de julio de 2001, núm. 4, B. J. 1088, pp. 30-36; 1.ª Cám., 9 de
octubre de 2002, núm. 26, B. J. 1103, pp. 212-221; 3.ª Cám., 10 de
noviembre de 2004, núm. 5, B. J. 1128, pp. 654-660.

En una demanda en partición, es deber de los jueces del fondo procurar,


cuando los mismos herederos comparecientes admiten la existencia de otros
herederos, que estos intervengan de manera voluntaria o que se ordene la
puesta en causa de todas las personas que puedan poseer un vínculo de interés
común en el acervo sucesorio que se pretende partir. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 93, B. J. 1228.
Inmuebles radicados en el extranjero

No procede agregar al inventario de bienes de la comunidad en una partición


un inmueble radicado en el extranjero, puesto que los tribunales dominicanos
solo pueden dirimir conflictos sobre bienes inmuebles radicados dentro del
territorio de la República Dominicana. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de
2013, núm. 32, B. J. 1234.
Lesión

La igualdad de los lotes es la regla fundamental de la partición. Los herederos


no pueden, de antemano, renunciar al ejercicio de la acción en rescisión por
lesión, sea expresamente, sea indirectamente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre
de 2011, núm. 84, B. J. 1213.

La partición puede ser revocada por lesión en más de la cuarta parte,


conforme al artículo 887 del Código Civil. SCJ, Salas Reunidas, 9 de enero
de 2013, núm. 1, B. J. 1226.

Constituye una violación a las disposiciones de los artículos 887 y 888 del
Código Civil (nulidad y lesión en las particiones) la sentencia que declara
irrecibible la acción en rescisión incoada contra una convención entre
herederos por el motivo de que tal convención constituye una transacción que
pone fin a las dificultades reales presentadas en la ejecución de la partición.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 84, B. J. 1213.
Menores

Es nula la partición amigable hecha en violación del artículo 466 del Código
Civil, que ordena que debe hacerse judicialmente toda partición en que estén
involucrados menores de edad, pese a que dicho artículo no expresa que la
sanción a su incumplimiento es la nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de
2012, núm. 71, B. J. 1219.

El padre o la madre superviviente tienen poder para representar a sus hijos


menores en una demanda en partición interpuesta contra ellos, conforme a la
parte final del artículo 465 del Código Civil, que dispone que el tutor podrá,
sin necesidad de la autorización del consejo de familia, contestar las
demandas de partición propuestas contra el pupilo. SCJ, 1.ª Sala, 14 de
agosto de 2013, núm. 43, B. J. 1233.

No es nulo el acto que emplaza en partición a dos menores de edad en manos


de su madre superviviente, sin indicar los nombres de estos, si las partes
contra quienes fue dirigida la demanda han sido debidamente identificadas en
el proceso. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 43, B. J. 1233.
Naturaleza del procedimiento de partición

El procedimiento de partición es de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 20 de


febrero de 2013, núm. 35, B. J. 1227.

La acción en partición se enmarca dentro de aquellas inherentes a las


personas, que nacen con ellas y, por tanto, exige una aceptación o un rechazo
claro, preciso y manifiesto del titular del derecho. Estos derechos no
desaparecen ni pueden ser separados, ni suprimidos por las leyes, ni perdidos
por aplicación de la prescripción adquisitiva, ya que por su naturaleza se
desprenden de la existencia misma del titular del derecho. SCJ, 1.ª Sala, 15
de febrero de 2012, núm. 89, B. J. 1215.
Notario

Conforme al artículo 969 del Código de Procedimiento Civil, en caso de


desacuerdo de los copartícipes en cuanto al notario a designar, el tribunal
puede designar uno de oficio. SCJ, Salas Reunidas, 28 de agosto de 2013,
núm. 9, B. J. 1233.

Para solicitar la no homologación, revocación y modificación del informe


presentado por el notario designado para proceder a realizar las operaciones
de cuentas, partición y liquidación de los bienes que integran la sucesión, no
es indispensable que se haya objetado su designación, puesto que una cosa es
estar de acuerdo con la designación del notario y otra distinta es estar de
acuerdo con el informe rendido por este. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013,
núm. 32, B. J. 1230.
Partición amigable

Los jueces no deben ordenar la partición judicial si existe una partición


amigable previa, legalizada por un notario y homologada por el tribunal, aun
cuando las disposiciones de dicho acuerdo no se hayan ejecutado. La parte
demandante debió agenciar el reconocimiento de los derechos que le fueron
acreditados en la partición amigable, actuación que debió efectuar mediante
la transferencia y registro ante las instituciones correspondientes de los bienes
recibidos por ella. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 77, B. J. 1229.

Es anulable el acto de partición amigable de una sucesión y comunidad de


bienes en la que no se hace un inventario de los bienes de la sucesión y
comunidad que debe preceder a todo acuerdo sobre sucesiones patrimoniales,
máxime cuando la declaración a las autoridades fiscales muestra una
diversidad de bienes muebles e inmuebles que hace presumir el ocultamiento
de bienes conyugales o sucesorios. SCJ, Cámaras Reunidas, 28 de octubre de
2009, núm. 6, B. J. 1187.

No son apelables las sentencias que homologan un acuerdo transaccional


sobre una partición. Según el artículo 2052 del Código Civil, las
transacciones tienen entre las partes la autoridad de la cosa juzgada en última
instancia. SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 12, B. J. 1234.
Partición de hecho

La existencia de una partición de hecho no impide que se demande la


partición judicial si no hay constancia de que mediante ese acuerdo de
partición se haya desistido de demandar la partición judicial. SCJ, 1.ª Sala, 7
de marzo de 2012, núm. 17, B. J. 1216.

Las personas que adquieren derechos en una parcela que ha sido objeto de
una partición de hecho están obligadas a respetar esa partición y la posesión
de los demás herederos o de quienes adquirieron de estos. SCJ, Cámaras
Reunidas, 3 de abril de 2002, núm. 1, B. J. 1097, pp. 8-14.
Peritaje

Cuando el perito es nombrado de oficio por el juez, la parte inconforme no


puede apelar la decisión, sino proceder a la recusación del perito, conforme al
artículo 308 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 8 de
septiembre de 2001, núm. 3, B. J. 1090, pp. 41-45.
Prescripción

Según el artículo 815 del Código Civil, la acción en partición puede ser
intentada mientras subsista la indivisión. La parte final del artículo 816 del
Código Civil establece una excepción que impide el ejercicio de la acción en
aquellos casos en que exista acuerdo de partición o cuando, por el paso del
tiempo y la inactividad de las partes, se haya producido una posesión que
permita al heredero adquirir los bienes por medio de la prescripción
adquisitiva. Para la aplicación de esta excepción, los jueces del fondo deben
comprobar su carácter definitivo y no provisional, sin el cual la acción a la
que tienen derecho los herederos se mantiene abierta. SCJ, 1.ª Sala, 15 de
febrero de 2012, núm. 89, B. J. 1215.

En materia de partición de bienes sucesorios se verifica una distinción en


nuestra legislación con respecto a, de una parte, los bienes muebles e
inmuebles no registrados, y, de otra parte, a los inmuebles registrados.
Respecto de los primeros, se aplican los artículos 789 y 2262 del Código
Civil, según los cuales la acción en partición prescribe a los veinte años.
Respecto a los inmuebles registrados, en cambio, la prescripción establecida
en nuestro Código Civil no es aplicable, pues rige el criterio de
imprescriptibilidad de la propiedad inmobiliaria, consagrado el principio IV
de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, lo que implica que los herederos
pueden demandar la partición de dichos inmuebles registrados en cualquier
momento. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 97, B. J. 1229.

En la partición de terrenos registrados no se aplica el plazo de prescripción


señalado en el artículo 815 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de
2013, núm. 38, B. J. 1232.
Renuncia a la sucesión

Es inadmisible la demanda en partición interpuesta por el heredero que ha


renunciado a la sucesión, salvo que pruebe que su renuncia fue falsa u
obtenida por dolo o violencia, o, de haber recibido una suma de dinero, que
pruebe que fue perjudicado en más de la cuarta parte, conforme al artículo
887 del Código Civil. SCJ, Salas Reunidas, 9 de enero de 2013, núm. 1, B. J.
1226.

La falta de calidad del demandante en partición por haber renunciado a la


sucesión puede invocarse en la primera etapa de la demanda en partición, así
como en el curso de la apelación de la sentencia que ordena la partición, no
ante el juez comisario. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm. 2, B. J. 1169,
pp. 85-93.
Sobreseimiento

Los jueces del fondo estiman soberanamente si una demanda en


sobreseimiento de una partición fundamentada en el artículo 815 del Código
Civil es justificada o no. SCJ, 1.ª Cám., 21 de abril de 2010, núm. 18, B. J.
1193.
Suspensión

Los cónyuges pueden acordar válidamente en el acto de estipulaciones de


divorcio que un inmueble se mantenga a favor de la esposa mientras esta no
contraiga nuevo matrimonio. Sin embargo, la suspensión de esa partición,
que impide al esposo vender sus derechos en el inmueble atribuido en la
convención a la esposa, no puede extenderse de manera indefinida, porque
ello resulta contrario al espíritu y a las disposiciones del artículo 815 del
Código Civil, que establece un límite de cinco años a los pactos de esa
naturaleza. SCJ, 3.ª Cám., 4 de enero de 2006, núm. 6, B. J. 1142, pp. 838-
845.
Transacción

Es anulable el contrato de transacción relativo a la partición de una


comunidad de bienes si en el inventario de bienes no figuran todos los bienes
de la comunidad, especialmente si la parte que invoca la nulidad otorgó su
consentimiento con el convencimiento de que en la enumeración de los
bienes que figuraban en ella estaban todos los pertenecientes a la comunidad
y que la suma que recibía por su parte era la justa en lo que respecta a los
bienes que cedía en favor del esposo. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de 2011,
núm. 12, B. J. 1212; 9 de noviembre de 2011, núm. 13, B. J. 1212.

Es anulable el acto de partición amigable de una sucesión y comunidad de


bienes en la que no se hace un inventario de los bienes de la sucesión y
comunidad que debe preceder a todo acuerdo sobre sucesiones patrimoniales,
máxime cuando la declaración a las autoridades fiscales muestra una
diversidad de bienes muebles e inmuebles que hace presumir el ocultamiento
de bienes conyugales o sucesorios. SCJ, Cámaras Reunidas, 28 de octubre de
2009, núm. 6, B. J. 1187.

Constituye una violación a las disposiciones de los artículos 887 y 888 del
Código Civil (nulidad y lesión en las particiones) la sentencia que declara
irrecibible la acción en rescisión incoada contra una convención entre
herederos por el motivo de que tal convención constituye una transacción que
pone fin a las dificultades reales presentadas en la ejecución de la partición.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 84, B. J. 1213.
PATENTE DE INVENCIÓN

V. también propiedad industrial.

Según la Convención de París de 1883, la patentización de productos en la


República Dominicana debe hacerse en un plazo de doce meses a partir de su
primera inscripción. Este plazo tiene por finalidad habilitar un lapso
razonable para el registro local de la patente de invención, sin que este pueda
prolongarse indefinidamente, ya que a raíz de la primera inscripción es
natural que la fórmula patentizada se haga de consumo masivo. SCJ, 1.ª
Cám., 31 de enero de 2007, núm. 45, B. J. 1152, pp. 380-393.

La ley 4494 de 1911 (hoy derogada) no contempla las patentes de


confirmación. Una empresa que obtenga una patente en el exterior debe
cumplir los requisitos sanitarios establecidos en la ley. SCJ, 1.ª Cám., 31 de
enero de 2007, núm. 45, B. J. 1154, pp. 380-393; 12 de julio de 2006, núm.
5, B. J. 1148, pp. 113-122.

No se puede conceder una patente de invención sin el dictamen previo


aprobatorio del Departamento de Salud Pública, como lo exigía el reglamento
de la derogada Ley 4494 de 1911. Cámaras Reunidas, 21 de octubre de 2009,
núm. 2, B. J. 1187.
PATERNIDAD

V. filiación.
PENSIÓN ALIMENTICIA

V. menores.
PERENCIÓN DE INSTANCIA
Casación

Es recurrible en casación la sentencia que emite el tribunal de segundo grado


como consecuencia de una solicitud de perención de instancia. El efecto de
autoridad de cosa juzgada que señala el artículo 469 del Código de
Procedimiento Civil se refiere a la sentencia de primer grado impugnada ante
la corte de apelación. No existe ninguna disposición legal que suprima el
recurso de casación contra la sentencia que emita el tribunal de segundo
grado como consecuencia de una solicitud de perención. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
abril de 2013, núm. 31, B. J. 1229; 7 de diciembre de 2011, núm. 14, B. J.
1213.
Instancia en apelación

Es posible incurrir en la sanción de la perención de instancia en grado de


apelación. SCJ, 1.ª Cám., 11 de septiembre de 2002, núm. 11, B. J. 1102, pp.
143-149.
Interrupción

Conforme al artículo 399 del Código de Procedimiento Civil, la fijación de


audiencia interrumpe la perención, aun en el caso de que la audiencia fijada
no haya sido celebrada. SCJ, Cámaras Reunidas, 5 de julio de 2006, núm. 2,
B. J. 1148, pp. 11-18; 14 de junio 2006, núm. 2, B. J. 1147, pp. 8-14.

La solicitud de reconstrucción de un expediente extraviado hecha por el


apelante interrumpe la perención de instancia. La inactividad en ese caso no
es imputable a las partes, sino al tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013,
núm. 12, B. J. 1229. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 21 de noviembre
de 2007, núm. 5, B. J. 1164, pp. 192-198.

El hecho de que la parte que solicita la perención no haya dado cumplimiento


a una sentencia preparatoria que, entre otras cosas, ordenó el depósito de una
lista de personas y de un técnico a fin de realizar un peritaje, no es causa de
interrupción de la perención. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de 2011, núm. 14,
B. J. 1213.

No se interrumpe la perención por la muerte del abogado, sino que se amplía


el plazo por seis meses, conforme al artículo 397 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 26, B. J.
1222.
Naturaleza

La perención de instancia es una institución de orden privado: no puede ser


ordenada de oficio. Debe ser solicitada por acto de abogado a abogado,
conforme al artículo 400 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3
de abril de 2013, núm. 12, B. J. 1229.
Plazo

Hay lugar a la perención de instancia si han transcurrido más de tres años


desde la última actuación procesal. SCJ, 1.ª Sala, 14 de diciembre de 2011,
núm. 4, B. J. 1213; 1.ª Cám., 11 de septiembre de 2002, núm. 11, B. J. 1102,
pp. 143-149.

Cuando se ordena una medida de comunicación de documentos, el plazo para


la perención comienza a correr a partir del vencimiento del plazo para
depositar y tomar conocimiento de los documentos y no a partir de la fecha
en que se ha dictado la medida. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 31,
B. J. 1229; 11 de julio de 2012, núm. 26, B. J. 1220; 1.ª Cám., 18 de mayo de
2005, núm. 14, B. J. 1134, pp. 127-132.

El artículo 397 del Código de Procedimiento Civil otorga una ampliación de


seis meses al plazo de la perención en caso de muerte del abogado de la parte
contra quien se invoca. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 26, B.
J. 1222.
PERENCIÓN DE SENTENCIA

V. sentencia.
PERITAJE

V. también medidas de instrucción, prueba.


Concepto

El peritaje es una medida de instrucción destinada a ilustrar a los jueces


respecto de determinados puntos, esencialmente técnicos. SCJ, 1.ª Sala, 16 de
noviembre de 2011, núm. 18, B. J. 1212.
Informe de los peritos

En caso de demora o negativa de los peritos para depositar su informe, el


tribunal no está obligado a emplazarlos, ya que el hacerlo es una facultad que
tiene el tribunal, no una obligación, según el texto del artículo 320 del Código
de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 22 de febrero de 2006, núm. 25, B. J.
1143, pp. 197-204.
Informe no pericial

El informe de un arquitecto depositado en el tribunal no tiene carácter de


pericial si no ha sido realizado conforme a los artículos 302 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil. Es casable la sentencia que denomina
“pericial” un informe que no lo es, que expresa que dicho informe no fue
objeto de contestación, cuando sí lo fue, y que fue decisivo para que la corte
fallara en el sentido en que lo hizo. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
162, B. J. 1230.
Jurisdicción inmobiliaria

El artículo 65 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, sobre el peritaje,


debe ser interpretado de manera integral junto con sus reglamentos y el
derecho común aplicable, en el sentido de que los jueces de la jurisdicción
inmobiliaria pueden designar durante la audiencia de sometimiento de
pruebas, tanto de oficio como a solicitud de parte, uno o más peritos, que
deberán estar habilitados, acreditados y juramentados para dicha función. Las
actuaciones de los peritos designados no son concluyentes ni se le imponen al
tribunal, que tiene la facultad de ordenar, de oficio o a solicitud de parte, al
Director Nacional de Mensuras Catastrales la inspección de dichos trabajos,
conforme al artículo 33 del Reglamento General de Mensuras. SCJ, 3.ª Sala,
14 de noviembre de 2012, núm. 36, B. J. 1224.

Según el artículo 87 del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras


y de Jurisdicción Original de la Jurisdicción Inmobiliaria, el tribunal de
tierras puede ordenar durante la audiencia de sometimiento de pruebas, a
petición de parte o de oficio, la realización de cualquier peritaje u otra medida
de instrucción que estime necesario para el esclarecimiento del caso. SCJ, 3.ª
Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 25, B. J. 1228.

Los jueces de la jurisdicción inmobiliaria no están obligados a ordenar un


peritaje cuando una parte lo solicite, solo si lo consideran útil, puesto que
constituye una facultad que usan de manera discrecional. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 36, B. J. 1228.

Los informes de los inspectores de la Dirección General de Mensuras


Catastrales comisionados por el tribunal constituyen simples opiniones que
no ligan ni obligan al tribunal, el cual conserva siempre completa libertad
para estatuir en el sentido que le dicte su convicción. SCJ, Cámaras
Reunidas, 8 de octubre de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 58-71.
Nuevo peritaje

Si ante la inconformidad de una parte con una experticia, el tribunal le


concede la oportunidad para llevar a cabo una nueva, pero esta no procede a
hacerla ejecutar, deber presumirse su voluntad tácita de darle aquiescencia a
lo determinado en la experticia efectuada. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012,
núm. 38, B. J. 1214.
Nulidad

Comete un evidente error de interpretación conceptual el tribunal que declara


inadmisible el pedimento de nulidad de un peritaje caligráfico sobre la base
de que se trataba de una excepción de nulidad por vicios de forma, propia de
los actos de procedimiento, derivada de los artículos 35 al 38 de la Ley 834
de 1978, sin observar, que el objeto de dicha nulidad no se correspondía con
las excepciones de nulidad, sino con una nulidad de derecho común. SCJ, 3.ª
Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 28, B. J. 1224.
Objeto del peritaje

Es posible realizar un peritaje cuyo objeto, una construcción, ha colapsado,


sobre la base de los planos de diseño, cálculos y el uso de materiales
utilizados en ella. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 8, B. J. 1240.
Poder discrecional de los jueces

Los jueces de fondo están investidos de un poder discrecional para denegar o


acoger un pedimento a que se realice un informe pericial, ya que esta medida
es, en principio, puramente facultativa y solo excepcionalmente obligatoria.
SCJ, 1.ª Sala, 16 de noviembre de 2011, núm. 18, B. J. 1212; 1.ª Cám., 13 de
octubre de 2004, núm. 4, B. J. 1127, pp. 191-196.

Al ordenar o rechazar la realización de una medida de instrucción cuando le


es pedida por las partes, los jueces no tienen más obligación que la de
motivar sus decisiones al respecto. En este sentido, una sentencia que rechaza
un pedimento destinado a que se realice un peritaje está correctamente
motivada cuando los jueces expresan que poseen ya elementos de juicio
suficientes para estatuir inmediatamente o que su convicción se ha formado
por otros medios de prueba presentes en el proceso. SCJ, 1.ª Sala, 16 de
noviembre de 2011, núm. 18, B. J. 1212.

Los jueces pueden nombrar de oficio los peritos si las partes que han
solicitado de común acuerdo el peritaje no los han designado. SCJ, 1.ª Cám.,
4 de febrero de 2009, núm. 17, B. J. 1191; 3 de septiembre de 2003, núm. 2,
B. J. 1114, pp. 42-56.

El tribunal debe ordenar una experticia caligráfica sobre la firma en un


contrato de apertura de cuenta bancaria de la parte que lo solicita si esta niega
haberlo firmado, máxime cuando un peritaje practicado a la firma de un
cheque girado sobre dicha cuenta ha comprobado que la firma no pertenece a
su supuesta titular. Los jueces están en el deber de realizar las medidas de
instrucción cuya relevancia es manifiesta y cuya ponderación puede
contribuir a darle una solución distinta al asunto. Aunque el peritaje es, en
principio, facultativo, el juez debe ordenarlo cuando dicha medida es
indispensable o útil para llegar al esclarecimiento de la verdad en la cuestión
litigiosa. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 14, B. J. 1240.

El informe pericial emitido por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses


(INACIF), cuya conclusión determina que la firma que figura en un acto de
venta no es compatible con los rasgos caligráficos de la persona del
vendedor, puede servir de base para que los jueces de fondo, dentro de su
poder de soberana apreciación, declaren el acto nulo. SCJ, 3.ª Sala, 11 de
julio de 2012, núm. 19, B. J. 1220.

El tribunal puede fundar su decisión en un informe pericial que no ha sido


impugnado por la parte a quien le perjudica. SCJ, 3.ª Cám., 9 de abril de
2003, núm. 16, B. J. 1109, pp. 693-704.

Los jueces no pueden negarse a escuchar los peritos que formularon en el


caso su opinión técnica, alegando estar “suficientemente edificados”, y
después basar su sentencia en el peritaje. SCJ, 1.ª Sala, 2 de noviembre de
2011, núm. 1, B. J. 1212.

Los jueces pueden hacer realizar el peritaje en audiencia, en presencia de las


partes (en la especie, un peritaje caligráfico determinó que la firma en un
pagaré era falsa). En este caso no hay lugar a cuestionar la forma, por cuanto
los jueces del fondo, en el ejercicio de su poder soberano de apreciación,
determinaron la verdad de los hechos, según se ha dicho, sin violación alguna
al derecho de defensa ni al debido proceso de ley. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
diciembre de 2011, núm. 4, B. J. 1213.

El cumplimiento de los mandatos previstos por los artículos 302 y siguientes


del Código de Procedimiento Civil deben observarse cuando es el tribunal
que ordena por sentencia la realización del peritaje; no así en caso contrario,
cuando se trata de un documento privado realizado a conveniencia de una de
las partes en un caso en el cual el tribunal rechazó la solicitud de peritaje. El
tribunal puede admitir, dentro de su papel soberano de apreciación, aquellos
documentes que juzgue procedentes para sustanciar su convicción en torno al
caso. SCJ, 1.ª Cám., 12 de enero de 2011, núm. 1, B. J. 1202.
Recusación

Cuando el perito es nombrado de oficio por el juez, la parte inconforme no


puede apelar la decisión, sino proceder a la recusación del perito, según lo
dispone el artículo 308 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 8
de septiembre de 2001, núm. 3, B. J. 1090, pp. 41-45.
PERSONA MORAL

V. también sociedades comerciales


Calidad

La falta de poder de una persona que figura en el proceso como representante


de una persona moral no constituye un medio de inadmisión, sino una nulidad
de fondo que afecta la validez del acto de procedimiento. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
septiembre de 2010, núm. 20, B. J. 1198.

Las personas morales pueden actuar válidamente por intermedio de un


abogado constituido, como ocurre en casación, al tenor del artículo 5 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación, el cual dispone que “en los asuntos
civiles y comerciales el recurso de casación se interpondrá con un memorial
suscrito por abogado”, sin necesidad de que en esos casos deban hacerlo
indefectiblemente por intermedio de un representante estatutario ni por
mediación de alguien que tenga poder especial para ello. SCJ, 1.ª Cám., 7 de
mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25; 31 de julio de 2002, núm. 16, B.
J. 1100, pp. 205-215; 6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-72.

Aunque las personas morales o jurídicas tienen, por lo menos en principio,


plausible capacidad de ejercicio, no es menos cierto que solo están facultadas
para obrar a través de personas físicas debidamente autorizadas por los
órganos investidos con las facultades atribuidas a esos fines por sus estatutos.
Ante la excepción de nulidad de la parte recurrida en casación, basada en la
ausencia de poder para actuar en casación imputada a la representante de la
compañía, la parte recurrente debe aportar los documentos pertinentes que
demuestren la regularidad del poder del presidente que supuestamente
representa a la recurrente. SCJ, 1.ª Sala, 25 de agosto de 2010, núm. 30, B. J.
1197.
Daños morales

Las personas morales no son susceptibles de sufrir daños morales. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de septiembre de 2005, núm. 29, B. J. 1138, pp. 177-182.
Notificaciones

Las personas morales deben ser notificadas en el lugar de su establecimiento


o casa social y, en su defecto, en manos de su representante legal o de uno de
sus socios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B. J. 1139, pp. 67-
75; 18 de diciembre de 2002, núm. 3, B. J. 1105, pp. 60-70.

Es nulo el acto de notificación hecho a una sociedad comercial en el cual el


alguacil, ante la imposibilidad de ubicar el domicilio social, no procede a
indagar el domicilio de los socios de la sociedad, según lo dispone el artículo
69.5 del Código de Procedimiento Civil, antes de proceder a notificar por
domicilio desconocido. SCJ, Salas Reunidas, 8 de septiembre de 2010, núm.
5, B. J. 1198.

El emplazamiento a una persona moral debe efectuarse en su domicilio,


entendiendo por este el lugar en donde se halla establecida su administración.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 30, B. J. 1220.
PLAZOS

V. también apelación, avenir, casación, desalojo, embargo inmobiliario,


medios de inadmisión, oposición (recurso), partición, perención de
instancia, recursos, sentencia, venta.
Aumento en razón de la distancia

El aumento de los plazos en razón de la distancia entre el lugar en que se


encuentra domiciliada la persona a quien se notifica el acto y el lugar en que
debe obtemperarse a dicho acto está fundamentando en la dificultad que
resulta de la distancia que media entre el domicilio de la persona contra quien
se hace la notificación y el lugar donde esta debe actuar. SCJ, 1. ª Cám., 25
de enero de 2006, núm. 18, B. J. 1142, pp 168-176; 3.ª Sala, 26 de marzo de
2014, núm. 26, B. J. 1240.

El artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil se aplica a todos los


plazos judiciales y no judiciales en los que haya lugar a aumentar el plazo en
razón de la distancia en virtud de leyes, decretos o reglamentos. SCJ, 1.ª
Cám., 25 de enero de 2006, núm. 18, B. J. 1142, pp. 168-176.

Los plazos se aumentan en razón de la distancia a razón de un día por cada


treinta kilómetros o fracción mayor de quince kilómetros, en aplicación del
artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª Cám., 8 de marzo
de 2006, B. J. 1144, pp. 1462-1467.

La ley toma en cuenta la distancia por dos medios distintos, según que la
persona contra quien corre el plazo tenga su domicilio en la República
Dominicana o en el extranjero. Para las personas domiciliadas en el país, se
aplica la disposición del artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil,
que aumenta el plazo en un día por cada treinta kilómetros o fracción mayor
de quince kilómetros de distancia. Para las personas domiciliadas en el
extranjero el aumento varía según el Estado o territorio donde tenga su
domicilio la persona notificada, conforme a la escala que establece el artículo
73 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 3.ª Cám., 28 de febrero de 2007,
núm. 26, B. J. 1155, pp. 1409-1421.

El plazo que corresponda aumentar en razón de la distancia, conforme a la


escala del artículo 73 del Código de Procedimiento Civil, se debe agregar al
plazo normalmente establecido para la actuación de que se trate. SCJ, 3.ª
Cám., 28 de febrero de 2007, núm. 26, B. J. 1155, pp. 1409-1421.
Nueva ley

Los plazos que hayan empezado a correr al momento de la entrada en vigor


de una nueva ley se regirán por la ley vigente al tiempo de su iniciación. SCJ,
1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 133, B. J. 1228.
Plazos de meses

Los plazos de meses establecidos por las leyes de procedimiento deben ser
contados de fecha a fecha, no computándose en ellos, si son francos, ni el día
de la notificación ni el del vencimiento. SCJ, 3.ª Cám., 8 de marzo de 2006,
B. J. 1144, pp. 1462-1467.
Plazos francos

Un plazo se denomina franco cuando no comprende ni el día en que


comienza ni el día en que termina, o sea, ni el dies a quo ni el dies ad quem.
De esto resulta que los plazos francos, al excluírseles tales días, se benefician
de dos días adicionales a la duración que se les atribuye. SCJ, Cámaras
Reunidas, 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082, pp. 9-45; 1.ª Sala, 28 de
septiembre de 2011, núm. 32, B. J. 1210; 1.ª Cám., 16 de marzo de 2005,
núm. 12, B. J. 1132, pp. 268-272.

El plazo es franco todas las veces que una notificación a persona o domicilio
es el punto de partida de un plazo en el cual se deba cumplir un acto.
Cámaras Reunidas, 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082, pp. 9-45; 1.ª
Cám., 16 de marzo de 2006, núm. 12, B. J. 1132, pp. 268-272; 25 de enero de
2006, núm 18, B. J. 1142, pp. 165-176; 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm.
26, B. J. 1240.

En los plazos francos no se cuenta ni el día de la notificación ni el del


vencimiento. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 26, B. J. 1240.

Los plazos de prescripción no son francos, puesto que los plazos son francos
cuando tienen como punto de partida una notificación a persona o a
domicilio. SCJ, 1.ª Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.
Vencimiento en día feriado o no laborable

Si el último día para efectuar una notificación es feriado, el plazo se prorroga


hasta el día siguiente por aplicación del artículo 1033 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 8, B. J. 1006,
pp. 68-73; 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 26, B. J. 1240.

Si el plazo vence un domingo o día no laborable, se prorroga al próximo día,


según el artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil. Si el próximo día
no es laborable, el plazo se prorroga al día siguiente que sea laborable. SCJ,
3.ª Sala, 27 de abril de 2011, núm. 37, B. J. 1205; 17 de enero de 2007, núm.
35, B. J. 1154, pp. 1403-1408.

Por aplicación del artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil, el día
feriado solo deja de incluirse entre los días hábiles para la interposición de un
recurso si coincide con la culminación del plazo, en cuyo caso se prorroga al
día siguiente. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 17, B. J. 1169, pp.
186-192.
PLAZO DE GRACIA

Los jueces aprecian soberanamente acoger o rechazar la solicitud de un plazo


de gracia para pagar. SCJ, 1.ª Sala, 20 de enero de 2010, núm. 33, B. J. 1190.
PODER

V. abogados, mandato, nulidades de fondo.


PODER DE APRECIACIÓN DE LOS JUECES

V. acto auténtico, adquiriente a título oneroso y de buena fe, astreinte,


casación, competencia, conclusiones, costas, derecho de propiedad,
desistimiento, documentos, escritos, filiación, fotocopias, inscripción en
falsedad, inmutabilidad del proceso, inhibición, mandato, peritaje,
posesión, prescripción adquisitiva, prueba, reapertura de debates,
recusación, renovación de instancia, replanteo, retroventa, revisión por
causa de fraude, saneamiento, sentencia, simulación, sobreseimiento,
solidaridad.
PÓLIZA

V. seguros.
PORCIÓN DISPONIBLE

V. sucesión.
POSESIÓN

V. también desalojo, deslinde, prescripción adquisitiva, saneamiento.


Conflicto entre dos posesiones

En presencia de dos posesiones fundamentadas en diferentes medios de


adquisición, los jueces deben preferir la que está más caracterizada. Se
encuentra más caracterizada la posesión de quien ha cercado el terreno y el
que demuestra haberlo comprado de su antiguo propietario. Al hacerlo así,
dándole preferencia y declarando adjudicatario a quien tiene la posesión más
caracterizada y más efectiva del terreno, los jueces no pueden incurrir en
ninguna conculcación a los derechos fundamentales de las personas y, mucho
menos, a su derecho de defensa. SCJ, 3.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
39, B. J. 1230.

Cuando dos reclamantes pretenden al mismo tiempo la posesión de un


terreno, uno por haberlo hecho medir por un agrimensor público y el otro por
poseerlo físicamente y haber fomentado mejoras en él, conforme a los
requisitos que establecen las disposiciones sobre la prescripción, el tribunal
debe dar ganancia de causa al que tenga la posesión real del terreno, es decir,
al segundo. SCJ, 3.ª Cám., 7 de febrero de 2007, núm. 7, B. J. 1155, pp.
1287-1295.

Cuando dos reclamantes pretenden al mismo tiempo la posesión de un


terreno, uno por haberlo hecho medir por un agrimensor público y figurar en
el plano como reclamante, y el otro por tenerlo cultivado, cercado o
mensurado, el tribunal debe dar ganancia de causa al que tenga la posesión
real del terreno. SCJ, 3.ª Cám., 13 de mayo de 2009, núm. 10, B. J. 1182.
Herederos

Los herederos y, en general, los causahabientes a título universal, no


comienzan una posesión nueva distinta de la de su causante: es la posesión de
este la que continúa en provecho de ellos, sin interrupción, con sus calidades
y sus vicios, ya que los herederos no tienen otros derechos que los de su
causante y forman con él una sola y misma persona. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril
de 2012, núm. 59, B. J. 1217; 3.ª Cám., 9 de abril de 2003, núm. 9, B. J.
1109, pp. 640-644.
Poder soberano de los jueces

La posesión es una cuestión de hecho sobre la cual los jueces que la instruyen
tienen una amplia facultad de apreciación que escapa al alcance de control de
la casación. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216.

Los jueces del fondo aprecian soberanamente la existencia y las condiciones


de la posesión, decidiendo en hecho, según las pruebas regularmente
administradas, si los actos de goce invocados por un reclamante constituyen o
no una posesión útil para prescribir adquisitivamente. SCJ, Cámaras
Reunidas, 9 de diciembre de 2009, núm. 1, B. J. 1189; 3.ª Sala, 12 de
septiembre de 2012, núm. 19, B. J. 1222.

Corresponde a los jueces del fondo apreciar los hechos que sirven para
establecer la posesión y derivar de ellos presunciones para edificar su
convicción. En uso de esa facultad también les corresponde comprobar la
duración de una posesión, verificar el carácter de los hechos que la
constituyen e investigar si esos hechos son o no susceptibles de hacer adquirir
la propiedad por prescripción. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2011, núm. 30, B.
J. 1205.
Presunción en materia de muebles

El principio de que “la posesión vale título” se aplica en materia de bienes


muebles, no de bienes inmuebles. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012,
núm. 68, B. J. 1225.

En materia de muebles, el artículo 2279 del Código Civil establece una


presunción de propiedad en favor de quien posee la cosa. Sin embargo, dicha
presunción sufre excepción en determinados casos, en los cuales el Estado
dominicano ha establecido registros públicos, tales como el de las aeronaves,
los buques, los vehículos de motor y los muebles vendidos de acuerdo con la
Ley 483 de 1964 sobre Ventas Condicionales de Muebles. SCJ, 1.ª Cám., 9
de noviembre de 2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 97-105.

Aunque el artículo 2279 del Código Civil establece que en materia de


muebles la posesión vale título, esta presunción sufre excepción en los casos
en que el Estado dominicano ha establecido un registro público para
establecer su existencia e individualización, como son los casos de los
vehículos de motor, las aeronaves y los buques. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de
2012, núm. 20, B. J. 1219.
Prueba

El hecho de la posesión debe probarse; no basta con afirmarlo. SCJ, 1.ª Cám.,
14 de junio de 2006, núm. 16, B. J. 1147, pp. 220-226.
Quien ocupa no es necesariamente el propietario

El hecho de que una de las partes en litis esté ocupando el inmueble no lo


acredita como propietario de él ni descarta la validez de la venta hecha a la
otra parte. SCJ, 3.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 11, B. J. 1214.
Terrenos registrados

Las posesiones de terrenos que se encuentran registrados no generan


derechos ni pueden sus ocupantes beneficiarse de la prescripción establecida
en el artículo 2262 del Código Civil, independientemente de que dichos
terrenos estén o no abandonados, toda vez que los titulares de derechos que
fueron adquiridos de conformidad con la ley y que se encuentran
debidamente registrados no pueden ser despojados de ellos mediante
ocupaciones, cuya precariedad es definitiva, sin importar ni el tiempo de
ocupación ni que en los inmuebles se encuentren mejoras. SCJ, 3.ª Sala, 20
de febrero de 2013, núm. 28, B. J. 1227.

La posesión no tiene aplicación en materia de terrenos registrados. El


principio de que “la posesión vale título” se aplica en materia de bienes
muebles, no de bienes inmuebles. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012,
núm. 68, B. J. 1225.
POSESIÓN DE ESTADO

V. filiación.
PRECLUSIÓN PROCESAL

La preclusión procesal es un principio según el cual el proceso se desarrolla


en etapas, cada una de las cuales supone la clausura de la previa, sin
posibilidad de renovarla, cuyo interés es que los procesos sean dinámicos,
progresivos y seguros, que las actuaciones procesales estén sujetas a límites
de tiempo y que estas no se retrotraigan a etapas anteriores para volver sobre
cuestiones ya tratadas, de modo que los efectos de las actuaciones queden
fijadas y sirvan de sustento a las demás actuaciones. Este principio se
manifiesta en la práctica en la extinción o pérdida del derecho a realizar un
acto, ya sea porque la ley lo prohíbe, ya sea porque se ha dejado pasar la
oportunidad de verificarlo o porque se ha realizado otro acto incompatible
con aquel. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 19, B. J. 1224.
PRENDA

El acreedor en un contrato de prenda sin desapoderamiento que incluye una


cláusula por la cual se le otorga la opción de accionar contra el deudor por
otra vía que no sea la ejecución prendaria — por ejemplo, mediante la
ejecución de un pagaré notarial—, tiene la opción de demandar a su deudor
ante el juzgado de paz en ejecución de la prenda o ante el tribunal de derecho
común en ejecución del pagaré notarial. SCJ, 1.ª Cám., 2 de marzo de 2003,
núm. 2, B. J. 1132, pp. 200-208.

La Ley 6186 de 1963 rige los contratos de prenda sin desapoderamiento de la


cosa en la relación entre el acreedor y sus deudores. Dicha ley no se aplica
cuando la prenda ha sido entregada a un almacén general de depósito con la
obligación a cargo de este de guardar y entregar la mercancía pignorada, caso
que ha de regirse por las disposiciones de derecho común. SCJ, 1.ª Sala, 1 de
agosto de 2012, núm. 2, B. J. 1221
PRESCRIPCIÓN

V. también prescripción adquisitiva, posesión, prescripción extintiva.

Según el artículo 2223 del Código Civil, la prescripción es de interés privado.


El juez solo debe pronunciarse sobre ellas a petición de parte y no de oficio.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 45, B. J. 1239; 3.ª Cám., 5 de
diciembre de 2007, núm. 18, B. J. 1165, pp. 845-852; 2 de noviembre de
2005, núm. 1, B. J. 1140, pp. 1593-1600; 12 de enero de 2005, núm. 18, B. J.
1130, pp. 651-673.

En ausencia de una voluntad contraria expresamente confirmada, cuando el


legislador modifica el plazo de una prescripción, esta ley no tiene efecto
sobre la prescripción definitivamente adquirida. SCJ., 1.ª Sala, 17 de agosto
de 2011, núm. 23, B. J. 1209.

Los plazos de prescripción no son francos, puesto que los plazos son francos
cuando tienen como punto de partida una notificación a persona o a
domicilio. SCJ, 1.ª Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.
PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA

V. también posesión.
Adquisición de derechos

Las personas que han adquirido sus derechos de otras personas cuya posesión
ha cumplido los requisitos para la prescripción pueden invocar la
prescripción a su favor. SCJ, 3.ª Cám., 6 de abril de 2005, núm. 1, B. J. 1133,
pp. 669-676.
Bien de familia

No puede considerarse valida la prescripción adquisitiva sobre bienes


constituidos como bien de familia por no cumplirse con la condición de justo
título exigida por el artículo 2265 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 10 de abril
de 2013, núm. 18, B. J. 1229.
Condiciones
Para adquirir la propiedad por prescripción, se requiere que quien la reclame
haya poseído el inmueble a título de propietario, conforme al artículo 2229
del Código Civil. SCJ, 3.ª Cám., 2 de noviembre de 2005, núm. 7, B. J. 1140,
pp. 1626-1633.

Quien posea un terreno en forma continua, ininterrumpida, pacífica, pública,


inequívoca y a título de propietario adquiere la propiedad de dicho terreno sin
tener que presentar títulos y sin que se le pueda oponer la excepción de que
ha actuado de mala fe, de acuerdo con las disposiciones de los artículos 2229
y 2262 del Código Civil. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de junio de 2009, núm.
1, B. J. 1178.

Una persona puede obtener la propiedad de un terreno por prescripción


adquisitiva, aunque este haya sido mensurado a nombre de otro, si lo ha
ocupado a título de propietario y de manera pacífica, pública e ininterrumpida
durante el plazo establecido por la ley. En la especie, la persona a cuyo
nombre se midió el terreno abandonó este luego de ocuparlo por treinta años.
SCJ, 3.ª Cám., 25 de febrero de 2004, núm. 39, B. J. 1119, pp. 992-1000.

El poseedor útil y por más de veinte años de un inmueble adquiere la


propiedad por prescripción. SCJ, 3.ª Cám., 20 de julio de 2005, núm. 15, B. J.
1136, pp. 1183-1191.

No da lugar a la prescripción adquisitiva la posesión que no sea a título de


propietario, sino como inquilino. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013,
núm. 18, B. J. 1236.

No hay prescripción adquisitiva sobre un terreno registrado. La titularidad


que proviene del registro le confiere a su propietario un derecho
imprescriptible que goza de la protección y absoluta garantía del Estado, lo
que faculta al titular de este derecho a accionar en cualquier momento en
contra de toda persona que esté ocupando de forma ilegítima su inmueble.
SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 77, B. J. 1220; 3.ª Cám., 11 de junio
de 2008, núm. 10, B. J. 1171, pp. 656-664; 23 de mayo de 2007, núm. 28, B.
J. 1643, pp. 1643-1651; 12 de mayo de 2004, núm. 10, B. J. 1122, pp. 658-
666.
No hay prescripción adquisitiva sobre un terreno registrado, aunque quien la
reclame haya poseído el terreno por más de veinte años. SCJ, 3.ª Cám., 11 de
junio de 2008, núm. 10, B. J. 1171, pp. 656-664.
Esposos

Es un bien propio, y no de la comunidad, el que adquiere uno de los esposos


por prescripción si la posesión se ha iniciado antes del matrimonio, aun
cuando el plazo de prescripción se cumpla durante el matrimonio. SCJ, 3.ª
Cám., 30 de enero de 2008, núm. 50, B. J. 1166, pp. 1029-1037; 18 de
febrero de 2004, núm. 29, B. J. 1119, pp. 917-925.
Inquilino

Quien posee un inmueble a título de inquilino no puede pretender adquirir su


propiedad por prescripción. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de octubre de 2003,
núm. 8, B. J. 1115, pp. 58-71.
Ocupante por simple tolerancia

El hecho de que el propietario de un inmueble no registrado permita que una


tercera persona lo ocupe, por simple tolerancia y sin ningún título o vínculo
contractual, no es considerado por la ley como una situación generadora de
derechos inmobiliarios para el beneficiado, independientemente del tiempo
que dure dicha ocupación. En esa situación, el único elemento que legitima la
ocupación del inmueble por parte del tercero es la voluntad del propietario de
permitir dicha ocupación, por lo que cuando dicha voluntad se extingue,
también desaparece el carácter lícito de la ocupación y el legítimo propietario
puede proceder a su desalojo. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm.
25, B. J. 1234.
Parceleros del Instituto Agrario Dominicano

Los parceleros asentados por el Instituto Agrario Dominicano a título de


asignación provisional son poseedores precarios que no reúnen los requisitos
previstos en el artículo 2229 del Código Civil y, por tanto, no pueden ser
tomados en cuenta para adquirir por prescripción las propiedades que
ocupan. SCJ, 3.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 10, B. J. 1179.
Poder soberano de los jueces

Los jueces del fondo son soberanos para apreciar la existencia de la


prescripción adquisitiva, o sea, el tiempo de duración y los elementos de
posesión. Para ello, pueden fundamentarse en aquellos testimonios prestados
en audiencia que resulten más sinceros y verídicos. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 46, B. J. 1227; 24 de octubre de 2012, números 54 y
55, B. J. 1223; 3.ª Cám., 7 de febrero de 2007, núm. 7, B. J. 1155, pp. 1287-
1295.

La existencia del título, la buena fe del adquiriente y el transcurso del tiempo


para prescribir son puntos de hecho que los jueces de fondo aprecian
soberanamente. SCJ, 3.ª Cám., 2 de noviembre de 2005, núm. 1, B. J. 1140,
pp. 1593-1600; 22 de diciembre de 2004, núm. 14, B. J. 1129, pp. 651-659;
25 de febrero de 2004, núm. 39, B. J. 1119, pp. 992-1000.
Terrenos no registrados

El poseedor continuo puede adquirir la propiedad de un inmueble no


registrado. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 77, B. J. 1216.
Terrenos registrados

No hay prescripción adquisitiva sobre un terreno registrado. La titularidad


que proviene del registro le confiere a su propietario un derecho
imprescriptible que goza de la protección y absoluta garantía del Estado, lo
que faculta al titular de este derecho a accionar en cualquier momento en
contra de toda persona que esté ocupando de forma ilegítima su inmueble.
SCJ, 3.ª Sala, 25 de julio de 2012, núm. 77, B. J. 1220; 3.ª Cám., 11 de junio
de 2008, núm. 10, B. J. 1171, pp. 656-664; 23 de mayo de 2007, núm. 28, B.
J. 1643, pp. 1643-1651; 12 de mayo de 2004, núm. 10, B. J. 1122, pp. 658-
666.
No hay prescripción adquisitiva sobre un terreno registrado, aunque quien la
reclame haya poseído el terreno por más de veinte años. SCJ, 3.ª Cám., 11 de
junio de 2008, núm. 10, B. J. 1171, pp. 656-664.

Las ocupaciones físicas de un inmueble o las posesiones de terrenos que se


encuentran registrados no generan derechos ni pueden sus ocupantes
beneficiarse de la prescripción establecida en el artículo 2262 del Código
Civil, independientemente de que dichos terrenos estén o no abandonados,
toda vez que los titulares de derechos que fueron adquiridos de conformidad
con la ley y que se encuentran debidamente registrados no pueden ser
despojados de ellos mediante ocupaciones cuya precariedad es definitiva, sin
importar ni el tiempo de ocupación ni que en los inmuebles se encuentren
mejoras. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 28, B. J. 1227.

El artículo 2265 del Código Civil no se aplica en materia de terrenos


registrados. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 24, B. J. 1224.

En terrenos registrados no se puede establecer una servidumbre por


prescripción. SCJ, 3.ª Cám., 16 de julio de 2003, núm. 25, B. J. 1112, pp.
1152-1164.
PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA

V. también filiación, lesión, simulación, transporte marítimo.


Abuso de derecho

El plazo de prescripción para ejercer la acción civil delictual basada en el


supuesto hecho de una querella temeraria no es la establecida para la
infracción penal de la que fue acusada el demandante, sino la prescrita para la
acción civil, conforme artículo 2272 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 6, B. J. 1216.
Acción civil y acción penal

Cuando la acción civil tiene su fuente en un hecho penal, su prescripción se


produce por el transcurso del mismo período requerido para la prescripción
de la acción pública, aunque aquella se ejerza con independencia de esta.
SCJ, 1.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 17, B. J. 1234.

Cuando la acción civil contra el guardián de la cosa inanimada tiene su fuente


en un hecho penal, su prescripción se produce por el transcurso del mismo
período requerido para la prescripción de la acción pública, aunque aquella se
ejerza con independencia de esta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm.
73, B. J. 1228.

Para que la víctima pueda beneficiarse de la prescripción extendida de la


acción penal, es necesario que esa acción penal haya sido puesta en
movimiento concomitantemente con la acción civil. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
octubre de 2013, núm. 52, B. J. 1235.
Casación

Según el artículo 2223 del Código Civil, la prescripción es de interés privado.


El juez solo debe pronunciarse sobre ellas a petición de parte y no de oficio.
No puede ser invocada por primera vez en casación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
febrero de 2014, núm. 45, B. J. 1239; 3.ª Cám., 5 de diciembre de 2007,
núm. 18, B. J. 1165, pp. 845-852; 12 de enero de 2005, núm. 14, B. J. 1130,
pp. 651-671.

Cuando el artículo 2224 del Código Civil dispone que la prescripción puede
oponerse en todo estado de causa, aun ante la Suprema Corte de Justicia, no
se refiere a la Suprema Corte de Justicia actual, que funciona como corte de
casación, sino a la Suprema Corte de la época en que se adoptó el Código
Civil, que fungía como un tribunal de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero
de 2014, núm. 45, B. J. 1239.
Concepto

La prescripción extintiva procura sancionar la falta de interés por no accionar


en un tiempo determinado. Se ha de aplicar solamente a partir del momento
en que ha nacido ese interés. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 26, B.
J. 1218.
Construcción

La prescripción de cinco años establecida en el artículo 2270 del Código


Civil se aplica en los casos de venta de inmuebles en los que la compañía
vendedora es, al mismo tiempo, la compañía constructora. SCJ, 1.ª Cám., 28
de enero de 2009, núm. 54, B. J. 1190.
Descargo puro y simple

El descargo puro y simple pronunciado contra el demandante se asimila a un


desistimiento de la instancia, no de la acción. Por esa razón, el demandante
puede reintroducir su demanda si entre la fecha en que se pronuncia el
descargo y el nuevo acto de emplazamiento no ha prescrito la acción. SCJ, 1.ª
Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.
Desistimiento

El desistimiento a que se refiere el artículo 2247 del Código Civil, que tiene
por efecto que la interrupción de la prescripción se considere como no
ocurrida, es el desistimiento de la acción, no el desistimiento de la instancia.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.
Falta de consentimiento

El plazo de prescripción para la acción en nulidad de una convención por


falta de consentimiento es de veinte años. El plazo empieza a correr a partir
de que el acto jurídico tenga fecha cierta, en la especie, a partir de su
inscripción en el registro de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 28 de diciembre de 2012,
núm. 54, B. J. 1225.
Filiación

La acción en reconocimiento de paternidad es imprescriptible, conforme al


párrafo III del artículo 63 de la Ley 136-03. TC/0059/13, 15 de abril de 2013;
SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 64, B. J. 1223; SCJ, 1.ª Sala, 11
de julio de 2012, núm. 23, B. J. 1220; 28 de marzo de 2012, núm. 136, B. J.
1216; 21 de marzo de 2012, números 101 y 102, B. J. 1216.
Herederos

La acción para impugnar una determinación de herederos sobre derechos


registrados prescribe a los veinte años, conforme al artículo 2262 del Código
Civil. SCJ, 3.ª Cám., 5 de marzo de 2008, núm.11, B. J. 1168, pp. 656-662.

La demanda en inclusión de herederos no prescribe si los inmuebles aún


forman parte del acervo sucesorio. SCJ, 3.ª Sala, 21 de noviembre de 2012,
núm. 42, B. J. 1224; 23 de mayo de 2012, núm. 67, B. J. 1218.
Imposibilidad del ejercicio de la acción

No constituye una imposibilidad legal o judicial al ejercicio de la acción que


impida la prescripción, en los términos del párrafo del artículo 2271 del
Código Civil, el hecho de que la parte accionante esté procurando los
documentos para la demanda, lo cual no obsta para que dicha parte apodere a
un abogado para la interposición de su demanda. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto
de 2012, núm. 77, B. J. 1221.

El plazo de seis meses establecido por el artículo 2271 del Código Civil no
empieza a correr si alguna circunstancia impide legal o judicialmente el
ejercicio de la acción. SCJ, 1.ª Cám., 3 de abril de 2002, núm. 2, B. J. 1097,
pp. 112-117.
Interrupción

Según el artículo 2244 del Código Civil, la prescripción se interrumpe por


una citación judicial, un mandamiento o un embargo, notificado a aquel cuya
prescripción se quiere impedir. SCJ., 1.ª Sala, 10 de agosto de 2011, núm. 14,
B. J. 1209.

La notificación de un embargo retentivo y de su demanda en validez


constituyen, a los fines del artículo 2244 del Código Civil, un embargo y una
citación judicial, respectivamente. SCJ., 1.ª Sala, 10 de agosto de 2011, núm.
14, B. J. 1209.

Un acto de intimación de pago o puesta en mora constituye el mandamiento


aludido en el artículo 2244 Código Civil y, por tanto, interrumpe la
prescripción. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 23, B. J. 1199.

El apoderamiento de un tribunal interrumpe la prescripción aunque el tribunal


sea extranjero o incompetente, conforme al artículo 2246 del Código Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 62, B. J. 1223; 1.ª Cám., 17 de
octubre de 2001, núm. 9, B. J. 1091, pp. 187-194.

La demanda en justicia interrumpe la prescripción. SCJ, 1.ª Cám., 10 de


septiembre de 2008, núm. 4, B. J. 1174, pp. 76-85.

Según el artículo 2247 del Código Civil, si la demanda es declarada nula, la


interrupción de la prescripción se considera como no ocurrida. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de septiembre de 2008, núm. 4, B. J. 1174, pp. 76-85.

No debe confundirse la interrupción de la prescripción con su suspensión.


Cuando se interrumpe la prescripción, el plazo transcurrido queda aniquilado
y empieza su curso un nuevo plazo. Por el contrario, en el caso de la
suspensión, el plazo queda detenido y no se computa su curso subsiguiente
hasta tanto cese la causa que la produjo. SCJ, 1.ª Cám., 10 de septiembre de
2008, núm. 4, B. J. 1174, pp. 76-85.

La inscripción por el vendedor en el registro de títulos de una oposición sobre


el inmueble vendido interrumpe la prescripción para accionar respecto del
acto de venta que originó el registro del inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234.

El desistimiento a que se refiere el artículo 2247 del Código Civil, que tiene
por efecto que la interrupción de la prescripción se considere como no
ocurrida, es el desistimiento de la acción, no el desistimiento de la instancia.
SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 76, B. J. 1221.

Si la víctima ha apoderado la jurisdicción penal y esta luego se desapodera, la


víctima mantiene el derecho de apoderar la jurisdicción civil. Se considera
que el plazo de prescripción de la acción civil se encontraba interrumpido por
la acción penal. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 8, B. J. 1082, pp.
142-148.

Cuando ha intervenido en la jurisdicción represiva una ordenanza de no ha


lugar, de descargo o de declinatoria ante la jurisdicción civil, la víctima tiene
derecho a intentar ante la jurisdicción correspondiente la acción en daños y
perjuicios que subsiste. En este caso debe considerarse el fallo de carácter
penal como equivalente a un sobreseimiento que hace interrumpir la
instancia. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 8, B. J. 1082, pp. 142-
148.

La interrupción de la prescripción del artículo 2244 del Código Civil no se


aplica al plazo de la prescripción en materia de responsabilidad civil
cuasidelictual a que se refiere el artículo 2271 del mismo código, puesto que
mal podría una persona afectada de un daño por el hecho de la cosa
inanimada enviar un mandamiento de pago o embargar inmediatamente
después de la ocurrencia del hecho sin haber siquiera intentado una demanda
en daños y perjuicios y recibido una sentencia condenatoria. A lo que se
refiere el artículo 2271 del Código Civil como causa que puede imposibilitar
física o legalmente al que ha sufrido el daño interponer su acción e
interrumpir la prescripción es a la existencia de un caso fortuito o de fuerza
mayor que le imposibilitara real y efectivamente iniciar su demanda. SCJ, 1.ª
Sala, 10 de abril de 2013, núm. 40, B. J. 1229.

El hecho de que los demandantes se encuentren bajo tratamiento sicológico


no produce la interrupción de la prescripción, toda vez que no se ha
demostrado que ese proceso médico haya causado en ellos una incapacidad
que les impidiera el ejercicio de la acción en el plazo previsto, ni esto
constituye algún acto de interrupción de la prescripción de las establecidas
legalmente. SCJ, 1.ª· Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.

El hecho de que el usuario de un servicio telefónico se haya quejado ante


Indotel no interrumpe la prescripción. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2011,
núm. 6, B. J. 1203.

El hecho de que la víctima de un accidente eléctrico interponga una


reclamación ante Protecom no interrumpe la prescripción, puesto que nada
impide que, simultáneamente con el conocimiento de la reclamación ante el
Protecom, la parte afectada demande ante los tribunales civiles la reparación
del daño que alega haber sufrido. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm.
40, B. J. 1229.
Jurisdicción inmobiliaria

Uno de los principios que gobiernan al sistema Torrens es la


imprescriptibilidad del derecho. El acto de disposición o afectación de
inmueble sometido al registro deviene imprescriptible. En cambio, el acto que
no ha sido sometido al registro, las obligaciones que de él se derivan y la
acción judicial tendente a su ejecución están todos regulados por el derecho
común y, en consecuencia, se aplica el principio de que todas las acciones se
extinguen por prescripción. SCJ, 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25, B. J.
1238.

Los derechos reales inmobiliarios, una vez inscritos en el registro de títulos,


son imprescriptibles. SCJ, 1.ª Cám., 13 de febrero de 2002, núm. 11, B. J.
1095, pp. 605-618.

El plazo de prescripción previsto por el artículo 815 del Código Civil no tiene
aplicación en materia de inmuebles registrados. Por tanto, el derecho de
copropiedad que recae sobre un inmueble registrado fomentado en una
comunidad de bienes es imprescriptible, por aplicación del principio IV de la
Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm.
14, B. J. 1231.

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, por aplicación del artículo 2262 del Código Civil. SCJ,
Cámaras Reunidas, 16 de enero de 2002, núm. 4, B. J. 1094, pp. 31-40; 3.ª
Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227; 3.ª Cám., 4 de junio de
2008, núm. 1, B. J. 1171, pp. 591-601; 22 de febrero de 2006, núm. 21, B. J.
1143, pp. 1582-1589; 12 de octubre de 2005, núm. 11, B. J. 1139, pp. 1529-
1536; 13 de octubre de 2004, núm. 4, B. J. 1127, pp. 756-762; 28 de abril de
2004, núm. 13, B. J. 1121, pp. 585-586; 15 de agosto de 2001, núm. 14, B. J.
1089, pp. 784-797.

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, aunque quienes invoquen la nulidad sean herederos
supuestamente excluidos de la sucesión que hizo la venta. SCJ, 3.ª Sala, 20
de marzo de 2013, núm. 51, B. J. 1228; 27 de abril de 2012, núm. 66, B. J.
1217.
El artículo 2262 del Código Civil, que establece la prescripción de veinte
años, se aplica no solo en terrenos comuneros o en saneamiento, ya que su
texto se refiere de manera general a todas las acciones reales o personales. Al
comprobar los jueces del fondo que al momento de la introducción de la
demanda al tribunal de tierras habían transcurrido más de treinta años desde
el momento en que la venta se hizo pública al ser sometida al registro de
títulos, resulta evidente que la referida acción estaba prescrita. SCJ, 3.ª Cám.,
12 de octubre de 2005, núm. 11, B. J. 1139, pp. 1529-1536.

El punto de partida para la prescripción en materia inmobiliaria es la fecha de


la recepción por las autoridades competentes del documento traslativo del
derecho de propiedad que va a ser objeto de registro. SCJ, 3.ª Sala, 26 de
marzo de 2014, núm. 32, B. J. 1240.

Aunque las resoluciones sobre deslindes hechos de acuerdo con la antigua


Ley 1542 de Registro de Tierras tienen un carácter meramente administrativo
y, por tanto, no tienen la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, esto
no significa que no haya plazo para impugnarlas, puesto que, según el
artículo 2262 del Código Civil, todas las acciones para impugnar cualquier
acto o resolución prescriben a los veinte años. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de
2014, núm. 31, B. J. 1240. En sentido contrario: SCJ, 3.ª Cám., 7 de
noviembre de 2007, núm. 6, B. J. 1164, pp. 1182-1188 (v. párrafo siguiente).

Las resoluciones dictadas en cámara de consejo por el tribunal superior de


tierras que han aprobado el deslinde de una parcela tienen carácter
administrativo. Pueden, por tanto, impugnarse sin que haya plazo establecido
en la ley para dicha impugnación. SCJ, 3.ª Cám., 7 de noviembre de 2007,
núm. 6, B. J. 1164, pp. 1182-1188.
Ley de confiscaciones

No se aplica la prescripción extintiva en asuntos conocidos según la Ley


5924 de 1962 sobre Confiscación General de Bienes si la demanda se
encuentra fundamentada en el enriquecimiento ilícito como consecuencia del
abuso o usurpación de poder. SCJ, 1.ª Cám., 21 de julio de 2004, núm. 13, B.
J. 1124, pp. 159-168; 2 de abril de 2003, núm. 1, B. J. 1109, pp. 125-132.
Medio de inadmisión

Una vez admitida la prescripción, los jueces no tienen que dar motivos que se
refieran al fondo de la demanda, puesto que la prescripción implica la
extinción de los derechos del demandante. SCJ, 3.ª Sala, 20 de febrero de
2013, núm. 43, B. J. 1227.
Obligación de seguridad

La obligación de seguridad escapa al breve plazo de prescripción establecido


en el artículo 1648 del Código Civil para los vicios ocultos. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.
Plazos

Las acciones para las cuales la ley no ha fijado expresamente un plazo


distinto prescribirán en veinte años por constituir dicho plazo, de acuerdo con
el artículo 2262 del Código Civil, el plazo de prescripción de derecho común.
SCJ, Salas Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 2, B. J. 1230.

Según el artículo 2262 del Código Civil dominicano "todas las acciones,
tanto reales como personales, se prescriben por veinte años, sin que esté
obligado el que alega esta prescripción a presentar ningún título, ni que pueda
oponérsele la excepción que se deduce de la mala fe". SCJ, 3.ª Cám., 12 de
octubre de 2005, núm. 11, B. J. 1139, pp. 1529-1536.

El plazo de prescripción de cinco años establecido en el artículo 1304 del


Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad o de rescisión de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, Salas Reunidas,
1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230; 1.ª Cám., 27 de octubre de 2004,
núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160; 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25, B.
J. 1238; 4 de septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234; 24 de julio de
2013, núm. 61, B. J. 1232.

La acción en nulidad de un contrato de venta de terrenos por un vicio del


consentimiento prescribe a los cinco años, conforme al artículo 1304 del
Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 24 de marzo de 2004, núm. 25, B. J. 1120, pp.
932-933.

En caso de violencia, la prescripción es de cinco años, de acuerdo con el


artículo 1304 del Código Civil. SCJ, 3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1,
B. J. 1149, pp. 1467-1476.

Según el párrafo del artículo 2273 del Código Civil, prescribe por el
transcurso de dos años, contados desde el momento en que ella nace, la
acción en responsabilidad civil contractual cuya prescripción no hubiere sido
fijada por la ley, expresamente, en un período más extenso. SCJ, 1.ª Sala, 4
de septiembre de 2013, núm. 19, B. J. 1234.

La prescripción de dos años no se aplica a las acciones en reparación de


daños y perjuicios accesorias a la acción en resolución del contrato que le
sirve de causa, en cuyo caso el plazo de prescripción es de veinte años. SCJ,
Salas Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230.

El plazo de prescripción de la acción en responsabilidad civil contractual es


de dos años. SCJ., 1.ª Sala, 10 de agosto de 2011, núm. 14, B. J. 1209; 20 de
octubre de 2010, núm. 23, B. J. 1199.

El plazo de dos años para accionar en responsabilidad civil contractual no


puede ser derogado por una simple convención de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 22
de febrero de 2012, núm. 185, B. J. 1215.

La acción contra el guardián de la cosa inanimada prescribe a los seis meses,


conforme al artículo 2271, párrafo, del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
abril de 2013, núm. 40, B. J. 1229; 13 de marzo de 2013, núm. 73, B. J. 1228.

Sin embargo, cuando la acción civil contra el guardián de la cosa inanimada


tiene su fuente en un hecho penal, su prescripción se produce por el
transcurso del mismo período requerido para la prescripción de la acción
pública, aunque aquella se ejerza con independencia de esta. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 73, B. J. 1228; 1.ª Cám., 13 de marzo de 2002,
núm. 22, B. J. 1096, pp. 182-189.

Si la acción en responsabilidad civil se sustenta al amparo del artículo 1384,


párrafo primero, del Código Civil, no se puede invocar el plazo de
prescripción relativo a las acciones entre comerciantes, aunque exista una
relación comercial entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
núm. 20, B. J. 1222.
Plazo (punto de partida)

Según el párrafo del artículo 2273 del Código Civil, prescribe por el
transcurso de dos años, contados desde el momento en que ella nace, la
acción en responsabilidad civil contractual cuya prescripción no hubiere sido
fijada por la ley, expresamente, en un período más extenso. SCJ, 1.ª Sala, 4
de septiembre de 2013, núm. 19, B. J. 1234.
La prescripción extintiva procura sancionar la falta de interés por no accionar en un tiempo
determinado. Se ha de aplicar solamente a partir del momento en que ha nacido ese interés. SCJ, 3.ª
Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 26, B. J. 1218.

El punto de partida para accionar en nulidad de un contrato por parte de los


contratantes corre a partir de la fecha de su suscripción. SCJ, 3.ª Sala, 27 de
noviembre de 2013, núm. 27, B. J. 1236.
Principio de prescriptibilidad

Es de principio que todas las acciones son prescriptibles, salvo que la ley
expresamente haya dispuesto lo contrario. SCJ, Salas Reunidas, 1 de mayo de
2013, núm. 2, B. J. 1230.
Sentencia de adjudicación

El plazo de prescripción para atacar una sentencia de adjudicación es de


veinte años, no de cinco. SCJ, 1.ª Cám., 9 de febrero de 2011, núm. 13, B. J.
1203.
Simulación

La acción en simulación prescribe a los veinte años, conforme al artículo


2265 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 7, B. J.
1234; 24 de julio de 2013, núm. 61, B. J. 1232; 3.ª Cám., 16 de julio de
2008, núm. 17, B. J. 1172, pp. 813-822; 4 de enero de 2006, núm. 3, B. J.
1142, pp. 819-822.
Suspensión

El hecho de que el demandante no tenga a mano un elemento probatorio (en


la especie, un informe del Cuerpo de Bomberos sobre un incendio) para
establecer la responsabilidad civil cuasidelictual del supuesto responsable no
constituye una causa de suspensión de la prescripción de seis meses,
establecida en el artículo 2271 del Código Civil. Dicha carencia no produce
ninguna incapacidad legal o judicial que impida el ejercicio de su acción,
habida cuenta de que no impedía que el demandante apoderara al tribunal en
tiempo hábil y solicitara después las medidas oportunas para sustentar sus
pretensiones. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 152, B. J. 1232.

No debe confundirse la interrupción de la prescripción con su suspensión.


Cuando se interrumpe la prescripción, el plazo transcurrido queda aniquilado
y empieza su curso un nuevo plazo. Por el contrario, en el caso de la
suspensión, el plazo queda detenido y no se computa su curso subsiguiente
hasta tanto cese la causa que la produjo. SCJ, 1.ª Cám., 10 de septiembre de
2008, núm. 4, B. J. 1174, pp. 76-85.
Transferencia de inmueble por disolución de sociedad

Es de veinte años el plazo de prescripción para impugnar la transferencia de


una propiedad inmobiliaria hecha como consecuencia de la disolución de una
sociedad comercial. No son aplicables en el caso las disposiciones del
artículo 64 del Código de Comercio, que son ajenas a la jurisdicción
inmobiliaria, sino las reglas del derecho común. SCJ, 3.ª Sala, 25 de octubre
de 2013, núm. 58, B. J. 1235.
Transporte marítimo

En caso de pérdida de equipaje, el plazo de prescripción aplicable es el de un


año establecido en el artículo 108 del Código de Comercio, no el de un mes
previsto en los artículos 435, 436 y 408 del mismo código, que solo se ha de
aplicar a las reclamaciones por la entrega de mercancías con daños o averías.
SCJ, 1.ª Cám., 5 de noviembre de 2008, núm. 5, B. J. 1188.

En caso de la falta de entrega de la totalidad de la mercancía embarcada, el


plazo de prescripción aplicable es de un año, conforme al artículo 433 del
Código de Comercio, no el de un mes establecido en los artículos 435 y 436
del mismo código. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 47, B. J. 1190.

Los plazos establecidos en los artículos 435 y 436 del Código de Comercio
para reclamar daños en materia de transporte marítimo solo se aplican a las
acciones contra el capitán y los aseguradores, no así a las acciones contra el
comisionista o porteador. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 47, B. J.
1240.

Los plazos establecidos en los artículos 435 y 436 del Código de Comercio
para reclamar daños en materia de transporte marítimo no empiezan a correr
a partir de la entrega de la mercancía a la Autoridad Portuaria Dominicana,
sino en el momento en que dicha mercancía ha sido entregada en manos de su
consignatario o dueño. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2,
B. J. 1135, pp. 17-44.
Venta

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, conforme al artículo 2262 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 4
de diciembre de 2013, núm. 8, B. J. 1237; 3.ª Cám., 22 de febrero de 2006,
núm. 21, B. J. 1143, pp. 1582-1589; 12 de octubre de 2005, núm. 11, B. J.
1139, pp. 1529-1536; 28 de abril de 2004, núm. 13, B. J. 1121, pp. 577-587;
15 de agosto de 2001, núm. 14, B. J. 1089, pp. 782-797.

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, aunque quienes invoquen la nulidad sean herederos
supuestamente excluidos de la sucesión que hizo la venta. SCJ, 3.ª Sala, 27
de abril de 2012, núm. 66, B. J. 1217.

El plazo de prescripción de veinte años para demandar en nulidad un acto de


venta inscrito en el registro de títulos empieza a correr a partir de la fecha en
que ha sido sometida a registro. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 32,
B. J. 1240; 25 de octubre de 2013, núm. 54, B. J. 1235.

El punto de partida para accionar contra un acto de venta por una de las
partes contratantes se inicia a partir del momento de su suscripción. SCJ, 3.ª
Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229; 16 de mayo de 2012, núm.
26, B. J. 1218.

La inscripción de un acto de venta en el registro de títulos no está sujeta a


plazo alguno. No se aplica en este caso el plazo de más larga prescripción
establecido en el artículo 2262 del Código Civil. La falta de inscripción solo
constituye un riesgo para el comprador, quien no podrá hacer valer dicho acto
frente a terceros. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de junio de 2009, núm. 7, B. J.
1183.

Aunque el artículo 2262 del Código Civil, establece que “todas las acciones,
tanto reales como personales, se prescriben por veinte años...”, una demanda
en ejecución de un contrato o acto traslativo de propiedad nunca prescribe
ante la jurisdicción inmobiliaria, toda vez que el vendedor debe garantía al
comprador y esta no perime, siempre y cuando el inmueble permanezca aún
en el patrimonio del vendedor y no haya sido transferido a terceros
adquirientes de buena fe y a título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 21 de marzo de
2012, núm. 43, B. J. 1216.

Es irrelevante que hayan transcurrido más de veinte años sin que los
compradores soliciten la transferencia del inmueble comprado si el inmueble
está aún a nombre del vendedor o de sus sucesores. Los sucesores del
vendedor deben la misma garantía que su causante. SCJ, 3.ª Cám., 14 de
mayo de 2008, núm. 14, B. J. 1170, pp. 389-398.
Vicios del consentimiento

El plazo de prescripción de cinco años establecido en el artículo 1304 del


Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad o de rescisión de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, Salas Reunidas,
1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230; 1.ª Cám., 27 de octubre de 2004,
núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160; 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25, B.
J. 1238; 4 de septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234; 24 de julio de
2013, núm. 61, B. J. 1232.
El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.
PRÉSTAMO

Es nulo el contrato de préstamo consentido sobre la vivienda familiar sin el


consentimiento de la esposa. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 67, B. J.
1232.

La vivienda familiar solo puede ser enajenada o hipotecada cuando se


sustente en un acto de disposición que sea el resultado de la voluntad expresa
de los esposos. No se admite que dicho consentimiento pueda ser tácito, que
pueda ser deducido del comportamiento de la esposa o evidenciado por
hechos que hagan inferir que el esposo que impugna la enajenación tenía
conocimiento de la venta. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 79, B. J.
1221.

La vivienda familiar solo puede ser enajenada cuando se sustente en un acto


de disposición que sea el resultado de la voluntad expresa de los esposos,
salvo si la deuda en que se sustenta la afectación de la vivienda tiene por
objeto el mantenimiento y la conservación de dicho inmueble o la protección
de la estabilidad de los hijos, conforme lo establece el artículo 217 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 143, B. J. 1216.

La esposa puede perseguir la nulidad del acto de hipoteca hecho sin su


consentimiento sobre la vivienda familiar dentro del año de tener
conocimiento de dicho acto, según lo establece el artículo 215 del Código
Civil, modificado por la Ley 855 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012,
núm. 85, B. J. 1219.

El término “vivienda” utilizado por el artículo 215 del Código Civil se


refiere, de manera exclusiva, al lugar donde habita la familia, cuyo destino lo
diferencia de los demás inmuebles que forman la masa común en bienes, por
lo cual ha sido objeto de una protección especial por parte del legislador.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 47, B. J. 1233; 28 de marzo de
2012, núm. 143, B. J. 1216.

La asociación de ahorros y préstamos establece como condición


indispensable para otorgar un préstamo hipotecario que los prestatarios
suscriban, a favor de la asociación y exclusivamente con una determinada
compañía de seguro, una póliza de vida decreciente para el caso de
fallecimiento de uno de los prestatarios, a lo cual dieron cumplimiento los
prestatarios. Por tanto, al ocurrir el deceso de unos de ellos y la aseguradora
declinar la reclamación, la asociación queda comprometida a intervenir en la
acción contra dicha entidad para obtener el pago de la póliza de seguros, por
ser la asociación la beneficiaria. En ese caso, la prestataria superviviente
puede solicitar que se declare el préstamo saldado y se ordene la radiación de
la hipoteca inscrita a favor de la asociación. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de
2013, núm. 142, B. J. 1231.
PRESUNCIONES

V. comunidad legal de bienes, filiación, mandato, prueba.


PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN

La Constitución de la República garantiza el debido proceso de ley, conforme


al cual debe salvaguardarse el derecho de defensa y el principio de
contradicción procesal. Para fundar su decisión, los jueces solo podrán
atender a los medios de prueba, explicaciones y documentos invocados o
aportados por una parte si la contraria ha estado en condiciones de
contradecirlos; no podrán fundar su decisión en fundamentos jurídicos que
hayan apreciado de oficio sin haber ofrecido previamente a las partes la
oportunidad de pronunciarse al respecto, según lo consagra el artículo 16 del
Código Procesal Civil francés. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 14,
B. J. 1227.
PRINCIPIO DE IMPULSIÓN DEL PROCESO

V. jueces, prueba.
PRINCIPIO DE PRIORIDAD REGISTRAL

En materia de inmuebles registrados, rige el principio de prioridad registral,


conforme al cual el derecho pertenece al primero que lo registra, principio
que se deriva de la máxima “primero en el tiempo, primero en el derecho”.
SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 89, B. J. 1230.

La máxima jurídica “primero en el tiempo, primero en el derecho”es


aplicable en materia inmobiliaria y registral. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de
2012, núm. 35, B. J. 1219.

Lo que le atribuye preferencia a un contrato de venta de terreno registrado


sobre otro es la fecha en que se cumplió con el requisito de publicidad
mediante el registro correspondiente. SCJ, 3.ª Cám., 3 de mayo de 2006,
núm. 1, B. J. 1146, pp. 1579-1587.

Los actos relativos a operaciones hechas sobre terrenos registrados no son


oponibles a terceros por el hecho de que hayan sido legalizados ante notario,
sino a partir de su registro en el registro de títulos correspondiente. SCJ, 3.ª
Cám., 10 de diciembre de 2001, núm. 6, B. J. 1093, pp. 490-497.
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD

El principio de proporcionalidad, inicialmente aplicable solo en materia


penal, rige actualmente como principio general en todas las ramas del
ordenamiento jurídico. Conforme a este principio, consagrado por nuestra
Constitución en su artículo 74, solo deben ejecutarse las medidas
proporcionadas al fin que se persigue. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 22, B. J. 1237; 12 de diciembre de 2012, núm. 15, B. J. 1225.
PRINCIPIO DE PRUEBA POR ESCRITO

V. prueba.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
El principio constitucional de razonabilidad no se aplica a las actuaciones que
realizan las personas en el ámbito contractual privado, sino a la ley como
regla abstracta de cumplimiento general obligatorio. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138.
PRIVILEGIO DEL VENDEDOR NO PAGADO

El privilegio del vendedor no pagado puede ser inscrito sobre el inmueble


vendido, aun cuando en el acto de venta el vendedor da descargo por el pago
del precio, si el comprador, por acto separado depositado después en el
registro de títulos, reconoce la existencia de un saldo insoluto. SCJ, 3.ª Sala,
11 de abril de 2012, núm. 3, B. J. 1217.

El acreedor privilegiado puede utilizar las vías que la ley pone a su


disposición para obtener el pago de la deuda o recuperar el inmueble
vendido; no está obligado a solicitar la resolución de la venta. SCJ, 1.ª Cám.,
26 de noviembre de 2008, núm. 55, B. J. 1188, pp. 487-492.
PROCEDIMIENTO CIVIL O COMERCIAL

V. atribuciones civiles o comerciales, materia comercial.


PROCESO

V. acción, demanda.
PRODUCCIÓN DE DOCUMENTOS

V. Documentos.
PROMESA DE VENTA

V. venta de bienes inmuebles.


PROPIEDAD

V. copropiedad, condominio, derecho de propiedad.


PROPIEDAD HORIZONTAL

V. condominio.
PROPIEDAD INDUSTRIAL

V. también marcas comerciales, nombres comerciales, patentes de


invención.

La Convención de París es ley interna en la República Dominicana desde el


18 de abril de 1928 cuando fue ratificada por resolución congresual. SCJ, 1.ª
Cám., 1 de octubre de 2003, núm. 4, B. J. 1115, pp. 220-226,
PROTECCIÓN A LOS AGENTES Y REPRESENTANTES

V. contrato de concesión.
PRUEBA

V. también acto auténtico, acto bajo firma privada, acto de comercio, acta
de defunción, acto de notoriedad, apelación, comparecencia de las partes,
confesión, cuota litis, defecto, derecho de defensa, descenso de lugares,
documentos, filiación, fotocopias, fotografías, informativo, inscripción en
falsedad, inspección de lugares, jueces, legalización de firmas, legalización
consular, libros de comercio, litis sobre terrenos registrados, mandato,
medidas de instrucción, peritaje, posesión, registro civil, responsabilidad
civil extracontractual, saneamiento, simulación, solidaridad, transacción,
testigos.
ADN

La prueba de ADN, nombre genérico con que se designa el ácido


desoxirribonucléico, sustancia responsable de transmisión de los caracteres
hereditarios, es un elemento fundamental en las investigaciones forenses,
biológicas, médicas, de ingeniería genética y en todo estudio científico en el
que se hace necesario un análisis genético, y constituye, por tanto, la manera
más precisa y concluyente de determinar la paternidad, relegando a un
segundo plano la presunción de paternidad del artículo 312 del Código Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 40, B. J. 1233; 4 de abril de 2012,
núm. 53, B. J. 1217.

Cuando la prueba de ADN expresa un grado de certeza mínima de 99.73 %,


este porcentaje corresponde a una paternidad prácticamente probada y le
confiere a la prueba un carácter autónomo y absoluto. Solo en los casos en
que no se alcance ese 99.73% debe el juez solicitar la realización de pruebas
adicionales, sean de ADN o de otros sistemas genéticos, hasta alcanzar una
probabilidad mayor a la señalada o más de dos exclusiones entre el presunto
padre y el hijo o hija. Cualquier valor superior al 99.73% corresponde a una
paternidad prácticamente probada, criterio consagrado por la jurisprudencia
tanto nacional como internacional. SCJ, 1.ª Cám., 2 de septiembre de 2009,
núm. 1, B. J. 1186.

El tribunal puede ordenar la prueba de ADN e, incluso, dictar orden de


conducencia contra la parte que no comparezca al laboratorio designado para
practicarla. SCJ, 1.ª Sala, 11 de mayo de 2011, núm. 9, B. J. 1206.

Es interlocutoria la sentencia que ordena la prueba de ADN. SCJ, 1.ª Sala, 25


de septiembre de 2013, núm. 134, B. J. 1234; 14 de diciembre de 2011, núm.
26, B. J. 1213.
Afirmaciones de las partes

Nadie puede prevalerse en justicia de sus propias afirmaciones para derivar


derechos en beneficio de su causa. Conforme al artículo 1315 del Código
Civil, los hechos alegados deben ser establecidos por medios de prueba
idóneos. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 7, B. J. 1144, pp. 101-
109; 8 de mayo de 2002, núm. 1, B. J. 1098, pp. 66-72.

Nadie puede beneficiarse de sus particulares afirmaciones sin otros soportes


probatorios. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 7, B. J. 1144, pp. 101-
109.

La declaración jurada del vendedor de no haber vendido un inmueble no


puede servir, sin otros elementos de convicción, para invalidar un contrato de
venta. SCJ, 3.ª Cám., 1 de diciembre de 2004, núm. 1, B. J. 1129, pp. 557-
564.

Cuando los actos o hechos alegados por una de las partes no son contestados
por la otra parte, el tribunal debe considerarlos como probados, a menos que
se trate de un proceso relativo a una materia que interese al orden público.
SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 29, B. J. 1220.

Si una parte no niega los hechos que le opone la contraparte, estos se dan por
establecidos sin necesidad de que se demuestren por otros medios. SCJ, 3.ª
Cám., 11 de enero de 2006, núm. 14, B. J. 1142, pp. 897-903.

Los documentos, aun en fotocopias, que no son cuestionados por los


instanciados deben ser tomados como válidos por el tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 3
de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230.
Carga de la prueba

Quien alegue un hecho en justicia debe probarlo por los medios de prueba
que han sido establecidos por la ley. SCJ, 1.ª Cám., 10 de abril de 2002, núm.
6, B. J. 1097, pp. 140-147.

Según el artículo 1315 del Código Civil, “el que reclama la ejecución de una
obligación, debe probarla.” Dicho texto legal sustenta el principio procesal
según el cual todo aquel que alega un hecho en justicia está obligado a
demostrarlo y la regla de que cada parte debe soportar la carga de la prueba
sobre la existencia de los presupuestos de hecho de las normas sin cuya
aplicación no puede tener éxito su pretensión, salvo excepciones derivadas de
la índole y las características del asunto que puedan provocar un
desplazamiento previsible y razonable de la carga probatoria. SCJ, 1.ª Sala,
24 de julio de 2013, núm. 135, B. J. 1232.

En materia civil, el demandante tiene la obligación —no la facultad— de


aportar los documentos necesarios que justifiquen los hechos que invoca.
SCJ, 1.ª Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 142, B. J. 1230; 16 de febrero de
2011, núm. 26, B. J. 1203; 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 17, B. J.
1158, pp. 235-243.

Sobre el demandante pesa la obligación de hacer la prueba de sus alegatos.


SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio de 2013, núm. 87, B. J. 1231.

El artículo 1315 del Código Civil no tiene carácter constitucional. Nada


impide que el legislador pueda dictar excepciones al principio que ese texto
legal establece. TC/0106/13, 20 de junio de 2013.

El artículo 1315 del Código Civil es aplicable a todas las materias, puesto que
consagra el principio de la carga de la prueba, la que incumbe a aquel que se
pretende titular de un derecho que parezca contrario al estado normal o actual
de las cosas (actor incumbit probatio), así como, en su segunda parte, que
“todo aquel que pretende estar libre debe de justificar la causa de la
liberación de su obligación”, de donde se deduce que en un proceso el
demandante debe probar todo lo que sea contestado por su adversario,
indistintamente del tipo de demanda de que se trate. SCJ, 1.ª Sala, 21 de
agosto de 2013, núm. 57, B. J. 1233.

La carga de la prueba del acreedor se traslada al deudor una vez que el


primero haya establecido su crédito. Quien pretenda estar libre de una
obligación debe justificar el pago o el hecho que ha producido la extinción de
su deuda. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 13, B. J. 1147, pp. 220-
226; 8 de marzo de 2006, núm. 6, B. J. 1144, pp. 96-100; 14 de diciembre de
2005, núm. 10, B. J. 1141, pp. 204-210; 17 de octubre de 2001, núm. 7, B. J.
1091, pp. 176-181.

Le incumbe a la parte demandada que sostiene que la relación existente con


el demandante es contractual depositar el contrato que prueba esa relación.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 40, B. J. 1240.

Si el deudor incumple una obligación de resultado, se presume su


responsabilidad y, en consecuencia, la carga de la prueba se desplaza hacia
él, quien debe probar, para exonerarse de responsabilidad, que el resultado se
ha obtenido o que no se ha logrado por el hecho de un tercero, una fuerza
mayor o caso fortuito o el hecho de la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre
de 2013, núm. 45, B. J. 1235.

La sociedad de distribución de electricidad que niega su calidad de


propietaria de los cables del tendido eléctrico que han causado un daño está
obligada a aportar la prueba de que ella no es la propietaria de dichos cables o
que otra persona o entidad lo es; esto así en virtud del principio establecido
en el artículo 1315 del Código Civil, en su segunda parte, que dispone que
quien pretende estar libre de obligación debe justificar el pago o el hecho que
ha producido la extinción de su obligación, lo que significa que en caso de
que el demandado alegue estar libre de su obligación, debe aportar la prueba
de su liberación, convirtiéndose en un ente activo del proceso, inversión de
posición probatoria que se expresa en la máxima “reus in excipiendo fit
actor”. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre de 2011, núm. 24, B. J. 1212.

La parte que solicita la inadmisión del recurso debe aportar la prueba de la


fecha en que se notificó regularmente la sentencia y se puso a la otra parte en
condiciones de hacer uso del recurso correspondiente. SCJ, Salas Reunidas,
12 de junio de 2013, núm. 6, B. J. 1231.
Le incumbe a quien cuestione un acto de venta, y no a quien lo somete como
prueba, demostrar la falta de veracidad y autenticidad del documento
impugnado. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 47, B. J. 1223.

Le incumbe a la persona contra quien se invoca la falta de calidad de actuar


en justicia, suministrar la prueba de su calidad. SCJ, 3.ª Cám., 3 de agosto de
2005, núm. 6, B. J. 1137, pp. 1549-1563.
Cartas

Los jueces del fondo, en uso soberano de sus facultades de apreciación,


pueden darle valor probatorio a una carta como prueba complementaria. SCJ,
1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 8, B. J. 1147, pp. 139-151.
Certificación del alcalde pedáneo

Las comprobaciones hechas por los alcaldes pedáneos hacen fe hasta prueba
en contrario. Los alcaldes pedáneos son funcionarios con fe pública,
conforme a la ley. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 35, B. J. 1178.
Certificación de la secretaría del tribunal

Una certificación de la secretaria del tribunal sobre un proceso no puede


probar contra el contenido de la sentencia que lo decidió. La prueba que hace
la sentencia de todo su contenido, cuando ha sido rendida conforme a las
formalidades prescritas por la ley, no puede ser abatida por la expedición de
una certificación de la secretaria del tribunal dando cuenta de que en el
expediente del asunto existen tales o cuales documentos que la sentencia no
enuncia. El contenido de la sentencia debe prevalecer frente a la certificación
porque la sentencia se basta a sí misma y hace plena fe de sus enunciaciones,
las que solo pueden ser impugnadas mediante inscripción en falsedad. SCJ,
1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 104, B. J. 1232; 22 de febrero de 2012,
núm. 128, B. J. 1215; 1.ª Cám., 5 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp.
27-39; 14 de abril de 2004, núm. 2, B. J. 1121, pp. 56-65; 19 de febrero de
2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114; 27 de noviembre de 2002, núm. 8, B.
J. 1104, pp. 84-87.

La enunciación de una sentencia de que un documento fue depositado en


original no puede ser rebatida por la certificación de la secretaría de lo
contrario. La sentencia prevalece frente a la certificación, ya que la facultad
de ponderar los documentos probatorios corresponde a los jueces. SCJ, 1.ª
Sala, 25 de septiembre de 2013, núm. 125, B. J. 1234.

La certificación de la secretaría de que un fallo no ha sido apelado no puede


rebatir el hecho de la notificación misma del recurso. La ley no obliga a quien
apela una sentencia a notificar la apelación en la secretaría de la corte
apoderada; basta con que se notifique a las partes intimadas. SCJ, 1.ª Cám., 5
de agosto de 2009, núm. 17, B. J. 1185.
Certificaciones de terceros
La prueba de los daños puede hacerse mediante certificaciones emitidas por
terceros, sin necesidad de que estos sean presentados como testigos. La
prueba escrita es la prueba por excelencia para sustentar una demanda en
justicia, más aún, cuando la parte demandada ha tenido la oportunidad de
refutar dichas pruebas. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 67, B. J.
1239.
Cheque

Los jueces pueden formar su convicción sobre la base de los cheques


aportados por una de las partes para decidir que con ellos se ha pagado una
deuda. SCJ, 1.ª Cám., 12 de marzo de 2003, núm. 12, B. J. 1108, pp. 145-
151.
Condición

La prueba de la ocurrencia de la condición corresponde al demandante,


conforme al artículo 1315 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de
2012, núm. 9, B. J. 1223.
Conduces

El conduce o escrito dirigido por un comerciante para comprobar la entrega


de mercancías a un comprador es, cuando es aceptado, un modo de prueba de
la existencia del contrato, previsto como la “nota detallada” en el artículo 109
del Código de Comercio. SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2003, núm. 10, B. J.
1109, pp. 184-194.
Demanda

El acto de alguacil que contiene una demanda judicial constituye la prueba


imprescindible de su existencia y regularidad, la cual solo puede ser hecha
con su exhibición. No se puede recurrir a medios extrínsecos de prueba para
fundamentar su existencia, aun cuando las partes no la nieguen. Ante la falta
de depósito de la demanda, procede que el tribunal apoderado pronuncie,
incluso de oficio, su inadmisión. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 39,
B. J. 1229.
Facturas

La existencia de un crédito puede establecerse sobre la base de facturas


aceptadas por empleados del deudor. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm.
53, B. J. 1232.

Aunque las facturas al contado no constituyen, en principio, un título de


crédito, sus originales, cuando son firmados por el cliente y devueltos a quien
las expide, constituyen un principio de prueba por escrito, por ser un uso
comercial entregar la factura original al comprador cuando es saldada con un
sello gomígrafo que indica que fue pagada. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de
2013, núm. 39, B. J. 1231.

La compraventa comercial internacional puede ser probada por una factura no


firmada por el comprador y el manifiesto de embarque correspondiente a
dicha factura. En la compraventa comercial internacional las partes utilizan
distintos medios comerciales para propiciar y agilizar las operaciones, así
como fomentar la apertura de los mercados internacionales; tanto así que la
Cámara de Comercio Internacional creó los Términos Comerciales
Internacionales (Incoterms) como un instrumento útil e importante para que
las operaciones de importación y exportación se realicen de una manera
ordenada, clara y rápida, y así permitir que comprador y vendedor acuerden
la forma de asumir sus obligaciones. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013,
números 2 y 4, B. J. 1237.
Informe pericial

El informe pericial emitido por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses


(INACIF), cuya conclusión determina que la firma que figura en un acto de
venta no es compatible con los rasgos caligráficos de la persona del
vendedor, puede servir de base para que los jueces de fondo, dentro de su
poder de soberana apreciación, declaren el acto nulo. SCJ, 3.ª Sala, 11 de
julio de 2012, núm. 19, B. J. 1220.
Jurisdicción inmobiliaria (deber de sustentar decisiones en pruebas)

Los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria deben determinar los medios de


pruebas en que sustentan sus decisiones, conforme al literal g del artículo 101
del Reglamento de los Tribunales de Tierras. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de
2012, núm. 18, B. J. 1219.
Jurisdicción inmobiliaria (informes periciales)

Ante un informe técnico confuso y contradictorio presentado por un


agrimensor, el tribunal debe ordenar un peritaje. De no hacerlo, su sentencia
estará afectada del vicio de falta de base legal. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de
2014, núm. 91, B. J. 1239.

Los informes de los inspectores de la Dirección General de Mensuras


Catastrales comisionados por el tribunal constituyen simples opiniones que
no ligan ni obligan al tribunal, el cual conserva siempre completa libertad
para estatuir en el sentido que le dicte su convicción. SCJ, Cámaras
Reunidas, 8 de octubre de 2003, núm. 8, B. J. 1115, pp. 58-71.
Jurisdicción inmobiliaria (falsedad)

El hecho de que las firmas estén autenticadas por un notario no constituye un


obstáculo para que en la jurisdicción inmobiliaria un acto de venta pueda ser
impugnado y declarada su nulidad sin necesidad de la inscripción en
falsedad. SCJ, 3.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 19, B. J. 1220.

En materia de litis de derecho registrado, los jueces gozan de amplia libertad


para examinar la regularidad o no de un documento y pueden, entre otras
cosas, remitir u ordenar la celebración de una experticia caligráfica, sin
necesidad de que se agote el procedimiento de inscripción en falsedad. SCJ,
3.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 56, B. J. 1218.

El juez de tierras no está obligado a tomar en consideración la existencia de


una querella penal relativa a la falsificación de documento privado, que le
atribuye al imputado la infracción alegada, si el asunto no ha sido fallado
mediante una sentencia definitiva con la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 87, B.
J. 1223.
Jurisdicción inmobiliaria (libertad de pruebas)

En materia inmobiliaria, los jueces tienen la facultad de focalizar el análisis


probatorio en función del principio que admite la más amplia libertad de
prueba, conforme a lo establecido en el principio IX, de la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario. Al amparo de dicho principio, los jueces deben
analizar y juzgar cuantas pruebas se hayan producido, aun aquellas que, a su
juicio, no sean idóneas para ofrecer algún elemento de convicción,
expresando siempre cuál es su criterio respecto de ellas, incluyendo los
informes por inspecciones y comprobaciones realizadas por un funcionario o
institución designado por el juez o tribunal, conforme lo establece el ordinal c
del artículo 121 del Reglamento de los Tribunales Superiores y de
Jurisdicción Original. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 19, B. J.
1239.
Jurisdicción inmobiliaria (principio de prueba por escrito)

Los documentos que constituyen un principio de prueba por escrito (art. 1347
del Código Civil) pueden admitirse en una litis sobre terrenos registrados.
Los requisitos del artículo 189 de la antigua Ley 1542 sobre Registro de
Tierras son exigibles ante el registro de tierras frente a los actos que se le
someten para el registro; empero, cuando los actos no cumplen con estos
requisitos, los interesados pueden acudir ante los jueces del tribunal de tierras
para probar por medios complementarios la veracidad de las ventas. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de junio de 2012, núm. 68, B. J. 1219. En sentido contrario: SCJ,
3.ª Sala, 16 de noviembre de 2011, núm. 26, B. J. 1212 (v. texto siguiente).

Los documentos que constituyen un principio de prueba por escrito solo


pueden admitirse durante el proceso de saneamiento y no cuando el terreno
está registrado, caso en el cual, los documentos deben estar sometidos
incuestionablemente a las disposiciones de la ley. SCJ, 3.ª Sala, 16 de
noviembre de 2011, núm. 26, B. J. 1212.
Jurisdicción inmobiliaria (requisitos de formas de los actos)

Las disposiciones del artículo 189 de la antigua Ley 1542 de Registro de


Tierras no impide que los jueces del fondo, al conocer de una litis que
persigue la ejecución de una venta sobre derechos registrados, puedan aplicar
su amplio y soberano poder de apreciación para evaluar de forma armónica
las demás pruebas que puedan constituir elementos complementarios
demostrativos de una venta, así como aplicar las disposiciones del artículo
1347 del Código Civil que regula el principio de prueba por escrito. SCJ, 3.ª
Sala, 4 de julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.

Los requisitos de legalización del artículo 202 de la antigua Ley de Registro


de Tierras, al igual que los lineamientos del artículo 189 de la misma ley,
solo conciernen a los documentos que van a ser presentados al registro de
títulos, para lo cual deben estar rodeados de las mayores garantías. Sin
embargo, cuando la cuestión es planteada ante el tribunal de tierras como
consecuencia de una instancia o de una litis, la existencia del consentimiento
de las partes puede ser restablecido por todos los medios de prueba. SCJ, 3.ª
Cám., 14 de marzo de 2007, núm. 9, B. J. 1156, pp. 1364-1373; 30 de
noviembre de 2005, núm. 41, B. J. 1140, pp. 1877-1887.

Los requisitos establecidos por el artículo 189 de la antigua Ley 1542 de


1947 de Registro de Tierras para la redacción de los actos que deben
someterse al registro de títulos no están establecidos a pena de nulidad del
acto. La falta de designación catastral del inmueble en un acto de
compraventa de terreno registrado no es causa de nulidad de la venta si se ha
verificado la venta de un cuerpo cierto, haciéndose constar la cantidad de
terreno y sus límites. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 47, B. J.
1139, pp. 317-323.

Las disposiciones del artículo 189 de la antigua Ley 1542 de Registro de


Tierras no impide que los jueces del fondo, al conocer de una litis que
persigue la ejecución de una venta sobre derechos registrados, puedan
ordenar que se deposite el original de un acto de venta depositado en
fotocopia o que el notario que instrumentó el acto presente el protocolo
donde figura dicho acto. SCJ, 3.ª Cám., 7 de julio de 2004, núm. 5, B. J.
1224, pp. 630-640.
Jurisdicción inmobiliaria (saneamiento)

En los procedimientos de orden público, como lo es el saneamiento o


cualquier proceso judicial en relación con inmuebles registrados, se admite la
más amplia libertad de prueba. Los jueces pueden ordenar, a pedimento de
las partes o de oficio, todas las medidas que consideren necesarias para
garantizar el esclarecimiento de la verdad y la sana administración de justicia.
SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 25, B. J. 1228.
Materia comercial

En materia comercial rige la libertad de las pruebas al tenor del artículo 109
del Código de Comercio, así como también es permitida la prueba
testimonial, según lo dispone el artículo 1341 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala,
29 de febrero de 2012, núm. 193, B. J. 1215; 1.ª Cám., 18 de diciembre de
2002, núm. 4, B. J. 1105, pp. 71-81.
Microfilme

El microfilme es, en principio, un medio de prueba fidedigno encaminado a


probar hechos precisos, por su condición de ser una micropelícula que se usa,
principalmente para fijar en ella, en tamaño reducido, imágenes de impresos,
manuscritos, etc., de modo que permita ampliarlas después en proyección
fotográfica. Los jueces pueden fundamentar en un microfilme su decisión de
que la anotación en un cheque fue hecha después de que este fue cobrado.
SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 28, B. J. 1214; 3 de noviembre de
2010, núm. 1, B. J. 1200.

La prueba por microfilme debe ser revestida de la mayor reserva posible, a


fin de preservar y proteger los intereses particulares de los depositantes
bancarios que aparezcan en dichas micropelículas. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
noviembre de 2010, núm. 1, B. J. 1200.
Poder de apreciación de los jueces

La apreciación que realizan los jueces de fondo de los medios probatorios


pertenece al dominio de sus poderes soberanos, lo que escapa a la censura de
la corte de casación, salvo que les otorguen un sentido y alcance errado,
incurriendo en desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 67,
B. J. 1219.

Los jueces del fondo tienen un poder soberano en la apreciación y


administración de la prueba, por lo que, en el ejercicio de dichas facultades,
pueden perfectamente apoyar su decisión en los elementos de prueba que
consideren idóneos, incluyendo la sentencia emitida por el juez de primer
grado, puesto que las comprobaciones materiales realizadas por dicho juez
merecen entera fe debido a la autenticidad de la que están investidas las
decisiones judiciales. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 36, B. J. 1232.

Los jueces del fondo son soberanos en la apreciación de los elementos de


prueba que les son sometidos y esa apreciación escapa a la censura de la
casación, salvo desnaturalización. SCJ, Salas Reunidas, 8 de diciembre de
2010, núm. 5, B. J. 1201. 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 33, B. J. 1220.

Los jueces no están obligados a enunciar las pruebas sino a ponderarlas. SCJ,
3.ª Sala, 27 de diciembre de 2013, núm. 100, B. J. 1237.

Los jueces del fondo, en virtud del poder soberano de que están investidos en
la depuración de la prueba, están facultados para fundamentar su criterio en
los hechos y documentos que estimen de lugar y desechar otros. No incurren
en vicio alguno ni lesionan con ello el derecho de defensa cuando, al
ponderar los documentos del proceso y los elementos de convicción
sometidos al debate, dan a unos mayor valor probatorio que a otros o
consideran que algunos carecen de credibilidad, sustentando su parecer en
motivos razonables y convincentes. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
208, B. J. 1230.

Aunque los jueces del fondo tienen la facultad de apreciar soberanamente la


fuerza probatoria de los documentos y circunstancias producidos en el debate,
esta facultad está sujeta a que estos motiven suficientemente los hechos que
le llevaron a determinada apreciación de la prueba. Cuando la exposición es
confusa, la Suprema Corte de Justicia no puede ejercer, por carecer de base
legal, su poder de control y comprobar si la ley ha sido bien o mal aplicada en
la decisión impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 55, B. J.
1219; 1.ª Cám., 12 de marzo de 2003, núm. 6, B. J. 1108, pp. 114-119.
Principio de prueba por escrito

Las reglas sobre la prueba establecidas en los artículos 1341 a 1346 del
Código Civil admiten excepción cuando existe un principio de prueba por
escrito. Para que un escrito sea considerado un principio de prueba por escrito
y haga verosímil el hecho alegado, es necesario que manifieste una relación
estrecha entre el hecho que establece el escrito y aquel que se trata de probar
para que, progresivamente, los jueces puedan formar su convicción. La
verosimilitud debe emanar del escrito mismo. SCJ, 13 de abril de 2011, núm.
9, B. J. 1205; 1.ª Cám., 18 de diciembre de 2002, núm. 4, B. J. 1105, pp. 71-
81.

Las fotocopias constituyen un principio de prueba por escrito si no muestran


signos de alteración. SCJ, 3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 35, B. J.
1223.

Los recibos de pago hechos por una sociedad vendedora de vehículos y su


presidente constituyen un principio de prueba por escrito de la existencia de
un contrato verbal de venta de vehículo. SCJ, 13 de abril de 2011, núm. 9,
B. J. 1205.

El artículo 1347 del Código Civil establece que para que un documento
pueda constituir un principio de prueba por escrito debe emanar de aquel
contra quien se hace la demanda. Una relación de facturas emitidas por el
acreedor puede constituir un principio de prueba por escrito si ha sido
recibida conforme por el representante del deudor. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 29, B. J. 1220.
Prueba de un hecho negativo

Un hecho negativo puede ser probado demostrando el hecho positivo


contrario. La antigua regla de que el hecho negativo no puede ser probado
(negativa non est probanda) ha sido unánimemente rechazada por la doctrina
y la jurisprudencia. SCJ, 1.ª Cám., 17 de marzo de 2007, núm. 3, B. J. 1156,
pp. 155-165; 4 de junio de 2003, núm. 7, B. J. 1111, pp. 76-81.

Aunque, en principio, el hecho negativo no es susceptible de ser probado por


quien lo invoca, si ese hecho es precedido por un hecho afirmativo contrario
bien definido, la prueba recae sobre quien alega el acontecimiento negado; así
por ejemplo, el que repite lo indebido debe establecer que no era deudor.
Cámaras Reunidas, 16 de julio de 2008, núm. 2, B. J. 1172, pp. 116-124.

Quien alegue que una persona no es accionista de una sociedad, persona que
figura como accionista fundador y miembro de su consejo de administración
de una compañía, debe probar su afirmación de que dicha parte ya no es
accionista de la sociedad. SCJ, Cámaras Reunidas, 16 de julio de 2008, núm.
2, B. J. 1172, pp. 116-124; 1.ª Cám., 17 de marzo de 2007, núm. 3, B. J.
1156, pp. 155-165.
Valoración judicial de la prueba

En materia civil, la valoración judicial de los elementos probatorios está


regida, en principio, por el método de la prueba tasada, puesto que el
legislador ha asignado de antemano en los artículos 1315 y siguientes del
Código Civil la eficacia de cada uno de los distintos medios de prueba, sobre
todo cuando se trata de prueba preconstituida. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 22, B. J. 1240; 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227; 3 de
octubre de 2012, núm. 12, B. J. 1223.

La prueba de un contrato debe hacerse por documento suscrito bajo firma


privada o ante notario, conforme al artículo 1341 del Código Civil, salvo las
excepciones indicadas por el mismo código. No procede que el tribunal
ordene la ejecución de un contrato verbal que no haya sido probado conforme
a dichas disposiciones. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 64, B. J.
1239.

En caso de que ambas partes en un proceso aporten piezas contradictorias con


igual valor probatorio, según la jerarquía establecida por la ley, los jueces del
fondo deben apreciar la fuerza probatoria de los documentos sometidos a su
consideración de acuerdo a las circunstancias del caso, ejerciendo las
facultades soberanas que le ha reconocido la jurisprudencia y aplicando la
sana crítica, regida por los principios de sinceridad, buena fe y razonabilidad.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227; 3 de octubre de 2012,
núm. 12, B. J. 1223.
PUBLICACIÓN

V. divorcio, embargo inmobiliario, partición, sentencia.


PUESTA EN MORA

V. conclusiones, excepción de incompetencia, medios de inadmisión,


prescripción extintiva, responsabilidad civil contractual.
PUJA ULTERIOR

V. embargo inmobiliario.

Q
QUERELLA

V. acción civil y acción penal, banco, cheque, embargo conservatorio,


embargo inmobiliario, embargo retentivo, prueba, referimiento,
responsabilidad por abuso de derecho, sobreseimiento, venta a
consignación.
QUIEBRA

La sentencia que declara la quiebra solo tiene efecto respecto de la masa de


acreedores ordinarios, no así en cuanto a los créditos protegidos por un
privilegio o hipoteca, conforme a los artículos 445 y 571 del Código de
Comercio. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2003, núm. 8, B. J. 1109, pp. 165-
175.

El acreedor hipotecario que se involucra en la masa de los acreedores


quirografarios en un procedimiento de quiebra corre el riesgo de convertir su
crédito hipotecario en un crédito quirografario. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de
2003, núm. 8, B. J. 1109, pp. 165-175.

El sobreseimiento de las persecuciones del embargo inmobiliario es


obligatorio si se ha producido la quiebra o la liquidación judicial del deudor.
SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 48, B. J. 1213; 24 de mayo de
2006, núm. 20, B. J. 1146, pp. 218-228.
El hecho de que el artículo 36 de la Ley General de Bancos (texto hoy
derogado) ponía a cargo del Superintendente de Bancos la ejecución del
procedimiento de liquidación de los bancos en caso de quiebra no implica
que este podía ser demandado como persona física. Las reclamaciones deben
efectuarse a través del Estado, que es el órgano con personalidad jurídica que,
después de agotar el procedimiento correspondiente, ordena a la entidad bajo
su dependencia, en este caso la Superintendencia de Bancos, la ejecución de
lo reclamado. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 113, B. J. 1216.

R
RAZONABILIDAD

V. principio de razonabilidad.
REAPERTURA DE DEBATES

V. también debates.
Casación

No existe la figura de la reapertura de los debates en el procedimiento de


casación, toda vez que no se conoce en ningún caso el fondo del asunto. SCJ,
1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 30, B. J. 1239; 1.ª Cám., 29 de julio de
2009, núm. 86, B. J. 1184; 22 de julio de 2009, núm. 72, B. J. 1184.
Concepto

La reapertura de debates es una facultad atribuida a los jueces, de la que estos


hacen uso cuando estiman necesario y conveniente para el mejor
esclarecimiento de la verdad. La negativa de los jueces a conceder una
reapertura de debates, por entender que poseen los elementos suficientes para
poder sustanciar el asunto, no constituye una violación al derecho de defensa
de la parte que la solicita ni tampoco un motivo que puede dar lugar a
casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 49, B. J. 1227; 1.ª Cám.,
10 de mayo de 2006, núm. 6, B. J. 1146, pp. 128-132; 18 de mayo de 2005,
núm. 8, B. J. 1134, pp. 90-98; 13 de abril de 2005, núm. 5, B. J. 1133, pp.
117-121; 18 de junio de 2003, núm. 12, B. J. 1111, pp. 104-111.

El propósito de la reapertura de los debates no es proteger al litigante


negligente, sino mantener la lealtad en los debates y proteger el derecho de
defensa. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 85, B. J. 1223.
Condiciones

La reapertura de debates solo procede cuando se someten documentos o se


revelan hechos nuevos que por su importancia pueden influir en la suerte
final del proceso. Para que el tribunal a quien se solicita esta medida pueda
apreciar su pertinencia, es necesario que tales documentos le sean sometidos
o los nuevos hechos revelados junto con la instancia correspondiente. SCJ,
Cámaras Reunidas, 13 de agosto de 2008, núm. 1, B. J. 1173, pp. 43-55.

La reapertura de los debates solo procede cuando existe un hecho o un


documento nuevo que incide en el proceso de manera directa. SCJ, 1.ª Sala,
1 de agosto de 2012, núm. 1, B. J. 1221; 3.ª Cám., 3 de mayo de 2006, núm.
1, B. J. 1146, pp. 1579-1587; 14 de enero de 2004, núm. 19, B. J. 1118, pp.
531.
Procede el rechazo de la solicitud de reapertura de debates si los documentos
o hechos que se pretenden hacer valer no tienen el carácter de novedad
requerido para incidir en la suerte del caso. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de
2013, núm. 140, B. J. 1228; 11 de enero de 2012, núm. 14, B. J. 1214.

La decisión de reabrir los debates solo se justifica cuando la parte que lo


solicita ha depositado en apoyo de su solicitud documentos de importancia
capital para la suerte del proceso, que, al ser ponderados por el juez, puedan
eventualmente conducir a una solución distinta del caso. SCJ, 1.ª Sala, 31 de
octubre de 2012, núm. 85, B. J. 1223.
Defecto

Procede rechazar el pedimento de reapertura de debates si quien lo solicita ha


hecho defecto, puesto que en ese caso los debates nunca estuvieron abiertos.
SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 2, B. J. 1235; 2 de octubre de 2013,
núm. 17, B. J. 1235.

Ante la solicitud de una reapertura de debates en la que la parte solicitante


alega que no fue emplazada a juicio, el tribunal debe verificar la regularidad
del emplazamiento y no limitarse a expresar que consideraba que la solicitud
de reapertura de la defectuante no haría variar la suerte del litigio. El derecho
de defensa es un derecho fundamental de toda persona, que tiene carácter de
orden público. Ante la incomparecencia de una de las partes a un juicio, el
tribunal apoderado está obligado a comprobar, aun oficiosamente, que su
derecho de defensa ha sido garantizado mediante una citación. SCJ, 1.ª Sala,
12 de septiembre de 2012, núm. 22, B. J. 1222.

Los jueces pueden ordenar una reapertura de debates ante un emplazamiento


irregular hecho a domicilio desconocido, ordenando, asimismo, una nueva
notificación del emplazamiento por alguacil comisionado. SCJ, 1.ª Cám., 27
de noviembre de 2002, núm. 2, B. J. 1104, pp. 43-49.

Aunque, en principio, es inadmisible el recurso de casación contra las


sentencias que se limitan a pronunciar el descargo puro y simple, en razón de
que no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho, si la parte defectuante solicita una
reapertura de debates antes de que se emita la sentencia, la corte no debe
fallar pronunciando el defecto del recurrente y el consecuente descargo puro
y simple sin ponderar la solicitud de reapertura de debates, fundamentada en
la existencia de hechos y circunstancias nuevos. De no hacerlo, la corte
incurre en omisión de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 58,
B. J. 1233.
Poder soberano de los jueces

La reapertura de los debates descansa en el criterio soberano de los jueces del


fondo, quienes la ordenarán si la estiman necesaria y conveniente para el
esclarecimiento del caso. SCJ, Salas Reunidas, 22 de enero de 2014, núm. 1,
B. J. 1238, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 85, B. J. 1223; 1 de agosto
de 2012, núm. 1, B. J. 1221.

La reapertura de los debates puede ser ordenada de oficio cuando el juez no


disponga de elementos suficientes para formar su convicción y lo estime
necesario para un mejor esclarecimiento del caso. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 149, B. J. 1232; 1.ª Cám., 17 de abril de 2002, núm. 15, B. J.
1097, pp. 206-211.

La negativa de los jueces a conceder una reapertura de debates, por entender


que poseen los elementos suficientes para poder sustanciar el asunto, no
constituye una violación al derecho de defensa de la parte que la solicita ni
tampoco un motivo que pueda dar lugar a casación. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 49, B. J. 1227; 7 de diciembre de 2011, núm. 18, B. J.
1213; 1.ª Cám., 10 de mayo de 2006, núm. 6, B. J. 1146, pp. 128-132; 18 de
mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp. 90-98; 13 de abril de 2005, núm. 5, B.
J. 1133, pp. 117-121; 18 de junio de 2003, núm. 12, B. J. 1111, pp. 104-111;
2 de octubre de 2002, núm. 1, B. J. 1103, pp. 63-68; 3.ª Sala, 20 de
noviembre de 2013, núm. 10, B. J. 1236.
Procedimiento

Es inadmisible la solicitud de reapertura de debates que no se notifica a la


contraparte. El solicitante de la reapertura de los debates debe notificar dicha
solicitud a la parte contraria, dándole copia de los documentos que se harán
valer, para poner a esta en condiciones de ejercer su derecho de defensa, y así
luego el tribunal apoderado poder apreciar la procedencia o no de la medida.
SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 149, B. J. 1232; 27 de marzo de
2013, núm. 140, B. J. 1228; 30 de marzo de 2011, núm. 41, B. J. 1204; 1.ª
Cám., 21 de marzo de 2001, núm. 22, B. J. 1084, pp. 148-153; 3.ª Sala, 16 de
enero de 2013, núm. 22, B. J. 1226.

No se justifica que el tribunal, ante un expediente en estado de fallo, difiera


su decisión para otorgar un plazo al solicitante de una reapertura de los
debates a fin de que notifique a la parte adversa la instancia que contiene su
solicitud. Es al solicitante de la reapertura de los debates a quien le incumbe
la obligación de notificar su solicitud a la contraparte y depositar su instancia
conjuntamente con la notificación al tribunal oportunamente para que este
pueda ponderarla antes de emitir decisión sobre el fondo. SCJ, 1.ª Sala, 24 de
julio de 2013, núm. 149, B. J. 1232.

Para decidir una solicitud de reapertura de debates no es necesario que el


tribunal fije una audiencia pública, puesto que, en esencia, se trata de una
solicitud hecha luego de haberse cerrado los debates, cuya finalidad es,
precisamente, la fijación de una nueva audiencia en caso de que se considere
procedente. Basta con que sea notificada a la contraparte y su pertinencia es
apreciada soberanamente por el juez. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012,
núm. 51, B. J. 1215; 3.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.
Sentencia y recursos

La sentencia que ordena o deniega una reapertura de debates tiene un carácter


preparatorio y solo puede ser recurrida conjuntamente con la sentencia sobre
el fondo. Si el recurrente en casación solo impugna la sentencia que ha
estatuido sobre el fondo del recurso y no la que estatuyó sobre la reapertura
de debates, la Suprema Corte de Justicia no se encuentra válidamente
apoderada para examinar las violaciones que se alegan contra la reapertura de
debates. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 183, B. J. 1230; 11 de
enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214; 1.ª Cám., 10 de mayo de 2006, núm. 6, B.
J. 1146, pp. 128-132; 13 de abril de 2005, núm. 5, B. J. 1133, pp. 117-121.
En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 18, B. J.
1215; 1.ª Cám., 18 de mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp. 90-98 (v.
párrafo siguiente).

La decisión que decide admitir o rechazar una reapertura de los debates no


puede ser objeto de casación, por entrar dentro del poder soberano de los
jueces el ordenarla o no. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 18, B. J.
1215; 1.ª Cám., 18 de mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp. 90-98.
RECONOCIMIENTO DE DERECHO

La copropiedad puede resultar de un acto declarativo por el cual la persona


registrada como propietaria reconoce que la parcela en cuestión es en
copropiedad con otra persona. SCJ, 3.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm.
28, B. J. 1236.
RECONOCIMIENTO DE HIJO NATURAL

V. filiación, menores.
RECURSO DE APELACIÓN

V. apelación.
RECURSO DE CASACIÓN

V. casación.
RECURSO DE IMPUGNACIÓN (CONTREDIT)

V. impugnación
RECURSO DE OPOSICIÓN

V. oposición (recurso).
RECURSO DE REVISIÓN CIVIL

V. revisión civil.
RECURSO ADMINISTRATIVO (JURISDICCIÓN INMOBILIARIA)

En materia de tierras, el agotamiento de los recursos administrativos es


facultativo y no preceptivo.
TC/00285/14, 15 de diciembre de 2014.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar la solicitud de


sobreseimiento de una litis sobre derechos registrados sobre la base de que se
ha interpuesto un recurso jerárquico contra el acto del registro de títulos que
contiene el historial de la parcela en litis. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de
2014, núm. 58, B. J. 1238.

Toda persona que se considere afectada por un acto o resolución de carácter


técnico —en la especie, una inspección de la Dirección de Mensuras
Catastrales— puede solicitar la reconsideración a partir del momento en que
se haya dado publicidad al acto. Nada impide, sin embargo, que la
impugnación del acto se realice en la etapa procesal ante el tribunal si al
momento de enterarse de la situación el impugnante, ya estaba apoderado el
tribunal de jurisdicción original. SCJ, 3.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm.
46, B. J. 1239.
RECURSO JURISDICCIONAL (JURISDICCIÓN INMOBILIARIA)

El recurso jurisdiccional contra las decisiones del tribunal superior de tierras


se interpone ante el pleno del tribunal superior de tierras competente. SCJ,
3.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 4, B. J. 1199.

La decisión que decide un recurso jurisdiccional en la jurisdicción


inmobiliaria es una sentencia sui generis, en razón de que si bien surge con
motivo de una actuación administrativa, termina con una decisión revestida
con carácter jurisdiccional, según lo estipulado por los reglamentos de la
jurisdicción inmobiliaria, que establecen que el recurso jurisdiccional se
conocerá de forma contradictoria, siguiendo el procedimiento establecido
para las litis sobre derechos registrados. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013,
núm. 4, B. J. 1231.

Es recurrible en casación las sentencias del tribunal superior de tierras


dictadas en virtud de un recurso jurisdiccional, pese a que se trata de un
recurso extraordinario exclusivo de la jurisdicción inmobiliaria que convierte
en definitiva la actuación administrativa y respecto del cual la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario no establece el recurso de manera expresa. Esto así
porque la decisión del tribunal superior de tierras es una verdadera sentencia
dictada en última instancia, revestida del carácter jurisdiccional, que emana
de un tribunal del orden judicial. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 4,
B. J. 1231.
RECURSOS

V. también apelación, casación, impugnación, embargo inmobiliario,


oposición (recurso), recurso administrativo (jurisdicción inmobiliaria),
recurso jurisdiccional (jurisdicción inmobiliaria), revisión civil, revisión
por causa de error material, revisión por causa de fraude, tercería,
sentencia.
Admisibilidad

El legislador puede establecer los requisitos y condiciones procesales que


deben reunirse para la admisibilidad de un recurso, conforme a los artículos
69.9 y 149, párrafo III, de la Constitución. TC/0155/13, 12 de septiembre de
2013; TC/0002/14, 14 de enero de 2014; TC/0141/14, 8 de julio de 2014;
TC/0142/14, 9 de julio de 2014; TC/00401/14, 30 de diciembre de 2014.

Las formalidades requeridas por la ley para la interposición de los recursos


son sustanciales y de orden público y no pueden, por ese motivo, ser
sustituidas por otras. La inobservancia de esas formalidades conlleva la
inadmisibilidad del recurso, independientemente de que se haya causado o no
agravios a la parte que lo invoca. SCJ, 1.ª Cám., 2 de diciembre de 2009,
núm. 8, B. J. 1189; 23 de mayo de 2007, núm. 19, B. J. 1158, pp. 201-211;
25 de abril de 2001, núm. 12, B. J. 1085, pp. 102-108.

La condición de admisibilidad de los recursos debe ser examinada por la


jurisdicción apoderada antes del fondo del asunto o de cualquier incidente de
nulidad que haya sido propuesto por las partes, conforme al artículo 44 de la
Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 23 de mayo de 2007, núm. 19, B. J. 1158,
pp. 201-211.
Aquiescencia

Desde el momento en que la aquiescencia se produce en curso de la instancia,


la parte que reconoce y acepta los términos de la demanda interpuesta en su
contra carece de interés para recurrir, salvo la posibilidad de que pruebe la
lesión, error, dolo, violencia, o falta de poder para dar aquiescencia. SCJ,
Salas Reunidas, 26 de febrero de 2014, núm. 10, B. J. 1239; 1.ª Cám., 18 de
agosto de 2004, núm. 7, B. J. 1125, pp. 83-88.
Calidad

Las vías de recurso solo pueden ser ejercidas por aquellas personas que han
sido partes en el proceso, a excepción del recurso de tercería, que pueden
interponer los terceros afectados por la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala,
14 de marzo de 2012, núm. 49, B. J. 1216; 3.ª Sala, 16 de enero de 2013,
núm. 22, B. J. 1226.

Es inadmisible el recurso dirigido contra una persona que no ha sido parte en


el proceso que culminó con la sentencia impugnada. SCJ, 3.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
Carácter de orden público

El ejercicio de las vías de recurso reviste un carácter de orden público, el cual


le permite al juez pronunciar de oficio la sanción derivada del
incumplimiento a los requisitos exigidos para su interposición. SCJ, 1.ª Sala,
28 de marzo de 2012, núm. 123, B. J. 1216; 14 de marzo de 2012, núm. 39,
B. J. 1216.
Dónde se deben notificar los recursos

Según los artículos 68 y 456 del Código de Procedimiento Civil, los recursos
se deben notificar a la misma persona del recurrido o en su domicilio. 1.ª
Cám., 16 de junio de 2006, núm. 8, B. J. 1123, pp. 171-177.

Los recursos se pueden notificar en el domicilio del abogado de la parte


recurrida si en la notificación de la sentencia impugnada esta ha hecho
elección de domicilio en el estudio de su abogado “para todos los fines y
consecuencias legales”. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 1, B. J.
1240; 26 de febrero de 2014, núm. 83, B. J. 1239; 1.ª Cám., 16 de junio de
2006, núm. 8, B. J. 1123, pp. 171-177; 13 de agosto de 2003, núm. 6, B. J.
1113, pp. 90-97.
Imposibilidad de recurrir dos veces la misma sentencia

En principio, nadie puede recurrir dos veces una misma sentencia. La


interposición de un recurso de alzada impide introducir o adicionar otro
nuevo recurso. Solo es posible al recurrente ampliar los medios inicialmente
presentados, no proponer otros distintos, lo cual es norma que ampara la
inmutabilidad de la relación procesal y la preservación constitucional al
derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 79, B. J. 1228.

Como excepción al principio de que una sentencia no puede ser objeto de dos
recursos sucesivos interpuestos por la misma parte, es válido el segundo
recurso si el primero fue declarado inadmisible por una irregularidad y el
segundo fue interpuesto en plazo hábil. SCJ, 3.ª Cám., 4 de abril de 2001,
núm. 7, B. J. 1085, pp. 493-505.
Interés

Es condición indispensable para ejercer un recurso que quien lo intente se


queje contra una disposición que lo perjudique, esto es, que esa parte tenga
un interés real y legítimo. No basta con que el recurrente tenga interés en
hacer revocar la sentencia, sino que es necesario, además, que el adversario
tenga y conserve algún provecho de la decisión recurrida. SCJ, 3.ª Cám., 9 de
mayo de 2001, núm. 7, B. J. 1086, pp. 821-828.

Para ejercer válidamente un recurso en justicia, es necesario que quien lo


intente pruebe el perjuicio o agravio ocasionado a un derecho propio y la
existencia de un interés legítimo, nato y actual. SCJ, Salas Reunidas, 3 de
julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232; 1.ª Cám., 19 de marzo de 2003, núm. 15,
B. J. 1108, pp. 164-170; 3.ª Cám., 26 de julio de 2005, núm. 26, B. J. 1136,
pp. 1263-1266.
Jurisdicción inmobiliaria

En materia de tierras, la inadmisibilidad de un recurso tardío puede ser


propuesta siempre por el interesado, y aun ser declarada de oficio por el
tribunal apoderado, por tratarse de una cuestión que interesa al orden público
y, además, por estar vinculada a la consolidación de la propiedad inmobiliaria
en la República Dominicana. SCJ, 3.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 9, B. J.
1216; 3.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 20, B. J. 1147, pp. 1634-1639.

Los plazos para interponer los recursos en materia inmobiliaria corren a partir
de la notificación por acto de alguacil de las decisiones correspondientes.
SCJ, 3.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 9, B. J. 1221.

Los plazos para interponer los recursos en materia inmobiliaria son francos y
se aumentan en razón de la distancia. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm.
23, B. J. 1232.
Jurisdicción de niños, niñas y adolescentes

Es recurrible en casación la sentencia que decide sobre la solicitud de


restitución de menor, pese a la prohibición contenida en el artículo undécimo
de la Resolución núm. 480-2008 de la Suprema Corte de Justicia. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 23, B. J. 1239.
Nadie puede verse perjudicado por su propio recurso

Es un principio jurídico que nadie puede ser perjudicado por el ejercicio de su


propio recurso. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de septiembre de 2006, núm. 1, B.
J. 1150, pp. 3-11; 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 60, B. J. 1217.
Persona fallecida

Una persona fallecida no puede ejercer una acción o un recurso. Solo cuando
el fallecimiento ocurre después de haberse ejercido la acción o el recurso,
puede la instancia ser continuada por sus herederos. El recurso interpuesto
por una persona fallecida es inexistente y no puede ser renovado ni
continuado por sus herederos. Estos deberán interponer el recurso en su
calidad de herederos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219;
23 de marzo de 2011, núm. 39; B. J. 1204; 3.ª Cám., 31 de octubre de 2002,
núm. 30, B. J. 1091, pp. 1008-1015.
Plazos para recurrir (punto de partida)
Los plazos para el ejercicio de los recursos corren a partir de la fecha en que
se notifica la sentencia a la parte recurrente o a partir del momento en que
esta se pronuncia si se hace en su presencia. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de
2013, núm. 116, B. J. 1231; 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 5; B. J.
1154, pp. 130-134; 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1096, pp. 66-73.

Las sentencias dictadas in voce en audiencia, en presencia de las partes, que


rechazan un medio de inadmisión, deben ser apeladas dentro de los treinta
días de su fecha, puesto que, estando ambas partes presentes, su lectura vale
notificación. SCJ, 3.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 7, B. J. 1235.

El plazo para ejercer un recurso no empieza a correr cuando la notificación la


realiza la misma parte recurrente, pues esa notificación no le puede ocasionar
perjuicio, en aplicación del principio de que nadie se suprime a sí mismo una
vía de recurso. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013, núm. 116, B. J. 1231; 1.ª
Cám., 14 de abril de 2004, núm. 1, B. J. 1121, pp. 47-55; 14 de enero de
2004, núm. 5, B. J. 1096, pp. 66-73.

Solo una notificación válida de la sentencia, entendiéndose por notificación


válida la que ha sido hecha a persona o a domicilio, hace correr el plazo para
la interposición de las vías de recursos, salvo lo concerniente a las reglas
particulares del recurso reservado a los terceros en el proceso. SCJ, 1.ª Sala, 5
de marzo de 2014, núm. 8, B. J. 1240; 3 de julio de 2013, núm. 50, B. J.
1232; 31 de mayo de 2013, núm. 259, B. J. 1230; 27 de marzo de 2013,
núm. 135, B. J. 1228; 26 de septiembre de 2012, núm. 70, B. J. 1222; 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 19, B. J. 1155, pp. 217-222.

Aunque en materia civil es obligatoria la notificación de la sentencia al


abogado, conforme lo dispone el artículo 147 del Código de Procedimiento
Civil, esta notificación no hace correr el plazo para recurrir la sentencia
notificada, lo que sucede únicamente con la notificación a la parte misma.
SCJ, 1.ª Cám., 14 de abril de 2004, núm. 1, B. J. 1121, pp. 47-55.

Se presume que el plazo para recurrir se encuentra abierto si el acto de


notificación de la sentencia no ha sido depositado en el expediente, puesto
que la falta de depósito impide al tribunal comprobar si el recurso ha sido
interpuesto en tiempo hábil. Los actos procesales no se presumen; y su
existencia debe ser probada mediante su presentación material. SCJ, 1.ª Sala,
26 de febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239.

En virtud del derecho de toda persona a la tutela judicial efectiva con respeto
del debido proceso y del derecho de defensa, el punto de partida para
empezar a contar el plazo fijado para los recursos es al momento en que las
partes tienen conocimiento de la sentencia. La parte que solicita la inadmisión
del recurso debe aportar la prueba de la fecha en que se notificó regularmente
la sentencia y se puso a la otra parte en condiciones de hacer uso del recurso
correspondiente. SCJ, Salas Reunidas, 12 de junio de 2013, núm. 6, B. J.
1231.

Los plazos para la interposición de los recursos no corren, en el caso de


notificación a personas con domicilios conocidos en el extranjero, a partir del
momento en que se produce la notificación de la sentencia en manos del
representante del ministerio público, puesto que el acto por medio del cual se
efectúa la notificación no cumple su fin sino en el momento en que llega a
manos del interesado, luego de agotado satisfactoriamente el trámite consular
de rigor para que dicha notificación sea válida. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de
2013, núm. 144, B. J. 1232; 30 de mayo de 2012, núm. 76, B. J. 1218.

Si no se pude determinar con certeza la fecha en que la persona domiciliada


en el extranjero recibió la notificación de la sentencia, tampoco se podrá
determinar cuál es el punto de partida del plazo para la interposición del
recurso, en cuyo caso se deberá admitir el recurso. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 140, B. J. 1232.

Si la sentencia no ha sido notificada, el plazo no comienza a correr y


permanece abierto, por lo que el recurso puede ser interpuesto válidamente.
SCJ, 1.ª Sala, 1 de junio de 2011, núm 6, B. J. 1207; 1.ª Cám., 5 de agosto de
2009, núm. 8, B. J. 1185; 24 de abril de 2002, núm. 22, B. J. 1097, pp. 261-
270; 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.

Por aplicación del principio de que nadie se cierra a sí mismo una vía de
recurso, el recurso interpuesto por una parte contra una sentencia que le ha
hecho agravio, pero que no le ha sido notificada por quien obtuvo ganancia
de causa, no puede resultar afectado de caducidad por la sola notificación que
la parte perdidosa haya realizado. El plazo de los recursos respecto de la
parte perdidosa solo corre a partir de la notificación que haga diligenciar la
parte gananciosa. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 20, B. J. 1217; 1.ª
Cám., 14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1118, pp. 66-73.

La parte que notifica una sentencia que le es adversa no hace correr con esa
notificación el plazo que tiene para impugnarla. La parte que notifica una
sentencia lo hace para que el plazo corra contra su adversario. SCJ, 1.ª Sala,
3 de julio de 2013, núm. 47, B. J. 1232. 1.ª Cám., 14 de enero de 2004, núm.
5, B. J. 1096, pp. 66-73.

La notificación de una sentencia no registrada hace correr el plazo de los


recursos. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 16, B. J. 1169, pp. 184-
185.

Los plazos para la interposición de los recursos han sido instituidos en


beneficio de la parte perjudicada por el fallo que se recurre, por lo que esta
parte puede renunciar al plazo instituido en su beneficio y proceder a
interponer su recurso sin antes haber procedido a la notificación de la
sentencia impugnada, lo que no perjudica a la contraparte ni los faculta para
solicitar la inadmisibilidad del recurso. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014,
núm. 23, B. J. 1239.
Restricción y supresión

El legislador puede regular, limitar e, incluso, restringir el derecho a un


recurso mediante una disposición adjetiva. TC/0155/13, 12 de septiembre de
2013; TC/0002/14, 14 de enero de 2014; TC/0141/14, 8 de julio de 2014;
TC/0142/14, 9 de julio de 2014; TC/00401/14, 30 de diciembre de 2014.

Los recursos de nuestro orden procesal, tanto ordinarios como


extraordinarios, deben su existencia a la ley; de donde se colige que el
legislador ordinario puede limitar y reglamentar su ejercicio si lo estima
conveniente para determinados asuntos, y aun suprimirlos. TC/0007/12, 22 de
marzo de 2012; 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 39, B. J. 1220.
Sentencia de descargo puro y simple

Las sentencias en defecto que se limitan a pronunciar el descargo por falta de


concluir del apelante no son susceptibles de ningún recurso, en razón de que
no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho. La supresión de los recursos en estos
casos tiene su fundamento en razones de interés público, en el deseo de
impedir que los procesos se extiendan u ocasionen gastos en detrimento del
interés de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239;
16 de octubre de 2013, núm. 22, B. J. 1235; 15 de mayo de 2013, núm. 151,
B. J. 1230; 30 de mayo de 2012, núm. 79, B. J. 1218; 1.ª Cám., 17 de
septiembre de 2008, núm. 5, B. J. 1174, pp. 86-91; 4 de julio de 2007, núm.
2, B. J. 1160, pp. 89-95; 25 de mayo de 2005, núm. 16, B. J. 1134, pp. 139-
143.

Aunque, en principio, es inadmisible el recurso de casación contra las


sentencias que se limitan a pronunciar el descargo puro y simple, en razón de
que no acogen ni rechazan las conclusiones de las partes ni resuelven en su
dispositivo ningún punto de derecho, si la parte defectuante solicita una
reapertura de debates antes de que se emita la sentencia, la corte no debe
fallar pronunciando el defecto del recurrente y el consecuente descargo puro
y simple sin ponderar la solicitud de reapertura de debates, fundamentada en
la existencia de hechos y circunstancias nuevos. De no hacerlo, incurre en
omisión de estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 58, B. J. 1233.
Solidaridad e indivisibilidad

Es un principio procesal de aplicación general que cuando hay condenaciones


solidarias o indivisibles, o sea, cuando exista solidaridad o indivisibilidad
pasiva, el recurso de uno de los condenados beneficia a los demás
condenados, aunque estos no hayan recurrido. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 6, B. J. 1229; 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 38, B.
J. 1240.

Cuando en un proceso concurren varias partes y existe indivisibilidad en lo


que es el objeto del litigio y el recurrente emplaza a una o varias de estos y no
lo hace respecto de los demás, el recurso debe ser declarado inadmisible
respecto de todos, en interés de preservar los fines esenciales de la
administración de la justicia y de la unidad de las decisiones judiciales, de
manera que el litigio se resuelva definitivamente por una sola decisión. SCJ,
3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 46, B. J. 1218.
Única vía de impugnar las sentencias

Las sentencias solo pueden ser impugnadas por las vías de recurso, que, de
acuerdo con nuestro régimen procesal civil, son la apelación, la oposición, la
impugnación (le contredit), la tercería, la revisión civil y la casación, salvo
escasas excepciones en materia de embargo inmobiliario, mediante una
acción en nulidad, o por inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo
de 2013, núm. 103, B. J. 1228; 28 de marzo de 2012, núm. 133, B. J. 1216;
1.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114; 30 de
diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp. 145-154.

Los recursos y no las acciones principales en nulidad son la vía idónea para
impugnar válidamente las sentencias. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012,
núm. 133, B. J. 1216.

Las sentencias, como expresión de la función jurisdiccional del Estado, no


pueden ser impugnadas por medio de una acción principal que tienda a
anularlas o revocarlas ni por inscripción en falsedad, salvo escasas
excepciones. Deben ser atacadas mediante el ejercicio del correspondiente
recurso. SCJ, 1.ª Cám., 30 de diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp.
145-154.

No se puede pretender hacer anular una sentencia de manera incidental dentro


de un proceso de embargo inmobiliario. Las sentencias solo pueden ser
atacadas mediante el ejercicio del recurso correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 27
de noviembre de 2003, núm. 3, B. J. 1104, pp. 50-58.

Una sentencia no puede ser modificada por una resolución administrativa,


excepto si se comprueba la existencia en ella de un error puramente material.
SCJ, 3.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 17, B. J. 1107, pp. 596-607.

No se puede pretender hacer anular una sentencia de manera incidental dentro


de un proceso de embargo inmobiliario. Las sentencias solo pueden ser
atacadas mediante el ejercicio del recurso correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 27
de noviembre de 2003, núm. 3, B. J. 1104, pp. 50-58.
RECUSACIÓN

Es inconstitucional el párrafo único del artículo 382 del Código de


Procedimiento Civil, que condiciona la admisibilidad de la recusación al pago
previo de una fianza, por transgredir el derecho fundamental al juez imparcial
instituido en el artículo 69.2 de la Constitución. TC/0050/12, 16 de octubre
de 2012.

No es admisible la recusación del juez que dictó la sentencia en primer grado


durante la instancia en apelación. El artículo 382 del Código de
Procedimiento Civil dispone que quien quiera recusar deberá hacerlo antes de
principiar el debate y antes de que la instrucción esté terminada. SCJ, 1.ª
Cám., 2 de abril de 2008, núm. 5, B. J. 1169, pp. 104-109.

Los jueces no están obligados a abstenerse del conocimiento y fallo de un


expediente por la simple afirmación de una de las partes de que ha elevado
una recusación en su contra ante la Suprema Corte de Justicia. SCJ, 3.ª Cám.,
4 de marzo de 2009, núm. 8, B. J. 1180.

Si una parte entiende que el juez apoderado de su caso debe inhibirse de


conocerlo, no le corresponde alegar dicha inhibición en casación, sino actuar
conforme al procedimiento de recusación establecido en los artículos 378 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre
de 2012, núm. 9, B. J. 1222.

Si una parte en litis considera que la participación de un juez puede atentar


contra sus intereses, no debe limitarse a alegarlo inútilmente, sino a
demostrarlo persiguiendo ante el tribunal correspondiente su recusación con
el propósito de que se abstenga de instruir y conocer el asunto sometido a su
consideración. SCJ, Salas Reunidas, 12 de septiembre de 2012, núm. 4, B. J.
1222.

No es causa de recusación, por no encontrarse prevista en el artículo 380 del


Código de Procedimiento Civil, el hecho de que el juez de tierras que conoce
de la alegada falsedad de un certificado de título sea quien lo haya expedido
mientras ejercía las funciones de registrador de títulos. SCJ, 3.ª Cám., 10 de
septiembre de 2008, núm. 10, B. J. 1174, pp. 445-461.
La corte de apelación es el órgano jurisdiccional competente para conocer de
la recusación formulada contra los jueces de primera instancia. SCJ, 1.ª Sala,
24 de abril de 2013, núm. 134, B. J. 1229.

El recurso que procede para impugnar la decisión de la corte de apelación en


materia de recusación es la apelación ante la Suprema Corte de Justicia, no el
recurso extraordinario de casación. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm.
134, B. J. 1229.
REFERIMIENTO

V. también ejecución provisional de sentencia, suspensión de ejecución de


sentencia.
Amparo

Corresponde al juez de los referimientos y no al juez de amparo conocer de la


solicitud de levantamiento de una medida cautelar, por ser esta de naturaleza
civil. La acción en amparo debe ser declarada inadmisible. TC/0083/12, 15 de
diciembre de 2012; TC/0118/13, 4 de julio de 2013; TC/00345/14, 23 de
diciembre de 2014.
Astreinte

El juez de los referimientos puede pronunciar condenaciones a astreintes para


forzar a la ejecución de sus propias ordenanzas, aun cuando no existan
condenaciones precedentes. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre de 2010,
núm. 2, B. J. 1200.

Aunque el juez de los referimientos puede fijar una astreinte en virtud del
artículo 107 de la Ley 834 de 1978, no puede interponerse la demanda en
fijación de astreinte en referimiento, dado su carácter accesorio, luego de
dictada la sentencia al fondo que pone una obligación a cargo de la persona
contra la cual se pretenda ejecutar el astreinte, salvo el caso de las sentencias
irrevocables que tengan dificultad para su ejecución. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 12, B. J. 1236.
Autoridad de la cosa juzgada

Según el artículo 104 de la Ley 834 de 1978: “La ordenanza de referimiento


no tiene, en cuanto a lo principal, la autoridad de la cosa juzgada. No puede
ser modificada ni renovada en referimiento más que en caso de nuevas
circunstancias”. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 12, B. J. 1236;
30 de mayo de 2012, núm. 66, B. J. 1218.

El artículo 104 de la Ley 834 de 1978 no se aplica a la ordenanza de


referimiento atacada en apelación, puesto que en la instancia en apelación se
vuelven a debatir las mismas cuestiones de hecho y de derecho dirimidas por
el primer juez en razón del efecto devolutivo de esta vía de recurso, lo que
permite que las partes produzcan las pruebas que estimen convenientes en
torno a sus respectivos intereses litigiosos. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 51, B. J. 1240.

Las ordenanzas en referimiento no tienen la autoridad de la cosa juzgada, lo


que implica que ni las medidas adoptadas por el juez de los referimientos ni
sus comprobaciones de hecho o de derecho son vinculantes para el juez de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 20, B. J. 1236; 26 de
junio de 2013, núm. 211, B. J. 1231; 3 de mayo de 2013, núm. 25, B. J.
1230; 1.ª Cám., 10 de diciembre de 2003, núm. 2, B. J. 1117, pp. 67-77.

Que las ordenanzas en referimiento no tengan la autoridad de la cosa juzgada


no significa que, por su carácter provisional, estas no puedan causarle un
perjuicio a una de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 26 de mayo de 2010, núm. 35, B.
J. 1194.

No obstante, dichas ordenanzas sí tienen la autoridad de la cosa


provisionalmente juzgada, lo que implica que una vez dictada una ordenanza
en referimiento, esta solo podrá ser renovada o modificada por el mismo juez
si sobrevienen nuevas circunstancias, que han de consistir en cualquier
cambio en los elementos de hecho o de derecho que motivaron la decisión
adoptada, ocurrido después de dictada la ordenanza o desconocido por las
partes hasta ese momento. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 20,
B. J. 1236; 3 de mayo de 2013, núm. 25, B. J. 1230; 1.ª Cám., 21 de
diciembre de 2005, núm. 13, B. J. 1141, pp. 211-218; 9 de octubre de 2002,
núm. 20, B. J. 1103, pp. 175-181.

Las nuevas circunstancias a que se refiere el artículo 104 de la Ley 834 de


1978 incluyen cualquier cambio en los elementos de hecho o de derecho que
motivaron la decisión adoptada ocurrido después de esta o desconocido por
las partes hasta ese momento. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm.
20, B. J. 1236; 30 de octubre de 2013, núm. 55, B. J. 1235.

Las nuevas circunstancias a que se refiere el artículo 104 de la Ley 834 de


1978 deben ser enunciadas y ponderadas por el juez de los referimientos; no
basta con expresar que el tribunal “no tomó en cuenta ciertos elementos de
convicción no ponderados en la primera demanda”, sin enunciar cuáles eran
esos elementos de convicción ni las novedades importantes que estos
conformaban. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 55, B. J. 1235.

La ordenanza del juez presidente de la corte de apelación que estatuye, en


atribuciones de referimiento, sobre la suspensión de ejecución de una
sentencia no puede tener ninguna influencia o imponerse a la convicción de
los jueces que diriman el recurso de apelación del que están apoderados. SCJ,
1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.
Citación

Es imprescindible la citación para apoderar la jurisdicción de los


referimientos. El presidente de la corte de apelación que conoce del recurso
de apelación de una sentencia ejecutoria provisionalmente no puede
autoapoderarse como juez de los referimiento y suspender la ejecución de la
sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Cám., 26 de agosto de 2009, núm. 52, B. J. 1185.

No es nula la citación en referimiento en que consta el lugar y fecha de la


audiencia, pero no se cita a una hora definida, sino “a la hora habitual de los
referimientos”, aunque la parte citada no haya asistido a la audiencia, máxime
cuando la persona citada no es una persona ordinaria, sino un comerciante,
cuyo oficio lo obliga a requerir con frecuencia la asistencia de abogados, la
cual es obligatoria en materia de referimiento. Al no proceder de esta forma,
su incomparecencia provocó un defecto voluntario, que descarta el poder
invocar un agravio. SCJ, 1.ª Cám., 1 de julio de 2009, núm. 22, B. J. 1184.
Clases y formas del referimiento

Según la terminología utilizada por la práctica, existen las variedades


siguientes del referimiento: le référé classique en cas d’urgence (referimiento
clásico en caso de urgencia), le référé de remise en état (el referimiento para
prescribir medidas conservatorias a fin de prevenir un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita), le référé preventif
(referimiento preventivo), mediante el cual puede autorizarse la conservación
de una prueba, antes de todo proceso, le référé provision (referimiento para
acordar una provisión al acreedor) y le référé injonction (el referimiento para
ordenar la ejecución de las obligaciones de hacer). SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero
de 2012, núm. 44, B. J. 1214; 1.ª Cám., 17 de abril de 2002, núm. 13, B. J.
1097, pp. 188-196.

Hay dos formas de referimiento: el que interviene a fin de reglamentar un


caso aislado y el ejercido en conexión con un proceso pendiente entre las
partes sobre el fondo, que es el referimiento en curso de instancia. SCJ, Salas
Reunidas, 10 de noviembre de 2010, núm. 2, B. J. 1200.
Competencia

Los artículos 109 a 112 de la Ley 834 de 1978, referentes a los poderes del
presidente del tribunal de primera instancia, y los artículos 140 y 141 de la
misma ley, relativos a los poderes del presidente de la corte de apelación,
delimitan el ámbito de aplicación del juez de los referimientos no solo a los
casos de urgencia o a las dificultades de ejecución de una sentencia u otro
título ejecutorio, sino que sus poderes se extienden a prescribir las medidas
conservatorias que se impongan para prevenir un daño inminente o para hacer
cesar una turbación manifiestamente ilícita, a acordar una garantía al
acreedor, a suspender la ejecución de las sentencias impropiamente
calificadas en última instancia o a ejercer los poderes que les son conferidos
en materia de ejecución provisional. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre
de 2010, núm. 2, B. J. 1200; 12 de marzo de 2014, núm. 41, B. J. 1240.

La responsabilidad principal del juez de los referimientos, una vez apoderado


de una situación, es comprobar si se encuentran presentes la existencia de
ciertas condiciones, tales como, la urgencia, la ausencia de contestación seria,
la existencia de un diferendo o de una turbación manifiestamente ilícita y un
daño inminente. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 25, B. J. 1240.

Para apoderar la jurisdicción en referimiento, no es necesaria la existencia de


una demanda sobre el fondo. El juez de los referimientos tiene la facultad de
ordenar en todos los casos de urgencia las medidas que no colidan con una
contestación seria o que justifique la existencia de un diferendo. SCJ, 1.ª
Sala, 7 de diciembre de 2011, núm. 18, B. J. 1213.

Según el artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


tiene facultad para ordenar, en todos los casos de urgencia, todas las medidas
que no colidan con ninguna contestación seria o que justifique la existencia
de un diferendo, incluso el levantamiento de una hipoteca judicial definitiva.
SCJ, 1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 50-57.

Según el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


puede tomar decisiones provisionales para prevenir un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita, como, por ejemplo, en una
demanda en expulsión, ordenar un informativo pericial para comprobar la
situación de hecho que se verifica sobre la parcela ocupada. SCJ, 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.

Conforme a los artículos 101, 109 y 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos es competente, de manera general, para ordenar inmediata y
contradictoriamente las medidas provisionales necesarias en todos los casos
de urgencia que no colidan con una contestación seria o justifiquen la
existencia de un diferendo o las medidas conservatorias que se impongan
para prevenir un daño inminente o para hacer cesar una turbación
manifiestamente ilícita, por lo que es evidente que el juez de los referimientos
es competente para ordenar inmediatamente el lanzamiento de lugares de un
ocupante sin título cuando no existe una contestación seria sobre los derechos
de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de septiembre de 2013, núm. 26, B. J. 1234.

Para la aplicación del artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el juez de los
referimientos debe examinar la demanda para poder determinar si lo
solicitado por la vía provisional del referimiento colide o no con una
contestación seria. SCJ, 3.ª Sala, 18 de enero de 2012, núm. 2, B. J. 1214.

No constituye una contestación seria que limita la competencia del juez de los
referimientos, en los términos del artículo 109 de la Ley 834 de 1978, el
alegato de que los terrenos ocupados por el demandado son de la propiedad
del Estado y no de la demandante, si este último avala su derecho de
propiedad con un contrato de compraventa del mismo Estado.

El juez de los referimientos es competente, de acuerdo con los artículos 101,


109 y 110 de la Ley 834, de 1978, para ordenar el lanzamiento de lugares de
un ocupante de un terreno sin ningún título que avale su ocupación y no una
contestación seria sobre el derecho de propiedad. SCJ, 1.ª Sala, 11 de
septiembre de 2013, núm. 25, B. J. 1234; 1.ª Sala, 14 de junio de 2013, núm.
69, B. J. 1231.

Excepto en los distritos judiciales de Santo Domingo y Santiago, donde por


efecto de la Ley 50-00 las funciones de referimiento corresponden al juez
presidente y el artículo 101 de la Ley 834 de 1978 tiene aplicación plena, en
las demás jurisdicciones dicho artículo solo tiene una aplicación relativa y el
juez de los referimientos competente es el de la jurisdicción que es
competente para estatuir sobre el fondo del litigio; por tanto, es el juez de
primera instancia que conoce en materia civil o comercial el fondo de la
contestación el que tiene aptitud para resolver, como juez de los
referimientos, sobre las medidas necesarias o urgentes que le sean requeridas.
SCJ, 1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 10, B. J. 1112, pp. 118-125; 14 de
marzo de 2001, núm. 13, B. J. 1084, pp. 86-98.

Las partes pueden elegir el tribunal del departamento judicial que le


convenga para la ejecución o interpretación de un contrato. Es válida la
cláusula contractual que prorroga la competencia a un tribunal de una
jurisdicción territorial determinada, aun en materia de referimiento. SCJ, 1.ª
Sala, 27 de noviembre de 2010, núm. 29, B. J. 1200.

El juez de primera instancia, en atribuciones excepcionales de referimiento,


puede, a pedimento de parte, reexaminar los motivos que lo indujeron a dictar
el auto que autorizó las medidas conservatorias e igualmente a ordenar la
cancelación, reducción o limitación del embargo, siempre que a su juicio
haya motivos serios y legítimos que lo justifiquen. Esta facultad excepcional
que ha sido conferida por el legislador al juez de primera instancia, en
atribuciones de referimiento, no está supeditada a que se introduzca antes de
la demanda en validez del embargo, sino tal y como expresan dichas
disposiciones, en cualquier estado de los procedimientos, puesto que el
propósito es que el embargado pueda, para discutir las medidas
conservatorias dictadas contra él y sus consecuencias, aprovecharse del
procedimiento rápido que constituye el referimiento, sin que deba esperar el
apoderamiento al fondo del litigio o la audiencia en que se vaya a conocer de
la validez del embargo. SCJ, 1.ª Sala, 16 de octubre de 2013, núm. 31, B. J.
1235; 1 de febrero de 2012, núm. 33, B. J. 1215; 14 de julio de 2010, núm.
16, B. J. 1196; 1.ª Cám., 5 de agosto de 2009, núm. 15, B. J. 85; 17 de
octubre de 2001, núm. 6, B. J. 1091, pp. 168-175.

La competencia del juez de los referimientos para limitar o revocar el


embargo retentivo cesa una vez que ha sido intentada la demanda en validez.
Sin embargo, el juez de los referimientos puede suspender su ejecución. SCJ,
1.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 14, B. J. 1112, pp. 142-149.

El juez de los referimientos está facultado para ordenar la entrega de un


documento como medida preventiva y a fin de que cese una turbación
manifiestamente ilícita, siempre que queden establecidas los hechos de la
turbación y la urgencia, y que no exista necesidad de dirimir ningún aspecto
del fondo de la contestación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B.
J. 1240.

El juez de los referimientos es competente para conocer de una demanda


tendente a reponer el impermeabilizante en el área de la azotea común de un
condominio para evitar filtraciones de agua, que han sido producidas por la
arbitraria actitud de su vecino, quien, apropiándose del área común de la
azotea, retiró el impermeabilizante que la recubría, puesto no se trata
realmente de una controversia en torno a la administración o al goce de las
partes comunes del inmueble y no encuadra, en consecuencia, dentro de las
atribuciones otorgadas al tribunal de tierras en el artículo 17 de la Ley de
Condominio. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre 2006, núm. 5, B. J. 1151, pp. 155-
161.

El juez presidente de la corte de apelación, actuando como juez de los


referimientos, constituye una jurisdicción distinta a la de la corte en pleno
actuando como tribunal de segundo grado. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2003,
núm. 9, B. J. 1109, pp. 176-183.

El juez presidente de la corte de apelación, no la corte en pleno, es el


competente para conocer de una demanda en suspensión de ejecución de
sentencia, conforme al artículo 137 la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
octubre de 2002, núm. 22, B. J. 1103, pp. 189-195.

El juez presidente de la corte de apelación, actuando como juez de los


referimiento, solo puede declararse incompetente de oficio si el asunto es de
la competencia de un tribunal represivo, de lo contencioso-administrativo o
escapa al conocimiento de cualquier tribunal dominicano, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm.
57, B. J. 1184.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, tiene competencia para prescribir sin retardo todas las medidas
pertinentes a fin de impedir perjuicios irreparables en detrimento de los
menores, cuando existan las circunstancias previstas en el artículo 140 de la
Ley 834 de 1978, pese a la disposición del artículo 94 de la Ley 136-03, que
establece que en caso de cambio de régimen de guarda o separación de
hecho, será competente el juez de lo civil del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B.
J. 1222.

El juez presidente la corte de apelación no es competente para conocer de una


demanda en suspensión en materia administrativa. La competencia que la Ley
13-07 sobre el Tribunal Superior Administrativo confiere en materia
municipal a los juzgados de primera instancia distintos a los del Distrito
Nacional y la provincia de Santo Domingo, en atribuciones civiles, constituye
una competencia excepcional que no puede extenderse a las cortes de
apelación, no solo porque dicho texto legal establece claramente que los
juzgados apoderados en materia municipal deciden en instancia única, sino
también porque la competencia de los tribunales para conocer asuntos
administrativos tiene un carácter extraordinario, por lo que las disposiciones
legales que la rigen deben ser interpretadas de manera estricta. SCJ, 1.ª Sala,
21 de agosto de 2013, núm. 55, B. J. 1233; 14 de agosto de 2013, núm. 35, B.
J. 1233.

El juez de los referimientos no es competente para conocer de una demanda


en suspensión de una resolución administrativa dictada por la
Superintendencia de Electricidad. Se trata de una incompetencia de atribución
que puede ser suplida de oficio, aun en grado de apelación, conforme al
artículo 20 de la Ley 834 de 1978. El artículo 111 de la Ley 834 de 1978,
según el cual “los poderes del presidente del tribunal de primera instancia
previstos en los dos artículos precedentes se extienden a todas las materias
cuando no exista procedimiento particular de referimiento”, se debe
interpretar en el sentido de que se refiere exclusivamente a la materia civil,
que es donde se encuentra el campo de acción del juez de los referimientos,
puesto que cuando el legislador ha extendido esa competencia, lo ha
consagrado expresamente, como ha sido el caso de la materia laboral, en
virtud de los artículos 666 al 668 del Código de Trabajo, y en otras materias.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 11, B. J. 1233.

Es incompetente el juez de referimiento para ordenar medidas que no tienen


carácter provisional, sino definitiva. En la especie, se solicitó en referimiento
el levantamiento de una oposición a la entrega de un cheque hecha en manos
de un tercero, para decidir lo cual era necesario determinar si quienes
solicitaban el levantamiento tenían o no calidad para ello, valoración esta que
necesariamente conllevaría estatuir sobre aspectos extraños a las medidas,
que deben ser decididas por el juez apoderado del fondo del asunto y que
escapan, por tanto, a los poderes del juez de los referimiento, cuya
competencia se limita a emitir medidas de carácter provisional sujetas a la
comprobación de la existencia de ciertas condiciones, tales como la urgencia,
la ausencia de contestación seria, la existencia de un diferendo o de una
turbación manifiestamente ilícita y un daño inminente, no así a la
comprobación de cuestiones de fondo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
núm. 81, B. J. 1216.
El juez de los referimientos no debe dirimir asuntos que impliquen la
determinación del verdadero propietario de un bien ni derechos sucesorios, lo
cual incumbe solamente a los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de
2012, núm. 17, B. J. 1215; 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2003, núm. 9, B. J.
1116, pp. 95-100.

El juez de los referimientos no es competente para estatuir sobre la


competencia de los tribunales, aspecto cuyo conocimiento pertenece al juez
apoderado de lo principal. SCJ, 1.ª Sala, 3 de febrero de 2010, núm. 1, B. J.
1191.

El juez de los referimientos no es competente para conocer la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.

El juez de los referimientos no tiene competencia para estatuir respecto a la


suspensión de las disposiciones de carácter penal acordadas en una sentencia
dictada por un tribunal penal, que al mismo tiempo conoció, de manera
accesoria, aspectos civiles. Las atribuciones del juez de los referimientos se
limitan en ese caso a valorar si procede o no la suspensión del aspecto civil
fijado en el fallo impugnado. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 140,
B. J. 1215.
El juez de los referimientos no es competente, en principio, para conocer de
los incidentes del embargo inmobiliario, por ejemplo, de una demanda en
sobreseimiento. El embargo inmobiliario, en razón de su gravedad, está
regido por un procedimiento particular y se encuentra colocado bajo el
control del tribunal civil apoderado del embargo, el cual es competente para
conocer de las demandas que toquen el fondo del derecho de las partes, de las
que tienen su causa en el embargo y se refieren directamente a él, así como de
las que ejercen una influencia sobre su marcha o su solución y constituyen
verdaderos incidentes del embargo. En esta materia, es posible el uso del
referimiento en casos muy específicos previstos por la ley, tales como los
siguientes; a) la designación de un secuestrario de los inmuebles embargados,
b) la obtención de la autorización requerida para que los acreedores puedan
proceder a cortar y vender, en parte o totalmente, los frutos aún no
cosechados, c) si hay oposición a la entrega de la certificación en que conste
que el adjudicatario no ha justificado el cumplimiento de las condiciones
exigibles de la adjudicación y d) de manera general, según el artículo 734 del
Código de Procedimiento Civil, para tomar todas las medidas provisionales
necesarias para la conservación y administración del inmueble. SCJ, 1.ª Sala,
29 de agosto de 2012, núm. 72, B. J. 1221.
Comunicación de documentos

En materia de referimiento, por el carácter urgente de la demanda y de la


institución, solo procede la comunicación de los documentos cuando el juez
entienda que es necesario, o cuando, por la naturaleza del caso, considere que
no está suficientemente garantizado el derecho de defensa de una de las
partes. SCJ, 1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236.
Concepto

El referimiento es un procedimiento rápido y sencillo, de carácter


contencioso, mediante el cual se persigue que un juez ordene aquellas
medidas provisionales que la ley le permite, sin perjuicio de lo principal, a
través de una ordenanza ejecutoria de pleno derecho. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
agosto de 2012, núm. 70, B. J. 1221.

El referimiento es una institución jurídica que tiene como fundamento y


esencia la toma de decisiones provisionales y que no toquen el fondo de un
asunto, en aquellos casos de urgencia y cuando existan riesgos
manifiestamente graves que ameriten que se adopten las medidas
provisionales correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 57,
B. J. 1230.

El referimiento es una forma de proceso que la ley autoriza para obtener del
juez una decisión puramente provisional sobre una cuestión urgente. De ahí
que el presidente de la corte de apelación no pueda referirse a aspectos que
tocan el fondo del asunto al conocer de una demanda en suspensión de
ejecución. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 67, B. J. 1222.
Las ordenanzas de referimiento son decisiones provisionales dictadas en
forma contradictoria, que, en principio, no prejuzgan lo principal ni tienen
autoridad de cosa juzgada sobre lo principal. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre
de 2012, núm. 67, B. J. 1222.
Contestación seria

Según el artículo 109 de la Ley 834, el juez de los referimientos tiene la


facultad de ordenar, en los casos de urgencia, las medidas que no colidan con
ninguna contestación seria o que justifique la existencia de un diferendo, sin
importar que se trate de la ejecución provisional de una cláusula contractual.
La contestación seria solo constituye un obstáculo a los poderes del juez de
los referimientos si la medida solicitada implica resolver una cuestión de
fondo para justificarla. La ejecución provisional ordenada de la cláusula
cuarta de un contrato de distribución, cuya resolución ha sido demandada, no
configura la contestación seria requerida por el artículo 109, ya que dicha
decisión ha sido tomada sin perjuicio de lo que le compete decidir a los
jueces del fondo sobre la acción en resolución del contrato y daños y
perjuicios. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 51, B. J. 1240.

No configura una contestación seria la inscripción de una hipoteca judicial


definitiva sobre un inmueble, cuya validez se discute ante los jueces de
fondo, puesto que no está revestida de una gravedad tal que ponga en peligro
los eventuales derechos que puedan provenir de la demanda en nulidad. SCJ,
1.ª Cám., 19 de diciembre de 2001, núm. 3, B. J. 1093, pp. 50-57.

La contestación seria a la que hace alusión el artículo 109 de la Ley 834-78


debe ser considerada por el juez de los referimientos sobre la base del caso
concreto que le es sometido y no por el análisis de elementos extrínsecos a
este. SCJ, 1.ª Cám., 22 de agosto de 2007, núm. 3, B. J. 1161, pp. 278-290.
Daño inminente

Constituye un daño inminente que en un contrato de concesión el concedente


tenga que seguir despachando mercancías al concesionario sin que este se
encuentre obligado a cumplir la cláusula en el contrato que le obliga a
adquirir cantidades mínimas anuales del producto. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo
de 2014, núm. 51, B. J. 1240.
Efecto suspensivo

La demanda en referimiento en suspensión de ejecución no tiene efecto


suspensivo sobre la sentencia que se pretende suspender. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 31, B. J. 1227; 1.ª Cám., 23 de septiembre de 2009,
núm. 38, B. J. 1186.

El juez de los referimientos no puede ordenar una suspensión de la ejecución


de la sentencia mientras se realiza una comunicación recíproca de
documentos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 31, B. J. 1227.
Ejecutoriedad de la ordenanza en referimiento
Conforme al artículo 105 de la Ley 834 de 1978, las ordenanzas de
referimiento son ejecutorias provisionalmente de pleno derecho. SCJ, 1.ª
Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 203, B. J. 1215.
Embargo inmobiliario

El embargo inmobiliario está colocado bajo el control del tribunal civil,


mediante un procedimiento particular, por lo que de una forma general, el
juez de los referimientos es, en principio, incompetente para conocer de todas
las excepciones promovidas por el embargado o por los terceros que toquen
el fondo del derecho de las partes, de las que tienen su causa en el embargo y
se refieren directamente a él, así como de las que ejercen una influencia sobre
su marcha o su solución y constituyen verdaderos incidentes, con excepción
de algunos de estos que son propios de la falsa subasta. El hecho de que para
la introducción de los incidentes del embargo inmobiliario baste un simple
acto de abogado a abogado, como lo consagra el artículo 718 del Código de
Procedimiento Civil, permite interpretar que dicho texto legal ha señalado
implícitamente que la jurisdicción competente para conocer de una cuestión
como la de la especie (demanda en subrogación de la persecución) no es otra
que aquella que ha sido apoderada de la acción principal. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 16, B. J. 1236

El juez de los referimientos no es competente, en principio, para conocer de


los incidentes del embargo inmobiliario, por ejemplo, de una demanda en
sobreseimiento. El embargo inmobiliario, en razón de su gravedad, está
regido por un procedimiento particular y se encuentra colocado bajo el
control del tribunal civil apoderado del embargo, el cual es competente para
conocer de las demandas que toquen el fondo del derecho de las partes, de las
que tienen su causa en el embargo y se refieren directamente a él, así como de
las que ejercen una influencia sobre su marcha o su solución y constituyen
verdaderos incidentes del embargo. En esta materia, es posible el uso del
referimiento en casos muy específicos previstos por la ley, tales como los
siguientes; a) la designación de un secuestrario de los inmuebles embargados,
b) la obtención de la autorización requerida para que los acreedores puedan
proceder a cortar y vender, en parte o totalmente, los frutos aún no
cosechados, c) si hay oposición a la entrega de la certificación en que conste
que el adjudicatario no ha justificado el cumplimiento de las condiciones
exigibles de la adjudicación y d) de manera general, según el artículo 734 del
Código de Procedimiento Civil, para tomar todas las medidas provisionales
necesarias para la conservación y administración del inmueble. SCJ, 1.ª Sala,
29 de agosto de 2012, núm. 72, B. J. 1221.
Fianza judicatum solvi

No procede la fianza judicatum solvi en materia de referimiento. SCJ, 1.ª


Cám., 26 de agosto de 2009, núm. 53, B. J. 1185.
Impugnación (le contredit)

Según el artículo 26 de la Ley 834 de 1978, la impugnación no es aplicable


en materia de referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 142, B.
J. 1232; 1.ª Cám., 19 de enero de 2005, B. J. 1130, pp. 67-72; 16 de mayo de
2001, núm. 5, B. J. 1086, pp. 117-122.

Si se ejerce el recurso del contredit contra una ordenanza de referimiento, no


siendo aplicable dicho recurso a la jurisdicción de los referimientos, la corte
apoderada por la vía de la impugnación permanecerá apoderada y el asunto se
juzgará e instruirá de acuerdo con las reglas de reglas aplicables a la
apelación, en aplicación del artículo 27 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala,
24 de julio de 2013, núm. 142, B. J. 1232; 1.ª Cám., 17 de diciembre de
2008, núm. 40, B. J. 1177, pp. 409-414; 19 de enero de 2005, B. J. 1130, pp.
67-72.
Juez de los referimientos no conoce el fondo del asunto

El juez de los referimientos no puede dar solución a una controversia de


fondo como la suscitada en una litis sobre una deuda por concepto del
impago de cuotas de mantenimiento de condominio, toda vez que esto
implicaría la ponderación de las obligaciones que emanan del contrato de
venta condicional de inmuebles suscrito entre las partes, lo que constituye
una cuestión de fondo que escapa al control del juez de los referimientos y
que debe dirimirse ante el juez competente para conocer del fondo de la litis o
bien ante el tribunal arbitral, según corresponda. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de
2013, núm. 57, B. J. 1230.

Excede el límite de sus atribuciones el juez de referimiento al cual se le


solicita la suspensión de una sentencia de adjudicación y realiza
comprobaciones de cuestiones de fondo, como es el haber juzgado que la
sentencia de adjudicación no era susceptible de apelación por no haber
decidido en su dispositivo ningún incidente del embargo y que, por tanto,
solo podía ser atacada por una demanda principal en nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 4
de abril de 2012, núm. 28 B. J. 1217.

El juez de los referimientos no puede ordenar una experticia caligráfica sobre


unos documentos depositados con ocasión de una demanda en suspensión de
ejecución de sentencia, puesto que dicha medida toca aspectos relativos al
fondo del recurso de apelación del cual se encuentra apoderada la corte. SCJ,
1.ª Sala, 26 de mayo de 2010, núm. 35, B. J. 1194.

Excede el límite de sus atribuciones el juez de referimiento al cual se le


solicita el secuestro de varios inmuebles determinar, de manera expresa,
quiénes son los propietarios de los inmuebles objeto de la litis. SCJ, 1.ª Cám.,
7 de octubre de 2009, núm. 4, B. J. 1187.

El juez de los referimientos que estatuye ordenando la suspensión de


ejecución de una sentencia no puede, simultáneamente, retener el
conocimiento del fondo de la demanda y ordenar una comunicación de
documentos, puesto que ya ha decidido sobre el aspecto vital de su
apoderamiento. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137,
pp. 326-330.
La ordenanza del juez presidente de la corte de apelación que estatuye, en
atribuciones de referimiento, sobre la suspensión de ejecución de una
sentencia no puede tener ninguna influencia o imponerse a la convicción de
los jueces que diriman el recurso de apelación del que están apoderados. SCJ,
1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-171.

El referimiento ha experimentado una evolución considerable a partir de las


reformas introducidas por la Ley 834 de 1978. A resultas de ello, el principio
que prohíbe al juez de los referimientos conocer del fondo del asunto
principal se ve atenuado cuando al juez de los referimientos se le obliga a
apreciar la magnitud de un daño o una turbación ilícita. SCJ, 1.ª Sala, 19 de
abril de 2013, núm. 92, B. J. 1229; 26 de mayo de 2010, núm. 35, B. J. 1194;
1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 4, B. J. 1187.
Menores

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, tiene competencia para prescribir sin retardo todas las medidas
pertinentes a fin de impedir perjuicios irreparables en detrimento de los
menores, cuando existan las circunstancias previstas en el artículo 140 de la
Ley 834 de 1978, pese a la disposición del artículo 94 de la Ley 136-03, que
establece que, en caso de cambio de régimen de guarda o separación de
hecho, será competente el juez de lo civil del Tribunal de Niños, Niñas y
Adolescentes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, números 35 y 36, B. J.
1222.
Ordenanza del juez de los referimientos

Al ser el juez de los referimientos juez de lo provisional, para decidir


correctamente el asunto que le es sometido, debe colocarse al día en que
estatuye, contrario a lo que sucede con los jueces del fondo, quienes deben
colocarse en la época en que fueron apoderados. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de
2013, núm. 92, B. J. 1229.
Petit référé

El petit référé no existe en el actual ordenamiento jurídico procesal


dominicano. El juez de los referimientos no puede disponer de forma
inmediata medidas urgentes y provisionales para luego revisarlas en una
nueva audiencia denominada "el fondo del referimiento". El único
"referimiento al fondo", designado como tal por la doctrina y la práctica, es el
de las instancias interpuestas en la forma de referimiento que tienden a
obtener una decisión sobre lo principal, distinta a aquellas que tienen carácter
meramente provisional. De ahí que cuando el juez de los referimientos adopte
una decisión sur le champ provisional en condiciones de rapidez, acogiendo o
rechazando la medida solicitada, esa decisión, que no tiene autoridad de cosa
juzgada en cuanto a lo principal, no puede ya ser modificada ni renovada por
el mismo juez, salvo nuevas circunstancias. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de
2012, núm. 44, B. J. 1214; 1.ª Cám., 21 de diciembre de 2005, núm. 13, B. J.
1141, pp. 211-218; 9 de octubre de 2002, núm. 20, B. J. 1103, pp. 175-181;
17 de abril de 2002, núm. 13, B. J. 1097, pp. 188-196.
Querella

La existencia de una querella penal no implica la suspensión o


sobreseimiento de una demanda en referimiento. Esto así por la naturaleza
misma del referimiento, el cual es una institución que no prejuzga el fondo,
cuyo fin es obtener una medida provisional. El referimiento en el que se
solicita el levantamiento de una oposición que pesa sobre unas sumas de
dinero no afecta ni colide con cualquier decisión que pueda arribarse ante la
jurisdicción represiva en un sentido u otro. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de
2011, núm. 18, B. J. 1213.
Publicidad de las ordenanzas de referimiento
En caso de urgencia, el juez de los referimientos puede dictar ordenanza en
cualquier momento o ubicación, aun en su despacho; no está obligado a
pronunciar sus ordenanzas en audiencia pública, según se deduce de una
interpretación extensiva del artículo 102 de la Ley 834 de 1978, que establece
que, si el caso requiere celeridad, el juez de los referimientos puede citar a
hora fija aún los días feriados o de descanso, sea en la audiencia, sean en su
domicilio con las puertas abiertas. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm.
26, B. J. 1181.
Producción forzada de documentos

El juez de los referimientos está facultado para ordenar la entrega de un


documento como medida preventiva y a fin de que cese una turbación
manifiestamente ilícita, siempre que queden establecidas los hechos de la
turbación y la urgencia, y que no exista necesidad de dirimir ningún aspecto
del fondo de la contestación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B.
J. 1240.

El juez de los referimientos puede ordenar a una clínica, bajo pena de


astreinte, la entrega de una copia certificada del historial clínico de un
paciente. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre de 2010, núm. 2, B. J. 1200.
En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 31, B. J.
1184.
Recursos contra las ordenanzas de referimiento

La decisión dictada por un juez del primer grado de jurisdicción en funciones


de referimiento es susceptible, en primer lugar, del recurso de apelación,
como lo establece la Ley 834 de 1978, no del recurso de casación, que solo
procede cuando la decisión ha sido dictada en última o única instancia, como
dispone la Ley de Casación. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre de 2011, núm.
28, B. J. 1212.

Las apelaciones de las ordenanzas de referimiento dictadas por el tribunal de


primera instancia le corresponde a la corte de apelación y no a su presidente.
Los poderes del presidente de la corte de apelación, en materia de
referimiento, tienen un carácter excepcional. SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de
2012, núm. 179, B. J. 1215; 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 33, B. J.
1184, pp. 391-396.

El recurso de apelación contra una ordenanza en referimiento debe ser


interpuesto dentro del plazo de quince días a partir de su notificación. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 66, B. J. 1215.

Las ordenanzas en referimiento son susceptibles de ser recurridas en


casación. SCJ, 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 18, B. J. 1233.

Las ordenanzas en referimiento no son susceptibles de ser recurridas en


oposición. SCJ, 3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 18, B. J. 1233.

La regla del artículo 106 de la de la Ley 834 de 1978, que suprime el recurso
de oposición en materia de referimiento, es aplicable tanto para la decisión de
primer grado como para la de segundo grado, ya que, de regir en la alzada las
reglas procesales ordinarias, se desnaturalizaría la naturaleza de dicho
procedimiento excepcional y se disminuiría su eficacia como vía para obtener
medidas urgentes. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm. 70, B. J. 1221.

La ordenanza en referimiento dictada por el presidente del juzgado de


primera instancia que suspende la ejecución provisional de una sentencia del
juzgado de paz no es susceptible de apelación, sino solo de casación. SCJ, 1.ª
Cám., 2 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145.
La impugnación (contredit) no es aplicable en materia de referimiento. SCJ,
1.ª Cám., 19 de enero de 2005, núm. 3, B. J. 1130, pp. 67-72; 16 de mayo de
2001, núm. 5, B. J. 1086, pp. 117-122.

Las ordenanzas dictadas por el presidente de la corte de apelación sobre la


suspensión de ejecución de un laudo arbitral no son recurribles en casación,
conforme al artículo 40.4 de la Ley 489-08 sobre Arbitraje Comercial. SCJ,
1.ª Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 2, B. J. 1236; 19 de abril de 2013,
núm. 86, B. J. 1229.
Referimiento ante la jurisdicción inmobiliaria

Según el artículo 53 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario y el artículo


168 del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original, las ordenanzas en referimiento dictadas por los jueces de tierras son
recurribles ante el tribunal superior de tierras correspondiente. El plazo para
recurrir las medidas dictadas en referimiento es de quince días contados a
partir de la notificación de la decisión. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de
2013, núm. 4, B. J. 1236.

El presidente del tribunal superior de tierras tiene las mismas facultades


previstas para el juez de lo civil en los artículos 140 y 141 de la Ley 834 de
1978. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 4, B. J. 1236.

Una parte que se considera afectada por una decisión dictada en referimiento
puede recurrir en apelación aun cuando la decisión no le haya sido notificada
y el plazo para recurrirla no haya empezado a transcurrir. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
noviembre de 2013, núm. 4, B. J. 1236.

El órgano competente para decidir en referimiento sobre la suspensión de


ejecución de una sentencia en materia inmobiliaria es el presidente del
tribunal superior de tierras que corresponda y no el pleno de dicho tribunal.
SCJ, 3.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 50, B. J. 1219.

La ordenanza en referimiento dictada por el presidente del tribunal superior


de tierras sobre la suspensión de la ejecución de una sentencia no tiene el
carácter de una sentencia preparatoria ni de una cautelar o conservatoria.
Puede, por tanto, ser recurrida en apelación ante el tribunal superior de
tierras. SCJ, 3.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 50, B. J. 1219.
Referimiento provisión

Según el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, el juez de los referimientos


puede disponer en referimiento una garantía en provecho de un acreedor, en
caso de urgencia y si su acreencia no está seriamente contestada. SCJ, 1.ª
Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 7, B. J. 1177, pp. 173-180.

No es posible utilizar el referimiento provisión para obtener una garantía en


provecho de un cónyuge respecto de sus derechos en la comunidad
matrimonial de bienes, ya que los esposos no son, por regla general,
acreedores de la comunidad, ni aun entre sí. SCJ, 1.ª Cám., 3 de diciembre de
2008, núm. 7, B. J. 1177, pp. 173-180.
Sobreseimiento

Debido al carácter de celeridad de la demanda en referimiento, no procede su


sobreseimiento por la interposición de un recurso, puesto que desnaturalizaría
el carácter urgente y provisional de la demanda. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de
2009, núm. 12, B. J. 1181.

La existencia de una querella penal no implica la suspensión o


sobreseimiento de una demanda en referimiento, por la naturaleza misma del
referimiento, el cual es una institución que no prejuzga el fondo, ya que su fin
es obtener una medida provisional. El referimiento en el que se solicita el
levantamiento de una oposición que pesa sobre unas sumas de dinero no
afecta ni colide con cualquier decisión que pueda arribarse ante la
jurisdicción represiva en un sentido u otro. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de
2011, núm. 18, B. J. 1213.
Suspensión de ejecución de ordenanza

Las ordenanzas de referimiento pueden ser suspendidas en su ejecución por el


presidente de la corte de apelación, en virtud de los artículos 140 y 141 de la
Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 20, B. J. 1235;
12 de diciembre de 2012, núm. 23, B. J. 1225; 26 de septiembre de 2012,
núm. 67, B. J. 1222; 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 12, B. J. 1181; 23 de
agosto de 2006, núm. 10, B. J. 1149, pp. 232-237; 14 de diciembre de 2005,
núm. 6, B. J. 1141, pp. 168-173; 31 de agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137,
pp. 326-330; 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188; 31 de
octubre de 2001, núm. 14, B. J. 1091, pp. 223-229.

El recurso de casación suspende la ejecución de las ordenanzas de


referimiento y de las sentencias de segundo grado que han sido declaradas
ejecutorias provisionalmente. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19,
B. J. 1199.
Turbación manifiestamente ilícita

La noción de turbación manifiestamente ilícita implica la existencia de un


atentado o perjuicio, de hecho o de derecho, a los intereses de una persona,
cuya ilicitud sea evidente. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 8, B. J.
1235.

El juez de los referimientos es un juez de los hechos; posee amplios poderes,


conforme el artículo 110 de la Ley 834 de 1978, para prescribir las medidas
que se correspondan conforme a los hechos que este pueda comprobar y así
poder conjurar un daño. SCJ, 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21, B. J.
1228.

Procede descartar la existencia de una turbación manifiestamente ilícita desde


el momento en que existe una contestación seria sobre los derechos de las
partes involucradas en la contestación. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013,
núm. 8, B. J. 1235.

Cuando la proveedora de servicio telefónico suspende dicho servicio


justificándose en el alegado incumplimiento de la obligación de pago
asumida por el usuario, dicha suspensión no puede constituir una turbación
manifiestamente ilícita, sin importar la real situación crediticia del cliente,
puesto que esta actuación se enmarca dentro de las prerrogativas
contractuales que vinculan a las partes y, además, porque la comprobación de
su exactitud constituye un aspecto de fondo que escapa a los poderes del juez
de los referimientos. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 8, B. J. 1235.

Los hechos que constituyen la turbación manifiestamente ilícita son


valorados soberanamente por el juez de los referimientos, quien debe
determinar la seriedad del asunto ventilado y de la contestación existente.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 25, B. J. 1240.

Las circunstancias que caracterizan un daño inminente están sujetas a la


apreciación soberana del juez de los referimientos y, por tanto, quedan ajenos
al control casacional. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B. J.
1240.
Constituye una turbación manifiestamente ilícita el hecho de que una empresa
distribuya en la República Dominicana un producto cuyos derechos de
distribución pertenecen, de manera exclusiva, a otra empresa, aunque la
primera empresa y el concedente impugnen la validez del contrato que otorgó
a las empresas derechos exclusivos de distribución. SCJ, 1.ª Sala, 28 de
octubre de 2009, núm. 44, B. J. 1187.

No constituye una turbación manifiestamente ilícita la notificación a un


deudor de dos mandamientos de pago, basados en la existencia de sendos
pagarés notariales, a fines de embargo ejecutivo, cuyo procedimiento
pretende el deudor suspender en referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de
2014, núm. 25, B. J. 1240.

El juez de los referimientos está facultado para ordenar la entrega de un


documento como medida preventiva y a fin de que cese una turbación
manifiestamente ilícita, siempre que queden establecidas los hechos de la
turbación y la urgencia, y que no exista necesidad de dirimir ningún aspecto
del fondo de la contestación. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 41, B.
J. 1240.
Urgencia

La urgencia es el carácter que presenta un estado de hecho capaz de ocasionar


un perjuicio irreparable si no se le pone remedio a breve plazo. SCJ, 1.ª Sala,
20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Una demanda en designación de administrador judicial incoada tres años


después de la muerte del mayor accionista de una sociedad no excluye la
posibilidad de que exista urgencia. Los hechos que configuran la urgencia en
el caso de sociedades comerciales o de una herencia pueden surgir a medida
que surjan cuestiones de administración y comportamientos no conocidos.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

No se requiere ni urgencia ni peligro en la demora para la aplicación del


artículo 139 de la Ley 834 de 1978, que dispone que solo el presidente de la
corte puede acordar la ejecución provisional si esta no ha sido solicitada en
primera instancia o si, habiéndolo sido, el juez haya omitido estatuir. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 88, B. J. 1230.

La urgencia es una cuestión de hecho de la apreciación soberana del juez de


los referimientos. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm. 1, B. J. 1183.
REFORMA AGRARIA

El agricultor a quien el Instituto Agrario Dominicano asigna una parcela se


beneficia del acceso a la propiedad de esta, cuya titularidad formal definitiva
se verificará una vez que el IAD cumpla con las exigencias registrales
establecidas. La promoción de la reforma agraria y la integración de forma
efectiva de la población campesina al desarrollo nacional es un objetivo
principal de la política social del Estado, como se establece en el artículo 51,
numeral 3 de la Constitución. TC/0036/12, 15 de agosto de 2012.

Los parceleros asentados por el Instituto Agrario Dominicano a título de


asignación provisional son poseedores precarios que no reúnen los requisitos
previstos en el artículo 2229 del Código Civil y, por tanto, no pueden ser
tomados en cuenta para adquirir por prescripción las propiedades que
ocupan. SCJ, 3.ª Cám., 4 de febrero de 2009, núm. 10, B. J. 1179.
REGÍMENES MATRIMONIALES

V. también comunidad legal de bienes, matrimonio.

La prohibición de venta entre esposos establecida en el artículo 1595 del


Código Civil afecta a todo hombre y mujer unidos en matrimonio,
independientemente del régimen patrimonial elegido, sea el régimen legal de
la comunidad de bienes o cualquiera de los regímenes convencionales
previstos en nuestra legislación, incluyendo el régimen de separación de
bienes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 31, B. J. 1240; 26 de
febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239.
REGISTRO CIVIL

Los artículos 13 y 41 de la Ley 2334 de 1885, sobre Registro de los Actos


Civiles, Judiciales y Extrajudiciales, coliden de manera frontal con el derecho
a la ejecución de las sentencias por parte de los ciudadanos, al requerir el
pago de una suma de dinero que resulta desproporcional con el servicio que
se presta. Se declara no conforme con la Constitución de la República el
derecho proporcional previsto en dicha Ley y, de manera específica, se
declaran no conformes con la Constitución los artículos 13, 15, 16, 17, 20,
21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 31, 32 y 42 de la Ley 2334 de 1885. Las
sentencias de los tribunales o juzgados y de la Suprema Corte de Justicia solo
deberán ser sometidas a la formalidad del registro cuando adquieran el
carácter de ejecutoriedad. Se difieren los efectos de la inconstitucionalidad al
1 de enero de 2017. TC/0339/14, 22 de diciembre de 2014.

El requisito de registro civil es exigido únicamente en los actos bajo firma


privada a fin de que, sin que esto afecte su validez entre las partes, adquieran
fecha válida contra los terceros. Dicho requisito ni es exigido a fines de
validez ni le otorga autenticidad a una sentencia, la cual como acto
jurisdiccional emanada de un tribunal, cuando ha sido rendida de
conformidad con las formalidades prescritas por la ley, es un acto auténtico y,
por lo tanto, se impone no solamente a las partes litigantes, sino también a
todos los otros órganos del poder público, sin necesidad de que se registre
para ser admitida como medio de prueba válido ante los tribunales de justicia.
El registro en estos casos es una formalidad puramente fiscal. SCJ, 1.ª Sala,
16 de mayo de 2012, núm. 27, B. J. 1218; 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm.
9, B. J. 1169, pp. 129-130; 4 de febrero de 2002, núm. 2, B. J. 1119, pp. 76-
82.

La notificación de una sentencia no registrada hace correr el plazo de


apelación. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 16, B. J. 1169, pp. 184-
185.

No procede declarar el recurso de apelación inadmisible por el solo hecho de


que la copia certificada depositada por el recurrente no haya sido registrada.
SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
El hecho de que un acto de alguacil no esté registrado no impide que los
jueces ponderen su contenido, especialmente si ninguna de las partes ha
cuestionado su autenticidad. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm.
29, B. J. 1222.

La falta de registro de un acto de alguacil no implica su nulidad, puesto que


la ley no la dispone. La única sanción recae sobre el alguacil, quien queda
sujeto al pago de una multa. SCJ, 1.ª Sala., 19 de agosto de 2010, núm. 38, B.
J. 1185; 1.ª Cám., 4 de febrero de 2004, núm. 2, B. J. 1119, pp. 76-82.
REGISTRO DE TÍTULOS

El Registro de Títulos, como órgano de la jurisdicción inmobiliaria, se rige


por la ley que crea dicha jurisdicción y los reglamentos que la complementan;
por tanto, quien alegue que una inscripción hipotecaria ha sido cancelada
irregularmente debe apoderar a los órganos de la jurisdicción inmobiliaria
correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 26 de junio de 2013, núm. 211, B. J. 1231.

Es obligación de todo registrador de título examinar la regularidad de los


actos traslativos o constitutivos de derecho de propiedad que le son sometidos
antes de proceder a su inscripción. SCJ, 3.ª Cám., 2 de julio de 2008, núm. 5,
B. J. 1172, pp. 724-732.

El registrador de títulos, al ejercer la función calificadora no está facultado


para presumir aquello que no está expresamente consignado en los
documentos presentados, según lo establece el artículo 50 del Reglamento de
Registros de Títulos. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 4, B. J. 1231.

Cualquier error en la designación catastral del inmueble constituye un error


relevante que da lugar al rechazo definitivo de la inscripción, conforme al
artículo 58 del Reglamento de Registros de Títulos. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio
de 2013, núm. 4, B. J. 1231.

La omisión por parte del registrador de títulos de hacer constar en el


certificado de título o carta constancia que ampara un inmueble una oposición
constituye una falta que no puede perjudicar al tercero que compra dicho
inmueble, siendo de buena fe. SCJ, 3.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm 25,
B. J. 1142, pp. 982-991.

El registrador de títulos no está facultado por la ley para proceder a la


radiación de una hipoteca ya inscrita excepto cuando se le ordene por
sentencia o se le requiera por acuerdo entre las partes, conforme al artículo
2160 del Código Civil. SCJ, 3.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 17, B. J.
1113, pp. 761-768.

El hecho de que uno de los jueces del tribunal superior de tierras que conoce
de una litis haya sido el registrador de títulos que inscribió los actos objetos
de una litis no es causa de inhibición. SCJ, 3.ª Sala, 14 de marzo de 2012,
núm. 35, B. J. 1216.
REGISTRO INMOBILIARIO

V. jurisdicción inmobiliaria, principio de prioridad registral.


REGISTRO MERCANTIL

V. también sociedades comerciales.

Según el artículo 2 de la Ley número 3-02, sobre Registro Mercantil, el


registro mercantil es público y obligatorio, tiene carácter auténtico y es
oponible a terceros. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de 2011, núm. 9, B. J.
1212.

La falta de inscripción de una sociedad comercial en el Registro Mercantil no


implica su inexistencia. El artículo 23 de la Ley 3-02 sobre Registro
Mercantil, al imponerle la multa como sanción al incumplimiento a la
obligación de inscripción, le reconoce implícitamente personería jurídica
propia. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 4, B. J. 1225; 31 de
agosto de 2011, núm. 35, B. J. 1209; 19 de noviembre de 2008, núm. 28, B. J.
1176, pp. 277-283.

El hecho de que una sociedad no tenga el registro mercantil al momento de


contratar no está sancionado con la nulidad del contrato. SCJ, 3.ª Sala, 18 de
mayo de 2011, núm. 21, B. J. 1206.

El hecho de que una sociedad formada antes de la promulgación de la Ley 3-


02 de Registro Mercantil no cumpla con la obligación de presentar su
solicitud de inscripción ante la Cámara de Comercio y Producción
correspondiente no significa que la sociedad se ha extinguido. SCJ, 1.ª Cám.,
19 de noviembre de 2008, núm. 28, B. J. 1188.

El mandato aparente no existe a menos que haya inducido a error al


contratante que así lo invoca, para lo cual es necesario que quien lo alega
haya sido engañado de una manera que le hubiese sido imposible constatar la
correcta calidad de la parte con la que está contratando; no basta con que
haya realizado la convención de buena fe. En la especie, el supuesto error al
contratar no es invencible, puesto que la información que indica que fue
engañado es de dominio público, ya que consta en el Registro Mercantil.
Según el artículo 2 de la Ley 3-02 sobre Registro Mercantil, “el registro
mercantil es público y obligatorio, tiene carácter auténtico, como valor
probatorio y oponible a terceros”. SCJ, 1.ª Sala, 9 de noviembre de 2011,
núm. 9, B. J. 1212.
REINTEGRANDA

V. acciones posesorias.
REIVINDICACIÓN

Cualquier tercero tiene calidad para reivindicar mediante la aplicación de la


Ley de Confiscaciones los bienes de su propiedad que fueron escamoteados
por un miembro de la familia Trujillo Molina o sus parientes, hasta el cuarto
grado, o sus afines, hasta el tercer grado. SCJ, 1.ª Cám., 24 de abril de 2002,
núm. 23, B. J. 1097, pp. 271-280.

La demanda en nulidad de venta y reivindicación de un inmueble tiene un


carácter inequívocamente personal, proveniente de una relación contractual
entre las partes, siempre que no persiga la anulación, alteración o
modificación de un derecho registrado. SCJ, 1.ª Cám., 23 de junio de 2004,
núm. 16, B. J. 1123, pp. 229-234.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la demanda en nulidad


que pone en juego un derecho real inmobiliario, al tener dicha acción un
carácter mixto, cuya decisión corresponde al tribunal de tierras si el objeto de
la demanda va encaminado a reivindicar para el patrimonio de una persona
derechos reales inmobiliarios. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 8, B. J.
1229; 1.ª Cám., 11 de mayo de 2005, núm. 6, B. J. 1134, pp. 77-83; 3.ª Cám.,
4 de junio de 2008, núm. 1, B. J. 1171, pp. 591-601.
RELACIÓN DE HECHO

V. concubinato, comunidad legal de bienes.


RELATIVIDAD DE LOS CONTRATOS

V. contrato.
REMESAS

La obligación de entrega que se deriva de un contrato de remesa es una


obligación de resultado. Incurre en responsabilidad la compañía remesadora
si la caja que ha entregado al destinatario aparece “tirada en la nieve y bajo
lluvia, perforada en diferentes lugares” en la marquesina de la casa donde
dónde debió ser entregada. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2008, núm. 5, B. J.
1172, pp. 214-223.
RENDICIÓN DE CUENTAS

La demanda en rendición de cuentas es una acción personal de la


competencia exclusiva de los tribunales de derecho común. SCJ, 1.ª Sala, 3
de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.

No es necesario la prestación de fianza para ordenar la ejecución provisional


en asuntos de rendición de cuentas, en aplicación del artículo 130.8 de la Ley
834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 3, B. J. 1
RENOVACIÓN DE INSTANCIA

V. también interrupción de instancia.

La muerte del demandado no hace inadmisible la demanda, sino que da lugar


al procedimiento de renovación de instancia, el cual tiene como objeto
primordial evitar la indefensión judicial de los herederos de la parte fallecida.
De ahí que la ley consagre, como núcleo de la tutela judicial efectiva, que
todos los procedimientos efectuados después de la notificación de la muerte
de una de las partes serán nulos, conforme disponen los artículos 344 al 349
del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm.
55, B. J. 1240; 28 de marzo de 2012, núm. 104, B. J. 1216.

La renovación de instancia se ha establecido en interés de los herederos de la


persona fallecida. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 55, B. J. 1240;
28 de marzo de 2012, núm. 104, B. J. 1216.

La exigencia de la notificación del fallecimiento y el emplazamiento en


renovación de instancia, a que se refiere el artículo 344 del Código de
Procedimiento Civil, no solo tiene como finalidad hacer de conocimiento de
la contraparte el hecho de la muerte de la otra parte, sino, además, que, como
nuevos actores procesales, los herederos de la parte fallecida deben demostrar
que reúnen las condiciones exigidas para el ejercicio de la acción en justicia,
la cual puede ser discutida por la contraparte. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 55, B. J. 1240; 25 de mayo de 2011, núm. 36, B, J. 1206.

En la renovación de instancia por causa de muerte, es obligación de los


herederos aportar las pruebas de su calidad, toda vez que la regularidad de la
demanda incidental en renovación de instancia se establecerá a partir del
momento en que quien la interpone justifique su calidad de continuador
jurídico con rango útil para actuar en sustitución de su causante. SCJ, 1.ª
Sala. 25 de mayo de 2011, núm. 36, B, J. 1206.

El medio de inadmisión basado en la falta de calidad de los supuestos


herederos puede ser interpuesto en cualquier estado de causa. SCJ, 1.ª Sala,
25 de mayo de 2011, núm. 36, B, J. 1206.
El procedimiento de renovación de instancia procede solo en aquellos casos
en que el accionante fallece después de iniciada la instancia y no cuando la
demanda se ha hecho a nombre de una persona fallecida, que no tiene ya
personalidad jurídica. SCJ, 1.ª Sala, 25 de mayo de 2011, núm. 36, B, J. 1206.

La renovación de instancia diligenciada a nombre de una persona fallecida


está viciada de una nulidad de fondo que no es susceptible de ser cubierta.
Esta nulidad, de orden público, debe ser declarada de oficio por el juez y
acarrea la anulación de todo el procedimiento subsecuente. SCJ, 1.ª Sala, 19
de febrero de 2014, núm. 50, B. J. 1239.

Una persona fallecida no puede ejercer una acción o un recurso. Solo cuando
el fallecimiento ocurre después de haberse ejercido la acción o el recurso
puede la instancia ser continuada por sus herederos. El recurso interpuesto
por una persona fallecida es inexistente y no puede ser renovado o
continuado por sus herederos. Estos deberán interponer el recurso en su
calidad de herederos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 41, B. J. 1219;
23 de marzo de 2011, núm. 39, B. J. 1204.

No hay lugar a la renovación de instancia si la muerte de la parte ocurre


cuando el asunto se encuentra en estado de recibir fallo. SCJ, 1.ª Cám., 20 de
octubre de 2004, núm. 9, B. J. 1127, pp. 228-240; 3.ª Cám., 6 de marzo de
2002, núm. 2, B. J. 1096, pp. 696-714.

La renovación de instancia es una cuestión inherente al poder discrecional de


apreciación de que disfrutan los jueces del fondo y que escapa al control
casacional, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª Cám.,13 de julio de 2005, núm.
11, B. J. 1136, pp. 147-159.

La renovación de instancia debe ser promovida voluntariamente por la parte


interesada en que no se produzcan las sanciones procedimentales previstas en
el artículo 344 del Código de Procedimiento Civil. Si por alguna
circunstancia imprevisible, el acto de renovación no resulta con los efectos
perseguidos, dicha parte debe abocarse al cumplimiento espontáneo y
oportuno de los requisitos que culminen con la debida renovación de
instancia, sin necesidad de esperar que el juez o la parte contraria le conceda
o le conmine a cumplir ese mandato legal. SCJ, 1.ª Cám., 13 de julio de 2005,
números 6 y 11, B. J. 1136, pp. 116-124 y 147-159.

Frente a la solicitud del abogado de la parte fallecida de la renovación de


instancia, para lo cual se ha solicitado un plazo de cinco días para presentar la
correspondiente acta de defunción, la corte debe acoger el pedimento y
ordenar que se proceda a depositar el acta de defunción para verificar el
hecho del fallecimiento, pues tras dicha desaparición física, los herederos
tienen la obligación de aportar a la corte las pruebas fehacientes relativas a su
parentesco con el finado. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 55, B. J.
1240.

Cuando una instancia se interrumpe por la ocurrencia de uno de los


acontecimientos enumerados limitativamente por el artículo 344 del Código
de Procedimiento Civil, las partes podrán retomar su curso siguiendo el
procedimiento reglamentado por los artículos 342 al 351 del mismo código.
SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 55, B. J. 1240.
REPLANTEO

El replanteo es una operación técnica que consiste en la verificación de


derechos existentes, conforme a informaciones previamente establecidas,
contenidas en un plano, mediante la marcación sobre el terreno de puntos
determinados, direcciones, linderos o el trazo de edificios, a fin de permitir
determinar su posición, dimensión e identificación, y comprobar si existe una
superposición o solapamiento entre inmuebles colindantes. SCJ, 3.ª Sala, 31
de enero de 2014, núm. 50, B. J. 1238.
Los jueces del fondo son soberanos para apreciar el valor de las pruebas que
les son presentadas, incluyendo las relativas al replanteo de un terreno. SCJ,
3.ª Cám., 2 de noviembre de 2005, núm. 5, B. J. 1140, pp. 1611-1617.

En el ámbito de sus facultades de soberana apreciación, el tribunal puede


atribuir para fines de replanteo más valor al informe técnico realizado que a
las fotografías depositadas. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de 2014, núm. 50, B.
J. 1238.
REPRESENTACIÓN

V. abogados, calidad, capacidad, contrato de concesión, mandato,


sociedades comerciales.
RESERVA HEREDITARIA

V. también sucesión, testamento.

Son conformes a la Constitución de la República los artículos 913, 914, 915,


916, 917, 918, 919, 920, 921, 922, 923, 924, 925, 926, 927, 928, 929 y 930
del Código Civil dominicano, que establecen la reserva hereditaria. El
derecho de propiedad no tiene un carácter absoluto. El legislador tiene la
facultad de restringir el derecho de las personas de disponer libremente y de
forma gratuita de los bienes de su patrimonio, estableciendo la reserva
hereditaria, ya que la propia Constitución propende a la protección de la
familia contra las liberalidades excesivas que se puedan realizar a favor de
personas ajenas a la familia, lo cual, garantiza, a la vez, la igualdad relativa
entre los coherederos. TC/0221/14, 23 de septiembre de 2014.

Para calcular la reserva hereditaria y determinar si esta ha sido disminuida


por las liberalidades consentidas u otorgadas por el de cujus, se deben
evaluar, primero, los bienes que componían el patrimonio del difunto en el
momento de su muerte y deducir del total resultante el pasivo
correspondiente; y segundo, agregarle al monto neto de los bienes el valor de
los bienes donados entre vivos, de existir donaciones. Sobre esta suma se
calculará la reserva. SCJ, 3.ª Cám., 13 de noviembre de 2002, núm. 11, B. J.
1104, pp. 561-571.

Las donaciones hechas por contrato entre vivos o por testamento que excedan
la porción disponible son susceptibles de reducción hasta el límite de dicha
porción. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2001, núm.11, B. J. 1085, pp. 92-101.

La legítima hereditaria debe ser invocada por la parte interesada; no se trata


de una cuestión de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm.
23, B. J. 1227.
RESOLUCIÓN DE LOS CONTRATOS

V. contratos.
RESPONSABILIDAD CIVIL

V. también acción civil y acción penal, alquileres, calidad, caso fortuito,


causalidad, causas eximentes de responsabilidad civil, contratos, cláusulas
de limitación de responsabilidad, daños, daños materiales, daños morales,
daños (valoración), falta, falta de la víctima, fuerza mayor. Inmutabilidad
del proceso, responsabilidad civil contractual, responsabilidad civil
extracontractual, responsabilidad médica, responsabilidad por abuso de
derecho, responsabilidad por el hecho de las cosas inanimadas,
responsabilidad por el hecho personal, responsabilidad por el hecho de
otro, responsabilidad por el hecho de los productos defectuosos.
Concepto

La acción en responsabilidad civil es la actuación judicial que le confiere la


ley a la víctima de un daño a fin de obtener del responsable la reparación del
agravio sufrido. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 52, B. J. 1235.
Responsabilidad civil contractual y extracontractual

El derecho de demandar la rescisión de un contrato no excluye el ejercicio


por la víctima de una acción en responsabilidad civil delictual. La acción en
responsabilidad delictual se encuentra en estado subyacente en toda
responsabilidad civil contractual. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de
2005, B. J. 1135, núm. 2, pp. 17-44; 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082,
pp. 9-45.

Los hechos que constituyen la culpa o falta grave asimilables al dolo están
comprendidos dentro del ámbito de la responsabilidad civil delictual o
cuasidelictual, la cual se encuentra en estado subyacente en toda
responsabilidad civil contractual y que, por ser de orden público, no puede
ser descartada ni limitada previamente por las partes contratantes. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 169, B. J. 1215.

Cuando el banco comete una ligereza censurable que se traduce en mala fe,
como es el de negarse a desbloquear una cuenta de ahorros, pese a la
intimación que le fue notificada a ese fin, la responsabilidad no es contractual
sino delictual, la cual se encuentra en estado subyacente en toda
responsabilidad civil contractual. SCJ, 1.ª Sala, 29 de agosto de 2012, núm.
78, B. J. 1221.

La empresa que vende a otra un producto de fumigación agrícola defectuoso


no solo es responsable por los daños que la aplicación de dicho producto
ocasione en los predios agrícolas del comprador (responsabilidad
contractual), sino también por los daños causados a predios vecinos de la
propiedad de terceros (responsabilidad cuasidelictual). SCJ, 1.ª Cám., 20 de
junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 94-103.

La ejecución de una obligación contractual no puede dar lugar a la


responsabilidad civil delictual o cuasidelictual. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre
de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.

La responsabilidad delictual se diferencia conceptualmente de la contractual


en que la primera proviene de la comisión de un delito o de una negligencia o
imprudencia que se produce entre personas jurídicamente extrañas entre sí,
mientras que la segunda supone la existencia previa de una obligación
convenida entre las partes contratantes, que ha sido incumplida o violentada.
SCJ, 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm. 39, B. J. 1187, pp. 381-387; 10
de abril de 2002, núm. 10, B. J. 1097, pp. 166-172.

Los requisitos de la responsabilidad civil contractual son distintos a los de la


responsabilidad civil delictual o cuasidelictual. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero
de 2006, núm. 18, B. J. 1144, pp. 156-161.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando la


demanda original fue fundamentada en los artículos 1382 y siguientes del
Código Civil, que tratan de la responsabilidad civil cuasidelictual, y el
tribunal aplica erróneamente los artículos 1146 y siguientes del mismo
código, relativos a la responsabilidad civil contractual. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
abril de 2006, núm. 5, B. J. 1145, pp. 69-65; 15 de octubre de 2003, núm.
13, B. J. 1115, pp. 280-286.

Hay violación al principio de la inmutabilidad del proceso cuando la


demanda original fue fundamentada en el artículo 1384, párrafo primero, del
Código Civil, que consagra la responsabilidad por el hecho de la cosa
inanimada, y el tribunal aplica la responsabilidad que se deriva del hecho
personal, consagrada en el artículo 1382 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 53, B. J. 1230.

Incurre en el vicio de contradicción de motivos la corte que fundamenta su


decisión tanto en la responsabilidad contractual como en la responsabilidad
extracontractual, expresando que ha operado una rescisión unilateral del
contrato, lo que le permite al demandante fundar su acción en los artículos
1382 y 1383 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 15 de octubre de 2008, núm.
39, B. J. 1187, pp. 381-387.
RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL

V. también alquileres, bancos, caso fortuito, causalidad, contratistas,


contratos de servicios telefónicos, causas eximentes de responsabilidad
civil, cláusula de limitación de responsabilidad, daños, daños materiales,
daños morales, daños (valoración), falta, fuerza mayor, hoteles,
inmutabilidad del proceso, responsabilidad civil, responsabilidad civil
extracontractual, responsabilidad civil (procedimiento), responsabilidad
médica, transporte, transporte aéreo, transporte marítimo, venta de bienes
muebles, venta de bienes inmuebles.
Elementos de la responsabilidad contractual

Los requisitos esenciales para el establecimiento de la responsabilidad civil


contractual son: a) la existencia de un contrato válido entre las partes y b) un
perjuicio resultante del incumplimiento del contrato. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril
de 2012, núm. 59, B. J. 1217; 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 18, B. J.
1144, pp. 156-161; 14 de marzo de 2001, núm. 12, B. J. 1084, pp. 80-85.
Farmacia

Compromete su responsabilidad la farmacia que vende a un cliente una


medicina distinta a la indicada en la receta médica (Feltram por Flextrán), la
cual, al ingerirla, le causó graves daños al cliente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo
de 2012, núm. 100, B. J. 1216.
Obligación de resultado

En materia de responsabilidad civil contractual, basta con que se demuestre la


inejecución o la ejecución defectuosa de la obligación por el deudor para
presumir que este ha cometido una falta y así comprometer su
responsabilidad civil, salvo que este pruebe que existe una causa extraña que
no le es imputable. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 57, B. J. 1239;
1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 45, B. J. 1235; 1.ª Cám., 9 de octubre
de 2002, núm. 17, B. J. 1103, pp. 158-163.

La prueba de una falta del deudor por parte del acreedor no es una condición
de la responsabilidad civil contractual; desde que el resultado prometido no
se cumple, el deudor debe ser condenado a reparar el daño sufrido por el
acreedor. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

Si el deudor incumple una obligación de resultado, se presume su


responsabilidad y, en consecuencia, la carga de la prueba se desplaza hacia
él, quien debe probar, para exonerarse de responsabilidad, que el resultado se
ha obtenido o que no se ha logrado por el hecho de un tercero, una fuerza
mayor o caso fortuito o el hecho de la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre
de 2013, núm. 45, B. J. 1235.

Existe una obligación determinada o de resultado cuando la ley o el contrato


imponen al deudor el cumplimiento de una prestación consistente en la
obtención de un resultado satisfactorio. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013,
núm. 25, B. J. 1227.

La obligación del contratista de entregar la obra en la fecha acordada es una


obligación de resultado, cuya inejecución implica su responsabilidad civil.
Cuando la obligación es de resultados, el acreedor tiene la carga de probar
únicamente el incumplimiento de la obligación, como hecho material; le
incumbe al deudor probar, para liberarse de su obligación, que, conforme al
artículo 1147 del Código Civil, la inejecución se ha debido a causas extrañas
a su voluntad que no pueden serle imputadas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de
2014, núm. 57, B. J. 1239.

La obligación de entrega que se deriva de un contrato de remesa es una


obligación de resultado. Incurre en responsabilidad la compañía remesadora
si la caja que ha entregado al destinatario aparece “tirada en la nieve y bajo
lluvia, perforada en diferentes lugares” en la marquesina de la casa donde
dónde debió ser entregada. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2008, núm. 5, B. J.
1172, pp. 214-223.

Al ofrecer el servicio de parqueo a sus clientes, un establecimiento comercial


asume una obligación de resultado, cuyo incumplimiento se presume cuando
el vehículo dejado bajo su cuidado es objeto de robo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
marzo de 2013, núm. 54, B. J. 1228; 24 de octubre de 2012, núm. 84, B. J.
1223.; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222.

En el contrato de transporte, el transportista está obligado a conducir el


pasajero sano y salvo al lugar de su destino, lo cual es una obligación de
resultado. SCJ, 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 2, B. J. 1089, pp. 40-47.

El agente de viaje es responsable frente a la persona que contrata un paquete


de vacaciones. Esta obligación no es de medios, sino de resultado. El agente
de viajes no se libera de su obligación cuando hace las reservaciones y
entrega el voucher a su cliente. En su calidad de comisionista, la
responsabilidad el agente de viaje queda comprometido por el hecho de su
comisionado o comitente. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 31, B. J.
1182.

La obligación de seguridad es una obligación de resultados. SCJ, Salas


Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.
Obligación de seguridad

Aunque en nuestro ordenamiento jurídico no se encuentra establecida de


manera expresa la obligación de seguridad, esta se presenta en todos aquellos
contratos en que el acreedor físicamente queda bajo el control temporal de su
deudor, como sucede en los casos en que una persona entrega su seguridad
física a una persona física o moral con el fin de que esta última ejecute en su
beneficio cierta prestación, por ejemplo, en los contratos de transporte,
alojamiento y distracciones. La obligación de seguridad representa un deber
anexo a la obligación principal del contrato, que se incorpora a él con
identidad propia y en interés de preservar la integridad física y los bienes de
las personas que contratan esos servicios. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012,
núm. 13, B. J. 1216.

La obligación de seguridad escapa al breve plazo de prescripción establecido


en el artículo 1648 del Código Civil para los vicios ocultos. SCJ, Salas
Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

El contrato de hospitalización comprende un deber de vigilancia y seguridad


hacia los pacientes que allí acuden. El centro médico puede comprometer su
responsabilidad si no suministra los medios necesarios para la buena
ejecución del cuidado de estos, por ejemplo: cuando pone a disposición de los
pacientes un personal sin la calificación requerida para la posición que
ocupan, o descuidan las instalaciones del local donde este funciona, o cuando
los miembros del personal auxiliar suministran al paciente medicamentos
distintos a los indicados por el médico, o usan algún material deteriorado, o
cuando el daño causado ha sido el resultado de una mala preparación o
higienización de los aparatos quirúrgicos por parte del personal responsable.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227.

El club social que pone una piscina a disposición a las personas que lo
frecuentan debe garantizar a estas su seguridad e integridad. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de diciembre de 2008, núm. 27, B. J. 1189, pp. 322-329.

El club social en cuya piscina se ahoga un niño compromete su


responsabilidad si al momento del suceso el salvavidas no se encontraba en
su puesto de vigilancia. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 63, B. J.
1178.

No incurre en responsabilidad un hotel, sobre la base del deber de seguridad,


por las lesiones sufridas por un huésped que sufre una caída dentro de la
habitación que ocupa, al levantarse de manera intempestiva de la cama donde
dormía, cuyas condiciones locativas nunca fueron objetadas por el
accidentado. SCJ, 1.ª Sala, 3 de agosto de 2011, núm. 1, B. J. 1209.

En la venta existe una obligación de seguridad autónoma, independiente de la


garantía de vicios ocultos. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3,
B. J. 1232.

La aceptación del riesgo por parte de la víctima no exonera de


responsabilidad al centro educativo que ha propuesto y ha facilitado la
actividad respecto de la cual se produce el siniestro. Aunque la actividad
preparada para el cuerpo estudiantil no presentaba riesgos que pusieran en
peligro la integridad de los participantes en ella, al tratarse de una actividad
desarrollada al aire libre que implicaba el uso de herramientas tales como
escaleras, sogas, arneses, soportes, poleas y demás, resulta forzoso reconocer
que existen obligaciones accesorias a la principal a cargo del centro
educativo, como la obligación de seguridad, que implica, la correcta montura
de los equipos, el mantenimiento de estos, la supervisión permanente de
especialistas durante la ejecución de los ejercicios, el uso de redes de
protección o mallas para aquellos deportes de altura, así como el consiguiente
servicio y equipos médicos de primeros auxilios. Por tanto, al originarse una
eventualidad por un fallo en las medidas de seguridad cuya supervisión y
cumplimiento compete al cuerpo profesoral, especialista en la materia,
seleccionado y facultado por el centro educativo, estas eventualidades
comprometen la responsabilidad civil del centro educativo, aun cuando el
ejercicio de la actividad no se encuentre directamente bajo la dirección y
manejo de la entidad. SCJ, 1.ª Sala, 16 de marzo de 2011, núm. 17, B. J.
1204.
Obligación de seguridad (parqueo)

Compromete su responsabilidad civil el establecimiento comercial en cuyo


parqueo ocurre el robo del vehículo de su cliente. Al ofrecer el servicio de
parqueo al cliente, el establecimiento comercial asume una obligación de
resultado, cuyo incumplimiento se presume cuando el vehículo dejado bajo
su cuidado es objeto de robo. El establecimiento comercial solo podrá
liberarse de su responsabilidad de seguridad y vigilancia si demuestra la
existencia de una causa ajena a su voluntad que le haya imposibilitado
cumplir dicha obligación, como, por ejemplo, la fuerza mayor o el caso
fortuito. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 54, B. J. 1228; 24 de
octubre de 2012, núm. 84, B. J. 1223.; 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B.
J. 1222.

Cuando un establecimiento comercial ofrece áreas de parqueo para de los


vehículos de sus clientes no lo hace de manera gratuita, sino por la
expectativa del consumo que realizarán los clientes. Dicho servicio carecería
de eficacia si no implicara la obligación de garantizar el disfrute pacífico del
parqueo, manteniendo las condiciones de seguridad y vigilancia que impidan
su perturbación. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J.
1222.

La responsabilidad civil el establecimiento comercial en cuyo parqueo ocurre


el robo del vehículo de su cliente es una responsabilidad contractual que se
deriva de la obligación de vigilancia y seguridad que asumen los
establecimientos comerciales respecto a los vehículos que le son confiados
dentro de sus estacionamientos. SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 54,
B. J. 1228.
Obligación de seguridad (productos defectuosos)

La responsabilidad contractual derivada de la obligación de seguridad a cargo


de los fabricantes y de todos los vendedores intervinientes, respecto a los
productos defectuosos que ellos vendan, es autónoma de la responsabilidad
resultante de los vicios ocultos, así como de la responsabilidad por el hecho
de un tercero. El fundamento de la responsabilidad por los productos
defectuosos descansa en el deber de seguridad en el consumo, que constituye
una obligación propia del fabricante que se traduce en un deber general de
proteger la salud de los consumidores, su persona y resguardar sus bienes,
según se deriva del texto del artículo 1135 del Código Civil. La obligación de
seguridad no solo se encuentra en la órbita del fabricante, sino que también
tienen obligaciones de seguridad los demás agentes que interactúan en la
cadena de distribución, lo cual constituye una excepción al principio del
efecto relativo de los contratos. SCJ., 1.ª Sala, 28 de septiembre de 2011,
núm. 26, B. J. 1210.
Prescripción

Según el párrafo del artículo 2273 del Código Civil, prescribe por el
transcurso de dos años, contados desde el momento en que ella nace, la
acción en responsabilidad civil contractual cuya prescripción no hubiere sido
fijada por la ley, expresamente, en un período más extenso. SCJ, 1.ª Sala, 4
de septiembre de 2013, núm. 19, B. J. 1234; 10 de agosto de 2011, núm. 14,
B. J. 1209; 20 de octubre de 2010, núm. 23, B. J. 1199.

La prescripción de dos años no se aplica a las acciones en reparación de


daños y perjuicios accesorias a la acción en resolución del contrato que le
sirve de causa, en cuyo caso el plazo de prescripción es de veinte años. SCJ,
Salas Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230.

El plazo de dos años para accionar en responsabilidad civil contractual no


puede ser derogado por una simple convención de las partes. SCJ, 1.ª Sala, 22
de febrero de 2012, núm. 185, B. J. 1215.
Puesta en mora

La demanda en justicia equivale a la puesta en mora exigida por el artículo


1146 del Código Civil para fines de responsabilidad civil contractual, puesto
que la demanda en justicia es el más enérgico de los actos que constituyen al
deudor en mora. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 45, B. J. 1231; 19 de
enero de 2011, núm. 13. B. J. 1202.

Para ordenar la reparación de daños y perjuicios por la falta de entrega por el


vendedor al comprador de los documentos relativos a la venta de un
inmueble, el tribunal debe verificar si el comprador ha puesto en mora al
vendedor de que entregue dichos documentos. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 21, B. J. 1240.

Es válida la puesta en mora de un socio que debe cuotas a un club, hecha


según lo disponen sus estatutos. No es necesario hacer una notificación por
acto de alguacil. SCJ, 1.ª Cám., 3 de abril de 2002, núm. 1, B. J. 1097, pp.
107-111.

El 1146 del Código Civil solo exige la puesta en mora para la reclamación de
daños y perjuicios, por lo que dicha disposición no se aplica a una demanda
en cobro de pesos y en validez de inscripción de hipoteca judicial definitiva.
SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 79, B. J. 1240.
Universidades

Para retener la responsabilidad civil contractual de una universidad, una vez


establecida la existencia de un contrato válido entre las partes, los jueces del
fondo deben determinar el incumplimiento del contrato sobre la base de una
debida y clara ponderación de los elementos probatorios. No es suficiente
comprobar que el estudiante no fue reinscrito luego de vencido el período por
el cual fue suspendido, sino que hay que demostrar el incumplimiento sobre
la base de las normas que rigen la relación contractual entre la universidad y
el estudiante, entre ellas los estatutos y reglamentos correspondientes. SCJ,
1.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 26, B. J. 1221.
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

V. también alquileres, bancos, caso fortuito, causalidad, causas eximentes


de responsabilidad civil, cláusula de limitación de responsabilidad, daños,
daños materiales, daños morales, daños (valoración), falta, fuerza mayor,
inmutabilidad del proceso, responsabilidad civil, responsabilidad por el
hecho personal, responsabilidad por el hecho de las cosas inanimadas,
responsabilidad por el hecho de los animales, responsabilidad por el hecho
del otro, responsabilidad por el hecho personal, responsabilidad por el
hecho de los productos defectuosos.
Característica principal

La responsabilidad civil extracontractual tiene como característica principal


que es una fuente obligacional en la que no existe un vínculo jurídico anterior
al hecho que da vida a la relación entre las partes. La obligación se origina
con la circunstancia dañosa. SCJ, 1.ª Sala, 31 de mayo de 2013, núm. 260, B.
J. 1230.
Cobro de pesos

Una demanda en cobro de pesos no puede dar lugar a una reclamación en


responsabilidad civil delictual o cuasidelictual, sino solamente al cobro de la
suma adeudada y al abono de los intereses moratorios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-133.
Elementos de la responsabilidad

Los tres requisitos esenciales para el establecimiento de la responsabilidad


civil delictual o cuasidelictual son: a) la falta, b) el perjuicio y c) la relación
de causa a efecto entre la falta y el daño. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de enero
de 2007, núm. 3, B. J. 1154, pp. 24-34; 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J.
1082, pp. 9-45; 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 209, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 21 de marzo de 2007, núm. 11, B. J. 1156, pp. 215-223; 15 de febrero
de 2006, núm. 18, B. J. 1144, pp. 156-161.
Prescripción

El plazo de prescripción para ejercer la acción en responsabilidad civil


fundamentada en la existencia de un hecho cuasidelictual de imprudencia o
negligencia es de seis meses, según el párrafo del artículo 2271. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de julio de 2013, núm. 152, B. J. 1232; 5 de septiembre de 2012,
núm. 20, B. J. 1222.

El hecho de que el demandante no tenga a mano un elemento probatorio (en


la especie, un informe del cuerpo de bomberos sobre un incendio) para
establecer la responsabilidad civil cuasidelictual del supuesto responsable no
constituye una causa de suspensión de la prescripción de seis meses,
establecida en el artículo 2271 del Código Civil. Dicha carencia no produce
ninguna incapacidad legal o judicial que impida el ejercicio de su acción,
habida cuenta de que no impide que el demandante apodere al tribunal en
tiempo hábil y solicite después las medidas oportunas para sustentar sus
pretensiones. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 152, B. J. 1232.

Si la acción tiene su nacimiento en una infracción penal, la prescripción se


rige por los plazos propios de la acción pública. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
septiembre de 2012, núm. 20, B. J. 1222.

El plazo de prescripción de seis meses para los cuasidelitos no es franco. SCJ,


1.ª· Sala, 23 de marzo de 2011, núm. 34, B. J. 1204.

En materia de accidentes eléctricos, se aplica el plazo de prescripción de la


responsabilidad civil delictual, no el previsto en la Ley General de
Electricidad 125-01. SCJ, 1.ª Sala, 1 de diciembre de 2010, núm. 14, B. J.
1201.
Prueba

El demandante en responsabilidad civil en virtud del artículo 1382 del


Código Civil debe probar la existencia de una falta, un daño y una
correlación entre uno y otro. En el caso de una demanda contra un banco por
supuestamente haber colocado una deuda inexistente del demandante en el
registro de un buró de crédito, este debe demostrar la existencia de una
publicación inexacta en el registro crediticio del demandante ante los burós
de crédito, que dicho error o inexactitud es atribuible a una falta del banco
demandado, lo que le ha causado un daño. El tribunal no puede exigirle al
banco que demuestre estar libre de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio
de 2013, núm. 135, B. J. 1232.
RESPONSABILIDAD MÉDICA

V. también caso fortuito, causalidad, causas eximentes de responsabilidad


civil, cláusula de limitación de responsabilidad, daños, daños materiales,
daños morales, daños (valoración), falta, fuerza mayor, inmutabilidad del
proceso, responsabilidad civil, responsabilidad civil contractual,
responsabilidad civil extracontractual.
Acción civil y acción penal

Si la demanda civil se realiza, en virtud del artículo 1384 del Código Civil
(responsabilidad por el hecho del otro), contra una clínica por los daños
cerebrales ocasionados a un niño, y el fiscal, cuando muere el niño, ejerce la
acción pública por homicidio involuntario contra las enfermeras que le
inyectaron al niño la sustancia que le causó primero el daño cerebral y luego
la muerte, no hay lugar a la suspensión de la demanda civil en virtud del
artículo 50 del Código Procesal Penal. Las acciones no solo tienen un origen
distinto, sino que no existe entre ellas identidad de partes, pues una cosa es la
demanda en daños y perjuicios sustentada por los padres en virtud del 1384
del Código Civil contra el centro médico de salud y otra la puesta en
movimiento de la acción pública por parte del Ministerio Público contra las
enfermeras en virtud del artículo 319 del Código Penal. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
diciembre de 2007, núm. 2, B. J. 1165, pp. 150-157.
Aleas terapéutico

Todos los procedimientos quirúrgicos llevan implícito un nivel de riesgo,


incluyendo los de cirugía estética. SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 2,
B. J. 1226.

El solo hecho de que se produzca la muerte del paciente no implica


necesariamente la responsabilidad de los médicos actuantes. SCJ, Cámaras
Reunidas, 11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.
Causalidad

El tribunal no puede declarar responsable al médico sobre la base de que no


ordenó unos análisis preoperatorios sin determinar las consecuencias directas
e inmediatas derivadas de la ausencia de realización de dichos análisis, que
establecerían el vínculo de causalidad entre esa omisión y el daño. SCJ,
Cámaras Reunidas, 11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.

El hecho de que una persona haya sido ingresada a una clínica con
gastroenteritis y cólicos después de haber ingerido cerveza no significa
necesariamente que fue la cerveza la causa del internamiento. Para establecer
el vínculo de causalidad no basta con sostener que la causa de la dolencia
estomacal padecida “supone que la cerveza se encontraba en mal estado”. Se
requiere, además, la prueba científica de que el remanente de la cerveza
ingerida contenía cuerpos o partículas nocivas a la salud y que en el estómago
de la víctima no había ninguna otra sustancia capaz de provocar la dolencia,
para así descartar la posibilidad de que el malestar se debiera a otras causas
ajenas a la ingesta de la cerveza o a cualquier estado estomacal preexistente
susceptible de ser afectado por bebidas alcohólicas no contaminadas. SCJ,
1.ª Cám., 4 de marzo de 2009, núm. 1, B. J. 1180.

No cumple con el requisito de la causalidad la sentencia que condena a un


cirujano plástico al pago de daños por la muerte de su paciente a causa de un
shock anafiláctico severo mientras le proporcionaban anestesia en una cirugía
estética. El shock anafiláctico es una reacción alérgica imprevisible, además
de que el cirujano plástico no fue quien le aplicó la anestesia al paciente, sino
el anestesiólogo presente en la cirugía. SCJ, Cámaras Reunidas, 6 de febrero
de 2008, núm. 1. B. J. 1167, pp. 13-23.
Centros médicos

Los centros médicos asumen frente a los pacientes, desde el momento de su


ingreso, la obligación de proporcionarles atención y cuidados adecuados por
parte de personal calificado. SCJ, 1.ª Cám., 18 de marzo de 2009, núm. 56,
B. J. 1180.

Los centros médicos y clínicas privadas no son necesariamente comitentes de


los médicos que usan sus instalaciones. SCJ, Cámaras Reunidas, 4 de junio
de 2008, núm. 2, B. J. 1171, pp. 151-161; 5 de septiembre de 2007, núm. 1,
B. J. 1162, pp. 5-15; 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227.

En principio, las clínicas solo exigen a los médicos que sirven en ellas que
respeten y actúen conforme a la ética y las buenas costumbres; no les trazan
pautas sobre los pacientes. Los médicos gozan de plena autonomía para el
ejercicio de su profesión; las clínicas solo ofrecen las facilidades mediante la
correspondiente retribución. SCJ, Cámaras Reunidas, 11 de febrero de 2009,
núm. 3, B. J. 1179.

Las clínicas comprometen su responsabilidad civil por la actuación de un


médico si este actúa como mandatario de la clínica o si existe un lazo de
subordinación entre ellos. SCJ, 2.ª Sala, 24 de marzo de 2010, núm. , B. J.
1192.

Entre el centro de salud y los médicos que contrata hay una relación de
comitente y preposé. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J.
1227.

Compromete su responsabilidad el centro médico que no puede identificar a


las enfermeras que tuvieron de turno y que atendieron a la paciente que sufrió
un daño, ni puede presentar récord médico alguno que contenga, al menos, la
información de los medicamentos que le fueron suministrados al paciente y la
forma como debían ser administrados. SCJ, 1.ª Cám., 18 de marzo de 2009,
núm. 56, B. J. 1180.
Cirugía estética

En el contrato de cirugía estética, el galeno asume las siguientes obligaciones


frente a su paciente: a) la obligación de practicarle la cirugía contratada en la
época convenida y conforme a los criterios acordados, la ética profesional y
los avances de la ciencia, a fin de lograr el resultado estético prometido; b) la
de informar previamente al paciente sobre los riesgos del procedimiento y de
obtener su consentimiento previo; c) la de vigilar el estado del paciente antes,
durante y después de la operación, con el fin de controlar su estado físico, su
recuperación y detectar cualquier circunstancia adversa; d) la de utilizar todos
sus conocimientos y experiencia para brindarle las atenciones y cuidados
accesorios necesarios para el buen desarrollo del proceso; y e) cualquier otra
obligación inherente al ejercicio de su profesión y a la realización del acto
médico en cuestión. SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226.

En materia de cirugía estética y en ausencia de convención expresa sobre la


naturaleza o el grado de compromiso de una obligación específica, el cirujano
estético asume obligaciones cuya naturaleza, de medios o de resultado,
depende del carácter aleatorio del resultado pretendido: si el resultado
pretendido por el paciente es aleatorio y el médico con su prudencia y
diligencia no puede garantizarlo, se trata de una obligación de medios; en
cambio, si el médico está en la capacidad o debe estar en la capacidad de
obtener siempre el beneficio perseguido por el paciente, en el orden normal
de las cosas y salvo la intervención de una causa extraña, es preciso
reconocer que se trata de una obligación de resultados. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
enero de 2013, núm. 2, B. J. 1226.
Falta médica

Fuera de la negligencia o de la imprudencia que todo hombre puede cometer,


el médico solo responde cuando, de acuerdo con el estado de la ciencia o de
las reglas consagradas por la práctica de su arte, incurre en una imprudencia,
falta de atención o negligencia. SCJ, Cámaras Reunidas, 1 de abril de 2009,
núm. 4, B. J. 1181; 11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.

El hecho de que a un dentista se le hubiesen roto en tres ocasiones agujas


hipodérmicas en las encías de sus pacientes, al tratar de anestesiarlos, hace
presumir una gran impericia y torpeza de su parte. SCJ, 1.ª Cám., 10 de junio
de 2009, núm. 40, B. J. 1183.

Constituye una negligencia el dejar, durante la cirugía, una compresa de gasa


en el interior del cuerpo del paciente. SCJ, 1.ª Cám., 11 de agosto de 2004,
núm. 4, B. J. 1125, pp. 58-66.
Naturaleza de la relación médico-paciente

La relación médico-paciente es una vinculación de naturaleza contractual,


que genera con cargo a este, una obligación de prudencia y diligencia. SCJ,
1.ª Cám., 11 de agosto de 2004, núm. 4, B. J. 1125, pp. 58-66.

La naturaleza de la relación entre el paciente y la clínica que admite su


ingreso a sus instalaciones es contractual, sin que tenga que mediar un
contrato de servicio de salud por escrito, toda vez que la vinculación entre
estos se deriva por el solo hecho del ingreso. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre
de 2012, núm. 15, B. J. 1222.

La responsabilidad civil que se genere como consecuencia de las violaciones


o inejecuciones derivadas del contrato de servicios médicos de una clínica
está regulada por el régimen de la responsabilidad civil contractual. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 15, B. J. 1222.
Historial clínico

El juez de los referimientos puede ordenar a una clínica, bajo pena de


astreinte, la entrega de una copia certificada del historial clínico de un
paciente. SCJ, Salas Reunidas, 10 de noviembre de 2010, núm. 2, B. J. 1200.
En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 15 de julio de 2009, núm. 31, B. J.
1184.
Obligación de medios

Las obligaciones del médico son de medios (de prudencia y diligencia) y no


de resultados. Corresponde al paciente establecer la responsabilidad del
médico probando que se quebrantaron las reglas que gobiernan la diligencia y
el cuidado debido. La falta del médico no se presume. SCJ, Cámaras
Reunidas, 1 de abril de 2009, núm. 4, B. J. 1181; 11 de febrero de 2009,
núm. 3, B. J. 1179; 1.ª Cám., 11 de agosto de 2004, núm. 4, B. J. 1125, pp.
58-66.

En las obligaciones de medios o de prudencia y diligencia, como son las del


médico, el deudor se compromete a realizar una actividad,
independientemente de la consecución posterior de un concreto y tangible
logro. Corresponde al demandante establecer la responsabilidad del médico
probando que se quebrantaron las reglas que gobiernan la diligencia y el
cuidado debido, esto es, su falta, la cual no se presume. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
febrero de 2014, núm. 77, B. J. 1239.
Obligación de resultado

La relación contractual genera a cargo de la clínica obligaciones


determinadas o de resultado, tales como la supervisión del paciente y el
suministro de servicios de cama, de materiales, equipos y productos. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 15, B. J. 1222.
Obligación de vigilancia y seguridad

El contrato de hospitalización comprende un deber de vigilancia y seguridad


hacia los pacientes que allí acuden. El centro médico puede comprometer su
responsabilidad si no suministra los medios necesarios para la buena
ejecución del cuidado de estos, por ejemplo: cuando pone a disposición de los
pacientes un personal sin la calificación requerida para la posición que
ocupan o descuidan las instalaciones del local donde este funciona, o cuando
los miembros del personal auxiliar suministran al paciente medicamentos
distintos a los indicados por el médico o usan algún material deteriorado, o
cuando el daño causado ha sido el resultado de una mala preparación o
higienización de los aparatos quirúrgicos por parte del personal responsable.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43, B. J. 1227.
Prescripción

La responsabilidad civil médica es contractual; su prescripción es de dos


años, conforme lo consagra el párrafo del artículo 2273, de Código Civil.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 15, B. J. 1222.
Prueba

La falta del médico no se presume. SCJ, Cámaras Reunidas, 1 de abril de


2009, núm. 4, B. J. 1181; 11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.

La falta del médico debe probarse. En la especie, no se advirtió de la


instrucción de la causa ni de los elementos probatorios que no se cumpliera
con el protocolo médico ni que no se practicaron los análisis preoperatorios
para constatar el cuadro clínico de paciente, ni que se incurriera en
negligencia al realizar el procedimiento quirúrgico. SCJ, 1.ª Sala, 26 de
febrero de 2014, núm. 77, B. J. 1239.

La falta médica puede probarse por presunciones. En la especie, el hecho de


que a un dentista se le hayan roto en tres ocasiones agujas hipodérmicas en
las encías de sus pacientes, al tratar de anestesiarlos, hace presumir una gran
impericia y torpeza de su parte. SCJ, 1.ª Cám., 10 de junio de 2009, núm. 40,
B. J. 1183.

En materia de responsabilidad médica, los jueces no deben fallar sobre la


base de conceptualizaciones subjetivas, sino ordenar los medios de
instrucción necesarios –en la especie, una experticia– para esclarecer los
hechos. SCJ, 1.ª Sala, 10 de agosto de 2011, núm. 18, B. J. 1209.

Le incumbe al demandante probar la falta de seguimiento posquirúrgico del


médico. La mayor parte de la recuperación posquirúrgica de un paciente
ocurre después de que es dado de alta del centro médico donde ocurrió la
intervención. Para que el médico pueda darle el seguimiento necesario, es
imprescindible, pues, que el mismo paciente se presente de manera voluntaria
al consultorio de aquel para los chequeos de lugar. SCJ, 1.ª Sala, 30 de enero
de 2013, núm. 2, B. J. 1226.
Solidaridad

No se presume la solidaridad entre dos médicos que actuaron en una


operación quirúrgica, uno como ginecólogo y el otro como anestesiólogo. El
tribunal debe determinar el grado de responsabilidad de cada uno. SCJ,
Cámaras Reunidas, 11 de febrero de 2009, núm. 3, B. J. 1179.
RESPONSABILIDAD POR ABUSO DE DERECHO
Condiciones

El ejercicio de un derecho, como es el de demandar en justicia, no puede, en


principio, ser fuente de daños y perjuicios para su titular si el autor de la
acción lo ha ejercido con un propósito lícito, sin ánimo de perjudicar, sin
mala fe, malicia ni temeridad. SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2008, núm. 23, B.
J. 1169, pp. 224-235; 13 de marzo de 2002, núm. 17, B. J. 1096, pp. 153-158.

Para que el ejercicio de un derecho comprometa la responsabilidad civil de su


autor, es preciso probar que este lo ha ejercido con ligereza censurable o con
el propósito de perjudicar o con un fin contrario al espíritu del derecho
ejercido, debiendo entenderse que, para que prospere una demanda por abuso
de derecho, la actuación del demandado debe ser notoriamente anormal. SCJ,
1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 45, B. J. 1240; 26 de septiembre de
2012, núm. 64, B. J. 1222.

El ejercicio de un derecho no puede, en principio, ser fuente de daños y


perjuicios contra su titular. Para poder imputársele al actor de la acción una
falta generadora de responsabilidad, es indispensable establecer que su
ejercicio ha obedecido a un propósito ilícito o malintencionado de perjudicar
a otro, como sería la mala fe, la ligereza censurable o la temeridad imputable
a su titular. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre de 2011, núm. 30, B. J. 1212; 1.ª
Cám., 25 de junio de 2008, núm. 14, B. J. 1171, pp. 292-300.

El ejercicio de una acción o de un derecho solo puede ser susceptible de


comprometer la responsabilidad civil de su titular cuando se ejerce con la
intención de dañar o sin motivo legítimo, o cuando, aun sin esta intención, se
ejerce de manera torpe y negligente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012,
núm. 85, B. J. 1216.

El ejercicio normal de un derecho no puede dar lugar a reparaciones


compensatorias, salvo que se demuestre que la interposición de la demanda o
de cualquier otra acción en justicia tiene el propósito fundamental de hacer o
causar daño, lo que presupone establecer la mala fe del actor en justicia o que
la acción es el resultado de un error grosero equiparable al dolo. SCJ,
Cámaras Reunidas, 18 de mayo de 2005, núm. 5, B. J. 1133, pp. 18-31; 1.ª
Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 20, B. J. 1225; 2 de mayo de 2012, núm.
11, B. J. 1218; 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 10, B. J. 1139, pp. 121-
133.

Para poder imputar una falta generadora de responsabilidad al titular de un


derecho, es indispensable establecer que lo ejerció con ligereza censurable o
con propósito de perjudicar, o con un fin extraño al espíritu del derecho
ejercido. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 20, B. J. 1225; 31 de
octubre de 2012, núm. 98, B. J. 1223; 23 de febrero de 2011, núm. 30. B. J.
1203.

El ejercicio de un derecho está limitado a que este no se haya llevado a cabo


de mala fe o con intención fraudulenta, temeraria, imprudentemente, en
forma maliciosa y con ligereza censurable. SCJ, Pleno, 5 de diciembre de
2007, núm. 1, B. J. 1165, pp. 3-24; 1.ª Cám., 16 de enero de 2002, núm. 5, B.
J. 1094, pp. 91-96.

Para que haya abuso de derecho, es preciso que exista no solamente un


perjuicio, sino también una falta, y esta no puede constituirse en ausencia de
malicia, mala fe o error grosero equivalente al dolo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
marzo de 2013, núm. 78, B. J. 1228.
Especies en que hay abuso de derecho

El derecho de propiedad, como cualquier otro, es susceptible de abuso, en


cuyo caso puede comprometer la responsabilidad de su titular, especialmente
en los conflictos y perturbaciones de vecindad. Es responsable el vecino que
levanta obras en su propiedad en violación de los reglamentos si con ello
causa daños a su vecino como una molestia, un lamento o la oscuridad
producida en una casa a causa de las obras levantadas. SCJ, 1.ª Cám., 14 de
mayo de 2003, núm. 3, B. J. 1110, pp. 118-128.

Compromete su responsabilidad civil el banco que ejerce un derecho


persiguiendo no la satisfacción de un interés serio y legítimo, sino con la
intención de perjudicar al embargante de una cuenta, haciendo interminables
los procesos para evadir la obligación de pago a su cargo contenida en una
sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 85, B. J. 1216.

Incurre en responsabilidad la persona que se querella tres veces contra la


misma persona por el mismo hecho — la primera ante la Policía Nacional, la
segunda ante la Procuraduría Fiscal y la tercera ante el juez coordinador de
los Juzgados de Instrucción del Distrito Nacional—, por supuesta sustracción
de una suma de dinero. En la especie, el querellante cometió una ligereza
grosera, censurable y equivalente al dolo porque luego de dictado el auto de
no ha lugar en relación con la segunda querella, que consideró que se trataba
de un asunto de la competencia de la jurisdicción civil, en lugar de recurrir el
auto y esperar la decisión al respecto, de manera imprudente, insensata y
torpe, interpuso una tercera querella, que también fue desestimada. SCJ, 1.ª
Sala, 21 de junio de 2013, núm. 140, B. J. 1231.

Incurre en responsabilidad quien traba un embargo retentivo sin título alguno,


sustentado en una acreencia inexistente. SCJ, 1.ª Cám., 5 de diciembre de
2007, núm. 1 B. J. 1165, pp. 137-149; 22 de febrero de 2006, núm. 26, B. J.
1143, pp. 205-211.

Compromete su responsabilidad el consignante que se querella contra el


tercero que adquiere un vehículo de motor de su consignatario como
consecuencia de un negocio regular y válido. SCJ, 1.ª Cám., 26 de febrero de
2003, núm. 10, B. J. 1107, pp. 128-135.
Incurre en responsabilidad el banco que se querella contra su cliente por uso
de documentos falsos para hacerse expedir una tarjeta de crédito, así como
por utilización de cheque falso, lo cual resulta en prisión preventiva para este
por una año, si al querellarse el banco ha cometido una negligencia ligera y
censurable, consistente en no realizar, antes de interponer la querella, las
indagatorias necesarias de verificación y depuración de las piezas presentadas
por el tarjetahabiente, como también en no verificar el cheque que le fue
endosado en su provecho. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 39,
B. J. 1225.

Incurre en responsabilidad la persona que se querella contra el supuesto


librador de un cheque, a quien no conoce y quien no es su deudor, por
supuestamente emitir un cheque sin fondo que fue utilizado por un tercero
para pagar una deuda que tenía con el querellante, sin tomar las previsiones
que imponían la prudencia y la diligencia, indagando sobre la veracidad de la
emisión del cheque, tomando en cuenta que la persona que lo entregó como
pago no fue ni su emisor ni su beneficiario, sino que fue emitido directamente
a nombre del acreedor, persona desconocida por el girador. SCJ, 1.ª Sala, 21
de junio de 2013, núm. 139, B. J. 1231.

Compromete su responsabilidad el banco que embarga ejecutivamente los


bienes que pertenecen a una sociedad cuyos socios son sus deudores, sin que
dicha sociedad haya consentido al préstamo, aun cuando el préstamo se haya
concedido para capital de trabajo del negocio de la sociedad. La alusión
hecha al negocio o la sociedad no la convierte en parte contratante en la
convención, puesto que la base primordial sobre la que se sustenta el contrato
reside en el consentimiento manifestado por las partes, además de que,
conforme al principio de la relatividad de los contratos establecido en el
artículo 1165 del Código Civil, los contratos solo surten efecto de las
contratantes; no generan obligaciones frente a los terceros. SCJ, 1.ª Sala, 21
de junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

Incurre en responsabilidad el banco que se querella contra su empleado por


falsificación de firmas sin tener pruebas y basándose solamente en las
declaraciones de su cajera principal. SCJ, 1.ª Cám. 22 de abril de 2009, núm.
39, B. J. 1181.
Especies en que no hay abuso de derecho

No incurre en responsabilidad la denunciante de una violación a la Ley 65-


00, sobre Propiedad Industrial, y la Ley 20-00 sobre Derecho de Autor, cuya
denuncia ha dado lugar a que se inspeccione el local de la demandante en
abuso de derecho, donde se constató la existencia de una violación de tipo
penal. En la especie, la demandada se ha limitado a ejercer un derecho en el
contexto de un perjuicio que estaba sufriendo. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre
de 2011, núm. 30, B. J. 1212.

No incurre en responsabilidad la persona que se querella por distracción de


objetos embargados contra el guardián de estos, quien resulta condenado a un
año de prisión domiciliaria. En la especie no se probó que el demandado
actuó con la intención de dañar o sin motivo legítimo, o que su derecho fue
ejercido de manera torpe o negligente. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012,
núm. 34, B. J. 1219.

No incurre en responsabilidad por abuso de derecho quien, ante la


perturbación sufrida por llamadas realizadas por desconocidos a su número
telefónico, presenta una denuncia contra personas desconocidas a la autoridad
competente, la que, después de la investigación pertinente, resulta en la
interposición de acciones disciplinarias y penales. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo
de 2014, núm. 45, B. J. 1240.
Jurisdicción inmobiliaria

El hecho de que una acción sin asidero jurídico sea desestimada por mala
fundamentación no puede dar lugar a que dicho ejercicio pueda ser
considerado de mala fe y sancionable conforme al artículo 31 de la Ley 108-
05 sobre Registro Inmobiliario. Para que una acción judicial pueda ser
censurada por mala fe, es preciso que los jueces determinen y comprueben
que durante todo el proceso ha quedado evidenciado que el demandante ha
ejercido su derecho con una malicia intencional de provocar a su contraparte
un daño y que no haya duda de que el demandante ha actuado con ilogicidad
e irrazonabilidad. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 40, B. J. 1231.
Prescripción

El plazo de prescripción para ejercer la acción civil delictual basada en el


supuesto hecho de una querella temeraria no es la establecida para la
infracción penal de la que fue acusada el demandante, sino la prescrita para la
acción civil, conforme artículo 2272 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 7 de
marzo de 2012, núm. 6, B. J. 1216.
Querellas

La facultad de querellarse ante la autoridad competente de una infracción a


las leyes penales es un derecho que le acuerda la ley a toda persona que
entienda que con dicha conducta se le ha causado un perjuicio. El hecho de
que se haya puesto la querella y que esta fuese desestimada por falta de
pruebas no constituye indefectiblemente una falta susceptible de entrañar una
reparación por daños y perjuicios, a menos que se pruebe que dicho hecho
fue producto de la mala fe o de un error grosero equivalente al dolo. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 20, B. J. 1225; 31 de octubre de 2012,
núm. 98, B. J. 1223; 23 de febrero de 2011, núm. 30. B. J. 1203.

La facultad de querellarse ante la autoridad competente es un derecho que


acuerda la ley a toda persona que se la haya causado un perjuicio. El hecho
de que la querella fue desestimada por falta de pruebas no puede generar
derecho a una indemnización si no se ha probado ni el hecho de la prisión
sufrida ni los gastos y honorarios incurridos por el querellado. SCJ, 1.ª Cám.,
10 de abril de 2002, núm. 6, B. J. 1097, pp. 140-147.

El rechazamiento de una querella por sí solo no constituye un elemento que


demuestra la temeridad o mala fe de quien la ha interpuesto. Se requiere,
además, que se constate las condiciones de hecho reveladoras de que los
móviles perseguidos no eran únicamente hacer uso del ejercicio de un
derecho. SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2008, núm. 23, B. J. 1169, pp. 224-
235.

No compromete su responsabilidad el banco que se querella contra su


empleado por una trasgresión a la Ley de Cheques, lo que trae como
consecuencia el encarcelamiento del imputado y su sometimiento a juicio. El
hecho de que haya sido declarado no culpable y liberado no constituye
elementos suficientes para determinar que el banco comprometió su
responsabilidad civil. SCJ, 1.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 64, B. J.
1222.

No incurre en responsabilidad el banco que se querella contra uno de sus


empleados como lo habría hecho cualquier persona actuando en defensa de
sus intereses. SCJ, 1.ª Sala, 7 de diciembre de 2011, núm. 8, B. J. 1213.
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PERSONAL

V. también banco, caso fortuito, causalidad, causas eximentes de


responsabilidad civil, cláusula de limitación de responsabilidad, daños,
daños materiales, daños morales, daños (valoración), falta, fuerza mayor,
inmutabilidad del proceso, responsabilidad civil, responsabilidad civil
extracontractual.
Delito civil

La intención de provocar el daño o la mala fe son los elementos constitutivos


determinantes del delito civil. SCJ, Salas Reunidas, 24 de octubre de 2012,
núm. 6, B. J. 1223.
Elementos de la responsabilidad

Los tres requisitos esenciales para el establecimiento de la responsabilidad


civil delictual o cuasidelictual son: a) la falta, b) el perjuicio y c) la relación
de causa a efecto entre la falta y el daño. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de enero
de 2007, núm. 3, B. J. 1154, pp. 24-34; 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J.
1082, pp. 9-45; 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 209, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 21 de marzo de 2007, núm. 11, B. J. 1156, pp. 215-223; 15 de febrero
de 2006, núm. 18, B. J. 1144, pp. 156-161.

Procede casar la sentencia que excluye la falta de los elementos de


responsabilidad civil y establece erróneamente que los elementos
constitutivos de la responsabilidad civil son el daño, el perjuicio y el vínculo
de causalidad entre daño y perjuicio. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 209, B. J. 1215.
Intervención de un tercero en un contrato

El tercero que, teniendo conocimiento de la existencia de un contrato,


interfiere en su ejecución, contribuyendo a su incumplimiento, compromete
su responsabilidad civil delictual respecto del acreedor de la obligación
inejecutada. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 9, B. J. 1147, pp. 152-
183.
Tercero que se compromete a pagar la deuda de otro

Quien se compromete a pagar la deuda de otro y no la paga es responsable de


los daños y perjuicios que ocasione su impago. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de
2013, núm. 1748, B. J. 1231.
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LAS COSAS
INANIMADAS
Acción civil y acción penal

El tribunal civil apoderado de una demanda en reparación de los daños y


perjuicios fundada en el artículo 1384, párrafo I, del Código Civil debe
sobreseer el asunto hasta que la jurisdicción penal dicte un fallo definitivo e
irrevocable si la acción en responsabilidad civil y la acción penal tienen su
fuente en el mismo hecho. SCJ, 1.ª Sala, 18 de enero de 2012, números 22 y
24, B. J. 1214. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008,
núm. 70, B. J. 1175, pp. 593-599 (v. párrafo siguiente).

La acción en responsabilidad civil que recae sobre el guardián de la cosa


inanimada no depende de la acción pública que pueda haberse puesto en
movimiento en relación con los mismos hechos. Para estatuir sobre dicha
acción civil no hay que tomar en cuenta ni la sentencia penal ni la
certificación que dé constancia de que la acción pública ha sido
definitivamente juzgada. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008, núm. 70, B. J.
1175, pp. 593-599.
Calidad para demandar

En materia de responsabilidad civil de la cosa inanimada, la calidad para


demandar resulta de haber experimentado un daño, puesto que de lo que se
trata es de una responsabilidad civil extracontractual y cuasidelictual. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J. 1228.
Causas eximentes de responsabilidad

El guardián de la cosa inanimada, para poder liberarse de la presunción legal


de responsabilidad puesta a su cargo, debe probar la existencia de un caso
fortuito o de fuerza mayor, la falta de la víctima o el hecho de un tercero,
puesto que dicha presunción solo se destruye probando la existencia de una
de estas causas eximentes. Su sustento no es una presunción de culpa, sino de
causalidad, de donde resulta insuficiente, para liberar al guardián, probar que
no se ha incurrido en falta alguna o que la causa del hecho dañoso ha
permanecido desconocida. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 33, B.
J. 1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 53, B. J. 1222; 1.ª Cám., 23 de
noviembre de 2011, núm. 24, B. J. 1212; 18 de febrero de 2009, núm. 54, B.
J. 1179; 14 de mayo de 2008, núm. 4, B. J. 1170, pp. 40-50; 15 de febrero de
2006, núm. 17, B. J. 1143, pp. 147-155; 18 de febrero de 2004, núm. 28, B.
J. 1119, pp. 253-259; 19 de marzo de 2003, núm. 18, B. J. 1108, pp. 185-192;
21 de marzo de 2001, núm. 26, B. J. 1084, pp. 169-173.
La persona que tiene la guarda jurídica es responsable, al igual que la que
tiene la guarda material, por los daños causados por la cosa, salvo causa de
fuerza mayor o pérdida del control de la cosa por acontecimientos
irresistibles, acaecidos sin falta atribuible a aquel, que hayan sido
denunciados a los organismos correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
diciembre de 2012, núm. 24, B. J. 1225.

Aunque el hecho puro y simple de un tercero o la falta de la víctima no es una


causa suficiente para descargar al guardián de la cosa inanimada de la
presunción que pesa sobre él, no se podrá retener su responsabilidad si este
prueba que el daño tiene por causa exclusiva el hecho del tercero o la falta de
la víctima que no ha podido ni ser prevista ni evitada. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
octubre de 2008, núm. 25, B. J. 1187, pp. 282-291.

El sustento de la responsabilidad por el hecho de la cosa inanimada no es una


presunción de culpa, sino de causalidad, de donde resulta insuficiente, para
liberar al guardián, probar que no se ha incurrido en falta alguna o que la
causa del hecho dañoso ha permanecido desconocida. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
octubre de 2012, núm. 33, B. J. 1223; 1.ª Cám., 21 de marzo de 2001, núm.
26, B. J. 1084, pp. 169-173.
Aunque contra el propietario de una cosa inanimada pesa una presunción de
guarda que se mantiene aun cuando la cosa haya sido utilizada por un tercero,
con el consentimiento o no del propietario, esta presunción desaparece
cuando el propietario prueba que no tiene el uso, control y dirección de la
cosa. SCJ, 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 2, B. J. 1178.
Concepto de guarda

La guarda jurídica es aquella que corresponde a quien tiene derecho jurídico


sobre el uso, dirección y control de la cosa, mientras que la guarda material
atañe a quien de hecho tiene el uso, dirección y control de la cosa. La
compañía de vigilantes tiene la guarda de la escopeta que usa su empleado o
preposé, quien tiene guarda material. La persona que tiene la guarda jurídica
es responsable, al igual que la que la tiene la guarda material, por los daños
causados por la cosa, salvo causa de fuerza mayor o pérdida del control de la
cosa por acontecimientos irresistibles, acaecidos sin falta atribuible a aquel,
que hayan sido denunciados a los organismos correspondientes. En la
especie, un vigilante cometió un homicidio fuera de su horario de trabajo con
la escopeta de la compañía de vigilantes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de
2012, núm. 24, B. J. 1225.

Es responsable civilmente la compañía de vigilantes por el homicidio


cometido por una escopeta suya por uno de sus empleados fuera de su horario
de trabajo. En ese caso la compañía mantiene la guarda jurídica de la
escopeta. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 24, B. J. 1225.

El guardián sobre el cual recae la responsabilidad del hecho de las cosas


inanimadas es la persona que tiene el uso, el control y la dirección de la cosa.
SCJ, 1.ª Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 175, B. J. 1215; 1.ª Cám., 24 de
marzo de 2004, núm. 9, B. J. 1120, pp. 137-145.

Para que se desplace la guarda de la cosa inanimada (un vehículo) por robo
de las manos de su propietario, dicho robo debe ser denunciado antes de la
ocurrencia del daño. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 66, B. J.
1239.
Cuando un vehículo de motor es objeto de un contrato de leasing, la guarda
del vehículo se desplaza del arrendador al arrendatario, manteniendo el
primero la titularidad de la propiedad de este hasta tanto el último, al término
del contrato, ejerza la opción a compra convenida a su favor. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 69, B. J. 1228.
Contratistas

La contratista de los trabajos de construcción que se realizan en un centro


comercial debe mantener el control y la vigilancia de cualquier estructura
peligrosa capaz de provocar daños (en la especie, un hoyo donde cayó una
persona). Tomando en consideración especialmente que la construcción de
obras se considera una actividad peligrosa, corresponde a la constructora, aun
se haya finalizado la obra, advertir sobre cualquier condición o vestigio de la
construcción capaz de ocasionar daños. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012,
núm. 52, B. J. 1223.
Elementos de la responsabilidad

Los elementos de la responsabilidad civil cuasidelictual establecida en el


artículo 1384, párrafo I, del Código Civil son: a) una cosa inanimada, b) la
acción de la cosa que genera un daño y c) el vínculo de causalidad entre la
cosa y el daño. SCJ, 1.ª Cám., 21 de septiembre de 2005, núm. 19, B. J.
1138, pp. 124-130.

La presunción de responsabilidad que pesa sobre el guardián de la cosa


inanimada, prevista en el artículo 1384, párrafo I, del Código Civil, está
fundamentada en dos condiciones esenciales: a) que la cosa debe intervenir
activamente en la realización del daño, es decir, que esta intervención
produzca el daño; y b) que la cosa que produce el daño no debe haber
escapado al control material de su guardián. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre
de 2013, núm. 29, B. J. 1236; 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J. 1228; 13 de
junio de 2012, núm. 22, B. J. 1219; 23 de mayo de 2012, núm. 52, B. J. 1218;
17 de febrero de 2010, núm. 38, B. J. 1191; 1.ª Cám., 5 de diciembre de
2007, núm. 5, B. J. 1165, pp. 177-189; 24 de marzo de 2004, núm. 9, B. J.
1120, pp. 137-155.
Empresas eléctricas

Las demandas en responsabilidad civil sustentadas en un daño ocasionado


por el fluido eléctrico están regidas por las reglas relativas a la
responsabilidad por el daño causado por las cosas inanimadas establecidas en
el primer párrafo del artículo 1384 del Código Civil, régimen en el cual se
presume la responsabilidad del guardián de la cosa y, por tanto, resulta
innecesario que se demuestre la existencia de una falta. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
junio de 2012, núm. 25, B. J. 1219; 1.ª Cám., 19 de marzo de 2003, núm. 18,
B. J. 1108, pp. 185-192.

El fluido eléctrico constituye, por su propia naturaleza, un elemento activo


que es dañino y peligroso para las personas cuando llega de manera anormal.
En materia de responsabilidad sustentada en daños causados por la corriente
eléctrica, la determinación del comportamiento o situación anormal de la cosa
al momento de producirse el hecho dañoso es de gran importancia para
acreditar este tipo de responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014,
núm. 48, B. J. 1238; 14 de agosto de 2013, núm. 48, B. J. 1233.
La anormalidad del fluido eléctrico puede obedecer a la falta de calidad de las
líneas de transmisión del servicio eléctrico —por no cumplir la empresa con
el deber de mantener sus instalaciones en buen estado—, o a la ubicación o
posición inadecuada de la red destinada a transferir la energía, lo que trae
consigo una situación de riesgo para las personas que transitan o circulan por
el lugar, como sucedió en la especie por estar los cables de la red a muy baja
altura respecto de los techos de la viviendas a su alrededor. SCJ, 1.ª Sala, 14
de agosto de 2013, núm. 48, B. J. 1233; 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006,
núm. 17, B. J. 1144, pp. 147-155.

La anormalidad del fluido eléctrico puede obedecer en una anomalía o mal


funcionamiento que provoque una inestabilidad del voltaje eléctrico causante
de daños. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 48, B. J. 1238.

Sobre la empresa eléctrica, como dueña del fluido eléctrico, recae la


responsabilidad de garantizar y acreditar que el suministro cumpla con las
normas de calidad, seguridad y estabilidad exigidas por el marco regulatorio
del sector eléctrico, conforme lo disponen los artículos 95 y 126 de la Ley
125-01 General de Electricidad. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 48,
B. J. 1238.

Una vez establecida que la entidad eléctrica era la guardiana del fluido
eléctrico, su responsabilidad solo puede ser descartada si se prueba un caso
fortuito o fuerza mayor o una causa extraña que haya originado el siniestro.
SCJ, 1.ª Cám., 16 de enero de 2009, núm. 14, B. J. 1178.

Una vez establecidos los elementos que configuran la responsabilidad


cuasidelictual a cargo de la empresa eléctrica —el acta de defunción que
indica que la víctima murió a causa de un paro cardiorrespiratorio provocado
por una descarga eléctrica, las declaraciones del alcalde pedáneo que refiere
que un cable de alta tensión propiedad de la empresa estaba tendido en el
suelo cargado de energía eléctrica y que dicho cable electrocutó a la víctima,
y la certificación de la Superintendencia de Electricidad donde hace constar
que la propiedad de los cables eléctricos en la dirección donde ocurrió el
siniestro corresponde a la empresa eléctrica demandada—, corresponde a la
empresa eléctrica probar las causas que destruyen la presunción de
responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 17, B. J. 1239.

La sociedad de distribución de electricidad que niega su calidad de


propietaria de los cables del tendido eléctrico que han causado un daño está
obligada a aportar la prueba de que ella no era la propietaria de dichos cables
o que otra persona o entidad lo era; esto así en virtud del principio
establecido en el artículo 1315 del Código Civil, en su segunda parte, que
dispone que quien pretende estar libre de obligación debe justificar el pago o
el hecho que ha producido la extinción de su obligación, lo que significa que
en caso de que el demandado alegue estar libre de su obligación, debe aportar
la prueba de su liberación, convirtiéndose en un ente activo del proceso,
inversión de posición probatoria que se expresa en la máxima “reus in
excipiendo fit actor”. SCJ, 1.ª Sala, 23 de noviembre de 2011, núm. 24, B. J.
1212.

Aunque, en principio, la propiedad del tendido eléctrico causante del daño se


determina mediante una certificación emitida por la Superintendencia de
Electricidad, no existe disposición alguna que prohíba que dicha propiedad
pueda ser demostrada por otro medio de prueba, sea por escrito o por
testimonios. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 10, B. J. 1238.
La propietaria de las redes eléctricas incurre en responsabilidad por la muerte
ocasionada por el tendido eléctrico, no obstante que los moradores del lugar
donde ocurrió la tragedia hayan manipulado los cables eléctricos. La
propietaria de las redes tiene el deber de velar por la conservación,
supervisión y el mantenimiento de los cables del tendido eléctrico, a fin de
cumplir el voto de la Ley General de Electricidad 125-01, especialmente en
su artículo 54. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 4, B. J. 1221.

La propietaria de las redes eléctricas incurre en responsabilidad si los cables


de alta tensión eléctrica estaban, al momento de causarse el daño, en
dirección a la carretera y el poste de luz estaba ladeado, lo cual constituye
una situación de riesgo que corresponde a la propietaria del cableado vigilar y
salvaguardar. SCJ, 1.ª Cám., 8 de marzo de 2006, núm. 1, B. J. 1144, pp. 68-
75.

Es responsable la empresa eléctrica por la muerte de dos personas causada al


chocar la motocicleta en que viajaban con un poste del tendido eléctrico que
se encontraba en estado anormal, atravesado en la vía pública, poste que es de
la propiedad de la empresa eléctrica demandada, en aplicación de la
presunción general de responsabilidad a cargo del guardián de la cosa
inanimada que ha causado a otro un daño. SCJ, 1.ª Sala, 21 de junio de 2013,
núm. 137, B. J. 1231.

La empresa eléctrica incurre en responsabilidad aunque la caída del tendido


eléctrico se haya debido al hecho de un tercero si dicha entidad ha tenido
conocimiento oportuno de su desprendimiento, habiendo acudido a la
reparación la avería, pero la ha suspendido sin razón. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
enero de 2010, núm. 3, B. J. 1190.

No constituye un hecho de un tercero que exime de responsabilidad a la


empresa eléctrica que la caída del poste del tendido eléctrico que produjo el
daño fue ocasionada por un automóvil si el poste y los cables se encontraban
en una posición anormal antes del accidente, lo que ocasionó, precisamente,
que este ocurriera; además de que entre el impacto del automóvil al poste y el
segundo accidente, que causó la muerte de una niña, transcurrieron dos horas,
tiempo suficiente para que la empresa eléctrica adoptara las debidas
precauciones para evitar el segundo accidente. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de
2014, núm. 11, B. J. 1238.

En principio, las distribuidoras de electricidad solo son responsables por los


daños ocasionados por la electricidad que fluye a través de sus cables e
instalaciones, mientras que el usuario es responsable por los daños
ocasionados desde el punto de entrega, ya que a partir de allí la electricidad
pasa a sus instalaciones particulares, cuya guarda y mantenimiento le
corresponden, conforme al artículo 94 de la Ley 125-01, General de
Electricidad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 17, B. J. 1231.

Aunque el artículo 429 del Reglamento de Aplicación de la Ley General de


Electricidad consagra una excepción a la responsabilidad de las empresas
distribuidoras como guardianas del fluido eléctrico en los casos en que el
cliente o usuario titular no mantenga en buen estado las instalaciones
interiores, el párrafo final de dicho artículo descarta la posibilidad de aplicar
esta excepción cuando los daños se originen por causas atribuibles a las
empresas de distribución, en la especie, un alto voltaje ocurrido en la zona.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 41, B. J. 1233.

Las empresas distribuidoras de electricidad son responsables por los daños


ocasionados por el suministro irregular de electricidad, sin importar que estos
tengan su origen en sus instalaciones o en las instalaciones internas de los
usuarios del servicio, conforme al artículo 54.c de la Ley 125-01, General de
Electricidad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 17, B. J. 1231. .

El hecho de que el usuario sea responsable del buen estado de las


instalaciones interiores de su hogar no exonera a la empresa distribuidora de
responsabilidad en caso de un alto voltaje o por cualquier otra causa
atribuible a la empresa. SCJ, 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 5, B. J. 1229;
1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 80, B. J. 1223; 8 de agosto de 2012,
núm. 27, B. J. 1221.

La empresa eléctrica es responsable de la muerte ocasionada por un alto


voltaje, aun cuando el punto de contacto con el fluido eléctrico fuese dentro
de las instalaciones particulares del occiso. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 56, B. J. 1240.
La empresa eléctrica es responsable de la muerte ocasionada por un alto
voltaje, aun cuando el punto de contacto con el fluido eléctrico fue dentro las
instalaciones particulares del occiso, especialmente cuando se comprueba
que el problema del alto voltaje se había reportado antes a la distribuidora de
electricidad y que los alambres eléctricos y el transformador que le
suministran electricidad a la vivienda afectada se encontraban en mal estado.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 17, B. J. 1231.

La empresa eléctrica compromete su responsabilidad delictual, aun ante la


existencia de un contrato, cuando incumple el contrato suscrito con el usuario
en reiteradas ocasiones, suspendiéndole al cliente el servicio eléctrico en
varios períodos, a pesar de la prohibición pactada en el contrato, y no
obstante la decisión de Protecom al respecto. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 27, B. J. 1240.

Los plazos y procedimientos establecidos en el artículo 126 de la Ley General


de Electricidad 125-01 solo deben ser observados cuando los usuarios
afectados por una infracción causada por una empresa eléctrica empresa
regulada por dicha ley dirijan su reclamación ante la Superintendencia de
Electricidad, no así en caso de se demande a la empresa eléctrica en daños y
perjuicios, en el ámbito de la responsabilidad civil cuasidelictual, en su
calidad de guardián de la cosa inanimada que produjo un daño, en el cual se
aplican las reglas de derecho común, en el caso de la especie, el plazo de
prescripción del artículo 2271, párrafo, del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
marzo de 2013, núm. 73, B. J. 1228; 29 de agosto de 2012, núm. 77, B. J.
1221.

El hecho de que la víctima de un accidente eléctrico interponga una


reclamación ante la Oficina Nacional de Protección al Consumidor
(Protecom), entidad creada por el artículo 121 de la Ley de Electricidad, no
constituye una causa válida para interrumpir la prescripción, puesto que nada
impide que, simultáneamente con el conocimiento de la reclamación ante el
Protecom, la parte afectada demande ante los tribunales civiles la reparación
del daño que alega haber sufrido. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm.
40, B. J. 1229.

La mención contenida en un acta de defunción de que la víctima de un


accidente murió a causa de paro respiratorio por electrocución debe ser
aceptada por los jueces, salvo prueba en contrario. El acta de defunción hace
fe de su contenido hasta inscripción en falsedad, conforme al artículo 31 de la
Ley 659 de 1944 sobre Actos del Estado Civil. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre
de 2012, núm. 80, B. J. 1223; 19 de septiembre de 2012, núm. 38, B. J. 1222.

No es responsable la empresa eléctrica si no se prueba la participación activa


de la corriente eléctrica; en la especie, no se pudo determinar qué causó los
daños; el informe del cuerpo de bomberos actuante indicó que se desconocía
la causa que dio origen al incendio de la casa. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de
2014, núm. 43, B. J. 1238.

La opinión del cuerpo de bomberos sobre la magnitud de los daños causados


por un incendio no liga al juez, quien tiene la libertad de convencimiento de
esos hechos, a condición de que su valoración sea realizada con arreglo a la
sana crítica racional. En la especie, para precisar la cuantía de los daños, el
tribunal se auxilió de profesionales autorizados y especializados en la
tasación de infraestructuras y de auditoría patrimonial y financiera, así como
del informe sobre los estados financieros de la empresa víctima del incendio
y del inventario de mercancías a la fecha del siniestro. SCJ, 1.ª Sala, 29 de
enero de 2014, núm. 48, B. J. 1238.

La jurisdicción ordinaria y no la jurisdicción administrativa es la competente


para conocer de las demandas en reparación de daños y perjuicios que surjan
como consecuencia de los contratos entre una empresa eléctrica y un usuario,
aunque dicha empresa sea una concesionaria del Estado. La jurisdicción
administrativa solamente resuelve de los conflictos que surgen entre
particulares y el Estado. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 27, B. J.
1240.

El hecho de que Protecom pueda imponer sanciones administrativas contra


las distribuidoras de electricidad no abrogan ni suprime la competencia
conferida por la ley a los tribunales de derecho común para el conocimiento
de las acciones interpuestas por los usuarios. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de
2014, núm. 27, B. J. 1240.

En materia de accidentes eléctricos se aplica el plazo de prescripción de la


responsabilidad civil delictual, no el previsto en la Ley General de
Electricidad 125-01. SCJ, 1.ª Sala, 1 de diciembre de 2010, núm. 14, B. J.
1201.

La cláusula de limitación de responsabilidad prevista en el párrafo II del


artículo 93 de la Ley General de Electricidad 125-01 solo se aplica si los
daños y perjuicios han sido causados por el corte o suspensión del servicio
eléctrico tomando como causa la falta de pago y a condición de que haya una
constancia escrita del proveedor donde consten las razones que produjeron el
corte o la suspensión. SCJ, Salas Reunidas, 16 de noviembre de 2011, núm. 3,
B. J. 1212.
Participación activa

La presunción de responsabilidad que pesa sobre el guardián de la cosa


inanimada, prevista en el artículo 1384, párrafo I, del Código Civil, está
fundamentada en dos condiciones esenciales: a) que la cosa debe intervenir
activamente en la realización del daño, es decir, que esta intervención
produzca el daño; y b) que la cosa que produce el daño no debe haber
escapado al control material de su guardián. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre
de 2013, núm. 29, B. J. 1236; 6 de marzo de 2013, núm. 48, B. J. 1228; 13 de
junio de 2012, núm. 22, B. J. 1219; 23 de mayo de 2012, núm. 52, B. J. 1218;
17 de febrero de 2010, núm. 38, B. J. 1191; 1.ª Cám., 5 de diciembre de
2007, núm. 5, B. J. 1165, pp. 177-189; 24 de marzo de 2004, núm. 9, B. J.
1120, pp. 137-155.

Una vez demostrada la participación activa de la cosa inanimada que ha


causado el daño, pesa sobre el guardián de la cosa una presunción de falta
que solo se destruye si se comprueba la existencia de una causa eximente de
responsabilidad. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm. 53, B. J.
1222.

Una cosa inerte, que no tiene movimiento por su naturaleza propia, como es
el caso de una verja, puede tener un papel activo en la causa del daño. SCJ,
1.ª Cám., 13 de julio de 2005, núm. 6, B. J. 1136, pp. 116-124.

El club social que pone una piscina a disposición de las personas que lo
frecuentan es responsable de la muerte del niño que muere ahogado en ella.
El club debe garantizar a estas personas su seguridad e integridad. La piscina
ha jugado un papel activo en la muerte del niño. SCJ, 1.ª Cám., 10 de
diciembre de 2008, núm. 27, B. J. 1189, pp. 322-329.

No es responsable la empresa eléctrica si no se prueba la participación activa


de la corriente eléctrica; en la especie, no se pudo determinar qué causó los
daños; el informe del cuerpo de bomberos actuante indicó que se desconocía
la causa que dio origen al incendio de la casa. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de
2014, núm. 43, B. J. 1238.
Presunción contra el guardián

El artículo 1384 del Código Civil consagra una presunción general de


responsabilidad a cargo del guardián de la cosa inanimada que ha producido
un daño a otro, presunción que solo puede ser destruida por la prueba de un
caso fortuito, de fuerza mayor o de una falta imputable a la víctima o a un
tercero. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 33, B. J. 1223; 19 de
septiembre de 2012, núm. 53, B. J. 1222; 27 de junio de 2012, núm. 85, B. J.
1219; 14 de marzo de 2012, núm. 70, B. J. 1216; 1.ª Cám., 23 de noviembre
de 2011, núm. 24, B. J. 1212; 18 de febrero de 2009, núm. 54, B. J. 1179; 14
de mayo de 2008, núm. 4, B. J. 1170, pp. 40-50; 15 de febrero de 2006, núm.
17, B. J. 1143, pp. 147-155; 18 de febrero de 2004, núm. 28, B. J. 1119, pp.
253-259; 19 de marzo de 2003, núm. 18, B. J. 1108, pp. 185-192; 21 de
marzo de 2001, núm. 26, B. J. 1084, pp. 169-173.

La obligación legal del guardián consiste en impedir que la cosa cause un


daño; por ello, cada vez que haya un daño causado por la cosa, hay
incumplimiento de la obligación legal de la guarda. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo
de 2013, núm. 48, B. J. 1228.

La víctima está liberada de probar la falta del guardián en la acción en


reparación de daños y perjuicios fundada en la responsabilidad que pesa
sobre el guardián de la cosa inanimada, previsto en el párrafo primero del
artículo 1384 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 19 de septiembre de 2012, núm.
53, B. J. 1222; 13 de junio de 2012, núm. 22, B. J. 1219; 23 de mayo de 2012,
núm. 52, B. J. 1218; 17 de febrero de 2010, núm. 38, B. J. 1191; 1.ª Cám., 5
de diciembre de 2007, núm. 5, B. J. 1165, pp. 177-189; 21 de marzo de
2001, núm. 26, B. J. 1084, pp. 168-173.
Presunción contra el propietario de la cosa

Se presume que el propietario tiene la guarda de la cosa que ha causado un


daño a otro. Esta presunción puede ser destruida y no podría subsistir si al
momento del accidente el propietario no ejerce sobre la cosa el dominio y
poder de dirección que caracterizan al guardián. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre
de 2008, núm. 25, B. J. 1187, pp. 282-291.

Contra el propietario de una cosa inanimada pesa una presunción de guarda


que se mantiene aun cuando la cosa ha sido utilizada por un tercero, con el
consentimiento o no del propietario. Esta presunción desaparece cuando el
propietario prueba que no ha tenido el uso, control y dirección de la cosa.
SCJ, 1.ª Cám., 24 de marzo de 2004, núm. 9, B. J. 1120, pp. 137-145.

La presunción de responsabilidad sobre el propietario de la cosa inanimada es


juris tantum porque admite la prueba en contrario, principalmente cuando el
propietario prueba que al momento del daño él no ejercía sobre la cosa el
dominio y el poder de dirección que caracterizan al guardián. SCJ, 1.ª Sala, 5
de febrero de 2014, núm. 17, B. J. 1239; 10 de octubre de 2012, núm. 33, B.
J. 1223.

Para que quede configurada la responsabilidad por el hecho de las cosas


inanimadas, no basta con alegar que el demandado es propietario de la cosa
que ha causado el daño —en la especie, que la compañía telefónica es la
dueña del cableado que ocasionó el perjuicio—; el demandante debe
probarlo. SCJ, 1.ª Sala, 19 de febrero de 2014, núm. 49, B. J. 1239.

La dueña de la casa donde se han electrocutado unos trabajadores instalando


cristales tragaluces es responsable civilmente en su calidad de guardiana de
los cables de electricidad dentro de su vivienda. SCJ, 1.ª Cám., 16 de mayo de
2007, núm. 7, B. J. 1158, pp. 132-139.
Prescripción

La acción contra el guardián de la cosa inanimada prescribe a los seis meses,


conforme al artículo 2271, párrafo, del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
abril de 2013, núm. 40, B. J. 1229; 13 de marzo de 2013, núm. 73, B. J.
1228.

Sin embargo, cuando la acción civil contra el guardián de la cosa inanimada


tiene su fuente en un hecho penal, su prescripción se produce por el
transcurso del mismo período requerido para la prescripción de la acción
pública, aunque aquella se ejerza con independencia de esta. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 73, B. J. 1228; 1.ª Cám., 13 de marzo de 2002,
núm. 22, B. J. 1096, pp. 182-189.

Si la acción en responsabilidad civil se sustenta al amparo del artículo 1384,


párrafo primero, del Código Civil, no se puede invocar el plazo de
prescripción relativo a las acciones entre comerciantes, aunque exista una
relación comercial entre las partes. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012,
núm. 20, B. J. 1222.

El hecho de que la víctima de un accidente eléctrico interponga una


reclamación ante la Oficina Nacional de Protección al Consumidor
(Protecom), entidad creada por el artículo 121 de la Ley de Electricidad, no
constituye una causa válida para interrumpir la prescripción, puesto que nada
impide que, simultáneamente con el conocimiento de la reclamación ante el
Protecom, la parte afectada demande ante los tribunales civiles la reparación
del daño que alega haber sufrido. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm.
40, B. J. 1229.
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LOS ANIMALES

El artículo 1385 del Código Civil establece una presunción de


responsabilidad que pesa sobre el propietario del animal que ha causado un
daño, la cual solo puede ser destruida por la prueba de un caso fortuito, de
fuerza mayor, la falta de la víctima o de una causa extraña que no le sea
imputable. SCJ, Salas Reunidas, 19 de diciembre de 2012, núm. 7, B. J.
1225.

Cuando un animal que ha sido confiado a un empleado causa daños a una


tercera persona, la responsabilidad recae directamente sobre el propietario del
animal. SCJ, Salas Reunidas, 19 de diciembre de 2012, núm. 7, B. J. 1225.
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE OTRO

V. caso fortuito, causalidad, causas eximentes de responsabilidad civil,


contratos, cláusulas de limitación de responsabilidad, daños, daños
materiales, daños morales, daños (valoración), falta, falta de la víctima,
fuerza mayor, inmutabilidad del proceso, responsabilidad civil
extracontractual.
Acción recursoria

De la misma manera que el comitente tiene derecho a ejercer una acción en


repetición o recursoria contra el preposé causante de los daños, a fin de
obtener el reembolso de las sumas pagadas, de esa misma manera y a iguales
fines, la persona a cuyo nombre figure registrado en la Dirección General de
Impuestos Internos un vehículo de motor tiene derecho a ejercer esa acción
contra quien real y efectivamente haya tenido el uso, control y dirección del
vehículo al momento del accidente. SCJ, Cámaras Reunidas, 26 de marzo de
2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 78-89.
Bancos

Un banco es comitente de sus empleados, cuyos hechos dañosos en el


ejercicio de sus funciones en el banco no pueden ser considerados como
hechos de terceros. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 62, B. J. 1233.
Causas eximentes de la responsabilidad del comitente

La responsabilidad que pesa sobre los amos y comitentes es juris et de jure,


es decir, que estos no se pueden liberar de ella probando que le fue imposible
evitar el daño, exoneración que solo sería posible en caso de que se
establezca la falta de la víctima, la fuerza mayor o caso fortuito y el hecho del
otro. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 119, B. J. 1228.

La presunción de que el patrono es responsable de los actos de su trabajador


se destruye probando que el trabajador actuaba fuera del ejercicio de sus
funciones o realizando una actividad puramente personal al momento de
ocasionar el daño, o cuando la víctima sabía o debía saber que el trabajador
actuaba por su propia cuenta. SCJ, Salas Reunidas, 3 de marzo de 2010, núm.
2, B. J. 1192.

Una de las condiciones para que pueda retenerse la responsabilidad civil del
comitente por el hecho de su preposé es que este debe encontrarse bajo la
subordinación del comitente al momento en que se produce el hecho que
ocasiona el daño, lo cual no ocurre cuando el preposé actúa luego de salir de
su horario de trabajo. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 24, B. J.
1225.
Concepto

La responsabilidad por el hecho de otro, contenida en el artículo 1384,


párrafo III, del Código Civil, constituye una rama excepcional de la
responsabilidad civil, ya que el principio es que cada cual responde por su
propio hecho, como lo prevé el artículo 1382 del Código Civil. De acuerdo
con esta responsabilidad excepcional, una persona que no es autora de un
daño, denominada comitente, se obliga a reparar el daño causado por otra
persona, llamada preposé, siempre que se demuestre que durante la
ocurrencia del hecho dañoso el autor actuaba bajo el poder, dirección y
supervisión de su comitente. SCJ, 1.ª Sala, 20 de febrero de 2013, núm. 43,
B. J. 1227; 5 de septiembre de 2012, núm. 19, B. J. 1222.

Conforme al artículo 1384, párrafo III, del Código Civil, existe una
presunción de responsabilidad que se impone al comitente por los daños
causados por su preposé cuando este haya incurrido en falta en el ejercicio de
sus funciones. El comitente se encuentra obligado a reparar el daño sufrido
por la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 119, B. J. 1228.
Contratistas

Según el artículo 1797 del Código Civil, el contratista es responsable de todo


lo que provenga de las personas empleadas por él. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo
de 2013, núm. 164, B. J. 1230.
Elementos de la responsabilidad

Para que exista la responsabilidad civil por el hecho de un tercero, es preciso


que se reúnan los elementos siguientes: 1) la falta de la persona que ha
ocasionado el daño o perjuicio a otra, 2) la existencia de una relación de
dependencia entre el empleado o apoderado y la persona perseguida en
responsabilidad civil, y 3) que el empleado o apoderado haya cometido el
hecho perjudicial actuando en el ejercicio de sus funciones. SCJ, Salas
Reunidas, 26 de marzo de 2014, núm. 5, B. J. 1240; Cámaras Reunidas, 28
de noviembre de 2007, núm. 12, B. J. 1164, pp. 130-137; 1.ª Sala, 1 de junio
de 2011, núm. 5, B. J. 1207.

Para que exista responsabilidad del comitente por el hecho personal de la


persona por quien él responda, por el hecho de otro, es preciso que ese otro
haya comprometido su propia responsabilidad personal. SCJ, Cámaras
Reunidas, 28 de noviembre de 2007, núm. 12, B. J. 1164, pp. 130-139; 1.ª
Sala, 1 de junio de 2011, núm. 5, B. J. 1207.
Si no se ha decidido sobre la falta del conductor del vehículo causante del
accidente, no es posible condenar al tercero civilmente demandado, ya que, al
tratarse de una responsabilidad civil por el hecho de otro, es preciso, primero,
establecer el hecho ilícito a cargo del causante del daño. SCJ, Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 78-89.
Relación comitente-preposé

Es de la esencia de esta clase de responsabilidad la existencia de una relación


de comitente a preposé, caracterizada por el vínculo de subordinación. Se
adquiere la calidad de comitente desde que una persona tiene la autoridad o el
poder de dar órdenes o instrucciones a otra que se encuentra bajo su
dependencia y esta, en el ejercicio de tales atribuciones, causa el daño que se
invoca como fundamento de la responsabilidad. SCJ, Salas Reunidas, 26 de
marzo de 2014, núm. 5, B. J. 1240.

La idea de comitencia está basada en el lazo de subordinación o poder de


dirección del comitente sobre su preposé. SCJ, Cámaras Reunidas, 5 de
septiembre de 2007, núm. 1, B. J. 1162, pp. 5-15.

Aunque la relación de comitente a preposé no depende necesariamente de la


existencia de una relación de trabajo, si esta se establece según la normativa
laboral, el empleador se presume comitente del trabajador y, en consecuencia,
responsable, hasta prueba en contrario, de la reparación de los daños y
perjuicios causados por el trabajador a un tercero. Esta presunción se
destruye probando que el trabajador actuaba fuera del ejercicio de sus
funciones o realizando una actividad puramente personal al momento de
ocasionar el daño, o cuando la víctima sabía o debía saber que el trabajador
actuaba por su propia cuenta. SCJ, Salas Reunidas, 3 de marzo de 2010, núm.
2, B. J. 1192.

La comitencia es una cuestión de hecho que los jueces aprecian


soberanamente. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 19, B. J. 1222.

Un banco es comitente de sus empleados, cuyos hechos dañosos en el


ejercicio de sus funciones en el banco no pueden ser considerados como
hechos de terceros. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 62, B. J. 1233.

El empleado de una compañía de seguridad no es preposé de la empresa a


quien la compañía le presta servicios de seguridad. SCJ, 1.ª Sala, 1 de junio
de 2011, núm. 5, B. J. 1207.

El propietario de un solar no se puede considerar, por el solo hecho de ser


propietario, como comitente de dueño del taller de reparación de vehículos
que opera dicho inmueble en virtud de un contrato de arrendamiento. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 19, B. J. 1222.

La persona a cuyo nombre figura matriculado un vehículo se presume


comitente de quien lo conduce. Esta presunción solo admite la prueba en
contrario en los casos siguientes: a) si una solicitud de traspaso a favor de
otra persona ha sido depositada antes del accidente en la oficina a cuyo cargo
esté la expedición de las matrículas; b) si el vehículo ha sido vendido o
arrendado antes del accidente, lo cual consta en un documento con fecha
cierta; c) si el vehículo ha sido objeto de un robo antes del accidente. SCJ,
Cámaras Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 6, B. J. 1168, pp. 78-89; 1.ª
Sala, 18 de enero de 2012, núm. 36, B. J. 1214.
Solidaridad

Conforme a los artículos 1382, 1383 y 1384 del Código Civil, la reparación
de la víctima, tanto a cargo del autor de los daños como de las personas a
quienes esos textos hacen civilmente responsables, caracteriza un caso de
solidaridad de pleno derecho a los términos de los artículos 1200 y 1202 del
Código Civil. SCJ, Cámaras Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 5, B. J.
1168, pp. 61-77.

Sin embargo, cuando la demanda se incoa contra las personas civilmente


responsables de los coimputados de una infracción penal, la indemnización
que se acuerde no puede ser declarada solidaria entre esas personas
civilmente responsables, lo cual se justifica porque estas responden
respectivamente por cada uno de sus preposés, y admitir lo contrario sería
poner a cargo de una persona una responsabilidad por el hecho de una
persona por la cual legalmente no tiene que responder. SCJ, Cámaras
Reunidas, 26 de marzo de 2008, núm. 5, B. J. 1168, pp. 61-77.
RESPONSABILIDAD CIVIL POR EL HECHO DE LOS PRODUCTOS
DEFECTUOSOS

La responsabilidad contractual derivada de la obligación de seguridad a cargo


de los fabricantes y de todos los vendedores intervinientes, respecto a los
productos defectuosos que ellos vendan, es autónoma de la responsabilidad
resultante de los vicios ocultos, así como de la responsabilidad por el hecho
de un tercero. El fundamento de la responsabilidad por los productos
defectuosos descansa en el deber de seguridad en el consumo, que constituye
una obligación propia del fabricante que se traduce en un deber general de
proteger la salud de los consumidores, su persona y resguardar sus bienes,
según se deriva del texto del artículo 1135 del Código Civil. La obligación de
seguridad no solo se encuentra en la órbita del fabricante, sino que también
tienen obligaciones de seguridad los demás agentes que interactúan en la
cadena de distribución, lo cual constituye una excepción al principio del
efecto relativo de los contratos. SCJ., 1.ª Sala, 28 de septiembre de 2011,
núm. 26, B. J. 1210.

Sobre los fabricantes u otros agentes comerciales de productos alimentarios


recae una obligación de seguridad. Se considerará que un producto es
defectuoso cuando no ofrezca al consumidor las cualidades de seguridad y
protección a su salud que legítimamente se puede esperar de él, teniendo en
cuenta todas las circunstancias con relación al producto en cuestión, sea
porque contenga algún cuerpo extraño o sustancia tóxica o parásitos o
microorganismos patógenos u otras toxinas susceptibles de entrañar un riesgo
para la salud. El incumplimiento a la obligación de seguridad y calidad de los
productos deriva en una responsabilidad por el producto en cuestión,
responsabilidad que se enmarca en el ámbito de la responsabilidad civil
delictual o cuasidelictual, prevista por los artículos 1382 y 1383 del Código
Civil. SCJ, 1.ª Sala, 11 de enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214.

La obligación de seguridad escapa al breve plazo de la garantía de los vicios


ocultos, y pesa, además, sobre el fabricante principalmente, más que sobre el
simple vendedor profesional. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm.
3, B. J. 1232.

La responsabilidad de los fabricantes derivada de su obligación de seguridad


es a la vez objetiva (no es necesario probar una falta) y extracontractual
(beneficia a toda víctima del defecto del producto sin que haya necesidad de
que esta esté ligada por un contrato con el fabricante). SCJ, Salas Reunidas, 3
de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

El fabricante de un vehículo de motor es responsable si no se activan las


bolsas de aire del vehículo al recibir un impacto severo, pues se ha
incumplido la obligación de seguridad puesta a cargo de todo fabricante de
vehículos. No puede eximirse de responsabilidad probando fuerza mayor, el
hecho de un tercero o la falta de la víctima, puesto que no se trata una acción
redhibitoria. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3, B. J. 1232.

Comete una falta la empresa que suministra un producto defectuoso de


fumigación agrícola que produce daños, no solo al propio comprador de tal
mercancía (responsabilidad contractual), sino también a terceros
(responsabilidad cuasidelictual) cuyas fincas colindan con la del comprador.
SCJ, 1.ª Cám., 13 de junio de 2007, núm. 7, B. J. 1159, pp. 94-103.
RETROACTIVIDAD DE LAS LEYES

V. irretroactividad de las leyes.


RETROVENTA

V. también simulación.

Aunque en ocasiones la venta de inmuebles con pacto de retroventa es


utilizada para encubrir un préstamo, dicha simulación debe ser probada; no
basta con alegarla. SCJ, 1.ª Cám., 14 de febrero de 2001, núm. 10, B. J. 1083,
pp. 94-101.

La apreciación del carácter fraudulento o no de una retroventa corresponde al


poder soberano de los jueces del fondo. Los jueces pueden extraer esta
valoración tanto del documento argüido en simulación como del
comportamiento adoptado por las partes, lo que permitiría advertir lo
realmente convenido, siempre que los jueces no desnaturalicen tales
actuaciones. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 65, B. J. 1217.
REVISIÓN CIVIL
Admisibilidad

La revisión civil es admisible solo contra las sentencias dictadas en única o


en última instancia, es decir, contra asuntos que no pueden ser impugnados
en apelación u oposición. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 16, B. J.
1238; 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 11, B. J. 1152, pp. 165-184; 20 de
agosto de 2003, núm. 8, B. J. 1113, pp. 104-110.

La revisión civil solo es admisible en los casos y con las formalidades


especiales establecidas en los artículos 480 a 501 del Código de
Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 16, B. J. 1238.

Es inadmisible la revisión civil contra la sentencia que ya ha sido objeto de


un recurso de casación y decidido por la Suprema Corte de Justicia, ya que el
litigio adquirió la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada. SCJ, 1.ª
Sala, 13 de noviembre de 2013, núm. 17, B. J. 1236.
Concepto

La revisión civil es un recurso extraordinario mediante el cual se apodera a la


jurisdicción que ha dictado una sentencia en última instancia a fin de hacerla
retractar, sobre el fundamento de que el tribunal ha incurrido, de manera
involuntaria, en uno de los errores o causales indicados limitativamente en
los artículos 480 y 481 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 12
de diciembre de 2012, núm. 43, B. J. 1225.
Ejercicio simultáneo de la revisión civil y del recurso de casación

Es posible el ejercicio simultáneo contra una misma sentencia de los recursos


de revisión civil y casación. SCJ, 1.ª Cám., 17 de junio de 2009, núm. 42, B.
J. 1183.
Fases

Desde un punto de vista procesal, la revisión civil se bifurca en dos fases o


etapas: la primera se denomina fase de lo rescindente y en ella el tribunal
comprueba si se han cumplido los requisitos exigidos para la interposición
del recurso; en la segunda, denominada fase de lo rescisorio, se conoce del
fondo del asunto. La fase de lo rescisorio solo se efectúa si el tribunal ha
admitido el recurso en la fase de lo rescindente. SCJ, 1.ª Sala, 12 de
diciembre de 2012, núm. 43, B. J. 1225.

En la fase de lo rescindente, el tribunal apoderado del conocimiento del


recurso no solo debe verificar si se ha cumplido con la formalidad del artículo
495 del Código de Procedimiento Civil (consulta positiva de tres abogados
sobre la procedencia del recurso, notificación de la consulta en cabeza del
recurso, así como del depósito de la instancia ante el tribunal), sino que,
además, debe verificar que se hayan observado los demás requisitos
inherentes a la interposición del recurso, en especial, la comprobación de que
efectivamente concurra una de las causas que taxativamente son enumeradas
por el artículo 480 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
febrero de 2013, núm. 6, B. J. 1227.

La fase de lo rescisorio solo tiene lugar si he ha admitido el recurso de


revisión. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 6, B. J. 1227.
Jurisdicción inmobiliaria

No existe el recurso de revisión civil en materia inmobiliaria. SCJ, 3.ª Cám.,


16 de abril de 2003, núm. 23, B. J. 1109, pp. 771.
Plazo

El plazo para interponer el recurso de revisión civil es de dos meses a partir


de la notificación de la sentencia. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm.
11, B. J. 1154, pp. 165-184.
Recurso contra la sentencia que decide la revisión civil

La sentencia dictada sobre un recurso de revisión civil no puede ser objeto


del recurso de apelación, sino del recurso de casación. SCJ, 1.ª Sala, 10 de
octubre de 2012, núm. 26, B. J. 1223; 28 de marzo de 2012, núm. 123, B. J.
1216.
REVISIÓN POR CAUSA DE ERROR MATERIAL

No se puede pretender, so pretexto de corregir un error material, enmendar en


sustancia los derechos adjudicados mediante una sentencia, puesto que se
atentaría contra el principio de la autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada. 3.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 23, B. J. 1178.

Para que la sentencia definitiva de saneamiento pueda ser revisada, es


indispensable que se compruebe que en ella se ha incurrido en un error
puramente material. Una sentencia no puede ser modificada por una
resolución administrativa. SCJ, 3.ª Cám., 19 de julio de 2003, núm. 19, B. J.
1112, pp 1111-1116; 19 de febrero de 2003, núm. 17, B. J. 1107, pp. 596-
607.

La sentencia dictada el tribunal de tierras con ocasión de un recurso de


revisión de error material es susceptible de ser recurrida en casación, ya que
fue emitida de manera contradictoria y constituyó una decisión en única y
última instancia. SCJ, 3.ª Sala, 9 de octubre de 2013, núm. 28, B. J. 1235.
REVISIÓN POR CAUSA DE FRAUDE
Condiciones

La acción en revisión por causa de fraude no puede ser intentada contra los
terceros adquirientes de buena fe y a título oneroso a quienes se les ha
traspasado los derechos sobre el inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 7 de agosto de
2002, núm. 6, B. J. 1101, pp. 502-510.

El recurso de revisión por causa de fraude solo debe ser acogido cuando se
demuestre que el beneficiario de la decisión lo ha obtenido fraudulentamente,
es decir, mediante el designio previo y malicioso, de carácter intencional,
formado y ejecutado para perjudicar al recurrente en revisión. SCJ, 3.ª Sala,
7 de septiembre de 2011, núm. 2, B. J. 1210.

No constituye un impedimento para el ejercicio de la revisión por causa de


fraude que el recurrente haya participado en el proceso de saneamiento. El
recurso puede ser ejercido por cualquier persona que tenga interés. SCJ, 3.ª
Sala, 3 de julio de 2013, núm. 1, B. J. 1232.

No procede el recurso en revisión por causa de fraude contra una sentencia


con la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada en cuyo proceso el
causante de la parte recurrente no solo fue parte, sino que formuló en el
proceso todas sus reclamaciones, las que fueron rechazadas. SCJ, 3.ª Cám., 3
de diciembre de 2003, núm. 4, B. J. 1117, pp. 450-456.
Efectos

De acogerse la revisión por causa de fraude, se aniquila todo el proceso de


saneamiento, el cual debe iniciarse de nuevo. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de
2013, núm. 64, B. J. 1228.

El tribunal que da curso a una revisión por causa de fraude debe ordenar la
celebración de un nuevo saneamiento y designar el juez de jurisdicción
original competente para conocer de dicho saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 9 de
marzo de 2011, núm. 10, B. J. 1204; 3.ª Cám., 25 de noviembre de 2009,
núm. 31, B. J. 1188.

El hecho de que se acoja el recurso de revisión por causa de fraude no impide


al tribunal apoderado del nuevo saneamiento apreciar soberanamente si hubo
o no fraude. SCJ, 3.ª Cám., 4 de febrero de 2004, núm. 4, B. J. 1119, pp. 751-
760.
Especies en que se configura el fraude

La omisión de parte del reclamante en el saneamiento de indicar los derechos


de otra u otras personas en el mismo inmueble reclamado constituye un
fraude que debe dar lugar a la revisión. SCJ, 3.ª Sala, 8 de junio de 2011,
núm. 19, B. J. 1207.

Queda configurado el fraude si el demandado admite en audiencia que el


terreno que fue adjudicado a su favor no le pertenecía ni lo había ocupado ni
tampoco pagado, sino que simplemente había un acuerdo verbal con su
supuesto causante que no llegó a concretizarse. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de
2013, núm. 64, B. J. 1228.
Finalidad

El recurso de revisión por causa de fraude tiene por finalidad proteger la


regularidad del proceso de saneamiento, evitando que se burle el propósito
esencial y de orden público de dicho proceso, que es el de atribuir a favor de
sus verdaderos dueños el derecho de propiedad y los derechos reales
accesorios sobre un inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 22,
B. J. 1178.
Medios

Para que la revisión por causa de fraude sea admitida, es necesario que los
recurrentes que fueron partes del proceso de saneamiento propongan en el
recurso medios distintos a los fueron propuestos y rechazados en dicho
proceso. SCJ, 3.ª Cám., 11 de febrero de 2009, núm. 26, B. J. 1179.
Plazo

Es inadmisible la acción en revisión por causa de fraude interpuesta después


del año de expedido el primer certificado de título. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril
de 2012, núm. 52, B. J. 1217.

El plazo de un año para interponer el recurso de revisión por causa de fraude


comienza a correr a partir de la fecha de expedición del certificado de título,
no a partir de la notificación de dicho certificado. SCJ, 3.ª Sala, 24 de abril
de 2013, núm. 55, B. J. 1229.
Poder soberano de los jueces

Los jueces del fondo apoderados de un recurso de revisión por causa de


fraude tienen poder soberano para apreciar los hechos que constituyen el
fraude. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm. 2, B. J. 1120, pp.
15-28; 3.ª Sala, 8 de junio de 2011, núm. 19, B. J. 1207; 28 de enero de 2009,
núm. 22, B. J. 1178; 6 de diciembre de 2006, núm. 23, B. J. 1154, pp. 1511-
1518; 28 de mayo de 2003, núm. 24, B. J. 1110, pp. 677-682.
Procedimiento

La acción en revisión por causa de fraude no se dirige contra todas las


personas que resultan ser adjudicatarias de la parcela saneada, sino
exclusivamente sobre la porción de terreno que le fuera adjudicada a la
persona a quien se le imputa el fraude. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012,
núm. 42, B. J. 1218.

Debe rechazarse la demanda en revisión por causa de fraude cuya constancia


de haberse notificado a la parte demandada no ha sido depositada en la
secretaría del tribunal dentro de la octava franca, según lo ordena el artículo
199 del Reglamento de los Tribunales Inmobiliarios. SCJ, 3.ª Sala, 6 de julio
de 2011, núm. 4, B. J. 1208.

No es nula la acción en revisión por causa de fraude que se notifica en manos


del abogado y no de la parte, si esta ha tenido la oportunidad de defenderse
del recurso interpuesto. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 42, B. J.
1218.

La notificación al Abogado del Estado del recurso de revisión por causa de


fraude le corresponde al tribunal apoderado y no a las partes, según lo
establecen el artículo 88, párrafo, de la Ley de Registro Inmobiliario y el
artículo 200 del Reglamento para los Tribunales de Tierras. SCJ, 3.ª Sala, 9
de mayo de 2012, núm. 23, B. J. 1218.
Sentencia que acoge el recurso

Tiene carácter definitivo y no preparatorio — y, por tanto, es recurrible en


casación— la sentencia que anula un saneamiento como consecuencia de un
recurso de revisión por causa de fraude. SCJ, 3.ª Cám., 7 de agosto de 2002,
núm. 6, B. J. 1101, pp. 502-510.
Única vía para impugnar un saneamiento

La revisión por causa de fraude es la única vía abierta para hacer revocar los
efectos de un saneamiento. No procede interponer una litis sobre derechos
registrados, la cual solo se concreta cuando surgen contestaciones por
negocios jurídicos celebrados después del saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
julio de 2012, núm. 15, B. J. 1220.
ROL DE AUDIENCIA

V. audiencia.

S
SANEAMIENTO

V. también posesión, prescripción adquisitiva, revisión por causa de


fraude.
Abogado del Estado

En caso de que dos procesos de saneamiento, efectuados sobre los mismos


terrenos, culminen con la emisión de dos certificados de título y, por ende,
con la existencia de dos derechos registrados sobre un mismo inmueble, el
Abogado del Estado tiene calidad para recurrir en casación aunque no haya
sido parte del proceso. El sistema registral dominicano ejerce una
especialísima tutela sobre el derecho de propiedad registrado y le otorga al
Abogado del Estado la más elevada legitimidad para asumir la
representación del interés público. En nuestro sistema registral, el certificado
de título y su registro cuentan con la garantía absoluta del Estado y cuanto
publicita, en principio, se presume exacto, cuestión que hace imperativo que
se dilucide toda situación que implique una inexactitud. TC/0209/14, 8 de
septiembre de 2014.
Autoridad de cosa juzgada

Las sentencias de saneamiento adquieren la autoridad de la cosa


irrevocablemente juzgada después de un año de transcrito el correspondiente
decreto de registro. SCJ, 3.ª Cám., 24 de mayo de 2006, núm. 23, B. J. 1146,
pp. 1735-1741.
Carácter de orden público

El proceso de saneamiento tiene un carácter de orden público por ser un


proceso in rem y con efecto erga omnes, por lo que no puede estar
subordinado ni sus efectos ser sobreseídos por una demanda en partición de
bienes, que es un proceso civil, que solo recae sobre las mejoras y no sobre el
registro del terreno. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 60, B. J.
1223.
Cuándo se considera el inmueble saneado

Para que se considere saneado un inmueble, basta con que se haya dictado la
sentencia definitiva del saneamiento; no es necesario que se haya realizado la
operación material del registro. SCJ, 3.ª Cám., 30 de octubre de 2002, núm.
47, B. J. 1103, pp. 1122-1136.
Condiciones

Para sanear un inmueble se requiere mantener una posesión pacifica e


ininterrumpida. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 61, B. J. 1216.
Efectos
El saneamiento aniquila todo derecho de posesión que no haya sido
reclamado durante su curso, salvo el derecho del interesado de recurrir en
revisión por causa de fraude. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 39, B. J.
1232; 3 de julio de 2013, núm. 22, B. J. 1232; 3.ª Cám., 25 de julio de 2007,
núm. 40, B. J. 1160, pp. 1113-1120; 24 de mayo de 2006, núm. 23, B. J.
1146, pp. 1735-1741; 4 de febrero de 2004, núm. 4, B. J. 1119, pp. 751-760;
4 de diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp. 580-596.

La sentencia final de saneamiento aniquila o extingue todos los derechos que


no hayan sido invocados en el proceso de saneamiento, a menos que se trate
de una situación de derechos distinta a la consagrada por dicha sentencia o
por el decreto de registro y certificado de título que son sus consecuencias, y
a condición de que la nueva situación se origine en hechos jurídicos surgidos
con posterioridad al registro del derecho de propiedad del inmueble. SCJ, 3.ª
Sala, 17 de julio de 2013, núm. 39, B. J. 1232.

Una vez vencido el plazo de un año establecido para el recurso por causa de
fraude, las sentencias de saneamiento adquieren la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 30,
B. J. 1236.

Las sentencias de saneamiento, después de un año de transcrito el


correspondiente decreto de registro, adquieren la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada y las cuestiones en ellas resueltas no pueden ser
alteradas por recurso alguno. SCJ, 3.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 39, B.
J. 1232.

No se puede invocar, mediante una litis sobre terrenos registrados,


interpuesta años después de terminado el saneamiento, que en el saneamiento
no se tomaron en cuenta los derechos de la primera esposa del reclamante,
con quien se inició la posesión de los terrenos saneados, hecho anterior al
saneamiento. Estos derechos debieron ser invocados en el proceso de
saneamiento o, en su defecto, ser reclamados dentro del año previsto en el
recurso excepcional de la revisión por causa de fraude. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 23, B. J. 1234.
No se puede invocar que en el saneamiento no se tomó en cuenta una
donación hecha antes del saneamiento. Los derechos resultantes de la
donación debieron ser invocados en el proceso de saneamiento o dentro del
año previsto en el recurso excepcional de la revisión por causa de fraude.
SCJ, 3.ª Sala, 25 de octubre de 2013, núm. 49, B. J. 1235.

Alterar el contenido jurídico de una sentencia de saneamiento o modificar los


derechos registrados como consecuencia de ella implicaría un atentado al
principio de la autoridad de la cosa juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 3 de julio de 2013,
núm. 22, B. J. 1232.

La sentencia que pone fin al proceso de saneamiento no tiene por efecto


anular los documentos consentidos después del saneamiento en que se
transfieren los derechos del adjudicatario en beneficio de otras personas. SCJ,
3.ª Cám., 20 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 762-772.

El legatario que no participa en el saneamiento de un inmueble que le ha sido


legado por testamento no pierde sus derechos por no haber hecho valer el
testamento en el proceso de saneamiento si la parcela ha sido adjudicada a los
sucesores del testador y estos son aún sus propietarios. SCJ, 3.ª Cám., 9 de
enero de 2008, núm. 5, B. J. 1166, pp. 666-675.
Localización de posesiones

Ninguna disposición de la ley obliga al agrimensor-contratista en un proceso


de saneamiento a realizar una nueva localización de posesiones cuando estas
se han originado después de ejecutada la mensura y presentado los planos
correspondientes al tribunal, especialmente si ya se ha establecido quiénes
son las personas que al momento de la mensura o de la adjudicación colectiva
han mantenido durante más de veinte años la posesión de un terreno en la
forma y término que establece el artículo 2229 del Código Civil. SCJ, 3.ª
Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 57, B. J. 1223.
Motivos

Según los literales h y k del artículo 101 del Reglamento de los Tribunales de
la Jurisdicción Inmobiliaria, todas las decisiones emanadas de los tribunales
de la jurisdicción inmobiliaria deberán contener la identificación del o de los
inmuebles involucrados, así como la relación de derecho y motivos jurídicos
en que se funda. No cumple con dicho requisito la sentencia de saneamiento
que en su decisión no describe el inmueble objeto de saneamiento, sino que
se limita a enunciarlo en la parte dispositiva, máxime si existían como
acontece en la especie, otros solares en el mismo proceso de saneamiento que
estaban también siendo reclamados. Es deber de los jueces del saneamiento,
por tratarse de un proceso cuya naturaleza es de orden público, establecer con
exactitud cuál persona reúne una de las características básica, que es la
posesión material del inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 27 de septiembre de 2013,
núm. 64, B. J. 1234.
Poder de los jueces

Es facultad del juez en los procesos de saneamiento valorar los documentos


que le son presentados a fin de comprobar y verificar quién realmente cumple
con las características de una ocupación continua y no ininterrumpida,
pacífica, pública, inequívoca y a título de propietario. SCJ, 3.ª Sala, 27 de
noviembre de 2013, núm. 24, B. J. 1236; 20 de febrero de 2013, núm. 29, B.
J. 1227.

Corresponde a los jueces de fondo verificar los hechos presentados ante ellos
y determinar su sinceridad, lo cual no entra en el control casacional de la
Suprema Corte de Justicia, máxime cuando estos han evaluado cuál de las
posesiones alegadas se caracteriza más como una posesión teórica y cuál
como una posesión física. SCJ, 3.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 24,
B. J. 1236.

En el proceso de saneamiento es facultad del juez ordenar cualquier medida


tendente a determinar las ocupaciones de los reclamantes y la ubicación del
inmueble, a fin de realizar una debida instrucción del caso y adjudicar los
derechos del inmueble a los que cumplan con los requerimientos establecidos
por nuestro Código Civil en sus artículos 2219, 2228 y 2229. SCJ, 3.ª Sala, 5
de diciembre de 2012, núm. 34, B. J. 1225.
Prueba

Los títulos de acciones solo pueden constituir un medio de prueba de


posesión teórica. La posesión material es el elemento determinante en materia
de saneamiento. SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 54, B. J. 1223.
Revisión por causa de error material

Para que la sentencia definitiva de saneamiento pueda ser revisada, es


indispensable que se compruebe que en ella se ha incurrido en un error
puramente material. Una sentencia no puede ser modificada por una
resolución administrativa. SCJ, 3.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 17, B.
J. 1107, pp. 596-607.
Saneamiento comenzado bajo antigua Ley de Registro de Tierras

El saneamiento comenzado bajo la Ley 1542 de 1947, en el que los


reclamantes tengan derechos adquiridos, se debe continuar bajo el amparo de
dicha ley y no bajo la nueva Ley 108-05 y sus reglamentos, toda vez que la
nueva ley resulta menos favorable para los reclamantes. SCJ, 3.ª Sala, 6 de
junio de 2012, núm. 16, B. J. 1219.
Saneamiento sobre saneamiento

Cualquier saneamiento que se haga sobre una parcela ya saneada es nulo,


pues la base de todo saneamiento es el reconocimiento o adquisición de un
derecho sobre un predio. El saneamiento tiene por efecto purgar todos los
derechos anteriores y, por ende, no existen derechos válidos que no figuren
registrados en el registro de títulos correspondiente. Un segundo saneamiento
no puede modificar los derechos conferidos en el primer saneamiento
después de que la sentencia que le pone fin ha adquirido la autoridad de la
cosa juzgada. SCJ, 3.ª Sala, 30 de mayo de 2012, núm. 78, B. J. 1218.

En el saneamiento se hace realidad la regla “primero en el tiempo primero en


el derecho”: el saneamiento hecho sobre una parcela ya saneada es nulo por
aplicación de los principios de especialidad e imprescriptibilidad del sistema
Torrens. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 35, B. J. 1229.
SECRETO BANCARIO

V. bancos.
SECUESTRO JUDICIAL

V. también administrador provisional.


Competencia

El tribunal de tierras apoderado de una litis sobre terreno registrado tiene


competencia para resolver sobre el pedimento de secuestro del inmueble
objeto de la litis. SCJ, 3.ª Cám., 20 de mayo de 2009, núm. 15, B. J. 1181.

El juez de los referimientos puede ordenar el secuestro de un bien. SCJ, 1.ª


Sala, 23 de febrero de 2011, núm. 37. B. J. 1203; 1.ª Cám., 5 de noviembre
de 2008, núm. 12, B. J. 1188, pp. 159-166; 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J.
1137, pp. 181-188; 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21, B. J. 1228.
Concepto

El artículo 1961 del Código Civil establece que el secuestro de un inmueble o


cosa mobiliaria puede ordenarse judicialmente cuando la propiedad o la
posesión sean litigiosas entre dos o más personas.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de febrero de 2011, núm. 37, B. J. 1203.

El concepto de secuestrario judicial supone un mandato legal bien definido,


según el cual dicho funcionario ejerce su procuración de manera integral, a su
bien entendido criterio y con las limitaciones que le imponen el mandato y el
principio que rigen las actuaciones de un buen padre de familia. SCJ, 1.ª
Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 10, B. J. 1146, pp. 153-160.
Condiciones

Basta para que sea ordenado en referimiento el secuestro de un bien que la


medida parezca útil a la conservación de los derechos de las partes. Aun
cuando los jueces deben ser cautos al ordenar esta medida, las disposiciones
del Código Civil que se refieren a ella no le exigen otra condición que aquella
de que exista un litigio entre partes SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm.
20, B. J. 1235; 23 de febrero de 2011, núm. 37. B. J. 1203; 1.ª Cám., 5 de
noviembre de 2008, núm. 12, B. J. 1188, pp. 159-166; 3 de agosto de 2005,
núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188; 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21, B. J.
1228.

Aunque el artículo 1961 del Código Civil no exige otra condición para
conceder el secuestro que la de que exista un litigio entre las partes sobre la
propiedad o posesión de un inmueble o cosa mobiliaria, el artículo 109 de la
Ley 834 de 1978, cuya vigencia es más reciente que la del Código Civil,
requiere, además, cuando la medida es solicitada al juez de los referimientos,
la existencia de una contestación seria o que justifique la existencia de un
diferendo. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, números 55 y 63, B. J. 1233.

La existencia entre exesposos de varias demandas en partición y


administración de los bienes de la comunidad es suficiente para que sea
designado un secuestrario judicial provisional para administrar los bienes
fomentados durante dicha comunidad hasta su partición y liquidación
definitiva, como medida útil para evitar que una parte se vea beneficiada más
que la otra de esos bienes. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, números 55 y
62, B. J. 1233.

Los jueces pueden ordenar provisionalmente el secuestro judicial de un


inmueble cuya propiedad o posesión es litigiosa si comprueban que la litis es
seria, no obstante que sobre el inmueble no exista ningún peligro inminente
ni una necesidad de urgencia ni que esté en juego su conservación. SCJ, 3.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 21, B. J. 1228.

Carece de relevancia tomar en cuenta la estabilidad financiera de la empresa


cuyo secuestro se ordena, pues el secuestrario está en el deber, conjuntamente
con la administración de dicha entidad, de mantener su buen funcionamiento
y rendimiento. SCJ, 1.ª Sala, 23 de febrero de 2011, núm. 37. B. J. 1203.

Para ordenar el secuestro judicial no es preciso de manera absoluta y tajante


la existencia de un litigio sobre la cosa objeto de la medida, sino que es
suficiente que el litigio recaiga sobre un interés que lo liga o une a la
propiedad o posesión de la cosa, como es el caso de la demanda en cobro de
pesos pendiente como consecuencia de la venta que se hizo de la cosa. SCJ,
1.ª Cám., 5 de noviembre de 2008, núm. 12, B. J. 1176, pp. 159-166.
Inmueble alquilado

El juez de los referimientos puede designar un secuestrario judicial a fin de


que este administre los alquileres de un inmueble en litigio, que una de las
partes se encuentra recibiendo en detrimento de la otra. SCJ, 3.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 21, B. J. 1228.
Inmueble registrado

Para ordenar el secuestro judicial en materia de inmuebles registrados, no


basta con que se configuren las condiciones del artículo 1961 del Código
Civil. Es necesario, además, que se caracterice la urgencia, que sería el caso,
por ejemplo, si las rentas o beneficios que genera el inmueble estén siendo
aprovechadas por una de las partes en detrimento de la otra, o si existe un
franco deterioro en la estructura de la edificación que pueda afectar su valor.
El objetivo principal del artículo 1961 es evitar que la propiedad pueda ser
distraída, lo que no es posible en esta materia por la naturaleza estática de los
inmuebles, además de que, el hecho que exista una litis en la que se cuestione
el derecho de propiedad genera una anotación que permite salvaguardar los
derechos de las partes, haciéndolos oponibles a los terceros, conforme a las
disposiciones combinadas de los artículos 89, párrafo II, y 97 de la Ley 108-
05 de Registro Inmobiliario, así como del artículo 135 de su reglamento. SCJ,
3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 18, B. J. 1233.
Sucesión

La designación del secuestrario judicial de los bienes de una sucesión cesa


cuando se ejecute la sentencia que intervenga sobre el fondo, es decir, tan
pronto como el notario designado mediante la sentencia de partición redacte
el acuerdo entre las partes sobre la división de los bienes o se haya ordenado
la venta judicial de los bienes. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2009, núm. 26, B.
J. 1184.
SEGURIDAD SOCIAL

Los tribunales de derecho común no son competentes para conocer de las


reclamaciones de los empleados contra sus empleadores por incumplimiento
de la obligación de inscribirlos en la Seguridad Social. El tribunal competente
es el tribunal de trabajo, conforme al artículo 480 del Código de Trabajo.
SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 99, B. J. 1223.
SEGUROS
Arbitraje

Constituye una limitación al libre acceso a la justicia y violenta el principio


de la igualdad de todos ante la ley, ambos derechos fundamentales
consagrados por nuestra Constitución y por las convenciones internacionales
sobre derechos humanos, de las cuales la República Dominicana es
signataria, establecer con carácter obligatorio el agotamiento de los
preliminares previstos en la Ley de Seguros y Fianzas, en la forma en que lo
disponen sus artículos 105, 106 y 109, en el sentido de que la presentación
del acta de no conciliación emitida por la Superintendencia o el laudo arbitral
sea una condición indispensable para accionar en justicia. Esto así, aun
cuando en el contrato de seguros exista una cláusula que lo disponga. SCJ,
Salas Reunidas, 11 de diciembre de 2013, núm. 5, B. J. 1237; 1.ª Sala, 17 de
octubre de 2012, núm. 62, B. J. 1223; 29 de agosto de 2012, núm. 80, B. J.
1221. En sentido contrario: SCJ, 1.ª Sala, 30 de noviembre de 2011, núm.
35, B. J. 1212; 14 de septiembre de 2011, núm. 12, B. J. 1210; 20 de julio de
2011, núm. 19, B. J. 1208 (v. párrafos siguientes).

El artículo 105 de la Ley 146-02, sobre Seguros y Fianzas de la República


Dominicana, consagra que “la evaluación previa de las pérdidas y daños y la
solución de cualquiera otra diferencia relativa a la póliza por medio de un
arbitraje es indispensable en caso de desacuerdo entre el asegurado y la
compañía y mientras no haya tenido lugar, el asegurado no puede incoar
ninguna acción judicial contra la compañía aseguradora, como consecuencia
de la expedición de la póliza”. El artículo 106, primera parte, de la citada ley
expresa que “si existiere alguna diferencia entre el asegurado y la compañía
aseguradora, la misma será resuelta mediante el procedimiento de arbitraje
siguiente: La decisión acerca de la diferencia quedará sometida,
independientemente de cualquier otra cuestión, a una persona calificada que
tendrá la calidad de árbitro, nombrado por escrito por ambas partes, dentro de
un plazo de treinta días contados a partir de la fecha de la comprobación del
desacuerdo. Cuando estas no estén de acuerdo sobre la designación de un
árbitro único, nombrarán por escrito un árbitro por cada parte”. En virtud de
lo dispuesto por los artículos indicados, el arbitraje previo es imprescindible
en casos en que haya diferencias entre el asegurado y la compañía
aseguradora con respecto a la póliza contratada. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
noviembre de 2011, núm. 35, B. J. 1212; 14 de septiembre de 2011, núm. 12,
B. J. 1210; 20 de julio de 2011, núm. 19, B. J. 1208.

El arbitraje no se puede yuxtaponer ni preceder, en principio, a la facultad


jurisdiccional de los tribunales ordinarios dirimente de tales diferendos, como
parece deducirse de la Ley de Seguros 146-02. SCJ, 1.ª Sala, 30 de
noviembre de 2011, núm. 35, B. J. 1212.

El hecho de que la Superintendencia de Seguros haya expedido un acta de no


acuerdo, producto de la intervención de ese organismo como amigable
componedor, cumple con el voto de la ley 146-02, por lo que no hay
necesidad de proceder al arbitraje. SCJ, 1.ª Sala, 24 de agosto de 2011, núm.
26, B. J. 1209.

Es nula, en virtud del párrafo I del artículo 83 de la Ley 358-05 sobre


Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario, la cláusula arbitral
que le impone al consumidor en el contrato de seguro la obligación de
desplazarse a una localidad lejana de su domicilio y a incurrir en gastos que
podrían resultar insoportables. SCJ, Salas Reunidas, 11 de diciembre de
2013, núm. 5, B. J. 1237.
Aumento de cobertura

El aumento de cobertura de una póliza tiene efecto desde el momento que el


asegurado hace la solicitud y paga la prima correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 5
de mayo de 2004, núm. 4, B. J. 1122, pp. 92-99.
Carácter comercial o civil del contrato de seguro

El contrato de seguro en sí mismo no es un acto de comercio. La


comercialidad o no de un asunto en materia de seguros depende del carácter
comercial o civil de la empresa demandada. SCJ, 1.ª Cám., 18 de diciembre
de 2002, núm. 4, B. J. 1108, pp. 71-81.
Comisiones

El párrafo III del artículo 55 de la antigua Ley 126 sobre Seguros Privados,
relativo al pago de comisiones, solo se aplica a los corredores de seguros y a
los agentes de seguros generales, no a los agentes de seguros de vida. SCJ,
1.ª Cám., 11 de agosto de 2004, núm. 2, B. J. 1125, pp. 40-49.
Interpretación

El contrato de seguro es de estricta interpretación; sus cláusulas deben


cumplirse rigurosamente cuando son claras y precisas. SCJ, Cámaras
Reunidas, 6 de mayo de 2009, núm. 2, B. J. 1182.
Plazo para la presentación del afianzado

El artículo 70 de la Ley 146-07 sobre Seguros y Fianzas en la República


Dominicana, que establece un plazo de quince a cuarenta y cinco días para
que el asegurador presente al afianzado, no contraviene las disposiciones del
artículo 100 de la Constitución de la República. Se trata de una disposición
legal cuya aplicación es igual para todos y no crea ninguna situación de
privilegio que tienda a quebrantar la igualdad de los dominicanos. SCJ,
Pleno, 14 de noviembre de 2007, núm. 6, B. J. 1164, pp. 72-79.
Reaseguro
.
Aunque la existencia del reaseguro presupone un contrato de seguro, aquel es
independiente de este. En consecuencia, el reasegurador no tiene calidad para
recurrir en casación una sentencia dictada contra el asegurador, sino que debe
ejercer el recurso de tercería si entiende que ha sido perjudicado por dicha
sentencia, en la cual no figura como parte. SCJ, 1.ª Cám., 27 de mayo de
2009, núm. 32, B. J. 1182.
Seguro de vida

La exclusión en un seguro de vida según la cual no se pagará la póliza si el


asegurado pierde la vida, directa o indirectamente, por actos delictivos o
cualquier otra violación o intento de violación de la ley, solo surte efecto
cuando el asegurado fallece a causa de su participación en un acto delictivo o
en su intento y no cuando dicho asegurado es víctima de una actuación dolosa
de un tercero. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 32, B. J. 1220; 1.ª
Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 29, B. J. 1188, pp. 284-290.

La compañía aseguradora no está obligada a pagar la póliza si el asegurado,


al momento de contratar, declaró que no sufría de ningún trastorno
cardiovascular, no siendo esto cierto, puesto que padecía de una condición
patológica cardíaca grave desde mucho antes de contratar la póliza, condición
que le causó la muerte. La afirmación contraria a la verdad hecha por el
asegurado constituye dolo. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 81, B. J.
1229.
Subrogación

La aseguradora que desinteresa a su asegurado pagándole la cobertura de su


póliza queda subrogada en los derechos de este y puede, por tanto, repetir
contra el responsable en cobro de los valores pagados. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
febrero de 2004, núm. 35, B. J. 1119, pp. 302-310.
Tasación

Para acoger como válida una tasación en materia de seguros, no basta con
afirmar que el tasador profesional que la hizo parece ser un tercero imparcial,
sino que se precisa indicar los documentos o hechos fehacientes sobre los
cuales este ha basado su criterio, así como explicar los motivos que le han
conducido a tomar esa decisión. El deber de los jueces del fondo es
corroborar ese hecho con los documentos que ha tenido a la vista u otros
hechos que resulten pertinentes. El tribunal no se debe limitar a fijar el monto
de la indemnización establecida por el tasador sin consignar en su sentencia,
ni siquiera de manera general, los datos y elementos que fueron tomados en
consideración por el técnico actuante para fijar el monto de las pérdidas. SCJ,
Salas Reunidas, 11 de mayo de 2011, núm. 3, B. J. 1206.
Término “valores” (definición)

En la expresión “pérdida de dinero y valores... guardados en caja de


seguridad”, contenida en una póliza de seguro, el término “valores” no puede
ser interpretado como incluyente de mercancías tales como whisky, navajas
de afeitar, sopitas, etc., sino a títulos tales como acciones, bonos, efectos de
comercio, etc. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm. 23, B. J. 1112, pp.
194-200.
Valor de la indemnización en el seguro de cosas

La suma asegurada no puede nunca servir como parámetro para la fijación del
valor reparable. El tribunal debe establecer los valores reales de la mercancía
siniestrada al momento de acontecer el riesgo cubierto por la póliza. La
naturaleza del contrato de seguro contra incendio tiene por objeto la
reparación del daño real causado, no el pago puro y simple del valor
asegurado. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 8, B. J. 1227.

La finalidad del contrato de seguro de cosas es reparar el daño causado que


ha sido cubierto por el riesgo contratado. El asegurado no puede en ningún
caso obtener una indemnización superior a la pérdida sufrida, puesto que es
un principio en esta materia que la indemnización no puede rebasar ni el
valor por el cual se ha convenido el seguro ni el importe del daño realmente
sufrido por el asegurado. SCJ, Salas Reunidas, 11 de agosto de 2010, núm. 4,
B. J. 1197; 1.ª Cám., 3 de septiembre de 2008, núm. 1, B. J. 1174, pp. 43-49;
16 de enero de 2008, núm. 1, B. J. 1166, pp. 61-68.

El objeto del contrato de seguros contra incendio es el de reparar una pérdida


y no el de perseguir un beneficio. El asegurado debe ser indemnizado de la
pérdida sufrida. El valor de los objetos asegurados no constituye el único
elemento que ha de tomarse en cuenta para la indemnización, sino que deben,
además, considerarse los términos y condiciones establecidos en el contrato,
las estimaciones y evaluaciones contenidas en la póliza, si las hubiere. SCJ,
Salas Reunidas, 11 de mayo de 2011, núm. 3, B. J. 1206.
Vehículo de motor

El contrato de seguro de vehículo de motor tiene un carácter in rem, es decir,


que sigue a la cosa en cualquier mano en que se encuentre. La
responsabilidad del asegurador se mantiene independientemente de que el
vehículo, al momento del accidente, esté o no a nombre del asegurado. SCJ,
1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 45, B. J. 1223; 1.ª Cám., 22 de octubre
de 2008, núm. 74, B. J. 1187, pp. 621-628.

El contrato de seguro de vehículo de motor surte sus efectos jurídicos


exclusivamente entre las partes contratantes, independientemente de que la
matrícula del vehículo esté a nombre de otra persona. En caso de accidente, la
indemnización debe ser pagada a la persona asegurada, no a la propietaria
actual del vehículo, salvo si la primera ha otorgado a la segunda un mandato
expreso o tácito a ese fin, lo que no ocurrió en la especie. SCJ, 1.ª Cám., 16
de mayo de 2002, núm. 3, B. J. 1098, pp. 78-84.

El propietario de un vehículo de motor asegurado contra robo tiene derecho a


recibir la indemnización correspondiente tan pronto ocurra el hecho del robo,
aun cuando el vehículo sea recuperado más tarde. El robo es un delito
instantáneo, es decir, que se configura en el momento mismo en que se
efectúa el apoderamiento de la cosa. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012,
núm. 63, B. J. 1223.

Basta con poner en causa a la entidad aseguradora y constituirse en actor civil


contra el propietario del vehículo para que esta se encuentre obligada a
responder por los daños ocasionados por el vehículo asegurado cuando se le
notifique una sentencia judicial con autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada que condene al asegurado, conforme al artículo 131 de la Ley 146-02
sobre Seguros y Fianzas. SCJ, Salas Reunidas, 3 de noviembre de 2010, núm.
1, B. J. 1200.

Las aseguradores no se pueden como codemandadas en las demandas en


reclamación de una indemnización que tienen por causa los daños y
perjuicios ocasionados con el manejo de un vehículo de motor y, por tanto,
no son aplicables las reglas del emplazamiento previstas en el artículo 59 del
Código de Procedimiento Civil. La persona responsable debe ser emplazada
ante el tribunal de su domicilio y no ante el tribunal del domicilio de la
aseguradora. Las compañías aseguradoras no son puestas en causa para pedir
condenaciones en su contra, sino para que estas no ignoren los
procedimientos que se siguen contra sus asegurados y, en caso de que los
referidos asegurados resulten condenados, la sentencia a intervenir, en cuanto
a las indemnizaciones acordadas se refiere, puedan serles oponibles a estas
dentro de los límites de la póliza. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012,
núm. 21, B. J. 1225.

En un contrato de seguro de vehículo de motor convenido conforme a la


antigua Ley 126 de 1971, la compañía de seguros, para cancelar la póliza,
debía notificar por escrito al asegurado su intención de hacerlo y depositar
copia de la notificación en la Superintendencia de Seguros con no menos de
tres días de anticipación a la fecha en que deba ser efectiva la cancelación, en
razón de la finalidad de interés general que en este aspecto tiene la ley de
seguros, la cual quedaría frustrada si no se le advierte al asegurado la
circunstancia de conocer, con la debida oportunidad, que su póliza será
cancelada. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 127, B. J. 1216.
SENTENCIA

V. también apelación, apelación en materia inmobiliaria, autoridad de la


cosa juzgada, casación, divorcio, ejecución de sentencia, ejecución
provisional de sentencia, embargo inmobiliario, jueces, notificaciones,
partición, recursos, suspensión de ejecución de sentencia.
Contenido

Las sentencias deben bastarse a sí mismas, en forma tal que contengan en sus
motivaciones y en su dispositivo, de manera clara y precisa, una relación
completa de los hechos de la causa y una adecuada exposición de derecho
que permita a las partes involucradas en el litigio conocer cabalmente cuál ha
sido la posición adoptada por el tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012,
núm. 48, B. J. 1217.

La sentencia debe contener en sí misma la prueba evidente de que han sido


cumplidos los requisitos legales anteriores y concomitantes a su
pronunciación. Si la sentencia no da constancia de que ha sido debidamente
satisfecha cualquier formalidad prescrita por la ley, procede considerar que
esa formalidad no fue observada, sin que pueda probarse por otro medio que
a ella se le dio cumplimiento. En la especie, a pesar de que en su primera
página se señala que para conocer el caso la corte de apelación se constituyó
debidamente con tres de sus jueces, la sentencia solo figura firmada por uno
de ellos. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 51, B. J. 1216.

Es deber de los jueces, por aplicación de la tutela judicial efectiva, indicar en


su decisión si las partes involucradas en el proceso fueron debidamente
citadas. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 19, B. J. 1231

La omisión en las sentencias de las menciones establecidas en el artículo 141


del Código de Procedimiento Civil, particularmente las relativas al nombre de
las partes y de los abogados que las representan, no es motivo de casación si
dicha omisión no ha creado confusión respecto de la identidad de las partes.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 16, B. J. 1216; 1.ª Cám., 26 de
noviembre de 2008, núm. 58, B. J. 1176, pp. 507-514.

La omisión en las sentencias de las menciones establecidas en el artículo 141


del Código de Procedimiento Civil, particularmente las relativas a que fue
dada en nombre de la República y a que fue firmada por el secretario, no es
causa de nulidad si se trata de sentencias sobre minuta, para las que el
legislador no exige la misma rigurosidad al momento de su redacción que
para las sentencias normales. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 25, B.
J. 1216.
Las sentencias son actos auténticos, cuyo contenido debe ser creído hasta
inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 22, B. J.
1223.

La sentencia se basta a sí misma y hace plena fe de sus enunciaciones, que no


pueden ser abatidas por las simples afirmaciones de una parte interesada.
SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 10, B. J. 1152, pp. 156-164.

Una certificación de la secretaria del tribunal sobre un proceso no puede


probar contra el contenido de la sentencia que lo decidió. La prueba que hace
la sentencia de todo su contenido, cuando ha sido rendida conforme a las
formalidades prescritas por la ley, no puede ser abatida por la expedición de
una certificación de la secretaria del tribunal dando cuenta de que en el
expediente del asunto existen tales o cuales documentos que la sentencia no
enuncia. El contenido de la sentencia debe prevalecer frente a la certificación
porque la sentencia se basta a sí misma y hace plena fe de sus enunciaciones,
las que solo pueden ser impugnadas mediante inscripción en falsedad. SCJ,
1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 104, B. J. 1232; 22 de febrero de 2012,
núm. 128, B. J. 1215; 1.ª Cám., 5 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp.
27-39; 14 de abril de 2004, núm. 2, B. J. 1121, pp. 56-65; 19 de febrero de
2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114; 27 de noviembre de 2002, núm. 8, B.
J. 1104, pp. 84-87.

La enunciación de una sentencia de que un documento fue depositado en


original no puede ser rebatida por la certificación de la secretaría de lo
contrario. La sentencia prevalece frente a la certificación, ya que la facultad
de ponderar los documentos probatorios corresponde a los jueces. SCJ, 1.ª
Sala, 25 de septiembre de 2013, núm. 125, B. J. 1234.

Si la corte de apelación no transcribe ni pondera en su decisión las


conclusiones de una de las partes, esta pueda someter en casación una
transcripción del acta de la audiencia en la que formuló sus conclusiones.
Independientemente de los méritos que pueda tener o no las conclusiones
omitidas, es deber de la corte de apelación ponderar los pedimentos formales
propuestos ante ella por las partes; el no hacerlo constituye una omisión de
estatuir. SCJ, 1.ª Sala, 11 de enero de 2012, núm. 8, B. J. 1214.
Viola el derecho de defensa el tribunal superior de tierras que expresa en su
decisión que la parte apelante no depositó escrito ampliatorio dentro del plazo
que le fue concedido y rechaza su recurso, cuando, en realidad, en el
expediente figura el escrito ampliatorio recibido en tiempo hábil. SCJ, 3.ª
Sala, 6 de junio de 2012, núm. 7, B. J. 1219.
Contradicción de sentencias

Hay contradicción de sentencias cuando estas sean inejecutables


simultáneamente e inconciliables entre sí. La contradicción debe existir entre
los dispositivos de las dos decisiones. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006,
núm. 10, B. J. 1147, pp. 184-194.

Según el artículo 504 del Código de Procedimiento Civil, la contradicción de


sentencias, que es motivo de casación, debe verificarse entre sentencias
pronunciadas en última instancia por distintos tribunales o juzgados, entre las
mismas partes y sobre los mismos medios. SCJ, Salas Reunidas, 12 de
diciembre de 2012, núm. 2, B. J. 1225.

No puede haber contradicción de sentencias entre la ordenanza de


referimiento dictada por el juez presidente de la corte de apelación sobre un
pedimento de suspensión de ejecución y la sentencia dictado por el pleno de
la corte sobre el fondo del asunto. La ordenanza de referimiento es una
medida de carácter puramente provisional que no puede tener incidencia o
influencia alguna sobre la decisión de los jueces apoderados del recurso de
apelación contra la sentencia objeto de la demanda en suspensión de
ejecución. SCJ, 1.ª Cám., 27 de abril de 2005, núm. 16, B. J. 1133, pp. 158-
171.
Copia certificada

Las copias certificadas de las sentencias son duplicados del original,


expedidos por el secretario del tribunal que las ha dictado. Los secretarios de
los tribunales están investidos de fe pública para expedir copias certificadas
de todas las sentencias que dicten los tribunales a los cuales pertenecen, sin
que estas copias tengan que ser nuevamente firmadas por los jueces del
tribunal. SCJ, 3.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222.
Demanda en interpretación de sentencia

El tribunal que dicta una sentencia puede interpretar su propia sentencia, es


decir, explicar el sentido y alcance de su decisión si ella es oscura o ambigua.
Sin embargo, dicha aclaración no puede sustituir ni modificar ningún aspecto
de derecho dirimido por el fallo cuestionado. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de
2012, núm. 119, B. J. 1216.
Dispositivo

La solución dispositiva de una sentencia puede estar contenida en su


motivación. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 10, B. J. 1152, pp.
156-164; 3.ª Cám., 25 de abril de 2001, núm. 23, B. J. 1085, pp. 611-621.

El tribunal puede consignar en su sentencia que una decisión indicada en su


motivación vale “sentencia sin necesidad de hacerlo constar en el
dispositivo”. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 10, B. J. 1152, pp.
156-164.

Si el dispositivo de la sentencia se ajusta a lo que procede en derecho, pero ha


sido motivado erróneamente, la Suprema Corte de Justicia apoderada del
recurso de casación contra la sentencia puede suplir de oficio los motivos que
justifiquen lo decidido, por ser una cuestión de puro derecho. SCJ, 1.ª Sala, 3
de mayo de 2013, núm. 42, B. J. 1230; 3 de octubre de 2012, núm. 15, B. J.
1223; 1.ª Cám., 14 de enero de 2009, núm. 16, B. J. 1178, pp. 279-284; 4 de
octubre de 2006, núm. 2, B. J. 1151, pp. 126-131; 14 de mayo de 2003, núm.
7, B. J. 1110, pp. 153-160; 9 de octubre de 2002, núm. 21, B. J. 1103, pp.
182-188; 21 de noviembre de 2001, núm. 3, B. J. 1092, pp. 95-101.
Errores materiales

Los errores simples son irrelevantes si no ejercen influencia en la aplicación


del derecho en que se sustenta la decisión. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012,
núm. 21, B. J. 1216; 1.ª Cám., 14 de diciembre de 2005, núm. 6, B. J. 1141,
pp. 159-167.

El error en una sentencia en cuanto al tribunal que dictó la sentencia


impugnada no acarrea ninguna consecuencia jurídica si, como sucedió en la
especie, el error es subsanado varias veces en otras menciones de la misma
sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 125, B. J. 1216; 13 de
junio de 2012, núm. 3, B. J. 1219.

El error en una sentencia en cuanto al lugar o situación del tribunal que la ha


dictado no acarrea ninguna consecuencia jurídica si, como sucedió en la
especie, el error es subsanado por otras menciones y enunciaciones tanto en
la sentencia como en el acta de audiencia. SCJ, 1.ª Cám., 25 de octubre de
2006, núm. 4, B. J. 1151, pp. 140-154.

El error en una sentencia en cuanto al texto legal que la fundamenta es un


error material que resulta intrascendente si dicha sentencia contiene el marco
jurídico adecuado que ha permitido al juez tomar su decisión. SCJ, 1.ª Sala,
24 de mayo de 2013, núm. 202, B. J. 1230.

El error de equivocarse en una ocasión en cuanto a la fecha de la sentencia


apelada, cuando en otro lugar de la decisión consta la fecha correcta, es un
simple error material que no acarrea ninguna consecuencia jurídica respecto a
las cuestiones de derecho juzgadas. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm.
34, B. J. 1216.

El error en una sentencia respecto del nombre del abogado de una de las
partes es irrelevante si el tribunal ha respondido apropiadamente a las
pretensiones de dicha parte. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 29, B.
J. 1229.

El hecho de que la sentencia se refiera al escrito de conclusiones de un


abogado que no es parte del proceso y que ha sido depositado en una fecha en
que no se celebró audiencia no afecta la validez de la sentencia, pues
constituye un error material que no ha ocasionado ningún agravio a la parte
perdidosa. SCJ, Salas Reunidas, 13 de marzo de 2013, núm. 3, B. J. 1228.

El hecho de que en la relación de hechos de la sentencia se indique que se


juzga una demanda en cobro de pesos, siendo lo correcto una demanda en
daños y perjuicios, es un simple error material si no tiene incidencia en la
decisión. SCJ, 1.ª Cám., 13 de diciembre de 2006, núm. 14, B. J. 1152, pp.
123-129.

El error en una sentencia en cuanto a la naturaleza de la intervención hecha


por una parte, al indicar en un lugar que fue voluntaria, mientras que en otro
indica que fue forzosa, es un error puramente material, que no afecta la
validez de la sentencia, si las incidencias procesales demuestran que su
actuación fue como interviniente forzoso, y en ese sentido hizo valer sus
pretensiones, las cuales fueron evaluadas adecuadamente por el tribunal. SCJ,
3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 20, B. J. 1233.

Constituye un simple error material la mención en la sentencia de que se


ratifica el defecto contra los recurrentes, siendo la realidad que quien hizo
defecto fue el recurrido, si dicho error no ha tenido ninguna influencia en lo
decidido por el juez, quien, además, ponderó debidamente las pretensiones de
las partes. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 42, B. J. 1235.

El hecho de que en una parte de la sentencia se exprese que se rechaza el


recurso de apelación, mientras que en otra se diga que se rechaza
“parcialmente”, es un error puramente material que no constituye
contradicción de motivos si resulta evidente de su texto que todas las
consideraciones dadas por el tribunal son tendentes a rechazar en su totalidad
el recurso de apelación interpuesto por el recurrente. SCJ, 3.ª Sala, 13 de
junio de 2012, núm. 19, B. J. 1219.

El hecho de que en el cuerpo de una sentencia aparezca copiado un


dispositivo diferente al que corresponde es un simple error material si no
tiene consecuencia directa sobre el dispositivo de la sentencia misma. SCJ,
1.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 8, B. J. 1106, pp. 115-122.
La designación equivocada del inmueble en litis en el cuerpo de la sentencia
no la invalida si en el resto de sus motivaciones y, especialmente en el
dispositivo, se hace constar la designación catastral correcta. SCJ, 3.ª Cám.,
29 de junio de 2005, núm. 39, B. J. 1135, pp. 1223-1232.

Constituye un error involuntario y sin transcendencia el haber condenado al


pago de las costas a la parte gananciosa, especialmente si su distracción se
ordena a favor del abogado de esta. SCJ, 1.ª Sala, 147 de marzo de 2012,
núm. 62, B. J. 1216.

Constituye un error material que no invalida el fallo la mención en el


dispositivo de la sentencia de que se acoge en cuanto a la forma y el fondo el
recurso de apelación, siendo el recurso decidido el de la impugnación o
contredit, puesto que no se estaba discutiendo en la especie si se trataba de un
recurso de impugnación o de apelación, además de que, a excepción de la
parte dispositiva de la sentencia, en las demás el tribunal de alzada expresa
que está apoderado del conocimiento de un recurso de impugnación. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de enero de 2014, núm. 18, B. J. 1238.

El hecho de que en el dispositivo de una sentencia se ordene su ejecución al


Registro de Títulos de Nagua, en lugar de al Registro de Títulos de Samaná,
al que le corresponde legalmente, es un error puramente material, sin
mayores consecuencias. SCJ, 3.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 35, B. J.
1216.

El hecho de que en el dispositivo de una sentencia se ordene su ejecución al


Registro de Títulos de La Romana, que no existe, es un error puramente
material, sin mayores consecuencias. SCJ, 3.ª Sala, 16 de mayo de 2012,
núm. 30, B. J. 1218.
Errores materiales (enmienda)

El mismo tribunal que dictó la sentencia debe conocer de la rectificación o


corrección de sus errores. SCJ, 3.ª Cám., 2 de julio de 2008, núm. 5, B. J.
1172, pp. 724-732.

El tribunal de tierras puede enmendar un error material en su sentencia de


manera administrativa, sin que medie fijación de audiencia o medida de
instrucción alguna. SCJ, 3.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 49, B. J. 1220.
Extra petita

El vicio de fallo extra petita se configura cuando el juez con su decisión


desborda el límite de lo solicitado o pretendido por las partes a través de sus
conclusiones, salvo que lo haga ejerciendo la facultad para actuar de oficio en
los casos que la ley se lo permite. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm.
40, B. J. 1233.

Los tribunales incurren en el vicio de un fallo extra petita cuando conceden


derechos distintos a los solicitados por las partes en sus conclusiones, puesto
que son las conclusiones las que limitan el poder de decisión del juez y, por
tanto, el alcance de la sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm.
202, B. J. 1230.

Se incurre en el vicio de extra petita cuando la sentencia se pronuncia sobre


cosas no pedidas, como ocurre cuando el tribunal rebasa los límites del
problema jurídico y el objeto de la controversia puesta a su consideración,
puntos estos que son delimitados en el recurso de apelación y en las
conclusiones de audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 20 de junio de 2012, núm. 64, B. J.
1219.

Falla extra petita el tribunal que, apoderado de una demanda en ejecución de


un contrato de venta de un inmueble, cuyo rechazo solicita el demandado
sobre la base de que se trata de un préstamo y no de un contrato de venta,
decide anular la venta por violación al artículo 1599 del Código Civil (“la
venta de la cosa de otro es nula”), sin que ninguna de las partes se lo pidiera y
sin que se haya verificado una violación al orden público, lo cual le facultaría
a suplir de oficio un medio de derecho. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012,
núm. 81, B. J. 1219.

Si una parte concluye solicitando que el comprador de un inmueble sea


puesto en mora para que efectúe el pago del inicial convenido, a falta de lo
cual se proceda a ordenar la resolución del contrato, el tribunal no puede, sin
fallar extra petita, ordenar la resolución del contrato de venta sin antes poner
en mora al comprador a pagar. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 81, B.
J. 1230.
Identidad de las partes

El artículo 141 del Código de Procedimiento Civil exige que la designación


de las partes debe hacerse de manera que no deje duda sobre sus identidades,
lo que no ocurre cuando se usa la expresión “y/o”, la cual no identifica a la
parte condenada, sino que crea una obligación judicial alternativa, opcional,
sin justificación y violatoria a la formalidad esencial prevista en dicho
artículo. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 3, B. J. 1227; 24 de agosto
de 2011, núm. 27, B. J. 1209; 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 2, B. J.
1089, pp. 40-47; 30 de mayo de 2001, núm. 12, B. J. 1086; pp. 158-164.
Interpretación

El mismo tribunal que ha dictado la sentencia debe conocer de su


interpretación, así como de la rectificación o corrección de sus errores. SCJ,
3.ª Cám., 2 de julio de 2008, núm. 5, B. J. 1172, pp. 724-732.
Motivos

El cabal cumplimiento del deber de motivación de las sentencias que


incumbe a los tribunales del orden judicial requiere: a) desarrollar de forma
sistemática los medios en que fundamentan sus decisiones; b) exponer de
forma concreta y precisa cómo se producen la valoración de los hechos, las
pruebas y el derecho que corresponde aplicar; c) manifestar las
consideraciones pertinentes que permitan determinar los razonamientos en
que se fundamenta la decisión adoptada; d) evitar la mera enunciación
genérica de principios o la indicación de las disposiciones legales que hayan
sido violadas o que establezcan alguna limitante en el ejercicio de una acción;
y e) asegurar que la fundamentación de los fallos cumpla la función de
legitimar las actuaciones de los tribunales frente a la sociedad a la que va
dirigida la actividad jurisdiccional. TC/0009/13, 11 de febrero de 2013;
TC/0077/14, 1 de mayo de 2014; TC/00363/14, 23 de diciembre de 2014.

El contenido mínimo y esencial de la motivación comprende: 1) la


enunciación de las decisiones realizadas por el juez en función de su
identificación de las normas aplicables, la verificación de los hechos, la
calificación jurídica del supuesto y las consecuencias jurídicas que se
desprenden de estos elementos; 2) el contexto de vínculos de implicación y
de coherencia entre estos enunciados; y 3) la calificación de los enunciados
particulares sobre la base de criterios de juicio que sirvan para valorar si las
decisiones del juez son racionalmente correctas. Todos estos requisitos son
necesarios; la ausencia de uno solo de ellos es suficiente para imposibilitar el
control externo por parte de los diferentes destinatarios de la motivación
sobre el fundamento racional de la decisión. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de
2012, núm. 35, B. J. 1223.

La debida motivación de las decisiones es una de las garantías del derecho


fundamental a un debido proceso y de la tutela judicial efectiva, consagradas
en los artículos 68 y 69 de la Constitución, e implica la existencia de una
correlación entre el motivo invocado, la fundamentación y la propuesta de
solución; es decir, no basta con la mera enunciación genérica de los
principios sin la exposición concreta y precisa de cómo se produce la
valoración de los hechos, las pruebas y las normas previstas. TC/0017/12, 20
de febrero de 2013.
En un verdadero estado de derecho, los órganos jurisdiccionales tienen la
obligación de explicar a los ciudadanos las causas y las razones que sirven de
soporte jurídico a un acto grave, como lo es la sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
febrero de 2013, núm. 13, B. J. 1227.

La necesidad de motivar las sentencias por parte de los jueces es una


obligación de inexcusable cumplimiento que se deriva del contenido de las
disposiciones claras y precisas del artículo 141 del Código de Procedimiento
Civil. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 13, B. J. 1227; 10 de octubre
de 2012, núm. 35, B. J. 1223; 14 de marzo de 2012, núm. 43, B. J. 1216; 1.ª
Cám., 13 de diciembre de 2006, núm. 10, B. J. 1152, pp. 100-104.

Por motivación hay que entender aquella argumentación en la que el tribunal


expresa, de manera clara y ordenada, las cuestiones de hecho y de derecho
que sirvieron de soporte a su sentencia, es decir, las razones jurídicamente
válidas e idóneas para justificar su decisión. El deber de motivar las
sentencias no exige al tribunal que este desarrolle una argumentación extensa,
exhaustiva ni pormenorizada, ni impide que la fundamentación sea concisa.
Lo importante es que las pretensiones de las partes se sometan a debate, se
discutan y se decidan en forma argumentada y razonada. SCJ, Salas
Reunidas, 10 de abril de 2013; 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 35, B. J.
1223; 20 de junio de 2012, núm. 55, B. J. 1219.

Una sentencia se encuentra adecuadamente motivada cuando contiene un


examen de las pruebas que el tribunal considera decisivas para demostrar los
hechos que dice haber comprobados. SCJ, Cámaras Reunidas, 18 de junio de
2008, núm. 4, B. J. 1171, pp. 173-182.

El incumplimiento del deber de motivar las sentencias entraña la violación


del derecho de defensa, del debido proceso y de la tutela judicial efectiva.
SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 13, B. J. 1227.

La ausencia de motivación cierta y valedera convierte la sentencia en un acto


infundado e inexistente que produce en los justiciables un estado de
indefensión. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 13, B. J. 1227.
Una decisión debe necesariamente bastarse a sí misma, razón por la cual el
artículo 141 del Código de Procedimiento Civil exige, para la redacción de
las sentencias, el cumplimiento de determinados requisitos considerados
sustanciales, a saber: los fundamentos de hecho y de derecho que le sirven de
sustentación al dispositivo, así como las circunstancias que han dado origen
al proceso. La simple transcripción de los textos legales en los cuales se
quiere fundamentar una decisión judicial, sin suministrar alguna motivación
propia suficiente para sustentar el fallo, no constituye motivo suficiente para
justificar una sentencia, lo cual no puede suplirse por una simple referencia al
“dossier de la causa”. SCJ, 1.ª Sala, 15 de junio de 2011, núm. 21, B. J.
1207.

Toda sentencia judicial debe bastarse a sí misma, de forma tal que contenga
en sus motivaciones y su dispositivo, de manera clara y precisa, una relación
de los hechos y del derecho, que permitan las partes en el proceso conocer
cuál ha sido la posición adoptada por el tribunal en cuanto al litigio. SCJ, 1.ª
Sala, 1 de febrero de 2012, núm. 35, B. J. 1215.

El artículo 141 del Código de Procedimiento Civil no obliga a los jueces a


dar motivos particulares acerca de cada uno de los argumentos de los
litigantes, sino solo aquellos motivos que sean necesarios para justificar lo
decidido en sus sentencias o para acoger o rechazar, en todo o en parte, los
pedimentos hechos en conclusiones formales por las partes. SCJ, 3.ª Sala, 10
de agosto de 2011, núm. 17, B. J. 1209.

La falta de mención expresa de los textos legales en que los jueces sustentan
sus decisiones no constituye un vicio que justifique la casación, siempre y
cuando se haga una correcta aplicación del derecho. SCJ, 1.ª Sala, 25 de
septiembre de 2013, núm. 116, B. J. 1234.

No constituye una falta de motivos el hecho de que los jueces no mencionen


en la sentencia los textos legales que examinaron para tomar su decisión si
del cuerpo de la sentencia se evidencia que la corte examinó y valoró los
textos de ley aplicables. SCJ, 1.ª Sala, 29 de enero de 2014, núm. 46, B. J.
1238.
Motivos (instancia en apelación)

Aunque los jueces de la apelación están en el deber de motivar sus decisiones


en cumplimiento del artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, lo
pueden hacer adoptando los motivos de la sentencia impugnada, incluso
implícitamente, expresando que “luego de haber estudiado las
documentaciones aportadas por ambas partes y, muy especialmente, la
sentencia objeto del presente recurso de apelación, es de opinión que la
susodicha sentencia fue dictada de acuerdo con las disposiciones establecidas
por la ley en esa materia”. SCJ, 1.ª Cám., 9 de julio de 2003, núm. 18, B. J.
1112, pp. 167-172.

Los tribunales de alzada pueden, puesto que ninguna ley se lo prohíbe, dar
sus propios motivos o adoptar los de los primeros jueces, sin necesidad de
reproducirlos, o de limitarse esto último a los que sean, a su juicio, correctos,
legales y suficientes para justificar la solución del asunto. SCJ, 3.ª Sala, 10 de
abril de 2013, núm. 3, B. J. 1229.

Los jueces de alzada cumplen con el deber de motivar sus decisiones cuando,
al confirmar la sentencia de primer grado, adoptan expresamente los motivos
contenidos en esta, aun sin reproducirlos. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014,
núm. 9, B. J. 1240; 16 de junio de 2010, núm. 20, B. J. 1195; 1.ª Cám., 21 de
marzo de 2007, núm. 13, B. J. 1156, pp. 230-236.

Cuando el tribunal de segundo grado confirma la sentencia del tribunal de


primer grado adoptando pura y simplemente los motivos de este sin
reproducirlos, es obligación de los jueces, para llenar el voto de la ley,
exponer aunque sea de manera sucinta los motivos que adoptan, ya que, de lo
contrario, incurren en la inobservancia de un deber que está a su cargo. SCJ,
3.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 17, B. J. 1233.

Los tribunales de alzada pueden dictar sus decisiones sobre la base de las
comprobaciones de los hechos contenidos en las sentencias de primera
instancia, a las cuales pueden otorgar credibilidad discrecionalmente, máxime
cuando ninguna de las partes ha aportado ante la corte de apelación ni los
documentos que han sustentado la decisión del tribunal de primer grado ni las
transcripciones de las declaraciones realizadas por los testigos. SCJ, 1.ª Sala,
13 de junio de 2012, núm. 25, B. J. 1219.

Cuando la sentencia recurrida en apelación carece de motivos, el tribunal de


alzada puede suplir los motivos de puro derecho no contenidos en ella. SCJ,
1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm. 16, B. J. 1103, pp. 151-157.

Es suficiente la motivación del tribunal de segundo grado que expresa que el


juez de primer grado “hizo una correcta apreciación de los hechos y una justa
aplicación del derecho, procediendo en consecuencia a la confirmación en
todas sus partes de la sentencia apelada”. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de
2006, núm. 17, B. J. 1144, pp. 147-155.

Es insuficiente para motivar debidamente la sentencia una simple y abstracta


apreciación de que el juez de primer grado ha hecho una “correcta aplicación
del derecho”. SCJ, 1.ª Cám., 30 de julio de 2003, núm. 49, B. J. 1112, pp.
353-359.

Carece de motivos suficientes la sentencia que se limita a hacer citas de las


motivaciones del juez del primer grado sin responder los medios de apelación
y sin constatar esos hechos individualmente. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre
de 2011, núm. 85, B. J. 1213.

Es insuficiente la motivación del tribunal de segundo grado que, al confirmar


la sentencia recurrida, se limita a expresar que “la demanda inicial, en su
configuración procesal, fue interpuesta sobre pruebas justas y motivos
legales”, sin adoptar expresamente los motivos de la jurisdicción de primer
grado. SCJ, 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188.

Hay falta de motivos cuando la corte declara erróneamente en la sentencia


recurrida que una parte en el proceso depositó sus documentos tardíamente.
SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 68, B. J. 1221.
Motivos (jurisdicción inmobiliaria)

El artículo 141 del Código de Procedimiento Civil no se aplica en materia


inmobiliaria, sino el artículo 101 del Reglamento de los Tribunales de la
Jurisdicción Inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 16, B. J.
1218.

El tribunal superior de tierras puede adoptar los motivos del juez de


jurisdicción original sin reproducirlos. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012,
núm. 50, B. J. 1217; 3.ª Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 19, B. J. 1146, pp.
1703-1709.

Incurre en el vicio de falta de motivos el tribunal superior de tierras que, para


revocar la sentencia de primer grado, se limita a exponer que “la parte
recurrida no ha presentado ninguna prueba que permita contradecir lo
declarado por los [apelantes] y los testigos que depusieron en el presente
proceso”. SCJ, 3.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 5, B. J. 1235.

Según los literales h y k del artículo 101 del Reglamento de los Tribunales de
la Jurisdicción Inmobiliaria, todas las decisiones emanadas de los tribunales
de la jurisdicción inmobiliaria deberán contener la identificación del o de los
inmuebles involucrados, así como la relación de derecho y motivos jurídicos
en que se funda. No cumple con dicho requisito la sentencia de saneamiento
que en su decisión no describe el inmueble objeto de saneamiento, sino que
se limita a enunciarlo en la parte dispositiva, máxime si existían como
acontece en la especie, otros solares en el mismo proceso de saneamiento que
estaban también siendo reclamados. Es deber de los jueces del saneamiento,
por tratarse de un proceso cuya naturaleza es de orden público, establecer con
exactitud cuál persona reúne una de las características básica, que es la
posesión material del inmueble. SCJ, 3.ª Sala, 27 de septiembre de 2013,
núm. 64, B. J. 1234.
Notificación

La formalidad de la notificación de una sentencia solo es exigida legalmente


a la parte que ha resultado gananciosa como requisito previo a su ejecución.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de 2012, núm. 24, B. J. 1222.

La parte gananciosa no puede exigir que su contraparte le notifique la


sentencia que le dio ganancia de causa. SCJ, 1.ª Sala, 12 de septiembre de
2012, núm. 24, B. J. 1222.

El procedimiento establecido para los emplazamientos en el Código de


Procedimiento Civil se aplica también a las notificaciones de las sentencias.
SCJ, Salas Reunidas, 10 de abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.

Es irregular la notificación en manos del procurador fiscal de la sentencia


dictada por una corte de apelación, puesto que, al ser dicha sentencia
susceptible de ser recurrida en casación, su notificación debe hacerse en
manos del procurador general de la República, con posterior fijación de una
copia fiel en la puerta principal del tribunal que habría de conocer del
recurso, que es la Suprema Corte de Justicia. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 8, B. J. 1229.

El artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, que exige la notificación


de ciertas sentencias por alguacil comisionado, solo se aplica a las sentencias
en defecto o reputadas contradictorias, no a las contradictorias. SCJ, 1.ª Sala,
11 de julio de 2012, núm. 24, B. J. 1220; 1.ª Cám., 23 de noviembre de 2005,
núm. 19, B. J. 1140, pp. 195-199; 18 de diciembre de 2002, núm. 6, B. J.
1105, pp. 89-94.

Para la notificación de una sentencia intervenida en última o única instancia,


no es necesario hacer mención de que esta puede ser atacada en casación ni
el plazo para atacarla, puesto que la ley que rige este recurso extraordinario
nada dispone al respecto y el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil
solo es aplicable a la notificación de las sentencias que puedan ser recurridas
en oposición o apelación. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 5,
B. J. 1232; 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 7, B. J. 1229; 1.ª Cám.,6 de
octubre de 2004, núm. 2, B. J. 1127, pp. 175-183.
.
No es causa de nulidad que la notificación haya omitido transcribir parte de la
sentencia notificada si esta fue notificada en cabeza del acto. SCJ, 1.ª Cám.,
23 de noviembre de 2005, núm. 19, B. J. 1140, pp. 195-199.

La parte que notifica una sentencia que le es adversa no hace correr con esa
notificación el plazo que tiene para impugnarla. La parte que notifica una
sentencia lo hace para que el plazo corra contra su adversario. SCJ, 1.ª Cám.,
14 de enero de 2004, núm. 5, B. J. 1096, pp. 66-73.
Plazo para fallar

La inobservancia del plazo legal fijado para que los tribunales fallen un
asunto no está sancionada con la nulidad de la sentencia. SCJ, 3.ª Cám., 13 de
noviembre de 2002, núm. 19, B. J. 1104, pp. 617-622.
Publicidad

Es preciso distinguir entre la publicidad de las audiencias, que la


Constitución instituye como una garantía de la contradicción e imparcialidad
de los juicios, y la publicación de las sentencias, lo que constituye una
cuestión distinta que permite que la parte con mayor interés pueda retirar la
sentencia con el propósito de darla a conocer a su contraparte. El artículo 17
de la Ley de Organización Judicial en su artículo 17 dispone que las
sentencias de los tribunales deben dictarse en audiencia pública. SCJ, 3.ª
Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222; 3.ª Cám., 16 de julio de
2003, núm. 25, B. J. 1112, pp. 1152-1164.

Las deficiencias de una sentencia respecto del requisito de publicidad pueden


ser suplidas con las enunciaciones contenidas en el acta de audiencia u otra
parte de la misma sentencia. La mención que hace la secretaria del tribunal en
su certificación de que la sentencia “fue leída y firmada por ella” es suficiente
para cumplir este requisito. SCJ, Salas Reunidas, 12 de diciembre de 2012,
núm. 2, B. J. 1225; 1.ª Cám., 7 de octubre de 2009, núm. 3, B. J. 1187; 25 de
abril de 2002, núm.11, B. J. 1085, pp. 92-101.

El hecho de que conste en la sentencia que la cámara estaba “regularmente


constituida en la sala de justicia donde celebra sus audiencias” es suficiente
para llenar el requisito establecido por el artículo 17 de la Ley de
Organización Judicial de que las sentencias de los tribunales deben dictarse
en audiencia pública, aunque en la decisión del tribunal no conste de manera
expresa que esta fue pronunciada en audiencia pública. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
febrero de 2012, núm. 129, B. J. 1215.
Publicidad (jurisdicción inmobiliaria)

Es preciso distinguir entre la publicidad de las audiencias, que la


Constitución instituye como una garantía de la contradicción e imparcialidad
de los juicios, y la publicación de las sentencias, lo que constituye una
cuestión distinta que permite que la parte con mayor interés pueda retirar la
sentencia con el propósito de darla a conocer a su contraparte. El artículo 17
de La Ley de Organización Judicial en su artículo 17 dispone que las
sentencias de los tribunales deben dictarse en audiencia pública. Esta regla no
es aplicable a las dictadas por los tribunales de tierras, a las cuales se les da la
debida publicidad en la forma que establecen los artículos 48 y 49 del
Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de Jurisdicción
Original de la Jurisdicción Inmobiliaria. Además, las decisiones de los
tribunales de tierras son colocadas en la puerta principal del tribunal que la
dictó, según el artículo 71 de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª
Sala, 26 de septiembre de 2012, núm. 43, B. J. 1222; 3.ª Cám., 16 de julio de
2003, núm. 25, B. J. 1112, pp. 1155.

La publicidad de las audiencias y sentencias en materia inmobiliaria no se


rige por el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, sino por los
artículos 44 al 51 del Reglamento General de los Tribunales de la
Jurisdicción Inmobiliaria. Basta para cumplir el requisito de publicidad con
que en la sentencia se hagan constar los resultados de las audiencias
celebradas en las que comparecieron las partes en litis, puesto que, conforme
al párrafo del artículo 52 del Reglamento General de los Tribunales, “[t]odas
las audiencias celebradas por los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria
son orales, públicas y contradictorias”. SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012,
núm. 61, B. J. 1221.
Registro

Los artículos 13 y 41 de la Ley 2334 de 1885, sobre Registro de los Actos


Civiles, Judiciales y Extrajudiciales, coliden de manera frontal con el derecho
a la ejecución de las sentencias por parte de los ciudadanos, al requerir el
pago de una suma de dinero que resulta desproporcional con el servicio que
se presta. Se declara no conforme con la Constitución de la República el
derecho proporcional previsto en dicha Ley y, de manera específica, se
declaran no conformes con la Constitución los artículos 13, 15, 16, 17, 20,
21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 31, 32 y 42 de la Ley 2334 de 1885. Las
sentencias de los tribunales o juzgados y de la Suprema Corte de Justicia solo
deberán ser sometidas a la formalidad del registro cuando adquieran el
carácter de ejecutoriedad. Se difieren los efectos de la inconstitucionalidad al
1 de enero de 2017. TC/0339/14, 22 de diciembre de 2014.

El requisito de registro civil es exigido únicamente en los actos bajo firma


privada a fin de que, sin que esto afecte su validez entre las partes, adquieran
fecha válida contra los terceros. Dicho requisito ni es exigido a fines de
validez ni le otorga autenticidad a una sentencia, la cual como acto
jurisdiccional emanada de un tribunal, cuando ha sido rendida de
conformidad con las formalidades prescritas por la ley, es un acto auténtico y,
por lo tanto, se impone no solamente a las partes litigantes, sino también a
todos los otros órganos del poder público, sin necesidad de que se registre
para ser admitida como medio de prueba válido ante los tribunales de justicia.
El registro en estos casos es una formalidad puramente fiscal. SCJ, 1.ª Sala,
16 de mayo de 2012, núm. 27, B. J. 1218; 1.ª Cám., 2 de abril de 2008, núm.
9, B. J. 1169, pp. 129-130; 4 de febrero de 2002, núm. 2, B. J. 1119, pp. 76-
82.

La notificación de una sentencia no registrada hace correr el plazo de


apelación. SCJ, 1.ª Cám., 16 de abril de 2008, núm. 16, B. J. 1169, pp. 184-
185.

No procede declarar el recurso de apelación inadmisible por el solo hecho de


que la copia certificada de la sentencia recurrida no haya sido registrada. SCJ,
1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 81, B. J. 1232.
Sentencias definitivas

Por fallo definitivo debe entenderse la decisión que decide el litigio, de


manera que cierra, para el tribunal que la ha dictado, el examen del asunto
que le ha sido sometido. SCJ, 3.ª Sala, 25 de mayo de 2011, núm. 42, B. J.
1206.

Por sentencia definitiva no solamente hay que entender la que pone término
al litigio, sino también la que resuelve un incidente del procedimiento. SCJ,
1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 107, B. J. 1215.

La sentencia que decide sobre un medio de inadmisión o una excepción no es


ni preparatoria ni interlocutoria, sino definitiva sobre el incidente y, por ende,
apelable. SCJ, 1.ª Sala, 24 de abril de 2013, núm. 115, B. J. 1229; 27 de
marzo de 2013, núm. 142, B. J. 1228; 12 de diciembre de 2012, núm. 42, B.
J. 1225; 15 de agosto de 2012, núm. 52, B. J. 1221; 15 de febrero de 2012,
núm. 107, B. J. 1215; 1.ª Cám., 5 de abril de 2006, números 12 y 32, B. J.
1145, pp. 99-102 y 201-205.

Es definitiva la sentencia de la corte de apelación que revoca la decisión


emitida por el tribunal de primer grado que declaró inadmisible una demanda
y remitió el conocimiento de la demanda original ante la jurisdicción de
primer grado. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 50, B. J. 1233.

Las sentencias que ordenan una provisión ad litem o una pensión alimenticia
constituyen medidas provisionales, revisables, que son definitivas mientras se
mantenga la condición económica del cónyuge o padre al que se le impone.
Las sentencias que ordenan este tipo de medidas tienen un carácter
provisional sui generis, como lo tienen también las ordenanzas de
referimiento, que no tienen carácter preparatorio, pero tampoco
interlocutorio, aunque sí son susceptibles de los recursos establecidos en la
ley. SCJ, 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 24, B. J. 1152, pp. 257-265.
Sentencia dictada sobre la base de una ley declarada posteriormente
inconstitucional

La declaración de inconstitucionalidad de una ley no afecta las sentencias


dictadas por los jueces del fondo antes de que dicha ley fuese declarada
inconstitucional. SCJ, 1.ª Cám., 6 de marzo de 2002, núm. 8, B. J. 1096, pp.
95-101.
Sentencias en defecto y reputadas contradictorias

No tiene autoridad de cosa juzgada la sentencia dictada en defecto que no ha


sido notificada dentro del plazo de los seis meses que establece el artículo
156 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014,
núm. 30, B. J. 1240.

Los requisitos de notificación de sentencia establecidos en el artículo 156 del


Código de Procedimiento Civil solo se aplican a las sentencias en defecto o
reputadas contradictorias, no a las contradictorias. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 24, B. J. 1220; 16 de mayo de 2012, núm. 3, B. J. 1218; 18 de
enero de 2012, núm. 28, B. J. 1214; 1.ª Cám., 6 de mayo de 2009, núm. 8, B.
J. 1182; 16 de enero de 2008, núm. 3, B. J. 1166, pp. 76-82; 23 de noviembre
de 2005, núm. 19, B. J. 1140, pp. 195-199.

El acto notificado a una persona moral en manos de un empleado equivale a


una notificación en manos del representante legal, a los fines del artículo 150
del Código de Procedimiento Civil, de manera que en ese caso le queda
vedado a la persona moral que hace defecto el recurso de oposición. SCJ, 1.ª
Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B. J. 1139, pp. 67-75.

No es nula la notificación de la sentencia en defecto hecha por un alguacil


distinto al comisionado en la sentencia si la parte defectuante no ha sufrido
ningún agravio. SCJ, 1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 53, B. J. 1215; 1.ª
Cám., 8 de julio de 2009, núm. 23, B. J. 1184; 29 de octubre de 2008, núm.
79, B. J. 1175, pp. 658-664.

Es nula la notificación de la sentencia dictada en defecto del demandado que,


en violación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, hace
mención del plazo del recurso inaplicable o de los plazos tanto de la
oposición como de la apelación, lo cual tiende a confundir al defectuante
respecto del recurso que debe intentar, si, como sucedió en la especie, la parte
notificada, al recurrir fuera de plazo sufrió con tal actuación un perjuicio y
una lesión a su derecho de defensa. SCJ. 1.ª Cám., 24 de abril de 2002, núm.
22, B. J. 1097, pp. 261-270.

No es nula la notificación de la sentencia dictada en defecto del demandado


que, en violación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil, hace
mención de los plazos tanto de la oposición como de la apelación, lo cual
tiende a confundir al defectuante, si este ha recurrido dos años después de la
notificación, siendo los plazos de los recursos de oposición y apelación solo
quince días y un mes, respectivamente. SCJ. 1.ª Cám., 8 de julio de 2009,
núm. 23, B. J. 1184.

No hace correr el plazo de apelación la notificación de una sentencia en


defecto que no indica el recurso que se puede interponer contra ella ni el
plazo para hacerlo. SCJ, Cámaras Reunidas, 7 de julio de 2010, núm. 2, B. J.
1196.

La notificación de la sentencia en defecto que no hace mención del recurso


que puede interponerse contra ella ni del plazo no puede ser objetada si la
persona a quien le fue notificada la sentencia fue la parte gananciosa, la cual
carece de interés en recurrir dicha decisión en apelación. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
abril de 2013, núm. 7, B. J. 1229.

Para la notificación de una sentencia intervenida en última o única instancia,


no es necesario hacer mención de que esta puede ser atacada en casación ni
el plazo para atacarla, puesto que la ley que rige este recurso extraordinario
nada dispone al respecto y el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil
solo es aplicable a la notificación de las sentencias que puedan ser recurridas
en oposición o apelación. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 5,
B. J. 1232; 1.ª Sala, 3 de abril de 2013, núm. 7, B. J. 1229.

Las sentencias del tribunal superior de tierras se reputan contradictorias en


los términos contemplados por el artículo 30, párrafo II, de la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 15, B. J.
1236; 1.ª Cám.,6 de octubre de 2004, núm. 2, B. J. 1127, pp. 175-183.
Sentencias en defecto y reputadas contradictorias (perención)

El requisito de notificar las sentencias en defecto y las reputadas


contradictorias dentro de los seis meses de su pronunciación, so pena de
perención, previsto en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil,
tiene como fundamento el evitar la obtención de una sentencia en ausencia de
una de las partes litigantes, cuya incomparecencia pudo haber obedecido a
causas extrañas a su voluntad, en cuyo evento podría resultar afectado su
derecho de defensa, así como también el poder conjurar la existencia
indefinida de disposiciones judiciales desconocidas por el defectuante, cuyas
posibilidades probatorias para sustentar su defensa o sus pretensiones podrían
debilitarse o desaparecer con el paso del tiempo. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo
de 2012, núm. 135, B. J. 1216; 1.ª Cám.,16 de enero de 2008, núm. 3, B. J.
1166, pp. 76-82.

La perención de sentencia es una caducidad, no una prescripción. SCJ, 1.ª


Cám., 8 de septiembre de 2004, núm. 4, B. J. 1126, pp. 123-130.

El plazo de seis meses establecido en el artículo 156 del Código de


Procedimiento Civil corre a partir de la fecha de emisión de la sentencia y no
a partir de su retiro de la secretaría del tribunal. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre
de 2012, núm. 6, B. J. 1222; 28 de marzo de 2012, núm. 135, B. J. 1216; 1.ª
Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 51, B. J. 1176, pp. 456-461; 30 de
abril de 2003, núm. 16, B. J. 1109, pp. 228-232.

La sentencia dictada en defecto que no ha sido notificada dentro de los seis


meses de su pronunciación debe ser tenida por inexistente o no pronunciada,
por aplicación del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª
Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 30, B. J. 1240.

La perención del artículo 156 del Código de Procedimiento Civil no es de


orden público; no puede ser declarada de oficio por el tribunal. Corresponde a
la parte interesada, por tanto, prevalerse de ella apelando la sentencia dictada
en defecto o reputada contradictoria y solicitar, antes de toda defensa al
fondo, la perención de la sentencia apelada. SCJ, 1.ª Cám., 8 de septiembre
de 2004, núm. 4, B. J. 1126, pp. 123-130.
La parte contra quien se ha dictado la sentencia sujeta a perención puede
darle aquiescencia. SCJ, 1.ª Cám., 8 de septiembre de 2004, núm. 4, B. J.
1126, pp. 128-129.

Incurre en el vicio de omisión de estatuir la corte de apelación que no


responde a las conclusiones de una parte en el sentido de que se declare la
nulidad de la sentencia recurrida por encontrarse perimida, puesto que se trata
de una cuestión prioritaria que debe ser resuelta ante de toda consideración
sobre el fondo del litigio. SCJ, 1.ª Cám., 1 de junio de 2005, núm. 1, B. J.
1135, pp. 86-90.
Sentencias interlocutorias

Según el artículo 452 del Código de Procedimiento Civil, son sentencias


interlocutorias aquellas dictadas por el tribunal para sustanciar la causa y
poner la controversia en estado de recibir fallo definitivo, prejuzgando el
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 52, B. J. 1221.

Según el artículo 451 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias


interlocutorias pueden ser recurridas antes de que recaiga la sentencia
definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.

Es interlocutoria la sentencia que ordena una medida de instrucción


encaminada a la prueba de hechos precisos cuyo establecimiento puede ser
favorable a una de las partes, pues pone a depender la suerte del litigio de las
comprobaciones que se hagan a través de la señalada medida de instrucción.
SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 6, B. J. 1239; 1.ª Sala, 19
de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229, 1.ª Cám., 13 de octubre de 2004, núm.
4, B. J. 1127, pp. 191-196; 2 de abril de 2003, núm. 1, B. J. 1109, pp. 125-
132.
.
Es interlocutoria la sentencia que ordena un informativo pericial a fin de
determinar la porción de terreno ocupada por una de las partes y que indica
que dicha medida es vital para el conocimiento de la controversia. SCJ, 1.ª
Sala, 19 de abril de 2013, núm. 60, B. J. 1229.

Es interlocutoria la sentencia que ordena la verificación de la firma del


vendedor en un contrato, pese a que este no la niega, sino que alega que la
naturaleza verdadera del contrato fue la de un préstamo y no de una venta,
puesto que la decisión deja presentir que la solución del litigio depende del
resultado de la verificación. SCJ, 3.ª Cám., 8 de junio de 2005, núm. 7, B. J.
1135, pp. 1008-1015.

Es interlocutoria la sentencia que ordena la prueba de ADN. SCJ, 1.ª Sala,


26 de marzo de 2014, núm. 63, B. J. 1240; 25 de septiembre de 2013, núm.
134, B. J. 1234; 14 de diciembre de 2011, núm. 26, B. J. 1213.

Es interlocutoria la sentencia que rechaza la solicitud de la fianza judicatum


solvi. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 67, B. J. 1216.

Es interlocutoria y no preparatoria la decisión que ordena la designación de


una comisión del consejo de directores de un condominio para que esta
administre provisionalmente los inmuebles que pertenecen al condominio.
SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 22, B. J. 1221.

Las sentencias interlocutorias no tienen autoridad de la cosa juzgada respecto


del fondo de los derechos de las partes. Los tribunales pueden, por tanto,
después de haber ordenado una medida, considerar que los hechos tenidos
por decisivos en el interlocutorio no justifican los argumentos ni pretensiones
del reclamante. SCJ, 3.ª Cám., 28 de junio de 2006, núm. 22, B. J. 1147, pp.
1654-1690.
Sentencias preparatorias

Según el artículo 452 del Código de Procedimiento Civil, son sentencias


preparatorias aquellas dictadas por el tribunal para sustanciar la causa y poner
la controversia en estado de recibir fallo definitivo, sin prejuzgar el fondo.
SCJ, Salas Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 4, B. J. 1230; 16 de
septiembre de 2009, núm. 1, B. J. 1186; 1.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm.
52, B. J. 1221; 14 de febrero de 2012, núm. 1, B. J. 1215; 1.ª Cám., 13 de
octubre de 2004, núm. 4, B. J. 1127, pp. 191-196.

Según el artículo 451 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias


preparatorias no podrán apelarse, sino después de la sentencia definitiva y
conjuntamente con la apelación de esta. SCJ, Salas Reunidas, 1 de mayo de
2013, núm. 4, B. J. 1230; 16 de septiembre de 2009, núm. 1, B. J. 1186; 1.ª
Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 52, B. J. 1221; 14 de febrero de 2012, núm.
1, B. J. 1215; 1.ª Cám., 13 de octubre de 2004, núm. 4, B. J. 1127, pp. 191-
196.

Según el párrafo final del artículo 5 de la Ley sobre Procedimiento de


Casación, las sentencias preparatorias no son recurribles en casación sino
después de la sentencia definitiva. SCJ, 1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm.
29, B. J. 1229.

Es preparatoria la sentencia que se limita a invitar a la parte intimada a que,


sin renunciar a sus conclusiones principales y subsidiarias, concluya al fondo,
a la vez que fija una próxima audiencia para que las partes produzcan
conclusiones al fondo. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012, núm. 50, B. J.
1214.

Es preparatoria la sentencia que se limita a acumular incidentes para ser


fallados conjuntamente con el fondo. SCJ, 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm.
22, B. J. 1218; 1.ª Cám., 26 de abril de 2006, núm. 48, B. J. 1145, pp. 285-
289.

Es preparatoria la sentencia que se limita a acumular o fusionar recursos para


ser fallados conjuntamente. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 37, B. J.
1232.
Son preparatorias las sentencias que ordenan una comunicación de
documentos, otorgan plazos y fijan una nueva audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 6 de
marzo de 2013, núm. 7, B. J. 1228; 1.ª Cám., 24 de enero de 2007, núm. 31,
B. J. 1154, pp. 297-301; 27 de noviembre de 2002, núm. 6, B. J. 1004, pp. 73-
78.

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar una prórroga de


comunicación de documentos y a fijar audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de
2012, núm. 33, B. J. 1217.

Es preparatoria la sentencia que fija un plazo para el depósito de un


documento y condena al pago de un astreinte por cada día de retraso en su
depósito. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 6, B. J. 1239; 1.ª
Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 10, B. J. 1146, pp. 153-160.

Es preparatoria la sentencia que concede a una de las partes un plazo para


ampliar conclusiones y se reserva el fallo para una próxima audiencia. SCJ,
1.ª Cám., 2 de octubre de 2002, núm. 4, B. J. 1103, pp. 77-91.

Es preparatoria la sentencia que admite una intervención voluntaria en el


proceso, puesto que dicha sentencia no ha sido dictada para probar un hecho
específico que pueda incidir en la suerte del proceso, es decir, no prejuzga el
fondo del asunto. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 25, B. J. 1224.

Es preparatoria la sentencia que rechaza el pedimento de aplazamiento con


fines de llamamiento en intervención forzosa y concede plazos para el
depósito de escritos ampliatorios. SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm.
68, B. J. 1229.

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar, como medidas de


instrucción, la comunicación recíproca de documentos y la celebración de un
informativo testimonial, sin emitir ninguna consideración que revele o haga
suponer la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 14 de
febrero de 2012, núm. 1, B. J. 1215.

Es preparatoria la sentencia que ordena, aun de oficio, el depósito de un acto


o documento del proceso. SCJ, 1.ª Cám., 13 de marzo de 2002, núm. 19, B.
J. 1096, pp. 165-170.

Es preparatoria la sentencia que ordena una reapertura de debates. SCJ, 1.ª


Sala, 22 de enero de 2014, núm. 45, B. J. 1238; 3 de mayo de 2013, núm. 33,
B. J. 1230; 11 de enero de 2012, núm. 16, B. J. 1214.

Es preparatoria la sentencia que se limita a disponer una reapertura de los


debates, ordenar de oficio una comunicación de documentos y fijar audiencia
para la continuación del proceso, sin que esta medida haga suponer ni
presentir la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 15
de febrero de 2012, núm. 100, B. J. 1215.

Es preparatoria la sentencia que ordena la producción de un documento bajo


astreinte. SCJ, 1.ª Cám., 17 de mayo de 2006, núm. 11, B. J. 1146, pp. 161-
166.

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar de oficio una


comparecencia personal. SCJ, 1.ª Sala, 24 de julio de 2013, núm. 108, B. J.
1232; 8 de mayo de 2013, núm. 60, B. J. 1230.

Tiene un carácter puramente preparatorio la sentencia que se limita a ordenar


la comparecencia personal de las partes y a fijar el conocimiento del proceso
para otra fecha, sin que tal disposición haga suponer o presentir la opinión del
tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám.,12 de abril de 2006, núm.
25, B. J. 1145, pp. 166-170.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar el pedimento de una


comparecencia personal. SCJ, 3.ª Sala, 9 de mayo de 2012, núm. 22, B. J.
1218.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar el pedimento de una


comparecencia personal, a reservar las costas del procedimiento y a fijar una
audiencia. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 39, B. J. 1219.

Es preparatoria la sentencia que se limita a ordenar un informativo, a reservar


el contrainformativo y a fijar la audiencia en que se celebrarán si la decisión
no hace suponer ni presentir la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto.
SCJ, 1.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 25, B. J. 1154, pp. 266-270; 19 de
octubre de 2005, núm. 25, B. J. 1139, pp. 204-207.

Es preparatoria la sentencia que ordena de oficio un informativo testimonial y


la comparecencia personal de las partes en litis si la decisión no hace suponer
ni presentir la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 10
de abril de 2013, núm. 29, B. J. 1229.

Es preparatoria la sentencia que ordena un informativo para probar la


incompatibilidad de caracteres en una demanda de divorcio. El hecho de que
se haya especificado que el informativo era para probar la incompatibilidad
no prejuzga el fondo, en razón de que en una demanda de divorcio por
incompatibilidad de caracteres lo único que se puede probar es si existe o no
incompatibilidad, no haciendo presentir dicha medida la decisión que habrán
de tomar los jueces. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 9, B. J. 1216.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar el pedimento de un


informativo testimonial. SCJ, 1.ª Cám., 15 de febrero de 2006, núm. 22, B. J.
1144, pp. 181-185; Cám., 27 de noviembre de 2002, núm. 6, B. J. 1104, pp.
73-78; 2 de octubre de 2002, núm. 10, B. J. 1103, pp. 111-114.

Es preparatoria la sentencia que rechaza el pedimento de un aplazamiento de


la celebración de un informativo testimonial. SCJ, 1.ª Cám., 27 de junio de
2007, núm. 10, B. J. 1159, pp. 116-120.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar el pedimento de un


informativo testimonial e invitar a las partes a formular sus pedimentos, a
ordenar el depósito de documentos y conceder plazos para réplica y
contrarréplica, puesto que ninguna de estas disposiciones hace suponer ni
presentir la opinión del tribunal sobre el fondo del asunto. SCJ, 1.ª Cám., 17
de enero de 2007, núm. 25, B. J. 1154, pp. 266-270; 19 de octubre de 2005,
núm. 25, B. J. 1139, pp. 204-207; 27 de noviembre de 2002, núm. 6, B. J.
1104, pp. 73.78.

Es preparatoria la sentencia que ordena un peritaje para determinar el valor


real de las remodelaciones efectuadas en unas instalaciones y facilidades, sin
que esta medida haga suponer ni presentir la opinión del tribunal sobre el
fondo del asunto. SCJ, 1.ª Sala, 27 de marzo de 2013, núm. 109, B. J. 1228.

Es preparatoria la sentencia que designa los peritos en una partición, al igual


que la sentencia que ratifica el informe pericial, especialmente si el
demandado en ratificación de dicho informe no se opuso a dicha validación
ni ha impugnado el peritaje. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 5, B. J.
1219.

Es preparatoria la sentencia que se ha limitado a nombrar los peritos


encargados de ejecutar un peritaje y a ordenar su juramentación. SCJ, Salas
Reunidas, 1 de mayo de 2013, núm. 4, B. J. 1230.

Es preparatoria la sentencia que ordena al Colegio Dominicano de Ingenieros,


Arquitectos, y Agrimensores (Codia) la remisión de una terna de
agrimensores. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre de 2012, núm. 35, B. J. 1225.

Son preparatorias las sentencias que ordenan la fusión de expedientes. SCJ,


1.ª Cám., 20 de abril de 2011, núm. 21, B. J. 1205; 26 de abril de 2006, núm.
49, B. J. 1145, pp. 290-295; 25 de junio de 2003, núm. 16, B. J. 1111, pp.
128-133.

Son preparatorias las sentencias que se limitan a rechazar una solicitud de


fusión. SCJ, 3.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 33, B. J. 1216.

Es preparatoria la sentencia que ordena un aplazamiento de una venta en


pública subasta. SCJ, 1.ª Sala, 21 de diciembre de 2011, núm. 62, B. J. 1213.

Es preparatoria la sentencia que rechaza la solicitud de un aplazamiento de la


lectura del pliego de condiciones a fin de regularizar una intervención. SCJ,
1.ª Sala, 10 de abril de 2013, núm. 16, B. J. 1229.

Es preparatoria la sentencia que niega la solicitud de justiprecio de los bienes


embargados en una demanda en conversión de una hipoteca judicial
provisional en definitiva. SCJ, 1.ª Cám., 13 de octubre de 2004, núm. 4, B. J.
1127, pp. 191-196.
Son preparatorias las sentencias que ordenan o rechazan una solicitud de
sobreseimiento de la causa. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014,
núm. 6, B. J. 1239; 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 19, B. J. 1235; 20 de
febrero de 2013, núm. 33, B. J. 1227; 4 de abril de 2012, núm. 12, B. J. 1217;
8 de febrero de 2012, núm. 61, B. J. 1215; 25 de enero de 2012, núm. 59, B.
J. 1214; 1.ª Cám., 18 de julio de 2007, núm. 12, B. J. 1160, pp. 150-153; 8 de
noviembre de 2006, núm. 5, B. J. 1152, pp. 152-155; 5 de abril de 2006,
núm. 3, B. J. 1145, pp. 45-49; 4 de julio de 2001, núm. 6, B. J. 1088, pp. 72-
78.

Es preparatoria la sentencia que rechaza el pedimento del esposo en una


demanda en divorcio de que se ordene por auto a un hotel a expedir una
certificación donde se haga constar las veces que la esposa haya estado en
dicho hotel con otro señor. SCJ, 1.ª Cám., 2 de mayo de 2007, núm. 1, B. J.
1158, pp. 93-97.

Es preparatoria y, por tanto, no susceptible de recurso de apelación sino


conjuntamente con la decisión definitiva sobre el fondo del proceso, la
sentencia que ordena la presentación de los libros de comercio. SCJ,
Cámaras Reunidas, 16 de septiembre de 2009, núm. 1, B. J. 1186; 1.ª Cám.,
22 de marzo de 2006, núm. 23, B. J. 1144, pp. 201-212.

Es preparatoria la sentencia que se limita a invitar a las partes a presentar sus


observaciones respecto al tipo de responsabilidad y el plazo de la
prescripción aplicables a la acción, así como a fijar el conocimiento del
proceso para otra fecha. SCJ, Salas Reunidas, 24 de octubre de 2012, núm.
5, B. J. 1223.

No son preparatorias las sentencias que deciden sobre una inadmisibilidad.


Estas sentencias son definitivas y pueden ser apeladas. SCJ, 1.ª Sala, 24 de
abril de 2013, núm. 115, B. J. 1229; 27 de marzo de 2013, núm. 142, B. J.
1228; 12 de diciembre de 2012, núm. 42, B. J. 1225; 15 de agosto de 2012,
núm. 52, B. J. 1221; 15 de febrero de 2012, núm. 107, B. J. 1215; 1.ª Cám., 5
de abril de 2006, números 12 y 32, B. J. 1145, pp. 99-102 y 201-205.

No es preparatoria la sentencia que declara nulo el acto de notificación de una


sentencia apelada. Dicha sentencia es definitiva sobre el incidente por poner
fin a un pedimento de nulidad. Por sentencia definitiva no solamente hay que
entender la que pone término al litigio, sino también la que resuelve un
incidente del procedimiento. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 107,
B. J. 1215.

No es preparatoria la sentencia del juez de los referimientos que ordena la


suspensión provisional de la ejecución de una sentencia. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
febrero de 2013, núm. 13, B. J. 1227.
Sentencias preparatorias (jurisdicción inmobiliaria)

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que ordenan
un reenvío para oír a las partes y a los testigos. SCJ, 3.ª Cám., 2 de octubre de
2002, núm. 5, B. J. 1103, pp. 823-828.

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que ordenan la
suspensión de la fuerza pública otorgada por el Abogado del Estado. SCJ, 3.ª
Cám., 30 de octubre de 2002, núm. 42, B. J. 1103, pp. 1080-1085.

Es preparatoria la sentencia que rechaza un aplazamiento para presentar


testigo y para depositar un historial de las parcelas en litis. SCJ, 3.ª Sala, 5 de
febrero de 2014, núm. 2, B. J. 1239.

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que envían el
expediente a otro tribunal superior para su instrucción. SCJ, 3.ª Cám., 24 de
abril de 2003, núm. 24, B. J. 1109, pp. 774-778.

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que se limitan
a ordenar medidas precautorias como la paralización de trabajos de
construcción y la prohibición de entrada de personas y maquinarias en el
inmueble en litigio. SCJ, 3.ª Cám., 16 de mayo de 2007, núm. 18, B. J. 1158,
pp. 1565-1572; 8 de marzo de 2006, núm. 13, B. J. 1144, pp. 1479-1485.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar la solicitud de


sobreseimiento de una litis sobre derechos registrados sobre la base de que se
ha interpuesto un recurso jerárquico contra el acto el registro de títulos que
contiene el historial de la parcela en litis. SCJ, 3.ª Sala, 31 de enero de
2014, núm. 58, B. J. 1238.

Es preparatoria la sentencia que se limita a rechazar la solicitud de


sobreseimiento con ocasión a una solicitud de sustitución incoada por una
parte en contra de uno de los magistrados que componen la terna designada
para conocer del caso. SCJ, 3.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 30, B. J.
1233.

Son preparatorias las sentencias del tribunal superior de tierras que ordenan la
celebración de un nuevo juicio. SCJ, 3.ª Sala, 12 de junio de 2013, núm. 32,
B. J. 1231; 3.ª Cám., 14 de julio de 2004, núm. 12, B. J. 1124, pp. 693-702.
Ultra petita

El vicio de incongruencia positiva o ultra petita surge cuando la autoridad


judicial falla más allá de lo que le fue pedido, contraviniendo todo sentido de
la lógica e infringiendo los postulados del principio dispositivo. SCJ, 1.ª Sala,
12 de marzo de 2014, núm. 25, B. J. 1240; 8 de mayo de 2013, núm. 81, B. J.
1230; 31 de octubre de 2012, núm. 95, B. J. 1223.

Aunque los jueces están obligados por el principio dispositivo a no apartarse


de lo que es la voluntad e intención de las partes, los motivos en los que los
primeros fundamentan su decisión pueden ser adoptados libremente sobre su
interpretación y aplicación del derecho, aun cuando las partes no hagan
referencia a ello en sus alegatos. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm.
25, B. J. 1240.

Lo que apodera al tribunal es el acto introductivo de demanda o del recurso,


el cual fija la extensión del proceso y limita el poder de decisión del juez
apoderado y el alcance de la sentencia que intervenga, a menos que no sea
por un asunto de orden público. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 81,
B. J. 1230; 31 de octubre de 2012, núm. 95, B. J. 1223.

El tribunal no puede condenar al demandado por una suma superior a la


solicitada por el demandante. SCJ, 1.ª Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 81, B.
J. 1230; 31 de octubre de 2012, núm. 95, B. J. 1223.
Si una parte concluye solicitando que el comprador de un inmueble sea
puesto en mora para que efectúe el pago del inicial convenido, a falta de lo
cual se proceda a ordenar la resolución del contrato, el tribunal no puede
ordenar la resolución del contrato de venta sin antes poner en mora al
comprador a pagar, puesto que dicha decisión sería ultra petita. SCJ, 1.ª Sala,
8 de mayo de 2013, núm. 81, B. J. 1230.
Vías de impugnación

Las sentencias solo pueden ser impugnadas por las vías de recurso, que, de
acuerdo con nuestro régimen procesal civil, son la apelación, la oposición, la
impugnación (le contredit), la tercería, la revisión civil y la casación, salvo
escasas excepciones en materia de embargo inmobiliario, mediante una
acción en nulidad, o por inscripción en falsedad. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo
de 2013, núm. 103, B. J. 1228; 28 de marzo de 2012, núm. 133, B. J. 1216;
1.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 7, B. J. 1106, pp. 107-114; 30 de
diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp. 145-154.

Los recursos y no las acciones principales en nulidad son la vía idónea para
impugnar válidamente las sentencias. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo de 2012,
núm. 133, B. J. 1216.

Las sentencias, como expresión de la función jurisdiccional del Estado, no


pueden ser impugnadas por medio de una acción principal que tienda a
anularlas o revocarlas ni por inscripción en falsedad, salvo escasas
excepciones. Deben ser atacadas mediante el ejercicio del correspondiente
recurso. SCJ, 1.ª Cám., 30 de diciembre de 2002, núm. 14, B. J. 1105, pp.
145-154.

No se puede pretender hacer anular una sentencia de manera incidental dentro


de un proceso de embargo inmobiliario. Las sentencias solo pueden ser
atacadas mediante el ejercicio del recurso correspondiente. SCJ, 1.ª Cám., 27
de noviembre de 2003, núm. 3, B. J. 1104, pp. 50-58.

Una sentencia no puede ser modificada por una resolución administrativa,


excepto si se comprueba la existencia en ella de un error puramente material.
SCJ, 3.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 17, B. J. 1107, pp. 596-607.
SEPARACIÓN DE BIENES

V. regímenes matrimoniales.
SERVICIOS FÚNEBRES

V. funeraria.
SERVIDUMBRE

No se puede establecer una servidumbre por prescripción en terrenos


registrados. SCJ, 3.ª Cám., 16 de julio de 2003, núm. 25, B. J. 1112, pp.
1152-1164.

El propietario que no tenga acceso a su propiedad desde la vía pública puede


solicitar judicialmente la localización de una servidumbre de paso. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de junio de 2012, núm. 21, B. J. 1219; 3.ª Cám., 26 de octubre de
2005, núm. 36, B. J. 1139, pp. 1707-1720.

La servidumbre de paso se justifica cuando la finca no tiene acceso alguno a


la vía pública que le permita a sus propietarios el libre tránsito hacia y desde
los predios de su pertenencia. SCJ, 3.ª Sala, 26 de septiembre de 2012, núm.
43, B. J. 1222; 1.ª Cám., 21 de junio de 2004, núm. 12, B. J. 1124, pp. 152-
158.

Antes de ordenar el establecimiento de una servidumbre de paso en


aplicación de los artículos 682, 683 y 684 del Código Civil, los jueces deben
establecer si la propiedad del reclamante no tiene vías de acceso alternativas
para el tránsito y evaluar las posibilidades de otro camino ya existente donde
pueda establecerse la servidumbre de paso sin perjudicar a ninguna de las
partes. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 1, B. J. 1239.

El hecho de que se haya pactado la construcción de un camino puede ser


interpretado en el sentido de que se ha consentido una servidumbre de paso,
aunque en dicho contrato no se establezca la servidumbre expresamente.
Dicho camino se hizo con un propósito que debió ser debatido en el curso de
la instancia, además de que se debió ponderar si las parcelas a cuyo favor se
pactó la construcción del camino están enclavadas y carecen de otra salida a
la vía pública, en cuyo caso daría lugar a la servidumbre. SCJ, 3.ª Sala, 12 de
junio de 2013, núm. 42, B. J. 1231.
No se justifica la servidumbre de paso si no existe un verdadero
enclavamiento. SCJ, 3.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 36, B. J. 1139,
pp. 1707-1720.

La servidumbre de paso se extingue si se construye una carretera que le


permita al propietario antes enclavado acceso a la vía pública sin tener que
utilizar la servidumbre existente. SCJ, 1.ª Cám., 21 de julio de 2004, núm.
12, B. J. 1124, pp. 152-158,
SIDA

Procede la demanda en responsabilidad civil contra el patrono que despide a


su empleada por dar positiva en una prueba de SIDA y afecta su dignidad
personal y su honor haciendo público el hecho ante las demás empleadas y
los terceros visitantes. SCJ, 1.ª Sala, 27 de noviembre de 2013, núm. 37, B. J.
1236.
SIMULACIÓN
Concepto

La simulación es la declaración de un contenido de voluntad no real, emitido


conscientemente y de acuerdo entre las partes o entre el declarante y la
persona a la cual va dirigida la declaración, con fines de producir la
apariencia de un acto jurídico que no existe o que es distinto de aquel que
realmente se ha llevado a cabo. SCJ, 1.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 41,
B. J. 1221.

La simulación consiste en crear un acto simulado u ostensible que no se


corresponde en todo o en parte con la operación real, o en disfrazar, total o
parcialmente, con o sin intención fraudulenta, un acto verdadero bajo la
apariencia de otro. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 33, B. J. 1232.

La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un acto


bajo la apariencia de otro, cuando el acto contiene cláusulas que no son
sinceras o cuando por él se transfieren derechos a personas interpuestas que
no son, en realidad, los destinatarios de esos derechos. SCJ, 3.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 60, B. J. 1228; 7 de marzo de 2012, núm. 25, B. J.
1216; 17 de agosto de 2011, núm. 26, B. J. 1209.

La simulación, entre otros casos, tiene lugar cuando se encubre el carácter


jurídico de un acto bajo la apariencia de otro o cuando el acto contiene
cláusulas que no son sinceras. SCJ, 3.ª Sala, 17 de agosto de 2011, núm. 26,
B. J. 1209.
Poder y deber de los jueces

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano de apreciación para decidir
si en una operación o acto determinado existe o no simulación, lo cual escapa
al control de casación, salvo desnaturalización o desconocimiento de la
existencia de otros actos jurídicos cuya consideración pueda conducir a una
solución distinta. SCJ, Salas Reunidas, 17 de julio de 2013, núm. 4, B. J.
1232; Cámaras Reunidas, 30 de enero de 2008, núm. 3, B. J. 1166, pp. 32-
58; 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 20, B. J. 1239; 24 de julio de 2013,
núm. 61, B. J. 1232; 20 de marzo de 2013, núm. 60, B. J. 1228; 6 de junio de
2012, núm. 12, B. J. 1219; 11 de abril de 2012, núm. 15, B. J. 1217; 28 de
marzo de 2012, núm. 69, B. J. 1216; 7 de marzo de 2012, núm. 25, B. J.
1216; 17 de agosto de 2011, núm. 26, B. J. 1209; 3 de febrero de 2010, núm.
1, B. J. 1191; 3.ª Cám., 30 de noviembre de 2005, núm. 40, B. J. 1140, pp.
1869-1876; 18 de mayo de 2005, núm. 30, B. J. 1133, pp. 916-932; 28 de
mayo de 2003, núm. 32, B. J. 1110, pp. 727-736.

En materia de simulación, los jueces de tierras deben hacer valer el fin y


objetivo de la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, que consiste en que los
actos que se sometan al registro se correspondan con la esencia de lo
convenido, para así garantizar el sistema de publicidad inmobiliaria sobre la
base de los criterios de especialidad, legalidad, legitimidad y publicidad,
consagrado en el principio II de dicha ley. SCJ, 3.ª Sala, 6 de junio de 2012,
núm. 8, B. J. 1219.

Los jueces deben realizar una investigación a fondo cuando conocen de un


caso en que se alega la simulación de una venta. SCJ, 3.ª Cám., 3 de agosto
de 2005, núm. 2, B. J. 1137, pp. 1515-1524.

Procede el rechazo de una demanda en declaratoria de simulación si los


jueces comprueban: a) que la venta efectuada fue realmente consentida por
los vendedores y los compradores; b) que el inmueble comprado fue
entregado a la compradora; c) que los demandantes no demostraron ningún
vinculo de parentesco entre los vendedores y la compradora; d) que con el
precio de venta la vendedora obtuvo un certificado financiero en una
institución bancaria; y e) que los demandantes no presentaron las pruebas, ni
documentales ni testimoniales, de la simulación. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
noviembre de 2013, núm. 2, B. J. 1236.
Prescripción

La acción en simulación prescribe a los veinte años, conforme al artículo


2265 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 4 de septiembre de 2013, núm. 7, B. J.
1234; 24 de julio de 2013, núm. 61, B. J. 1232; 3.ª Cám., 16 de julio de
2008, núm. 17, B. J. 1172, pp. 813-822; 4 de enero de 2006, núm. 3, B. J.
1142, pp. 819-822.
Préstamo bajo la apariencia de una venta

Los jueces pueden deducir que un préstamo ha sido disimulado bajo la


apariencia de un contrato de venta si: a) las partes han firmado, primero, un
contrato de venta y, luego, un contrato de préstamo poniendo en garantía los
mismos inmuebles objeto de la venta; y b) el supuesto vendedor mantuvo
siempre el dominio y posesión de los inmuebles supuestamente vendidos. En
este caso, el contrato de préstamo constituye el contraescrito. SCJ, 3.ª Sala,
24 de mayo de 2013, núm. 32, B. J. 1230.

El tribunal puede deducir que una operación fue un préstamo y no una venta
del hecho de que el prestamista así lo reconociera en sus declaraciones, así
como del hecho de que el prestatario ocupara de manera permanente y
continua, durante más de quince años, el inmueble supuestamente vendido.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 36, B. J. 1230.

En los casos de simulación de un préstamo bajo la apariencia de una venta,


los jueces de fondo no están obligados a ordenar la inscripción de una
hipoteca si la parte interesada ni ha solicitado ni ha manifestado querer
realizarla por la vía legal, sino que, por el contrario, ha sostenido que la venta
fue un acto verdadero. SCJ, 3.ª Sala, 6 de junio de 2012, núm. 12, B. J. 1219.
Prueba

La simulación debe probarse. No basta con alegar el hecho de la simulación.


SCJ, 1.ª Cám., 14 de febrero de 2001, núm. B. J. 1083, pp. 94-101.

Aun cuando en ocasiones la venta de inmuebles con pacto de retroventa es


utilizada para encubrir un préstamo, la simulación debe ser probada. SCJ, 1.ª
Cám., 14 de febrero de 2001, núm. 10, B. J. 1083, pp. 94-101.

Ante un acto con toda la apariencia de un acto válido y sincero, es a la parte


que lo impugna a quien corresponde probar su condición de acto ficticio o de
acto disfrazado. SCJ, 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 19, B. J. 1228; 1.ª
Cám., 26 de septiembre de 2007, núm. 5, B. J. 1162, pp. 116-123; 15 de
febrero de 2006, núm. 20, B. J. 1144, pp. 167-173; 3.ª Cám., 30 de
noviembre de 2005, núm. 40, B. J. 1140, pp. 1869-1876.

La prueba por excelencia entre las partes en los casos de simulación es el


contraescrito. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero de 2014, núm. 5, B. J. 1239.

Aunque la prueba de la simulación de un acto debe ser hecha mediante un


contraescrito, nada impide que dicho acto sea declarado simulado y
fraudulento si de los hechos y circunstancias de la causa se desprende la
simulación alegada. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 27, B. J. 1221;
3.ª Cám., 17 de enero de 2007, núm. 39, B. J. 1154, pp. 1431-1448; 2 de julio
de 2003, núm. 9, B. J. 1112, pp. 1038-1050.

La prueba de la simulación puede hacerse por todos los medios; no existe


ninguna disposición legal que exija que la prueba de la simulación entre las
partes debe hacerse por un contraescrito. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de
2013, núm. 17, B. J. 1237; 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 33, B. J. 1232.
En sentido contrario: SCJ, 3.ª Sala, 16 de enero de 2013, núm. 8, B. J.
1226; 27 de junio de 2012, núm. 79, B. J. 1219; 3.ª Cám., 18 de enero de
2006, núm. 31, B. J. 1142, pp. 1038-1050 (v. tres párrafos siguientes).

La parte que alegue la simulación debe presentar el contraescrito que pruebe


cuál fue la verdadera voluntad de los contratantes. SCJ, 3.ª Sala, 27 de junio
de 2012, núm. 79, B. J. 1219.
La prueba de la existencia de un contraescrito debe ser hecha con la
presentación del mismo contraescrito. SCJ, 3.ª Cám., 18 de enero de 2006,
núm. 31, B. J. 1142, pp. 1038-1050.

En materia de terrenos registrados, la prueba de la simulación debe hacerse


mediante un contraescrito y no por testimonio ni por presunciones, salvo en
el caso de que el acto simulado haya sido hecho en fraude de un tercero, en el
cual son admisibles todos los medios de prueba. SCJ, 3.ª Sala, 16 de enero de
2013, núm. 8, B. J. 1226.

Los terceros no necesitan un contraescrito para probar la simulación; pueden


probar la simulación por testigos y presunciones. SCJ, 3.ª Sala, 5 de febrero
de 2014, núm. 20, B. J. 1239; 20 de marzo de 2013, números 48 y 60, B. J.
1228; 6 de marzo de 2013, núm. 19, B. J. 1228.
Ventas y aportes en naturaleza

El hecho de que un inmueble haya sido registrado a favor de una persona no


constituye un obstáculo jurídico insuperable que impida al tribunal apoderado
declarar la nulidad del acto traslativo de propiedad por simulación, admitir
todos los elementos de convicción que tiendan a establecerla y ordenar la
cancelación del certificado de título expedido en favor de la supuesta
compradora. SCJ, 3.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 25, B. J. 1216; 28 de
marzo de 2012, núm. 69, B. J. 1216; 3.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 9, B.
J. 1112, pp. 1038-1050.

Corresponde a los jueces del fondo, en virtud de su poder soberano de


apreciación, declarar si un acto de venta, en razón de las circunstancias de la
causa, ha operado simplemente una transmisión ficticia y no real de la
propiedad. SCJ, 3.ª Sala, 28 de marzo de 2012, núm. 69, B. J. 1216; 7 de
marzo de 2012, núm. 25, B. J. 1216; 3.ª Cám., 2 de julio de 2003, núm. 9, B.
J. 1112, pp. 1038-1050.

El hecho de que el esposo en un proceso de divorcio haya traspasado, pese a


la oposición inscrita de su esposa, un inmueble a favor de su hija, siendo esta
insolvente, quien lo ha pagado con un cheque girado sobre la cuenta de su
padre, son elementos que permiten al tribunal, dentro de su poder soberano
de apreciación, determinar que las ventas fueron simuladas con la finalidad
de distraer dichos inmuebles de la comunidad matrimonial fomentada por el
vendedor con su esposa. SCJ, 3.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 54, B. J.
1220.

Los jueces de fondo pueden determinar que constituye un fraude y una


simulación el hecho de que el comprador de una propiedad, cuyo precio no
fue pagado, traspasara el inmueble sucesivamente a nombre de personas
jurídicas en las que él figuraba como accionista principal. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, números 3, 7 y 8, B. J. 1234; 24 de julio de 2013, núm.
61, B. J. 1232.

El hecho de vender a un supuesto tercero de buena fe un inmueble que poco


antes había sido prometido en venta a otra persona, por la mitad de precio
convenido en dicha promesa, así como el hecho de que el cheque con que
supuestamente se pagó dicha venta dice “nulo”, son elementos relevantes que
permiten a los jueces de fondo apreciar que no hubo venta real, sino una
venta ficticia y simulada, para no cumplir la promesa de venta previamente
convenida. SCJ, 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 17, B. J. 1231.

La venta de las acciones de una sociedad por los padres a uno de sus hijos
constituye, en principio, un acto de libre disposición. Los futuros herederos
de los padres que aleguen su ilicitud o simulación deben aportar los
elementos de prueba que demuestren la veracidad de sus alegatos. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de junio de 2013, núm. 87, B. J. 1231.

No procede declarar simulado un acto de venta de un inmueble si: a) la


compradora pagó el precio convenido para la venta; b) la compradora se
comportó como un propietario, explotando la parcela vendida durante tres
años después de la venta y c) la compradora residía con su esposo e hijos en
una vivienda contigua a los terrenos adquiridos. SCJ, 3.ª Sala, 3 de octubre
de 2012, núm. 12, B. J. 1223.
SOBRESEIMIENTO

V. también acción civil y acción penal, casación, excepción de conexidad,


excepción de litispendencia, desalojo, divorcio, embargo inmobiliario,
partición, referimiento.
Clases de sobreseimiento

Hay dos tipos de sobreseimiento: el obligatorio, que debe ordenarse cuando


así lo dispone la ley; y el facultativo, en el cual los jueces, en el ejercicio de
su facultad de apreciación, lo ordenan, incluso de oficio, sin necesidad de
motivación, para una buena administración de justicia, especialmente para
evitar contradicción de decisiones. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm.
28, B. J. 1221.
Concepto

El sobreseimiento procede cuando existe entre dos demandas relaciones tales


que la solución que se dé a una de ellas habrá de influir necesariamente en la
solución de la otra. Para evaluar esta influencia es preciso tomar en cuenta la
naturaleza y efecto de las demandas. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014,
núm. 50, B. J. 1240; 17 de octubre de 2012, núm. 50, B. J. 1223.

El sobreseimiento tiene como fundamento la necesidad de evitar


contradicción de sentencias, mantener la unidad en la autoridad de la cosa
juzgada o simplemente evitar los conflictos de jurisdicción. SCJ, 1.ª Sala, 13
de marzo de 2013, núm. 79, B. J. 1228.

Procede sobreseer o suspender la instrucción de un caso si existe otra


demanda en un tribunal distinto, basada en el mismo hecho, cuya solución
puede determinar o influir seriamente en la primera; o si existe una cuestión
prejudicial, es decir, cuando un punto de derecho debe ser juzgado por otra
jurisdicción distinta a la que conoce el asunto principal. SCJ, 3.ª Sala, 9 de
noviembre de 2012, núm. 19, B. J. 1224.

La solicitud de sobreseimiento procede cuando efectivamente existe una


cuestión prejudicial, cuestión esta que se presenta cuando un punto de
derecho debe ser juzgado previamente por otra jurisdicción, de cuya solución
depende la suerte del proceso. SCJ, 3.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm.
53, B. J. 1237.
Cuestión prejudicial

La contestación relativa al derecho de propiedad es prejudicial y da lugar al


sobreseimiento del conocimiento de la demanda al fondo hasta que se decida
sobre ella. Sin embargo, los jueces pueden rechazar el sobreseimiento si el
pedimento no es serio, como es el caso cuando el inmueble objeto del
contrato se encuentra registrado a nombre de la parte contra quien se solicita
el sobreseimiento. SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001, núm. 15, B. J.
1091, pp. 230-237.

Procede el sobreseimiento de la demanda en cobro de alquileres y desalojo si


está en juego el derecho de propiedad sobre el inmueble alquilado en una litis
sobre derecho registrado, ya que se trata de una cuestión prejudicial. SCJ, 1.ª
Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 79, B. J. 1223; 1.ª Cám., 3 de agosto de
2005, núm. 1, B. J. 1137, pp. 145-150.

La demanda en validez de embargo retentivo no puede considerarse como un


asunto prejudicial a la demanda en cobro de pesos respecto del crédito que
justifica el embargo y, por tanto, no procede el sobreseimiento de la demanda
por la existencia del embargo retentivo. La finalidad y efecto principal de la
demanda en cobro de pesos es dotar al acreedor de un título ejecutorio contra
su deudor. La finalidad de la demanda en validez de embargo retentivo es
impedir que el deudor entregue las sumas de dinero que adeude a su acreedor.
Dicha demanda en validez no implica ningún cuestionamiento sobre la
existencia de la deuda cuyo reconocimiento se pretende mediante la demanda
en cobro de pesos. Por otro lado, la demanda en cobro de pesos, aunque tiene
por finalidad la obtención de un título ejecutorio, no implica la ejecución
automática del crédito reclamado, ya que, para constreñir al deudor a pagar,
el acreedor está obligado a iniciar uno de los procedimientos ejecutorios
previstos en la ley. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 50, B. J. 1240.

No hay lugar al sobreseimiento de una demanda en cobro de pesos basado en


el alegato de que el embargo conservatorio realizado contra el deudor es nulo,
especialmente si la demanda en cobro de pesos y la demanda en nulidad de
embargo son conocidas en instancias distintas, aunque ante el mismo
tribunal. La suerte de un proceso de nulidad de embargo conservatorio no
afecta la decisión a la que se pudiese arribar respecto del cobro de pesos. SCJ,
1.ª Sala, 8 de febrero de 2012, núm. 77, B. J. 1215.
Jurisdicción inmobiliaria

En materia de tierras la solicitud de sobreseimiento, dada su naturaleza


incidental, debe ser propuesta antes del cierre de la fase de sometimiento de
prueba, conforme al artículo 65 del Reglamento de los Tribunales Superiores
de Tierras y de Jurisdicción Original. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012,
núm. 17, B. J. 1224.

El tribunal puede rechazar el pedimento de sobreseimiento basado en que


quien lo invoca declara que desea inscribirse en falsedad contra los actos de
notificación de sentencia si comprueba que no se ha iniciado tal
procedimiento. SCJ, 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 23, B. J. 1238.

El tribunal no tiene que responder a la solicitud de sobreseimiento basada en


que la parte que lo pide se propone inscribirse en falsedad si el tribunal
procede a rechazar el incidente en inscripción en falsedad. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 9, B. J. 1234.

No procede la solicitud de sobreseimiento de un recurso de apelación, contra


una sentencia de jurisdicción original que rechazó una demanda en
reconocimiento de mejora sobre una parcela, sobre la base de que se ha
interpuesto una acción directa de inconstitucionalidad contra de la resolución
que determinó herederos en relación con la parcela en litis, puesto que son
dos acciones procesales con objetos distintos y ante dos jurisdicciones con
competencias legales propias y exclusivas. SCJ, 3.ª Sala, 19 de marzo de
2014, núm. 12, B. J. 1240.
Poder y deber de los jueces

La apreciación de los hechos y circunstancias que justifican el sobreseimiento


pertenecen al ámbito discrecional de los jueces de fondo y escapan a la
censura de la casación, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 17 de octubre
de 2012, núm. 50, B. J. 1223.

Los jueces deben evaluar la seriedad de la solicitud de sobreseimiento. SCJ,


3.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 12, B. J. 1240.
Sentencia

Son preparatorias las sentencias que ordenan o rechazan una solicitud de


sobreseimiento de la causa. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014,
núm. 6, B. J. 1239; 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 19, B. J. 1235; 20 de
febrero de 2013, núm. 33, B. J. 1227; 4 de abril de 2012, núm. 12, B. J. 1217;
8 de febrero de 2012, núm. 61, B. J. 1215; 25 de enero de 2012, núm. 59, B.
J. 1214; 1.ª Cám., 18 de julio de 2007, núm. 12, B. J. 1160, pp. 150-153; 8 de
noviembre de 2006, núm. 5, B. J. 1152, pp. 152-155; 5 de abril de 2006,
núm. 3, B. J. 1145, pp. 45-49; 4 de julio de 2001, núm. 6, B. J. 1088, pp. 72-
78.
SOCIEDADES COMERCIALES

V. también administrador judicial, aporte en naturaleza, registro


mercantil, secuestro.
Acción pauliana

Según el artículo 1167 del Código Civil, los acreedores pueden impugnar, en
su propio nombre, los actos ejecutados por su deudor en fraude de sus
derechos. Sin embargo, esta acción no procede contra los actos de una
sociedad si quien es deudor no es la sociedad, sino un socio de ella. SCJ, 1.ª
Sala, 15 de mayo de 2013, núm. 130, B. J. 1230.
Acción ut singuli

Los accionistas disponen de una acción ut singuli para reclamar los daños que
le cause a la sociedad alguna falta o irregularidad de sus funcionarios. SCJ,
1.ª Cám., 5 de noviembre de 2008, núm. 2, B. J. 1176, pp. 89-96.
Arbitraje

No son aplicables al litigio entre dos herederos las disposiciones de los


estatutos sociales de la sociedad, en la que ambos son accionistas, que
dispone que cualquier diferendo entre accionistas debe ser sometido a
arbitraje si, como ocurre en la especie, se trata de una demanda en partición
de derechos sucesorios entre herederos y no de una demanda entre socios.
SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.
Asambleas o juntas
Para conocer de una demanda en nulidad de una asamblea de una sociedad,
los jueces deben tener a la vista constancia de la existencia de dicha
asamblea, pues mal podrían anular un acto cuya existencia no ha sido
probada. SCJ, 1.ª Cám., 3 de agosto de 2005, núm. 2, B. J. 1137, pp. 8-15.

Ante la objeción al cuórum existente en una asamblea, uno de los accionistas


presentes no puede arrogarse la facultad de catalogar como nulas las acciones
que fueron vendidas sin llenar los requisitos estatutarios correspondientes, lo
cual compete solo al órgano competente. Las acciones argüidas de nulidad
tienen, en principio, validez hasta que se produzca su anulación definitiva por
el órgano competente. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 11, B. J.
1187, pp. 176-188.

Es inválida la asamblea que ha sido convocada de manera irregular. SCJ, 1.ª


Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 82, B. J. 1223.
Aumento de capital

Es inválido el aumento de capital hecho sin respetar la cláusula estatutaria de


preferencia. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 1, B. J. 1187, pp. 85-
102.
Cambio de nombre

El hecho de que la sociedad embargada haya cambiado de nombre no la


libera de sus obligaciones de pago. SCJ, 1.ª Sala, 3 de julio de 2013, núm. 11,
B. J. 1232.
Capacidad y personería jurídica

Para probar su capacidad para actuar en justicia, una sociedad debe depositar
en el tribunal los documentos exigidos por la ley para su constitución. SCJ,
1.ª Cám., 3 de diciembre de 2008, núm. 10, B. J. 1189, 197-202.

Las personas morales pueden actuar válidamente por intermedio de un


abogado constituido, como ocurre en casación, al tenor del artículo 5 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación, el cual dispone que “en los asuntos
civiles y comerciales el recurso de casación se interpondrá con un memorial
suscrito por abogado”, sin necesidad de que en esos casos deban hacerlo
indefectiblemente por intermedio de un representante estatutario ni por
mediación de alguien que tenga poder especial para ello. SCJ, 1.ª Cám., 7 de
mayo de 2008, núm. 1, B. J. 1170, pp. 17-25; 31 de julio de 2002, núm. 16, B.
J. 1100, pp. 205-215; 6 de febrero de 2002, núm. 3, B. J. 1095, pp. 65-72.

Aunque las personas morales o jurídicas tienen, por lo menos en principio,


plausible capacidad de ejercicio, no es menos cierto que solo están facultadas
para obrar a través de personas físicas debidamente autorizadas por los
órganos investidos con las facultades atribuidas a esos fines por sus estatutos.
Ante la excepción de nulidad de la parte recurrida en casación, basada en la
ausencia de poder para actuar imputada a la representante de la compañía, la
parte recurrente debe aportar los documentos pertinentes que demuestren la
regularidad del poder del presidente que supuestamente la representa. SCJ, 1.ª
Sala, 5 de agosto de 2010, núm. 30, B. J. 1197.

Las sociedades comerciales están obligadas a estar representadas en justicia o


en cualquiera de sus actuaciones por una persona física debidamente
autorizada por los órganos establecidos en los estatutos de la sociedad. SCJ,
1.ª Cám., 25 de junio de 2003, núm. 18, B. J. 1111, pp. 141-151.

Una parte que ha sido demandada bajo su nombre comercial puede recurrir
válidamente en casación con el nombre de la sociedad propietaria de dicho
nombre comercial. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 12, B. J. 1168,
pp. 194-203.

Aunque las denominaciones comerciales están desprovistas de personalidad y


existencia jurídica, lo que, en principio, les impide actuar en justicia, esta
incapacidad no puede ser utilizada por una entidad como pretexto para
sustraerse al cumplimiento de las obligaciones que ha asumido de hecho y
eludir una eventual condenación judicial, por lo que aun cuando una
denominación comercial no tenga capacidad activa, sí debe reconocérsele
capacidad pasiva para ser válidamente demandada en justicia. SCJ, 1.ª Sala,
30 de mayo de 2012, núm. 65, B. J. 1218.

La personalidad jurídica de las empresas morales está concentrada en su


respectiva razón social, independientemente de sus socios, funcionarios o
accionistas. El hecho de que dos empresas coincidan en tener accionistas
comunes e, incluso, que una de ellas sea parte de la otra, no implica que
ambas empresas sean solidariamente responsables del daño ocasionado por
una de ellas. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 4, B. J. 1152, pp. 121-
129.

Incurre en responsabilidad el banco que embarga ejecutivamente los bienes


que pertenecen a una sociedad cuyos socios son sus deudores, sin que dicha
sociedad haya consentido al préstamo, aun cuando préstamo se haya
concedido para capital de trabajo del negocio de la sociedad. La alusión
hecha al negocio o la sociedad no la convierte en parte contratante en la
convención, puesto que la base primordial sobre la que se sustenta el contrato
reside en el consentimiento manifestado por las partes, además de que,
conforme al principio de la relatividad de los contratos establecido en el
artículo 1165 del Código Civil, los contratos solo surten efecto de las
contratantes; no generan obligaciones frente a los terceros. SCJ, 1.ª Sala, 21
de junio de 2013, núm. 147, B. J. 1231.

El hecho de que una compañía cese en el pago de sus impuestos no conlleva


la pérdida de su personería jurídica ni genera invalidez en el ejercicio de su
derecho para actuar en justicia. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm.
4, B. J. 1225.

La falta de inscripción de una sociedad comercial en el Registro Mercantil no


implica su inexistencia, puesto que el artículo 23 de la Ley 3-02 sobre
Registro Mercantil, al imponerle la multa como sanción al incumplimiento, le
reconoce implícitamente personería jurídica propia. SCJ, 1.ª Sala, 5 de
diciembre de 2012, núm. 4, B. J. 1225.

El hecho de que una sociedad haya cesado en sus operaciones no quiere decir
que las relaciones comerciales que haya concertado durante su vigencia sean
inexistentes, pues se deben preservar los actos jurídicos que las sociedades
comerciales hayan suscrito, como forma de asegurar los intereses sociales y
dar seguridad a los terceros con los cuales esta ha establecido vínculos
jurídicos, aun tenga la sociedad comercial algún vicio en su constitución.
SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de 2012, núm. 4, B. J. 1225.
Los nombres comerciales no son personas jurídicas. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio
de 2012, núm. 30, B. J. 1220.
Calidad de socio

Para negarle la calidad de socio a una persona que figura como accionista
fundador de una sociedad, le incumbe a la sociedad probar cómo dicha
persona dejó de ser socio; por ejemplo, presentando el libro de certificado de
acciones que demuestra que las acciones fueron traspasadas a otra persona.
No es suficiente para establecer esta prueba el depósito de una certificación
del secretario de la compañía en la que consta que dicha persona ya no es
accionista. SCJ, Salas Reunidas, 19 de septiembre de 2012, núm. 7, B. J.
1222; Cámaras Reunidas, 16 de julio de 2008, núm. 2, B. J. 1172, pp. 116-
124; 1.ª Cám., 17 de marzo de 2007, núm. 3, B. J. 1156, pp. 155-165.

La condición de accionista de una persona no impide que esta tenga también


la calidad de trabajadora de la sociedad y, en consecuencia, pueda reclamar
sus derechos laborales. SCJ, 3.ª Sala, 15 de noviembre de 2006, núm. 17, B.
J. 1152, pp. 1687-1693; 29 de marzo de 2006, núm. 43, B. J. 1144, pp. 1699-
1702.
Competencia

Los tribunales ordinarios son los competentes para dirimir los conflictos
referentes a la constitución de compañías comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 11 de
julio de 2007, núm. 8, B. J. 1160, pp. 856-868; 10 de enero de 2001, núm. 7,
B. J. 1082, pp. 130-141.

Las irregularidades en que se haya incurrido en la constitución de una


sociedad, como lo relativo a la validez o no de los aportes en naturaleza
hechos a ella, son cuestiones de la competencia exclusiva de los tribunales de
comercio y no del tribunal de tierras. SCJ, 3.ª Cám., 21 de agosto de 2002,
núm. 11, B. J. 1101, pp. 542-552.

El tribunal de tierras no es competente para juzgar la regularidad de unos


aportes en naturaleza, aunque estos aportes hayan sido registrados y resultado
en la expedición de certificados de títulos. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre de
2011, núm. 32, B. J. 1212.

El tribunal de tierras es competente para conocer de la simulación de un


aporte en naturaleza. Aunque los tribunales ordinarios son los competentes
para dirimir los conflictos referentes a la constitución de compañías
comerciales, cuando se discute el aspecto relativo a derechos sobre terrenos
registrados en que una de las partes alega que fueron transferidos por
simulación en su perjuicio, el tribunal de tierras tiene competencia exclusiva
para conocer de este pedimento, según el artículo 7 de la Ley de Registro de
Tierras. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2001, núm. 7, B. J. 1082, pp. 130-141.
Cese de operaciones

El hecho de que una sociedad haya cesado en sus operaciones no quiere decir
que las relaciones comerciales que haya concertado durante su vigencia sean
inexistentes, pues se deben preservar los actos jurídicos suscritos por ella,
como forma de asegurar los intereses sociales y dar seguridad a los terceros
con los cuales esta haya establecido vínculos jurídicos, aun tenga la sociedad
comercial algún vicio en su constitución. SCJ, 1.ª Sala, 5 de diciembre de
2012, núm. 4, B. J. 1225.
Contadores públicos autorizados

Los artículos 1, 2, y 4 de la Ley 633 sobre Contadores Públicos Autorizados


disponen que: a) todo socio accionista o copartícipe de una compañía tiene
derecho a conocer su condición económica en todo momento y que las
personas que no sean accionistas no podrán obtener los informes aludidos; b)
la misión de investigar las cuentas y la condición económica de compañías y
negocios está a cargo de un contador público autorizado; y c) que una vez el
contador público autorizado asuma la investigación, lo comunicará por carta
certificada con acuse de recibo a la compañía o negocio de que se trate,
puesto que este tendrá acceso a todos los locales, libros cuentas y demás
documentos de la compañía y los funcionarios responsables de la compañía
deberán dar la ayuda necesaria para dicha investigación. SCJ, 1.ª Sala, 3 de
mayo de 2013, núm. 23, B. J. 1230.

El tribunal puede ordenar que el contador público autorizado rinda su informe


sobre un fin específico. SCJ, 1.ª Sala, 3 de mayo de 2013, núm. 23, B. J.
1230.
Contrato entre dos sociedades representadas por la misma persona física

Es válido el contrato entre dos sociedades suscrito por una sola persona física
que ostenta la calidad de representante de ambas. SCJ, 1.ª Cám., 12 de abril
de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.
Convocatoria

Es nula la convocatoria notificada en manos del procurador fiscal a un


accionista que reside en el extranjero, quien había previamente informado a la
sociedad que había otorgado poder a un residente local para que lo
representara en todas las reuniones, juntas generales y extraordinarias de la
sociedad. El hecho de que no se notificara la convocatoria en la persona o el
domicilio del apoderado impidió la representación del accionista en la junta.
SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 82, B. J. 1223.
Cuórum

El cuórum mínimo reglamentario para deliberar y tomar decisiones debe ser


determinado con absoluta certidumbre y transparencia, sin la menor duda ni
ambigüedad. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 11, B. J. 1187, pp.
176-188.

Ante la objeción al cuórum existente en una asamblea, uno de los accionistas


presentes no puede arrogarse la facultad de catalogar como nulas las acciones
que fueron vendidas sin llenar los requisitos estatutarios correspondientes, lo
cual compete solo al órgano competente. Las acciones argüidas de nulidad
tienen, en principio, validez hasta que se produzca su anulación definitiva por
el órgano competente. SCJ, 1.ª Cám., 1 de octubre de 2008, núm. 11, B. J.
1187. pp. 176-188.
Derecho de preferencia
Es inválido el aumento de capital en que el mismo día en que fue autorizado
por la asamblea de accionistas se procediera a ofrecer a los accionistas
presentes la venta de las nuevas acciones y estas fueran suscritas al día
siguiente, en violación al plazo estatutario correspondiente, lo cual no
garantizó que todos los accionistas pudieran conocer oportunamente del
aumento de capital y ejercer su derecho de preferencia. SCJ, 1.ª Cám., 1 de
octubre de 2008, núm. 1, B. J. 1175, pp. 85-102.
Disolución y liquidación

La disolución de una sociedad debe ser seguida del procedimiento estatutario


de su liquidación. Durante la liquidación, la sociedad sigue existiendo, la
junta general de accionistas continúa su funcionamiento normal y el
liquidador tiene el derecho de convocatoria cuantas veces sea necesario. La
liquidación de una sociedad cuya disolución ha sido decidida por la junta
general corresponde al liquidador que sea designado. SCJ, 3.ª Cám., 24 de
agosto de 2005, núm. 36, B. J. 1137, pp. 1784-1788.

El liquidador no puede, sin poder especial y expreso de los estatutos o de


quien lo haya designado proceder a la venta de los inmuebles de la sociedad
en liquidación. SCJ, 3.ª Cám., 24 de agosto de 2005, núm. 36, B. J. 1137, pp.
1781-1789.
Domicilio social

Se entiende por domicilio social no solo el lugar del principal


establecimiento, sino cualquier lugar donde la sociedad tenga una sucursal o
un representante, por aplicación del principio instituido en la llamada Ley
Alfonseca-Salazar, sustituida por la Ley 259 del 2 de mayo de 1940, según la
cual las sociedades y asociaciones tienen por domicilio o casa social su
principal establecimiento o la oficina de su representante calificado en cada
jurisdicción de la República, a través de sucursales por las cuales ejercen
habitualmente sus actividades comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2005,
núm. 8, B. J. 1136, pp. 130-135; 19 de mayo de 2004, núm. 10, B. J. 1122,
pp. 133-138.
Elementos del contrato de sociedad

La persona que, en un establecimiento escolar, contribuye proporcionalmente


con los gastos del establecimiento, funge como su codirectora, se constituye
en fiadora del alquiler del local donde funciona, contrata empleados y
administra y dispone de los ingresos, etc., no puede considerarse como
empleada de la escuela, sino como socia, puesto que en esos hechos se
encuentran caracterizados los elementos de un contrato de sociedad
particular, que es aquel en que dos o más personas se asocian para una
empresa concreta, oficio o profesión, con el objeto de partir los beneficios.
SCJ, 1.ª Cám., 23 de abril de 2003, núm. 13, B. J. 1109, pp. 208-214.

Por affectio societatis se debe entender la intención o propósito que debe


primar en los socios de ser tratados como iguales, de tener participación en la
constitución del grupo, en los aportes que ellos hagan, en la repartición de las
pérdidas y los beneficios de la sociedad, y, en fin, en la persecución en
conjunto de la explotación de la obra común. SCJ, 1.ª Cám., 9 de diciembre
de 2009, núm. 27, B. J. 1189; 13 de diciembre de 2006, núm. 16, B. J. 1153,
pp. 137-145.
.
Está afectada de nulidad, por poner en entredicho el elemento esencial de
toda sociedad, que es la affectio societatis, la sociedad comercial por acciones
futura para la cual se estipula que una de las partes mantendrá la totalidad del
capital social, mientras que los demás socios tendrán la mínima participación
posible para cumplir el mandato legal. SCJ, 1.ª Cám., 13 de diciembre de
2006, núm. 16, B. J. 1153, pp. 137-145.
Emplazamiento

Las sociedades comerciales deben ser notificadas en el lugar de su


establecimiento o casa social y, en su defecto, en manos de su representante
legal o de uno de sus socios. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 1, B.
J. 1139, pp. 67-75; 18 de diciembre de 2002, núm. 3, B. J. 1105, pp. 60-70.

Las sociedades comerciales pueden ser emplazadas ante el tribunal del lugar
en que tengan sucursal o representante calificado. SCJ, 1.ª Cám., 13 de julio
de 2005, núm. 6, B. J. 1136, pp. 116-124.

Cuando la sociedad cuenta con diversas sucursales, en las cuales ejerce


habitualmente su actividad comercial, el emplazamiento puede efectuarse
válidamente en el domicilio de una de sus sucursales o en manos de su
representante calificado. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 30, B. J.
1220.
Estatutos sociales

Los estatutos sociales han de interpretarse sin que se altere su verdadero


sentido. No se permite a los jueces, so pretexto de interpretación,
desnaturalizar su alcance cuando este sea claro y preciso y no se preste a
ninguna ambigüedad. En la especie, la corte de apelación juzgó erróneamente
que el presidente de la sociedad tenía poder para suscribir un contrato de
préstamo, basándose en la cláusula estatutaria que autorizaba a este a “hacer
todas las diligencias útiles y necesarias en beneficio de la sociedad”, sin
tomar en cuenta que otras cláusulas de los estatutos exigían la autorización de
la asamblea. SCJ, 1.ª Cám., 4 de junio de 2008, núm. 2, B. J. 1171, pp. 213-
220.
Fusión

Se entiende por fusión la operación por la cual dos o más sociedades se


reúnen para formar solo una, lo cual puede resultar sea de la creación de una
sociedad nueva por las sociedades existentes (combinación), sea de la
absorción de una sociedad por otra. La fusión entraña la disolución sin
liquidación de las sociedades que desaparecen y la transmisión de su
patrimonio a las sociedades beneficiarias. Produce efectos legales a partir del
momento en que se aprueba y se cumplan las formalidades requeridas. SCJ,
1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 30, B. J. 1220.
Muerte de representante legal

La muerte del representante corporativo de una entidad jurídica no conlleva


su disolución. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de 2007, núm. 4, B. J. 1152, pp.
121-129.
Nulidad

El hecho de que una compañía no haya efectuado operaciones en un año


fiscal no implica que haya dejado de existir o que sea nula si se formó
conforme a las leyes, con el número de socios requeridos, tiene sus estatutos
que la rigen y está inscrita en el registro mercantil. SCJ, 1.ª Sala, 14 de junio
de 2013, núm. 87, B. J. 1231.

Las previsiones de los artículos 39 y 40 de la Ley 834 de 1978 están dirigidas


específicamente a regir la nulidad de los actos de procedimiento por
irregularidades de fondo, como sería la falta de poder para actuar en justicia,
y se refieren a cuestiones privativas de la demarcación puramente procesal, lo
que significa que no son aplicables al ámbito contractual, como sería
invocarlas para anular un contrato en el que alegadamente una sociedad
comercial no estuvo válidamente representada. SCJ, 1.ª Cám., 5 de noviembre
de 2008, núm. 2, B. J. 1176, pp. 89-96.
Poderes de los órganos y funcionarios sociales

El consejo de administración de una sociedad, expresamente autorizado por


los estatutos sociales de manejar las cuentas bancarias, puede disponer cuáles
son las personas con calidad para girar cheques, aunque los estatutos también
dispongan que estos deben ser suscritos por el tesorero con el presidente o
vicepresidente del consejo. La interpretación de las convenciones particulares
es una cuestión de hecho que pertenece al dominio de la soberana apreciación
de los jueces de fondo y escapa a la censura de la corte de casación, salvo
desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 8 de agosto de 2013, núm. 1, B. J. 1233.

El presidente de la sociedad no tiene poder para suscribir un contrato de


préstamo si los estatutos exigen para ello la autorización de la asamblea de
accionistas, pese a que otra cláusula estatutaria lo autoriza a “hacer todas las
diligencias útiles y necesarias en beneficio de la sociedad”. SCJ, 1.ª Cám., 4
de junio de 2008, núm. 2, B. J. 1171, pp. 213-220.

Las obligaciones pecuniarias contraídas por el presidente de una sociedad, a


nombre de esta, sin la autorización del consejo de administración no son
inválidas si ninguno de los accionistas de la sociedad las ha impugnado
ejerciendo la acción ut singuli a que tienen derecho. SCJ, 1.ª Cám., 5 de
noviembre de 2008, núm. 2, B. J. 1176, pp. 89-96.
Sociedad en participación

Son sociedades en participación las sociedades comerciales que no se revelan


a los terceros y no dan lugar a la constitución de una persona moral. La
sociedad en participación solo surte efectos jurídicos entre los socios y está
sometida al principio de la libertad contractual consagrado en el artículo 1134
del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 19 de marzo de 2003, núm. 17, B. J. 1108,
pp. 178-184.

Los elementos constitutivos de una sociedad civil en participación son los


siguientes: a) la existencia de un acuerdo de voluntades con la intención
expresa de asociarse para un fin común; b) la aportación de recursos de
cualquier naturaleza por cada uno de los socios; c) la obtención de beneficios
para ser distribuidos entre los socios, en correlación con la cuantía de los
aportes realizados; d) la repartición de las pérdidas. Estos preceptos
constitutivos del contrato de sociedad traducen el principio esencial de toda
sociedad para fines determinados, que es el affectio societatis. SCJ, 1.ª Cám.,
9 de diciembre de 2009, núm. 27, B. J. 1189.

Los jueces no pueden deducir la existencia de una sociedad en participación


de la ausencia de contrato de trabajo entre los litigantes, sin existir otras
pruebas ni exponer con mayor elaboración conceptual el supuesto convenio
de compartir los beneficios y las pérdidas sociales. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
diciembre de 2009, núm. 27, B. J. 1189.
Solidaridad

El hecho de que dos empresas coincidan en tener accionistas comunes o que


una de ellas sea parte de la otra no implica que ambas empresas sean
solidariamente responsables del daño ocasionado por una de ellas. SCJ, 1.ª
Cám., 10 de enero de 2007, núm. 4, B. J. 1152, pp. 121-129.
Transformación

Los artículos 160, 521 y 523 de la Ley 479-08, que ordenan la adecuación o
transformación de las sociedades comerciales a los nuevos tipos societarios
establecidos en dicha ley, no violan el derecho fundamental de la libre
empresa ni el principio de la irrectroactividad de la ley. TC/00196/13, 31 de
octubre de 2013.
Venta o traspaso de acciones

La transmisión de las acciones nominativas es perfecta entre las partes por su


solo consentimiento; respecto de la sociedad y los terceros, solo a partir de su
inscripción en el registro correspondiente. SCJ. 1.ª Cám., 10 de enero de
2001, núm. 7, B. J. 1082, pp. 130-141.

El traspaso de venta de acciones nominativas puede ser válido con


simplemente anexar al libro de registro de la compañía el contrato de venta
de acciones y el certificado de acciones endosado. Aunque el antiguo artículo
36 del Código de Comercio exigía para la oponibilidad del traspaso de las
acciones nominativas a los terceros y la propia sociedad que este fuese
inscrito en el registro correspondiente, dicho artículo no señalaba, de manera
expresa, cómo había de hacerse la inscripción. SCJ, Salas Reunidas, 8 de
septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198.

Aunque las transferencias de acciones de una sociedad no deben ser


confundidas con los bienes que forman su activo, dichas transferencias
conllevan la cesión de los derechos que estas trasmiten sobre la sociedad, sus
activos y su gobierno. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 8, B. J.
1147, pp. 139-151.

Procede la condenación en daños y perjuicios y la rescisión de la promesa de


venta de acciones hecha bajo condición de obtener determinados
desistimientos y levantamientos de demandas y oposiciones si la condición
no se ha cumplido. SCJ, 1.ª Sala, 18 de julio de 2012, núm. 46, B. J. 1220.

La venta de las acciones de una sociedad por los padres a uno de sus hijos
constituye, en principio, un acto de libre disposición. Los futuros herederos
de los padres que aleguen su ilicitud o simulación deben aportar los
elementos de prueba que demuestren la veracidad de sus alegatos. SCJ, 1.ª
Sala, 14 de junio de 2013, núm. 87, B. J. 1231.
SOCIEDADES DE HECHO

V. comunidad legal de bienes, concubinato, partición.


SOCIEDADES DE INFORMACIÓN CREDITICIA

V. Buró de crédito.
SOLAPAMIENTO DE PARCELAS

V. también superposición de planos.

Cuando existe solapamiento de parcelas, se impone la celebración de un


peritaje por un agrimensor diferente al que presentó los trabajos técnicos
cuestionados, conforme al artículo 33, párrafo III, del Reglamento General de
Mensuras. SCJ, 3.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 33, B. J. 1228.
SOLIDARIDAD

V. también alquileres, cheques, recursos, responsabilidad civil médica,


responsabilidad civil por el hecho de otro, sociedades comerciales,
transporte marítimo.
Condenaciones solidarias

Es un principio procesal de aplicación general que cuando hay condenaciones


solidarias o indivisibles, o sea, cuando exista solidaridad o indivisibilidad
pasiva, el recurso de uno de los condenados beneficia a los demás
condenados, aunque estos no hayan recurrido. SCJ, Salas Reunidas, 10 de
abril de 2013, núm. 6, B. J. 1229; 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 38, B.
J. 1240.
Materia comercial

La solidaridad se presume en materia comercial cuando dos personas están


obligadas a cumplir las mismas obligaciones. El consignatario de la nave es
solidariamente responsable con el transportista de las obligaciones que este
último debe cumplir. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 24, B. J.
1192.

Existe solidaridad entre el agente de viajes y la agencia mayorista que


trabajan juntos para programar una excursión. SCJ, 1.ª Cám., 20 de mayo de
2009, núm. 31, B. J. 1182.
Poder de los jueces

Los jueces pueden deducir, en uso de sus facultades soberanas, si una


obligación ha sido asumida de manera solidaria o no. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
junio de 2012, núm. 7, B. J. 1219.

El tribunal puede decidir que la deuda es solidaria sobre la base del examen
de la factura expedida por el acreedor y las declaraciones dadas por los
deudores. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 7, B. J. 1219.
Prueba

La solidaridad no se presume; es preciso que sea estipulada de manera


expresa. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 51, B. J. 1218.

La solidaridad puede ser establecida por cualquier medio de prueba admitido


por la ley. SCJ, 1.ª Cám., 26 de mayo de 2004, núm. 11, B. J. 1122, pp. 139-
146.

La prueba de la solidaridad en materia de contrato de alquiler no está


sometida a rigores especiales; es posible establecerla por cualquier medio de
prueba admitido por la ley. SCJ, 1.ª Cám., 26 de mayo de 2004, núm. 11, B.
J. 1122, pp. 139-146.

Aunque la prueba de la estipulación de la solidaridad puede ser establecida


por cualquier medio admitido por la ley, es necesario que se establezca de
forma inequívoca su existencia. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 7,
B. J. 1219.

La cláusula contractual que estipula que el presidente de la empresa deudora,


quien firma como representante, “deberá velar y responder por un feliz
término que garantice el dinero aportado” no es suficiente para establecer la
solidaridad entre la empresa y su presidente, pues esos términos denotan que
el presidente asumió el compromiso en calidad de presidente de la empresa
deudora y no a título personal. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 51,
B. J. 1218.
SUBASTA

V. embargo inmobiliario.
SUBROGACIÓN

V. también embargo inmobiliario.

La aseguradora que desinteresa a su asegurado pagándole la cobertura de su


póliza queda subrogada en los derechos de este y puede, por tanto, repetir
contra el responsable en cobro de los valores pagados. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
febrero de 2004, núm. 35, B. J. 1119, pp. 302-310.
SUCESIÓN

V. también calidad, capacidad, casación, partición, reserva hereditaria,


testamento.
Administrador judicial

No procede la designación de un administrador judicial de una sociedad


perteneciente a una sucesión si no hay propiamente dicho un litigio entre las
partes respecto de la administración, propiedad o posesión de los bienes que
componen la sucesión y si la sociedad ejerce en forma normal y natural las
actividades comerciales para las que fue creada, aun cuando se hayan
presentado desavenencia personales entre los miembros de la sucesión. SCJ,
1.ª Sala, 1 de diciembre de 2010, núm. 7, B. J. 1201.

Se justifica el nombramiento de un administrador judicial provisional de una


sociedad comercial no solo probando que los órganos sociales están
paralizados y que dicha parálisis implica un peligro grave para la
supervivencia de la sociedad, sino también probando que peligra la vida
misma de la sociedad por la contestación entre sucesores indivisos, entre
accionistas o grupos de accionistas que se disputan el poder en la empresa o
su reparto, o por la disputa entre dos consejos de administración que se
pretenden regular y simultáneamente investidos. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre
de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Una demanda en designación de administrador judicial incoada tres años


después de la muerte del mayor accionista de una sociedad no excluye la
posibilidad de que exista urgencia. Los hechos que configuran la urgencia en
el caso de sociedades comerciales o de una herencia pueden surgir a medida
que surjan cuestiones de administración y comportamientos no conocidos.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.
Bienes muebles e inmuebles

En materia de sucesión, los bienes inmuebles están regidos por la ley


dominicana, aunque sean poseídos por extranjeros, conforme al artículo 3 del
Código Civil. Los bienes muebles se rigen por la ley del domicilio del de
cujus, soberanamente determinada por los jueces del fondo. SCJ, 1.ª Cám., 16
de septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.
Concepto

La sucesión es la transmisión de los derechos activos y pasivos que


componen el patrimonio de una persona que ha fallecido a aquellas personas
que son llamadas a recibirla. Puede ser de dos formas:
testamentaria o ab instestato. SCJ, 3.ª Cám., 28 de febrero de 2007, núm. 30,
B. J. 1155 pp. 1449-1459.
Calidad y capacidad

Las sucesiones no son personas jurídicas pues no existe disposición legal que
les confiera esa condición. SCJ, 1.ª Cám., 16 de octubre de 2002, núm. 30, B.
J. 1103, pp. 238-243.

La cuestión relativa a las calidades de los herederos en una sucesión es un


asunto de interés privado. SCJ, 3.ª Cám., 6 de noviembre de 2002, núm. 6, B.
J. 1104, pp. 521-532.

Una sucesión innominada no puede recurrir en casación. Al no ser la sucesión


una persona física, ni moral, ni jurídica, no puede actuar en justicia. La falta
de indicación tanto en el recurso como en su notificación del nombre, la
profesión y el domicilio de cada uno de los componentes de la sucesión hace
inadmisible el recurso de casación. SCJ, 3.ª Sala, 8 de agosto de 2012, núm.
26, B. J. 1221; 4 de mayo de 2011, núm. 7. B. J. 1206.

Los miembros de una sucesión, que han podido figurar de una manera
innominada en el saneamiento catastral, deben, para recurrir en casación,
ajustarse al derecho común e indicar de una manera precisa el nombre, la
profesión y el domicilio de cada uno de ellos, a fin de que el recurrido pueda
verificar sus respectivas calidades. Al no ser una sucesión una persona, no
puede actuar en justicia. Los integrantes de una sucesión, sean ellos
recurrentes o recurridos, deben figurar nominativamente en la instancia de
casación, aun cuando hayan figurado ante el tribunal de tierras incluidos en
una sucesión innominada, sobre todo si se trata de un asunto indivisible. SCJ,
3.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 3, B. J. 1216.

Aunque la sucesión como tal no tiene personalidad jurídica, ante la


jurisdicción inmobiliaria, como excepción procesal, se ha establecido
jurisprudencialmente que la sucesión pueda accionar de manera innominada,
a diferencia de como ocurre en materia de casación. SCJ, 3.ª Sala, 15 de
agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.
Cónyuge

Cuando muere el marido sin dejar parientes en grado hábil de sucederlo, para
que pueda la cónyuge supérstite heredarlo, se requiere que no se hayan
divorciado, es decir, que al momento de la muerte del esposo, este estuviese
aún casado con ella. SCJ, 3.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 36, B. J. 1219.
Embargo de un inmueble de la sucesión

Según el artículo 2205 del Código Civil, el acreedor de uno de los


copropietarios de una comunidad o sucesión disuelta pero no liquidada no
puede perseguir la expropiación forzosa de uno de los inmuebles comunes
antes de su partición, salvo que esta fuera promovida por dicho acreedor.
SCJ, 1.ª Sala, 13 de marzo de 2013, núm. 56, B. J. 1228.
Emplazamiento

Es inadmisible el recurso de casación notificado a un sucesor, declarando que


este representa a los demás sucesores, sin señalar de manera expresa y
nominativamente los nombres de los demás herederos. Las sucesiones no
tienen personalidad jurídica y, en consecuencia, para ellas ejercer acciones
judiciales o para que válidamente estas puedan ejercerse contra ellas es
preciso que en ambos casos se señalen los nombres y generales de ley de
cada uno de los miembros que las componen. SCJ, 3.ª Sala, 16 de noviembre
de 2011, núm. 26, B. J. 1212; 3.ª Cám., 19 de octubre de 2005, núm. 17, B. J.
1139, pp. 1585-1588.

Cuando existe indivisión en el objeto del litigio, como ocurre en una


determinación de herederos, y el recurrente emplaza a uno o varios de estos,
pero no a todos, el recurso debe ser declarado inadmisible con respecto a
todos, puesto que la contestación no puede ser juzgada sino conjunta y
contradictoriamente con las demás partes que fueron omitidas. SCJ, 1.ª Cám.,
24 de enero de 2007, núm. 51, B. J. 1154, pp. 1502-1510; 5 de septiembre
de 2001, núm. 5, B. J. 1090, pp. 52-56; 3.ª Cám., 19 de septiembre de 2001,
núm. 19, B. J. 1090, pp. 697-703; 29 de agosto de 2001, B. J. 1089, pp. 911-
921.
Hijos naturales

Los hijos naturales reconocidos pueden reclamar la sucesión de su padre


abierta antes de su reconocimiento, al adquirir, por el hecho del
reconocimiento, la calidad de herederos reservatarios. SCJ, 1.ª Cám., 25 de
abril de 2001, núm. 11, B. J. 1085, pp. 92-101.

Cuando se invoque la calidad de hijo reconocido en virtud la Ley 945 de


1945 y se pretenda, además, obtener derechos sucesorios, es preciso que la
apertura de la sucesión haya ocurrido durante la vigencia de dicha ley. SCJ,
1.ª Cám., 25 de julio de 2007, núm. 32, B. J. 1160, pp. 1051-1058.
Impuestos sucesorios

Es inconstitucional el artículo 7 de la Ley 2569 de 1950, sobre Sucesiones y


Donaciones, que establece que cuando los beneficiarios de transmisiones
sucesorias estén domiciliados en el extranjero o cuando residan fuera de la
República Dominicana, pagarán un cincuenta por ciento (50 %) más de los
impuestos establecidos para los residentes en la República Dominicana, por
transgredir el principio de igualdad instituido en el artículo 39.1 de la
Constitución de la República y 24 de la Convención Interamericana sobre
Derechos Humanos, así como los principios de igualdad y equidad tributaria
establecidos en el artículo 243 de la Constitución. Son asimismo
inconstitucionales, por las mismas razones, los artículos los artículos 15 y 16
(párrafo IV) y 20 de la indicada ley. TC/0033/12, 15 de agosto de 2014.
Legatario

La demanda en entrega hecha por un legatario contra solo algunos de los


herederos es regular si estos herederos son los únicos conocidos por el
legatario y son los que poseen o administran la cosa legada. SCJ, 1.ª Cám.,
11 de febrero de 2004, núm. 16, B. J. 1119, pp. 167-175.
Ley aplicable en el tiempo

La ley existente al momento de la apertura de la sucesión es la que determina


las personas llamadas a recoger el acervo sucesorio y los derechos que
corresponden a cada uno de los herederos. SCJ, 1.ª Cám., 25 de julio de 2007,
núm. 32, B. J. 1160, pp. 1051-1058.
Lugar de apertura de la sucesión

Según el artículo 110 del Código Civil, la sucesión se abre en el lugar del
domicilio de la persona fallecida. Si dicho domicilio se encuentra en el
extranjero, es dicha jurisdicción extranjera la competente para conocer sobre
la demanda en partición relativa a la sucesión. SCJ, 1.ª Cám., 16 de
septiembre de 2009, núm. 13, B. J. 1186.
Obligaciones de los sucesores

Los herederos legítimos quedan obligados ultra vires por las deudas
hereditarias; por tanto, los acreedores del de cujus tienen el derecho de
demandarlos en cobro. SCJ, 1.ª Cám., 31 de mayo de 2006, núm. 21, B. J.
1146, pp. 229-235.

Los causahabientes del vendedor fallecido son sus continuadores jurídicos.


Les son oponibles, por tanto, todas las obligaciones que en vida asumiera el
de cujus. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 59, B. J. 1217; 13 de
febrero de 2002, núm. 14, B. J. 1095, pp. 642-652.

El sucesor de la persona que ha suscrito un Acta de Cesión en Ausencia del


Propietario a favor del Instituto Agrario Dominicano (I.A.D.) es garante de
dicha cesión, dado que todo sucesor en su condición de continuador jurídico
está obligado a cumplir las obligaciones asumidas por su causante. SCJ, 3.ª
Sala, 12 de junio de 2013, núm. 35, B. J. 1231.
Renuncia

La renuncia de una sucesión debe hacerse en la forma que prescribe el


artículo 784 del Código Civil, con una declaración expresa en la secretaría
del tribunal de primera instancia donde tuvo lugar la apertura de la sucesión.
La renuncia no se presume. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2001, núm. 11, B.
J. 1085, pp. 92-101.

El acto por el cual un heredero renuncia en provecho de sus coherederos de


sus derechos eventuales a la sucesión, a cambio de una suma determinada de
dinero, es un convenio válido conforme al párrafo II del artículo 780 del
Código Civil, que no constituye una renuncia a la sucesión, sino, por el
contrario, su aceptación, puesto que el heredero ha recibido una parte de los
derechos hereditarios. Por tanto, dicho convenio no se encuentra sujeto a la
formalidad de la declaración en la secretaría del tribunal de primera instancia
exigida por el artículo 784 del Código Civil para la renuncia de las
sucesiones. SCJ, 1.ª Cám., 29 de junio de 2005, núm. 26, B. J. 1135, pp. 243-
251.
Saisine

Los herederos ejercen los derechos y acciones de su causante, conforme a la


figura de la saisine establecida en el artículo 724 del Código Civil. SCJ, 3.ª
Sala, 27 de abril de 2012, núm. 59, B. J. 1217.

En virtud de la saisine hereditaria, los herederos legítimos tienen la calidad


para efectuar de pleno derecho todas y cada una de las acciones que
correspondan al difunto, así como para tomar posesión de sus bienes muebles
e inmuebles sin llenar ningún requisito formal, siéndoles posible administrar
la herencia, percibir sus frutos y rentas. SCJ, 1.ª Cám., 31 de mayo de 2006,
núm. 21, B. J. 1146, pp. 229-235.

Los herederos y, en general, los causahabientes a título universal, no


comienzan una posesión nueva distinta de la de su causante; es la posesión de
este la que continua en provecho de ellos, sin interrupción, con sus calidades
y sus vicios, ya que los herederos no tienen otros derechos que el de su
causante y forman con él una sola y misma persona. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril
de 2012, núm. 59, B. J. 1217.

En ausencia de herederos reservatarios, el legatario universal goza de la


posesión hereditaria de pleno derecho (saisine), lo que le permite aprehender
de inmediato los bienes heredados sin necesidad de pedir su entrega, así
como ejercer sobre ellos todos los derechos de uso, administración, disfrute y
disposición. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de 2008, núm. 42, B. J. 1188,
pp. 375-384.
Secuestro judicial

La designación del secuestrario judicial de los bienes de una sucesión cesa


cuando se ejecute la sentencia que intervenga sobre el fondo, es decir, tan
pronto como el notario público designado mediante la sentencia de partición
redacte el acuerdo entre las partes sobre la división de los bienes o se haya
ordenado la venta judicial de los bienes. SCJ, 1.ª Cám., 8 de julio de 2009,
núm. 26, B. J. 1184.
Sucesión futura

No se puede vender la sucesión de una persona viva, aun con su


consentimiento, conforme al artículo 1600 del Código Civil. SCJ, Cámaras
Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm. 1, B. J. 1120, pp. 3-14.
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

V. también casación.

Antes de la reforma constitucional de 1908, la Suprema Corte de Justicia


actual no fungía como corte de casación, sino como un tribunal de apelación.
SCJ, 1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 45, B. J. 1239.

La Suprema Corte de Justicia es la guardiana de la correcta aplicación de la


ley por todos los tribunales del país. SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre de 2001,
núm. 9, B. J. 1091, pp. 76-86.

La división en cámaras de la Suprema Corte de Justicia es una cuestión


puramente administrativa, de carácter interno, que obedece únicamente a la
necesidad de una mejor distribución de trabajo. En consecuencia, no ha lugar
a declarar la incompetencia cuando el recurso se ha dirigido a la Suprema
Corte de Justicia y no a la cámara que debe conocer de él. SCJ, 1.ª Cám., 13
de junio de 2007, núm. 3, B. J. 1159, pp. 63-72; 9 de octubre de 2002, B. J.
1103, pp. 212-221; 3.ª Sala, 5 de junio de 2013, núm. 16, B. J. 1231.

No procede declarar inadmisible el recurso de casación interpuesto contra la


sentencia del tribunal de envío ante una de las salas de la Suprema Corte de
Justicio, en lugar de ante las Salas Reunidas. Según el artículo 17 de la Ley
25-91, Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, el presidente de la Suprema
Corte de Justicia tiene la obligación de recibir todos los expedientes a través
de la Secretaría General y cursarlos, según su naturaleza, a la sala u
organismo que proceda para su solución. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero
de 2014, núm. 7, B. J. 1239; 8 de septiembre de 2010, núm. 4, B. J. 1198; 7
de octubre de 2009, núm. 1, B. J. 1187.
SUPERPOSICIÓN DE PLANOS

V. también saneamiento, solapamiento de parcelas.

Hay superposición de planos cuando se ha colocado un segundo o posterior


trabajo de mensura sobre un primer trabajo que ha sido aprobado conforme a
las reglas técnicas procesales; por ejemplo, un deslinde sobre otro deslinde,
un saneamiento sobre otro saneamiento. En estos casos el segundo trabajo —
el trabajo superpuesto— es nulo. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012,
núm. 17, B. J. 1224.
SUPERINTENDENCIA DE BANCOS

La Superintendencia de Bancos es una dependencia del Estado dominicano y,


por tanto, según la Ley 1486 de 1938, las notificaciones y demandas contra
ella deben ser canalizadas a través del Estado. El hecho de que el artículo 36
de la Ley General de Bancos (texto hoy derogado) ponía a cargo del
Superintendente de Bancos la ejecución del procedimiento de liquidación de
los bancos en caso de quiebra no implica que este podía ser demandado como
persona física. Las reclamaciones deben efectuarse a través del Estado, que es
el órgano con personalidad jurídica que, después de agotar el procedimiento
correspondiente, ordena a la entidad bajo su dependencia, en este caso la
Superintendencia de Bancos, la ejecución de lo reclamado. SCJ, 1.ª Sala, 28
de marzo de 2012, núm. 113, B. J. 1216.
SUSPENSIÓN DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA

V. también ejecución de sentencia, ejecución provisional de sentencia.


Apoderamiento

Es imprescindible la citación para apoderar la jurisdicción de los


referimientos. El presidente de la corte de apelación que conoce del recurso
de apelación de una sentencia ejecutoria provisionalmente no puede
autoapoderarse como juez de los referimiento y suspender la ejecución de la
sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Cám., 26 de agosto de 2009, núm. 52, B. J. 1185.
Auto que ordena una medida conservatoria

La ejecución del auto que ordena una medida conservatoria, en virtud de los
artículos 48 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, no puede ser
suspendida por el presidente de la corte de apelación que ha sido apoderada
de un recurso de apelación contra el auto. Dicho auto no es recurrible en
apelación, sino ante el mismo juez que lo dictó. SCJ, 1.ª Sala, 24 de febrero
de 2012, núm. 45, B. J. 1191.

El presidente de la corte no puede suspender el auto que ha autorizado un


embargo conservatorio, facultad que la ley ha otorgado al juez de primera
instancia, en atribuciones de referimiento. SCJ, 1.ª Sala, 1 de febrero de
2012, núm. 33, B. J. 1215; 24 de febrero de 2010, núm. 45, B. J. 1191. En
sentido contrario: SCJ, 1.ª Cám., 17 de diciembre de 2008, núm. 39, B. J.
1177, pp. 401-408.
Calidad

Quien ha sido parte de la litis en primer grado tiene calidad e interés para
ejercer las acciones correspondientes contra una decisión que le desfavorezca,
incluyendo demandar la suspensión de ejecución de dicha decisión, máxime
si se ha verificado que a la parte que demanda la suspensión no le fue
notificado avenir para la audiencia en la que fue pronunciado el defecto en su
contra. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm. 61, B. J. 1233.
Concepto

La figura de la suspensión de ejecución de sentencia, como otras medidas


cautelares, existe para permitir a los tribunales otorgar una protección
provisional a un derecho o interés, de forma que el solicitante no sufra un
daño que resulte imposible o de difícil reparación en el caso de que una
posterior sentencia de fondo reconozca dicho derecho o interés. TC/0063/13,
17 abril de 2013.

Tanto las sentencias que son ejecutorias de pleno derecho como aquellas cuya
ejecución provisional depende de una disposición del juez pueden ser
suspendidas en su ejecución por el presidente de la corte de apelación, en
virtud de los artículos 140 y 141 de la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Sala, 2 de
octubre de 2013, núm. 20, B. J. 1235; 12 de diciembre de 2012, núm. 23, B.
J. 1225; 26 de septiembre de 2012, núm. 67, B. J. 1222; 1.ª Cám., 15 de abril
de 2009, núm. 12, B. J. 1181; 23 de agosto de 2006, núm. 10, B. J. 1149, pp.
232-237; 14 de diciembre de 2005, núm. 6, B. J. 1141, pp. 168-173; 31 de
agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137, pp. 326-330; 3 de agosto de 2005, núm.
8, B. J. 1137, pp. 181-188; 31 de octubre de 2001, núm. 14, B. J. 1091, pp.
223-229.
Competencia

El juez presidente de la corte de apelación, no la corte en pleno, es el


competente para conocer de una demanda en suspensión de ejecución de
sentencia, conforme al artículo 137 la Ley 834 de 1978. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
octubre de 2002, núm. 22, B. J. 1103, pp. 189-195.

El presidente del tribunal de primera instancia puede suspender la ejecución


de una sentencia del juzgado de paz si esta ha sido apelada ante dicho
tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 2 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145;
16 de mayo de 2001, núm. 9, B. J. 1086, pp. 142-146.

El presidente de la corte de apelación, en atribución de juez de los


referimientos, no es competente para conocer de la demanda en suspensión
de una sentencia de adjudicación que no ha sido apelada ante la corte. Por
tanto, no es competente cuando la sentencia que se procura suspender es una
sentencia de adjudicación dictada por un tribunal de primera instancia que no
estatuyó sobre ningún incidente, puesto que dicha sentencia no es susceptible
de apelación, sino de una demanda en nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre
de 2013, núm. 42, B. J. 1235.

El juez de los referimientos no es competente para conocer de la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.
Condiciones

Los poderes que le confieren los artículos 140 y 141 de la Ley 834 de 1978 al
presidente de las cortes de apelación para suspender las sentencias dictadas
en primera instancia solo pueden ser ejercidos en curso de la instancia de
apelación. Por tanto, es condición indispensable para que el presidente del
tribunal tenga competencia para estatuir en referimiento que la decisión cuya
ejecución provisional se procura suspender haya sido recurrida en apelación.
SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 42, B. J. 1235; 1.ª Cám., 5 de
agosto de 2009, núm. 16, B. J. 1185; 26 de febrero de 2003, núm. 11, B. J.
1106, pp. 136-142; 12 de febrero de 2003, núm. 2, B. J. 1107, pp. 69-75.
Defecto

El juez de los referimientos no puede suspender la ejecución de una sentencia


por el solo hecho de que el demandado hizo defecto en la instancia de primer
grado. SCJ, 1.ª Sala, 26 de enero de 2012, núm. 73, B. J. 1214.
Demanda en suspensión no suspende ejecución

La demanda en referimiento en suspensión de ejecución no tiene efecto


suspensivo sobre la sentencia que se pretende suspender. SCJ, 1.ª Sala, 13 de
marzo de 2013; números 58 y 68, B. J. 1228; 20 de febrero de 2013, núm. 13,
B. J. 1227; 1.ª Cám., 23 de septiembre de 2009, núm. 38, B. J. 1186.

El juez de los referimientos apoderado de una demanda en suspensión de


ejecución de sentencia no puede ordenar la comunicación recíproca de
documentos y disponer, al mismo tiempo, que no se podrá ejecutar la
sentencia cuya suspensión se solicita mientras no se dé cumplimiento a la
medida de instrucción ordenada. En el actual ordenamiento jurídico procesal
dominicano no es permisible que el juez de los referimientos disponga de
forma inmediata medidas urgentes y provisionales para luego revisarlas en
una nueva audiencia denominada “el fondo del referimiento”. SCJ, 1.ª Sala,
13 de marzo de 2013, núm. 58, B. J. 1228.
Demanda en suspensión queda aniquilada con la decisión sobre el fondo

Una vez dictada la sentencia definitiva sobre el recurso de apelación, los


efectos del fallo emanado de la jurisdicción del presidente de la corte de
apelación apoderada de la demanda en suspensión de ejecución de la
sentencia objeto del recurso de apelación, sea esta acogida o no, quedan
totalmente aniquilados, pues se trata de una decisión con carácter provisional
mientras dure la instancia de apelación. SCJ, 1.ª Sala, 15 de octubre de 2013,
núm. 26, B. J. 1235. 4 de septiembre de 2013, núm. 15, B. J. 1234.
Duración de la suspensión ordenada

La suspensión de la ejecución provisional de una sentencia no es de duración


indefinida, sino solo hasta que la corte apoderada decida el fondo del
asunto. SCJ, 1.ª Cám., 22 de julio de 2009, núm. 59, B. J. 1184.
Embargo inmobiliario

Es inadmisible la demanda en referimiento que pretende suspender la


ejecución de una sentencia de adjudicación que no es apelable. SCJ, 1.ª Cám.,
26 de febrero de 2003, núm. 11, B. J. 1106, pp. 136-142.
Ordenanzas de referimiento

Las decisiones que son ejecutorias de pleno derecho, como las ordenanzas de
referimiento, pueden ser suspendidas en su ejecución por el presidente de la
corte de apelación, en virtud de los artículos 140 y 141 de la Ley 834 de
1978. SCJ, 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013, núm. 20, B. J. 1235; 12 de
diciembre de 2012, núm. 23, B. J. 1225; 26 de septiembre de 2012, núm. 67,
B. J. 1222; 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 12, B. J. 1181; 23 de agosto
de 2006, núm. 10, B. J. 1149, pp. 232-237; 14 de diciembre de 2005, núm. 6,
B. J. 1141, pp. 168-173; 31 de agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137, pp. 326-
330; 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188; 31 de octubre de
2001, núm. 14, B. J. 1091, pp. 223-229.

El recurso de casación suspende la ejecución de las ordenanzas de


referimiento y de las sentencias de segundo grado que han sido declaradas
ejecutorias provisionalmente. SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19,
B. J. 1199.
Recursos contra la sentencia dictada sobre la demanda en suspensión

La sentencia dictada por el juez presidente del juzgado de primera instancia


con ocasión de una demanda en suspensión de ejecución de una sentencia del
juzgado de paz solo puede ser recurrida en casación. SCJ, 1.ª Cám., 18 de
noviembre de 2009, núm. 38, B. J. 1188; 27 de agosto de 2003, núm. 18, B. J.
1113, pp. 163-168, 2 de abril de 2003, núm. 3, B. J. 1109, pp. 139-145.
Sentencias de adjudicación

El presidente de la corte de apelación, en atribución de juez de los


referimientos, no es competente para conocer de la demanda en suspensión
de una sentencia de adjudicación que no ha sido apelada ante la corte. Por
tanto, no es competente para conocer de una demanda en suspensión de
ejecución de una sentencia de adjudicación dictada por un tribunal de primera
instancia que no estatuyó sobre ningún incidente, puesto que dicha sentencia
no es susceptible de apelación, sino de una demanda en nulidad. SCJ, 1.ª
Sala, 30 de octubre de 2013, núm. 42, B. J. 1235, 7 de marzo de 2012, núm.
8, B. J. 1216; 1.ª Cám., 26 de febrero de 2003, núm. 11, B. J. 1107, pp. 136-
142.
Sentencias cuya ejecución entraña consecuencias excesivas

El juez de los referimientos que suspenda la ejecución de una sentencia por


entrañar consecuencias manifiestamente excesivas debe especificar en su
ordenanza las razones de hecho que la justifican y no limitarse a expresar que
la ejecución “entraña consecuencias excesivas ya que se trata de un desalojo
por rescisión de contrato”. SCJ, 1.ª Cám., 20 de agosto de 2003, núm. 12, B.
J. 1113, pp. 130-135.

Para suspender la ejecución de una sentencia sobre la base de que entraña


consecuencias manifiestamente excesivas, el presidente la corte, en
atribuciones de los referimientos, debe comprobar las razones ciertas que
configuran las consecuencias manifiestamente excesivas. SCJ, 1.ª Sala, 21 de
agosto de 2013, núm. 52, B. J. 1233; 24 de marzo de 2010, núm. 46, B. J.
1192; 1.ª Cám., 14 de octubre de 2009, núm. 21, B. J. 1187; 15 de diciembre
de 2004, núm. 4, B. J. 1129, pp. 94-99; 22 de agosto de 2003, núm. 12, B. J.
1113, pp. 13-135.

No basta con expresar que “existe siempre la posibilidad de que una


sentencia atacada mediante una vía de recurso sea revocada o anulada por la
jurisdicción del grado superior”. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013, núm.
52, B. J. 1233.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, puede suspender la ejecución de una provisión ad litem en una
sentencia de divorcio para prevenir un daño inminente. En la especie se
ordenó una provisión ad litem en pagos mensuales, en desconocimiento de
las reglas que gobiernan la forma y finalidad de dicha provisión. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 156, B. J. 1215.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, puede suspender la ejecución del aspecto civil de una sentencia
penal del juzgado de paz con ocasión de una violación a la Ley 675 de 1944,
sobre Urbanizaciones y Ornato Público si existe riesgo de que dicha
ejecución entrañe consecuencias manifiestamente excesivas. Las sentencias
del juzgado de paz en esta materia no son ejecutorias de pleno derecho. SCJ,
1.ª Sala, 12 de febrero de 2014, núm. 46, B. J. 1239
Sentencias de divorcio

La sentencia de divorcio que ordena una provisión ad litem es ejecutoria


provisionalmente, de acuerdo con el artículo 130, ordinal 9, de la Ley 834 de
1978. No procede, por tanto, su suspensión por el presidente de la corte,
salvo que entrañe consecuencias manifiestamente excesivas. SCJ, 1.ª Sala, 8
de febrero de 2012, núm. 54, B. J. 1215.

El presidente de la corte de apelación, en atribuciones de juez de los


referimientos, puede suspender la ejecución de una provisión ad litem en una
sentencia de divorcio para prevenir un daño inminente. En la especie se
ordenó una provisión ad litem en pagos mensuales, en desconocimiento de
las reglas que gobiernan la forma y finalidad de dicha provisión. SCJ, 1.ª
Sala, 22 de febrero de 2012, núm. 156, B. J. 1215.
Sentencias del juzgado de paz

El presidente del tribunal de primera instancia puede suspender la ejecución


de una sentencia del juzgado de paz si esta ha sido apelada ante dicho
tribunal. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 14, B. J. 1181; 16 de mayo
de 2001, núm. 9, B. J. 1086, pp. 142-146.
Sentencias ejecutadas

Es inadmisible la demanda en suspensión de ejecución de una sentencia que


ha sido totalmente ejecutada, puesto que en ese caso la demanda carece de
objeto. SCJ, 1.ª Cám., 19 de febrero de 2003, núm. 6, B. J. 1106, pp. 97-106;
3.ª Sala, 9 de octubre de 2013, núm. 29, B. J. 1235.

No hay lugar a daños y perjuicios si la sentencia ejecutoria provisionalmente


es ejecutada durante el curso de la demanda que persigue su suspensión, antes
de que esta sea fallada. SCJ, 1.ª Cám., 11 de agosto de 2005, núm. 5, B. J.
1125, pp. 67-75.
Sentencias en defecto

No se debe ordenar la suspensión de una sentencia por el solo hecho de que el


demandado hizo defecto. El simple defecto del demandado no implica que se
le haya vulnerado su derecho de defensa. SCJ, 1.ª Sala, 25 de enero de 2012,
núm. 73, B. J. 1214.

Procede suspender la ejecución de la sentencia dictada en violación flagrante


de la ley, lo que ocurre cuando se comprueba que la parte que demanda la
suspensión no le fue notificado avenir para la audiencia en la que fue
pronunciado el defecto en su contra. SCJ, 1.ª Sala, 21 de agosto de 2013,
núm. 61, B. J. 1233.
Sentencias penales

El juez de los referimientos puede detener, en virtud de los poderes que le


otorgan, en casos de urgencia, los artículos 109 y 110 de la Ley 834 de 1978,
la ejecución provisional del aspecto civil de la sentencia dictada en
atribuciones correccionales por un juzgado para asuntos municipales que
ordenó el cierre definitivo de un paso entre dos urbanizaciones. SCJ, 1.ª
Cám., 24 de agosto de 2005, núm. 28, B. J. 1137, pp. 296-301.
Sentencias recurridas en oposición

El hecho de que contra una decisión se interponga un recurso de oposición no


impide a quien se sienta perjudicado por los efectos ejecutorios derivados de
dicha sentencia apoderar al presidente de la Corte de Apelación de una
demanda en suspensión de ejecución de la sentencia recurrida. SCJ, 1.ª Cám.,
22 de octubre de 2008, núm. 61, B. J. 1175, pp. 533-539.
Sentencias u ordenanzas ejecutorias de pleno derecho

La sentencia que es ejecutoria de pleno derecho solo puede ser suspendida


por el juez de los referimientos, en ejercicio de los poderes que le confieren
los artículos 140 y 141 de la Ley 834 de 1978, si se comprueba que está
afectada de una nulidad evidente, como la ausencia total de motivación, o ha
sido producto de un error grosero, o pronunciada en violación del derecho de
defensa de la parte que demanda la suspensión, o cuando el juez se ha
excedido en los poderes que le son atribuidos, o cuando la sentencia recurrida
ha sido dictada por un juez incompetente. SCJ, Cámaras Reunidas, 17 de
mayo de 2006, B. J. 1146, núm. 5, pp. 39-47; 1.ª Sala, 2 de octubre de 2013,
núm. 20, B. J. 1235; 12 de diciembre de 2012, núm. 23, B. J. 1225; 26 de
septiembre de 2012, núm. 67, B. J. 1222; 1.ª Cám., 23 de agosto de 2006,
núm. 10, B. J. 1149, pp. 232-237; 31 de agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137,
pp. 326-330; 3 de agosto de 2005, núm. 8, B. J. 1137, pp. 181-188; 31 de
octubre, núm. 14, B. J. 1091, pp. 223-229; 10 de octubre de 2001, núm. 3, B.
J. 1091, pp. 152-156.

El presidente de la corte no puede ordenar la suspensión de una ordenanza en


referimiento fundamentada en que su ejecución podría producir resultados o
consecuencias graves y excesivas. La sentencia que es ejecutoria de pleno
derecho solo puede ser suspendida si la decisión ha sido obtenida en primera
instancia en violación flagrante de la ley, por un error manifiesto de derecho,
por haber excedido el juez los poderes que le son atribuidos por la ley, o
cuando la decisión recurrida está afectada de una nulidad evidente o ha sido
producto de un error grosero, o cuando ha sido pronunciada en violación al
derecho de defensa de la parte demandada en suspensión. SCJ, 1.ª Sala, 1.ª
Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 26, B. J. 1216; 1 de febrero de 2012, núm.
21, B. J. 1215.

El juez de los referimientos que suspenda la ejecución de una sentencia


ejecutoria de pleno derecho debe exponer los motivos que lo llevaron a esa
convicción y ponderar los casos excepcionales en que es posible ordenar la
suspensión. SCJ, 1.ª Cám., 31 de agosto de 2005, núm. 33, B. J. 1137, pp.
326-330.

El presidente de la corte puede suspender la ejecución de la ordenanza


dictada por la jurisdicción de primer grado que ordenó la expulsión de los
demandados de un inmueble ante el alegato de estos de que se les pretende
expulsar de una parcela que no están ocupando, considerando que es
pertinente, en esa situación, que los órganos técnicos correspondientes
verifiquen la denominación catastral del inmueble ocupado y si esta
corresponde a los inmuebles adjudicados a los demandantes. SCJ, 1.ª Sala, 14
de agosto de 2013, núm. 44, B. J. 1233.
Tercería

El juez de los referimientos no es competente para conocer de la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.

Conforme al artículo 478 del Código de Procedimiento Civil: “Las


sentencias que hayan adquirido el carácter de la cosa juzgada y que ordenen
el abandono de una heredad serán ejecutadas contra los litigantes
condenados, no obstante la tercería, y sin causar perjuicio a esta acción. En
los demás casos, los jueces podrán, apreciando las circunstancias, suspender
la ejecución de la sentencia”. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 200,
B. J. 1215.

T
TÁCITA RECONDUCCIÓN

V. alquileres.
TASACIÓN

Para el tribunal acoger como válida una tasación en materia de seguros, no


basta con afirmar que el tasador profesional que la hizo parece ser un tercero
imparcial, sino que se precisa indicar los documentos o hechos fehacientes
sobre los cuales basó su criterio, así como explicar los motivos que le
condujeron a tomar esa decisión. El deber de los jueces del fondo es
corroborar ese hecho con los documentos que ha tenido a la vista u otros
hechos que resulten pertinentes. El tribunal no se debe limitar a fijar el monto
de la indemnización establecida por el tasador sin consignar en su sentencia,
ni siquiera de manera general, los datos y elementos que fueron tomados en
consideración por el técnico actuante para fijar el monto de las pérdidas. SCJ,
Salas Reunidas, 11 de mayo de 2011, núm. 3, B. J. 1206.

Las tasaciones en materia de avalúo de terrenos declarados de utilidad


pública están regidas por la Ley 344 de 1943 y sus modificaciones, así como
por la Ley 317 de 1968. Es obligación del tribunal señalar en su decisión
quién realizó la tasación y si se han cumplido con los requisitos establecidos
en las leyes citadas. SCJ, 3.ª Cám., 31 de marzo de 2004, núm. 35, B. J. 1120,
pp. 99-5-1000.
TELÉFONO

V. contrato de servicios telefónicos.


TERCER ADQUIRIENTE DE BUENA FE

V. adquiriente a título oneroso y de buena fe.


TERCERÍA

V. también recursos, suspensión de ejecución.


Competencia

El tribunal competente para conocer de la tercería principal es el que ha


rendido la sentencia atacada, sea este un tribunal ordinario o de excepción, de
primer o segundo grado. SCJ, 1.ª Cám., 9 de octubre de 2002, núm. 26, B. J.
1103, pp. 212-221.

El juez de los referimientos no es competente para conocer la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.
Concepto

La tercería es un recurso extraordinario que tiende a la retractación o reforma


de una sentencia, previsto a favor de los terceros para evitar los perjuicios que
pueda causarles un fallo judicial dictado en un proceso en el que ni ellos ni
las personas que representan hayan sido citadas. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre
de 2005, núm. 7, B. J. 1139, pp. 105-108.
Condiciones

La admisibilidad de la tercería no solo está sujeta a establecer que la


sentencia impugnada ha causado un perjuicio material o moral, actual o
simplemente eventual, sino a probar que quien ejerce el recurso es
efectivamente un tercero. Las personas que fueron emplazadas a comparecer
a un proceso no son terceros. SCJ, 1.ª Cám., 5 de octubre de 2005, núm. 7, B.
J. 1139, pp. 105-108.

Quienes han participado en el proceso del cual surgió la sentencia carecen de


derecho para recurrir en tercería, puesto que no son terceros, requisito
imprescindible para poder interponer el recurso de tercería en cualquier
materia. TC/0015/12, 31 de mayo de 2012; TC/0061/13,17 de abril de 2013.

No puede interponer tercería la persona que ha sido codemandada en el


proceso que culminó con la sentencia impugnada. SCJ, 1.ª Sala, 28 de marzo
de 2012, núm. 126, B. J. 1216.
Jurisdicción inmobiliaria

El recurso de tercería no es admisible en materia inmobiliaria. SCJ, 3.ª Sala,


24 de abril de 2013, núm. 38, B. J. 1229.
Sentencia de adjudicación

No procede la tercería contra una sentencia de adjudicación. La sentencia de


adjudicación, en los casos en que no estatuye sobre incidentes, no es una
verdadera sentencia y no es susceptible de ningún recurso, salvo el de una
acción principal en nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 78, B.
J. 1223; 8 de junio de 2011, núm. 16, B. J. 1207.
Suspensión de la sentencia atacada en tercería

Según el artículo 478 del Código de Procedimiento Civil: “Las sentencias


que hayan adquirido el carácter de la cosa juzgada y que ordenen el abandono
de una heredad serán ejecutadas contra los litigantes condenados, no obstante
la tercería, y sin causar perjuicio a esta acción. En los demás casos, los jueces
podrán, apreciando las circunstancias, suspender la ejecución de la
sentencia”. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012, núm. 200, B. J. 1215.

El juez de los referimientos no es competente para conocer de la demanda en


suspensión de una sentencia impugnada en tercería, sino el juez apoderado
del recurso de tercería, en virtud de las disposiciones de los artículos 477 y
478 del Código de Procedimiento Civil. SCJ, 1.ª Sala, 29 de febrero de 2012,
núm. 200, B. J. 1215.
TÉRMINO

V. contrato.
TERRENOS COMUNEROS

En materia inmobiliaria, el artículo 2262 del Código Civil, que establece la


prescripción de veinte años, no solo se aplica a asuntos de terrenos
comuneros o de saneamiento, sino, manera general, a todas las acciones
reales o personales. SCJ, 3.ª Cám., 12 de octubre de 2005, núm.11, B. J.
1139, pp. 1529-1536.
TESTAFERRO

V. simulación.
TESTAMENTO

V. también reserva hereditaria, sucesión.


Concepto

El testamento es un acto unilateral que puede ser revocado en cualquier


momento por quien lo ha otorgado. SCJ, 1.ª Cám., 29 de julio de 2003, núm.
39, B. J. 1112, pp. 284-293.
Legados

El legatario que no participa en el saneamiento de un inmueble que le ha sido


legado por testamento no pierde sus derechos por no haber hecho valer el
testamento en el proceso de saneamiento si la parcela ha sido adjudicada a los
sucesores del testador y estos son aún sus propietarios. SCJ, 3.ª Cám., 9 de
enero de 2008, núm. 5, B. J. 1166, pp. 666-675.
Nulidades

Las formalidades requeridas para dar validez a un testamento están prescritas


a pena de nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 29, B. J. 1216.

La inobservancia de los requisitos de forma en la redacción de un testamento


auténtico no siempre se sanciona con la nulidad del acto. En cuanto a los
requisitos establecidos por la Ley 301 de 1964 de Notariado, solo aquellos
enumerados en su artículo 51 se encuentran sancionados con la nulidad del
acto. La disposición del artículo 31 sobre cómo debe actuar el notario cuando
las partes no sepan o puedan firmar no forma parte de la lista del artículo 51.
SCJ, 1.ª Cám., 31 de marzo de 2004, núm. 18, B. J. 1120, pp. 208-213.

El tribunal puede anular un testamento sobre la base de la insania mental del


testador al momento de testar, fundamentando su decisión en un conjunto de
pruebas, tales como certificados médicos y declaraciones de testigos. SCJ,
1.ª Cám., 8 de junio de 2005, núm. 10, B. J. 1135, pp. 136-145.

Para hacer un testamento, el testador debe estar en perfecto estado de razón.


En la especie se verificó que el testador había sufrido un ataque isquémico
cerebral, que lo incapacitó para expresar su voluntad y le impedía hablar.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de marzo de 2012, núm. 29, B. J. 1216.

Es nulo el testamento auténtico en el cual un legatario figura como testigo,


conforme al artículo 973 del Código Civil. La nulidad afecta no solo el
legado que beneficia al legatario presente, sino al testamento por entero.
SCJ, 1.ª Cám., 6 de febrero de 2002, núm. 8, B. J. 1095, pp. 95-100.

De comprobarse la falta de veracidad de la manifestación de la voluntad del


testador, el testamento carece de legitimidad y validez. SCJ, 3.ª Sala, 15 de
agosto de 2012, núm. 41, B. J. 1221.

Se puede pedir la nulidad de un testamento auténtico por violación al artículo


972 del Código Civil, que exige que si el testamento se otorga ante dos
notarios, será dictado por el testador y escrito por uno de ellos, sin necesidad
de inscribirse en falsedad, puesto que la violación se evidencia de la simple
lectura del acto. Aunque el acto auténtico hace fe de sus enunciaciones hasta
inscripción en falsedad respecto de las comprobaciones materiales que hace
el notario personalmente o de aquellas comprobaciones materiales que han
tenido lugar en su presencia en el ejercicio de sus funciones, las afirmaciones
hechas en el acto por el notario fuera de sus atribuciones legales pueden ser
combatidas por toda clase de pruebas, sin necesidad de inscripción en
falsedad. SCJ, 1.ª Cám., 3 de octubre 2001, núm. 1, B. J. 1091, pp. 139-145.
Poder soberano de los jueces

Es una facultad soberana de los jueces de fondo apreciar si el testamento


cumple o no con los requisitos y exigencias, de forma y de fondo,
establecidos por la ley. SCJ, 3.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 41, B. J.
1221.
Testador ha enajenado bienes legados

La enajenación por el testador de un bien que ha legado en un testamento


implica la revocación del legado, conforme al artículo 1038 del Código Civil.
El testamento se mantiene en vigor respecto de los demás bienes. SCJ, Salas
Reunidas, 11 de diciembre de 2013, núm. 4, B. J. 1237.
Testador no es propietario de todos los bienes legados

No procede la nulidad de un testamento por el solo hecho de que parte de los


bienes legados no pertenecen al testador; en ese caso, lo apropiado es la
reducción de la liberalidad. SCJ, Cámaras Reunidas, 27 de septiembre de
2006, núm. 23, B. J. 1150, pp. 174-187; 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm.
23, B. J. 1227.

La disposición del artículo 1021 del Código Civil, según la cual cuando el
testador haya legado una cosa ajena, será nulo el legado, supiese o no el
testador que no le pertenecía, supone que el disponente no tiene ningún
derecho ni siquiera eventual sobre la cosa legada y no se aplica, por tanto, al
caso en que el testador tiene el derecho de disponer de una parte de la cosa.
SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de 2013, núm. 23, B. J. 1227; 1.ª Cám., 13 de
febrero de 2004, núm. 16, B. J. 1119, pp. 167-175.
Testamento auténtico

El testamento por acto público o auténtico es el que se celebra ante notario


con las formalidades que establece la ley. Resulta conveniente para las
personas que no saben firmar o que no tienen facilidad o están
imposibilitadas de hacerlo por accidente o enfermedad. SCJ, 3.ª Cám., 18 de
febrero de 2007, núm. 30, B. J. 1155 pp. 1449-1459.

El testamento auténtico hace fe hasta inscripción en falsedad de las


comprobaciones materiales que hace el notario personalmente o de aquellas
que han tenido lugar en su presencia en el ejercicio de sus funciones, pero no
de las otras afirmaciones contenidas en el acto, las cuales pueden ser
combatidas por toda clase de pruebas, sin necesidad de inscripción en
falsedad. SCJ, 1.ª Cám., 3 de octubre de 2003, núm. 1, B. J. 1091, pp. 144-
145.
Testamento conjunto

Según el artículo 968 del Código Civil, no podrá hacerse testamento en un


mismo acto, por dos o más personas, en beneficio de un tercero o a título de
disposición mutua y recíproca. SCJ, 1.ª Cám., 6 de febrero de 2002, núm. 2,
B. J. 1095, pp. 545-551; 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 75, B. J.
1237.

Es nulo el testamento en el cual una pareja de esposos dispone que a la hora


de la muerte de uno de ellos, todos sus bienes pasarán a ser propiedad
exclusiva del cónyuge superviviente. SCJ, 1.ª Cám., 6 de febrero de 2002,
núm. 2, B. J. 1095, pp. 545-551.

Es nulo el testamento en el cual dos hermanas legan, de manera conjunta, un


inmueble a varios terceros. SCJ, 3.ª Sala, 18 de diciembre de 2013, núm. 75,
B. J. 1237.
Testamento ológrafo

El testamento ológrafo es el escrito por entero, fechado y firmado por la


mano misma del testador; no puede ser dictado y después firmado, sino que
todo su texto debe ser escrito por el testador. SCJ, 3.ª Cám., 18 de febrero de
2007, núm. 30, B. J. 1155, pp. 1449-1459.
TESTIGOS

V. informativo, prueba, testamento.


TÍTULO

V. certificado de título.
TÍTULO EJECUTORIO

V. embargo ejecutivo, embargo inmobiliario, embargo retentivo, pagaré


notarial.
TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN

V. construcción.
TRANSACCIÓN

V. también partición.
Efectos

La transacción tiene por efecto extinguir el litigio pendiente entre las partes y
todo el procedimiento relativo a este, así como desapoderar inmediatamente
al tribunal ante el cual se ventila el caso. SCJ, 1.ª Cám., 30 de diciembre de
2002, núm. 12, B. J. 1105, pp. 126-137; 26 de junio de 2002, B. J. 1099, pp.
914-917.

El efecto extintivo del contrato de transacción impide que el proceso sea, en


cuanto a su objeto y causa, continuado, reanudado o reproducido, toda vez
que agota el derecho a la acción. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm.
77, B. J. 1216.

Según el artículo 2052 del Código Civil, las transacciones tienen entre las
partes la autoridad de cosa juzgada en última instancia; no pueden
impugnarse por error de derecho ni por causa de lesión. SCJ, 1.ª Sala, 20 de
marzo de 2013, núm. 92, B. J. 1228.
Elementos de la transacción

Son elementos indispensables del contrato de transacción los siguientes: a)


una situación litigiosa; b) la intención de las partes de ponerle fin y c) las
concesiones recíprocas consentidas con ese propósito. SCJ, Salas Reunidas,
21 de abril de 2010, núm. 2, B. J. 1193.
Falta de consentimiento

El contrato de transacción en el que una de las partes en litis no ha


exteriorizado su consentimiento no puede tener como efecto un desistimiento
válido en un recurso de apelación. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre de 2013,
núm. 44, B. J. 1234.
Fecha cierta

La regla del artículo 1328 del Código Civil sobre cuándo adquieren los actos
bajo firma privada fecha cierta se aplica al contrato de transacción, aun sea
este convenido entre comerciantes. SCJ, Cámaras Reunidas, 14 de enero de
2009, núm. 2, B. J. 1190.
Jurisdicción inmobiliaria

La jurisdicción catastral es competente para conocer de la validez,


limitaciones y condiciones del contrato de transacción que una de las partes
invoca con ocasión de una litis ante el tribunal de tierras. SCJ, 3.ª Cám., 24
de mayo de 2006, núm. 9, B. J. 1146, pp. 1637-1645.
Poder para transar

El poder otorgado a un abogado para la negociación de un contrato de


arrendamiento y para representar a una parte en una litis no es válido para
realizar un contrato de transacción, para lo cual se requiere un poder expreso.
SCJ, 1.ª Sala, 7 de agosto de 2013, núm. 18, B. J. 1233.

No es válida la transacción suscrita por los abogados de las partes sin poderes
especiales de estas. SCJ, 1.ª Sala, 14 de agosto de 2013, núm. 50, B. J. 1233.
Poder soberano de los jueces

Los jueces del fondo gozan de un poder soberano de apreciación sobre si un


acto constituye o no un contrato de transacción, salvo desnaturalización. SCJ,
Salas Reunidas, 21 de abril de 2010, núm. 2, B. J. 1193.

Los jueces de fondo gozan de un poder soberano en cuanto a la interpretación


de las transacciones con vista a deducir sus efectos, pero no pueden, so
pretexto de interpretación, desnaturalizar su sentido y alcance. SCJ, 1.ª Sala,
6 de marzo de 2013, núm. 4, B. J. 1228.
Prueba

La existencia del contrato de transacción puede deducirse de un recibo


suscrito por el acreedor y su abogado, en el que consta que el acreedor ha
recibido una suma “por concepto de saldo de préstamo hipotecario”, lo cual
fue confirmado por el acreedor mediante declaraciones ante el tribunal. SCJ,
1.ª Sala, 15 de agosto de 2012, núm. 50, B. J. 1221.
Renuncias

Las transacciones que contienen renuncias deben ser interpretadas


restrictivamente; no pueden ser extendidas más allá de su objeto. SCJ, 1.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 4, B. J. 1228.
Resolución

Si una de las partes en un contrato de transacción invoca el incumplimiento


de uno de los compromisos asumidos por la otra, o si ambas partes se
reprochan recíprocamente la violación del contrato, procede que al contrato
sea disuelto y su rescisión pronunciada judicialmente, salvo que la revocación
se haya producido por mutuo consentimiento. La condición resolutoria tácita
es inherente a la esencia misma del contrato sinalagmático o bilateral,
conforme al artículo 1184 del Código Civil, aplicable al contrato de
transacción. SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 77, B. J. 1216; 1.ª
Cám., 30 de diciembre de 2002, núm. 12, B. J. 1105, pp. 126-137.
TRANSPORTE

La obligación de entregar una mercancía a su destino es una obligación de


resultado. En caso de incumplimiento, la responsabilidad se presume y, en
consecuencia, la carga de la prueba se desplaza hacia el transportista, quien
es quien debe probar que su cliente ha recibido la mercancía o que ha
quedado exonerado de su obligación por el hecho de un tercero, una fuerza
mayor o caso fortuito o el hecho de la víctima. SCJ, 1.ª Sala, 30 de octubre
de 2013, núm. 45, B. J. 1235.
TRANSPORTE AÉREO

V. también aeronaves, cláusulas de limitación de responsabilidad.


Obligación de resultado

Una vez comprobada la existencia del contrato de transporte aéreo, el


cumplimiento defectuoso de la obligación contractual del transportista de
entregar la carga transportada compromete la responsabilidad de este, salvo
prueba de causas eximentes de responsabilidad. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero
de 2009, números 11, 13 y 14, B. J. 1191; 1 de septiembre de 2004, núm. 1,
B. J. 1126, pp. 101-110.
Pérdida de objetos valiosos

No es responsable la aerolínea por la pérdida, alegadamente fraudulenta, de


cien mil dólares que se encontraban en una maleta extraviada, toda vez que el
pasajero, al colocar dineros en su equipaje, ha violado tanto la Ley 251 de
1964 sobre Transferencias Internacionales de Fondos como el Decreto 1573
de 1983, que establece que las líneas aéreas no son responsables por el
transporte de objetos valiosos en el equipaje chequeado, salvo declaración
especial de valor hecha por el expedidor al momento de la entrega del bulto al
transportista. SCJ, 1.ª Cám., 3 de septiembre de 2003, núm. 3, B. J. 1114, pp.
55-66.

Es responsable la aerolínea por la pérdida de valores declarados conforme al


artículo 22.2 del Convenio de Varsovia. SCJ, 1.ª Cám., 19 de noviembre de
2008, núm. 47, B. J. 1188, pp. 419-426.

Para que la aerolínea resulte responsable por la pérdida de valores declarados


conforme al artículo 22.2 del Convenio de Varsovia, el reclamante debe
probar que se ha hecho la declaración de los valores correspondientes. SCJ,
1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 68, B. J. 1190.

La declaración de los valores transportados puede resultar de la información


sobre el valor declarado en aduanas, aunque no se haya hecho constar dicho
valor en la carta de porte. SCJ, 1.ª Cám., 4 de febrero de 2009, números 11,
13 y 14, B. J. 1191.
Responsabilidad civil (transporte internacional)

La responsabilidad civil del transportista aéreo en vuelos internacionales se


encuentra regulada por el Convenio para la Unificación de Ciertas Reglas
para el Transporte Aéreo Internacional, llamado Convenio de Varsovia,
modificado por los protocolos de Montreal 1, 2, 3 y 4, del 25 de septiembre
de 1975, y por la Convención de Montreal de 1999, de los cuales la
República Dominicana es signataria. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm.
53, B. J. 1228; 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J. 1218.

El hecho de que no se haya pesado el equipaje no significa que no deba


aplicarse al contrato de transporte aéreo internacional el Convenio de
Varsovia. SCJ, 1.ª Sala, 23 de mayo de 2012, núm. 60, B. J. 1218.

El Convenio de Varsovia tiene un carácter excepcional respecto de las


normas legales del derecho común que rigen la responsabilidad civil; su
aplicación está sujeta a que se cumplan las condiciones estipuladas en el
Convenio. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 26, B. J. 1180; 15 de
diciembre de 2004, núm. 5, B. J. 1129, pp. 100-109.
Responsabilidad civil (transporte internacional: limitación de
responsabilidad)

Según el artículo 22 letra b del Protocolo de Montreal del 9 de febrero de


1999, que modificó el Convenio de Varsovia de 1929, en el transporte de
mercancías, la responsabilidad del transportista se limita a la suma de 17
Derechos Especiales de Giro por kilogramo, salvo declaración especial de
valor hecha por el expedidor en el momento de la entrega del bulto al
transportista y mediante el pago de una tasa suplementaria si hay lugar a ello.
En ese último caso, el transportista estará obligado a pagar hasta el importe
de la suma declarada, a menos que pruebe que esta es superior al valor real en
el momento de la entrega. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 53, B. J.
1228.

Los protocolos de Montreal 1, 2, 3 y 4 del 25 de septiembre de 1975, como la


Convención de Montreal de 1999, eliminaron los requisitos establecidos
originalmente en el artículo 9 del Convenio de Varsovia, conforme a los
cuales el transportista solo podía beneficiarse de las cláusulas de limitación
de responsabilidad previstas en dicho convenio si expedía la respectiva carta
de porte aéreo y esta contenía las enunciaciones relativas al peso de los
equipajes, precio de las mercancías, gastos, etc., requeridas en dicho
instrumento. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 53, B. J. 1228.

La cláusula de limitación de responsabilidad por equipaje contenida en la


letra a del artículo 22.2 del Convenio de Varsovia es válida. SCJ, 1.ª Cám.,
22 de octubre de 2008, núm. 64, B. J. 1187, pp. 551-557.

Las cláusulas de limitación de responsabilidad por equipaje contenidas en los


contratos de transporte aéreo son válidas, aun cuando esa cláusula figure en
contratos de adhesión. Según el artículo 22.2 del Convenio de Varsovia de
1929, el límite máximo de indemnización es de doscientos cincuenta francos
por kilogramo, límite que se aplica siempre y cuando el pasajero no haya
realizado una declaración especial de valores antes del vuelo. SCJ, 1.ª Sala,
10 de octubre de 2012, núm. 28, B. J. 1223; 23 de mayo de 2012, núm. 60, B.
J. 1218; 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 26, B. J. 1180; 3 de septiembre
de 2003, núm. 3, B. J. 1114, pp. 55-66.
Para acordar una indemnización superior a la establecida en la cláusula de
limitación de responsabilidad, es indispensable que se pruebe la comisión de
una falta delictual, es decir, que el incumplimiento se ha efectuado de manera
consciente e intencional. SCJ, 1.ª Sala, 10 de octubre de 2012, núm. 28, B. J.
1223.
Responsabilidad civil (transporte local)

La responsabilidad civil resultante de los accidentes de aeronaves en la


República Dominicana se rige por la Ley de Aeronáutica Civil, la cual solo se
aplica, en principio, a las aeronaves en vuelo. SCJ, 1.ª Cám., 2 de octubre de
2002, núm. 15, B. J. 1103, pp. 145-150.
TRANSPORTE MARÍTIMO
Cláusula limitativa de responsabilidad

La cláusula de exoneración o limitación de responsabilidad en un contrato de


transporte marítimo solo puede exonerar o limitar la responsabilidad civil que
resulta de faltas ligeras, no así en los casos de faltas graves o pesadas
asimilables al dolo. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2, B.
J. 1135, pp. 17-44; 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 24, B. J. 1192.

A la destinataria de la mercancía embarcada no se le puede oponer la cláusula


de limitación de responsabilidad contenida en un contrato de transporte del
cual no ha sido parte. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 47, B. J.
1190.
Prescripción

En caso de pérdida de equipaje, el plazo de prescripción aplicable es el de un


año establecido en el artículo 108 del Código de Comercio, no el de un mes
previsto en los artículos 435, 436 y 408 del mismo código, que solo se ha de
aplicar a las reclamaciones por la entrega de mercancías con daños o averías.
SCJ, 1.ª Cám., 5 de noviembre de 2008, núm. 5, B. J. 1188.

En caso de la falta de entrega de la totalidad de la mercancía embarcada, el


plazo de prescripción aplicable es de un año, conforme al artículo 433 del
Código de Comercio, no el de un mes establecido en los artículos 435 y 436
del mismo código. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 47, B. J. 1190.

Los plazos establecidos en los artículos 435 y 436 del Código de Comercio
para reclamar daños en materia de transporte marítimo solo se aplican a las
acciones contra el capitán y los aseguradores, no así a las acciones contra el
comisionista o porteador. SCJ, 1.ª Sala, 19 de marzo de 2014, núm. 47, B. J.
1240.

Los plazos establecidos en los artículos 435 y 436 del Código de Comercio
para reclamar daños en materia de transporte marítimo no empiezan a correr
a partir de la entrega de la mercancía a la Autoridad Portuaria Dominicana,
sino en el momento en que dicha mercancía ha sido entregada en manos de su
consignatario o dueño. SCJ, Cámaras Reunidas, 8 de junio de 2005, núm. 2,
B. J. 1135, pp. 17-44.
Régimen de las averías

El régimen de las averías gruesas o comunes se distingue del de las averías


simples o particulares en que las primeras suponen que los daños se han
producido voluntariamente, por decisión del capitán la nave, para
salvaguardar esta, la tripulación y la carga, conforme al artículo 400 del
Código de Comercio; mientras que las segundas se han producido de forma
involuntaria o por falta del capitán de la nave, conforme a los artículos 403 y
405 del mismo código. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 62, B. J.
1190.

Las averías que no se enmarcan dentro de la clasificación de gruesas o


comunes se reputan como particulares. Según el artículo 408, no habrá lugar
a demanda de averías, si la avería común no excediere del uno por ciento del
valor reunido de la nave y de las mercancías, ni si la avería particular no
excediere tampoco del uno por ciento del valor de la cosa averiada. Por tanto,
es improcedente el peritaje ordenado por el tribunal para determinar el valor
total de la carga transportada y del barco sin antes determinar el tipo de avería
de que se trata. SCJ, 1.ª Cám., 28 de enero de 2009, núm. 62, B. J. 1190.
Responsabilidad civil

La responsabilidad del transportista no se traspasa a la Autoridad Portuaria


Dominicana sino en el momento en que esta emite, previa comprobación, la
“tarja de mercancía”. SCJ, 1.ª Sala, 16 de mayo de 2012, núm. 17, B. J. 1218.
Solidaridad del consignatario y del transportista

La solidaridad se presume en materia comercial cuando dos personas están


obligadas a cumplir las mismas obligaciones. El consignatario de la nave es
solidariamente responsable con el transportista de las obligaciones que este
último debe cumplir. SCJ, 1.ª Cám., 11 de marzo de 2009, núm. 24, B. J.
1192.
TRANSPORTE TERRESTRE

El contrato de transporte se forma desde el momento en que el pasajero paga


y el transportista recibe el pago, sin que sea necesario que se estipule por
escrito. El transportista está obligado a conducir el pasajero sano y salvo al
lugar de su destino, lo cual es una obligación de resultado. SCJ, 1.ª Cám., 1
de agosto de 2001, núm. 2, B. J. 1089, pp. 40-47.

Una vez probada la existencia del contrato de transporte, le incumbe al


transportista probar que cumplió con su obligación de entregar el paquete
objeto del contrato. SCJ, 1.ª Sala, 4 de abril de 2012, núm. 40, B. J. 1217.
TRASPASO DE PROPIEDAD

V. venta de bienes inmuebles.


TRIBUNAL DE COMERCIO

V. también atribuciones civiles o comerciales, materia comercial.

La organización judicial dominicana no prevé los tribunales de comercio,


razón por la cual cuando una demanda se introduce por la vía civil, siendo el
asunto de naturaleza comercial, el juez apoderado no resulta incompetente.
Los tribunales civiles tienen plenitud de jurisdicción para estatuir respecto de
los asuntos comerciales, en atribuciones comerciales. SCJ, 1.ª Cám., 30 de
septiembre de 2009, núm. 56, B. J. 1186, pp. 561-568; 16 de septiembre de
2009, núm. 26, B. J. 1186, pp. 317-322; 15 de abril de 2009, núm. 34, B. J.
1181, pp. 311-317.
TRIBUNAL DE CONFISCACIONES

V. confiscaciones.
TRIBUNAL DE TIERRAS

V. competencia de la jurisdicción inmobiliaria, jurisdicción inmobiliaria.


TUTELA

V. también menores.

La tutela no se abre mientras subsista la autoridad del padre o de la madre


sobre el menor, que establece el artículo 371-2 del Código Civil. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de abril de 2004, núm. 21, B. J. 1121, pp. 94-103; 31 de marzo de
2004, núm. 17, B. J. 1120, pp. 201-207.

Conforme al artículo 390 del Código Civil, después de la disolución del


matrimonio por la muerte de uno de los cónyuges, la tutela de los hijos
menores y no emancipados pertenece de pleno derecho al cónyuge
superviviente. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 10, B. J. 1228.

Según el artículo 199 del Código del Menor, el padre o la madre


superviviente representará a sus hijos menores de edad en la gestión de sus
derechos, a excepción de las operaciones inmobiliarias, para las que necesita
la autorización del consejo de familia. SCJ, 1.ª Sala, 6 de marzo de 2013,
núm. 10, B. J. 1228.
TUTELA JUDICIAL EFECTIVA

El derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, consignado en el artículo


69 de la Constitución de la República, comprende un contenido complejo que
incluye los siguientes aspectos: el derecho de acceso a los tribunales, el
derecho a obtener una sentencia fundada en derecho, el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales y el derecho al recurso legalmente
previsto. Engloba el derecho a ejecutar las decisiones judiciales. TC/050/12,
16 de octubre de 2012; TC/110/13, 4 de julio de 2013; TC/0339/14, 22 de
diciembre de 2014.

Establecer con carácter obligatorio el agotamiento de una fase preliminar


conciliatoria antes del apoderamiento de los tribunales de cualquier acción
judicial, como lo establece la Ley 288-05 sobre regulación de sociedades
crediticias, constituye una limitación al libre acceso a justicia. El preliminar
conciliatorio reviste un carácter puramente facultativo y no debe constituir un
obstáculo al derecho del interesado de someter el caso directamente a los
tribunales. SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 32, B. J. 1236; 20
de marzo de 2013, núm. 104, B. J. 1228.

Establecer con carácter obligatorio el agotamiento de los preliminares


establecidos en la Ley de Seguros y Fianzas, en la forma en que lo disponen
sus artículos 105, 106 y 109, en el sentido de que la presentación del acta de
no conciliación emitida por la Superintendencia o el laudo arbitral sea una
condición indispensable para accionar en justicia, constituye una limitación al
libre acceso a la justicia. Esto así, aun cuando en el contrato de seguros exista
una cláusula que lo disponga. SCJ, Salas Reunidas, 11 de diciembre de 2013,
núm. 5, B. J. 1237; 1.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 62, B. J. 1223; 29
de agosto de 2012, núm. 80, B. J. 1221.

U
ULTRA PETITA

V. sentencia.
UNIÓN LIBRE

V. concubinato.
UNIVERSIDADES

Para retener la responsabilidad civil contractual de una universidad, una vez


establecida la existencia de un contrato válido entre esta y un estudiante, los
jueces del fondo deben determinar el incumplimiento del contrato sobre la
base de una debida y clara ponderación de los elementos probatorios. No es
suficiente comprobar que el estudiante no fue reinscrito luego de vencido el
período por el cual fue suspendido, sino que hay que demostrar el
incumplimiento sobre la base de las normas que rigen la relación contractual
entre la universidad y el estudiante, entre ellas los estatutos y reglamentos
correspondientes, que son diseñados cumpliendo con los requisitos legales
establecidos por el Estado para las entidades de educación superior. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de agosto de 2012, núm. 26, B. J. 1221.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO (UASD)

Los bienes del dominio privado del Estado, como lo son los bienes que
integran el patrimonio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD), pueden ser reconocidos como inembargables por la ley. SCJ, 1.ª
Sala, 11 de agosto de 2010, núm. 20, B. J. 1197.
URGENCIA

La urgencia es el carácter que presenta un estado de hecho capaz de ocasionar


un perjuicio irreparable si no se le pone remedio a breve plazo. SCJ, 1.ª Sala,
20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

Una demanda en designación de administrador judicial incoada tres años


después de la muerte del mayor accionista de una sociedad no excluye la
posibilidad de que exista urgencia. Los hechos que configuran la urgencia en
el caso de sociedades comerciales o de una herencia pueden surgir a medida
que surjan cuestiones de administración y comportamientos no conocidos.
SCJ, 1.ª Sala, 20 de octubre de 2010, núm. 19, B. J. 1199.

No se requiere ni urgencia ni peligro en la demora para la aplicación del


artículo 139 de la Ley 834 de 1978, que dispone que solo el presidente de la
corte puede acordar la ejecución provisional si esta no ha sido solicitada en
primera instancia o si, habiéndolo sido, el juez haya omitido estatuir. SCJ, 1.ª
Sala, 8 de mayo de 2013, núm. 88, B. J. 1230.

La urgencia es una cuestión de hecho de la apreciación soberana del juez de


los referimientos. SCJ, 1.ª Cám., 3 de junio de 2009, núm. 1, B. J. 1183.
USUCAPIÓN

V. prescripción adquisitiva.
USUFRUCTO

El derecho de usufructo de un inmueble no constituye ni puede ser asimilado


al derecho de propiedad sobre el inmueble. Por tanto, el usufructo no es un
derecho fundamental cuya lesión autorice a la víctima a reclamar su
protección mediante la acción de amparo. TC/00394/14, 30 de diciembre de
2014.

V
VEHÍCULO DE MOTOR

V. también responsabilidad civil por el hecho de otro, responsabilidad civil


por el hecho de los productos defectuosos, seguros.
Ámbito de la Ley 241 de 1967

La Ley 241 de 1967, sobre Tránsito de Vehículos de Motor, excluye de su


ámbito de aplicación los vehículos operados sobre rieles, entre los cuales
están incluidas las locomotoras. SCJ, 1.ª Sala, 3 de octubre de 2012, núm. 18,
B. J. 1223.
Consignación

Cuando un vehículo es entregado en consignación por la importadora a un


dealer, como es de uso cotidiano en el comercio de este ramo, existe una
presunción de mandato de la importadora al consignatario para su venta en el
mercado. La consignación es una modalidad usual que se traduce en que si el
vehículo no es vendido, puede ser devuelto a la persona que lo entrega en
consignación. SCJ, 1.ª Sala, 8 de junio de 2011, núm. 16, B. J. 1207.

El contrato de venta a consignación de un vehículo de motor entre el


importador y el dealer no es oponible al tercero que compra el vehículo del
dealer, al tenor del artículo 1165 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 26 de
febrero de 2003, núm. 10, B. J. 1107, pp. 128-135.

Incurre en responsabilidad el importador que se querella contra el tercero que


adquiere un vehículo de motor de su consignatario (dealer) como
consecuencia de un negocio regular y válido. SCJ, 1.ª Cám., 26 de febrero de
2003, núm. 10, B. J. 1107, pp. 128-135.

Un consignatario (dealer) de vehículos de motor no es responsable de los


daños producidos por los vicios ocultos que afecten al vehículo vendido. El
responsable es el concesionario de la marca en el país. SCJ, 1.ª Sala, 8 de
junio de 2011, núm. 15, B. J. 1207.
Derecho de retención

El dueño de un taller de automóviles tiene el derecho de retener el vehículo


que le ha sido entregado para su reparación, a fin de posibilitar el cobro de
sus servicios. TC/0218/14, 22 de septiembre de 2014.
Embargo ejecutivo

Es nulo el embargo ejecutivo ejecutado contra el comprador condicional de


un vehículo de motor. La venta condicional no transfiere la propiedad; el
comprador condicional se convierte en propietario solo cuando pague la
totalidad del precio de venta. Es nulo el embargo aunque el vehículo haya
sido adjudicado en pública subasta a un tercero de buena fe. SCJ, 1.ª Cám., 9
de noviembre de 2005, núm. 2, B. J. 1140, pp. 97-105.
Traspaso o registro

Aunque el artículo 2279 del Código Civil establece que en materia de


muebles la posesión vale título, esta presunción sufre excepción en los casos
en que el Estado dominicano ha establecido un registro público para
establecer su existencia e individualización, como es el caso de los vehículos
de motor, las aeronaves y los buques. No es suficiente para aniquilar esta
presunción la existencia de un acto de venta y de un seguro a favor de quien
reclama la propiedad del vehículo, ni que este tenga la posesión pacífica del
vehículo. SCJ, 1.ª Sala, 13 de junio de 2012, núm. 20, B. J. 1219.

El adquiriente del derecho de propiedad de un vehículo de motor está


obligado a realizar el correspondiente traspaso ante la Dirección General de
Impuestos Internos para que su derecho sea oponible a terceros o, por lo
menos, registrar su contrato en el registro civil para dotarlo de fecha cierta.
Sin embargo, la falta de registro no limita, suspende ni aniquila la eficacia y
oponibilidad del contrato de compraventa entre las partes que lo suscribieron.
SCJ, 1.ª Sala, 14 de marzo de 2012, núm. 69, B. J. 1216.
Venta

El comprador de un vehículo que ha suscrito un contrato de compraventa


tiene calidad para accionar en justicia sobre los derechos que alega tener
sobre este, aun cuando no haya registrado dicho contrato en la Dirección
General de Impuestos Internos y no obstante que un segundo comprador haya
inscrito una oposición a traspaso de la matricula. El contrato de compraventa
constituye un título válido que le otorga calidad de comprador. SCJ, 1.ª Cám.,
3 de junio de 2009, núm. 9, B. J. 1183.

El hecho de que el dealer que ha comprado al importador un vehículo de


motor no le haya pagado a este el precio de venta no le impide que pueda
venderlo a un tercero y este último, en consecuencia, pueda reclamar del
importador la entrega de la matrícula correspondiente. La venta entre el
importador y el dealer tuvo el carácter de una venta ordinaria de bien mueble,
que se perfeccionó al fijarse la cosa y el precio, tal y como lo establece el
artículo 1583 del Código Civil, al no existir ninguna cláusula contractual que
haya condicionado el traspaso de la propiedad del vehículo al pago del
precio. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 55, B. J. 1232.
Vicios ocultos

El comprador de un vehículo de motor puede renunciar en el contrato de


venta a cualquier reclamación contra el vendedor por vicios ocultos, según lo
permite el artículo 1643 del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de
2012, núm. 37, B. J. 1222.
VENTA DE BIENES MUEBLES
Entrega

Conforme a los artículos 1604 y 1606 del Código Civil, la obligación de


entrega comprende, en esencia, el traspaso material de la tenencia de una
cosa. La forma de entrega dependerá en gran parte de la naturaleza de la cosa,
ya sea que se trate de bienes muebles o inmuebles. En el caso de bienes
muebles, la entrega solo puede ser realizada mediante la traslación de la cosa.
SCJ, 1.ª Cám., 9 de marzo de 2011, núm. 10, B. J. 1204.
Formación y prueba

El contrato de compraventa es consensual: basta con que las partes se pongan


de acuerdo en cosa y precio para que sea válido, sin necesidad de sujetarse a
ninguna formalidad o solemnidad específica para su formación. Para
demostrar su existencia en materia comercial, el artículo 109 del Código de
Comercio de la República Dominicana establece el principio de libertad de
pruebas. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, números 2 y 4, B. J. 1237.
Obligación de seguridad

En la venta existe una obligación de seguridad autónoma, independiente de la


garantía de vicios ocultos. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3,
B. J. 1232.
Venta condicional

Para que una venta condicional de muebles se rija por la Ley 483 de 1964,
tanto en su forma como en su competencia, es necesario que el vendedor
haya registrado el contrato de la manera que prevé dicha ley, así como que
haya pagado los impuestos correspondientes. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de
2012, núm. 104, B. J. 1215.

En la venta condicional de muebles, el único efecto que produce el


incumplimiento del comprador es la resolución del contrato sin necesidad de
intervención judicial ni procedimiento alguno, no así la reivindicación del
bien objeto de dicha convención, para la cual el vendedor debe cumplir el
procedimiento de incautación trazado en la Ley 483 de 1964 sobre la Venta
Condicional de Muebles. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 15, B. J.
1221.

Es nula la incautación del vehículo de motor hecha por el vendedor sin


proveerse del correspondiente auto dictado por el juez de paz competente que
le autorice a incautar el bien, conforme lo exige el artículo 11 de la Ley 483
de 1964. SCJ, 1.ª Sala, 1 de agosto de 2012, núm. 15, B. J. 1221.

La única sanción a la obligación del vendedor de registrar el acto de venta


condicional de muebles es una multa, conforme al artículo 3 de la Ley 463 de
1964. SCJ, 1.ª Cám., 9 de abril de 2008, núm. 13, B. J. 1169, pp. 160-165.

Compromete su responsabilidad el vendedor que incauta el bien vendido


condicionalmente a pesar de que el comprador ha cumplido con su obligación
de pago. SCJ, 1.ª Cám., 21 de abril de 2004, núm. 4, B. J. 1121, pp. 71-77.
No procede la aplicación de la Ley 483 de 1964 si lo convenido entre las
partes fue un contrato de préstamo con garantía prendaria y no una venta
condicional de mueble. SCJ, 1.ª Cám., 15 de abril de 2009, núm. 17, B. J.
1193.

El vendedor condicional no puede invocar frente a terceros el descargo de


responsabilidad que establece a su favor el artículo 17 de la Ley 483 de 1964,
sobre Ventas Condicionales de Muebles, por el hecho del bien vendido (en la
especie, una motocicleta), si el contrato de venta condicional no ha sido
registrado antes que haya ocurrido el accidente, lo cual implica que este no es
oponible a los terceros. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 79, B. J.
1239.
Venta cuyo precio no se ha pagado

El hecho de que el dealer que ha comprado al importador un vehículo de


motor no le haya terminado de pagar a este el precio de venta no le impide
que pueda venderlo a un tercero y este, en consecuencia, pueda reclamar del
importador la entrega de la matrícula correspondiente. La venta entre el
importador y el dealer tuvo el carácter de una venta ordinaria de bien mueble,
que se perfeccionó al fijarse la cosa y el precio, tal y como lo establece el
artículo 1583 del Código Civil, al no existir ninguna cláusula contractual que
haya condicionado el traspaso de la propiedad del vehículo al pago del
precio. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 55, B. J. 1232.
Ventas internacionales

La compraventa comercial internacional puede ser probada por una factura no


firmada por el comprador y el manifiesto de embarque correspondiente a
dicha factura. En la compraventa comercial internacional las partes utilizan
distintos medios comerciales para propiciar y agilizar las operaciones, así
como fomentar la apertura de los mercados internacionales; tanto así que la
Cámara de Comercio Internacional creó los Términos Comerciales
Internacionales (Incoterms) como un instrumento útil e importante para que
las operaciones de importación y exportación se realicen de una manera
ordenada, clara y rápida, y así permitir que comprador y vendedor acuerden
la forma de asumir sus obligaciones. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013,
núm. 2, B. J. 1235.

Las compraventas internacionales tienen características especiales por tener


las partes involucradas en el negocio jurídico su establecimiento en Estados
diferentes. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 2, B. J. 1235.
Vicios ocultos

El comprador puede renunciar en el contrato de venta a cualquier


reclamación contra el vendedor por vicios ocultos, según el artículo 1627 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 37, B. J. 1222; 1.ª
Cám., 25 de febrero de 2009, núm. 70, B. J. 1191.
VENTA DE BIENES INMUEBLES

V. también adquiriente a título oneroso y de buena fe, condominio,


contratos, nulidades de actos jurídicos, retroventa, simulación, vicios del
consentimiento.
Acto de notoriedad

Un acto de notoriedad no reúne los requisitos exigidos por los artículos 1582
y 1583 del Código Civil para la venta si en él no figuran ni el vendedor ni sus
herederos aceptando o reconociendo la venta alegada. SCJ, 3.ª Cám., 27 de
noviembre de 2002, núm. 42, B. J. 1104, pp. 770-771.
Aporte en naturaleza

El aporte en naturaleza se usa frecuentemente con el propósito de obviar


gastos de transferencias inmobiliarias, mediante el aporte por parte del
vendedor de un inmueble a favor de una sociedad y la posterior cesión de las
acciones recibidas por el aporte al comprador. SCJ, 1.ª Cám., 10 de enero de
2001, núm. 7, B. J. 1082, pp. 130-141.
Área verde

La venta de una porción del área verde de una urbanización, de dominio


público, es nula, aunque el comprador haya comprado a la vista de un
certificado de título. Aun cuando el certificado de título es un documento
oficial emitido y garantizado por el Estado dominicano, que acredita la
existencia de un derecho real e identifica a su propietario, esto es a condición
de que este haya sido expedido regular y legítimamente y no sea el producto
de violaciones a la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. Según el párrafo II
del artículo 106 de la Ley 108-05, el “dominio público es imprescriptible,
inalienable, inembargable y no procede el saneamiento sobre el mismo a
favor de ninguna persona física o moral”. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de
2013, núm. 100, B. J. 1237.
Cláusula de variación del precio

Es válida la cláusula en el contrato de venta que dispone que el precio


pactado está sujeto a aumento en la misma proporción que el aumento de la
prima del dólar respecto a la moneda nacional. SCJ, 1.ª Sala, 13 de febrero de
2013, núm. 16, B. J. 1227.
Condición suspensiva

La parte que reclama la entrega de un inmueble, cuyo cumplimiento está


sujeto a una condición suspensiva, debe probar que se ha cumplido o
realizado la condición; de lo contrario, su demanda debe ser rechazada por
extemporánea. SCJ, 1.ª Cám., 18 de mayo de 2005, núm. 8, B. J. 1134, pp.
90-98.
Condominio

La vendedora-promotora de un condominio no puede garantizar un préstamo


gravando la totalidad del condominio si ya ha vendido uno de los
apartamentos del proyecto, aunque la venta realizada no se inscriba
inmediatamente. El inmueble ya no es propiedad de la vendedora-promotora
en su totalidad. SCJ, 1.ª Cám., 24 de octubre de 2001, núm. 13, B. J. 1091,
pp. 212-222.
Copropiedad
El copropietario de un inmueble puede vender válidamente sus derechos de
propiedad sobre este sin el concurso de los demás copropietarios. SCJ, 1.ª
Cám., 21 de febrero de 2007, núm. 17, B. J. 1155, pp. 205-211.
Cuerpo cierto

Se verifica la venta de un cuerpo cierto si en un acto de venta se hace constar


la cantidad de terreno y se determinan sus límites. La venta de un cuerpo
cierto es válida aunque no se haya hecho constar la designación catastral del
inmueble. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 36, B. J. 1139, pp.
259-266.
Ejecución ante negativa del vendedor de suscribir contrato definitivo

Si el vendedor se niega a suscribir el acto definitivo de venta, pese a los


requerimientos reiterados del comprador, el tribunal puede reconocer la
existencia de la venta, así como ordenar la transferencia del inmueble en el
registro de títulos que corresponda, condicionada dicha transferencia al pago
del precio convenido entre las partes o a la inscripción a favor del vendedor
del privilegio del vendedor no pagado, todo conforme a los artículos 1583 y
1589 del Código Civil y al principio VIII de la Ley 108-05 de Registro
Inmobiliario. SCJ, 3.ª Sala, 30 de marzo de 2011, núm. 36, B. J. 1204.
Entrega

En materia inmobiliaria, la entrega de la documentación que ampara la


propiedad es parte de la entrega de la cosa vendida, aun cuando no se indique
en el contrato de promesa de compraventa. SCJ, 1.ª Sala, 21 de abril de
2010, núm. 17, B. J. 1193.

Incurre en responsabilidad el vendedor que incumple la obligación de


entregar el inmueble prometido en la fecha convenida. SCJ, 1.ª Cám., 9 de
octubre de 2002, núm. 17, B. J. 1103, pp. 158-163.

El vendedor que incumple la obligación de entregar el inmueble prometido en


la fecha convenida no puede exigir el pago del saldo del precio si este pago
está supeditado contractualmente a la entrega del inmueble. No lo libera de su
obligación el alegato de que no pudo efectuar la entrega por una falta
imputable al tribunal superior de tierras. Debe, además, daños y perjuicios al
comprador. SCJ, 1.ª Sala, 31 de octubre de 2012, núm. 92, B. J. 1223.

El vendedor no tiene la obligación de entregar al comprador la cosa ni debe


las garantías accesorias a ella si el comprador no ha pagado el precio de la
venta dentro de los plazos que se le han otorgado, conforme al artículo 1612
del Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 12 de diciembre de 2012, núm. 40, B. J.
1225.

El comprador de un inmueble no está obligado a pagar antes de recibir el


inmueble vendido. El artículo 1612 del Código Civil —según el cual “no está
obligado el vendedor a entregar la cosa si el comprador no da el precio, en el
caso de no haberle concedido aquél un plazo para el pago”—, no implica que
el pago del precio deba ser realizado primero, sino que el vendedor de la cosa
no debe entregarla si no se le ha pagado. El pago del precio y la entrega de la
cosa deben ser concomitantes si el contrato no es específico al respecto.
Admitir lo contrario rompería con el principio de la equidad que proclama el
artículo 1583 del Código Civil, al indicar que la venta es perfecta desde que
se conviene en la cosa y el precio, aunque la primera no haya sido entregada
ni pagada. SCJ, 1.ª Sala, 21 de abril de 2010, núm. 17, B. J. 1193.

El vendedor no está obligado a entregar el inmueble vendido si el comprador


incumple su obligación de pagar la totalidad del precio convenido antes de la
entrega. SCJ, Salas Reunidas, 30 de octubre de 2013, núm. 16, B. J. 1235
Error en el certificado de título

El hecho de que en el certificado de título figure el nombre del vendedor con


un error material no afecta los derechos de la compradora y actual
propietaria. Se trata de un error puramente material que puede ser
enmendado. SCJ, 1.ª Cám., 21 de febrero de 2001, núm. 13, B. J. 1083, pp.
113-117.
Falta de indicación de la designación catastral en el acto de venta

La falta de designación catastral del inmueble en un acto de compraventa de


terreno registrado no es causa de nulidad de la venta si se ha verificado la
venta de un cuerpo cierto, haciéndose constar la cantidad de terreno y sus
límites. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 47, B. J. 1139, pp. 317-
323.
Formación consensual del contrato

Según el artículo 1583 del Código Civil, la venta es perfecta desde que se
conviene en la cosa y el precio, aunque la primera no haya sido entregada ni
pagada. SCJ, 1.ª Sala, 21 de abril de 2010, núm. 17, B. J. 1193.

Hay una venta perfecta si en el contrato consta con claridad la designación de


la cosa, el deseo del comprador de comprar y el del vendedor de vender, así
como el precio de venta y su forma de pago, aun cuando el encabezamiento
del contrato diga “solicitud de compra de un apartamento”. SCJ, 1.ª Cám., 28
de enero de 2004, núm. 10, B. J. 1118, pp. 99-105.

Salvo estipulación en contrario, la venta conlleva la transferencia inmediata


de la propiedad entre las partes. SCJ, 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25,
B. J. 1238.

La venta es perfecta desde el momento del acuerdo de voluntades entre el


vendedor y el comprador, independientemente del cumplimiento de una
condición de forma, como en la especie resulta ser el denominado contrato
definitivo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 11, B. J. 1157, pp. 108-
120.
Una oferta de venta aceptada vale promesa de venta y, a su vez, venta,
aunque la oferta se encuentre sujeta a la formalización de un contrato
definitivo de transferencia inmobiliaria, en el cual deben ser recogidos los
otros puntos acordados en la promesa. Siendo la venta considerada
generalmente un contrato consensual, es preciso entender que ella existe, o
sea, que es perfecta, desde el momento del acuerdo de voluntades entre el
vendedor y el comprador, independientemente del cumplimiento de una
condición de forma, como en la especie resulta ser el denominado contrato
definitivo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 11, B. J. 1157, pp. 108-
120.

La promesa sinalagmática de vender y comprar vale venta, conforme al


artículo 1589 del Código Civil. Desde el momento en que las partes han
consentido sobre la cosa y el precio, la promesa de venta vale venta y el
comprador adquiere el derecho de propiedad, aunque la cosa no haya sido
pagada ni entregada, caso en el cual el vendedor se convierte en deudor de la
entrega y el comprador en deudor del precio. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de
2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138; 2 de junio de 2004, núm. 4, B. J. 1123,
pp. 145-153; 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082, pp. 97-103.
Gastos de cierre

Los gastos de cierre no forman parte del precio de venta, salvo si se ha


estipulado expresamente lo contrario. El vendedor no puede negarse a
entregar el inmueble vendido al comprador alegando que este no ha pagado
los gastos de cierre. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 36, B. J.
1139, pp. 259-266.
Garantía

El artículo 1626 del Código Civil exige al vendedor garantizar al comprador


de la evicción que pueda experimentar en el todo o parte del objeto vendido o
de las cargas que existan sobre él que no hayan sido declaradas al momento
de la venta. SCJ, 1.ª Sala, 15 de febrero de 2012, núm. 82, B. J. 1215.
El vendedor debe garantía respecto de cualquier derecho legalmente
transmitido, sea antes o después del saneamiento y aun si no se ha hecho
valer en el saneamiento, siempre y cuando el inmueble permanezca aún en el
patrimonio del vendedor y no haya sido transferido a terceros adquirientes de
buena fe y a título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 21 de marzo de 2012, núm. 43, B.
J. 1216.

La obligación de garantía por el riesgo de la evicción tiene un carácter


perpetuo respecto de los eventuales hechos personales del vendedor, siendo
indiferente que la perturbación consista en un acto material o en un acto
jurídico. En la especie, el vendedor, no obstante conocer que el inmueble
objeto de la venta era un bien de familia, vendió el inmueble al comprador y
luego persiguió y obtuvo la nulidad de la venta, por lo que tuvo que restituir
el precio pagado y sus accesorios al comprador. SCJ, 1.ª Cám., 6 de octubre
de 2004, núm. 1, B. J. 1127, pp. 163-174.

No hay lugar a la garantía si el comprador compra conociendo la existencia


de la hipoteca sobre el inmueble que aduce como constituyente de la
perturbación. SCJ, 1.ª Cám., 17 de diciembre de 2008, núm. 37, B. J. 1189,
pp. 387-395.

Los sucesores del vendedor deben la misma garantía que su causante. SCJ, 3.ª
Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 14, B. J. 1170, pp. 389-398.
Lesión

No hay lugar a la lesión en la venta de inmuebles registrados. SCJ, 1.ª Cám.,


6 de octubre de 2004, núm. 1, B. J. 1127, pp. 163-174.

Según el artículo 1676 del Código Civil, la demanda en rescisión por lesión
de la venta de un inmueble debe interponerse dentro de los dos años de la
fecha de la venta. SCJ, 1.ª Cám., 5 de agosto de 2009, núm. 19, B. J. 1185.

El tribunal apoderado de una demanda en rescisión de contrato de


compraventa por lesión no puede fundamentar su decisión en un peritaje que
ha utilizado una tabla de construcciones de un año distinto a aquel en que se
realizó la venta. SCJ, Salas Reunidas, 26 de mayo de 2010, núm. 12, B. J.
1194.
Nulidad

Un esposo tiene calidad para pedir la nulidad de un contrato de venta en el


que su esposa figura como compradora, actuando por sí y en representación
de su esposo, sin poder expreso de este. Los efectos jurídicos producidos por
el vínculo obligacional que se formó entre las partes a raíz del contrato de
venta afectan directamente al esposo, ya que este figuró a través de su
representante como comprador. SCJ, 1.ª Sala, 11 de julio de 2012, núm. 20,
B. J. 1220.

Un tercero no tiene calidad para ejercer una acción en nulidad contra un


contrato de venta de inmueble del cual no fue parte. SCJ, 3.ª Cám., 22 de
abril de 2009, núm. 45, B. J. 1181.

Un inquilino no tiene calidad para demandar la nulidad de un acto de venta


cuyo objeto fue el inmueble alquilado si no fue parte en dicho contrato ni
tiene derechos de propiedad sobre el inmueble objeto del litigio. SCJ, 3.ª
Sala, 28 de noviembre de 2012, núm. 66, B. J. 1224
Nulidad de la venta de la cosa de otro

La venta de la cosa de otro es nula. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de


2014, núm. 7, B. J. 1239; Cámaras Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm. 1,
B. J. 1120, pp. 3-14; 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 16, B. J. 1228; 3.ª
Cám., 18 de agosto de 2004, núm. 26, B. J. 1125, pp. 640-650; 9 de octubre
de 2002, núm. 11, B. J. 1103, pp. 860-866.

Una persona, sin ser propietaria, no puede vender lo que no le pertenece, en


aplicación al artículo 1599 del Código Civil. El tercer adquiriente de buena fe
quien compra de una persona con un poder falso solo tiene derecho a
perseguir contra su vendedor la reparación de los daños y perjuicios
correspondientes y no la restitución del derecho de propiedad a su favor. No
puede en forma alguna validarse la venta de la cosa de otro. SCJ, 3.ª Sala, 3
de julio de 2013, núm. 23, B. J. 1232.

Aunque el certificado de título debe ser un documento que se baste a sí


mismo, que tiene la protección del Estado y que la persona que adquiere el
inmueble a la vista de ese documento, libre de anotaciones y gravámenes,
debe ser considerada como un tercer adquiriente de buena fe, ello supone
siempre que el certificado de título que le es mostrado es legítimo y no el
resultado de maniobras para despojar a un copropietario de la parte que le
corresponde en el inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 20 de julio de 2005, núm. 29, B.
J. 1136, pp. 1283-1294.

La venta de una porción del área verde de una urbanización, de dominio


público, es nula, aunque el comprador haya comprado a la vista de un
certificado de título. Aun cuando el certificado de título es un documento
oficial emitido y garantizado por el Estado dominicano, que acredita la
existencia de un derecho real e identifica a su propietario, esto es a condición
de que haya sido expedido regular y legítimamente y no sea el producto de
violaciones a la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. Según el párrafo II del
artículo 106 de la Ley 108-05, el “dominio público es imprescriptible,
inalienable, inembargable y no procede del saneamiento sobre el mismo a
favor de ninguna persona física o moral”. SCJ, 3.ª Sala, 27 de diciembre de
2013, núm. 100, B. J. 1237.
La venta de la cosa de otro es nula. En la especie, el propietario originario del
inmueble vendió el mismo inmueble dos veces, la segunda vez a un familiar,
después de que se negara a entregar el título al primer comprador. SCJ, 3.ª
Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 16, B. J. 1228.

Si el comprador de un inmueble ha actuado de buena fe y a título oneroso, la


compra debe mantenerse aun cuando el certificado de título del vendedor fue
producto de una maniobra fraudulenta, ya que la compra se hizo a la persona
que ostentaba la calidad de propietario, según constaba en el certificado de
título sobre el inmueble, certificado que es oponible a todo el mundo. La
actuación de buena fe tiende a ser protegida en materia inmobiliaria. La sola
presentación del certificado de título constituye el instrumento demostrativo
de derechos en materia de inmuebles registrados. SCJ, 3.ª Sala, 21 de
diciembre de 2012, núm. 30, B. J. 1225.

No basta con probar la irregularidad del título del vendedor para anular el
traspaso hecho a favor del comprador de un inmueble registrado, sino que es
necesario probar la mala fe del adquiriente. SCJ, 3.ª Sala, 11 de septiembre
de 2013, núm. 41, B. J. 1234; 26 de marzo de 2013, núm. 75, B. J. 1228; 28
de marzo de 2012, núm. 57, B. J. 1216.

No basta con que el vendedor tenga mala fe para admitir la nulidad de un


acto, sino que es preciso probar tanto la mala fe del vendedor como la del
comprador. Quien impugne la venta debe probar que el comprador tenía
conocimiento de los vicios del acto o que había actuado de mala fe. SCJ, 3.ª
Sala, 4 de diciembre de 2013, núm. 13, B. J. 1237.

Los hechos fraudulentos y errores del vendedor no pueden imputarse ni


ponerse a cargo del comprador. SCJ, 3.ª Cám., 12 de enero de 2011, núm. 2,
B. J. 1202.
Nulidad de la venta con precio irrisorio

El contrato de venta que estipula un precio irrisorio es nulo por traducirse en


una falta de precio, elemento sustancial del contrato de venta. SCJ, 1.ª Cám.,
12 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1148, pp. 27-39.
Obligación de construir infraestructura

Incurre en responsabilidad la vendedora de un terreno dentro de un proyecto


que no construye la infraestructura que se obligó a construir. SCJ, 1.ª Sala, 6
de marzo de 2013, núm. 2, B. J. 1228.
Obligación de transcribir o inscribir la venta

En materia de terrenos no registrados, el dueño no es el primero que compra,


sino el que, después de comprar, transcribe primero su venta. En materia de
terrenos registrados, el dueño no es el primero que compra, sino el que,
después de comprar, registra primero su venta en el registro de título
correspondiente. SCJ, 3.ª Cám., 30 de noviembre de 2005, núm. 41, B. J.
1140, pp. 1877-1887.
Obligación de seguridad

En la venta existe una obligación de seguridad autónoma, independiente de la


garantía de vicios ocultos. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio de 2013, núm. 3,
B. J. 1232.
Oferta de venta

La oferta de venta vale venta cuando el destinatario de la oferta ha


manifestado su aceptación. SCJ, 1.ª Cám., 2 de junio de 2004, núm. 4, B. J.
1123, pp. 145-153.

Una oferta de venta aceptada vale promesa de venta y, a su vez, venta,


aunque la oferta se encuentre sujeta a la formalización de un contrato
definitivo de transferencia inmobiliaria, en el cual deben ser recogidos los
otros puntos acordados en la promesa. Siendo la venta considerada
generalmente un contrato consensual, es preciso entender que ella existe, o
sea, que es perfecta, desde el momento del acuerdo de voluntades entre el
vendedor y el comprador, independientemente del cumplimiento de una
condición de forma, como en la especie resulta ser el denominado contrato
definitivo. SCJ, 1.ª Cám., 25 de abril de 2007, núm. 11, B. J. 1157, pp. 108-
120.

La oferta de venta o policitación crea una obligación a cargo del oferente de


mantener la oferta durante el plazo que se haya fijado para la aceptación o, a
falta de estipulación respecto del plazo, durante un plazo razonable. SCJ, 1.ª
Cám., 2 de junio de 2004, núm. 4, B. J. 1123, pp. 145-153.
Plazo para la transferencia del inmueble comprado

Es irrelevante que haya transcurrido más de veinte años sin que los
compradores soliciten la transferencia del inmueble comprado si el inmueble
está aún a nombre del vendedor o de sus sucesores. Los sucesores del
vendedor deben la misma garantía que su causante. SCJ, 3.ª Cám., 14 de
mayo de 2008, núm. 14, B. J. 1170, pp. 389-398.
Poder

Un poder general de administración no vale para otorgar una venta o promesa


de venta sobre un inmueble registrado. El poder debe ser especial y expreso
conforme lo disponía el artículo 203 de la antigua Ley de Registro de Tierras.
SCJ, 3.ª Cám., 29 de agosto de 2001, núm 33, B. J. 1089, pp. 929-936.

Para disponer de los bienes de otro es necesario tener un poder especial y


expreso; no bastan las simples inferencias. SCJ, 3.ª Cám., 1 de junio de 2005,
núm. 1, B. J. 1135, pp. 969-977; 12 de junio de 2002, núm. 8, B. J. 1099, pp.
777-786; 29 de agosto de 2001, núm. 33, B. J. 1089, pp. 929-936.

Para una sociedad disponer de una propiedad que le pertenece debe hacerse
representar por una persona física provista de un poder debidamente
legalizado. SCJ, Salas Reunidas, 19 de febrero de 2014, núm. 7, B. J. 1239.
Prescripción

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, conforme al artículo 2262 del Código Civil. SCJ, 3.ª Sala, 4
de diciembre de 2013, núm. 8, B. J. 1237; 3.ª Cám., 22 de febrero de 2006,
núm. 21, B. J. 1143, pp. 1582-1589; 12 de octubre de 2005, núm. 11, B. J.
1139, pp. 1529-1536; 28 de abril de 2004, núm. 13, B. J. 1121, pp. 577-587;
15 de agosto de 2001, núm. 14, B. J. 1089, pp. 782-797.

La acción para impugnar un acto de venta de terrenos registrados prescribe a


los veinte años, aunque quienes invoquen la nulidad sean herederos
supuestamente excluidos de la sucesión que hizo la venta. SCJ, 3.ª Sala, 27
de abril de 2012, núm. 66, B. J. 1217.

El plazo de prescripción de veinte años para demandar en nulidad un acto de


venta inscrito en el registro de títulos empieza a correr a partir de la fecha en
que ha sido sometido a registro. SCJ, 3.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 32,
B. J. 1240; 25 de octubre de 2013, núm. 54, B. J. 1235.

El punto de partida para accionar contra un acto de venta por una de las
partes contratantes se inicia a partir del momento de su suscripción. SCJ, 3.ª
Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229; 16 de mayo de 2012, núm.
26, B. J. 1218.

La inscripción de un acto de venta en el registro de títulos no está sujeta a


plazo alguno. No se aplica en este caso el plazo de más larga prescripción
establecido en el artículo 2262 del Código Civil. La falta de inscripción solo
constituye un riesgo para el comprador, quien no podrá hacer valer dicho acto
frente a terceros. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de junio de 2009, núm. 7, B. J.
1183.

Aunque el artículo 2262 del Código Civil, establece que “todas las acciones,
tanto reales como personales, se prescriben por veinte años...”, una demanda
en ejecución de un contrato o acto traslativo de propiedad nunca prescribe
ante la jurisdicción inmobiliaria, toda vez que el vendedor debe garantía al
comprador y esta no perime, siempre y cuando el inmueble permanezca aún
en el patrimonio del vendedor y no haya sido transferido a terceros
adquirientes de buena fe y a título oneroso. SCJ, 3.ª Sala, 21 de marzo de
2012, núm. 43, B. J. 1216.

Es irrelevante que hayan transcurrido más de veinte años sin que los
compradores soliciten la transferencia del inmueble comprado si el inmueble
está aún a nombre del vendedor o de sus sucesores. Los sucesores del
vendedor deben la misma garantía que su causante. SCJ, 3.ª Cám., 14 de
mayo de 2008, núm. 14, B. J. 1170, pp. 389-398.

La acción en nulidad por vicios del consentimiento contra un contrato de


venta de terrenos prescribe a los cinco años, conforme al artículo 1304 del
Código Civil. SCJ, 3.ª Cám., 12 de octubre de 2005, núm. 11, B. J. 1139, pp.
1529-1536; 15 de septiembre de 2004, núm. 19, B. J. 1126, pp. 790-800; 24
de marzo de 2004, núm. 25, B. J. 1120, pp. 928-934.

El plazo de prescripción de cinco años establecido en el artículo 1304 del


Código Civil solo se aplica a las acciones en nulidad o de rescisión de las
convenciones afectadas por un vicio de consentimiento. SCJ, Salas Reunidas,
1 de mayo de 2013, núm. 3, B. J. 1230; 1.ª Cám., 27 de octubre de 2004,
núm. 16, B. J. 1127, pp. 151-160; 3.ª Sala, 22 de enero de 2014, núm. 25, B.
J. 1238; 4 de septiembre de 2013, números 7 y 8, B. J. 1234; 24 de julio de
2013, núm. 61, B. J. 1232.
Promesa de venta

La promesa sinalagmática de vender y comprar vale venta, conforme al


artículo 1589 del Código Civil. Desde el momento en que las partes han
consentido sobre la cosa y el precio, la promesa de venta vale venta y el
comprador adquiere el derecho de propiedad, aunque la cosa no haya sido
pagada ni entregada, caso en el cual el vendedor se convierte en deudor de la
entrega y el comprador en deudor del precio. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de
2006, núm. 7, B. J. 1147, pp. 122-138; 2 de junio de 2004, núm. 4, B. J. 1123,
pp. 145-153; 10 de enero de 2001, núm. 1, B. J. 1082, pp. 97-103.

Cuando una parte ofrece comprar y la otra parte promete vender se produce
una promesa sinalagmática de vender y comprar, lo que vale venta, conforme
al artículo 1589 del Código Civil. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm.
7, B. J. 1147, pp. 122-138

La promesa de venta vale venta si el vendedor que se ha reservado el derecho


de no vender dentro de un determinado plazo deja vencer dicho plazo sin
ejercer su derecho. SCJ, 1.ª Cám., 14 de junio de 2006, núm. 7, B. J. 1147,
pp. 122-138.

Constituye una desproporción que transgrede el principio de igualdad de las


partes y el orden público exigir al comprador que entregue el precio de venta
y saldo total sin verificar la contraprestación del promitente vendedor y sin
celebrar contrato de venta definitivo, puesto que carece de sentido que en un
contrato de promesa de venta se obligue al comprador a pagar hasta el último
centavo sin ningún tipo de garantía de la celebración del contrato de venta
definitivo y sin tener a mano el título que ampara la propiedad. Cualquier
convención que tienda a dejar en tal nivel de desamparo a un comprador u
optante a compra y dejar en el limbo las obligaciones recíprocas del
promitente vendedor constituye una estipulación excesiva e injusta que
contraviene el artículo 1135 del Código Civil. SCJ, Salas Reunidas, 3 de julio
de 2013, núm. 1, B. J. 1232; 1.ª Sala, 8 de diciembre de 2010, núm. 17, B. J.
1201.

La promesa de venta de un inmueble en la zona colonial estipulado bajo la


condición resolutoria de la obtención de un permiso de remodelación en
determinado plazo queda resuelta si no se obtiene el permiso. SCJ, 1.ª Sala,
12 de febrero de 2014, núm. 27, B. J. 1239.
Registro

En materia de terrenos no registrados, el dueño no es el primero que compra,


sino el que, después de comprar, transcribe primero su venta. En materia de
terrenos registrados, el dueño no es el primero que compra, sino el que,
después de comprar, registra primero su venta en el registro de título
correspondiente. SCJ, 3.ª Cám., 30 de noviembre de 2005, núm. 41, B. J.
1140, pp. 1877-1887.

El contrato de venta que no ha sido registrado en el registro de títulos no es


nulo: tiene efecto entre las partes, pero no respecto de los terceros. SCJ, 3.ª
Cám., 30 de enero de 2008, núm. 49, B. J. 1166, pp. 519-524.

El hecho de que un contrato de venta no esté registrado ante la oficina de


registro de títulos correspondiente no aniquila ni suspende su eficacia entre
las partes; las obligaciones en él convenidas subsisten a cargo de las partes.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de octubre de 2012, núm. 47, B. J. 1223.

Mientras el inmueble permanezca en el patrimonio del vendedor, ni este ni


sus herederos pueden oponer al comprador el hecho de que no haya sometido
el acto de venta al registro. SCJ, 3.ª Cám.,13 de febrero de 2002, núm. 14, B.
J. 1095, pp. 642-652.

La inscripción de un acto de venta en el registro de títulos correspondiente no


está sujeta a plazo alguno. No se aplica en este caso el plazo de más larga
prescripción establecido en el artículo 2262 del Código Civil. La falta de
inscripción solo constituye un riesgo para el comprador, quien no podrá hacer
valer dicho acto frente a terceros. SCJ, Cámaras Reunidas, 10 de junio de
2009, núm. 7, B. J. 1183.
Requisitos de forma del acto de venta

Las formalidades previstas en los artículos 186 y 189 de la Ley de Registro


de Tierras son exigidas para el registro de la venta en el registro de títulos, lo
que no implica que una parte provista de un acto de disposición, por el que
avale tener derechos sobre un inmueble, no pueda someterlo como medio
probatorio de sus pretensiones ante los jueces de tierras en los casos de litis.
SCJ, 3.ª Sala, 24 de mayo de 2013, núm. 42, B. J. 1230.

El tribunal no puede rechazar la transferencia de derechos registrados con el


argumento de que los actos de venta sometidos a ese fin no reúnen los
requisitos de forma establecidos por el artículo 189 de la antigua Ley 1542 de
Registro de Tierras, al no contener la designación catastral de las parcelas de
forma clara sin lugar a equívocos, ni hacer mención del certificado de título
que acreditaba el derecho de propiedad del vendedor, puesto que si bien es
cierto que los referidos actos de venta fueron depositados en fotocopias,
adoleciendo de ligeras omisiones, y que el señalado artículo 189 establece un
conjunto de formalidades que, además de las comunes, deben contener los
actos o contratos traslativos de derechos registrados, esto no impide que
cuando un juez está apoderado de una litis en la que se persigue la ejecución
de ventas sobre derechos registrados, dicho juez, en virtud del amplio y
soberano poder de apreciación de que está investido en esta materia, aplique
las disposiciones del Código Civil, sobre todo las contenidas en el artículo
1347 del referido código que establecen el valor del principio de prueba por
escrito. En ese orden, es obligación del tribunal, para tomar su decisión,
evaluar de manera armónica las demás pruebas que podían constituir
elementos complementarios demostrativos de una venta. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
julio de 2012, núm. 4, B. J. 1220.
Los requisitos establecidos por el artículo 189 de la antigua Ley 1542 de
1947 de Registro de Tierras para la redacción de los actos que deben
someterse al registro de títulos no están establecidos a pena de nulidad del
acto. La falta de designación catastral del inmueble en un acto de
compraventa de terreno registrado no es causa de nulidad de la venta si se ha
verificado la venta de un cuerpo cierto, haciéndose constar la cantidad de
terreno y sus límites. SCJ, 1.ª Cám., 26 de octubre de 2005, núm. 47, B. J.
1139, pp. 317-323.
Las disposiciones del artículo 189 de la antigua Ley 1542 de Registro de
Tierras no impide que los jueces del fondo, al conocer de una litis que
persigue la ejecución de una venta sobre derechos registrados, puedan
ordenar que se deposite el original de un acto de venta depositado en
fotocopia o que el notario que instrumentó el acto presente el protocolo
donde figura dicho acto. SCJ, 3.ª Cám., 7 de julio de 2004, núm. 5, B. J.
1224, pp. 630-640.

Los elementos que deben ser tomados en consideración para determinar la


existencia de un contrato de venta es su contenido, en el cual se debe
manifestar la voluntad de los contratantes, en especial, la designación de la
cosa a vender, el precio de la venta y la forma de pago. Desnaturaliza la
realidad de un contrato de venta la corte que desconoce la fuerza probatoria
del acto que se le deposita, argumentando que dicha venta “nunca fue
materializada como manda la ley”. Cuando se presenta un acto de venta con
toda la apariencia de un acto válido, es la parte que se sienta lesionada quien
debe impugnarlo y probar su carácter ficticio o espurio. SCJ, 1.ª Sala, 22 de
septiembre de 2012, núm. 44, B. J. 1222.

La declaración del notario en el sentido de que ha legalizado la firma del


vendedor estando este ausente le quita al acto de venta su fuerza probatoria,
despojándolo de la eficacia que debe tener para poder operar la transferencia
del inmueble. SCJ, 3.ª Cám., 3 de septiembre de 2003, núm. 6, B. J. 1144,
pp. 494-502.

El acto de venta debe cumplir las formalidades de especialidad relativas a la


identificación de los sujetos y objeto que conforman el negocio jurídico, es
decir, debe indicar que lo ha suscrito el propietario del inmueble y debe
identificar y describir el inmueble objeto de la venta. SCJ, 3.ª Sala, 15 de
mayo de 2013, núm. 12, B. J. 1230.
Rescisión de pleno derecho

Es válida la cláusula de rescisión de pleno derecho en un contrato de venta


que permite que la vendedora desista de la venta, con la consecuente
obligación de su parte de rembolsar al comprador la parte del precio de venta
que ha recibido más una indemnización pactada en el contrato. En este caso,
no hay necesidad de que la vendedora solicite la resolución judicial del
contrato. SCJ, 1.ª Sala, 5 de marzo de 2014, núm. 7, B. J. 1240.

Según el artículo 1656 del Código Civil, cuando en una venta se estipula que
el contrato se rescindirá de pleno derecho si el comprador no paga el precio
en el plazo convenido, el comprador puede, no obstante la existencia de dicha
cláusula, pagar válidamente al vendedor si este no lo ha puesto en mora de
pagar. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 15, B. J. 1106, pp. 116-125.

Si el vendedor ha puesto al comprador en mora de pagar, existiendo una


cláusula de rescisión de pleno derecho, el juez no puede otorgar al comprador
un plazo de gracia. SCJ, 1.ª Cám., 29 de enero de 2003, núm. 15, B. J. 1106,
pp. 116-125.
Resolución

La condición resolutoria establecida en el artículo 1184 del Código Civil se


sobreentiende en el contrato de compraventa. SCJ, 1.ª Cám., 31 de octubre
de 2001, núm. 15, B. J. 1091, pp. 238-246.

En los contratos sinalagmáticos la condición resolutoria queda implícita para


el supuesto de que una de las partes no cumpla su compromiso. Cuando un
contrato sinalagmático es resuelto por inejecución de una de las partes de sus
obligaciones, las cosas deben ser remitidas al mismo estado como si las
obligaciones nacidas del contrato no hubieran jamás existido. Así, cuando el
tribunal ordena la resolución de la venta por no haber pagado el comprador la
totalidad del precio, el tribunal debe ordenar también el reembolso al
comprador de la parte del precio pagado, aunque esto no haya sido
demandado. SCJ, 1.ª Cám., 26 de marzo de 2008, núm. 13, B. J. 1168, pp.
204-213; 24 de marzo de 2004, núm. 10, B. J. 1120, pp. 146-158.

Nada impide que ante el incumplimiento del comprador el vendedor pueda


dejar sin efecto el contrato de venta a su riesgo y aventura, lo cual el tribunal
puede validar, en caso de contestación, comprobando la justa causa de la
terminación. SCJ, 3.ª Sala, 29 de mayo de 2013, núm. 63, B. J. 1230.
Separación

Independientemente de que el contrato haya sido denominado como de


“separación”, los jueces pueden inferir de su contenido que se trata de un
contrato de venta que reúne las características enumeradas por el artículo
1108 del Código Civil y en el cual las partes asumieron obligaciones
recíprocas e interdependientes. SCJ, 1.ª Sala, 2 de mayo de 2012, núm. 12, B.
J. 1218.
Sucesión

Los causahabientes del vendedor fallecido son sus continuadores jurídicos.


Les son oponibles, por tanto, todas las obligaciones que en vida asumiera el
de cujus. SCJ, 3.ª Sala, 27 de abril de 2012, núm. 59, B. J. 1217; 13 de
febrero de 2002, núm. 14, B. J. 1095, pp. 642-652.

Los sucesores del vendedor deben la misma garantía que su causante. SCJ, 3.ª
Cám., 14 de mayo de 2008, núm. 14, B. J. 1170, pp. 389-398.

No se puede vender la sucesión de una persona viva, aun con su


consentimiento, conforme al artículo 1600 del Código Civil. SCJ, Cámaras
Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm. 1, B. J. 1120, pp. 3-14.
Suspensión o retención de pago

Según el artículo 1653 del Código Civil, el comprador puede suspender el


pago del precio si es perturbado o tiene justo motivo para temer que lo será
por una acción hipotecaria o reivindicación. SCJ, 1.ª Cám., 17 de noviembre
de 2004, núm. 11, B. J. 1128, pp. 203-210.

Es un derecho legítimo del comprador, al ser privado del ejercicio de sus


derechos como propietario o si es perturbado, o tiene motivos justos para
temer que lo será, por cualquier acción originada en actos del vendedor, el de
suspender el pago del precio hasta que el vendedor haga desaparecer la
perturbación que le impide entrar en posesión, goce y disfrute de la propiedad
objeto del contrato, tal como lo establece el artículo 1653 del Código Civil.
SCJ, 3.ª Cám., 11 de julio de 2007, núm. 10, B. J. 1160, pp. 877-887.

La existencia de hipotecas ocultas sobre el inmueble vendido constituye por


sí sola una perturbación para el comprador y una amenaza latente de
ejecución forzosa, situación en la cual el comprador tiene el derecho de
subordinar el pago a la presentación de la radiación de las inscripciones
hipotecarias. SCJ, 1.ª Cám., 17 de noviembre de 2004, núm. 11, B. J. 1128,
pp. 203-210.

El comprador puede suspender el pago del precio de venta, en virtud del


artículo 1653 del Código Civil, si se percata, después de suscrita la venta, que
parte de los terrenos comprados se encuentran en posesión de terceros. SCJ,
1.ª Sala, 20 de julio de 2011, núm. 18, B. J. 1208.

El comprador de un apartamento tiene derecho a retener el pago del precio si


el vendedor ha hipotecado el apartamento y realizado construcciones ilegales
en el condominio donde se encuentra. SCJ, 1.ª Cám., 24 de octubre de 2001,
núm. 11, B. J. 1091, pp. 212-222.

El comprador de un penthouse tiene derecho a suspender el pago del precio


de venta si el vendedor no ha cumplido su obligación de construir y entregar
dicho inmueble en la fecha convenida. SCJ, 1.ª Cám., 22 de octubre de 2008,
núm. 58, B. J. 1187.
El comprador de un apartamento tiene derecho a retener el pago del precio si
el vendedor, después de vender el apartamento libre de gravámenes, contrae
unilateralmente un préstamo cuantioso y grava con hipoteca el inmueble
vendido. SCJ, Cámaras Reunidas, núm. 3, B. J. 1119, pp. 15-28.

El comprador de una propiedad tiene derecho a retener el pago del precio de


venta si el vendedor no ha cumplido con su obligación de desocupar el
inmueble vendido. No está obligado a hacer una oferta real de pago antes de
requerir la entrega. SCJ, 1.ª Cám., 5 de marzo de 2008, núm. 4, B. J. 1168,
pp. 135-144.

El comprador de un inmueble no tiene derecho a retener el pago del precio de


venta alegando la existencia de una litis sobre derecho registrado sobre el
inmueble vendido si en el contrato se hizo constar esta situación, la cual fue
libremente aceptada por él. SCJ, 1.ª Cám., 21 de noviembre de 2007, núm. 9,
B. J. 1164, pp. 226-235.
Responsabilidad civil (falta de entrega del certificado de título)

El hecho de no haber recibido la compradora el certificado de título del


inmueble por ella adquirido puede ocasionar a esta daños morales por la
intranquilidad que representa la situación, ya que no puede ejercer los
derechos que como propietaria del inmueble le corresponden. SCJ, 1.ª Sala,
22 de febrero de 2012, núm. 172, B. J. 1215.
Venta condicional de inmueble

Se denomina venta condicional de inmueble aquella en que se conviene que


el derecho de propiedad no es adquirido por el comprador mientras no se
haya pagado la totalidad o determinada porción del precio, o cumplido alguna
condición señalada en el contrato. SCJ, 1.ª Cám., 7 de febrero de 2001, núm.
4, B. J. 1083, pp. 61-66.

Para que un contrato de venta de inmueble quede regido por la Ley 596 del
1941, sobre la Venta Condicional de Inmuebles, no es suficiente con que las
partes se acojan a las disposiciones de dicha ley, sino que es indispensable
que también se cumplan las formalidades y requisitos de publicidad que esta
establece, especialmente la inscripción del contrato en el registro de títulos.
SCJ, 3.ª Cám., 11 de julio de 2007, núm. 10, B. J. 1160, pp. 877-887.

Para que un contrato de venta de inmueble registrado quede regido por la Ley
596 de 1941, es necesario que se cumplan los requisitos de forma del artículo
189 de la Ley de Registro de Tierras. SCJ, 3.ª Cám., 25 de mayo de 2005,
núm. 38, B. J. 1133, pp. 979-992.

Un contrato de venta condicional de inmueble puede establecer como


condición de pago que el vendedor haya avanzado o terminado la instalación
de servicios básicos en la urbanización donde se encuentra el inmueble
vendido. En ese caso, aun no habiendo cumplido el vendedor con su
obligación, el comprador puede proceder al pago del precio de venta y evitar
la rescisión de la venta, conforme al artículo 17 de la Ley 596 de 1941. SCJ,
3.ª Sala, 17 de octubre de 2012, núm. 20, B. J. 1223.

Procede la acción de amparo contra el comprador condicional que, mediante


vías de hecho, ocupa y desaloja al vendedor de un inmueble sin haber pagado
el precio de venta. TC/0070/13, 26 de abril de 2013.
Venta de inmueble cuyo precio no se ha pagado

El hecho de que el comprador o propietario de un inmueble no lo haya


terminado de pagar no le impide que pueda venderlo, ya que dicho convenio
resulta perfectamente válido y surte todos sus efectos entre las partes
suscribientes. SCJ, 1.ª Sala, 7 de junio de 2013, núm. 21, B. J. 1231.
Venta de inmueble del Estado sin aprobación congresual

Es válida la venta de un inmueble a un particular consentida por el Consejo


Estatal de la Azúcar (CEA) sin la aprobación del Congreso Nacional. No
obstante el texto constitucional que dispone la necesidad de esa aprobación,
el contrato fue concertado conforme a los artículos 1583 y siguientes del
Código Civil y tiene, por tanto, eficacia jurídica entre las partes, toda vez que
la Constitución no establece que la ausencia de la aprobación del Congreso
Nacional pueda afectar su eficacia jurídica inter partes, como lo hace de
manera expresa, en cuanto a los tratados o convenciones internacionales, el
artículo 128, numeral 1, literal d de la Constitución. SCJ, 1.ª Sala, 6 de julio
de 2011, núm. 3, B. J. 1208.
Venta de inmueble de la comunidad matrimonial sin el consentimiento
del cónyuge

Es reducible la venta hecha por un esposo de un inmueble de la comunidad


matrimonial aunque el comprador sea un tercer adquirente a título oneroso y
de buena fe y en el certificado de título figure el vendedor como soltero, no
siéndolo. La venta es solo válida por el 50 %. SCJ, 3.ª Sala, 21 de diciembre
de 2012, núm. 33, B. J. 1225.
Venta entre dos sociedades representadas por la misma persona

Es válido el contrato de compraventa entre dos sociedades suscrito por una


sola persona física que ostenta la calidad de representante de ambas. SCJ, 1.ª
Cám., 12 de abril de 2006, núm. 1, B. J. 1145, pp. 27-39.
Venta verbal

Las ventas o ratificaciones de ventas verbales solo son admitidas en el


proceso de saneamiento. SCJ, Cámaras Reunidas, 3 de marzo de 2004, núm.
1, B. J. 1120, pp. 3-14.
Vicios ocultos

El comprador puede renunciar en el contrato de venta a cualquier


reclamación contra el vendedor por vicios ocultos, según el artículo 1627 del
Código Civil. SCJ, 1.ª Sala, 5 de septiembre de 2012, núm. 37, B. J. 1222; 1.ª
Cám., 25 de febrero de 2009, núm. 70, B. J. 1191.
VENTA ENTRE ESPOSOS

La venta entre esposos es nula, salvo las excepciones previstas en el artículo


1595 del Código Civil.
Se trata de una nulidad relativa en cuanto a que puede ser salvada por la
confirmación realizada por las partes luego de la disolución del matrimonio,
pero también se considera como una nulidad absoluta, debido a que puede ser
solicitada por todos los interesados, no solo por el esposo vendedor, sus
herederos y acreedores, sino incluso por el propio esposo comprador y sus
causahabientes, es decir, por todos aquellos que tengan un interés en hacer
anular el acto prohibido. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm. 70, B. J.
1239.

La prohibición de venta entre esposos establecida en el artículo 1595 del


Código Civil afecta a todo hombre y mujer unidos en matrimonio,
independientemente del régimen patrimonial elegido, sea el régimen legal de
la comunidad de bienes o cualquiera de los regímenes convencionales
previstos en nuestra legislación, incluyendo el régimen de separación de
bienes. SCJ, 1.ª Sala, 12 de marzo de 2014, núm. 31, B. J. 1240; 26 de
febrero de 2014, núm. 70, B. J. 1239.
VERIFICACIÓN DE FIRMAS

Los jueces ante quienes se niega la veracidad de una firma pueden hacer ellos
mismos la verificación correspondiente si les pareciese necesario y posible,
sin tener que recurrir al procedimiento de verificación de escritura organizado
por el Código de Procedimiento Civil, procedimiento este que es puramente
facultativo. SCJ, 1.ª Sala, 17 de julio de 2013, núm. 86, B. J. 1232; 3.ª Sala, 6
de marzo de 2013, núm. 15, B. J. 1228; 3.ª Cám., 19 de junio de 2002, núm.
17, B. J. 1099, pp. 849-859.

Para los jueces poder hacer una verificación de firma, deben ser proveídos de
la documentación necesaria a fin de que puedan hacer las comparaciones de
lugar, pues el tribunal no puede conducirse por simples alegatos de los
abogados de las partes. SCJ, 3.ª Sala, 6 de marzo de 2013, núm. 15, B. J.
1228.

En materia inmobiliaria, los jueces de fondo pueden, después de haber


ordenado un peritaje caligráfico, proceder ellos mismos a la verificación de
escritura. Cuando los jueces proceden a realizar por sí mismos una
verificación de firma no están obligados a someterse a las formalidades
previstas para estas medidas en el Código de Procedimiento Civil, sino que
forman su convicción de acuerdo con los hechos y documentos de la litis.
SCJ, 3.ª Cám., 11 de octubre de 2006, núm. 11, B. J. 1151, pp. 1478-1486.

Cuando los jueces proceden a realizar ellos mismos una verificación de firma,
forman su convicción de acuerdo con los hechos y documentos del proceso,
tomando en cuenta como documentos de comparación las firmas que figuran
en las cédulas de identidad, así como las que aparecen en dos cartas y un
recibo firmados por quien niega la firma. SCJ, Cámaras Reunidas, 15 de
marzo de 2006, núm. 2, B. J. 1144, pp. 10-20.

Cuando los jueces proceden a realizar ellos mismos una verificación de firma,
pueden motivar su decisión expresando que existe igualdad o desigualdad o
diferencia entre la firma negada y las firmas reconocidas que les han servido
de comparación, sin tener que explicar por qué consideran iguales o
diferentes las firmas de unos y otros documentos. SCJ, Cámaras Reunidas,
15 de marzo de 2006, núm. 2, B. J. 1144, pp. 10-20.
Es interlocutoria la sentencia que ordena la verificación de la firma del
vendedor en un contrato, pese a que este no la niega, sino que alega que la
naturaleza verdadera del contrato fue la de un préstamo y no de una venta,
puesto que la decisión deja presentir que la solución del litigio depende del
resultado de la verificación. SCJ, 3.ª Cám., 8 de junio de 2005, núm. 7, B. J.
1135, pp. 1008-1015.
VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

V. también contrato, nulidades de actos jurídicos.


Apreciación de los jueces

Determinar si una convención es o no anulable por vicio de consentimiento


es una cuestión de hecho cuyas pruebas solo compete apreciar a los jueces de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 82, B. J. 1228.
Concepto

La nulidad es considerada como la sanción genérica de ineficacia o falta de


valor legal para los actos jurídicos celebrados en violación de las formas y
solemnidades establecidas por la ley, o con finalidad reprobada o con causa
ilícita. Su objetivo es evitar que de un acto irregular o viciado se deriven
consecuencias establecidas por el legislador para una actuación normal. SCJ,
1.ª Sala, 27 de junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.

Coexisten en nuestro ordenamiento jurídico dos sistemas sobre las nulidades:


en el primero, la nulidad debe estar preestablecida en un texto legal; en la
segunda, se admite la existencia de nulidades “virtuales” o “tácitas”, es decir,
nulidades que no están prestablecidas en un texto legal. En este último caso,
la nulidad del acto jurídico debe ser apreciada cuidadosamente a fin de
determinar si este es contrario a una norma imperativa. SCJ, 1.ª Sala, 27 de
junio de 2012, núm. 71, B. J. 1219.
Dolo

El dolo constituye un vicio del consentimiento que queda configurado cuando


la voluntad de la víctima es captada por las maniobras realizadas de mala fe
por su autor con la intención expresa de inducirla a error determinante sobre
el objeto o los móviles del acto jurídico. SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de 2014,
núm. 76, B. J. 1240.

El dolo constituye un hecho jurídico y en consecuencia: a) debe ser probado


por la parte que lo invoca, para lo cual tiene a su disposición todos los medios
de prueba y b) su apreciación es una cuestión de hecho que pertenece al
dominio soberano de los jueces de fondo y escapa a la censura de la
casación, salvo desnaturalización. SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm.
76, B. J. 1240.

El dolo es causa de nulidad cuando los medios puestos en práctica por uno de
los contratantes son tales que quede evidenciado que sin ellos no hubiese
contratado la otra parte. SCJ, 1.ª Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 13, B. J.
1132, pp. 273-280.

Para que el dolo vicie el consentimiento, debe haber sido el elemento


determinante que llevó a la víctima a tomar la decisión de celebrar el contrato
o de celebrarlo en las condiciones que lo hizo. SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de
2014, núm. 76, B. J. 1240.

La noción del dolo va siempre apareada con la noción del error. SCJ, 1.ª
Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 13, B. J. 1132, pp. 273-280.

La existencia de dolo o del fraude realizado con el propósito de obtener el


consentimiento de una de las partes en la realización de un contrato es una
cuestión de hecho que corresponde a la soberana apreciación de los jueces de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 26 de marzo de 2014, núm. 76, B. J. 1240.

El error y el dolo son dos vicios de consentimiento que tienen características,


consecuencias y causas distintas: el primero consiste en la equivocación
cometida por uno mismo; el segundo es un error provocado o inducido por el
cocontratante. SCJ, 1.ª Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 13, B. J. 1132, pp.
273-280.

Según el artículo 1116 del Código Civil, “el dolo no se presume; debe ser
probado”. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 14, B. J. 1227; 1.ª Cám.,
8 de mayo de 2002, núm. 1, B. J. 1098, pp. 65-72.

No queda probado el dolo por el solo hecho de que en la cotización de una


planta eléctrica hecha por una empresa se indique que la planta objeto de la
venta era silenciosa, mención que se omite en el recibo de pago emitido al día
siguiente. Las maniobras dolosas deben establecerse sobre la base de
elementos probatorios concretos. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm.
14, B. J. 1227.

Las simples afirmaciones de quien se considere víctima de dolo no son


suficientes para probarlo. SCJ, 1.ª Cám., 8 de mayo de 2002, núm. 1, B. J.
1098, pp. 65-72.

Constituye dolo el hecho de vender una planta con capacidad para generar
solo dieciséis kilovatios, haciéndole creer al comprador que compraba una de
veinte kilovatios. SCJ, 1.ª Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 13, B. J. 1132,
pp. 273-280.

Constituye dolo el hecho de hacer una afirmación contraria a la verdad en una


solicitud de seguro de salud, declarando el solicitante, al momento de
contratar, que no sufre de ningún trastorno cardiovascular, no siendo esto
cierto, puesto que padecía de una condición patológica cardíaca grave desde
mucho antes de contratar la póliza, condición que le causó la muerte. En esas
circunstancias, la compañía aseguradora no está obligada a pagar la póliza.
SCJ, 1.ª Sala, 19 de abril de 2013, núm. 81, B. J. 1229.

Constituye dolo el hecho del comprador aprovecharse de la enfermedad del


vendedor, quien acababa de sufrir la amputación de una pierna, así como de
los lazos de familiaridad que los une (sobrino-tío), para que este firmara a su
favor actos de ventas sobre cuatro solares, que, en condiciones normales, no
hubiese realizado. El comprador declaró ante el tribunal que se había
convenido la compra de uno de los solares para reembolsarle los gastos
médicos que él había pagado por su tío, pero se transfirieron cuatro. Además,
el tribunal comprobó que el vendedor seguía ocupando los inmuebles
vendidos, en uno de los cuales se encontraba su casa. SCJ, 3.ª Sala, 4 de
septiembre de 2013, núm. 27, B. J. 1234.
Error

Todo error que determine el consentimiento entraña, en principio, la


anulación del contrato. SCJ, 1.ª Cám., 30 de marzo de 2005, núm. 13, B. J.
1132, pp. 273-280.

Según la primera parte del artículo 1110 del Código Civil, “el error no es
causa de nulidad de la convención, sino cuando recae sobre la sustancia
misma de la cosa que es su objeto” La divergencia entre la cantidad de
terreno vendida de acuerdo al contrato de venta y la que ocupa el comprador
no constituye un error que recaiga sobre la sustancia misma de la cosa objeto
de la venta. SCJ, 1.ª Sala, 11 de diciembre de 2013, núm. 8, B. J. 1237.
Incapacidad

Es nula la partición amigable hecha en violación del artículo 466 del Código
Civil, que ordena que debe hacerse judicialmente toda partición en que estén
involucrados menores de edad, pese a que dicho artículo no expresa que la
sanción a su incumplimiento es la nulidad. SCJ, 1.ª Sala, 27 de junio de
2012, núm. 71, B. J. 1219.

El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.
Nulidad relativa

Son nulidades relativas aquellas que solo pueden ser demandadas por una o
algunas personas, a quienes está destinada a proteger, y pueden ser cubiertas
mediante la confirmación del acto. SCJ, 1.ª Sala, 26 de febrero de 2014, núm.
70, B. J. 1239.

La nulidad resultante del error, de la violencia o el dolo es una nulidad


relativa que solo puede ser propuesta por la parte en el contrato cuyo
consentimiento ha sido supuestamente afectado por uno de estos vicios. SCJ,
3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1, B. J. 1149, pp. 1467-1476.

El acto suscrito por un menor de edad está afectado de una nulidad relativa, la
que puede ser invocada por este dentro de los cinco años desde el día de su
mayor edad. SCJ, 3.ª Sala, 17 de abril de 2013, núm. 30, B. J. 1229.
Poder de apreciación de los jueces

Determinar si una convención es o no anulable por vicio de consentimiento


es una cuestión de hecho cuyas pruebas solo compete apreciar a los jueces de
fondo. SCJ, 1.ª Sala, 20 de marzo de 2013, núm. 82, B. J. 1228.
Violencia

El hecho de que una parte contratante esté en prisión preventiva al suscribirse


el contrato no implica obstáculo alguno capaz de haber contaminado su libre
y voluntario consentimiento. El estado de prisión preventiva puede traer
consigo, en principio, cierto componente de violencia que podría afectar
eventualmente el consentimiento; sin embargo, el arresto provisional no
acarrea privación de los derechos civiles y no puede conformar aisladamente,
sin otros elementos que la caractericen, un estado de violencia capaz de viciar
el consentimiento contractual. SCJ, 1.ª Cám., 18 de enero de 2006, núm.11,
B. J. 1142, pp. 121-129.

Quien demanda la nulidad de un acto por violencia y alega que la violencia


continuó luego de la celebración del contrato debe probar el momento en que
la violencia ha cesado. SCJ, 3.ª Cám., 2 de agosto de 2006, núm. 1, B. J.
1149, pp. 1467-1476.

El ejercicio de las vías de derecho normales no puede constituir la violación


moral que vicie un contrato. SCJ, 3.ª Cám., 25 de julio de 2007, B. J. 1160,
pp. 1103.
VICIOS OCULTOS

V. responsabilidad civil por el hecho de los productos defectuosos.


Vehículos de motor, venta de bienes muebles, venta de bienes inmuebles.
VIOLACIÓN AL DERECHO DE DEFENSA

V. derecho de defensa.
VIOLENCIA

V. nulidades de actos jurídicos, vicios del consentimiento.


VIVIENDA FAMILIAR

V. comunidad legal de bienes.

Y
Y/O

El uso de la expresión “y/o” para enunciar las calidades en la sentencia no


identifica a la parte condenada sino que crea una obligación judicial
alternativa, opcional, sin justificación y violatoria a la formalidad esencial
prevista en el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil, que exige que
la designación de las partes debe hacerse de manera que no deje duda sobre
sus identidades. SCJ, 1.ª Sala, 6 de febrero de 2013, núm. 3, B. J. 1227; 24 de
agosto de 2011, núm. 27, B. J. 1209; 1.ª Cám., 1 de agosto de 2001, núm. 2,
B. J. 1089, pp. 40-47; 30 de mayo de 2001, núm. 12, B. J. 1086, pp. 158-164.

Los jueces del fondo apoderados de la demanda pueden determinar,


ejerciendo correctamente sus facultades soberanas en la apreciación de las
pruebas, el alcance de las obligaciones contenidas en los documentos que
figuran emitidos a nombre de varias personas separadas por las conjunciones
y/o. En la especie, la corte valoró que la obligación de pago recaía
conjuntamente sobre todas las personas indicadas. SCJ, 1.ª Sala, 31 de
octubre de 2012, núm. 91, B. J. 1223.

Z
ZONA FRONTERIZA

El derecho a la libertad de empresa no impide tratamientos especiales a las


inversiones localizadas en la zona fronteriza. TC/0267/13, 19 de diciembre de
2013; TC/0184/14, 15 de agosto de 2014; SCJ, Pleno, 2 de marzo de 2005,
núm. 2, pp. 7-18.
ZONA MARÍTIMA

Según la Ley 305 de 1968, la zona marítima es considerada de dominio


público y, por tanto, no procede su registro a favor de ninguna persona física
o moral. SCJ, 3.ª Sala, 22 de agosto de 2012, núm. 58, B. J. 1221.

La zona marítima no está sujeta a saneamiento ni es necesario emitir sobre


ella certificado de título alguno, conforme al artículo 106, párrafos I y II, de
la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario. La zona marítima es imprescriptible,
inalienable e inembargable. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012, núm. 12,
B. J. 1224.

Se presume que quien compra una parcela de terreno frente a la costa conoce
de la existencia de la zona marítima. SCJ, 3.ª Sala, 9 de noviembre de 2012,
núm. 12, B. J. 1224.

El propietario cuya parcela frente a la costa colinda con la zona marítima no


puede pretender desalojar a un ocupante de dicha zona, ya que la zona
marítima es de dominio público y no le pertenece. SCJ, 3.ª Sala, 9 de
noviembre de 2012, núm. 12, B. J. 1224.

[1] En las últimas décadas, el lenguaje judicial dominicano se ha alejado bastante del
modelo tradicional francés, caracterizado por su concisión cartesiana. Las decisiones de nuestras altas
cortes contienen muchas veces consideraciones que, no obstante ser secundarias o superfluas, merecen
atención porque revelan, de antemano, su sentir sobre temas de importancia.

[2] Es reprochable hoy en día la práctica arrastrada de tiempos pasados, cuando la SCJ no se
había dividido aún en cámaras o salas, de hacer citas jurisprudenciales con solo el número y la página
del Boletín Judicial, pues con esos datos es imposible usar la vía más expedita de búsqueda, que es la
digital, además de que son contados los abogados que tienen acceso a la colección física de boletines
judiciales de la SCJ, cuya impresión, vale agregar, fue descontinuada a fines de 2009.
[3] La alta frecuencia de citas espurias en los escritos forenses delata la deslealtad procesal y
profesional que caracteriza el ejercicio de la abogacía en la República Dominicana.
[4] Es preciso destacar la importancia que tiene la fecha de la sentencia en el análisis de su
contenido, puesto que permite determinar rápidamente si la decisión proviene de jueces actuales o de
jueces ya sustituidos, así como apreciar las posibles circunstancias históricas que pudieron influir en
ella. Por esta razón, aun en las citas de las sentencias del TC, figuran las fechas exactas de su emisión.

[5] SCJ, 1.ª Sala, 20 de noviembre de 2013, núm. 35, B. J. 1236; 24 de


julio de 2013, núm. 120, B. J. 1232; 3 de mayo de 2013, núm. 11, B. J. 1230;
22 de febrero de 2012, números 156 y 159, B. J. 1215; 1.ª Cám., 7 de octubre
de 2009, núm. 3, B. J. 1187; 20 de agosto de 2008, núm. 14, B. J. 1173, pp.
266-273; 17 de octubre de 2001, núm. 9, B. J. 1091, pp. 187-194; 3.ª Sala, 28
de diciembre de 2012, núm. 54, B. J. 1225.
[6] TC/0094/13, 4 de junio de 2013. A este respecto, Manuel Ubaldo Gómez hijo,
autor del primer repertorio dominicano de jurisprudencia, Repertorio Alfabético de la Jurisprudencia
Dominicana (1903-1933) (Editorial Tiempo, Santo Domingo, 1987, p. 6), ha explicado: “La Suprema
Corte misma, en ocasiones, ha caído en contradicción por olvido de sus propias sentencias, ya que al
expresar una opinión contraria a la que anteriormente había sostenido, lo ha hecho, la mayor parte de
las veces, sin exponer los motivos de su cambio de rumbo, con lo cual ha demostrado que ese cambio
ha sido por inadvertencia suya”.
[7] Esto así porque no consta en el texto de su sentencia el hecho de que el criterio
jurisprudencial expresado contradice una posición anterior o constituye la reafirmación de un
precedente antiguo que había sido anteriormente superado.

También podría gustarte