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Estudio Económico de las asociaciones cannábicas, desarrollo y perspectivas (2019-2020)

Desde nuestras oficinas, en Gestoría Teruel SL hemos sido testigos durante años de la
evolución de este tipo de entidades, las asociaciones cannábicas. Tanta era la demanda e
incertidumbre en este sector que decidimos dedicar una parte de nuestros recursos a
investigar específicamente esta actividad, hasta ahora posible únicamente en forma de
asociación sin ánimo de lucro.

Pese a varios intentos de regulación, todos fallidos hasta el momento, estas entidades siguen
enfrentándose a una barrera legal que les impide gestionar su actividad con normalidad. Por
ello, a través de varias consultas tributarias decidimos ofrecerles toda la seguridad posible, al
menos en el ámbito en el que somos expertos, el económico. No todas las asociaciones
cannábicas han querido adaptarse a nuestra propuesta por temas ideológicos ya que el trato
que reciben como tales impide que puedan llevar sus cuentas de una forma similar a cualquier
otra entidad sin ánimo de lucro.

La figura de la asociación no lucrativa es importante para entender cómo se desarrolla la


actividad dentro de estos centros. Significa principalmente que, aunque son creadas por un
grupo reducido de personas, la junta directiva, éstos no pueden lucrarse de dicha actividad
más allá del salario que tengan para desarrollar las funciones que tienen asignadas como
presidente, secretario, tesorero, etc. Por ello, con este punto dejamos claro a todos nuestros
clientes, que una asociación puede ser un medio de vida, con un salario de mercado para sus
creadores pero nunca un negocio lucrativo en el que obtener beneficios más allá del propio
salario.

Profundizando en el sector, y para ponernos más en situación, diremos que el 70% de estos
‘clubs privados’ son pequeñas entidades, cuyos ingresos sirven única y exclusivamente para la
supervivencia de las mismas, con una facturación media de aproximadamente 200.000 euros,
aunque haya otras entidades que ronden los 2.000.000 euros por su tamaño o situación
geográfica.

Dentro de nuestra especialidad, nos corresponde hablar de tres grandes campos, todos ellos
especialmente desarrollados y perfeccionados año tras año para llevar a cabo la actividad
mencionada dentro de la legalidad. Dichos campos son la fiscalidad, el ámbito laboral y la
contabilidad. Vamos a intentar profundizar un poco más en cada uno de ellos para entender
cómo funcionan.

Fiscalidad;
Durante los últimos años hemos visto varios puntos de vista acerca de la fiscalidad de este tipo
de entidades. Llegó un punto en que la incertidumbre era tal que decidimos hacer varias
consultas tributarias en nombre de una selección de nuestros clientes más representativos
dentro del sector para asegurarnos de que sus miembros tenían la máxima estabilidad jurídica,
al menos dentro del ámbito económico. Se trata de consultas particulares hechas
directamente a las dependencias Regionales de Gestión Tributaria en nombre de todos ellos
para obtener un criterio oficial de hacienda. Dicho criterio no puede ser generalizado ya que
no es vinculante para aquellas entidades que no hayan hecho dicha consulta pero sí que marca
unas líneas muy específicas de cómo llevar a cabo su fiscalidad y nos servirían, en caso de
discrepancia con la administración, para justificar la total legalidad y transparencia, así como el
comportamiento económico de la entidad.

El criterio seguido es el de cualquier entidad sin ánimo de lucro pero sujeto a las
peculiaridades de las asociaciones cannábicas. Digo esto porque en este caso no se ha
conseguido todavía que estas entidades sean de utilidad pública según se describe en la ley
49/2002 de 23 de diciembre (BOE). Por ello, no podemos considerar que estén exentas en su
totalidad de las actividades que desarrollan ni que se beneficien de los incentivos fiscales para
este tipo de entidades.

Así pues, las asociaciones cannábicas, al menos des del criterio de la administración, deben
tributar parcialmente tanto en IVA como en Impuesto de Sociedades.

Normalmente las asociaciones sin ánimo de lucro tienen las cuotas de sus asociados exentas
de tributación en los dos impuestos mencionados anteriormente siempre que sus objetivos no
comerciales se definan en sus estatutos y el servicio sea equitativo entre todos sus socios. Sin
embargo, estas entidades tienen, y cito textualmente a la administración, ciertas actividades
‘cuya finalidad es la satisfacción del interés particular o individual del miembro receptor del
servicio’. Es decir, cada asociado tiene unas necesidades de consumo distintas y por lo tanto
aporta una cantidad distinta para cubrirlas.

Podemos diferenciar entonces, dos tipos de actividad distintas en este ámbito; las destinadas a
ofrecer un mismo servicio informativo, de participación en la entidad y de ejercer el derecho a
la participación y al consumo particular a través de la asociación, lo que llamamos cuotas de
mantenimiento o de membresía, y las destinadas al consumo particular según las necesidades
de cada usuario.

Las primeras no tributarán ni en IVA ni en Impuesto de Sociedades. Las segundas, que


representan aproximadamente el 85% de los ingresos de las mismas, lo harán con un 21% de
IVA y un 25% de Impuesto de sociedades. Así pues, debemos tener especial cuidado en la
distinción de las mismas, entrando en todos los detalles y particularidades que implica esta
actividad, ya de por sí, más arriesgada que la de cualquier otro tipo de asociación debido a lo
que implica legalmente el producto ‘comercializado’. A modo ilustrativo diremos que
aproximadamente un 90% de las asociaciones que gestionamos han decidido aplicar este
criterio, pese a que el pago de los impuestos, sobretodo del IVA, es sustancialmente más alto
que al de cualquier otro tipo de sociedad o actividad debido a los motivos que explicaremos
más adelante.

Sólo en IVA, las asociaciones ingresan aproximadamente un 15% de sus ingresos. Una media
de 40.000 euros anuales, aunque en algunos casos puede llegar hasta los 250.000 euros
anuales, dependiendo del tamaño de la entidad. Otras cifras importantes en cuanto a la
fiscalidad se refiere, son los IRPF salariales y los IRPF derivados de los alquileres, en la mayoría
de los casos muy altos y con un gran coste de mantenimiento.
Ámbito laboral;
La situación laboral de este tipo de entidades también es algo compleja principalmente por las
normas y los riesgos laborales que implica para sus trabajadores. Por ello, desde Gestoría
Teruel siempre recomendamos tener actualizada la protección de dichos riesgos con alguno de
nuestros proveedores especializados.

Además, algunas de estas entidades utilizan un método de trabajo poco habitual y desde
nuestro punto de vista un tanto conflictivo, el voluntariado. Cabe decir que un voluntario no es
un trabajador, no puede cobrar y tampoco cotiza en la Seguridad Social. Cualquier asociación
que sea llevada de forma totalmente desinteresada por parte de sus miembros y dónde estos
no cobren nada por parte de la misma, podrían estar encuadrados dentro de este sistema de
autogestión ‘comunal’ pero siempre siguiendo al pie de la letra estos requisitos. Sin embargo,
pocos son los casos dónde puede aplicarse este sistema.

La mejor forma de llevar a cabo esta actividad es mediante un sistema de trabajo tradicional,
salarios de mercado y cotizaciones a la seguridad social. El coste en seguridad social es
importante, como en cualquier otro tipo de negocio. Podríamos decir que supone
aproximadamente un 34% del salario bruto de cada trabajador pero da una seguridad y
estabilidad a los mismos que no es posible de cualquier otro modo.

Los salarios son la parte más costosa de la mayoría de asociaciones. Un salario medio de un
trabajador en una asociación supone unos 1.200 euros brutos mensuales, con el consecuente
coste en seguridad social, 400 euros aproximadamente. Teniendo en cuenta que una
asociación pequeña tiene una media de dos trabajadores y medio, y una asociación mediana
de unos siete trabajadores, el coste mensual de las cotizaciones sociales es uno de los
principales costes de mantenimiento de estas entidades. Ingresando una media de entre
30.000 y 100.000 euros anuales al estado en concepto de Seguridad Social, dependiendo del
tamaño de la las asociaciones de la muestra.

Cabe decir, en este ámbito, que las asociaciones tienen como principales trabajadores a sus
miembros de la junta directiva, con sus particularidades según la Comunidad Autónoma en las
que estén ubicadas, sobretodo en un inicio. Estos sí que son habitualmente voluntarios cuando
la actividad no es lo suficientemente grande como para asumir salarios y dado que en este tipo
de entidades incluso los promotores de las mismas cotizan en régimen general, puesto que por
su forma jurídica ellos no son propietarios de las mismas, simplemente cargos al servicio de
dichas entidades. No obstante, alcanzado cierto tamaño, la inmensa mayoría de ellas asumen
dichos costes y establecen un salario de mercado acorde con las actividades y
responsabilidades de cada empleado, incluso los mismos miembros de la junta directiva.
Contabilidad;
Este puede parecer un aspecto poco importante pero en realidad en la contabilidad es dónde
se reflejan todas las peculiaridades descritas anteriormente y sin ir más lejos, dónde vemos
claramente la acusada represión que sufren muchos de nuestros clientes debido a la
inestabilidad legal y la falta de regulación de sus actividades.

La afectación de esta inestabilidad se plasma claramente por ejemplo en la deducibilidad de


ciertos costes que, con mucha frecuencia, las asociaciones no nos dan para contabilizar como
puede ser alquileres de local dónde se encuentra su cultivo colectivo, traspasos de material y
existencias entre asociaciones, gastos en fertilizantes, luz, agua, y un largo etcétera que no son
declarados por miedo a la localización, puede que no fundamentada pero perfectamente
lógica, de sus principales fuentes producción.

La falta de dichos apuntes hace que sea muy difícil llevar a cabo una contabilidad estricta y que
en muchos casos este tipo de asociaciones se vea duramente discriminada para poder llevar a
cabo sus actividades como cualquier otra asociación normal, suponiendo un coste
extraordinario en impuestos y tasas así como induciendo a unos balances a veces poco
representativos de la realidad.

Conclusión e impacto económico de la regulación estatal en el sector;


Cada vez más, las asociaciones optan por la seguridad económica que implica la declaración de
impuestos, seguros sociales y tienden a la legalización total de sus actividades. Los ingresos
que actualmente percibe, tanto hacienda como la Seguridad Social superan ya a los de muchos
otros sectores minoritarios y la tendencia es al alza.

Sin embargo, la falta de regulación del sector hace que sea muy difícil subsistir a estas
entidades. Esto puede provocar que muchas asociaciones cannábicas decidan no pagar dichos
impuestos, no contratar correctamente a sus trabajadores y ocultar ciertos gastos recurrentes
que de otro modo, con una regulación como la que se viene aplicando en otros países, tanto
de la UE como de fuera de la misma, contribuiría a eliminar una economía sumergida muy
potente, como ha pasado recientemente en California por ejemplo. El crecimiento de este
mercado es inevitable pero depende únicamente de la regulación que se haga de forma
segura.

Para hacer una estimación objetiva de las implicaciones de tal regulación nos hemos basado en
un informe anual actualizado al ejercicio 2019 por el Observatorio Europeo de las Drogas y
Toxicomanías (EMCDDA)traducido y publicado por la Delegación del Gobierno de España y el
Instituto Nacional de estadística (INE) respectivamente . Podemos tener acceso al informe
completo en el siguiente enlace;

http://www.emcdda.europa.eu/system/files/publications/11353/spain-cdr-2019.pdf

Según este informe oficial, un 18,3% de la población de entre 15 y 64 años ha consumido


cannabis durante el año 2019. La muestra poblacional por lo tanto para este estudio es
30.700.225 personas en nuestro país. Esto supondría un total de 5.618.141 consumidores.
No obstante, para ser todo lo objetivos y prudentes que podamos, consideraremos que sólo el
4,5% de la población es consumidora habitual de este producto. Dicho porcentaje podría ser
mucho mayor si consideramos la afluencia de consumidores ocasionales y diarios que, como
hemos podido comprobar en nuestros estudios en los centros, acuden a las asociaciones
cannábicas para cubrir sus necesidades.

Teniendo en cuenta también que el consumo medio es de 100 euros mensuales por miembro,
implicaría un consumo mensual de 138 millones de euros mensuales (138.151.012 euros), lo
que elevado al ejercicio completo supone más de 1.657 millones de euros (1.657.812.144
euros).

Siguiendo entonces la aplicación del criterio de la administración, por el cual dichas entidades
deben tributar por IVA (21%) e Impuesto de Sociedades, hablamos de unos ingresos
recurrentes de casi 350 millones de euros sólo en concepto de IVA sin tener en cuenta el
13,8% de la población restante, considerados consumidores ocasionales, cuyo consumo medio
se estima en 13,33 euros mensuales (lo que aportaría un incremento a dichas cifras hasta más
de los 1.800 millones de euros).

La regulación del sector además, reclama que este producto sólo pueda ser adquirido
mediante estos centros (o centros privados autorizados siguiendo el mismo modelo de negocio
que se ha implantado en otros países) de modo que permita suprimir definitivamente el
‘mercado negro’ y aflorar la mayor parte de la economía sumergida que ataca a este sector.

Dichas medidas implicarían también otros beneficios sociales como podrían ser la creación de
empleo (en la mayoría de los centros hemos observado una alta implicación para la ocupación
de personas con ciertas discapacidades) con el gasto, también recurrente, en Seguridad Social
que hemos comentado anteriormente (estimamos que unos 20 millones de euros basándonos
en las cifras de nuestro estudio, contando que cada consumidor debe estar asociado a una
entidad y que el número de asociados activos y ocasionales de cada asociación es de unos 500
miembros). En este sentido podemos estimar que la creación de puestos de trabajo
directamente relacionados con la actividad asociativa podría ser de más de 50.000, esto
implicaría porcentualmente, unos 7.200 puestos en Madrid, unos 8.100 en Cataluña y más de
2.300 en el País Vasco. Un dato que se ve incrementado exponencialmente si tenemos en
cuenta la actividad generada por las industrias derivadas de la misma (agricultura,
investigación, comercialización de derivados, uso terapéutico y un largo etcétera) en cuyo caso
llegaría fácilmente a duplicar dicha cifra en el corto plazo tal como veremos en el siguiente
punto.

Impacto económico de la legalización en otros países;


Hemos decidido tomar como ejemplo tres de las regiones más representativas dónde se ha
llevado a cabo la legalización del cannabis en los diferentes sectores. En todas ellas bajo
criterios distintos que no entraremos a valorar en este estudio, aunque sí analizaremos el
impacto macroeconómico generado en cada campo destacando en cada caso las que se han
visto más afectadas. Dichas regiones son California, Canadá e Israel.

Estado de California;
Según un estudio publicado por ICF titulado ‘The Economic Impact of Marijuana Sales in the
State of California’ se estima que la demanda anual de este producto ascendió en 2014 a
1.301.834.686 gramos al año bajo un escenario de baja demanda hasta 1.654.793.278 gramos
por año en un escenario de mayor demanda entre los residentes.

En este escenario, y teniendo en cuenta que el precio del producto puede duplicar su valor al
estipulado en el mercado no-legal, se estimaron unos ingresos anuales por ventas de entre
15.880 y 20.186 millones de dólares.

Aplicando un tipo impositivo al consumo del 7,5% (recordemos que nuestro IVA sería del 21%),
los ingresos para el estado serían de entre 1.191 y 1.514 millones de dólares. Con un tipo
impositivo del 15% duplicamos esas cantidades.

No obstante, lo realmente sorprendente de este estudio es el impacto directo, indirecto e


impacto inducido que tendría la legalización sobre otras industrias primarias, tanto en creación
de empleo como en valor añadido e incremento de la actividad industrial. La siguiente tabla
esta expresada en Billones de dólares.
Canadá;
Otro artículo publicado por Prachi Juneja, nos ilustra sobre los diferentes impactos socio-
económicos que se prevén de la legalización de cannabis en Canadá. En él nos explica cómo la
demanda de este producto se estima entre los 5 y los 8 billones de dólares por año, cifras que
antes no estaban consideradas dentro de la economía del país y ahora, al emerger este
mercado que antes era ilegal, pueden ser anotadas. El criterio de fijación de impuestos de las
autoridades canadienses se basa en la repercusión al consumidor de un dólar por gramo
consumido o un 10% del valor de venta (el mayor de ambos), lo que supondrá entre 500 y 800
millones de dólares anuales con la consecuente contratación y tributación de muchos nuevos
puestos de trabajo.

Otro punto a favor de esta media sería el impacto sobre la reducción de gasto gubernamental
dedicado a la prevención y control de este producto. La prácticamente desaparición de bandas
ahorrará al gobierno canadiense una importante inversión, tanto en control de dichos
colectivos como en costes carcelarios y posterior rehabilitación de los presos.

El efecto sobre el turismo en este caso es también un aspecto a destacar en todos aquellos
países en el que se ha producido esta legalización del cannabis. Aunque las cifras son
difícilmente estimables, el efecto del turismo de la cultura del cannábis, que permite consumir
este producto a los visitantes que en su país de origen todavía se considera ilegal, no puede
pasar desapercibido.

Finalmente, el autor nos explica también el efecto que puede llegar a tener la legalización
sobre el sector inmobiliario. Los beneficios de este sector se derivan, tanto de la creación de
nuevos negocios, alquiler y venta de locales comerciales y zonas de cultivo como del
incremento del alquiler de viviendas destinadas al del turismo creciente mencionado con
anterioridad.
Israel;
No sería prudente cerrar este estudio sin mencionar dos de los mayores campos en los que
avanza actualmente este movimiento como son la investigación (I+D) y el sector sanitario.

Israel es el ejemplo perfecto para ambos sectores. El Gobierno de este país también avanza
lentamente hacia la descriminalización de esta planta como uso recreativo, sin embargo se
caracteriza por el gran apoyo e inversión destinada a la investigación del cannabis y su
aplicación en el ámbito medicinal. Hasta ahora, más de 40 mil pacientes están registrados
para el tratamiento de diferentes dolencias, entre ellas el trastorno por estrés postraumático,
el cáncer, la epilepsia y Párkinson.

Según estimaciones del gobierno Israelí, el mercado mundial del cannabis medicinal alcanza
alrededor de 27.000 millones de dólares anuales. Siendo pioneros en este sector, el
parlamento israelí aprobó a finales de 2018 una decisión para que pueda ser efectiva la
exportación a países donde su uso esté permitido. Esta medida se espera que atraiga una
cantidad importante de inversores extranjeros que ya centralizan en este país las principales
compañías farmacéuticas tecnológicamente más avanzadas en este campo. Además,
juntamente con la apertura de la primera incubadora de Start-ups con financiación pública
destinadas al cannabis medicinal, la autoridad de innovación ha decidido invertir en ella 43
millones de dólares en los próximos cinco años. En la Bolsa de Tel Aviv, la capitalización del
mercado de las empresas dedicadas a esta industria ha alcanzado este último año inversiones
millonarias, múltiples empresas comercializan el producto y este se ha convertido en un sector
en crecimiento con grandes posibilidades de expansión.

Cada región de las analizadas ha utilizado perspectivas diferentes para enfocar la regulación y
legalización del sector del cannabis. Sin embargo, podemos concluir que todas ellas lo han
hecho con un fin común, dejar paso a una nueva tendencia social que ha adquirido mucha
fuerza en la última década y que no carece de aplicaciones positivas en el ámbito de mejora en
la calidad de vida, sin olvidar el impacto sanitario y económico al minimizar la criminalización
del sector aflorando al mercado gran parte de la economía sumergida en busca de un bien
común, ya sea atrayendo la inversión extranjera, grabando la comercialización del producto o
potenciando la creación de empleo. Es un hecho que cada vez más países se suman a este
movimiento y podemos estar frente a un cambio en este sector que dará un poco de luz y
seguridad jurídica a los usuarios, entidades y por qué no, también a la administración en
cuanto a que todas las partes podrán saber cuál es el marco de actuación a seguir en una, cada
vez mayor, actividad social que lleva años inmersa en nuestra cultura y que se ha ganado el
reconocimiento de la sociedad.

Pau Teruel Moral

Economista y socio de Gestoría Teruel SL

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